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15/06/11
Durante décadas se trató, con mayor o menor esfuerzo, de equiparar las situaciones sociales
determinadas por el origen de clase. Dubet pone en duda la “igualdad de oportunidades” a la que
acusa de profundizar la brecha entre ricos y pobres. Aquí explica por qué prefiere la “igualdad de
posiciones” para tener una sociedad más equitativa.
EDUCACION. Cada vez se valora menos la formación que no promete resultados materiales.
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François Dubet
Hay un mito que sostiene que para combatir la pobreza, la inequidad y la desigualdad hay que
lograr un sistema que genere igualdad de oportunidades para todo el mundo. En esta entrevista, el
sociólogo francés François Dubet, alerta contra esta “trampa”. De un modo u otro subraya el hecho
de que es casi imposible que, en igualdad de condiciones, pobres y ricos logren un mismo objetivo
y que genera en consecuencia “una lucha de todos contra todos”. Dubet propone y defiende, por
contrapartida, “el modelo de las posiciones” al que se refiere en su libro Repensar la justicia
social y que aquí explica. En este diálogo habla de la situación de desigualdad individual y global
de las personas.
-Al hablar de la desigualdad, Richard Rorty predecía que una parte de la población nunca iba
a comprar un auto ni viajar en avión ni acceder a una casa... ¿Nuestras vidas están
predeterminadas desde lo socioeconómico?
-Las desigualdades más grandes no están en el interior de los países, sino entre los países. La
relación entre el ingreso medio de un francés y el ingreso medio de un angoleño es extrema. Si yo
razono sobre la base de una igualdad perfecta en el planeta, Rorty tiene razón. Yo me sitúo en una
sociedad que es, con respecto a otras, muy igualitaria. En Francia, la diferencia de ingresos entre
-Los inmigrantes tienen un doble desafío: primero deben obtener la ciudadanía y después la
posición en la sociedad...
-En Francia hay una gran cantidad de inmigrantes ciudadanos. Se los llama inmigrantes, pero son
franceses. O sea que para una gran mayoría la cuestión de la nacionalidad, del documento de
identidad, no incide porque son franceses. Pero si en Europa se plantea progresivamente el
modelo de las oportunidades es porque las sociedades europeas se convierten en sociedades de
inmigración. Y entonces, el problema de los inmigrantes es trepar. Normalmente, el inmigrante
llega a la base de una sociedad. Y cuando sube, choca contra la desigualdad de oportunidades, el
racismo, la discriminación, la xenofobia y entonces su modelo de justicia es la igualdad de
oportunidades. Por eso es que ese modelo tuvo una gran importancia en los Estados Unidos,
porque allí fue estructurado por la llegada de los ingleses, italianos, españoles, alemanes, rusos y
todos querían la igualdad de oportunidades para trepar. Los europeos privilegiaron la igualdad de
posición porque ellos salían de sociedades aristocráticas muy desiguales o sea que su problema
era achicar las desigualdades. Los dos modelos son justos, la cuestión que yo planteo es que hay
uno que se está debilitando y el otro se está imponiendo.
-¿Pero qué pasa cuando hay una crisis económica como la de España? ¿Cómo se plantea
allí la igualdad de oportunidades?
-Si, claro.
-Es decir, aquí hay seis sillas y hay siete jugadores. Si hay igual cantidad de sillas que de
jugadores –crecimiento, empleo– en el fondo, la gente va a discutir sobre la calidad de las sillas, de
la posición. Pero cuando empieza a haber menos sillas que jugadores, van a discutir sobre la
cantidad de oportunidades de encontrar una silla. O sea que no van a hablar tanto de si hay
banquetas o sillas, o sillones, van a discutir si todos tienen una misma oportunidad de encontrar un
asiento, cualquiera que sea. El modelo de la igualdad de oportunidades es más bien un modelo por
el mérito en situaciones de escasez. Por eso no estoy seguro de que las dificultades económicas
afecten ese modelo. Pero lo de España es extraordinario. Hay un 20% de desocupación y la
sociedad se sostiene, lo cual es increíble.
-En EE.UU., a partir de modelos como Bill Gates o Zuckerberg, que abandonaron la
universidad, surgió una tendencia a decir que no es necesario estudiar.
-Son falsos imbéciles.
-Se sugiere que el saber informático no viene de la universidad, sin embargo, las elites
siguen reproduciéndose en Harvard o Princeton...
-En muchos jóvenes hay un verdadero problema sobre la legitimidad de la cultura escolar que ha
pasado a ser estrictamente una cultura para ser seleccionada. Gracias a Bill Gates, entre otros,
muchos jóvenes pueden decir que tienen un nivel de información sobre el mundo que vale lo que
vale y que no es peor que el de la escuela. Si quiero saber lo que pasa, si quiero entender
dispongo de una cultura increíble y puedo tener la sensación de que la cultura de la escuela no es
muy excitante y las materias lo resultan cada vez menos. Es un fenómeno que se encuentra en
todas partes. Como la escuela es cada vez más una máquina para seleccionar y, como en el fondo
la única legitimidad de la escuela para todos esos jóvenes es que da títulos que permiten conseguir
trabajo, cuando los jóvenes descubren que los títulos que desearían obtener no les van a dar
trabajo, dejan de ir. Hoy, existe un fenómeno que es que los títulos son extremadamente útiles,
más que nunca, pero al mismo tiempo se descubre que una gran parte de ellos no se obtendrán o
que no servirán para nada. Esto se observa cada vez más en Francia, los jóvenes de los barrios de
la periferia que queman los autos dicen: tengo título y no tengo trabajo, ¿para qué sirve ir a la
escuela? Un estudiante de medicina, ama la medicina, sabe que al final de sus estudios, ganará
mucho dinero. Pero un estudiante de ventas, no es seguro que encuentre trabajo, que vaya a
ganar dinero. Es una cuestión un poco complicada para la escuela porque, los docentes siempre
dicen: los alumnos sólo piensan en la utilidad del título. Y les digo: ¿ustedes darían clase si no les
pagaran? Y así descubren que si no les pagaran no darían clase. Son como sus alumnos.
Paradoja: cuanto más útiles son los estudios, quienes descubren que los estudios no les resultarán
útiles se van. Y eso es algo que se observa en todos los países ricos.