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400 Años de Silencio
400 Años de Silencio
Histórico/Social
El pueblo de Israel fue conquistado en varias ocasiones por los grandes imperios
de cada una de las épocas, esto provoco grandes cambios en la cultura, lo político
y lo religioso del pueblo de Dios. Mucho de lo que sucedió fue predicho por el
profeta Daniel. (Ver Daniel capítulos 2, 7, 8, y 11 y comparar los eventos
históricos).
Imperio Persa
Su reinado duro los años 536-330 a. C. Durante dos siglos el poder persa fue
hegemónico. Fue en este periodo y poco después de que los judíos construyeran
las murallas de Jerusalén, cuando los samaritanos construyeron un templo rival al
de Jerusalén en el Monte Gerizim, el lugar aludido por la samaritana y Jesús en
Juan 4:20-21. El pueblo tenía libertad de culto, tradiciones y costumbres y no se
vio tan influencia por la cultura persa. El imperio Persa fue derrotado por el gran
emperador Griego, Alejandro Magno
Durante esta época los judíos seguían esperando las promesas de la restauración
total de Israel prometida por Isaías y Ezequiel. Aunque fue un tiempo de cierta
permisividad hacía ellos, no dejaban de ser súbditos de otro imperio.
Durante este tiempo se escribieron los últimos textos bíblicos del Antiguo
Testamento y fue el inicio de los cuatrocientos años de silencio hasta la venida de
Jesús.
Imperio Griego
El imperio griego reino durante los años 330-321 a. C. Aunque breve, la
supremacía griega provocó amplios resultados. Alejandro Magno, en una serie de
brillantes campañas militares, subyugó al imperio persa y se convirtió en el nuevo
amo del mundo. Trató bien a los judíos, a pesar de su lealtad al trono persa, y les
permitió libertad de adoración y gobierno.
En el ámbito social el pueblo empezó a adoptar la cultura griega y especialmente
su lengua. Aunque el ambiente helenista era abrumador el pueblo de Israel seguía
manteniendo viva su fe.
En este periodo surgieron los fariseos y los saduceos, estos últimos eran un grupo
de judíos que abrazaron la cultura y el pensamiento griego, liberalizando algunas
de las leyes judías, racionalizando la fe (por ejemplo, negaban la resurrección) y
ocupándose influyentemente de la política. En contraposición a los saduceos
estaban los fariseos, que se abrazaron fuertemente a las tradiciones judías y a la
ley, luchaban fuertemente contra todo aquello que no cumplía firmemente las
tradiciones hebreas.
Judea fue capturada de Siria por Ptolomeo Soter (diadoco de Alejandro Magno), el
gobernante de Egipto, y sus sucesores, los reyes griegos de Egipto, llamados
todos Ptolomeo, que dominaron Judea durante ciento veinte años. Durante este
tiempo los
judíos fueron
gobernados por
los sumos
sacerdotes de
los reyes
egipcios.
El suceso
más
importante de esta época fue la traducción del Antiguo Testamento al griego, la
Septuaginta.
La Septuaginta
Esta era una traducción del Antiguo Testamento del hebreo al griego. Se hizo en
Alejandría, en donde abundaban los judíos de lengua griega. Dice la tradición que
a solicitud de Tolomeo Filadelfo (285-287 a.C.), 70 judíos hábiles lingüistas fueron
enviados de Jerusalén a Alejandría. Primero se tradujo el Pentateuco, y luego se
añadieron a la traducción los demás libros del Antiguo Testamento. Fue llamado la
“Septuaginta” a causa de los 70 traductores que según se dice, la comenzaron.
Algunas de las tradiciones acerca de ellas son dudosas, pero se acepta
generalmente que fue comenzada bajo el reinado de Tolomeo Filadelfo, y que se
terminó en el curso de los 100 años siguientes. El griego era por aquel entonces el
idioma de uso mundial, esta versión estaba en uso común en tiempos de Cristo. El
Nuevo Testamento fue escrito en griego, y muchas de las citas que hace del
Antiguo Testamento, son tomadas de la Septuaginta.
En este periodo de la historia el pueblo de Israel era cada vez se parecía más a
los Helenistas, Estuvieron de acuerdo en sus formas de gobierno y adoptaron sus
formas de vivir.
En la batalla del Monte Panium, el rey Antíoco III arrebató Judea a Egipto. La
dominación siria, aunque corta, trajo las mayores pruebas para los judíos.
Jerusalén fue tomada
dos veces y saqueada,
el templo profanado y
cerrado, el culto
prohibido y los judíos
que permanecieron
firmes fueron
cruelmente
perseguidos. Los
sufrimientos
mencionados en
hebreos 11:35-37
pertenecen a este
periodo, cuando
Antíoco IV hizo todo lo
que pudo para destruir al judaísmo.
Antíoco determinó hacer desaparecer totalmente la religión judía (168 a. de J.C.).
Comenzó destruyendo los mismos distintivos que, incluso en tiempos del
cautiverio, habían sido considerados como característicos de la fe judía. Se
prohibieron los sacrificios; el rito de la circuncisión y la observancia del sábado y
los días festivos. Desobedecer en esto significaba morir. Además de esto, los
libros de la Tora (o Ley) fueron mutilados o destruidos; los judíos forzados a comer
carne de cerdo y a sacrificar en altares de idolatría levantados por todo el país.
Después y como corona a sus infames hazañas erigió un altar a Zeus Olímpico,
con una imagen del dios llevando probable mente los distintivos del mismo Antíoco
sobre el altar de los holocaustos en el atrio del templo. Antioco se vengó
profanando el templo de Jerusalén, fue este acto el que Jesús menciona en Mateo
24:15 como la «Abominación desoladora» predicha en Daniel 8:14, Antioco
recupero Jerusalén matando a más de 40.000 personas en tres días, sacrificó una
cerda en el templo, hizo un caldo con la carne y roció todo el lugar sagrado.
A estos sucesos siguió una severa persecución en la que muchos eran
condenados a muerte.
Muy pronto la pasiva resistencia dio paso a una abierta agresión. La chispa de la
revuelta brotó en la villa de Modín, al noroeste de Jerusalén, donde un anciano
llamado Matatías, de la casa de Hasmón.
En cierta ocasión un oficial de Antíoco Epifanes quería hacer un sacrificio pagano
en su aldea, Matatías se reveló, matando al oficial y a un judío que llegó a hacer el
sacrificio. Posteriormente huyó a las montañas con sus cinco hijos.
Miles de judíos se unieron a Matatías, empezando una revuelta contra el imperio
griego.
La revuelta que siguió fue acaudillada sucesivamente por los hijos de Matatías.
Judas (166–160 a. de J.C.), apodado Macabeo (“el martillador”), continuo la lucha
que su padre dejo y el 25 de diciembre del año 165 a.C. ya habían reconquistado
Jerusalén, purificado el Templo y restablecido el culto a Dios. Esta fecha se
celebra hasta hoy como la fiesta de dedicación o «Hanukkah»
La lucha continuaba, pero en el año 162 a. de J.C., Lisias, regente de Antíoco V,
hizo generosos acuerdos con Judas y garantizó el libre perdón de los rebeldes y la
total libertad religiosa. Para reconciliarse con ellos ordenó matar a Menelao. Los
asideos, cuyo propósito había sido religioso y no político, vieron con esto sus
deseos cumplidos y retiraron su ayuda a los macabeos. Esta ideología queda
confirmada al apoyar a Alcimo, a quien Demetrio I (sucesor de Antíoco V) nombró
sumo sacerdote, siendo reconocido por los asideos como un verdadero sumo
sacerdote de la dinastía de Aarón. Judas, sin embargo, no estaba contento
solamente con la libertad religiosa, sino que buscaba también la independencia
política. Después de algunos sucesos iniciales los judíos fueron derrotados y
Judas muerto en Eleasa el año 160 a. de J.C. Alcimo murió poco después, y
durante los siete años siguientes Jerusalén estuvo sin sumo sacerdote.
A Judas le sucedió Jonatán como líder de los judíos nacionalistas, recibiendo
además la colaboración de su hermano Simón. Fue un tiempo de intriga en el que
varios rivales pusieron en juego sus pretensiones al trono sirio. En el año 153 a.
de J.C., Demetrio I (162–150 a. de J.C.) hubo de hacer tratos con su rival
Alejandro Balas, quien decía ser hijo de Antíoco IV. Ambos hombres trataron de
ganar (mediante zalamerías) la amistad de Jonatán, y al final Balas (150–145 a.
de J.C.) sobrepujó a Demetrio nombrando a Jonatán sumo sacerdote en el 152 a.
de J.C. Nótese que el partido ortodoxo no le eligió sumo sacerdote sino, a lo más,
aceptó simplemente el nombramiento hecho por el rey. Jonatán fue más tarde
confirmado en el sumo sacerdocio por Trifón, el cual ejercía en nombre del infante
hijo de Alejandro Balas. Pero Trifón, desconfiando cada vez más del poder de
Jonatán, lo mató en el año 143 a. de J.C.
Simón, sucesor de Jonatán, comenzó consolidando su posición. En el 142 a. de
J.C., obtuvo de Demetrio II (145–138 a. de J.C.) la exención de las tasas, y los
judíos proclamaron su independencia que mantuvieron por 70 años (1 Mac. 13:41)
En esos 70 años los gobernantes más destacados fueron Juan Hircano y su hijo
Alejandro Janeo de la dinastía hasmonea.
La dinastía Hasmonea
La palabra “Hasmonea” se
deriva del apellido de
Matatías y sus hijos que
pertenecían a la casa de
Hasmón. Este es el nombre
por el que los macabeos son
conocidos en la literatura
posterior judía, pero es
conveniente reservar la
expresión “Macabeo” para
Judas y sus dos hermanos, y
usar el término “Hasmoneo”
para describir a sus
descendientes, cinco en total,
bajo los cuales los judíos
disfrutaron de casi setenta
años de independencia (134–
63 a. de J.C.)
Un nuevo problema surgió
con los Fariseos, ya que no
aceptaban a los hasmoneos
como reyes, porque no eran
descendientes de David, los
que se oponían a los fariseos
y apoyaban a los reyes hasmoneos se les empezó a llamar saduceos, el mismo
Juan Hircano aunque inicialmente simpatizaba con los fariseos finalmente contaba
entre sus consejeros a los saduceos.
El desorden general que existía en Palestina y Siria llamo la atención a Roma, se
desato una guerra civil entre dos descendientes de Juan Hircano: Aristóbulo II y
Hircano II, Pompeyo quería poner orden en la región.
En el año 63 a. C. Pompeyo Magno entró en Jerusalén y envió a Roma a
Aristóbulo II entregó de nuevo el cargo de sumo sacerdote al débil Hircano II.
Judea se convirtió en un protectorado romano.
Imperio Romano (43 a. C.-70 d. C.).
Tal vez el periodo de supremacía romana se podría contar desde el año 63 a. C.,
cuando el general Pompeyo entró en Jerusalén y los romanos comenzaron a
ejercer una influencia controladora. Pero a los representantes de la estirpe
Macabea se les permitió reinar hasta el año 43 a. C., cuando fueron destituidos y
poco después Herodes, un edomita, fue hecho rey por los romanos. Durante su
reinado nació Jesús (Mateo 2:1). La supremacía romana sobre Judea alcanzó su
apogeo en el año 70 d. C., cuando Jerusalén fue arrasada y el templo quemado.
En este periodo reino Herodes el Grande durante los años 40 a.C. a 4 a.C.
Herodes era libre de gobernar internamente en sus territorios, pero en política
exterior tenía muchas restricciones impuestas por Roma.
Herodes era un buen súbdito de Roma, quería quedar bien con Roma y a la vez
con los judíos, cosa que era imposible, por lo que se ganó la enemistad con su
pueblo, especialmente con los fariseos.
Destacan en estos años las grandes obras de infraestructura, especialmente la
reedificación del segundo templo de Jerusalén, quizá en un intento de
congraciarse con los judíos.
La religión era usada como fin político y no como forma de buscar a Dios, se
empezó a helenizar la sociedad, a nivel nacional parecía volverse a la grandeza
del reino de Salomón, pero a nivel espiritual era todo fachada. Incluso los sumos
sacerdotes eran nombrados por Herodes y sus sucesores, se anteponía la
consolidación de un estado a la religión, para eso era necesaria la protección de
Roma, aunque la intención era ser un estado independiente.
Ahora Pompeyo y el Senado romano nombraron a Antipater como el procurador
de Judea, y él a su vez convirtió a sus dos hijos en reyes de Galilea y Judea. El
hijo que se convirtió en rey de Judea es conocido por Herodes el Grande. ("Ahora,
cuando Jesús nació en Belén de Judea en los días de Herodes el rey, he aquí,
hombres sabios del Este vinieron a Jerusalén diciendo: '¿Dónde está el que nació
rey de los judíos?'" (Mat. 2 : 1, 2)
Mientras tanto, los imperios paganos alrededor se habían ido deteriorando y
desintegrando. Sus religiones habían caído en días malos. La gente estaba harta
del politeísmo y el vacío de sus religiones paganas. Los judíos habían pasado por
tiempos de presión y habían fracasado en sus esfuerzos por restablecerse, y
habían perdido toda esperanza. Había un creciente aire de expectativa de que la
única esperanza que les quedaba era la llegada al fin del Mesías prometido
El periodo intertestamentario llega a su fin con el inicio del ministerio de Juan el
Bautista quien empieza a preparar al camino de Jesús con profecías y bautizando
en el Rio Jordán.
La diáspora
La diáspora (dispersión) de Israel comenzó con el exilio acelerado durante estos
años hasta que un escritor del día pudiera decir que los judíos llenaban "toda la
tierra y todo mar" Los judíos que se encontraban fuera de Palestina, lejos del
templo, concentraron su vida religiosa en el estudio de la Torah y en la vida de la
sinagoga. Los misioneros de la iglesia primitiva comenzaron sus ministerios a los
gentiles entre la diáspora, usando la traducción griega del Antiguo Testamento.
Los saduceos
En Palestina, el mundo griego marcó su gran impacto a través del grupo de los
saduceos. Constituido por aristócratas, llegó a ser el grupo del templo. Gracias a
su posición, los saduceos tenían intereses creados en el status quo (estado actual
de las cosas).
La sinagoga
. Durante el exilio, Israel quedó alejada del templo, desheredada de nacionalidad y
rodeada de prácticas religiosas paganas. Su fe estuvo a punto de extinguirse. En
estas circunstancias, los exilios hicieron que su enfoque religioso pasará de lo que
habían perdido a lo retuvieron: la Torah y la creencia de que eran el pueblo de
Dios. Se concentraron en la ley más que en la nacionalidad, en la piedad personal
más que la rectitud sacramental, y en la oración como reemplazo aceptable de los
sacrificios que se les negaban. Cuando regresaron del exilio, trajeron consigo esta
nueva forma de expresión religiosa, lo mismo que la sinagoga (su centro), y el
judaísmo se tornó en una fe que podía practicarse en cualquier lugar donde
pudiera llevarse le Torah. El énfasis en la piedad personal y en una relación con
Dios, que caracterizaba el culto de la sinagoga, no sólo ayudó a preservar el
judaísmo, sino que también preparó el camino para el evangelio cristiano.
Los fariseos
Como el grupo de la sinagoga, los fariseos lucharon para reinterpretar la ley.
Construyeron una "barrera" a su alrededor para permitir a los judíos vivir
rectamente delante de Dios en un mundo que había cambiado drásticamente
desde Moisés. Aunque eran comparativamente menor en número, los fariseos
gozaban del apoyo del pueblo y ejercían influencia sobre la opinión popular, para
no decir la política nacional. Fueron los únicos que sobrevivieron a la destrucción
del templo en el año 70 y los progenitores espirituales del judaísmo moderno.
Los esenios
Una secta judía casi olvidada hasta el descubrimiento de los Rollos del Mar
Muerto, los esenios eran un pequeño grupo separatista que surgió de los
conflictos de la era macabea. Como los fariseos, hacían énfasis en una estricta
observancia legal, aunque consideraban que el sacerdocio del templo era corrupto
y rechazaban mucho de los rituales del templo y del sistema sacrificial.
Mencionados por varios escritores antiguos, la naturaleza exacta de los esenios es
aún incierta, aunque en general hay consenso de que la comunidad del Qumrán
que produjo los rollos del Mar Muerto fue un grupo esenio.
Muy temprano en la historia, Dios comenzó la formación del Libro que había de
ser el medio de Su revelación de Sí mismo a la humanidad:
Los diez mandamientos, grabados en piedra, Deut. 10:4-5
Las leyes que Dios dio a Moisés, escritas en un libro, fueron guardadas al
lado del Arca, Deut. 31:24-26. (Se hicieron copias de este libro, Deut.17:18.
Josué añadió al libro, Josué 24:26.
Samuel escribió en un libro y lo guardó delante de Dios, I Samuel 10:25.
Este libro era bien conocido 400 años después, II de Reyes 22:8-20
Los profetas escribieron en libros, Jeremías. 36:32; Zacarías. 1:4; 7:7-12.
Esdras leyó esté libro de Dios públicamente, Esd. 7:6; Neh.8:5.
En los tiempos de Jesús este libro se llamaba las “Escrituras” y era leído
públicamente y enseñado con regularidad en las sinagogas. Era recibido entre el
pueblo como la “Palabra de Dios” Jesús mismo compartió, corroboro y respaldo
este libro, llamándolo repetidamente por este nombre.
Libros Apócrifos
Comúnmente hablando, la palabra “apócrifo” a menudo trae consigo el sentido de
“falso” o “espurio”, pero en su origen y uso eclesiástico el significado es
completamente diferente. En este sentido significa igual que la expresión hebrea
“libros ajenos” y se refiere a los libros no incluidos en el canon.
Los libros apócrifos del Antiguo Testamento conocidos por el lector moderno,
como aparecen en versiones católicas, forman un grupo entre el Antiguo y el
Nuevo Testamentos. Son doce,
1 Esdras
2 Esdras
Tobías
Judit
El resto de los capítulos del libro de Ester
La Sabiduría de Salomón
La Sabiduría de Jesús Hijo de Sirac, o Eclesiástico
Baruc (con la Epístola de Jeremías como capítulo seis)
Las Adiciones de Daniel
El Cántico de los Tres Jóvenes Santos
La Historia de Susana
Bel y el Dragón
La Oración de Manasés
1 Macabeos
2 Macabeos
Otros libros considerados apócrifos y que quedaron fueran del canon bíblico
fueron:
Originados en Palestina:
Enoc 6–36, 37–71, 83–90, 91–104 (164 a. de J.C., aprox.)
El libro de los Jubileos (150 a. de J.C., aprox.)
Los Testamentos de los Doce Patriarcas (140–110 a. de J.C.)
Los Salmos de Salomón (50 a. de J.C., aprox.)
El Testamento de Job (siglo primero a. de J.C.)
La Asunción de Moisés (7–28 d. de J.C.)
Las Vidas de los Profetas (siglo primero d. de J.C.)
El Martirio de Isaías (1–50 d. de J.C.)
El Testamento de Abraham (1–50 d. de J.C.)
El Apocalipsis de Abraham 9–32 (70–100 d. de J.C.)
2 Baruc o el Apocalipsis de Baruc (50–100 d. de J.C.)
XII. La Vida de Adán y Eva o el Apocalipsis de Moisés (80–100 d. de J.C.)
De origen helenista:
XIII. Los Oráculos de Sibila: Libro III (150–120 a. de J.C.) Libro IV (80 d. de
J.C., aprox.) Libro V (anterior a 130 d. de J.C.)
XIV. 3 Macabeos (próximo finales siglo primero a. de J.C.)
XV. 4 Macabeos (finales siglo primero a. de J.C., o principios siglo primero
d. de J.C.)
XVI. 2 Enoc o el libro de los Secretos de Enoc (1–50 d. de J.C.)
XVII. 3 Baruc (100–175 d. de J.C.)
¿Por qué los libros apócrifos no fueron aceptados por los judíos y los
cristianos?
Ni Jesús ni los escritores del Nuevo Testamento hicieron uso de ellos, como
lo hicieron de los 39 libros del Antiguo Testamento.
Bibliografía
Nuestro nuevo testamento – Merril C. Tenney
Historia del pueblo Judío. Alianza editorial.
Los 400 años entre el Antiguo y el Nuevo Testamento – Ray C Stedman
https://csalazar.org/2016/07/24/periodo-intertestamentario/
https://www.compartiendolaverdad.com/el-periodo-intertestamentario-400-
anos-de-silencio/#Los_Escritos_Sagrados