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EL PRIMER SEPTENIO

M. Pilar Bastida
Tabla de Contenidos

I. ENTRO AL MUNDO COMO UN EXTRAÑO…

II. CARACTERÍSTICAS DEL NIÑO DURANTE LOS PRIMEROS SIETE


AÑOS

III. EL NIÑO PEQUEÑO “FLORECE” CUANDO TIENE:


 Ritmo
 Actividades que puede imitar
 Un adulto con empatía
 Cuentos
 Pocas explicaciones
 Alimentos nutritivos

IV. POSIBLES SITUACIONES DIFÍCILES Y QUÉ HACER


 No quiere dormir…
 No quiere comer…
 Rabietas
 No quiere que lo abriguemos…
 Quiere escoger su propia ropa…
 Quiere disfrazarse de mujer (en el caso de un varón)
 Juguetes (pistolas, Barbies)
 No quiere ir al “Jardín”
 Agresividad hacia otro niño
 Qué es lo que “escucha” un niño cuando se le prohíbe
algo
 Coches
 Andadores

V. PREGUNTAS QUE NOS AYUDAN A RECORDAR NUESTRA NIÑEZ


ENTRO AL MUNDO COMO UN EXTRAÑO…

“Entro al nuevo mundo como un extraño, desprovisto y vulnerable: mi


cuerpo y alma necesitan ser nutridos y necesitan calidez, y mi espíritu
necesita espacio para desplegar su potencial.

Busqué a aquellos individuos que me nutrirían y cuidarían, pues necesito


que me ayuden a recordar mis verdaderas intenciones y necesito ser
protegido. Tengo una misión clara que impulsa mi actividad interior hacia
adelante para apropiarme de este mundo y forjar mi destino.

En primer lugar, necesito crear un hogar seguro dentro de un cuerpo fuerte y


apropiarme de él; tiene que funcionar bien, de forma que pueda servirme
para el resto de mi vida. Mis sentidos me informan sobre este mundo nuevo
y así me ayudan a formar mi cuerpo; ellos necesitan ser nutridos por un
medio ambiente saludable: necesito ser acariciado y mecido, necesito
saborear la dulce leche de mi madre, necesito escuchar sonidos que me den
seguridad, y necesito sentir que estoy a salvo. Mi voluntad necesita de
libertad para desplegarse y moverse, y para orientarse en el tiempo y en el
espacio; sin embargo, también necesita ser contenida de forma saludable.

Más tarde, necesito construir una vida anímica excitante, de forma que
pueda experimentar el mundo saludable y creativamente, y pueda encontrar
la sinfonía de mis sentimientos y expresarlos libremente y con completa
seguridad.

Finalmente, necesito descubrir mi EGO o YO, para así poder re-unirme con
mi hogar perdido. Mis pensamientos tienen que volver a ser reflejados hacia
mí para poder descubrir el portón que lleva hacia mi espíritu. Yo sé que esto
no lo puedo lograr sólo, y sé que para ello necesito de personas que me
cuiden y protejan. Mientras viajo por este camino, a veces me siento muy
pequeño; cien, mil veces, y hasta más, me siento perdido y asustado. Me
contraigo y me hago pequeño cuando siento frío y hambre; me siento
aplastado cuando me encuentro sólo y sin nadie que me cuide; me siento
disminuido cuando tengo dudas de poseer la capacidad para lograr algo;
considero que valgo poco y que no merezco nada cuando siento desagrado
por mí mismo; quiero escaparme o esconderme o pretender que soy fuerte.

Cada vez que me siento “pequeño”, siempre hay algo a mí alrededor que es
inmenso y peligroso, hostil y amenazador, algo que está listo para atacarme
y aplastarme en mil pedazos. En esos momentos, el mundo puede
convertirse en un lugar peligroso, exigente y poco amigable.

¡Tengo el derecho de pedir ayuda! ¡Será mi madre la que venga a nutrirme!


¡Será mi padre el que venga a protegerme!
Raoul Goldberg, doctor antroposófico en Sud-África
De su libro Awakening to Child Health (Despertando a la
Salud del Niño)

CARACTERÍSTICAS DEL PRIMER SEPTENIO

 El niño pequeño aprende IMITANDO todo aquello que ocurre a su


alrededor (lo bueno, lo malo y lo feo) – no tiene filtros. No puede evitar
imitar a las personas que lo rodean.

 El JUEGO es esencial – vital – pues es a través del juego que el niño


pequeño “procesa” la realidad que lo rodea, le trata de dar sentido, y
la hace suya. Entonces, el juego para el niño de Inicial no es algo
recreativo (como suele serlo para el adulto), sino que el juego es un
“trabajo” serio. Es por eso que vemos al niño de esta edad inmerso con
todo su ser en el juego – como veríamos a un adulto que está a punto
de hacer un descubrimiento importante.
Una profesora observadora puede “captar” mucho de lo que ocurre
dentro de una familia al observar el juego del niño – es por ello que en
la educación Waldorf se le asigna gran importancia al “juego libre” en
el nivel de Inicial.

 El niño en edad pre-escolar considera que todo lo que existe en el


mundo es “BUENO”. Es por esta razón que los adultos tenemos la
responsabilidad y obligación de esforzarnos por pensar/sentir/actuar de
forma positiva alrededor del niño pequeño.
RESUMEN: el niño pre-escolar necesita experimentar que todo lo que
hay en el mundo es “BUENO” para así desarrollar responsabilidad; el
niño de Primaria necesita experimentar que el mundo es BELLO para
así desarrollar agradecimiento; el joven de la Secundaria necesita
experimentar que en el mundo hay VERDAD para así desarrollar amor.

 El niño pequeño “vive” principalmente en sus EXTREMIDADES, y es


por ello que se mueve mucho y aprende principalmente a través del
HACER (imitando las acciones que realizan los adultos que lo rodean).
RESUMEN: en la etapa pre-escolar el niño “vive” en las EXTREMIDADES
y aprende principalmente a través de actividades; el niño de Primaria
“vive” en la región del CORAZÓN y aprende principalmente a través de
imágenes (historias); el joven de secundaria “vive” en la región de la
CABEZA y aprende principalmente a través del pensamiento abstracto.

 Cuanto más pequeño, el niño vive más en el PRESENTE. Todavía no


entiende explicaciones “causa-efecto”, ya que él mismo tiene que
experimentar algo con su propio cuerpo para comprenderlo. Si le
decimos a un niño pequeño: “No toques el enchufe porque te puede
pasar corriente”, el niño no entenderá todavía este postulado lógico y,
apenas nos descuidemos, tratará de meter algo al enchufe – no porque
sea desobediente, sino porque aprehende a través de sus
extremidades, a través del hacer. En cambio, si le decimos lo mismo a
un adolescente, este comprenderá inmediatamente esta advertencia.

 El niño pequeño es pura VOLUNTAD – como podrá confirmar un adulto


que entra en una “lucha de poder” con un niño pequeño. A través de
un buen ritmo y actividades “imitables” (barrer, picar, lavar), podemos
contribuir al desarrollo de una “voluntad de hierro”, necesaria en la
vida adulta para lograr los objetivos que nos tracemos, y a reducir las
pataletas o comportamientos negativos.
RESUMEN: en la etapa pre-escolar podemos fortalecer o debilitar lo
VOLITIVO; en la Primaria podemos fortalecer o debilitar lo EMOTIVO; en
la Secundaria podemos fortalecer o debilitar lo COGNITIVO.

 El niño pequeño es un GRAN ÓRGANO SENSORIO, por lo tanto “mira,


escucha, saborea, etc.” con MUCHA más intensidad que el adulto.
Cuanto más pequeño el niño, más rápido late su corazón – equivalente
al número de latidos que tiene un adulto con fiebre. Entonces, ¿cómo
nos sentiríamos si tuviésemos fiebre alta y el volumen de la radio
estuviese al máximo de volumen?

Dado que el niño pequeño está más “abierto” a las impresiones


sensoriales, es muy importante que el adulto lo rodee con imágenes
hermosas, con sonidos armoniosos, le ofrezca alimentos nutritivos, lo
vista con fibras naturales, y lo rodee con olores como el del pan recién
horneado.

Tomemos como ejemplo el sentido del tacto: ¿qué efecto podría tener
un material como el plástico sobre el niño? Si tratamos de responder a
esta pregunta como científicos, de un lado observaremos que todo
“resbala” sobre el plástico, y de otro lado constataremos que las
experiencias sensoriales calan más profundamente cuando somos
pequeños (si tratamos de recordar nuestras impresiones infantiles).
Entonces, cuando vestimos al niño pequeño con polyester o le damos
juguetes de plástico, ¿podríamos plantear la hipótesis de que quizás
estaremos contribuyendo a atrofiar parcialmente su sentido del tacto,
lo cual podría verse reflejado en una tendencia hacia una actitud en la
que las cosas le “resbalarán” cuando llegue a ser adulto? (como
pareciera ocurrirle a muchos políticos…)

Reflexionemos ahora sobre el sentido auditivo: ¿qué ocurre cada vez


que dejamos la radio o la televisión prendida alrededor de un niño
pequeño? ¿Quizás estaremos contribuyendo a que el niño aprenda a
“desconectarse” y a que en el futuro no sea capaz de escuchar con
tanta atención?
Qué diferente la experiencia de aquél niño que escucha a su madre
cantar mientras realiza labores domésticas, o que lo adormece con una
canción de cuna antes de dormir.
Podríamos evitar mucho sufrimiento innecesario (divorcios, guerras) si
aprendiéramos a escuchar las necesidades de la otra persona y a
comunicar lo que necesitamos de forma efectiva.1

 Existe una relación inversa entre el desarrollo del CUERPO FÍSICO y el


nivel de CONCIENCIA. Uno puede verificar esto fácilmente observando
el acelerado desarrollo del cuerpo del recién nacido y la poca
conciencia que exhibe, mientras que una persona anciana exhibe más
conciencia pero su cuerpo tiene muchos achaques pues ya no se está
regenerando de la forma como lo hacía años atrás.

 El desarrollo saludable del cuerpo durante los primeros años de vida


requiere de muchas FUERZAS VITALES. Entonces, los adultos
haríamos bien en permitir que estas fuerzas vitales se concentren en la
tarea de formación y construcción del cuerpo físico y sus órganos, en
lugar de dirigirlas de forma prematura hacia el aprendizaje académico

1 Un excelente libro para ayudar a mejorar la comunicación entre adultos es


Comunicación No-Violenta de Marshall Rosenberg. Este libro ya ha sido traducido al
español y hay mucha información en internet sobre esta técnica, la cual considera
que la mayoría de personas optan por culparse a sí mismas o por culpar al vecino,
cuando en realidad el problema reside en una NECESIDAD que no ha sido satisfecha
y en la dificultad de expresarla de una forma que la otra persona pueda escuchar
(con sentimientos en lugar de con pensamientos).
(lo cual debilita el desarrollo de órganos y puede traer repercusiones
negativas sobre la salud cuando uno es adulto).
En la educación Waldorf, los profesores de Jardín observan la salida de
las primeras muelas como uno de los signos de que el niño ya está
maduro para el aprendizaje formal de la escuela – las fuerzas vitales
que hasta entonces se necesitaron para la producción del esmalte
dental (la sustancia más dura del cuerpo) son liberadas y pueden
dedicarse “a otras cosas”.

 La CONCIENCIA del niño en edad pre-escolar está DORMIDA,


mientras que en la Primaria la conciencia se encuentra SOÑANDO y en
la Secundaria la conciencia ya está DESPIERTA. Es interesante que los
judíos ortodoxos consideren que el niño menor de 12 años no puede
cometer pecado y, por lo tanto, no debe de ser castigado, pues no hay
verdadera conciencia detrás de sus acciones, las que son más bien un
reflejo del nivel de conciencia y auto-disciplina de los padres.

 Un niño saludable y con un desarrollo relativamente normal no


necesita de “estimulación temprana”, ya que el niño pequeño es un
EXPLORADOR nato. Sólo hay que proporcionarle un ambiente seguro
en el que pueda explorar y muchos materiales como agua, barro,
potes, cucharones, etc.
EL NIÑO PEQUEÑO “FLORECE” CUANDO TIENE:

 Ritmo
Es importante que usted misma descubra cómo el ritmo que tenían las
abuelitas de antaño beneficia tremendamente a los niños pequeños. Es
increíble pero, cuando nos esforzamos para que la vida de la familia se
haga más rítmica, todo se hace más fácil y las cosas fluyen mejor. Sin
embargo, en la vida moderna esto es algo muy difícil de lograr y
requiere de mucha conciencia y determinación de parte del adulto.

Ritmo durante el DÍA:

Busque mantener una buena “respiración” a lo largo del día, y alterne


conscientemente actividades que “exhalan o expanden” (como saltar,
amasar el pan, salir a caminar) con actividades que “inhalan o
contraen” (como escuchar un cuento, echar una siesta, dibujar). Usted
tiene que convertirse en una especie de panadero que “siente” cuándo
es que la masa necesita más agua, harina, etc.

Use “ritos” para facilitar la transición de una actividad a otra – como


por ejemplo cantar y marchar hacia la tina a la hora del baño, o
prender una vela y decir una oración antes de ingerir los alimentos, o
contar un cuento antes de dormir, etc.

Trate de respetar la hora de ir a dormir y la hora de las comidas como


algo sacrosanto (conviértase en un “reloj suizo”). Asegúrese de que el
niño duerma al menos doce horas por la noche, además de las siestas
– ¡así de grande es la necesidad del niño pequeño por descanso!
Cuanto menor es el niño, mayor es su necesidad por horas de sueño
para que de esta forma su cuerpo y órganos puedan desarrollarse de
forma saludable.

Ritmo durante la SEMANA

Ejemplo:

Lunes – lavar ropa; lentejas.


Martes – planchar; pastel de espinaca.
Miércoles – ir al mercado; quinua.
Jueves – hacer pan; crema de verduras y pan con queso.
Viernes – deshierbar el huerto; torrejas de verduras.
Sábado – limpiar la casa; pastel de choclo.
Domingo – celebrar algún culto o visitar a los abuelos; panqueques.

Usted sabrá que ha establecido un buen ritmo semanal cuando su


pequeñín le diga: “¡Hoy nos toca hacer pan!” (porque el día anterior fueron
al mercado y comieron quinua).

Ritmo durante el AÑO

¡CELEBRE! ¡Celebre todo aquello que tenga un significado profundo


para usted!

Repita años tras año estos festivales, de forma que el niño desarrolle
sentimientos de reverencia y gratitud, y se ubique en el año gracias a
la expectativa de la celebración de las festividades significativas para
su familia. Cuando estos festivales se asocian con sentimientos de
reverencia, pero al mismo tiempo también con diversión (comida,
reunión con amigos, cantos, etc.), entonces calan profundamente en el
alma del niño.

Ejemplos de algunos festivales cristianos: Pascua, San Juan, San


Micael, Adviento, Navidad.

Celebre también cumpleaños y aniversarios; invéntese festivales


relacionados con la naturaleza (el día de luna llena, solsticios o
equinoccios, las estaciones del año, la llegada de las lluvias, etc.).
 Actividades que puede imitar
El niño pequeño imitará TODO aquello que hagan los adultos – la
fuerza de imitación es tan fuerte que no la puede controlar.
Entre las actividades que puede realizar un adulto para “nutrir” lo
volitivo en el niño pequeño se encuentran casi todas las actividades
domésticas. Estas actividades tienen sentido para el niño pequeño: la
casa queda limpia después de barrer, se come algo rico después de
picar frutas. Pero el niño NO entiende qué ocurre cuando un adulto se
la pasa en frente de una computadora o leyendo un libro…
Entonces, algunas actividades que el niño imitará con alegría y que lo
fortalecerán interiormente: trapear, amasar pan, picar verduras con un
cuchillo que no sea filudo, lavar ropa, secar platos, jardinería,
manualidades simples que tengan un propósito (como por ejemplo un
regalo para la abuela), etc.
Entre las actividades que no nutren lo volitivo en el niño pequeño se
encuentran: hablar por teléfono, leer, navegar por internet, etc. Si bien
es cierto que el niño querrá imitarnos y “hablará” por teléfono, o
“moverá” los dedos sobre el teclado de una computadora, o “leerá” un
libro, pero nada de esto tiene verdadero sentido para el niño pequeño.
Un adulto que preste atención, observará cómo el niño pequeño
exhibe, por lo general, un comportamiento errático o negativo cuando
los adultos se encuentran realizando algunas de estas actividades “no-
imitables”.
Si un grupo de madres desea reunirse para conversar mientras los
chiquitines “juegan”, probablemente disfruten más de su reunión si
llevan algún tejido o algo para hacer con las manos – se sorprenderán
al observar que el juego de los niños se torna más saludable. Podrían
incluso cocinar algo juntas y entonces, además de satisfacer su
necesidad por contacto social, disfrutarán de una deliciosa comida. Los
niños se beneficiarán también pues podrán “cocinar”.
No se olvide de tomar en cuenta la “respiración” (exhalar/inhalar) entre
una y otra actividad, de forma que se produzca un ambiente positivo
entre los niños.

 Cuentos
Al niño de 3 a 4 años le encantan los cuentos rítmicos, aquellos
cuentos en los que se repiten ciertas estrofas una y otra vez (Ejemplo:
la casa que Juan construyó, la gallinita roja, etc.).2
2 Puede solicitar en algún colegio Waldorf cercano a su zona que le den algunos de
estos cuentos o que le recomienden libros.
Al niño de esta edad le gusta que se le cuente el mismo cuento
durante varias semanas, pues así tiene la posibilidad de familiarizarse
con el vocabulario y memorizarlo, además de que se le da la
oportunidad de que poco a poco empiece a comprender mejor la trama
de la historia.
Así mismo, si después de un par de semanas puede representar el
cuento con títeres,3 el interés del niño se incrementará notablemente.
En el caso de que su niño o grupo de niños fuese lo suficientemente
maduro como para “jugar” con los títeres, podría prestárselos como
algo MUY especial como por media hora. Esto añadiría gran
entusiasmo entre los niños y haría que la historia “cale” más
profundamente en ellos. PERO, recuerde, como adulto usted tiene que
convertirse en el ejemplo, y entonces usted tiene que exhibir mucho
respeto en la forma como manipula a los títeres, y entonces los niños
automáticamente sentirán – sin necesidad de que usted lo diga con
palabras – que esos títeres son MUY especiales, y también ellos los
tratará con mucho cuidado, guardándolos después en su “casita” para
que duerman.

A los niños de esta edad también les gustan mucho las historias
inventadas por el padre o la madre, en donde un personaje (que
puede ser una ardilla u otro animal) pasa por casi las mismas cosas por
las que pasó el niño durante ese día. ¡Es increíble cómo disfrutan con
este tipo de historias!

También puede leerles poesía antes de dormir, pues al niño pequeño


le atrae más la musicalidad del lenguaje que el contenido en sí.

Al niño de 5 a 6 años le encantan los cuentos de hadas. Albert


Einstein dijo que si uno deseaba tener hijos inteligentes, entonces uno
tenía que contarles cuentos de hadas; pero si es que uno deseaba
tener hijos aún más inteligentes, entonces uno tenía que contarles más
cuentos de hadas…

3 Los títeres pueden hacerse con materiales muy simples (la lana sin cardar teñida
es barata y MUY versátil). Uno puede usar también un trozo largo de tela blanca
transparente para moverla como si fuese el viento, o uno puede hacerle cuatro
nudos a las esquinas de un pedazo de tela cuadrada amarilla y elevarla como si
fuese el sol, etc. Trate de usar materiales naturales (lana, cuero, tela de algodón,
palos, piedras, etc.) para hacer sus títeres y decorar el escenario, recuerde que el
sentido del tacto del niño está siendo educado.
Pero hay que ser cauteloso al seleccionar los cuentos de hadas, pues
hay algunos que son para niños mayores (como por ejemplo la mayoría
de los cuentos de Hans Christian Andersen).4

Es recomendable que la persona que vaya a contar el cuento lo


memorice y no lo lea, pues el impacto sobre el alma del adulto y, por lo
tanto, también sobre la del niño, es bastante significativo.

También es recomendable que el adulto se familiarice con el


simbolismo detrás de estos cuentos, pero que NO dé explicaciones
sobre su significado o cuente la moraleja de la historia, ya que esto
llevaría a que el cuento pierda su magia y encanto frente al niño (las
explicaciones racionales adultas le quitan la vida al cuento, lo tornan
en un “cadáver” ante los ojos del niño).

 Pocas explicaciones
Hoy en día existe la tendencia a dar demasiadas explicaciones a los niños
pequeños y a tratarlos como si fueran adultos en miniatura. Se asume
implícitamente que un niño puede razonar y sentir empáticamente como
si fuese un adulto y, por lo tanto, puede también tomar sus propias
decisiones. Este es uno de los tantos errores que devienen del
desconocimiento de las características de las diferentes etapas de
desarrollo del niño.

Cuando le ofrecemos muchas posibilidades al niño lo confundimos y lo


debilitamos. Al niño de esta edad NO se le debe de preguntar si desea
ponerse esta ropa o la otra, si desea comer esto o aquello, si desea ir al
parque o a visitar a la abuela, etc. Cuando esto ocurre, el niño pequeño se
ve obligado a tomar decisiones que le competen al adulto y esto le quita
fuerzas.

Los padres son los que tienen que decidir cuáles son las NECESIDADES
de sus hijos pequeños y no ceder a lo que ellos puedan querer en un
momento dado. Por ejemplo, si su niño quisiera ver televisión, hágase
usted las siguientes preguntas:

¿Va a nutrir su imaginación?


¿Va a enriquecer su juego?
¿Va a proporcionarle modelos dignos de ser imitados?
4 Leer el artículo escrito por Joan Almon para determinar qué tipo de cuentos de
hadas contar a su niño.
Entonces, después de evaluar las necesidades de su niño, usted como
adulto tiene que tomar la decisión final – la tristeza que el niño pueda
experimentar por no obtener lo que deseaba desaparecerá pronto, pues el
niño pequeño “vive” principalmente en el presente y es fácil redirigir su
atención hacia otras cosas.

Un niño en los “Años de la Voluntad” responde mejor cuando se le dan


mínimas explicaciones y muy pocas posibilidades. Una respuesta firme y
breve como por ejemplo: “Esta es la forma como hacemos las cosas en
esta familia”, suele ser satisfactoria para el niño pequeño.

De otro lado, las constantes preguntas que hace el niño pequeño deben
de ser respondidas, en la medida de lo posible, de una forma imaginativa.

Por ejemplo, una vez un niño le preguntó a su madre por qué el cielo se
ponía colorado a la hora del crepúsculo. Con nuestra mente adulta de
seguro le hubiésemos dado una respuesta científica y árida, pero esta
madre sabía que al niño pequeño no le interesan ese tipo de respuestas,
así es que le respondió:

“El sol es como un niño pequeño al que le encanta jugar (a veces


juega a las escondidas con las nubes, a veces les hace cosquillas
a las hojas de los árboles con sus rayos de luz), pero hacia
finales del día ya se encuentra cansado y quiere irse a dormir y,
entonces, su madre (que es el inmenso cielo o la bóveda
celestial) le pone sus pijamas de franela colorada, lo arropa con
frazadas tejidas con luz de luna, y le canta hasta que se queda
dormido. Después su madre se cambia también: se saca su traje
celeste, lo dobla cuidadosamente, lo guarda en un armario hecho
de estrellas, luego se pone sus pijamas de color azul oscuro, y
también se va a dormir”.

Otro niño le preguntó a su madre por qué el agua del retrete se iba
cuando jalaban la cadena – surge la gran tentación para el adulto de
querer dar una explicación racional y científica. Pero, esta madre se limitó
a responderle de forma poética:

“The water goes round and round before it goes down” (el agua gira
y gira antes de irse). ¡Esto era todo lo que el niño necesitaba!

 Un adulto con empatía


Durante esta etapa, el niño expresa sus sentimientos con todo el cuerpo,
como por ejemplo cuando tiene una rabieta o cuando le tira el carrito al
“amiguito” porque el juguete es “MÍO”.

El niño pequeño se encuentra en desventaja ya que todavía no cuenta


con el lenguaje suficiente como para poder explicar lo que no le gusta o
fastidia; entonces, es tarea de padres y maestros ayudar a que el niño se
sienta escuchado y comprendido. Para ello el adulto debe de tratar de
“adivinar” la razón por la cual el niño se comportó de esa forma negativa
en lugar de castigarlo o gritarlo.

Una vez que el adulto logra ponerse en los “zapatos del niño”,
probablemente ya no sentirá cólera ni lo castigará o regañará, sino que
más bien tratará de satisfacer aquella necesidad del niño que no estaba
siendo satisfecha: pueda ser que el niño tenga sueño o hambre, o quizás
no tiene actividades significativas que imitar, o siente un ambiente tenso
entre sus padres, o de repente ha pasado mucho tiempo en frente a la
televisión y ahora necesita botar toda esa energía reprimida, o está
bostezando sin parar y usted sabe que eso puede significar fiebre, o
quizás un amiguito o primito le pegó en la tarde, etc., etc., etc.

Este adulto IDEAL identificará qué necesidad del niño no ha sido


satisfecha, y tratará de verbalizar lo que el niño hubiese querido decir, de
forma que el niño irá aprendiendo a expresar lo que siente y necesita.

Por ejemplo, una noche su niño no quiere tomar la sopa y, en un arranque


de furia, tira el plato al piso – sin darle tiempo a que de un salto felino
usted pudiese evitar esta catástrofe.

Después de revisar mentalmente el día del niño, usted concluye que el


problema fue causado porque el niño tuvo un día largo y sin ritmo (oh, oh)
y, por lo tanto, estaba muy cansado. Podemos decir entonces en voz alta
lo que creemos que el niño hubiese dicho si hubiese podido:

“Me parece que estás muy cansado y es por eso que no quieres tomar tu
sopa, quizás lo mejor sea que vayamos a la cama y contemos un cuento”.
(OJO: el niño tiene que sentir que ir a la cama no es un castigo por tirar la
sopa, sino que se trata de satisfacer su necesidad por descanso).

Lo importante es OBSERVAR y tratar de aprender qué es lo que afecta


positivamente y qué es lo que afecta negativamente el bienestar general
del niño, de forma que podamos estar un paso más adelante y evitar
llegar a situaciones desagradables.
 Alimentos nutritivos
Una forma de saber si un alimento es bueno para nuestros niños es
cuando se descompone fácilmente o no. Generalmente, aquellos
productos que se descomponen fácilmente tienen más fuerzas vitales.
Ejemplo: verduras, frutas, productos lácteos, huevos, carne, etc.

En cambio, aquellos productos que pueden durar años en nuestra


despensa son generalmente dañinos: conservas, leche evaporada o en
polvo, cereales en caja, bebidas gaseosas, jugos de fruta en caja,
caramelos, etc.

Una vez que ya hemos identificado los alimentos con más fuerzas vitales,
podemos proceder a identificar qué tipo de grasas usar, ya que estas son
muy importantes durante los primeros años de vida para el desarrollo del
cerebro y el sistema nervioso. Además, las grasas permiten también la
absorción de las vitaminas A y D, las que son liposolubles, es decir, que el
cuerpo sólo las absorbe cuando hay grasa de por medio.

Sin embargo, en los últimos años se ha producido un debate sobre cuáles


grasas son buenas y cuáles grasas son malas. En mi opinión, la mejor
guía es consumir aquellas grasas que usaron nuestros antepasados:
aceite de coco, mantequilla, ghee (mantequilla clarificada), aceite de oliva
prensado al frío, grasa de chancho o pato (dependiendo de cómo fue
criado el animal).

De otro lado, hay cada vez más evidencia de que las grasas vegetales
hidrogenadas, relativamente nuevas en la dieta del ser humano (pues
requieren de transformaciones químicas para no ponerse rancias), son
muy dañinas. Hay estudios que muestran una correlación directa entre el
incremento de cáncer y el consumo de este tipo de grasas (margarina,
manteca vegetal, la mayoría de aceites vegetales).

Rudolf Steiner, el fundador de la educación Waldorf, sugiere que la mejor


alimentación para un niño durante el primer septenio es una a base de
cereales integrales (avena, arroz, trigo, maíz, quinua, cebada, centeno,
mijo, amaranto) y vegetales.

NOTA: Si opta por alimentar a su niño con cereales, recuerde que estos
deben de ser remojados la noche anterior para así desactivar una
sustancia inhibidora de enzimas (mejor aún si remoja el cereal con un
chorrito de algo ácido como yogurt o jugo de limón).

Es por esta razón que el pan debería de ser preparado con “masa madre”
en lugar de con levadura rápida, pues el trigo es remojado por varias
horas mientras el pan va levando de forma natural.

No es recomendable consumir soya, a menos que sea en pequeñas


cantidades, o a menos que la soya haya sido fermentada por mucho
tiempo (miso) – la razón es que la soya, aun cuando es remojada por
varios días, continúa teniendo esta sustancia inhibidora de enzimas.

Evite darle a su niño jugo de frutas (incluso jugos frescos), pues contienen
gran cantidad de fructosa y le reducirán el apetito. Es mejor que el niño
se acostumbre a comer fruta en trozos, de forma que pueda pre-digerirla
con la saliva.

Evite darle azúcar blanca, o productos que la contengan, durante el


mayor tiempo posible. Una vez que el niño pequeño prueba helados o
galletas o tortas, usted probablemente experimentará dificultades para
que quiera comer sus vegetales y cereales – el azúcar sobre-estimula las
papilas gustativas.

OJO: Tenga cuidado de no darle miel de abeja a niños menores de un año


debido al riesgo de botulismo.

Evite darle leche de vaca, pues en muchos casos esta produce mucha
mucosidad y puede producir resfríos frecuentes y problemas bronquiales
crónicos. Esto no ocurre con el yogurt, pues la bacteria ha pre-digerido la
leche por nosotros, contribuyendo además con la flora intestinal. El kéfir
es también una bebida muy saludable – en este caso la leche no tiene que
ser calentada ya que la bacteria del kéfir es capaz de vencer a la bacteria
de la leche (lo que no ocurre con la bacteria del yogurt).

Preparar yogurt es muy sencillo (y mucho más económico que comprarlo


ya listo en la tienda): en nuestra casa hervimos una vez por semana tres
galones de leche fresca. Después que hirvió, dejamos que enfríe un poco
hasta que tenga la temperatura del agua en la que se baña a un bebé
(tibio-caliente). En ese momento echamos un par de tazas de yogurt
natural de buena calidad (que haya sido hecho con bacterias verdaderas),
tapamos la olla, la envolvemos con una frazada, y la dejamos en un lugar
tibio por 24 horas aproximadamente.
Si opta por darle carne a su niño pequeño (aunque Steiner sugiere que la
alimentación a base de cereales y vegetales es mucho mejor), una buena
opción sería el caldo gelatinoso (preparado con patas y cartílagos), pues
la gelatina facilita la absorción de minerales. Tenga cuidado de no
comprar pescados grandes (como el pez espada o el atún), pues tienen
cantidades relativamente elevadas de metales dañinos.

Finalmente, ya sea que elija una dieta vegetariana o una que incluya
carne, lo importante es que se esfuerce por conseguir:

1. Alimentos orgánicos – sin pesticidas.


2. Alimentos derivados de animales que no hayan estado confinados,
ni a los que se haya dado alimento balanceado.
3. Alimentos locales y de la estación.

Por ejemplo, la mantequilla de vacas que comieron pasto es


naturalmente amarilla (signo de que tiene vitamina A); los huevos de
gallinas que comieron gusanos también tienen la yema más anaranjada;
la carne del salmón salvaje es de un color anaranjado-rojizo intenso, muy
diferente a la del salmón criado en granja, al que se le dio alimento
balanceado.
POSIBLES SITUACIONES DIFÍCILES Y QUÉ HACER

 No quiere dormir…
Muchos estudios sugieren que es bueno que el niño pequeño aprenda
a dormirse por sí solo, pues pareciera que esto contribuye a que el
niño crezca más seguro y a que en el futuro pueda lidiar con
frustraciones de forma más saludable. Además, cuando un niño se
acostumbra a quedarse dormido con la mamá cerca o con el chupón
en la boca, al despertarse en la noche y darse cuenta de que la mamá
ya no está cerca o que el chupón ya no está más en su boca, empieza
a llorar pues quiere quedarse dormido otra vez junto a la mamá o con
el chupón en la boca – la consecuencia es que la madre no descansa
bien durante la noche.

Si decide optar por dejarlo para que aprenda a dormir por sí mismo,
quizás podría sentarse a tejer al lado de la cuna por unos minutos
mientras le canta suavemente; luego podría enviarle un beso de
buenas noches y retirarse… Probablemente su niño llorará durante un
par de noches, pero pronto se acostumbrará; la primera noche podría
dejarlo llorar por 5 minutos y entonces entrar, de forma que sepa que
no lo ha abandonado; la segunda vez déjelo llorar 10 minutos y vuelva
a entrar; la tercera vez déjelo llorar por 15 minutos y vuelva a entrar; y
así sucesivamente hasta que se quede dormido.

Una vez conocí a una alemana que criaba a su niño con un horario
SÚPER estricto, y cuando llegaba la hora de la siesta lo dejaba en su
coche, debajo del techo del pequeño patio de su departamento
(incluso con nieve, aunque bien abrigado). El cochecito apuntaba hacia
unos árboles y el niño parecía divertirse mucho mirando las hojas
moverse o sintiendo el viento, o simplemente jugando con sus manitas
o con su voz (hacía ruiditos como gorjeos) hasta que después de media
hora se quedaba dormido. Tengo que admitir que a este niño se le veía
extremadamente feliz, seguro de sí mismo, y sano.

Es bueno acostumbrar a su niño a que esté en la cama a más tardar a


las 7 pm, pues el cuerpo del niño pequeño está desarrollándose y
requiere de muchas más horas de sueño que de las que requerimos
nosotros los adultos. Además, dadas las demandas de la vida moderna,
si su niño aprende a dormirse por sí sólo (quizás después de un
cuento-canción-oración), entonces usted y su pareja podrán disponer
de tiempo para ustedes y para hacer cosas que tenían pendientes.

Sin embargo, también hay estudios antropológicos que muestran tribus


que tienen mucho contacto físico con sus niños (los llevan cargados
todo el día, duermen juntos), y pareciera que estos niños se
caracterizan también por ser muy felices e independientes.

Laura Ingalls, en los maravillosos libros autobiográficos que escribió,


cuenta cómo su mamá arrullaba a su hermanita en una mecedora
hasta que ésta se quedaba dormida. La bebita dormía en una cama
pequeña al lado de la de sus padres (la cama estaba debajo de la
cama de los papás y se jalaba cuando se necesitaba), y el cuarto de los
padres era casi parte de la cocina, es decir, no se le aislaba a la bebita
en un cuarto lejano.

Sin embargo, lo más importante es que usted aprenda a escuchar su


corazón: si siente que algo no es correcto para usted y para su familia,
siga su intuición (cada familia tiene circunstancias únicas). Sólo de
esta forma podrá saber qué es lo que funciona para ustedes – ¡no
tenga miedo a equivocarse!

 No quiere comer…
Lo ideal, en mi opinión, es dejar que el niño se alimente por sí sólo.
Ofrézcale trozos pequeños de diferentes tipos de vegetales, frutas,
quesos, huevos duros, aceitunas, etc., y póngalos sobre un plato para
que el niño los coja con su mano – ¡esto es algo que les encanta a los
niños pequeños! Y cuanta más variedad ponga en el plato, mejor, pues
el niño seleccionará lo que su cuerpo le pide – OBSERVE qué es lo que
escoge.

Póngale también en un pocillo un poco de papilla (avena, arroz, etc.)


con una pizca de sal y un chorrito de aceite de oliva y, por supuesto,
dele una cuchara – al comienzo la mesa y el niño acabarán sucios de
pies a cabeza, pero poco a poco el niño irá aprendiendo, y entonces las
recompensas compensarán con creces el desorden inicial.
Como el niño pequeño es un imitador nato, si observa que usted come
con gusto, él/ella pronto seguirán sus pasos. Pero, si la comida se
vuelve un campo de batalla en el que la madre quiere embutirle
cuchara tras cuchara para que crezca “sano y fuerte”, entonces
probablemente el niño desarrollará una antipatía hacia las comidas y
será un niño difícil para comer.

RECUERDE: No hay niño sano que se muera de hambre cuando se le


ofrece una variedad de alimentos. Hay niños que parecen “vivir” del
aire… Además, los niños atraviesan por períodos en los que comen
mucho y otros períodos en donde se muestran inapetentes – si su niño
no come mucho pero se muestra activo e interesado por lo que ocurre
a su alrededor, no tiene por qué preocuparse.

No olvide que los jugos de frutas pueden estropear el apetito de


muchos niños, e incluso una galletita minúscula justo antes del
almuerzo puede ser suficiente como para estropearle el apetito al niño
pequeño.

Cuando se tiene un buen ritmo, ciertos rituales que acompañen la hora


de la comida (como prender una vela y cantar una canción o decir una
oración), pero sobre todo un ambiente alegre y relajado, entonces el
niño sano comerá gustosamente lo que se le ofrezca.

 Rabietas
Un niño que presenta rabietas de forma crónica podría estar sufriendo
de algún malestar físico (como dolor de oído). Si se sospecha que esta
puede ser la causa, sería importante que lo evalúe un pediatra.

Otras posibles razones:

1. Que los padres lleven una vida caótica o a-rítmica.


2. Que no realicen actividades “imitables”.
3. Que haya un ambiente tenso o negativo en el hogar.
4. Que el niño vea mucha televisión o escuche mucha radio o use
vídeo-juegos.

Sin embargo, también puede ocurrir que los adultos hayan convertido
al nene(a) en el centro de atención de toda la familia, lo cual es una
carga pesada de sobrellevar para el pequeñín, y esto puede llevar a
que tenga una pataleta tras otra, como una forma de expresar su
descontento y fastidio.

Lo ideal es que la persona que cuida al niño pequeño se convierta en


un ama de casa ejemplar, y ponga su exceso de energía en realizar
actividades “imitables” y que “nutren” al niño pequeño, es decir: ¡las
ancestrales labores domésticas! Esta persona podría orientar su exceso
de energía y amor en: dejar el piso brillando, lavar la ropa hasta que
quede impecable, cocinar comidas elaboradas, etc.

Entonces, la madre “ideal” sería aquella que pareciera estar muy


activa con las labores domésticas, pero que en realidad tiene sus
sentidos alertas en el niño, y está tratando de tener
pensamientos/sentimientos positivos. Lo saludable es que el niño
pequeño reciba mucha atención en momentos como el cambio de
pañales, el baño, la hora de la comida, la hora antes de irse a dormir –
pero NO debería de dársele constantemente atención pues es
abrumador para el niño pequeño y no se le deja explorar y descubrir, ni
que desarrolle concentración.

 No quiere que lo abriguemos…


Los niños se mueven más que nosotros y pueda ser que no necesiten
tanto abrigo. Sin embargo, asegúrese sintiendo la temperatura de sus
manos – si están frías, póngale el abrigo.

 Quiere escoger su propia ropa…


El niño de 5 o 6 años puede desear escoger su ropa. Para evitar
problemas, la noche anterior, con tranquilidad y sin apuros, escojan
juntos la ropa y pongan la muda sobre una silla (usted como adulto
tiene la palabra final, pues sabrá si va a llover o si hará mucho frío o
calor, o si irán a un lugar en donde se necesita ropa de trabajo o ropa
elegante).

 Quiere disfrazarse de mujer (en el caso de un


varón)
Si a su hijo varón le gusta jugar con muñecas, a la cocinita, o vestirse
de mujer, no crea que eso significa que de grande será un afeminado o
tendrá desviaciones sexuales – lo que su niño está haciendo es imitar a
mujeres que cargan o arrullan a sus bebés, o a las personas que
preparan la comida, o simplemente se está disfrazando con la ropa de
su mamá. No le dé connotaciones negativas a algo que es
perfectamente natural y saludable, pues en ese caso sí que podría
crear desviaciones futuras…

 Juego (con pistolas, Barbies)


Muchos varones, incluso aquellos criados en un ambiente amoroso y
sin televisión, suelen querer jugar a la guerra y a que se disparan,
valiéndose de ramas o lo que tengan al alcance. No les prohíba este
tipo de juego, más bien en el futuro trate de redirigir el juego – tenga
alternativas interesantes bajo la manga para ofrecerles.

Si a su niña le regalaron Barbies, trate de “desaparecerlas” después de


un par de días, pues el estereotipo que proyecta es dañino para una
auto-estima saludable en las niñas. El tipo de cuerpo, tan delgado y
estilizado, no es normal o natural, y puede conducir a problemas de
alimentación futuros (bulimia, anorexia).
Si su niña es mayor, dígale que la pobre Barbie está muy flaca y
enferma y hay que mandarla al hospital…
Trate de ofrecerle muñecas tipo-Waldorf como alternativa, o haga
muñecas con pancas de maíz o cualquier otro material simple – esta
muñeca tendrá un valor especial para su hija. Juntas pueden también
coser la ropa.

 No quiere ir al “Jardín”
El Jardín es un invento post-guerra mundial, necesario porque las
mujeres tuvieron que salir a trabajar (Steiner habló de una Primaria y
una Secundaria, pero no del Jardín). El niño pequeño necesita más de
sus padres/abuelos/hermanos que de una profesora. Si su niño(a) no
quiere ir al Jardín – por más maravilloso que le parezca a usted – no la
fuerce.
La infancia se pasa muy rápido, y muy pronto llegan las
preocupaciones y responsabilidades de la vida adulta.

 Agresividad hacia otro niño


La agresividad puede ser consecuencia de mirar programas de
televisión violentos, o puede ser que un hermano o vecino esté siendo
agresivo con el niño pequeño, o puede ser que los padres le están
pegando. Lo importante es tratar de averiguar la causa (si es un
profesor tiene que convertirse en un “detective”), pero no se le debe
de castigar o regañar al niño pequeño, más bien se debe de tratar de
redirigir su atención con una canción o un juego.
Si ya se tiene conciencia de que existe este problema, hay que tratar
de minimizar las situaciones en las que esto pueda ocurrir, en las que
este niño pueda hacerle daño a otro niño.

 Qué es lo que “escucha” un niño cuando se le


prohíbe algo
Cuando usted le dice a su hijo: “No hay que gritar dentro de la casa” lo
que el niño pequeño escucha es: “Hay que gritar dentro de la casa”.
Por eso es mejor decirle al niño lo que TIENE QUE HACER, en lugar de
decirle lo que no tiene que hacer. Por ejemplo, se le podría decir:
“Dentro de la casa hablamos en voz baja”. O podría tener momentos
en los que se canta, grita, etc., dentro de la casa.

 Coches
Cuando un bebé va sentado en un cochecito, él tiene que enfrentarse
al mundo sólo (la mamá viene detrás empujando el coche). Es mejor
llevar al niño como lo hacen las mujeres de la sierra, con una tela
envuelta alrededor del niño y sobre la espalda, de forma que el niño
puede observar el mundo desde la seguridad que le ofrece el cuerpo
de su madre.

 Andadores
El uso de andadores para ayudar a que el niño camine más rápido es
contraproducente. El niño necesita aprender a lidiar con la frustración
de caerse y aprender a levantarse, necesita aprender a mantener el
equilibrio, etc. Hay muchas lecciones muy importantes que el niño
pequeño aprende durante este proceso.
PREGUNTAS QUE NOS AYUDAN A RECORDAR
NUESTRA NIÑEZ

1. Cómo fue mi nacimiento: ¿natural o inducido? ¿Prematuro o término


completo?
2. ¿Cuándo empecé a caminar y a hablar?
3. ¿Fui un niño deseado?
4. ¿Me parezco a mi padre o a mi madre?
5. ¿Algún pariente cercano tuvo alguna enfermedad inusual? ¿Cuál?
6. ¿Hubo problemas psiquiátricos o adicciones en la familia?
7. ¿En qué tipo de casa o paisaje crecí?
8. ¿Tuve un jardín?
9. ¿Tuve mi propio cuarto?
10. ¿Qué tipo de relación tuve con mis padres y abuelos?
11. ¿Cuáles eran sus oficios o profesiones?
12. ¿Qué número de hijo fui?
13. ¿Qué tipo de relación tuve con mis hermanos?
14. ¿Qué hábitos familiares me influyeron en esta etapa?
15. ¿Me mudé a otra localidad durante estos primeros siete años?
16. ¿Qué impresiones sensoriales puedo recordar? (olores, colores,
impresiones táctiles, tonos o sonidos; en relación a la tierra, a los
alrededores, al jardín, la casa, los animales, la gente, los elementos
como el agua, el fuego, el aire)
17. ¿Qué actividades recuerdo? Juegos (afuera/adentro)
18. ¿Qué imitaba y a quién?
19. ¿Cómo era el mundo de mis sentimientos?
20. ¿Cómo experimentaba la naturaleza?
21. ¿Cómo experimentaba la religión?
22. ¿Experimenté rituales como parte del ritmo diario? ¿Cuáles
fueron?
23. ¿Festivales?
24. ¿Experimenté calidez y seguridad?
25. ¿Qué se esperaba de mí y cómo experimenté esta actitud de
expectativa hacia mí?
26. ¿Tuve “pataletas”, temores, celos?
27. ¿Cómo experimentaba el que se me prohibiera que hiciera
cosas?
28. ¿Cómo experimenté los castigos?
29. ¿Sufrí “heridas” interiores o deseos?
30. ¿Experimenté alegría de descubrir algo?
31. ¿Cuál fue mi primera memoria? ¿Qué edad tenía?
32. ¿Cuáles fueron los eventos más importantes que recuerdo de
este período? ¿Buenos o malos?
33. ¿Cuándo dije por primera vez “YO”?
34. ¿Sufrí accidentes, traumas o pérdidas?
35. ¿Qué tipo de enfermedades sufrí? ¿Lo vacunaron?
36. ¿Qué rol jugaron en mi vida: cuentos de hadas, historias, rimas,
juegos, juguetes, televisión, caricaturas, etc.?
37. ¿Cómo fue cuando empecé el Jardín y el colegio? ¿Prestaba
atención o no?
38. ¿Qué tipo de comidas comía?
39. ¿Qué ritmo tuve para dormir, despertar, baño, comidas?

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