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Cualquier cosa, menos quietos

Número 71 - N o v i e m b r e d e 2 015 - D i s t r i b u c i ó n g r a t u i t a - w w w. u n i v e r s o c e n t r o . c o m
2 CONTENIDO EDITORIAL número 71 / noviembre 2015 UC 3

8
El próximo
Epidemia Inventario de camas
presocrático

10 paranoide por G L O R I A S U S A N A E S Q U I V E L
Los envíos
de la Polla
Ilustración: Camila López

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L
Un león
por dentro a primera fue la de las monedas, la de la en- con la sensación de que nada pasa allí si no hay partici- medio de una sala, inventándome puertas y paredes
fermedad y las lágrimas. Era prestada y te- pación de drogas, strippers, desierto y coyotes salvajes. invisibles que al principio no supe levantar. Apren-
storia ilustrada de Colombia nía unas sábanas de leopardo horribles. La octava fue una cama, ya no un sofá, de vuelta dí a no tener casa, o mejor, a hacer de mí misma una

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La segunda era estrecha pero las sábanas en Solano. Fue la de la ansiedad, el encierro volunta- casa, llevándome en la espalda las maletas, las heri-
eran mías. No recuerdo si era cómoda o no, rio y el ciclo de películas de Almodóvar donde fui la das, el silencio y las rutinas de un tiempo en el que no
pero creo que dormí bien. Fue la de la soledad y la del única espectadora voraz. me permití sentir. Ni parar, ni llorar, ni respirar por-
encierro. Al frente tenía una ventana. La vista siempre La novena fue otra vez la luz de la mañana. que, dice el I Ching, “no detenerse jamás en medio
Días de a era gris, a pesar de que hizo mucho sol ese verano. La décima la compartí con mi padre casi un mes. del peligro”. Dormía cuatro horas en las noches y lue-
caballo La tercera fue la mía, la propia, la primera. Ubi- Dormíamos cómodos y no nos atravesábamos en el go tomaba una siesta de dos horas en un sillón en la
qué y reubiqué su cabecera varias veces. En invierno camino del sueño del otro, aunque a veces él me qui- biblioteca. Escribí parte de mi libro y descubrí que no
hacia el sur, lejos de la ventana. En primavera hacia taba la sábana. Disfrutaba mucho compartir la cama hay nada mejor que perderlo todo e inventarse otra

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el norte. Me enfermé en ella y la vomité una noche con mi padre y sentía que Electra dormía entre él vez y otra y otra hasta que salgan nuevas líneas en
después de una fiesta. Fue la de buenos polvos y aún y yo. La última noche, antes de partir, me abrazó y las manos. La extraña constancia del masoquista. A
mejores pajas. La del Skype. La de las mañanas mi- pasó sus manos por mi rostro como para no olvidarse veces, cuando todo me daba miedo, me subía sobre
El holocausto rando por la ventana al Empire State que se perfila- de que yo todavía existía. Después de su partida, du- el futón e imaginaba que nada podía llegar hasta allí
sin eufemismos ba a lo lejos.  rante una semana, dormí sola en esa cama. Ahí leí a porque, de todos los lugares en el universo, ese era el
La cuarta era estrecha, sencilla. Mal feng-shui Joan Didion y pensé en los movimientos geológicos único enteramente mío, así fuera prestado.
pues evidencia a un hombre soltero que no quería de- del cambio. La diecisiete fue otro futón en Chicago.

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U
jar de serlo. Un capricho. La decimoprimera fue un sofá en Midwood. Al La dieciocho otro futón en Ann Arbor. Allí vi
na razón política basada en riesgos electorales y recatos religiosos, una apelación La quinta fue la de los amigos que generosamen- principio pensé que era una oferta generosa. Ahora los espejos.
premeditada al temor irracional de los padres de familia, una estrategia de con- te la prestaron. Pequeña pero cómoda, me hizo te- solo recuerdo los excesos de vodka y piscolas. La diecinueve fue prestada y me hizo redescubrir
trol social para dar poder extorsivo a los policías, un miedo a los humos, a los pol- ner buenos sueños. Fue también la de las lecturas La decimosegunda fue en Washington Heights. Fru- la maravilla de tener una puerta. Para encerrarme. Y
Crónicas vos, a las raíces, a los hongos, a los moños, a las pipas. Todo se aprovechó para a la madrugada y la música que apenas se oía. Muy ta en la mañana y la revelación de los libros que querían ver películas de Jarmusch a todo volumen. E imagi-
danesas armar una historia de terror con redactores políticos acompañados de alguaciles cómoda, aunque al principio pensaba que no iba a mostrarme mi rostro en todas sus dimensiones. narme dobles de Europa Oriental que van por la vida
paranoicos. La droga –un genérico absurdo, una simplificación de inspector– se convirtió en- contener mi cuerpo.  De la trece prefiero no acordarme. rechazando vestidos y regalos.
tonces en el enemigo número uno de las sociedades libres y las sociedades vigiladas. La más La sexta no fue una cama. Fue un sofá en una sala Fue en la catorce en la que comencé a sentir envi- La veinte fue la que espero sea por mucho más

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famosa de las historietas policiales alcanzó a escribir en la portada de una de sus revistas: “Ma- en Solano, California, que me prestó Camilo por una dia. Abría los ojos y pensaba que era mía, que lo ha- tiempo. Cómoda y mía. Mía. Mía. Allí me di cuenta
rihuana asesina de jóvenes”. Una edición más reciente habló de “la mata que mata”. Siempre se semana. La suya fue la primera biblioteca que inten- bía logrado, que había reconquistado un espacio solo de las muchas maneras en las que hacía de mi camino
ha dicho que unos se la fuman y a otros les cae pesada. Luego la coca los aceleró un poco más té reconquistar en el verano. Quedaba justo al frente para mí. Luego me daba cuenta de que era prestado y un zigzag mareador y culebrero que me dejaba los to-
Volar en un y llegaron las imposiciones disfrazadas de convenciones internacionales. Un consenso moral del sofá. Ahí leí a Piglia, a Levrero y a Nettel. Des- bajaba la mirada decepcionada. billos torcidos. 
solo pie comenzó a hablar de epidemia y la histeria se hizo racional, vigilada, estudiada y sangrienta. cubrí también a Lispector y a Gómez Jattin y me di La quince fue acogedora y ratificó mi necesidad La veintiuna fue en otra Bogotá distinta a la que
l fin Ahora la “epidemia” se vive en las calles y en las cárceles. Crecen el consumo y los presos por cuenta de que en California hace muchísimo más frío de soledad. La de la felicidad y la escritura a mano. visité hace un año. Y me trajo sueños larguísimos
delitos relacionados con el tráfico de sustancias prohibidas. Se multiplican los problemas. que en cualquier otra parte del mundo. También fue la del ritual de leerme, antes de dormir, con historias aburridas que se parecen más a la vida
Una publicación reciente del Instituto de estudios para el desarrollo y la paz (Indepaz) La séptima fue una cama de hotel en Los Ánge- oráculos en donde proyectaba todo eso que deseaba y misma que a las pesadillas que antes tenía en esa
UNIVERSO CENTRO asegura que entre 2009 y 2014 han sido capturadas 481.858 personas en Colombia por deli-
tos estipulados en la Ley 30 de 1986, nuestro “código” madre en el tema. Capturas que ade-
les que compartí con Daniel. El hotel quedaba fren-
te al Teatro Chino y la piscina parecía sacada de una
que esperaba encontrar pronto. 
La dieciséis iba a ser solo por un tiempo y se con-
misma cama, y que me hacían levantar sonámbula a
gritar por toda la casa despertando a mis padres y a
Publicación mensual más de una dosis mínima de condenas dejan unas líneas de corrupción y regueros varios. Pero escena de Mad men. Era como si la ciudad estuviera virtió en compañera por cuatro meses. Y en realidad mi hermana.
los procesos y las condenas no son un mal menor. De modo que las cárceles se han ido llenan- cubierta de una capa de plástico y suciedad. Siempre no era una cama sino un futón. Aprendí a vivir en La veintidós, cerca al mar. UC
DIRECCIÓN Y FOTOGRAFÍA do de vendedores de pacotilla, consumidores a cielo abierto, tramitadores tenebrosos, cam-
– Juan Fernando Ospina pesinos raspaos y políticos, policías, jueces y militares con espíritu emprendedor. Desde el
EDITOR año 2000 hasta el 2014 el número de presos creció 136% en Colombia, mientras el número
de condenados y juzgados a la sombra por la Ley 30 de 1986 creció 269%. Hay 60.000 fami-
– Pascual Gaviria lias cocaleras, un buen puñado de jíbaros en las capitales haciendo mandados, una cantidad
COMITÉ EDITORIAL de mujeres en el transporte y almacenamiento –más del 40% de las mujeres en la cárcel en
– Fernando Mora Colombia están bajo letra de Ley 30– y algunos políticos en labores administrativas y legales.
Uno de cada cinco encanados en Colombia está en la mala por su juego con las plazas, los je-
– Guillermo Cardona
fes de finanzas, los duros, los jíbaros alfa o los parches de sople. No contemos los muertos que
– Alfonso Buitrago nos complicamos.
– David E. Guzmán Estados Unidos fue el principal guionista del cuento y es consecuente: tiene 2’300.000
– Andrés Delgado presos y 500.000 están por delitos relacionados con pacos, bolsas, arrumes, caletas, cobros,
túneles y mulas. Desde 1975 la lucha antidrogas comenzó a dar sus frutos en presos. En 1980
– Anamaría Bedoya tenían apenas 40.000 encerrados por consumo, tráfico, posesión y demás conspiraciones tu-
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN rras, en 25 años han multiplicado por 12 la cosecha. Estados Unidos mantuvo desde 1925 has-
W W W. UN I V E R S O C E N T R O . C O M

– Gretel Álvarez ta 1975 un promedio cercano a 110 presos por cada 100.000 habitantes, hoy tienen 751 por
cada 100.000. Y comienzan a buscar otras hierbas como remedio. Hay que decir que toda
DISTRIBUCIÓN
América Latina ha jugado con juicio esta especie de seguimiento. Hemos ido detrás en la his-
– Erika, Didier, Daniel y Gustavo teria prohibicionista y en el temeroso tanteo de otras alternativas. Pero al negocio y a la gue-
CORRECCIÓN rra les falta historia. Noriega dejó un camino. Por hoy no queremos hablar de la casa.
– Gloria Estrada Se mueve la política y se mueve esa compleja mesa de juego en el continente. Colombia subió
su siembra en el último año pero cada vez es más una primera etapa en ese largo viaje de esca-
ASISTENTES
las. Vamos a terminar en la pura agricultura. Nuestros cocaleros ya no cocinan, raspan y entre-
– Sandra Barrientos gan; nuestros narcos son regentes de las etapas intermedias del tráfico y algunos de sus mejores
hombres están en la minería. Y el comercio “regulado” puede cambiar tanto como el libre. En
Es una publicación de la Perú se produce casi la misma coca que en Colombia y cae solo un 20% de lo que se hunde por
Corporación Universo Centro aquí. Hace poco el ministro de gobierno peruano dijo que comenzarán a bombardear avionetas
sospechosas de llevar coca hasta el techo. Y Venezuela ha terminado siendo la ruta del 30% de
Número 71 - Noviembre 2015 la coca colombiana –si se le pregunta a los expertos– y más del 50% si se le pregunta a los fun-
20.000 ejemplares cionarios gringos. Veremos si una firma con las Farc podría mover un poco más el negocio.
Impreso en La Patria Cuando se miran los números de los consumidores todo el alboroto adquiere una dimen-
sión un poco más modesta. Según las encuestas recientes el 2.4% de los gringos dice haber
metido coca al menos una vez en el último año. Eso son más o menos ocho millones de los
universocentro@universocentro.com 321 que se calculan viven hoy en la USA. Los países más huelengues son España y Argentina,
donde apenas el 2.6% de sus habitantes entre 15 y 64 años los que dicen haber buscado el ca-
D I S T R I B U C I Ó N G R A T U I TA lambre de la cocaína. Esos son los extremos de la epidemia. Pero los peores efectos de la aluci-
nación se viven en otras ollas. UC
4 UC número 71 / noviembre 2015 número 71 / noviembre 2015 UC 5
r e c o r r i d o s - r e c o r r i d o s - r e c o r r i d o s - r e c o r r i d o s - r e c o r r i d o s - r e c o r r i d o s - r e c o r r i d o s - r e c o r r i d o s - r e c o r r i d o s - r e c o r r i d o s

No solo las esquinas se disputan el protagonismo de los barrios


de Medellín. En las curvas ascendentes y descendentes y en las
mitades de cuadra sus habitantes hacen gala de sus aptitudes Barrio San Pablo
Walter, el perifonero
para la socialización, los homenajes y la fiesta. Aquí presentamos
tres postales que hacen parte de El libro de los barrios, proyecto de
la Secretaría de Cultura Ciudadana en coedición con Universo
Centro que verá la luz en diciembre.

Fotografías: Sergio González

por R E D A C C I Ó N U C
Barrio Santa Fe
La sobreviviente

Fotografías: Juan Fernando Ospina

L
a que tal vez sea la única palo-
ma de la paz con treinta años
cumplidos está en la calle 20
con la carrera 59, barrio San-
ta Fe de Medellín. Se extiende
a lo largo de unos doscientos metros de
asfalto, con los bordes, el pico y el ojo
hechos con pintura amarilla, y el resto
del cuerpo blanco y con una bandera de
Antioquia en la cola. En las patas tiene
un pergamino; en el pico, la consabida
rama de olivo; y a modo de pie de pá-
gina, la imborrable fecha del dibujo: 26
de agosto de 1984.
Miles de estas palomas fueron pin-
tadas ese día en las vías y muros de Co-
lombia por invitación del presidente
Belisario Betancur, para apoyar el pro-
ceso de paz con las guerrillas de las
Farc, el EPL y el M-19. Con el tiempo y
los fracasos, el entusiasmo y las palo-

P
mas se fueron desvaneciendo. Pero en
este barrio, Adolfo León Gómez se ha
encargado de que el recuerdo no des- or la calle de un barrio al no- por las calles difundiendo mensajes, y que tendría por ahí unos seis años. Mi compró una vieja monareta que luego
aparezca, y de tanto en tanto, aunque roriente de la ciudad (pue- a diferencia de su predecesor no está hermano me decía llorando: ‘Tranqui- reemplazó por una todoterreno. Y hace
cada vez más solo, le da su refuerzo. de ser Granizal, La Salle, al servicio de los magistrados sino de lo, no se preocupe que cuando estemos unos meses, tras más de quince años en
El apodo de ‘Niño Dios’ ha acompa- San Pablo o Santo Domin- la publicidad. Promociona productos, grandes nadie nos la va a montar’. Yo el oficio, cumplió dos de sus deseos de
ñado a Adolfo desde la cuna hasta es- go), Walter maneja su bici- eventos, campañas o cualquier artícu- volví y me capitalicé, y a cada rato me un tirón: “Yo quería una bicicleta a mo-
tos días de jubilado, en los que toca de cleta negra con motor a gasolina. Una lo que el cliente en busca de publici- atracaban y volvía y me capitalizaba. tor y tenía el sueño de montar en avión,
puerta en puerta y pide comida para mano sujeta un manubrio; la otra, le- dad barata y efectiva requiera. “Hacer Dejé la prensa porque ya no se vendía”. entonces me fui en avión para Bogotá
los pobres o plata para comprar pintu- vantada, sostiene un megáfono. Al perifoneo no es solamente coger un Trabajó un tiempo repartiendo vo- a comprar la bicicleta. Llegué en cua-
ra y poder retocar la paloma. Cada tres tiempo que pedalea suelta un pregón, megáfono. Uno busca que la gente se lantes en el Centro, hasta que una tía renta minutos, fui a Suba, donde las
o cuatro meses le dedica un domingo y su voz, amplificada, se escucha nasal, enamore de lo que se está promocio- que desistió de vender aguacates le ce- vendían, me demoré tres horas nego-
entero a reteñir líneas, rellenar letras, grave, dilatada: “Estamos invitando nando, que sienta la necesidad. Se tra- dió un megáfono que había comprado ciando y me regresé en flota: tenía que
recuperar detalles. Por eso se presenta a toda la comunidad a que vengan a la ta de motivarlos, animarlos a través del para promocionarlos. Walter, que cami- volver a trabajar”.
también como el papá de la paloma. agenda cultural que tenemos desde las megáfono, ¿sí me comprende?”, dice. naba por todos los rincones de esos ba- Con su bici de motor, Walter peda-
Y aunque muchos motociclistas seis y media de la tarde hasta las ocho Hace 42 años llegó en brazos de su rrios y era bien conocido entre la gente, lea menos y avanza más. Emblema de
protestan por lo resbaloso del pavi- y media de la noche. Les vamos a traer mamá a San Pablo, un barrio recién na- recorrió los negocios ofreciendo el ser- un oficio anacrónico, en una época en
mento, Adolfo está tan comprometido distintos grupos musicales. ¡No se que- cido como él. Entró a estudiar a una vicio de perifoneo. Empezó a hacerle la que es normal recibir llamadas de vo-
con ese animalito que solo una guerra den en la casa! ¡Anímense! Estos even- escuela improvisada por un grupo de propaganda a almacenes, supermerca- ces autómatas que ofrecen lo que no sa-
podría detenerlo. UC tos son muy buenos y no vienen diario monjas que daba clases al aire libre, dos, carnicerías y estudios fotográficos; bíamos que necesitábamos, ahora hace
al barrio. Los muchachos, las mucha- y comenzó a trabajar a los diez años le fue tan bien que a los pocos meses los planes para seguir modernizándose:
chas, los adultos, ¡todo el que quiera ve- como voceador de periódico: “Vendía líderes y las organizaciones sociales lo “Quiero ponerle un motor más grande a
nir! Aprovechen que la rumba es gratis. periódicos por La Salle y Guadalupe. contrataron para sus campañas. la bicicleta y tener un megáfono de esos
Nooo, esto está tan bueno que hasta yo Cuando hice mi clientela me le inde- Al principio, cuando no tenía más que uno solo graba la promoción y el
me voy a pegar”. pendicé al patrón. A los dos meses me que su voz, el megáfono y las ganas de megáfono hace la bulla por uno. ¡Ah!,
Sucesor del pregonero de la antigua quebré porque me atracaron en un ca- trabajar, alquilaba bicicletas para poder y también quiero que me llegue la me-
Roma, Walter, el perifonero, deambula llejón. Yo estaba con mi hermano Odel, movilizarse. Con las primeras ganancias dia naranja”. UC
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r e c o r r i d o s - r e c o r r i d o s - r e c o r r i d o s - r e c o r r i d o s - r e c o r r i d o s

Ver es poner luz


Ver es poner sombra
Samuel Vásquez

Barrio Guayabal La Colinita


Zona de turbul encias
Fotografía: David E. Guzmán Mercurio de Oro
Máxima distinción otorgada a CONFIAR por parte de la Federación
Nacional de Comerciantes FENALCO Antioquia, el 27 de octubre de
2015 durante La Noche de los Mejores, el evento más trascendental
del comercio antioqueño.

Compartimos este reconocimiento a nuestra contribución a la


construcción de tejido social, al bienvivir de los Asociados
y al fomento de la cultura solidaria.

Ahorro y crédito con solidaridad para el bienvivir

www.confiar.coop

“vamos
Avanzamos en tecnología porque

Fotografía: Archivo BPP


más allá en conocimiento
” (EAFIT)

N
o es Afganistán, pero pa- más alta de Guayabal sienten el rugido de
rece. Desde las seis de la turbinas y motores por lo menos ochen-
mañana, a los seis mil ha-
bitantes del barrio La Co-
ta veces al día.
Los impactos más leves se perciben
¡Nueva!
linita los sobrevuelan en las conversaciones interrumpidas,
aviones de hasta cuarenta toneladas bien sea por teléfono o personalmen- MAESTRÍA EN DESARROLLO HUMANO ORGANIZACIONAL
que pasan a escasos quince metros de te. “Esperá que está pasando un avión” (Modalidad virtual)
techos y terrazas antes de aterrizar en es una frase común, aunque a veces no SNIES 104963
el Olaya Herrera. “El ruido es ensorde- es necesario decir nada y basta una mi-
cedor, la casa se estremece… Llevo más rada entre tendero y comprador. Pero
de veinte años viviendo aquí y no me también hay consecuencias mayores
acostumbro”, dice Lilia, una de las fun- que nadie ha logrado medir. Ya han di-
dadoras del barrio. Su casa está en una cho especialistas que a su paso por aquí
de las partes más altas y es la base de los aviones registran alrededor de no-
una edificación de tres pisos. En las te- venta decibeles, y el nivel máximo per-
rrazas de La Colinita se tiene la sensa- mitido en una zona urbana residencial Medelllín Llanogrande Bogotá Pereira
ción de que estirando el brazo se puede es de 65 decibeles.
tocar la barriga de un avión. En contraste, la vista desde La Co-
Aunque en 1985, un año antes de que linita es un lujo cotidiano. Los vecinos
se fundara el barrio, el Olaya Herrera re- más apocalípticos no descartan que
dujo sus actividades casi hasta desapare- un mal día un avión de esos se estre-
cer, hoy es una de las terminales aéreas lle contra una plancha, “diosnoloquie-
con mayor movimiento en el país: cada ra”. Nunca ha pasado, no hasta ahora.
año moviliza cerca de un millón de pasa- Lo más grave, cuando pasan los aviones
jeros y ocho mil toneladas de carga. Ci- grandes, es el tremor tenue de un muro
fras que se traducen en ruido para niños, y el sonido de una olla al chocar contra
jóvenes y viejos del barrio, que en la parte otra en un rincón de la cocina. UC
8 UC número 71 / noviembre 2015 número 71 / noviembre 2015 UC 9

El próximo presocrático
Hace poco más de un año murió en Manizales el filósofo Jorge Iván
Cruz , profesor de materias tan arduas como la fenomenología y la
filosofía de Kant en la Universidad de Caldas, donde dictó clase
por más de dos décadas. Sin embargo, sus logros parecen estar en un
ámbito más espirituoso que espiritual. Un alumno y amigo ajusta
cuentas con la figura de este improbable maestro de la botella.

por PA B L O A R A N G O
Ilustración: Titania Mejía

L
a historia de la filosofía anti- El objeto mismo de esa ansiedad era ya cumbre de la excelencia humana. Si profesor de Hegel le contestó en un tono
gua está llena de pensadores un tanto absurdo: manifestaba una pre- esto es cierto, el problema es que no borracho y condescendiente: “Es la fini-
sin obra. Al menos sin obra es- ocupación constante por ocultar que es- hay ninguna receta para alcanzar esa tud, papito, la finitud. Esa hijueputa nos
crita. La inescrutable fortuna taba borracho cuando estaba borracho, virtud: por definición, el ironista deli- va a poner la moña a todos”.
nos ha legado apenas un co- que era casi todo el tiempo, y cuando era berado está condenado al fracaso. Las Como siempre ocurre en las fiestas —
torreo sobre las ideas de los presocrá- evidente que todos los que lo conocía- únicas opciones que quedan son la se- aunque esto era un velorio—, en algún
ticos, de Diógenes y Epicuro, pero sus mos pensábamos que Cruz se mantenía riedad absoluta y la parodia absoluta, momento alguien discutió con alguien en
libros se han perdido. En el mundo mo- borracho. Para eludir ese juicio había ur- el silencio en el que todas las verda- la verbena de la entrada, no se sabe por
derno tal cosa parece imposible: todo dido una serie de tácticas, entre las que des se disuelven y solo queda la mira- qué, como pasa en estos casos, y para pa-
el mundo publica, el que no publica no destacaban, en primer lugar, ataviarse da descarnada del borracho junto a la rar la riña tuvo que llegar la policía.
existe y hay mil formas de guardar lo con una bata blanca de profesor en las Pony Malta y la copa. En una nota publicada por el perió-
publicado. Jorge Iván Cruz es el últi- ocasiones (que no eran pocas) en las que En una de las obras maestras sobre dico La Patria se reprodujeron los co-
mo de los filósofos antiguos: carece de alcanzaba el más alto grado tolerable el tema, Julian Barnes se pregunta si en mentarios de varios allegados. En uno
obra, a mi juicio, ya que lo poco que es- de intoxicación alcohólica, de tal mane- torno del ironista se produce una acu- de ellos otra profesora declaraba que
cribió no vale ni el papel en el que está ra que la gente se confundiera y pensa- mulación de ironía. Reflexionando so- Cruz “era un hombre entregado a su fa-
impreso, y lo publicó únicamente para ra que, dado que estaba enjaezado con la bre el destino de Cruz, yo diría que sí, y milia”. Un amigo común me preguntó a
aprovechar el sistema de estímulos a indumentaria típica del profesor, el pro- estaría tentado a agregar que alrededor qué se refería. Lo único que se me ocu-
las publicaciones académicas y aliviar fesor Cruz estaba sobrio. El resultado de un ironista muerto se produce una rrió es que a veces la ironía se esconde
un poco la carga de deudas que sostuvo fue que todos sabíamos que, cuando lle- acumulación de la mejor clase de iro- en el fondo del significado más literal y
a lo largo de su vida. Pero es una figura vaba la bata blanca, Cruz era una nave nía: la involuntaria. Tolstoi explotó el que, en el caso de Cruz, era muy cierto
interesante y perturbadora, mucho más estropeada conducida por un fantasma. tema como nadie en La muerte de Iván que había sido entregado, en el sentido
que sus colegas más respetables. Lo co- La segunda táctica consistía en Ilich, y Cruz lo ratificó, involuntaria- postal del término, día a día como un
nocí en julio de 1994, justo antes de que que, cuando se sentaba a beber en al- mente, en sus propios funerales: desde paquete durante más de treinta años,
yo entrara a estudiar filosofía en la uni- guna tienda o cantina cerca de la uni- el velorio hasta el entierro, pasando por en la puerta de la casa de sus familias
versidad. Luego fue sucesiva y simultá- versidad, pedía que le sirvieran el las notas de prensa, todo fue un mal- sucesivas (esto lo sé de primera mano
neamente mi amigo, mi profesor y mi aguardiente en una botella pequeña de entendido, al mismo tiempo delirante, porque en muchas ocasiones hice las
colega. A pesar de todos esos años co- Pony Malta. Hasta ahí, todo iba bien: triste, hilarante y absurdo. veces de mensajero).
nociéndolo, no dejaba de sorprenderme dado que esas botellas son oscuras, es Para empezar, en la sala de velación En la ceremonia religiosa previa al
su presencia: era como un signo de in- imposible saber a simple vista qué con- había una corte de borrachos desde la entierro propiamente dicho un profe-
terrogación clavado en el corazón de la tienen. Pero había un detalle que arrui- entrada del edificio. Por momentos la sor exaltó las virtudes de Cruz, entre filósofos de nuestro departamento llevan décadas in- vino y comida. Nuestros colegas respetables estaban goza de un gran prestigio, no solo en Colombia sino
academia, una especie de náufrago que naba el ardid: además de la botella circunstancia no era la de un duelo sino las cuales mencionó, para sorpresa de tentando consagrar nuestro centro de estudios como debidamente trajeados, debidamente pomposos, y también en varios continentes. Pero, una vez más,
fue a dar a una universidad por azar y, oscura pedía una copa de vidrio trans- más bien la de una verbena. Si alguien amigos y conocidos, que el difunto ha- una de las unidades académicas más importan- así sucesivamente. En un momento de la reunión — no somos reconocidos como filósofos respetables, al
no habiendo nada mejor que hacer, se parente, de las que usamos típicamen- lograba atravesar esa vanguardia de bía sido un luchador de las causas so- tes de Colombia, es decir, una en la que los profeso- que se realizó en una casa de dos pisos con jardín— menos no en el sentido académico (el logro no es ex-
quedó allí hasta su muerte. te los borrachos en todo el mundo para saludos efusivos, llanto, escupa, risas, ciales y, particularmente, de la defensa res y estudiantes escriben textos serios, rigurosos y llegó un tanto retrasado Cruz, acompañado por otro clusivo de Cruz, pero no es el momento de mencio-
La carrera académica de Cruz, si es tomar aguardiente o vodka o whisky o trago y trago, se encontraba luego en de la educación pública. Dado que la profundos y, si es posible, originales. También han colega. Venían bastante colocados, Cruz traía un par nar las modestas aportaciones que hemos hecho las
que puede usarse esa engañosa expre- cualquier cosa que pueda sobornar a la propia sala donde estaba el cadáver única lucha que le conocimos era la que adoptado ciertas maneras propias del estereotipo del de libros bajo el brazo y, en cuanto probó el vino, le figuras menores).
sión en su caso, es una ilustración per- nuestras conciencias limpiamente. con un grupo de personas claramen- libraba a diario para ponerse en pie en académico prestigioso: lenguaje pomposo, ausencia dijo a su contertulio que lo mejor era irse a buscar un Cruz murió en septiembre del año pasado. En
fecta de uno de los rasgos universales Un ironista fracasado, Christopher te divididas en dos categorías: los ami- la cantina y marcharse a casa, esa in- absoluta de humor o gracia en sus escritos, produc- aguardiente. Bajaron las escaleras hasta el primer abril de este año murió en Medellín otro querido ami-
de la vida humana: la ironía. Aunque Hitchens, se refirió a la ironía como “la gos y familiares que se comportaban formación nos sorprendió. Pero luego ción industrial de publicaciones, trabajo industrioso piso y, en la puerta de la casa, al avistar el jardín, go: el maestro internacional de ajedrez Óscar Castro.
no conozcamos sus mecanismos, sabe- ginebra en el Campari, el factor x, el según la norma, con discreción y sem- alguien, otro amigo, me recriminó por en horario de oficina. Al mismo tiempo, han esta- Cruz le anunció a su compañero que iba a orinar en Lo menciono aquí porque Castro era un ajedrecista
mos varias cosas sobre la ironía. Una movimiento del caballo en el tablero de blante circunspecto; y los amigos y fa- hacer este comentario y me recordó que blecido contactos con filósofos importantes de dis- el pasto. El amigo se ofreció a tenerle los libros mien- mucho menos destacado que otros jugadores colom-
es que sus mejores momentos son in- ajedrez, el ronroneo del gato, el nudo miliares que se comportaban según la Cruz siempre participó de los paros y tintas partes del mundo y los han traído a Colombia tras Cruz le daba curso a la naturaleza, pero este bianos, pero su muerte causó un impacto sorpren-
voluntarios: el resultado no buscado y de la alfombra”. Agrego: la bata blanca propia norma de Cruz: con llanto rui- las asambleas de profesores. Lo que yo para realizar encuentros igualmente pomposos, expresó su negativa moviendo la cabeza horizontal- dente: los medios de comunicación más importantes
muchas veces indeseado de actos cons- de Cruz, la copa de aguardiente junto a doso, voces altisonantes y tufo alcohóli- recordaba era que él asistía a esos sopo- igualmente serios, igualmente industriosos y plúm- mente. Ya estaba bajándose la cremallera y echando del país, incluso el diario El País de España, le dedica-
cientes que resultan ridículamente fa- la botella de Pony Malta. co. Hubo un momento en que uno de los ríferos encuentros y, las pocas veces en beos (todos los estudiantes de filosofía han pasado mano de su irrigador cuando, por una razón desco- ron elogiosas y extensas notas. De manera parecida,
llidos. La historia, particularmente la Kierkegaard —un filósofo que co- amigos de la segunda clase se abalanzó que hablaba, lo hacía para decir cosas por esto: emocionados por haber leído algún diver- nocida —quizá la fuerza del bamboleo de la cabeza Cruz, que como filósofo académico apenas si puede
historia de las ideas, es un terreno re- nocí gracias a una recomendación sobre uno de los obsequios florales que incomprensibles. Excepción hecha de tido diálogo socrático, entran a una facultad univer- para negarse a entregar los libros—, Cruz fue inca- mencionarse, es sin embargo un personaje mucho
pleto de ejemplos desternillantes y involuntaria de Cruz (dejó un libro ti- encontró particularmente conmovedor, cuando me hablaba al oído para suge- sitaria para encontrarse con que el único rasgo en paz de mantenerse en pie y cayó de espaldas en el más interesante.
tristes al mismo tiempo. Todo sistema rado en una cantina y el cantinero me perdió el poco equilibrio que le queda- rir que debíamos encaminarnos pronto común con la obra platónica es la fealdad de los filó- pasto. Pero la naturaleza ya había encontrado el ca- Cruz encarnó dos ideas clásicas de la filosofía que
filosófico, toda propuesta política, toda lo entregó)— decía que la ironía es ba y estuvo tirado en el suelo, abrazado al bar más cercano, sugerencia cuya sa- sofos varones). Es así como en 2009 la Universidad mino y fue así como la legación inglesa (que desde son incompatibles, y que han desaparecido de las aca-
pequeña idea que haya tenido la suerte una “determinación existencial”. Esto al arreglo floral mientras gemía y se ba- biduría jamás cuestioné. de Caldas organizó el XVII Foro Nacional de Filoso- hacía rato contemplaba la escena desde una de las demias: la idea de que la sabiduría consiste en una
de hacerse realidad, ha terminado con- quiere decir que es un error concebir lanceaba debajo del féretro. Un espec- Para no agobiar al lector con una in- fía y, como también se estaban celebrando los cin- ventanas del segundo piso) pudo ver a Cruz acostado forma de vivir antes que en la posesión de una teoría
vertida en otra cosa y, por lo general, en la ironía como una mera figura retóri- tador desprevenido habría podido jurar terminable lista de ilustraciones de mi cuenta años de la creación de nuestro departamento, en el pasto, irrigándolo con lo que parecía ser un as- del mundo; y la idea de que no hay sabiduría porque
la cosa contraria. ca o un modo del discurso. Es más que que el muerto se había caído del ataúd. planteamiento, voy a terminar con el nos decidimos a arriesgar un evento ambicioso. En- persor agrícola, y bañándose de paso a sí mismo y a no hay enigma, porque el problema de la vida no tie-
Pues bien, los mejores momentos de eso: es una manera de vivir, un modo Mientras tanto, un profesor, colega de recuento de la relación entre Cruz y al- tre los invitados extranjeros había cuatro filósofos sus libros. Más tarde uno de los ingleses me pregun- ne solución, porque todo se disuelve en la muerte y al
la ironía de Cruz pertenecen a esta ca- de estar en el mundo y, según Kierke- Cruz pero perfectamente sobrio, se acer- gunos de nuestros colegas y, en parti- ingleses. Además, publicamos una antología de es- tó quién era el hombre acostado en el pasto y le con- final nada importa. Esa paradoja definió su vida. Y lo
tegoría. Para empezar, quiero señalar gaard, es la manera propiamente filo- caba para saludar a otro profesor no tan cular, con un triunfo más de su ironía critos de los profesores que habíamos pasado por el testé que era el profesor de Kant. Nunca he visto una deja como a todos: muerto, callado con el silencio que
un rasgo de su talante. Casi todo el tiem- sófica de ir por ahí. Kierkegaard iba sobrio, y le decía algo como: “Vea her- suprema. Se trata de que, con redoma- departamento. Para el lanzamiento del volumen la cara de pánico como la de aquel inglés. Debido a eje- no pude entenderle, con el resto de nosotros inten-
po desplegaba una aparente paranoia. más lejos y sugería que la ironía era la mano, se nos está muriendo la gente”. El da buena fe, algunos de los más ilustres directora de la época organizó una recepción con cutorias como esta nuestro departamento realmente tando llenar de palabras el vacío. UC
10 UC número 71 / noviembre 2015 número 71 / noviembre 2015 UC 11

Los envíos de la Polla cual tuvieron que descoser y coser de


nuevo. Lo peor de todo era la persona
Crónica
verde
que en Roma me entregaría el bluyín
que supuestamente me estaba haciendo
falta: mi inocente abuela.
El tren de París a Roma fue un le-
chero de catorce horas. Ni siquiera
cuando un pasajero chino sacó un can-
por D AV I D E . G U Z M Á N grejo hervido y ensolvó el vagón me
pude sacar la imagen de mi abuela, la
madre del mismísimo embajador, dete-
Ilustraciones: Verónica Velásquez nida en el aeropuerto por intentar lle-
var tres olorosas sorpresitas ocultas
en un bluyín. Durante el viaje también
pensaba por qué la Polla se arriesgaba
tanto en hacerme esos pequeños y de-

L
liciosos envíos. Recordando los días de
as mentes ingeniosas no solo Stéphane Marquet, experto en computa- alcanzar un estado fabuloso; ahí mis- a los ojos, e hice la fila. El pensamien- mi infancia concluí que lo hacía por un
están al servicio de las gran- dores y bufón aficionado que nunca pudo mo salí a flotar por las calles con la mi- to triunfal de que la yerba de Barrio An- amor compinche y quizás también por-
des empresas o de las fuer- superar los números de su desapareci- rada achinada, la sonrisa tenue y esa tioquia había cruzado el Atlántico entre que era su forma de retribuir cierta al-
zas del mal y los carteles de la do padre, Perniky, un payaso de verdad sensación calientica y placentera que unos acetatos empresariales se mezcla- cahuetería; por ejemplo, debió ser feliz
mafia, también trabajan sin con historial en circos. Mis días, grises producen unas caladas criollas lejos del ba con la sensación de que en cualquier el día que le presté con gusto la biblia
descanso por triunfos irrisorios con sa- y muchas veces nostálgicos precisamen- hogar. Esa misma noche llamé a la Po- momento iban a sonar las alarmas y me del colegio para que arrancara un par
bor inolvidable para unos pocos. Men- te como el espíritu de los payasos, trans- lla y le conté lo sucedido con tanta ale- iban a tirar al piso. Por fin llegué a la ta- de hojillas que reemplazaran sus cue-
tes obstinadas, creativas, arriesgadas, currían entre las aulas, el apartamento gría que me dijo que iba a pensar la quilla y en cuestión de segundos, sin que ros. O la noche que, en medio de una
que agotan todos los recursos y todas y los parques cuando el frío lo permitía. manera de mandarme un poquito des- me tocara mediar palabra, una rubia me fiesta en la casa, le facilité para el mis-
las neuronas para producir en los su- Patricia entró en sus locuras de artista y de Medellín. Sonaba absurdo, pero no entregó el paquete. Corrí a casa, me en- mo efecto las primeras y últimas ho-
yos una risa, una comilona, una mirada le perdí el rastro. Por mi cabeza no pa- era nada raro en ella, una mujer teme- cerré en la chambre y despejé el escrito- jas de las obras completas de Aguilar
diferente en tierras lejanas y extrañas. saba aún la fiesta, no tenía amigos, ni raria, alcahueta, que además había co- rio; desnudé con cuidado la envoltura, de Rudyard Kipling, un sacrilegio que
Tierras donde, por equis o ye circuns- conocidos, ni mucho menos la más mí- mulgado en el festival jipi de Ancón. quitando las cintas con delicadeza y se- a mis diez años no dimensionaba. Tam-
tancia, escasea el moño. nima posibilidad de conseguir, diga us- Lo común era que mi gente me lla- parando las hojas de acetato que la Po- bién vino a mis recuerdos la vez que,
Aquella vez llevaba dos meses vi- ted, un poco de yerba para recrearme. En mara los lunes que había una promo- lla había incluido para hacer bulto. Muy después de atar cabos y juntar pruebas,
viendo en París. Había terminado mate- realidad era suficiente con lo que estaba ción de larga distancia, pero un sábado pronto encontré los acetatos madre, uni- dedujo con orgullo que era yo quien sa-
rias en la universidad y aunque debía la viviendo y si bien soy de los que suele mi- temprano llamó la Polla para decirme dos por una cinta delgada; entre esos queaba las chicharras carnudas que acostumbrado a fumar hachís con taba- el cuerpo por dentro, decía él fascina- dentro de la marquilla interna de uno
tesis de grado, engatusé a mis tías aman- rar el reloj a las 4:20, el tema me tenía que estuviera pendiente, que me había dos acetatos, que tenían información guardaba en un tarro. Un poco tar- co negro en una pipa de agua fabricada do. Hasta para evangelizar sirvieron los de los bolsillos traseros, la cual desco-
tes de los collares de perlas para que me despreocupado; todas mis energías esta- enviado por correo “unos acetatos y un textual y gráfica sobre mejoramien- de supo que su muchacho había entra- con un galoncito plástico agujereado, envíos de la Polla. sí y cosí con la maestría de una abuela.
mandaran a estudiar francés. Un lujo a ban puestas en aprender la lengua y en ir material de trabajo para las clases”. Se to continuo y que la Polla proyectó más do a ese selecto grupo de la ganja como una coraza de lapicero y un pequeño Terminó de pasar el invierno y en Con ella allí dentro, envuelta en papel
toda costa inmerecido y hasta contra- descubriendo, totalmente solo, la Ciudad despidió sin dar más detalles y a partir de una vez en sus capacitaciones, esta- aprendiz de maestros ajenos a la fami- embudo forrado en papel aluminio, plena primavera por fin Nils le cogió aluminio, me presenté a las requisas en
producente, con el diploma todavía em- Luz. Sin embargo, un afortunado suceso de ese momento entré en un estado de ba la yerba, desmenuzada parejita como lia. Ahora éramos de los que desapare- quedó asombrado con el sabor y efec- la vena a los dealers. Los encuentros el aeropuerto Charles de Gaulle. Cuan-
bolatado, decía con razón mi papá. Pero prendería las alarmas de las mentes in- ansiedad temerosa y alegre. No tardé si fuera avena; en alguna parte de Me- cíamos juntos de las fiestas y volvíamos to de la pangola paisa, según él, mucho eran a la media mañana en los pasadi- do iba a pasar a las salas de aborda-
allá estaba, soportando el invierno pa- geniosas en Medellín. mucho en llamarla para que me resol- dellín debió sonar pólvora mientras la a aparecer risueños y con buen apetito. más consistente y duradero; al parecer zos subterráneos que comunican las je, el detector de metales pitó al pasar
risino de comienzos de este siglo, so- Cierto día llegué a casa muy abriga- viera dudas de cómo proceder en caso vertía sobre una hoja blanca. La ración, Llegué a la casona del embajador la mezcla que fumaba lo volteaba fuer- estaciones del metro. Un día lo acom- por el bolsillo del pantalón. “Qu’est-ce
brellevando como bien o mal podía mi do y en la chambre comencé a quitarme de que las cosas no salieran como es- que más o menos daba para armar cua- con una cara de sumisión terrible, dis- te pero por lapsos cortos. Esa noche se pañé para que me presentara a Karim, que ça?”, me preguntó con curiosidad
primera temporada fuera de Colombia. capas de ropa, como una cebolla, por- taban previstas, entonces, en ese tiem- tro barillos decentes, fue administrada puesto a ponerle el pecho a la situación alargó y quisimos rematar en un club un tipo con pinta de rapero marsellés. el uniformado y yo quedé mudo, como
Los primeros días los había pasado que no tenía una chaqueta de invier- po en el que apenas si había internet, la en la pipa y me duró un par de semanas. y a confesar que en efecto las sospe- nocturno en el sector de la Bastille pero Quedé con su teléfono por si alguna si no hubiera aprendido una sola pala-
en los extramuros de París, en casa de no sino mucho trapo interno, buzos y Polla ordenó que se me pusiera un mail Y así como me imaginó mi padre al- chas que recaían en nuestro subgrupo nos negaron la entrada por tener los cosa. Nils regresaría a Alemania mien- bra en francés. “Qu’est-ce que ça?”, in-
Patricia, una vieja pintora amiga de la chompas. De pronto sentí unos bolli- con las instrucciones: en caso de que guna vez, vago, sentado en un toldo en familiar eran ciertas. Los antecedentes ojos rojos. Nos indignamos, Nils alegó e tras que Petetre se iría a recorrer Espa- sistía el tipo y detrás mío se hizo una
familia que me amenizó el jet lag con tos dentro del bolsillo de la camisa, una descubrieran los “acetatos” debía de- las afueras del estadio, de mocasines de la Polla eran suficiente carta de pre- insultó a los patovicas, pero fue infruc- ña. Por esos días probé la pipa casera fila, era claro que algo estaba ocurrien-
unos buenos bouquets de hachís y pi- leñadora de cuadros verdes y negros, y cir que desconocía el destinatario, que y cerveza en mano, leyendo la sección sentación y ahora con la abuela deteni- tuoso. Como tenía los míos cuales hí- del alemán y fui testigo de cómo se le do. Reaccioné y con la voz temblorosa
cadura de tabaco. La expectativa por de inmediato los extraje: se trataba de probablemente me querían perjudicar deportiva del periódico, lo único que le da se confirmaba que éramos las ovejas gados sangrantes, me echaron la culpa blanqueaban los ojos. En verano despe- dije, “c’est rien, c’est un petit peu”, y sa-
lo nuevo y el asombro de estar al otro diminutos moños de marihuana recu- desde mi patria. Pasaron los días y poco calaba a mi mente de pollo, así más o negras y mariguaneras de la familia, y desde ese día mi apodo fue L’homme dí a mis amigos. A mí me quedaban las qué la funda del bolsillo y le mostré al
lado del mundo hicieron que no valora- biertos de pelusas. Emocionado, lue- a poco me olvidé del asunto. Ya resig- menos me encontraba ahora, pero en un mal ejemplo probado. Pero la Polla aux yeux rouges. dos últimas semanas en París antes de tipo que ese bultico, al que no podía-
ra esos poderosos porros que a Patri le go de retirar las motas, procedí a echar nado, en una tarde lluviosa, me puse a las afueras de la torre Eiffel, de boi- supo cómo hacer las cosas. La abuelita, Petetre, el mejicano, quien recibió volver a Medellín. La mente de la Polla mos acceder porque estaba dentro de
quedaban como unas saetas y a mí me los ripios en una pipa clásica que ha- palpar en todos los bolsillos de la ropa y na, dándomelas de poeta con libreta en con esa ternura, me entregó el bluyín y ese apodo luego de pronunciar con to- había hecho lo suyo oportunamente y la etiqueta, era lo que sonaba. Aún no
quemaban la garganta. bía heredado de mi abuelo. Salieron rescaté unos ripios que esta vez prendí mano y de borracho con un vino bara- yo la abracé fuerte, más que contento tal falta de elegancia la expresión peut ahora era mi turno retribuir aquel teso- eran tiempos de paranoia en los aero-
A la semana, cuando ya sabía cru- pocas bocanadas pero suficientes para con todo y pelusas. to para remojar las bocanadas. La idea por el envío, feliz de verla sana... y sal- être en plena clase, se había manteni- ro con algún caramelo marroquí. Llamé puertos y no sé si por lástima o porque
zar la calle con la baguete bajo el bra- A las dos semanas, cuando había per- de la Polla había sido un éxito y con as- va. El bluyín era un Carrel azul oscuro do toda la vida alejado de la mota y sus a Karim y después de un diálogo de sor- los pasajeros se empezaron a acumu-
zo, me instalé en la capital francesa para dido toda esperanza y pensaba que era tucia alistó un segundo envío, pero ese que ni siquiera desdoblé; tal cual me lo humos almendrados. Sin embargo, las dos, porque hablaba rapidísimo y con lar, el tipo me dejó pasar sin poder des-
iniciar clases. Ahí empezó el viaje en se- obvio que el paquete iba ser detectado jamás llegó y los días de escasez re- entregaron lo metí en el fondo del mo- risas y el buen rato de aquella vez con unas palabrejas que no estaban en el pejar la duda de lo que traía. Me senté
rio, mi cotidianidad, hospedado en una en alguno de los aeropuertos, encontré gresaron. Para entonces ya tenía dos rral y como mis primos son personas de Nils lo tenían picado, curioso. Si ya ha- diccionario, pudimos cuadrar una cita. a esperar el abordaje todavía nervio-
chambre en la rue de la Santé, treizième una boleta de La Poste al llegar a casa: amigos en el curso, un mejicano y un bien, mojigatos como ellos solos, decidí bía dejado el nido era cuestión de tiem- Le pagué ochenta francos por un barri- so: después de los trabajos impecables
arrondissement, en el apartamento de habían ido a llevarme la encomienda alemán, Nils Peter, con quien compar- que aguantaría hasta mi regreso a París po que se atreviera a probar algo nuevo. lete, de ahí saqué para los estertores de de la Polla mi error pendejo casi echa
pero como nadie atendió el citófono de- tía el gusto por el THC y sus variacio- para espulgar y gozar la prenda. Y se llegó el día, esta vez en el Jardin mi aventura y guardé una pequeña por- todo por la borda. Solo a un cerebro
bía presentarme en la sucursal del ba- nes. Mi única ilusión en ese momento Después de pasar la Semana San- du Luxembourg, con el último poquito ción para el homenaje a la Polla. de pollo se le ocurriría usar papel alu-
rrio para reclamarla. Oh merde, hubiera era que el hombre concretara una cita ta en el Vaticano y de haber estado en que me quedaba de la ración que vino La víspera del viaje fui a un refugio minio para tal menester. En fin, apenas
querido pensar, pero no, me dije: ay jue- con unos escurridizos dealers marro- una misa presidida por Wojtyła, en la con el Carrel. Nils no vino con nosotros de gente pobre y regalé el fino Carrel, pude me deshice del papel y solo al lle-
puta, ¿y ahora qué?... De los nervios me quíes que vendían barritas de hachís. que en algún momento se me vinie- y se perdió del número más gracioso de estaba nuevecito y no sería raro que hoy gar a Medellín respiré tranquilo. Mien-
comí un pan entero con queso y sopa de La Polla, ante la caída del segundo pa- ron a la mente los barillos apachurra- Petetre en París con el patrocinio de la todavía esté en la guerra, en algún bal- tras esperaba la maleta, vi a la Polla a
tomate, la idea era llegar bien lleno a La quete, tomó medidas preventivas y sus- dos dentro de la marquilla del Carrel, Polla. Al cabo de unos minutos lo cogió de en París destiñendo ese azul pene- través del vidrio. Nos saludamos con gri-
Poste por si me detenían. En ningún mo- pendió indefinidamente los envíos. Eso volví en tren a París y a mi chambre en un ataque de risa sin motivo, lo cual lo trante. Empaqué y dejé todo listo para tos felices y sordos, después me llevé la
mento se me ocurrió la posibilidad de sí, su mente creativa seguiría fraguan- la rue de la Santé. Desempaqué y puse asustó mucho, y me preguntaba, ¿qué el vuelo. La piedrecilla de hachís la lle- mano al bolsillo de atrás y apreté la pie-
abandonar la operación que hasta bien do una nueva forma de abastecer a su la gran prenda como un trofeo sobre la me está pasando, Garza? Petetre me de- varía en el pantalón que me iba poner, drecilla, el premio que le esperaba. UC
lejos había avanzado la Polla. Fui cami- amado jumento en suelos galos. Y la cama. Meticuloso, descosí cada pun- cía Garza porque un día un viejo casca-
nando al correo y los pies me tembla- oportunidad se daría gracias a las vaca- tada y recuperé los barillos. Estaban rrabias parisino me acosó para pasar un
ban, entré a la oficina con cara de buen ciones de Semana Santa. intactos pero blandos, así que los des- semáforo, “allé garçon!”. ¿Garza, qué
ciudadano, sonriendo sin mirar a nadie A comienzos de abril, días antes armé y con lo que reuní armé un porro me pasa?, preguntaba Petetre con los
de salir para Roma a encontrarme con robusto y dejé el resto para la pipa. Al ojos en la trastienda. A la vez lo cogió
unos primos y otros familiares que ve- día siguiente regresamos a clases y al una paranoia con cinco vigilantes del
nían de Medellín, recibí una llamada de salir de la jornada, como era costum- parque que justo se reunieron para dis-
la Polla. Casi ni me saluda para decir- bre, me fui con Nils Peter y el mejica- tribuirse las zonas y el pobre Pete creía
me que ya se había craneado un nuevo no para un parque, esta vez el Jardin que lo señalaban a él. Sin poder con-
envío. Quedé helado cuando me con- des Plantes. De un momento a otro sa- tener las carcajadas me suplicaba que
tó de qué se trataba. Si el primer modus qué mi bouquet montañero. A Nils Pe- botara la pipa y todo lo que tuviera. ¡Tí-
operandi me causó temor y ansiedad, ter, guitarrista de un grupo de rock que rala, Garza, tírala! Finalmente nos tocó
el nuevo procedimiento me enfermó. ya había probado lo habido y por ha- irnos, para cruzar el Boulevard Saint
Casi le rogué para que no me pusiera en ber, se le abrieron los ojos, recibió en Michel me cogió de gancho como si fue-
esa situación pero me dijo que tranqui- sus manos el cono y lo olfateó con ga- ra un viejito, subimos a su apartamen-
lo, que después le iba a agradecer y que nas. Cuando les conté la historia no me to y, a las tres de la tarde, se metió a la
ella corría más riesgos. El envío consis- creían, y pensaba en la Polla, lejana, cama y se cobijó sin poder parar de car-
tía en un bluyín nuevo, pero con su to- hubiera querido que estuviera presente cajearse y preguntar qué le estaba pa-
que mágico: tres barillos incrustados para que viera cómo el alemán disfru- sando. Ahí lo dejé, acostado, sonriendo,
dentro de la marquilla de la prenda, la taba de sus historias y sus manjares. Él, con una culebra que le recorría todo
12 UC número 71 / noviembre 2015 número 71 / noviembre 2015 UC 13

Un león Derechos del Hombre han sido con-


tundentes. No se trata de que la huma-
los vendedores de hachís han pasado a
ser un mal menor: el primer ministro
todos los musulmanes en la gran mez-
quita de Mosul.
Si vamos a hablar de religión, debe ser
en sentido histórico. Estas reglas de la

por
nidad discrimine entre tragedias de Manuel Valls ha declarado que se es- Pero, ¿cómo reconocer que un león escuela laica, aceptadas por los cristia-
primera y de segunda, sino que recono- tima en 1.800 el número de franceses es un león por dentro? nos, no son bien vistas por un sector de
ce la gravedad de los hechos. En menos que han colaborado con las redes yiha- Si bien es cierto que ISIS represen- ciudadanos islámicos. Sobre todo tras

dentro
de cuarenta días ISIS golpeó Ankara distas. DAESH tiene una propuesta de ta un fracaso de la política exterior de la prohibición del uso del velo en la es-
con dos atentados suicidas que se co- realización económica, espiritual e his- Europa y EE.UU., el ataque a París pone cuela, lo que han querido interpretar
braron cien vidas. En la Península del tórica para los jóvenes europeos. en evidencia varios fracasos al inte- como un ataque, una provocación. No
Sinaí sus adeptos hicieron estrellar un De dientes para afuera, no yerran rior de la República francesa. El mode- se trata de xenofobia francesa: la pro-
Airbus ruso con 224 personas. En Bei- quienes entienden la formación del Es- lo francés de integración y la educación hibición del velo en las escuelas gene-
rut, el ataque al barrio chií de Bou- tado Islámico, su expansión y su bruta- nacional están en la mira y esto es do- ró un serio debate intelectual en todo
rj al-Barajne, de vida occidental pero lidad, como una de las consecuencias loroso. Durante los últimos veinte años el país. En la República, el rostro de la
considerado un bastión de Hamás, dejó del fracaso de las políticas intervencio- de gobiernos de derecha, los inmigran- persona representa su individualidad y
24 víctimas. Al atacar a los ciudadanos nistas de Occidente en la región: desde tes naturalizados siguieron recibiendo su igualdad de derecho, ese fue el vere-
de París el Estado Islámico ha llevado la segunda guerra de Irak hasta la inva- los envidiables beneficios de la Repúbli- dicto. Pero hay quienes entienden que
el conflicto a un punto sin retorno. No sión de EE.UU. en Afganistán, el derro- ca: salud universal, educación gratuita, sus fundamentos no son susceptibles de
se trata, como critican los indignados camiento del general Gadafi en Libia y derecho al paro, protección social, sub- ser debatidos a favor de lo común. Suce-
de profesión, de que unos muertos val- la actual carnicería que vive el pueblo sidios a la natalidad. Cualquier colom- de en todos lados, constantemente.
gan más que otros, sino de un casus be- sirio, enfrentado en una guerra civil cu- biano que pidiera esto en su país sería En estas circunstancias, mientras
lli. La humanidad no olvida la sangre yos bandos reciben apoyo extranjero. llamado mamerto, comunista, sinver- el discurso bélico del presidente socia-
derramada hace cien años, cuando las Tampoco se equivocan quienes seña- güenza. Pero tal parece que ni estos be- lista François Hollande hacía cantar La
balas de un anarquista serbio sobre un lan al acuerdo secreto Sykes-Picot como neficios bastan para tejer lazos sociales Marsellesa a las dos cámaras del par-
príncipe Habsburgo dieron pie a una un motivo histórico y político de la des- en un Estado. Es necesario un mayor es- lamento el domingo en la noche, los
barbarie sin precedentes que transfor- estabilidad de Oriente Medio. Se trata, fuerzo político y una honda reflexión profesores de los liceos tenían su pro-
mara la historia y el orden mundial. de hecho, de una de las reivindicacio- humanista, sobre todo cuando la inte- pio dilema: ¿cómo presentar lo sucedi-
En esta ocasión los barrios 10 y 11 nes del Estado Islámico. Firmado entre gración no forma parte de las priorida- do como un ataque a lo común? ¿Cómo
de la capital francesa —con el Bou- Inglaterra y Francia en la Primera Gue- des de una comunidad de inmigrantes, desarrollar una reflexión sobre los va-
levard Voltaire como eje— fueron el rra Mundial tras la caída del Imperio cualquiera que sea su origen. lores de la República sin causar apatía
campo de batalla de una guerra de otomano, el acuerdo Sykes-Picot prome- Pues no todos los inmigrantes son entre los estudiantes? Tras la masacre
combatientes apocalípticos que luchan tía el reconocimiento de un gran Esta- como los colombianos en los Estados en Charlie Hebdo no fueron pocos los
a nombre de la muerte. Habían pasa- do Árabe al mismo tiempo que trazaba Unidos, quienes asimilan con orgullo la adolescentes que se negaron a partici-
do once meses desde que otros jóvenes fronteras que no respetaban la identidad forma de vida del país huésped, agrade- par del minuto de silencio.
yihadistas entraran a las instalaciones de sus habitantes y delimitaba zonas de cen sus beneficios y les escriben a sus —¿Usted ha visto los dibujos? Los
del tristemente célebre semanario satí- influencia francesa, inglesa y rusa. compatriotas en inglés. Hay comuni- terroristas tienen razón, eso no se hace.
rico Charlie —entre la Bastilla y la Pla- Hay también quienes aprovechan dades de inmigrantes que no tienen la —Esto sucede todos los días en Pa-
ce de la République—, armados con la situación para mirar mil años atrás y más mínima vocación de integrarse ni lestina y nadie dice nada.
fusiles Kaláshnikov, para acabar con condenar a Occidente por las cruzadas. de asimilar una cultura diferente, aun- La condena mundial ante cada aten-
la vida de artistas infieles. Durante es- El modo de vida occidental contempo- que el país huésped les brinde gene- tado aporrea la ya frágil psicología de
tos meses las fuerzas de inteligencia de ráneo fomenta y favorece la autocrítica, rosidad e igualdad de derechos. Hay muchos jóvenes, abriéndoles una bre-
Francia neutralizaron seis planes de así como el respeto y la valoración de franceses de segunda o de tercera gene- cha en su dilema identitario. Pues,
atentados. No pudieron hacer lo mismo la diferencia: “Islam es una religión de ración que no hablan bien francés y que ¿qué es ser francés si no todo lo contra-
el pasado viernes 13. paz y amor”, es una frase repetida los no saben escribirlo, así como amas de rio a lo promovido por el Estado Islá-
Es altamente probable que el ata- últimos días con el noble fin de evitar la casa que jamás han salido de los barrios mico? Todos sabemos que la formación
que haya sido orquestado en el barrio estigmatización de la comunidad mu- a donde llegaron a vivir hace treinta de la identidad es una de las principa-
Molenbeek de Bruselas, la capital de sulmana. Esto es loable. años y no conocen el centro de mi pe- les búsquedas de la juventud. Ahora
Bélgica y de la Unión Europea. La com- Pero ISIS no piensa de esta manera y queño pueblo de cuervos y cigüeñas. En que François Hollande descresta a pro-
plejidad para coordinar información se ha declarado califato, ha implementa- este contexto, la nostalgia por el país pios y es la burla de extraños al inten-
entre las fuerzas de seguridad de am- do la medieval ley sharia y lanzado una de origen de sus padres y abuelos hace tar liderar una coalición internacional
bos países (así como de implementar yihad expansiva a nombre de la muerte. que muchos adolescentes recreen en su para reducir militarmente al Estado Is-
leyes antidemocráticas de detención Sus integrantes han declarado constan- imaginación a una madre patria ideal, lámico, la propaganda belicista sigue
preventiva) permitió el desplazamien- temente la voluntad de exterminar las a un paraíso perdido y opuesto a esta diezmando la psicología de una juven-
to de los terroristas aunque estuvieran democracias, las religiones y a los islá- madrastra francesa de la que se sirven tud que ha crecido en medio de la crisis.
en la mira de los servicios de inteligen- micos que no acepten su forma de inter- con resentimiento. Le Monde informa que las solicitudes de
cia. Moleenbek y St. Denis son barrios pretar el Corán. Sus principales víctimas En cuanto a la educación, en Fran- enrolamiento al ejército francés pasa-
de inmigrantes donde encuentras ciu- son los propios islámicos que ataca mili- cia es gratuita pero obligatoria. La Re- ron de 500 a 1.500 cada día. Tal parece
dadanos integrados a la sociedad que tar y espiritualmente, al ponerlos a elegir pública es un estado laico desde hace que Occidente tiene la voluntad de con-
conviven con otros cuya marginación entre la radicalización o la herejía. Se es- cien años y está prohibido el uso de las cederle sus deseos a DAESH y darle su
es alarmante. Tras una década caracte- tima que hasta treinta mil combatientes instituciones educativas como centros guerra, su apocalipsis. Mientras tanto,
rizada por las políticas de recesión ante extranjeros se han unido a sus filas. La de proselitismo religioso. Dicha pro- en las universidades y las escuelas, se-
la crisis económica, los jóvenes de es- cifra de adhesiones creció el 80% en el hibición comprende medidas como no guiremos contemplando las entrañas
tos barrios son una población de alto último año, desde que Abu Bakr al-Bagh- usar símbolos ni prendas alusivas a una del león. UC
riesgo. Los pequeños criminales como dadi se autoproclamara califa e imán de religión al interior de las instituciones. Mulhouse ville, 26/11/2015

“...¿Oís en el campo
por S I LV I O B O L A Ñ O R O B L E D O el bramido de feroces soldados?
¡Vienen hasta vuestros brazos
Ilustración: x10 a degollar a vuestros hijos y compañeras!...”.
La Marsellesa, fragmento

V
iernes 13 de noviembre de y el asalto a la sala de espectáculos Ba-
2015: París es atacada por taclan —donde se presentaba la banda
jóvenes europeos radicali- de rock estadounidense Eagles of the
zados con la yihad promo- death metal—.
vida por el Estado Islámico La embestida, que acabó con la vida
de Siria y del Levante (ISIS en inglés, de 137 personas, arrojó al menos 420
DAESH en árabe). Las redes sociales y heridos a un vecindario acostumbrado
los medios de comunicación informa- al ocio y el comercio. Ciudadanos, po-
ron, en vivo, la puesta en escena de un licías, bomberos y paramédicos demos-
guión macabro: las explosiones suici- traron su heroísmo; el ejército se tomó
das a las afueras del Estadio Nacional la ciudad; Francia cerró sus fronteras.
de St. Denis —donde las selecciones de París no vivía una situación semejante
Francia y Alemania jugaban un partido desde la Segunda Guerra Mundial.
amistoso—, el fusilamiento de inocen- La compasión y la solidaridad con
tes en las terrazas de bares y pizzerías la cuna de la República moderna y los
Arte Central

Calle 52, anónimo. Medellín 2015


©Annaleen Louwes
un trabajo comisionado por el MDE15 y
la Fundación Mondriaan de Holanda
16 UC número 71 / noviembre 2015 número 71 / noviembre 2015 UC 17

Días de a caballo
H
por I G N A C I O P I E D R A H Í T A asta los últimos días del
siglo XIX Medellín fue un
reino de caminantes, ji-
netes y carruajes. Así se
Fotografías: Archivo BPP
llegaba o se salía de la ciu-
dad y así se movía la gente por sus ca-
lles; con ayuda de las propias piernas
o en algún tipo de cabalgadura. A pe-
sar de que en muchas partes del mundo
ya había entrado en uso el automóvil a
gasolina y el tren a vapor, Medellín era
pedestre y silencioso en asuntos de ve-
hículos motorizados y, entre el clima
lluvioso y la topografía de montañas,
los caminos no tanto se recorrían sino
que se padecían.
En cuestión de vías de tránsito no es
Por los caminos de Antioquia, 1900. posible encontrar alguien que se refie-
ra a ellas de manera positiva, salvo en
la primeras crónicas de los españoles.
Así como los peninsulares del grupo de
Jorge Robledo impresionaron a los abu-
rráes con sus caballos, también ellos se
vieron impresionados por caminos que
los exploradores españoles de la zona
de Santa Elena y oriente compararon
con los del Cuzco. Juzgando que la civi-
lización que los había construido sería
quizá demasiado numerosa para en-
frentarla en esa oportunidad, Robledo
decidió seguir hacia el norte para pasar
de nuevo al valle del río Cauca.
Pero caminos como los hechos por
los indígenas, anchos y de piedra, no se
volvieron a construir por estas tierras, lo
que se usaba eran trochas que se llena-
ban de pantano en los meses de lluvia y
que al secarse apenas permitían una pi-
sada cómoda. Los locales parecían re-
signarse a esas condiciones y no suelen
referirse a ese detalle en sus crónicas de
aquel siglo, pero a los extranjeros, que
venían de navegar por el Magdalena has- La Quiebra - Carreteable, 1920.
ta la población de Nare, era lo primero
que les llamaba la atención. Los que via-
jaron por el río antes de 1850 en bongos montura que el mulo en caminos lle- Magdalena, se desvanecían sin excep- cabellos; el camellón del cementerio y sus vertientes a Santa Elena (…) será
arrastrados por bogas quizá lo asumían nos de barrancos, fangosos, obstruidos ción cuando llegaban al alto de San- daba salida hacia el norte, y era mila- siempre, en este suelo andino, el paseo
con cierto estoicismo, pero a partir de por raíces, troncos y rocas, cortados ta Elena. La profunda hondonada llena gro llegar al Bermejal sin desmontar- sin rival”.
aquella fecha, cuando el viaje en barco por torrentes y bordeados por preci- de luz y la ciudad en ese entonces con- se tres o cuatro veces; los pedestres Buenos Aires hacía honor a las her-
de vapor era realmente confortable, se picios. Sin embargo, nada tan segu- centrada en la parte baja de la quebrada no se afanaban por los malos pasos, mosas vistas y ambiente sano que se
quejaban de inmediato. ro como el buey; no siendo cuestión que se abría a sus pies, llevó a muchos porque saltaban las cercas, casi siem- tenía lejos de los pantanos y las crecien-
“Al principio del siglo –dice Frede- de prisa, sino de llegar sano y salvo, el a decir que era la vista más bonita que pre caídas, y se iban por el llano de los tes que padecían los que moraban cerca
rich von Schenk, en sus Viajes por An- animal sale de un mal paso allí donde habían presenciado jamás. El sueco Muñoz, quienes nunca llegaron a mo- de las vueltas del río Medellín, en pre-
tioquia en 1880– existió solamente un la mula más diestra y vigorosa, perde- Carl Agust Gosselman, en su Viaje por lestar a los vecinos y pasajeros”. Para- dios de lo que luego sería Guayaquil,
camino en pésimas condiciones que lle- ría pie o se hundiría. Al llegar a un si- Colombia 1825 y 1826, describe ese pai- dójicamente era más fácil salir de la con su plaza de mercado y su estación
vaba a Medellín, y que arrancó en Jun- tio por donde el buey no puede pasar, saje: “Desde ambos costados del mira- ciudad por las escarpadas montañas de tren, de riberas cenagosas y malsa-
tas, una bodega y fonda ya olvidada, y es preciso dejarse conducir”. dor se extendían montañas, bosques, de oriente que hacia el norte o hacia el nas en los días anteriores.
se encontraba en la confluencia del río La última palabra de la cita de paredes rocosas y abismos que forma- sur. En la ruta a Envigado no solo esta- Las calles de Medellín en esa segun-
Samaná con el Nare y seguía por Ca- Saffray se refiere a una costumbre de ban un semicírculo en intenso contras- ba el paso de La Asomadera sino los de da mitad del siglo XIX dejaban tanto
noas, Guatapé y El Peñol: El actual ca- la que ya Humboldt se había quejado y te con la uniformidad de la cordillera Villa Carlota, por los lados de lo que es que desear como los caminos provin-
mino que arranca desde Nare, pasa era el que un hombre llevara a espal- lejana (…). La vista empezaba a descen- hoy la avenida El Poblado, al norte del ciales. En su Descripción de Medellín en
por Canoas, y desde aquí toma una di- das a otro como si fuera bestia de car- der por las pendientes y sembrados que barrio Manila, y el de la gruta dedica- 1870 Francisco de Paula Muñoz cuen-
rección más hacia el sur, entre en el ga. El viajero francés asocia el camino alcanzaban tonos de verde claro hasta da a Nuestra Señora de Lourdes, en el ta que estas eran “de mediana anchu-
hermoso valle de San Carlos, y deja real a los caminantes, las comunicacio- llegar a los pies de las casas, alamedas intercambio vial de La Aguacatala. ra, empedradas, torcidas en la parte
Guatapé a la derecha. Pero también nes cortas al caballo y las trochas a los y plantaciones que rodean el valle como A mediados de los años setenta del más antigua y rectas en la reciente; de
este camino, por el cual llegué a Mede- conductores: “Nunca he viajado de una un anfiteatro que reposa con sonrisa in- siglo XIX la apertura de la calle Ayacu- aceras estrechas e interrumpidas y, a
llín en 7 días de viaje a caballo (inclu- manera tan desagradable; más valdría fantil en medio de este jardín ideal”. El cho le cambió la cara a la salida de la estilo español, desaguadas por el me-
sive un día de descanso en El Peñol), es ir por su propio pie; pero al que no tie- autor se refiere aquí no al Valle de Abu- ciudad por el oriente. Escribe Tomás dio”. Igual que los caminos rurales es-
sencillamente espantoso”. ne costumbre de recorrer aquellos sen- rrá en toda su extensión sino a la parte Carrasquilla que “cualquier día del taban sometidas a la estación climática:
Para salvar las dificultades de esos deros, le es imposible andar. Sentado formada por la cuenca de la quebrada, año 74, se prolongó hacia arriba, obra “Polvo en el verano, fango en el invier-
caminos las mulas mostraron tener sobre la sillita que el conductor lleva al en cuyos bajos se asentaba la totalidad de cuadra y media y todavía extramu- no, necesidad en todo tiempo, son esas
la pisada más segura, pues el caballo, hombro, hay momentos en que vuestra lo que era la ciudad en aquella época. ros, la calle Ayacucho”, y la parte baja vías medio urbanas del transitar cons-
aunque más elegante, se desesperaba vida y la suya dependen de la inmovili- El descenso desde el alto tardaba un de la famosa quebrada comenzó a te- tante, por donde entra y sale cuanto la
en los fangales y terminaba por ente- dad; en aquellos momentos no sois más par de horas a caballo y las primeras ca- ner vida. “Un ciudadano Rave levantó gente necesita. Su tierra siempre remo-
rrarse aún más. Sin embargo, no solo que una maleta o un fardo, y debéis pa- sas iban a encontrarse a las orillas de la por ahí una venta de billares. ‘Buenos vida por el gran arado del casco y la pe-
eran las mulas las protagonistas del recerlo así; si el conductor da un paso playa pedregosa que formaba la que- Aires’, rezaba su letrero enorme. ¡Y tú zuña, de la rueda y la rastra, del jarrete
camino, también estaban los bueyes. en falso y os deja caer en el agua, en el brada, por los lados de La Toma. que lo dijiste! ¡Eso fue como un sorti- y del bordón humanos (…)”, agrega Ca-
El francés Charles Saffray dejó tes- cieno o en la piedras, no es responsable Dentro del Valle de Aburrá mover- legio ineludible! Vecinos y no vecinos rrasquilla recordando viejos tiempos.
timonio de estas cabalgaduras en su de la averías”. se no resultaba menos penoso. Hacia acudieron. (…) Pronto cuajó aquello Si andar por allí era incómodo ca-
Viaje a Nueva Granada en 1860: “(…) Pero las penurias de la prueba que Envigado, escribe Lucio Restrepo, es- como parte del encantamiento. ‘Bue- minando o a caballo, más lo sería en los
jamás hubiera creído que el buey, tan les significaba a los viajeros ese cami- taba el paso de “la asomadera, cuyos nos aires’, con sus alturas y sus vistas, coches de ruedas que comenzaron a im-
pesado en apariencia, fuera mejor no de al menos una semana desde el terribles barrizales hacían erizar los con su rambla y sus calles adyacentes portarse de Estados Unidos y Europa.
18 UC número 71 / noviembre 2015 número 71 / noviembre 2015 UC 19
Según Luis Latorre Mendoza, “el pri- lo livianos, entre ellos la famosa “berli- se tenía esa molesta contradicción en- es de extrañar que gracias al estado principal al que complementaba una flotilla de tres vagones para el
mer vehículo que rodó por estas calles na de Hill”, propiedad de un jamaiquino. tre lo que los ciudadanos deseosos de de las mismas los potros, encargados transporte de pasajeros, además de varias carretillas de carga. Se-
de Medellín fue una carroza que don Para ese momento, es sabido que ya se modernidad querían obtener y lo que a Bogotá por don Coriolano Amador gún Lisandro Ochoa, a “la Diligencia la arrastraban cuatro mulas,
Juan Uribe Mondragón introdujo de Ja- construían en Medellín carros de varios el carro de bestia y los caminos podían en 1892 para que tiraran de un lujoso las cuales se reponían cada dos leguas; estaba montada sobre cuatro
maica en 1836. Cuando el obispo doc- tipos que engrosaban la oferta de alqui- proporcionar. Las costumbres, cada vez coche importado de París para la boda gruesas ruedas de madera guarnecidas con hierro de una por tres y
tor Juan de la Cruz Gómez Plata hizo su ler para la comodidad de los ciudadanos. más citadinas, no se correspondían a de su hijo José María con Sofía Llano, media pulgadas; forrada por dentro y por fuera de vaqueta sin pin-
entrada a esta, don Juan le envió la ca- Del caballo, pues, como dice Enri- los barrizales que se formaban y a esos se rancharan en las esquinas. Según tar y en lugar de resortes tenía unas correas dobles que le daban un
rroza hasta el puente de La Toma, pero que Echavarría, se pasó “a los coches de ruidos de ruedas duras de los carrua- cuenta Echavarría, unos mozos contra- movimiento de “columpio”. Los equipajes se llevaban en la parte de
en vista de las grandes dificultades del Pedro Antonio Echeverri y de Papa. Co- jes. De ahí que la carga llevada antes a tados tuvieron que tomarlos de las bri- atrás en un espacio en forma de maleta. Tenía también La Diligencia
tránsito, aquel prefirió entrar a caballo. ches sui generis; eran una especialidad rastras evolucionara a las carretas tira- das para que accedieran a doblar en las un segundo piso, cuyos asientos eran protegidos por barandas; se le
Era que las calles de esta amada villa en
ese entonces, con sus empedrados en
de fabricación rara; parecían patenta-
dos exclusivamente para Medellín; los
das por mulas, y que fuera comprensi-
ble que las personas quisieran también
esquinas durante el recorrido el día de
la ceremonia.
llamaba El Imperial y los pasajeros que preferían dicho sitio estaban
expuestos al sol y a la lluvia. Ya podremos imaginarnos cómo eran Caído
declive, con sus baches, con sus cune-
tas, con sus caños, se presentaban más
arneses tenían más lazos que correas;
las llantas de hierro sonaban terrible-
algo del confort incorporado ya en los
referentes europeos.
A pesar de las vías los medellinen-
ses insistían en mejorar los vehículos.
de agradables y rápidos los paseos y transportes en tales vehículos
que carecían de resortes y amortiguadores que nos defendieran de del zarzo
para el tránsito de bueyes sonsoneños mente sobre los empedrados; casi ni de- El lujo que algunos de los habitan- En cuestión de transporte público el se- los baches y demás deficiencias de nuestras primitivas calles y carre-
que para el de cristianos, y mucho me- jaban conversar”. Con el caballo como tes de Medellín se podían procurar en ñor Modesto Molina tuvo un empren- ras”. La Diligencia hacía el viaje Medellín-Barbosa sobre la nueva ca- Elkin Obregón S.
nos todavía para vehículos de ruedas”. medio de transporte, ya fuera como cuestión de transporte estaba muy le- dimiento en el ramo con el nombre de rretera construida por el doctor Pedro Justo Berrío.
Latorre Mendoza habla también del montura singular o como tiro, siempre jano a lo que sus calles permitían. No La Diligencia. Se trataba de un carruaje En materia de transporte público la novedad fue el Tranvía de
que fuera quizá el primer transporte pú- mulas, un sistema de cercanías que prometía comunicar a Medellín

NO NOS MOVERÁN
blico de la ciudad: “En 1872 empezó a por el norte con Copacabana y por el sur con Itagüí. Entre Enrique
funcionar el coche de un señor Mora- Echavarría y Lisandro Ochoa dan cuenta de lo que fue la escasa vida
les. Por el norte iba hasta el Cementerio útil de este sistema. El empresario fue el general Juan Clímaco Arbe-

U
de San Pedro; por el sur, hasta el puen- láez, quien consiguió del general José María Campo Serrano, en su
te de Guayaquil; por occidente, al de la calidad de jefe civil y militar del Estado Soberano de Antioquia, el n centinela queda frente al edificio, emboscado en la sombra.
Alameda, y por oriente, hasta la plaza de privilegio de implantar en Medellín un “tranvía de sangre”. Los rie- Los demás entramos. La habitación, al final de un pasillo, es
Félix de Restrepo (hoy Plazuela San Ig- les se mandaron a pedir a Estados Unidos y las mulas a Bogotá, y el discreta y pequeña; sobre la mesilla de centro, una lámpa-
nacio)”. Se trataba pues de una especie primer viaje, desde su estación de partida en la iglesia de La Vera- ra con pantalla mitiga la penumbra; hay también una botella
de taxi colectivo que en dos ejes norte- cruz hasta El Edén, hoy Jardín Botánico, se realizó con éxito el 22 de de vino, y unas copas. En voz baja, pero firme, pronunciamos
sur y oriente-occidente replicaba los des- octubre de 1887. “El tranvía tenía tres o cuatro carros abiertos”, es- nuestro lema; al unísono, como debe ser.
plazamientos más comunes y corrientes cribe Echavarría, pero el servicio era lento, según Ochoa: “Cuando Después se da paso al orden del día. Juan Gabriel lee una ponencia en
de la gente de la villa. no había novedad gastábamos treinta y cinco minutos” en un trayec- la que muestra a Walt Disney como precursor de nuestros acosos: puso a
En ese entonces, relata Lisandro to de 2,5 kilómetros en línea recta. Las mulas bogotanas se sofoca- hablar a los animales. Todos aprobamos con nuestro silencio. El más letra-
Ochoa, “las calles centrales de Mede- ban el clima de Medellín y pronto murieron, a pesar de que se les do de nosotros recita un poema de Borges, Los conjurados, y enfatiza un
llín estaban pavimentadas con pedrus- había comprado el potrero de los Muñoz para que pastaran a gusto, verso: “… Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades”.
cos, con exagerado declive al centro por en predios de lo que hoy es el Hospital San Vicente de Paúl. Breves sonrisas de asentimiento.
el cual corrían los desagües de algunas Al Tranvía de mulas se le extendieron los rieles por la calle Boyacá, Una pausa para beber una copa de vino; el efecto es visible, acrecien-
casas. Cuando se comenzó a arreglar el pasando por el Parque de Berrío hasta tomar Ayacucho hacia el oriente. ta la calidez del recinto, y afirma nuestra fe, nuestra hermandad. A conti-
piso con piedras más menudas y en for- Sin embargo, no se logró llegar siquiera a Buenos Aires, que era el ob- nuación Gabriel pasa algunos videos en un televisor de catorce pulgadas.
ma ovalada, y con menos declive las ace- jetivo, pues en el camino, cuenta Lisandro Ochoa, “se lucían las mulas, Películas viejas, que hemos visto muchas veces, y nunca nos cansan. En
ras, también se fue arreglando el piso protestaban de lo nuestro, subiéndose a las aceras, atravesándose con una de ellas un hombre embozado da la orden de marcha a un cochero de
de los caminos y como es de suponer, se carros y todo en mitad de la calle, obligando a los pasajeros, después de pértiga; en otra, una dama joven y bien acompañada se roba por un ins-
mejoró el servicio de transportes”. Va- inútiles protestas, a prescindir de la travesía”. Se refiere el cronista qui- tante la atención de la cámara.
rias personas adineradas adquirieron zá ya no a las mulas bogotanas, muertas y enterradas, sino a unas loca- En esas estamos cuando una llamada de celular nos interrumpe. Es
coches de lujo para uso personal, cuen- les que las remplazaron, demasiado fogosas y pajareras para el paciente nuestro espía de abajo, anunciándonos la llegada de tres sujetos de sos-
ta el autor, como es el caso del que im- trabajo del tiro. Ante las dificultades don Clímaco tuvo la prudencia de pechoso aspecto, presididos por un hombre en silla de ruedas; ya fran-
portó de Francia Pastor Restrepo, que salir pronto del negocio, vendiéndoselo a una compañía belga que a pe- quearon la puerta, y se dirigen al ascensor. Muy pronto estarán aquí.
después pasó a ser de alquiler en ma- sar de los nuevos planes de llevar la línea hasta los renombrados baños Recogemos a toda prisa las evidencias, apagamos la luz, y en perfecta fila
nos de “Juan Cochero”. Cuenta el cronis- de Cipriano Álvarez ‘Amito’, más allá del Edén, debió tomar la decisión india (siempre prevemos eventuales intromisiones), salimos por la venta-
ta que los coches americanos mostraron de liquidar. “Los rieles y herrajes de los carros”, escribe el cronista, “sin na de atrás. Bajamos la escalera de incendios, y desembocamos en el calle-
Tranvía de mulas, 1887.
un mejor desempeño en estas calles por que sus dueños los hubieran vendido u ordenado quitar, en poco tiem- jón de los fondos, protegidos por las sombras; la maniobra ha sido rápida,
po se fueron convirtiendo en herraduras, chapas y otros enseres que se de nuevo estamos a salvo. Habrá tiempo para acordar un nuevo punto de
Germán Saldarriaga y Restrepo en coche, 1905. vendían barato, por el costo de la materia prima. En muchas ocasiones encuentro, pues volver a este sería correr un riesgo más que temerario.
veíamos las tablas de los carros empleadas como cerco en las pesebre- Antes de dispersarnos, repetimos nuestra consigna. Gabriel y yo vivi-
ras vecinas, ostentando los letreros semi-borrosos de Medellín-Itagüí, mos cerca, así que nos vamos juntos; hacemos escala en un bar, repleto de
Medellín-Copacabana, travesía que solo figuró en la mente de sus fun- parroquianos que no nos prestan atención. Pedimos dos aguardientes, y
dadores. De esta empresa podemos decir: triste vida, triste muerte”. una tapa de crispetas. Con un fondo de bolero cubano, Gabriel me dice que,
A finales de ese pintoresco siglo XIX ya la gente sabía que era en su opinión, Joselito fue mejor que Belmonte. Disiento, y pedimos otra
cuestión de tiempo la llegada del automóvil y la entrada del primer tanda; a veces es bueno no olvidar nuestras diferencias. No nos moverán.
tren a Medellín. Con estos, poco a poco, vendría el mejoramiento de

CODA
los caminos y el confort en los desplazamientos. Las largas jornadas
a caballo desde el Magdalena se verían reducidas a un solo día de
tren, mientras que moverse en la ciudad en carros de gasolina sería Solo para traductores
desde entonces algo corriente. Hubo quien siguiera andando a pie y Norman Thomas di Giovanni está traduciendo a Borges al inglés, poe-
a caballo porque no quiso o no pudo cambiar de siglo, pero Medellín sía y prosa. El argentino lo acompaña en su tarea, aunque permite al otro
ya era otra y en cien años las cosas se transformarían de una manera decir la última palabra. Conversan con unos estudiantes de la Universidad
que dejaría la ciudad irreconocible. UC de Columbia. Uno de ellos le pregunta por su método de traducción.
Di Giovanni: “… Cada caso es diferente. Para empezar, todo el asunto
se hace de oído; no hay reglas”.
Borges: “Hablar en abstracto de traducción no nos va a llevar a ningu-
Días de a caballo hace parte del proyecto na parte”.
editorial sobre la historia del tranvía que Se me viene al recuerdo un escolio de Nicolás Gómez Dávila, que tal
realiza el Metro de Medellín en coedición vez viene a cuento:
con Universo Centro. “El poeta que no canta, tan solo opina”. UC

DR. GUSTAVO AGUIRRE


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20 UC número 71 / noviembre 2015 número 71 / noviembre 2015 UC 21

El holocausto Historia ilustrada de Colombia

sin eufemismos

por E D U A R D O E S C O B A R
Ilustración: Alejandra Congote

E
n la remembranza del desastre que desencadenaron a san-
gre y fuego los pandilleros del M19 en el Palacio de Justicia
hace treinta años, los medios agotaron los testimonios de
Fig.1 Del fin hasta el fin
los afortunados sobrevivientes, las declaraciones amargas
de los generales implicados y las protestas dolientes de los
familiares de los desaparecidos en la catástrofe. Belisario Betancur pi-
dió perdón por los errores que hubiere cometido. Y el presidente, en
nombre del Estado, por cumplirle a una corte internacional.
Hubo pocas novedades en el redescubrimiento de la hecatom-
be. Que, sobre todo, contribuyó a aumentar la perplejidad. Pasé ho-
ras frente al televisor lleno de asco y de tristeza por la estulticia del de la llamada violencia liberal-conservadora, uno que arrastró has- como el bendito puente de la calle 92 que ha sido hasta hoy una tram-
país que me tocó vivir arrevesado y cruel, tratando de extraer una piz- ta la muerte todos los vicios de su juventud pendenciera, después pa para automovilistas. Y al fin se sentó sin rubor en ese taburete viejo
ca de verdad. Pero el humo era tanto, el cañoneo, las llamaradas y el de azuzar la violencia entre los campesinos liberales engañándolos que llamamos el solio de Bolívar, transitoriamente, digo, pues después
palabrerío y tantos los sentimientos encontrados, que al fin quedé en con discursos y comunicados y promesas de armas y ayudas medici- de posesionarse, se levantó y se fue a gastar el mandato reeditando la
las mismas, sin entender gran cosa. Cándido que es uno. Esperar ahora nales. Y cuando el agua subió de punto, como cuenta Eduardo Fran- vocación turística de su padre. Y humillado por Tirofijo, montó unas
claridad en esas aguas turbias, cuando en treinta años ha sido imposi- co Isaza en su memoria de las guerrillas de los llanos, corrió al exilio conversaciones de paz que convirtieron el Caguán en un sainete, a
ble desenredar la madeja y ni siquiera hemos podido encontrar la pun- diciendo: ni autorizamos ni desautorizamos la guerra, pero dígan- donde fueron todos los bufones y los saltimbanquis de la república con
ta del hilo a través de una cadena de fiscales, uno más cómico que otro. le a esos muchachos que estamos de corazón con ellos. Y desapare- sus charangos y hasta los piratas de Wall Street, mientras él, Pastrana,
Un periodista de la izquierda exquisita de enorme nariz y anchas ció. Y después, durante el Frente Nacional, dejó de fumar y guardó consumía millas aéreas, saltando entre las cortes europeas en el papel
trastiendas, que suele rechinar los dientes en todo cuanto se refiere a el revólver de siempre en su mesa de noche y se bajó del sombrero, del besamanero, para enriquecer el álbum familiar con la iconografía.
las fuerzas armadas, dijo que la toma la habían inducido con mucha esa prenda fatal para los pícnicos porque los hace parecer más pe- Recuerden ustedes. Hasta hizo de cicerone de los comandantes faria-
probabilidad los militares para vengarse de las cortes que odiaban; queños. Remache, lo llamaban sus malquerientes. A pesar de sus ín- nos por los países de la Europa hiperbórea, tratando de convencerlos
un magistrado, que los muertos los hizo el ejército; otro, que un bes- fulas de impulsivo sin desbravar. Y del cómico talante napoleónico. de que resultaba mucho mejor que el ruin bolcheviquismo de Lenin el
tial Almarales, uno de los comandantes de la horda, fusiló a los rehe- Siempre de berrinche en berrinche. Algunos dicen que fue un patri- socialismo de la monárquica Noruega. Y así, de bote en bote y de aero-
nes arrodillados en un baño, y que él fue empujado escaleras abajo a cio liberal, pero yo pienso que fue un demonio tan malo como su ad- puerto en aeropuerto, al niño acabó por hipertrofiársele la vanidad,
las patadas por una heroica guerrillera mientras se hacía el muerto y versario Laureano Gómez, a quien la historia le regaló el remoquete hasta la fecha, cuando con asiduidad desvergonzada sigue mimando
trataba de encontrar en el desorden su pierna postiza. Y otro, en fin, del Monstruo. Que harían bien en compartir. el rol del conductor de masas y del estadista. Escribiendo cartas y mos-
que los guerrilleros solo querían dialogar. Pero un ministro de Esta- Tal vez nada hubiera ocurrido, o hubieran ocurrido otras cosas, trándole los dientes de conejo de la suerte a Nicolás Maduro. Pero me
do de la época dijo que no es cierto, que los guerrilleros se negaron a mejores o peores, nadie sabe, sin el delito electoral que cometió el voy de la lengua. Es que me resulta tan repelente Andrés Pastrana que
hablar y cortaron las comunicaciones, ni me llamen que no contesto, político bogotano en las elecciones que enfrentaron a un sonriente no aguanto las ganas de obviar el lirismo que me caracteriza para con-
dijo el líder, porque aspiraban a tomarse el poder y a la desmesura de Misael Pastrana y a un senil Rojas Pinilla, y que él corrompió a man- vertirme, cuando lo veo, en el ponzoñoso panfletista que siempre qui-
enjuiciar al presidente, en su delirio de arrogancia. Aquí nos vamos a salva, alterando las urnas a última hora y mandando a dormir a los co- se ser en el fondo de mi amargura.
morir todos, dicen que dijo. La antigua estupidez altisonante se la es- lombianos por reloj, para entregarle el poder con perfecta impunidad El trampantojo de Lleras no salvó al país del decrépito general
cuché a Chávez más tarde: seremos libres o la bandera de la patria on- al opaco político conservador. Uno, dicho sea de paso, que se hizo al que corría las plazas blandiendo yucas en las jetas de sus descamisa-
deará sobre unas ruinas. Y alguien volvió sobre el cuento ya rancio del amparo de doña Berta Hernández de Ospina Pérez, una paisa aguerri- dos. Sus ávidos nietos se colaron de todos modos en la vida política
golpe de Estado y de la reducción del ejecutivo a la impotencia. Y al- da, una folclórica cultivadora de frases célebres y de orquídeas raras, con el desempeño de todos sabido. Y asaltaron las arcas de la alcal-
guien más repitió la fábula de que los guerrilleros le estaban hacien- de donde debieron venirle a Pastrana sus ínfulas de ecólogo de coctel. día bogotana. Y burlan la justicia como les da la gana. La artimaña
do un mandado a Pablo Escobar. Es posible. Carecían de escrúpulos. El fraude de Lleras atestiguado por sus cómplices en el crimen con- sembró el país de latrocinios, para empezar. Y avivó los desórdenes
Lo habían demostrado cien veces. Con las cárceles del pueblo donde tra la democracia, explicado por el llamado Tigrillo Noriega, cuando y las tragedias. Que desembocaron en el horror del Palacio de Justi-
enterraban vivas a sus víctimas. Con el asesinato de José Raquel Mer- ya era tarde, y reseñado en extenso en El libro rojo de Rojas, un esper- cia, cuando se retaron la estupidez y la brutalidad. Así lo había de-
cado sometido a un juicio irrisorio, ejecutado y arrojado en una calle pento ilegible, fruto del oportunismo de los nadaístas caleños Jotama- cidido uno que sus publicistas graduaron de comandante Papito. E
bogotana en una bolsa de basura. Con la muerte inicua de doña Gloria rio Arbeláez y Elmo Valencia, el fraude de Lleras, digo, envalentonó a invistieron con un sombrero de jipijapa. O de pipiripao, ya no sé. Me
Lara. Cesó la horrible noche. Canta el himno. Mentiras. Las noches se la cuadrilla de cocacolos del M19, pues los dejó convencidos para siem- acuerdo cuando me asomé a la Plaza de Bolívar después de la heca-
suceden, una detrás de la otra. Y de noche en noche se escribe la histo- pre del aserto del padre Camilo Torres que repetía una frase que hizo tombe. Se olía el miedo. Había un aire oscuro que llegaba hasta el
ria de Colombia hasta hoy. carrera: el que escruta, elige. Y le acarreó al país innumerables infor- cielo. Y las palomas temblaban en las cornisas de la catedral bogo-
Y sin embargo, digo, nadie recordó el germen de la catástro- tunios. El infausto mandato upaquizador de Pastrana, primero. Y lue- tana. Dicen que jamás se asientan sobre el nuevo palacio de justicia.
fe, nadie trajo a la memoria a uno de los protagonistas principales go la herencia de su hijo, que sin otros méritos que ninguno, apoyado El Dios bíblico cobraba en los nietos los pecados de los abuelos. Y
del llamado holocausto: a Carlos Lleras Restrepo, a quien un escri- en la maquinaria del partido de papi, fue senador, y el más torpe de los así sigue pasando. Tal cual. Hasta hoy. Cuando vivimos bajo una de-
tor amigo mío llamó “poeta de la acción” durante la botadura del alcaldes en el registro de los torpes alcaldes bogotanos, pues destru- mocracia de nietos. El nieto de Lleras, los nietos del general, los nie-
buque escuela Gloria, lo que le valió que sus amigos lo expulsára- yó un montón de obras históricas como la avenida Caracas que diseñó tos de Laureano Gómez y los sobrinos nietos de Eduardo Santos, que
mos del nadaísmo. Lleras era como era. El último animal político Karl Brunner para que Bogotá se pareciera a Berlín, y construyó cosas fue horro. Porque los nietos de doña Berta, son otra triste historia. UC
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por J O S É D U Q U E
Crónicas danesas Fotografías por el autor

E
La valkiria
l verano de Dinamarca está cobija con un velo blanco y en el ama- la aguja del velocímetro que ya está las ventanillas de los carros que se di-
especialmente caliente, pue- necer, a las cuatro de la mañana, un muy a la derecha. rigen hacia las playas de Copenhague.
de ser el festival de música dios escandinavo peina las nubes hasta Los daneses caminan rápido, son El sol está en cada barco del puerto de
de Roskilde o el de jazz de dejarlas largas y delgadas como los ca- precisos y van al grano. No se detienen Roskilde, sobre la espalda vikinga de
Copenhague, no lo sé, dijo bellos de una valquiria, o como los de la entre un destino y otro. Ellos no cono- chicas suecas, noruegas o en las sireni-
Anton, un danés que fumaba tabaco chica que se aleja con su vestido blanco cen la palabra loliar, son una máqui- tas danesas acostadas en las proas. Está
negro cuando pasamos por su casa en en bicicleta. na de relojería: precisos y puntuales. en los carros casa que se alejan por la
Lejre; y continuó con un acento vikin- Lejre, julio 4 de 2015 Los colombianos ser muy lentos, dice autopista hacia el ferri de Puttgarden o cuatros años y fue relojero profesional, caras están en el pecho de las camise- día anterior me encontré que el mari- El plato típico de Dinamarca, y único
go–castellano que muerde con los dien- Erik en su espanglish espontáneo, lle- se dirigen al sol del norte de Alemania, estudió construcción –algo así como una tas polo y en la pretina de los bluyines. nero al que enfoqué en un primer plano en toda Escandinavia, es el smorr ebro.
tes la zeta. Desde que trabajé en unas vo quince años casado con Marcela –su y brilla en las motos último modelo de técnica para ser maestro de obra en Co- El mismo motilado de los actores de como los de las películas de Bergman Pan –aquí hay tantas variedades de pan
minas de cemento en Venezuela no sen- Yumi, yumi esposa antioqueña– y de esos, siete es- harlistas escandinavos tatuados hasta lombia– y fue constructor. Es militar Hollywood, en las cabelleras escandi- –guardando las distancias de tiempo como de corrupciones en Colombia– con
tía una temperatura así. Suena Kim Larsen –un cantante da- perándola. Todos reímos, él se ríe con el cuello. retirado y habla todos los idiomas escan- navas y en el pelo antioqueño, jóvenes y de calidad, claro–, ese marinero fu- carne de pescado, res o cerdo encima. Di-
Copenhague este año está anaran- nés emblemático y legendario–. Lo úni- una sonrisa danesa rápida y precisa. Si en un musical americano de los dinavos, más inglés y sus chapuceos de repetidos en ambos continentes como mando pipa concentrado en un océa- cho así suena simple, pero las varieda-
jada. Go orange es el lema de la capi- co que entiendo de la letra es el coro Más allá del parabrisas, al fondo, apa- cincuenta un señor cantaba bajo la llu- español. Es alto y sólido, tiene los ojos estatuillas de premio Óscar. no de vidrio a las seis de la mañana, fue des, estilos, sabores, colores, hacen de
tal danesa, lo encuentras en las vitrinas que dice: "yummi, yummi". Salimos recen las aspas titánicas color nieve de via: “I’m singing in the rain / Just sin- verdes y la piel rosada. Un héroe insensible y fatal mata el mismo al que grabé en un video en este plato un abanico infinito de posibili-
de todos los almacenes de StrØget –la temprano desde Lejre para la casa de un grupo de hélices eólicas, ventilado- gin’ in the rain / What a glorious feeling Erik va rápido y solo se detiene por malos como tumbando bolos en una pe- un barco como el de Maqroll el Gaviero: dades que ellos llevan hasta extremos de
calle peatonal y comercial más grande Hans Christian Andersen, en Odense. res de cuarenta metros de altura. No / I’m happy again…”, aquí se baila, se tres cosas, dice Marcela, para entrar a lícula que se repite en cada canal euro- sentado en la cubierta tocaba Greens- originalidad, sin dejar de ser o de aparen-
de Europa–, en los pasacalles de la Pla- Yo dije que este viaje a Escandinavia es dejo de pensar en un Quijote moderno canta y se toma cerveza bajo el sol, por- una relojería, para ver el menú en un peo con distintos bolos y otros héroes. leeves –dicen que fue compuesta por el tar ser simplemente eso: pan con carne
za Nueva y de la Plaza Vieja, ambas am- como una road movie y Erik, al volante, al que se le hace agua la boca verlas. que las aceras son amplias como los ani- restaurante o para tomarse una cerve- Los mitos escandinavos se ignoran tan- rey Enrique VIII para Ana Bolena– con encima. Mangue tak diva daile –muchas
plias y cosmopolitas, en la entrada de la repuso que la vida es una road movie. Son las ocho y tres de la mañana – llos de un planeta, están calculadas para za a su gusto y medida, no más. Te faltó to –en el común de la gente que es la un acordeón europeo de teclas que le gracias, delicioso– se pronuncia en danés
catedral de mármol y en la base del ca- Dinamarca es plana como el mar, una y tres de la madrugada en Colom- que tengan lo necesario, y aquí, en Dina- una, añade Erik, para esperarte. Son- más común– como los de nuestros an- tapaba todo el cuerpo. con toda sinceridad luego de comerlo.
ballo verde de Absalón. la montaña más alta no supera el cerro bia–, en el país del Sagrado Corazón marca, es necesario que una acera que ríe y de su boca asoma una dentadura tepasados indios que sabían el lengua- También me di cuenta de que en una HelsingØr es la ciudad del castillo de
Una chica en vestido blanco y san- Nutibara de Medellín. Cada montículo duermen o apenas se acuestan. A lo me- se respete tenga espacio para los cafés, blanca y alineada, una risa echa al gus- je del viento. foto que tomé en una calle peatonal de Kronborg y este, el lugar donde Hamlet
dalias se detiene ante un semáforo en que se ve de pronto desde la ventanilla jor –o a lo peor– Erik tiene razón: los las bicicletas, los peatones y el sol. to y medida de Marcela que lo besa en Parece ser que solo queda una histo- Copenhague, una foto sobre la multi- indeciso no sabía si “ser o no ser”. En
rojo. Su cabello dorado claro es largo. del carro es una tumba vikinga como colombianos son lentos, cada día los Nos sentamos en un café. Salchi- la boca. ria de maquillaje en las casas rococós, tud ecuménica de un pasaje comercial Bakker, el primer parque de diversiones
Con un pie sobre el suelo y las manos la que hay cerca de la casa de Erik. Las daneses les cogen siete horas de venta- chas con pan y cerveza, le dice Erik al A los daneses les gusta la jardinería, en los castillos caducos de reyes muer- al aire libre, una chica saludó con la –sí, antes que Disney– está aún activa la
en el manubrio de la bicicleta, mira el “montañas” de Dinamarca son tumbas ja, dice mientras pisa el acelerador. Yo mesero en un danés gutural e infalible. como a Erik le gusta su esposa Marce- tos. Erik –un vikingo tan inmenso como mano a la cámara, o a mí. Una chica jo- única montaña rusa en madera –sí, en
semáforo desde sus ojos azules. Por la vikingas, y los campos de trigo y cebada canto I want to break free. Nos comemos todo para que mañana la y a mí la cerveza. Un jardín mínimo o amable–, ve Batman, Mad Max, y antier ven, bonita, que sonreía simpática a la madera– del mundo. Los vikingos dane-
calle cruzan peatones daneses, alema- a cada lado del camino son como ma- Goslar, julio 9 salga otra vez el sol. una matera de ventana europea sirven vimos A good day to die hard. cámara de un desconocido donde ella ses son los mismos normandos que pe-
nes, suecos; turistas argentinos, inmi- res con oleaje propio; el viento polar los Roskilde, julio 12 para sembrar fresas o uchuvas, cerezas, Una chica danesa pide limosna en iba a quedar. ¿Quién es? ¿De dónde? learon con Robin Hood en el bosque de
grantes rumanos, comerciantes árabes acaricia con la mano como si fueran el peras y manzanas. Les gusta montar en un bar rumano. Un drogadicto norue- ¿Cómo se llama? A lo mejor son las mis- Sherwood y los mismos lords que habi-
y relojeros suizos. La lista completa se- lomo de un gato. Qué emoción bicicleta y sentarse a recibir el sol con go duerme en la acera de la estación mas preguntas que ella se hizo, pero tan hoy la isla de Shakespare.
ría tan grande como el mundo mismo. Todo en la casa de Hans Cristian An- Gusto, tamaño una cerveza a su gusto y medida. de trenes en Copenhague. Un grupo de solo alzó la mano y saludó sonriendo, De Odense son –pero viven en todo
Erik me dice en inglés que es un se- dersen es pequeño, ordenado y lindo, tan amarilla Lejre, julio 15 pescadores de Groenlandia se emborra- como ahora yo sonrío al ver su saludo y el mundo– el invisible traje del empe-
máforo de bicicletas, y los hay de buses, como Dinamarca, que parece salida de Si te comes todo mañana saldrá el y medida cha en una banca frente a una fuente hago esas preguntas que le dan sentido rador y El patito feo. Allí nació La sire-
automóviles y peatones; estos últimos, un cuento. Yumi, yumi. sol, le dicen los padres a los niños en En Copenhague venden las cerve- barroca que lanza chorritos por el pipí a esta foto tan corriente. nita y el soldadito de plomo que danza
dice, tildando su desacuerdo, llevan Odense, julio 7 Dinamarca. Erik me cuenta esa pe- zas como la ropa, a tu gusto y medida, de Odín. La palabra Gratis –sí, con ma- Copenhague, julio 18 con la bailarina un vals en forma de co-
la vía siempre, después están las bici- queña mitología hogareña en Roskil- casi que te las puedes medir antes de Sin tetas no yúscula– es la misma y también la más razón. Y en Odense nació Carl Nielsen,
cletas y por último nosotros, concluye, de, mientras caminamos por el centro “ponértelas”. Las hay de la S a la XL se- importante de todas aquí en Escandi- menos conocido que Hans Christian An-
como si fuéramos el carro del que nun- I want to break free de una calle peatonal para que nos dé gún tu gusto y medida. Es común pasar hay paraíso navia. El Q´hubo danés se llama Ekstra Cosa de niños dersen, pero tan bueno como él; aún se
ca se baja. Mejor Medellín, agrega en Vamos a 130 kilómetros por hora el sol; pues así como en Colombia ca- por una acera y ver en un café, al sol, a Aquí en Roskilde publican la revis- Bladet. En las tiendas y supermercados La vocal o con una rayita transver- oyen, si escuchas bien, los ecos de su sin-
español sin poner la preposición “en”, con destino a Hamburgo después de minamos por la sombrita, aquí, en Es- un hombre con una cerveza del tamaño ta Roskilde Avis, que corresponde a un están las mismas revistas con las tetas sal: Ø, la a con una bolita encima: å, y fonía número cuatro, inextinguible; o de
como todo principiante de una lengua. dormir en el Odder Parkhotel de la ciu- candinavia, se comen toda la comida de un florero que le tapa toda la cara, o Vivir en El Poblado o Vivir en Enviga- al aire de monas último modelo y en- la a y la e juntas por la espalda: æ son la tres, expansiva; y si miras mejor lo ve-
In Medellín, sigue en perfecto espan- dad de Odder, una villa apacible y foto- desde niños y caminan –cuando hay–, a una chica con la copa cervecera que do o Vivir en Laureles... H&M es el Ar- cuentras a la mano magazines atiborra- únicas del danés, me dice Erik. Las es- rás de pie en una plaza seduciendo parti-
glish, los peatones detenerse, in Copen- génica. Miro los kilómetros que se van bajo el pleno resplandor. entre nosotros se usaría para beber un turo Calle o el Falabella de Europa, dos de chismes de la farándula y el jet cribe en un papel entre garabatos vikin- turas con la batuta.
hague no, todo es bicycles and people. quedando atrás en una autopista recta En Dinamarca, durante el verano, afanoso aguardiente. como Dios, H&M está en toda partes. set mundial. gos que más parecen letras rúnicas, las Trato y trato de pronunciar bien es-
Yo me río. llena de tractomulas europeas. Suena las casas apenas se usan para ir a dor- Erik es puntual y preciso como buen La revista M! corresponde a la Soho Lejre, julio 17 lee con su acento de esquimal y preten- tas vocales únicas con las que se ha
El semáforo de la chica pasa a ver- Queen en la radio, exactamente I want mir. El sol se trasnocha hasta las once relojero. Su almacén se llamó Suenden’s criolla. Los centros comerciales des- de que yo las pronuncie bien. Excuse me, creado tanta realidad danesa, pero es
de. El cielo es azul profundo. Amaneció to break free. Vamos en un Toyota gris y se levanta muy temprano a las cua- ure. Lo vendió, me dijo, porque no le al- plazan poco a poco y cada vez más a Erik, le digo en mi inglés primigenio, él imposible. Le digo a Erik, es cosa de ni-
hace cinco horas y apenas son las nueve con placa danesa. Erick sube el volu- tro. La vida se asolea en los cafés de las canzaba el tiempo, ese mismo que ven- los almacenes de calle. El top ten de la Ana Bolena se ríe y me sirve un trago de Bitter. Tran- ños, me responde, como los cuentos de
de la mañana. En las noches de verano, men y la velocidad, en Alemania no hay aceras y sobre las bicicletas, en las ca- día y arreglaba. Ahora tiene todo el tiempo música americana está en las estacio- Esto de tomar fotos tiene sus sor- quilo, agrega, solo los niños pueden ha- Hans Christian Andersen.
aquí en Dinamarca, la bóveda celeste se límite, me dice, y yo mejor no miro más lles adoquinadas para los peatones y en para él y su esposa. Estudió relojería nes de radio. Los logotipos de marcas presas. Por ejemplo, mirando las del cerlo bien. Lejre, julio 26 UC
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Volar
después por las heridas en el alma: lo- que habría una erupción entre el 1 y el su pierna para salir a buscar a su hijo. carcajada inmensa y su ametralladora de
cos, suicidas, desquiciados buscadores 20 de noviembre de 1985, y que el infor- Edilma, cercenó su pierna hasta don- palabras. Siguió además en silencio to-
de sus niños, de sus seres queridos vi- me escrito que contenía la advertencia de alcanzó, como cuenta tan tranquila, tal, sin contar su historia durante veinte
vos, de sus muertos. entregada a la ministra de Comunicacio- porque el “hueso como tal no partió”. años. Siguió como cada uno de los per-
Yo era un niño de cinco años la no- nes de la época, Noemí Sanín, se hubiera Y tuvo que apuñalar con el machete el sonajes de la película: como aquella otra
che de la avalancha, y solo he tenido en ocultado de una forma tan canalla. Fue cuerpo de su hijita para que se desinfla- a la que le raparon su hijo, o a los que la

en
mi mente y en mi memoria las fotos del usado solo tres días después de la trage- ra y poder sacarlo para darle sepultura. policía les desocupó la casa, como a los
lodo y de Omaira: más nada, otro cóm- dia, cuando esta misma señora, para la- Solo ahí se desmoronó, cuando su pe- sobrevivientes que llegaron a casas de fa-
plice. Mientras hacía la película me in- varse las manos, anunció una nueva e queña hija se desarmó como si fuera el miliares que los repudiaron, o niños que
sistía en que aún después de oír más inminente avalancha que causó estam- títere de un ángel. llegaron a donde familiares que los aco-
de treinta testimonios de esa noche y pidas, desesperación, locura y suicidios Logró salir a buscar a su hijo que ya saron, o abusaron, o a los que ahora ven
de meterme en los archivos de la épo- desde las ventanas de los hospitales de estaba refundido. Intentaron traficarlo el lugar donde supuestamente quedaron

un
ca, la imaginación no alcanza: aún me Mariquita y Honda, donde se recupera- y perderlo por meses. Tuvo única suer- los suyos convertido en un cultivo ilegal,
cuesta pensar el ritmo de las cosas, el ban de la tragedia algunos armeritas a te: ser protegida por una familia antio- moralmente, de arroz, o en un potrero
tamaño: una montaña móvil, que avan- los que no les daba el alma para imagi- queña que se enteró de su caso y que para el engorde de vacas.
za a razón de cien metros cada cinco nar un segundo tiempo. pagó exámenes de ADN y ayudó en las Pensaba en el desespero en el que
segundos, que arrastra hileras de gen- Y entonces volvió Edilma a mi men- indagaciones hasta que unos meses murieron tantos y la calma improba-
te, de carros, que va juntando los mu- te, el dolor de dolores, la fuerza de fuer- después se consolidó el reencuentro, ble en la que tuvo que nadar Edilma en

solo
ros de las casas en el piso, los techos, zas, la alegría de las alegrías. Cuando en una clínica de reposo. El único pri- esas noches inefables, esas noches sin
va haciendo una mezcla homogénea, un dolor no tiene proporción uno piensa vilegio de Edilma pues cientos de niños nombre, sin apodo, sin ley. La vi como
como una licuadora apocalíptica, ma- en ella, como dice su hijo, y acepta me- jamás volvieron donde los suyos. Colombia, la más feliz del mundo, pero
chacando hombres, mujeres y niños con jor el propio camino. Contra Edilma se Después, el mismo Estado que ig- herida y enferma. La vi como el arbo-
piedras descomunales, con camiones, juntaron todas las fuerzas malditas de noró la tragedia anunciada, el mismo lote inmenso que es, y que tuvo que
masticándolos con maquinaria, con Colombia, del alma negra y gavillera del Estado que recibió de la comunidad cortarse una de sus raíces para andar

pie
santos de iglesia. Imaginaba lo que se- colombiano, y sobrevivió en un solo pie. internacional más de cincuenta mil el mundo, para seguir en pie, jugando
ría nadar entre esos bloques, entre filo- Edilma fue sepultada por el lodo en su millones de pesos de la época para re- con el regalo de la vida. La vi con la en-
sas tejas de zinc, lo que sería ir siendo hogar, con su familia. En el momento en construir en lo posible esas vidas, le vidia agria de que jamás veré el mun-
Fotograma de El valle sin sombras. cortado, molido, separado de los su- que la avalancha partía su casa, sostu- negaba los auxilios mensuales. Le robó do desde su orilla, ni tendré su calma
yos, de uno mismo. Cómo avanzaba esa vo como pudo a su pequeño hijo que se su casa por omisión en esa especie de para tareas millones de veces inferio-
montaña esa noche, habiéndose llevado agarraba como un animal de su cuello. genocidio cantado, y luego, le negaba res. La vi como una heroína que jamás
puesta de primerita a la electrificadora, Con el nivel del lodo cercano a la boca, una mesada. Le negó la posibilidad de reparará un Estado que no tiene la dig-
por R U B É N M E N D O Z A * galopando como un ciego inmenso que
convulsiona a tientas en la noche.
entre las paredes y el techo, seguía sin-
tiendo en sus brazos las manos de sus
estudio para su hijo, como le ha nega-
do una prótesis, como después le negó,
nidad ni la fuerza para enaltecerla.
Hay que caer en la casualidad de ha-
Y de los personajes que ya me habían gemelos de nueve años que se ahogaban por la vía de Resurgir, la casa que le cerse viral en internet con un chiste
Fotografías: ©Santiago Mendoza respondido pasaba a lo que más me gol- en el lodo mientras ella atestiguaba en debía. Se la negó porque solo tenía un flojo para tener la venia presidencial,
peó: más que el tráfico y el robo de niños su piel cómo sus deditos perdían fuerza hijo y para aplicar al programa debía para hacerse a una casita, a una opor-
en la tragedia, más que las adopciones poco a poco y se iban fundiendo con la tener tres: “Tendré que revivir unos”, tunidad digna de trabajo, a un favorci-
clandestinas mientras padres o familia- muerte. Ella tenía una pierna atrapada fue su respuesta. Resurgir estuvo di- to que en realidad es una deuda. Pero

D
res se debatían entre la vida y la muerte entre los escombros de su casa, estaba rigida por el doctor Pedro Gómez, a “el favor rebaja,” dice el Tao, y cómo
espegaba impulsado por trapos al viento, que puse los pies en lleva mucho tiempo buscando un cau- meses anteriores, en los propios terri- aún en el lodo o en hospitales, más que de raíz atada al piso. Al otro lado mo- quien nombró el presidente Belisa- amilanar o rebajar a esta sirena. Hay
el vaho permanente del la tierra y fui consciente de los riesgos: ce. La avalancha de su verdad, de su torios de lo que alguna vez fue Armero, la posterior burla y humillación con la rían su hijita de siete años y su esposo. rio Betancur, cuando ya “tenía un pie que sonreír y hacerles el juego, y ahí
Tolima, ese aire pesado, el helicóptero sin puertas ni sillas para versión. Eso me dio la paz y el pulso. donde hoy reposa bajo tierra, y donde la reconstrucción del pueblo (con fondos Todos sus muertos en un radio de metro en el estribo para irse de vacaciones”, no está ella. Ella está en el limbo de la
ya algo aceitoso antes de la misión, la insistencia de los pilotos Volvía a sentir la certeza de que esta naturaleza, noble y tranquila, ha vuelto internacionales, ni siquiera del gobierno y medio. En la noche, la avalancha era “merecidas vacaciones a Europa”, acla- vida, donde las ruinas y el Nevado se
las horas altas del sol en en que jamás se había logrado esa al- película tenía que ser, como luego se a devorarse las ruinas como abrigándo- de turno), más que los robos de miem- una línea que sembraba el silencio mas- ra Belisario, para atender esa tragedia sueñan, está en la frontera que no deja
la mañana, cuando la idea de la muer- tura y en las dificultades de responder demostró, y sabía que yo solo tenía una las, como curándolas del lodo del olvido. bros de la Cruz Roja —Cruz Roba dice ticando el ruido. Adelante de esa línea llena de armeritas “criticones”. que ese pedazo de tierra se haga polvo,
te me pareció una certeza, una posibi- a las fuerzas de la física allá arriba, las de las flautas que había que acomodar Tan cerca como pudimos filma- uno de los personajes— y de la Defensa todo era crujir, llanto, gritos, lamentos; Así fue y así es la burla. Así conti- está en el centro de la balanza donde
lidad inmediata. Volaba armado con un posibilidades de que la fumarola apa- para que el viento tocara esta versión. mos el volcán. Revoloteamos como una Civil a seres indefensos atascados en el atrás de la línea, el valle que se quedaba núa en este valle de podredumbre. En aún el cementerio, lo único que que-
brazo especial que sostenía la cámara, gara los rotores. Cuando pensé en eso Cuando por los audífonos el pilo- mosca por casi una hora antes de em- lodo, más que la ridícula reparación que sin sombras. este valle del país espantoso, el país de dó verdaderamente en pie de Armero,
con las piernas, brazos y lentes por fue- tuve la esperanza de una muerte rápi- to me exigió usar oxígeno, mi corazón pezar el descenso, que hicimos sobre- intentó el fondo Resurgir —Resufrir lo Así que Edilma reconoce en la mi- la Patasola donde Edilma, con su única aún resiste. Como todo Armero, soste-
ra del helicóptero, al que se le habían da, fugaz como la explosión de un heli- ya estaba acelerado por las venas de la volando el mismo canal que el 13 de llama otro personaje—, más que el do- tad de la negrura de la noche, con las pierna y la fuerza de diez mil mujeres y niéndose en una sola pierna, al borde
quitado algunas piezas para lograr la cóptero contra la nieve, y pensé que lo Tierra. Yo arriba, en el aire, como en un noviembre tomaron los lahares: el ca- lor de las madres que cumplen treinta pupilas dilatadas por la oscuridad y veinte mil hombres, siguió el camino sin de hacerse polvo de olvido. UC
altura que necesitábamos y poder con- único que no quería era morir desespe- sueño, volando y filmando, y ahí, toda- ñón del río Lagunilla. A decenas de ki- años con sus hijos arrebatados y perdi- el espanto, que los gemelos ya están perpetuarse como limosnera ni como li-
templar la boca inmensa de un kilóme- rado, morir a la diabla, gritando. Re- vía lejano, el volcán hirviendo una pa- lómetros de Armero y cientos de metros dos, más que el dolor de la locura y de la muertos. Le hace caso a su esposo mo- siada o como damnificada. Sin espe- *Escritor y director del documental
tro de diámetro con la que a diario ruge cordé que para los budistas lo que pasa ciencia de siglos, humeando, durmiendo del piso, empezaba a ver y a tratar de incertidumbre de tantos que aún deam- ribundo y empieza a limpiar a la niña, rar nada. Siguió haciendo la vida con su El valle sin sombras.
y respira el volcán Nevado del Ruiz. con nuestros descendientes depende una siesta entre nubes. Todas las nubes entender el tamaño de las fuerzas que bulan como muertos vivientes, más que que el enamorado padre veía viva y
Durante semanas mi único miedo en buena medida de lo último que nos habían hecho un maravilloso tapete. ese día se encontraron. Y entonces pen- los ancianos que se pudrieron en las car- bien, y en ese proceso se da cuenta de
fue que las imágenes no lograran ha- pasa por la mente, en vida. Así que lo- Abajo no se veía nada. Pero en esa sá- sé en la fuerza de fuerzas que me había pas en las que los tuvieron por años tras que la cabeza de la niña está unida al
cer parte de la película que editaba y graría respirar y entregarme a la dul- bana perfecta, se asomaban, como por puesto el destino delante de la cáma- la avalancha; más que todo eso junto, cuerpo por un hilito de carne, nada
que había escrito y dirigido, y digerido zura de la muerte, si la veía llegar. Eso dos rotos, el Nevado del Tolima y el Ne- ra. Pensé en Edilma, con su único pie haber descubierto material de archivo más. Ahí empezó esa noche que dura
y padecido. Cada semana los pilotos y no tomó quince segundos. vado del Ruiz, señoras montañas. Fui a en la tierra. Mientras tanto el lente de donde pobladores, concejales y el propio treinta años para ella.
miembros de nuestro equipo de produc- Con los seres que amo en mi cora- ver a Dios. Mi ojo derecho, certero y ma- la cámara se había empañado y no de- alcalde de Armero imploraban al gobier- Pasa la noche con su único hijo so-
ción eran informados por Ingeominas zón, y metido en el lodo de la historia ravillado viendo por la cámara. Mi ojo jaba ver nada más. Y pensé en los so- no central y departamental una acción breviviente colgado de su cuello, casi
y los operadores aéreos: el volcán ha- de Armero, recordé lo que me dio ver- izquierdo expresando el agradecimien- brevivientes y en las víctimas a las que inmediata para drenar una represa na- por un día, hasta que los rescatistas se
bía subido en emisiones de ceniza, ha- dadera paz para trabajar esas secuen- to en deshielos mínimos, en lágrimas de le llegó la muerte por sorpresa, por la tural que se había hecho a diez kilóme- lo llevan en un helicóptero, mientras
bía cambiado de color de alerta, y una cias: esta película está circulando en dicha por los caminos del cine, por los espalda del sueño, y pensé en el des- tros de Armero, en el río Lagunilla, a la ella queda como una flor entre el chi-
vez más, como durante más de seis se- el viento, yo solo soy un coordinador caminos del dolor de aquellos que en la espero en el que miles de armeritas altura de la vereda El Sirpe, y que ya alo- quero, como una corona en el entierro
manas, teníamos que cancelar la costo- de fuerzas. La verdad de estos volca- tierra, allá donde el volcán vino a parar, murieron esa noche, atropellados, atro- jaba “mil millones de metros cúbicos de de los suyos. Ella lo vio elevarse de la
sa misión de ir a contemplar la pureza, nes (hombres y mujeres sobrevivientes) ya me habían contado sus historias en los pellando… en los cientos que morirían agua y material… cantidad suficiente cuerdita que lo amarraba a la vida, re-
la inmaculada presencia de ese león in- para arrasar cualquier ciudad”, como li- gando aún con algunas gotas de san-
menso que duerme sobre colchones de teralmente lo dice frente a la cámara de gre a Armero. Ahí quedó Edilma.
nubes. Iba a ser su abogado, porque su un noticiero, sesenta días antes de la tra- Muchos más días que la niña Omaira
blancura perfecta solo demostraba que gedia, un miembro de las fuerzas de pre- Sánchez. Sembrada en el lodo, atrapa-
el intento de la “verdad oficial” por en- vención de la época. da por los muros.
cochinarlo con la anunciada tragedia No lo podía creer. No podía creer Nadie imagina el horror, tal vez ni
de Armero, por adjudicarle la crueldad que ahí salieran ellos, por la televisión ella que asumió en esos días una fuerza
de la avalancha de la interminable no- del momento, con Armero atrás, con sus extraña, de tener que soportar no solo
che del 13 de noviembre de 1985, había parques y casas en pie, amenazando con la muerte de los suyos, en la mitad de
sido en vano. Allá estaba, indiferen- un paro, con una protesta si no dinami- la impotencia de la inmovilidad, sino
te al drama humano. Solo un bicho de taban esas piedras de la represa y se or- además soportar que se pudrieran, día
su talla puede compararse con el dolor ganizaba un drenaje seguro. No podía tras día, días y noches eternas, al alcan-
de los armeritas que hicieron parte de creer que el gobernador del Tolima con- ce de su mano. En esos días de espera
la película. Solo su fuerza se parece a la siderara al alcalde un loco, y que además eterna, antes que recibir ayuda, Edil-
de ellos, solo su imponencia se parece de su indiferencia, le respondiera con ma fue atracada por un rescatista que
a la indignación y a la dignidad arme- risa, después de haberlo amenazado con le quitó sus joyas a cambio de sacarla…
rita. Solo su fumarola eterna daba des- destitución y cárcel si extendía el páni- recibió las joyas y la abandonó. Siguió
canso a una rabia que los ha consumido co u organizaba una evacuación por su la espera. Cuando el sábado —la ava-
por décadas. cuenta. El alcalde, que murió en la ava- lancha fue el miércoles— finalmente
Así que despegaba, con un solo pi- lancha, alcanzó a hacer una última lla- un grupo de rescatistas se dedicó a su
loto (para reducir el peso) y con el di- mada contando que el agua ya entraba a casa y a su caso, ella no soportó ni un
rector de fotografía, y mis piernas su casa esa noche. El gobernador prefi- sorbo de agua con un boliqueso, sentía
parecían partirse por el viento. Decidí rió, como los miembros del gobierno na- que toda esa pudrición que la rodeaba
no hacer fuerza para no desgastarme y cional, condenar a muerte a un pueblo ya la habitaba, y que estaba reventada
tener el pulso y la circulación amansa- entero mientras jugaba billar. o descompuesta. Ella ya había avanza-
da para cuando viera, después de tan- Yo no podía creer que unos vulcanó- do en su rescate con la ayuda del vidrio
to soñarlo, allá, en su nido, al volcán. logos franceses, alemanes, españoles hu- de un tocador cercano y de un machete
Fue entonces, con las piernas como bieran advertido, en diciembre de 1984, que alguien le acercó. Intentaba dejar
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