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ARTÍCULO
Hace un siglo Paul Ehrlich propuso que el sistema inmune está programado par evitar
la generació n de respuestas inmunes autoreactivas; le llamó a estas respuestas
autorreactivas patoló gicas “horror autotoxico” en 1906. Las observaciones sobre la
capacidad de las cabras para generar anticuerpos contra las células sanguíneas de
otras cabras pero no para sus propias células sanguíneas representó la primera
evidencia de la autotolerancia inminoló gica y le llevó a su predicció n de que la
autotolerancia está mediada principalmente por la ausencia de receptores que activen
respuesta inmune o la presencia de antiautotoxinas. Actualmente se acepta que la
tolerancia inmunoló gica está mediada por dos mecanismos (recesivo y dominante). La
tolerancia recesiva se refiere a los mecanismos intrínsecos de la célula que incluyen la
eliminació n de timocitos autorreactivos, apoptosis de células t activadas cró nicamente
en sangre periférica, o inactivació n de las mismas inducida por energía. La tolerancia
dominante es mediada por un subconjunto de células má s especializadas que actú an
para restringir la respuesta inmune patogénica (autoinmune). Aunque muchas clases
de células linfoides tienen propiedades supresivas o inmunomoduladoras, las células t
reguladoras que expresan foxp3 representan la ú nica població n que actualmente
actú a como un mediador propio de la inmunotolerancia dominante, por lo que su
trabajo es vital para el mantenimiento de la homeostasis inmunoló gica. Las células t
reguladoras suprimen la respuesta inmune por medio de mecanismos como la
secreció n de citoquinas antiinflamatorias, contacto directo con otras células y la
modulació n del estado de activació n y la presentació n de antígeno en células
presentadoras de antígenos.
Las señ ales de TCR (receptores de células t) de diferente intensidad y duració n se han
propuesto como guía para determinar la diferenciació n entre linfocitos t cd4+ y cd8+
durante la diferenciació n tímica. Ademá s, señ ales de TCR de distinta fuerza facilitan la
generació n de células t especializadas como las células natural killer CD1d- (NKT
CD1d-). Células t de acú mulo linfoide asociado a mucosas MR1, células CD8alfa-alfa y
células T CD8 H-M3.
Considerando que las interacciones TCR-ligando son esenciales para definir la
diferenciació n de células t, este tipo de interacció n también tiene un papel en la
inducció n de células t foxp3- a foxp3+. Adicional a las señ ales TCR, la coestimulació n
por señ ales CD28 tienen un rol esencial en la diferenciació n de células t reguladoras
(existe menor nú mero de ellas en ratones deficientes de CD28, CD80 y CD86). El
dominio lck de unió n de la cola citoplasmá tica de DC28 es crítico para la inducció n de
foxp3, lo que sugiere una acció n coordinada de señ ales TCR y señ ales CD28 en la
diferenciació n tímica.
Otros factores de transcripció n aparte de las señ ales TCR y la señ ales CD28 como
NFAT, NK-kB y AP-1 se ven implicados en la diferenciació n de células t reguladoras.
En concordancia con el rol propuesto de regulació n positiva de foxp3, NFAT y AP-1 se
unen al promotor de foxp3. Así mismo, una mutació n generada en la proteína
CARMA1 genera un bloqueo completo en la diferenciació n tímica de células t
reguladoras que no se puede corregir incluso con la administració n de señ ales de
supervivencia. Aú n no es claro có mo la familia NF-kB actú a para mediar la
diferenciació n de células t reguladoras, a que lugares del locus foxp3 se unen o có mo
afectan la expresió n de foxp3.