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Bloch

§1. CONCEPTOS

Diacronía: evolución de un hecho, un fenómeno a través del tiempo. En este sentido,


serían que las contradicciones se han dado a lo largo de la historia.

Sincronía: fenómenos, hechos o circunstancias que se producen al mismo tiempo. En


este sentido, hace referencia a dos o varias contradicciones que se producen en la misma
época.

Fuerzas de producción: instrumentos, bienes producidos por ellos y hombre que trabaja
produciendo los bienes.

§2. EFECTOS POLÍTICOS DEL DESARROLLO DESIGUAL

Las clases medias ya tienen cubiertas ciertas necesidades y lo que ahora buscan es otra
cosa, esto es, el ocio, para satisfacer lo anímico. La clase media se encuentra en
contradicción interna porque está sumida en el letargo, ya que no tiene conciencia de
clase, solo se preocupa por diferenciarse del proletariado; y externamente porque vive
en una sociedad asincrónica –se mantienen instituciones impropias de la época
precapitalista y surgen nuevas –como la clase media misma- que sí lo son-. El fruto del
desarrollo desigual es esa sociedad asincrónica. La contradicción sería subjetiva en tanto
que la clase media se vende igual que el proletariado, pero no tiene conciencia de ello,
se creen algo distinto del proletariado; y es objetiva en tanto que la sociedad es
asincrónica. La furia acumulada es propia de la clase media, porque el sistema ya no
requiere de ella, sino que necesita más mano de obra. Por tanto, esa contradicción
subjetiva entra en disputa con la contradicción objetiva, que es el hecho de que el
sistema ya no necesita de esa clase media y no va a satisfacerle sus deseos de ocio.
Entonces, la furia acumulada causa la contradicción subjetiva y ésta la contradicción
objetiva, por eso operan juntas.

Este tipo de contradicciones no son sincrónicas, en el sentido de que no son nuevas, sino
que atraviesan la historia, ya se han dado antes en los cambios de sociedades y sistemas,
son contradicciones diacrónicas. Sin embargo, en esa época es mucho más palpable y
aguda que en otras épocas. Esta contradicción no pone en peligro el capital, al revés, el
sistema se beneficia de que exista esa clase media, porque es igual de mercancía que el
proletariado, pero al no tener conciencia de clase no se manifiesta, no reclama. Hay dos
clases sociales: una que procura eliminar los excesos del capitalismo –proletariado- y
otra que se subordina al sistema –la burguesía o clase media-; eso supondría la
contradicción sincrónica. La contradicción diacrónica –la que se da en toda la historia-
está encubierta, por lo que no se da ningún paso hacia la revolución. La revolución se va
a dar cuando se atiendan las contradicciones sincrónicas, se hagan visibles, y no las
contradicciones diacrónicas, que son históricas.

Hay una contradicción entre las fuerzas de producción y la apropiación de ese trabajo
del proletariado por parte del capitalista, que no le pertenece. Esto es una contradicción
sincrónica objetiva. Entonces, las fuerzas de producción han llegado a un punto en que
deberían cambiar las relaciones de producción, esto es, que al trabajador le pertenezca el
trabajo que lleva a cabo. Estas relaciones se cambian con la revolución. Sin embargo,
dado que la clase media, en tanto mercancía que también es, no tiene conciencia de
clase no es posible que se lleve a cabo la revolución o ese cambio de relaciones de
producción. Por eso se sostiene esa contradicción. Se debe dejar de justificar la
contradicción diacrónica, esto es, el hecho de que haya habido siempre contradicciones,
y hacer visible la contradicción sincrónica para así llevar a cabo la revolución
multidimensional (de todos los trabajadores: clase media, proletariado y campesinos.
Triple alianza; el proletariado rige esa triple alianza). Esta revolución se realiza bajo los
preceptos del marxismo, de esa dialéctica multidimensional. Esta dialéctica debe ser
crítica y no contemplativa, debe atender a las situaciones concretas de la sociedad
actual, teniendo el pasado para así forjar el futuro.

§2. PRINCIPIO ESPERANZA

El país que se quiere, esa utopía a alcanzar tras la revolución, es algo ya configurado en
el presente; algo concreto a alcanzar. En el arte se encuentra lo que en la realidad
debería ser de otra manera –la utopía-, pero representa esas contradicciones y esa utopía
de una manera bella. El arte representa la vida de una manera bella, cubre la verdad con
una apariencia bella; por eso el arte vuelve soportable la vida (Nietzsche). A los artistas
no les importa tanto la verdad o falsedad de lo representado, como que lo que hacen sea
bello. A lo largo de la historia se han presentado numerosos argumentos contra el arte;
desde Platón, que abogaba por la expulsión de los artistas de la polis, pasando por
argumentos religiosos, que defendían que no se podía representar a Dios; así como
también argumentos racionalistas, que afirmaban que el objeto estético era la facultad
cognoscitiva inferior. Por ejemplo, Descartes solo atendió al aspecto matemático de la
música. En definitiva, hay una devaluación del arte con respecto a la ciencia en la Edad
Moderna y con respecto a la religión en la Edad Media. Todas las tradiciones en el
fondo critican al arte porque es apariencia y no se dedica a lo que verdaderamente es
verdad.

En cambio, la cuestión de la verdad es algo que ha preocupado a los artistas, ya que no


querían participar de algo que estuviese alejado del problema de la verdad; pero en
realidad ninguno de ellos ha resuelto el problema, si acaso lo ha agravado. Esto es
debido a que el arte no se puede entender de la forma que ellos querían hacerlo, se
encuentra en un plano diferente.

La cuestión se transforma en que la apariencia estética no siempre es mera aparición,


sino que tiene su significado en lo que va a llegar a ser, proyecta el futuro/la utopía, no
lo que está siendo. La preapariencia es la fabulación, ese “lo que va a ser”, la utopía. El
arte, mediante sus configuraciones, busca el perfeccionamiento, la realización de esa
utopía. El arte busca el perfeccionamiento de lo real, trabaja en la realización de esa
utopía. En el arte se está gestando lo que puede ser en un futuro. Ese perfeccionamiento
no se debe quedar en mera preapariencia –esto es, en la mera utopía, en el sentido
común del término- sino hacerse efectivo en la sociedad. La habilidad artística no está
exenta de quedarse simplemente en apariencia, sino que debe tener cuidado porque el
arte no debe ser mera representación de la belleza, sino gestar esa utopía. A veces, la
habilidad artística cubre y no deja ver la preapariencia. Entonces, del desmoronamiento
surgen los fragmentos y en esos fragmentos está ese proyecto utópico. El fragmento es
parte inherente de la cosa, toda preapariencia es concreta en tanto que el mundo le
permita ser preapariencia.

Se debe recuperar la fantasía como capacidad necesaria, pues la realidad nunca está
completa y apunta hacia el futuro. Cuando se tiene en cuenta el futuro –horizonte
perspectivista- la realidad aparece tal cual es, como un mundo de conflictos dialécticos,
como mundo inacabado. Esto solo puede cambiar si se tiene en cuenta las posibilidades
del futuro. Además, la utopía se encuentra en ese horizonte perspectivista.

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