El ,k•Lf,\J f1.lllkl ¡1 , 1,¡u u t r,1 \ c:-.

cntor, solía preguntar

.1 , u , r.1-.1, nr, , .lcJUL 1J dt1:-. de mult1pks padec1m1cntos:

. J', ,1 ,:~•L 11,1 "'- ~u 1c 1LLI w,rcJ; ,, Y muchas veces, de las

1'- , ¡-u, , u , 1. ,t1-11.1 una onentac1ón para la psicoterapia
,1 - l' · L_,· -1 '- ' tl' lo que le ata a la vida son los hiios; al
,•t; · Ll' ul 1. nt11 l tn J luhil1dad sm explotar; a un tercero,
-1u· : : , . _ ,,!, unl, :-, u 1arn os rt:cucrdos que merece la pena
,'L_,,_: ,_;1.\ l 1h 1<lo. Te1cr estas tenues hebras de vidas

' r..- , n unJ urd1mhré tnm e, coherente , s1g111hcat1va y

,·-_ -~-;,>~ 1. , LJ 11h¡et0 con qut: se cntrentala logoterap1a.
A veces 1,í:allaban incluso los grito s y ello exigi-a un
ndo esfuerzo de auto cont rol para no g
treme
. .
pearlos. La pro_pia lf~ita b'l'd d
i i a perso nal adqu iría o 1-
proporciones maud_itas cuan do choc aba con la
apaúa de otro, espec ialme nte en lo~ casos de peli-
gro (por ejempl~, cuan d~ se avec inab a una ins-
pección) que tema n su onge n en ella.
LA LIBERTAD INTER IOR
Tras este inten to de prese ntaci ón psico lógic a y
explicación psico patol ógica de las carac teríst icas
típicas del reclu ido en un camp o de conc entra -
ción, se podr ía sacar la impr esión de que el ser
humano es algui en comp leta e inevi table ment e
influido por su entor no (ente ndién dose por entor-
no en este caso la singu lar estru ctura del camp o
de conc entra ción , que oblig aba al prisi oner o a
adecuar su cond ucta a un dete rmin ado conju nto
de pautas). Pero, ¿qué decir de la liber tad huma -
na? -}~o hay una liber tad espir itual con respe cto
a la cond ucta y a la re acció n ante un ento rno
dado ~ ~Es cierta la teorí a que nos ense ña que el
homb re no es más que el prod ucw de much os fac-
tores ambiental es cond icion antes , sean de natu-
ralt za bioló gica , psico lógfr a o socio ló gi ca~ ¿El
homb rt es sólo un prod ucto accid ental de dichos
í~tore~~ Y, lo que es más impo rtant e , .:las reac-
aone s dt· l<>~ pn~io · · nenJ~
. an te el mun d o- singu ¡ar
de un carnrv
di:-
, -J · •· uma- ntrao•on - , son una prue b de
que ti h<JJr1hrt· a Visto de~d e este ángu lo. las reacc íones men-
d
· · n<J pue e tM:ap a r a .la m • fluen cia·
de 1-o oue le n 1-- :;, L
1
J< Ld. ~LS 9u~ frent e a tales circu ns-
• .~
, •
t.anua.'> n<, ti~Iie f>'J~íhi)ídad <lt elecd ónr'
pode m os con testa r a todas estas pregu ntas en
e a la expe rienc ia y tamb ién con arreglo a los
b as . . d
rinci pios. Las expe nenc 1as e la ~ da en un cam-
P dem uestr an que el hom bre ti ene capacidad
~: elecc ión. Los ejem plos son abun dante s, algu-
s hero icos, los cuale s prue ban que pued e ven-
~:e
º ºrse la ap aú a, elimi narse la irritabilida d. El hom-
puede cons erva r un ve~ti gio d e 1~ liber tad
espir itual , d e _ind epen d~no a men ~l, mc_lus? en
las terrib les orcu nstan cias de ten s1on ps1qm ca y
física.
Los que estuv imos en camp os de con cen tra-
ción recordamo s a los hom bres que iban de barra-
cón en bar racó n cons olan do a los demás, dán-
doles el últim o trozo de pan que les qued aba.
Pued e que fuera n poco s e n n úmer o, pero ofre-
cían pruebas sufic iente s d e q ue al ho mb re se lt:
puede arreb atar todo salvo una cosa: La ú~ím a de
las libertades humanas - la elección de La ad1tuá per-
sonal an te u n conju nto de circun.stanCÚlJ- para deci-
dir su propi,o camin o. .
Y allí sie mpre habí a ocasi ones para elegir. A
diario , a todas h oras, se o frecí a la opor tun ídad de
toma r una decisión , decis ión que deten ninab a si
uno se some tería o no a las fu erz.as que amen a-
zaban con a rreba tarle su yo más íntim o, la liber-
tad inter na; que deten n~b an si uno iba o no_ íba
a ser el jugue te de las circu nstan cias, renun cian-
do a la liber tad y a la d ignid ad, para d~j~rse mol-
dear hasta conv ertirs e en un reclu so upKO-
tales de }05 inte rnad os en un camp o de c~~ce_:
debe n pare cern os la sim
trac1rm . ple expres•on uc
. : .cas.
deter mina da~ con dicio nes físicas Ysocwlogi
w
 ·\llll r 11:lll (i t) ro n<lic'ilHH'S .
r:iks nmw In hit
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. - I·\ ··1l1' 11w11 t:Ki 6n t mm ltnt'll lt.' v' las ct ivt' ,.S,\s
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10 lll üdo . <'ll 1lll amHisis {d tinw se hace p ~ll t: ll((-
q11t' el tipP dt· perso11 :1 en qm.' se crn~v.<·.rtfa 1m pri-
sionffo t'ra el resu lt ado cfr una denstú11 í111 iin;i v
110 ünic unen1e producto de la influencia del c;,111 ;_
po. Ft 111 naméntalnwnt t'. pu('s, cualqui er hoinhr('
podía. incluso bajo f;'l)es ci rcunstancias, decidir
lo que sl'ría ck él -mental )' espiritualmente, plws
aü n en nn ca rnpo de co ncentrac ión pued e c 011 _
sen·ar su dignidad humana. Dostoyevski cli_jo en
una ocasión: <<Sólo temo una cosa: no ser digno
de mis sufrimientos» y estas palabras retor naban
una y ou·a vez a mi mente cuando co nocí a aq ue-
llos mártires cuya conducta en e ] campo, cuyo
sufiimiento y muerte, testimon iaban e1 h echo de
que ]a libertad íntim a nunca se pierde. Pued
decirse que fueron dignos de sus sufrim ientos)'
la forma e n que ]os soportaron fue un logro inte-
rior gen uino. fa esta libertad espiritual, que no se nos
puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido
y propósito.
Cna vida activa sirve a la in tenc ion a lid ad de
dar al hombre una oportunidad p a ra co mpre n-
der sus méritos en la labor creativa, mientras qu e
un~ vida pasiva de simple goce le ofrece la opor-
tunidad de obtener la pleni tud ex p erim e ntando
la belleza, ti arte o la naturaleza. Pero tambi én es
p~sítiva la vida que está casi vacía ta n to d e cr ea-
CJ_<~n nJmo de g<no y que admite un a so la p osi-
bilidad _de wnduna; a saber, la ac titud d el h om-
bre hacia su ,~.. x·istenc
- ·,a, una ex1-;tenc1a
. • resrnn
· g 1·da
l(J{J
'
•\' { 1t'
p or f11 c•rzas ~1'.c lt' so 11 ;1_j<'11 :1s. ¡\ es rt· ilrnnh rt·
,,
1(. est{l n .¡)l'o h1h1das t;,11110 la vid " <T( "•tt ·, ,..., (.nmo 1.1
' ns exis1e 11 rrn el(' ~0 <'<' . p<'ro no sú l<> so11 signi li(':11ivas
t •r- la ('l'c:1tividad y c•I goce: lodos los aspC"rtns dr L1
vida sOll ig-1.1;_11111<:' lll'C' signil'ira ti vos, ck ,n o do <)ltl·
el suí'ri 111ic 1lfo ti ene q11e s('l'lo 1:1111lii (·n . F.l su-
frilniento e s 1111 asp<·cto dc• la vi d :, q11<' no pt1<' dc
erradicarse, c.onw 110 p11C'dl'11 ap:ir1:1rsc el d n, ti-
11 0 o la mue rte. Si II t odns (' !l os Lt vid ;, 110 e s
cornplet.,1.
La rnúxima pn·on1p,Kió11 d e los prisiot1<'ros se
resumía en un a prcgllllla: ¿sobn·vivirernos al c:un-
po de concentración? De lo co ntrari o , todos estos
sufrimientos carece rían de se rHid o . I ,a pregun ta
qu e a mí, p e rsonalrn c 11le, me a11 g1 1sti aba era es ta
otra: ¿tiene a lg(111 sen tido tod o este sufrirni e nlo ,
todas estas mucr lcs? Si care cen dC' sen tido, en ton-
ces tampoco lo ti e ne sobre vivir al inte rn am iento.
Una vida cuyo último y úni co sentido c onsist.i c-
ra en supe rarla o su cumbi r, un a vida, por Lanto,
cuyo sentido dependi era, en última i11s t.ancia, de
la casualidad, no me rece ría n 1 abso lt1 to la pcn.:1
de ser vivida.
EL DESTINO, UN RECALO
El modo e n que un hom bre acepta su destino
y todo el sufrimiento que éste con ll eva, la forma
en qu e carga con su cr uz , Je da mu chas o~or~~-
nidades -incluso bajo las circunstan cia,') m~~ dih-
ciles- para añadir a su vida un se ntido mas pro-
fundo. Pued e conservar su va lor, su <lignidad, su
generosidad. O bien, en la dura 1uc h-a Por la super-
1OJ