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~ ATENAS CLÁSICA: LA DEMOCRACIA RADICAL ~

1) Al tercer año después de esto, en el arcontado de Nicodemo, cuando fueron descubiertas


las minas de Maronea [en Laurión], y resulto para la ciudad un beneficio de cien talentos de
su laboreo, como algunos aconsejaran repartir el dinero entre el pueblo, Temístocles lo
impidió, sin decir qué iba a hacer con el dinero y mandó prestar a los cien atenienses más
ricos un talento a cada uno […] Recibiendo el dinero en estas condiciones construyó cien
trirremes, haciendo uno cada uno de los cien ciudadanos; con ellos lucharon en Salamina
contra los bárbaros (Aristóteles, Constitución de los atenienses, 22).

2) Hasta tal punto progresó la ciudad a la vez que la democracia, creciendo poco a poco; pero
después de las Guerras Médicas otra vez tomó fuerza el Consejo del Areópago y gobernaba la
ciudad, sin ningún decreto que le atribuyese el poder, sino por haber sido la causa de la
batalla naval de Salamina. En efecto, cuando los estrategos desesperando ya de la difícil
situación proclamaron que cada uno se salvase a sí mismo, el Areópago procuró ocho
dracmas para cada uno, se las dio y los hizo subir a las naves. Por esta causa reconocían la
dignidad del Areópago, y fueron bien gobernados los atenienses por aquél tiempo. Pues les
sucedió en esta época que se ejercitaron en las cosas de la guerra, tuvieron prestigio entre los
helenos y obtuvieron la supremacía del mar, en contra de la voluntad de los lacedemonios
[…] También fue este [Arístides] el que fijó los primeros tributos a las ciudades aliadas, en
el año tercero después de la batalla de Salamina (Aristóteles, Constitución de los atenienses,
23).

3) Después de esto, ganando ya confianza en sí misma la ciudad y teniendo muchas riquezas


acumuladas, les aconsejó que se hicieran con la hegemonía y que bajando de los campos
habitasen en la ciudad; pues todos tendrían alimento, unos al servicio del ejército, otros de
guardia en las fortificaciones, otros ocupados en los asuntos de la comunidad, y de esta
manera asegurarían la hegemonía. Convencidos de esto, tomaron el poder y trataban a los
aliados de manera más despótica excepto a los de Quíos, de Lesbos y de Samos: a éstos los
consideraban guardianes de su imperio, y les permitían su propio gobierno y mandar sobre los
que eran ya sus súbditos. Aseguraron, además, a la masa de la población abundancia de
alimento […]. Ocurría, pues, que de los tributos, de los impuestos y de los aliados se
mantenían más de veinte mil hombres: los jueces eran seis mil, los arqueros mil seiscientos, y
además de éstos mil doscientos de caballería, quinientos miembros del Consejo, y quinientos
guardianes de los arsenales; además de éstos en la ciudadela había cincuenta guardias, las
magistraturas dentro de la ciudad eran unos setecientos hombres, y fuera de las fronteras otros
setecientos; además, cuando comenzaron la guerra más tarde, había dos mil quinientos
hoplitas, veinte naves de vigilancia, y otras naves que recogían los tributos [laguna] dos mil
hombres elegidos por sorteo con habas, y, además, el Pritaneo, los huérfanos y los guardias
de los presos: todos éstos tenían su manutención a expensas de las rentas de la comunidad
(Aristóteles, Constitución de los atenienses, 24).

4) De los lacedemonios ya hemos hablado, y en lo que concierne a Solón, algunos piensan


que fue un admirable legislador. Él, en efecto, abolió una oligarquía que era demasiado
absoluta, puso fin a la esclavitud del pueblo e instituyó una democracia, la tradicional,
logrando una adecuada constitución mixta: el Consejo del Areópagos, en efecto, de carácter
oligárquico, los cargos electivos son un elemento aristocrático y los tribunales, por su parte,
democrático. Pero, al parecer, Solón no disolvió aquellas dos instituciones ya existentes
antes, esto es, el Consejo y el carácter electivo de los cargos, y, por otra parte, instituyó la
democracia, al crear tribunales constituidos a partir de todos los ciudadanos. Por eso hay
quienes le han dirigido reproches, pues disolvió el resto de las instituciones e hizo del tribunal
el poder más alto, cuando éste se integra por sorteo. Pues cuando adquirió fuerza,
granjeándose el poder del pueblo, como de un tirano, transformaron el régimen político en la
democracia actual. Efialtes, como también Pericles, redujo el poder del Consejo del
Areópago, y Pericles instituyó la paga por servicios en los tribunales, y de este odo, sin duda,
cada demagogo fue avanzando hacia la democracia actual. Parece, sin embargo, que esto no
ocurrió de acuerdo con un propósito deliberado de Solón, sino más bien por una coincidencia
casual (porque el pueblo, que fue el responsable de la supremacía naval en las Guerra
Médicas, se ensoberbeció y aceptó a viles demagogos a pesar de la oposición política de
gentes honorables). Pero Solón, al parecer, concedió al pueblo la facultad, absolutamente
indispensable, de elegir a los magistrados y exigirles rendición de cuentas (porque si el
pueblo no fuera dueño de esto sería esclavo y hostil), pero constituyó todas las magistraturas
con ciudadanos notables y con recursos económicos, con pentacosiomedimnos y zeugitas y
una tercera clase, la de los llamados caballeros. La cuarta clase era la de los jornaleros, que
no tomaban parte de ninguna magistratura (Aristóteles, Política, 1273b-1274a)

5) Diecisiete años, aproximadamente, después de las Guerras Médicas, duró el gobierno bajo
la dirección de los del Areópago, aunque su influencia decaía poco a poco. Con el aumento
de la plebe, llegó a ser jefe del pueblo Efialtes […], tenido por incorruptible y justo para el
régimen, y atacó al Consejo [del Areópago]. Primeramente eliminó a muchos de los
Areopagitas, entablando pleitos contra ellos por su administración. Después […], quitó al
Consejo todas las funciones añadidas que le hacían guardián de la constitución, y unas las
devolvió a los Quinientos, otras al pueblo y a los tribunales1 (Aristóteles, Constitución de los
atenienses, 25).

6) […] En el sexto año después de la muerte de Efialtes, decretaron que también de entre los
zeugitas fueran elegidos los que iban a ser sorteados para los nueve arcontes, y el primer
arconte de éstos fue Mnesitides. Los anteriores a éste fueron todos de entre los caballeros y
de los quinientos medimnos, y los zeugitas desempeñaban las magistraturas ordinarias, a no
ser que se descuidase alguna de las disposiciones legales […] [hacia 451-450] debido al gran
número de ciudadanos, decretaron, a propuesta de Pericles, que no participase de la
ciudadanía el que no hubiere nacido de padre y madre ciudadanos (Aristóteles, Constitución
de los atenienses, 26).

7) En el año cuarenta y nueve después de la batalla de Salamina, siendo arconte Pitodoro, se


presentó la guerra contra los Peloponesios, durante la cual el pueblo fue encerrado en la
ciudad y se acostumbró cobrar soldada en las campañas militares […] Pericles fue el primero
que dio retribución a los tribunales, para hacer frente a la popularidad de Cimón por su
riqueza […] Y Así dispuso una retribución a los jueces; a esto algunos atribuyen la causa de
que fue peor, ya que siempre tomaban más cuidado en entrar en el sorteo los hombres
cualesquiera que los hombres de bien (Aristóteles, Constitución de los atenienses, 27).

1
Por “quitó las funciones añadidas” se entiende todas las atribuciones del Consejo de los Areopagitas menos
las vinculadas a los juicios por homicidio. La función de protector de las leyes fue transferida a la Asamblea.
La inspección de los magistrados quedó a cargo de la Boulé o los Quinientos, que a su vez fue desposeído de
todo poder decisorio, constituyendo un mero órgano preparatorio y asesor de las decisiones de la Asamblea.

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