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Coaguila Pari, Angela Mercedes CUI: 20152893

CIANOTOXINAS
1. Cianobacterias

Las cianobacterias son bacterias microscópicamente pequeñas, unicelulares o


filamentosas con algunas características de las algas, como la estructura de la pared
celular, los pigmentos y la capacidad de realizar fotosíntesis oxigenada. Por esta razón,
comúnmente se denominan algas verdeazules.
Muchas cianobacterias se encuentran suspendidas en el agua, es decir, son planctónicas
(como parte del fitoplancton), otras se adhieren a las superficies o sedimentos, es decir,
son bentónicas. Las cianobacterias se caracterizan por una amplia variabilidad morfológica
(Chorus y Bartram, 1999; Sivonen y Jones, 1999). En la mayoría de los casos, sus células
están rodeadas por un estrato gelatinoso, lo que aumenta sus posibilidades de sobrevivir
incluso en condiciones ambientales adversas (Whitton, 1992).
Se encuentran especialmente en aguas superficiales, donde pueden tolerar cambios
notables de salinidad y temperatura y fotosintetizar en condiciones de baja intensidad de
luz, es decir, alta turbidez (Rai, 1990). En condiciones favorables para su crecimiento (es
decir, disponibilidad de nutrientes, temperatura, luz), las cianobacterias forman flores,
dando lugar a la acumulación de biomasa y espuma (Ressom et al., 1994). Las
cianobacterias planctónicas producen, como metabolitos secundarios, una gran variedad
de toxinas conocidas como cianotoxinas que generan cierta preocupación por la salud
humana. De hecho, las cianobacterias se han incluido entre los microorganismos
patógenos emergentes, a pesar de que no colonizan e invaden al huésped (OCDE, 2005).
2. “Floraciones de agua” o “blooms algales”

Los agrupamientos masivos de cianobacterias se denominan “floraciones de agua” o


“blooms algales” y se describen como un aumento significativamente mayor que el prome-
dio en la biomasa del fitoplancton. Ocurren generalmente a fines de verano, en períodos
de horas a días. Pueden diferenciarse en espumas flotantes en la superficie y brotes
masivos generales en toda el agua. Debido a la presencia del pigmento azul que les da
nombre, frecuentemente se observan discoloraciones azules, las cuales son evidentes
cuando las células comienzan a deteriorarse. Las floraciones pueden ser desarrolladas
por diatomeas, algas verdes, dinoflagelados y cianobacterias. Generalmente, están
relacionados con una o dos especies y se identifican por el tipo de fitoplancton dominante.
Existen numerosas especies de cianobacterias que desarrollan floraciones en ambientes
de agua dulce, salobre o marina, aunque las principales son Anabaena circinalis y
Microcystis aeruginosa, ambas potencialmente tóxicas.

Fig.1. Superficie marítima recubierta por florecimientos algales.


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3. ¿Qué tan peligrosas son las cianobacterias tóxicas?

Numerosas intoxicaciones letales a animales en todo el mundo y varios casos de


enfermedades humanas han llamado la atención de la Organización Mundial de la Salud,
el público y una comunidad científica cada vez mayor sobre las cianobacterias y sus
cianotoxinas. Gradualmente, está surgiendo una imagen más clara sobre la aparición, las
causas y las consecuencias de la proliferación de cianobacterias tóxicas en las aguas
superficiales.
A través de los siglos, se han informado incidentes aislados de desarrollos masivos de
cianobacterias, a menudo conspicuos como las llamadas floraciones de agua en la
superficie de lagos, depósitos o ríos que fluyen lentamente y, de hecho, se publicó el primer
incidente de intoxicación animal atribuido a cianobacterias tóxicas en 1878 en Nature
(Francis, 1878).
Dos factores desencadenaron una intensificación de la investigación sobre las toxinas
cianobacterianas o cianotoxinas en la década de 1980: uno fue la creciente disponibilidad
de técnicas analíticas que permitieron la aclaración estructural y la identificación de varios
grupos de cianotoxinas. El otro fue la mayor incidencia de desarrollos masivos de
cianobacterias como consecuencia de la eutrofización acelerada de muchos cuerpos de
agua en todo el mundo, lo que aumentó la preocupación por los riesgos para la salud
debido a la aparición de estas toxinas naturales en frecuencias y concentraciones no
naturales.
4. Cianotoxinas y otros compuestos cianobacterianos

Las cianotoxinas son consideradas los compuestos más tóxicos y preocupantes en las
masas de agua, tanto por su elevada distribución como por su alta toxicidad. Son
metabolitos secundarios que se generan y acumulan durante la producción de
fotopigmentos. Ante condiciones ambientales desfavorables las cianobacterias mueren y
liberan sus contenidos al medio. La naturaleza química de las toxinas puede ser muy
diversa: péptidos cíclicos, alcaloides y lipopolisacáridos, aunque normalmente se
clasifican por los efectos que producen: Toxinas Irritantes, Citotoxinas
(Cilindrospermopsina), Dermatotoxinas (Aplisiatoxina y Lyngbyatoxina), Neurotoxinas
(anatoxina-a, anatoxina-a (s) y saxitoxina) y Hepatotoxinas (microcistinas y nodularinas).
Las cianobacterias son capaces de generar dos compuestos volátiles, la geosmina y el
metilisoborneol, los cuales suelen contribuir a importantes cambios en las características
organolépticas del agua e incluso de los organismos acuáticos. Asimismo, una serie de
sustancias suelen acompañar la descomposición de las cianobacterias. Pueden ser
metabolitos producidos por ellas o productos de su degradación. Entre éstos se
encuentran: triahalometanos, benceno, tolueno, etilbenceno y xilenos.

Las cianotoxinas pueden localizarse tanto dentro de las células de cianobacterias como
disolverse en el agua, dependiendo de la naturaleza de la toxina y la etapa de crecimiento
(Chorus y Bartram, 1999; van Apeldoorn et al., 2007).
4.1. Clasificación de cianotoxinas

Las cianotoxinas pueden clasificarse en categorías que reflejan sus efectos biológicos
en los sistemas y órganos que afectan más fuertemente (Codd et al., 2005).

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En este sentido, incluyen:


• Hepatotoxinas (más de 70 variantes de microcistina, 6 variantes de nodularina
conocidas).
• Neurotoxinas (anatoxina-a, homoanatoxina-a, anatoxina a- (s), 21 variantes de
saxitoxina conocidas, conocidas también como toxinas de envenenamiento por
mariscos parlíticos).
• Citotoxinas: cilyndrospermopsina.
• Irritantes y toxinas gastrointestinales: aplisiatoxina, debromoaplisiatoxina,
lyngbyatoxina (producida por cianobacterias marinas); endotoxinas lipopolisacáridas
(LPS).
• Otras cianotoxinas cuyos efectos toxicológicos o ecotoxicológicos se conoce solo
parcialmente, como la microviridina J y la β-N-metilamino-L-alanina (BMAA).
En la actualidad no está claro cuál es la proporción de cianotoxinas conocidas versus
desconocidas.
4.1.1. Hepatotoxinas
El tipo más común de envenenamiento que involucra las cianobacterias son
causadas por hepatotoxinas, que tienen una acción más lenta y puede causar
muerte en unas pocas horas a unos pocos días.
Estas hepatotoxinas están incluidas en los géneros Microcystis, Anabaena,
Nodularia, Oscillatoria, Nostoc, Cylindrospermopsis, Planktotrix, Oscillatoria,
Radiocystis, Arthrospira y también en algunas cianobacterias picoplancton
(Meriluoto y Codd 2005). Péptido hepatotoxinas ya caracterizadas son
heptapéptidos cíclicos conocidos como microcistinas y los pentapéptidos
designados como Nodularinas. Cylindrospermopsina es un alcaloide hepatotóxico

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que también actúa sobre otros órganos, además de inhibir la síntesis de proteínas
(Froscio et al., 2001).

Fig. 2. Microcystis. Cianobacteria productora de hepatoxinas.

a) Microcistinas y Nodularinas
Las microcistinas y los NOD son péptidos cíclicos que consisten en siete (MC) o
cinco (NOD) aminoácidos. Una característica común de ambas hepatotoxinas es el
aminoácido Adda, que es único para las cianobacterias. Las variaciones
estructurales se producen al cambiar dos aminoácidos (MC) o uno (NOD) y varios
otros cambios en grupos secundarios pequeños: estas diferencias dan lugar a más
de 70 variantes MC y aproximadamente 6 variantes NOD (Sivonen y Jones, 1999).
La estructura química de MC-LR se muestra en la Figura 3; Este es el congénere
MC más común, caracterizado por la presencia de leucina (L) y arginina (R) como
L-aminoácidos en las posiciones 2 y 4 (Carmichael, 1988). Sobre la base de la
toxicidad aguda, MC-LR se considera una de las hepatotoxinas más potentes dentro
de las diferentes variantes y es, con mucho, la más estudiada.

Fig. 3. Estructura química de la microcistina-LR, caracterizada por la presencia química de


leucina (L) y arginina (R) Y L-aminoácidos en posición 2 y 4.

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Las toxinas de las cianobacterias (algas azules y verdes) todavía constituyen una
fuente importante de toxinas de productos naturales ("biotoxinas") que se
encuentran en los suministros superficiales de agua dulce. A pesar de que
aproximadamente 40 especies de cianobacterias están implicadas en floraciones
tóxicas (Skulberg et al., 1993), solo dos géneros, que producen la misma toxina, se
han agregado a la lista en los últimos cinco años. Ambos producen una nueva
hepatotoxina alcaloide de guanidina llamada cilindrospermopsina (CY) (Ohtani et
al., 1992).

Fig. 4. Estructura química de Cilindrospermopsina.

4.1.2. Neurotoxinas

Aunque con diferentes mecanismos, todas las neurotoxinas conocidas actúan sobre
el sistema neuromuscular, al bloquear los músculos esqueléticos y respiratorios, lo
que lleva a la muerte por insuficiencia respiratoria. Los grupos principales son
anatoxinas y saxitoxinas, cuyas principales características toxicológicas se
describen a continuación:
a) Anatoxina-a

Es un alcaloide neurotóxico que actúa como un potente bloqueador neuromuscular


postsináptico receptores nicotínicos y colinérgicos. Esta acción ocurre porque la
anatoxina-a se une irreversiblemente a los receptores de acetilcolina, porque no es
degradado por la acetilcolinesterasa. El DL50 (Dosis letal que conduce a la muerte
al 50% de los animales de prueba) por inyección intraperitoneal (i.p.) en ratones,
para toxina purificada, tiene un peso de 200 µg.Kg-1, con un tiempo de supervivencia
de 1 a 20 minutos (Carmichael 1992, Falconer 1998).

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Los géneros Aphanizomenon (Rapala et al. 1993, Wood y col. 2007), Arthrospira
(Ballot et al., 2004), Cylindrospermum (Sivonen et al. 1989a), Oscillatoria (Edwards
et al. 1992), Phormidium (Gugger et al., 2005), Planktothrix (Viaggiu et al. 2004),
Anabaena (Chorus & Bartram 1999) y Raphidiopsis (Namikoshi et al. 2003) fueron
reportados como productores de anatoxina-a.

Fig. 5. Microfotografía de Planktothrix sp.


Productora de Anatoxina-a.

Signos de envenenamiento por esta toxina, en animales salvajes y domésticos,


incluyen: desequilibrio, fasciculación muscular, respiración jadeo y convulsiones. La
muerte debe detener la respiración y ocurre de unos minutos a unas pocas horas,
dependiendo de la dosis y consumo previo de comida. Las dosis orales producen
letalidad aguda en concentraciones mucho más altas, pero la toxicidad de las
células, aun así, son lo suficientemente altas como para los animales reciben una
dosis letal después de la ingestión de unos pocos mililitros a unos pocos litros de
agua superficial floración (Carmichael, 1994).
b) Anatoxina-a (s)
Es un organofosfato natural (N-hidroxiguanidina fosfato de metilo) y tiene un
mecanismo de acción similar a la anatoxina-a, ya que inhibe la acción
deacetilcolinesterasa, previniendo la degradación de acetilcolina unida a los
receptores (Mahmood y Carmichael 1986). La "s" en el nombre de la toxina se debe
a la intensa salivación observada en animales intoxicados por esta neurotoxina. La
fasciculación muscular postmortem también es un síntoma muy característico.
LD50 (i.p.) en ratones es 20µg.Kg-1 de peso corporal y, por lo tanto, diez veces más
potente que la anatoxina-a, pero no hay un registro de envenenamiento humano
por esta toxina. (Molica et al., 2005).

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Fig. 6. Estructura química de la anatoxina-a (s).

c) Saxitoxinas

Este es el nombre genérico que se ha adoptado para un grupo de neurotoxinas


conocidas como toxinas mariscos (o mariscos paralíticos) (PST) que se aislaron por
primera vez de dinoflagelados marinos, responsables de la ocurrencia de mareas
rojas (Anderson, 1994).
Estas neurotoxinas son un grupo de alcaloides carbamatos que pueden ser no
sulfados (saxitoxina y neosaxitoxina), con un solo grupo sulfato (Toxinas G) o con
dos grupos sulfato (Toxinas C). Además de estos, estructuras con agrupaciones
descarbamoil (dcSTX o dcGTX) y nuevas toxinas actividades relacionadas han sido
aisladas recientemente La toxicidad de este grupo de alcaloides varía mucho,
siendo la saxitoxina la más potente.

Fig. 7. Estructura general de la toxina PST. R4-1: toxinas de carbamato, incluidas STX y neo-
saxitoxina; R4-2: toxinas de N-sulfocarbamoilo (o sulfamato), que incluyen GTX5 y GTX6;
Toxinas de descarbamoilo R4-2 y R4-3, incluyendo dcSTX.

Estas neurotoxinas inhiben la conducción nerviosa bloqueando los canales de sodio


y calcio, afectando la permeabilidad al potasio (Carmichael, 1994, Wang et al. 2003,
Su et al. 2004). En una escala global, aproximadamente 2000 casos de intoxicación
humana se registran anualmente (15% de mortalidad) debido al consumo de
pescado o mariscos alimentado con productores de dinoflagelados marinos
saxitoxinas (Hallegraeff, 2003). Aún no hay registros de intoxicaciones humanas
causadas por cianobacterias. Signos clínicos de intoxicación incluyen mareos,
entumecimiento de la boca y extremidades, debilidad muscular, náuseas, vómitos,
sed y taquicardia. Los síntomas pueden comenzar 5 minutos después de la
ingestión y la muerte puede ocurrir entre 2 a 12 horas. En casos de intoxicación por
dosis no letal, los síntomas generalmente desaparecen de 1 a 6 días (Carmichael,
1994). Sin embargo, no hay conocimiento de los efectos crónicos por falta de
estudios a largo plazo con animales.
4.1.3. Otras toxinas
Las cianobacterias también pueden producir una serie de otros péptidos bioactivos,
que incluyen microviridinas, microgininas y cianopepólidos. Su función, presencia
real en el medio ambiente e impacto en la salud humana y ambiental son poco
conocidos (Welker y von Doeren, 2006).
La microviridina J, otro metabolito de Microcystis spp., se ha indicado como la causa
de una interrupción letal de muda en Daphnia spp., tras la ingestión de células

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cianobacterianas vivas, aunque no hay datos disponibles sobre el perfil toxicológico
de esta toxina en mamíferos (Rohrlack et al., 2003, 2004).
Recientemente se ha demostrado que una amplia variedad de cianobacterias de
vida libre y simbiontes pueden producir β-N-metilamino-L-alanina (BMAA), un
aminoácido no esencial, a niveles significativos (Cox et al., 2005). Aunque con
opiniones opuestas, los efectos neurotóxicos se han atribuido a BMAA (Miller, 2006;
Lobner, 2007). Su consumo dietético se ha asociado con una enfermedad
neurodegenerativa atípica conocida como esclerosis lateral amiotrófica-
complejismo parkinsonista-demencia (ELA/ PDC) del Pacífico occidental.
Curiosamente, hallazgos recientes han sugerido que aunque BMAA por sí solo es
poco probable que cause déficits neurológicos a menos que se dosifiquen niveles
muy altos, las concentraciones tan bajas como 10-30 µM pueden potenciar la acción
de otros agentes neurotóxicos (Lobner et al., 2007), que conduce al desarrollo de
enfermedades neurológicas después de una exposición crónica a largo plazo. Sin
embargo, se justifica más investigación para determinar el papel de BMAA
producido por las cianobacterias en enfermedades neurodegenerativas.
5. Evaluación del riesgo asociado a la exposición a la cianotoxina

Los humanos pueden estar expuestos a las cianotoxinas a través de varias rutas: la oral
es, con mucho, la más importante, ya que se produce por el consumo de agua o alimentos
contaminados (incluidos los suplementos) o por la ingestión de agua durante actividades
recreativas. Sin embargo, también puede ocurrir exposición cutánea e inhalación. Estas
rutas de exposición están asociadas con actividades recreativas, deportivas y profesionales
(es decir, pesca) en aguas infestadas, o con el uso doméstico de agua que contiene
cianotoxina, como en el caso de la ducha. También se ha descrito la posibilidad de la vía
de exposición parenteral, cuando el agua de cuerpos de agua superficiales contaminados
se ha utilizado para hemodiálisis.
La identificación del escenario apropiado y la ruta de exposición pueden afectar
fuertemente la biodisponibilidad que determina la cantidad de dosis interna de cianotoxinas
en humanos. Por esta razón en lo siguiente, los posibles riesgos para la salud humana se
presentan agrupando los diferentes escenarios de exposición y las fuentes de cianotoxinas.
5.1. Hemodiálisis
Cuando las aguas superficiales infestadas por cianobacterias se usan para hemodiálisis,
pueden representar un riesgo notable para los pacientes; de hecho, la ruta paterna de
exposición aumenta considerablemente la dosis interna de toxinas, ingresando
directamente al torrente sanguíneo. Por lo tanto, aunque este es un evento de muy baja
frecuencia, representa una ruta de exposición extremadamente relevante con respecto
a la evaluación de riesgos para la salud humana.
5.2. Agua potable
Las cianotoxinas pueden ocurrir en el agua potable, dependiendo de su nivel en el agua
superficial cruda y la efectividad de los métodos de tratamiento para eliminar las
cianobacterias y las cianotoxinas. En todo el mundo, particularmente en los países en
desarrollo, muchas personas necesitan usar aguas superficiales sin filtrar / sin tratar, por
lo que están expuestas al mismo tiempo a las cianotoxinas disueltas y unidas a las
células. Dependiendo de los niveles de cianotoxina en el agua potable, pueden ocurrir
efectos agudos / a corto plazo y crónicos en humanos (Coro y Bartram, 1999).

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Los efectos agudos a corto plazo están asociados con el consumo de aguas crudas
infestadas por cianobacterias o con altas concentraciones disueltas de cianotoxina en
el agua potable como consecuencia de la descomposición de una floración de
cianobacterias naturales o su lisis artificial seguida por el fracaso de los tratamientos de
agua.

6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
- Funari, E. y Testai, E. (2008). Evaluación de riesgos para la salud humana
relacionada con la exposición a cianotoxinas. Critical Reviews in Toxicology, 38 (2),
97-125. doi: 10.1080 / 10408440701749454

- Pérez, D. S., Soraci, Alejandro L., Tapia, M. O. (2008). CIANOBACTERIAS Y


CIANOTOXINAS: ROL DE LAS MICROCISTINAS EN LA SALUD HUMANA Y
ANIMAL Y SU DETECCIÓN EN MUESTRAS DE AGUA. Analecta Veterinaria; vol.
28, no. 1. pág. 48–56.

- CARMICHAEL W. (1997). The Cyanotoxins. Advances in Botanical Research.


Department of Biological Sciences, Wright State University, Dayton, Ohio 45435,
USA. Vol. 27. Pág. 217.

- Chorus I. (1991). CYANOTOXINS: OCCURRENCE, CAUSES, CONSEQUENCES.


Ed. Springer. Berlín, Germany. Vol. 1. pág. 1–2.

- Molica, R., Azevedo, S. (2009). Ecofisiología de las cianobacterias productoras de


cianotoxinas. Oecologia Australis. Universidad Federal Rural de Pernambuco. Rio
de Janeiro, Brasil. Vol. 13. Nº 2. pág 229-246. DOI: 10.4257

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