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Revista Electrónica Sinéctica

E-ISSN: 1665-109X
bado@iteso.mx
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores
de Occidente
México

MARTÍN-BARBERO, JESÚS
Transformaciones del saber y del hacer en la sociedad contemporánea
Revista Electrónica Sinéctica, núm. 21, julio-diciembre, 2002, pp. 59-66
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente
Jalisco, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=99817897009

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UNIVERSALIDAD
Transformaciones del
saber y del hacer en la
sociedad contemporánea
JESÚS
MARTÍN–BARBERO*

P ensar desde América Latina la transformación


de los saberes en la llamada “sociedad del conoci-
tra especie como rareza biológica, eso es, su capaci-
dad de profesar símbolos.1
*Profesor del Departamento
Estudios Socioculturales d
ITESO.
miento” debería implicar como requisito contex-
tualizador elucidar lo que eso significa en socieda- Lo que distingue a la sociedad en gestación no
des que son al mismo tiempo “sociedades del son, pues, las nuevas tareas a que se dedica sino el
desconocimiento”: del no reconocimiento de la haber colocado en su centro, en cuanto fuerza pro-
pluralidad de saberes y otras competencias cultu- ductiva directa, a la cultura en su más profunda
rales que comparten tanto las mayorías populares acepción: la capacidad de procesar símbolos, es
como las minorías indígenas o regionales. Saberes decir de conocer y de innovar.
y competencias que ni la sociedad ni la propia El lugar de la cultura en la sociedad cambia
universidad están sabiendo valorar e incorporar a cuando la mediación tecnológica de la comunica-
sus desactualizados mapas del “conocimiento”. ción deja de ser meramente instrumental para espe-
Me propongo reflexionar sobre la “crisis de sarse, densificarse y convertirse en estructural. Pues
identidad” del conocimiento en una sociedad de la la tecnología remite hoy no a la novedad de unos
información que es a la vez, estructuralmente, so- aparatos sino a nuevos modos de percepción y de
ciedad de mercado, pues es de él de donde provie- lenguaje, a nuevas sensibilidades y escrituras.
ne la dinámica de fondo a la que responde el valor Radicalizando la experiencia de desanclaje produ-
y el modo actual de producción y circulación del cida por la modernidad, la tecnología deslocaliza
conocimiento. Reflexión que nos exigirá repen- los saberes modificando tanto el estatuto cognitivo
sar, así sea mínimamente, la crisis que atraviesan como institucional de las condiciones del saber, lo
las profesiones como resultado del cruce de los que está conduciendo a un fuerte emborro-
cambios entre el ámbito del saber y del trabajo, y namiento de las fronteras entre razón e imagina-
el lugar de la universidad como mediadora entre ción, saber e información, naturaleza y artificio,
la crisis de los saberes y las mutaciones de socie- arte y ciencia, saber experto y experiencia profa-
dad. na. Lo que la trama comunicativa de la revolu-
Manuel Castells escribió en su última obra, La ción tecnológica introduce en nuestras sociedades
era de la información: no es tanto una cantidad inusitada de nuevas má-
quinas sino un nuevo modo de relación entre los
...lo que ha cambiado no es el tipo de actividades procesos simbólicos —que constituyen lo cultu-
en que participa la humanidad, lo que ha cambia- ral— y las formas de producción y distribución
do es su capacidad tecnológica de utilizar como de los bienes y servicios. La “sociedad de la infor-
fuerza productiva directa lo que distingue a nues- mación” no es entonces sólo aquella en la que la
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materia prima más costosa es el conocimiento sino namente de esos otros saberes mosaico que, en
también aquella en la que el desarrollo económico, forma de información, circulan por la sociedad,
el social y el político se hallan estrechamente liga- la reacción espontánea de la escuela es de atrin-
dos a la innovación, que es el nuevo nombre de la cheramiento en su propio discurso, pues cualquier
creatividad y la creación humanas. otro es resentido por el sistema escolar como un
atentado a su autoridad.
Descentramiento y diseminación Examinemos esos dos cambios claves. Prime-
del conocimiento ro, el descentramiento: significa que el saber se sale
de los libros y de la escuela, entendiendo por es-
Desde una perspectiva histórica nos encontramos cuela todo sistema educativo desde la primaria
con que el conocimiento está pasando a tomar el hasta la universidad. El saber se sale ante todo del
lugar que ocuparon, primero, la fuerza humana y, que ha sido su eje durante los últimos cinco si-
después, las máquinas. Ello está produciendo dos glos: el libro. Un proceso que no había tenido
cambios estratégicos: el descentramiento y la casi cambios desde la invención de la imprenta,
deslocalización/diseminación de los saberes. En el sufre hoy una mutación de fondo especialmente
El saber se sale estrato más profundo de la revolución tecnológi- con la aparición del texto electrónico,3 que no viene
ante todo del que ca —debo advertir que hasta hace muy poco me a reemplazar al libro sino a descentrar la cultura
ha sido su eje resistí a enlazar revolución con tecnología pues occidental de su eje letrado, a relevar al libro de
revolución se hallaba asociada a transformaciones su centralidad ordenadora de los saberes que la
durante los
radicales en lo social y lo político, pero las revolu- estructura–libro había impuesto no sólo a la es-
últimos cinco ciones del siglo XX no cumplieron y por la tecno- critura y a la lectura sino al modelo entero del
siglos: el libro. logía pasan hoy mutaciones en todas las dimen- aprendizaje: lineal y secuencial de izquierda a de-
siones de lo social y de largo alcance— lo que recha y verticalidad de arriba hacia abajo. Sólo
encontramos es una mutación en los modos de puesto en perspectiva histórica, ese cambio deja
circulación del saber. de alimentar el sesgo apocalíptico con que la es-
Desde los monasterios medievales hasta las es- cuela, los maestros y muchos adultos miran la
cuelas de hoy el saber, que fue siempre una fuente empatía de los adolescentes con los medios
clave de poder, había conservado el doble carácter audiovisuales, los videojuegos y el computador.
de ser a la vez centralizado territorialmente, con- Estamos ante un descentramiento cultural descon-
trolado a través de determinados dispositivos téc- certante y que la mayoría del mundo escolar no
nicos y asociado a muy especiales figuras sociales. está sabiendo entender, por lo cual lo disfraza
De ahí que las transformaciones en los modos moralistamente echándole la culpa a la televisión
como circula el saber constituyan una de las más de que los adolescentes no lean.
profundas mutaciones que una sociedad puede Pero esa actitud no nos ayuda en nada a enten-
sufrir. Se dispersa y fragmenta la manera como el der la complejidad de los cambios que está su-
saber escapa de los lugares sagrados que antes lo friendo el mundo de los lenguajes, las escrituras y
contenían y legitimaban, y de las figuras sociales las narrativas. Que es lo que verdaderamente está
que lo detentaban y administraban. Cada día más en la base de que los adolescentes no lean, en el
estudiantes testimonian una simultánea pero des- sentido en que los profesores siguen entendiendo
concertante experiencia: la de reconocer lo bien el leer, o sea únicamente libros. Si Roger Chartier
que el maestro se sabe su lección, y al mismo tiem- no fuera el gran historiador de la lectura y la es-
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po el desconcierto cotidiano de constatar que esos critura en Occidente sino un tecnólogo o un tec-
conocimientos se hallan seriamente desfasados nócrata, nos sonaría a puro bluff lo que ha afir-
de los saberes y lenguajes que —sobre biología mado: que la revolución que introduce el texto
o física, filosofía o geografía— circulan por fuera electrónico no es comparable con la de la impren-
de la escuela.2 Y frente a un alumnado cuyo me- ta —que lo que hizo fue poner a circular textos ya
dio ambiente comunicativo lo “empapa” cotidia- existentes, lo que Gutenberg buscaba era la difu-
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sión de la Biblia—, sino con la mutación que in- fronteras que lo separaban del saber común. No
trodujo la aparición del alfabeto. se trata sólo de la intensa divulgación científica
Hoy los saberes —incluso los tradicionalmente que ofrecen los medios masivos, sino de la deva-
asociados al libro— escapan a ese centro, cuya ló- luación creciente de la barrera que alzó el positi-
gica impone a la lectura y al aprendizaje el movi- vismo entre la ciencia y la información, pues cier-
miento lineal de izquierda a derecha y de arriba tamente no son lo mismo pero ya tampoco son lo
hacia abajo, que es la lógica que aún modela y opuesto en todos los sentidos. La diseminación
moldea los sistemas educativos de Occidente.4 nombra el movimiento de difuminación tanto de
Hasta las etapas de formación de la inteligencia las fronteras entre las disciplinas del saber acadé-
en el niño son hoy replanteadas al poner en cues- mico como entre ese saber y los otros, que ni pro-
tión la visión secuencial que conservó la propues- ceden únicamente de la academia ni se imparten
ta de Piaget. Pues los psicólogos evidencian hoy en ella ya en exclusiva. Una pista clave para eva-
en los niños y adolescentes inferencias cognitivas, luar esto es la trazada por el sociólogo alemán Ulrik
“saltos en la secuencia”, especialmente puestas cada Beck cuando liga a la expansión ilimitada del co-
vez más de relieve por los investigadores construc- nocimiento especializado el paso de los peligros
tivistas. Yo estaba en París a finales de los años que conllevaba la modernización industrial a los Los saberes
sesenta y principios de los setenta cuando se in- riesgos que entraña la sociedad actual. 5 No hay escapan de
trodujo en la enseñanza primaria la matemática salida del mundo del riesgo en base a puros cono- los lugares
de conjuntos. Y al constatar que niños de prima- cimientos especializados, y más bien sucede al re- y los tiempos
ria aprendían y resolvían problemas de logaritmos vés: a mayor cantidad de conocimiento especiali-
que maestros ya mayores enseñaban en los últi- zado mayores riesgos para el conjunto de la
legitimados
mos años de secundaria, varios de estos maestros humanidad desde la biología ambiental hasta socialmente para
se suicidaron porque sintieron que ese salto deja- la genética. La única salida estaría en la combina- la distribución y
ba sin sentido su trabajo: ¿cómo era posible que ción de conocimientos especializados con aquellos el aprendizaje
niños de primaria pudieran siquiera plantearse ese otros conocimientos que provienen de la experien- del saber.
tipo de inferencias lógicas? cia social6 y las memorias colectivas.
Segundo, des–localización: los saberes escapan
de los lugares y los tiempos legitimados socialmen- Nuevas figuras de razón
te para la distribución y el aprendizaje del saber.
Ya los faraones tenían a su lado la morada de los Un segundo plano de cambios a los que estamos
sacerdotes, que eran los sabios, así como los mo- asistiendo es el de la aparición de nuevas figuras de
nasterios medievales quedaban cerca del castillo razón,7 que replantea al racionalismo de la prime-
feudal. También, el aprender era tarea para un ra modernidad. No hay una sola racionalidad des-
tiempo acotado de la vida, para una edad, lo que de la que sean pensables todas las dimensiones de
facilitaba su inscripción en un lugar y su control la mutación civilizatoria que atravesamos. Uno de
vital. No es que vaya a desaparecer el lugar esco- lo más claros avances apunta hoy a la creciente
lar, pero las condiciones de existencia de ese lugar conciencia de la complejidad,8 de la multiplici-
están siendo transformadas radicalmente no sólo dad de razones que se entrecruzan cuando hoy
porque ahora tiene que convivir con un montón hablamos de conocimiento. Esbozo un mapa: des-
de saberes–sin–lugar–propio, sino porque inclu- de Platón, y durante siglos, la imagen fue identi-
so los saberes que se enseñan en aquel lugar se ficada con la proyección subjetiva y con la apa-
hallan hoy atravesados por saberes del entorno riencia, lo que la convertía en obstáculo estructural
tecno–comunicativo cada día socialmente más va- del conocimiento. Ligada al mundo del engaño,
liosos y que circulan sin pedirle permiso a la es- la imagen fue, de un lado, asimilada a instrumen-
cuela o la academia. to de manipulación, de persuasión religiosa o po-
La deslocalización implica la diseminación del lítica, y de otro, expulsada del campo del conoci-
conocimiento, o sea el emborronamiento de las miento y confinada al campo del arte. Hoy día
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nuevas formas de concebir y producir el conoci- pintor mira, se pierde en la irrealidad de la
miento liberan a la imagen de su estatuto de representación. Y en su lugar emerge el hombre
“obstáculo epistemológico” para recuperarla como vida–trabajo–lenguaje. Y es a partir de la trama
ingrediente clave de la nueva relación entre simu- significante que tejen las figuras y los discursos (las
lación y experimentación científica. imágenes y las palabras) y de la eficacia operatoria
La revaloración cognitiva de la imagen pasa, de los modelos, como se hace posible ese saber
paradójicamente, por la crisis de la representación que hoy denominamos ciencias humanas.
que examinó M. Foucault en Las palabras y las Es justamente en el cruce de los dos disposi-
cosas. El análisis se inicia con la lectura de un cua- tivos señalados por Foucault —economía
dro de Velázquez, Las Meninas, lectura que nos discursiva y operatividad lógica— donde se sitúa
propone tres pistas. Puesto que estamos ante un la nueva discursividad constitutiva de la visibili-
cuadro en el que un pintor nos contempla, lo que dad y la nueva identidad lógico–numérica de la
en verdad vemos es el revés del cuadro que el pin- imagen. Estamos ante la emergencia de otra figu-
tor pinta, y es en ese revés donde somos visibles ra de la razón que exige pensar la imagen, de una
nosotros. Lo que podemos decir del cuadro, en- parte, desde su nueva configuración sociotécnica
tonces, no habla de lo que vemos pues “la relación —el computador no es un instrumento con el que
del lenguaje a la pintura es infinita. No porque la se producen objetos, sino un nuevo tipo de
palabra sea imperfecta sino porque son irreduc- tecnicidad que posibilita el procesamiento de infor-
tibles la una a la otra. Lo que se ve no se aloja, no maciones, y cuya materia prima son abstraccio-
cabe jamás, en lo que se dice”.9 De ahí que la esen- nes y símbolos. Lo que inaugura una nueva alea-
cia de la representación no es lo que da a ver sino ción de cerebro e información, que sustituye a la
la invisibilidad profunda desde la que vemos, y del cuerpo con la máquina. Y la emergencia de un
ello a pesar de lo que creen decirnos los espejos, nuevo paradigma de pensamiento que rehace las
las imitaciones, los reflejos, los engaña–ojo. Aho- relaciones entre el orden de lo discursivo (la lógi-
ra no es, como en el pensamiento clásico, el desci- ca) y de lo visible (la forma), de la inteligibilidad y
framiento de la semejanza en su juego de signos, la sensibilidad. El nuevo estatuto cognitivo de
en su capacidad de vecindad, imitación, analogía la imagen se produce a partir de su informati-
o empatía, lo que hace posible el conocimiento. zación, es decir de su inscripción en el orden de lo
Ni tampoco la hermenéutica de la escritura, que numerable, que es el orden del cálculo y sus me-
domina desde el Renacimiento en un reenvío de diaciones lógicas: número, código, modelo. Ins-
lenguajes —de la Escritura a la Palabra— que co- cripción que no borra, sin embargo, ni las muy
loca en el mismo plano las palabras y las cosas, el diferentes figuraciones ni los efectos de la imagen
hecho, el texto y el comentario. —el erotismo o la pornografía vía internet fun-
A partir del siglo XVII, el mundo de los signos cionan—, pero hasta esas figuras y efectos remi-
se espesa, e inicia la conquista de su propio estatuto ten ahora a una economía informacional que
poniendo en crisis su subordinación a la represen- reubica la imagen en los antípodas de la ambi-
tación tanto del mundo como del pensamiento. Y güedad estética y la irracionalidad de la magia o
en el paso del siglo XVIII al XIX, por primera vez en la seducción. El proceso que ahí llega entrelaza un
la cultura occidental, la vida escapa a las leyes ge- doble movimiento. Uno, el que prosigue y radica-
nerales del ser tal como se daba en el análisis de la liza el proyecto de la ciencia moderna —Galileo,
representación; y con la vida, el trabajo transforma Newton— de traducir/sustituir el mundo cuali-
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el sentido de la riqueza en economía, y también el tativo de las percepciones sensibles por la cuantifi-
lenguaje se libera del representar para enraizarse cación y la abstracción lógico–numérica; y dos, el
en su materialidad sonora y en su expresividad que reincorpora al proceso científico el valor in-
histórica, la expresividad de un pueblo. El fin de formativo de lo sensible y lo visible. Una nueva
la metafísica da la vuelta al cuadro: el espejo en episteme cualitativa abre la investigación a la in-
que al fondo de la escena se mira el rey, al que el tervención constituyente de la imagen en el pro-
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ceso del saber: arrancándola a la sospecha racio- Las condiciones comienzan a erosionar el sen-
nalista, la imagen es percibida por la nueva tido moderno del trabajo y del trabajador cuando
episteme como posibilidad de experimentación/ a mediados de los años setenta se cierra el ciclo de
simulación que potencia la velocidad del cálculo los “30 gloriosos años: 1945-1975” que siguen al
y permite inéditos juegos de interfaz, o sea de ar- fin de la segunda guerra mundial, y, con la crisis
quitecturas de lenguajes. Virilio denomina “logís- del petróleo, hacen su aparición los primeros dos
tica visual”10 a la remoción que las imágenes movimientos: el aumento en la terciarización del
informáticas hacen de los límites y funciones tra- empleo y de su precariedad. De una sociedad in-
dicionalmente asignados a la discursividad y la dustrial, salarial, manual, conflictiva pero solida-
visibilidad, a la dimensión operatoria (control, ria y negociadora, se comienza a pasar a otra
cálculo y previsibilidad), la potencia interactiva terciarizada, informatizada y menos conflictiva
(juegos de interfaz) y la eficacia metafórica (tras- pero fracturada, dual, desregulada y excluyente.
lación del dato cuantitativo a una forma percepti- De explotado pero incluido en el sistema, un buen
ble: visual, sonora, táctil). La visibilidad de la ima- sector de trabajadores pasa a ser llanamente ex-
gen deviene legibilidad,11 permitiéndole pasar del cluido. Desciende drásticamente el número de
estatuto de “obstáculo epistemológico” al de me- trabajadores en los ámbitos de la gran industria
diación discursiva de la fluidez (flujo) de la infor- tradicional —minería, acerería, metalmecánica,
mación y del poder virtual de lo mental. agrícola, etcétera—, se acrecientan los puestos de
trabajo en los campos de la educación, la salud, la
Crisis de las identidades profesionales seguridad, el comercio, y se abren o potencian otros
campos: la informática, la asesoría, la investiga-
La sociedad de la información no puede ser pen- ción, la gestión. Claro que los empleos creados en
sada sin conectarla a las nuevas condiciones que los últimos cuatro campos no pasan a ser ocupa-
la sociedad de mercado produce en el ámbito del dos por los desempleados de las industrias tradi-
trabajo y el ejercicio profesional. Entiendo por cionales, ya que se trata de nuevos oficios.
profesión la trama formada por el cruce de dos La muy ambigua —o mejor, tramposa— pa-
figuras sociales: un oficio y una vocación. Al oficio labra con la que desde el ámbito de la gestión
lo caracteriza un logro que se halla socialmente empresarial se denomina a estos cambios, la flexi-
definido en términos de éxito económico. A la bilidad laboral, junta y confunde dos aspectos ra-
vocación también la caracteriza socialmente su lo- dicalmente diferentes del cambio. Uno, eminen-
gro, pero éste se define en términos de realización temente positivo en principio aunque muy
personal. El profesional estuvo dedicado, en el recortado en la práctica: el paso de un trabajo
tiempo de la modernidad industrial, a la ejecu- caracterizado por la ejecución mecánica de tareas
ción de tareas fijas y delimitadas de una vez para repetitivas, al de un trabajo con un claro compo-
toda la vida, con pocos cambios a todo lo largo nente de iniciativa de la parte del trabajador, que
del día y de la vida. En la actual sociedad de mer- desplaza de la mano al cerebro el ejercicio de
cado se pone en marcha un nuevo tipo de empre- predominancia: nuevos modos del hacer que exi-
sa que evidencia cambio en dos sentidos, mismos gen un saber–hacer y el despliegue de destrezas
que aquí sólo puedo enunciar. Para poder enten- con un mayor componente mental.
der la transformación que sufre la identidad profe- La trampa que el uso de la palabra flexibilidad
sional, hay que pensar, de un lado, en los cambios encierra al ser identificada únicamente con esa
que sufre el sentido del trabajo y del trabajador.12 dimensión positiva es que oculta: primero, que
Y por el otro lado, ¿qué sentido cobran las figuras esa capacidad de iniciativa, de innovación y crea-
profesionales que encarnan al nuevo trabajador y tividad en el trabajo, es férreamente controlada
al nuevo sentido del trabajo? Son dos planos que por la lógica de la rentabilidad empresarial, que la
voy a analizar transversalmente. supedita en todo momento a su “evaluación de
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los resultados”, y segundo, que la flexibilidad in- Porque la verdadera iniciativa ahora otorgada al
cluye el otro componente radicalmente negativo, individuo consiste en responsabilizarlo en cuanto
la precarización del empleo tanto en términos de la tal de las actividades que antes eran asumidas por
duración del contrato de trabajo como en las pres- la empresa: desde la formación o adquisición de
taciones salariales en salud, pensión, educación, competencias y destrezas hasta de la duración del
vacaciones, etcétera. La flexibilidad se convierte contrato de trabajo. Al ser puesto a competir con
así en el dispositivo de enganche del trabajo en las sus propios colegas y perder la seguridad del tra-
nuevas figuras de empresa. Pues, de un lado, al bajo indefinido en la empresa, el sentimiento de
trabajador o empleado no se le permite la creativi- pertenencia a un gremio, de solidaridad colectiva,
dad, no se le deja libre para que haga lo que quiera sufre una mengua inevitable.
y de veras invente, sino para que tenga la posibili- Es muy significativo que en castellano compe-
dad de competir mejor con sus propios compañe- tencia nos sirva para hablar a la vez de los saberes
ros de trabajo; y de otro lado, la competitividad es y las destrezas, y también para hablar de la lucha a
elevada al rango de condición primera de existen- muerte entre empresas. Hoy esa con–fusión es aun
cia de las propias empresas. Todo lo cual va a más socialmente significativa pues sus ingredien-
Es muy acarrear la mengua o desaparición del vínculo tes nunca estuvieron tan inextricablemente mez-
significativo que societal —espacial y temporal— entre el trabaja- clados. De la nueva enseñanza por competencias se
en castellano dor y la empresa, afectando profundamente la es- empieza a hablar en la academia justo en el mis-
competencia nos tabilidad psíquica del trabajador: se acabó la posi- mo momento en que la empresa ha hecho estallar
bilidad de hacer proyectos de vida. el oficio de administrador o de ingeniero indus-
sirva para hablar
Al dejar de ser un ámbito clave del reconoci- trial para transformarlo en un número determi-
a la vez de los miento social de si mismo, el trabajo pierde tam- nado de actividades desempeñables por compe-
saberes y las bién su capacidad de ser un lugar central de signi- tencias individuales. En la actual sociedad de
destrezas, y ficación del vivir personal, de sentido de la vida. mercado la nueva empresa, organizada por gru-
también para Es justamente ahí donde se incardinan los cam- pos–proyecto y por competencias, hace imposi-
hablar de la lucha bios en el ejercicio profesional. Se trata de un cambio ble el largo tiempo, tanto en el de la pertenencia a
a muerte entre de fondo y no de mera forma, como lo atestigua una colectividad empresarial como en el de la carre-
la nueva figura profesional de los grupos–proyec- ra profesional, dejando sin sentido a la empresa
empresas.
to, los “círculos de calidad”, en los que cada indi- como comunidad y a la carrera profesional como
viduo es puesto a competir con los otros indivi- temporalidad individual.
duos del grupo, y cada grupo compite con otros En “Sillicon Valley”, que no es nuestra socie-
grupos, no sólo fuera sino aun dentro de la mis- dad pero es hoy día la punta de lanza de los cam-
ma empresa. En la estructura profesional de la em- bios en este campo, el promedio de contratación
presa “tradicional” no había dos equipos hacien- de profesionales es de ocho meses, y aunque no
do lo mismo en situaciones que permitan evaluar sea nuestra realidad sí puede ya ser visto como
constantemente cuál de ellos es el más competiti- modelo por parte de algunas empresas trasna-
vo. Ahora podemos afirmar que la libertad de ha- cionales. Pues el nivel salarial tiene cada vez me-
cer, la inventiva y la creatividad son incentivadas a nos que ver con los años de trabajo en la empresa.
la vez que puestas permanentemente a prueba bajo Yo mismo tengo amigos en Colombia, en España,
el baremo de la competitividad. Y en condiciones en Francia, que llevan muchos años en la empresa
de competitividad cada vez más fuerte, la creativi- y que están siendo rápidamente desalojados de sus
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dad se transforma, se traduce, en fragmentación puesto de trabajo por jovencitos que acaban de
no sólo del oficio sino de las comunidades de ofi- entrar a trabajar ganando el doble que ellos. El
cio. El “nuevo capitalismo”13 no puede funcionar valor del trabajo se divorcia así también del largo
con sindicatos fuertes, a los que vuelve no sola- plazo, y el largo tiempo se separa de la solidari-
mente innecesarios sino imposibles. ¿Por qué? dad, para ligarse a una creatividad y una flexibili-
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dad uncidas a la lógica de la competitividad. Ahí y debe ser únicamente el de analizar tendencias
aparece ligada la otra cara de la crisis: la del sujeto —las que ponen el mercado y el desarrollo tecno-
trabajador, del individuo abocado a una perma- lógico en la globalización socioeconómica y en la
nente reconversión de sí mismo que, de sujeto eje- mundialización de la cultura— para ver cómo se
cutor de tareas trazadas por otros, es obligado a adapta a ellas? ¿No deberá la universidad asumir
tener iniciativa, a innovar, justo en un momento como tarea propia, estructural y estratégica hoy
en el cual todo en la sociedad hace del individuo más que nunca, la de formular y diseñar proyec-
un sujeto inseguro, lleno de incertidumbre, con tos sociales, la de pensar alternativas al modelo
tendencias muy fuertes a la depresión, al estrés hegemónico del mercado y de la comunicación?
afectivo y mental. No estoy postulando utopías suicidas sino alter-
nativas viables, es decir, capaces de negociar con
algunos hechos inapelables tanto de la sociedad
¿Un nuevo lugar de la universidad
del conocimiento como de la de mercado, pero
en la sociedad?
capaces también de arriesgarse a imaginar social,
cultural, políticamente, de arriesgarse a ser de ve-
En gran parte de espaldas a las universidades se ras socialmente creativas. Y tercera, la universidad
halla en marcha una transformación profunda del no puede renunciar a poner en su agenda docente
mapa “moderno” de las profesiones, un mapa li- ciertos saberes indispensables, saberes posiblemen-
gado a la emergencia de nuevos saberes y destre- te muy poco o nada rentables o funcionales para
zas mentales que la revolución tecnológica intro- el modelo de sociedad hegemónico, pero saberes
duce en la neoalfabetización del mundo laboral, y sin los cuales el trabajador profesional no podrá
a la configuración de los nuevos oficios exigidos sobrevivir como sujeto humano en una sociedad
por las nuevas formas de producir y gestionar. Pero de lucha a muerte por encontrar un nicho de tra-
hay otro plano en el que el cambio de cartografía bajo. La universidad va a tener que distinguir, sin
se halla aun más lejos de nuestras universidades: oponerlos, entre saberes rentables y saberes indis-
el del nuevo estatuto del trabajador en la sociedad pensables, pues creo que es ahí, en esa encrucijada
que, de un lado, condensa la cara socialmente más de saberes, donde se dirime el sentido y el futuro de
dolorosa de la globalización —la mal llamada universidades que se han dado a sí mismas explí-
flexibilización laboral, en verdad la disolución de citamente un proyecto social, es decir no sólo un
la figura “moderna” del trabajador de tiempo com- oficio, el de enseñar, sino una vocación, la de for-
pleto para toda la vida—, y de otro lado, rompe mar ciudadanos.
con la también muy “moderna” figura hegemónica
de la especialización reinventando la figura de tra-
Notas
bajador camaleón, móvil y multiforme, capaz de
situarse con rapidez en los más diversos ambien-
tes y campos profesionales. 1. Castells, Manuel. La era de la información, vol.1,
De ello derivo tres líneas de cambio que debe- Alianza, Madrid, 1997.
rá afrontar la universidad si no quiere verse mar- 2. Martín-Barbero, Jesús. “Heredando el futuro. Pen-
ginada de los procesos que configuran las nuevas sar la educación desde la comunicación”, en Nó-
sociedades y convertida en marginadora de los madas, núm.5, Bogotá, 1997.
profesionales que forma. La primera puede cifrase 3. Chartier, Roger. Las revoluciones de la cultura escri-
en esta pregunta: ¿están las universidades, o al ta, Gedisa, Barcelona, 2000.
menos las públicas, auscultando, pensando, inves- 4. Meyrowitz, Joshua. No sense of place. The impact of
tigando, la complejidad de las relaciones entre los electronic media on social behavior, Oxford
cambios del saber en la sociedad del conocimiento University Press, Nueva York, 1985.
y los cambios del trabajo en una sociedad de mer- 5. Beck, Ulrich. La sociedad del riesgo, Paidós, Barce-
cado? Segunda, ¿el papel de la universidad puede lona, 1998.
6
Inauguración de la Escuela Normal, Fiestas del Centenario de la ciudad, 1910.

6. Sousa Santos, Boaventura de, A crítica da razão in- 10. Virilio, Paul. La máquina de visión, Cátedra, Ma-
dolente. Contra o despedício da experiencia, Cortez, drid, 1989, p.81.
São Paulo, 2000. 11. Lascaut, G. et al. Voir, entendre, U.G.E.-10/18, Pa-
7. Chartron, Ghislaine. Pour une nouvelle économie du rís, 1976; Carrascosa, José Luis. Quimeras del cono-
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julio-diciembre 2002

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1995, pp. 14 y 55. mutation, PUF, París, 2000.
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9. Foucault, Michel. Les mots et les choses, Gallimard,
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66
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