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SEMINARIO POR EXTENCIÓN

Trabajo Extraclase de
Metodología de la Investigación Teológica

Daily Alejandro Díaz


Abril de 2016

“El que a vosotros recibe, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me
envió. El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta
recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo
recibirá. Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría
solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su
recompensa” (Mateo 10:40-42).
I. INTRODUCCIÓN

En el contexto cubano actual cuando la iglesia se propone y planifica una


determinada actividad enfrenta, en muchos casos, limitaciones económicas y
materiales. Éstas se ven agravadas cuando el propósito incluye la koinonía con
iglesias hermanas. Y más aún si el proyecto se extiende por viario días fuera
de los lugares de origen y disfrutando de la hospitalidad de la iglesia que les
recibe. Un agravante adicional está dado por la falta de infraestructura de las
iglesias en las localidades y de las convenciones a nivel nacional. De ahí que la
solución que se aplica ante esta disyuntiva pasa por la hospitalidad de los
hermanos en las iglesias sedes.

Debido a la escasa práctica de esta costumbre en la cultura secular, las


personas al venir a Cristo no tienen incorporado este tipo de proceder a su
comportamiento y es posible entender su pensamiento si se considera la
maldad imperante en un mundo en el que cada individuo está dominado por su
carnalidad, el mundo y Satanás. Para el pueblo de Israel, sin embargo, la
hospitalidad era más que una costumbre, era un deber, siendo que ellos
mismos fueron nómadas en un tiempo. Esta práctica incluía a extranjeros (Dt.
24: 17-22) y a esclavos prófugos (Dt. 23: 15-16). En el AT (Antiguo
Testamento) algunos actos de hospitalidad recibieron recompensa, como el
caso de Rahab (Jos. 6:22-25, He. 11:31, Stg. 2:25). En el NT (Nuevo
Testamento) se dice que debe ser una características de los obispos y viudas
(1Tim. 3:2; 5:10, Tit. 1:8) y un deber de todos los cristianos en general (Ro. 12:
13, 1P. 4:9). Algunos sin saberlo pueden llegar a hospedar ángeles (He.13:22).

A la luz de estas consideraciones en el presente trabajo se desarrolla una


investigación exegética de Mateo 10: 40-42: “El que a vosotros recibe, a mí me
recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un
profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe
a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá. Y cualquiera que
dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es
discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa”. Este pasaje está
directamente contextualizado con Lc. 9:2-5, Mt. 10: 11-15, Lc. 10: 4-11. La
situación problemática es ¿Cómo motivar a los hermanos a recibir a otros
cristianos en el seno de sus hogares en el marco de actividades organizadas
por la iglesia? De lo cual se deriva el objetivo general de esta investigación:
Motivar a los hermanos a recibir a otros cristianos en el seno de sus hogares
en el marco de actividades organizadas por la iglesia.

El Evangelio de Mateo es el primero que aparece en el NT y no es


sorprendente su ubicación dado que se puede considerar una introducción a
todo el NT y al “Cristo, el hijo del Dios viviente”, razones por las cuales a lo
largo de los años se ha empleado para discipular a los nuevos convertidos.
Este libro rompe el silencio que imperó por los más de 400 años transcurridos
desde que Malaquías, el último de los profetas del AT, se desvaneció de la
escena. Durante estos años se sucedieron diversos hechos importantes que
moldearon el contexto del pueblo judío desde ser una diminuta provincia de
exiliados (Judea) dentro del imperio Persa y pasando por los dominios greco-
macedonio de Alejandro Magno; el de los Ptolomeos; los Seleúcitas de Siria,
que tuvo su fin con la revuelta de los Macabeos, hasta que en los últimos 150
años antes de Cristo Roma fue desplazando a los reinos sucesores de Grecia
para convertirse en potencia mundial, la cual para la época del advenimiento
del Mesías controlaba, en relativa paz, a Palestina.

Aunque el autor no está explícitamente declarado en el texto, la opinión de los


padres de la iglesia primitiva es que fue Mateo, el cobrador de impuestos y
discípulo de Jesús; de ahí que se conozca con su nombre este libro. Existen
algunas pruebas internas dentro de libro a favor de su reconocimiento como
autor: Es el único Evangelio que identifica a Leví (Mr.2:14, Lc. 5:27) como el
apóstol Mateo (Mt. 9:9; 10:3). Esto permite deducir, como mínimo, que el autor
ofrece el testimonio de Mateo. El Evangelio muestra que el autor domina el
arameo y el griego; una condición, que sin duda, debía tener un cobrador de
impuestos como lo era Mateo. El autor de Mateo, en la discusión del pago del
tributo (Mt. 22:19), llama a la moneda nomisma, un término más exacto que
denarion, usado por Marcos y Lucas (Mr. 12:15, Lc. 20:24). Este grado de
precisión lingüística es un fuerte indicador de que el autor era versado en
cuestiones de dinero y finanzas, un elemento más que da credibilidad a la
hipótesis de que el escritor era cobrador de impuestos. Aunque la fecha de su
escritura no está claramente acordada, se cree que fue escrito antes de 70 d.C.

Mientras que el Evangelio de Marcos estuvo dirigido a los romanos y el de


Lucas a Teófilo y todos los creyentes gentiles, se escribió el Evangelio de
Mateo para los creyentes judíos. Este trasfondo es evidente, entre otras cosas,
por el apoyo en las promesas, revelaciones y profecías del AT para probar que
Jesús era el Mesías por tanto tiempo esperado por el pueblo judío; por la
aparición de la genealogía de Jesús a partir de Abraham (Mt. 1:1-17); la
repetición de que Jesús es el “Hijo de David” (Mt. 1:1; 9:17; 12:23; 15:22;
20:30-31; 21:9, 15; 22: 41-45); el empleo de la terminología judía preferida de
“reino de los cielos” en lugar de “reino de Dios” debido a la renuencia reverente
de los judíos de decir directamente el nombre de Dios; y su constante
referencia a las costumbres judías sin explicación alguna. Sin embargo, este
Evangelio no es solo para judíos sino que como el mensaje de Jesucristo
mismo, tiene un alcance universal. En el Evangelio de Mateo se mencionan a
mujeres gentiles dentro de la genealogía de Jesús (Mt. 1:5). El relato de los
magos de oriente (Mt. 2:1-12) captura el interés de lectores gentiles. Los
gentiles son instados a pones su esperanza en Jesús (Mt. 12: 18, 21) y los
discípulos son comisionados a hacer discípulos en todas las naciones. El libro
comienza con la declaración: “Libro de la genealogía de Jesucristo” y termina:
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden
todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo. Amén” demostrando el carácter universal del
mismo y el poder de Jesús para comisionar a sus discípulos.

El propósito del libro de Mateo es proporcionar a sus lectores un relato de un


testigo ocular de la vida de Jesús y asegurarles que este es el Hijo de Dios y el
Mesías que tanto habían esperado y demostrar que el reino de Dios se
manifestó en Jesucristo de una manera sin precedentes.

Dentro de las peculiaridades de este Evangelio se encuentran:

1. Es el más judaico de los cuatro Evangelios.


2. Contiene la disposición más sistemática y ordenada de las enseñanzas
y ministerio de Jesús.
3. Registra cinco grandes sermones de Jesús: el Sermón del Monte (Mt. 5-
7), la misión de los doce (Mt. 10), las parábolas del reino (Mt. 13), los ayes
sobre los escribas y fariseos (Mt. 23) y el discurso del monte de los Olivos (Mt.
24-25).
4. Identifica sucesos de la vida de Jesús como cumplimiento del AT con
más frecuencia que cualquier otro libro del NT.
5. Menciona a la iglesia como entidad futura que le pertenece a Jesucristo
(Mt. 16:18; 18:17).

Es precisamente dentro del discurso en el que Jesús encomienda su misión a


los doce, recién seleccionados discípulos, y en el marco de las instrucciones
que este les da para desarrollar su ministerio de expandir las buenas nuevas
de salvación que se enmarca el texto en análisis en este trabajo en el cual
Jesús declara que no dejará de ser recompensado aquel que reciba o tenga, al
menos, un acto de atención con alguno de sus discípulos que cumplen con la
misión que se les encomendó. Dentro del conjunto de instrucciones se
encuentran: “id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mt. 10: 6);
“predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 10:7); “no os
proveáis de oro, ni de plata, ni de cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el
camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es
digno de su alimento” (Mt. 10:9); “en cualquier cuidad o aldea en que entréis,
informaos quien en ella es digno, y posad allí hasta que salgáis” (Mt 10: 11);
“sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas” (Mt. 10:16);
“guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus
sinagogas os azotarán; y aún entre gobernadores y reyes seréis llevados por
causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles” (Mt. 10: 17, 18); “cuando
os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no
acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del
Hombre” (Mt. 10:23), “no temáis a los que matan el cuerpo, mas temed más
bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mt. 10: 28).
Para todas estas cosas el Señor Jesús los capacitó y dio poder y autoridad (Mt.
10:1). La motivación para este discurso de encomienda se encuentra en Mt.
9:35-38. En estos versículos se refiere que al ir Jesús recorriendo las ciudades
y aldeas de la región de Galilea observó a la multitud que le rodeaba y tuvo
compasión de ella porque las vio tan desamparas y necesitadas
espiritualmente como ovejas sin pastor, de ahí que llamara a sus discípulos y
los comisionara porque “a la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos”.

Si se observa el Libro de Mateo de manera general y se elabora de él un


bosquejo como el que se presenta a continuación, el pasaje en cuestión
quedaría subordinado al ministerio de Jesús dentro de galilea y sus
alrededores, región esta que albergó en sus inicios el ministerio de Jesús.

Bosquejo general del libro de Mateo

1. Presentación del Mesías (1:1-4:11)


2. El ministerio mesiánico de Jesús en Galilea y sus alrededores (4:12-
18:35)
3. El clímax del ministerio mesiánico en Judea y Jerusalén (19:1-26-46)
4. Arresto, juicio y crucifixión de Jesús (26:47- 27:66)
5. La resurrección (28:1-20)

II. EL TEXTO

En esta sección se realiza un análisis textual de Mateo 10:40-42, que es


versículo con el cual se respalda el problema de investigación. Se comienza
este análisis presentando la forma en que diferentes traducciones de la Biblia
recrean este pasaje. En cada caso se han marcado en rojo aquellas palabras o
frases que difirieren de una versión a otra.

 La Sagrada Biblia Versión de la Septuaginta al Español: “El que os


recibiere a vosotros, me recibe y el que me recibiere, recibe al que me ha
enviado. El que recibiere a un profeta, en nombre de profeta, galardón de
profeta recibirá; y el que recibiere a un justo, en nombre de justo, galardón de
justo recibirá. Y el que diere de beber a uno de estos pequeños un cáliz de fría,
solamente, en nombre de discípulo, en verdad os digo: no perderá, no, su
galardón.”
 Biblia de Jerusalén (1976): “Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y
quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. Quien reciba a un
profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un
justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. Y todo aquel que dé de beber
tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os
aseguro que no perderá su recompensa”.
 Nueva Biblia de los Hispanos: “El que los recibe a ustedes, Me recibe a
Mí; y el que Me recibe a Mí, recibe al que Me envió. El que recibe a un profeta
como profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo como
justo, recibirá recompensa de justo. Y cualquiera que como discípulo dé a
beber aunque sólo sea un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, en
verdad les digo que no perderá su recompensa."
 Reina-Varela de 1960: “El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el
que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta por
cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo
por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá. Y cualquiera que dé a uno
de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo,
de cierto os digo que no perderá su recompensa.”
 Reina-Varela de 1995: "El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el
que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta por
cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo
por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá. Y cualquiera que dé a uno
de estos pequeños un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo,
de cierto os digo que no perderá su recompensa".
 La Biblia de Las Américas: “El que os recibe a vosotros, a mí me recibe;
y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta
como profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo como
justo, recibirá recompensa de justo. Y cualquiera que como discípulo dé de
beber aunque sólo sea un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, en
verdad os digo que no perderá su recompensa”.
 Se presenta además el texto consultado en un Nuevo Testamento
Interlineal (2000) respecto al cual se analizarán las variantes de expresión
encontradas en los textos de cada una de las versiones anteriores. El mismo se
muestra en la siguiente figura:

Fig. II.1: Texto interlineal Griego-Español de Mateo 10:40-42 con números de


Strong
A continuación se presenta un análisis a partir de su significado en el idioma
original (griego) de las variantes de expresión encontradas en los textos de
cada una de las versiones anteriores y de los términos importantes dentro del
pasaje en cuestión. Este análisis se hace con ayuda de materiales como:
Nueva Concordancia Strong Exhaustiva , Diccionario de la Lengua Española y
de Nombres Propios , Diccionario Bíblico Ilustrado Holman , Diccionario
Teológico de la Biblia .
.
 δέχομαι déjomai; voz media de un verbo primitivo-recibir (en varias
aplicaciones, literales o figuradas): percibir, recibir, tomar, aceptar. En
todas las versiones consultadas el texto se tradujo como recibir. En este
contexto la palabra “recibir” no está referida al reconocimiento de Jesús
como Señor y Salvador (lo cual aprovecha para salvación) sino al
recibirle por haber admitido o aceptado al discípulo en su casa y atender
sus necesidades físicas de alimento, descanso…mientras el discípulo
trabaja para atender las necesidades espirituales de la humanidad. Este
pasaje está directamente contextualizado con Lc. 9:2-5, Mt. 10: 11-15,
Lc. 10: 4-11.
 προφήτης profétes; de un compuesto de πρό pro [preposición
primitiva: ante, en frente, antes de, delante de, ante (todo)] y φημί femi
(mostrar o dar a conocer los pensamientos de uno, hablar, decir,
afirmar). Significa uno que predice; por analogía orador inspirado; por
extensión profeta. En todas las versiones se tradujo como profeta. Un
profeta recibe y declara una palabra de parte de Dios a través de la
instancia directa del Espíritu Santo. Los profetas solo pueden serlo por la
voluntad de Dios quien reparte entre sus hijos dones y ministerios para
la edificación de su pueblo (Efesios 4:11-12). Los profetas estuvieron
ligados a la historia del pueblo de Israel en sus diversas etapas. En la
época de la conquista y establecimiento en la tierra prometida se
recogen en la Biblia a Débora (Jue. 4:6, 7, 9, 14), Samuel (1 S. 3; 7; 15),
Natán, Elías, Eliseo… La asunción del poder por los asirios proveyó el
núcleo para el ministerio de Amós, Oseas, Isaías y Miqueas. La época
de Babilonia fue el trasfondo de Jeremías y Ezequiel. El advenimiento
del imperio Persa estableció el escenario para Abdías, Hageo, Zacarías,
Malaquías…El ministerio de estos y otros se recogió en diferentes libros
que ya en los tiempos de Jesús y sus primeros discípulos eran
conocidos y reconocidos como inspirados y que más tarde formaron
parte de la Biblia.
 ὄνομα ónoma; nombre (literal o figurativamente). Indica autoridad o
carácter: llamar, nombre, persona, poner, sobrenombre. Para este
término se emplearon diferentes expresiones en diferentes traducciones:
“en nombre de”, “por ser”, “como”, “por cuanto es” todas las cuales
pueden ser interpretadas como “debido a que el profeta, justo, discípulo
es reconocido (nombrado como)…” indicando que lo que se dice que
sucederá a continuación se debe al hecho que se expresó
anteriormente.
 μισθός misdsós; aparentemente palabra primitiva: paga por servicios
(literal o figurativamente). Con connotación buena o mala: premio,
recompensa, recompensar, salario, galardón, jornal. Este término se
tradujo en unos casos como “galardón” pero en la mayoría de las
versiones aparece la palabra “recompensa”, sin embargo las dos
palabras son sinónimos y se refieren, en el contexto, a la recompensa
que el Señor dará a cada uno, la cual estará en función de su
FIDELIDAD EN EL SERVICIO AL SEÑOR en el lugar que Él le otorgó al
obsequiarle dones y ministerios para la edificación de su cuerpo (Mt. 25-
parábola de los talentos) y no de la visibilidad de su ministerio o del
éxito, que desde la perspectiva mundana, se le atribuya. Esta tiene un
carácter inmaterial dejando a un lado las motivaciones materialistas para
el servicio divino y se hace referencia a ella en diferentes maneras a lo
largo de la Biblia: “corona incorruptible” (1 Co. 9:25-27), “corona de
justicia” (2 Tim. 4:8), “corona de vida” (Stg. 1:12), “corona de la vida”
(Ap. 2:10), “corona incorruptible de gloria” (1 P. 5:4). La recompensa o
galardón que el cristiano recibirá le será entregada ante el tribunal de
Cristo y la otorgará el Señor mismo por la fidelidad que cada uno haya
mostrado en el servicio que Él puso en sus manos mientras vivió en esta
tierra (2 Co. 5:9-10, Ro. 14:10-12). Aún cuando el recibir a un profeta o
un justo puede no ser un ministerio tan visible como el del profeta, o no
tener el reconocimiento del que es llamado justo, recibirán del Señor la
misma recompensa que ellos; porque al recibirle se constituyen sus
colaboradores y sustentadores. De igual forma en que en Mt. 10:40-42
se exhorta a cooperar con los que llevan adelante los ministerios de la
iglesia en 2Jn. 4-10 se advierte que el recibir y respaldar a aquellos que
adulteran la verdad de Dios en palabras o hechos implica merecer la
misma condenación que ellos.
 δίκαιος díkaios; viene de δίκη díke [derecho, recto (como auto-
evidente), es decir, justicia (el principio, la decisión, o su ejecución):
castigo, condenación, justicia]. Significa equitativo (en carácter o acto);
por implicación inocente, santo: justo. En todas las versiones
consultadas se tradujo como justo.
La opinión de quién era o no justo en los tiempos bíblicos estaba muy
marcada por las enseñanzas de los fariseos (principal grupo político-
religioso entre los judío de la época) los cuales concebían la
justificación como posible por medio de la obediencia automática a la ley
de Moisés, y a la tradición; y por ello fueron objeto de la crítica de Jesús
(Mt. 16: 5-12, Mt. 23). Ejemplo de este tipo de pensamiento se encuentra
en la conversación de Jesús con el joven rico el cual se sintió muy
contrariado al pensar que necesitaba, para ser bueno, hacer algo más
que guardar los mandamientos; lo cual él había hechos desde su
juventud (Mt. 19: 20-22).Hoy en día al interactuar con las personas sobre
el tema de si se consideran buenas o justas, la mayoría alude a sus
comportamientos positivos y concluye que hay personas peores que
ellos y que como Dios es un Dios de amor les debe considerar buenas o
justas y darles entrada al Cielo. Esto está directamente relacionado con
la concepción propia del que evalúa, y esta varía ampliamente de
acuerdo a cada individuo. Puesto que a lo largo de la historia de la
humanidad se ha ido desvinculando la concepción popular y social de
justicia de la autoridad y enseñanzas de la Biblia sobre este tópico esta
concepción se ha vuelto cada vez más dispersa y ha llegado a ser, en
nuestros días, incluso opuesta a la Palabra de Dios. De ahí que
cualquiera se considera a sí mismo una persona justa y buena sin
siquiera conocer la ley de Dios escrita y su incapacidad para ser justo
por sus propios medios. Sin embargo, cuando cada persona se
escudriña a la luz de los diez mandamientos y las enseñanzas de Jesús
(Ex. 20, Mt. 5: 21, 28) no le queda duda de que su moralidad es
insuficiente para la justicia de Dios. Dios es un Dios justo y santo y la
justicia que cada individuo pueda alcanzar, a pesar de la conspiración
del Diablo, del mundo y su propia carne, está muy lejos de la perfección
de Dios. SOLAMENTE el reconocer y aceptar el sacrificio de Jesús en la
cruz hace que el pecador sea declarado justo mediante la imputación de
la justicia de Cristo.
 μαθητής madsetés; viene de μανθάνω mandsáno [prolongación de un
verbo primitivo, otra forma de μαθέω madséo: aprender (de cualquier
manera), saber, estudiar, aprender]. Significa aprendiz, es decir, alumno,
discípulo, hermano. En todos los casos se tradujo como discípulo. Para
convertirse en discípulo de cualquier maestro prominente en cualquier
rama del saber es necesario dedicarse por completo al estudio de su
enseñanza y asumir sus preceptos de vida como propios. Sin embargo
para ser un verdadero discípulo del Señor Jesús, la receta es un tanto
diferente, dado que es necesario que la persona pase por el nuevo
nacimiento del cual Jesús le habló a Nicodemo (Jn. 3:1-21), se niegue a
sí mismo, tome su cruz (la de Jesús) cada día y le sigua (Mt. 16: 24).
 ἀμήν amén; propiamente firme, es decir, (figurativamente) confiable,
digno de confianza; como adverbio, ciertamente; como interjección, así
sea: amén, de cierto. Se emplearon diferentes formas como: “en verdad
os digo”, “os aseguro”, “de cierto os digo”. En todas estas formas se
compromete en ello la palabra del que la pronuncia. Este compromiso
solía, en la antigüedad, darle seguridad, formalidad y valor a lo dicho.
Hoy en día, en la medida en que se han ido resquebrajado los valores
en la sociedad, la palabra de un hombre carece de valor. Jesús empleó
en diversos pasajes de los evangelios la frase “de cierto os digo” para
darle connotación a lo que se diría a continuación y comprometía en ello
su palabra (Mt. 5:18; 6: 2, 5; 10:15, 23, 42; 13:17; 19:23; 21:21; 24:2;
26:13, 21, 34…). Si la palabra de un hombre era considerada segura por
los que le escuchaban; la palabra de Jesús, el cual es Dios e infinito en
poder, añade un nivel superior de seguridad a lo dicho, el cual está muy
por encima del alcance de cualquier hombre y en esto radica la garantía
particular de su compromiso de recompensar a los que reciben, o tienen
al menos, un pequeño acto de atención, como el dar un vaso de agua
fría, a sus discípulos.

De acuerdo al análisis realizado a partir de la comparación de diferentes


versiones del pasaje en español con el texto en griego consultado en un Nuevo
Testamento interlineal es posible establecer que, dada la exquisita similitud
encontrada, el texto de Mateo 10:40-42 es un pasaje sin variaciones
importantes. Solamente se perciben diferencias en cuanto a las maneras de
expresión las cuales son totalmente equivalentes y debidas a la evolución del
idioma español; pero en nada cambian el sentido de una respecto a otra ni
respecto a la manera original (en griego) de este texto.

III. INTERPRETACIÓN

Mateo 10:40-42 es un pasaje que recoge las palabras de Jesús, quien está
dando instrucciones a sus, recién seleccionados, discípulos (Mt. 10: 1, 11:1).
10: 4-11. El pueblo judío, a diferencia de la sociedad actual, debido a que
fueron nómadas, tenía en su cultura incorporada la hospitalidad. De ahí que
para sus receptores originales esta exhortación de Jesús sería probablemente
recibida con más familiaridad que la que puede tener hoy en día. Sin embargo,
este texto constituye una exhortación con promesa tanto para los receptores
originales como para los cristianos de hoy dada en el marco de la comisión del
Señor Jesús a sus discípulos a anunciar las buenas nuevas de Salvación (Mt.
10:5, Mt. 28: 16-20) y cuando lo hacen están actuando en representación suya,
como sus embajadores. De ahí que el colaborar en recibir y atender a uno de
sus representantes que cumplen su ministerio se equipara a hacerlo para con
Él mismo. Jesús fue enviado por el Padre. Esto fue declarado por Él mismo (Jn.
6: 57; 17: 8, 18; 20:21). El Padre envió a Jesús al mundo con el propósito de
reconciliarlo con Él por medio de la expiación del pecado de la humanidad, la
cual tuvo lugar con la muerte de Cristo en la cruz del Calvario (1Co. 5:11-21).
De la misma manera en que Jesús envió a sus discípulos como sus
representantes, Él mismo fue enviado por el Padre. De ahí que al recibir a
aquellos que cumplen con la encomienda de Jesús también se esté recibiendo
al Padre que le envió.

En estos versos son mencionados los profetas, los justos y los discípulos y lo
que es común a todos ellos es su fidelidad al Señor, el cual solo derrama sus
dones, llama justo, y considera discípulo a los que han decidido seguirle sin
mirar atrás; y es en función de esa FIDELIDAD EN EL SERVICIO AL SEÑOR
en el lugar que Él le otorgó al obsequiarle dones y ministerios para la
edificación de su cuerpo que el Señor promete una recompensa inmaterial
tanto para ellos como para los que son sus colaboradores al recibirlos. Aún
cuando el recibir a un profeta o un justo, puede no ser un ministerio tan visible
como el del profeta, o no tener el reconocimiento público del que es llamado
justo recibirán del Señor la misma recompensa que ellos porque al recibirle se
constituyen sus colaboradores y sustentadores. Al emplear la frase “un vaso de
agua fría solamente” (Mt. 10:42) se entiende el tener una pequeña atención con
el discípulo dado que esto es algo que, en general, cualquiera puede dar y no
implica un gran sacrificio o costo. Aún cuando el recibir en su casa a un
discípulo conlleva un mayor sacrificio o costo y es por tanto una actitud más
visible el tener hasta el más mínimo gesto es visto por el Señor y este no dejará
de reconocerlo.

De igual forma en que en Mt. 10:40-42 se exhorta a cooperar con los que
llevan adelante los ministerios de la iglesia en 2Jn. 4-10 se advierte que el
recibir y respaldar a aquellos que adulteran la verdad de Dios en palabras o
hechos implica merecer la misma condenación que ellos.

IV. BIBLIOGRAFIA

Se presentan la bibliográfía listadas de acuerdo a la norma Harvard.

1993. Biblia de Estudio de la Vida Plena, USA, Vida.

2000. The Greek New Testament, USA, Soiedades Bíblicas Unidas.

2000. La Biblia de Las Américas. Biblia de Estudio, USA, Fundation Publications.

2000. Océano Práctico. Diccionario de la Lengua Española y de Nombres Propios.


España: Océano.

2008. Diccionario Bíblico Ilustrado Holman. 10ma ed. USA: Holman.

2011. Biblia de Estudio de Apologética, USA, Holman.

DOWLEY, T. 1991. Atlas Bíblico Portavoz, USA, Portavoz.

ELWELL, W. A. 2005. Diccionario Teológico de la Biblia. USA: Caribe-Betania.

GOWER, R. 1990. Nuevo manual de usos y costumbres de los tiempos bíblicos, USA,
Portavoz.

HALE, T. & THORSON, S. 2006. Apliquemos La Palabra. Un comentario práctico del


Nuevo Testamento, USA, David C Cook, Global Mission.

KING-JAMES 1982. The Holy Bible, USA, Nelson.

REINA-VARELA 1960. La Santa Biblia, SBU.

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WILLMINGTON, H. L. Auxiliar Bíblico Portavoz, USA, Portavoz.

WILLMINGTON, H. L. 2001. Compendio Manual Portavoz, USA, Portavoz.

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