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Circulares Diplomáticas PDF
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(:írculart5 Jlíplomátíta5
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Círculares 1.aíplomátícas
PflR'ina
F. Tt:DELA.
B.epública de Chile
Ministerio de B.elaeiones
Exteriores
(CIRCVLAR)
~fe impong-o etl este momento del texto de una nota cable 4
La Guerra del 79
cos que mantienen entre los dos países un actÎ\-o y constante in-
tercambio. ~o reconozco personería a la Cancillería de Lima pa-
ra traer a este debate a aqne! país amigo lie Chile.
Las n~gociaciones diplomáticas de Arica. realizaùas el año
1880, con la intervención amistosa de los representantes diplo-
máticos de Estados tJnidos, dejaron plenamente estahlecida la
justicia que asistía a Chile para exigir como imlemnizaciún de los
sacrificios realizados y como í1l1ico medio <le consultar su seguri-
dad y su tranquilidad futuras, la cesión ahsoluta e incondicional
del territorio de Tarapacií. Esa exig'encia fué sefinlada en todo
momento como includihle, y la no aceptaci(}¡! en esa ocasiÔn por
el Perú, impuso a Chile el nuevo sacriticio de su campaña a Li·
ma, en 1881. Como consecuencia <le todos estos antecedentes,las
bases que sirvieron para el ajuste dd tmtado de Ancón, debían
necesariamente contcmplar aquella incllHlible transl~rencia de te-
rritorio.
Destle esa primera negociación de paz, aparcel' también for-
mulada una proposiciÓn especial rdnti\'a a la regi(JI1 ele Tacna y
Arica, como garantía positiva y eficaz de la inùemnización en
dinero que, mlemÚs, exigía Chile. Fueron contemplados en esos
momentos dichos territorios con el carácter de obligada reten.
ción, y comprenùían ademÍls la provincia coman:ana de Moque-
gua.
No fué guerra de conquista la que se \'ió obligado a empren-
der Chile en 1R79, en defensa dl' sus derechos y en circunstancias
de que se hallaba absolutamente desprevenido, sm armas y con
todos sus guardias nacionales licenciados.
Fué guerra, sí, verdaderamt'nte nacional en protección de los
intereses fundamentales del país, Hmagadospor un tratado secre-
to que la diplomacia peruana ideÔ en 1873 para aislar a Chile en
esta parte de la .\mérica y para servir su política económica de
monopolio del salitre de Tarnpacá en oposición con la industria
-14· -
Chile y la guerra
tes del Perú, ni fué ese modesto concepto de sus capacidndes mili-
tares el qnc pudo inducir en aqnella época al PerÚ a formar en
contra de Chile una alianza ofensiva y defensinl .r a pro\Tocar en
seguida la guerra en los momentos en que se le considcró com-
prometido en serias dificultades con la H.epúl>lica Argentina.
Es seguro que sns dirigentes y sus militares no habrían arras-
trad o a su pa ís a una gucrra en desfa vora bles condiciones. Los
1Iumcrosos anteeedentcs de aquclla época comprueban, por el
contrario, la confiallza que d Gobierno riel Perú tenía en su poder
militar.r el concepto de dehilidael que ahrigaba respecto de Chile.
De uno ele tantos documentos de aquella época, recojo la si_
guiente apreeiaci(¡n qne se hacía entonces para afirmar al puehlo
ùell'erí¡ cn su eonlianza en la guerra:
"Chile, se decía, ha hecho grnndes progresos en el afianza-
miento ùe la paz interior, ell la consolidaciÓn de sus instituciones,
cn los tra ]¡;ljOS materiales; pero estns mismos progresos han
enervado sn espíritu militar. Cn país que como Chile, se agrega-
ha, gasta mÍls ell el :\linisterio de Instrucción Pública que en el
~Iinisterio (le Guerra, serÚ todo lo que se quiera, pero no un pue_
blo quc pueda hacerse respetar en el extranjero."
Comprobó entonces Chile con su triunfo, lo que se ha estable_
cido en todas las épocas, que los puehlos mejor preparados para
las tareas <le la paz son los ljlle sabcn defender sus derechos con
mayor energía; y que las conjuraciolles secretas caen al fin des.
trazadas por la fuerza Ï1n-encihle que arma al derccho y sostiene
la conciencia de un pueblo laborioso y pacífico.
una y otra comarca; yen uno yen otro punto, eran ciudadadanos
chilenos y capitalistas chilenos los que habían formado esa indus-
tria y los que la representaban.
Conjuntamente con la adopción del tratado secreto, empren.
dió el Perú la serie de medidas económicas relacionadas con el sa-
litre que hahía de constituir la causa eficiente del conflicto ar-
mado.
El Gobierno del Perú resolvió apoderarse, por la implanta-
ción de un régimen extraordinario, de todas esas riquezas priva-
das y despojar a título de monopolio fiscal al capital chileno de
sus propiedades. Capitales, hombres, empresas de transporte,
todo era chileno. Por ley especial, de excepción. se vieron priva-
dos·los chilenos repentinamente de todas sus industrias y despo-
jados de los bienes que allí habían acumulado con sus energías.
La ley que estancó el salitre lleva fecha 18 de enero de 1873,
en los mismos días en que se tramitaban las últimas diligencias
del pacto secreto, comenzadas en noviembre de 1872 y finiquita-
das por su ajuste, el 6 de febrero de 1873.
Ese régimen llamado a introducir las mayores perturbaciones
en la industria salitrera, fué todavía agravado por la ley de28 de
mayo de 1875, de fmnca y desembozada expropiación de toda la
propiedad salitrera de Tarapacá. De esta suerte, quedaban defi-
nitivamente despojados los capitalistas chilenos que habían lleva-
do su fortuna y su trabajo a la provincia entonces peruana de
'l'arapacá.
Pero aquellas medidas que envolvieran graves errores econó-
micos, no podían dar re~ultados mientras se desarrollara al am.
paro de la libertad y de un régimen de amplia y vigorosa iniciati-
va particular la industria salitrera del litoral de Antofagasta úni-
camente en poder de capitalistas chilenos.
El tratado de 6 de agosto de 1874había definido la condición
jurídica de aquella comarca en la zona disputada entre Chile y
Bolivia, y a fin de asegurar el desarrollo tranquilo y normal de
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La ruptura de relaciones
Ministerio de B.elaciones
Exteriores
La Guerra del 79
Chile y la Guerra
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~
(,
La ruptura de relaciones
AR'I'URO GARCÍA
_iDIsterlo de B.elaciones
Ihtteriores
ARTURO GARciA.
República de Ohile
_misterio de Relacioaes
Exteriores
(CIRCULAR)
II
III
IV
VI
YII
vin
La reciente circular, comolas anteriores, condüye' con un 'ime.·
vo llamado a los principios de justicia, qtie denuncia tomo' Vulrtt'-'
rados'yeon otra protesta potpt'ocedimientos de fuerza d~eqtl(;Se
dicé víctima el Perú.
Ya he tenido ocasi6n de catacterizar este criterio Peculiar de
la Cancillería peruana, que consiste en arrogarse excIlrisivaniènte
pata su causa todas las ventajas que los principios def dêtech'o y
de lajusticia reconocen por igual a cada 'ngciôn, yen átrlbûiriíe,
en seguida, por derecho de conquista, to(los los bèneficiôs quem
actual guerra habrá (le traer a lOs ptieblos que linn ~êado'Y ven·
cido en ella.
Como ya he tenido la oeasÎófi de expresado, Cñíl~ no neeesi.;.
ta estâr acudiendo constanteitlente al sentimÎéitto ·ae otros P'*~
bIas, para que le asistan en lu solud6n desas tlejtociôSidfemâd6-
nates; conoce sus derechos,est.ã eeguró de iajusticia de! Su ~à_lty
sabe sobradamente que el respeto a los tratados y la~' estiptifá-
da es ley que ha regido y seguirárigiewo para determinar las re·
laciones entre todos los paises civili~ados.
Ministerio de B.elaGionell
J:xteriores
TRANJERO)
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III
IY
VI
VII
:Legación de :Bolivia
Señor ~Iinistro:
ISàl4EL MONTItS.
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ILepública de Dolivi3
Circular N .
Señor:
CATALOGÃ~1r.
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ALBERTO GUTIÉRREZ.
- 11G --
Ministerio de B.elaciones
IIxteriores
el señor general
l'on fedHl 14,de cneto del corriente nño, diri.t:,>1()
)'lontes, Plenipotenciario de Bolivia eli Frnncia,;ul1a nota al señor
~lil1istro de :\cgocios Extranjeros de ese país, en que le noticia.ba
que el Gobierno de su patria tenía la intenciÔn de presentar ante
la Liga de klS :\nciones, entonces prÔxima a formHrsc) una de.
manda en que haría valer sus derechos a los territorios de TáètH1.
y Arica, derechos que él estima superiores H los representados por
el Perú y Chile.
Posterionnente, la Caucilleria boliviana, aUhque atenuando
los conceptos del gerteral ~,fontes, ha reiterado sus aspiraciones
encaminadas a obtener una salida al océano, sin señalar~ COD1Q
~ 116 -.
cio. ¡Singular teoría con la que pueoen justificarse todas las vio-
lencias y todas las usurpaciones! Xo empleó otros conceptos,
aunque envoldéndolos en la mayor cruoeza de lenguaje que re
gistran los anales diplomáticos, el Plenipotenciario chileno don
Abraham Konig, cuando en una nota recordada muy a propósito
por el señor Gutiérrez, afirmaha que Chile guardaba el litoral bo-
liviano porque lo necesitaba. porque esos territorios valían, por-
que si no ndieran no tendría interés en su conserntciÔn.
l'or fortuna para el buen sentido de la humanidad, ese crite-
rio no puede prevalecer. ,\ntes que el derecho superior de la nece-
sidad, se impone a todas las conciencias rectas el título de una
propiedad secular y e11ibrc consentimiento de los ciudadanos, sin
el cual no cabe disponcr de la sllcrte de los puehlos. Esos títulos
y ese consentimiento pertenecen por entero al Perú. y si hasta
hoy no se ha dejado escuchar en un aeto oficial la voz de sus po-
bladores, débese a la situaciÔn de fuerza qlle mantiene allí Chile,
con "iolaci(m flagrante dd tratado de AncÔn.
Porque es un hecho incuestionable que si el problema de Tae-
nrt y Arica no s: ha rcsu<.>lto aún, en armonía con lo que proclama
la voluntad de sus ciudadanos, ha sido por ohra de los obsti'tcu-
los y dilaciones opuestas por Chile a la eelt:braeiÔn del plebiscito.
El Perú, que tenía el más "ivo interés en restituir il su nacionali-
dad esas dos pnn'incias, ha instado repetidas veces y por largos
años al Gobierno de Santiago para r<.'sol\'(:r élluistosam<.>ntc esta
querella. Seguro de que el "oto de SlIS pobladores, <le los dueños
legítimos del territorio, de los que en él nacieron, es decir, de los
únicos que tienen derecho a disponcr de su suertc, nus era fa yora-
ble, no.hemos rehuído jamÚs la cOH\'ocatoria al plebiscito, siempre
que el país ocupante nos diera garantías de sinceridad en su eje-
cuciÍln y cumplimiento. Claro es que los estímulos de nuestra pro-
pia dignidad, y el respeto y g-ratitm! que nos inspira el patriotis-
mo ejecutoriado de esos pueblos, 110 podían penuitimos el acep-
tar transacciones artificiales que significa ran la inmolación de esos
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