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Medio de Control: REPARACION DIRECTA – SEGUNDA INSTANCIA/Accidente de

tránsito causado por estado de alicoramiento/No existe concurrencia de culpas de la


víctima, por su estado de embriaguez y de la Administración por su presunta falta de
señalización /Revoca decisión del a quo que determinaba la concurrencia.

“Teniendo en cuenta los efectos que según los tratadistas reseñados implica conducir bajo
los efectos del alcohol, para la Sala resulta sumamente reprochable el actuar irresponsable
que asumió el señor Hernández el día en que sucedió el siniestro fatal, pues quedó
evidenciado que se encontraba en el más alto nivel de alcoholemia, circunstancia que por sí
sola puso en peligro su integridad personal, ya que es bien sabido que la conducción de
vehículos constituye per se una actividad riesgosa, factor que conforme a los grados clínicos
de intoxicación a que se hizo alusión, se eleva de manera considerable aún en el primer
grado de embriaguez -40 y 99 mg de etanol /100 ml- , toda vez que desde 50 mg de etanol en la
sangre, conducir comienza a ser peligroso y a partir de 75 mg, ya es considerado como
efectivamente peligroso.

(…)
“En virtud de lo expuesto, esta Colegiatura no comparte la posición de la A quo, en el
sentido de considerar que en la producción del daño concurrió tanto el actuar de la víctima
directa, al conducir en estado de embriaguez, como el hecho de la administración,
consistente en la carencia de señalización en forma técnica de la obra pública contratada,
como quiera que el accidente de tránsito fue un hecho imprevisible, irresistible y exterior
para la entidad territorial, pues lo cierto es que de la prueba documental recaudada, como
de las declaraciones del agente de tránsito y del representante legal de la parte contratista,
encargada de realizar la respectiva obra pública, se vislumbra que en el sentido que se
movilizaba el motociclista, se había provisto una pancarta que informaba que la vía estaba
cerrada y adicionalmente se había habilitado una ruta alterna para evitar el paso de
vehículos, precauciones que fueron pasadas por alto por el hoy occiso, sin dubitación alguna
debido al estado de alicoramiento en que se encontraba y no ante la falta de cumplimiento de
las especificaciones técnicas requeridas.

“A la anterior conclusión se arriba, comoquiera que si bien las medidas implementadas para
evitar el tránsito vehicular por el sector en que se desarrollaba la obra, no obedecía a los
requerimientos de la norma técnica, dicha circunstancia no puede ser considerada como la
causa determinante, ni mucho menos concurrente en la concreción del daño, pues es claro
que el estado de embriaguez en el que estaba el señor Hernández, no le permitía percatarse
de señalización alguna, independientemente de sus características, por lo tanto, así hubiese
existido mayor señalización y en mejores condiciones, el resultado muy seguramente sería el
mismo; se itera su capacidad de percepción y reacción ante cualquier eventualidad era nula.

“En consecuencia, el hecho que el motociclista haya resuelto conducir bajo los efectos del
alcohol constituye la única causa eficiente, idónea y decisiva en la producción del accidente
que terminó con su vida, pues adicionalmente, no se puede pasar por alto lo consignado en el
informe de inspección técnica a cadáver, donde se aduce que el perjudicado directo vivía en
Caloto, de lo que se colige que en efecto, sabía de la realización de la obra, lo cual no admite
una conclusión divergente, en atención a que dada la magnitud de ésta y el tiempo de
ejecución que llevaba, resulta ilógico que no tuviera conocimiento que se había habilitado un
vía alterna para el tránsito vehicular, por consiguiente el daño deprecado no puede ser
atribuido a la entidad demandada de manera concurrente con el perjudicado directo, habida
cuenta que éste obedeció a la culpa exclusiva de la víctima, circunstancia que la exonera de
toda responsabilidad, motivo por el cual se revocará la sentencia rebatida”.

Nota de Relatoría: Ver en el mismo sentido: muerte por alicoramiento, no se


probó concurrencia entre la víctima y la administración. Expediente
Expediente 19001-33-31-008-2013-00052-01
Demandante ANA XIME HERNANDEZ
Demandado MUNICIPIO DE ALOTO-CAUCA
Medio de Control REPARACION DIRECTA – SEGUNDA INSTANCIA

19001333100820130001701 Sentencia del 22 de agosto de 2014 /MP David


Fernando Ramírez Fajardo.

REPUBLICA DE COLOMBIA

RAMA JUDICIAL DEL PODER PÚBLICO


TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DEL CAUCA

Popayán, doce (12) de junio de dos mil catorce (2014)

SENTENCIA- TA-DES 002-ORD. 049-2014

Magistrado Ponente: NAUN MIRAWAL MUÑOZ MUÑOZ.

Expediente 19001333100820130005201
Demandante ANA XIME HERNANDEZ
Demandado MUNICIPIO DE CALOTO- CAUCA
Medio de Control REPARACION DIRECTA – SEGUNDA INSTANCIA

Decide el Tribunal el recurso de apelación impetrado por las partes, contra la sentencia Nº
003 de 15 de enero de 2014, proferida por el Juzgado Octavo Administrativo del Circuito de
Popayán, dentro del proceso promovido por la Señora ANA XIME HERNANDEZ, en
contra del MUNICIPIO DE CALOTO- CAUCA, en la que se accedió a las pretensiones de
la demanda

I. ANTECEDENTES

1. La demanda1

La señora ANA XIME HERNANDEZ, actuando en nombre propio y a través de apoderado


judicial, en ejercicio del medio de control de REPARACIÓN DIRECTA, dirigido contra el
MUNICIPIO DE CALOTO – CAUCA, solicitó se concedan las siguientes declaraciones:

Que se declare que la entidad demandada es administrativamente responsable por los


perjuicios patrimoniales y extrapatrimoniales padecidos con ocasión de la muerte de su hijo
MIGUEL ANGEL HERNANDEZ, en hechos acaecidos el día 6 de noviembre de 2011,
1
Folios 26 a 30.
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Expediente 19001-33-31-008-2013-00052-01
Demandante ANA XIME HERNANDEZ
Demandado MUNICIPIO DE ALOTO-CAUCA
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cuando se movilizaba en una motocicleta en la vía Caloto la “Y” Puente Río Chiquito, Barrio
La Rivera y sufrió un accidente de tránsito por la deficiente señalización de la vía a la que se
le estaban haciendo reparaciones.

Con fundamento en lo anterior, solicitó indemnización por perjuicios materiales por concepto
de lucro cesante la suma de cincuenta y cinco millones veintitrés mil seiscientos veintinueve
pesos ($55.023.629)

2. Los hechos

Como fundamento fáctico de sus pretensiones, la parte demandante en síntesis, expuso lo


siguiente:

Relató que el señor Miguel Ángel Hernández, el 6 de noviembre de 2011, cuando se dirigía en
su motocicleta de placas JEP 61 A, de marca Suzuki, por la vía Caloto la “Y” Puente Río
Chiquito, Barrio La Rivera del Municipio de Caloto, la cual se encontraba en reconstrucción,
debido a la falta de señalización cayó al vacío, sufriendo politraumas en su cuerpo, que le
causaron la muerte de manera instantánea.

Aunado a lo anterior, manifestó que la señora Ana Xime Hernández, debido a la muerte de su
hijo se ha visto perjudicada al no contar con su ayuda, padeciendo así perjuicios morales,
económicos y psíquicos, los cuales deben ser reparados por la entidad demandada por la
omisión de mantener la red vial.

3. La contestación de la demanda.

3.1. Por el Municipio de Caloto- Cauca 2.

Dentro del término legal previsto para tal fin, el Municipio de Caloto – Cauca, contestó la
demanda oponiéndose a la prosperidad de las pretensiones, por carecer de causa eficiente,
respaldo fáctico y probatorio, proponiendo las excepciones de culpa exclusiva de la
víctima, inobservancia de las normas de tránsito, y el hecho determinante de un tercero.

Como argumentos de defensa expuso que para la fecha de los hechos, conforme al
contrato de obra pública No. 096 de 2011, se encontraba en construcción un puente
vehicular sobre el Río Chiquito en la Vía Caloto-Villarica, kilómetro 1+500, siendo
contratista INVERSIONES CHL S.A.

2
Folio 50 a 59 del Cuaderno Principal.
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Expediente 19001-33-31-008-2013-00052-01
Demandante ANA XIME HERNANDEZ
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Aunado a lo anterior, sostuvo que al Municipio de Caloto, no le asiste responsabilidad por


el daño alegado, por cuanto no es cierto que existiera deficiente señalización del lugar
como lo aduce la demandante, evento que se puede constatar con el informe de la
autoridad judicial (Guarda de Tránsito),y a partir de lo cual asegura que los hechos por los
que se demanda, tuvieron como causa determinante la culpa exclusiva de la víctima, ya
que pese a que tenía pleno conocimiento de que la vía se encontraba intervenida por la
construcción de la obra, existían señales preventivas, y de que se encontraba cerrada en
sus dos sentidos para el tráfico de vehículos, encontrándose en estado de embriaguez, es
decir, trasgrediendo las normas de tránsito, resolvió transitar de manera indebida por la
construcción, que solo estaba habilitada para el paso de peatones y no por el lugar
destinado para los vehículos, como lo era la vía por la vereda Santa Rosa, exponiéndose
imprudentemente al resultado lesivo.

De otra parte, manifestó que al Municipio no le asiste el deber de mantenimiento de la


vía donde acaeció el accidente, por ser de carácter Departamental, de conformidad con lo
consignado en el Oficio No. DT-CAU 11876, por lo que considera que no ha cometido
ninguna omisión, destacando adicionalmente que en el presente asunto se configura el
hecho determinante de un tercero, en atención al contrato de obra pública No. 096 de
2011, suscrito por el Municipio con el contratista INVERSIONES CHL S.A. y de acuerdo
con las obligaciones a cargo del contratista, estipuladas en el mismo, como lo eran, la
respectiva señalización de la obra para prevenir cualquier tipo de riesgo, responder por
cualquier daño que se cause a terceros en la ejecución del contrato, mantener indemne al
contratante de todo tipo de demanda y responsabilidad de cualquier naturaleza, siendo
responsable de los perjuicios que se causen a terceros o al contratante, afirmando a partir
de lo anterior que el municipio no es responsable del daño antijurídico producto del
accidente de tránsito.

3.2. Por el llamado en garantía- SEGUROS DEL ESTADO S.A. 3

La compañía aseguradora en su calidad de llamado en garantía, se opuso a las súplicas de


la demanda, proponiendo las excepciones de inexistencia de la obligación, inexistencia de
nexo causal, culpa exclusiva de la víctima.

Al respecto indicó que no le asiste responsabilidad a la entidad demandada por la muerte


del señor Miguel Ángel Hernández, como quiera que del informe de la autoridad judicial
se desprende que no es cierto como lo asegura la demandante, que en el lugar de la obra
pública existía deficiente señalización, por lo que no hay prueba que permita concluir que

3
Folios 23 a 26 Cuaderno Llamamiento en Garantía.
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hubo negligencia por parte de la entidad demandada, circunstancia que la exonera de


responsabilidad, puesto que con su proceder no generó el daño, y además no se configura
un nexo causal entre el hecho causante del daño y este último.

Sostuvo que en el presente asunto se presenta la culpa exclusiva de la víctima, dado que a
pesar de tener pleno conocimiento de la construcción de la obra, de las señales
preventivas, de que la vía estaba cerrada en los dos sentidos para el tránsito de vehículos y
que se había dispuesto una vía por la vereda Santa Rosa, el hoy occiso de manera
imprudente y conduciendo en estado de embriaguez se expuso al peligro, siendo su
comportamiento decisivo, determinante y exclusivo en la causación del insuceso.

Frente al llamamiento en garantía, propuso la exoneración de lucro cesante y perjuicios


morales, señalando que conforme el artículo 1079 del Código de Comercio, la
indemnización no puede exceder la suma asegurada y que en caso de prosperar las
pretensiones no puede asumir los perjuicios que se reclaman, ya que solo debe responder
por el daño emergente, debido a que este fue el objeto a indemnizar. A su vez anotó que la
responsabilidad está limitada al valor máximo asegurado convenido para cada una de las
coberturas.

Finalmente, adujo que en caso de que existan otras pólizas de responsabilidad civil
profesional, la cobertura de la póliza de Seguros del Estado solo operará en el exceso a la
cobertura asegurada por las otras.

4. La Sentencia de primera instancia4

Mediante sentencia No. 003 del 15 de enero de 2014, el Juzgado Octavo Administrativo del
Circuito de Popayán, declaró administrativamente responsable al Municipio de Caloto, por los
perjuicios materiales, en su modalidad de lucro cesante, causados a la señora Ana Xime
Hernández Balanta, con ocasión de la muerte de su hijo Miguel Ángel Hernández, en hechos
sucedidos el 6 de noviembre de 2011.

La A quo, luego de realizar un estudio de la normatividad que regula la señales de tránsito,


contenida en el Código Nacional de Tránsito, concluyó que el daño alegado le es atribuible a
la entidad demandada bajo el título de imputación de falla del servicio, como quiera que el
hecho de que haya contratado la realización del puente vehicular sobre el Río Chiquito, en la
vía Caloto-Villa Rica, no la exime de responsabilidad y por cuanto de las pruebas aportadas
con la demanda, contestación y de las practicadas en la audiencia de pruebas, específicamente
de la prueba testimonial, se deduce que efectivamente incumplió con el deber de señalizar en
4
Folios 153 a 168
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debida forma la obra pública que se estaba adelantando en virtud del contrato No. 096 de
2011, donde expresamente en la cláusula décima primera se estipuló la obligación a cargo del
contratista, relacionada con la señalización y mantenimiento del tránsito en el sector
contratado, obligación contractual, respecto de la cual el municipio incumplió el deber de
vigilar que se efectuara.
En virtud de lo expuesto, resolvió condenar a la entidad demandada al pago de perjuicio
material por concepto de lucro cesante consolidado y futuro, sin embargo redujo el quantum
indemnizatorio en un treinta por ciento (30%), señalando que el señor Miguel Ángel
Hernández (Q.E.P.D), al decidir voluntariamente conducir la motocicleta bajo los efectos del
alcohol; circunstancia que se demostró con el dictamen médico forense, contribuyó
irrefutablemente en la causación de su propio daño.

De igual manera, la A quo al encontrar asegurado el siniestro acaecido mediante la póliza de


seguros No. 40-40-101003137 suscrita con la compañía SEGUROS DEL ESTADO S.A.,
condenó a ésta a restituir al Municipio de Caloto la suma que por perjuicios materiales deba
cancelar a la accionante, reembolso que no puede superar el límite máximo del valor
asegurado y para el cual se debe tener en cuenta el deducible convenido.

5. El recurso de Apelación5

Mediante escrito presentado el 27 de enero de 2014, la parte demandante presentó recurso de


apelación frente a la sentencia de primera instancia.

Así mismo, el día 30 de enero de 2014, la parte demandada haciendo uso del recurso, solicitó
se revoque la sentencia proferida por la A quo.

6. Actuación en segunda instancia.

Mediante auto de 10 de marzo de 2014,6 se admitió el recurso de apelación interpuesto por la


parte demandante contra la sentencia No. 003 proferida por el Juzgado Octavo Administrativo
del Circuito de Popayán el 15 de enero de 2014.

Por auto de 18 de marzo de 20147, se decidió prescindir de la audiencia de alegaciones y


juzgamiento y se corrió traslado a las partes para presentar alegatos por escrito por el término
de diez (10) días.

7. Alegatos de conclusión.
5
Folios 180 a 188.
6
Folios 193 y 194.
7
Folios 201 y 202
6
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7.1 Por la parte demandante8.

La parte demandante en los alegatos de conclusión reiteró los argumentos expuestos en el


recurso de apelación, haciendo énfasis en que en el libelo introductorio de la demanda si
solicitó el perjuicio material por concepto de daño emergente, así como también por los
perjuicios morales, solicitando que se reconozcan, al encontrarse debidamente probados.

7.2. Por la parte demandada

La entidad demandada no se pronunció.

7.3. Concepto del Ministerio Público.

El Ministerio Público en el traslado especial, guardó silencio

II. CONSIDERACIONES DEL TRIBUNAL

1. Competencia.

El Tribunal es competente para conocer del presente asunto en segunda instancia, de


conformidad con el Artículo 153 del CPACA.

Precisa la Sala que, al conocer del presente asunto en virtud del recurso de apelación
interpuesto por ambas partes, la competencia de esta Corporación, no se encuentra limitada
por los aspectos objeto de apelación, al tenor de lo dispuesto en el artículo 357 del Código de
Procedimiento Civil, aplicable por remisión del 306 del CPACA.

2. Caducidad.

El demandante solicita la reparación delos daños sufridos el día 6 de noviembre de 2011; la


solicitud de Conciliación fue radicada ante la Procuraduría General de la Nación el 8 de
febrero de 2012, entregándole la respectiva constancia de fracaso el día 28 de mayo de ese
mismo año9, por lo que al haber presentado la demanda el 7 de diciembre de 2012 10,se
encuentra dentro de la oportunidad para incoar el medio de control de reparación directa,
previsto en el artículo 164 numeral 2 literal i) del CPACA.

3. El problema jurídico.
8
Folios 209 a 211
9
Folios 2 y 3
10
Folio 31
7
Expediente 19001-33-31-008-2013-00052-01
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Le corresponde al Tribunal determinar si el fallo proferido el 15 de enero de 2014, por el


Juzgado Octavo Administrativo del Circuito de Popayán, que accedió a las pretensiones de la
demanda debe ser revocado o por el contrario debe modificarse para acceder al
reconocimiento de la indemnización por perjuicios morales y daño emergente, solicitados por
la parte demandante.

4. Razones de Inconformidad.

4.1. Por la parte demandante11.

El apoderado de la parte demandante, en el recurso de alzada centra su inconformidad en


relación con la liquidación de perjuicios realizada en la sentencia impugnada, señalando que
en la misma existe una falta de consonancia, ya que si solicitó los perjuicios patrimoniales por
concepto de lucro cesante, así como también los morales, lo cual se deduce del numeral 1 de
las peticiones.

Sostuvo que los argumentos expuestos en la sentencia frente a los perjuicios no constituyen
una debida motivación, ya que no es entendible que se falle declarándose que no se
solicitaron, lo cual vulnera la tutela judicial efectiva.

Luego de transcribir el artículo 157 del CPACA, atinente a la competencia por razón de la
cuantía y de hacer una serie de precisiones sobre la manera en que se determina la cuantía y
de transcribir el numeral primero de las peticiones de la demanda, insistió en que si solicitó
indemnización por esta clase de perjuicios, agregando que no los cuantificó por mandato
expreso del artículo 157 del CPACA, motivo por el cual considera que no es justificable que
no se hubiesen tasado en la sentencia de primera instancia, toda vez que las facultades del
juez deben estar en consonancia con lo pedido, agregando que la providencia fragmenta la
doble presunción de acierto y legalidad, ya que se omitió tasar el límite jurisprudencial de los
perjuicios morales que el Consejo de Estado ha establecido en 100 SMLMV.

4.2. Por la parte demandada12.

El Municipio de Caloto a través del recurso de apelación impetrado pretende se revoque la


sentencia de primera instancia, por considerar que no le asiste responsabilidad por los
perjuicios que se reclaman, lo cual fundamenta en que en el lugar de la obra donde ocurrieron
los hechos si existían señales preventivas que anunciaban la existencia de peligro, aduciendo

11
Folios 171 a 173
12
Folios 175 a 180
8
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que ello se demostró en el proceso con el testimonio del Agente de Tránsito Jorge Eliécer
Larrahondo.

Aunado a lo anterior, expuso que el siniestro tuvo como causa determinante la culpa exclusiva
de la víctima, pues se demostró que no tenía licencia de conducción, elemento que da la
idoneidad para conducir automotores, desplazándose además en estado tres de embriaguez,
quien desatendiendo la restricción del tránsito vehicular por el lugar de la obra, resolvió pasar
por el puente en construcción que solo estaba habilitado para el tráfico peatonal, a pesar de
que había otra vía alterna para los vehículos, circunstancias que condujeron finalmente al
resultado trágico ya conocido.

En el mismo sentido, argumentó que el accidente se produjo porque el occiso omitió el deber
objetivo de cuidado al que se encontraba obligado, por tratarse de la ejecución de una
actividad peligrosa, como lo es, la conducción de una motocicleta, resaltando que conocía del
peligro ya que vivía en Guachené y era lógico que para llegar a Caloto ya tenía que haberse
desplazado por el paso peatonal inicialmente y conocía del riesgo que representaba atravesar
por ese sitio, inobservando las normas de tránsito que prohibían hacerlo.

Finalmente planteó su inconformidad con la liquidación del perjuicio por lucro cesante,
señalando que adolece de prueba, debido a que solamente se tuvo en cuenta el interrogatorio
de parte practicado a la mamá de la víctima, quien informó que su hijo laboraba en una
empresa avícola, donde devengaba el salario mínimo y le colaboraba cada 15 días con cien
mil pesos, lo cual no se puede considerar como prueba idónea, ya que no se suministró el
nombre de la empresa, ni prueba documental que diera certeza de ello, así como tampoco
certificación de la oficina de personal donde constara que ganaba el salario mínimo aducido y
frente a la colaboración no se demostró que ello fuera cierto, motivos por los cuales, asegura
que el lucro cesante no fue debidamente probado para ser reconocido en la sentencia.

5. Régimen de responsabilidad aplicable.

El Consejo de Estado, en tratándose de la responsabilidad estatal por la producción de daños


originados por la ejecución de obras públicas ha distinguido el título de imputación aplicable,
dependiendo del sujeto pasivo del menoscabo que se cause, así:

“Tratándose de la ejecución de obras públicas la jurisprudencia ha manejado distintos


regímenes de responsabilidad según sea la calidad de la víctima que sufre el daño, el
operador, es decir la persona que ejecuta la obra, el usuario o el tercero, bajo el
entendido que si se trata del operador que ejecuta una obra pública en beneficio de la
administración, el régimen aplicable sería el de la responsabilidad subjetiva bajo el
título de imputación de la falla del servicio. En cambio, por regla general, un
9
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tratamiento distinto operó si la víctima del daño era el usuario o el tercero, porque en
estos casos el régimen adecuado sería el de la responsabilidad objetiva, y en este
escenario, en algunas oportunidades privilegió el título de imputación del riesgo creado
y en otros casos habló del daño especial por el rompimiento del principio de igualdad
antes las cargas públicas.

La Sala en sentencia de 8 de noviembre de 200713, sostuvo que la calificación de una


actividad como “peligrosa” tiene incidencia para establecer el criterio de imputación
aplicable en relación con los daños que se deriven de la misma, distinguiendo entre
quienes ejercen la actividad y los terceros ajenos a ésta. En el primer caso, cuando
quien ejerce una actividad peligrosa sufre un daño originado en ésta, la decisión sobre
el derecho a ser indemnizado debe gobernarse en desarrollo de la tesis de la falla del
servicio prestado”14.

De conformidad con lo anterior, el título objetivo de imputación es el que en principio resulta


aplicable, en relación con los daños causados a terceros durante la ejecución de una obra
pública, sin embargo ello no implica que en todos los casos que se produzca un daño en el
despliegue de dicha actividad se tenga que resolver bajo este título de imputación, pues la
administración eventualmente puede incurrir en una falla en la prestación del servicio,
situación que desencadenaría la responsabilidad bajo un régimen diferente al objetivo, en
consecuencia en cada caso en particular se deberán tener en cuenta las circunstancias
probadas en el proceso, para así determinar qué régimen de imputación privilegiar, toda vez
que a pesar que jurisprudencialmente se ha dado cabida a la adopción de distintos títulos de
imputación para encuadrar la solución de los asuntos, ello no implica la obligación para el
juez de utilizar un título de imputación exclusivo.

La Sala Plena de la Sección Tercera en sentencia del 19 de abril de 2012 15, en torno a la
aplicación de los títulos de imputación decantados por la jurisprudencia, consideró:

“En lo que refiere al derecho de daños, como se dijo previamente, se observa que el
modelo de responsabilidad estatal establecido en la Constitución de 1991 no privilegió
ningún régimen en particular, sino que dejó en manos del juez la labor de definir, frente a
cada caso concreto, la construcción de una motivación que consulte razones, tanto
fácticas como jurídicas que den sustento a la decisión que habrá de adoptar. Por ello, la
jurisdicción contenciosa ha dado cabida a la adopción de diversos “títulos de
imputación” como una manera práctica de justificar y encuadrar la solución de los casos
puestos a su consideración, desde una perspectiva constitucional y legal, sin que ello
signifique que pueda entenderse que exista un mandato constitucional que imponga al juez
la obligación de utilizar frente a determinadas situaciones fácticas un determinado y
exclusivo título de imputación.

“En consecuencia, el uso de tales títulos por parte del juez debe hallarse en consonancia

13
Sentencia de 8 de noviembre de 2007, Expediente 15967. Consejero Ponente Dra. Ruth Stella Correa Palacio
14
Consejo de Estado. Sección Tercera. Sentencia del 29 de enero de 2009. Expediente 16689. MP: Myriam Guerrero de
Escobar.
15
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 19 de abril de 2012, Exp. 21515, C.P. Hernán Andrade Rincón.
10
Expediente 19001-33-31-008-2013-00052-01
Demandante ANA XIME HERNANDEZ
Demandado MUNICIPIO DE ALOTO-CAUCA
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con la realidad probatoria que se le ponga de presente en cada evento, de manera que la
solución obtenida consulte realmente los principios constitucionales que rigen la materia
de la responsabilidad extracontractual del Estado, tal y como se explicó previamente en
esta providencia”.

6. Las causales exonerativas en la responsabilidad extracontractual del Estado.

Cuando se habla de la responsabilidad extracontractual del Estado, se plantea la existencia de


los elementos que hacen posible imputarla a la entidad estatal que por acción u omisión
generó un daño antijurídico y el cual ante la existencia de un nexo causal permite relacionar al
Estado como el autor del hecho dañoso.

La jurisprudencia del Consejo de Estado ha reconocido tradicionalmente como causales


eximentes de responsabilidad, la fuerza mayor, el caso fortuito, el hecho exclusivo y
determinante de un tercero o de la víctima, cuya acreditación impide jurídicamente imputar al
Estado la responsabilidad por los daños cuya causación dan inicio al litigio, enfatizando que
en el régimen objetivo solo podrá exonerarse el demandado si desvirtúa el nexo causal a
través de la existencia probada de una causa extraña, mientras que en el régimen subjetivo el
demandado tiene varias alternativas para alegar su ausencia de responsabilidad como lo son:
probar ausencia de culpa, inexistencia del nexo causal, o una causa extraña.

Ahora bien, la demostración de la existencia de una CAUSA EXTRAÑA, exige el estricto


cumplimiento de los tres elementos que la integran como son: i) su irresistibilidad; (ii) su
imprevisibilidad; y (iii) su exterioridad respecto del demandado, correspondiendo la carga
de la prueba a quien la alega.
En este orden de ideas, el Órgano Vértice de la Jurisdicción Contencioso Administrativo, al
referirse a los componentes de una causa extraña, en sentencia del 09 de mayo 2011,
Radicación (19976), con ponencia del Dr. Jaime Orlando Santofimio Gamboa, señaló:

“(…) En cuanto tiene que ver con (i) la irresistibilidad como elemento de la causa extraña, la
misma consiste en la imposibilidad del obligado a determinado comportamiento o actividad
para desplegarlo o para llevarla a cabo; en otros términos, el daño debe resultar inevitable
para que pueda sostenerse la ocurrencia de una causa extraña, teniendo en cuenta que lo
irresistible o inevitable deben ser los efectos del fenómeno y no el fenómeno mismo pues el
demandado podría, en determinadas circunstancias, llegar a evitar o impedir los efectos
dañinos del fenómeno, aunque este sea, en sí mismo, irresistible, caso de un terremoto o de un
huracán (artículo 64 del Código Civil) algunos de cuyos efectos nocivos, en ciertos supuestos
o bajo determinadas condiciones, podrían ser evitados.

(…)

11
Expediente 19001-33-31-008-2013-00052-01
Demandante ANA XIME HERNANDEZ
Demandado MUNICIPIO DE ALOTO-CAUCA
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«La imposibilidad de ejecución debe interpretarse de una manera humana y teniendo en


cuenta todas las circunstancias: basta que la imposibilidad sea normalmente insuperable
teniendo en cuenta las condiciones de la vida»16.

En lo referente a (ii) la imprevisibilidad, suele entenderse por tal aquella circunstancia


respecto de la cual "no sea posible contemplar por anticipado su ocurrencia" 17 ,toda vez
que “[P]rever, en el lenguaje usual, significa ver con anticipación"18, entendimiento de
acuerdo con el cual el agente causante del daño sólo podría invocar la configuración de la
causa extraña cuando el hecho alegado no resulte imaginable antes de su ocurrencia, cuestión
de suyo improbable si se tiene en cuenta que el demandado podría prefigurarse, aunque fuese
de manera completamente eventual, la gran mayoría de eventos catalogables como causa
extraña antes de su ocurrencia, más allá de que se sostenga que la imposibilidad de imaginar el
hecho aluda a que el mismo jamás hubiera podido pasar por la mente del demandado o a que
éste deba prever la ocurrencia de las circunstancias que resulten de más o menos probable
configuración o a que se entienda que lo imprevisible está relacionado con el conocimiento
previo de un hecho de acaecimiento cierto. (…)”

Y, por otra parte, en lo relacionado con (iii) la exterioridad de la causa extraña, si bien se ha
señalado que dicho rasgo característico se contrae a determinar que aquella no puede ser
imputable a la culpa del agente que causa el daño o que el evento correspondiente ha de ser
externo o exterior a su actividad, quizás sea lo más acertado sostener que la referida
exterioridad se concreta en que el acontecimiento y circunstancia que el demandado invoca
como causa extraña debe resultarle ajeno jurídicamente, pues más allá de sostener que la
causa extraña no debe poder imputarse a la culpa del agente resulta, hasta cierto punto,
tautológico en la medida en que si hay culpa del citado agente mal podría predicarse la
configuración al menos con efecto liberatorio pleno de causal de exoneración alguna,
tampoco puede perderse de vista que existen supuestos en los cuales, a pesar de no existir
culpa por parte del agente o del ente estatal demandado, tal consideración no es suficiente
para eximirle de responsabilidad, como ocurre en los casos en los cuales el régimen de
responsabilidad aplicable es de naturaleza objetiva, razón por la cual la exterioridad que se
exige de la causa del daño para que pueda ser considerada extraña a la entidad demandada es
una exterioridad jurídica, en el sentido de que ha de tratarse de un suceso o acaecimiento por
el cual no tenga el deber jurídico de responder la accionada”(…)19.

Respecto de la causal eximente de responsabilidad de la culpa exclusiva de la víctima, el


Órgano Vértice de esta Jurisdicción ha señalado lo siguiente:

“Por otra parte, a efectos de que opere el hecho de la víctima como eximente de
responsabilidad, resulta necesario aclarar, en cada caso concreto, si el proceder
activo u omisivo de aquélla tuvo, o no, injerencia y en qué medida, en la producción
del daño. En ese orden de ideas, es dable concluir que para que el hecho de la víctima
tenga plenos efectos liberadores de la responsabilidad estatal, se requiere que la
conducta desplegada por la víctima sea tanto causa del daño, como la raíz determinante
del mismo, es decir, que se trate de la causa adecuada, pues en el evento de resultar
catalogable como una concausa en la producción del daño no eximirá al demandado de

16
Nota original en la sentencia Citada: ROBERT, André, Les responsabilites, Bruselas, 1981, p. 1039, citado por TAMAYO
JARAMILLO, Javier, Tratado de responsabilidad civil, cit., p. 19.
17
Nota original en la sentencia Citada: Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia del 20 noviembre de
1989, Jurisprudencia y Doctrina, tomo XIX, Bogotá, Legis, p. 8.
18
Nota original en la sentencia Citada: Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia del 26 mayo de 1936,
Gaceta Judicial, tomo XLIII, p. 581.
19
Consejo de Estado. Sentencia del 26 de marzo de 2008, Expediente No. 16.530.
12
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Demandante ANA XIME HERNANDEZ
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su responsabilidad y, por ende, del deber de indemnizar, aunque, eso sí, habrá lugar a
rebajar su reparación en proporción a la participación de la víctima. 20”21

7. El caso concreto.

7.1. El daño antijurídico.

En el Sub lite se pretende la reparación de los perjuicios padecidos por la señora ANA XIME
HERNANDEZ, con ocasión de la muerte de su hijo MIGUEL ANGEL HERNANDEZ, en
hechos acaecidos el 6 de noviembre de 2011, en el barrio La Rivera- Puente Río Chiquito- vía
Caloto a Villa Rica, cuando se movilizaba en una motocicleta.

La Sala encuentra debidamente acreditado el daño alegado, pues en el plenario obra la copia
auténtica del registro civil de defunción 22, en el que consta que el señor MIGUEL ANGEL
HERNANDEZ, murió el 6 de noviembre de 2011, siendo las 6: 30, y la causa de la muerte
según el protocolo de necropsia No. 25 del 6 de noviembre de 201123, fue:

“CAUSA BASICA DE MUERTE: 1. Trauma craneoencefálico severo


2. trauma hepático
3. trauma de bazo
PROBABLE MANERA DE MUERTE: Accidente de tránsito.”

7.2. El daño antijurídico sufrido por la demandante no le es imputable al MUNICIPIO


DE CALOTO. Culpa Exclusiva de la víctima.

En el libelo introductorio de la demanda, se pretende imputar al Municipio de Caloto, Cauca,


la responsabilidad por la muerte del señor Miguel Ángel Hernández, acaecida el 6 de
noviembre de 2011, cuando se movilizaba en una motocicleta por “la vía Caloto la “Y”
puente Río Chiquito, Barrio La Rivera”, lugar en donde se estaba realizando la construcción
de un puente, en virtud del contrato de obra pública No. 096-2011, suscrito por la entidad
territorial, bajo el título de imputación de falla del servicio, configurada en la omisión de
señalización de la respectiva obra.
20
En la anotada dirección, ha sostenido la Sala: “El hecho de la víctima, al decir de los hermanos Mazeaud, sólo lleva
“consigo la absolución completa” cuando “el presunto responsable pruebe la imprevisibilidad y la irresistibilidad del hecho
de la víctima. Si no se realiza esa prueba, el hecho de la víctima, cuando sea culposo y posea un vínculo de causalidad con
el daño, produce una simple exoneración parcial: división de responsabilidad que se efectúa teniendo en cuenta la gravedad
de la culpa de la víctima. Henri y León Mazeaud, Jean Mazeaud. Lecciones de Derecho Civil. Parte Segunda. Ediciones
Jurídicas Europa América. Buenos Aires. 1960, pags. 332 y 333”. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Tercera, sentencia de mayo dos (02) de dos mil siete (2007); Expediente número:
190012331000199800031 01; Radicación: 24.972.
21
Consejo de Estado. Sentencia de siete (7) de marzo de dos mil doce (2012). Exp. 68001-23-15-000-1995-01249-01(23070).
M.P. Mauricio Fajardo Gómez

22
Folio 18 Cuaderno principal
23
Folios 20 a 24 Cuaderno principal
13
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La A quo, declaró administrativamente responsable al Municipio de Caloto, por los perjuicios


materiales en la modalidad de lucro cesante padecidos por la demandante, al encontrar
acreditada la falla del servicio, debido a la deficiente señalización de la obra pública y la
omisión de la demandada de vigilar el cumplimiento de las obligaciones contraídas por la
entidad contratista, en el contrato celebrado para la construcción de un puente vehicular.

La entidad demandada considera que no le asiste responsabilidad, resaltando que en el


presente asunto se configura la culpa exclusiva de la víctima, en razón a que la obra pública
estaba debidamente señalizada, siendo la causa determinante del daño, el actuar de la misma
víctima, quien de manera imprudente y además bajo los efectos del alcohol infringió las
señales de tránsito y resolvió movilizarse por un lugar que solo estaba habilitado para los
peatones, sometiéndose a un riesgo que finalmente se concretó.

Así las cosas, teniendo en cuenta los argumentos de inconformidad frente a la sentencia de
primera instancia, en que se centra la alzada, la Sala en esta instancia deberá establecer si el
daño alegado tuvo como causa determinante la falla en el servicio o la culpa exclusiva de la
víctima.

Revisado el expediente, se encuentra que efectivamente como lo aduce la entidad demandada,


para el día de los hechos el señor Miguel Ángel Hernández conducía bajo los efectos del
alcohol, circunstancia que se corrobora con el informe pericial realizado por el Instituto de
Medicina Legal y Ciencias Forenses24; en el que se obtuvo como resultado “Concentración de
etanol en miligramos por cien mililitros de sangre total: 258/ 100 ml”.

Para la comprensión del resultado transcrito, es preciso indicar que de conformidad con la
Resolución 414 de 2002 "Por la cual se fijan los parámetros científicos y técnicos
relacionados con el examen de embriaguez y alcoholemia", proferida por el Instituto Nacional
de Medicina Legal y Ciencias Forenses, la prueba de alcoholemia consiste en “la medición de
la cantidad de etanol en sangre y se expresa en mg de etanol /100 ml de sangre total”. En este
sentido, el artículo 2 de la citada resolución dispone:

“La interpretación de los resultados de alcoholemia, independientemente del método


empleado para su determinación, requiere la correlación con el estado de embriaguez
alcohólica de una persona, así:
- Resultados menores a 40 mg de etanol /100 ml de sangre total, se interpretan como estado
de embriaguez negativo.
- Resultados entre 40 y 99 mg de etanol /100 ml de sangre total, corresponden al primer
grado de embriaguez.

24
Folio 116 Cuaderno principal
14
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- Resultados entre 100 y 149 mg de etanol /100 ml de sangre total, corresponden al segundo
grado de embriaguez.

- Resultados mayores o iguales a 150 mg de etanol /100 ml de sangre total, corresponden al


tercer grado de embriaguez” (subraya fuera del texto original).

De la norma transcrita y del resultado del examen de alcoholemia, se desprende que el señor
Hernández al momento de su deceso, se encontraba en tercer grado de embriaguez y aun así
de manera imprudente resolvió conducir la motocicleta, exponiéndose al peligro que ello
representaba e infringiendo adicionalmente el Código Nacional de Tránsito, específicamente
el artículo 131, literal d), que establece, “Será sancionado con multa equivalente a treinta (30)
salarios mínimos legales diarios vigentes (smldv) el conductor y/o propietario de un vehículo
automotor que incurra en cualquiera de las siguientes infracciones: (…) E.3. Conducir en estado de
embriaguez o bajo los efectos de sustancias alucinógenas, se atenderá a lo establecido en el artículo
152 de este código”. Este último artículo consagra para quienes estén en tercer grado de
embriaguez además de la multa, “suspensión entre tres y diez años de la licencia de conducción, y
la obligación de prestar servicios gratuitos comunitarios en establecimientos que determine la
autoridad de tránsito por cuarenta (40) horas”.

En este orden de ideas, la Sala estima pertinente, en aras de dilucidar las implicaciones que
conlleva conducir bajo los efectos del alcohol, hacer alusión a la doctrina especializada en el
tema.

Según el tratadista Carlos Alberto Olano Valderrama 25, no está en buenas condiciones para
conducir quien se halle en estado de embriaguez, por cuanto dicha circunstancia, así no
alcance un nivel muy elevado, incide desfavorablemente en la prontitud de los reflejos y en la
evaluación de las contingencias del tráfico, factores indispensables para la segura conducción
de vehículos.
Por su parte, Mario Arango Palacio, señala que: “El alcohol, incluso en dosis pequeñas,
deprime los centros coordinadores del cerebro y retarda sensiblemente las reacciones
normales del conductor experto. En consecuencia, a pesar de su lucidez mental aparente y de
su habilidad en el volante, el conductor que ha ingerido bebidas embriagantes tarda mucho
más de lo normal en actuar ante circunstancias imprevistas, lo que es causa constante de
numerosos y graves accidentes de tránsito. Hecho que torna irresponsable conducir vehículos
después de haber ingerido licor, es que los trastornos neuromusculares (como retardos en las
reacciones sicomotoras, disminución de la atención y perturbación de los reflejos con
alargamiento de tiempo de reacción), ocurren mucho antes de que aparezcan los síntomas de
ebriedad, de modo que ni el conductor ni quienes lo acompañan se dan cuenta del trastorno

25
OLANO VALDERRAMA, Carlos Alberto, Tratado Técnico Jurídico sobre Accidentes de Circulación, Librería Ediciones
del Profesional Ltda., Octava Edición, Bogotá, 2006, pag 322.
15
Expediente 19001-33-31-008-2013-00052-01
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hasta que irrumpe una circunstancia imprevista, que demanda decisión y reacción rápidas de
parte del conductor, pero ya entonces las decisiones y reacciones rápidas son imposibles,
porque hay alcohol en el organismo, así sea en pequeña cantidad 26. (Obra citada por el
Consejo de Estado en la Sentencia del 10 de noviembre de 2005, Radicado interno. 19376)

Sobre este particular, el doctrinante César Augusto Giraldo, señala:

“Con cifras en sangre hasta de 20 mgs. % no existe ninguna alteración; entre 20 y 50 mgs.
%, puede haber alguna locuacidad y merma de reflejos; entre 50 y 85 mgs. %, hay
disminución de los reflejos y alteración en la percepción. Entre 85 y 100 mgs. % en una
tercera parte de las personas ya puede haber síntomas de embriaguez, y las inhibiciones
sociales están disminuidas; las respuestas se tornan lentas y ya existe incoordinación. A
niveles de 100 a 150 mgs. %, la mitad de las personas... ya están ebrias, y hay una definida
merma de los reflejos y de la coordinación motora.

Con cifras de 150 a 200 mgs. %, el 80% está francamente ebrio y existe percepción
defectuosa en sentidos tan importantes como la visión, disminución del dolor y la voz es
arrastrada. De 200 mgs.% en adelante, cualquiera estará completamente ebrio; de 250 a
300 mgs.%, existe disminución de los estímulos, notoria incoordinación muscular que
difícilmente permite a la persona mantenerse en pie. Cifras de 300 mgs. % en adelante
hacen que el individuo esté en estupor y variará de superficial a profundo. Cifras por encima
de 400 mgs. %, llevan a coma, hipotermia e hiporreflexia, anestesia y colapso, y ya son
frecuentemente fatales. De 500 mgs. % en adelante sobreviene depresión del centro
respiratorio y vasomotor y rápidamente la muerte.

Entre 600 y 700 mgs. %, hay un coma profundo con muerte rápida. Alcoholemias por encima
de 700 mgs. %, son incompatibles con la vida”.

(...)

...En realidad, por encima de 100 mgs. % de alcoholemia, la disminución de reflejos, de la


percepción sensorial y de la coordinación motora están lo suficientemente comprometidos
para permitir que una persona pueda conducir adecuadamente un vehículo.

(...)

Respecto de los niveles circulantes, en general por debajo de 50 mg% de alcohol en sangre,
no podrán ser tenidos como evidencia de embriaguez; de 50 a 100 mg% irán a constituir un
estado de alicoramiento que no impide a todas las personas la conducción de un vehículo y,
por lo tanto, no puede afirmarse que todas las personas con esos niveles de alcoholemia estén
embriagadas. De 100 mg% en adelante, cualquier persona está impedida para conducir
adecuadamente un vehículo automotor...

(...)

Es importante hacer notar que el concepto embriaguez aguda, abarca estados en los cuales
sólo hay merma de reflejos, de percepción y de coordinación, que impiden la conducción
normal de un vehículo, hasta francas borracheras en las cuales la persona no puede ni
tenerse en pie. Atendiendo al principio de la causalidad, existe definida relación de ésta y la
26
ARANGO PALACIO, Mario, Control de Conductores Alicorados, Minsalud, Medellín, 1974, pag.2
16
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inadecuada conducción de un vehículo, cuando los niveles de alcohol alteran las funciones
de coordinación motora, reflejos y percepción, lo cual se logra con alcoholemias por
encima de 100 mgs. %”.27 (Subraya la Sala)

Ahora, en la Guía de Intoxicación por etanol de la Doctora María Clara Pinzón Iregui, se
describen los grados clínicos de intoxicación que se presentan en los individuos según el
grado de ingesta de alcohol, así:

“FASE DE EXCITACIÓN:

 Alcoholemia menor de 50 mg%: no hay alteraciones detectables. Algunos notan


cambios psíquicos que logran reprimir.
 50-75 mg%: efecto ansiolítico, sensación de relajación. Ligera incoordinación
motora. Conducir comienza a ser peligroso.
 75-100 mg%: tendencia subjetiva a la comunicación con los demás. Conducir
definitivamente es peligroso.
 100-150 mg%: cambio evidente del estado anímico y de la conducta. Descenso de
la autocrítica. Ataxia incipiente.
 150-200 mg%: desinhibición, manifestación de los rasgos profundos de la
personalidad: sociabilidad agresividad, inhibición. Disartria, ataxia y alteraciones
en el curso del pensamiento.

FASE DE EMBRIAGUEZ:

 Con alcoholemias entre 200-300 mg%. La disartria, con habla incoherente y


entrecortada y la ataxia, con incapacidad para caminar, son muy intensas y el
sujeto es incapaz de proseguir una conducta orientada. Intensa sensación
vertiginosa, náuseas y vómitos frecuentes. (…)”28

Teniendo en cuenta los efectos que según los tratadistas reseñados implica conducir bajo los
efectos del alcohol, para la Sala resulta sumamente reprochable el actuar irresponsable que
asumió el señor Hernández el día en que sucedió el siniestro fatal, pues quedó evidenciado
que se encontraba en el más alto nivel de alcoholemia, circunstancia que por sí sola puso en
peligro su integridad personal, ya que es bien sabido que la conducción de vehículos
constituye per se una actividad riesgosa, factor que conforme a los grados clínicos de
intoxicación a que se hizo alusión, se eleva de manera considerable aún en el primer grado de
embriaguez -40 y 99 mg de etanol /100 ml- , toda vez que desde 50 mg de etanol en la sangre,
conducir comienza a ser peligroso y a partir de 75 mg, ya es considerado como efectivamente
peligroso.

27
GIRALDO G., César Augusto. Medicina Forense. Estudio biológico de ciencias forenses para uso de
médicos, juristas y estudiantes. 6ª edición, Señal Editora, Medellín, 1991, p. 348 a 352. Cita tomada de la sentencia
dictada el 6 de septiembre de 2001, exp. 13.232-15.646. M.P. Alier Eduardo Hernández Enríquez.
28
Consulta realizada en la página de internet,
www.aibarra.org/Apuntes/criticos/Guias/Intoxicaciones/Intoxicacion_por_etanol.pdf
17
Expediente 19001-33-31-008-2013-00052-01
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En consecuencia, ante los 258 mg de etanol que el occiso tenía en su sangre al momento del
accidente; estado que genera incapacidad para caminar, proseguir una conducta orientada,
disminución de los estímulos, notoria incoordinación muscular que difícilmente permite a la
persona mantenerse en pie29, es palmario que no estaba en la posibilidad de conducir la
motocicleta en la que se transportaba, pues sus sentidos estaban totalmente alterados,
situación que evidentemente incidía en sus reflejos, haciendo nula su capacidad de reacción
ante cualquier circunstancia imprevista, por mínima que fuera.

De tal suerte, que esta violación al deber objetivo de cuidado y a las normas de tránsito, por
parte del señor Miguel Angel, no le permitió percatarse de que como lo afirmó el agente de
tránsito en la inspección técnica al cadáver y en la declaración rendida ante la Juez de
conocimiento, en el lugar de los hechos a 200 mts del puente en reconstrucción, había una
pancarta que informaba que la vía estaba cerrada, omisión que lo llevó a transitar por dicho
lugar, sometiéndose de manera voluntaria al peligro que ello representaba para su vida.

En efecto, el alto grado de alcohol que tenía en su organismo hacía nugatoria la capacidad de
advertir la obra que se adelantaba y con ello el peligro que corría, lo que permite colegir que
muy seguramente no observó la más mínima precaución en ese instante para evitar sufrir
cualquier tipo de accidente, debido a que su estado de conciencia estaba bastante alterado, por
lo tanto para la Sala es claro que su comportamiento, fue la causa determinante, eficiente e
idónea del perjuicio padecido.

En virtud de lo expuesto, esta Colegiatura no comparte la posición de la A quo, en el sentido


de considerar que en la producción del daño concurrió tanto el actuar de la víctima directa, al
conducir en estado de embriaguez, como el hecho de la administración, consistente en la
carencia de señalización en forma técnica de la obra pública contratada, como quiera que el
accidente de tránsito fue un hecho imprevisible, irresistible y exterior para la entidad
territorial, pues lo cierto es que de la prueba documental recaudada, como de las declaraciones
del agente de tránsito y del representante legal de la parte contratista, encargada de realizar la
respectiva obra pública, se vislumbra que en el sentido que se movilizaba el motociclista, se
había provisto una pancarta que informaba que la vía estaba cerrada y adicionalmente se había
habilitado una ruta alterna para evitar el paso de vehículos, precauciones que fueron pasadas
por alto por el hoy occiso, sin dubitación alguna debido al estado de alicoramiento en que se
encontraba y no ante la falta de cumplimiento de las especificaciones técnicas requeridas.

29
GIRALDO G., César Augusto. Medicina Forense. Estudio biológico de ciencias forenses para uso de médicos, juristas y
estudiantes. 6ª edición, Señal Editora, Medellín, 1991, p. 348 a 352. Cita tomada de la sentencia dictada el 6 de septiembre
de 2001, exp. 13.232-15.646. M.P. Alier Eduardo Hernández Enríquez.
18
Expediente 19001-33-31-008-2013-00052-01
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A la anterior conclusión se arriba, comoquiera que si bien las medidas implementadas para
evitar el tránsito vehicular por el sector en que se desarrollaba la obra, no obedecía a los
requerimientos de la norma técnica, dicha circunstancia no puede ser considerada como la
causa determinante, ni mucho menos concurrente en la concreción del daño, pues es claro que
el estado de embriaguez en el que estaba el señor Hernández, no le permitía percatarse de
señalización alguna, independientemente de sus características, por lo tanto, así hubiese
existido mayor señalización y en mejores condiciones, el resultado muy seguramente sería el
mismo; se itera su capacidad de percepción y reacción ante cualquier eventualidad era nula.

En consecuencia, el hecho que el motociclista haya resuelto conducir bajo los efectos del
alcohol constituye la única causa eficiente, idónea y decisiva en la producción del accidente
que terminó con su vida, pues adicionalmente, no se puede pasar por alto lo consignado en el
informe de inspección técnica a cadáver30, donde se aduce que el perjudicado directo vivía en
Caloto, de lo que se colige que en efecto, sabía de la realización de la obra, lo cual no admite
una conclusión divergente, en atención a que dada la magnitud de ésta y el tiempo de
ejecución que llevaba31, resulta ilógico que no tuviera conocimiento que se había habilitado
un vía alterna para el tránsito vehicular, por consiguiente el daño deprecado no puede ser
atribuido a la entidad demandada de manera concurrente con el perjudicado directo, habida
cuenta que éste obedeció a la culpa exclusiva de la víctima, circunstancia que la exonera de
toda responsabilidad, motivo por el cual se revocará la sentencia rebatida.

8. Costas.

En virtud de lo dispuesto en el artículo 188 de la Ley 1437 de 2011, dentro de la sentencia el


Juez deberá pronunciarse sobre la condena en costas, cuya liquidación y ejecución se regirán
por las normas del Código de Procedimiento Civil.

Por su parte, el artículo 392 del Código de Procedimiento Civil dispone lo siguiente:

ARTÍCULO 392. CONDENA EN COSTAS.  En los procesos y en las actuaciones


posteriores a aquellos en que haya controversia, la condenación en costas se sujetará a
las siguientes reglas:

1. Se condenará en costas a la parte vencida en el proceso, o a quien se le resuelva


desfavorablemente el recurso de apelación, súplica, queja, casación, revisión o
anulación que haya propuesto.

30
Folio 11 del Cuaderno Principal
31
En el acta de inicio visible a folio 70 del expediente, se indica que la obra cuyo objeto era la construcción de un puente
vehicular sobre el rio chiquito en la vía Caloto Villa Rica Km 1+ 500, inició el 28 de septiembre de 2011.
19
Expediente 19001-33-31-008-2013-00052-01
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Además, se condenará en costas a quien se le resuelva de manera desfavorable un


incidente, la formulación de excepciones previas, una solicitud de nulidad o un amparo
de pobreza, sin perjuicio artículo.

2. La condena se hará en la sentencia o auto que resuelva la actuación que dio lugar a la
condena. En la misma providencia se fijará el valor de las agencias en derecho a ser
incluidas en la respectiva liquidación.

3. (…)

4- Cuando la sentencia de segundo grado revoque totalmente la del inferior, la parte


vencida será condenada a pagar las costas de ambas instancias.

9. Sólo habrá lugar a costas cuando en el expediente aparezca que se causaron y en la


medida de su comprobación.

Seguidamente el Artículo 393 del C.P.C., establece:

“Las costas serán liquidadas en el Tribunal o juzgado de la respectiva instancia o recurso,


inmediatamente quede ejecutoriada la providencia que las imponga o la de obedecimiento a lo
resuelto por el superior, con sujeción a las siguientes reglas:

1. El secretario hará la liquidación y corresponderá al magistrado ponente o al juez aprobarla


u ordenar que se rehaga.

2. La liquidación incluirá el valor de los impuestos de timbre, los honorarios de auxiliares de la


justicia, los demás gastos judiciales hechos por la parte beneficiada con la condena, siempre
que aparezcan comprobados, hayan sido útiles y correspondan a actuaciones autorizadas por
la ley, y las agencias en derecho que fije el magistrado ponente o juez, aunque se litigue sin
apoderado.

3. Para la fijación de las agencias en derecho, deberán aplicarse las tarifas que establezca el
Consejo Superior de la Judicatura. Si aquellas establecen solamente un mínimo o éste y
máximo, el juez tendrá además en cuenta la naturaleza, calidad y duración de la gestión
realizada por el apoderado o por la parte que litigó personalmente, la cuantía del proceso y
otras circunstancias especiales, sin que pueda exceder el máximo de dichas tarifas”

Así las cosas, en razón a que la alzada se resolverá de manera desfavorable a la parte demandante,
se condenará a ésta, a reconocer la suma del cero cinco por ciento (0.5%) de las pretensiones de la
demanda, por concepto de agencias en derecho de segunda instancia.

Por otro lado, si bien la norma permite condenar en expensas del proceso en la presente
instancia, una vez revisado el proceso, no hay prueba arrimada al plenario que demuestre su
causación, por lo tanto no se ordenará su liquidación.

III. DECISION

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Expediente 19001-33-31-008-2013-00052-01
Demandante ANA XIME HERNANDEZ
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Por lo anteriormente expuesto el TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DEL CAUCA


administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley.

FALLA

PRIMERO: REVOCAR la sentencia No. 003 del 15 de enero de 2014, proferida por el
Juzgado Octavo Administrativo del Circuito de Popayán,

SEGUNDO. NEGAR las pretensiones de la demanda por las razones expuestas en la parte
considerativa de esta providencia.

TERCERO.- CONDENAR en costas a la parte demandante, conforme a lo expuesto en la


parte considerativa de esta providencia.

CUARTO.- NOTIFIQUESE la presente sentencia a las partes dentro de los tres días
siguientes, mediante el envío del texto de esta providencia al buzón de correo electrónico para
notificaciones judiciales.

QUINTO: En firme esta decisión, devuélvase al juzgado de origen

COPIESE, NOTIFIQUESE Y CUMPLASE.

Se hace constar que el proyecto de sentencia fue considerado y aprobado por la Sala, en sesión
de la fecha.

Los Magistrados,

NAUN MIRAWAL MUÑOZ MUÑOZ

DAVID FERNANDO RAMIREZ FAJARDO CARLOS H. JARAMILLO


DELGADO

21
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Demandante ANA XIME HERNANDEZ
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