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Acervo 1.3
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Escalas de medición
Los niveles de medición, las escalas asociadas con los niveles y los estadísticos
apropiados para los niveles constituyen problemas complejos, e inclusive controvertidos. Las
dificultades surgen principalmente sobre el desacuerdo de los estadísticos que pueden utilizarse
legítimamente para los diferentes niveles de medición. La posición de Stevens y la definición de
medición citada anteriormente es una perspectiva amplia que, con relajación liberal, se sigue en
este texto. Una posición más restrictiva –pero defendible- requiere que las diferencias entre las
medidas puedan interpretarse como diferencias cuantitativas de la propiedad de la medida. Esta
perspectiva de algunos expertos, “cuantitativo” significa que una diferencia de magnitud entre dos
valores de atributo representa una diferencia cuantitativa correspondiente a los atributos.
Estrictamente hablando, esta visión excluye como medición a las escalas nominales y ordinales,
las cuales se definirán en la siguiente sección de este capítulo. Los autores de este libro
consideran que la experiencia real de medición en las ciencias del comportamiento y en la
educación justifica una posición más relajada. Nuevamente, esto no tiene una importancia
considerable, en caso de que el estudiante entienda las ideas generales presentadas.
Medición nominal
Las reglas utilizadas para asignar valores numéricos a los objetos definen el tipo de escala
y el nivel de medición. El nivel más bajo de medición es el nominal. Los números asignados a los
objetos son valores numéricos que no tienen un significado numérico; no pueden ordenarse o
sumarse. Son etiquetas, parecidas a las letras que se utilizan para nombrar conjuntos. Si a grupos
o individuos se les asigna 1, 2, 3, tales valores numéricos son simplemente nombres. Por ejemplo,
a los jugadores de beisbol y de futbol se les asignan este tipo de números; a los teléfonos también.
A los grupos se les pueden asignar las etiquetas I, II, III o A1, A2 y A3. Utilizamos medición
nominal en nuestro pensamiento y vida cotidianos. Identificamos a otros como “hombres”,
“mujeres”, “protestantes”, “australianos”, etcétera. De cualquier manera, los símbolos asignados a
objetos, o mejor dicho, a conjuntos de objetos, constituyen escalas nominales. Algunos expertos no
creen que esto sea medición, como se indicó previamente. Pero dicha exclusión de la medición
nominal no permitiría que muchos de los procedimientos de investigación en ciencias sociales
fuesen llamados medición. Puesto que se satisface la definición de medición y como los miembros
de los conjuntos etiquetados pueden contarse y compararse, parece que los procedimientos
nominales son medición.
Los requisitos de la medición nominal son simples. A todos los miembros de un conjunto se
les asigna el mismo valor numérico, y no se le asigna el mismo valor numérico a dos conjuntos. La
medición nominal –al menos en forma simple-, por ejemplo:
Destete
Temprano Tardío
Clase social
Clase media
60% (33) 40% (22)
Medición ordinal
La medición ordinal requiere que los objetos de un conjunto puedan ser ordenados por rangos
respecto a una característica o propiedad operacionalmente definida. El llamado postulado de
transitividad debe cumplirse: si a es mayor que b, y b es mayor que c, entonces a es mayor que c.
Es posible utilizar otros símbolos o palabras en sustitución de “mayor que”, por ejemplo, “menor
que”, “procede a”, “domina a”, etcétera. La mayor parte de la medición en la investigación del
comportamiento depende de este postulado. Debe ser posible efectuar las proposiciones ordinales
o de orden de rango, como lo que se acaba de utilizar. Es decir, suponga que se tiene tres objetos,
a, b, y c, donde a es mayor que b y b es mayor que c. Si es posible decir, de manera justificada,
que a es mayor que c, entonces se cumple la principal condición para la medición ordinal. Sin
embargo, hay que tener cuidado. Quizá parezca que una relación cumpla el postulado de
transitividad, aunque en realidad no sea así. Por ejemplo, ¿es posible decir siempre que a domina
a b y que b domina a c, y, por lo tanto, que a domina a c? Piense en esposo, esposa e hijo. Piense
también en las relaciones “ama”, “gusta”, “es amistoso con”, o “acepta”. En tales casos, el
investigador debe demostrar la transitividad. El procedimiento puede generalizarse de tres formas.
Primero, cualquier número de objetos de cualquier tipo puede medirse de forma ordinaria
simplemente por medio de extensiones de a, b, c,…, n. (Aun cuando dos objetos algunas veces
sean iguales, es posible realizar una medición ordinal.) Simplemente es necesario afirmar que a >
b > c >…>n, respecto de alguna propiedad.
La tercera extensión se logra utilizando criterios distintos a “mayor que”. “Menor que” es la
primera que se piensa. “Procede a”, “está por encima de”, y “es superior a” son criterios útiles. De
hecho, es posible sustituir símbolos por otros que no sean “>” o “<”. Uno de ellos puede ser, “O”,
que puede utilizarse para significar cualquier operación, como las que se acaban de nombrar,
donde se cumple el criterio de transitividad: a O b puede significar “a precede a b” o “a está
subordinada a b”, y a O b O c puede significar “a es superior a b, b es superior a c, y a es superior
a c”.
Los valores numéricos asignados a los objetos ordenados se llaman valores de rango. Sea
R igual al conjunto de objetos ordenados: R = {a>b>…>n}. Sea R* igual al conjunto de valores de
rango: R* se asignan a los objetos de R de la siguiente manera: al objeto más grande se le asigna
1, al siguiente en tamaño 2, y así sucesivamente, hasta el objeto más pequeño, el cual se le asigna
el último valor numérico de las series particulares. Si se utiliza este procedimiento, los valores del
rango asignados aparecen en orden inverso. Si, por ejemplo, existen cinco objetos, donde a es el
más grande, b el siguiente hasta e, el más pequeño, entonces:
Objetos R R*
a 1 5
b 2 4
c 3 3
d 4 2
e 5 1
Los números ordinales indican un orden de rango y nada más. Los números no indican
cantidades absolutas ni indican un orden de rango y nada más. Los números no indican cantidades
absolutas ni indican que los intervalos entre los números sean iguales. Por ejemplo, no puede
suponerse que, debido a que los valores numéricos estén igualmente espaciados, las propiedades
subyacentes que representan estén también igualmente espaciadas. Si dos participantes tienen los
rangos 8 y 5, y otros dos participantes los rangos 6 y 3, no es posible afirmar que las diferencias
entre el primero y el segundo pares sean iguales. Tampoco hay manera de saber que algún
individuo no posea la propiedad que se está midiendo. Las escalas de orden de rango no son
iguales a las escalas de intervalo ni tampoco tienen puntos con cero absoluto.
Medición de intervalo.
a b c d e
1 2 3 4 5
Tal como mencionó Comrey (1976) es mucho más difícil para las ciencias sociales y
naturales. Los datos recolectados en las ciencias sociales y del comportamiento no están tan bien
definidos como los datos de la temperatura. Lo que las ciencias sociales y del comportamiento
intentan hacer es obtener mediciones que tengan una distribución normal (curva de campana). Si e
instrumento de medición puede hacer esto, entonces se considera bueno desde el punto de vista
de la medición (escalación). La conversión de estas mediciones a puntuaciones estándar o Z,
resulta en unidades que pueden considerarse cuantitativamente iguales. Los métodos de
escalación que utilizan la curva normal para obtener mediciones en la escala de intervalo pueden,
cuando mucho, considerarse aproximaciones con precisión desconocida.
Medición de razón
Uno de los principales problemas en las ciencias sociales y del comportamiento es que la
operación de suma no puede definirse (Comrey, 1950). Además, no existe sustitutos satisfactorios
reales para el operador de suma en las ciencias sociales y del comportamiento que permita al
investigador obtener una escala de medición de razón. Hubo algunos procedimientos de
escalación que fueron complejos y parcialmente exitosos, pero, en general, los datos con los que
trabajan los científicos sociales y del comportamiento no son siquiera aproximadamente cercanos a
datos de una escala de razón.
Las características básicas de los cuatro tipos de medición y sus escalas acompañantes ya
se han analizado. ¿Qué tipo de escalas se utilizan en la investigación educativa y del
comportamiento? Se utilizan principalmente la nominal y la ordinal, aunque existe una alta
posibilidad de que muchas escalas y pruebas utilizadas en la medición de psicología educativa se
aproximen a la medición de intervalo lo suficientemente para propósitos prácticos.
Primero considere la medición nominal. Cuando los objetos se dividen en dos, tres o más
categorías con base en la pertenencia a un grupo – sexo, identificación étnica, casado-soltero,
protestante-católico-judío, etcétera – la medición es nominal. Cuando las variables continuas se
convierten en atributos, como cuando los objetos se dividen en alto-bajo y viejo-joven, se obtiene lo
que puede llamarse medición cuasi-nominal: aunque sujetos de, por lo menos, un orden de rango,
los valores son, en efecto, colapsados a 1 y 0.
Resulta instructivo estudiar las operaciones numéricas que son, en un sentido estricto,
legítimas con cada tipo de medición. En la medición nominal se permite, por supuesto, el conteo
del número de casos en cada categoría y subcategoría. Los estadísticos de frecuencia, como los
porcentajes de X2 y ciertos coeficientes de correlación (coeficiente de contingencia) pueden
utilizarse. Esto suena poco; pero en realidad es bastante. Un buen principio de debe recordarse es
éste: si no es posible utilizar cualquier otro método, casi siempre es posible realizar una partición
cruzada con los participantes.
Por ejemplo:
Acatamiento 20 11
No acatamiento 11 20
31 31
La falta de un cero real en las escalas ordinales no es tan seria como la falta de intervalos
iguales. Aun sin un cero real, pueden añadirse distancias dentro de la escala, siempre y cuando
tales distancias sean iguales (empíricamente).
Bibliografía:
Kerlinger, Fred N. y Lee Howard (2001) Investigación del Comportamiento. México: McGrawHill