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Crack (droga)

droga creada a partir de clorhidrato de


cocaína y bicarbonato sódico

Crack o piedra.
El crack es una droga ilegal utilizada
comúnmente con fines recreativos, creada
a partir de la combinación de clorhidrato
de cocaína y bicarbonato sódico.

Al contrario que la cocaína, se consume


fumándose en pequeños tubos de vidrio y
tiene un efecto inmediato, pues empieza a
actuar en aproximadamente 10 segundos.
Además de estar considerada como la
forma de cocaína más adictiva, es la
droga que más fácilmente puede provocar
adicción psicológica,[1] incluso en aquellos
usuarios que la consuman por primera
vez. Sus efectos iniciales son más rápidos
e intensos incluso que otras drogas
inyectadas y estos se caracterizan por un
breve estado de euforia, placer o aumento
de la energía, aunque también estimula el
sistema nervioso y circulatorio.[2][3] Sin
embargo, el crack es mucho más dañino
que la cocaína y tiene unos graves efectos
adversos potencialmente mortales,
especialmente cardiovasculares,[3]
psicológicos, hepáticos[4] y pulmonares.[5]

Los orígenes del crack se encuentran en


barrios pobres de grandes ciudades de
Estados Unidos a mediados de la década
de 1980, que tras una epidemia de esta
droga en ese país,[6] fue saltando al resto
del mundo; está incluida en la Lista I de la
Convención Única sobre Estupefacientes
de 1961, por lo que su producción,
comercialización, consumo o posesión
son ilegales en casi todos los países del
mundo.[7]

Denominaciones
El término «crack» es una onomatopeya
que sugiere el ruido que hacen las piedras
de esta droga al calentarse por la
evaporación de la cocaína en base que
contienen, al liberarse de la mezcla con el
bicarbonato de sodio. También recibe
nombres vulgares por parte de los
usuarios de esta droga, como
«guacamayo», «rocas», «chulas», «pops»,
«piedras», «rirris», «niñas», «duras»,
«merca», «hielos», «rock&roll», «rockstars»,
«chespi» o «chifle»,«chirulón», «pirula
sucia»,«chichiflín», entre otros; a veces
erróneamente se le confunde con la pasta
básica de cocaína, llamada también
«pasta», «paco» o «pitillo», que es la costra
que queda en la olla donde preparan la
cocaína y está compuesto por los
alcaloides de la planta sin refinar ni
purificar.

Elaboración y propiedades
físicas
Primer plano del proceso de cocción para la creación
de crack

En sus formas más puras, las piedras de


crack aparecen en forma de pepitas
blanquecinas con bordes irregulares, con
una densidad ligeramente superior a la
cera de velas y semejantes a las de un
plástico duro pero quebradizo (en forma
cristalina).[8] El crack puede utilizarse
como anestésico local, al poder dormir la
boca o la lengua si se coloca
directamente, aunque dependiendo de su
nivel de pureza puede llegar a deshacerse
cuando está cerca de una fuente de calor,
ya que su punto de sublimación es de
unos 90º C.[1]

La cocaína en forma de crack se vende en


las calles adulterada con sustancias que
imitan su apariencia, con el fin de
aumentar su volumen y por tanto el
beneficio económico por su venta ilegal.
En América del Norte está extensamente
documentado el uso de adulterantes
tóxicos, especialmente el levamisol.[9][10]

El crack se compra frecuentemente en


forma de roca, aunque tampoco es raro
que algunos consumidores la fabriquen
con cocaína en polvo.[8] Este proceso se
realiza con bicarbonato de sodio y agua.
Una vez mezclado en una parte de cocaína
en forma de clorhidrato y dos partes de
bicarbonato, se calienta y el bicarbonato
reacciona con la cocaína en polvo,
formándose pasta de cocaína y ácido
carbónico. El calor acelera la conversión
del ácido carbónico en dióxido de carbono
y agua y el CO2 evita que la reacción
vuelva a formar clorhidrato de cocaína,
quedando los alcaloides en el bicarbonato
de sodio, que no se evapora, y cuya
función es la de aumentar el tamaño y la
manejabilidad de la sustancia. El crack
pasa a estado gaseoso a los 90º C,
mientras que el punto de fusión del
clorhidrato de cocaína es de unos 190º
C.[1] Esta diferencia en la temperatura
permite que el crack se pueda fumar,
mientras que el clorhidrato de cocaína no;
igualmente el crack permite al fumarse
una rápida absorción en el torrente
sanguíneo que llega al cerebro a los 8
segundos. Aunque también puede
inyectarse con los mismos efectos que la
cocaína, el crack no puede disolverse en
agua, por ellos los consumidores deben
disolverlo en una solución ácida (zumo de
limón, vinagre) para revertir la conversión
cocaína-crack.[1]
Consumo y efectos

Mujer consumiendo crack, 2005.

Dado que es fumado, el crack ingresa


rápidamente al torrente sanguíneo,
generando en el individuo una sensación
de euforia, aumento de la energía y
disminución de la fatiga, confianza total en
uno mismo y estado de alerta, aunque
también pánico e insomnio.[11][12] Esto
también hace que el comedown sea más
repentino, causando la necesidad de
repetir la toma del mismo. Debido a la
ansiedad por mantener la sensación tope
del momento del consumo y por la
mecanización ritual de su preparación, que
contribuye a sosegar la sensación de
pánico y el delirio de persecución. Sus
efectos secundarios son similares a los de
la cocaína, solamente que el riesgo de
padecer alguna complicación es más alto,
por la vía de consumo, propensa a
producir accidentes cardio y
cerebrovasculares.[13] Su efecto a nivel
biológico es la liberación inicial de gran
cantidad de dopamina en el cerebro,
responsable de los sentimientos de
euforia.[8] El cenit de sus efectos se
produce entre los 5 y 10 minutos después
de su consumo,[11][8] aunque pasado ese
pequeño espacio de tiempo los niveles de
dopamina en el cerebro caen
bruscamente, provocando en el sujeto un
cuadro depresivo. Respecto a la cocaína
en polvo, si se administra por vía
sanguínea tiene un tiempo de respuesta
similar a cuándo se fuma en forma de
crack, produciendo unos niveles de euforia
también similares.[8]

Desde la década de 1980, el crack se fuma


en pipa de vidrio, con ceniza de cigarro
sobre una lata con orificios, en un gotero
de cristal, en un cigarro como primo
(nombre que se le da al cigarro de tabaco
junto con el crack), entre otras. Otro
instrumento utilizado para consumir crack
es un tubo metálico similar a una antena
de radio (en muchos casos lo es) a la que
se le introduce una suerte de alambre y se
utiliza para fumar crack simulando una
pipa. Este método es utilizado
principalmente por adictos de muy pocos
recursos, aunque acaba resultando más
caro que la cocaína debido a la corta
duración de los efectos, además de
representar un mayor riesgo en el
desarrollo de enfermedades
pulmonares.[13]
Efectos adversos

Principales efectos fisiológicos del crack

Debido a que el crack es una droga ilícita,


los usuarios pueden consumir una droga
impura o falsa, lo que añade problemas
adicionales para su salud.
Los efectos fisiológicos a corto plazo
incluyen vasos sanguíneos constreñidos,
pupilas dilatadas y aumento de la
temperatura corporal, frecuencia cardíaca
y presión arterial. Algunos consumidores
también desarrollan inquietud, irritabilidad
y ansiedad.[11] Las muertes relacionados
con cocaína a menudo ocurren cuando el
usuario sufre un paro cardíaco o
convulsiones seguidas de un paro
respiratorio, además en raras ocasiones
se han dado casos de muerte súbita
momentos después de la primera
dosis.[11]
Al igual que con otras formas de cocaína,
fumar crack aumenta la presión cardíaca y
la presión arterial, lo que puede generar
problemas cardiovasculares a largo
plazo.[3] Algunas investigaciones apuntan
a que fumar crack o pasta de cocaína
entraña riesgos adicionales para la salud
en comparación a cuando se consume
cocaína en forma de clorhidrato (el más
habitual). Muchos de estos problemas se
relacionan con la liberación de
metilecgonina al fumarse la cocaína, que
afecta a corazón, pulmones e hígado.[4][5]
La presencia de adulterantes en la droga
para aumentar su peso y volumen provoca
que en ocasiones se encuentren
sustancias altamente tóxicas que añaden
un factor de riesgo extra para la salud del
consumidor. Algunos de los adulterantes
más habituales detectados en la cocaína
incluyen leche en polvo, azúcares, almidón,
cafeína, lidocaína, benzocaína,
paracetamol, anfetamina, escopolamina y
estricnina.[14]

Como se ha dicho anteriormente, fumar


crack provoca efectos dañinos adicionales
al consumo de cocaína por otras vías. Los
usuarios de crack tienden a fumarlo
debido a que posee una biodisponibilidad
más alta que otras rutas de administración
habituales. Existe el riesgo de sufrir
sobredosis, dado que cada lote de crack
contiene una pureza distinta, por lo tanto
un usuario habituado a consumir grandes
cantidades de crack de baja pureza podría
sufrir una sobredosis si consumiese un
lote de alta pureza; la sobredosis puede
desencadenar fallos cardíacos y pérdida
del conocimiento.[11]

Pulmón de crack

En los usuarios de crack se han reportado


síndromes respiratorios agudos o
neumonías, con síntomas que incluyen
fiebre, tos con sangre y dificultades graves
para respirar, lo que en las publicaciones
estadounidenses se ha venido a
denominar crack lung (pulmón de
crack).[15] En un estudio publicado en
diciembre de 2013, se encontró que las
personas que tenían los síntomas
descritos, a las que se realizaron
radiografías de tórax con rayos X, sufrían
una amplia gama de complicaciones
respiratorias, como edema pulmonar,
enfermedad pulmonar intersticial,
hemorragia pulmonar e infiltraciones de
eosinófilos. El estudio indicaba que los
daños alveolares en los pulmones podrían
explicarse adicionalmente por la presencia
de impurezas, la elevada temperatura de la
cocaína crack en el momento de su
consumo y la vasoconstricción local
inducida por la cocaína.[15]

Psiquiátricos

El abuso de drogas estimulantes,


particularmente anfetaminas y cocaína,
puede provocar un delirio de parasitosis
(también conocido como síndrome de
Ekbom) donde los pacientes creen que su
piel está infestada de parásitos. En el caso
particular de la cocaína, los consumidores
que toman una dosis excesiva pueden
llegar a pensar que tienen insectos que se
arrastran bajo su piel.[16] Delirios similares
también están asociados a individuos con
fiebre alta o que padezcan el síndrome de
abstinencia del alcohol, que a veces
también va acompañado de alucinaciones
visuales de insectos. Las personas que
experimentan estas alucinaciones pueden
rascarse hasta sufrir graves daños en la
piel y sangrar en abundancia, sobre todo
cuando las alucinaciones son
especialmente delirantes.[16]

La paranoia y la ansiedad se encuentran


entre los principales síntomas
psicológicos del consumo de crack. La
psicosis está particularmente ligada al
crack, ya que es mucho más probable
padecerla por esta vía (fumada) que
cuando se administra por vía nasal o
intravenosa.[17]

Adicción y tolerancia

Se puede desarrollar rápidamente


tolerancia a la cocaína y muchos adictos
han señalado que los efectos y placer
alcanzados en la primera experiencia no
han podido volver a repetirlos. Algunos
usuarios aumentan la dosis para
intensificar y prolongar los efectos
eufóricos, que con el tiempo tienden a
reducirse. Si bien puede producirse
tolerancia a los efectos, los usuarios a
dosis similares pueden volverse más
sensibles a los efectos analgésicos y
convulsivos de la droga. Esta mayor
sensibilidad podría explicar las muertes
repentinas en personas que habían
consumido dosis aparentemente bajas.[11]

En las últimas décadas se ha pensado que


la cocaína en forma de crack es la más
adictiva de todas.[1] Sin embargo, algunos
estudios señalan que empíricamente no
está demostrado que fumar cocaína
aumente las probabilidades de
dependencia; Morgan y Zimmer
argumentan que los consumidores de
cocaína son más propensos al abuso, ya
que con el tiempo tienden a buscar modos
más eficientes de ingestión.[18] Aunque el
deseo de recuperar los efectos iniciales es
lo que provoca adicción en una mayoría de
usuarios, algunos autores señalan que la
adicción al crack depende del contexto
social y del perfil psicológico de cada
usuario, al darse casos de usuarios de
crack que pueden estar días o semanas
sin consumir droga.[19] El uso del crack se
ha vinculado con la violencia, pero no se
puede asegurar que esto sea un efecto
derivado del propio consumo de la droga,
tanto como de los grupos sociales más
pobres, con un alto índice de violencia y
delincuencia en sí mismos. Algunos
especialistas han querido ver la adicción
al crack como intratable, pero otros
académicos consideran que esto se
asevera por ser una droga consumida por
gente pobre que no puede pagar un
tratamiento en centros especializados.

Historia
Véase también: Epidemia de crack

Cartel de la FDA de Estados Unidos destinado a


concienciar sobre los peligros del crack En la imagen
concienciar sobre los peligros del crack. En la imagen
se lee: «Crack. Destroza vidas»

El crack se considera una droga cuya


aparición es un fenómeno relativamente
reciente. A principios de la década de
1980, la mayor parte de la cocaína que
llegaba a los Estados Unidos por vía
marítima y que atracaba en Miami, lo
hacía a través de las Bahamas.[6]Muy
pronto se produjo un enorme excedente de
polvo de cocaína en estas islas, por lo que
el precio de la misma bajó hasta un
80 %.[6] Ante la bajada de los precios de
esta sustancia ilegal, los traficantes de
drogas tomaron la astuta decisión
empresarial de convertir el polvo de
cocaína en «crack», una forma sólida de
cocaína que se fuma y que se podía
vender a más gente en menores
cantidades. Era una sustancia barata,
sencilla de producir, lista para usar y de
cuya elaboración los traficantes obtenían
mayores beneficios.[6] Ya en 1980 fueron
apareciendo informes sobre el crack en
algunas de las principales ciudades de
Estados Unidos y el Caribe.[6]

Al principio, el crack tenía mayor pureza


que el polvo de cocaína que se vendía en
la calle (al menos, hasta que el crack pasó
a ser lo que se denominaba blow-up —una
variedad adulterada con lidocaína con la
que se aumentaba su volumen— y en el
llamado whip dope). Hacia 1984, la
cocaína tenía una pureza del 55 % y
costaba 100 dólares el gramo, mientras
que el crack se vendía por el mismo precio
con unos niveles de pureza superiores al
80 %.[6] En algunas ciudades, como Nueva
York, Houston, Los Ángeles, Detroit, y
Filadelfia, se podía obtener una dosis de
crack por tan solo dos dólares y medio.[6]
Nunca antes ningún tipo de cocaína había
estado disponible a un precio tan bajo y
con tal nivel de pureza y, lo que es más
importante desde un punto de vista
comercial, el crack producía un efecto
inmediato y sus consumidores se
convertían en adictos en muy poco
tiempo.

El crack comenzó a consumirse a gran


escala por primera vez en Los Ángeles en
1984.[6][20] Se produjo un aumento masivo
de la distribución y consumo de la droga
ese mismo año y a finales de 1986 estaba
disponible en 28 estados y en el Distrito de
Columbia, incluyendo los barrios de las
principales ciudades del país.
Descampado en el centro de Sao Paulo donde se
reúnen consumidores de crack, lugares conocidos en
Brasil como «cracolandia»

En 1986, los casos de urgencias


hospitalarias relacionadas con la cocaína
se incrementaron en un 110 %, desde los
26.200 hasta los 55.200. Entre 1984 y
1987, los incidentes relacionados con la
cocaína se cuadruplicaron en Estados
Unidos. El Estado respondió a la epidemia
con medidas disuasorias: se promulgó la
«Anti-Drug Abuse Act», una nueva ley
federal que estipulaba que cualquier
detenido por posesión de cinco gramos de
crack tendría una condena mínima sin
libertad condicional de cinco años de
cárcel; esta ley estableció una disparidad
de 1 a 100, ya que era la misma condena
que se estipulaba para detenidos por
posesión de 500 gramos de cocaína.[21] En
1987, podía encontrarse crack en el
Distrito de Columbia y en todos los
estados de los Estados Unidos,
exceptuando tan solo cuatro de ellos.[6]
Sin embargo, algunos expertos citaron la
«epidemia de crack» como un ejemplo de
pánico moral y han apuntado que el boom
producido en el uso y tráfico de la droga
ocurrió realmente después de que la
cobertura mediática de la droga la
calificara como «epidemia».[22] En 1996,
Gary Webb y sus artículos en el San Jose
Mercury News causaron una gran
polémica en Estados Unidos cuando
aseguró que las autoridades
estadounidenses habían ayudado en la
expansión de la epidemia con fines
políticos, escribió: «durante la mayor parte
de la década, dentro del anillo de droga del
área de San Francisco, se vendieron
toneladas de cocaína a bandas callejeras
como los Crips y los Bloods, que
reportaron millones de dólares en
ganancias que fueron canalizados a un
ejército guerrillero latinoamericano [la
Contra nicaragüense] dirigido por la
Agencia Central de Inteligencia de Estados
Unidos (CIA). Esto abrió la primera línea de
cooperación entre los cárteles de cocaína
de Colombia y los barrios negros de Los
Ángeles, lo que los inundó de cocaína y
ayudó a propagar la epidemia de crack en
la América urbana».[23] Aunque
encontraron el apoyo de otros autores,[20]
sus investigaciones fueron muy
contestadas y desmentidas por distintos
órganos gubernamentales.

A partir de entonces el fenómeno ha


seguido extendiéndose. La mayoría de los
consumidores de crack europeos se
encuentran en tres ciudades: Hamburgo,
Londres y París, además en otros países el
consumo de esta droga ilegal es un
problema de salud pública, como en Brasil,
considerado el mayor consumidor del
mundo,[24] con 370.000 adictos solo en las
capitales de las provincias del país en
2013[25] y estimaciones de un millón de
adictos en todo el país en 2017.[24]

Véase también
Lidocaína
Tetracaína
Implicación de la CIA en el tráfico de
drogas
Cocaína negra
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Enlaces externos
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