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TEMA DE DEBATE

ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO

Docente: Magister Carlos Enrique VENTURA BANCES


Curso : Derecho Internacional Público.
Ciclo : X
Objetivos

 Promover el respeto de los principios laborales básicos.


 La erradicación del trabajo infantil.
 La supervisión de la reglamentación laboral y el cumplimiento de los
Convenios.
 Las migraciones laborales.
 Promover la investigación relacionada con la institucionalización de la formación,
atendiendo criterios de eficiencia, competitividad, productividad, calidad, equidad
social y respeto de las normas internacionales del trabajo.
 Reglamentación de la contratación de mano de obra, la prevención del
desempleo y el suministro de un salario digno;
 Protección del trabajador contra enfermedades o accidentes como consecuencia
de su trabajo.
 Protección de niños, jóvenes y mujeres.
 Una vía hacia el trabajo decente
 Una red de protección frente a las crisis económicas
 Una estrategia para la reducción de la pobreza
 Aunar la experiencia y los conocimientos internacionales

Problemática

 Cómo afecta la inmigración venezolana en las fuentes de trabajo en el Perú y en


la economía

 Trabajo decente y justicia social para las personas con discapacidad

Misión, Visión y Funciones de OIT

Misión. La misión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) es promover la


justicia social, los derechos humanos y laborales reconocidos internacionalmente,
sobre la base del principio fundamental de que la justicia social es esencial para la
paz universal y duradera.

Visión. Ser un centro global de excelencia coordinando una red de instituciones de


formación profesional y educación para el trabajo.

Funciones
 Promover y fortalecer la cooperación para el desarrollo institucional y la
modernización de la formación profesional entre los países de América Latina y
el Caribe y entre la región de las Américas y otras regiones del mundo.
 Contribuir al diseño y la gestión de políticas públicas de formación profesional
acordes con el programa de trabajo decente y en el marco de las estrategias y
planes nacionales definidos entre la OIT y los gobiernos, las organizaciones de
empleadores y de trabajadores.
 Desarrollar una comunidad de aprendizaje y gestión del conocimiento en
formación profesional a través de la recuperación crítica, sistematización y
diseminación de información, experiencias e innovaciones.
 Promover la investigación relacionada con la institucionalización de la
formación, atendiendo criterios de eficiencia, competitividad, productividad,
calidad, equidad social y respeto de las normas internacionales del trabajo.

Historia
Creada en 1919 como parte del Tratado de Versalles que puso fin a la Primera
Guerra Mundial, es el único organismo tripartito de las Naciones Unidas, que agrupa
a los representantes de los gobiernos, los empleadores y los trabajadores de sus
187 Estados miembros.

La Oficina Internacional de Trabajo, tiene su sede de Ginebra (Suiza), esta dirigida


por el Director General y el Consejo de Administración de la OIT, del que forman
parte representantes de los Estados miembros y de grupos de trabajadores y de
empleadores.

Programa de Trabajo Decente


Como parte de su misión, la OIT tiene como objetivo lograr el trabajo decente para
todos, fomentando el diálogo social, la protección social y la creación de empleo, así
como el respeto de las normas internacionales del Trabajo.

Normas internacionales del trabajo


La OIT establece normas internacionales del trabajo con los Convenios, que son
ratificados por los Estados Miembros, o Recomendaciones, que no son vinculantes.
Los Convenios se elaboran con aportaciones de los grupos gubernamentales, de
trabajadores y de empleadores en la OIT. Los convenios son adoptados por la
Conferencia Internacional del Trabajo, que se reúne todos los años en Ginebra.

Al ratificar un Convenio de la OIT, un Estado miembro lo acepta como instrumento


legalmente vinculante. Muchos países utilizan los Convenios como una herramienta
para poner las leyes nacionales en consonancia (armonía) con las normas
internacionales.

Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el


trabajo
Adoptada en 1998, la Declaración compromete a los Estados miembros a respetar y
promover ocho principios y derechos fundamentales en cuatro categorías, hayan
ratificado o no los Convenios pertinentes.
 la libertad sindical y el derecho de negociación colectiva (Convenios núms. 87
y 98)
 la abolición del trabajo forzoso (Convenios núms. 29 y 105)
 la abolición de la mano de obra infantil (Convenios núms. No. 138 y. 182)
 la eliminación de la discriminación (empleo y ocupación) (Convenios núms.
100 y 111)
Quejas
Se pueden presentar quejas contra los Estados miembros que no cumplan los
Convenios que han ratificado. Las quejas pueden provenir de otro Estado miembro
que ha firmado el mismo Convenio, de un delegado a la Conferencia Internacional
del Trabajo o del propio Consejo de Administración de la OIT.

Los sindicatos utilizan el procedimiento de quejas y la Conferencia Internacional del


Trabajo para llamar la atención sobre violaciones de los derechos laborales y de los
trabajadores en los Estados miembros.

La fuerza que impulsó la creación de la OIT fue provocada por consideraciones


sobre seguridad, humanitarias, políticas y económicas.

 Considerando que la paz universal y permanente sólo puede basarse en la


justicia social;
 Considerando que existen condiciones de trabajo que entrañan tal grado de
injusticia, miseria y privaciones para gran número de seres humanos, que el
descontento causado constituye una amenaza para la paz y armonía
universales; y considerando que es urgente mejorar dichas condiciones;
 Considerando que si cualquier nación no adoptare un régimen de trabajo
realmente humano, esta omisión constituiría un obstáculo a los esfuerzos de
otras naciones que deseen mejorar la suerte de los trabajadores en sus propios
países.

Una vía hacia el trabajo decente


Las normas internacionales del trabajo tienen como objetivo fundamental el
desarrollo de las personas en su calidad de seres humanos. En la Declaración de
Filadelfia de la OIT, de 1944, la comunidad internacional reconocía que "el trabajo no
es una mercancía". El trabajo es parte de la vida diaria de todos y el factor
determinante para alcanzar la dignidad humana, el bienestar y el desarrollo como
seres humanos. El desarrollo económico debe incluir la creación de empleo y unas
condiciones de trabajo adecuadas para que las personas puedan trabajar con
libertad y en condiciones de seguridad y dignidad. En resumen, el desarrollo
económico no es un fin en sí mismo sino que su meta debe ser mejorar la vida de
las personas. Las normas internacionales del trabajo se han establecido para
garantizar que el desarrollo económico siga centrándose en la mejora de la vida y la
dignidad humanas.

Un marco jurídico internacional para una globalización justa y estable


La consecución de la meta del trabajo decente en la economía globalizada, requiere
la adopción de medidas en el plano internacional. La comunidad internacional
responde a este desafío, en parte desarrollando instrumentos jurídicos
internacionales sobre comercio, finanzas, medio ambiente, derechos humanos y
trabajo. La OIT contribuye a este marco jurídico elaborando y promoviendo unas
normas internacionales del trabajo orientadas a garantizar que el crecimiento
económico y el desarrollo vayan de la mano de la creación de trabajo decente. La
estructura tripartita, única de la OIT, garantiza que estas normas sean respaldadas
por los gobiernos, por los empleadores y por los trabajadores. En consecuencia, las
normas internacionales del trabajo establecen las normas sociales mínimas básicas
acordadas por todos aquellos que participan en la economía global.
Establecimiento de condiciones de igualdad
Un marco jurídico internacional sobre las normas sociales garantiza el
establecimiento de condiciones de igualdad en la economía global. Ayuda a los
gobiernos y a los empleadores a no caer en la tentación de reducir las normas del
trabajo creyendo que ello podría darles una mayor ventaja comparativa en el
comercio internacional. En el largo plazo, estas prácticas no benefician a nadie. La
reducción de las normas del trabajo puede incentivar la extensión de salarios bajos,
una formación deficiente y mucha rotación de personal en las industrias,
impidiéndose, de este modo, que un país genere empleos más estables y
calificados. Al mismo tiempo, tales prácticas dificultan que los socios comerciales
desarrollen sus economías. Debido a que las normas internacionales del trabajo son
normas mínimas adoptadas por los gobiernos y los interlocutores sociales, deberá
ser interés de todos que esas normas se apliquen de manera general, para que
aquellos que no lo hicieran no socavaran los esfuerzos de los que sí lo hacen.

Una medio para la mejora de los resultados económicos


Algunas veces, las normas internacionales del trabajo son percibidas como costosas
y, por tanto, como un obstáculo para el desarrollo económico. Sin embargo, aumenta
el número de las investigaciones que indican que con frecuencia el respeto de las
normas internacionales del trabajo acompaña a la mejora de la productividad y de
los resultados económicos. Salarios más elevados, mejores normas sobre el tiempo
de trabajo y el respeto de la igualdad, pueden traducirse en trabajadores mejores y
más satisfechos, y en menos cambios de personal. Las inversiones en formación
profesional pueden redundar en una mano de obra con mejor formación y en niveles
más elevados de empleo.

Una red de protección frente a las crisis económicas


Incluso las economías que crecen rápidamente y poseen una mano de obra
altamente calificada pueden tener que hacer frente a caídas económicas
imprevistas. La crisis financiera asiática de 1997, la explosión de la burbuja
tecnológica en el año 2000 y la crisis económica y financiera de 2008 pusieron de
manifiesto cómo decenios de crecimiento económico pueden desplomarse por las
graves devaluaciones de la moneda y por la caída de los precios del mercado. Por
ejemplo, durante la crisis asiática de 1997, así como durante la crisis de 2008, el
desempleo aumentó significativamente en muchos de los países afectados. Los
efectos desastrosos que estas crisis tuvieron en los trabajadores, se vieron
agravados por el hecho de que en muchos de estos países, los sistemas de
protección social (especialmente de seguros de desempleo y seguros médicos), las
políticas activas de mercado de trabajo y el diálogo social estaban ausentes o
existían bajo una gran presión. La adopción de un enfoque equilibrado que incluya el
logro de metas macroeconómicas y de empleo, teniendo al mismo tiempo en cuenta
el impacto social, puede ser útil para enfrentar estos desafíos.

Una estrategia para la reducción de la pobreza


El desarrollo económico siempre ha dependido de la aceptación de las normas. La
legislación y las instituciones jurídicas vigentes garantizan los derechos de
propiedad, el cumplimiento de los contratos, el respeto de los procedimientos y la
protección contra los delitos, que son elementos jurídicos de una buena gobernanza,
sin los cuales ninguna economía puede funcionar. Un mercado regido por reglas e
instituciones justas es más eficaz y beneficioso para todos. Y el mercado del trabajo
no es diferente. Prácticas laborales justas establecidas por las normas
internacionales del trabajo y aplicadas a través de los sistemas jurídicos nacionales,
garantizan un mercado de trabajo eficaz y estable, tanto para los trabajadores como
para los empleadores.

Aunar la experiencia y los conocimientos internacionales


Las normas internacionales del trabajo son el resultado de las discusiones
celebradas entre los gobiernos, los empleadores y los trabajadores en consulta con
expertos de todo el mundo. Representan el consenso internacional sobre la manera
en que pueden abordarse problemas laborales concretos a escala global, y reflejan
los conocimientos y la experiencia de todo el mundo. Los gobiernos, las
organizaciones de empleadores y de trabajadores, las instituciones internacionales,
las empresas multinacionales y otras organizaciones no gubernamentales pueden
beneficiarse de estos conocimientos, incorporando las normas a sus políticas, a sus
objetivos operativos y a sus acciones cotidianas. El carácter legal de las normas
permite su utilización en el sistema jurídico y en la administración en los ámbitos
nacionales, y como parte del corpus de la legislación internacional que puede
conducir a una mayor integración de la comunidad internacional.

Principios y derechos fundamentales en el trabajo:

1. Libertad de asociación y libertad sindical, y reconocimiento efectivo del


derecho de negociación colectiva. El derecho de todos los trabajadores y
empleadores a constituir las organizaciones que estimen convenientes, así como
el de afiliarse a ellas con el fin de defender libremente sus respectivos intereses y
de negociar colectivamente, constituye un fundamento básico del trabajo decente
y es un pilar indispensable de la democracia.

2. Eliminación efectiva del trabajo infantil. No todos los trabajos que realizan los
niños son considerados como trabajo infantil. Los niños menores de 18 años
pueden estar legítimamente empleados, y ello puede incluso favorecer su
preparación para una vida productiva en la edad adulta. Por trabajo infantil se
entiende el trabajo que está prohibido para los niños de determinadas franjas de
edad, concretamente el trabajo realizado por niños menores de la edad mínima
exigida para el tipo de trabajo considerado, o el trabajo que, por su carácter o sus
condiciones perjudiciales, se considera inaceptable para los niños y, por lo tanto,
está prohibido. Se definen como peores formas de trabajo infantil, que exigen la
adopción de medidas inmediatas para su erradicación: la esclavitud, la trata, la
servidumbre por deudas y otras formas de trabajo forzoso, el reclutamiento
forzoso de niños para utilizarlos en conflictos armados, la prostitución y la
pornografía infantiles, las actividades ilícitas y todo trabajo que pueda poner en
peligro la salud, la seguridad o la moralidad del niño, ya sea por su naturaleza o
por las condiciones en las que se realiza (trabajo peligroso).

3. Eliminación de la discriminación en el empleo y la ocupación.- En el


Convenio núm. 111, la discriminación en el empleo y la ocupación se define como
«cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color,
sexo, religión, opinión política, ascendencia nacional u origen social que tenga por
efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la
ocupación». En el Convenio se prevé también que, previa consulta con las
organizaciones nacionales de empleadores y de trabajadores, podrán definirse
otros motivos de discriminación prohibidos.
El Convenio núm. 100 consagra el principio de la «igualdad de remuneración
entre la mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de
igual valor». Debido en parte a la amplitud del principio y a las diversas
manifestaciones actuales e incipientes de la discriminación, no existen
estimaciones de la OIT sobre la discriminación a nivel mundial o regional. Si bien
se dispone de algunas estadísticas sobre la discriminación por razones de sexo y
la igualdad de género, la necesidad de contar con datos agregados sobre la
discriminación por otros motivos, en particular la etnia y el origen, es imperiosa.

La Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el


trabajo adoptada en junio 1998 resalta este conjunto de principios fundamentales
en el trabajo con el apoyo de la comunidad internacional. La Declaración cubre
cuatro áreas principales para establecer un piso mínimo necesario en el mundo
del trabajo.

Estos convenios de la OIT han sido calificados como fundamentales y son


conocidos bajo el término «normas fundamentales» en el trabajo:

● Convenio Relativo a la Libertad Sindical y a la Protección del Derecho de


Sindicación, 1948 (núm. 87)
● Convenio Relativo a la aplicación de los principios del Derecho de Sindicación y de
Negociación Colectiva, 1949 (núm. 98)
● Convenio Relativo al Trabajo Forzoso u Obligatorio, 1930 (núm. 29)
● Convenio Relativo a la Abolición del Trabajo Forzoso, 1957 (núm. 105)
● Convenio sobre la Edad Minimá de Admisión al Empleo, 1973 (núm. 138)
● Convenio Sobre la Prohibición de las Peores Formas de Trabajo Infantil y la Acción
Inmediata para su Eliminación, 1999 (núm. 182)
● Convenio Relativo a la Igualdad de Remuneración entre la Mano de Obra
Masculina y la Mano de Obra Femenina por un Trabajo de Igual Valor, 1951 (núm.
100)
● Convenio Relativo a la Discriminación en Materia de Empleo y Ocupación, 1958
(núm. 111)

El Modelo Social Como Nuevo Paradigma Para Abordar La Discapacidad


El estudio sobre la discapacidad se ha dividido en tres modelos que han marcado el
enfoque con el cual se ha abordado esta temática históricamente, los cuales son:
 el modelo de prescindencia;
 modelo médico o rehabilitador y
 el vigente modelo social.
El derecho también ha tenido que acompañar cada nuevo enfoque creando
instituciones jurídicas, mecanismos de protección y legislación. Tanto el modelo de
prescindencia como el modelo médico o rehabilitador no se encargan de
salvaguardar la dignidad humana que le es inherente a todas las personas con
discapacidad. En estos momentos históricos a las personas con discapacidad se les
denominaba, erróneamente, como “idiotas”, “imbéciles”, “incapacitados” o
“minusválidos”.

El modelo de prescindencia comprende a la persona con discapacidad como el


producto de un castigo divino o mensajes diabólicos por culpa, supuestamente, de
los errores o faltas de los padres y por lo tanto, la sociedad debe eliminarlas, es
decir, “prescindir de ellas”.
Por su lado, el modelo médico sostenía que es la persona con discapacidad quien
presenta una diferencia física, mental o sensorial que ocasiona su falta de destreza y
por ende su desenvolvimiento “normal” en la sociedad. Este modelo entendía que
las personas con discapacidad debían ser “curadas de su enfermedad” para poder
incluirse en la dinámica social. Como consecuencia de este modelo, las personas
con discapacidad eran discriminadas y veían reducida su vida a una mera dimensión
médica

Contrariamente a estos dos modelos vetustos (antiguos, viejos, arcaicos) surge el


nuevo modelo social, según el cual, son las barreras sociales las que generan la
discapacidad. Es decir, la discapacidad no es un atributo de la persona, sino un
conjunto complejo de condiciones que son creadas por su entorno u ambiente

Esta nueva perspectiva es la que se impone en los diversos ordenamientos jurídicos


a lo largo del planeta por estar acorde con el respeto y garantía de los derechos y
libertades fundamentales de las personas con discapacidad, entendiendo que es la
sociedad la que debe adecuarse a las personas con discapacidad y no a la inversa.

Los Ajustes Razonables: Garantía Complementaria Para La Igualdad De Las


Personas Con Discapacidad
Los ajustes razonables, a decir del Reglamento de la LGPD, “son las modificaciones
y adaptaciones necesarias y adecuadas requeridas en un caso particular que, sin
imponer una carga desproporcionada o indebida, sirven para garantizar a la persona
con discapacidad el goce o ejercicio, en igualdad de condiciones con los demás, de
todos los derechos humanos y libertades fundamentales”.

CÓMO AFECTA LA INMIGRACIÓN VENEZOLANA EN LAS FUENTES DE


TRABAJO Y EN LA ECONOMÍA NACIONAL

Informe IPE / El Comercio. Según las últimas cifras de la Superintendencia


Nacional de Migraciones (SNM), de los 2,3 millones de venezolanos que han
emigrado debido a la crisis, 400 mil residen en nuestro país. Ante este escenario,
diferentes afirmaciones muchas de ellas inexactas o falsas, han formado parte de la
discusión pública. En ese sentido, resulta relevante analizar los efectos que tiene y
podría tener la inmigración venezolana sobre la economía peruana-

Empleo, Salarios y Productividad


Una de las pocas investigaciones que aborda de manera comprensiva la migración
hacia países en desarrollo es el estudio “¿Cómo los migrantes contribuyen a los
países en desarrollo?” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OECD) y la OIT. Dicho trabajo evalúa el efecto de la migración en el
mercado laboral, el crecimiento económico y las finanzas públicas en 10 países en
Latinoamérica, Asia y África en los que la migración representa en promedio el 5%
de la población total. Esta cifra, cabe resaltar, es mayor a la que se registra en el
Perú (1,3%).

Productividad y Crecimiento
El efecto sobre la productividad dependería de las características de los
inmigrantes y la facilidad para moverse a sectores que demanden mano de obra
entrenada. En relación con lo primero, la encuesta de la OIM sobre los venezolanos
indica que el 53% tiene entre 18 y 29 años, el 61% son solteros, el 65% tiene algún
nivel de estudios superiores y el 52% tenía un trabajo dependiente en su país.
Además, entre las principales actividades en las que se desempeñaban en
Venezuela destacan el comercio (24%), función pública civil, policía o Fuerzas
Armadas (15%) y construcción, manufactura e industria (14%).

Las políticas de inmigración y las normas laborales aún se encuentran en un


proceso de adecuación. Al respecto, menos de un quinto de los inmigrantes
venezolanos cuentan por ahora con el Permiso Temporal de Permanencia (PTP), y
son algunos los que han podido reconocer sus títulos de educación superior.
Eventualmente, los venezolanos, como cualquier migrante, deberían ocupar puestos
de trabajo acorde con sus habilidades y formación. Según el estudio de la OIT, los
migrantes más calificados tienen el potencial de aportar a la transferencia de
conocimientos e innovación, lo cual tendría un efecto positivo sobre el crecimiento
económico. Sin embargo, regulaciones nacionales como la que impide a las
empresas privadas contratar más del 20% de trabajadores extranjeros.

Puestos de trabajo

La pregunta que se repite en las calles de Lima y de otras ciudades del país es si
esta inmigración está quitando puestos de trabajo a los peruanos, y si además dicha
oferta laboral contribuye a reducir los sueldos que pagan los empleadores.

La respuesta, según la expone el economista Miguel Jaramillo, es negativa, o por lo


menos no existe evidencia estadística de ello, lo cual no significa que no tenga que
estudiarse el tema para evitar llegar a esa situación.

El profesional explica que la Población Económicamente Activa (PEA) en el Perú es


de unos 13 millones de trabajadores, y el número de los venezolanos en el país
impactaría en alrededor de 1% de esa masa, muy pequeña para generar una
movilidad en la oferta de empleo y salarios.

Como bien dice Jaramillo, no hay que tenerle miedo a la inmigración porque
constituye un enorme potencial como fuerza laboral, en tiempos en los que bajan los
nacimientos y aumenta la población adulta mayor.

Otro punto a tener en cuenta es que los venezolanos también mueven la economía
peruana, porque compran productos, demandan servicios, e incluso algunos han
instalado sus propios negocios, dando trabajo a los peruanos.

De acuerdo con esta tesis, los inmigrantes también enfrentan una incertidumbre
porque su intención es regresar a su país, pero no saben cuándo. Por ahora, el Perú
es un país de tránsito, no de llegada.

Es casi seguro que más venezolanos seguirán llegando en los próximos meses,
pero sería bueno como país tener una mentalidad más cosmopolita y solidaria a esta
realidad, basada en evidencias antes que mitos y prejuicios.

No olvidemos también que estamos ante una emergencia humanitaria. Estos


sudamericanos no vienen porque quieren o en plan de turismo, sino que huyen de
un régimen asfixiante, con desempleo, inflación, falta de trabajo y una crisis
alimentaria sin precedentes.

Países miembros de la OIT


África: Angola, Argelia, Benin, Botswana, Burkina Faso,
Burundi, Cabo Verde, Camerún, Chad, Comoras,
Congo, Congo, República Democrática del Côte d'Ivoire, Djibouti, Egipto,
Eritrea, Eswatini, Etiopía, Gabón, Gambia,
Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Guinea Ecuatorial, Jamahirya Arabe Libia,
Kenya, Lesotho, Liberia, Madagascar, Malawi,
Malí, Marruecos, Mauricio, Mauritania, Mozambique,
Namibia, Níger, Nigeria, República Centroafricana, Rwanda,
Santo Tome y Principe, Senegal, Seychelles, Sierra Leona,
Somalia,
Sudáfrica, Sudán, Sudán del Sur, Tanzania, República Unida de
Togo,
Túnez, Uganda, Zambia y Zimbabwe

Américas: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas,


Barbados, Belice,
Bolivia (Estado Plurinacional de)
Brasil, Canadá, Chile, Colombia,
Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, El Salvador,
Estados Unidos, Granada, Guatemala, Guyana, Haití,
Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá,
Paraguay, Perú, República Dominicana, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía,
San Vincente y las Granadinas, Suriname, Trinidad y Tabago, Uruguay
Venezuela (República Bolivariana de)

Asia y el Pacífico: Afghanistán, Australia, Bangladesh, Brunei Darussalam,


Camboya,
China, Corea, República de Fiji, Filipinas, India,
Indonesia, Irán, República Islámica, Islas Cook, Islas Salomón, Japón,
Kiribati, Malasia, Maldivas, Marshall, Islas, Mongolia,
Myanmar, Nepal, Nueva Zelandia, Pakistán, Palaos,
Papua Nueva Guinea, República Democrática Popular Lao, Samoa, Singapur
Sri Lanka,
Thailandia, Timor-Leste, República Democrática de Tonga, Tuvalu, Vanuatu,
Viet Nam

Estados Arabes: Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Arabes Unidos, Iraq


Jordania,
Kuwait, Líbano, Omán, Qatar, República Arabe Siria,
Yémen,

Europa y Asia Central: Albania, Alemania, Armenia, Austria, Azerbaiyán,


Belarús, Bélgica Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Chipre,
Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España,
Estonia, Finlandia, Francia, Georgia, Grecia,
Hungría, Irlanda, Islandia, Israel, Italia,
Kazajstán, Kirguistán, Letonia, Lituania, Luxemburgo,
Macedonia, Ex República Yugoslava de Malta, Moldova, República de
Montenegro, Noruega,
Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa,
Rumania, Rusia, Federación de San Marino, Serbia, Suecia,
Suiza, Tayikistán, Turkmenistán, Turquía, Ucrania,
Uzbekistán

SEGÚN FELIPE ESTOS SON LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO

CAPITULO II - DERECHOS CIVILES Y POLITICOS


 Artículo 3.  Derecho al Reconocimiento de la Personalidad Jurídica
 Toda persona tiene derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica.
 Artículo 4.  Derecho a la Vida
 1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida.  Este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción.  Nadie
puede ser privado de la vida arbitrariamente.
 2. En los países que no han abolido la pena de muerte, ésta sólo podrá imponerse
por los delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal
competente y de conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con
anterioridad a la comisión del delito.  Tampoco se extenderá su aplicación a delitos
a los cuales no se la aplique actualmente.
 3. No se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido.
 4. En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por delitos políticos ni
comunes conexos con los políticos.
 5. No se impondrá la pena de muerte a personas que, en el momento de la
comisión del delito, tuvieren menos de dieciocho años de edad o más de setenta, ni
se les aplicará a las mujeres en estado de gravidez.
 6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el
indulto o la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los
casos.  No se puede aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente
de decisión ante autoridad competente.
 Artículo 5.  Derecho a la Integridad Personal
 1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y
moral.
 2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes.  Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a
la dignidad inherente al ser humano.
 3. La pena no puede trascender de la persona del delincuente.
 4. Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en
circunstancias 
excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su condición de
personas no condenadas.
 5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los adultos
y llevados ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible, para su
tratamiento.
 6. Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y
la readaptación social de los condenados.
 Artículo 6.  Prohibición de la Esclavitud y Servidumbre
 1. Nadie puede ser sometido a esclavitud o servidumbre, y tanto éstas, como la
trata de esclavos y la trata de mujeres están prohibidas en todas sus formas.
 2. Nadie debe ser constreñido a ejecutar un trabajo forzoso u obligatorio.  En los
países donde ciertos delitos tengan señalada pena privativa de la libertad
acompañada de trabajos forzosos, esta disposición no podrá ser interpretada en el
sentido de que prohíbe el cumplimiento de dicha pena impuesta por juez o tribunal
competente.  El trabajo forzoso no debe afectar a la dignidad ni a la capacidad física
e intelectual del recluido.
 3. No constituyen trabajo forzoso u obligatorio, para los efectos de este artículo:
 a. los trabajos o servicios que se exijan normalmente de una persona recluida en
cumplimiento de una sentencia o resolución formal dictada por la autoridad judicial
competente.  Tales trabajos o servicios deberán realizarse bajo la vigilancia y
control de las autoridades públicas, y los individuos que los efectúen no serán
puestos a disposición de particulares, compañías o personas jurídicas de carácter
privado;
 b. el servicio militar y, en los países donde se admite exención por razones de
conciencia, el servicio nacional que la ley establezca en lugar de aquél;
 c. el servicio impuesto en casos de peligro o calamidad que amenace la existencia o
el bienestar de la comunidad, y
 d. el trabajo o servicio que forme parte de las obligaciones cívicas normales.
 Artículo 7.  Derecho a la Libertad Personal
 1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.
 2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las
condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados
Partes o por las leyes dictadas conforme a ellas.
 3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.
 4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su
detención y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.
 5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u
otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá
derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin
perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a
garantías que aseguren su comparecencia en el juicio.
 6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal
competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o
detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales.  En los
Estados Partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de ser
privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin
de que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser
restringido ni abolido.  Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona.
 7. Nadie será detenido por deudas.  Este principio no limita los mandatos de
autoridad judicial competente dictados por incumplimientos de deberes
alimentarios.
 Artículo 8.  Garantías Judiciales
 1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un
plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación
penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones
de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
 2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad.  Durante el proceso, toda
persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
 a) derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o intérprete,
si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal;
 b) comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada;
 c) concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la
preparación de su defensa;
 d) derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un
defensor de su elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor;
 e) derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el
Estado, remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado no se
defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por la
ley;
 f) derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de
obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan
arrojar luz sobre los hechos;
 g) derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable, y
 h) derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior.
 3. La confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de
ninguna naturaleza.
 4. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo
juicio por los mismos hechos.
 5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar
los intereses de la justicia.
 Artículo 9.  Principio de Legalidad y de Retroactividad
 Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de
cometerse no fueran delictivos según el derecho aplicable.  Tampoco se puede
imponer pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito. 
Si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la imposición de una pena
más leve, el delincuente se beneficiará de ello.
Artículo 10.  Derecho a Indemnización
 Toda persona tiene derecho a ser indemnizada conforme a la ley en caso de haber
sido condenada en sentencia firme por error judicial.
Artículo 11.  Protección de la Honra y de la Dignidad
 1. Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su
dignidad.
 2. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada,
en la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a
su honra o reputación.
 3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o
esos ataques.
Artículo 12.  Libertad de Conciencia y de Religión
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y de religión.  Este
derecho implica la libertad de conservar su religión o sus creencias, o de cambiar de
religión o de creencias, así como la libertad de profesar y divulgar su religión o sus
creencias, individual o colectivamente, tanto en público como en privado.
 2. Nadie puede ser objeto de medidas restrictivas que puedan menoscabar la
libertad de conservar su religión o sus creencias o de cambiar de religión o de
creencias.
 3. La libertad de manifestar la propia religión y las propias creencias está sujeta
únicamente a las limitaciones prescritas por la ley y que sean necesarias para
proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral públicos o los derechos o
libertades de los demás.
 4. Los padres, y en su caso los tutores, tienen derecho a que sus hijos o pupilos
reciban la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias
convicciones.
Artículo 13.  Libertad de Pensamiento y de Expresión
 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión.  Este
derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de
toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en
forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.
 2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a
previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar
expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:
 a)  el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o
 b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral
públicas.
 3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos,
tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos,
de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de
información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la
comunicación y la circulación de ideas y opiniones.
 4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con
el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la
infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2.
 5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda
apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la
violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de
personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen
nacional.
Artículo 14.  Derecho de Rectificación o Respuesta
1. Toda persona afectada por informaciones inexactas o agraviantes emitidas en su
perjuicio a través de medios de difusión legalmente reglamentados y que se dirijan
al público en general, tiene derecho a efectuar por el mismo órgano de difusión su
rectificación o respuesta en las condiciones que establezca la ley.
 2. En ningún caso la rectificación o la respuesta eximirán de las otras
responsabilidades legales en que se hubiese incurrido.
 3. Para la efectiva protección de la honra y la reputación, toda publicación o
empresa periodística, cinematográfica, de radio o televisión tendrá una persona
responsable que no esté protegida por inmunidades ni disponga de fuero especial.
Artículo 15.  Derecho de Reunión
 Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas.  El ejercicio de tal derecho
sólo puede estar sujeto a las restricciones previstas por la ley, que sean necesarias
en una sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional, de la seguridad o
del orden públicos, o para proteger la salud o la moral públicas o los derechos o
libertades de los demás.
Artículo 16.  Libertad de Asociación
 1. Todas las personas tienen derecho a asociarse libremente con fines ideológicos,
religiosos, políticos, económicos, laborales, sociales, culturales, deportivos o de
cualquiera otra índole.
 2. El ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeto a las restricciones previstas
por la ley que sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la
seguridad nacional, de la seguridad o del orden públicos, o para proteger la salud o
la moral públicas o los derechos y libertades de los demás.
 3. Lo dispuesto en este artículo no impide la imposición de restricciones legales, y
aun la privación del ejercicio del derecho de asociación, a los miembros de las
fuerzas armadas y de la policía.
Artículo 17.  Protección a la Familia
 1. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser
protegida por la sociedad y el Estado.
 2. Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar
una familia si tienen la edad y las condiciones requeridas para ello por las leyes
internas, en la medida en que éstas no afecten al principio de no discriminación
establecido en esta Convención.
 3. El matrimonio no puede celebrarse sin el libre y pleno consentimiento de los
contrayentes.
 4. Los Estados Partes deben tomar medidas apropiadas para asegurar la igualdad
de derechos y la adecuada equivalencia de responsabilidades de los cónyuges en
cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo.  En
caso de disolución, se adoptarán disposiciones que aseguren la protección necesaria
de los hijos, sobre la base única del interés y conveniencia de ellos.
 5. La ley debe reconocer iguales derechos tanto a los hijos nacidos fuera de
matrimonio como a los nacidos dentro del mismo.
Artículo 18.  Derecho al Nombre
 Toda persona tiene derecho a un nombre propio y a los apellidos de sus padres o
al de uno de ellos.  La ley reglamentará la forma de asegurar este derecho para
todos, mediante nombres supuestos, si fuere necesario.
Artículo 19.  Derechos del Niño
 Todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor
requiere por parte de su familia, de la sociedad y del Estado.
Artículo 20.  Derecho a la Nacionalidad
 1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
 2. Toda persona tiene derecho a la nacionalidad del Estado en cuyo territorio nació
si no tiene derecho a otra.
 3. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiarla.
Artículo 21.  Derecho a la Propiedad Privada
 1. Toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes.  La ley puede
subordinar tal uso y goce al interés social.
 2. Ninguna persona puede ser privada de sus bienes, excepto mediante el pago de
indemnización justa, por razones de utilidad pública o de interés social y en los
casos y según las formas establecidas por la ley.
 3. Tanto la usura como cualquier otra forma de explotación del hombre por el
hombre, deben ser prohibidas por la ley.
Artículo 22.  Derecho de Circulación y de Residencia
 1. Toda persona que se halle legalmente en el territorio de un Estado tiene derecho
a circular por el mismo y, a residir en él con sujeción a las disposiciones legales.
 2. Toda persona tiene derecho a salir libremente de cualquier país, inclusive del
propio.
 3. El ejercicio de los derechos anteriores no puede ser restringido sino en virtud de
una ley, en la medida indispensable en una sociedad democrática, para prevenir
infracciones penales o para proteger la seguridad nacional, la seguridad o el orden
públicos, la moral o la salud públicas o los derechos y libertades de los demás.
 4. El ejercicio de los derechos reconocidos en el inciso 1 puede asimismo ser
restringido por la ley, en zonas determinadas, por razones de interés público.
 5. Nadie puede ser expulsado del territorio del Estado del cual es nacional, ni ser
privado del derecho a ingresar en el mismo.
 6. El extranjero que se halle legalmente en el territorio de un Estado parte en la
presente Convención, sólo podrá ser expulsado de él en cumplimiento de una
decisión adoptada conforme a la ley.
 7. Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero
en caso de persecución por delitos políticos o comunes conexos con los políticos y
de acuerdo con la 
legislación de cada Estado y los convenios internacionales.
 8. En ningún caso el extranjero puede ser expulsado o devuelto a otro país, sea o
no de origen, donde su derecho a la vida o a la libertad personal está en riesgo de
violación a causa de raza, nacionalidad, religión, condición social o de sus opiniones
políticas.
 9. Es prohibida la expulsión colectiva de extranjeros.
Artículo 23.  Derechos Políticos
 1. Todos los ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades:
 a) de participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio
de representantes libremente elegidos;
 b) de votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas, realizadas por
sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la
voluntad de los electores, y
 c) de tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas
de su país.
 2. La ley puede reglamentar el ejercicio de los derechos y oportunidades a que se
refiere el inciso anterior, exclusivamente por razones de edad, nacionalidad,
residencia, idioma, instrucción, capacidad civil o mental, o condena, por juez
competente, en proceso penal.
Artículo 24.  Igualdad ante la Ley
 Todas las personas son iguales ante la ley.  En consecuencia, tienen derecho, sin
discriminación, a igual protección de la ley.
Artículo 25.  Protección Judicial
1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro
recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra
actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley
o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que
actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
2. Los Estados Partes se comprometen:
 a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del
Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso;
 b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y
 c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión
en que se haya estimado procedente el recurso.

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