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FICHA DE APRENDIZAJE N° 24
“APRENDEMOS A ENFRENTAR LA PROBLEMÁTICA DE LA SALUD PÚBLICA”
PROPÓSITO DE LA
INDICACIONES
SESIÓN
Querido estudiante lee atentamente las siguientes indicaciones:
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE:
¿Cómo evitar el contagio del COVID-19? Además del peligro de contagio, ¿Qué otros problemas de salud
se presentan?, ¿Cómo y dónde se solucionan?, ¿Cómo los prevenimos y nos cuidamos?, ¿Qué significa
un sistema de salud pública? y ¿Cuáles son los retos para una salud pública sostenible en nuestra
localidad, región y país?
El día de hoy, en la primera actividad, comprenderás el concepto de salud pública. En la segunda actividad,
identificarás los problemas de salud pública en tu localidad y región. Tu RETO será elaborar una infografía
que identifique los retos de la salud pública para enfrentar las enfermedades que se dan en tu localidad.
2. Queridos estudiantes, la salud pública responde a uno de los derechos que toda persona posee, y es
reconocida en el mundo y el Perú. Este es el derecho a la salud. Durante la
emergencia sanitaria, el peligro de contagio existe. Sin embargo, no es la
única enfermedad que debe enfrentar el sistema de salud pública, entonces
nos preguntamos:
Desde tu rol de ciudadana o ciudadano responsable, tu primera tarea será informarte acerca
de la salud pública para comprender su importancia. Te invitamos a leer con detenimiento
ACTIVIDADES los textos extraídos de los siguientes enlaces:
DE
DESARROLLO ¿Qué es salud pública?
“Salud Pública, es la responsabilidad estatal y ciudadana de protección de la
salud como un derecho esencial, individual, colectivo y comunitario logrado
en función de las condiciones de bienestar y calidad de vida”
1. Prevención, promoción y educación para la salud:
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en la Carta Magna de 1946 define la salud como el "estado de
completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades".
Esta definición clásica sirvió para propuestas de salud por tres décadas, sin embargo, muchos detractores
la consideran estática, imprecisa y subjetiva, no obstante, es aún la definición más universalmente
aceptada de salud.
La prevención en salud se define como el conjunto de acciones específicas dirigidas a disminuir riesgo,
frecuencia y consecuencias de determinada enfermedad o daño a la salud. Consta de tres niveles: primaria
o de ocurrencia (reducción del riesgo), secundaria o de continuidad (reducción de la duración), y terciaria
o de rehabilitación (evitar secuelas, complicaciones).
Con el perfeccionamiento de los sistemas de atención médica, se han vencido muchas enfermedades
agudas, prevaleciendo aquellas conocidas como enfermedades crónicas, originadas en muchos casos por
estilos de vida insanos, los que dependen de forma directa de hábitos y costumbres. En correspondencia
con estos cambios, el trabajo se ha desplazado de la muerte a la enfermedad, de esta al riesgo y de este
último a la salud, por tanto, de las acciones terapéuticas a las preventivas, y de estas a la promoción de
salud.
La primera vez que se usó el término de “Promoción de Salud” fue por Winslow en 1920. Más tarde, en
1945, Henry E. Sigerist retoma las líneas de su pensamiento cuando definió las cuatro grandes tareas de
la medicina: promoción, prevención, recuperación y rehabilitación.
Cuarenta años después, con la Carta de Ottawa, durante la Primera Conferencia Internacional sobre
Promoción de Salud en 1986, se define la promoción de salud como "la acción de ofrecer a los pueblos las
vías y los medios suficientes para atenuar o eliminar los problemas de salud y autocontrolar el proceso de
salud–enfermedad”.
Aunque la promoción y la prevención tienen como meta la salud de la población, sus enfoques son
diferentes. La promoción lo hace sobre los determinantes de la salud, busca modificar hábitos y estilos de
vida, mientras que la prevención se enfoca hacia la población con riesgo de enfermar y se refiere al control
de factores de riesgo y del medio ambiente.
Tanto la promoción de salud como la prevención, requieren de herramientas a través de las cuales se
produzcan cambios en el estilo de vida de las personas, condiciones de vida de grupos de población y el
modo de vida de la sociedad, entre ellas: la educación (para lograr habilidades y destrezas), la
comunicación social (interpersonal, grupal o masiva) y la participación social (actividades sociales y
acciones comunitarias).
La Organización Mundial de la Salud define la Educación para la Salud como la "disciplina que se ocupa de
iniciar, orientar y organizar los procesos que han de promover experiencias educativas, capaces de influir
favorablemente en los conocimientos, actitudes y prácticas del individuo, colectivo y la comunidad con
respecto a la salud".
La determinación de las necesidades de aprendizaje o educativas es sin lugar a dudas el primer paso para
realizar cualquier actividad de educación para la salud. Aunque su mayor aplicación se manifiesta en la
enseñanza formal o curricular, no deja de ser un instrumento pertinente a la no curricular.
Necesidad es la carencia de algo que se experimenta con un determinado grado de excitabilidad o tensión
y que se calmará con su satisfacción, es decir, con la obtención del objeto o meta (en este caso
conocimientos en salud), lo que implica una motivación, impulso o movimiento. Esta puede clasificarse,
entre otras maneras, en: manifiesta, encubierta, sentida e individual.
Educar en salud siempre lleva implícito un mensaje, pero no puede limitarse a brindar información de
forma fría y mecánica, pues el conocer no lleva necesariamente incorporada la acción consecuente. La
tarea de educar para la salud es mucho más abarcadora, va al desarrollo de necesidades, motivaciones y
actitudes consientes ante la promoción, prevención, conservación y restablecimiento de la salud. Para
lograr este objetivo es preciso que la comunicación sea persuasiva, interesante, atractiva, comprensible,
breve, que el mensaje sea fácil de recordar y además convincente, capaz de un cambio de
comportamiento para el desarrollo de la salud.
Los autores de este trabajo consideran que la prevención, la promoción y la educación pueden definirse
de forma general como estrategias de intervención en salud, cada una de ellas con sus bases conceptuales
bien definidas, pero estrechamente vinculadas entre sí.
Los diferentes conceptos de calidad en salud:
Existen diversos conceptos que definen la calidad en el sector salud. Pero el punto en que coinciden todos
es que la calidad gira en torno a la satisfacción del paciente.
Existen muchas definiciones para la calidad de los servicios de salud. Tantas, que no existe un concepto
único. Cada actor involucrado en el proceso de calidad tendrá una idea distinta y cada uno de ellos pondrá
mayor relevancia a los conceptos que más valora.
Así, para el paciente -por ejemplo- características como la cálida y pronta atención, las instalaciones del
hospital o clínica, la reputación de los médicos, y la imagen de la institución, son atributos que determinan
un valor para la calidad.
Para quien paga el servicio, la relación entre el costo de cualquier intervención y su efectividad para evitar
la enfermedad o para recuperar la salud, es la característica que más valora.
Estos conceptos sirven para demostrar cómo la calidad en salud no depende de una sola característica, sino
de múltiples aspectos que se forman desde cada punto de vista y son valorados de manera diferente según
el rol que cumplen en el proceso.
Por el lado de los entendidos en este rubro, como Avedis Donabedian de la Universidad de Michigan,
considerado padre de la calidad de la atención en salud, define a la calidad en salud como: "el tipo de
atención que se espera que va a maximizar el bienestar del paciente, una vez tenido en cuenta el balance
de ganancias y pérdidas que se relacionan con todas las partes del proceso de atención".
Para su análisis Donabedian propone tres puntos de vista diferentes según quién la define:
• Calidad absoluta: es aquella que establece el grado en que se ha conseguido restaurar la salud del
paciente, teniendo en cuenta el componente científico-técnico. Este concepto se basa en el concepto de
salud-enfermedad, en el estado de la ciencia y la tecnología. Por lo tanto, también es llamada calidad
científica, técnica o profesional.
• Calidad individualizada: desde una perspectiva individual, es el usuario el que define la calidad de la
atención sanitaria, intervendrían sus expectativas y valoración sobre los costos, los beneficios y los riesgos
que existen. Este enfoque obligaría al paciente a implicarse en la toma de decisiones a partir de la
información proporcionada por el profesional sanitario, es decir, exige que sea el paciente quien decida
sobre su proceso, el profesional informará y el paciente y/o familia decidirá.
• Calidad social: desde esta perspectiva habría que valorar el beneficio o la utilidad netos para toda una
población, el modo de distribución del beneficio a toda la comunidad y procurar producir, al menor costo
social, los bienes y servicios más valorados por la sociedad. (Eficiencia: distribución del beneficio a toda
la población).
Por su parte la Organización Mundial de Salud (OMS) define: "la calidad de la asistencia sanitaria es
asegurar que cada paciente reciba el conjunto de servicios diagnósticos y terapéuticos más adecuado para
conseguir una atención sanitaria óptima, teniendo en cuenta todos los factores y los conocimientos del
paciente y del servicio médico, y lograr el mejor resultado con el mínimo riegos de efectos iatrogénicos y la
máxima satisfacción del paciente con el proceso".
En España, el Sistema Nacional de Salud, considera la definición de la Doctora Palmer, la cual define la
calidad como "la provisión de servicios accesibles y equitativos con un nivel profesional excelente,
optimizando los recursos y logrando la adhesión y la satisfacción del usuario".
Teniendo en cuenta la cantidad de definiciones existentes, se concluye que no es posible elegir una y
aplicarla de forma universal. Se considera tomar aquella definición que más se adecue a las circunstancias
y de acuerdo a cada realidad.