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CRONOP IOS

Colectivo Dramatúrgico y escénico: Johann


Hicliff Córdoba, Cesar Rivillas, Ximena Ál-
varez, Juliana Meneses, Lukas Mejía, Sebas-
tian Porras, Iván Aranzazu y Susana Molina.

Fallidos Editores, 2019


Editor: Alejandro Herrán
Ilustración de carátula:
CRONOP IOS

(Creación colectiva)
Teatro Karavana
Medellín

FALLIDOS EDITORES

2019
Inspirada en el libro Historia de Cronopios y
de Famas de Julio Cortázar y otros cuentos.
CRONOPIOS / 7

PERSONAJES
Jan
Cígaro
Holga, Alma
Helena
Margareth, Crítico 1 y aduanera
Berman
Coronel, Crítico 2 y aduanero564
8 / TEATRO KARAVANA

PRÓLOGO 1: CORTÁZAR
Julio Cortázar se encuentra en su habi-
tación. Una cama, un pequeño banco de
madera, un retrato de un gato colgado
en la pared y junto a su cama, una mesa
de noche en la cual se posan un radio y
un retrato de un grupo de Cronopios.
Cortázar deambula por la habitación.
Se sienta en un pequeño banco de ma-
dera. Ahora neva. La nieve es cada
vez más fuerte. Cortázar tirita de frío.
Duerme. Oscuridad total.
CRONOPIOS / 9

PRÓLOGO 2: LA RADIO
En el balcón se encuentran sentados so-
bre bancos de madera: Berman, Mar-
gareth, el coronel, Helena y Cígaro.
Esperan. Se escuchan en la radio tres
noticias de Cronopios. Alguien llega, es
alma que llega de viaje con un globo de
obsequio para todos. El globo se marcha.
Otro alguien llega, es Jan que llega de
viaje. Trae un regalo para todos, es un
jardín de manos. Jan los siembra. Los
Cronopios se levantan.
10 / TEATRO KARAVANA

PRÓLOGO 5:
CHOCOLATE Y CAFÉ
(CANCIÓN)
La vida de un Cronopio,
es tan sencilla que…
Empacaron maletas
ya tan cansados de Aquí
Cronopios
iban rumbo hacia Allá…
Se embarcaron con remos,
iban rumbo hacia Allá
Y pronunciaban frases,
en medio de la mar
Uno decía que a lo lejos el destino está
Cronopios
Chocolate y café

Uno hizo de payaso, diciendo,


CRONOPIOS / 11

¿quiénes son?
Paquita fue un santo y seña,
para poder vivir la mar
Cronopios los he visto yo,
Cronopios los haz visto tú
Cronopios los he visto
en medio de la mar…
Uno decía que a lo lejos el destino está
Cronopios
Chocolate y café

Cronopios los he visto en medio de la mar


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PRÓLOGO 6: YO CRONOPIO
( Jan se encuentra en el jardín de manos
cosechando y abonando)
Jan: Leí Historias de Cronopios y de Famas,
era la última tarde de invierno. Así
que me acomodé en el pequeño ban-
co de madera verde del balcón y abrí
un libro que trataba sobre eso, sobre
eso de abrir la mirada a la realidad,
abrirla e inventarla en cada paso, en
cada ojeada, en cada inspección. El
Autor me proponía el juego de sub-
vertir lo conocido, de deshacerme de
todo eso que creo que es la realidad
y buscar mundos y palabras paralelas.
Inventar mundos posibles…
Y es que llegamos a la realidad con-
dicionados. Abrimos los ojos y ya
todos los objetos tienen una forma
y un color definidos de antemano,
el recuerdo atávico de ellos nos gana
por un milisegundo y no nos deja ju-
CRONOPIOS / 13

gar a reinventarlos, a plantearnos si


todo esto que vemos y que somos es
así o sólo vemos aquellas cosas que
queremos ver y cómo las queremos
ver. La realidad es frágil, cambiante
y movediza. Las palabras que uno
empareja con un objeto se pueden
modificar, intercambiar, inventar y
emigrar. Por ahí estamos andando
el camino al revés y la muerte no es
más que el inicio y el nacimiento, un
pequeño accidente. Quién dice que
si olvido adelantar el reloj este fin de
semana no me quedaré viviendo una
hora antes.
El autor me daba instrucciones, ins-
trucciones para subir escaleras, ins-
trucciones para dar cuerda al reloj,
instrucciones para cantar, para llorar,
para matar hormigas en Roma, me
daba instrucciones para alterar lo que
creemos inalterable. El mundo alre-
dedor empezaba a descomponerse
como la pintura fresca sobre la pared.
14 / TEATRO KARAVANA

Miraba a mi alrededor y había algo


nuevo e inconexo en el horizonte
que (pre)conozco. La familia extra-
vagante de sus relatos me llevó a Ca-
pra, a Berlanga. Bienvenido Míster
Marshall: ¡Vive como quieras! Ah,
patrañas: de nuevo emparejándolo
todo. Tal vez deberíamos dejar a las
palabras libres, sería como liberar
animales del zoológico; tal vez las
palabras estén en un zoológico, los
libros como jaulas, y tal vez, solo tal
vez las palabras tengan la necesidad
de poder mostrarse a su antojo.
Por qué estar siempre en la misma
posición, en la misma página y ro-
deado por las mismas palabras. Por
qué no pueden las palabras saltar de
un libro a otro. Todas las palabras de
mi biblioteca en un solo volumen, ju-
gando a construir historias cruzadas,
nunca paralelas, como los personajes
de Auster que descubren la locura de
vivir en las comedias de Austen o El
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conde Montecristo que huye de su


cárcel no a un barco, sino a la nave
espacial que llevará a los primeros
humanos a colonizar Marte en Cró-
nicas marcianas, 3, 2, 1… (se escucha
a lo lejos una turba que viene cantando
“chin chin”) Todo debería ser posible.
Pero no… Estamos agarrotados a la
realidad. ¡Que Pandora abra la caja y
libere todas las palabras excepto una:
aburrimiento!
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PRIMERA ESCENA: TURBA


(Cuatro Cronopios van viajando en
turba de aquí para allá)
Holga: Turba… a lo lejos creo que se en-
cuentra nuestro destino. Alcen las
velas, revisen la proa. En el sur en-
contraremos nuestro camino.
Berman: Turba, llegáremos allá navegando
hacia delante. Mueva con ánimo ese
timón, señora.
Helena: (corriendo hacia atrás) Qué pasa tur-
ba… ¡llegaremos Allá caminando
hacia atrás!
Jan: Pero Helena… si queremos llegar
Allá, ¡debemos irnos por Allá! Los
vientos del norte siempre van a dar al
sur y no queremos más vientos usa-
dos…
Holga: Un momento una turba, no es una
turba sin una… romanza…
Berman: ¿Y cómo dice la nuestra?
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Holga y Helena: Chinchín.


Berman: ¿Y cómo se toca?
Holga y Helena: Chinchín.
Berman: ¿Y cómo se baila?
Holga, Elena y Jan: Chinchín.
Berman: ¿Y cómo se canta?
Todos: Chinchín, chinchín…
Jan: Un momento, es preciso que nave-
guemos hacia la derecha.
Holga: Acaso ves alguna derecha por algún
lado Jan.
Jan: (girando) Insisto, sigamos hacia la
derecha, siempre hacia la derecha…
Holga: Un momento. ¡Una turba no tiene ni
izquierda ni derecha!
Berman: Señora, una turba es una turba, así
que nos fuimos por allá.
CANCIÓN DE VIAJE: Chin chín, chin
chín, alza tus copas diciendo que sí
Chin chín, chin chín, No
te rebeles si marchas aquí
Que llega de lejos el Rey General,
y cual mercenario te quiere matar
18 / TEATRO KARAVANA

Chin chín, chin chín.


Cígaro: (entrando) Un momento. (pausa)
¿Quiénes son ustedes?
Berman: (en secreto) Por su apariencia diría
que también trata de escapar…
Holga: (a cígaro) Ha sido un placer caballe-
ro… seguiremos nuestro camino…
Todos: Chin chín, chin chín.
Cígaro: ¡Un momento! De ese lado vienen
olas como soldados…
Holga: ¡Olas!
Berman: Se regresan todos y se juntan con miedo.
¡Soldados!
Jan: ¡Hola, soldados!
Helena: ¿Cuántos?
Cígaro: ¡Parece un batallón como de… 54!
Helena: Un, dos, tres, cuatro, por… allá.
Todos: Chin chín, chin chín.
Cígaro: Un momento… yo vengo de allá y está
lleno de delfines… (todos se juntan)
Cígaro: Y me temo que son rosados.
Holga: No…. todo menos Rosados.
Cígaro: Además les aconsejaría que no se
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fueran por ahí porque …


Helena: Un momento señor…
Todos: ¡Ya entendimos!
Cígaro: Pues también he entendido yo… solo
les quería preguntar… ¿Por qué bai-
lan?
Todos: Ah, que por qué bailamos. ¡Porque
Allá se llega bailando!
Helena: ¡Y se llega por… (dudando) allá!
Cígaro: Un momento… ¿y quién me asegura
que no van a delatarme?
Holga: ¿Y quién le asegura que no lo han de-
latado ya?
Jan: ¿Acaso le parecemos sospechosos?
(Cígaro los rodea)
Cígaro: (para sí mismo) ¡Sospechosos!... ¿Sos-
pechosos? Envidiosos, oportunistas,
interesados, infelices, hipócritas, cí-
nicos. Vivimos de lo prestado, de las
novedades de las decisiones ajenas.
Así se supone el gremio y lo reconoz-
co. Tenía una lengua de bayoneta con
la que esperaba la aprobación de al-
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gún tonto para usarla en contra de la


inteligencia esplendorosa; y me creía
más culto y de mejor familia porque
iba a teatro… gratis (todos reaccio-
nan. Lo escuchan); y allí despotricaba
de los actores y ponía una máscara
mortuoria en sus genitales para res-
tarles capacidad y potencia. (pausa)
Pero ahora (todos se le van acercando
a consolarlo), ahora no soy más que el
triste final de lo que empezó como
sabor, como delicia de morder y mas-
car, ahora no soy más que el plato de
comentarios espectaculares y biogra-
fías inescrupulosas. Por eso me he
embarcado rumbo hacia Allá, ¡sí, ha-
cia Allá!, no voy por el anís ni porque
haya que ir, y creo que todos vamos
por que no soportamos las formas
más solapadas de hipocresía. (cambia
de actitud) Aunque la tripulación ha
perdido el juicio y aun así me pre-
guntan que si son sospechosos. ¿Sos-
pechosos? ¡incluso más que yo!
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Holga: Ah… y que tal si nos tomamos una


foto con el extraño.
Cígaro: ¿Foto? Oh no, no, no se molesten, yo
ya me iba… además, no me gusta la
Fama…
Holga: ¿Acaso va para algún lado señor?
Berman: ¡Dejémonos de tanto diálogo turba
y sigamos nuestro camino!
Cígaro: Un momento, ¿ustedes de qué turba
están hablando?
Todos: (en canon) Ah, que de qué turba ha-
blamos…
Holga: En un lugar tan desolado como
este…
Jan: 3 personas.
Holga: Sí, 3…
Berman: Cuatro.
Todos: 4… ¡son turba!
Todos: Turba, turba, turba…
Cígaro: Al menos la señorita (señalando a
Helena). Usted… no estará sola… y el
caballero acá parece demasiado débil
con esa cosita (refiriédose a Jan) …
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además parece como periodista ¿Es


acaso usted periodista o reportero?
Jan: ¡Ja, que periodista, dice, ja!, ¡que re-
portero, dice, ja! Parece que el caba-
llero no reconoce un distinguidísimo
fotógrafo checo cuando lo tiene en
frente.
Pasan dos críticos de arte. Estos críticos
van de aquí para allá.
Jan: En esta fotografía la saturación y el
aguzamiento reflejan ante el especta-
dor la clara imagen de una sociedad
en picada, donde cada hombre es una
isla a la deriva en este inmenso mar
de náufragos.
Crítico 2: Creo que este cuadro representa
una cacería de elefantes
Crítico 1: Yo en cambio apenas vislumbro el
mapa de Rusia, aunque bien podría
ser el retrato de un papa disfrazado
de Francisco Primero.
Crítico 2: Además, parece una tormenta en el
mar de los Sargazos.
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Crítico 1: Se me hace que es la representa-


ción pictórica de ese Pólipo dorado
que crece en las latitudes del Java
y que bajo la influencia del limón
estornuda levemente y sucumbe con
un pequeño soplido.
Crítico 2: Acaso estás ciega, te digo que esta
detestable fotografía representa un
velorio a orillas del Jordán.
Jan: Pero no se peleen “señoritas”, ambas
interpretaciones son exactas, aten-
diendo a la configuración general de
la fotografía, tanto si se la mira en el
orden en que está colgada como ca-
beza abajo o de costado. Las diferen-
cias son reductibles a pequeñísimos
detalles.
Cígaro: Sus caras brillan horriblemente.
Critico 1 y 2: Qué obsceno.
Cígaro:  Pocas veces la torpeza de un fotógra-
fo pudo aludir con más abyección a
las esperanzas del mundo en un me-
sías que brilla por su ausencia.
Crítico 1 y Jan: Patético. (los críticos se mar-
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chan)
Jan: Pero si lo hace el guerrero con su es-
pada, el poeta con su pluma y el can-
tor con su guitarra, porque no voy a
poder yo como fotógrafo checo, ha-
cer un uso tal de mi cámara.
Alma: (separándose del grupo) ¡Ay!, me había
dado cuenta. ¡Qué buena arma la que
posee usted!
Jan: Señorita, a mí en cambio me es im-
posible no notar su buen registro.
¿Señorita, me dejaría sacarle un buen
par… de fotos.
Alma: No lo creo conveniente, me traería
malos recuerdos del mejor fotógrafo
que conocí jamás.
Jan: (a cígaro) ¡Ah!, el mejor fotógrafo que
conoció jamás.
Cígaro: Bella dama, por favor: ¡hágale caso al
artista y… sáquese-las… fotos!
Cígaro: ¡Y desnúdese… el cabello…!
Alma: ¿Así?
Cígaro: Los hombros…
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Alma: ¿Así?
Cígaro: Las muñecas…
Alma: ¿Así?
Cígaro: Las rodillas…
Alma: ¿Así?
Cígaro: Los muslos…
Alma: (abriéndose el abrigo) ¿Así? ¿Le parece?
Cígaro: ¡Oh no, no, no… está demasiado pos-
moderno!
Jan: Maligna, casi infernal.
Cígaro: ¡Críptico!
Jan: Mecánico e industrial.
Cígaro: Salvaje.
Helena: Yo lo dejaría… delicioso.
Holga: Basta de charla, sigamos nuestro ca-
mino…
Helena: (mirando a holga) Creo ver el cami-
no…
Cígaro: (sarcástico) Ja, delicioso ese camino.
Pero, estarán ustedes bien siempre
que la señorita sea tan divertida.
Holga: ¿Y quién es usted… el payaso?
Cígaro: ¡Pues si esto fuera un circo yo sería
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el dueño y usted alcanzaría a ser… el


mono!
(risas de todos)
Alma: (ademán de alma) ¿¡En serio, le parece!?
Cígaro: ¡Oh!, por supuesto no me refería a
usted deliciosa dama. Me dirían en
cambio ustedes, ¿hacia dónde se di-
rigen?
Jan: Hacia Allá.
Cígaro: ¿Y puedo ir con ustedes?
Holga: Sí.
Todos: No.
Jeremy: (se reúnen en círculo alejándose de Cí-
garo) Sí ven, se los dije; por su apa-
riencia diría que ese hombre también
trata de escapar…
Cígaro: ¿Escapar? Oh, no, no, no… Deseo
irme con ustedes…
Jan: ¡Me parece muy sospechoso!
Cígaro: Pero cómo pueden sospechar de un
señor con un remo en la mano…
Holga: ¿Y no será que el señor tiene un
mapa?
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Cígaro: No, no tengo…


Helena: ¿Y quién será el señor?
Cígaro: Oh, pues Cígaro… Heredero y críti-
co de Arte…
Todos: Ah, heredero de Arte.
Jan: Como si el arte se heredara.
Helena: ¡Qué bien! Me gustan los herederos
de arte.
Jeremy: (a Holga) Este no es un buen mo-
mento para juegos señora…
Jan: ¿Y quién quiere jugar?
Todos: (todos asediando a Holga) Ah, quién
quiere jugar…
Holga: ¿Sí… y quién quiere jugar?
Cígaro: Yo podría querer jugar luego de salir
de acá…
Holga: Oh, luego de salir de acá… yo podría
querer remar con paquita en el mar…
Cígaro: A paquita en el mar, la podrían asaltar
Todos: (cantando y bailando)
A saltar, a saltar, Paquita en el mar
Suben garrapatas y luego se van
Y luego se van, y luego se van,
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Su bien más preciado es el remo y no el mar.


Cígaro: Ya lo ven, soy uno más de ustedes, en
verdad puedo ser un buen aliado…
Helena: ¿Señor Cígaro, por qué no se une a la
turba… conmigo?
Cígaro: Me parece perfecto, ¿y hacia dónde
nos dirigimos?
Todos: ¡Hacia Allá!
Holga: ¡Hacia el Tercer Mundo!.
Cígaro: ¡¡Oh sí, señor, le pido la palabra se-
ñor!!
Holga: (corrigiéndole) ¡¡¡Señora!!!
Cígaro: ¡Oh, sí! Seguro… señora, pues bien,
para notificarle que, desde hace
mucho tiempo, hemos llegado al
llamado Tercer Mundo.
Holga: (A Jan) Para informarle, para noti-
ficarle que hemos llegado al tercer
Mundo desde hace mucho tiempo
Jan: (A Helena) Para informarle, para
notificarle que en el Tercer Mundo
hace muy mal tiempo.
Helena: (A Berman) Para informarle que al
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mal tiempo buena cara señor del ter-


cer mundo.
Berman: ¿Alguna otra novedad Amor?
Helena: Sí… se nos acaba el tiempo
Berman: (a Jan) Para informarle Señor que
esta señora posee un par de provoca-
tivos… (Helena lo enfrenta) del tercer
mundo señor.
Jan: ¿Quiere decir, señor Cígaro, que ya
hemos llegado?
Cígaro: Pues sí, me temo que desde hace
mucho estamos justo sobre él.
(turba de todos alrededor de Cígaro
donde hablan del viaje)
Cígaro: Un momento, ¿alguien sabe qué día
es hoy?
Jan: 13 de mayo, pero eso no importa.
Berman: No, Jan, creo que es 20 de julio, pero
eso no importa.
Helena: Creo que es el cumpleaños de la tía
Vania. (Celebran el cumpleaños de Vania)
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SEGUNDA ESCENA:
LA FRONTERA ADUANERA
Aduanera: Your attention travelers come from
any location, please approach to the box
office with your documents.
Aduanera: ¡Su atención señores viajantes
procedentes de cualquier destino! A
todos aquellos que han llegado a Allá
procedentes de cualquier destino, les
informamos que deben acercarse lo
más pronto a su taquilla de registro.
Allí les será reportada su visita, así
como su permiso para continuar con
su camino. Recuerden presentar su
documento de identidad, pasaporte,
carta de juramento, papeles… bla,
bla, bla…!
(Los agentes de aduana van y vienen
con maletas en la estación. Los Crono-
pios van de aquí para allá buscando sus
puertas de entradas y salidas. Jan, Hol-
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ga, Berman, Cígaro y Helena llegan a


la sala de espera)
Jan: Y la cucharada estrecha.
Holga: Y la copa de virtud.
Berman: Y el Áncora de Rubíes.
Jan: Y el señor cura.
Berman: Y las conveniencias.
Helena: Y los saltimbanquis.
Holga: Y mi tía Anfretruska.
Cígaro: ¡Y los tengo!
Todos: Ah, los tiene.
Jan: Habemus Pasaportis.
Helena: Habemus documentis.
Berman: Habemus tiquetis.
Holga: Habemus tercer Mundo.
Cígaro: (aclarando) ¡Lo-ten-go!
(todos desconcertados)
Jan: Señor Cígaro…
Holga: Señor Cígaro, ¿por qué no habla por
nosotros?
Jan: Pregunté qué papeles necesitamos.
Helena: ¿Y qué podemos hacer si no los te-
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nemos?
Holga: ¿Si los hoteles están llenos o si los
trenes ya se marcharon?
Jeremy: ¿Si llueve a gritos, si los taxis querrán
llevarnos y si nos cobrarán precios al-
tísimos?
Cígaro: Un momento, ¿quiénes son ustedes?
Helena: ¡Señor Cígaro!
Holga: ¡Una foto con el extraño!
Jan: ¡Una mujer salvaje, posmoderna, ma-
ligna, infernal…!
Berman: ¡Este no es un buen momento para
juegos, señor!
Helena: ¡Paquita en el mar, a remar a remar!
Jan: ¡Mecánico y salvaje!
Holga: ¡Un chinchín y una turba!
Todos: Chin chín, chin chín.
Cígaro: Un momento, ¿ustedes de qué turba
están hablando?
(Cígaro se dirige al primer aduanero)
Cígaro: Deliciosa señorita, necesito un tique-
te para Allá por favor.
Aduanera: Nous acceptons toutes les deman-
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des de passage de la frontière, mais


à chaque chameau est déclaré indé-
sirable.
(La agente de la aduana le devuelve el
papel que Cígaro le entrega)
Cígaro: (omitiendo el rechazo) Oh sí, sí, si... el
tiquete para mí solo por favor.
Aduanera: Mais à chaque chameau est décla-
ré indésirable.
Cígaro: Oh sí, sí, sí... la cena para mí solo por
favor.
Aduanera: Indésirable.
Cígaro: Y el taxi para mí solo por favor.
Aduanera: Indésirable.
Cígaro: Y una habitación con una sola cama
para mí solo por favor.
Aduanera: Indésirable.
Cígaro: Señorita, necesito un paraguas, para
mí solo.
Aduanera: Indésirable.
(La agente espera una segunda respues-
ta, no la obtiene y cierra la taquilla.
Cígaro se dirige hacia el segundo adua-
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nero)
Cígaro: Señor, usted, la señorita ,Ella, me ha
dicho que yo soy un ser…
Aduanera: Indésirable.
Todos: Ah, indeseable, señor. (se marchan)
Cígaro: ¡Señor! Necesito un tiquete para Allá
por favor. (pausa) ¿Conoce usted a
esa señorita? Es demasiado insolente.
No se parece en nada a mi fiel secre-
taria. Oh, no, mi fiel secretaria, ella
es de las que toma sus funciones al
pie de la letra y ya se sabe que eso
significa, pasarse al otro lado, invadir
territorios, meter sus cinco dedos en
su vaso de leche para sacar un pobre
pelito. Mi fiel secretaria se ocupa o
querría ocuparse de todo en la oficina.
Nos pasamos librando una feroz ba-
talla de predilecciones. Un sonriente
intercambio de minas y contraminas.
De salidas y de entradas. De misio-
nes y rescates. Pero ella tiene tiempo
para todo por supuesto. No solo gus-
ta adueñarse de la oficina, sino que
CRONOPIOS / 35

cumple escrupulosamente con sus


funciones. Las palabras, por ejemplo,
no hay día en que no las lustre, las
pele, las acicale y las prepare para sus
obligaciones cotidianas. Si se me vie-
ne un adjetivo prescindible a la boca,
por ejemplo, porque todas ellas están
fuera de la órbita de mi secretaria,
incluso cierto modo de mí mismo, y
además…
Aduanero: “Wir akzeptieren alle Anwend-
ungen für den Grenzübertritt, aber
jedes Kamel ist unerwünscht erklärt”.
Todos en off (se escucha un coro de una turba a lo
lejos): “Wir akzeptieren alle Anwen-
dungen für den Grenzübertritt.
Cígaro: (mientras el aduanero le hace los res-
pectivos chequéos de ingreso) Pero le
puedo asegurar que mi fiel secretaria
habla un poco más claro. A veces se
le escuchan unos horribles chillidos
de censura a mitad del nacimiento de
un verso que aparece y va desapare-
ciendo en mitad de este camino. Por
36 / TEATRO KARAVANA

lo demás, ella siempre está distraída,


siempre está arreglando la oficina, y
por eso no es tan brusca, y no estoy
diciendo que usted sea brusco, oh no,
no, no, no… es solo que mi fiel se-
cretaria no haría esto porque lo más
peligroso que haría mi fiel secretaria
sería meter sus cinco dedos en…
(El aduanero le realiza un examen
prostático. Es rechazado. El aduanero
se marcha)
Cígaro: Turba, Turba… A lo lejos creo que se
encuentra nuestro destino. A remar
a remar. Paquita en el mar. Una foto
con el extraño. Este no es un buen
momento para juegos. Turba… A lo
lejos creo que se encuentra nuestro
destino.
Helena: ¡Porqué no nos vamos a comprar me-
jor unos chillidos y unos ladridos en
una tienda de conejos!
Jan: Excelente idea Helena, en las tiendas
de conejos venden chillidos y unos
ladridos de primera, si no me cree
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pregúntele a Holga.
Berman: ¡O tal vez ella querrá mejor venderle
sus últimas palabras! Sino pregúntele
a Jan.
Cígaro: ¿Y por qué querrá ella venderme sus
últimas palabras Jan?
Jan: ¡Para qué las quiere, cuando llegue el
momento en que quieran brotar por
vez primera usted no podrá pronun-
ciarlas!
Cígaro: ¿Y por qué, por qué no podré pronun-
ciarlas?
Todos: ¡Por miedo!
Helena: Apenas le permitiremos que gima
hipos entrecortados…
Cígaro: Oh no, no, no, no… les compensaré.
De hecho… aquí tengo todo lo que
les puede servir… vale para uno…
Todos: Ahhhh para uno.
Cígaro: ¡Y para todos!
(Entran los Cronopios listos para los
juegos olímpicos anuales de los Crono-
pios. Juegos de grandes habilidades in-
38 / TEATRO KARAVANA

dividuales y grupales. Ignoran a Cígaro


y no lo dejan entrar al juego. Él trata de
ingresar. Todos se marchan y se van al
podio para las premiaciones. Cígaro se
vincula al podio.
Cígaro: (con sarcasmo) ¡Y bien!, ¿cómo les va?
Holga: (con sarcasmo) ¿Quiere saber usted
cómo termina el cuento del señor
que no pudo decir sus últimas pala-
bras?
Helena: ¡Es un cuento sin moraleja!
(Entra el aduanero del tercer mundo)
Tercermundista: “Un Cronopio pequeñito
busca la llave de la puerta de calle en
la mesa de luz, la mesa de luz en el
dormitorio, el dormitorio en la casa,
la casa en la calle, la calle… Allá.
Aquí se detenía el pequeño Crono-
pio, pues para salir a la calle y llegar…
allá, precisaba la llave de la puerta”.
Holga: Necesitamos un tiquete para Allá.
Jan: Que sean dos.
Helena: Que sean tres.
CRONOPIOS / 39

Berman: Que sean cuatro, Holga.


Cígaro: Cinco, cinco.
Todos: Cuatro.
Tercermundista: Recuerden que todo came-
llo es declarado indeseable.
Cígaro: Pues en ese caso no tendremos pro-
blema: ¡el único animal que nos
acompaña es… una mona!
Holga: (cígaro) ¿Tendremos algún problema
con la pulga de un camello? Porque
nos acompaña una chiquita.
Tercermundista: Siempre y cuando venga sin
el camello no hay ningún inconve-
niente
(Holga entrega los papeles al aduanero)
Tercermundista: Eso no es necesario señori-
ta: ¡en este mundo todos somos gen-
te decente!… Por ejemplo, comen-
cemos con las preguntas. Primera
pregunta.
Holga: ¿Historia patria?
Tercermundista: ¡No, tan tergiversada!
Berman: ¿Símbolos nacionales?
40 / TEATRO KARAVANA

Tercermundista: ¡No!
Jan: ¿Santos patronales?
Tercermundista: ¿Aquí no permitimos a nin-
gún santos?
Helena: ¿Batallas memorables?
Tercermundista: ¿Cuáles?
Cígaro: ¿Días de fiesta?
Tercermundista: Mucho más cerca.
Holga: ¿Próceres de independencia?
Tercermundista: ¡Allí todos son dependien-
tes… las preguntas son de…Vi-
da-cotidiana!
Todos: (marchándose) Ah, vida cotidiana.
Tercermundista: ¿Cómo se suben las escale-
ras aquí?
Cígaro: Oh, por supuesto. “Las escaleras se
suben de frente, pues hacia atrás o de
costado resultan particularmente in-
cómodas. La actitud natural consiste
en mantenerse de pie, los brazos col-
gando sin esfuerzo, la cabeza erguida,
aunque no tanto que los ojos dejen
de ver los peldaños inmediatamente
CRONOPIOS / 41

superiores al que se pisa, y respirando


lenta y regularmente…”.
Tercermundista: ¿Cómo se baila aquí?
Jeremmy: “Viva por el partido que baila,
viva por los que no bailan
Las gentes cantan alrededor
Las gentes cantan y se mueven
—CATALA TREGUA TREGUA
ESPERA
Las gentes bailan en el cuarto
Con farolitos y cortinas
Bailan y cantan de manera tal
—CATALA TREGUA ESPERA
TREGUA”
AGENTE DE ADUANA DEL PRIMER
MUNDO: ¿Cómo se cepillan los
dientes aquí?
Jan: “Uno va a lavarse los dientes jun-
to a su balcón, y se deja poseer por
una grandísima alegría al ver el sol
de la mañana y las hermosas nubes
que corren por el cielo, y uno aprieta
enormemente su mango…”
42 / TEATRO KARAVANA

AGENTE DE ADUANA DEL PRIMER


MUNDO: Un momento caballero,
pero eso no se hace aquí. Y mucho
menos nos expresamos con cosas
como “la grandísima alegría”, “las
hermosas nubes”, “corren por el cie-
lo”… Les daré otra oportunidad pues
no queremos poner en duda la filan-
tropía de… aquí…
AGENTE DE ADUANA DEL PRIMER
MUNDO: ¿Cómo se canta en este
mundo?
Berman: “Cuando uno canta sus canciones
preferidas, se entusiasma de tal ma-
nera que con frecuencia se deja atro-
pellar por camiones y ciclistas, se cae
uno por la ventana, y se pierde lo que
llevas en los bolsillos y hasta la cuen-
ta de los días…”
AGENTE DE ADUANA DEL PRIMER
MUNDO: Lo lamento señor, pero
eso no lo hacemos aquí. Es usted un
indecente.
AGENTE DE ADUANA DEL PRIMER
CRONOPIOS / 43

MUNDO: Una vez más hemos


demostrado que las gentes de aquí
sufrimos de una gran generosidad.
¡Hasta la próxima! (se va a marchar,
pero lo detienen)
Helena: “Somos una familia rara. En este país
donde las cosas se hacen por obliga-
ción o fanfarronería, nos gustan las
ocupaciones libres, las tareas porque
sí, los simulacros que no sirven para
nada. Tenemos un defecto: nos falta
originalidad. Casi todo lo que deci-
dimos hacer está inspirado -digamos
francamente, copiado- de modelos
célebres”.
Tercermundista: Ahora entiendo, entonces…
¿Cuál es el rasgo de las familias aquí?
Holga: “Siempre me ha parecido que el ras-
go distintivo de nuestra familia es el
recato. Llevamos el pudor a extremos
increíbles, tanto en nuestra manera
de vestirnos y de comer como en la
forma de expresarnos y de subir a los
tranvías”.
44 / TEATRO KARAVANA

Tercermundista: ¿Me lo puede usted…


probar?
Holga: Claro. A mi tía Anfretruska le dicen
la culona.
Tercermundista: A su tía Anfretruska debe
darle mucho miedo caerse de espalda.
Holga: Oh sí, pero dígame, ¿ya llegamos al
tercer mundo?
Tercermundista: Bienvenidos al tercer mun-
do. ¿Pero podría recordarme usted
dónde puedo encontrar la llave de la
habitación?
Todos: En la mesa.
Tercermundista: ¿Y la mesa?
Todos: En el dormitorio.
Tercermundista: ¿Y el dormitorio?
Todos: En la casa.
Tercermundista: ¿Y la casa?
Todos: En la calle.
Tercermundista: ¿Y la calle?
Todos: Allá.
Tercermundista: Bienvenidos al tercer mundo.
CRONOPIOS / 45

TERCERA ESCENA:
¿AQUÍ O ALLÁ?

Jan: El árbol se refugió en la rama, la


rama en la hoja y la ciudad en la casa,
por eso yo tuve que refugiarme en
mis propias manos por miedo a per-
derme.
Holga: En toda sociedad sabiamente estruc-
turada existe una jerarquía semejante
a la del cuerpo humano, su cabeza es
el rey, sus brazos el ejército, su cora-
zón los pensadores artistas y poetas,
su estómago los comerciantes, pero
nuestra sociedad actual está perdien-
do la cabeza por el estómago y va
camino a convertirse en un cadáver
decapitado con el vientre desmesura-
damente hinchado.
Helena: ¿Ya llegamos a Allá?
46 / TEATRO KARAVANA

Cígaro: Con que el tercer mundo… no es lo


que esperaba. Tendremos que regre-
sar o llorar, atendiendo a la manera
correcta de hacerlo, entendiendo por
eso un llanto que no ingrese en el es-
cándalo ni que insulte a la risa con
su paralela y torpe semejanza. Un
llanto medio ordinario consiste en
una contracción general del rostro y
un sonido espasmódico acompañado
de lágrimas y mocos, estos últimos al
final pues se entiende que todo llanto
termina cuando uno se suena enérgi-
camente.
Holga: Miren a las grandes ciudades que se
levantan hoy en día y díganme si no
parecen hormigueros, los habitantes
de uno de sus extremos desconocen a
los del otro…
Berman: ¡Costará saberlo!
Margareth: ¡Pero se sabrá!
Berman: Entonces mataremos a esas hormi-
gas que codician las fuentes, calcina-
remos las galerías que esos mineros
CRONOPIOS / 47

horribles han tejido para conocer la


vida secreta en Roma.
Margareth: ¡Mataremos a esas hormigas!
Holga: Por eso les digo, la primera lucha se
forma en el hombre, sus habitantes
son ciudadano e individuo, el ciuda-
dano es como una enfermedad que
impregna al individuo e intenta re-
producirse en el hombre.
Jan: Porque los famas han de tener sirvien-
tes que les sirven para todo, mientras
que los pobres Cronopios, desdicha-
dos y tibios deben servirse a sí mismos
y además a los famas, eso me parece
injusto, es por eso que los Cronopios
fingen ser famas en las grandes ciu-
dades, pasan de largo en sus carruajes
hablando de sus pañuelos, Cronopios
reducidos a mulas de carga, que no nos
vea el señor cura, ni las conveniencias,
atraviesan la ciudad dejando caer sus
pañuelos, por que los famas creen que
los pañuelos son para tirar, y ese es su
modo central de control hacernos sen-
48 / TEATRO KARAVANA

tir pequeños, patéticos, señora Delia,


señora Delia, los invitados se impa-
cientan porque hace frío.
El autor, esa deidad negada por los fa-
mas y desconocida para las esperanzas,
el autor que nos hizo a los Cronopios
pobres de verdad, pero no de voluntad
y a los famas en verdad muy ricos, pero
bastante arrogantes y llenos de hipo-
cresía, incapaces o avergonzados de
hacer cosas de Cronopio, como sentir
la más inmensa alegría o la más pro-
funda tristeza por las causas más sim-
ples y hasta ridículas.
Lo que no logro entender es por qué
a menudo los Cronopios siendo seres
tan tibios y bondadosos, aunque algo
despistados y torpes deben servir de
manera tan gentil a los famas y a sus
caprichos, como en el cuento de los
pañuelos, empezando por eso de que
los famas tienen sirvientes mientras
que los Cronopios debemos servirnos
nosotros mismos y además a los famas.
CRONOPIOS / 49

No resulta para nada extraño que los


Cronopios, en especial los tercer-
mundistas sueñen con ser famas y
tener sirvientes, así podrían usar un
pañuelo y tirarlo al cesto de la basura,
usar otro y tirarlo al cesto, ir tirando
al cesto todos los pañuelos usados sin
saber que su fiel sirviente los recoge
y los guarda para él. FAMAS, ¿EN
VERDAD CREEN QUE LOS
PAÑUELOS SON PARA TIRAR?
50 / TEATRO KARAVANA

CUARTA ESCENA:
LOS FAMAS
Coronel: Bienvenidos: recuerden que esta-
mos estrenando piso.
Berman: Perfecta recepción Coronel.
Cígaro: Venimos de un lugar donde la bien-
venida decía…
Holga: “…La casa es chica, pero el corazón
grande”.
Margareth: Esperamos que aquí no adviertan
nada insultante.
Coronel: Salvo por este…
Jacinta: ¡Oh! ¡Pero qué hermoso corcel!
Margareth: Pensamos en Ud. cuando le ad-
quirimos.
Jacinta: ¿No dirá Ud. que tengo cara de bestia?
Coronel: Lo que dice ella es que ahora es
suyo.
Margareth: Tenemos otra sorpresa para us-
ted: esta propiedad también es suya
CRONOPIOS / 51

desde ahora.
Coronel: Haga como si estuviera en su casa.
Holga: Desde aquí se ven los campos Tacher.
Cígaro: Y una galería con solo obras de Jan
Saudek.
Jeremmy: Y a su izquierda verán el hipódro-
mo de mi amigo Fidel.
Helena: ¡Felicidades! Sean entonces bienve-
nidos a esta casa que es rica de ver-
dad y de buena voluntad.
Cígaro: ¡Enhorabuena! Nuestra presencia
como huéspedes será tan suave como
el césped.
Berman: Seguro será menos incómoda que la
de estos saltimbanquis que nos han
guiado.
Holga: Nuestros oídos acudieron a escu-
charlos solo porque no comprendía-
mos su arrebato.
Berman: Veníamos casi escandalizados por su
entusiasmo.
Cígaro: Incluso Monsieur Jacinta venía bo-
quiabierta, preguntándose si el señor
52 / TEATRO KARAVANA

cura…
Berman y Margareth: …sí, las convenien-
cias…
Margareth: Señores, hemos llegado.
CRONOPIOS / 53

ESCENA
EN CONSTRUCCIÓN

Berman: Brindemos entonces.


Margareth: ¿Y piensa brindar con café? Me-
jor cuénteme una de esas historias,
que venía contando… la del viaje.
Holga: ¡No, esa no!
Cígaro: Ah, pues la pobre Holga encontró los
hoteles llenos y los trenes ya se ha-
bían marchado…
Berman: Además les llovía a gritos, los taxis
no querían llevarla y le cobraban pre-
cios altísimos.
Cígaro: Pero ella seguía diciendo: “yo no me
desanimo porque creo firmemente
que estas cosas le pasan a cualquie-
ra…”.
Berman: Y de camino aquí decía: “La hermo-
sa ciudad, la hermosísima ciudad”.
54 / TEATRO KARAVANA

Holga: Es hora de marcharme.


Margareth: ¿Por qué no simplemente atra-
sa el reloj unos cinco minutos? Así
acostumbro yo. Los demás dicen que
siempre llego tarde y yo simplemente
creo que estoy más joven.
Helena: ¿Porque mejor no nos cuenta una de
esas historias que venía contando en
el camino?
Margareth: Sí, la de la vieja.
CRONOPIOS / 55

QUINTA ESCENA:
13 DE MAYO
(Aplausos. Presentación a modo de me-
tateatro de un cronopio. Jan interpreta
todos los personajes)
Jan: 13 de mayo de un año cualquiera, al
habla Jan, desde un teatro cualquiera.
(Aplausos) Mi madre está en la coci-
na, sé que es mi madre por la manera
en que arrastra sus sandalias viejas,
su agitadísima forma de revolver la
masa y el aplauso íntimo que emiten
sus nalgas tras uno de sus saltos re-
pentinos.
(Pasos) Trato de hacer caso omiso, yo
en lo mío, pero media hora más tarde
entra Sara, cargada con ese dramáti-
co taconeo checo que imprime al ca-
minar, -Golfa- le dice mi madre, no
es nada personal para mi madre son
56 / TEATRO KARAVANA

todas unas golfas -Bruja- responde


Sara, eso sí es personal. Mi madre
debería estar acostumbrada al igual
que Sara, pero todos los días pasa lo
mismo como si fuera un ritual:
Sara: Jan, pero hasta cuándo te vas a seguir
aguantando a esta vieja bruja, si ya te
he dicho cual es la solución, acérca-
te a ella lentamente mientras duer-
me, Sentada en la mecedora con el
televisor encendido, la cabeza hacia
atrás y la boca abierta chorreando
baba como un vegetal, y corta de una
vez por todas el cordón umbilical al
que te tiene atado y úsalo para atarla
a ella fuertemente a la mecedora para
que ya no moleste más. De paso, le
sacás una buena foto.
Jan: Pero qué cosas dice Sara.
Jacinta: Jan… Jan.. ya te he dicho que no me
gusta que dejes la vasenilla al lado
de la cama (suena caer de vasenilla)
Ayyyy, ahora tenés que limpiar. (en-
trando) Jan… Jan… ya te he dicho
CRONOPIOS / 57

que no me gusta que entren… rame-


ras a esta casa.
Jan: No es ninguna ramera mamá, es Sara
que viene a… tomarse unas… fotos.
Jacinta: Pero si mi Niño ya no toma fotos, se
la pasa todo el día encerrado en su
habitación, nada más oscuro que un
nuevo día para él allá en el sótano.
Sara: Jan… tu mamá se está poniendo
pesada. Déjame entrar. Ábreme la
puerta que me va a enloquecer con
sus gritos.
Jacinta: Ábreme.
Sara: Déjame entrar.
Jacinta: Ábreme.
Sara: Déjame entrar.
Jacinta: Ábreme.
Sara: Déjame entrar.
Jan: Ábreme, ábreme, ábreme, déjame en-
trar… me dicen ambas como si qui-
sieran que tome una especie de deci-
sión para que la una entre y la otra se
quede afuera.
58 / TEATRO KARAVANA

(sacando un libro) ¡Señoras… acaso no


se dan cuenta: estoy tratando de leer!
El otro día un pariente de lo más
lejano llego a ministro, nos las arre-
glamos para que nombrara a buena
parte de la familia en la sucursal de
correos de la calle Humboldt.
CRONOPIOS / 59

SEXTA ESCENA:
CORREO Y
TELECOMUNICACIONES
(Los cronopios en una empresa de co-
municaciones de Allá)
Helena: De los tres días que estuvimos, dos
la pasamos atendiendo al público
con una serenidad extraordinaria que
hasta nos valió la queridísima visita
de: un fotógrafo checo, un crítico de
arte y una… Holga.
Holga: Al tercer día ya estábamos seguros
de nuestra popularidad, pues la gente
ya venía de otros barrios a despachar
su correspondencia y a hacer giros a
Purmamarca.
Helena: ¿Purmamarca?
Holga: Purmamarca y otros lugares igual-
mente absurdos, Purmamarca…
Helena: Mi tío el Coronel dio rienda suelta
60 / TEATRO KARAVANA

y gran parte de la familia empezó a


atender según sus principios y predi-
lecciones.
Holga: En la ventanilla de franqueo mi her-
mana, la segunda, obsequiaba un
globo de color a cada comprador, le
primera en recibirlo fue una señora
gorda que se quedó como clavada
con el globo en la mano y la estampi-
lla de un peso ya humedecida que se
le iba enroscando poco a poco en el
dedo.
Helena: Entre tanto, mis hermanos Marga-
reth y Jeremmy, en la ventanilla de
encomiendas las untaban de alqui-
trán y las ponían en un balde lleno
de plumas.
Holga: Luego las entregaban al estupefac-
to expedidor y le hacían notar con
cuanta alegría serian recibidos sus
paquetes ya mejorados, claro no a
todo el mundo parecía gustarle…
(Los cronopios pasan a otra dependen-
cia cantando y bailando)
CRONOPIOS / 61

Holga: Correo y telecomunicaciones.


Helena: Leí historia de Cronopios y de fa-
mas, era la última tarde de invierno;
así que me acomodé en un pequeño
banco de madera blanca que estaba
en el balcón; Abrí un libro donde
yo con mi imaginación intervine en
cada paso del autor, en cada ojeada,
en cada inspección. Sentí que el au-
tor me miraba diciendo.
Jan: Subirte la realidad, recrea mundos
inimaginados, inventa realidades po-
sibles.
Helena: Y fue cuando me deshice de toda
realidad y busqué donde todo era
posible.
Jan: Pegué la estampilla en el ángulo su-
perior derecho del sobre.
Margareth: Sí trata de ir Allá es como tratar
de saltar sobre su propia sombra.
Cígaro: No entiendo dónde están los saltim-
banquis que nos recibirían Allá.
Jan: Este es el Saltín y este es el Banquín.
62 / TEATRO KARAVANA

Berman: Deben estar escandalizados por


nuestro entusiasmo señor.
Coronel: No busque la llave de la habitación
porque no la va a encontrar.
(Todos hablan al mismo tiempo mien
tras suben)
Holga: Basta de charla…
Holga: Se los dije: hay quienes tratan de es-
capar…
Berman: Eso lo decía yo…
Cígaro: ¿Escapar!? Oh no, no, no, no, no tie-
nen oficio como el mío.
Jan: ¡Comunista!
Cígaro: ¡Liberal!
Jan: ¡Republicano!
Cígaro: ¡Conservador!
Jan: ¡Comunista!
Holga: ¡Inmigrantes!
Helena: Han llegado antes que nosotros…
Margareth: ¿A dónde?
Jan: A nuestro destino.
Holga: ¡Así que compartimos destino…! ¿?
CRONOPIOS / 63

Berman: ¿Acaso le ves derecha o izquierda en


alguna parte?
Jan: Ese es justo nuestro destino: no tener
derecha ni izquierda…
Helena: ¡Entonces querrán jugar con paquita
en el mar!
Cígaro: Podrían querer jugar rayuela… pa-
quita no importa: es un juego…
Coronel: ¿Ustedes de qué están hablando?
Jan: De allá, nuestro lugar….
Holga: A un gran despacho de espejos…
Helena: De leyes que ceden terreno al azar…
Berman: De radios vociferando al mismo
tiempo…
Cígaro: De islas llenas de bellas artes y poe-
sía…
Jan: La foto salió movida.
Margareth: Así es como se aflige todo globo
verde…
Coronel: Y estalla en sollozos sin saber para
qué…
Jan: Venga acá y observe.
Holga: En realidad no somos lagartos mi-
64 / TEATRO KARAVANA

rándose al espejo…
Jan: Y en cambio son los espejos quienes
tienen conducta…
Helena: No creerán ustedes que las imágenes
son de mal gusto…
Berman: Si por el contrario muestran tortu-
gas admiradoras de la velocidad…
Cígaro: Árboles que tienen miedo de las cos-
tumbres de los hombres…
Jan: Flores solitarias en el campo…
Margareth: Que son arrancadas con crueldad
inútil…
Todos los Cronopios: ¡¡NOOOOOO!!
Holga: Concéntrese bien amiga difunta…
Cígaro: En montañas de pasta sobre el cepi-
llo…
Helena: En el ángulo superior derecho del
sobre…
Berman: En fuentes subterráneas de manan-
tiales…
Coronel: En una grandísima alegría al ver el
sol…
Todos los Cronopios: ¡SÍÍÍÍÍÍÍÍ!
CRONOPIOS / 65

Cígaro: Son historias naturales… de monos y


de monas.
Holga: De comedias y engaños…
Jan: De dramatismos extremos…
Helena: De silencios atentos…
Berman: De romanticismos pueriles…
Margareth: De locos demasiado honestos…
Coronel: De cuerpos abnegados…
Cígaro: De identidades exóticas…
Holga: De sensualidad reprimida…
Jan: ¡De fotografía… de solo eso!
Helena: De la servidumbre y el buen mozo…
Berman: De la voluntad flaca.
Coronel: De la voluntad flaca.
Jan: De la voluntad gorda.
Todos: ¡JERINGONZA!
Holga: ¡Basta!, puestos allá, podremos cantar
nuestras canciones preferidas…
Cígaro: Entusiasmarnos hasta ser atropella-
dos por camiones…
Jan: Caernos por las ventanas…
Helena: Perder lo que llevan los bolsillos…
66 / TEATRO KARAVANA

Berman: Y hasta la cuenta de los días…


Holga: Y en medio del coro levantaremos
los bracitos…
Coronel: Como si sostuviéramos el solecito
en nuestras manitas…
Cígaro: ¿Y si regresamos a lo fama?
Margareth: ¿O nos sobreviene una parsimo-
niosa esperanza?
Helena: ¿Y si nos acostumbramos a allá?
Jan: ¿Quién nos salvará de la seriedad?
Holga: ¡TURBAAAAA A LO LEJOS
CREO QUE SE ENCUENTRA
NUESTRO DESTINO!
(Música: Todos en Francés)
Holga: ¡TURBAAAAA A LO LEJOS
CREO QUE SE ENCUENTRA
NUESTRO DESTINO!
Margareth: Ay, ella siempre dice lo mismo…
(Todos se van llendo cantando y bai-
lando de Aquí para Allá)

Fin

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