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'U-, f / . ' -,— AL GUSTO DEL DIA,
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DE
URBANIDAD, CORTESIA Y BUEN TONO.
Con las reglas aplicaciones y egemplos del Arte
de presentarse y conducirse en toda clase de
reuniones, visitas, etc,; en el que se enseña
la etiqueta y ceremonial que la sensatez y
la costumbre han establecido; con la Guia del
tocador y un tratado del Arte cisoria.
TRADUCCION DEI, FRANCES AL CASTELLANO
PO R
íWrtrtittío j(<í^mínfiTnt
MADRID:
I m p r e n t a de M o r e n o .
% 1829.
I
4 Se hallará en la librería de Cuesta, frente
á las Cobachuelas.
I IIÍ
SUMARIO.
6 7
mugeres y modo de dirigirse con ellas. frecuentemente se ve á un hombre de
Despues se hablará de la conversación, talento dilatar demasiado una visita por
esponiendo los medios de hacerla agra falta de saber saludar ó despedirse, y
dable, ligera é instructiva, y de aquellas á un sabio ó un hombre que con to
sales con pue debe sazonarse la alaban das las disposiciones de un gran genio
za ó la crítica , para no declinar en 1¡- no sabe cómo manejarse en una mesa
songeros ó en censores apasionados. para desplegar su servilleta, partir el
Amenudo hay que tratar en el mundo pan, y pedir el asado. Este tratado evita
con caracteres llenos de amor propio á rá todos estos inconvenientes, y al mis
quienes debe contemplarse, y respecto mo tiempo que aproveche infinito, pro
á los cuales si ha de ser útil una lección, porcionará á los hombres de talento
deberá dulcificarse todo lo posible. En aquellas minuciosidades que pueden muy
fin, manifestaremos también al hombre bien ignorarse, pero que jamás es lícito
fino en su casa, haciendo que partici despreciar,
pen cuantos en ella entren no solamen
te de la inviolabilidad doméstica, sino CAPÍTULO II.
también de aquellos miramientos ama
bles que se esperimentan en muchas ca DE LA. SOCIEDAD DE BUEN TONO.
sas de la capital, y que hacen el encan
to de cuantos las frecuentan. Difícil es determinar el sentido exac
Vivimos en un siglo en que el talen to de este nombre. Duelos piensa que la
to y el ingenio disputan con la fortuna compañía de buen tono no es sino una
y el nacimiento; y por otra parte hay quimera parecida á una república dis
gentes que tienen que tratar en el mun persa, cuyos miembros se hallan en to
do, y á quienes su modestia caracterís das las clases; y tanto mas espontánea
tica, ó unos estudios abstractos, ha mente adoptarnos esta opinion, cuanto
bían separado de él por mucho tiem se acerca bastante á nuestro modo de
po. Las reglas que se den ni les disgus concebir, pues que seguramente la so
tarán, ni dejarán de serles útiles; pues ciedad de buen tono puede hallarse en
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todas las clases tanto en las mas eleva das todas las clases, no porque no se dis
das, como en las mas ínfimas. Una edu tinga y honre á cada cual en particular,
cación bien entendida, sentimientos ge sino porque aquellos que la forman de
nerosos, conducta y conocimientos; hé ben considerar que han entrado en ella
aquí lo que puede constituir á cual bajo el pie de una igualdad de dignidad,
quiera miembro de una sociedad de esto es, de tener unos para con otros
buen tono. No obstante, debe haber una deferencia respetuosa. Un hombre
también cierta disposición, una gracia rico en semejante sociedad debe olvi
especial, un cierto tacto particular. El darse de sus riquezas, y no tratar de
conocimiento de algunos estilos es ne prevalecer ni por sus trenes, ni por sus
cesario, no precisamente para ser ad casas de campo, ni por el poder que le
mitido en la sociedad de buen tono, si da el oro que tiene entre manos, pues
no para ser colocado en ella convenien que igualar ó humillar á sus semejan
temente, y brillar cada uno respectiva tes con la ostentación de unos bienes
mente. de que ellos carecen, es no solamente
En primer lugar se debe entrar en señal de una alma pequeña, sino tam
el mundo con un espíritu de benevolen bién faltar esencialmente á las leyes de
cia general, el cual no consiste en apro la fina civilidad. Examínense si no las
barlo todo indistintamente y no enfa personas, y señalemos por ahora las
darse jamás, sino que el enfado no se del sexo femenino que queriendo darse
dirija nunca contra las personas: y si importancia no dejan de repetir: mi ma
la circunstancia se hiciese por sí mis rido el Conde, —mi pariente el Corregi
ma tan urgente que casi arrastrase á dor, —la familia del señor Marqués,—he
este sentimiento, nazca á lo menos de hablado al Ministro,—estoy viéndole to
la esencia de las mismas cosas, y no dos los dias, — soy de las primeras que
aparezca como una opinion ya formada, pueden entrar en su audiencia. Semejan
y que de antemano estaba uno pronto tes personas creen que sus palabras tie
á producir. En la sociedad de buen to nen una importancia diplomática, y si
no quedan, por decirlo así, confundi bien lo consideran no se adquieren sino
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envidiosos, criticadores que tendrían versación á otro objeto, y tener el arte
gran gusto en humillar unos humos tan de borrar la impresión que haya hecho.
fuera de propósito. Aveces suele ser esto un favor muy par
Un hombre fino evita todo lo que ticular hecho á la persona misma que
puede ser brusco en sus discursos, y no no lo olvida jamás. Las señoras lo sue
procura llamar la atención demasiado. len conocer y tenerlo muy presente.
Lo hemos dicho, que la sociedad no es Como todo el mundo tiene derecho
un palenque para combatir, y que le á los miramientos y distinciones de los
jos de abandonarse en él á discusiones demas, es necesario sostener cierta igual
demasiado prolijas, es indispensable sa dad y dominar sus propias impresio
ber ceder algunas veces. Basta á cual nes. Este arte de cubrirse de un barniz
quiera decir su opinion, y manifestar sus semejante al que hace desaparecer en
sentimientos, sin que se empeñe en opri nuestros muebles las asperezas ó des
mir á su interlocutor con el peso de sus igualdades del material, no debe deno
razones; antes bien ha de procurarse no minarse falsedad, si se reflexiona que
tener demasiada razón: y como no se en el mundo no tanto se vive para sí,
trata de votar despues que se haya ha como para los demas. Los arrebatos, las
blado , deben evitarse todas las fórmu escenas violentas , el choque de los in
las parlamentarias. tereses, y todas las tempestades de las
Frecuentemente sucede el hablar li pasiones es cierto que se encuentran en
geramente ó aventurar una proposición el mundo, pero en la sociedad de buen
que solo es una chanza y que jamás se tono deben hallarse los hombres, aun
podria sostener con formalidad. Un de caracteres opuestos, como dos egér-
hombre de buen tono no debe precaver citos en el momento de una tregua.
se de estas ligerezas, sino juzgarlas, pe Con mucha razón, pues, los genios im
sar lo que valen, y dejarlas caer por sí petuosos y los de imaginaciones melan
mismas : particularmente cuando una cólicas se alejan de la sociedad y viven
de estas proposiciones se escapa á una voluntariamente aislados ; así se ali
muger, se debe procurar distraer la con mentan de sus pensamientos, encantan
\
12 i3
sa existencia ideal con todos sus re que se ama y compromete la felicidad,
cuerdos é imaginaciones de felicidad. haciendo públicas cosas á las que es tan
Los poetas por lo regular son distraí conveniente el misterio , y rompe ade
dos y pensativos : las mugeres jóve mas la armonía de la sociedad en que
nes buscan involuntariamente el aisla deben aparecer divididos los sentimien
miento: los amantes se bastan á sí mis tos. Adherirse esclusivamente á una mu-
mos; pero el mayor número de gentes ger, es faltar al miramiento respecto á
ignora estos sentimientos reales y no las otras; es establecer una cita en me
obstante anovelados: y aquellos que sa dio de gentes que no deben ser ni sus
ben conocerlos y apreciarlos, están ocu terceros, nisus espectadores.
pados por otra parte con el cuidado de CAP Í T UL O III.
su fortuna y de sus adelantamientos.
Los vinculos del parentesco nos ligan
á la sociedad y nos arrojan al mundo, DE 1A URBANIDAD.
en donde nadie gusta de sentimientos Dice Duelos que la urbanidad es la
esclusivos. Sucede ademas que pasada espresion ó la permuta de las virtudes;
la edad de estas ilusiones se halla uno, pero Labruyere da de ella una defini
sin saber como, en conversaciones lige ción mas exacta, al parecer, ymas clara.
ras que se emprenden y se dejan sin Dice que el espíritu de urbanidad es
emoción alguna: no se diga por eso que cierta atención á que nuestras palabras
en la sociedad de buen tono no hay y modales hagan que los demas queden
personas apasionadas, pero reconcen contentos de sí mismos y de nosotros.
tran en sí mismas la espresion de sus Difícil es ser urbano, porque para me
sentimientos, y afectan la indiferencia recer este título es necesario serlo siem
que no tienen, prueba segura de la de pre. Un poeta ha dicho.
licadeza y finura de sus modales. Una
conducta opuesta lleva consigo los mas Así como los vicios son hermanos,
perjudiciales inconvenientes: en primer Séanlo las virtudes entre humanos.
lugar llama la atención hádala persona
i5
*4
El parentesco de los vicios no impide ganar la moral ó la verdad con una con
el de las virtudes. Todo se enlaza y se ducta opuesta. Nos ha parecido indis
encadena en el mundo. La urbanidad pensable decir frecuentemente lo que
exige una reunion de cualidades que la entendemos por urbanidad, antes de en
manifiestan. El ser benévolo, bueno, trar en el pormenor de las leyes y de
natural, sensible, lié aquí las cualida los estilos del mundo. Un hombre de
des indispensables. Frecuentemente su mérito debe ser urbano, esta palabra lo
cede que el que las aparenta, no por comprende todo; su urbanidad debe ser
eso es urbano, y se le rinde un home- universal porque todo tiene referencia
nage que el vicio tributa por precision con ella; pero al paso que enseñemos
á la virtud. El egoista indiferente, cono el arte de reprimir su carácter, y de do
ce que no será ni buscado ni amado si blegarlo á los deberes y circunstancias
se abandona á su carácter; disimula, de la sociedad, debemos también pro
pues, y toma como prestadas las apa curar que no se nos reconvenga de di
riencias amables. Por eso se ha dicho simulo y de doblez.
que la urbanidad no era sino una más
cara engañosa que servia de velo á la C A P Í T U L O IV.
hipocresía y á la disimulación. Conse
cuencia ilegítima en verdad: porque de DE EA SOCIEDAD DE EAS MUGERES.
que un hombre urbano tome las formas
de la urbanidad para ocultar sus verda Ha dicho un filósofo que para escri
deros sentimientos, no debe inferirse bir acerca de las mugeres era preciso
que sea falso. Jamás la urbanidad se mojar la pluma en los colores del arco
manifiesta mejor que cuando un hom iris, y usar en lugar de polvos del de
bre se ve precisado á decir una verdad las alas de las mariposas; pero no se
desagradable, ó á negar una gracia, ó ha trata aqui de escribir sobre las señoras
cer un obsequio. En este caso la dul particularmente, sino solo con relación á
zura de las frases debe suplir la dureza los hombres. Procuremos, pues, tratar
de la negativa, y no vemos qué pudiera las con aquella delicadeza que jamas las
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hiera, pero sin que por eso dejemos atención de todos sobre su persona.
de decir las maravillas y tesoros que Como las mugeres en general se
encierran. ocupan bastante en su tocador, y con
La sociedad de las mugeres es dul fian mucho en el efecto que produce, de
ce , pero exige tantas atenciones y mi be alabárselas sobre su buen gusto, ya
ramientos, y son necesarias para adqui ponderando la elegante caída de un pa
rir su estimación tantas cualidades, que ñuelo bien puesto, ya la de un rizo he
no es raro el ver á infinitos hombres cho con delicadeza, sin que jamás pa
que no pueden doblegarse á todas las rezca que sabemos mas que ellas sobre
circunstancias, y que abandonan el em este artículo: y solo para dar á enten
peño por no tomai’se un poco de traba der que no está uno totalmente privado
jo. Los hombres de mundo fácilmente de los conocimientos y gracias de un
vencen estas dificultades y consiguen tocador, é infieran de esto que no han
adquirirse su gracia, haciendo que les malogrado los cuidados que se han to
hablen y se descubran como son en sí mado para agradar. La indiferencia que
mismas. manifieste un hombre respecto al pren
El primer cuidado de un hombre dido de una muger la ofende desde lue
que entra en una tertulia ó sociedad go , pues viene á ser como una sátira
donde hay señoras, ha de ser el tribu indirecta de los cuidados que ha pues-
tar sus homenages primeramente á la ^ to en adornarse, y que regularmente mi
dueña de la casa: se debe adelantar há- ra como una falta de atención.
cia ella, decirla algunas palabras, y re Un hombre de mundo debe estar
tirarse pronto, de modo que no parezca siempre sujeto á los mandatos de las
que trata de apoderarse esclusivamente damas, procura adivinar sus deseos, y
de su favor, sino que todos los demas aun se complace en prevenírselos. Es
á la vez disfruten del que les dispen verdad que ya no estamos en el tiempo
sa. En seguida debe saludar á las per de la caballería en que se rompian lan
sonas sus conocidas , pero sin dema zas por la mayor hermosura de su dama,
siada ostentación, evitando el llamar la y en que un caballero subiendo el pri-
a
iâ f*9
mero á una muralla esclamata: \A h si bien que su esterior puede tener aseen’
mi señora meviesel Ko obstante son siem diente, y siempre procura que la gracia»
pre reinas en el mundo social, y cuan la instrucción ó el agrado suplan en
do mandan y aun cuando desean, es ella las cualidades físicas que la faltan;
necesario obedecer. Repetimos que no En gene ral las mugeres feas son instrui
debe jamás darse una preferencia esclu das y agradables; suelen procurar que
siva, y que todas las mugeres tienen un su conversación sea animada, variada y
derecho igual á nuestra urbanidad y mi chistosa, puesto que no pueden sacar
ramientos. Un hombre de una urbani ventaja de la armonia de sus facciones:
dad dudosa satisface su gusto y su de no suelen tener aquellos caprichos des
seo llenando de atenciones á las jóve deñosos con que pretenden señalarse las
nes y hermosas ; pero un hombre ver hermosas: tampoco afectan el amor, y
daderamente bien educado no hace ja sin embargo le inspiran con mucha fre
más esta distinción grosera; por encan cuencia, pero suelen ser heroínas en
tos que tenga para con él la juventud amistad. Esperiroentan y nos hacen es-
y la belleza, no desdeña por eso á una perimentar todos sus hechizos y toda la
muger de edad, no se aleja de una mu- dulzura de esta pasión de las almas sen
ger fea; al contrario, se desvela á su la cillas que^ sin querer calumniar, no la
do y aun considera que en el cumpli encontramos de hombre á hombre tan
miento de este deber no deja de hallar dulce, sincèra y satisfatoria como la que
se una satisfacción. Nada tienen que ver nos inspira una muger. Una muger fea
las arrugas de una muger que ha pasa es la confidente natural de todos lo se
do su vida en el mundo con su talento, cretos amorosos; se parece á un terreno
que no envejece jamás: pues ha obser neutral en donde se va á tratar de la
vado, ha visto mucho, y su conversa guerra que se quiere hacer á otro pais.
ción es tan instructiva como divertida. Hemos conocido á una muger fea, pe
Se ha de considerar, ademas, que una ro llena de talento y gracia que era la
muger fea tiene tanto deseo de agradar confidente de un joven muy enamora
como la mas hermosa ; conoce muy do de una hermosa, y que aunque no
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esperimentaba todos los rigores posibles,'’ agitada de su joven amigo; el tiempo
tenia que sufrir todos los caprichos y se pasaba en estas conversaciones : su
antojos de coquetera que es capaz de cedía que los primeros rayos de la auro
inventar una muger para desesperar á ra les sorprendiesen aún hablando délas
un amante. La tal señora recibió en su facultades flexibles del alma que los sen
tertulia á entrambos, y con frecuencia tidos conducen á amar, ó no amar. Pocoá
el amante dejaba que se marchase la poco el joven se iba desprendiendo de una
concurrencia, y de silla en silla con la amante caprichosa, y comparaba el des
dueña de la casa la contaba sus cuitas. velo de su amiga para consolarle con
Caballero, le decía la muger fea; los antojos de una muger exigente que
Vm. tiene la felicidad que embriaga en las parecía no tener otro estudio que el de
pasiones, es pues muy justo que tenga desagradarle. Insensiblemente su belle
Vm. también sus tormén tos. Si Vm. vivie- za se fue borrando de su imaginación,
se en la calma filosofica de la sabiduría, y cuando hubo ya roto los lazos de esta
tendría menos agitaciones, pero también pasión, no pudo menos de quedar asom
menos placeres ; en todo hay su com brado de hallarse enredado en los de una
pensación, y pues que Vm. es amado, es muger fea, pero muy amable y buena.
to le basta y lo escusa todo. = Señora, No hay cosa mas delicada que el ho
respondía el joven enamorado: ¿Llama nor de una muger; un soplo le altera,
Vm. amar el hacer pasar á uno la vida lina palabra le marchita. Un hombre
dolorosa y atormentada que yo llevo? bien educado evita cuidadosamente
Conque sin duda hay mugeres que nos cuanto pueda comprometerle, y este es
aman para afligirnos. el deber de la honradez que entra tam
Así se quejaba el joven, y la señora bién en las reglas de urbanidad que
ya escusaba y coloreaba la conducta de nos enseñan á ser dueños de nosotros
una muger á quien tenia sin duda sus mismos, á no abandonarnos jamás á la
razones para aborrecer; ó ya con los en violencia de nuestras pasiones, impi
cantos de una conversación igual y agra diéndonos así el cometer faltas en que
dable inspiraba Ja calma en el alma el mas honrado puede incurrir en ua
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momento de enfado. Los equívocos, las én este siglo somos tan viciosos como
proposiciones atrevidas deben desterrar en otro tiempo; pero no tenemos la in
se severamente de la sociedad delasmu- solencia del vicio que tan tristemente
geres; y la falta mas grosera de un hom distinguía á nuestros antepasados. No
bre que admitan en su intimidad es la se tienen virtudes; pero al menos se pro
de ofender su oido delicado ó sacarlas cura cubrirnos con la apariencia, por
los colores al rostro. Es verdad que hay que siempre es necesario ser virtuoso
mugeres cuya conducta ligera parece para ser estimado.
que autoriza á los ojos de muchos una Por estrechez que se tenga con una
conversación un poco libre; pero con muger, hay momentos del dia en que
estas cabalmente es con quienes debe no conviene presentarse en su casa; de
haber mas cautela ; porque si creemos biendo siempre considerarse que hay co
que una muger semejante piensa que sas que el mundo no perdona, sino por
su secreto se halla en nuestras manos, que las ignora. Una muger tiene debe
hablar delante de ella sin respeto, es res que cumplir con los suyos, con sus
una bajeza y una traición. En el caso criados, y con los individuos de su ca
contrario nuestro propio juicio debe sa; y si nos ha confiado su honra y re
enseñarnos que si ha cometido una fal putación , debemos portarnos con ella
ta, ella debe ser mas severa que nadie, caballerosamente, y evitar todo cuanto
y para alejar toda sospecha, exigirá pueda hacer creer que abusamos de su
mas deferencia. bondad y del ascendiente que logramos.
Ninguna cosa se opone mas al buen Sucede también que los hombres lle
tono que afectarpara con una muger una van á la sociedad la tintura de sus es
intimidad ó franqueza particular que tudios y conocimientos, ó de sus tareas
puedecomprometerla. El principal deber habituales, sintiéndose muy inclinados
euando se amaá una muger, es el ocul á hacer de ellos el texto ordinario de su
tar su pasión, si se quiere su felicidad; conversación. Este es un defecto que de
y sería una perfidia pretender aparen be evitarse particularmente en la socie
tar una estrechez, que no exista. Tal vez, dad de las mugeres, porque ¿qué gusto
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pueden encontrar en oir hablar de ecua mundo jamás debe alargar demasiado
ción, de fisica o de química? Solamen una conversación sobre política en se
te conviene una conversación ligera y mejante sociedad; y si acaso tiene que
adecuada á sus circunstancias, sin espo- referir algo, debe ser corto y esplicarse
nerlas al fastidio de escuchar cosas que con medida, en tales términos, que den
no entienden ; y el secreto está en de á entender no es su intención el favo
jarlas que ellas mismas emprendan la recer opinion alguna con empeño, sin
conversación, y no llevarlas á un terre olvidar la clase de su auditorio; y si en
no que las es desconocido. Cada dia se tra en la disputa una muger, aun debe
van desmintiendo las reconvenciones que aumentar mas su dulzura y circunspec
se hacen á las mugeres de no hablar si ción. Las mugeres merecen todos los
no fruslerías. Se va viendo que ya no miramientos posibles, y á veces es una
les es desconocido ningún ramo de li falta el tener razón contra ellas.
teratura, y que conocen las artes y las Decia Fontenelle que si tuviese la
cultivan con acierto ; cosas que propor mano llena de verdades, se guardaría
cionan medios ciertos de reanimar una muy bien de abrirla; pero este prover
conversación tibia, y de dai’la agrado y bio no favorece en nada á la franqueza
encantos. ni claridad de un autor. Con las muge-
También la política constituye gran res está algunas veces fuera de su lugar
parte de las conversaciones, y sucede que la franqueza: sucede que una muger de
las mugeres suelen igualmente tomai- aquella edad media que ni se puede lla
parte en ellaSj endulzando cuanto pue mar juventud ni tampoco vejez (edad
den tener de duros ó de exagerados cier que jamás las mugeres confiesan ; pre
tos puntos opuestos: calman ó retienen gunta con una sonrisa : ¿ qué tal le
las pasiones, ó echan graciosamente un parezco á Vm. hoy? En este caso, si al
chiste que divierte, y algunas veces ci gunas arrugas recientes empiezan á sur
catriza la llaga que puede haber causa car su frente, y si alguna jaqueca tenaz
do en algunos una materia de estas que ha marchitado un poco sus ojos ó des
les sea incómoda ; pero un hombre de colorado su tez, viene bien, como de-
. '
26 27
cïa Fontenelle el no abrir la mano pa nia. Las mugeres no gustan por lo re
ra dejar escapar la verdad. Debe, pues, gular que se les diga que tienen los ojos
alabarse á tiempo y con medida. Hay chiquitos, al contrario, quieren tener
alabanzas tan escesivas que por lo mis los siempre grandes. =¿ Y no es mas que
mo se declaran á sí mismas, convirtién cateYm. á nuestro hombre subien
do las escaleras de dos en dos y de cua
c s o ? y
7¡ ~7-"
5a 53
con algunos que hayan salido de la lí bra que suelta, mirando á todoslados con
nea general, ó con quien haya publicado aquel aire que quiere decir: ¿ no es ver
una obra que se haya merecido la aten dad que esto está muy bien dicho? Es
ción pública? No hay remedio sino que le te hombre es un semi-literato, y se halla
han de abrumar á fuerza de fastidiosos en disposición de disparar un centenar
elogios, y que se han de hallar siempre de requiebros galantes que hubieran pa
en las sociedades en que se acoge á los sado por comunes aun en tiempo de la
hombres de mérito:porqueaspiran á par caballería; pero particularmente saca sus
ticipar del brillo que no tienen, por so obsequios del reino vegetal : cada una
lo rozarse con los que lo poseen. de las señoras es una flor, y ya se sa
Con esta clase de personas no se de be de antemano qué papel ha de ha
be temer el ser impolíticos, y se de cer la rosa en esta escuela de galantería
be romper inmediatamente con los que botánica.
espetan cumplimientos ridículos, y os Hubo sin embargo una época en que
descalabran á incensamos. semejantes gentes brillaban en la socie
Regularmente los semi-literatos os dad y aun adquirían una reputación, pe
tentan todo su saber con las mugeres. ro no es así en nuestros dias. Ya las se
Como ellas son mas accesibles á la ala ñoras tienen demasiado discernimiento
banza que los hombres, encuentran en y modestia para ser presa de estos ne
sus encantos un texto sobre el cual es- cios cumplimenteros: gustan que se ha
tan disertando eternamente : pues no ga justicia á sus gracias y atractivos,
puede haber hombre tan poco adverti pero ya no quieren que se las compare
do que las saque los colores al rostro á las flores, y sobre todo á la rosa que
al decirlas que son amables ó bonitas. se marchita tan pronto.
Ved aquel corrillo compuesto de muge-
res de todas edades : solo un hombre
está en medio de ellas; su fisonomía in
dica lo contento que está de sí mismo,
se sonríe con satisfacción á cada pala
54 55
mient03, sin saber salir del circulo estre
CAP Í TULO Vi l i . cho que se habían trazado. Esta situa
ción de la sociedad sirvió de texto á Mo
D it DESEO INMODERADO DE MANIFESTAR liere para escenas muy graciosas. Así
TALENTO. en el enfermo imaginario, Diaforo y su
hijo Tomas nos dan una escelente lec
No se perdonan en el mundo preten ción del ridículo en que se incurre al
siones superiores á las de los demas; y hablar de cosas que no se entienden.
la mayor concesión que hace el amor Es verdad que el retrato está un poco
propio, es mirar el mérito ageno como recargado, pero un hombre que ostenta
igual al suyo; pero lo que mas hiere ei conocimientos agenos de los que le oyen,
la pretensión de manifestar talento. Di se halla desde luego en el caso de Dia
tal manera es la naturaleza human; foro poco mas ó menos.
que tiene celos aun de sus propias cua No hay cosa mas agradable que el
lidades, y no perdona al talento,, si nc talento que va acompañado de gusto,
cuando conoce que este se ijfnora á sí discernimiento y juicio; cualidades pre
mismo. Conviene, pues, saber contener ciosas que jamás se estimarán lo bastan
se, y muy amenudo se manifiesta talento te, y que son como un pasaporte con
en el misino procurar no manifestarlo. el cual se viaja por do quiera sin mie
Nos arrastra demasiado el ardor de querer do y sin trabas. Cuando el talento está
brillar; nos hacemos habladores sin solo, mas bien puede ser dañoso que
echarlo de ver, y se cansa á las gentes útil; cansa y fatiga; es un licor dema
á quienes se creia divertir. siado fuerte que se sube á la cabeza y
En otro tiempo eran distintas las atolondra , no obstante su volatilidad y
clases, y no estaba la instrucción tan ligereza. Si queréis apreciar el mérito de
difundida como en el dia. Las personas un hombre con acierto, escuchad el jui
instruidas solo sabían una cosa, que cier cio que de él hacen las mugeres. Mu
tamente sabían bien; pero en general chas veces sucede encontrarnos en una
les eran agenas otras especies de conoci- reunion cerca de dos mugeres á quienes
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no conocemos, oigamos entonces su con ce que se está conteniendo por no bos
versación sin mezclarnos en ella. Ábre tezar y él la sigue mirando muy satis
se la puerta del gabinete, y anuncian fecho y continúa sus demostraciones.
que va á entrar el señor N\=Vedle allí, Apuesto á que la está hablando de las
dice la una, mírele Vm. como anda, co aguas de Sacedon ó de Solan de Cabras.
mo se dirige al ama de la casa, se diria Esto es lo que se merecen, y con
que acaba de ganar la batalla de Auster mucha razón, los habladores importu
litz ó de Marengo. No parece sino que nos. Cierto autor célebre habla de los
el suelo es indigno de que él le pise; hombres de talento que brillaban á su
vea Vm. como mira á un lado y á otro con vez, y que por la mañana componían las
aire de protección. Vaya; sea en bora palabras y chistes que debían derramar
buena: se sienta por felicidad lejos de á la noche, y preparaban las preguntas
nosotras=ïiene Vm. mucha razón, dice y respuestas. El uno debía solamente
la segunda, estar cerca de él es la cosa defenderse un dia y triunfar el otro. Evi
mas enfadosa del mundo; si tuviera que tad siempre estos cálculos preparados que
estar á su lado toda la noche, creo que salen de lo natural. Dos hombres de esta
levantaría inmediatamente la visita, é calaña se parecen á dos gallos de pelea,
iria á oir á lo menos el último acto de que divierten con sus picotazos, y si se
la Donna di il lago. Sin embargo, dicen les tolera es lo mas al principio de una co
que es un hombre de talento. = jTalen mida, porque sus voces cubren álo me
to ! replica Ja primera que se halla mas nos el ruido desagradable de los platos
cerca, si: talento de aquellos que no ycubiertos El deseo inmoderado dema
sirven para nada; la otra noche nos la nifestar talento, no solamente nos con
malogró toda esplicándonos las propie duce á hablar de cosas que otros no nos
dades del gas, y la diferencia de las la entienden, sino también á tratar de un
nas de España y las de Inglaterra. Re arte ó ciencia que no conocemos mas que
pare Vm., señora, á aquella señorita rubia superficialmente delante de aquellos que
que él ha cogido á su lado. ;Ay que fas la poseen ó son sus profesores. Gentes
tidiada debe de estar! como se lacono- hay, cuyo furor de hablar les engañado
59
58
tal manera, que se dirigirían á un Miguel tonces Fontenelle quitaba su trompeta,
Angel para hablarle de pintura, á Rosi- acababa la conversación diciendo tran
rii de música, ó al célebre Alvarez de es quilamente: ah tú lodices, mi sobrino.....
cultura; y que hubieran emprendido una En las conversaciones hay un medio
disertación sobre el arte cómico con el igualmente distinto de cierta pereza de
mismo Isidoro Maiquez. Deciden, cor hablar ó de un escozor de hablar mu
tan y trinchan con toda la apariencia, no cho. Conviene, pues, estudiarse para co
de pedir consejo, sino de dar lecciones. nocerse y vencerse en la ocasión. El es
Se parecen en esto á un sobrino de Fon- tar infatuado de sí mismo, dice Labru-
tenelle, hombre tan fastidioso y necio, yere, y haberse persuadido íntimamen
como su tio era agudo y amable, y que te que se tiene talento, es una cosa que
como nos dice agradablemente Roulier no sucede sino aquel que no tiene ó
en su poema de las disputas, era tan que tiene muy poco.
atrevido en apoderarse de la conversa Esta máxima siempre presente ahor
ción, que raría muchos discursos inútiles o poco
convenientes, y baria que juzgásemos
Estando el mismo Richelieu presente, con menos severidad á muchas personas
De Mahon ó de Genes las jornadas á quienes daña el mucho hablar.
Hubiera referido osadamente.
C AP Í T UL O IX.
Este sobrino, pues, de un autor tan dis DE LA ALABANZA.
creto atormentaba con sus contradiccio Es una falta contra la urbanidad el
nes á Fontenelle , que á pesar de sus alabar en presencia de aquellos que can
ochenta años, y de una gran sordera, tan ó tocan un instrumento á una per
conservaba siempre una gran franqueza. sona que tenga la misma habilidad: co
Si Fontenelle deeia una cosa, inmedia mo igualmente el alabar á un poeta de
tamente tenia pronta la réplica su sobri lante de uno que lee sus propios versos;
no; se arrimaba á su tio y le soplaba en pero es igualmente una falta el alabar
la trompeta : y yo tio, digo que...... En
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cara á cara y de un modo escesivo: por En efecto, siendo el amor propio y
que una alabanza estremada tiene todo la vanidad los dos grandes resortes de las
el aire de burla, siendo así que la ver acciones de los hombres, fácilmente se
dad tjene limites que no es dado traspa consigue lo que se desea cogiéndoles el
sar, y que aquellos á quienes alabamos flanco. El alma mas dura se rinde á un
conocen su parte flaca, y estan intima elogio discreto, y el carácter mas liero
mente persuadidos de que también los é inflexible se afloja como un arco á
demas los conocen. Si nos escedemos, quien se le quita la cuerda, cuando le
pues, en la verdadera alabanza de un halagan unas palabras lisongeras; pero
modo absoluto, este elogio pierde to cuanto mas segura sea esta arma pode
do su precio, porque no es verdadero. rosa, con tanta mas precaución se debe
Solamente los necios sufren paciente* usar de ella. Las alabanzas interesadas
mente los elogios. son una especie de perfidia, y el hom
Si teneis que alabar á una muger so bre que las usa degrada su carácter y se
bre su belleza, frescura y dulzura de sus envilece , siendo bajos en esta circuns
miradas, ó sobre el conjunto de sus fac tancia ambos papeles, porque se despre
ciones, no lo hagais jamás á espensas cia al alabado y al alabador. Hay, no
de otra: pues aunque se sabe que las obstante, hombres que merecen toda
mugeres no se aman entre si, el hablar nuestra admiración ; existen virtudes y
mal de las personas de su sexo es un nunca bien alabados talentos que esci-
derecho que se reservan ellas esclusiva- tan con razón un entusiasmo difícil de
mente, y que no permiten que se 1® contener. El alabar la verdad, el mérito
usurpen impunemente. y los talentos, no es sino rendirles un
tributo innegable; pero no lo hagais ja
El néctar que al gran Jove se presenta» más cara á cara, porque os esponeis á
Y del mundo á los Dioses alimenta,
E s, Filis , la alabanza. avergonzarles y á serles incómodos.
Un hombre se halla en una disposi
* Ha dicho Lafontaine. ción favorable para alabar á otro, cuan
do no tiene necesidad de él, cuando no
65
6a
espera ni su protección, ni sus servicios; un adulador el que haga creer que tiene
porque en tal caso se conoce que lo que un carácter elevado, como á un crítico
dice es la verdadera espresion de su pen de profesión el no adquirirse enemigos.
samiento; pero si al contrario la alaban No obstante, hay una crítica decorosa y
za es interesada ó puede parecerlo, con justa que suele emplearse libremente, y
viene abstenerse de ella. que si así no fuese se faltaría á la fran
También un hombre altamente co queza; pero ¿qué necesidad hay de cri
locado puede alabar; pero ha de ser del ticar el vestido de una señora, ó la figu
modo mas sencillo y natural; porque si ra de su sombrerillo, ó el color de su
así no lo hace, dará á entender que se chal? ¿Qué nos obliga en ninguna oca
acuerda del puesto que ocupa, y que siona decir: «señorita, Ym. es rubia y de-
quiere proteger solo de palabra. »bia tener presente que los colores ama-
En el mundo se esperimenta y de *rillos y claros no deben convenirla, pues
be esperimentarse muchísima deferen »deprimen el color de Vm. en lugar de re-
cia respecto á una infinidad de objetos; »alzarle? Créame Ym., no lleve jamas s¡-
se hace la vista gorda sobre las malas »no colorverde ó azul turquí. Semejantes
costumbres y sobre varios defectos, y es observaciones son inútiles y mas bien
to parece como natural, vista la fragili incomodan que sirven. Moliere hizo pal
dad de la naturaleza humana y délas pa pables estas ridiculeces en su Misantro
siones de los hombres. Haced, pues, co po con aquella finura artística que le era
mo los demas, pero sin transigir con el propia: dice Filindo
vicio, y no alabando por eso lo que de ¿ Cómo dirà Vm. à Andrea
claradamente es malo. Que en su edad no sienta bien
De una bonita el desden,
CA P Í T U L O X. T el colorete la afea?
El Misantropo.
DE LA. CRÍTICA. Sin duda.
Tan permitida es la crítica como la Filindo,
alabanza; pero es una cosa tan-difícil & ¿Y à don Enrique
64 65
Qué es un fastidioso necia
á aquellos que critican con una preven
Que se acarrea el desprecio f
Si por cierto: respondía el Misantro ción apasionada.
po que no quería conocer que en el mun «¿Qué dice Ym. del libro de Hermo-
do es necesario pasar por encima de los »doro ? = Que es malo, responde An-
defectos ligeros, y que no se reúnen las ntimio: que es tan malo, que ni siquie
gentes para decirse unas á otras verda ra merece que el mundo hable de él.=
des inútiles y vanas. »¿Pero le ha leido Vm.?=j\;o, responde
Las mugeres son muy sensibles á la »Antimio.” ¿Por qué en lugar de este no
critica, y puede ser que aun lo sean mas absoluto no dice que Fulvia y Melania
que los autores. Decid siempre vuestra le han condenado sin haberle leido, y
opinion con moderación cuando se os que él es amigo de Fulvia y Melania?
pida, y siempre fundándola; endulzad La crítica amaiga, acre y mordaz,
continuamente vuestro juicio; deferid al degenera por lo común en personalida
amor propio irascible, porque cada uno des, y saca enteramente de la esfera á
tiene derecho á algunos miramientos, y que debe limitarse un hombre de bue
volviendo á Moliere., acordaos siempre na sociedad, y aun el hombre puramen
con él que te honrado.
Cuando se critica sin amargura, y
solamente con la mira de ser útil y decir
Un hombre puede muy bien una verdad que se nos lia pedido, se
Ser honrado, y mal poeta.
tiene siempre la atención de alternar sus
Sobre todo guardaos de juzgar cuando observaciones con algunas alabanzas, y
no conozcáis perfectamente la obra de de hacer que lo bueno sobresalga a! la
que se trata y se os pide vuestro parecer. do de lo malo. De este modo no se des
Jamás castiguéis al autor de las ofensas anima al autor y se concilia el crédito,
que bajo otro aspecto puede haberos he endulzando los bordes del vaso que con
cho á vosotros mismos. Labruyere sa tiene un licor amargo.
cude con el talento que le es particular Criticad siempre con cordura y me
dida, y evitad sobre todo aquella espa-
5
66 67
cie de menosprecio que es mortal para saber vuestro parecer sobre una obra de
el hombre que se encuentra sometido á un hijo ó de un esposo, y que esto lo
nuestro juicio. El cuadro mas malo, la hagan frecuentemente delante de vein
estampa mas imperfecta, la obra mas te personas; bien clara es entonces su
prolija, menos original y falta de brillo, intención, y se conoce lo que desean.
lian costado mucho trabajo y fatiga á Acordaos en tal caso que un hombre de
su autor. Indicadle los defectos, criti mundo no es un juez severo, y que pue
cadle en hora buena, pero no le despre de á veces omitir una verdad dura ó mal
ciéis. La burla desdeñosa es propiedad empleada ¡
de los necios, y no saben cuan difícil es al La crítica es conveniente cuando se
hombre de genio hacer una cosa perfecta. pide de buena fé, y cuando se aplica á
Sostened vuestro modo de pensar con los jóvenes que pueden aun adquirir
firmeza, y con la seguridad de un hombre adelantamientos y aprovecharse de ellos.
que ha dicho su pensamiento y que ha Fuera de esto es mejor abstenerse de ella.
creído ser exacto ; pero no seáis por eso Evitad sobre todo el adquirir una re
ni obstinado, ni terco; porque por hábil putación de Aristarco, que generalmen
que seáis, siempre encontraréis otro su te se aborrece. De los que todo lo cen
perior. En los objetos de artes, que son suran se huye como de un contagio, y
los mas sujetos á la crítica, se encuen se teme su roce como el de los apesta
tran mil relaciones diferentes, mil cosas dos, que pueden comunicar sus enfer
que se escapan á la primera ojeada y medades con solo el tacto.
de que sin rubor puede uno confesar no
haber conocido el mérito: si, pues, os CAPÍTULO XI.
lo dan á entender y os lo manifiestan,
no temáis el retractaros. Lo contrario I)E EA G E N E R O S I D A D .
indicaria pasión, y no talento ni co
nocimientos. Considerándose un hombre en la so
Sucederá frecuentemente que un pa ciedad como igual á los demas, debe
dre , una madre, ó una esposa quieran pensar que 110 se le llama á ella para
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distinguirse en generosidad; pero como da cuestan, y así se prodigan. Es tam
los caractères se desarrollan bajo todos bién costumbre el hacer á las señoras al
susaspectos, encontrará ocasiones en que gunos regalitos de dulces, de libritosde
pueda manifestar cierta elevación de al memoria, de almanaques ó de juguetes
ma , cierto desinterés que llamaremos que la moda ha inventado para enton
generosidad por falta de otra espresion ces: deben, pues, hacerse estos regalos
adecuada. Esta generosidad es, pues, con gracia y con decoro. Si fuesen de
la que se debe mostrar, ó por me mucho valor harían sospechar intencio
jor decir, tener. Un hombre natural nes que turbasen las familias y escita-
mente generoso no teme ponerse á ju sen los recelos; pero debe cada uno ha
gar con un compañero que sabe no es cerlos según sus facultades y situación,
muy hábil en el juego y que le espo dándolos siempre con agudeza, y acom
ne á perder: no juega sino para diver pañando el regalo con algunas espresio-
tirse , y no para ganar; y por conse nes amables y lisonjeras que den á en
cuencia es superior á la corta pérdida tender que os tenéis por dichosos en
que pueda sufrir. Propónense á veces en ofrecer aquel pequeño obsequio. La gra
alguna tertulia ciertos objetos en rifa, y cia con que se da es lo que hermosea
aunque se suponga que el objeto no agra siempre el regalo, y agrada aún mas que
de ó no convenga, no es esta una razón el regalo mismo.
para no entrar en la rifa. Estas cortas Los aguinaldos á los criados prueban
contribuciones no son gravosas, y son, también la liberalidad, cuidando siem
por decirlo así, el medio de recompen pre al darlos de no ofender el carácter
sar los beneficios que procura la sociedad. de los amos.
Fatal es para la economia la época Cuando un caballero se encuentra
del dia de año nuevo, y los gastos de él con una señora, jamás debe permitir
entran necesariamente en el libro de me que ella abra su bolsillo: dulces, hela
moria de un hombre de sociedad. El dos.» palco y aguinaldos le toca áél. Es
primer dia del año se visita y se cum te es un uso de urbanidad invariable
plimenta: los buenos deseos y votos na mente introducido en el mundo; y no
71
7o
se oponga que según esta aserción debe cierto, sería necesario hacer que lo fue
ser necesariamente rico el aue lia de fre- se, y no vacilaríamos un momento en
ementar la sociedad. No es necesario ser
i
proponerlo.
rico, sino que tenga unas facultades re Hay otra especie de generosidad en
gulares que permitan estos ligeros gas las relaciones que mùtuamente nos unen.
tos: es necesario tener lo que Horacio Consiste esta generosidad en no tener
llama dorada medianía, y á un hacenda siempre demasiada razón ; en no hacer
do, á un comerciante, ó á un artista que resalten los yerros de aquellos con
acomodado no puede dañar esto. quienes hablamos. Esto es lo que mas
También se manifiesta la generosi se necesita en el mundo, y lo que por
dad en las limosnas que se hacen, y no desgracia se encuentra menos.
rehusando jamás su firma á las suscrip CA P Í T U L O X II.
ciones para socorro de los desgraciados.
Hombres haya quienes falta el pan, que
no tienen abrigo ninguno para su cuer I)E LA AVARICIA.
po y cabeza, ni vestido, ni asilo: y que En el mismo hecho de recomendar
al paso que nosotros estamos rebosando la generosidad, está visto que hemos vi
en superfluidades, carecen de lo necesa tuperado el defecto opuesto á ella, que
rio. A favor de estos tales es cuando me es la avaricia. Es verdad que este vicio
jor se egercita la generosidad. Cuando la no es tan común como en otro tiempo.
triste viuda os tiende una mano descon En el dia todos quieren gozar, y se cree
solada, cuando el huérfano llora en vues que el ansia de adquirir dinero no nace
tra presencia , cuando el veterano os sino de la necesidad de gastarlo. Pocos
muestra sus cicatrices, desabrochad jóvenes se encuentran, pues, avaros; pe
vuestro vestido, quitaos el guante, in ro llega la edad en que se disipan las
troducid el índice y el pulgar en las fal ilusiones de la juventud con los años, y
triqueras de vuestro chaleco, y sacad los cuidados de un porvenir suelen apre
vuestra bolsita. También es de buen to tar las manos mas abiertas. Un hombre
no el ser caritativo, y si esto no fuese
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de mundo puede pensar muy bien en su avaro, un hombre que calcula los pares
fortuna, pues es natural que á medida de zapatos de su muger, que repasa las
que adelanta en la carrera déla vida, dis cuentas de su modista , que regatea
curra en el establecimiento de su fami una vara de percal , y que cuenta uno
lia, educación de sus hijos; y en fin, en por uno los real illos que cuesta un pal
proporcionarse una vejez cómoda y li co de opera, es un monstruo, un ente
bre de necesidades; mas no debe esten- peligroso con el cual no se debe comu
derse el deseo de adquirir hasta las pe nicar , y de quien nunca se huirá lo
queneces, y sobre todo deben evitarse bastante.
las riñas domésticas delante de testigos. Evitad pues la avaricia ; si la natu
Hay padres de familia que no saben con raleza os inclina á tan pernicioso de
tener su disgusto cuando una persona fecto, corregidle y dominadle. La ava
rompe un mueble: que manifiestan to ricia se echa de ver,, por donde quiera,
da su cólera cuando un criado ha que pareciéndose al amor y á los celos : ¡se
brado un vaso ó una taza, y alteran la vislumbra por las miradas y por el aire.
alegría y armonía de una concurrencia Un hombre avaro tiene mil espresioues
con el espectáculo de sus reconvencio propias que, sin conocerlo, usa para ala
nes ; evitad siempre estas contiendas es bar su sórdida pasión. La vista de un
candalosas que manifiestan una alma gastóle hace temblar, el lujo le irrita. =
pequeña, y aun falta de educación. El Señora, dice á una joven delante de su
detecto que mas perjudica con respec marido, es esquisito el punto de ese
to á las muge res es la avaricia. A la lle velo, escelente bordado, los guantes
gada de un joven avaro, las señoritas primorosísimos; bien deben de haber
se retiran, las madres abandonan todo costado. Apuesto á que valen lomeríos...
proyecto de establecimiento, y aun La joven se muerde los labios, y el ma
cuando sea mas hermoso que Adonis, y rido que había hecho aquel regalo en
mas rico que Creso, difícilmente encon un momento de amor y de prodigalidad
trará una joven que quiera tomar su echa ya de menos su dinero, y rehúsa á
nombre y dirigir su casa. Un marida su muger una sortija ó un estuche que
74 P
la había prometido. Otra vez se acerca turar una peseta, jamas convida á un
a un caballo de regalo, elogia su alza amigo; dinero que ha prestado le pare
da, su clin y su estampa. Caballero, di ce va dinero perdido, y poco á poco va
ce, volviéndose á un hombre de unos apartando de sí á todo el mundo. Lomo
cincuenta años que admira el animal esta pasión es solitaria y nunca está mas
con él : hé aquí un hermoso caballo, es satisfecha que mirando al areon, poco
fino y de raza, pero su hijo de Ym. es un á poco va perdiendo todos los motivos
jóven un poco vivaracho, y á dos ó tres de sociedad que le aleja de el, y el
fatigas este caballo puede abrirse de pe hombre mas fino cuando tiene la des
chos, y vea Vm. cuanto dinero perdido : gracia de abandonarse á este vicio , se
habrá costado á Ym. este animal doscien hace estranierò en la sociedad, se aísla,
tos doblones: pues por cincuenta hu y el pensamiento que le ocupa le degra
biera Vm. tenido otro que fuese lo mismo. da y envilece. Huid, pues, de tan odioso
Entonces el hijo que galopaba hasta per vicio: estamos muy lejos de aconsejar
derse de vista, ostentando su destreza la prodigalidad, pero puede decirse que
y buen caballo, se muerde los labios de es mil veces preferible á la avaricia que
impaciencia, y el padre queda poco con apoca el alma. La avaricia se aumenta
tento de su liberalidad. con la edad, asi como la pasión por el
Los hombres avaros son los que se juego: y nunca sobra la vigilancia para
alteran en el juego por un tanto, los arrancar de nosotros sus primeras se
que se olvidan siempre de los aguinal millas.
dos á los criados, y á quienes el apeti
to desordenado de dinero hace incurrir
en una infinidad de faltas sociales que
no perdona el mundo.
La avaricia hace al hombre duro
y egoista. Un avaro echa de menos el tra
ge que da algunas veces á los pobres
por ostentación; tiene miedo de aven-
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77
V 'V \\V \U m \V \\\V \\\W \YVv\VUv\V\\\UUV lV V El hombre juicioso sigue la moda
sin afectación, y procura que se advier
SEGUNDA PARTE. ta mas bien en su modo de vestir un
buen gusto, que lo que se llama última
moda. Cuando se advierte á un joven
CAPÍTULO í. lo caprichoso de su modo de vestir, no
tiene otra respuesta que dar sino que es
»E i- A .
moda. En nuestra opinion, esta respues
moda
ta es la mas ridicula que pueda darse,
no porque se haya de desdeñar la mo
L a moda es la mas inconstante de las da, sino porque se debe seguir sin ha
fingidas divinidades, pero es la que tiene cerse notable. Un hombre de sociedad
anas adoradores. Su imperio se estiende se presenta siempre de modo que á na
por do quiera, y hay cierta especie de sa die le ocurra hacerle semejante obser
biduría en no ir contra ella. Tan grande vación.
es su poder, dice un proverbio, que el Se cree que la moda es caprichosa é
hombre sabio es el primero en seguir la infundada, y es un engaño; siempre es
moda, y el último en dejarla. Hace un muy juiciosa para aquellos que la inven
siglo que se quejaban todos de la incons tan y que tienen habilidad para hacer
tancia de la moda, hace dos que exis que se adopte. Algunas veces ha sido
tíala misma queja, y en el venidero se recuerdo de una acción brillante.
guirá sin duda ninguna. Cuéntase de un Sígase pues la moda; pero como quien
loco que corria las calles de una capital sabe sacrificarla cuando no conviene.
con una pieza de paño al hombro , y le JNo la inventéis jamas , aunque hay jó
preguntaron que quería hacer de ella. venes que procuran esta preeminencia,
Aguardo, contestó, á la última moda si puede darse semejante nombre á una
para no perder la hechura de mi vesti cosa tan fútil. Acordaos siempre que el
do. En el dia podia estar corriendo este objeto de nuestros deseos ha de ser mas
hombre hasta la estremidad del mundo. sólido, cual es el de una reputacipn
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conveniente ä la dignidad del hombre; Nos parece que esta última reflexion,
y que invente la moda el que no tenga y si el pueblo os mira es tan profunda
otros medios de distinguirse. como juiciosa.
No debe confundirse, dice el autor
CAPÍTULO IL del Código civil (i), el cuidado y esme
ro regular en el vestirse con la coque
BEL VESTIDO. teria; y cuántos pueden decir como Se
Tiempo ha habido en que las clases darne:
de la sociedad se distinguían por el ves ¡Qué de gracias te doy, vestido mio!
tido ; pero como este tiempo ha pasado,
ya no tanto distinguen á los individuos Para esto no se necesita mas que un
los träges, como la instrucción , la edu poco de memoria y agradecimiento pa
cación , el ingenio y los talentos acom ra con su sastre.
pañados de las gracias y elegancia; de Id siempre vestidos con aseo; que
modo que aunque los vestidos sean igua vuestra ropa blanca pruebe el cuidado
les , el modo de llevarlos da á recono que teneis de vosotros mismos, que el
cer las personas á la primera ojeada de cepillo corra frecuentemente por vues
un hombre de mundo que conoce cuan tro sombrero y frac, y que nada en ñn
to previene á favor de cada uno el garbo manifieste la negligencia ó desidia.
y el aseo en el modo de vestirse. Sin ser rico puede cualquiera ir bien
En la obra de ¡Miss Enriela Wilson, vestido y ser admitido en la sociedad :
se hallan pormenores que prueban que solo se necesita vigilar las operaciones
el célebre Dandy poseía principios del de sus criados, y sin tener grandes ren
arte de ataviarse que le adquirieron jus tas salir á la calle con un pantalon lim-
tamente la reputación que gozaba. Si
estais ataviado y adonizado á vuestro pa (1) No se habla aqui ni del célebre juriscon
recer, decia, mas se advierte que te- sulto Merlin, ni del segundo Cónsul Cambace-
neis un vestido nuevo y el pueblo os mi res; sino del autor del Código civil de urbani
ra , vais mal puesto. dad, y del Código del goloso ó gastrónomo.
§0 81
pio y el pañuelo bien puesto , observan que puedan chocar, y no permitir que la
do en general asi sobre esto, como so conversación tome un giro picante ó per
bre la diferencia de colores, y el tiem sonal, disimulando las debilidades de
po en que se ha de llevar, los costum los que le favorecen , y aun dando una
bres introducidas en donde quiera que sonrisa de aprobación á algunas ridicu
uno se encuentre. leces que cometan.
Es una cosa algo difícil el saber re
CAPÍTULO IIÏ. cibir en su casa, porque se debe el mis
mo acogimiento al hombre amable que
DEL HOMBRE DE MUNDO EN SU PROPIA CASA. al íátuo : recibir con igual gracia y des
velo á una señora hermosa que á la que
Cuando un hombre se encuentra en no lo es, y manifestar igual civilidad á
su casa, allí es el rey y señor. Debe pues la que brilla con todas las gracias de la
hacer de ella un lugar de asilo y de fran juventud, como á la que oculta sus ar
queza. Los hogares domésticos son sa rugas bajo rubia cabellera, y cuya boca
grados, y esta hospitalidad que los anti está guarnecida de treinta y dos dientes
guos concedían á la desgracia, debe ser comprados : lo mismo se ha de obsequiar
una regla para admitir bien á todo el á una muger necia como á una aguda,
mundo. prodigándolas iguales cumplimientos :
Un hombre pues que recibe en su porque el amor propio de la necedad es
casa á otro, debe tener cuidado de que tan fino y sutil como cualquiera otro.
todo el mundo esté còmodamente, y Jamas deis preferencia á no ser á la
nada encuentre en qué reparar, ni en su edad y al sexo: que vuestra esposa, si
conducta ni en sus costumbres. En nues la teneis, siga estos principios de urba
tra opinion esta es la hospitalidad de nidad , y no afecte prodigar sus sonrisas
nuestro siglo, en el que no se imploran y su atención á tales y tales sugetos que
los lares para pedir la vida ó el sustento. la agraden mas que los otros. En una
La habilidad del amo de una casa con reunion todo el mundo tiene igual dere
siste en apartar las cosa§ á proporción cho á los esmeros y atenciones. Procu-
6
$2 83
rad entablar la conversación sobre un to modo de producirse es de un hombre
no ligero y gracioso, que permita pasar mal educado; de uno que no ha sido
sin esfuerzo alguno de una materia á nadie, y ya no sabe que hacerse para
otra, y que no pueda dar ocasión á apli que todos envidien su riqueza reciente.
caciones directas contra alguno de los Si teneis gusto, si sois rico, fácilmente
presentes. En fin, sabed elegir las per se echarán de ver la elegancia y el lujo
sonas que han de componer tal ó tal dia de vuestra habitación, sin que lo digáis
vuestras tertulias, para evitar el cho y hagais la esposicion, como hace el
que de las pasiones contrarias no ponién cornac que enseña su elefante, ó aquel
dolas en contacto. Estudiad las gentes, que muestra il lutti le mundi. No obs
y el flaco y el fuerte de aquellos que pi tante, es permitido alabar ciertos objetos
sen vuestra casa, y no hagais que se re- de las artes j pues asi manifestais que te
unan dos que esten litigando, ó de opi néis conocimientos, y que honráis y
niones absolutamente opuestas, y de es sabéis tributar un justo elogio á las ar
ta manera evitareis toda incomodidad, tes cuyas producciones poseéis. Puede,
y conseguiréis que vuestra casa sea re pues, muy bien ser alabado un cuadro
putada como la reunion mas agradable de un Jordan ó de un Velazquez, ó un
y pacífica. Sobre todo habéis de evitar busto ó estatua de un Canoba; pues así
el hablar de vosotros mismos, ni hacer se vacunan en cierto modo las artes en
que admiren el lujo de los adornos de una nación, y el gusto se va derraman
vuestra casa. No debe decirse: vea Vm. do de clase en clase.
este mueble; el dibujo ha sido hecho Si teneis hijos, alejadlos de la con
por el mejor dibujante de la corte ; el currencia, ó no permitáis que aparez
ebanista es de los que han merecido el can sino por un momento. Las tertulias
premio en el conservatorio de artes; es no se han hecho para ellos, ó ellos no
tas lunas tienen tantos pies; este tapiz son para semejantes reuniones, á cuyos
es de los mejores de Flandes: vea Vm. individuos cansan con preguntas, y á
aqui un quinqué hecho con todo el pri quienes solamente sufren con pacien
mor que se puede en París. Semejante cia los padres que los aman ; siendo debí-
\
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do evitar esta incomodidad á los demas. desgracia, semejantes á las cañas que
Evitad, ademas, que vuestros niños se erguien ó doblan según el viento. In
cuenten ó reciten fábulas en las concur ciertos con semejantes artes, y dudan
rencias que habéis convidado, porque do en acudir al sucesor, prolongaban el
todos sabemos que reino del Ministro próximo á caer. Vos
otros que teneis la fortuna de disfrutar
Cantando la cigarra de unos bienes medianos y sólidos, aun
Pasó el verano entero: que no seáis Ministros, recibid á los
amigos que no os buscan por vuestro
y la amable ingenuidad de un niño que poder, ni por la esperanza de conseguir
recita su fábula apuntándole cada verso, empleos de que no disponéis ; pero imi
no agrada sino á sus padres. tad este egemplo, solo por el conoci
La mayor inurbanidad que puede co miento de aquellos que van á vuestra ca
meterse, es no estar uno en casa á la sa : y cuando alguna pena ó disgusto
liora exacta en que se ha convidado. Es os ataque, disimulad y afectad un sem
necesario estar pronto yvestido, y presen blante risueño, y no turbéis con vues
tarse á los convidados con un espíritu tra pesadumbre la alegría que debe rei
libre y abierto. Cuando se tienen cui nar en vuestra casa.
dados, dejarlos para otro dia. Mas de un
Ministro ha debido su poder á una son CAP Í T UL O V.
risa agradable, con la que disimulaba
sus cuidados interiores, y á su arte en EL HOMBRE DE MUNDO CON SUS IGUAEES.
componer el semblante, acoger las so
licitudes, y lisonjear el amor propio de No está el tono en ser urbanos en las
cada uno: sin embargo de que se es casas de los demas, sino en serlo cual
taba sospechando ya cual era su suce conviene. Un hombre fino se presenta y
sor; pero esta discreta conducta rete habla según en donde se encuentra. Si
nia en su tertulia á cuantos procuraban pasa la noche con iguales, se porta con
leer en su fisonomía, su fortuna, ó su aquella urbanidad habitual que jamas
86 87
debe abandonarle, con aquella ligereza Por talento qne tengáis, y por cua
que lo embellece todo, y lo baña con el lidades que os sean propias, no afectéis
barniz de la amistad decente y de la nunca con vuestros iguales ni soberbia
familiaridad que ennoblecen los porme ni mal humor. El amor propio aumen
nores de la vida. Todo debe ser en esta ta á nuestra vista los talentos que cree
sociedad natural y franco : no porque mos tener, y nos da cualidades que no
convenga en parte ninguna la exageración tenemos. No seáis jamas acres ni causti
y falsedad , sino porque en otras partes cos; y si por desgracia habéis incurrido
no es permitido á uno ser todo lo que en este defecto, soportad animosamen
es entre amigos é iguales, y esta es una te una respuesta por viva que sea. Pen
condición tan agradable como necesaria. sad que el que os contesta egerce un
Entre iguales es donde el corazón se derecho cruel, del que vosotros le ha
desahoga, en donde se tiene toda liber béis dado egemplo.
tad, yen donde un hombre puede mani Por conexiones que se tengan con el
festar todos los sentimientos benévolos dueño de una casa, y por igualdad que
de su corazón. ¡ Feliz aquel que vive con haya entre vosotros, guardáos le pre
sus iguales! En estas reuniones es en sentaros con un peinado descuidado , ó
donde se dice su opinion francamente á horas que sean incomodas por sus ocu
y sin ninguna reserva, se refiere su vida, paciones. Sería esto faltar al respeto de
sus penas, sus pesadumbres, yen que es instinto que se debe álos mayores ami
uno el confidente de las penas que afli gos , y que se acerca mucho al que ca
gen á otros, compadeciéndonos de ellas; da uno se debe á sí mismo.
y esto se estiende mas particularmente No temáis manifestar todo el interes
de la intimidad., porque la intimidad na que os inspira la familia de quien sois
ce en medio de los hombres. Cuando se recibido familiarmente: preguntad pol
forma con iguales en fortuna y situación, la salud de los parientes, informaos de
es natural y durable; en vez que la in la situación de los negocios, de los pro
timidad con un superior ó con inferio gresos de la educación de los niños, y
res , siempre está sujeta á inconvenientes. déla jaqueca de la señora, i odas estas
88 89
cosíjsque á reces no convienen en ca aquellos que las frecuentan. En las de
sa de los superiores, porque pudieran un Consejero , de un Corregidor , de
tomarse á m al, y como una especie de los Directores de oficinas, suele ha
franqueza, son nobles y debidas entre ber tertulias escitadas por el placer,
nuestros iguales. la política ó el interés. En semejantes
No ha de manifestarse jamas dema reuniones es donde el brillo está en su
siada ansia por saber lo interior de los punto, y hay que tratar con el poder,
negocios de familia: y cuando se os dis con la opulencia, con las dignidades y
pense alguna confianza, guardad un se á veces con los mayores talentos.
creto inviolable, sabiendo que la esti Es, pues, necesario en tales socie
mación que en esto se os manifieste os dades conservar la gracia y dignidad que
impone deberes muy rigurosos; y que son propias de cada uno sin presunción
por algunas circunstancias que puedan ni arrogancia. Hay deberes que egercer,
sobrevenir, algun acontecimiento que os y superioridades á quienes ceder. Lle
aleje de aquella familia, ó alguna ene vad un trage modesto, pero libre y des
mistad que en lo sucesivo se originase, embarazado; no seáis tímidos ridicula
no deben estas cosas ser título para que mente, ni cumplimenteros con esceso;
abuséis de la confianza que se os lia el aire bajo y humillado no conviene ni
hecho : conduciéndoos siempre de mane aun al pretendiente que corre los mi
ra que se persuadan todos á que en nin nisterios: y asienta mucho peor en una
gún caso seréis capaz de una bajeza. tertulia, cuyo objeto principal debe ser,
á lo menos en apariencia, la diversion.
CAPÍTULO VI. Es no saber manejarse el tomar el mo
mento de un baile ó de un refresco,
E i HOMBRE DE MUNDO CON SUS SUPERIORES. para pedir una gracia al Ministro, á un
Inspector, ó á un Director general. En
En las casas de un hombre de eleva tales horas los personages quieren con
da clase, es donde fácilmente se cono sagrar á la diversion los momentos que
cen los caracteres é inclinaciones da quitan á su descanso, y es un asesinato
9° 91
moral el volverles á recordar sus bufetes
ó negocios: apenas es permitida á una CAPÍ TULO VIL
muger hermosa esta licencia; mas esto
no quita el hacer la partida de Tresillo DEL HOMBRE DE MUNDO ENTKE LOS
á la señora de un Ministro, ó sacar á ARTISTAS.
bailar á su hija.
Cuando en semejantes reuniones se Esta es una situación muy diferente.
tratan asuntos políticos, conviene rea Por lo regular en la casa de un artista
sumir mas que nunca la discreción y el se exige mas franqueza, y ninguna re
juicio: debe tenerse presente que se ha serva diplomática; pero siempre reina el
bla á personas que han firmado mas de amor propio que necesita ser contem
un memorial, servido á mas de un amo, plado con la misma dulzura que el de
y caminado por diferentes sendas: nada una muger hermosa. El amor propio es
debe arriesgarse para no herir á las per el alma de los artistas: son sus hechu
sonas ; pero decid vuestra opinion con ras, y no son artistas sino por él: ala
dulzura si os la preguntan. La pregunta badles; con ellos es con quien un poco
mas leve suele ser arriesgada, porque las de lisonja no solamente es permitida,
palabras de ciertos sugetos constituyen sino que no envilece.
el cambio del dia. La compañía de los artistas enno
¿Qué le parece á Vm., dice un ato blece el alma, porque ocupados conti
londrado al que halla en semejantes con nuamente de cosas intelectuales, se so
currencias, de tal orden, sobre tal ó tal breponen á muchas consideraciones hu
cosa? Yo la tengo por sumamente ridi manas, que detienen, y algunas veces
cula. Se me figura á la obra que he vis empequeñecen á los hombres; pero como
to hoy anunciada en el Diario ó en el siempre en este mundo los defectos van
Correo literario. Vamos, está tan mal á la par con las buenas cualidades, es
escrita como mal pensada.=Este hom te mismo amor propio produce los ce
bre que así habla, acaso se dirige al que los y la rivalidad. Jamás intervengáis
ha redactado la orden, ó al autor del libro. en tales disensiones ; son como las ri-
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ñas de familia en las que no conviene debeis saber mejor que otro lo difícil
tomar parte á uno de fuera. No alabéis, del arte.
pues, en casa de una bailarina, á tal ni CAPÍTULO VIII.
tal de su profesión ; en la casa de un
gran actorios talentos de Taima; á una BEL HOMBRE DE MUNDO CON SU FAMILIA.
operista no la recordéis los talentos de ¿Qué importa que un hombre sepa
la Catalani y de la Correa; no porque los hacer los honores de un convite, recibir
artistas no tengan bastante generosidad con gracia y desembarazo, y que en la
para oir los elogios de sus rivales, y que sociedad se admire su talento, subli
aun ellos mismos no se tributen una mu midad y finura ; que los demas envi
tua justicia; sino porque siempre es po dien las cualidades que le distinguen,
co acertado el escitar rivalidades. que las mugeres anhelen por las gracias
Tampoco aventuréis vuestro juicio: de su conversación, y que en general
un artista de talento conoce la parte dé se desee ser de aquellos á quienes él se
bil de sus obras, y cuando las ve alaba acerca mas, si cuando vuelve á su ca
das por un ignorante , padece : ni le sa este hombre deja todas sus másca
agrada tampoco entonces el oir alabar ras engañadoras, y cesan para él los
lo que merece alabanza, porque apre deberes de urbanidad y de bondad ape
cia el juicio según el que lo hace. nas entra en ella, como sino fuera una
Oid mucho, y dejad à los artistas de las primeras necesidades el hacer fe
hablar del arte que profesan : lo hacen lices á aquellos que le rodean , y como
siempre con placer, y se consigue sor si los de su familia no estuviesen á su
prender alguno de sus secretos; su nivel y no fuesen los seres mas queri
conversación es tan instructiva como dos de su corazón?
divertida. Si conocieseis la pintura, Los deberes de la sociedad no aca
la música ry las otras artes liberales, ban jamás; empiezan á nuestra entra
respetad siempre al talento que no so da en el mundo, y prosiguen hasta la
bresalga tanto, y animad al genio que salida de él, que es la muerte. El hom
se ha engañado : pues por lo mismo bre honrado y amable lo es también en
94 q5
su casa : y entre su esposa y sus liijos es un asilo inviolable en que se guarda la
donde debe escederse su dulzura. La fé, en que los desahogos de la amistad
felicidad de una familia no consiste en entran en el corazón para no salir ja
saber recibir á los de fuera : todo está más de él. Asi es que un ingles en nin
hecho con ellos, cuando ya se ha cerra guna parte es mas amable que en su ca
do la puerta; entonces empieza otra fun sa y rodeado de su muger y sus hijos.
ción respecto al amo de la casa. Dében- Allí parece que depone todo su orgullo,
se alejar para siempre las eternas dis y aquella fiera superioridad británica que
putas sobre los gastos de la familia, so le hace tan poco accesible á los estran-
bre cuentas, etc., no porque deba au geros: y si sus conexiones en el mun
torizarse el desarreglo que esceda á sus do son frias, vuelven á encontrar entre
facultades; sino porque calculado una su familia la alegría y el mas puro gozo.
■ vez lo que se necesita diariamente, no En su casa es donde cada uno apro
debe echarse de menos lo que se gas vecha el tiempo que tiene: se estudia,
ta. Si por desgracia alguna vez se lia es- procura hacerse mejor reflexionando,
cedido , debe considerarse esto como pasa la vida sin gastarla, y no es uno ver
una lección para lo sucesivo , y no co daderamente feliz, según lo creemos,
mo texto de una recriminación de lo sino cuando sabe reconcentrarse en los
pasado. Grandes hechizos tiene una con placeres naturales que se encuentran
versación al lado del fuego: aqui es don dentro de su casa ; pero es preciso sa
de se disfruta de aquel abandono fácil, ber aprovecharse de la soledad del bu
de aquel desahogo cordial que endulza las fete y de lo interior de una casa como
penas de la vida, y cubre con flores sus un hombre de gusto y juicio; y no mal
espinas. Los ingleses aprecian mucho gastar el tiempo en visitas continuas é
su propia casa. J t home, dicen ellos, y inútiles.
esta palabra lo espresa todo. Les descri «Penoso estilo, dice Labruyere, y
be el poder de un hombre en su casa »sujeción incómoda, la de buscarse in-
porque allí es rey, es en cierto modo un »cesantemente los unos á los otros con
soberano; sus hogares son sagrados; son »la impaciencia de 110 encontrarse, sino
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96
»para decirse frivolidades, y comunicar vuestra casa aseados, aunque sin lujo,
li se cosas que cada uno sabe, y que im- por ue aunque no conviene continua
»porta muy poco el saberlas; entrar en mente el adorno., pero sí la limpieza-,
»un gabinete, precisamente para salir de por ser un deber para con las personas
»él; no salir de su casa despues de co- á quienes se ve, y ausi para consigo mis
»mer sino para volver á entrar á la no- mos. Evitad en vuestra casa las conver
»che, muy contento de haber visto en saciones libres; nada enseñan y dañan
»tres horitas á tres porteros, á una mu- mucho ; y si sois padres, será inútil de
»ger que apenas se conoce y á otra á ciros mas sobre el particular.
»quien no se ama. Quien considere bien
»el precio del tiempo, y cuan irrepara- CAPÍ TULO IX.
»ble es su pérdida, llorará amargamen
t e tan grandes miserias.” 3L HOMBRE DE MUNDO CON SUS DO
Se vive en la córte demasiadamente MES! ICOS.
fuera de sí ; se va, se viene, y es la vi
da semejante al giro de un peon que ro Un hombre honrado que sabe el va
dea en el mismo circulo, y que cae por lor del nombre de hombre, se porta con
sí debilitado el impulso que le ha da sus criados con aquella dulzura y digni
do la cuerda. Conviene saber pasar una dad que conciban el afecto y respeto.
tarde entera en su casa, hacer compa Mo estamos ya en aquel tiempo que nos
ñía á su muger, á sus hijos y á su her describen las comedias antiguas, en que
mana; acompañar al abuelo á echar una los criados y lacayos manejaban á los
partida de damas ó de ajedrez, y jugar acreedores de sus amos, les hacían per
también, si es necesario, al toro con los der,á-éstos su dinero, y dirigían sus in
niños. Los bailes, los espectáculos, son trigas. Ya nuestros jóvenes tratan por sí
cosas que no se deben frecuentar tan de mismos con el señor recurso, y si tienen
continuo, y que no constituyen lo que intermediarios, no son de librea. Tampo
se llama el fruto de la vida. co yaios criados sirven para los negocios
Acostumbraos, también, á estar en de amor, porque un hombre que se res-
1
PI
98
peta á sí mismo, y respeta ó la que ama, C A P Í T U L O X.
99
no los toma ya por confidentes ni por
terceros; no seduce ya á las camareras; DE U S VISITAS.
y aquellas costumbres, no muy conte
nidas , pasaron para que les sucedie Las visitas tienen por objeto el acer
sen otras mas decentes. carse los hombres unos á otros y esta
Hay quien tiene costumbre de tutear blecer relaciones mas íntimas que las
¿ sus criados, y no aprobamos semejan que los negocios ó el interés pueden pro
te costumbre, que solo puede pasar con ducir momentáneamente.
los muy jóvenes. Hay mil especies de visitas. Visitas
Nada deben saber vuestros criados de gracias, de digestion, de urbanidad,
de vuestros asuntos, sin que por eso de ceremonia, y de amistad. Estas últi
afectéis para con ellos un aire misterio mas son las mas agradables. ¡Felices
so y reservado que les esche á congetu- los que no tienen que hacer otras! pe
ras sobre vuestra conducta, y á que for ro los deberes y obligaciones de la so
gen á veces los cuentos mas ridiculos ciedad son frecuentemente otras tantas
con que se sacia la curiosidad de las leyes.
antesalas, y del cuarto del portero. Es En las visitas de ceremonia debe uno
casi imposible evitar el ser objeto de lo atenerse á cierta etiqueta y á una urba
que vulgarmente se llaman hablillas. Sed nidad que no deja á veces de ser emba
superiores á todo esto, y si vuestro mo razosa. Por fortuna estas visitas son cor
do de proceder es franco, igual y hon tas. Mr. Hofman, cuya pérdida lloran
rado, nada podrá decirse que os perju los amigos de la literatura, cita una anéc
dique, siendo, como lo es por otra par dota sobre el ceremonial observado en
te, un mal inevitable. las visitas diplomáticas, y los inconve
- ________ _____
C AP Í T UL O XI.
r » ’
que son para negocios de interés, rara
vez se falta, porque tampoco se verifi
can sino entre individuos que entrega
BE LAS CITAS.' dos á los cálculos de bolsa, jamás des
conocen el precio del tiempo: así es que
Faltar á una cita puede echar á per-, un mercader no podrá ser muy criti
der los negocios mas importantes. En cado sobre semejantes faltas.
las cosas frívolas es un escollo en que Las gentes de mundo se pican de
se estrellan los placeres de un baile pro una exactitud semejante, aunque no sea
yectado y los que se contaban en un su objeto sino una comida, ó una partida
dia de campo ó noche de opera á la que de campo, ó un paseo en quesea necesa
se falta. Antes, pues, de prometer que- rio dar el brazo á una señora que quiera
estareis en tal parte ó á tal hora, pasad emplear este tiempo en correr las tiendas
revista exacta á vuestros negocios, y exa de las modistas para sus compras. En este
minad si alguno de ellos os puede lle caso se debe ir algunos minutos antes de
var lejos del sitio de la cita, y espone- la hora prefijada*, y dar á entender que
ros á que faltéis á vuestra palabra. Eos* os reputáis felices del empleo que se ha
ingleses no perdonan al hombre que les querido hacer de vuestro tiempo.
hace aguardar; menosprecian al que no Si vuestra vocación os lia llevado á
va al sitio acordado al punto fijado des ls carrera de las letras, y los individuos
de la víspera. En este particular pa de una academia os citan para oir vues
rece razonable lo puntuales que son. Es tra comedia ó una opera, sed exactos;
una especie da insulto departe de aquel lo primero por urbanidad , lo segundo
io6 107
por interés propio, pues semejantes re
uniones de literatos podian también C AP Í T UL O X II.
vengarse sobre la composición de la
falta de atención, del autor. DE LOS BAILES.
Ifay citas en que la escesiva exactitud
puede ser perjudicial. Supongamos que Un convite á un baile debe ha
un padre ó un tio- generoso os han pro cerse á lo menos ocho dias antes, pues
metido entregaros á la mañana siguien es indispensable todo este tiempo para
te á tal hora una suma de dinero para que las señoras dispongan sus adornos.
cubrir el déficit de algunas ocurrencias; Regularmente se hacen por medio de
no os- presentéis sino algunos minutos una corta esquela poniendo, en nombre
despues del tiempo que os habían pre de los dueños de la casa, que tenga la
fijado, porque la demasiada exactitud bondad de asistir á ella tal dia.
en este caso les pudiera asustar para lo- Al entrar en la sala de baile, no se
porvenir. debe abandonar á las señoras para pa
Las citas de amorrara vez dejan de: sar á la pieza de juego ; antes bien de
verificarse. No obstante, los hombres va béis pensar que ellas se han calzado
nos suelen gustar de hacerse esperar, aquel dia por vosotros y aun estrechado
con lo que pretenden probar su indife sus pies en zapatos de raso. Hacedlas,
rencia , y se lisonjean escitar mas y mas pues, bailar, porque ademas de que es
á la muger que les ama; pero esta co te es un acto de civilidad, se gana por
quetería es impropia de un hombre hon otra parte todo el dinero que se perde
rado que hasta en sus amores debe lle ría en la sala inmediata; pero sino sa
var por delante su franqueza y urbani béis las figuras de la contradanza ó son
dad acostumbrada. griegos para vosotros los rigodones, abs
teneos de bailar y de embrollar las figu
ras y las parejas. YaYn el dia se valsea
poco, pero en fin se valsea : absteneos
de entrar en este baile sino le conocéis,
loSI 109
j si teneis un oido duro ó falso. Bn Tetarse portas señoras conocidas,ó por
valseador inepto es un supliæio para la aquellas con quienes se acaba de bailar.
bailarína á quien ha eaido en suerte; No todas las mugeres son bonitas ni
porque es un peso que tiene que soste todas tienen aquella gracia y belleza
ner al rededor de la sala , y cansada, y que las distinguen particularmente. El
no puliendo- ya mas, suele acabar por dueño de la casa o el bastonero debe
pedir capitulación,.y. volver, tristemente procurar que todas bailen, porque esta
á tomar su silla. es una civilidad necesaria, y á la cual
Es una .gran falta y tiene sus incon nadie se rehúsa. Con esta especie de se
venientes el creerse obligados á dar con ñoras hablad siempre y os convencereis
versación á su pareja, y apurarla con de que la fealdad por So común es aguda,
preguntas de cosas insignificantes y á y que una alma noble, y una imagina
las que sin embargo tiene que respon ción brillante y cultivada, pueden ocul
de r, como las de ¿hace calor?;, ¿le gus tarse bajo faecion'es menos hermosas.
ta ci Vni, mucho el baile, señorita? Pero
se puede alabar el buen gusto cíe su to CAPÍ TULO X III.
cado; y esta es una atención que siem
pre agrada á las damas. EL' TEATRO.
Es también incivilidad el convidar
siempre á la misma pareja , ó sentarse Los teatros absorven una gran parte
en el. sitio de una señora mientras está de la población de las capitales. Los ita
bailando; se debe tomar un asiento lianos , ingleses y franceses estan siem
que no pertenezca á nadie, ó quedar de pre , respecto á esto, en invierno. 'Un
pie aim cuando los zapatos apretados os buen melodrama, una pieza nueva, ha
rompan el empeine ó los talones. cen que se coma de priesa, y no po
Debe cuidar mucho el hombre cor cas veces sucede apresurarse por un
tes de que no falten los refrescos á las drama ridiculo; pero entonces no se
damas; pues aun que este es un cargo desea ver la pieza, sino al actor ó à
del bastonero,, no es fuera del caso des« a«tri* que en ¿1 brillan. Si teneis un
111
palco para señoras, estad seguros de que Guando un hombre ocupa la delantera
agradareis si podéis acompañarlas si no de un palco y llegan señoras, sean las que
tienen otro caballero; pero en una cosa, fuesen, debe cederlas su sitio y pasarse
al parecer, tan simple como la de con atras, porque aunque esto haga perder á
ducir señoras al teatro, hay ciertas dife un aficionado la vista de alguna parte
rencias de hombres : porque un necio de los movimientos de los actores, se
no sabe acompañar á una señora á la debe este corto sacrificio á la belleza y
comedia como un hombre de talento. al sexo.
Si disponéis de la elección de sitio, No se debe hablar jamás en la co
hacedlo con gusto y discernimiento; y si media demodo que se distraiga la ateh-
estais mano á mano, colocaos de mane cion de los espectadores, y se merezcan
ra que podáis ver, mas bien que ser vis los chis, chis, de los inmediatos: tampoco
to. Nada se gana en presentarse cara á se debe dar la espalda al público porque
cara al público sino los goces del amor os reputaría por un actor de que estu
propio. Si conducís á varias señoras jó viese descontento.
venes y bonitas, ponedlas á todas por Hay personas que recitan los versos
delante: las mugeres gustan de ser vis que va á decir el actor precediéndole en
tas, y el murmullo lisonjero que escita uno ó dos: no hay -cosa mas pesada que
su belleza al presentarse en el palco, es esta; y aunque haya razones para que
mas agradable á su oido que las conso jarse de la mediocridad de los actores,
nancias mas melodiosas de Rosin i, y la se puede apostar ciento contra uno á
cabatina mas graciosa cantada por la Al que iguales recitadores lo hacen mucho
bini ó por Galli. peor que ellos. Si lleváis á la comedia
No diremos tampoco que sea preci señoras que no hayan visto la pieza que
so dar á las señoras los asientos de de se representa, no las espliqueis ni las
lante: esto es sabido; pero sí procurar digáis jamás, «ahora va á suceder esto,
les el anuncio de la comedia para que »tal personage entrará en la escena, tal
puedan ver los nombres de los acto »actriz va á salir; esta es la intriga ó el
res y papeles de cpie estan encargados. »desenlace de esta manera” esto es ar-
I
112 m 3
rebatarles todo cl placer de la repre CAPÍTULO XIV.
sentación, como diciendo; escúchenme
Yms. lo que yo les esplique: porque no REUNIONES LITERARIAS T FILARMONICAS.'
son Vms. capaces de comprenderlo.
En otro tiempo se palmoteaba fran
camente al actor de talento; pero hoy Bara vez son divertidas las reunio
el amor propio de estos señores ha to nes literarias. Se parecen bastante á un
mado un rumbo muy seguro para ad concierto de aficionados; pero si se ha
quirirse los honores sin el trabajo de recibido un convite y no se ha dado una
merecerlo. Los teatros tienen sus apasio escusa plausible, es indispensable ir y
nados; éstos se reúnen en los sitios mas tener presente el refrán común; á mal
preferentes y forman una guerra esclusi tiempo buena cara.
va, y el artista modesto aguarda pacien Colocados ya todos los concurrentes,
temente la tronada de los aplausos para el que ha de liaeer la lectura atraviesa
proseguir su papel; pero aunque este por medio; se pone al lado de una me
premio lisonjero sea debido al talento, sa en que arden dos bugías y se suena ;
acostumbraos á no palmotear jamas. echa una ojeada en torno de la asamblea,
Bien veo que se me dirá que es muy y empieza. Entonces es cuando vuestro
penoso no manifestar su satisfacción al papel es el mas importante para él: de
actor que acaba de alegrarnos ó enter béis concederle toda vuestra atención.
necernos; pero la falta está, respecto á El autor lee, pero sus ojos preguntan
un hombre sensato, en las intrigas que sin embargo á todas las fisonomías, y
suele haber en el particular para no que es preciso que en la vuestra no deje per
rer confundirse con los aplaudidores cibirse la menor incomodidad. Nada de
asalariados. be distraeros. Por mas duros y poco ar
El uso mas fino que el del palmo moniosos que sean los versos que reci
teo es el decir: «bravo, muy b aro, bra- te, flojos ó aprosados, no importa ; es
»vísimo, y muy bien, grandemente. ^ cuchad con atención, y no os durmáis
porque sería la grosería mayor.
§
u4
En tales ocasiones no os sonéis, por pues, que cuando esteis en una socie
que esto impide que la voz del que re dad filarmónica, no es precisamente pa
cita circule por la sala ; no toméis pol ra divertiros, sino para sufrir: debeis
vo, porque hace estornudar; no escupáis escucharlo todo, y no decir nada que
porque esto distrae; no habléis porque disguste.
esto sorprende y asusta al que lee. Pol La urbanidad tiene también sus dias
lo demas podéis aplaudir cuanto os de la aciagos, y estos son, como lo decía Azaiz,
gana, y si es una tragedia, procurad no las compensaciones forzadas de los pla
salir de la sala hasta acabarla: es pre ceres que procura la sociedad.
ciso que veáis el asesinato aunque os También suele suceder que en una
murais alli mismo. reunion filarmónica cante alguna joven
No hay en nuestra opinion situación con gusto, exactitud y agradable voz.
mas difícil y meritoria que esta, para sei- Esto se ha visto, y es un fenómeno que
urbano y político; y cuando una ó dos da tanto gusto como un rayo de sol que
veces se ha salido con felicidad, con ra penetrase las nubes y viniese á alegrar
zón puede aspirarse al titulo de hombre por un momento la vista en medio de
bien educado. Es una especie de privi una tempestad.
legio, á que se tiene un gran derecho con Pero también suele habe reuniones
tal relación de méritos. filarmónicas donde los aficionados se
Los mismos inconvenientes que una apresuran á concurrir. Se ove allí á los
reunion literaria, presenta una reunion artistas mas distinguidos, á los cantores
filarmónica de aficionados. En estas es de la mayor reputación, y las cantarí
donde se suelen ensayar los que tienen nas de nombradla que cantan el trozo
tres ó cuatro meses de lección , y que favorito ó de moda. Estas reuniones son
se figuran con talentos, desollando á muy diferentes de las que hemos descri
Rossini, á Mercadante y á Cimarosa. to; pero solo se entra eon billetes, cuyo
Jóvenes bien perfumados cantan solos, precio es bastante alto.
y Señoritas cantan duetos, intercalán
dose aveces las sonatas. Considerad, *
1 1 7
122 120
que gustan de la bulla , la algazara y los cristan y demas acólitos: llevad un es-
dulces; pero es una contribución para terior alegre y contento: echad vuestro
el padrino. dinero con la mayor sal del mundo, ar
Mas si habéis aceptado el padrinazgo, rojándolo como el ¡Nourredin de las mil
1
haced las cosas con grandiosidad, aun y mía noches echaba sus sequines, y con
1 que cueste muy caro el imponer su nom esto se consiguen dos comadres: aque
bre á un niño y llamar á una muger bo lla con quien se lia tenido el niño en la
nita mi comadre. Suele á veces suceder pila, y la madre. El niño va creciendo,
que esta comadre no sea bonita,, y en llegará despues á visitaros en el dia de
tonces es menos agradable sin dejar de vuestro santo y en el dia de año nue
ser por eso comadre. vo : por pascuas , por carnestolendas,
Un regalo á la parida : su valor de por ferias, y tendréis la grandísima sa
pende de su clase y de su fortuna , y no tisfacción de ser su protector natural y
importa tanto quesea costoso como gra forzoso, y el amigo dela casa.
cioso y de gusto , un regalo á la parte
ra y un ramillete. Si no teneis coche al CAPÍTULO XVIII.
quilad dos ó tres simones, pues ya los
lleva hasta un especiero. Comprad dul DEL MATRIMONIO.
ces para todo el mundo, porque esto gus
ta mucho á las mugeres yá los niños, y El dia del matrimonio, el novio se
os dará buena opinion entre las viejas y deja conducir. Este dia, llamado el mas
ascendiente entre los criados que pro hermoso de la vida, tiene sus incomodi
nostican la felicidad del niño por la ma dades y embarazos. Solamente tenemos
yor ó menor cantidad de dulces que que dar un precepto, que si se sigue,
les deis. asegura el acierto. Someteos en todo al
Debeis dar también propina á la no parecer de los abuelos, consultad al tio
driza, y algunos reales á los criados de mayor respecto de vuestro peinado ; adu
la casa. lad un poco á la abuela y su hermana,
Hay que dar para el cura, para el sa- satisfaced á todo el mundo, multipli-
125
amor que el tiempo producirá al cabo
1 2 4
N.
ta»48dirección se desprenden los lados y anca por el mismo lado, y luego el alón
se cortan en diferentes pedazos trans y anca opuestos; se ponen las ancas á
versalmente : se quita la parte carnosa parte, despues de haberlas dividido en
de las ancas, asi como se le quita la dos trozos, y los alones se cortan y
cola con porción de carne, que es el hacen tajadas. Hecho esto, se levantan
bocado delicado, llamado tajada del las pechugas, se rompe el caparazón y
cazador. se parte en dos la rabadilla.
Si es un gazapillo tierno, despues El segundo modo consiste en no
de haberle cortado la cabeza, se le di trinchar todo el pabo. En consecuencia
vide al traves sin quitarle el lomo, de se levantan las ancas con el caparazón,
manera que este y los lados queden se las desprende y se da una cuchilla
reunidos. da en el cuerpo por debajo de la raba
J avali. dilla ; se levanta esta y se forma con
ella lo que se llama una mitra; des
La cabeza de este animal salvage pues se trincha la parte delantera.
deshuesada y cocida se divide horizon Para desprender bien las ancas y los
talmente en dos trozos por encima de alones, es necesario tener cuidado en
los colmillos; despues se hacen lonjas poner bien el cuchillo en las junturas.
ambas partes sea por arriba ó por aba Esto se aprende fácilmente con un po
jo ; luego se unen los dos trozos por co de egercicio.
medio de dos agujas de lardear para Gallina, Capon y Pollo.
conservarlos en estado de aparecer en
la mesa como el jamón. La disección de estas tres piezas es
absolutamente la misma. Consiste en
D ISE C C IO N DE LAS AVES. levantar una despues de otra sus par
Pabo. tes principales, y despues las pechugas.
Hecho esto, se separa el caparazón y se
Se trincha de dos modos: el prime corta horizontalmente.
vo consiste eu levantar un alón y un Se divide cada auca eu dos pedazos,
i
15 o 15 1
cada aloa en tres y el caparazón en lio resbale á lo largo del vientre para
cuatro. coger por dentro la juntura del alón
Si estas piezas son cocidas., se trin que está metida en la carne, y el resto
chan fácilmente ; pero siempre se ne se trincha como cualquiera otra ave.
cesita un cuchillo muy bien afilado, y En la polla de agua las estremidades
manejado por una mano diestra: los de los alones son las mas delicadas.
pollos se trinchan de la misma manera. La Cerceta.
Ganso y Pato. Si esta ave se presenta cocida, se
Se trincha el ganso por hebras ó ti la trincha como una polla; si se pre
ras desde la parte superior del estóma senta asada, en hebras que se bañan
go , cogiendo la carne de los alones y con su mismo jugo y el zumo de limon.
alargándose hasta la rabadilla ; se to Pichones.
man cuatro tajadas de cada lado, y si
no bastan, se quitan mas de sobre las Si estas aves se presentan en salsa,
ancas y otras partes carnosas : despues se deben servir con la cuchara; y co
de haber desprendido el mayor número mo la parte de entre ambas ancas es la
de tajadas que se puedan , se cortan los mas estimada, no debe olvidarse el
huesos en que queda aun carne. ofrecerla á las Señoras. Si los pichones
Por lo que hace al pato, si es do son asados, se dividen en dos ó cuatro
méstico y cocido, se le parte por trozos partes según su grueso, reservando
sin levantar las tiras ; y si es silvestre y siempre para el bello sexo la parte que
asado se trincha como el ganso. se ha dicho ; si se parten en dos, debe
Polla de agua ó Gallineta. ser ó á lo largo, de manera que quede
un alón y una anca de cada lado : ó al
Esta ave regularmente se sirve asa traves, cíe manera que los alones que
da. Primero se la divide el pescuezo, y den divididos de las ancas.
despues una anca: se levanta el alón
del mismo lado haciendo que el cuchi-
15 5
mente el anca entera, ó cortada á lo lar
Faisan. go en dos partes iguales.
Se trincha como la gallina. Se divide el Zorzal, sea levantando
sus cuatro miembros principales , ó sea
La Perdiz. dividiéndolos á lo largo.
La Perdiz se trincha como cual La cogujada se sirve sobre una tos
quiera otra ave; es decir, levantando tada bañada en su pringue.
el alón y el anca de un lado primera El hortolano se sirve también entero.
mente, y luego el anca y el alón de la El picafigo, el pluvial y el tordo se
parte opuesta, y no debe olvidarse de sirven del mismo modo.
que si la anca es preferida por los go El Avefría, Pardal y Polla cebada
losos, el alón no es menos delicado: y ú Ortega.
que por lo tanto debe ponerse en el El avefría joven, se parte como el
plato destinado á una Señora. pichón, en cuatro partes.
Becada. El pardal del mismo modo.
La ortega se divide y trincha como
Esta ave, que ofrece un asado es- el faisan. *»
celente, se sirve sobre rebanadas de pan
tostado y bañadas con su zumo y li DISECCION DE EOS PECES.
mon; se trincha como la gallina, y des El Rodaballo.
pues de haber levantado las cuatro par
tes principales dichas, se corta trans La carne de este pez se sirve con la
versalmente el caparazón en partes trulla. Se echa una línea que le divide
iguales. en dos partes hasta la espina y otra
Codorniz, Zorzal, Cogujada transversal: se levantará con la trulla ó
y Ilortolano. con cuchara los trozos comprendidos
entre estas líneas. Despues de haber ser
De estas aves se sirve ordinaria vido el vientre, que es la parte mas de-
i 54 155
licada, se levantan las espinas y se sir ticular, se puede presentar á cualquiera
ve el lomo. Las Señoras son muy afi de los convidados; despues se levanta
cionadas á las barbas de este pescado, rá con la trulla el pellejo y las esca
y no se ha de olvidar el proporcio mas , poniéndolas aparte ; se tirará una
nárselas. línea desde la cabeza á la cola y otra
La Trucha. transversal, levantando y sirviendo los
trozos comprendidos entre ellas: se pre
Una gran trucha asalmonada, es fieren los trozos cercanos á la espalda.
un manjar delicioso. Se sirve también El Sollo.
con la trulla ó cuchara. Con este ins
trumento se traza una línea desde de Al Sollo se le corta en primer lu
bajo déla cabeza hasta la cola, y des gar la cabeza como á la Carpa, pues
pues otra línea transversal, y se levantan es un bocado delicado y digno de ser
los trozos comprendidos entre las divi ofrecido á una muger hermosa ; se tira
siones ; luego se vuelve el pez y se sir con la trulla ó cuchara una línea pro
ve esta parte. El vientre en la trucha es funda desde el principio de la cabeza
lo mejor. hasta cerca de la cola: ambos lados
El Barbo. del pez se dividen y parten en lineas
transversales, de manera que cuantos
Se tirará una línea sobre el lomo pedazos se levanten con la trulla parti
desde la cabeza á la cola, y otra línea cipen del lomo y del vientre. Cuando
transversal ; despues se partirán y servi ya los convidados hayan comido un la
rán los trozos contenidos en estas líneas. do, ó que no baste un lado para el nú
La lengua de este pez es muy delicada, mero de ellos, se dará vuelta al Sollo,
así como la porción cercana á la cabeza. y se hace por el otro lado lo que se ha
Carpa. hecho con el primero.
En primer lugar se la corta la ca
beza , que siendo un bocado muy par
i 56 l5 7
CAPÍTULO XXY. rior de sus casas que no debe discor
dar de lo que las precede.
»E EA HABITACION. Como el que entra en el mundo se
sujeta á recibir las visitas que se hacen,
una modestia elegante y de buen gus
Nuestros abuelos vivian en habi to, son deberes que impone la sociedad.
taciones estrechas y obscuras: la es Es contra toda regla de urbanidad el
calera torcida y mal dispuesta , los recibir á nadie en una casa desordena
vidrios pequeños y embutidos en plo da , en donde no se ha pasado el plu
mo, no dejaban penetrar en las casas mero. El orden de un aposento anun
sino una media luz; se ignoraba el ar cia el orden del que le ocupa, y jamas
te de entarimar , y la cera no barniza podrá escusarse el que presente la ne
ba los ladrillos groseros que formaban gligencia de un aposento de un criado.
el pavimento de los aposentos. Nos Es necesario pensar siempre en no ha
otros estamos mas adelantados en esta cerse culpable de las faltas que no se
parte : las casas de los mas simples par perdonarían en las casas agenas.
ticulares se han hecho cómodas, ele Habitación de hombre solo. El hom
gantes , y sobre todo aseadas. Es muy bre solo puede alojarse en donde quie
común en París subir por una escale ra , y para ellos se construyen habita
ra, cuyos escalones están restregados, ciones, cuyo alquiler no pasa desde
y cuyo pasamano está hermoseado de 3 oo á 600 francos tan comunes y có
lustrosa acayaba. A veces contribuye modas. En París un hombre solo pue
también el cobre á aumentar el lujo del de vivir en un cuarto bajo como en una
pasamano que ordinariamente es de un guardilla ; y aun lo caro de los alquile
color verde antiguo. Las mesetas de la res ha hecho que los propietarios ha
entrada suelen estar enladrilladas de yan especulado particularmente, ador
mármol y adornadas de estatuas. Este nando cuanto puede ser las casas en
lujo y magnificencia obliga á que los que en otro tiempo se alojaban los po
inquilinos cuiden también de lo inte- bres. Las guardillas se hallan en el dia
159
hacer lo posible por estar bien con la
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1
1 no 1 7 1
:
i 95 >99
toramente cubierta sin cuidar de sí, ns sion y lleva también algunas maldicio
obstante que se esponga un frac de pa nes en lo interior. Se gastan ya pocos
no de sedan á perder todo su lustre; paraguas; la moda va disminuyendo
pero se cumple con un deber de urba cada dia.
nidad, y la señora por muy compla Se lleva una fusta que sirve de bas
ciente que fuese no perdonaría al com tón ; pero esto solamente cuando se ha
pañero que lleva si pensase en su som de ir á caballo, y fuera de este caso no
brero de castor ó en su frac de paño, debe llevarla nadie que no quiera pare
cuando ella arriesgaba una esquisita cerse á un montañés ó á un picador de
mantilla ó un pañuelon de dos ó tres on un Grande.
zas. En este caso conviene no liarse Fuera las espuelas de las botas, por
del débil abrigo de un paraguas, y sí que asustan á las señoras, declaran la
tomar un coche de alquiler. guerra à sus guarniciones y aun á los
Un paraguas incomoda y embaraza: mismos vestidos, y aun puede darse ca
es necesario guardarle en un sitio es so en que se atrevan á herir un pie he
pesamente dedicado en los teatros y cho á torno, que no podia prometerse
en todos los sitios públicos. Un para semejante ultrage sino la admiración de
guas es el espanto de los sirvientes, de todos los que le ven.
las criadas y de las dueñas de las casas
que miran con escesivo cariño el aseo Los anteojos, el lente y el anteojo ele
de su pavimento. Con efecto, ¿que se teatro.
ha de decir de un hombre que llega á
una casa con el paraguas chorreando Si os ha dado la naturaleza dos bue
agua por todas sus goteras , y que man nos ojos con niñas negras y demasiado
cha sin compasión un pavimento ence salidas que saben disparar miradas pe
rado por la mañana, ó una alfombra netrantes bajo largas pestañas, no los
estendidael dia anterior? sin duda que cubráis jamas con anteojos : dejad este
no hablan una palabra; pero se piensa adorno para los que no son tan felices
que está mal educado, de poca previ- como vosotros, que tienen la vista in
ti
200 201
cierta y débil ; á aquellos que en las ca para distinguir perfectamente la fisono
lles y paseos no pueden distinguir bien mía de un actor y ver hasta que pun
los objetos. En este caso son perdona to posee el arte de pintar las pasiones
bles los anteojos ; pero no en ningún sobre su fisonomía. Las señoras se sue
otro, pues dan una fisonomía insolen len servir de este instrumento para exa
te y atrevida que desagrada. minar los prendidos de las demas, ó
Hay quienes no podiendo aguantar para ver si tal actriz es tan bonita co
continuamente los anteojos puestos, se mo dice su marido ó su primo, ó si
sirven del lente, que suspendido al tiene tanto mérito como publica el Cor
cuello con una cinta de seda completa reo literario; pero estos anteojos no de
el tocador de los petimetres. Pero aun ben servir sino en el teatro, ni deben
el lente es mas impertinente que los an usarse demasiadamente en él, porque
teojos, porque señala casi siempre la estos llaman la atención de todos hacia
persona á quien se dirige. Si se mira con la persona á quien se dirigen y debe evi
él á una muger, es casi como señalar tarse en el mundo cuanto marque par
la con el dedo; procúrese, pues, evi ticularmente á uno y le cause algun
tar el mirar de esta suerte, y si la ne embarazo.
cesidad os precisa á serviros de lente, Hay otra especie de anteojo que se
hacedlo con tanta reserva y medida que usa algunas veces en el teatro, hecho de
no os tachen ni de impertinencia ni de manera que se dirige de costado opues
presunción impolítica. En fin, mani to á aquel á quien se quiere ver, y el
festad de tal suerte la necesidad en que artificio está en un espejito en el que
os halláis de este instrumento, que en vienen á juntarse los objetos, de modo
vosotros se mire como una desgracia lo que aparece el que lo usa mirando co
que algunos jóvenes mal educados ha mo á la escena, al mismo paso que re
cen que se mire como ridiculez. gistra el palco de su izquierda ó de su
En el teatro se suelen usar anteojos derecha. Pero sobre esto diremos que
llamados asi, los cuales son necesarios se desconfíe de un hombre que si tiene
cuando está uno lejos del escenario, razones de espiar vuestra conducta no
• * # #
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os mira jamas cara á cara. Estono es na na, y tienen cuidado despues de haber
tura], sino un laxo tendido, y sin duda satisfecho esta necesidad de ocultar sus
es algun envidioso quien se vale de es vestigios, lavando su boca con el ma
tos anteojos pérfidos de que hablamos. yor cuidado. Regla general : no debe
fumarse jamas en la calle.
El cigarro y la pipa. Es preciso haber sido á lo menos
capitan de húsares para fumar en pipa
La costumbre de fumar se ha hecho aunque sea de la mas hermosa espu
tan general, que ya no se repara en la ma de mar. No debe fumarse sino ci
delicadeza de las señoras que aborre garro.
cen el olor del tabaco. Todos han re Siendo el olor del cigarro por sí des
conocido que el humo que se exala agradable, no debe fumarse sino por
de las hojas de la Habana tiene sus la mañana al levantarse de la cama,
agrados, y no hay quien antes de me lavarse despues la boca cuidadosamen
terse en el tráfago de su escritorio no te y no llevar ninguna de las cosas que
fume un cigarro. Este método saluda componen los arreos de un fumador;
ble para la salud que conserva los dien como tabaco, bote, pipa, ect.
tes y la boca sana, era desconocido de Por general que sea el gusto de que
nuestros abuelos. Las señoras en Fran hablamos, se debe negar siempre el
cia no fuman y dejan este gusto á la tenerle, pues debe hacerse lo mismo que
vivacidad de las españolas y á las sala con los favores de una dama : son co
das andaluzas, ó bien á las viejas esco sas que no se deben jamas confesar.
cesas que Walter-Seot nos describe con No se debe fumar por la noche, aun
una pipa en la boca, ocultándose en la cuando se esté en su ventana y no que
campana de la chimenea para satisfa den mas que pocos momentos para
cer su gusto. acostarse.
Los hombres que fuman, y es pre Un artista célebre es tan nombrado
ciso confesar que en el dia es la mayor por sus producciones como por el arte
parte, lo hacen solamente por la maña con el cual sabe arrollar un cigarrito.
H
%
2o4 2 o5
No le imitéis en esto y ateneos siem bolsillo del chaleco, metido en una ca
pre al cigarro. Sucede algunas veces ir dena de oro echada al cuello bajo del
á la mañana á casa de un banquero, chaleco, y que se introduce entré el
encontrarle en bata y paseándose en su tercero ó cuarto ojal. Ya no se lleva se
jardin con un chicote en la boca. El llo, sino una llavecita de oro que sirve
primer cuidado es sacar su bote de ci para dar cuerda, y que se deja ver ó no.
garros y ofreceros uno. Lazo, escollo, A veces puede ponerse el reloj en el
maquinación contra vuestra reputación bolsillo del calzón , pero esto es cuando
de hombre aseado: vuestros vestidos os es muy chato. En tal caso debe tener
venderán, y no podréis cuidar vuestra hacia fuera una cadena de oro corta y
boca del modo necesario para que no formada de eslabones prolongados, de
se os conozca. No fumeis, pues, sino los que se vean uno ó dos. Un hombre
en vuestra casa (i). de gusto se guarda muy bien de osten
tar su reloj. Una rica simplicidad debe
Del reloj y de los sellos. brillar sobre todo su tren, por lo cual
es tan ridículo llevar un reloj de plata,
Ya solamente los ancianos y los tra como uno guarnecido de diamantes. La
bajadores llevan el reloj en el bolsillo repetición ya no es de moda sino para
de sus calzones : en el dia se lleva en los viages ó las partidas de caza. Nada
hay mas desagradable que hacer sonar
(i) Todos estos pormenores sobre el fumar la repetición en una tertulia ó en me
son muy impertinentes en España, en donde dio de una conversación. Aquel tin tin
ya no padece ni la reputación de bien criado, á nadie gusta sino á los niños que se
ni la urbanidad siendo tan general esta costum
bre. Los estrangeros nos critican y nos imitan;
divierten con el ruido, y entretienen su
nos tratan de bárbaros por las corridas de toros, imaginación con un mecanismo que no
y el que una vez ha estado en ellos no deja de pueden concebir.
asistir d ninguna. Dentro de pocos años, tal Anillos, sortijas, alfileres.
vez no criarán nuestras Americas bastante ta
baco para la Francia. (Diota dei traductor). Abandonad los diamantes álas mu-
2o6 207
geres. Es cierto que ima flor les eae me de á un olfato fino como la tabaquera
jor, pero las adornan hasta los mismos y sus resultados. En unos aquel polvo
diamantes; la mano de un hombre de sucio causa un gangueo insoportable;
be estar libre de todas estas futilida en otros cuyo cerebro escita continua
des : un anillo de oro es permitido : algu mente, se ve que tienen que valerse de
nos llevan sortija de diamantes en el un pañuelo á cada paso, y dejar corta
dedo meñique , pero esto huele á juga do un periodo elocuentemente empe
dores de manos ó ä empíricos. zado, por la necesidad de estornudar.
Un joven de provincia ajusta su cor Es cierto que algunos grandes hom
bata con cuidado, y la pliega á la mate bres han tomado mucho tabaco: testi
mática ó la cruza á lo oriental * y aca go el gran Federico, de quien quiso ser
bado su tocador se pone un gran alfi mono Napoleon. En el dia la Francia
ler de diamantes que heredó de su abue encierra mas de seis millones de monos
lo, y que está remontado con cuidado de esta especie. No toméis pues tabaco;
y un gusto perfecto; pero envanecido pero si este gusto se os ha hecho una
con esta alhaja de precio se pavonea y necesidad indispensable, ocultaos cuan
se da tono con pensar que lo advier do debáis satisfacerle, y en esto seguid
ten. Lo advierten todos en efecto, pe discretamente la costumbre ó el uso de
ro es para criticar su mal gusto : lo aquellos entre quienes os halléis.
mejor que baria en tal caso seria el dar
su diamante á una muger á quien fal CAPITULO III.
tase un solitario.
Caja de tabaco. equitación . De la silla.
Desde el tiempo de Moliere se ha
cia rechifla de las narices sucias con el Se usan dos clases de sillas, la fran
tabaco, y con razón: porque ni la mis cesa y la inglesa: la de picar es propia
ma pipa, de la que las señoras tienen de los que egercitan este arte, y la si
tanto miedo, ofrece un disgusto tan gran lla húsar pertenece á la caballería ligera
2o8 209
La silla inglesa es mas elegante y La silla debe ponerse casi en medio
menos pesada que la francesa ; aunque de la espalda del caballo : muy adelan
no se está en ella tan cómodamente co te perjudicarían á la libertad de los mo
nio en la silla francesa ; las piernas cuel vimientos del caballo, y muy detras el
gan naturalmente, se usa de ellas con peso del ginete fatigaría las ancas del
mas facilidad, y obran mas directamente caballo , y no serían tan vivas sus mar
sobre el caballo. La silla inglesa tiene no chas.
solo el inconveniente de que sus bas
tos sean mas largos, sino la de no tener Montar d caballo.
borronas para sostener el muslo: lo que
obliga al ginete á llevar sus piernas há- Puesto el pie izquierdo en el estri
cia adelante, y apoyarlas en estribos bo, no debe su punta hacer cosquillas
mas cortos. al caballo. La rodilla se pegará al cuar
La silla francesa es preferible prin to de la silla y la pierna estará perpen
cipalmente para todos, como también dicular: no trayendo la silla, cargán
para enseñar á un caballo. dose ni haciéndola volver en el instan
La silla inglesa es mas á propósito te de levantarse.
para paseo. Se procurará antes de pasarla pier
El caballo enseñado ó maestro, de na derecha estendida sobre la grupa
be obedecer igualmente con la silla in del caballo sin tocarle, tener la mano
glesa que con la francesa, y el buen izquierda sobre la delantera de la si
ginete acaso se hallará mas cómoda lla, á fin de sostenerse y montar sua
mente en una silla inglesa. Conformé vemente.
monos á la moda. No podrá decirse que Montado ya, debe llevarse la pier
monta bien á caballo un hombre que no na derecha hácia adelante, é inclinar
sabe montar sino sobre silla en que está el cuerpo hácia atras, para no dejarse
acostumbrado. Haced que vuestro caba caer perpendicularmente sobre el ri
llo haga en silla inglesa lo que le habéis ñon del caballo, sino que resbale obli
enseñado á ejecutar en silla francesa. cuamente sobre la silla.
210 2 II
Al tiempo de montar no se han de De la posición del hombre d caballo, con
tomar las riendas ni demasiado cortas siderado relativamente al hombre y al
ni demasiado largas ; demasiado largas,
el caballo echaría á andar: demasiado caballo.
cortas, podria el caballo no prestarse
por un movimiento elástico al asiento La posición del ginete debe ser tal
del gincte. que no violente al caballo.
La mano izquierda tiene á un tiem Cada pueblo tiene su modo parti
po las crines y las riendas iguales. Si cular de montar á caballo. La posición
el caballo se reusa, acortad la rienda del ginete así como está adoptada en
derecha del bocado, y cuando se le mon tre nosotros parece la mejor combina
te quedará tranquilo : y si el caballo da, porque el hombre que sabe tener
está embridado, se deberá tener corta se sin contrariar los diferentes movi
la rienda derecha del bridón, y no la mientos que quiere que haga el caba
de la brida. llo, se coloca de modo que el caballo,
Puesto ya á caballo tened una rien libre en su egercicio, obedezca con fa
da del bridón en cada mano, ó si está cilidad. Este tal podrá llamarse esee-
embridado, ajustad vuestra rienda, é lente gincte, cualesquiera que sean
inclinad sobre el estribo derecho para por otra parte sus actitudes y los medios
enderezar la silla, si se hubiese ladeado. que emplee para dar á entender al ca
Que vuestros estribos caigan perpen ballo su voluntad.
dicularmente á lo largo de los costados Tanto mejor montado irá cualquie
de la silla ; calzad el estribo introdu ra , cuanto se arregle á la posición da
ciendo el pie por defuera: nada es mas da en el picadero; procurando sen
ridiculo y hace formar peor opinion tarse bien, mantener el cuerpo de
de un ginete, que verle calzar el estribo recho, inclinarle atras, tener los bra
pasando el pie entre la acción y el cuer zos libres, mover la cabeza, abarcar
po del caballo, como también cuando completamente al caballo con los mus
sus acciones se quedan vueltas. ios , servirse de las piernas, estrecharlas
2 12
mas ó menos liácia atras ó con mas ó a i3
menos fuerza , según la sensibilidad del U \X \V l\X m V \\\X U X \m \\\\vm \m m \V X V V V V
caballo y lo que se quiera hacer de él.
Pero al manifestar la posición que A D IC IO N E S.
parece mejor, no se prescribe no apar
tarse jamas de ella. Es necesario que el
liombre montado tenga mucha facili
dad. No hay cosa mas ridicula que un
ginete que ostenta figurar académica Vulgaridades.
mente, y no habiendo aún adquirido
bastante firmeza en la silla, el menor Hay personas muy honradas y muy
corcobo le incomoda y le saca de ella. buenas, que visten á sus niños de lan
Tampoco es necesario ir á caballo ceros, de húsares, etc., les ponen su sa-
con ostentación, sino reconocer lo que blecito al lado, su cartuchera y su gor
en la posición del ginete tiene mas in ra. V ulgaridad.
fluencia sobre los movimientos del ca Os halláis en la comedia : el que
ballo, é ir bastante sobre sí para con está cercano á vuestra derecha pudiera
ducirle bien. economizar á la compañía cómica el
Acordémonos sobre todo que la afec oficio de apuntador, pues va recitando
tación es de lo que mas debemos huir cada papel en voz tan alta como el ac
en todas las cosas : y que la manifesta tor. Os volvéis á la izquierda cubrién
remos en nuestras posturas estudiadas, doos un oido; pero dais con otro es
si quisiésemos manifestarnos demasiado collo, pues halláis al inmediato que
buenos ginetes. está tocando el piano en la luneta y
llevando el compas con los pies. Vul
garidad.
Perdone Vm. que lo he hecho sin que
rer, dice un señorón que acaba de
aplastaros un pie por introducirse entre
-A
214 mo asunto , ruego á Vms. que para po
las sillas de la orquesta y la luneta en nerme á cubiei to de toda acusación de
que os bulláis, y que luego os suplica plagio, inserten esta mi relación, en
os apretéis un poco para hacerle mas uno de sus primeros números. Soy su
lugar. Vulgaridad. mas atento, etc. Vulgaridad.
c Hablar de política en la mesa. Vul~ Una muger bien parecida pasa por
garidad. la calle; síguela un caballero dejando
Pulmotear en la comedia. Vulga- la dirección que lleva y aun los asuntos
ridad. que importaban mas; ¿pero que le ha
Habéis comido en casa de un cono ce? Llega delante de la casa donde ella
cido con un caballero á quien no tenéis lia entrado, se detiene un instante, mi
el honor de conocer, ni á él ni á su ra á la puerta, las ventanas y número,
parentela, pero que él os conoce por y despues se va tan contento como un
autor de una pieza nueva de Teatro. A don Juan de las comedias de Moreto.
la mañana siguiente, el tal señor os es Vulgaridad.
cribe una esquelita pidiéndoos billete El tiempo está nublado , y un joven
para él, su muger y su nuera, sus que va delante de nosotros levanta á
cuatro niños y su ayo. Vulgaridad. cada instante hácia el cielo miradas in
Un alfiler de mil escudos, y grandes quietas; en fin, la obscura nube empie
¡sellos colgando de la cinta del reloj. za á deshacerse y á llover á cántaros.
V ulgaridad. La inquietud del pobre joven parece
A los señores de tal ó tal periódico: va á cambiarse en pesadumbre. Enton
«Señores Redactores. He sabido por su ces saca corriendo de la faldriquera un
apreciable periòdico que acaba de pre pañuelo de color, lo estiende sobre su
sentarse para su representación una sombrero, coge sus cuatro estremida-
comedia en cinco actos y en verso, cu des con los dientes y echa á correr
yo asunto está tomado de la última no decididamente. Los que le encuentren
vela de Walter Scott. ¿podrán dejar de decir Vulgaridad?
Y teniendo la intención de hacer Despues de haber llovido es regular
un soliloquio ó monólogo sobre el mis
217
que haya lodos, y un dia que los hace y mas cuando nadie se los pide. Vul~
tan buenos como son los de Madrid, garidad.
pasa un petimetre ó una petimetra por Los que dan un convite y tienen
la Puerta del Sol, ella levantándose el siempre un refrán en apoyo de aquello
vuelo de la basquina , y él levantándo que os presentan, como: dijo la leche
se igualmente la capa que ha estrenado al vino , bien venido seas amigo, y otros
aquel dia, y manifestando ó que no semejantes. Vulgaridad.
tienen mas capa y basquina que aque Las madres que en cada joven que
lla , ó que temen infinito el perderlas. concurre á su casa ya ven un yerno
Esta señal de mezquindad no puede próximo; que hacen que canten sus
menos de entrar también en la clase hijas; alaban su talento , su educación,
de Vulgaridades. lo caseras que son , Vulgaridad.
Llevar continuamente en vez de su Acompañar á su muger al baile y
bastón el paraguas, y curiosamente bailar con ella. Vulgaridad.
metido en su forro de percal, Vulga- Los que se precian de políticos y
ridad. leen la gaceta de prestado, y por no
Señorita, ¿quiereVm. hacerme el ho hacerse cargo bien de ella desuellan
nor de bailar conmigo esta contrarían- alguna especie ó nota. Vulgaridad.
xa ?=Caballero , estoy comprometida. = Tampoco se deben omitir aquellos
¿Me atreveré á pedir á Ym. este favor pa que se paran para ver como desfilan las
ra la inmediata?=Acabo de prometer guardias á la hora acostumbrada, y van
la. —i Y para la tercera?=Estoy empe marchando y echan el paso con ellas
ñada. = ¿Y para la cuarta? Vulgaridad, al son de la música, Vulgaridad, etc.,
Vulgaridad. etc., ect., y un millón de vulgaridades,
Vamos esta noche al Príncipe; N. porque sería necesario un libro en
hace la villana, y N. representa el pa tero para citarlas todas. Solamente
pel del disfraz: en el baile pantomími hemos indicado aquellas que nos han
co es la sobresaliente N. Vulgaridad. ocurrido en el momento en que escri
Los poetas que recitan sus versos, bimos para dar á entender lo que quie-
218 21¡3
re decir una Vulgaridad. El lector que brir el del vecino! Feliz el hombre de
sabe en esta parte tanto como nosotros, mundo que pudiese deponer el amor
conocerá fácilmente aquellos que in propio á la entrada de una sociedad,
curren en vulgaridades pues son tantos. asi como deja la espada ó el bastón á
Evitad el que se pueda colocaros en al la puerta de la comedia.
guna de las de su inmensa categoría. No hay quien no tenga amor pro
El amor propio. pio , con la única diferencia, de que el
hombre de talento y el necio lo mani
Un autor compara el amor propio fiestan. Oigamos á un sabio. Se ve que
á una pelota de viento : desgraciado tiene mas placer en descubrir los de
aquel que la da una picadura. Esta fectos , que las bellezas de un libro.
comparación es exactísima. Así nada Dejadle hablar, y sobre todo no ala
importa mas en la sociedad que co béis al autor, porque su elogio le pare
nocer á fondo todas sus diferencias, cerá un robo que hacéis a su propia
porque regularmente se pica el de los gloria. Un poeta académico, por el
demas con el propio suyo. ¡ Qué de contrario, alabará todo lo que caiga en
cosas tan pequeñas, y qué de cosas su mano, porque se . cree á sí propio
tan grandes no inspira el amor pro muy superior a todas las alabanzas y
pio! Nada hay de bueno (i) y nada quiere persuadir que la envidia es age-
hay de malo en donde él no intervenga. na de su corazón. No temáis ser de otro
La Rochefoulcaut no tiene razón sino dictamen que el suyo, al contrario, le
á medias , cuando le constituye el mó dais gusto. Véd á otro, conocido de to
vil de todas nuestras acciones. ¡ Qué da una Corte, pero poco favorecido de
de tacto y de delicadeza no son nece los dones de la naturaleza, se consuela
sarios para ocultar el nuestro y descu- afectando que no se viste como los de
mas. Su sombrero es de ala ancha, su
casaca tiene el cuello estrecho, lleva
( i) Entiéndase esto dicho solamente en el el pelo largo, su corbata ñoja, y toma
sentido de bueno, hablando civilmente. siempre la moda á contra pelo. Si os
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atrevéis á decirle: no se habla de otra que la habla de sí propio, no tiene si
cosa que de Yin. yen général se dice que no amor propio.
tiene Ym. un carácter ridículo, quedará Respecto á las mugeres, ¡cuán in
encantado. Si me preguntáis porqué un justas no las hace ! Olvidarán veinte li-
amigo vuestro, y amigo desde la niñez, songeros cumplimientos, para no acor
os desdeña, é inquirieseis vanamente darse sino de una sola observación so
la causa de que se aleje de vos, pues bre el mas ligero desús defectos. Menos
le amais, estimais y le elogiáis cuantas descontentas se ven de no ser alabadas,
veces se ofrece, y aun habréis tenido la que de que se alabe á sus rivales. Así
felicidad de hacerle que acepte vues es imposible vivir un minuto entre dos
tro dinero; todo esto es verdad, pero mugeres sin herir el amor propio de
no le habéis pedido jamás el suyo, él una de ellas. Entre todas las pasiones
es vuestro deudor; ya conocéis pues en el amor propio es solo el que no cono
donde le pica el amor propio ; id á pe ce diferencia de edades. El niño y el
dirle un favor y volverá á ser vuestro anciano lo poseen en el mismo grado,
amigo. Pero en materia de amor es aunque es muy fácil componerse res
donde el amor propio se echa mas de pecto a éstos, porque ambos quieren
ver ; pues hay personas que no lian co que se les oiga. Si podéis envejecer al
nocido otro amor que este. Desgracia uno y rejuvenecer al otro, habréis ya
damente hace mucha mala obra á su dado con el camino de su corazón.
hermano, porque si un hombre ena Mirad á este muchachuelo: va cami
morado ha cometido una indiscreción, nando y sostenido por los andadores
ha sido por amor propio ; y si otro ha de su nodriza: decidle «¡ qué bien anda!
sido discreto, ha sido también por amor ya es un muchacho grande y crecido;»
propio. ¡Cuánto cuidado no debe po y desde el mismo momento vereis como
ner una muger en estudiar esta pasión! levanta su cabeza, brillan sus ojos, os
Aquel que en las conversaciones fami mira y va echando plantas con sus pie-
liares no habla á la que quiere sino de cecitos. Decid al otro anciano que tie
sí misma, este tiene amor; pero aquel ne la cutis fresca, admiraos de su mo
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do de andar tan ligero como un joven. mano inteligente y en un terreno feraz,
Inmediatamente volvereis á su sangre producirá los mas bellos frutos; pero
el calor, y.una actividad que se le iba dirigida por una mano ignorante cu un
escapando. Escuchad á un niño char terreno ingrato, no dá sino una pon
latan, y desde el momento os querrá, zoña que lo abrasa todo.
y llegareis á contentarle: y cuando que Del modo de saludar.
ráis hablarle, también por su parte os
escuchará con mucha paciencia. La salutación es la piedra de toque
El viejo que ya nada puede apren del buen gusto. Ilay mil maneras de
der, cree que lo sabe todo , y recuerda saludar según las personas á quienes
todo poique está muy cerca de olvidar se saluda; pero la salutación puede ser
lo. Cuidad de no decirle jamás que sa respetuosa , cordial, afectuosa ó fa
béis el caso ó historia que el ha empe miliar.
zado á contar,, porque sería lo mismo Se ha introducido una moda de ul
que cerrar la puerta á un importuno, tramar que parece el refinamiento de
cuando ya hubiera quitado su sombre urbanidad que se encuentra entre ellos,
ro para hablaros. Esta epoca de la vida y consiste en que cuando se encuentra
es muy digna de respeto y miramiento. á una señora fuera de una tertulia, se
El anciano es digno de compasión por aguarda para saludarla á que ella ma
haber llegado ya á ella, y por hallarse nifieste haber reparado en uno. La sa
tan próximo á salir de ella. lutación debe corresponderse en lodo
Evitemos, pues, chocar con el amor caso. Es una letra á la vista á la que
propio de otros; sepamos dominar el no se puede faltar.
nuestro porque en último resultado Cuando en seguida de haber salu
no es otra cosa sino el orgullo vergon dado se emprende conversación con un
zoso de no merecer lo que se quiere superior ó con una señora, se estará
obtener. con el sombrero en la mano, hasta que
El amor propio puede compararse hayan convidado una vez ó dos á cu
á una plañía, que cultivada por una brirse.
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Las damas saludan á los indiferen á quién jamás he conocido, debía á lo
tes con una inclinación de cabeza , á menos no tener tanta familiaridad.
los amigos con la mano solamente: ¡di Una de las polillas de la sociedad
choso aquel respecto al cuál usen de son seguramente estas gentes á quie
una rápida ojeada en vez de otra fór nes no se conoce sino por haber estado
mula alguna de urbanidad! cinco ó seis veces en una reunion sin
En cuanto á los saludos de los em reparar en ellas; pero que se creen au
pleados en alto puesto, es necesario torizadas para trataros como á unos
hacerlas según las consideraciones in amigos antiguos. Si os encuentran en
dependientes de la urbanidad, y la ma la calle, os sacuden reciamente en el
yor ó menor flexibilidad de la columna hombro, se informan de la familia, sin
vertebral del que las hace. Sin embar saber siquiera si se tiene, se inquietan
go, hé aquí una regla que no tiene es- por vuestros intereses y negocios mas
cépción. Con el pretendiente el prodi secretos, sorprendiéndose de que se re
gar salutaciones, equivale á una nega cate con ellos la confianza: en fin os
tiva ; esto es lo que nuestros abuelos dejan, despues de haberos pedido las se
llamaban Agua bendita de Corte, ó ja ñas de vuestra casa, y podréis teneros
rabe de pico. por muy feliz si no os han pedido algún
Los saludos de protección , no per dinero.
tenecen sino á los necios y á los repen Al otro dia, cuando vais á sentaros
tinamente elevados : porque un hombre á la mesa, veis llegar á vuestro impor
que se respeta corresponde una sola vez. tuno del dia anterior; viene sin cere
monia á pedir de comer ; ha querido
De la familiaridad. sorprenderos porque así le gusta obrar
«Permítame Vm., amigo mio:» y ape con sus amigos; y sobre todo no deben
nas he tenido tiempo para mirarle cuan gastarse ceremonias con él, porque es
do ya ha introducido sus dedos en mi to le impediria venir otra vez. Come
caja, los ha sacado y echado 41 suelo por cuatro, censurando siempre el pla
la mitad del rapé. Este amigo querido, to que se le presenta : entre plato y pía-
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to se sopla un buen vaso de vino, y n» amigo, y cuantas veces quiera reno
puede acabar la comida sin café. No varemos este convite. =Pues señor, res
bien se lian levantado los manteles, pondió el hambriento convidado, vol
cuando toma su sombrero, ydálas bue vámoslo á renovar desde ahora. = Se ig
nas tardes, tuteando al dueño de la casa. nora como tomó el convidador esta iro
He conocido un gorron de esta es nía, pero se puede apostar que no vol
pecie, que principalmente perseguia á vió jamás á convidar á Mr. Martainville.
los hombres célebres por sus talentos,
convidándolos á comer á su casa, es De los curiosos.
perando por este medio darse alguna ¿Quién es aquel que se pasea solo
reputación. Un dia encontró al agudo en medio de la sala de una tertulia?
Mr. Martainville, á quien muchas vec,es No toma parte alguna en los placeres
había convidado á comer sin haberlo del baile, no arriesga una peseta en la
conseguido. Ahora, le dijo, ya no se mesa del juego, evita el mezclarse en
me escapa Ym. Hace mucho tiempo que la conversación general, se dirige con
me ha prometido el venir á comer con preferencia á los sitios en que dos ó
migo : le tengo à Ym. agarrado y le quie tres personas hablando en voz baja, ma
ro para que cumpla hoy su palabra. En nifiestan que no quieren ser oidos. y
vano procuró defenderse Air. Martain que el asunto de su conversación debe
ville pretestando un negocio indispen ser secreto. ¡Qué listas tiene las orejas!
sable ; el otro no cedía , y fue preciso ¡Cómo procura percibir los sonidos que
aceptar. Se ponen á la mesa, y la comi no pueden llegar á ellas! ¡Cómo se
da no duró mucho, porque apenas se ensancha cuando ha podido pillar al
presentó lo bastante para un enfer guna palabra ! ¿Qué interés., pues, ten
mo que está á media dieta. Acabado el drá en conocer de esta suerte los ne
postre que se compuso de media do gocios de todo el mundo? Ninguno, si
cena de nueces, vea Vin. dijo el anfi no que es un genio curioso. Aquellos
trión á su convidado, vea A'm. aquí mi dos, á quienes estaba escuchando , ha
comida diaria; le he traído á Ym. como blaban de una especulación de comer-
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cio; estos otros del matrimonio de sus «9
hijos ; y todo esto está claro que le in presumir que esta leccioncita corrigiese
teresaba muy poco, pero ha podido pi al criado curioso, mucho mejor que las
llar algunas palabras que le han dado mas graves reprimendas.
á entender de lo que se trataba, y que Del espirila de contradicion.
da contento. Este mismo será también
quien se ponga á mirar por encima de Cuando vuestra mala estrella os
■ vuestro hombro si estais escribiendo reúna con uno de estos tales, no pro
una carta : que leerá las que bayais de pongáis conversación alguna: cededles,
jado sobre vuestro bufete : que pregun porque aunque tengáis toda la lógica de
tará á los porteros y sirvientes los asun Condillac reunida á la elocuencia é ima
tos de la casa. Es verdad que no pro ginación de Chateaubriand , no sería el
curará abusar de las confianzas que ob triunfo vuestro. Son hombres cuya feli
tenga, porque la curiosidad no es un cidad consiste en ser opuestos á los otros,
vicio del corazón; es una manía que á pesar de la razón y la evidencia, y
infesta á hombres, por otra parte esce- muy frecuentemente aun de sus pro
ientes, y que son mas dignos de lásti pias opiniones. He conocido el molde,
ma que de enojo. por decirlo así, de esta necia clase de
El conde A. de P. tenia un criado gentes. Si sacaba yo el reloj , á juicio
estremamente curioso á quien sorpren de él, estaba algunos minutos atrasado
dió un dia, mirando desde su ventana, ó adelantado, porque él lo tenia arre
y vió que iba leyendo una carta que le glado por la mejor meridiana de la Cor
habia dado. Al dia siguiente le encar te. Si se hablaba de una noticia anun
gó una comisión igual, y puso por pos ciada en un periódico, era falsa ; él la
data á su carta. «Puede dar Y. verbal había leído en otro mejor informado,
mente la respuesta al portador, porque ó lo sabia por cierto conducto que lo
está enterado del asunto lo mismo que contaba de otra manera; aplaudia siem
yo, pues ha tenido cuidado de leer en pre á los actores de menos mérito:
el camino la carta que le envio. » Es de no alababa sino las piezas que habían
sido silvadas, ó las obras nuevas que
s'So s5i
ss habían quedado en las tiendas de ración la espresan solo con gestos y
los libreros. contorsiones. Teniendo cuidado de ale
Si no os es dado libertaros de la con jaros á bastante distancia de estos ener
versación de semejantes gentes, aban gúmenos, podéis ir sin riesgo alguno á
donadles : pues como solo el disputar oir el Tancredo ó la Semiramis; pero
es su felicidad , ellos mismos pondrán los entusiastas que es muy gustoso ob
fin á una conversación que no les ofre servar son los amigos y admiradores de
ce permuta alguna de este gusto. los fabricantes de poemas y comedias,
Los entusiastas. que creen manifestar su estimación á un
autor dándole las primicias del fastidio
Hay otra especie de hombres opues que reservan mas tarde para el pobre pú
ta á los del espíritu de contradiction, blico. El autor ha reunido en su casa unos
y no por eso menos insoportables, cua treinta de sus conocidos mas íntimos:
les son los entusiastas: y aun se cree quiere saber su parecer sobre una co
que son peores, porque con los prime inedia en cinco actos y en verso, que
ros es mas fácil romper claramente; debe presentarse al otro dia al encarga
pero siendo el carácter de los entusias do del teatro, y empieza. Reparad inme
tas todo benevolencia y dulzura, se vé diatamente á un entusiasta; solamente
uno obligado, sopeña de pasar por in al título se ha reido ya tres veces y ha
urbano, á oir con paciencia y aun con aplaudido el nombre: de cada interlo
una especie de placer sus locas escla- cutor le complace, cada verso le acar
maciones. INo hablo aquí de los entu rea trasportes convulsivos de admira
siastas conocidos bajo el nombre de fi ción. Al fin del primer acto ya está re
larmónicos, en quienes el órgano mu bosando alegría; y aunque no sepa aun
sical se estiende desde la coronilla sino la esposicion del asunto de la pie
hasta las uñas de los pies. Ko, seme za, ya no duda en afirmar que aparece
jantes entes se abstendrán muy bien un nuevo Moliere, y que el Tartuf pue
de pronunciar una palabra que les pue de marcharse á pasear muy en hora
da hacer perder uu compas, y su admi- buena.
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¿Qué puede decirse de semejantes es necesario hacer antecámara du
gentes? Dejadles que se estasíen á su rante una hora, porque un hombre tal
satisfacción , y atribuir su ridiculo en debe estar abrumado de negocios. Mien
tusiasmo á la ciega amistad que tienen tras se le aguarda, se divierte él en su
al autor; porque de otro modo se gabinete en calentarse á la chimenea,
ría preciso llevarlos á que ocupasen una ó en componer alguna décima para una
jaula en las gavias. Excelencia, porque á pesar de su nece
dad, quiere también pasar por un hom
De los importantes. bre de ingenio. En fin , se abre la puer
Entre las ridiculeces mas numero ta y le encontrareis en un bufete lleno
sas en la tierra, que lo son mas que la3 de papeles, escribe que te escribirás;
estrellas en el firmamento, la que mas no vuelve la cabeza cuando entrais, os
compasión causa á todo hombre sensato escucha sin dejar de escribir, os res
es la nulidad importante. Son frecuentí ponde de la misma manera y os despi
simos en las corles aquellos que se eri de prometiéndoos todo lo que queréis.
gen protectores de todo el mundo, sin Continuais con esta práctica diaria por
tener la voluntad ni poder de proteger algun tiempo; pero llegáis á conocer
á nadie, pasando toda su vida en las con quien las habéis, y no volvéis á
antecámaras de los Ministros y princi poner mas los pies en casa de vuestro
pales personages. Reciben en ellas con poderoso protector; mas sin duda nin
una admirable constancia postes de guna que encontrará otros simples á
horas enteras, de los que se vengan á quienes formar en la misma escuela,
su vez sobre las personas sencillas y porque él ha protegido, protege y pro
crédulas, que en su tono de seguridad tegerá. Pero este hombre, diréis, ¿es
se persuaden que son hombres de in un fàtuo, un hombre sin vergüenza,
finitas relaciones. Siempre llevan tras un tonto ?=No: es un importante.
•si alguno de estos necios, con los cua De las mugeres de edad.
les juegan al ministro y á los preten Al hablar de las mugeres de edad
dientes. También antes de hablarles
s 34 s 35
en un tratado en que nos proponemos minaciones de un viejo lleno de mal
presentar los escollos que aguardan al liumor, y privado de toda ilusión; sino
hombre en su entrada en el mundo, de una muger amable que nos dá lec
de ningún modo se crea que una ìnu- ciones dulces, porque las ha sacado
ger de estas es un escollo; todo al con de recuerdos llenos de encantos. Su
trario : el trato frecuente con estas mu- moral acierta con la senda de nuestro
geres es el que inspira aquella urbani corazón , porque no es precisamente
dad, aquella elegancia de modales, enemigo del placer inocente, y porque
tono y dulzura ; en una palabra , aquel sale de aquel sexo que siempre ha sa
amor propio bien entendido, únicas bido hacerse oir de nuestro corazón.
cosas que pueden dar al hombre lino Hablo aquí délas mugeres de edad ge
el renombre de perfecto á que le es neralmente , porque se encuentran
permitido aspirar ; pero las jóvenes ha también á veces alguna que otra á quien
ciéndonos contraer, sin quererlo, por su la vejez hace tan mal intencionada y ridi
influencia sobre nuestra alma, todos cula, que se venga sobre los jóvenes de
aquellos hábitos fáciles que constituyen la pérdida de sus gracias; pero de to
al hombre amable, deben aprovechar das maneras son escepciones que no
se mas tarde de la amabilidad que he deben derogar la regla, y se puede de
mos adquirido á su lado. Es propio de cir claramente que un hombre que se
todas las mugeres en general la bon burla de las mugeres de edad, es indig
dad, las gracias, el talento y la indul no de ser amado de las jóvenes.
gencia; así es que á todas ellas debe CAPÍTULO VII. ADICIONAL.
mos respetarlas y obsequiarlas á su vez.
¡Cuánto provecho, ¡rúes, no se puede sa Conversaciones comunes.
car de una mugeren quien la vejez sola Hay una multitud de individuosqueno
mente ha destruido la hermosura ! ¡Cuán dicen una palabra de mas ni de menos
dulces no son en ella los consejos de un dia que otro, y en quienes la conver
la esperiencia! Seguramente que no se sación se ha hecho estereotípica en su
parecen á las reconvenciones y recri memoria.
236 2 oy
Entran en un corrillo numeroso, y ¿Se divierte V. mucho?.... Pero perdo
despues de haber saludado con poca ne Y., tengo que dejar á Y. , voy á co
gracia á la señora de la casa, se van á mer, porque es ya muy tarde: y echa á
sentar.en la primera silla vacante: allí correr sin aguardar respuesta á aquel
entablan con su vecino una conversa diluvio de necias preguntas. ¡ Necio!
ción que sería muy interesante, si no la ¿Por qué no se contentaba con quitarse
repitiesen tan á menudo. = IIoy lia he solamente el sombrero? He aquí un
cho un tiempo primoroso. =S¡ señor.= apéndice á las conversaciones prepara
¡No obstante, el cielo está un poco cu das, y á los aforismos y pensamientos
bierto: puede ser que llueva esfa noche igualmente comunes.
y bastante : hoy habrá mucha gente en Cicerón dehne la urbanidad, una
el coliseo; el frió empieza á apretar: á ciencia que enseña el tiempo oportuno
las cinco señalaba el termómetro tres de lo que debemos decir y hacer.
grados bajo cero : el domingo parece SegunLoke, el talento consiste en dis
que se estrena una pieza nueva: ¿crée tinguir en qué se diferencian ó parecen los
Y. que salga con lucimiento?.... Pero objetos; y el juicio, en conocer en qué se
Y. no dice nada; ¿está V. malo?= No diferencian los objetos que se parecen.
señor, es que— El pobre oyente pro Hay gentes predestinadas que llevan
cura no manifestar el entorpecimiento siempre el fastidio consigo. Solamente
que se va apoderando de él. Confese sus discursos y presencia inspiran sue
mos que la vida es demasiado corta pa ño. Se componen de dos clases: los
ra gastarla en estas tonterías. unos comunican este fastidio por la
Pero también hay conversaciones nulidad de su alma y de su cabeza; los
preparadas para aquellos que uno en otros, aún peores, cansan á fuerza de
cuentra por la calle. =Muy buenos dias, querer manifestar lo que saben.
caballero: ¿como lo pasa Y. ? Con que Mezclad siempre un poco de orgu
¿Y. por aquí? ¿No iba V. á Italia? ¡Qué llo que impide á cada uno el olvidar
viage tan precioso será!=Sí.=¿Y cómo lo que se debe á sí mismo, y de sensi
Ta de salud? ¿y sus negocios de Y. ?.... bilidad que impide el olvidar lo que se
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debe ú los otros. De estos simples se to en un barquichuelo, que jamas deja
presentará el verdadero compuesto de la costa, y esta mas ocupado en contar
la urbanidad. los naufragios de los navios que bogan
La amistad es respecto al amor co en afta mar, que la fortuna de los que
mo una estampa respecto á la pintura. han podido entrar en el puerto.
Solamente la continuación de la felici La estremada viveza, y la estrema-
dad, dice el cardenal de Retz , es la que da pereza impiden ser urbanos. Las per
fija el amor, parte de la amistad: pues no sonas demasiado vivas, arrastradas á
hay nadie que no crea que hace un favor su pesar, descuidan los miramientos
á un desgraciado cuando este le sirve. para con los otros ; y las perezosas los
Es un engaño esforzarse para agra reusan por miedo de tomar demasiado
dar y adquirir reputación en una so trabajo.
ciedad, ni esperar de los dispensado Hay hombres á quienes se necesita
res de este favor la opinion del mérito contener, y hay otros á quienes es
que cada uno tenga. El verdadero me preciso animar. Ve aquí la razón por
dio de obtener buen éxito , es aparecer que una misma persona se presenta ba
penetrado del mérito de los que en la jo diferentes aspectos: pues si loara
sociedad son principios ciertos de for aceptación en una tertulia, se hace in
tuna , el saber aguardar y fastidiarse. soportable en otra ; y cada uno de ellos
La medianía es la que asegura en no aparece ventajosamente, sino en cir
todos la felicidad. El hombre mediano, cunstancias en que sea animado ó con
sea que entre en sí mismo, ó que se tenido.
derrame fuera, está satisfecho. La ima La curiosidad y la indiscreción son
ginación no le arrastra y se gloría de inseparables.
no estar sujeto á sus ilusiones : cita con De muchas personas solo el nombre
satisfacción los errores y faltas de las es el que vale alguna cosa. De lejos os
gentes de talento ; la lentitud y frial impondrán, pero si los mirais de cerca
dad del suyo son á su parecer juicio, ya no son nada. Estos tres renglones
discreción y razones; es como un pilo- de Labruyere, debían bastar para pre-
24o 241
caver á todos contra las reputaciones tudes sociales. Nuestra imitación y su
instantáneas. plemento.
La educación enseña y convida i «Acostumbrad á las hijas á no per
derramarse fuera de sí mismo y á en mitir nada de sucio ni desarreglado en
trelazar en algun modo su existencia la casa, y que echen de ver el menor des-*)
con la de la persona conocida en el orden: hacedles observar que nada con
mundo, para quien parece destinada tribuye mas A la economía y á la lim
la mayor parte de la felicidad. pieza , que tener cada cosa en su lu
El número de penas, agitaciones y gar. Y aunque esta regla no aparezca
pesadumbres se aumenta á proporción esencial, sin embargo sirve y fruc
que se ensancha la esfera de los place tifica mucho si se observa exactamen
res afectos y sentimientos. te. Estos sencillos consejos de Fenelon,
El modo de pensar es el que cons debían aprovecharlos todas las madres
tituye el precio de cada cosa. La vida es de familias.
una tela bastante mezquina, cuyo precio Se confunden frecuentemente en
principal le constituye el bordado : y hay el mundo la bondad con la falta de
personas mas adheridas á su costumbre carácter. La bondad es la única cuali
y modo de vivir que á la vida. dad del corazón, y la otra consiste en
Los enamorados, los ambiciosos, y una facilidad de adoptar costumbres
todos aquellos en fin, á quienes ator que hacen al hombre de un trato agra
menta un deseo dominante, esperi- dable, pero que puede también hallar
mentan mas fastidio que los demas, se con todos los vicios, y no tiene re
porque para ellos no hay en todo el dia lación alguna con la virtud. La Fontaine
sino alguna hora de goces. Ocupados poseia la primera; Pirón la segunda.
incesantemente con un mismo objeto, Yed á un rico avaro y necio, egois
todo lo que no sea él se les hace insí ta é insensible: no obstante se le con
pido y cansado. sidera mas en una reunion que á un
La galantería, es respecto al amor, hombre honrado sin fortuna. No pare
lo que la urbanidad respecto á las vir- ce sino que se respeta en él un poder
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de que ño usa , y que la certeza en que ros, y preguntaros én alta voz lo que
se está de que nada tiene que pedir sea deseáis que nadie sepa.
un motivo de acogerle bien. Salidme por fiadores de mis amigos,
Se necesita mucho talento para des escribía Gourville cuando estaba des
cubrir el ridículo en una persona, y terrado y fugitivo , y yo sabré difender-
espresarlo de una manera agradable y me bien de mis enemigos.
que no ofenda. Un viejo no ama á veces en sus ami
La complacencia fuera de tiempo gos sino los testigos vivientes de los en
es también una ridiculez: defecto de cantos y agrados de su juventud.
complacencia bien entendida, incivi El hombre necesita mas de lo que
lidad. se cree del sentimiento de admiración,
ISo hay carácter mas importuno y á y se entrega á él voluntariamente cuan
yeces mas impertinente en la sociedad, do no encuentra rivalidad.
que el de preguntador, y desgraciada La amistad es el resultado de las
mente es muy coman. Regularmente disposiciones de un corazón sensible,
en el preguntador de costumbre, desti y de una alma generosa.
tuido de talento y tino mental, su modo El que lia sido amado de una mu-
de manifestar interes y benevolencia es ger dulce, amable y de talento, ésta
un interrogatorio. Cree obligar muchí lia gozado de la felicidad.
simo haciendo mil preguntas embara La muger entre los salvages es una
zosas, y si se elude la respuesta, opri bestia de carga: entre los orientales un
me, persigue y obliga á mentir: no le mueble: entre nosotros un niño mi
basta una sola palabra; quiere espira mado.
ciones, pormenores, yen vano procu Alabad, admirad, asombraos, ex
rareis hacerle mudar de conversación; tasiaos, no temáis el propasaros en las
solamente la fuga os puede substraer á lisonjas ni el entusiasmo al lado de las
esta especie de declaración indagatoria, mugeres: sereis creídos.
y aun es capaz de echar á correr tras Las mugeres gustan del dominio
de vosotros y ponerse delante, detene por un esceso de amor propio, pues mi-
a44' 545
ran en cl, cl arrebato de las pasiones. cuando no aplaca. ¿Qué será pues
Los que entran en el mundo con la cuando agríe y enoja? Puede muy bien
pretension de ser notados y producir tenerse bondad sin dulzura , pero es
efecto, jamás serán admisibles, por cua imposible tener una dulzura verdadera
lidades que les asistan , haciéndose sin una gran bondad. El orgullo csclu-
cansados y frecuentemente ridiculos. re siempre la dulzura, porque es dema
Los jóvenes que entran con estas dis
3
siado irritable y puntuoso para aliarse
posiciones no pueden formarse, por con la indulgencia.
que estan fuera de estado de observar. Se ama en la juventud con toda su
]No queriendo ver otra cosa sino la im fuerza; y con toda su debilidad cuan
presión que producen, aunque rara vez do se ha pasado ya de los cuarenta.
lo consiguen; procurando siempre apo La naturalidad es tan preciosa en
derarse de la conversación; haciéndose la sociedad, que aun agrada á los hom
enredadores y disecadores eternos; no bres poseídos de afectación.
escuchando á los demas sino con im La urbanidad de las personas na-
paciencia ó distracción ; haciéndose los ‘turales es muy particularmente seduc
importantes por esencia, son mas dig tora, porque nada tiene de seco ni
nos de compasión que lo que se cree, violento, y presenta todo el encanto de
V llegan á pasar toda su vida en la so la benevolencia. La de las personas afec
ciedad sin conocer sus encantos. tadas es ceremoniosa, erguida y em
Se cuentan muchas historietas fal barazosa. Imposible es ser urbano con
sas sobre las mugeres, que no son otra mucho orgullo y grandes pretensiones:
cosa que una débil compensación de porque hay siempre un gran fondo de ar
las verdades que se ignoran. tificio que constantemente se descubre.'
Hay personas que no tienen mas Mal carácter es el de cuentista, ha
dulzura que la precisa para hacer rabiar dicho Labruycre. Ko hay cosa mas
á los demas, que sin carecer tampoco cierta en general, respecto á los cuentis
de ella, tienen bastante franqueza y tas de profesión; pero el saber contar
viveza. La dulzura es siempre fingida con gracia, es un talento encantador,
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cuando se usa de él con oportunidad. que la flexibilidad y facilidad consti
Es necesario perdonar á los ancianos tuyen su carácter. Necesita talento , pe
el ser roas contadores que nunca en este ro superior, solamente en un grado
siglo , porque han visto mas cosas en al de aquellos con quienes vive, porque
sesenta años, que las que antes pro debe agradar y escitar mas bien que
ducían doscientos. sorprender. Como el objeto que se pro
CAPÍTULO IV. ADICIONAL. pone es la diversion, el hombre ama
ble por carácter y por profesión no de
A mabilidad. be tener principio fijo. Si le detuviese
Es un hombre amable. Con esto se el temor de marchitar las reputaciones,
cree haberlo dicho todo; pero no obs perdería mil ocasiones de lisongear la
tante, las cualidades que constituyen un malignidad. También debe ser suscep
hombre amable son puramente relati tible de interesarse sin apego, detener
vas. El hombre amable de un siglo ó instrucción siu profundidad, y compla
de un país, no se parece al de otro tiem cencia sin benevolencia: que presente
po y al de otro siglo. Alcibiades fué las apariencias de la amistad y los em
amable á los ojos de un pueblo ligero, bustes del amor, y que todo lo sacrifi
inconstante y sensible al agrado esterior. que al gusto de brillar. Esto es lo que
El duque de Beaufort, torpe en su len- constituye al hombre á quien se da sin
guage, hermoso sin nobleza como un razón el nombre de amable.
hombre del pueblo, fue también entie El uso de los brindis inventado ba
nosotros un Alcibiades. Ambos se con jo Augusto, ha llegado hasta nosotros
formaban con las costumbres de aque con los auspicios regulares de la fran
llos á quienes querían seducir, y ambos queza y de la lisonja , de la urbanidad y
aspiraban á dirigirlos lisonjeando sus de la mentira. Desusado por algun tiem
inclinaciones. El hombre amable debe po, vuelve otra vez á renacer. En las so
ante todo tener un carácter movible que ciedades mas unas se hacen brindis, y
se preste á todos los gustos. Nada de por desgracia mas alegres que sinceros.
he hacer en él impresión durable, por-* Se puede fastidiar mucho diciendo
s4S *49
cosas muy buenas. Ceded pues siem el Rey ; es necesario Mr. de P.... poner
pre, á menos que la gana de hablar atención en lo que se come y en lo
venza al deseo que se tiene de escuchar. que se dice.
Jamás se os vituperará el no saberlo Hay cierta mala dirección que se
todo, pero incurriréis en ridiculeces ha mezcla en las acciones y las quita to
blando ligeramente de lo que no sepáis. do su valor. Un hombre es cortés,
Luis XYIIl estaba dotado de un ra pero hace un servicio fuera de tiempo.
ro espíritu de urbanidad, y así es que Otro es pródigo, y no se le agradece
tenia por muy importante la observa porque carece de gusto. La oportuni
ción rígida de las conveniencias. Casi dad es la que hace el mérito de todo.
todas las mañanas admitía á su desayu Hay dias felices, pero no vida feliz,
no á un oficial de guardia , algunos ofi porque sería un sueño delicioso que no
ciales y un gentil hombre de servicio. tuviese momento de despertarse. Los
Como tenia costumbre de decir que la hombres, en efecto, pasan porla infan
exactitud es la urbanidad de los reyes, cia , la juventud y la vejez, y pierden
gustaba de que se asistiese exactamente necesariamente sus facultades. ¿Cómo
á la hora , y no se reusase el convite: podrán hermosear constantemente con
porque á veces daba sobre esto leccio los mismos colores un objeto , cuando el
nes bastante maliciosas. principio de acción y calor que les
Un dia el gentil hombre de cámara anima se debilita ó estingue?
llegó algun tiempo despues que el B.ey Por lo demas el modo de sentir cons
se había sentado á la mesa , y procuró tituye la felicidad: y basta el conocer
escusarse lo mejor que pudo. Era el que se goza, para gozar verdaderamente.
conde Amadeo de P— Su Magestad le MORALIDAD.
hizo servir los mejores platos que se
hallaban aun en la mesa, y le pregun EL R I N C O N DE LA C H I M E N E A .
tó si eran de su gusto. Señor, le dijo ¿Qué concluiremos de todo lo dicho?
el gentil hombre , no pongo atención Entre las ciencias la mas difícil, como
en lo que como. Tanto peor, respondió
s5o 201
la mas indispensable es la de conducir está desnuda de exigencias y de preten
se en el mundo. Hemos espuesto el siones.
cuadro lici de las cargas que la socie A casi todos los hombres arrastra la
dad impone a cada uno de sus miem manía de ir á buscar gustos y diversio
bros: ahora toca al lector pesar las ven nes fuera de su casa. El uno deja su es-
tajas que le proporciona ó las incomo celente puchero para tener una mala
didades que puede ocasionarle. En cuan comida en una fonda : el otro no tiene
to á nosotros toca, sin querer prevenir por bueno ningún café sino el que to
el juicio de nadie, juzgaríamos por in ma en casa del comerciante N., y ¡cuán
completa la tarea que nos hemos pro tos casados con mugeres hermosísimas
puesto, si al lado de las reglas severas se van detras de una actriz llena de
de la etiqueta y de los placeres cere afeite y colorete. ¡ Ah . si todos estos lo
moniosos de una sociedad, no mani cos conociesen las delicias de su casa!
festásemos la felicidad de la vida do Biron lo dijo : no hay cosa tan buena
méstica, y las satisfacciones pequeñas, en esta vida como el rincón de casa , y
y fáciles felicidades del rincón del ho la conversación doméstica ; y en efecto,
gar propio. entre la familia todo es común ; talen
Es cierto que es indispensable se tos, alegría y buen humor. El amor pro
guir las prácticas constantes y las leyes pio, tirano de la conversación, pierde to
de la urbanidad. Esta sola puede co do su poder; no se procura brillar á cos
municar gracia y hechizo. Las palabras ta de nadie; es una partida ó un juego
y las acciones constituyen parte de la en que son iguales los tantos. Las gra
educación en términos que no hay co ves tertulias, las dicusionespolíticas, las
sa que la pueda suplir; pero en el mun reuniones literarias, ¿equivalen nunca
do se la esperimenta á veces imperiosa el desahogo alegre de dos antiguos y
y dominante , y solo en el centro de la buenos amigos en cualquiera de las ca
vida doméstica, y familiaridad de la sas de entrambos?
propia casa es en donde se manifiesta Hay muchos que no pueden comer
franca, natural y seductora: porque allí solos, admiten los convites á troche y
252 253
moche, ó comen en la fonda por na tono: cuando se entra en la propia ca
saber que hacerse. Estos tales descono sa ya cansado de la melodia, fatigado
cen el placer que les aguardaba en su de los saludos y del polvo: cuando des
propia casa. Allí cerquita de la chime pues de haberse desembarazado de to
nea bagan poner una mesita elegante do el aparato de un peinado y vestido
mente servida : y satisfecho ya el primer de ceremonia , se echa uno sobre una
apetito conocerá cualquiera que sus ideas silla poltrona, apoyando las puntas de
se refrescan: bien pronto vendrán á dis los pies en los morillos de la chimenea
traerle reflexiones llenas de encantos, ¿no se dá uno por contento de verse
de originalidad y de aquellos pensa ya solo? Mil ideas se dan priesa á pre
mientos que le acercan á las ideas feli sentarse y todas agradables. No parece
ces de la juventud: y si su genio pere sino que al haber dejado el gentío ha
zoso quiere de todos modos conversa descansado uno de un peso que le opri
ción , coja de su biblioteca un tomo mia , se goza del placer de hacerse com
de la Fontaine, de La Bruyere ó de pañía á sí propio , y durante esta espe
Wanton , ¿qué mas amables interlo cie de medio sueño, las horas vuelan
cutores podrá encontrar? ¿Preferirá ligeras como las chispas que saltan
acaso la fria charlatanería de las me meneando los tizones ; y á veces la
sas , ó las trivialidades que necesaria mañana mas bien que el relox es quien
mente ha de escucharen las mesas re advierte que es tiempo de tomar al
dondas ? gun reposo.
Ko hay nadie que no haya echado Nuestros buenos abuelos que sabian
de ver cuan repentinamente se pasan vivir bien, apreciaban mucho el rincón
las horas en el rincón de la chimenea. del fuego. ¿Quién de nosotros viendo
Despues de una brillante ópera de Ros en aquellos salones góticos de las gran
sini: tras un baile magnifico con su jas antiguas, aquellas respetables chi
abundante ambigú : al volver de una meneas , tan grandes como los aposen
representación dramática la mas pri tos de ahora, no creerá que asiste á una
morosa, ó de una tertulia del mayor de aquellas tertulias del antiguo tiem-
s55
po? El castellano ó la noble clama es obligan frecuentemente al hombre á no
cuchaban entonces sin pestañear ale ir á ninguno por cumplir con todos.
gres cuentos ó romances: se echaban al Se reconviene á los poetas de que
coleto sendos tragos: un page cantaba cantan sobre todos asuntos. ¿Cómo no
los romances moriscos: y amos, escu se lia bailado alguno que celebrase dig-
deros, pages, dueñas y siervos no for llámente el rincón del liogíir? Porque si
maban en el rincón de la lumbre sino estos señores adquieren reputación en
una sola familia, olvidando los males la soledad en que trabajan sus obras al
de la víspera, los trabajos del dia, y los rincón del fuego, y una justa gratitud
cuidados del siguiente. debiera ser para ellos la musa que les
Pero como la moda va siempre ro inspirará.
dando y cambiando el mundo, ahora 7 Y a la verdad : ¿qué sitio mas inspi-
nos hallamos en el siglo de los contras iaoo! que el rincón del fuego? Todos los
tes. Fortuna y pobreza , talento y ne pensamientos toman allí un tinte de co
cedad, filosofía y devoción suelen vivir lor de rosa, y se mira uno contento de
á veces bajo de un mismo techo. Pare si y de los otros. ¡Dichoso el autor cu
ce que una corte se compone de vein ya obra se lea junto al fuego! Puede
te naciones diversas que se mezclan y sin duda contar con la indulgencia de
entrelazan para no formar mas que un sus lectores; y respecto á la obra pre
pueblo particular: y es necesario que sente , no la desearemos mejor destino
un mismo objeto y una misma pasión smo que sea leída en él.
ponga en contacto diariamente estos
elementos heterogéneos. El procurarse
el placer nos renne, y el habito ó la cos
tumbre nos retienen á despecho del
fastidio. Cada dia son indispensables
nuevos puntos de reunion ; de aquí la
multitud de convites que llueven cada
dia, de bailes', diversiones y teatros que
INDICE.
PR IM ER A PARTE.
C a p it u l o I.
D el m undo y
so c ie d a d . . ¿. ..Pag.i
C ap. I I . D e la so cieda d d e b u e n to n o .............. 7
C a p . I I I . D e la u r b a n id a d ................................. i
. . . . . iS
5
C a p . I V . D e la so cieda d d e la s m u g e r e s .
C a p . V . D e la so c ie d a d d e los h o m b re s ................... a j
C ap . V I . D e la c o n v e rsa c ió n ................................. . 5 a
C a p . V I I a d i c i o n a l . C o n v ersa cio n es c o m u n e s . . .
C ap . V I I I . D e l deseo in m o d e r a d o d e m a n ife s ta r la -
le n to ............................................. 54.
C ap . I X . D e (a a la b a n z a ........................................... 5 9
C . X . D e la c ritic a ................................................... 62
. X I . D e la g e n e r o s id a d .................................... 6 7
ap
C
. XII, D e la a v a r ic ia ............................. 71
ap
C ap
segunda parte .
De la moda
C a p it ul o I . ................................................................
Del vestido
C ap. I I . .......................... .............................................
Del hombre de mundo en su propia casa.
C ap. I I I .
Amabilidad
C ap . I V . ad icional. ............................................
E l hombre de mundo con sus iguales.
C ap . V . . .
E l hombre de mundo con sus superiores.
C ap. V I .
Del hombre de mundo entre los artistas.
C ap . V I I . 9
Del hombre de mundo con su familia.
C ap. V i l i .
*
9
E l hombre de mundo con sus domesticos.
C ap . I X .
5
97
De las v is ita s .
C ap . X . .............................................. . .
99
De las citas
C ap. X I . ............................. ..... ............................ 104
De los bailes,
C ap. X I I . • ¿ ................................................... 1 0 7
El teatro
C ap, X I I I . ........................ ................................. .... 109
Reuniones literarias y filarmónicas.
C ap. X I V .
E l hombre de sociedad en viage
. . 113
(>
T9
C ap. X V . . . . . 11
Un dia de campo
C ap. X V I . ....................................................
1
■ Cap. XYH. Un bautismo................................................ 12 1
X V III. D e l m a tr im o n is . i »5 E n la lib r e r ía de C uesta , fre n te A la s g r a
los e n tie r ro s . . . . . . . . . . 12b
C ap.
C ap. X IX . De d a s da sa n F e lip e e l I ic a l, y en la .de
C ap. X X . D e l ju e g o . ................................................*"• S anchez, c a lle de la, C o n cep cio n , se fia -
X X I . D e los a lm u e r z o s . .................................. 1“°
C ap.
X X I I . L a s c o m id a s. .......................................1
lla r á n los lib r o s sig u ie n te s :
X X I I I . D e la s c e n a s . ................. f . . . .
C ap.
C ap. 14a
X X I V . D e l a r te c iso r ia ...................................... * 4 »
Cartilla de Agentes y pretendientes, ó Manual de m i
C ap.
C ap. X X V . D o la h a b ita c ió n .......................... , . i 56 nisterios tribunales y oficinas : c o n t i e n e t o d a s l a s d e p e n .
cien cia s d e l G o b i e r n o , y r e ú n e en u n so lo v o l u m e n la
TERCERA PARTE, p r á c tic a d e los tr ib u n a le s , m in iste rios y oficinas s e g ú n
se o b serv a en e l d ia ; obra in d is p e n s a b le à
los a g e n t e s ,
I. D e las m o d a s. . . .............................. p r e t e n d ie n t e s , c u r ia le s y oficin istas. U n to m o e n 4 .°
O b je to s d e c a p r i c h o . ................ .... . . . . lijo
C a p it u lo
á 1 6 r s . e n r ú s t i c a y 20 e n p a s t a .
C ap. II.
e q u i t a c i ó n . —D e la s illa .............................207
Manual y dirección de Alcaldes ordinarios y pedáneos
C ap. III.
A D I C I O N E S ................................................................................................... 2 J^
de las pueblos de España, U n t o m o e n 8 . “ , á 6 r s . e n
ï í o h a l i o a d .................................................................................................... *49 rústica y 8 en p asta.
Comentarios a las leyes de Toro, s e g ú n su e s p í r i t u v
e l d e la l e g i s l a c i ó n d e ' E s p a ñ a , p o r d o n J u a n A l v a r e z
3
P o s a d i l l a , U n t o m o e n 4 .» , á o rs . e n p a s t a .
Colección de discursos forenses p ron u n ciad o s en d e
fe n s a d e a lgu n o s in o c e n te s a c u s a d o s , con u n discurso
s o b r e la a d m i n i s t r a c i ó n d e i a j u s t i c i a c r i m i n a l , e s t r a c -
t a d o s d e las o b r a s d e M r . S e r v a n , c é l e b r e A b o g a d o
fr a n c é s . U n t o m o en 8 .“
Ilcincccii Recitationes in e le m e n ta juris civilis s e c u n
d u m o rd in e m In stitu tio n u m : ed itio p rim a H is p a n a .
H o s t o m o s e n 8 . ° , á 20 r s . e n p a s t a .
Manual del Cocinero, Cocinera y Repostero, c o n u n
t r a t a d o d e Confitería y Botillería, y u n m é t o d o p a r a
trinchar y servir t o d a c l a s e d e v i a n d a s , y l a c o r t e s a n í a
y u r b a n i d a d q u e s e d e b e u s a r e n la m e s a , a c o m p a ñ a d o
d e u n a lá m in a q u e e s p lic a el m o d o d e tr in c h a r . U n to
m o e n S.»
E t Secretario español, ó n u e v o estilo d e e s c r ib ir c a r
ta s y sus re s p u e s ta s . U n t o m o e n 8 . " , a 8 r s . e n rú s ti c a
y 10 e n p a s t a .
Romancero de Romances Moriscos, compuesto de to
dos los de esta clase que contiene el Romancero gene
ral impreso en 1614, recopilados por don Agustín Du
ran. Un tomo en 8.° marquida.
Discurso s o b r e e l in flu jo q u e h a te n i d o la c r ític a m o
d e r n a e n la d e c a d e n c i a d e l t e a t r o e s p a ñ o l . U n t o m o e n
S ,° , a 5 rs. en rústica.
Química. C o m p e n d i o d e esta c i e n c ia y d e sus a p li
c a c i o n e s à las A r t e s , e s c r ita e n f r a n c é s p o r M r . D e s m a -
,-e st, y t r a d u c id a al c a s te lla n o p o r d o n Jo se Lu is C a -
s a s e c a . D o s to m o s en 8. » c o n u n a là m in a .
Elementos de Higiene , ó A rte d e c o n s e r v a r la s a lu d
y p r o l o n g a r l a v i d a , p o r T o u r t e lle . D o s to m o s e a b.»,
gástricas , y s o b r e l a s F l e g m a s í a s c u t á n e a s a g u d a s . L a
t o m o e n 4 -° i á 16 r s - eQ r ú s t i c a y 20 e n p a s t a .
Formulario y recetario Médico-quirúrgico , p o r d o n
F e l i x E g u í a . D o s t o m o s e n 8 . “ , á 1 6 rs . en pasta y ia
e n rú s tic a . . , . _ , j
Historia natural , y descripción de la Langosta y modo
de destruirla. U n to m o e n 8 . " , ¿ 5 rs . en rú s tic a . _ _
Tratado económico de la cria de Gallinas , 3' cslincion
de fieras dañosas à los ganados : p o r d o n F ra n c is c o D ie s
t e y U n ii. U n to m o e n 4 .» , á 12 rs . e n rú s tic a y ib e n
P a b ÍÍH ia Veterinaria: p o r R u s . C u a t r o t o m o s e n 8 .« , i
^ 4 'l u Galomaquia. P o e m a b u r l e s c o d e l c é l e b r e L o p e de
V e g a . U n t o m o e n 1 2 . " , i 6 rs . e n r ú s t i c a y 8, e n p a s t a .
E l Murciélago alevoso : g r a c i o s a i n v e c t i v a d e l A l a e s -
tro G o n z a l e z , á 6 cu artos.
E l Licorista , ó A r t e d e d e s t i l a r y c o m p o n e r t o d o g e -
n e r o d e l i c o r e s y a g u a r d i e n t e s . U n t o m o e n 8.» a 6 r s .
en rú stica y 8 en p asta. , , . ,
Manual de Señoritas, ó A rte p ara ap render toda cla
se de c o s tu r a s , b o rd ad o s en h ilo , algo d ón , la n a , sedas,
a l t r a p o , p asad o y ca ñ am a zo , co n el A rte de m od ista
ó c o s t u r e r a . U n t o m o e n 8 .« c o n l a m i n a s , a 12 r s . e n
rústica y
E l nuevo Robinson , a d o r n a d o c o n 1 2 l a m i n a s l i n a s y
i4 en p asta. , . .
u n a c a r i a ó m a p a . D o s t o m o s e n 8 . ° , á 26 rs . e n p a s t a .
E l Veterano: a n é c d o t a s u i z a . U n c u a d e r n o e n 8 . ° , a
a rs. en rú stica. .
E l Oráculo de los Preguntones : j u e g o g r a c i o s o y d i
v ertid o de 24 p r e g u n t a s y 12 r e s p u e s t a s c a d a u n o . U a
c u a d e rn o e n 8 .°, á 2 rs . __
Las cinco órdenes de ylrquitcctura de Vignota , p o r d o n
D ie g o d e V illa n u e v a . U n to m o e n f o lio , á 26 rs . e n ras»
t ic a y So enp a s ta h o la n d e s a .