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M. Pilar Bastida
Tabla de Contenidos
Más tarde, necesito construir una vida anímica excitante, de forma que
pueda experimentar el mundo saludable y creativamente, y pueda encontrar
la sinfonía de mis sentimientos y expresarlos libremente y con completa
seguridad.
Finalmente, necesito descubrir mi EGO o YO, para así poder re-unirme con
mi hogar perdido. Mis pensamientos tienen que volver a ser reflejados hacia
mí para poder descubrir el portón que lleva hacia mi espíritu. Yo sé que esto
no lo puedo lograr sólo, y sé que para ello necesito de personas que me
cuiden y protejan. Mientras viajo por este camino, a veces me siento muy
pequeño; cien, mil veces, y hasta más, me siento perdido y asustado. Me
contraigo y me hago pequeño cuando siento frío y hambre; me siento
aplastado cuando me encuentro sólo y sin nadie que me cuide; me siento
disminuido cuando tengo dudas de poseer la capacidad para lograr algo;
considero que valgo poco y que no merezco nada cuando siento desagrado
por mí mismo; quiero escaparme o esconderme o pretender que soy fuerte.
Cada vez que me siento “pequeño”, siempre hay algo a mí alrededor que es
inmenso y peligroso, hostil y amenazador, algo que está listo para atacarme
y aplastarme en mil pedazos. En esos momentos, el mundo puede
convertirse en un lugar peligroso, exigente y poco amigable.
Tomemos como ejemplo el sentido del tacto: ¿qué efecto podría tener
un material como el plástico sobre el niño? Si tratamos de responder a
esta pregunta como científicos, de un lado observaremos que todo
“resbala” sobre el plástico, y de otro lado constataremos que las
experiencias sensoriales calan más profundamente cuando somos
pequeños (si tratamos de recordar nuestras impresiones infantiles).
Entonces, cuando vestimos al niño pequeño con polyester o le damos
juguetes de plástico, ¿podríamos plantear la hipótesis de que quizás
estaremos contribuyendo a atrofiar parcialmente su sentido del tacto,
lo cual podría verse reflejado en una tendencia hacia una actitud en la
que las cosas le “resbalarán” cuando llegue a ser adulto? (como
pareciera ocurrirle a muchos políticos…)
Ritmo
Es importante que usted misma descubra cómo el ritmo que tenían las
abuelitas de antaño beneficia tremendamente a los niños pequeños. Es
increíble pero, cuando nos esforzamos para que la vida de la familia se
haga más rítmica, todo se hace más fácil y las cosas fluyen mejor. Sin
embargo, en la vida moderna esto es algo muy difícil de lograr y
requiere de mucha conciencia y determinación de parte del adulto.
Ejemplo:
Repita años tras año estos festivales, de forma que el niño desarrolle
sentimientos de reverencia y gratitud, y se ubique en el año gracias a
la expectativa de la celebración de las festividades significativas para
su familia. Cuando estos festivales se asocian con sentimientos de
reverencia, pero al mismo tiempo también con diversión (comida,
reunión con amigos, cantos, etc.), entonces calan profundamente en el
alma del niño.
Cuentos
Al niño de 3 a 4 años le encantan los cuentos rítmicos, aquellos
cuentos en los que se repiten ciertas estrofas una y otra vez (Ejemplo:
la casa que Juan construyó, la gallinita roja, etc.).2
2 Puede solicitar en algún colegio Waldorf cercano a su zona que le den algunos de
estos cuentos o que le recomienden libros.
Al niño de esta edad le gusta que se le cuente el mismo cuento
durante varias semanas, pues así tiene la posibilidad de familiarizarse
con el vocabulario y memorizarlo, además de que se le da la
oportunidad de que poco a poco empiece a comprender mejor la trama
de la historia.
Así mismo, si después de un par de semanas puede representar el
cuento con títeres,3 el interés del niño se incrementará notablemente.
En el caso de que su niño o grupo de niños fuese lo suficientemente
maduro como para “jugar” con los títeres, podría prestárselos como
algo MUY especial como por media hora. Esto añadiría gran
entusiasmo entre los niños y haría que la historia “cale” más
profundamente en ellos. PERO, recuerde, como adulto usted tiene que
convertirse en el ejemplo, y entonces usted tiene que exhibir mucho
respeto en la forma como manipula a los títeres, y entonces los niños
automáticamente sentirán – sin necesidad de que usted lo diga con
palabras – que esos títeres son MUY especiales, y también ellos los
tratará con mucho cuidado, guardándolos después en su “casita” para
que duerman.
A los niños de esta edad también les gustan mucho las historias
inventadas por el padre o la madre, en donde un personaje (que
puede ser una ardilla u otro animal) pasa por casi las mismas cosas por
las que pasó el niño durante ese día. ¡Es increíble cómo disfrutan con
este tipo de historias!
3 Los títeres pueden hacerse con materiales muy simples (la lana sin cardar teñida
es barata y MUY versátil). Uno puede usar también un trozo largo de tela blanca
transparente para moverla como si fuese el viento, o uno puede hacerle cuatro
nudos a las esquinas de un pedazo de tela cuadrada amarilla y elevarla como si
fuese el sol, etc. Trate de usar materiales naturales (lana, cuero, tela de algodón,
palos, piedras, etc.) para hacer sus títeres y decorar el escenario, recuerde que el
sentido del tacto del niño está siendo educado.
Pero hay que ser cauteloso al seleccionar los cuentos de hadas, pues
hay algunos que son para niños mayores (como por ejemplo la mayoría
de los cuentos de Hans Christian Andersen).4
Pocas explicaciones
Hoy en día existe la tendencia a dar demasiadas explicaciones a los niños
pequeños y a tratarlos como si fueran adultos en miniatura. Se asume
implícitamente que un niño puede razonar y sentir empáticamente como
si fuese un adulto y, por lo tanto, puede también tomar sus propias
decisiones. Este es uno de los tantos errores que devienen del
desconocimiento de las características de las diferentes etapas de
desarrollo del niño.
Los padres son los que tienen que decidir cuáles son las NECESIDADES
de sus hijos pequeños y no ceder a lo que ellos puedan querer en un
momento dado. Por ejemplo, si su niño quisiera ver televisión, hágase
usted las siguientes preguntas:
De otro lado, las constantes preguntas que hace el niño pequeño deben
de ser respondidas, en la medida de lo posible, de una forma imaginativa.
Por ejemplo, una vez un niño le preguntó a su madre por qué el cielo se
ponía colorado a la hora del crepúsculo. Con nuestra mente adulta de
seguro le hubiésemos dado una respuesta científica y árida, pero esta
madre sabía que al niño pequeño no le interesan ese tipo de respuestas,
así es que le respondió:
Otro niño le preguntó a su madre por qué el agua del retrete se iba
cuando jalaban la cadena – surge la gran tentación para el adulto de
querer dar una explicación racional y científica. Pero, esta madre se limitó
a responderle de forma poética:
“The water goes round and round before it goes down” (el agua gira
y gira antes de irse). ¡Esto era todo lo que el niño necesitaba!
Una vez que el adulto logra ponerse en los “zapatos del niño”,
probablemente ya no sentirá cólera ni lo castigará o regañará, sino que
más bien tratará de satisfacer aquella necesidad del niño que no estaba
siendo satisfecha: pueda ser que el niño tenga sueño o hambre, o quizás
no tiene actividades significativas que imitar, o siente un ambiente tenso
entre sus padres, o de repente ha pasado mucho tiempo en frente a la
televisión y ahora necesita botar toda esa energía reprimida, o está
bostezando sin parar y usted sabe que eso puede significar fiebre, o
quizás un amiguito o primito le pegó en la tarde, etc., etc., etc.
“Me parece que estás muy cansado y es por eso que no quieres tomar tu
sopa, quizás lo mejor sea que vayamos a la cama y contemos un cuento”.
(OJO: el niño tiene que sentir que ir a la cama no es un castigo por tirar la
sopa, sino que se trata de satisfacer su necesidad por descanso).
Una vez que ya hemos identificado los alimentos con más fuerzas vitales,
podemos proceder a identificar qué tipo de grasas usar, ya que estas son
muy importantes durante los primeros años de vida para el desarrollo del
cerebro y el sistema nervioso. Además, las grasas permiten también la
absorción de las vitaminas A y D, las que son liposolubles, es decir, que el
cuerpo sólo las absorbe cuando hay grasa de por medio.
De otro lado, hay cada vez más evidencia de que las grasas vegetales
hidrogenadas, relativamente nuevas en la dieta del ser humano (pues
requieren de transformaciones químicas para no ponerse rancias), son
muy dañinas. Hay estudios que muestran una correlación directa entre el
incremento de cáncer y el consumo de este tipo de grasas (margarina,
manteca vegetal, la mayoría de aceites vegetales).
NOTA: Si opta por alimentar a su niño con cereales, recuerde que estos
deben de ser remojados la noche anterior para así desactivar una
sustancia inhibidora de enzimas (mejor aún si remoja el cereal con un
chorrito de algo ácido como yogurt o jugo de limón).
Es por esta razón que el pan debería de ser preparado con “masa madre”
en lugar de con levadura rápida, pues el trigo es remojado por varias
horas mientras el pan va levando de forma natural.
Evite darle a su niño jugo de frutas (incluso jugos frescos), pues contienen
gran cantidad de fructosa y le reducirán el apetito. Es mejor que el niño
se acostumbre a comer fruta en trozos, de forma que pueda pre-digerirla
con la saliva.
Evite darle leche de vaca, pues en muchos casos esta produce mucha
mucosidad y puede producir resfríos frecuentes y problemas bronquiales
crónicos. Esto no ocurre con el yogurt, pues la bacteria ha pre-digerido la
leche por nosotros, contribuyendo además con la flora intestinal. El kéfir
es también una bebida muy saludable – en este caso la leche no tiene que
ser calentada ya que la bacteria del kéfir es capaz de vencer a la bacteria
de la leche (lo que no ocurre con la bacteria del yogurt).
Finalmente, ya sea que elija una dieta vegetariana o una que incluya
carne, lo importante es que se esfuerce por conseguir:
No quiere dormir…
Muchos estudios sugieren que es bueno que el niño pequeño aprenda
a dormirse por sí solo, pues pareciera que esto contribuye a que el
niño crezca más seguro y a que en el futuro pueda lidiar con
frustraciones de forma más saludable. Además, cuando un niño se
acostumbra a quedarse dormido con la mamá cerca o con el chupón
en la boca, al despertarse en la noche y darse cuenta de que la mamá
ya no está cerca o que el chupón ya no está más en su boca, empieza
a llorar pues quiere quedarse dormido otra vez junto a la mamá o con
el chupón en la boca – la consecuencia es que la madre no descansa
bien durante la noche.
Si decide optar por dejarlo para que aprenda a dormir por sí mismo,
quizás podría sentarse a tejer al lado de la cuna por unos minutos
mientras le canta suavemente; luego podría enviarle un beso de
buenas noches y retirarse… Probablemente su niño llorará durante un
par de noches, pero pronto se acostumbrará; la primera noche podría
dejarlo llorar por 5 minutos y entonces entrar, de forma que sepa que
no lo ha abandonado; la segunda vez déjelo llorar 10 minutos y vuelva
a entrar; la tercera vez déjelo llorar por 15 minutos y vuelva a entrar; y
así sucesivamente hasta que se quede dormido.
Una vez conocí a una alemana que criaba a su niño con un horario
SÚPER estricto, y cuando llegaba la hora de la siesta lo dejaba en su
coche, debajo del techo del pequeño patio de su departamento
(incluso con nieve, aunque bien abrigado). El cochecito apuntaba hacia
unos árboles y el niño parecía divertirse mucho mirando las hojas
moverse o sintiendo el viento, o simplemente jugando con sus manitas
o con su voz (hacía ruiditos como gorjeos) hasta que después de media
hora se quedaba dormido. Tengo que admitir que a este niño se le veía
extremadamente feliz, seguro de sí mismo, y sano.
No quiere comer…
Lo ideal, en mi opinión, es dejar que el niño se alimente por sí sólo.
Ofrézcale trozos pequeños de diferentes tipos de vegetales, frutas,
quesos, huevos duros, aceitunas, etc., y póngalos sobre un plato para
que el niño los coja con su mano – ¡esto es algo que les encanta a los
niños pequeños! Y cuanta más variedad ponga en el plato, mejor, pues
el niño seleccionará lo que su cuerpo le pide – OBSERVE qué es lo que
escoge.
Rabietas
Un niño que presenta rabietas de forma crónica podría estar sufriendo
de algún malestar físico (como dolor de oído). Si se sospecha que esta
puede ser la causa, sería importante que lo evalúe un pediatra.
Sin embargo, también puede ocurrir que los adultos hayan convertido
al nene(a) en el centro de atención de toda la familia, lo cual es una
carga pesada de sobrellevar para el pequeñín, y esto puede llevar a
que tenga una pataleta tras otra, como una forma de expresar su
descontento y fastidio.
No quiere ir al “Jardín”
El Jardín es un invento post-guerra mundial, necesario porque las
mujeres tuvieron que salir a trabajar (Steiner habló de una Primaria y
una Secundaria, pero no del Jardín). El niño pequeño necesita más de
sus padres/abuelos/hermanos que de una profesora. Si su niño(a) no
quiere ir al Jardín – por más maravilloso que le parezca a usted – no la
fuerce.
La infancia se pasa muy rápido, y muy pronto llegan las
preocupaciones y responsabilidades de la vida adulta.
Coches
Cuando un bebé va sentado en un cochecito, él tiene que enfrentarse
al mundo sólo (la mamá viene detrás empujando el coche). Es mejor
llevar al niño como lo hacen las mujeres de la sierra, con una tela
envuelta alrededor del niño y sobre la espalda, de forma que el niño
puede observar el mundo desde la seguridad que le ofrece el cuerpo
de su madre.
Andadores
El uso de andadores para ayudar a que el niño camine más rápido es
contraproducente. El niño necesita aprender a lidiar con la frustración
de caerse y aprender a levantarse, necesita aprender a mantener el
equilibrio, etc. Hay muchas lecciones muy importantes que el niño
pequeño aprende durante este proceso.
PREGUNTAS QUE NOS AYUDAN A RECORDAR
NUESTRA NIÑEZ