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BERNAT RIUTORT (ed.

CONFLICTOS BÉLICOS ,
y
NUEVO ORDEN MUNDIAL
¿:1 ' .
c:j (lgJ,+O/f r ~WM@O .

• · r¡:~AKa811µEta
I e ar 1a,,..::J POLÍTICA 1NTERNAc10NAL
ÍNDICE

Introducción 7

l. Repensar la guerra (legitimidad y legitímación de las


nuevas formas de violencia bélica),
Pablo Ródenas Utray 9
II. 11 de septiembre. El fundamentalismo en EE UU: mito
fundacional y proceso constituyente,
Fernando Quesada 53

Diseño de la cubierta: Laia Olivares III. El concepto de imperio en la era de la globalización,


Rodolfo Calpini 105
© Rodolfo Calpini, Rosario Huesa Vinaixa, Gema Martín Muñoz,
Fernando Quesada, Bernat Riutort Serra, Pablo Ródenas Utray, Carlos Taibo IV. Nuevo orden mundial y conflicto político global,
© De esta edición
Bernat Riutort Serra 125
Icaria editorial, s.a.
Ausias March, 16, 3. 0 2.ª V. Hegemonía con quiebras,
08010 Barcelona Carlos Taibo 179
www.icariaeditoríal.com
VI. El creciente desorden regional árabe,
Primera edición: noviembre 2003 GemaMartínMuñoz 189
ISBN: 84-7426-661-0
Depósito legal: B-44.751-2003 VII. Nuevos retos para la s'eguridad colectiva,
Impreso en Romanya/Valls, s.a.
Rosario Huesa Vinaixa 203
Verdaguer l, C~pellades (Barcelona)

Todos los libros de esta colección están impresos en papel recidado


Printed in Spain. Impreso en España. Prohibida la reproducción total oparcial
dio de las frí~ guerras cotidianas), la paz será siempre injusta en tanto II. 11 DE SEPTIEMBRE.
que se constituya sobre la incivil dominación de unos seres humanos EL FUNDAMENTALISMO EN EE UU:
por.otros -ya que la paz puede ser tanto justa como injusta, al con- MITO FUNDACIONAL Y PROCESO
trano que la guerr~, q~e. siempre es injusta. 79 He ahí la gran tarea de la
voluntad de poder mdiv1d_ual y colectiva entendida como poder racio-
CONSTITUYENTE
nal de transvalora:, ~s d_e~Ir, como poder de transitar del disvalor gue-
n·a e~ tanto q~e lilJU~tlc~a al valor justicia en tanto que civilización. Fernando Quesada'
Han pasado ya _vemttcinco siglos desde que Heráclito dejó escri-
to q~e: «Es necesario saber que la guerra es común, y la justicia dis-
cordia, Y que todo sucede según discordia y necesidad». ·Cómo es
q~e la hum:-Uidad aún no lo ,h~ aprendido? Porque, en efect~, la guerra
era lo con:un antes de Herachto, y por necesidades primarias lo ha De la Guerra Fría a los procesos de globalización: sobre el
seg~ido siendo después (lo volvió a confirmar HOBBES en 1651 en terrorismo y el fundamentalismo
su Levíatdn; CLAUSEWITZ en 1831, en De la guerra; y SCHMIT; en La profunda carga emotiva de solidaridad con las víctimas y, por otra
1932,. en El ~oncepto d~ lo político). Y la discordia ante la guerra - parte, de inapelable condena de los actos terroristas perpetrados en
co~un por ciega necesidad- se llama desde Heráclito justicia (díke
diversas ciudades de EE UU por miembros de la red Al Qaeda marcó
descte los albores de la Grecia clásica, iustitia en la Roma antigua).
los días que siguieron af 11 de septiembre de 2001. Un diario tan
Por ~.so,. cuando los pacifist~ .más conscientes y consecuentes quie- poco proclive a la actitud complaciente con Estados Unidos como es
ren -LLal.1~car un orden no behco como un buen orden, como un or- el caso del parisino Le Monde escribió inmediatamente: «Nous so mm es
den. czvzlizado, de in~e~i~to se remiten a un orden que sea justo, es tous des américains». Una expresión de solidaridad que ya utilizara
decr~, ª. ui:a·p':-2 con JUStICia. 80 Porque una paz sin justicia no es más el Presidente Kennedy en el Berlín dividido: «lch bin» y cuyo valor
que_ la. mc1vi1 mcr~stación de la guerra en la paz, la «paz» para los simbólico ha vuelto a ser asumido de nuevo, hace relativamente poco,
don~rnados y exclmdos, para los oprimidos y explotados.
por parte del estadounidense Edward Said en busca de un camino
para la paz en Oriente Medio: «Todos somos palestinos». Pues bien,
la sorpresa por los lugares de elección para la acción terrorista, la
79. Para .!os problemas de un gobierno mundiai desde perspectivas comra- magnitud de la destrucción y la masacre del 11 de septiembre, loca-
puesr~~ puede verse D. Held .(1997), fª democracia y el orden global. Del Estado lizadas especialmente en las Torres Gemelas, así como la sofisticación
_ ,,"º al gobiemo
mode,
R , . , ' Pa1dos ' Barcelona' D · Zolo (?000)
cosmopolita - , Cosmopo' ¿·is. de los medios para tales acciones dieron lugar a interpretaciones po-
e,sp''.:wa Y riesgos de;m gobierno mundial, Paid6s, Barcelona; y G. Jackson y líticas y polemológicas tan plurales como radicales. Quizá las opinio-
otros (entre
.¡ los que estan S. Hoffmann ,v F· Halliday) (2002) ' J;m"' · o go bienw
rerio ·
mund1t1, Vanguardia Dossier 3. nes más llamativas fueron aquellas que formularon, sin ambages, que
. 80. La idea de «paz con ju.s~icia» no puede asimilarse por las buenas a Ja vieja se trataba del inicio de la III Guerra Mundial.
noci,6n de Galru~g de «paz posmva», ~ menos mientras incluya la ilusa pretensión La experiencia, tan pregnante como inquietªnte para los estado-
de alcanzar previamente un mundo diverso y pluralista «ausente de violencia» La unidenses, al comprobar que habían sufrido, dentro de su territorio,
ideaU'normativa
· T
de •«justicia»,
• ,
desde

Heráclito hasta el último John Raw1s pasan. d o
por ,pian.o Y.Justm1ano', implica nuevos requerimientos que aquí no tienen cabi-
da. En cua1qu1e~ ~as~, de¡o anotado que un «orden justo» no puede ir más allá de
un orden de le?It1m1da~ que se constituya a partir de ias prácticas democráticas * Catedrático de Filosofía Política de la Universidad Nacional de Educación a
~onc;eras que s1g~~ el. prmcipio de ilegitimidad de toda dominaci6n humana (cfr.
.. Rodenas, «Leg1t1m1dad como hegemonía emancipadora», art. cit.). Distancia.

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los efectos del terrorismo internacional nos obliga, más allá de la re- del ámbito geográfico al que pretendidamente extiende su soberanía,
tórica y de la catarata de interpretaciones precipitadas, a intentar una así como el crecimiento de las bandas criminales dedicadas al tráfico
aproximación algo más crítica tras el tiempo ya transcurrido. Se tra- de drogas, la aparición de los «señores de la guerra>>, el enfrentamiento
taría de establecer una perspectiva que, aun en forma sintética, asu- étnico históricamente no resuelto, etc. No es difícil entender que tales
miera de un modo más atento los contextos políticos, sociales y de estados puedan apoyar o tengan que soportar la existencia de diversos
orden internacional, que, directa o indirectamente, están en la base grupos terroristas con posibilidades de obtener armas o medios de
del 11 de septiembre. Como es obvio, no se trata de dar una justifi- guerra sofisticados. Con todo, lo más preocupante es que el nuevo
cación del acto terrorista, sino de un esfuerzo de comprensión del orden internacional que parece querer abrirse camino está dando
momento histórico en el que se incardina. Desde esta perspectiva muestras de repetir los mismos errores al buscar aliados sin atender a
sería conveniente atender, brevemente, a tres tipos de procesos socio- las estructuras de gobierno o a las formas de legitimación democráti-
históricos y políticos que han marcado lo que hoy se dibuja ya como cas. Una vez más, la democracia se dibuja como la gran perdedora.
el inicio de una nueva era. Esta nueva era parece distinguirse, a su vez, En segundo lugar, la caída del muro de Berlín vinoa significar el
como intentaré indicarlo más adelante, por la secuencia de dos deri- agotamiento de figuras del pensamiento ilustrado que buscaron tan-
vas de distinta naturaleza. Las dos derivas o procesos de conformación to la plausibilidad como la posibiiidad de una nueva época, sonci-
simbólico políticos, que han tenido como sujetos a los ciudadanos y al biendo el presente como un proceso de innovación en referencia al
gobierno estadounidenses son, el uno, de carácter nacional-cultural y pasado, a la Antigüedad. La ruptura con respecto a la tradición no
el otro, de fuerte calado político internacional. dejó de considerar a esta última, especialmente por lo que se refiere a
De los tres procesos sociohistóricos, que se han puesto de mani- la Grecia clásica, como un modo de vida axiológicamente normativo
fiesto en la segunda parte del siglo XX y que considero relevantes a la e inspirador de un nuevo imaginario político «a la altura de los tiem-
hora de atender al significado del 11 de septiembre, el primero de pos». Algunos autores se han pronunciado por una clausura de la
ellos hace referencia al final de la Guerra Fría. El dato pertinente en capacidad innovadora y utópica de la idea de cambio y felicidad que
nuestra argumentación se relaciona con uno de los efectos perversos alimentó la Ilustración. Tales parecen ser los efectos de la fuerte im-
originados por la propia dinámica estructural de la Guerra Fría. Se pronta del «realismo político», en cuanto proceso de burocratización
trata, en este caso, de la multitud de Estados que, considerados como que anula el sentido del espacio público, y de la violencia antropológica
legales desde el punto de vista internacional, no tienen, sin embargo, llevada a cabo por la concepción de una sociedad de mercado como
legitimidad democrática interna. La existencia bipolar de un radical la forma natural de desenvolverse los individuos definidos como «su-
enfrentamiento ideológico y militar entre la extinta Unión Soviética y jetos posesivos». Sólo desde la coerción de los gobiernos, en Occi-
los EE UU favoreció el hecho de que lo políticamente relevante con dente, pudo generalizarse la idea de una sociedad regida por un mer-
respecto a los Estados existentes fuera el alinearse con uno u otro de cado autorregulado, teniendo en cuenta que la economía de mercado
los bandos enfrentados. El final del bipolarismo, con la caída del muro ni es una institución que haya existido siempre ni en todas las socie-
de Berlín, nos ha permitido comprobar el sinnúmero de «estados fra- dades. La parálisis del estado de Bienestar, en cuanto paliativo a las
casados». En dichos Estados han persistido unas élites que, tiempo leyes del mercado, ha reforzado la experiencia de la «impenetrabili-
atrás, dirigieron la política de los mismos, pero no han llevado a cabo dad» del presente (Habermas). La caída del muro de Berlín, inde-
ni la inclusión de sus ciudadanos en el ámbito del gobierno ni han pendientemente del carácter de «economía de guerra» con la que al-
realizado los cambios democráticos que parecía exigir su propia perte- gunos han caracterizado al socialismo real, ha servido para liberar a
nencia al organismo de las Naciones Unidas. Esto explicaría, en par- los defensores del mercado irrestricto del miedo siempre presente ante
te, el hecho de que dentro de tales «estados fracasados» hayan surgido una posible alternativa social. «Todo lo que hizo que la democracia
grupos organizados militarmente que le disputan al Estado una parte occidental mereciera ser vivida por su gente -la seguridad social, el

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Estado de bienestar, etc.,- fue el resultado del miedo. Miedo de los veración. De este modo, no tienen mucho sentido los continuos de-
pobres y dei bloque más grande y mejor organizado de los estados bates sobre la pérdida de soberanía de los estados o sobre la desapari-
industrializados, los trabajadores». 1 Lo paradójico es que el miedo ha ción de los mismos como si se tratara de una cuestión metafísica en
vuelto a instalarse en los representantes del nuevo sistema globalizado torno a la naturaleza del Estado. Habrían de argumentar, más bien,
neoliberal ante ia incapacidad de hacer realidad sus siempre incum- sobre la voluntad de ciertos estados para diseñar el campo y la fun-
plidas promesas de un futuro más justo. 2 En otro trabajo mío recien- ción de la acción de los estados así como la aceptación de los nuevos
te, haciendo recuento histórico de «las promesas incumplidas», por roles a jugar por parte de otros estados, los cuales acaban por preferir
tomar de nuevo la célebre expresión de Bobbio, he hablado de un -frente a la posibilidad de exclusión- la función subsidiaria del
ritornello. Con ello me refería a que pertenece a ía gramática profunda Estado con respecto al orden económicosocial implantado. Serían im-
del desarrollo económico del sistema capitalista el haber apostado ideo- pensables los «mercados globales de capitales», los sistemas financie-
lógicamente por hacer desaparecer del imaginario social las promesas ros internacionales, los tipos de sistemas monetarios, la existencia de
sobre la base de las cuales se «forzaron» cambios desgarradores del te- los sistemas bancarios privados, etc. sin el acuerdo y el sostén de los
jido social. Al propio tiempo, dicho sistema se esforzó por seguir el estados nacionales y las instituciones internacionales que estos apo-
camino de vioiencia iniciado, como si de un hecho natural se tratara, yan y defienden a través de ordenamientos jurídicos sancionados
tras borrar de la memoria las huellas de todo cuanto hacía referencia a internacionalmente. Ya en 1973, atendiendo a los cambios económi-
un futuro mejor. No deja de ser sintomático que, en estos días tan cos en marcha, Huntington escribía que el problema no residía en la
cargados de miedo, las voces más representativas de la UE hayan ha- desaparición de los estados sino en la reorganización de su función:
blado de la «guerra» como de una acción y una expresión cuyo único «La inmensa mayoría de los países europeos y del tercer Mundo juz-
sentido legítimo sería la lucha contra el hambre. garon que las ventajas del acceso transnacional tenían más peso que
En tercer lugar, atendiendo a los contextos sociopolíticos dentro los costes involucrados en intentar detenerlo». 3 No en vano una de
de los cuales se enmarcan fenómenos activos de desestructuración las dimensiones más determinantes de la globalización realmente
social tales como los de carácter terrorista, es necesario atender al existente radica en su carácter excluyente: excluyente de individuos y
cambio tan radical que conlleva la globalización tanto en el orden de grupos de ciudadanos dentro de las propias naciones y excluyen:e
económico como en el político. No es posible pensar una reorganiza- de aquellas naciones que no son pertinentes para su desarrol~o y éxi-
ción económica universal, como la que corresponde a la globaliza- to. En este sentido, no se trata para los estados de estar o no mtegra-
ción, sin que tenga en su base un orden político que la sustente. La dos en la globalización. No son ellos, sino el proceso globalizador
obra de Polany, La gran transformación, es una de las muestras histó- mismo el que marca los límites, los confines, las fronteras de la inclu-
ricas de mayor alcance teórico-analítico para ejemplificar nuestra ase- sión. Este reordenamiento de los estados ha afectado directamente,
por otra parte y como cabía esperar, a la práctica y al alcance de la
actividad democrática. Se ha producido, así, una pérdida creciente
del valor normativo de la política y el consiguiente alejamiento de los
l. Hobsbawm, E. (1993), «Adiós a todo eso», Blackburn, R. (ed.),.Después de ciudadanos con respecto a los partidos políticos, situación que se ha
la caída. Barcelona, pp.133-134.
2. En los últimos días de enero de 2003, en los momentos finales de la re-
venido agravando hasta nuestro presente. El propio Huntington, por
unión de Dav~s, ~l c~ntro de reunión de las élites económicas más agresivas en el
proceso de glooal1zac1ón, tras sus fracasos en las predicciones de bonanza y desa-
rrollo mundiales (véanse la crisis de México, las del sudeste asiático, etc.) se deci-
dió hace tres años dar entrada también a los temas políticos. Por último, en ia 3. Huntington, S. (1973), «Transnarional Organizations in World Po~i~ics»,
clausura de enero de 2003, se apuesta por tender puentes hacia aquel otro foro, World Po!itics, vol. 25, núm. 3, p. 344. Citado por Gowan, P., «El cosmopolmsmo
hasta ahora tan denostado, que es Porto Alegre. neoliberal», NLR, nº 11, p: 161.

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encargo de la Trilateral, elaboró en 1975 -junto con Crozier y nal naciente. No obstante, dichas conformaciones históricas distan
Watanuki- la conocida obra: The crisis of Democracy. Después de mucho de poder asentarse como si de realidades naturales se tratara,
constatar el creciente pesimismo de los ciudadanos por la escasa vida especialmente ahora que la «mano invisible» ha dejado de poder
democrática y tras hacer notar que los intelectuales denuncian la su- actuar al amparo de su supuesta «inocencia»: la ciencia económica y,
misión de los gobiernos al «capitalismo monopolista», nuestro autor de modo general, la razón se han hecho cargo del carácter coercitivo
enuncia uno de los apotegmas políticos de más fortuna: la idea de que supone asumir tan ideológica forma de explicar la interrelación
«ingobernabilidad>> Las democracias, según el resultado de su estu- social de los individuos.
dio, requieren un alto grado de «apatía» por parte de los ciudadanos. Ninguno de los tres procesos examinados pueden ser interpreta-
Los intentos de intervención y control ciudadanos que defienden al- dos como la causa determinante ni, menos aún, como alegato justi-
gunos teóricos de la llamada «democracia participativa» harían in- ficativo de los hechos ocurridos el 11 de septiembre. Sin embargo, a
viable el ejercicio de la propia democracia, serían la causa de la través de ellos se constituyen las estructuras socioeconómicas y polí-
«ingobernabilidad». A mediados de los noventa, en un balance polí- ticas explicativas del surgimiento, el desarrollo y la actuación de los
tico sobre la actuación de la democracia liberal realmente existente, nuevos movimientos terroristas, especialmente los de carácter funda-
Schmitter destacaba lo que denominó como «desdemocratización», mentalista. El fenómeno de la exclusión de la economía y de la capa-
esto es, los estados liberales han establecido como criterio de «buen cidad de desarrollo genera otro nivel de segregación: la heterode-
gobierno» una supuesta superioridad de la actuación económica con signación del «otro», del excluido, como un individuo, grupo o nación
respecto a la política. La pérdida de normatividad de la política, por con «deformaciones« o «patologías» que obligan a su segregación. En
su parte, ha originado una doble consecuencia. Por un lado, la dis- cuanto los excluidos albergan pretensiones de integrarse en la corriente
minución de las expectativas populares en cuanto a las elecciones ya determinada de interés globalizador se acaban convirtiendo en
públicas, con porcentajes de hasta un sesenta por ciento de absten- «agentes desadopados», en problemas disruptivos de efectos parali-
ción en las democracias más desarrolladas. Por otro lado, la práctica zantes para la sociedad, en objeto de tratamiento altruista pero disfun-
imposibilidad de desbancar a las minorías bien atrincheradas en una cionales en su propia existencia. Manuel Castells, en un artículo de
democracia «economicista» de gobernabilidad apática. 4 1990, se hacía eco de otro nivel, ya inquietante por aquellas fechas,
La pérdida de relevancia de la democracia, incluso para los su- resultado de la dinámica de segregación: el que se sitúa, como efecto
puestos adalides de la misma, como se mostró en el período de la reactivo ante la exclusión, en el ámbito de la identidad cultural, étnica
Guerra Fría y como estamos constatando en nuestro presente más o religiosa. Esta actitud reactiva cobra su forma más extrema en las
inmediato, el solapamiento de la dimensión normativa de la políti- diferentes figuras del fundamentalismo. Y sentenciaba, once años antes
ca por el valor superior otorgado al éxito económico, así como el del 11 de septiembre: «El terrorismo fundamentalista será (es ya) la
carácter subsidiario del Estado de acuerdo con el sistema de econo- guerra mundial del siglo XXI». 5 No se trataba de ninguna intuición,
mía global establecido, rechazando la opción del «contrato social» profecía o visión futurista. Señalaba el resultado inapelable de «la
adoptado en otros períodos históricos, constituyen tres dimensio- lógica de la exclusión que responde a la lógica de la exclusión». La
nes de nuestra realidad político-económica y del orden internacio- irrelevancia y la segregación que el nuevo sistema mundial crea con
respecto a individuos o a grupos, a los que se califica, prácticamente,
de subhumanos, obliga a estos últimos a
4. Schmitter, P. (1995), «Democracy's Future: More Liberal, Preliberal or
Postlibera]?,,, ]ottmal ofDemocracy, vol. 6, nº l, enero. En esta misma perspectiva:
Offe, C. - Schmitter, P. C. (1995), «Las paradojas y los dilemas de la democracia 5. Castel!, M. (1990), «El comienzo de la historia», El futuro del socialismo.
ljberal», Revista Internt1cional de Filosofia Política, nº 6, pp. 5-30. vol. l, nº 2, p. 71.

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responder con la redefinición autónoma de los criterios de hu- El 11 de septiembre: reinstauración del mito fundacional
manidad y declaran no humanos, «infieles», «satánicos» o «ex- legitimatorio
plotadores» a quienes se integran en el nuevo sistema. Así plan-
L-a. contraposición de futuro y de pasado como nuevas formas de
tea~a la ~elac~ó? de la no relación, la consecuencia lógica es la
res1stenc1a smcida o la guerra de exterminio, la alteridad total identidad
llevada hasta sus últimas consecuencias, es decir, el terrorismo A través de los procesos que venimos analizando lo determin.ante
indiscriminado y generalizado como arma última del excluido. políticamente y lo decisivo ideológicamente es que el 11 de sepnen::-
El terrorismo fundamentalista será (es ya) la guerra mundial del bre ha obligado a los norteamericanos a preguntars.e por las con~1-
siglo XXI. 6 ciones de posibilidad crítico -prácticas de su propia forma de vida
así como por las dimensiones legitimatorias de ~arácter ~tic?-políti­
En aquellos comienzos de la década de los noventa Castell visua- co. Podemos afirmar que se han visto constreñidos a «JUSttficar» y,
lizaba esperanzadoramente un horizonte de cambio, «desde el reino por lo tanto, a «legitimar» la estructura constitutiva de su ser como
de la necesidad al reino de la libertad», que situaba en el punto pueblo o nación. En definitiva, el 11 de septiei:nbre ha desencade~a­
arqnimédico de la «política de la transición histórica ... el tiempo de la do el cuestionamiento de los referentes de senndo que han sostenido
, en su caso, que pueden mantener hoy la identidad de ser. norte-
polfrica, de la gran política, de la política como capacidad de acción 0
co1e:::ri_:va para transformar nuestro destino y el de las generaciones fu- americanos. Este cuestionamiento de los referentes de sentido del
turas».'- Pero de momento parece haberse impuesto el tiempo del mie- pueblo norteamericano ha puesto en marcha, igualmente, un p~oce­
do, de la ang~stía. Un arte este del miedo que algunos están manejan- so de confrontación con el nuevo «desorden», con el caos advemdos.
do con astucia y profusión. El tiempo de «El comienzo de la historia» La experiencia de su situación individual, por parre de los norteame-
e~taba grávi~~ de otro .deseo, el de aprender la esperanza «como capa-
ricanos, así como la percepción de su país vienen definidas por la
cidad de acc10n colecnva para transformar nuestro destino». vivencia de un desorden totai, del sentimiento de que los norteame-
ricanos, repentinamente, estarían viviendo en un mundo que se p~e­
senta como un mundo al revés. El nuevo desorden provocado remite
a una vivencia antes desconocida y excepcional, de contradicciones
6. Ob. cit., p. 71. La cursiva es mía.
complejas. Por un lado, y atendiendo a la inédita experiencia del 11
, :Jesde un~ perspectiva socio!ógica sistémica, deudora de su hipótesis mero- de septiembre, cabe destacar la percepción pregnante de las c~ntra­
dologica del «SIS~ema:m~ndo cap1tali,sta», Inmanuel Wallerstein asume el probie- dicciones tan radicales que ha generado en el pueblo norteamencano
1;1ª de la "'.u.cha 1dent1tana» en ~u articulo : «Perspectivas de futuro para el capita- el insólito hecho, único en su historia, de ser objeto de ataques den-
lismo h1sronco». Para Wallerstem, a partir de la fecha simbólica de 1989, «el nuevo
tro de sus propias fronteras por grupos externos. Lo extr~ño'. por otro
tema geoculrural ya ha sido proclamado: es el tema de la identidad». Desde esta
nuev;; situación de cambio, ya no revolucionario en sentido clásico, estamos asis- lado, es que tales grupos terroristas argume~~an, par,a_Jusnfica: ~us
tien~o a ;res º?~iones igualmente desestabilizadoras. La primera es la denominada ataques, sobre la base de supu.estas razones e,tic?:polm~as y rehg10-
«Opc10,n JOn1;em1», .la cual se define por la alteridad radical, por el rechazo total de sas, y no en función de pretens10nes de aprop1ac10n de nquezas o por
las :eg1:is de ¡uego 1rr:puestas por el nue.vo sistema-mundo. Una segunda opción es afán de dominio o de conquista territorial, como suelen ser las causas
la liderada por Husem, de tanta acrual1dad en estos días, consistente «en la inver-
sión para crear estados grandes y fuertemente militarizados con la intención de
más convencionales de las agresiones. Por último, los norteamerica- _
entrar en guerra con el Norte». Y, por último, estaríamos asistiendo a la «opción nos, pese a las críticas internas de algunos de sus intelectuales, ha-
de .las pateras, cuyo flu¡o parece altamente improbable que pueda controlarlo cual- bían asumido como propio un supuesto valor canónico universal tanto
qm.e: estado del N.orte. Cfr. Artículo círado, recogido en la obra: El futuro de la en lo que respecta a sus modos de vida como a su intervención polí-
cw1hzac1on cap1tal1sta, Icaria, Barcelona, 1997, pp. 92-93.
7. Ob. cit., p. 72.
tico-militar en la mayoría de los gobiernos del planeta. De modo que

61
60
la representación de desorden interno provocada por el extraño e in- en la sociedad norteamericana. La percepción del mundo al revés, de
usitado ataque terrorista del 11 de septiembre y la puesta en crisis del caos total y planetario, según el imaginario global de los norteameri-
statu quo, en cuanto orden de ser y de valor, han dado lugar a una canos, ha puesto en crisis las creencias establecidas, invalidando, mo-
situación de perplejidad profunda, de contradicciones imposibles de mentáneamente, el orden social legado por la tradición.
asumir por parte de los ciudadanos, independientemente de la inter- Inmediatamente después de los actos terroristas, en el mismo
pretación que ofrezcan sobre esos hechos cualesquiera otros grupos o 2001, el prestigioso novelista Don Delillo escribía un opúsculo titu-
naciones del mundo. Tales contradicciones, en cuanto que hacen lado: In the Ruins ofthe Future. Reflections on Terror, Loss and Time.
inviable para la sociedad norteamericana una representación totali- In thr:. Shadow ofSeptember. La tesis primera y central, en orden a la
zadora de su sistema de vida, fuerzan, obligan a que sean superadas interpretación del 11 de septiembre, la sitúa en la mutación sufrida
para restablecer el orden, para que sea posible vivir con sentido en por parte de la experiencia individual y en lo referido a la construc-
una sociedad como la que venía rigiendo para ellos, que se presente ción de la identidad: la nueva sensación de vivir permanentemente
como lo que debe ser frente a la imposible realidad del desorden exis- en el futuro, lo que Delillo denomina como «el relumbrón utópico
tente. La supera~ión ideológica, sin embargo, conlleva ciertas opera- del cibercapital». En el cibercapital, escribe, «no existen los recuer-
ciones epistemológicas que han de proporcionar la institución del dos ... es ahí donde los mercados escapan al control y donde el poten-
sentido. Estas operaciones, me atrevo a insinuar ya, guardan una es- cial de inversión no conoce límites». 8
trecha analogía con las que llevaron a cabo, desde un principio, las Es una constante por parte de muchos de los defensores más
sociedades etnológicas a través de los mitos, los cuales perseguían fundamentalistas del dominio de lo económico en los procesos de
precisamente el orden en su entorno vital y el sentido en la configu- globalización el estatuir la hipótesis de una convergencia total de los
~ación de sus formas de vida. individuos del mundo en formas culturales homogéneas. Los merca-
Dado el carácter de «superpotencia solitaria» (Huntington) que dos, como centro sustancial de las relaciones sociales, no sólo conlle-
ostentan los EE UU en un mundo por ahora unipolar, la experiencia varán la confluencia mundial en el gusto y en las mercancías a consu-
del caos que representa el 11 de septiembre adquiere dimensiones de mir, sino que ejercerán su influencia en una dimensión más profunda
universalidad, se refiere y afecta a todo el universo. La aparición de de orden simbólico que afectará a «la concepción del mundo, (a) la
esta ausencia total de sentido, en la sociedad propia así como por lo forma de pensar e incluso (al) proceso de meditación». 9 La erosión de
que respecta al mundo, está obligando a intelectuales, a parlamenta- la soberanía de los estados y su paralela pérdida de valor como insti-
rios y a miembros de la administración Bush a establecer, directa o tuciones generadoras de actitudes identitarias arrastran consigo la di-
indirectamente, un nuevo proceso de autoconstitución sistémica que solución de las formas culturales dominantes hasta el momento.
haga pensable la superación del momento de confusión y de radical En esta situación de reestructuración simbólica total, de disolución
negación que se ha apoderado de la experiencia vital de sus ciudada- de la escritura del palimpsesto que rigió el pasado, ios individuos,
nos. Es necesaria la creación de un cuadro categorial, gnsoleológico afirma Ohmae, se definirán por su proyección en y por la construc-
así como ético-político, que fundamente lo que podemos denominar ción del futuro. Es ésta la nueva interpretación negadora de la Ilus-
como una negación ideológica de la negación, de la negación que tración, la cual ni como pasado ni como presente es capaz de generar
encarna el desorden advenido. Pues el ataque de los terroristas es per- procesos normativos, ideales utópicos. En el contexto del aplanamien-
cibido como si el mundo se hubiera vuelto al revés, como si el desor-
den que los fundamentalistas han generado hubiera de ser considera-
do el orden que debiera regir en la sociedad. Por ello es necesario
instaurar un nuevo cuadro de representaciones significativas que po-
8. Delillo, D. (2002), En las ruinas del futuro, Barcelona, p. 7.
sibilite redefinir el mundo, volver a situarlo según el orden que existía 9. Ohmae, K. (1996), El despliegue de las economías regionales, Deusto, p. 37.

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to total del tiempo, con la desaparición del pasado, sin referentes de década el auge de los mercados de capital ha dominado las corrientes
organización de la realidad ni de sentido en orden a la conformación de opinión y ha conformado la conciencia global». En contraposi-
social, los nuevos hombres, «individuos sin atributos», «han entrado ción, «la respuesta del terror es una narrativa que ha ido desarrollán-
en la hist?ria (concluye nuestro autor) clamando venganza, y tienen dose a lo largo de los años y que ahora por fin se torna ineludible». 13
reclamaciones -reclamaciones económicas- que plantear». 1º La contraposicón, pues, no se establece como el.resultado de una ar-
gumentación racional que buscaría mostrar las contradicciones o los
De la «zona cero» al «estado cero»
límites de una organización social corno la norteamericana. El Apo-
El relumbrón utópico del cibercapital, su supuesta permanencia cons- calipsis, escribe el novelista, no tiene lógica... Aquí se trata de cielo y
tante en el futuro, «todo esto cambió el 11 de septiembre. Hoy, una de infierno, de un concepto de martirio armado en tanto que drama
vez más, la narrativa mundial se halla en manos de terroristas», sen- incomparable de la experiencia humana. En efecto, para los terroris-
tencia Delillo. Las acciones terroristas, advierte nuestro autor, no tas, que con el 11 de septiembre quieren traer de vuelta el pasado, la
~uardan relació~ alguna c~n los que protestan en Génova, Praga, contraposición y la negación simbolizadas en la caída de las Torres
.)eatde Y otras cmdades, qmenes pretenden aminorar las tendencias Gemelas se sitúan en el nivel de <<Unas convicciones ultrajadas» por
alienantes de «un mundo en el que las posibilidades de autodecisión causa de la prepotencia de quienes se atreven a ocupar sus espacios
disminuyen probablemente para la mayoría de los habitantes de la sagrados. La narrativa, largamente elaborada, ha dado lugar a formas
mayor parte de los países». 11
de identidad y de hermandad que no guardan relación con la política.
Lo que define la nueva situación es el hecho de que «Somos ricos, privilegiados y fuertes, pero ellos están dispuestos a morir.
He ahí su ventaja: la lla!ila de unas convicciones ultrajadas». La di-
la respuesta del terror es una narrativa que ha ido desarrollándo- mensión de unas creencias, de unas convicciones, de unas acciones
se a lo largo de los años y que ahora por fin se torna ineludible. justicieras, más allá de la consideración concreta de las vidas concretas
Son nuestras vidas y nuestras mentes las que ahora se ven invadi- de los hombres v las mujeres concretos que se les contraponen, «ese
das. Este suceso catastrófico cambia nuestro modo de pensar v sentido de disociación que detectarnos en la expresión 'nosotros y ellos'
1 d ;
~e actuar, segun o a segundo, semana tras semana, y lo hará nunca había resultado tan llamativo desde una y otra perspecriva». 14
durante quién sabe cuántas semanas y meses más, durante años Las orientación religiosa de carácter islamista y fundamentalista
inexorables. 12
ha sido el referente de sentido de la narración que traduce la percep-
ción de! mundo por parte de los terroristas que llevaron a cabo las
La acción de los terroristas es considerada por Delillo como la acciones del 11 de septiembre. La narración que han elaborado los
causa de una percepción de la realidad por parte de la sociedad ameri- terroristas durante los últimos tiempos guarda una relación formal
cana que interpreta el mundo como un orden trastocado radicalmen- absolutamente estrecha con el modo según el cual se instituyeron las
te, y qu~, al misn:o t~empo, implica la ausencia de una estructura que sociedades etnológicas a través de los mitos. Los «mitos de génesis»
proporcione y/ o Justifique la categorización de la génesis como fuente pretenden dar cuenta del orden y de la dimensión de sentido que ha
de sentido para la sociedad norteamericana. El novelista abre su tra- alcanzado una forma concreta de organización social. No es una ex-
bajo, justamente, aludiendo a este hecho: «A lo largo de la última plicación racional de los posibles mundos que podrían emerger a partir
del origen. La forma de narración propiamente Jnítica es aquella que

10. Ob. cit., pp. 17-18.


11. Delillo, D., ob. cit-., p. 9
13. Ob. Cit., p. 8.
12. Delillo, D., ob. cit., pp. 8-9. La cursiva es mía.
14. Ob. Cit., p. 15.

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intenta explicar cómo lo ahora existente, el tipo de sociedad institui- de lo sagrado, etc. «La búsqueda mítica del 'estado cero' en los mitos
da es el resultado de unos hechos históricos acaecidos en dicha socie- americanos (comenta Amorós) responde al problema ideológico de
dad a partir de un momento originario de desorden y caos. Este tipo establecer la definición de ia cultura por contraposición a la natura-
de narración, que justamente da forma a una representación del ori- leza» .15 Se trata de la «lógica de la representación constituyente». Lo
gen como un mundo al revés, de algo que no podía ser en cuanto que en un principio parecería una simple operación de reducción al
representaba el desorden y el caos, es en su propia estructura formal absurdo, esto es, la afirmación de lo que hay como lo que debe ser
una explicitación de la génesis y del sentido de lo que hay ahora como dado que su negación no puede ser sino imposible se revela como un
lo único posible. Pues para ei mito lo ahora existente es lo único rodeo hermenéutico desde el «punto cero» -el «mundo al revés»-
posible, el único mundo ordenado, la única forma de sociedad con hasta el otorgamiento de sentido a la sociedad mediante el juego siste-
sentido. Esta institución de sentido de lo que hay ahora como lo que mático de contrastes. Pues en último término «el sentido radical, es decir,
debe ser surge como resultado de una operación peculiar. Se trata de el salto del no sentido al sentido, ha de brotar así del CQntraste radical,
la contraposición absoluta que se opera a través del mito entre lo la confrontación del mundo tal como se manifiesta con su propia ne-
actualmente existente y lo de lo que había al principio, el caos, que se gación percibida como su propia imposibilidad». 16
considera como la imposibilidad absoluta. l)e este modo, lo actual- La Revolución Francesa, según Lévi-Strauss, es el mito en que ha
mente presente cobra sentido en función de su radical contraposi- de creer el hombre moderno para poder desempefiar el papel de agente
ción a lo que había antes, que es representado como algo imposible. histórico: «El hombre de izquierda se aferra todavía a un período de la
Desde esta perspectiva la narración de cómo ha llegado a ser lo que historia contemporánea que le dispensaba el privilegio de una con-
existe ahora, la narración de la génesis es y constituye la legitimación gruencia entre los imperativos prácticos y los esquemas de imerpreta-
del actual estado de cosas. Las condiciones de posibilidad del sentido ción».17 Sin embargo, la propia concepción e interpretación de la his-
son así lo que Amorós denomina lógica de la representación constitu- toria como un todo no permitiría hablar del acontecimiento histórico
yente. La narrativa que Delillo atribuye al entorno de Ben Laden como resultado de una totalización que tuviera un sentido unívoco.
guarda una relación isomórfica con la estructura de los mitos tal como Pues el conocimiento histórico construye su objeto mediante su pro-
la acabamos de exponer: juego de contraposiciones entre lo que hay pia instrumentalidad de codificación y éste es necesariamente discon-
ahora y su negación, en este caso, una sociedad. tinuo. Así, determinados hechos de nuestra historia contemporánea
El mito, pues, viene a representar una forma invariante de repre- carecerían de relevancia como tales hechos si les aplicáramos, por ejem-
sentación para otorgar sentido que es común a las distintas formas plo, los criterios de periodización que son pertinentes en el nivel de la
de pensamiento: salvaje o científico e histórico. Desde esta perspecti- prehistoria. Y no debe creerse que de ia superposición de estos códigos
va, por ejemplo, la Révolución Francesa, en cuanto representa el ima- podrían derivarse operaciones de ajuste gradual. Pues lo que se gana
ginario democrático de la modernidad, puede ser tratada mediante de un lado se pierde de otro, de tal modo que lo que nos aparece como
un análisis estructural en la medida en que tiene en común con los historia más densa y comprensiva resulta ser al mismo tiempo la me-
mitos acerca de la génesis ciertos esquemas básicos. En el llamado nos explicativa y viceversa. Podría decirse que, como la comprensión y
«punto cero» de los mitos, en el momento primero caracterizado por la extensión de los conceptos en la lógica clásica, varían en proporción
el caos como «mundo al revés» por la situación de confusión total, se inversa. Así, la historia en tanto que filosofía de la historia sería mode-
juega con una serie de contraposiciones tanto en el orden natural
como en el humano, las cuales traducen la necesidad de instaurar de
forma definítiva el orden de la cultura. Las contraposiciones explici-
15. Art. cit., p. 30.
tadas eran diferentes según las sociedades: la contraposición hom- 16. Amorós, C., art. cit., p. 321.
bre/animal, lo crudo/lo cocido, día/noche, el espacio natural/el lugar 17. Lévi-Strauss, C. (1994), El pensamiento salvaje, F.C.E., pp. 368-369.

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la duda el fracaso porque no les queda más_ remedio que hacerlo.
lada en torno a la ilusión de la continuidad totalizadora del yo, y una
continuidad tal es para Lévi-Strauss un espejismo producido por Pero el cÍesorden es lo único que no pueden Ill deben tol~::~-~e:~osl~
constricciones de la vida social y no una evidencia apodíctica. La mul- parte teórica, la ciencia se redu~e a un pone~ e:i.o;n ..~»bien, esta exi-
titud de procesos psíquicos individuales y colectivos en que se resuel- sirve a Lévi-Strauss, una vez mas, para conc mr. « ~r llama-
ven los episodios de una revolución, así como las evoluciones incons- gencia de orden se encuentra en la base del pensamielnt~ qued todo
. .. ero sólo por cuanto se encuentra en a ase e
cientes que tienen lugar en tales fenómenos contingentes apuntan a mos pnmmvo, P · al · uperado
. » 19 De esta manera, el pensamiento s vaJe e~ rec
que lo que denominamos «hecho histórico» es el resultado de una «se- pensami~:t~óio se nos ofrece como un tipo de pensamient~ ~ue se
lección» de elementos, sujetos, grupos, etc., que estimamos relevantes porque di . . , de los hechos los acontecimientos
con respecto a lo que consideramos como acontecimiento histórico. revela contra la azarosa sposic10n , '. ante el no sentí-
. . · e ademas no se resigna
De otro modo, se produciría una agregación al infinito. En definitiva, y las expenencias smo porqu , ' . aña según
d Así cabe entender el componente mínco que acomp ' 1
la institución de la Revolución Francesa como referente de sentido ~· . 1 esentación de la Revolución Francesa como e.
que determina la argamasa ideológica de nuestro presente como un Levi-Strauss, a ª repr al l h bre moderno en cuanto
salto radical en la historia no estaría alejada de los procesos constitu- referente ideológico fundament para e om l omento rime-
yentes de sentido que se instauran en los mitos. «El etnólogo, escribe que define l~ separación ra~ic~~;:il~::~ ~:;;;;, ~ irracion;l, con
el autor francés, respeta la historia, pero no le concede un valor privi- :~si~c~~s~r0 ;;e~ed;~:e;~~i~representado por la Revolución Francesa.
legiado. La considera como una búsqueda complementaria de la suya:
la una despliega el abanico de las sociedades humanas en el tiempo, la En este caso,
otra en el espacio». 18 En realidad, el acontecimiento histórico cumple el aradi ma absoluto con respecto al cual se de?ne como racional
entre nosotros las funciones que asume el mito en las sociedades ~stadogde cosas constituido es la razón consntuyente,dque, a .su ,
etnológicas. La lógica de la representación constituyente opera, pues, el l fu d to de un or en rac10-
vez se define a sí misma como e n amen . , .d o
tanto en el pensamiento llamado salvaje como en el histórico. En ana-
nal, En este sentido, su autoconstitución en la re~resentac10dn ~ ed-
logía a la contraposición de elementos con que operan los mitos de la . . d alto en el vac10 que no eja e
génesis, en la propia Revolución Francesa nos encontraríamos con la lógica determina una especie e s . . s zo
tener afinidades con el «estado cero» de los mitos amencano .
secuencia que parte de un supuesto estado cero donde se hace jugar la
hipótesis del mundo al revés. Así podemos advertir cómo juegan un
La homología entre el «estado cero» y la «zona cero»_ no ~uede
papel fundamental algunas contraposiciones que se dan en el contexto . d tida Sin el aparato hermenéutico de los mitos que
examinado, posiciones tales como tradición/fundamentación, gobier- pasar ma ver ·
no absoluto/ democracia, creencia/saber, dogma/ crítica, irracional/ ra-
cional, etc. Lévi Strauss había advertido, al inicio de su obra E/pensa-
miento Salvaje, que los agrupamientos de cosas y seres llevados a cabo
por las sociedades etnológicas tienen como objeto «introducir un co- 19. Ob. cit., p.25 .
20. Amorós, C. (1979), «M1to»,
Q . ·u
umtani a,
M A Diccíonarío de filosofía
. .,
mienzo de orden en el universo». De modo que la estructura constitu- contemporánea, Salamar:ca, P-_ 3~r D ulación más canónica de la razón consritu-
yente de sentido a través de los mitos representa una especie de invariante Desde esta perspecuva qmza : d orm K ten el prefacio a la Cn'tica de fa razón
del pensanliento humano. El autor francés cita a este respecto las pala- vente en la modernidad sea la ofrec1 da plor , ~n la cual todo ha de someterse. En
, , la propia e a cnnca, a .
bras del autor de Principies ofAnimal Taxonomy: «Los sabios soportan pura: «Y nuestra epoca es ll la reli "ón or sallta y la legislación por ma;estuosa.
vano pretendan escapar de ~ a :gi hp v no odrán exigir d sincero respeto
que excitarán entonces ,monlvadas sospJc ~s 'mar s~ examen público y libre».
que sólo concede la razon a o que pue e a ro
18. Ob. cit., p. 371. 21. Delillo, D., ob. cit., P· 19

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hemos hecho referencia, ni con un propósito de comprensión de los refleja la conocida «Carta de América», firmada por sesenta int_elec-
hechos a través de las estructuras formales de la narrativa mítica de tuales: «¿Por qué? ¿Por qué hemos sido el objetivo de estos odiosos
génesis y legitimación, Delillo propone precisamente la creación de ataques? ¿Por qué quieren matarnos?». 23 Estamos an~e una percep-
una «contranarrativa»: «La narrativa concluye con los escombros, y a ción del sentido del mundo como un mundo al reves de la que G.
nosotros nos corresponde la tarea de crear una contranarrativa».21 La Bush en el primer discurso oficial en el Capitolio tras el 11 de sep-
comranarrativa intenta, míticamente, reordenar, proveer de sentido a tiembre se hizo eco afirmando: «Todo nos llegó en un solo día y la
una Norteamérica a la que «le gusta pensar que inventó el futuro ... noche c~yó sobre un mundo diferente, un mundo.en el que la li~er­
per~ esta ve:z estamos intentado darle un nombre al futuro, no al uso tad misma está bajo amenaza». 24 En palabras que ttenen un parecido
habitual y esperanzado sino guiados por el temorn. La contranarrativa casi literal con las que Lévi-Strauss recoge de los mitos indios, Bush
es, así, la e~presión ~e!ª angus~ia ~e viv~r en una sociedad que parece dibuja el mundo como sumido en las tinieblas, («oscura amenaza de
h~b~r perdid~ los codrgos de sigmficacrón de su propia historia, los violencia»), sin que rija la cadencia temporal del día y la noche, su-
codrg~s refe~idos a la construcción solidaria durante el triple ataque mergido en un caos total. Un mundo, por otra pa~te, que amen~za
terronsta, asi como los que hacen mención de las historias de heroís- con ser impuesto frente al orden que regía en otro nempo a la socie-
mo y de los relatos luminosos. La invariante de pensamiento para otor- dad norteamericana. Los terroristas habrían trastocado el orden del
?ar sen~do que se contiene ya en los mitos, la estructura profunda, universo: «estos terroristas no matan sólo para extinguir vidas, insis-
mcons~iente que está en la base de los mismos, integra también los
te el presidente, sino para interrumpir y poner .fin_ a un~ manera de
h_e~hos mventados, las lecturas ideológicas, la fuerza de imágenes nunca vivir» y, al tiempo, socavar los cimientos de la propia so~red~d norte-
v~vrda~, el recuerdo de amigos que no existieron. «También eso, esa americana que se legitimaba para un notable grupo de mteiectuales,
hrstona fantasmagórica de recuerdos falsos y pérdidas imaginarias, for- por «un gobierno democráticamente elegido... nuestra libertad de
n:a parte de la contranarrativa». 22 Las cenizas, el polvo, el caos, el ra- religión, nuestra libertad de expresión, nuestra libertad de votar y
dical desord~n de la «zona cero» representa el punto de partida de una
congregarnos y de estar en desacuerdo con nosotros». r' .
contranarranva_qw~, por contraposición radical a esa situación y como
Lo sintomático es que el presidente tardó tiempo en determmar
en un s~to cu~itanvo a otro orden de ser, tiene por objeto instituir el el sentido y el valor de los ataques a las Torres Gemelas a:'í con:o en
necesano sentido que ha de albergar una sociedad bien ordenada, si-
tuada, en este caso, entre el pasado y el futuro. hacer públicos sus verdaderos proyectos de guerra y la~ d~m~ns10nes
de esta última en relación con el resto del mundo. As1, si bien en el
momento primero de la acción terrorista Bush convocó a sus ciuda-
Fundamentalismo y proceso constituyente danos para llevar a cabo «una cruzada» contra «los malhechores», los
asesores del presidente pidieron excusas «por haber usado ese térn:i-
De los problemas de «génesis» o sentido al establecimiento de no», dadas las connotac:iones históricas que contiene. Pero ese mis-
un «poder soberano» mo día y a propósito de la visita de Jacques Chirac, quien antes de la
L.os efecto~Jn?1ediatos del triple atentado del 11 de septiembre tu- visita a Bush había manifestado sus reservas sobre la terminología
vier~n una pnmera reacción que hemos reflejado en los que hemos
con~1de:ado c~mo ~:ocesos isomórficos con respecto a los mitos de
la genesis. La situac1on de desconcierto total e indefensión ·es Ia que 23. Etzioni, A., Fukuyama. F., Huntington, S., Putnam, R. D., Sckocpol, T.,
Walzer, M. y otros (febrero 2002), «Por qué luchamos.Carta de América», Institu-
to de los Valores Americano, traducción de Francis Seguí, Nueva York, p. l.
24. Bush, G. (2001), «Discurso en el Capitolio», Washington, 21 de sep-
22. Delillo, D., ob. cit., p. 23. tiembre de 2001. Hay varias traducciones en red.
25. Discurso citado.

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bélica, el presidente de los EE UU se refirió indistintamente y sin pre- de seguridad nacional de los Estados Unidos». Este escrito marca un
cisión alguna «al conflicto», «la lucha» o «la situación». Karen Hugues, nuevo nivel de percepción de sí y del mundo que se define por la deci-
la influyente asesora de prensa de la Casa Blanca, argumentaría que sión, por la voluntad de establecerse y legitimarse no sólo como un
la multivoci.dad de los términos usados tuvo por objeto infundir tran- poder absoluto, el mayor del globo, sino que se instituye al mismo
quilidad en la población. De modo que, pasados esos instantes, deci- tiempo en el poder de organizar, de establecer el lugar que les corres-
dió consagrar el término «guerra», acción reactiva ante los actos te- ponde al resto de los estados en el mundo. Diversos analistas políticos,
rroristas, como un modo de «inflamar el sentimiento patriótico». 26 politólogos e internacionalistas han denominado esta nueva deriva es-
El presidente de los EE UU, en su primera alocución oficial, el día tadounidense «Imperialismo». Éste es el sentido, por otra parte, que se
21 de septiembre de 2001, diseñó una estrategia militar que, aún en sustancia en el documento «Estrategia de Seguridad Nacional ... »: la
los términos universalistas y de dimensiones civilizatorias en los que la creación de un nuevo orden internacional instaurado en y desde el poder
exponía, estaba orientada a «derrotar al terrorismo como una amenaza que ostenta hoy EE UU «La estrategia de seguridad nacional de EE UU,
a nuestra vida». La reacción primera de sus conciudadanos, sin embar- se lee en el documento citado, estará basada en un claro internaciona-
go, estuvo dominada, como hemos venido insistiendo, por la necesi- lismo americano que refleje la unión entre nuestros valores y nuestros
dad de construir una nueva narrativa que, desde el «punto cero», re- intereses nacionales». EE UU se siente legitimado para llevar a cabo la
presentara el proceso de constitución de sentido, tributario del orden defensa de la justicia y la libertad de cualquier persona en cualquier
que se pretende adjudicar a la propia sociedad. Ahora bien, lo que en parte del mundo. El resultado de esta concepción soteriológica autoatri-
un primer momento; es decir la reacción ante el acto terrorista del 11 buida es formulado, sin ambages, en las líneas finales del Apartado III
de septiembre, hemos intentado asociar a la estructura formal de los en los siguientes términos: «Estamos impulsando un nuevo tipo más
«mitos de la génesis» ha acabado por traspasar los límites de la «defen- productivo de relaciones internacionales y redefiniendo las existentes
sa» propia para entrar en el ámbito de lo que Vernant, refiriéndose al de manera que asuman los retos del siglo XXI».
mundo griego, denominó «mitos de soberanía». Vernant contrapone Vernant, en su obra Los orígenes del pensamiento griego, hacía no-
el mito de la génesis, el cual pregunta cómo ha surgido un mundo tar que esta concepción del poder soberano y de la adjudicación del
ordenado a partir del caos, en el «punto cero», al mito de soberanía, el derecho a establecer el orden en el resto del mundo no se compadecía
cual, por su parte, responde más bien a la pregunta de quién es ahora con la idea de mjé que los primeros filósofos griegos habían acuñado.
ya «el dios soberano». «El establecimiento de un poder soberano y la La idea de arjé, en cuanto fundamento, tenía su origen en el ámbito
fundación del orden aparecen como los dos aspectos inseparables de abierto por la filosofía política que había situado el poder en «to me-
un mismo drama divino, como el trofeo de una misma lucha, como el són», en el «centro». Esta expresión cifraba la gran revolución política
fruto de una misma victoria». 27 Desde esta perspectiva interpretativa, y del pensamiento inaugurada en Occidente: el poder ya no dependía
lo que estaba en cuestión al año siguiente, casi en las mismas fechas en del soberano sino que, situado en «to mesón», estaba ligado a los ciu-
que había tenido lugar el golpe terrorista, no fue ya la determinación dadanos, los cuales desde ahora se encontraban todos a «igual distan-
categorial de la razón constituyente que inspirara la fundación de un cia» de dicho poder. De este modo se inauguraba un nuevo modo de
orden en el nivel de autoorganización y de autopercepción correspon- pensar y de llevar a cabo la política, esto es, a través del «espacio públi-
dientes a la nueva sociedad norteamericana. El 25 de septiembre de co», el nuevo arjé, el nuevo fundamento de la ciudad. La política que-
· 2002 la Casa Blanca dio a conocer un escrito titulado: «La estrategia daba ligada, a partir de este momento, a la opinión, a la discusión, a
la argumentación y a la decisión democrática por parte de los ciuda-
danos. Por contraposición, «el mito de soberanía» cerraba el paso a la
26. Cfr. El País, jueves 20 septiembre 2001. secularización del poder llevada a cabo por la filosofía y no permitía el
27. Vernant, J-P. (1979), Los orígenes del pensamiento griego, Buenos Aires, p. 89. ejercicio propiamente político. La instauración del poder absoluto,

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sin la legitimación que otorga la opinión contrastada democrática- cepciones de dicho pueblo. Los actos terroristas del 11 de septie:nbre
m.ente por parte de los ciudadanos o los grupos concernidos, no se tienen, sin duda, una lectura muy distinta de la de los estadoumden-
atiene a leyes sino que impone arbitrariamente su voluntad. En nues- ses por parte de los europeos, muchos de cuyos ~aíses han soportado o
tros d~as'. ~orno mutatis mutandis en Grecia, la marginación de las luchan aún contra tal tipo de actos. Y como denva de tal lectura cam-
leyes, iegmmadas por la voluntad popular o por las instituciones in- bian, igualmente, las formas de hacerles frente.'. los instrument?s P.ª,ra
ternacionales representativas, da paso a una de las perversiones de más combatirlos. Ahora bien, la actitud de perpleJldad, la categonzac10n
largo ~canee en la política: el adversario político es suplantado por el de unos hechos como absolutamente inasimilables en el imaginario
«enemigo». Esta suplantación permite criminalizar tanto al gobernante propio, son específicas de los distintos grupos humano:·
como a su pueblo. El resultado de este proceso de anulación de los La autoconstitución de sentido por parte de una soCiedad desde lo
principios de la política fundamenta y justifica la destrucción total de irracional o el desorden a lo racional o estado de cosas actual, que se
«los otros» en virtud de la defensa de unos abstractos principios mora- define como lo que realmente debe ser, se opera en el caso de la nuestra
les y de la justicia susceptibles de una interpretación acomodaticia en mediante la representación paradigmática de la. Revolució,n F.ra~~esa
defecto de la vigencia de la política y las leyes propiamente dichas. en tanto que razón constituyente. ~n la modermdad. l~ razon ~irv10 de
Por nuestra parte trataremos los dos niveles de pensamiento de- referente fundamental en la lógica de la representac1on constituyente
rivados del 11 de septiembre, que hemos optado por representar en que dio lugar a lo que Lévi-Strauss, un~ vez más, r~~riéndos,e a la Re-
dos tipos de mitos, el «mito de la génesis» y «el mito de soberanía», volución Francesa, consideró como el mito con relac10n al cuai «el hom-
en sendos trabajos diferenciados. En este trabajo primero nos aten- bre de izquierda se aferra todavía a un período de la historia.contempo-
ránea que le dispensaba el privilegio ~e una con?;ue~ c1a e~tre los
dremos a los procesos de conformación de sentido y de identidad 9
imperativos prácticos y los esquemas de mterpreta~10n».- ¿C~ál es, en
que, reactivamente, se planteó el pueblo norteamericano tras el estu-
por y el desconcierto simbolizados en la caída de las Torres Gemelas. nuestro caso, el referente que actúa como categonzador funáament~
de la necesaria congruencia que demandan los ciudadanos norteamen-
El imaginario poütico-religioso del nuevo mundo canos entre el orden de la práctica y el mundo simbólico que ha gen~­
rado dicha sociedad? Sin duda, como herencia europea, la referencia
Las condiciones hermenéuticas que nos están permitiendo interpretar
ideológica principal de los blancos americanos se estructura en torno a
las demandas de identidad y de sentido por parte de los ciudadanos
la idea de razón moderna, como puede verse, por otro lado, en los
nortea:nericanos las hemos tomado prestadas de la concepción lévi-
stra~s1ana acerca de la existencia de una invariante del pensamiento
mentores políticos de la nueva nación, como en el cas.o privilegi~~o de
Locke. Ahora bien, además de diversas variantes en la mterpretacion de
mítico. El núcleo central de nuestro trabajo reside en hacer patente lo
la razón moderna, los creadores de la nación estadounidense asumie-
que Amorós, reinterpretando el pensamiento del antropólogo francés,
ron un rasgo de carácter religioso que imprime su propio carácter e~ ,la
ha denominado la lógica de la representación constituyente. Se trata de
gramática profunda que informa tanto la política com~ la.concepc10n
la forma ideológica que está en la base de la estructura narrativa me-
diante la cual los pueblos transmutan una serie de hechos que les han de la sociedad y del propio individuo. Este rasgo pec~liar nene ~ue :er
con la relación entre razón y religión, el cual determma su propio npo
acontecido, a partir de un momento de crisis total o desorden radical
de política así como la actitud generada con respecto al resto del m~n­
hasta insertarlos «en un sistema coherente y totalizador de representa~
do. En Europa, la modernidad trajo consigo el que la razón se constitu-
ciones>~. 28 Los hechos o datos que son relevantes para cada pueblo como
yera en tribunal de lo que debía ser convalidado como verdadero o
expresión del desorden o la crisis radical son algo privativo de las per-

28. Art. cit., p. 320. 29. Lévi-Strauss, C., El pensamiento salvaje, PP· 368-369.

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valioso, incluyendo la religión. El resultado fue un proceso de radica- cierta perplejidad el hecho de que una inmensa mayoría de norte-
lización en la concepción secularizada de todas las formas de vida social americanos confiesen ser creyentes, incluso que han tenido contactos
y política, frente al dominio anterior ejercido por la religión, así como con la divinidad, y, sin embargo, sólo acudan a votar en torno a un
una reconceptualización filosófica del fenómeno religioso, sobre todo 40% de los ciudadanos. Este hecho cobra especial relevancia hoy en
desde Kant a Hegel, David Strauss, Bruno Bauer, Feuerbach, Marx o día. Un autor como Huntington, famoso por su muy especial con-
Nietzsche etc., que afectó tanto a la historicidad del cristianismo como cepción del «enfrentamiento entre civilizaciones», que teorizó, a par-
a sus supuestas relaciones de superioridad con respecto a las religiones tir del añol975, la idea de una necesaria abstención de los ciudada-
veterotestamentarias, etc. Por el contrario, el examen y la crítica filosó- nos en la práctica de la vida y del gobierno democráticos, 31 ha
ficos de la religión, en la línea de una interpretación secularizante de la .fundamentado el posible socavamiento de la civilización occidental
misma, estuvo ausente del imaginario simbólico que inspira la revolu- en la escasa práctica religiosa de los europeos.
ción americana. Como acaba de mostrar Aranzadi, en su pormenori-
zado estudio sobre los orígenes de los diversos estados que dieron lugar Los estadounidenses (escribe) a diferencia de los europeos, creen
a los EE UU, la labor constitucional de los padres fundadores estuvo mayoritariamente en Dios, se consideran gente religiosa y asis-
marcada por la presencia difuminada, pero decisiva, del puritanismo. ten a la iglesia en gran número ... El desgaste del cristianismo
Juan Aranzadi destaca cuatro aspectos importantes de la cultura entre los occidentales es probable que sea, en el peor de los casos,
político-religiosa que han marcado hasta ahora, a modo de incons- sólo una amenaza a muy largo plazo para la salud de la civiliza-
ciente mítico, los criterios prácticos de actuación política interna por ción occidental ... Los principios políticos son una base poco firme
parte de los estadounidenses y los que han tenido por objeto el orden para construir sobre ella una colectividad duradera ... Sin los Esta-
internacional. En primer lugar, la presencia en el propio contrato dos Unidos, Occidente se convierte en una parte minúscula y
político, de inspiración lockeana, de una supuesta alianza con Dios decreciente de la población del mundo, en una península peque-
que se traduce en la alusión a las leyes del «Dios de la naturaleza» o ña y sin trascendencia, situada en el extremo de la masa conti-
en la introducción de dimensiones religiosas en la propia concepción nental euroasiática. 32
de los derechos hu~anos, al insertarlos dentro de la referencia a los
«dones del Creador». La restricción en una primera etapa de los dere- Elementos de la lógica constituyente de la contranarrativa
chos políticos a una minoría de propietarios que, por influencia del La «contranarrativa» sobre el «verdadero» orden y sentido de ia socie-
puritanismo, representaban al grupo de los elegidos por Dios, sería dad norteamericana, que se había convertido en una demanda a cau-
el segundo de los aspectos de carácter religioso presentes en los pa- sa del 11 de septiembre, llegó a cobrar forma en un texto fundamen-
dres fundadores. En tercer lugar, escribe nuestro autor, «la concep- tal, editado en febrero de 2002, conocido como «Carta de An1érica». 33
ción limitativa del gobierno democrático de la Constitución ameri- El grupo de sesenta intelectuales que lo firman, pertenecientes a los
cana es una herencia del pesimismo antropológico de los puritanos». campos de la religión, de la política o de las relaciones internaciona-
Por último, la huella más destacada y perdurable se encuentra en «la les, son profesores de diversas universidades o miembros de Institu-
concepción del nuevo mundo como un «nuevo Israel» y del pueblo
americano como un «pueblo elegido» con un «Destino Manifiesto»
impuesto por la «Providencia Divina». 3 º No deja de provocar una
31. Cfr. ( 1975), The Crisis ofDemocracy, The Trilateral Comm1ss10n.
32. Huntington, S. P. (1996), El choque de las civilizacionesy la reconfiguración
del orden mundial Barcelona, pp. 365-368. La cursiva es mía.
30. Aranzadi, J. (2001), El escudo de Arquiloco. Sobre mesías, mártires y terro~ 33. Los datos de este escrito se ofrecen en la cita 23. Citaré, en adelante, por
ristas. Madrid, pp. 181-! 82. dicha referencia bibliográfica.

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tos de inves~ación. La obra de los sesenta intelectuales está centra- zadas» habrían significado una revolución económica y cultural. Para
da en la reinstauración de sentido en la sociedad advenida tras los Oriente, sin embargo, largos siglos de decadencia y oscurantismo. «Por
actos terroristas. Es ésta una sociedad que se agita ante la dificultad ello (insiste Maalouf) seguimos asistiendo hoy en día a una alternan-
de encontrar mediaciones teóricas o prácticas que permitan, no ya cia con frecuencia brutal entre fases de occidentalización forzada y fa-
ses de integrismo a ultranza fuertemente xenófobos». La utilizaci~n,
34
justificar los actos terroristas, sino comprender el alcance estratégico
de los mismos, las dimensiones reales de ias fuerzas de destrucción de pues, del término «cruzada» apunta hacia un horizonte de gue:ras m-
que disponen sus autores e, incluso, establecer relaciones subjetivas terminables de religión y vuelve a encender el rescoldo de hendas no
de racionalidad que expliciten las dimensiones ideológicas conteni- cerradas. Más aún, una propuesta tal podría generar no pocos proble-
das en dichas acciones. El verdadero impacto de los miembros de Al mas internos si tenemos en cuenta el alto numero de musulmanes cre-
Qaeda radica en haber conseguido poner en crisis no ya sólo el sen- yentes que son ciudadanos estadounidenses. En una lectura distinta,
tido más inmediato de seguridad de la sociedad norteamericana, lo diversos representantes de la administración Bush habl::ron de un ~un­
cual es explicable, sino el haber originado una situación de auténtico do nuevo de terrorismo generalizado. Las consecuencias de esta m~er­
«punto cero», de percepción de un caos tan radical que causa un va- pretación abrían, a su vez, graves interrogantes desde el punto_ d~ vista
cío profundo de sentido, una inmersión en un «mundo al revés». La del derecho internacional y de la soberanía de los estados. Sr bren el
situación de «perplejidad» por parte de un pueblo o una nación ante Secretario de Estado fue más cauto y habló de <<nuevas leyes para me-
un hecho histórico, la constatación de la presencia de contradiccio- jorar nuestra capacidad de respuesta», algunos P:Ul~entario~ pidie-
nes que se muestran como irresolubles en la conformación de la vida ron inmediatamente el levantamiento de las resmcc1ones que impuso
de un grupo guardan una estrecha relación con el imaginario simbó- Carter a la CIA, la restricción de la «licencia para matar». Para tales
lico de cada pueblo y con los procesos históricos de inserción en el parlamentarios «es necesario 'aprender' de Israel y de su polític~ de ase-
marco de sus relaciones con el exterior. Las interpretaciones de la sinar preventivamente a los palestinos sospech~sos d~ orgam~ar ata-
guerra contra Iraq en esta primera semana de febrero de 2003, gue- ques terroristas». 35 Otros especialistas en _relac1~nes 1~ternac10~ale~,
rra que parece ser ineludible, están mostrando con toda claridad la como lo explicitó Huntington en dedarac10nes mmedratas a Di Zeit,
pluralidad de marcos categoriales e interpretativos de una misma rea- calificaron los sucesos como «un ataque de vulgares bárbaros», que lle-
lidad. Tratan de responder a las siguientes preguntas: ¿cuál es la posi- varían a EE UU a «reforzar decididamente la cooperación con los servi-
ción geoestratégica y la dimensión valorativa del peligro real que cios de otros países». Finalmente, como se sabe, acabó imponiéndose
entra.fía un régimen como el de Sadam Husein, así como los cauces la interpretación de «guerra» para caracterizar el triple atentado re_rro-
propios, en el marco de las democracias, para una acción de castigo? rista, aun cuando no hubiere país alguno al que tales hechos terronstas
El modo de insertarse en la realidad histórica, la narrativa ideo- fueran imputables. El presidente, George Bush, acabaría sancionando
lógica del origen serían, pues, en nuestro caso, lo que podría haber la situación así generada y la definió como «guerra», según la formula-
motivado la vacilante calificación del 11 de "septiembre por parte del ción que se consideró más adecuada, en su «Discurso en el Capitolio»,
gobierno y de los ciudadanos norteamericanos. En los momentos ini- del 21 de septiembre, afirmando que «en nuestro dolor y en ~uestra
ciales, se acuñó la denominación de «cruzada» para calificar la reacción ira, hemos encontrado nuestra misión y nuestro momento. La libertad
de fuerza de los EE UU frente a los terroristas. Un mínimo conocimien- y el temor están en guerra... Libertad y terror, justicia y crueldad, siem-
to de la historia no puede ignorar «los demonios» que despierta dicho pre han estado en guerra y sabemos que Dios no es neutral».
término a partir del 1096, la primera invasión europea de las tierras
árabes. En su reciente libro, Las cruzadas vistas por los drabes, Maalouf
enfatiza la presencia, aún hoy, de aquellas aventuras occidentales de 34. Maalouf, A. (2002). Las cmzadas vistas por los árabes, p. 362.
invasión y saqueo en el imaginario de Oriente. Para Occidente las «cru- 35. Cfr. El País, 17 de septiembre de 2001.

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La tarea, pues, de los firmantes de la «Carta de América» consis- económicas y culturales han interpretado los hechos históricos acae-
tía en generar un nuevo proceso ideológico de orden y de legitima- cidos desde la altura de la nueva conciencia que la sociedad ha toma-
ción para. el pueblo•norteamericano como contranarrativa a aquel do de sí misma, del nuevo. orden en que se intenta estructurar. En
estado de cosas que Bush, en su Discurso en el Capitolio, categorizó cuanto «negación de la negación» del terrorismo como «el desorden
con la expresión: «la noche cayó sobre un mundo diferente». La his- total», «cuya meta es recrear el mundo e imponer sus creencias radi-
toria no ha conducido a ninguna forma concreta de inteligibilidad cales» (Bush), el nuevo statu quo se define, al mismo tiempo, como
última, como algunos apologetas del statu quo habían intentado pro- una sociedad en guerra, la cual se extiende a todo el orbe: «ésta es una
pagar tras los finales de 1989, sino que aquí, en términos de Lévi- lucha del mundo», afirmó Bush. La percepción que ha alcanzado la
Strauss, «es la historia la que sirve de punto de partida para toda nueva sociedad de sí misma como la única forma posible de vida
búsqueda de inteligibilidad». 36 Desde esta perspectiva algunos de los legitima se dobla de la indefinición de la guerra declarada en el tiem-
acontecimientos de la historia moderna, como la fundación de EE UU, po y en el espacio: «el curso de este conflicto no se conoce». La lógica,
la revolución americana o la francesa no pueden seguir siendo trata- en fin, de esta representación constituyente instituye la nueva socie-
das como la totalización última de la historia ni proporcionan el de- dad como una sociedad justiciera: «Ya sea que llevemos a nuestros
finitivo criterio que otorgue una congruencia entre los imperativos enemigos a la justicia o la justicia a nuestros enemigos, así lo cumpli-
prácticos y los esquemas de interpretación. En la «Carta de Améri- remos», en palabras de su presidente.
ca», tras el Preámbulo, el apartado primero se abre con los interro-
gantes: ¿por qué? ¿Por qué quieren matarnos? exponiendo a conti- Fundamentalismo y representación constituyente
nuación: «Reconocemos que a veces nuestra nación ha actuado con· ¿Cuál es el estatuto del referente de sentido al que remite la represen-
arrogancia e ignorancia hacia otras sociedades. A veces nuestra na- tación constituyente que va a ser objeto de los mentores de la «Carta
ción ha llevado a cabo políticas erróneas e injustas ... No podemos de América»? La fuerte impronta de lo que ha venido a denominarse
urgir a otras sociedades que obren de acuerdo con unos principios la «religión civil» norteamericana se reinstituye como su substrato
morales sin que, simultáneamente, admitamos el fracaso de nuestra significativo, de carácter ideológico e inconsciente. Haciéndose eco
propia sociedad en actuar conforme a esos principios». Aunque esta de la afirmación de Eisenhower: «la democracia es la expresión polí-
confesión no puede significar nunca la justificación de la muerte vio- tica de una religión profundamente sentida», Aranzadi destaca la di-
lenta de víctimas inocentes, parece expresar la necesaria revisión ideo- mensión de la «religión civil» propia de EE UU, la cual, en la senda
lógica que llevará a un nuevo proceso constituyente, que muestra teorizada por Bellah, permitiría que un negro fuera presidente de la
ahora dimensiones inconscientes en los propios procesos de creación nación, pese a la dificultad de que se produjera un acontecimiento
de sentido y de legitimación. semejante. Pero lo que resulta imposible, en cambio, es que un ateo
Desde esta posición de reinstauración ideológica del imaginario o un agnóstico lo pudieran ser. Las fuentes de esta «religión civil» las
social y político, la «Carta de América», dada la pretensión teórica de sitúa Aranzadi, en primer lugar, en los textos sagrados, en la Biblia.
refundación que alberga, puede ser leída y examinada en términos de En segundo lugar, la fuente más inmediata de la «religión civil» se
«mito de origen», atendiendo a los procesos de representación que se encontraría en la propia historia del Nuevo Continente-:lVIuchos de
han llevado a cabo por parte de la sociedad norteamericana tras los los hechos históricos relacionados con la independencia y la guerra
sucesos del 11 de septiembre. Una vez pasados los primeros momen- civil norteamericanas son «juzgados como 'reveladores' en la medida
tos de descon~ierto y de estado de caos, las élií:es dirigentes políticas, en que revelan el plan salvífico de Dios en relación con su 'pueblo
escogido', la nación americana, convertida en Nuevo Israei». De este
modo, así como los textos bíblicos actúan como arquetipos, los acon-
36. Lévi-Strauss, C., El pensamiento salvaje, p. 380. tecimientos de la experiencia americana se convierten en los aconteci-

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mientos inmediatos de la nueva revelación, por medio de los cuales inconsciente, está en la base de los procesos de racionalización del
«los fieles de la 'religión civil' interpretan el significado de su vida imaginario social estadounidense que está siendo instituido desde las
nacional Y. los propósitos de Dios en la historia». 37 Esta matriz, pues- instancias del poder y de la cultura dominantes. Este imaginario es
ta de :namfiesto en la «Carta de América», es la que nos permite ca- ampliamente compartido por los blancos, americanos, angloparlantes.
raccenzar el intento racionalizador del nuevo nivel de conciencia de Desde esta perspectiva y en función de los nueyos tiempos recién
la sociedad estadounidense, tras los hechos del 11 de septiembre, como inaugurados, la «carra de América» ofrece el esfuerzo más sistemático
representación constituyente fundamentalista. La tópica denomina- y preciso para fundamentar y legitimar dicho imaginario. Por ello,
da fundamentalista tiene su origen en 12 opúsculos publicados en pues, pasamos a detallar algunos de los eleme~,tos más relevantes ~e
Estado~ ,Unidos a comienzos del siglo XX. En ellos se expresa la pre- dicho prontuario, en el contexto de la recreac10n del orden mundial
ocupacron .de un grupo de creyentes, alineados en el protestantismo que se ha intentado a partir del 11 de septiembre de 2001.
norreamencano, que se oponen a las diferentes hermenéuticas mo-
der~as en t~rn~ a la Bibli~. Los «fundamentalistas», así llamados por El <pueblo americano» como criterio normativo del «demos»
el titulo baJO e1 que publicaron los 12 opúsculos, 38 representan un universal
11:?vi~1iento, dent~o ~el .cristianismo, que defiende una interpreta- La «zona cero», sus escenas de horror, la imprevisibilidad del ataque
cron literal de la Biblia, mcluso en sus aspectos más míticos, como y la destrucción de ciertos símbolos de la vida norteamericana han
las narraciones del Génesis. La vivencia y la relación con Dios la sienten marcado, definitivamente, la reorganización del imaginario de este
amenazada por los avances científicos y las ideas ilustradas. Desde el pueblo. Tras el breve preámbulo del escrito que analizamos, sus auto-
punto de. vista filosófico, polí:ico o cultural, el fundamentalismo puede res se preguntan en el segundo punto: «¿Cuáles son los valores ame-
ser defimdo como «la creencia de que la propia posición en el discur- ricanos?». Se trata tanto de una resimbolización de sus ideales que
s~ es, al mismo :iempo, una m~taposición más allá de sus reglas».39 sirve de contranarraciva frente a los que aducen actuar en función de
Ei «fundamentalrsmo», pues, se mserta en un orden categorial de in- un orden de valores superiores a los representados por el pueblo ame-
terpre~ación ~el mundo que no deja lugar para la discusión y la con- ricano. La pregunta, pues, es un rearme ideológico pero también un
trastacrón racionales de sus principios. El discurso fundamentalista afrontamiento de la mirada del resto del mundo que, dando por des-
sí cabe pone y elimina los elementos del discurso de la modernidad, contada la solidaridad con las víctimas, parece poner en cuarentena
~ale~ ~orno el c~rácter. de hermeneuta insoslayable que adquiere el las dimensiones civilizatorias de EE UU.
md1v1duo o l.a di~ensrón argumentativa que impone la razón, guia- ¿Cuáles son los valores americanos? La respuesta, de un interés
da por l~ exigencias formales de todo discurso con «pretensión» de especial, está determinada en el primer párrafo de la Carra: «A veces
u~1versal1~ad,. fundada en el conocimiento proporcionado por las una nación se ve en la necesidad de defenderse haciendo uso de la
diversas ciencias. En definitiva, lo que se ha llamado «la cultura de fuerza de las armas». De este modo, la reinstitución de los valores
r~ones». Nue.stra tesis, en este momento, apunta al hecho de que el americanos vuelve a hacer referencia a la idea de pueblo elegido, que
«rundamentalismo», como estructura de pensamiento ideológico e ha de hacer presente el carácter cuasi sagrado de su fundación en un
momento de dramática existencia. Por ello mismo vuelven a los orí-
genes, a los padres fundadores de los EE UU. Estos, afirman los auto-
37. Aranzadi, J., ob. cit., pp. 303-304.
res de la Carra, basaron los cimientos de la nueva nación en la «con-
38. El título bajo el cual se publicaron íos 12 opúsculos es: The Fundamentals:
v¡cción de que existen unas verdades morales universales (que los
A testimony to the tmth. fundadores de nuestra nación llamaron «Leyes de la Naturaleza y del
39. Meyer, T. (1990), «El fundamemalismo en la República Federal Alema- Dios de la Naturaleza») y a las que todas las personas tienen acceso».
na», Debats, junio, p. 87.
Se establece así una legitimación de linaje frente a la posible interpre-

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tación de los terroristas como creyentes. En el apartado tercero, que mos en un momento de «guerra» declarada por EE UU, a partir del 11
se establece bajo el interrogante «¿Y Dios?», se autodefinen en los de septiembre, la comunidad mundial de paz y de justicia será el
siguientes términos: «con mucho somos la sociedad más religiosa del resultado de las acciones «de los estadounidenses, que deben estar
mundo ... ciudadanos (que) recitan un juramento de lealtad a una preparados para acciones preventivas» en cuantos países lo crean ne-
'nación bajo la autoridad de Dios' y que proclama en sus tribunales e cesario, afirmó Bush en la academia militar de West Point. Más con-
inscribe en su moneda el lema 'Confiamos en Dios'». La resacralización cretamente, en el Discurso en el Capitolio, el 21 de septiembre de
de la vida personal y civil otorga la seguridad de poseer la verdad, 200 l, el presidente advirtió que «este país va a definir nuestra época,
«aunque nuestro conocimiento individual y colectivo de la verdad es no será definido por ella». De tal modo que el avance de la libertad,
imperfecto». y, con ella, la nueva comunidad universal, «el gran logro de nuestro
La génesis, la forma narrativa de cómo llegó a constituirse la tiempo y la gran esperanza de cada época depende ahora de noso-
nación se convierte, a su vez, en justificación de la sociedad tal como tros», volverá a insistir Bush. Y éste es justamente el planteamiento
está estructurada ahora. Con ello, y si volvemos a atender a la estruc- de los intelectuales que construyen la contranarrativa de la «zona cero».
tura de los mitos, la forma de narrar el hecho contingente e histórico «Nos comprometemos, escriben en su Conclusión, a hacer todo lo
del origen, de lo que sucedió en un princir.io, adquiere la categoría que podamos por evitar caer en las nocivas tentaciones -especial-
de un trascep.dental que consagra y presta sentido a lo que hay ahora, mente las de arrogancia y patriotería... Confiamos en que esta gue-
otorgándole la validez de un deber ser. Lo que existe deviene aquello rra, al detener un mal tan absoluto y global, logre acrecentar la posi-
que debe ser. No hay, pues, un proceso de argumentación racional bilidad de constituir una comunidad mundial basada en la justicia».
acerca de cuál sea el mejor orden constitucional o qué habría de ser La nueva era, la nueva paz, la comunidad mundial serían, pues,
cambiado. La convicción acerca del origen que asiste a los ciudada- el resultado de la guerra generalizada llevada a cabo por EE UU. Ni
nos, por otra parte, en cuanto se rigen por las «verdades morales uni- los intelectuales ni los gobernantes estadounidenses asumen la mul-
versales» derivadas de las leyes de la Naturaleza y el Dios de la Natu- tilateralidad, la incidencia, en el gran espacio público de la ONU, de
raleza, otorga al pueblo la naturaleza de «pueblo de Dios». las propuestas inspiradas por una corresponsabilidad democrática por
La convicción de la existencia de «verdades morales universales», parte de todos los estados. Más aún, como veremos más adelante,
ligadas a la idea de que «todas las personas han sido creadas iguales», hay una radical oposición teórica y práctica a aplicar al pueblo esta-
garantizadas por la tradición religiosa que fundamenta la legitimi- dounidense el propio tribunal de la ONU que EE UU impulsó tras la
dad de la Constitución americana, permite a los 60 intelectuales de Segunda Guerra Mundial. De modo que la paz y la comunidad in-
la «Carta de América» poder aseverar que «esa es la razón por la que, ternacionales a las que se alude en nuestro documento no son más
en principio, cualqúiera puede llegar a ser americano». Esta afirma- que la otra cara de una «pax americana», impuesta por la fuerza. La
ción que, prima facie, podría interpretarse como una religación de la posibilidad de que todos puedan ser norteamericanos no refleja sino
comunidad norteamericana con el resto de las personas humanas en que estos últimos, en razón de ser los depositarios de las «verdades
la corresponsabilidad de hacer posible la existencia de la libertad ha morales universales», se constituyen en la medida y en el prototipo
de ser matizada, según la declaración de sus propios gobernantes. En normativos de lo que debe ser el «demos» universal. Ahora bien, la
la propia Carta, ciertamente, puede leerse, al final del segundo apar- caracterización de estos prototipos normativos de ciudadanía no
tado, que lo que se denominan «valores americanos» no pertenecen implica un compromiso de corresponsabilidad con respecto a las si-
sólo a América sino que «son de hecho la herencia compartida de la tuaciones de asimetría o injusticia en el resto del globo. En la Cum-
humanidad y por lo tanto una posible base de esperanza en una co- bre DE-América Látina, en mayo del 2002, el entonces presidente de
munidad mundial basada en la paz y la justicia». Ahora bien, ¿qué Brasil, Enrique Cardoso advertía de las distorsiones y de las priorida-
clase de comunidad mundial es la que se propone? Puesto que esta- des que se había marcado la Casa Blanca; «Los países que no prestan

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utilidad en la lucha antiterrorista, afirmaba el representante brasile- El estado de excepción como forma de gobierno: moral y religión
ño, son considerados corno marginales y, en consecuencia, no se les frente a legalidad
ayuda». La preeminencia de la guerra y de la imposición de un nuevo Uno de los fenómenos más acusados en la política occidental ha sido
orden estadounidense volvió a estar presente en la XII Cumbre Ibero- el constante solapamiento entre la construcción del Estado liberal y la
americana de jefes de Estado y de Gobierno celebrada en la Repúbli- recaída periódica en el uso del «estado de excepción» como forma po-
ca Dominicana (16 y 17 de noviembre de 2002), que sirvió para lítica práctica. Con este problema ha tenido que luchar conti.nu~me~te
constatar cómo el 43% de la población sigue siendo pobre y se habló el Estado de Derecho en el propio desarrollo de sus formas msmucio-
de una década más perdida en la lucha contra la pobreza. Y en el nales. El penetrante pero parcial e interesado estudio de Ca~l Schmidt
contexto de «pax americana», a la que nos hemos referido, Margarita realizado en su obra: la Teoría de la Constitución, en un mtento de
Iglesias, encargada de la Acción Ciudadana de la CEPAL, afirmaba persuasión que perseguía dinamitar los elementos democráticos más
que el 11 de septiembre «ha servido de pretexto para militarizar los pregnantes, aprovecha las numerosas grietas del Estado moderno para
conflictos sociales, condenándolos como favorables al terrorismo». 4º hacer aparecer en su base aquello mismo que decía haber supera~o.: ,la
Más explícito se ha mostrado Javier Solana en el artículo publicado presencia del poder absoluto de la monarquía, el hecho de la decisi?n
en Harvard International Revew, invierno de 2003. El Alto Represen- política soberana. 42 La realidad histórica, sin embargo, pese a la qme-
tante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común ad- bra de muchos momentos, es más rica y esperanzadora en el orden
vierte sobre los peligros del unilateralismo creciente de la política democrático. Pero no pueden negarse los diversos órdenes de teorización
americana tras el 11 de septiembre y centra su atención sobre el sig- que vienen a paralizar el momento democrático de los estados moder-
nificado de la nueva arquitectura geopolítica. El nuevo orden uni- nos, las prácticas sociales, de inspiración religiosa o procede~tes de
versal, la nueva paz mundial, afirma, fue diseñada tiempo atrás· por tradiciones morales premodernas, que intentan quebrar la validez de
Condoleeza Rice, Asesora de Seguridad Nacional, quien escribió: «La las leyes emanadas de los parlamentos o vaciar de contenido la fuerza
política exterior será con toda seguridad internacionalista, pero tam- políticoracionalizadora que conlleva la institución del espacio públi-
bién procederá de la firme base de los intereses nacionales, no de los co ya sea nacional o de alcance internacional.
intereses de una comunidad internacional ilusoria». El valor ecumé- La perspectiva argumentativa de los ai:tores de la «~arta», hay
nico que se otorga a la nación estadounidense por parte de sus men- que insistir en ello, viene dada por la necesidad ~e con~ahdar c?mo
tores conlleva un elevado grado de escepticismo y de exclusión res- «justa» una guerra reactiva con respecto a los actos te:ro~1stas al ne~­
pecto al resto de las naciones. «Los Estados Unidos, sentenciaría Bush, po que han de legitimar su carácter de guerra generalizada y preve~:i­
son el único modelo superviviente del progreso humano.41 va. El grueso de su escrito está determinado por esta construcc1on
doctrinal, que se especifica, igualmente, en las notas 7 y 9 del texto.
En la nota 7, precisamente, presentan cuatro enfoques «sobre la gue-
rra como fenómeno humano». De las cuatro escuelas que responden
a diferentes enfoques, nuestros autores se adscriben a la cuarta escuela
«que suele denominarse guerra justa: la creencia en que la razón mo-
40. Cfr. El País, 17 de noviembre de 2002.
A este respecto el International Herald Tribune, de 13 de febrero de 2002,
según datos aportados por Skolsky y McMillan, que la opción de estados Unidos
con respecto a los 750 millones de dólares destinados a la ayuda internacional era
la de aplicar 500 millones a entrenamiento militar y 52 millones para construir un 42. Es imposible atender, en el espacio otorgado a un traba!º como este'. la
centro de formación antirerrorista. concepción técnico-jurídica de la teoría del .«Estado de excepc1on» de Schm1tt,
41. Fuentes, C., «El poder, el nombre y la palabra», El País, 9 de octubre de que, a~nque de clara pertinencia en el contexto de nuestra reflexión, excedería con
2002, sección: Opinión. creces las posibilidades del texfo presente.

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ral universal, o lo que también se denomina ley moral natural, puede La afirmación de que existe una ley moral natural que permite
y debe aplicarse a toda acción de guerra». Y lo hacen independiente- establecer verdades morales universales, válidas para todos los hom-
mente de toda la estructura conceptual que la discusión de la «guerra» bres, implica, en primer lugar una concepción cognitivista ele la
hoy implica en el orden jurídico y polemológico. Nuestra cursiva «la moral. 46 Sin embargo, la pregunta sobre el acceso a tales verdades de
guerra hoy» obedece a la notable falta de fundamento de cualquier orden moral y la fundamentación de las mismas no guarda para nues-
analogía entre la justificación que pretende hacerse de la guerra en el tros autores una relación inmediata con procesos racionales que per-
escrito que venimos comentando y la clase de guerras a las que se mitan establecer la validez intersubjetiva de las mismas. No hay aquí,
aplicó la supuesta ley. natural moral. Dicha ley natural, inspiradora de propiamente, una respuesta articulada racionalmente, sino que nues-
los principios morales que profesan los intelectuales de la Carta, remi- tros autores remiten a la narrativa de la génesis de la nación. Los
te al conjunto de instituciones del derecho premoderno, que se ali- padres fundadores, según esa narrativa, partieron de la convicción de
mentaba de fuentes y ordenamientos varios: el Imperio, la Iglesia, los que existían tales principios morales, en virtud de las leyes de la Na-
príncipes, los municipios, las corporaciones. El paradigma jurídico turaleza y del Dios de la Naturaleza. A partir de esa convicción, y
que daba amparo a ese conglomerado del derecho natural tenía su debido a que <<nuestro conocimiento individual y colectivo de la ver-
expresión suprema en el axioma: veritas non auctoritas facit iudicium. dad es imperfecto», podemos establecer un diálogo con otros puntos
La validez de las elaboraciones doctrinales y jurisprudenciales, en di- de vista y con argumentos razonables que persigan la verdad. En de-
cho paradigma iusnaturalista, no dependía de quién hace y cómo se finitiva, sólo si participamos de un ámbito simbólico, que cobra los
producen las leyes sino «de la intrínseca racionalidad o justicia de sus caracteres de ser un ámbito de naturaleza sacra, podremos luego esta-
contenidos». 43 Las guerras a las que respondía el paradigma de la ley blecer una discusión en torno a los desacuerdos prácticos. Ahora bien,
natural eran llevadas a cabo por agentes diversos: la Iglesia, los señores ni la fundamentación de tales verdades morales ni la consiguiente
feudales, tribus bárbaras, ciudades-Estado, las cuales empleaban des- legitimación, a partir de tales principios, de la guerra como justa son
de levas feudales a mercenarios o piratas. 44 La guerra, en cuanto ins- objeto de un proceso de argumentación racional que afecte intrínse-
trumento racional para perseguir el interés del Estado, constituyó, en camente tal convicción o que sitúe el orden de la discusión en el ámbito
términos de Mary Kaldor, una secularización de la legitimidad del
poder, paralela a la evolución en otros campos. En esta misma línea de
análisis, observa Ferrajoli, el positivismo jurídico, nacido al amparo
· de los estados, modificó sustancialmente el concepto de ley. Una nor- 46. La teoría filosófica sobre el cognitivisrno referido a la ética es uno de los
ma jurídica, en este caso, no es válida por ser intrínsecamente verda- problemas más espinosos que hemos venido discutiendo en los últimos cíncuenta
años. Ahora bien, los autores de la Carta no plantean la existencia de «verdades»
dera y justa, sino exclusivamente por haber sido establecida por una morales universales corno un problema filosófico, expuesto, por tanto, a los pro-
autoridad que goza y está dotada de competencia normativa. «iusnatu- blemas de argurnentadón y validez racionales. Por el contrario lo asumen como
ralismo y positivismo jurídico, sentencia el autor italiano, derecho un dato cuya realidad y cuyo fundamento escapan al orden de la discusión por
natural y derecho positivo, bien pueden entenderse como las dos cul- parte de los individuos. Hace tiempo que el filósofo norteamericano J. Dewey, eje
central de la mejor parte de la filosofía estadounidense, refiriéndose a su tradición
turas y las dos experiencias jurídicas que están en la base de estos dos moral, afirmaba que «la presuposición común en el mundo protestante es que los
opuestos paradigmas». 45 hombres en tanto individuos se encuentran dotados de una conciencia, y que esta
conciencia trae al mundo actos y relaciones sociales que pueden aproximarse a sus
más altos dictados. En cuanto se reconoce algo objetivo, algo externo al individuo,
43 Ferrajoli, L. (2001), «Pasado y futuro del Estado de derecho>>, Revista In- normalmente ese algo es de carácter sobrenatural, sea Dios, bien alguno de esos
ternacional de Filosofla Política, nº 17, julio, p. 32. sucedáneos debilitados del sobFenaturalisrno teológico». Dewey,]. (1997), «La moral
44. Kaldor, M. (2001), Las nuevas guerras, Barcelona, p. 32. y el comportamiento de los Estados», Catalán, M., Proceso a la guerra. El programa
45. Art. cit., p. 33. de deslegalización de la guerra (1918-1927), Valencia, p. 28.

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moderno de lo que, con Kambartel, denominábamos una «cultura parte de los jueces. Los ideólogos de la Carta disi.:elven tal contradic-
de razones». El contexto marcado por los ideólogos de la Carta con- ~ión intentando convertirla en «un reto difícil y en un problema nun-
lleva la supresión de dos elementos esenciales de cualquier propuesta ca· resuelto». Este reduccionismo retórico no puede obviar el hecho de
moral: en primer lugar, la libertad de los individuos, puesto que se que, aunque el Estado no se declare represent~tivo de un~ co:ifesió~
ven constreñidos a participar del mundo simbólico sacro dentro del religiosa concreta -teniendo en cuenta que existen en su ª?"1bit~ ~as
cu~ se ofrece la verdad de los principios morales. En segundo lugar, de mil quinientas denominaciones religiosas-, la ~reenc1a rel1g1osa
al situarse la fuente de la normatividad moral en un orden objetivo se sustenta en un núcleo ideológico insuperable que impregna la pro-
superior a los individuos, se elimina una de las dimensiones funda- pia conformación política de la nación. 47 Este núcleo ~e ver~ades re-
mentales de la moral: el carácter de hermeneuta, de intérprete, según ligiosas y morales representa siempre un elemento disrup~ivo en. el
ei cuai es el individuo particular -desde la libertad de su concien- proceso político de toma de decisiones así como una coacción activa
48
cia- quien ha de establecer, a partir del examen de la realidad con- sobre el imaginario de los ciudadanos.
creta, la actuación práctica que ha de asumir. Como consecuencia de La imposición práctica de un imaginario sacro que ~ermea y, .ª
esta cadena de procesos en el orden de la moral se introduce una veces, determina el horizonte político cobra una relevancia y una di-
categorización disruptiva tanto en el orden de la legalidad como en el mensión nuevas cuando se trata de las relaciones que el gobierno de
del juicio político. Sin embargo, al establecer esa especie de moral EE UU ha de establecer, en función del interés nacional, con el resto
sacra a la que nos hemos referido como piedra fundamental de toda de naciones en el mundo. Éste es el nivel de reflexión que nos intere-
decisión práctica, nos situamos en una cultura premoderna, distinta sa destacar, muy especialmente, en la Carta de América. Este escrito,
a ia inaugurada con el tipo de legalidad y de construcción política que responde a la situación terrorista dramá.ticament~ :'ivid~ por los
que corresponden al imaginario de la modernidad, basado en las estadounidenses, proyecta, de forma esencial, la legmmacion para
implicaciones que comporta la idea del «Contrato social». Y como llevar a cabo una guerra preventiva generalizada. La naturaleza de la
consecuencia de la quiebra política y jurídica modernas nos reinsta- «guerra preventiva» conlleva, en este ~aso, e~ pr.op?s.ito de actuar
lamos en el ámbito de la decisión política soberana, esto es, en una unilateralmente v sin someterse a las mstancias JUnd1cas de orden
nueva «excepción» de la legalidad constitucional. internacional, cu~do así lo dicte su propio interés nacional. El nudo
El problema así planteado tiene unas claras consecuencias en la
determinación de los criterios de decisión política dentro de la propia
nación de EE UU, dada la pluralidad de formas de vida laicas que co- 47. Aranzadi distingue, igualmente, entre «una aparente 'secularización del
bran cuerpo dentro de su territorio. Los autores de la Carta recogen Estado', que no es en modo alguno -como la Decl:ira~i?n de .In~epend~ncia .mues- ,
esta problemática con la aseveración de que «tenemos un régimen tra- autonomía respecto a la religión y a los pnnc1p10s cr~st~anos, smo s.1mple-
laico ... una sociedad en la que la fe y la libertad puedan marchar con- mente 'neutralidad' e independencia formal respecto a las d1snntas confesiones y
juntamente, cada una dignificando a la otra». Ahora bien, los autores 'denominaciones'». En: ob. cit., p. 301.
48. Podría citarse, como una de las últimas denuncias de tal coacción ciuda-
no dejan de reconocer que sus ciudadanos «recitan un juramento de dana, el caso del físico Michael Newton. Este ciudadano estadour:idense qu~ se
lealtad a 'una nación, bajo la autoridad de Dios'». El hecho, pues, es siente ateo recurrió ante los tribunales para que su hijo no fuera obligado a reCitar
que, aunque se proclama la separación entre el estado y las iglesias, se cada mañana, en el colegio, el juramento de lealtad «a la república que representa
obliga a «que el propio gobierno someta su legitimidad y sus actos a una nación ante Dios». Dos de los tres jueces nombrados a tal efecto votaron a
favor de !a reclamación. Las presiones políticas y religiosas, sin embargo, ll.evaron
un armazón moral más amplio, que además no ha sido creado por él». a la revisión del proceso, en junio de 2002, forzando al juez Alfred Goodwm, que
La contradicción no puede ser mayor entre la idea de secularización había apoyado l; demanda, a retirar su vot~. De este mod~'. Newto~ perdió ~l
así como de separación entre Iglesia y Estado y el juramento de lealtad juicio y su hijo, de modo obligatorio .Y sin h~ertad de ele.cc'.on, habra de seguir
«a la autoridad de Dios» tanto por parte de sus gobernantes como por asumiendo «religiosamente» el comemdo del ¡uramento diano.

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gordiano, tanto teórica como prácticamente, de la actuación guber- dario de la guerra del Golfo, argumentó, en su día, que la caracteri-
namental estadounidense y de la construcción ético-política de los zación más pertinente de dicha guerra habría de ser la de «guerra
ideólogos orgánicos consiste en la justificación de la guerra caracteri- justificada», de ningún modo la de «guerra justa». Los EE UU y sus
zada como preventiva, elevada a la categoría de «guerra justa» que, aliados habrían actuado como vicarios temporales de una tarea que
en su máxima tensión patriótico-moral, solapa y suprime -en el competería a la ONU, necesitada de una fuerza policial internacional
límite- el orden normativo jurídico internacional. adecuada. Los autores de la Carta de América, por tanto, parece que
¿Cuáles son los argumentos que se utilizan en la carta para justi- pretenden ignorar, en primer lugar, ei propio compromiso de EE UU
ficar este entramado de conceptualizaciones y formas de actuación? con la ONU. En segundo lugar, dichos ideólogos ocultan que el nue-
En primer lugar, como escriben en la nota 9, sería una novedad his- vo estatuto epistemológico de las ciencias jurídicas nace ligado al
tórica recabar la aprobación de una instancia de justicia internacio- nacimiento del Estado de Derecho como Estado legislativo de dere-
nal, como la ONU, para otorgarle al juicio de dicha institución el cho. Las normas jurídicas nacionales o internacionales, a las que ha
valor de «último recurso» en la teoría de la guerra justa. Una exigen- de atenerse tanto la declaración como la caracterización de la guerra,
cia tal es juzgada como «proposición problemática», arguyendo lo deben su validez al hecho de ser dictadas por una autoridad con com-
siguiente: «la aprobación por un organismo internacional nunca ha petencia normativa. La actuación política que sostiene la idea de una
sido considerada por los teóricos de la guerra justa como una exigen- «guerra preventiva» toma~a como «guerra justa» estaría invalidando,
cia justa». Esta consideración resulta extraordinariamente sorpren- por tanto, la legalidad vigente del derecho internacional, aún admi-
dente si tenemos en cuenta que fue, precisamente, una iniciativa de tiendo sus actuales limitaciones. Una vez más, se pretende instaurar
los EE UU la que impulsó la creación, en 1945, de la ONU, tras el el estado de «excepción» como forma de actuación jurídica y política,
horrible medio siglo de guerras mundiales. Este organismo interna- suplantando la validez de las leyes establecidas. 49 La formulación de
cional habría de dirimir, en todos los conflictos planteados entre las la idea de «guerra preventiva», que puede afectar a cuantos estados
naciones miembros de dicha institución, el tipo de acción a llevar a crea oportuno el interés nacional, viene a asumir, de hecho, ia tesis
cabo. ¿Cómo es posible argumentar que no hay precedente histórico schmittiana según la cual una prescripción jurídica sólo puede esta-
de mediaciones institucionales de carácter internacional? La única blecerse por una decisión política absoluta. El pensamiento jurídico
respuesta posible es percibir que los autores intentan argumentar a normativista se reduce a un valor meramente instrumental que, en el
favor del íus adbellum, de la «guerra justa». Esta propuesta, desde las caso de una extrema necesidad (extremus necessítatís casus, en térmi-
instancias religioso-civiles que asumen sus autores, responde a pre- nos de Schmitt), pierde vigencia y valor ante el elemento decisionista
supuestos premodernos de orden jurídico, moral y religioso, con los del poder, poder soberano (Bodin) que se sitúa fuera y por encima de
cuales se habían legitimado las supuestas guerras justas. Desde la re-
volución del derecho positivo moderno así como desde el más actual
y radical cambio del ordenamiento jurídico que, en términos de
Ferrajoli, consiste en '<<la subordinación de la ley a los principios cons- 49. El argumento del ius ad bellum, de la «guerra justa» que se esgrime en la
Carta de América es del mismo tipo de aquél que llevó a La civilitd católica, la
titucionales», no es posible hablar en términos de «guerra justa». La
influyente publicación de los jesuitas italianos, en 1936, a justificar la agresión y
idea de guerra justa remite, o bien a un imaginario sacro, al que he- colonización de Etiopía en base al derecho natural de los italianos -que ya eran
mos hecho referencia, o bien sería tributaria de un sistema metafísi- numerosos y en expansión demográfica- a invadir aquellos territorios africanos,
co desde el que se pudiera demostrar que la supuesta guerra justa los cuales estaban poco poblados y mal cultivados. «La expedición colornai, escribe
responde a los fines últimos de la humanidad. En este sentido, es Zolo, debía entenderse como una defensa legítima preventiva contra el auténtico
agresor: el pueblo etíope, que se negaba a ceder espontáneamente su país a los
significativo que Habermas, un autor tan ampliamente reconocido italianos». Cfr. Zolo, D. (2000), Cosmópolis. Perspectivas y riesgos de un gobierno
por su obra centrada en los campos de la ética y de la política, partí- mundial, Barcelona, p. 134, nota 80.

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la ley. Este proceder, en el caso de los ideólogos de la Carta, se justi- comentario de un funcionario de dicho organismo, según el cual
fica recurriendo a campos de ordenamientos normativos objetivos someter a la ONU la validez de la guerra que se proponen llevar a
cuyo contenido y fundamentación son externos, ajenos a la argu- cabo «puede llegar a ser un proyecto suicida», tal como se lee literal-
mentación así como a la legitimación política y jurídica vigentes. La mente en dicha Carta. El núcleo de este segundo argumento apun-
usurpación de la razón por supuestos fundamentos últimos, en este ta a una de las dimensiones más específicas de lo que significa la
caso concreto principios morales de naturaleza religiosa o de pres- idea de una comunidad regida por una «religión civil», cuya génesis
cripción «natural», implica la negación de la libertad de los indivi- así como los acontecimientos históricos que les conciernen cobran
duos, que se verían constreñidos a admitir un conjunto de conteni- el especial papel de datos que ponen en evidencia un plan provid.en-
dos no sujetos.a su control. Se eliminaría de este modo el principio cialista. Este tipo de experiencias es lo que produce en ellos la im-
ético que atribuye a los individuos particulares el irreductible papel pronta, la convicción de ser un «pueblo esco~ido». El cor:ipromiso
de hermeneutas de sus propias opciones prácticas. La propuesta de con el armazón moral de un estado que, segun la expresion de los
los mentores de la carta de América suplanta así el proceso constitu- autores, «no ha sido creado por él» sino que se halla «bajo la autori-
yente mismo de la razón moderna. La apuesta por la razón, de raíz dad de Dios», proporciona, por otra parte, la argamasa de un pa-
ilustrada, que hacemos nosotros frente a «las leyes de la Naturaleza y triotismo que no puede ser dictado más que por la propi~ c~mu­
al Dios de la Naturaleza» tiene, y es algo que quisiéramos destacar, nidad a la que se pertenece. El rechazo, la falta de reconocimiento
unas fuertes exigencias epistemológicas y ético-políticas. «La razón de la ONU o de cualquier otro organismo internacional responde a
tiene, qué duda cabe, un fundamento; su fundamento es una real la idea de un pueblo que sólo se reconoce vinculado a sí mismo y a
'cultura de la razón'». 5º su providencial historia y desti_no. 51 Esta. au,to_vinculació~ patrióti-
El segundo argumento utilizado por los autores norteamerica- ca, moral y sagrada, de claros tmtes sotenologicos, constituye el re-
nos tanto para justificar la denominación de «guerra justa» como verberar de la «religión cívica» que protagonizó Georg W Bush en
para legitimar la «guerra preventiva» consiste en destacar que la ONU su Discurso sobre el Estado de la nación, 28 de enero de 2003, afir-
sólo puede tener una misión humanitaria. La ONU no es, cierta- mando, una vez más, que «lucharemos por u~a causa justa y de
mente, un tribunal que expida certificados de moralidad o de vida manera justa». El carácter intrínsecamente valioso de esta guerra
religiosa adecuada. En esa medida, su relación con respecto al uso justa remite a la actitud de sagrada escucha que inspira la actuación
de la fuerza está contemplado en la legislación internacional con de EE uu como pueblo: «No decimos que conocemos todos los de-
referencia a dos casos específicos: el de legítima defensa por parte de signios de la Providencia, pero confiamos en ellos y ponemos nu~s­
una nación agredida (art. 51 de la Carta de la ONU) o el de situacio- tra confianza en el Dios que nos ama, responsable por toda la vida
nes de claro y grave peligro para la existencia y convivencia entre las y por toda la historia». Este contexto explica, por un lado, la di-
naciones. El intento de minusvalorar el papel de la ONU por parte mensión salvífica que se atribuye a la violencia: «Si se nos fuerza a la
de los autores de la Carta sólo conduce a un debilitamiento de su guerra, lucharemos por una causa justa». Por otro lado, el entrama-
difícil papel en el concierto de las naciones así como a justificar el
uso indebido -de la fuerza en decisiones unilaterales por parte del
o de los más fuertes. Es sintomático, desde esta perspectiva, que la
argumentación contra la ONU venga a cobrar fuerza en razón del
51. Desde otra dimensión del problema, a propósito del acuerdo de 1928
para ilegalizar la guerra, escribía críticamente J. Dewey: «Los efectos moralme~,te
mortíferos de la aserción de una «moralidad más alta» por parre de una nac10n
residen en su cínico desprecio por la posibilidad de una a~ociacíón de ·naciones
50. Wellmer, A. (1994), Ética y diálogo, Barcelona, p. 189. donde pudiera darse una regulación moral».

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do moral sobre el que se basan las acciones de guerra convierten a la las decisiones políticas. El modo de gobernar se establece a partir de
nación en <<Una nación fuerte y honorable en el uso de nuestra fuer- la total homogeneización ideológica de los ciudadanos que se iden-
za. Ejercemos el poder sin conquista y nos sacrificamos por la liber- tifican con el supuesto de «grave amenaza» y dan lugar al tipo de
tad de desconocidos». Finalmente, las dimensiones de inevitabilidad decisión política soberana, remedo del monarca absoluto. La justifi-
de la guerra y la excelencia axiológica de tales acciones se sitúan en cación última del proceso que lleva a la idea de guerra justa queda
el horizonte de «acontecimientos históricos» que traducen un cierto expuesto en el apartado 4 de la Carta, en el cual puede leerse lo
milenarismo civil, el cual espera una renovación de la comunidad siguiente: «La idea de una 'guerra justa' está ampliamente funda-
mundial: «La libertad que estimamos es derecho de cada persona y mentada y enraizada en muchas de las diversas religiones ... La no
no es un regalo de Estados Unidos al mundo; es el regalo de Dios a consideración de la moral con respecto a la guerra es en sí misma
la humanidad». 52 una posición moral-la que rechaza la posibilidad de la razón, acepta
Los dos argumentos que hemos expuesto acaban colocando la la ausencia de normatividad en asuntos internacionales y capitula
decisión de la guerra fuera de cualquier legalidad. El «estado de ex- ante el cinismo». Así, la insistencia en suplantar al estado legislativo
cepción» cobra carta de naturaleza como el referente constante de de derecho, en contraponer a la nueva organización estatal de ciu-
dadanos libres, que ostenta la idea de soberanía nacional, el mante-
nimiento persistente del lema premoderno de verítas non auctoritas
focir legem, conlleva la quiebra del concepto de autoridad dotada de
52. La decantación, en el presente, del pueblo norteamericano en la milenarista normatividad jurídica. Pues es este concepto, expresado en la máxi-
actitud de pueblo escogido, de exaltado patriotismo y de depositario de su «reli- ma: Auctoritas non verítas focít legem el que está en la base del Esta-
gión civil» ha creado desazón y, en ocasiones, xenofobia en y frente a las minorías
multiculturales de muchos de sus ciudadanos. Una de las voces hispanas más res-
do democrático moderno. La consecuencia de esta regresión al or-
petuosas con ias virtualidades integradoras de la nación estadounidense, aun en den de lo sacro o de la moral natural premodernos va acompañada
medio de crisis períódicas, es la que corresponde a Luis Rojas Marcos, ex presiden- de una deriva de especial gravedad: «criminalizar», en cuanto hereje
te del Sistema de Sanidad y Hospitales Públicos de Nueva York. Tras una larga o «inmoral», a todo ei que se considere adversario o enemigo. La
inserción como psiquiatra en la vida neoyorquina durante 35 años escribía, en el
criminalización acaba extendiéndose a las poblaciones respectivas
mismo día en que yo finalizaba este trabajo, lo siguiente: <<A raíz de los espantosos
sucesos del 11 de septiembre de 2001, los sentimientos generalizados de miedo, de los estados «demonizados», lo que conlleva la justificadón de la
incertidumbre y vulnerabilidad que se insta'laron dentro de Estados Unidos trans- destrucción masiva «humanitaria». La recuperación, por parte de la
formaron de golpe esta sociedad. Como consecuencia, se revitalizó la exaltación administración Bush, del concepto de «estados canallas» -denomi-
del orgullo nacional, se disparó el espíritu patriótico y se avivó el ánimo de filia- nación que, por inapropiada, la abandonó la administración Clinton
ción y de unida,d. Mas, simultáneamente, se fomentó el apoyo ciego a políticas
autoritarias y represivas que en condiciones normales no hubieran sido toleradas. en junio de 2000- así como su utilización arbitraria e indiscri-
Casi sín oposición, los gobernantes nacionales han impuesto medidas hostiles y minada mina la idea de soberanía estatal y acaba afectando, en el
discriminatorias que recortan las libertades democráticas y los derechos humanos límite, por efecto boomerang a los mismos que así los designan, es
de grupos foráneos. decir, a la soberanía de los que guerrean. Los que llevan a cabo la
»De esta forma, la terrible tragedia que supuso el 11-S fue pronto entrelazada
con actitudes mezquinas, suspicaces y deshumanizantes hacia los inmigrantes, «los
guerra y los que la padecen, una vez roto el derecho internacional,
otros». Hoy, las minorías, incluida la hispana, corren el riesgo de servir de chivos todos serían de facto «estados canallas».
expiatorios y convertirse en espejos en los que los líderes de la sociedad mayorita-
ria reflejen sus frustraciones, sus terrores y sus fobias sociales. Guerra contra el, mal absoluto: guerra justa
»Cada día somos más los convencidos de que este brote xenófobo que afron-
tamos representa un grave peligro para la armonía multicultural de Estados Uni-
La tercera línea argumentativa de la Carta que deseo destacar es la que
dos». Rojas Marcos, L., «Hispanos en EE: una convivencia en peligro», Opinión, establece la razón por la cual la guerra que se inicia cobra la caracteri-
El País, 17 febrero 2003. zación de «guerra justa». El escrito se cierra de forma redundante y

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contundente con el núcleo argumentativo de toda la teorización: se
en función de su capacidad de destrucción, ello propiciaría el marco
trata de llevar a cabo una lucha contra el mal, en este caso, contra el
53 más ~decuado para enfrentar el reto del terrorismo. Es sintomático
mal absoluto. «Confiamos en que esta guerra, escriben, al detener un
en este sentido que uno de los firmantes de la Carta, Samuel P. Hun-
mal tan absoluto y global, logre acrecentar la posibilidad de construir
tington, experto en relaciones internacionales y en formas de con-
una comunidad mundial basada en la justicia». Es difícil obviar el
trol político de grupos y naciones, formulara la propue:ta de u~a
hecho de que tales afirmaciones tienen la gravedad y la convicción de
interrelación de todas las policías del mundo como la rorma mas
certeza_rropia ?~una sentencia pronunciada bajo una inspiración de
apropiada para enfrentarse a grupos terroristas ampliamente exten-
claros tmtes reltg10sos y con el marchamo de una cruzada universal de
didos y dispuestos clandestinamente según métodos de redes .Y. ~o
orden salvífico. Por otra parte, resulta seguramente excesiva esta iden-
jerárquicamente centralizados. Esta tesis ha cedido ante la dec1s1on
tificación del bien universal con la actividad guerrera de EE uu, en
belicista de la administración.
cuanto sujeto liberador del mal total y absoluto, si atendemos a los
La justificación de una guerra que, según el secretario de Defen-
datos que nos ofrece la historia. En el último siglo, más concretamen-
sa de EE UU, obligará a llevar las acciones bélica§ a más de 60 países,
te, de 1890 a2001, EE UU ha sostenido 134 actuaciones bélicas en 53
no parece compadecerse con la idea del unilateralismo to_tal por parte
escenarios diferentes, cifra no superada por ninguna otra nación.54
de una sola nación, la estadounidense, que se arroga, baJO el supues-
. ¿Cuál es ese «U:al absoluto» del que se habla en la Carta? Hay,
to de la legítima defensa, la iniciativa de este tipo de guerra total. En
sm duda, un dato cierto y que nos ha de hacer reflexionar. Este dato,
primer lugar porque, como argumentan los autores de la Carta en ~l
ofrecido por los autores, es el número masivo de muertos por la ac-
apartado 4, «una guerra justa sólo la puede llevar a cab~,u~a auto.n-
ción terrorista en Nueva York y la posibilidad de que tales acciones
dad legítima y responsable del orden público» ..La cuest1on,1~med1a­
se repitan, dados los medios técnicos sofisticados, en orden a perpe-
ta es quién determina y cómo .que un~ auto:1da~, sea leg1t1ma con
trar muer~es de grupos ~e personas, que pueden adquirir ciertos gru-
referencia a los demás. Hasta ahora la mcardmac10n de los Estados
?ºs t~rronstas. Ahora bien, resulta a todas luces desproporcionado en la ONU otorgaba un dudoso reconocimiento de legitimidad a sus
identificar estos grupos terroristas y sus acciones con la quiebra to-
miembros, más de 144 países. Ahora bien, si se elimina la ONU, ¿qué
tal de la humanidad. El reconocimiento de la pluralidad de los gru-
mecanismo y qué criterio normativo puede otorgar a un Estado la
pos terroristas habría de implicar el mayor de los esfuerzos por re-
caracterización de Estado legítimo para actuar bélicamente? En un
componer las estructuras jurídicas y políticas de una organización
momento histórico en que se considera que un Estado con un pro-
de los estados, como lo es la ONU. La presencia de los estados en una
yecto tal ha de ser reconocido por todos los demá~ ¿quién po~ría
o_rg_ani~ac~ó~ de cará~ter global debería estar estructurada según prin- asumir la empresa de una guerra declarada por un pa:s que se arnbu-
c1p10s Jund1cos que ligaran a todos los países en torno a los derechos
ve una misión salvífica con respecto a toda la humamdad y se propo-
universales_de las personas, y no en función de los más restrictivos
~e instituir «una comunidad mundial basada en la justicia», como
ligados a la ciudadanía. Si se dieran así verdaderos procesos demo-
afirman los ideólogos que suscriben este planteamiento?
cráticos de participación, sin la existencia de veto para ciertos países
La radicalidad de esta propuesta tiene su base en la argumenta-
ción planteada en la nota 9 y que podríamos especificar en l~s apar-
tados siguientes. En primer lugar, en orden a evaluar rac10nal y
53. No creo que esta conceptualización del «mal» en la «Carta de América» críticamente la propuesta que se formula, no se puede soslayar. uno
guarde ninguna relación teórica real con la retórica del «eje del mal», empleado de los elementos cruciales implicados: en el momento actual existen
por la administración Bush. armas de destrucción masiva, repartidas entre varios estados, capaces
. 54. Puede consultarse el detallado estudio y análisis que, sobre tales acciones de destruir el mundo en su totalidad. En segundo lugar, en este con-
bélicas, ha llevado a cabo Johan Galtung (2002), Searchingfar Peace, London.
texto de posibilidades de devastación total, los intelectuales estado-

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unidenses, que defienden como «justa» la guerra emprendida en pri- que no pudo realizarse en la «Vieja Inglaterra europea». 55 El presiden-
mera instancia contra Afganistán y más tarde en los escenarios que te John Adams sentenciaría que <<nuestra constitución está hecha sólo
estimen oportunos estatuyen que no h_a¡: ninguna institución jurídi- para una gente moral y religiosa... Es absolutamente inaclecuada para
ca internacional ni de ningún otro cipo de alcance global tal que pueda el gobierno de otra clase de comunidad». Esta comunidad es la que,
entender y dictaminar sobre la legalidad y la legitimidad de esta gue- andando la historia, está dispuesta, por fin, para «la batalla de
rra. La existencia de un «tercero» mediado¡;, argumentan, no tiene Armagedón y la Segunda Venida de Cristo», en palabras de Ronald
precedentes 'históricos y, en la actualidad, no hay ninguna instancia Reagan. El presidente Bush, tal como señalábamos, en el «Discurso al
que pudiera ejercer tal función. En tercer lugar, habríamos de pre- pueblo de EE UU», del 21 de septiembre de 2001, enfatizaba que su
guntar quién determina, pues, que la guerra en perspectiva responde país «definirá nuestra época... en nuestro dolor y rabia hemos hallado
a la idea de «legítima defensa», siendo así que se trata de una guerra nuestra misión y nuestro momento». Los politólogos estadouniden-
que se presenta como ilimitada en el espacio e indefinida en el tiem- ses, por su parte, no han dejado de señalar la peculiar característica
po. Asimismo, habría que preguntarse quién justifica la interpreta- que subyace a la idiosincrasia norteamericana y que conlleva «la nece-
ción de estas acciones bélicas sin término como «guerra justa» y, en sidad de definir su papel en un conflicto diciendo que está en el b:mdo
fin, quién sustenta y cómo el supuesto de que tal guerra ha de ser de Dios contra Satán, de la moral contra el mal». El propio Lipset no
asumida por el resto de las pobiaciones como una guerra de valores deja de sorprenderse ante lo que denomina «paradojas de la cultura
morales universales en favor de ia humanidad cuyo fin es establecer norteamericana»: la presentación de una misma base de creencias para
una «comunidad universal justa». Puesto que no hay precedentes justificar tanto los fenómenos sociales beneficiosos como los pernicio-
históricos de la existencia de una instancia que determine la perti- sos. 56 Desde esta misma perspectiva cobra especial interés el hecho de
nencia de un proyect9 bélico tal, y tampoco disponemos en la actua- que algunos de ios filósofos norteamericanos más críticos con ciertas
lidad de una institución adecuada a tales propósitos, ¿qué base nos dimensiones de la filosofía proveniente de la Ilustración, aquellas que
queda para razonar acerca de todas estas cuestiones? Sin duda, la única han tenido especial presencia en la «vieja Europa», acaben, contradic-
respuesta se encuentra en el propio texto y en el contexto, muy signi- toriamente, reivindicando para EE UU el mismo legado de pensamien-
ficativo, de la Carta: en el hecho de la existencia de un pueblo de tal to que tan radicalmente denostaban. Tal es el caso, por ejemplo, de
naturaleza que puede ser asumido como el representante de la huma- Richard Rorty, filósofo muy traducido y conocido en España. Rorty
nidad. La acción criminal terrorista contra un pueblo de tan excelsa lleva a cabo una crítica continua de ciertas interpretaciones de la mo-
naturaleza le otorga el derecho especial de interpretar que el peligro dernidad que en la vieja Europa se tradujeron en la defensa de una
de sucumbir a las acciones terroristas sería equivalente a la desapari- concepción de la historia que suponía un proceso de superación con-
ción de lo que puede ser considerado como el estado humano supe- tinua en el orden del progreso, representado especialmente por las es-
rior, el más valioso logrado históricamente por la humanidad. La tructuras sociales y políticas que ios países europeos preconizaban. Esta
posibilidad de que las acciones terroristas pusieran en peligro su exis- filosofía de la historia, que venía a legitimar las opciones de la vieja
tencia supondría de este modo el camino más corto para acabar con Europa, responde -al decir de Rorty- a «la inclinación feudal» de
el orden normativo que ha contribuido en mayor medida a generar los europeos, que piensan sus actividades temporales como si respon-
«verdades morales universales». dieran o estuvieran al servicio de poderes superiores, atemporales. El
El legado de los Padres Fundadores alimenta, ciertamente, esta rechazo de este tipo de pensamiento, escribe Rorty, «se identifica con
autodesignación milenarista, apoyada en la «religión civil» dominan-
.te, decantada en lo que insistentemente presenta Aranzadi como «la
experiencia americana misma», interpretada siempre de modo
55. Aranzadi, J., ob. cit., p. 304.
providencialista y que genera «la comunalidad de la fe civil», aquella 56. Lipset, M. (1997), American Exceptionalism, Nueva York-Londres.

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el orgullo de los norteamericanos de ser los últimos hijos e hijas del rio». El sentido de las intervenciones inspiradas por esta «Voluntad de
tiempo, la avanzadilla mds occidental del Espiritu». 57 La afirmación imperio» se recrea continuamente en l?s m~rcos ~e. inter~re.taciones
última resultaría imposible de enunciar si no se insertara, en contra- morales y religiosas que prestan una cterta aurea eti~o-uropi~a a sus
dicción con los propios supuestos de Rorty, en una filosofía de la his- intervenciones bélicas y a sus imposiciones económico-políncas. _Es
toria que presta sentido a la hipótesis de ser «los últimos hijos e hijas más: la pretensión filosófica de representar un nue~o paso evo_luu~o
del tiempo» y la «avanzadilla más occidental del Espíritu». ¿Quién puede en el orden del Espíritu y de constituir la avanzadilla de la histo:ia
. .e
cert11icar que EE UU representa la etapa superior de Europa, la más pretende justificar su incontinencia y arbitrariedad en ~l forzado i?--
avanzada en el orden del pensamiento, más allá del irrelevante «cono- tento actual de imponer coercitivamente <<Una comumdad mundial
cimiento» de que sus ciudadanos sean descendientes biológicos de esta basada en la justicia». Esta voluntad imperiosa de justicia, sin embar-
parte del Atlántico? La contradicción de la posición rortyana pone de go, nos aparece como la negación de aqu~llo misi;io que afirma. ~l
manifiesto el nuevo nivel de autocomprensión del pueblo norteameri- nuevo lenguaje de la guerra y de la segundad esta sofo_cando l~ si-
cano que, en la fuerza de su «juventud» y de su desarrollo tecnológico, mientes del Premio Nóbel de la Paz otorgado a las Naciones Umdas
incluido el militar, se percibe también como el representante de un en 2001, que presagiaba la posibilidad de una cooperación ~ una
nuevo orden de realidad humana «de mayor rango axiológico» en el corresponsabilidad moral y política de todos los pueblos de la tierra.
orden del saber y de la moral. Expresándose de una forma que tiende Es significativo que un alto cargo gubernamental, er: el ,verano de ~002,
a velar sus «inaceptados» presupuestos histórico-filosóficos, Rorty lle- con motivo de la presentación del Informe de Ammsua_ lntern~ci.onal,,
ga a asumir en forma performativa aquello que niega argumentativa- afirmara: «El papel que ustedes desempeñaban se ha vemdo abaJO )Unto
mente, a saber, que ellos representan hegelianamente el último estadio con las Torres Gemelas de Nueva York». Michael Ignatieff, director
de la historia tal como lo había formulado Europa: «la occidentalización del Centro Carr de Política sobre Derechos Humanos de Harvard, se
del espíritu, como el nuevo paso evolutivo más allá de Europa».5 8 ha mostrado más taxativo aún: «El problema (escribe) es saber si tras
el 11 de septiembre la er~ de los derechos ~ui;ianos ha l~ega~o a s~
Hacia «el mito dindstico» fin». Irena Khan, secretaria general de Ammsna lnternac10nal, escn-
Pero, ¿en qué consiste «el mal absoluto» que justifica una guerra glo- bía en junio de 2002, en el prólogo a su informe anual, que
bal tal que se presenta, rememorando tiempos ya pasados, como una
«guerra justa»? En nuestra reconstrucción hemos tratado de poner de a medida que la «guerra contra el terrorismo» fue dominando el
manifiesto la gramática profunda del sentido inconsciente que inspi- discurso de la prensa mundial, los gobiernos empezaron a rep:esen-
ra la representación mítica constituyente en que se ha plasmado la tar a los derechos humanos como un obstáculo para la segundad y
autocomprensión del pueblo estadounidense. El retorno a los «oríge- a los activistas de derechos humanos como idealistas románticos en
nes» nos ha hecho comprender nuevos niveles que actúan en el imagi- el mejor de los casos, y en el peor como «defensores de terroristas».
nario vigente. Así, se ha mostrado la enfatización de una «comuna-
lidad» que se proyecta, más allá de su entorno, en acciones bélicas de Y a ello colaboraron las primeras disposiciones de los gobiernos
influencia en espacios geográficos amplios y plurales, en los que se de Inglaterra y de EE UU acerca del con~rol y del .encarcela_mie~to
dibuja lo que hoy podemos apreciar como «una voluntad de impe- temporal de muchos miembros pertenecientes a diversas mmonas,
especialmente árabes o de adscripción mus~i:iana.
Por otra parte, en la línea de los acontecimientos generados por y
a partir de la interpretación de la guerra ya iniciada, llama la atención
57. Rorty, R. (1993), «Norreamericanismo y pragmatismo», lsegoría, nº 8, la escasa, por no decir nula delimitación del sentido del «mal absolu-
p. 18. La cursiva es mía.
58. Rorry, R., art. cit., p. 9. to» por combatir, justo para lo cual se nos convoca en la Carta. Me

103
102
interesa por ello insistir en la misma línea en la nula atención que los III. EL CONCEPTO DE IMPERIO EN LA ERA
autores de la Carta, desde sus supuestos morales y religiosos, prestan al DE LA GLOBALIZACIÓN
hecho de que las constituciones modernas, al establecer los derechos
fundamentales, adscriben a ias personas, y no a ios ciudadanos sola-
Rodolfo Calpini'
mente, los denominados derechos políticos. Los derechos políticos,
que algunos llaman derechos civiles, tienen ya un reconocimiento
universal en función del hecho de ser personas. Entre estos derechos se
encuentran los de libertad de expresión, los de libertad de creencias,
los derechos á acceder a la justicia, etc. Por tanto, no se puede suplan-
tar ni la voluntad de los individuos ni las formas institucionales que
pueden defender y garantizar tales derechos, históricamente conquis-
tados, en función de los -supuestos- valores humanos universales Ante nuestros propios ojos se está materializando día a día el nuevo
«verdaderos». Esta decisión, suplantadora de todos los órdenes políti- imperio. Después del ataque a los símbolos del poder norteamerica-
cos y jurídicos, conlleva el supuesto de que existe una autoridad o un no aún no ha empezado una reflexión global sobre nuestra civiliza-
tribunal moral dotado de legitimidad universal y con poder coercitivo ción y sus lacras, pero un año después se ha levantado el espectro del
para imponer la legalidad que tal autoridad dice ostentar. El momento imperio, que se presenta como el imperio del Bien contra el imperio
histórico en el que se instituyó la idea de la «guerra justa» respondía, del Mal con un ienguaje de una concepción teocrática maniquea de
realmente, a la existencia de una autoridad moral, con poder legal in- raiz orientalista; esta concepción junto ai poder destructivo de la tec-
ternacional, como fue el caso de la Iglesia católica durante la Edad nociencia se presenta con unos dogmas y mandatos divinos total-
Media. 59 Como señala Zolo en sus anotaciones a la idea de «guerra mente ajenos a la declaración universal de los Derechos Humanos de
justa», cualquier guerra emprendida contra la autoridad cosmopolita la ONU del año 1948.
de la Iglesia era declarada «guerra injusta», así como aquellos que se El imperio se presenta como una soberanía global, quiere decir
alzaban contra la cristiandad eran considerados infieles, proscritos o superiorem non recognoscem, que no está sujeta a ias leyes y conven-
criminales. De tal modo que venía a establecerse este círculo: eran la ciones internacionales; rechaza nuevos y viejos compromisos jurídi-
Iglesia y sus intereses los que determinaban tanto la guerra que había cos internacionales, desde la Corte Penal al Protocolo de Kioto, pa-
de llevarse a cabo cotno su caracterización de «guerra justa», indepen- sando por la Convenció.o de Ginebra en el caso de los prisonieros de
dientemente de los individuos que llevaran a cabo la guerra y sin aten- Guantánamo; el ejército norteamericano tiene siempre que estar lis-
der a sus objetivos. En este mismo sentido, creo que la definición del to para golpear sin previo aviso en cualquier rincón del mundo con
«mal absoluto» que se intenta erradicar y el bien absoluto que se pre- el principio de la autodefima preventiva unilateralmente determina-
tende imponer viene dada por aquel o aquellos que deciden la realiza- da; en otras palabras: Norteamérica cree que tiene que asumir el pa-
ción de una guerra y que la denominan «guerra justa». Una vez más, pel de gendarme mundial para mayor provecho del complejo tecno-
como decía Platón en el Crdtilo, quien tiene el poder impone el nom- lógico-miiitar de su industria armamentista.
bre, designa las cosas y les presta su significado. Esto significa la mayor libertad para los conglomerados de alta
tecnología militar en una primera espiral que no tiene fin: se puede
vender equipos bélicos a países amigos y también a ios enemigos,
59. Los propios autores de la Cana reconocen, en el apartado 4, que «la idea
de una 'guerra justa' está ampliamente fundamentada y enraizada en muchas de
las diversas religiones y de las tradiciones morales seculares.» * Profesor de Filosofía, Universidad La Sapienza (Roma).

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década del siglo veintiuno es la hegemonía de los Estados Unidos de
América corno la única potencia a la vez económica, cultural, políti-
ca y militar de alcance mundial. Las administraciones norteamerica-
nas posteriores a la Guerra Fría, hasta al menos el inicio de la actual
de George W. Bush, han consolidado, administrado y aumentado
esta hegemonía internacional valiéndose del diseño y la aplicación de
la estrategia política del «nuevo orden mundial» que consagra la
centralidad de los Estados Unidos en estos cuatro ámbitos.
En este escrito analizarnos sintéticamente la significación del nue-
vo orden mundial propuesto por las administraciones de los Estados
Unidos de la posguerra fría, la de George Bush, las dos de Bill Clinton
y el primer año de la de George W. Bush, contrastando dos planos
diferentes, por una parte, el planteamiento de lo que han considerado
y consideran debería ser este nuevo orden con sus matices y diferen-
cias entre ellas -que son relevantes a los efectos de nuestro análisis
crítico- y, por la otra, las líneas básicas de las actuaciones concretas
de las cuatro administraciones estadounidenses bajo este paraguas
doctrinal, mostrando lo que pensamos son algunas de sus principales
limitaciones, contradicciones y efectos indeseables. Este análisis tiene
como objetivo establecer una crítica orientada en el sentido de lo que
debería ser un 01~den cosmopolita democrdtico alternativo, desde nues-
tro punto de vista deseable para la gran mayoría de la humanidad.

* Profesor de Filosofía Política, Universitat de les Illes Balears.

125
Como consecuencia del andlisis y comparación de la política de modalidades de acción poco convencionales contra grupos arma-
las distintas administraciones consideradas concluimos que la admi- dos, terroristas, etc., todo lo cual es considerado por la administra-
nistración del presidente George W Bush, desde los aciagos aconte- ción de George W Bush formando parte del mismo proceso de gue-
cimientos del 11 de septiembre, ha puesto en práctica un replantea- rra. Es una estrategia para un período de guerra, y faltan por aclarar
miento de la estrategia del nuevo orden mundial que modifica varias aún muchas incógnitas sobre los agentes, lugares, alcance, preten-
de sus coordenadas fundamentales, este replameamiento ha encon- siones, posibilidades, ere. El principal objetivo de esta nueva guerra
trado su expresión doctrinal en el documento sobre Estrategia de Se- no es tanto la victoria sobre el nuevo terrorismo global en sentido
guridad Nacional de los Estados Unidos de América de septiembre de estricto, el terrorismo de Al Qaeda, sino sobre el terrorismo en sen-
2002, puesto en práctica en la que ha sido la segunda guerra contra tido amplio, noción en la que incluye tanto a una difusa red de te-
Iraq. Todo lo cual dibuja un horizonte diferente del que quedó plan- rrorismos islámicos locales como a los que llama estados gamberros.
teado con el «nuevo orden mundial». Es decir, si se lleva a término la El objetivo mínimo del proceso ha de ser rediseñar el mapa político
nueva estrategia los parámetros de la situación internacional serán de Oriente Medio, Mesopotamia y Persia, estableciendo para toda
diferentes. Llamamos a esta nueva estrategia propuesta la estrategia la zona un orden estatal afín a lo que consideran son los intereses
de las intervenciones preventivas. geopolíticos y geoeconómicos de los Estados Unidos. Una conse-
En relación a tales cambios hacemos algunas hipótesis, valora- cuencia en principio colateral de esta guerra, pero, buscada por al-
ciones y críticas. Si después de las grandes guerras contemporáneas, gunos de los halcones del Pentágono, sería una redefinición de las
las guerras napoleónicas, la Primera Guerra Mundial, la Segunda relaciones de sumisión de los aliados europeos a los nuevos desig-
Guerra Mundial y la Guerra Fría, 1 las potencias vencedoras han in- nios de Washington sobre la zona, así como una vuelta de tuerca a
tentado establecer un nuevo orden mundial bajo su hegemonía, los aliados árabes con vistas a la aceptación de una solución para el
después del 11 de septiembre la administración de George W Busp, problema palestino más favorable a Israel de lo que ya lo es en la
al declarar la guerra al terrorismo global, da por acabado el nuevo actualidad consolidándolo como el poder indiscutido de la zona.
orden mundial de fa posguerra fría y se dispone a otra larga confla-
gración, para lo cual se dota unilateralmente de la estrategia de las
intervenciones preventivas. El nuevo orden mundial y las administraciones
No diseña un nuevo orden mundial, puesto que aún ha de ga- norteamericanas de la posguerra fría
nar la guerra que ha declarado, en este caso, pensada como un con-
junto de acciones militares de diverso tipo, algunas son o serán gue- La formulación del nuevo orden mundial por la administración
rras más tradicionales contra estados y otras presentan o presentarán de George Bush y su puesta en práctica
La desarticulación del sistema soviético, dramatizada en la caída del
Muro de Berlín en 1989, símbolo de la Guerra Fría, permitió a la
administración norteamericana de George Bush pt7.sar a la ofemiva
l. Conviene recordar que la «victoria» de los Estados Unidos sobre la Unión en el conflicto por la hegemonía mundial, tomando posiciones de poder
Soviética fue inesperada, sorprendiendo a las mismas élites político-militares estadouni- en solitario en el espacio de la regulación global y diseñando al efecto
denses. En realidad fue un desmoronamiento del sistema soviético debido a causas un nuevo orden mundial (The White House, 1991)._Este nuevo or-
fundamentalmente internas, al cual por supuesto contribuyero~ a precipitar hechos den estaba destinado a sustituir al «viejo orden» internacional de la
externos como la derrota de Afganistán, ia movilizaciones de obreras en Polonia, o la
política de bloques en la cual había dos jugadores de alcance mun-
nueva carrera armamentística impulsada por Reagan ... De manera que el uso del
término derrota de un sistema por otro en la Guerra .Fría debe ser matizada. Es un dial, los Estados Unidos y la Unión Soviética que establecían, respec-
desmoronamiep.to debido a causas internas que es precipitado por causas externas. tivamente, las normas en su área de influencia, dejando para el Ter-

126 127
cer Mundo las zonas conflictivas en disputa entre ambos -sólo el geoestratégicos de la zona, aunque sometiéndole a una vigilancia Y a
caso de Cuba representó una variante de cambio en una zona de in- un acoso permanente que lo mantuviesen crónicamente débil3 y; ?)
fluencia previamente establecida, lo que la convirtió en un foco de la reinstauración de la monarquía despótica de los Al Sabah en KuwaJ.t.
tensión permanente. La administración de los Estados Unidos no se decidía a acabar
La premisa básica de este diseño era la del realismo político domi- con el derrotado régimen de Sadam Husein al priorizar entre los es-
nante en el estasblishment político-militar norteamericano (GILBERT tados fronterizos; por una parte, la alianza geoeconómica y geoestra-
A., 1999; ZOLO D., 1997; y HALLIDAY F., 2002), es decir, en la dis- tégica con Arabia Saudita y Turquía, interesados en~ª- int~~ridad te-
puta por el poder entre los estados en el «tablero» internacional, el rritorial de Iraq y; por otra parte, al temer la desestab1hzac10n de Iraq
Estado que tiene más poder impone su orden, lo que traducido a la y de sus zonas adyacentes en provecho de Irán y Siria, dos de _los
situación de la posguerra fría significaba; la superpotencia ganadora enemigos declarados de la administración esta_dou~iden,se_. La opción
de la confrontación entre los dos bloques, los Estados Unidos de Amé- fue dejar subsistir al régimen de Sadam Husem ba¡o mm1mos y per-
rica, ha de establecer las condiciones del nuevo orden mundial en fun- manentemente hostigado. .
ción de lo que considera son sus intereses. En agosto de 1990 en un No es casualidad que la primera formulación de la estrategia del
discurso presidencial se daba por primera vez carta de naturaleza al nuevo orden mundial se diese a conocer antes de la guerra del Golfo,
máximo nivel a esta posición. Después seguirían una serie de amplia- cuando aún existía la Unión Soviética, aunque su debilidad era pa-
ciones y concreciones de lo que se conoce como nuevo orden mundial. tente y estaba a punto d; desmoronarse. Ambos acontecimientos, la
La administración norteamericana de George Bush puso a prue- proclamación de la nueva estrategia y la guerra del Golfo, están rela-,
ba la concepción del nuevo orden mundial en la primera oportuni- cionados entre sí y pueden ser interpretados, no en sus causas, pero si
dad que tuvü,la reacción bélica contra la ocupación de Kuwait por en su desenlace, como la exitosa puesta en marcha de este nuevo orden
Iraq -ya antes había intervenido en Panamá, pero, en los cánones mundial. Danilo Zolo hace esta última afirmación al interpretar el
implícitos de la política de bloques era una zona considerada de ex- significado de la guerra del Golfo (ZOLO D., 1997). Este aconteci-
clusiva influencia de los Estados Unidos-. El resto del mundo se miento, además, tiene otra interpretación relacionada: la otra cara de
amoldó a la conducción y desenlace de la guerra del Golfo impuestos la moneda de la guerra del Golfo era demostrar internacionalmente
por la administración norteamericana. A este respecto cabe destacar que la Unión Soviética -en especial a su población y a su nomenc~a­
que la intervención contó con la autorización del Consejo de Seguri- tura- no podía sostener su posición de potencia de alcance mi:ndial,
dad de las Naciones Unidas y con el soporte más moral que otra cosa participando con su influencia en la resolució~ de los coi:flictos en
de una amplia coalición internacional. Su conclusión fue; 1) la reti- las «zonas calientes» que hasta entonces le hab1an concermdo.
rada del ejército de Sadam Husein de Kuwait hacia su territorio des- El intento de mediación en el conflicto del premier soviético M.
pués de sufrir una derrota sin paliativos; 2 2) el mantenimiento del Gorbachev estuvo cerca de conseguir la retirada iraquí de Kuwait.
régimen, militarmente vencido, de Sadam Husein por los EE UU con Justo en este preciso momento los Estados Unidos atacaron Iraq. Los
el objetivo de no desestabilizar los equilibrios geoeconómicos y intereses de la Unión Soviética, hasta entonces determinantes en la
g~stión de cualquier crisis de esta naturaleza, fueron desestimados por

2. La derrota militar del régimen de S. Husein significó la destrucción militar


de su ejército. Su capacidad ofensiva acorazada quedó destruida en su casi totalidad 3. El bloqueo económico y las zonas de exclusión aérea de dos_ tercios del
en la «Carretera de la muerte» cuando se retiraba de Kuwait y retornaba a Bagdad. territorio de Iraq, al norte y al sur respectivamente, a los que fue somendo durante
La aviación fue o bien destruida en sus silos sin combatir o los aviones de combate los diez años posteriores a la 1ª guerra del Golfo, dejaron a ,su. ejército en u~a
que fueron mandados a Irán para protegerlos de los ataques no fueron devueltos. La situación de mucha precariedad, como queda reflejado en la pracnca con la Admi-
escasa fuerza naval de que disponía no resistió los primeros ataques de la guerra. nistración Autónoma que consiguieron los kurdos en el norte del país.

129
128
la administración norteamericana, mostrando en la práctica que la cionales bajo su control, el FMI, el BM, la OCDE y el GATT. Este orden
Unión Soviética no era una potencia mundial y que regían otras re- en su doble nivel de articulación se tiene que proyectar sobre todo el
glas diferentes a las de la Guerra Fría. Después de la guerra del Golfo mundo en una nueva era en la cual han desaparecido las barreras
el mundo entero comprobaba que sólo existía una potencia de alcance entre sistemas económicosociales y político-militares opuestos y la
global -precipitando el fin de la perestroika de M. Gorbachev. El interdependencia va a ser global.
mensaje al mundo de George Bush era contundente: «existen otras Los nuevos tipos de conflictos para la seguridad global se prevé
reglas en las relaciones internacionales, las fijadas por la única poten- que surgirán como resultado de las resistencias y reacciones a la hege-
cia de alcance global, los Estados Unidos». monía mundial occidental y a la adaptación al nuevo orden mundial
El nuevo orden mundial puede sintetizarse (ZOLO, 1997) en un impuesto por Occidente, procedente del Tercer Mundo, con múltiples
conjunto de proposiciones que desarrollan la que antes hemos consi- focos de conflicto que pasarán a un primer plano del escenario, econó-
derado la premisa básica del realismo político del estasblishment norte- mico, político y militar, como son; la «bomba demográfica» del Sur,
americano: 1) La decadencia irreversible-y la posterior implosión- los conflictos generados por el nacionalismo étnico, el bloqueo de los
de la Unión Soviética pone fin a la Guerra Fría. 2) La potencia gana- mecanismos del libre mercado -tal como los entiende el Norte-, la
dora, los Estados Unidos, se ha quedado sola en el alcance global de su garantía de suministro de fllentes de energía y de materias primas a
potencial atómico. 3) No es en absoluto previsible que a corto y medio bajo precio -tal como necesitan las economías occidentales-, los
plazo aparezca alguna potencia que le pueda disputar la superioridad riesgos que desencadenará el deterioro ecológico global, el incremento
económica, política y militar. 4) El peligro de guerra nuclear pasa a un del integrismo islámico, el aumento del terrorismo internacional, etc.
segundo pl<ino. 5) La administración de los Estados Unidos puede y Los nuevos tipos de conflictos generarán focos de desestabiliza-
debe ejercer su poder de alcance mundial diseñando en solitario un ción, crisis y grandes perjuicios a las poblaciones civiles de las zonas
sistema de seguridad internacional basado en la concepción de lo que donde acontezcan, de manera que las potencias occidentales, a ser
son sus intereses. 6) Estos intereses se justifican a partir de lo que se posible bajo el paraguas de las Naciones Unidas, tendrán que estar
consideran los valores occidentales, léase, lo que el estasblishment esta- dispuestas en nombre de la paz y los objetivos humanitarios a inter-
dounidense piensa que son estos valores. Los valores a los que dicen venir militarmente en la resolución de tales crisis, si es necesario,
representar los defensores de este nuevo orden son los del mercado, la abandonando el principio de no injerencia en el ámbito de la sobera-
libertad individual, la legalidad y la democracia representativa. Un ejem- nía de los estados nación a favor de «intervenciones humanitarias». 4
plo de cómo se entienden estos valores lo aporta el artículo y posterior
libro de uno de los filósofos de la administración norteamericana del
momento F. Fukuyama El fin de /,a Historia (FUKUYAMA, 1989). 4. Aunque sea discutible la aplicación del término «intervención humanita-
Este orden se articula en un primer nivel en torno al poder eco- ria», después de la 1ªguerra del Golfo, suele apelarse a él cuando se dan situaciones
de catástrofe humanitaria, fruto de alguna agresión armada en curso, de algún
nómico, político y militar de los Estados Unidos y, en un segundo
conflicto social o desastre natural, y los organismos internacionales consideran
nivel, en torno a la relación con sus aliados básicos, pero, subordina- necesaria la intervención para parar o paliar sus efectos. La aceptación de este tipo
dos, la Europa Occidental y el Japón, plasmándose esta articulación de intervención significa una limitación del principio de soberanía de los estados
entre ambos niveles en: 1) El sistema polftico-militar de alianzas triun- intervenidos en nombre de principios superiores de la «comunidad internacio-
fante en la Guerra Fría, la OTAN y la alianza de los EE UU con Japón, nal». Naturalmente, durante los años noventa, el uso que han hecho los Estados
Unidos y los países europeos occidentales de este término y de su influencia en la
Corea del Sur y Taiwan que, ahora, se ha de adaptar a las nuevas ONU para que autorice la intervención bajo este calificativo ha sido interesado.
funciones que el cambio exige. 2) El sistema económico y social, en la Compárese cómo se usó para legitimar intervenciones en Bosnia y en Kosovo,
versión neoliberal, defendida por el establishment empresarial y fi- pero no se intervino én África en situaciones de mayor catástrofe humanitaria en
nanciero norteamericano y por los organismos económicos interna- ' las guerras de los Grandes Lagos o en Timor Oriental.

131
130
Acciones que por supuesto tienen una doble lectura, por una parte, pecto de esta concepción, reconocía otros sujetos.de derecho interna-
la razón que se aduce, proteger a las poblaciones civiles de situacio- cional junto a los estados, a saber, los individuos y las comunidades.
nes extremas de genocidio, hambrunas, terrorismo, etc., pero, por 2) De hecho, la doctrina de la «soberanía limitada» 5 que aplicaban las
otra, que las potencias interventoras que se arrogan el derecho a la dos superpotencias en la era de la Guerra Fría en sus respectivas zo-
intervención defienden sus intereses ventajistas y a menudo perver- nas de influencia modificaba la doctrina internacional aceptada por
sos. De hecho, cuando las potencias tienen escaso interés en un con- la Carta de la ONU de la soberanía de los estados nación; limitaba la
flicto, por más que provoque necesidades de ayuda humanitaria, no soberanía de los estados respecto de ciertas normas explícitas e implí-
intervienen (TAIBO, 2001), de manera que no es su móvil principal. citas que en su área de influencia establecía la superpotencia hege-
La interconexión general en la nueva era del capitalismo global pro- mónica, interviniendo directa o indirectamente para modificar las
voca que problemas puntuales para el funcionamiento del nuevo or- decisiones soberanas que se apartaban de dichas reglas.
den y conflictos localizados del Sur que anteriormente no representa- Con la doctrina y la aplicación del nuevo orden mundial se avanza
ban un peligro grave para las sociedades capitalistas avanzadas, pasen un paso más en el desmantelamiento del principio de soberanía estatal
a considerarse relevantes para, una economía global, una sociedad de puesto que se proclama de manera unilateral la legitimidad de la única
la información y un nuevo orden mundial, en los cuales, desde un potencia de alcance munaial y de sus aliados -un eufemismo para
foco, pueden expandirse ampliadamente las consecuencias de sus cri- referirse a la voluntad de la administración norteamericana- que,
sis, afectando a la totalidad (GIDDENS A., 1990; BECK U., 1999). metonímicamente, se expande bajo el calificativo de la «Comunidad
La única-potencia mundial y sus aliados tendrán que supervisar ínternacional», 6 de intervenir en la defensa del nuevo orden en cual-
la gestión de estos múltiples focos de problemas y conflictos en cual- quier parte del mundo en que se consideren conculcadas sus reglas.
quier parte del mundo y ámbito de las sociedades en las que emerjan, En este contexto se considera que quedan una serie de estados
con visos de repercutir sus consecuencias más allá, desde lo local a lo residuos del anterior orden bipolar que representan fuertes anoma-
globaL Lo global y lo local están interconectados y su articulación lías para la seguridad global porque se resisten a cumplir las nuevas
forma parte de las regulaciones necesarias del nuevo orden. El con- reglas. Además, en cualquier momento pueden hacer uso de sofisti-
junto de organizaciones que estructuraban el sistema político-mili- cadas tecnologías agresivas a su alcance, distorsionar el sistema glo-
tar occidental, la OTAN, la CSCE, la UEO, la alianza de los EE UU con bal de interdependencias y provocar consecuencias indeseables para
Japón, Corea del Sur y Taiwan, han de rediseñarse para las nuevas la interpretación de la administración norteamericana del nuevo or-
funciones que tendrán que jugar en la nueva era. Análogamente, las den; son los «estados gamberros». La articulación de la nueva seguri-
instituciones económicas que regulan el sistema económico-social del dad global tiene que tener como primer objetivo la eliminación de
capitalismo,. el FMI, el BM, la OCDE y el GATT, deberán ampliar su
radio de acción para abarcar a todo el mundo (GOWAN, P., 1999).
La concepción de la soberanía de los estados nación que desde la
5. La paternidad de la doctrina de la «soberanía limitada» en los tiempos de la
paz de Westfalia hasta la Carta de las Naciones Unidas preside, de
Guerra Fría corresponde al que fuera Secretario General del PCUS L. Brejnev y se
derecho, las relaciones entre los estados como únicos sujetos de dere- aplicaba a los países bajo su influencia. No obstante, de hecho, por lo que hace al
cho internacional, es cuestionada por la concepción del nuevo orden posicionamiento estratégico, puede considerarse por extensión y sin explicitarlo
mundial (ZOLO, D., 1997; HELD, D., 1995; HELD, D. y otros 1999). en estos términos que los países occidentales bajo la orbita de los Estados Unidos
En realidad la concepción de la soberanía de los estados después de la estaban en condiciones de «soberanía limitada».
6. En rigor en las relaciones internacionales el término «comunidad interna-
Segunda Guerra Mundial había sufrido importantes modificaciones: cional» debería urilizarse para referirse a las declaraciones o decisiones refrendadas
1) En el ámbito del derecho la Declaración de los Derechos Huma- por las Naciones Unidas y no a quien se atribuya hablar en su nombre por una
nos de la ONU introducía una corrección sumamente relevante res- razón u otra.

132 133
tales anomalías. Los calificados como estados gamberros por las ad- conflictos armados que pudiesen suponer; por un lado, pérdidas hu-
ministraciones de los Estados Unidos se situarán en el punto de mira manas innecesarias para los ejércitos de los Estados Unidos, produ-
de la nueva estrategia (CHOMSKY, 2000). ciendo un efecto de retracción del público norteamericano respecto
de los objetivos de la administración en el ámbito internacional y,
El nuevo orden mundial y las dos administraciones de Bill por el otro; gastos económicos y recursos humanos que se requerían
Clinton para impulsar la expansión del entramado de las grandes empresas
Las dos administraciones demócratas del presidente Bill Clinton que red trasnacionales norteamericanas.
siguieron a la de George Bush padre se atuvieron al diseño del marco No obstante estos importantes matices, las administraciones de Bill
general para un nuevo orden mundial previamente establecido, aun- Clinton mantuvieron las reglas del nuevo orden mundial con interven- ·
que, dada la condición de potencia hegemónica indiscutida en los dones; directas, como el bloqueo económico y los bombardeos aéreos
terrenos político y militar de los Estados Unidos y a la orientación en las wnas de exclusión de Iraq, el ataque con mísiles de crucero a la
más «centrista» de la política de su administración, matizaron fábrica de Al Shifa en el Sudán o las guerras de Bosnia-Herzegovina y
significativamente lo que consideraban prioritario para la agenda de de Kosovo, realizadas a partir de su inmensa superioridad aérea y tec-
la superpotencia y la posición que en ella otorgaban a los aliados eu- nológica e; indirectas, como la puesta en marcha del Plan Colombia, la
ropeo-occidentales y a Japón. continuación del bloqueo económico a Cuba, o la imposición de con-
Las administraciones de Bill Clinton mantuvieron una autono- diciones al nuevo presidente electo de Haití, J. B. Aristide-desplaza-
mía relativa en la toma de decisiones dentro del marco general del do por un golpe de estado- para que respetase a la oligarquía del viejo
nuevo orden mundial. El nivel y la amplitud de las mediaciones en la régimen dictatorial y la posición de las empresas estadounidenses en el
formación de las decisiones políticas provenían de las circunstancias país, además de; tolerar que estados protegidos por las administraciones
internas y mundiales del momento y de las presiones de las cámaras norteamericanas como Turquía e Indonesia, debido a la función
de representantes, de los grupos de presión, de las corrientes de opi- geoestratégica clave que desempeñaban en el nuevo orden, llevasen a
nión, de los agentes de la sociedad civil, de los medios de comunica- cabo sendos genocidios en el Kurdistán y Timor Oriental, con arma-
ción, de los aliados, de las grandes corporaciones, etc. En medio de mento, tecnología y asesoramiento suministrando por Norteamérica
tal confluencia de influencias las presidencias de B. Clinton se mo- (CHOMSKY, N., 1994; 1999; 2000).
vieron en el sentido de estabilizar el escenario internacional para fa- Otro matiz que introdujo la administración de Bill Clinton fue
vorecer los negocios y desactivar en lo posible los conflictos que les una mayor sensibilidad a las posiciones de sus principales aliados, la
afectaban más directamente. Fueron administraciones sensibles a las Unión Europea y Japón, en la gestión de los conflictos que les afecta-
influencias, a sus pesos y contrapesos, manteniendo un nivel de me- ban, elevando el relativamente bajo «multilateralisn10» norteameri-
diación alto para lo que han sido las políticas de las administraciones cano respecto de sus aliados y ganando con ello en consenso. Lo cual
norteamericanas de las dos últimas décadas del siglo XX. favoreció que entre las élites europeas se tuviese la impresión de que
De entrada, la administración de Bill Clinton dedicó mayor aten- se caminaba hacia una gobernanza global tutelada por los Estados
ción y recursos a consolidar el nuevo orden socioeconómico global Unidos, configurando un tejido de reglas e instituciones de carácter
bajo la hegemonía neoliberal de los Estados Unidos; a liderar la nue- multilateral para la gestión de los problemas de la globalización.7 Al
va economía, a desarrollar y aplicar las nuevas tecnologías a la vida mismo tiempo que intentaba mediar en procesos de paz como los de
económica y a impulsar la sociedad de la información {GOWAN, P.,
1999; BRENNER, 2000; POLLIN, R., 2000). En lugar de; a empren-
der costosísimos proyectos armamentísticos como el escudo antimi- 7. Entre otros interesantes planteamientos sobre la gobernanza global ver Held
siles, conocido como la «guerra de las galaxias», o a embarcarse en D. (1995 y 1999) y Kaldor M. (1999 y 2001)

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Irlanda del Norte y Palestina -en este último caso sin sobrepasar los Desde un principio el equipo de George W Bush se presentó
límites aceptables para el lobby judío de presión en los Estados Uni- con una determinación de realizar sus objetivos sin aceptar mediacio-
dos-. Esta interpretación del nuevo orden mundial permitía al mis- nes en sus tomas de posición previas, por más que afectasen a las
mo tiempo aligerar el rechazo de la administración norteamericana a relaciones con los aliados, a los frágiles mecanismos de gobernanza.
la interferencia de las organizaciones internacionales en la gestión de global o que desencadenasen consecuencias no previstas indeseables
los problemas globales, flexibilizando su posición respecto de las an- sobre terceros. La mezcla de realismo político unilateral, doctrinarismo
teriores administraciones republicanas de R. Reagan y G. Bush y evangelista neoconservador, poder directo de las grandes corporacio-
otorgar un papel a las ONG en las gestión de los problemas humani- nes y neoliberalismo constituían el nuevo cóctel de poder. La media-
tarios como consecuencias de las crisis y conflictos. ción en la toma de decisiones se estrechaba sobremanera pasando a
En conjunto el nuevo orden mundial en la versión de las admi- un segundo plano los consensos establecidos. La forma de ejercer el
nistraciones de Bill Clinton adquiría su rostro más amable desde el liderazgo internacional se desplazaba de nuevo desde el lado de la
punto de vista de los gobiernos aliados de los países capitalistas avan- hegemonía hacia el de la dominación.
zados y de ciertos agentes de las sociedades civiles de estos países de- Las bases de la política internacional de los Estados Unidos so-
dicados a la gestión de problemas humanitarios específicos. El nuevo bre el papel eran las mismas, pero, los matices, no: 1) Se trataba de
orden mundial de B. Clinton se decantaba por acentuar el lado de la acentuar al unilateralismo aislacionista en los asuntos mundiales,
hegemonía en el ejercicio de la gobernación global admitiendo gra- excepto cuando se refería a lo que se consideraba el interés exclusivo
dos de gobernanza con los aliados en lugar de acentuar el lado de la de los Estados Unidos, entonces, la intervención debía ser contun-
dominación que operaba como reserva en último término. 8 dente, sin concesiones, haciendo valer la fuerza de su superioridad
en todos los terrenos. Debía quedar meridianamente claro quien es-
El nuevo orden mundial y los comienzos de la administración tablecía las reglas mundiales. El Estado que se desviase sería sancio-
de George W Bush nado inmediatamente. 2) Se despreciaban to~as y cada una de las
En sus comienzos, la administración republicana que le siguió, la del medidas propugnadas por los organismos internacionales que con-
presidente George W Bush, neófito en los asuntos internacionales, traviniesen los planes de la administración del presidente George W
se presentó como otra versión más aislacionista y conservadora del Bush, como los protocolos de Kioto o la creación de un Tribunal
nuevo orden mundial. El realismo político en su versión más descar- Penal Internacional, haciendo una política activa de boicot. 3) Se
nada dominaba ahora la política de seguridad norteamericana. Los relegaba, más aún, el papel que la administración de los Estados U~i­
«halcones» del Partido Republicano llegaban en bloque a lo más alto dos estaba dispuesta a dar a la ONU en la gobernanza de las cuesno-
de la Administración con el Vicepresidente D. Cheney, D. Rumsfeld, nes mundiales. 4) Se minimizaba el compromiso de la administra-
C. Rice, R. Perle P. Wolfowitz y Ashkrof en los puestos claves en los ción norteamericana en los asuntos considerados europeos, como
asuntos de seguridad. El equipo estaba formado por ideólogos los conflictos balcánicos. 5) Se abandonaba el intento de la adminis-
ultraconservadores, sólo había un contrapeso «pragmático» a cargo tración demócrata de B-. Clinton por hallar un terreno de acuerdo en
de la diplomacia, el general C. Powell. el conflicto del Oriente Medio entre palestinos e israelitas, aceptan-
do de hecho que la política del gobierno de A. Sharon desmontase
los acuerdos de paz de Oslo, base del consenso internacional acepta-
do para lograr un terreno de acuerdo viable. 6) Se esperaba mostrar
8. Utilizamos los términos hegemonía y domínación en sentido gramsciano. a la dirección China que el nuevo orden internacional no haría con-
En ia actualidad una versión reformada y aplicada a las relaciones internacionales
cesiones, los Estados Unidos marcaban lo que se podía y no se podía
de! senrído de estos términos lo hallamos en Nye J. S. Jr. (2002) con los apelativos
de «poder flojo»y «poder duro». hacer, sin aceptar una autonomía relativa para la pujante potencia

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asiática. 7) Se lanzaba unilateralmente la iniciativa de defensa estra- en la cual la lucha policial, de inteligencia, la judicial y el aislamiento
tégica, contraviniendo el Tratado ABM sobre mísiles balísticos firma- de los terroristas de sus fuentes sociales de afiliación y simpatía cons-
do con la Unión Soviética, humillando a la nueva Rusia, su herede- tituyen la base de la acción. El ejército será el principal protagonista
ra, con un doble fin; situar a los Estados Unidos a un nivel de de esta guerra. Además, en el orden legal, se entra en el ámbito del
seguridad inalcanzable tecnológica y económicamente por otro Es- régimen de la guerra en el cual, tribunales, leyes, etc., tienen unas
tado a corto y medio plazo, y; financiar públicamente un nuevo sal- características excepcionales. Uno de los frentes de guerra abiertos, el
to de innovación tecnológica que aumentase el diferencial tecnoló- de Afganistán, es posible afrontarlo por estos medios, pero, el segun-
gico de la industria norteamericana respecto de sus competidores do, la red mundial esparcida por el mundo no.
europeos y asiáticos. 8) Por último, la administración norteamerica- El primer episodio de este ataque frontal contra el terrorismo de
na centraría sus esfuerzos en la creación de un área de libre comercio Al Qaeda es la guerra de los Estados Unidos, con la cobertura de una
para las américas que·elevase a un nivel cualitativamente superior la amplísima alianza internacional y ia autorización del Consejo de
integración neoliberal de las diversas economías latinoamericanas Seguridad de la ONU, contra el régimen integrista islámico de los
respecto de la estadounidense. talibanes, convertido en la base territorial más importante desde la
que operaba Al Qaeda. La aplicación del potencial tecnológico y
armamentístico convencional más sofisticado y destructivo de la avia-
El 11 ele septiembre y el cambio ele la estrategia clel nuevo ción y la marina de los Estados Unidos, contando con el ejército de
orden mundial tierra de la Alianza del Norte, definen en unas pocas semanas al ven-
cedor de la contienda. La alianza del régimen talibán con Al Qaeda
La «guerra» contra eI·terrorismo de Al Qaeda es vencida y sustituida por un régimen presidido por H. Karzai, que
Los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Was- ejerce su autoridad en la capital, Kabul, con el apoyo del contingente
hington provocaron un reenfaque del diseño político inicial del nue- armado internacional, sectores afines entre los combatientes islámicos
vo orden mundial por parte de la administración del presidente George de la Alianza del Norte y la supervisión activa de cuerpos de élite de
W. Bush. los Estados Unidos. 9
Entre los enemigos potenciales apuntados en el diseño del nuevo Simultáneamente, en el otro frente, se lanza una operación inter-
G
orden mundial, la brutal agresión del 11-S, definía a uno básico e nacional permanente contra las estructuras económicas, sociales y
inmediato, el terrorismo islámico de Al Qaeda. Había que derrotarlo militantes de Al Qaeda dispersas por el mundo, cuyos logros son más
allí donde se encontrase, ya fuese en sus bases de Afganistán o, disper- difusos y difíciles de evaluar: La victoria militar de los Estados Uni-
so en células clandestinas y redes de apoyo por todo el mundo. Los dos contra los talibán no consigue acabar con la mayor parte de la
Estados Unidos debían atacar de manera implacable en este doble frente. dirección y de los militantes de Al Qaeda que estaban en Afganistán,
La Administración de George W. Bush declaraba !aguerra contra ni con las células y simpatizantes dispersos entre amplios sectores del
el terrorismo de Al Qaeda, no emprendía una lucha contra el terroris-
mo. La diferencia desde el punto de vista estratégico y legal es clara.
Se trataba de una guerra, lo que en el plano estratégico cifra el peso
sobre las acciones armadas del ejército y en el plano del derecho se 9. Un año y medio después de finalizar la guerra contra el régimen de los talibán
atiene a un régimen legislativo especial. Tal elección condiciona el parece que las condiciones sociales y políticas continúan estando en situación de
máxima precariedad; los señores de la guerra siguen imperando en sus zonas; el
sentido de la intervención de la única gran potencia de alcance mun- gobierno de Karzai se sostiene en Kabul por el respaldo de las tropas de la coalición
dial; se da prioridad a las intervenciones militares, a diferencia de la internacional, especialmente de los Estados Unidos, los talibán y Al Qaeda conti-
acción emprendida.Por otros estados en la lucha contra el terrorismo núan hostigando desde las m~ntañas, el cultivo de opiáceos se ha d,isparado, etc.

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integrismo islámico por el mundo, continuando éstos con sus inten- Contando con; 1) el diagnóstico de la centralidad del problema
ciones manifiestas de atacar cuando puedan a los Estados Unidos. La de la seguridad para los Estados Unidos, esta vez con elementos de
situación de peligro potencial continúa, aunque con la panoplia de verosimilitud y; 2) con la ideología oficial de las diversas administra-
medidas tomadas por la administración norteamericana para evitar- ciones de los Estados Unidos, reavivado por la reacción patriótico-
lo y la colaboración de gran parte de los estados occidentales y no nacionalista frente al criminal atentado, de autoconsiderarse el cen-
occidentales será mucho más difícil llevar a cabo los nuevos ataques. tro civilizador mundial cuyo destino manífie~to es salvar al mundo.
Convertidos los Estados Unidos, en palabras de George W Bush, en
La interpretación de la administración de George W Bush de la «el único modelo de progreso humano que sobrevive», las demás
seguridad cuestiones de la gestión de la política internacional han pasado a ser
La gran complejidad y las importantes dificultades y peligros reales de segundo orden. El problema real del terrorismo de Al Qaeda para
puestos de manifiesto para Norteamérica y para el mundo occiden- la seguridad de los Estados Unidos, y por extensión a Occidente,
tal en la fatídica fecha del 11-S son interpretados por la administra- adquiere así dimensiones totalmente desproporcionadas.
ción del presidente George W Bush en base al problema considera- En consecuencia, las medidas para afrontarlo tensan las relacio-
do central, ahora más que antes, de la seguridad de los Estados Unidos, nes internacionales y desplazan los límites del propio planteamiento
supuestamente en peligro constante, inminente y radical, debido a estratégico del nuevo orden mundial, acentuando las orientaciones
la criminal ofensiva en su propio territorio del terrorismo islámico iniciales más unilaterales, militaristas y policiales, hasta el punto de
de Al Qaeda que supuestamente cuenta con la colaboración de un que la administración de los Estados Unidos se convierte en genera-
conjunto de organizaciones terroristas islámicas de ámbito regional dora de las crisis internacionales más graves, cuando, el nuevo orden
y la cobertura y apoyo potencial de una serie de «estados gamberros» mundial fue concebido para garantizar la pax americana.
-según la terminología del gobierno de los Estados Unidos-, en- La supuesta inminencia y gravedad del problema de la seguridad
tre los cuales, en primera instancia, existe un grupo que forma lo que sufren los Estados Unidos tensa las relaciones con el resto del
que llaman el «eje del Mal», Iraq, Irán y Corea del Norte. mundo y con sus propios ciudadanos provocando determinadas con-
Lo que ha sido un argumento constante en la justificación de secuencias:
gran parte de las estrategias de intervención político-militar norte-
americanas a lo largo de su historia, el peligro inminente para la segu- Aumenta la sensación de miedo entre la población: En Nortea-'
ridad n:-1cional, válido en los últimos veinte años para intervenciones mérica y en los países occidentales surgen reacciones defensivas
directas o indirectas como las de Granada, Haití, Nicaragua, el Sal- que cortocircuitan la confianza y el diálogo público y facilitan el
vador, Guatemala o Panamá, conflictos claramente incapaces de plan- campo a las políticas de mano dura, interiores y exteriores, mili-
tear dificultades a la seguridad de los EE UU, ha hallado una nueva tares, policiales y de recorte de derechos, y abren paso a la expan-
causa aparentemente mucho más verosímil, el terrorismo de Al Qaeda. sión de valores y estados de opinión conservadores y xenófobos
En esta ocasión, al contrario que en las intervenciones mencionadas, entre amplios segmentos de la población.
es el objetivo que proclaman los autodeclarados enemigos a muerte Las interpretaciones o manifestaciones, individuales, colectivas e
de los Estados Unidos que, además, por primera vez, le han atacado institucionales, divergentes con las medidas propugnadas por la
directamente con una violencia inaudita a su corazón simbólico. administración de George W Bush frente al enemigo de la civi-
Aunque dicho tipo de ataques terroristas, por su misma naturaleza, lización, Al Qaeda, sus aliados terroristas y los estados que for-
sólo puede ser puntual y distante en el tiempo y en el espacio. El man el «eje del Mal», supuestamente, se convierten en un peligro
peligro existe y no cabe minusvalorarlo si queremos ajustar el análisis para la seguridad colectiva del mundo Occidental y, por tanto,
a los hechos. deben combatirse como si fuesen aliados inconscientes de los te-

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rroristas: sólo caben dos posiciones; «O se está con nosotros o se ocupando Palestina y; el de Putin que ha lanzado continuadas
está contra nosotros» en la lucha del Bien contra el Mal. operaciones de represión de la población civil chechena.
La reducción de los derechos económicos y sociales que en las dos
últimas décadas había venido de la mano de políticas neoliberales La mayor superpotencia mundial, sin parangón en la historia de
alcanza ahora a los derechos personales y políticos de la ciudada- la humanidad y sin posible rival en el horizonte, con unos medios
nía, tanto en los Estados Unidos, como, por extensión, en me- militares, tecnológicos, de inteligencia y económicos, inalcanzables a
nor medida, al resto de países occidentales. corto y medio plazo por algún supuesto rival potencial, parece estar
La escasa y precaria institucionalización del cosmopolitismo en sometida, según los análisis que provienen de los círculos de la admi-
las relaciones internacionales, emergida desde múltiples focos a nistración de George W. Bush, a un peligro que para atajarlo va a
partir de prácticas emancipadoras, y que potencialmente abre otra requerir que se redoblen los esfuerzos en seguridad, implementando y
vía más democrática de las relaciones internacionales, es atacada desplegando un vasto y permanente operativo que pueda alcanzar y
frontalmente por la orientación nacionalista y realista de los eliminar con una firmeza implacable al nuevo enemigo allí donde se
ideólogos ultra conservadores de la actual administración. hallen indicios de sus movimientos, sin consideraciones secundarias
El caldo de cultivo del enemigo terrorista es el islamismo. En de fronteras estatales, legislaciones internacionales, sensibilidad hu-
condiciones de emergencia y movilización nacional-patriótica nor- manitaria, acuerdo con los aliados e, incluso, limitaciones en la pro-
teamericana, fácilmente se levantan las normas aceptadas de res- tección de los derechos de los ciudadanos estadounidenses.
peto hacia el otro; el islamista pasa a ser considerado un enemigo Los valores de libertad, respeto al derecho y democracia repre-
potencial, sustituye al antisemitismo en el lugar mítico de la «cau- sentativa aducidos anteriormente para legitimar el nuevo orden mun-
~alidad diabólica». Dicha sensibilidad, alejada de la tradición ilus- dial se han de equilibrar con el valor considerado condición de los
trada occidental, tiene raíces profundas que subyacen en cierta anteriores, el de la seguridad y, en primera instancia, la de los Estados
cultura cristiana que pueden activarse. Unidos. En la interpretación de la administración de George W. Bush,
La nueva sensibilidad facilita la interpretación de los conflictos la seguridad11 de los Estados Unidos carga con el grueso del peso de
actuales en términos de «choque de civilizaciones», 10 en este caso, la justificación del nuevo orden mundial ahora en crisis y sus valores,
la occidental y la islámica, propiciando el repliegue de los Esta- dándose la paradoja de que con el argumento de «salvarlo» se ponen
dos Unidos y, por extensión, de los países occidentales, hacia sí entre paréntesis unilateralmente, cuando se considere necesario por e
mismos, como un bloque enfrentado a otro bloque, el islámico; la administración, los otros valores que dice defender, así como sus
renace del pasado la mentalidad de bloques en otra versión. instituciones sociales y políticas. Además, previsiblemente, como la
Los estados que tienen conflictos internos con movimientos
islámicos, con movimientos de liberación o, con organizaciones
terroristas, hallan el caldo de cultivo internacional preparado para 11. El elemento hobbesiano de la interpretación de la seguridad, en el caso de
extremar sus políticas represivas. Ofensivas militares que ante- esta administración de George W. Bush, se refiere a que el ataque es una anticipa-
riormente hubiesen tenido muchas dificultades para justificarse, ción de la defensa, puesto que se tiene miedo del otro al que se presumen intencio-
aduciendo su lucha contra el Mal, ahora son posibles. Los casos nes agresivas. Se interpreta al otro odiando el modo de vida americano porque es
superior y representa al Bien. Este otro, en el contexto de las relaciones internacio-
más clamorosos_desde el punto de vista del derecho internacio- nales, son estados nación «gamberros» o agentes colectivos como el terrorismo in-
nal son; el de Ariel Sharon rechazando los acuerdos de Oslo y ternacional, etc. La seguridad de la que se trata no se refiere a las relaciones hobbesianas
de lucha entre los individuos en la sociedad civil. Aunque los elementos de violencia
entre los individuos en la sociedad civil americana y el temor muy extendido entre
la población no es ajeno al clima social necesario para que se encuentren chivos
1O. Este concepto en su uso actual proviene de la obra de Huntington, S. (1996).
expiatorios colectivos de la violencia cotidiana interior en el exterior.

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nueva guerra contra el nuevo enemigo será muy larga, esta limita- eenfoque de la estrategia de seguridad nacional
ción será sine die y al arbitrio de la cúpula del poder estadounidense. l realismo político ultra conservador de la mayoría del gobierno de
La perspectiva estratégica de las adminisrraciones norteameri- eorge W. Bush teoriza la: aplicación privilegiada de la política de la
canas posteriores a la implosión de la Unión Soviética conocida como :erza, el lado de la dominación desplaza al de la hegemonía. Estados
<<nuevo orden mundial», formulada por primera vez por la presiden- nidos debe actuar al nivel internacional sin reconocer más imere-
cia conservadora_ de George Bush y continuada con matices más cen- s que los suyos, además, dispone de una fuerza militar incompara-
troliberales por la «tercera vía» del demócrata Bill Clinton, en la nueva .e que le permite imponerlos allí donde considere que están en pe-
coyuntura por la que pasan los Estados Unidos, y con la interpreta- ~ro. La doctrina del poder coercitivo se convierte en guía estratégica
ción de los acontecimintos del 11-S formulada por su actual admi- n mediaciones relevantes para las relaciones internacionales.
nistración ultraconservadora de George W. Bush, ha experimentado La prohibición de la Carta de las Naciones Unidas de iniciar
un importante reenfoque en sus prioridades, objetivos y métodos, Jerras de agresión es negada de facto en el discurso de George W.
hasta enfrentarla con sus propios límites. ush de enero de 2002 sobre el «eje del Mal» y reemplazada implí-
Cabe considerar que la estrategia de la administración norteameri- tamente por el argumento de la intervención preventiva, de la que
cana acrual se convierte en la principal generadora de desorden mun- administración estadounidense es el único juez. Los principios de
dial con el objetivo de defenderlo. No se trata de que sea la causa inme- contención y la disuasión que habían presidido la doctrina oficial
diata del desorden, puesto que objetivamente ésta es la ofensiva terrorista e las administraciones de los Estados Unidos en los tiempos de la
de Al Qaeda, sino de que, la desproporción y desenfoque de su respuesta :uerra Fría -si bien fueron vulnerados en diversas intervenciones
al extender cuantitativa y cualitativamente su proyección beligerante a mcretas- no habían sido cuestionados con la doctrina del nuevo
todos los niveles y al violar unilateralmente los procedimientos inter- rden mundial, no obstante, ahora, son rechazaaos explícitamente
nacionales establecidos, provoca desestabilización, tensión, recortes de )IDO eje de actuación estratégica contra los nuevos enemigos. Se ha

derechos y desacuerdos en muchos otros ámbitos, países y poblaciones. 1trado en un mundo en el cual, según la intervención del presiden-
Después de las grandes guerras contemporáneas -las guerras : de junio en West Point, «la única vía de lograr la seguridad es la
napoleónicas, la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mun- fa de la acción».
dial- las potencias vencedoras implementaron un nuevo orden he- El nuevo planteamiento de la Administración de George W. Bush
gemónico partiendo de la correlación de fuerzas totalmente favora- )bre la seguridad de los Estados Unidos invalida en el escenario in-
ble a los vencedores y orientando sus ejes en función de sus intereses. :rnacional los frágiles espacios dialógicos institucionales existentes. Im-
Interpretamos el nuevo orden mundial presentado por George Bush ane desde el centro monológico la producción y control del discurso
una vez acabada y vencida la Guerra Fría (ZOLO, 1997) como un álido, no caben elementos democratizadores de las relaciones inter-
caso más de establecimiento de un nuevo orden hegemónico mun- acionales. Hobbesianismo en lugar de democracia. La esperanza de
dial, esra vez con la peculiaridad de contar con una sola potencia ue en el ámbito mundial se vaya articulando una espesa red de insti-
12
hegemónica. Siguiendo con el mismo razonamiento, cuando la ad- 1ciones multilaterales de gobemanza es desactivada de un plumazo.
ministración de George W. Bush declara una nueva guerra global, de
hecho, suspende la vigencia del nuevo orden mundial de la posguerra
fría porque, según su interpretación, se han fr~cturado las bases de la
12. Estas tesis son defendidas explícitamente por políticos e ideólogos del
seguridad que ofrecía, para lo cual es preciso emprender una campa- entágono de la actual Administración, léase, D. Rumsfeld, P. Wolfowitz Y R.
ña militar de grandes dimensiones en el espacio y en el tiempo hasta erle y, desde fuera, por publicistas con gran influencia ~n el actual nú:l~o de
derrotar al nuevo enemigo y rehacer las bases de la seguridad sobre lo oder como R. Kagan, O. Kristol, F. Fukuyama o M. Ignaneff y otros parnc1pan-
que ya serán otros pilares. :s en importantes think tanks ultraconservadores.

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Se devalúa la legislación internacional al no considerarla vinculante modelo democracia liberal más economía de mercado ha vencido v
para los Estados Unidos. Su Constitución e instituciones son para los no existe una alternativa mejor, es el único posible. Pero se dice-ro~;
ideólogos de la administración la fuente única de legitimación de sus los valores «buenos» y «verdaderos» se hallan encarnados por los Es-
acciones, creándose de hecho dos tipos políticos de habitantes de la tados Unidos cuya sociedad es la «más fuerte», la «más libre» y la
Tierra, los ciudadanos estadounidenses y los otros. 13 A su vez, jerar- «más justa» del mundo. Situados en esta atalaya histórico universal el
quizados por tipologías grupales, los más próximos a los intereses esta- discurso legítimo sobre el orden mundial bueno y verdadero es
dounidenses, los occidentales, están más arriba y, los más lejanos, los monológico, parte de un centro, los Estados Unidos, y se proyecta
islámicos, los que se hallan más abajo. De facto, estos últimos son sobre el mundo sin recor,zocer a los otros. En realidad, cualesquiera
tratados como sospechosos por su adscripción religiosa, estatal o étnica, que sean los otros países sólo tienen que añadir detalles a este orden
poniéndose entre paréntesis sus derechos como personas y humillán- puesto que la verdad y la bondad están dadas a priori y la administra-
dolos como colectividad. ción de los Estados Unidos es su depositaria. No tiene sentido el diá-
De hecho, algunos de los principios del nuevo orden mundial logo con los otros países, no puede añadir nada a la bondad y verdad
han sido suspendid_os y otros reformados, cambiando notablemente de lo que la administración sabe y quiere. Incluso sus aliados tradi-
importantes acentos hasta producir un giro sobre algunos de sus ejes cionales son meras comparsas. El monologismo moral y cognoscitivo
principales y, por supuesto, sobre las consecuencias que genera su de la administración de George W. Bush tiene su coherente traduc-
aplicación. ción en el ámbito político internacional como unílateralismo estraté-
El informe presentado por C. Ryce en el mes de septiembre de gico. Establecidos los supuestos filosóficos y el espíritu moral y polí-
2002 titulado Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos tico de su estrategia el documento nos sitúa en el diagnóstico político
de América representa la puesta en orden discursivo de lo que se ha concreto y en las consecuencias prácticas que extrae la administra-
venido apuntando por el presidente y sus portavoces de la adminis- ción de George W. Bush.
tración que, además, paso a paso, se está poniendo en práctica. Un Después del 11 de septiembre los Estados Unidos estdn librando
giro en la estrategia de los Estados Unidos que de consolidarse defi- una guerra de alcance global. El enemigo es el terrorismo internacional
nitivamente abandona el marco estratégico del <<nuevo orden mun- y quienes les apoyan directa o indirectamente, los estados gamberros. Su
dial» y formula otra estrategia. La razón aducida es clara, estamos en pretensión es destruir la sociedad de los Estados Unidos y lo que re-
una nueva guerra global. La consecuencia del replanteamiento es la presenta, el «Bien». Es una lucha del Bien contra el Mal de resonan- G

orientación hacia la dominación de los Estados Unidos, no hacia la cias escatológicas: Como el Mal es a tal punto pervers_o_,___para defen-
continuación del orden hegemónico. -La- dominación pone el acento der el Bien valen todos los medios. El fin justifica los medios. Es
en la violencia, la hegemonía requiere de la persuasión y del consen- preciso destruir al enemigo antes de ser destruido por él. 14 Si es nece-
so. Llevarlo adelante desencadenará unas .consecuencias imprevisi- sario, el inmenso poder de los Estados Unidos, invocando su legíti-
bles al trastocar decisivamente, a través de la imposición forzada, las
bases del anterior diseño del <<nuevo orden mundial».
El informe parte de una variante de la conocida tesis de Fukuyama:
Después de las luchas del siglo veinte entre libertad y totalitarismo el 14. Desde este punto de vista, si la lucha es entre ei Bien y el Mal escatológico
estamos en una posición moral que presupone que «el fin justifica los medios». El
Mal total es inconmensurable, por lo cual, por más daños colaterales que se pro-
duzcan al luchar contra él, ia victoria por la fuerza del Bien siempre será una mejor
13. En este punto el supuesto «paloma» del Departamento de Estado, el ge- elección ética. No obstante, en la historia de la humanidad existen múltiples y
nerai C. Powell, según diversas declaraciones, coincide plenamente con los «halco- nefastas experiencias de la aplicación de un razonamiento análogo para justificar
nes» del Pentágono. agresiones desmedidas.

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ma defensa, deberd actuar de manera preventiva, ya sea en coalición o ción del sistema político-estratégico con el sistema económico-social
en solitario, antes de que el mal consiga sus fines. El objetivo marcard neoliberal, ahora, al estar en guerra, la prioridad estratégica se des-
los medios y las coaliciones. Los términos clave son pasar a la acción y plazaba hacia el primer sistema.
prevención. Según el documento, en el nuevo contexto mundial, es el «cruce
El análisis hace saltar por los aires el orden internacional presu- entre radicalismo y tecnología» lo que se convierte en un peligro letal
puesto en la Carta de las Naciones Unidas que sólo admite guerras que debe ser combatido antes de que ambos se conjuguen. La perver-
defensivas. Además, implícitamente, las normas de derecho interna- sidad radical del tr;rrorismo y de los estados gamberros asociado a las
cional son juzgadas instrumentalmente. Por otra parte, en lugar de armas de destrucción masiva es lo que convierte la combinación en
asentar el nuevo orden mundial, como hasta ahora habían hecho las devastadora. Durante los años noventa se han hecho patentes los
tres administraciones anteriores, sobre las guerras defensivas, las «gue- nuevos males, los estados gamberros y el terrorismo, que con la ayu-
rras humanitarias» y la hegemonía, se pasa de hecho a legitimar las da de la tecnología ponen en peligro la seguridad de los Estados
dos proposiciones; da mejor defensa es el ataque» y «no debemos Unidos. Iraq, Corea del Norte y otros estados son el ejemplo de esta-
dejar a nuestros enemigos pegar primero» como base del sistema in- dos perversos dispuestos a facilitar armas de destrucción masiva a
ternacional a establecer por los Estados Unidos, es decir, las guerras «sus dientes terroristas». Los Estados Unidos deben reaccionar arti-
preventivas y la dominación. Con la administración de George W. culando todo su sistema de seguridad para hacer frente a esta amena-
Bush la doctrina del ataque preventivo se convierte en el núcleo cen- za y sólo cabe un medio efectivo de reacción, la estrategia de las ac-
tral de la Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. ciones preventivas.
Por lo que vamos a llamar a esta estrategia que a partir del documen- En el diagnóstico subyacen dos presupuestos, el primero referido
to comentado sustituye a la del nuevo orden mundial, estrategia·de a los estados gamberros y el segundo .referido a los terroristas. Ambos
las acciones preventivas. presupuestos y su conexión son presentados como evidentes, por lo
Esta estrategia es una concepción de la seguridad nacional dife- que no hace falta ningún tipo de demostración y, de hecho, no se
rente de la del «nuevo orden mundial» en la cual se suponía que ha- aporta en todo el documento estratégico. De manera que p:;_rece p:~­
bía unos valores occidentales de alcance global compartidos por los dente examinar críticame_nte lo que se presenta como una anrmac10n
aliados y unas alianzas centrales articuladas en torno a los Estados incontrovertible, clave de bóveda en el razonamiento sobre la seguri-
Unidos que garantizaban esta defensa. Ahora, los valores buenos y dad que justifica la estrategia de los ataques preventivos.
verdaderos son encarnados de manera exclusiva por los Estados Uni- 1) El primer presupuesto es el referido a los estados gamberros.
dos, el foco de-toma de decisiones es unilateral y los aliados son me- Este presupuesto se compone a su vez de tres afirmaciones; a) existen
ramente instrumentales. Antes se trataba de gestionar el orden mun- unos. estados gamberros cuya voluntad es destruir los Estados Uni-
dial en función de los intereses de los Estados Unidos, no obstante, el dos; b) los estados gamberros tienen, o pueden tener, una tecnología
mapa geopolítico, en líneas generales, seguía siendo el que había que- a base de armas de destrucción masiva y mísiles para transportarlas
dado después del desmoronamiento de la Unión Soviética, ahora, que pongan en peligro la seguridad de los Estados Unidos; c) los
proyectan cambios muy importantes. Antes los peligros potenciales estados gamberros pueden facilitar a los terroristas estas armas para
se contemplaban con una cierta distancia, no se veían como inmi- que dañen a los Estados Unidos. 2) El segundo presupuesto es el
nentes, ahora se afirma como un hecho estar en plena guerra caliente referido a los terroristas y se compone a su vez de tres afirmaciones;
con un enemigo ultra perverso con un enorme potencial destructivo, a) los terroristas odian el modo de vida americano hasta inmolarse
lo cual conduce a relegar todo tipo de trabas legales y procedimentales para combatirlo; b) el terrorismo es un fenómeno de dimensiones
establecidas en el sistema internacional en función de ganar la gue- históricas que pone en peligro la seguridad de la única superpotencia
rra. Antes, con el nuevo orden mundial, se contemplaba la articula- mundial; c) el terrorismo se aliará con los estados gamberros para

148 149
combatir a los Estados Unidos. El comentario crítico que realizamos nes Unidas que eliminaron buena parte de sus armas químico bioló-
sobre los presupuestos subyacentes y sus afirmaciones correspondientes gicas y al que se ha sometido permanentemente a dos grandes zonas
invalida el diagnóstico del documento. de exclusión aérea. En estas condiciones no hay ningún argumento
La afirmación a) sobre los estados gamberros; «existen estados de peso que permita pensar que este país, por más que su régimen sea
gamberros cuya voluntad es destruir los Estados Unidos», supone pri- despreciable, esté en condiciones de tener las armas, tecnología, in-
mero que existen estados gamberros qui:: no cumplen las leyes inter- fraestructura y ejército para atacar a los Estados Unidos y no ser de-
nacionales, castigan a su pueblo, desean obtener armas de destruc- vastado de manera implacable en un corto espacio de tiempo. Un
ción masiva, fomentan ei terrorismo y odian a los Estados Unidos. razonamiento semejante se puede aplicar al caso de Corea de! Norte,
Las tres primeras características situarían por decenas el número de aunque disponga de una o dos bombas atómicas y de algunos mísiles
estados gamberros -entre los cuales se incluyen los mismos Estados que difícilmente pueden llegar hasta la costa oeste de los Estados
Unidos (Chomsky, 2000)-, por tanto, las dos últimas característi- Unidos, además, en los últimos años, debido al aislamiento del régi-
cas, «fomentan el terrorismo» y «odian a los Estados Unidos», serían men, a su pobreza crónica y a los cambios en su entorno, ha estado
la diferencia específica que nos permitiría reducir su número a unos intentando mejorar sus relaciones con Corea del Sur y los países oc-
cuantos. De hecho, el informe sólo cita dos estados gamberros, por lo cidentales -al menos antes de enterarse de que formaba parte del
que sólo nos referimos a ellos. La carga de la prueba residiría en de- «eje del mal»-, aceptando por la vía diplomática conversaciones de
mostrar que fomentan el terrorismo global de Al Qaeda -el único reducción de armamentos a cambio de acceso a energía fósil y pro-
terrorismo global-. En el caso de Iraq y Corea del Norte los vínculos ductos básicos. La afirmación b), en algunas ocasiones, al tratarse del
con el terrorismo de Al Qaeda son muy escasos como ponen de relieve caso de Iraq adquiere la forma del condicional contrafáctico, «SÍ tu-
los informes de todos los servicios secretos occidentales -la CIA y el viese ... atacaría». El razonamiento planteado de esta manera condu-
M-15 entre ellos- y de las agencias y centros de estudios polemoló- ce hacia donde desea quien establece la condición, no prueba nada y
gicos. La segunda parte de la afirmación «que tienen la voluntad de es predicable de quien queramos. Es decir, no podemos partir de si
destruir a los Estados. Unidos» aplicada a los casos de Iraq y Corea del tuviese bombas atómicas, porque no las tiene, de si tuviese mísiles
Norte es endeble. Si los dictadores de ambos países han mencionado que pueden llegar hasta los Estados Unidos, porque no los tiene, ni
en alguna ocasión este deseo no pasa de ser una bravuconada, de he- de que atacaría a los Estados Unidos porque no le ataca, no dice que
cho, nunca han atacado a los Estados Unidos, aunque Estados Uni- le atacará y no prepara a su población para hacerlo.
dos los ha atacado a los dos, y sus problemas reales y su voluntad La afirmación c) «los estados gamberros pueden facilitar armas
constatada se afanan con todas sus energías en el mantenimiento del de destrucción masiva a los terroristas para atacar a los Estados Uni-
poder en sus descontentos y empobrecidos países. Difícilmente puede dos», en el caso de Iraq y Corea del Norte, sabemos que hasta el
su voluntad atender a una acción de dimensiones tan colosales como momento se han cuidado mucho de hacerlo, sería muy torpe por su
la de «destruir a los Estados Unidos». parte hacerlo ya que después del 11 de septiembre la sola sospecha
La proposición b) «los estados gamberros tienen o pueden tener fundada de que lo hacían desencadenaría un ataque devastador con-
una tecnología a base de armas de destrucción masiva y mísiles para tra ellos. Además, tanto uno como otro son estados laicos enfrenta-
transportarlas que pongan en peligro a los Estados Unidos», no resis- dos al terrorismo islámico de Al Qi.eda, el cual los considera a ambos
te el análisis empírico. Partiendo de los datos Iraq es un país empo- como enemigos, al primero por apóstata y traidor y al segundo por
brecido, con todas las infraestructuras destruidas, sin ninguna insta- ateo y pecador. La pretensión de que dichos estados pueden facilitar
lación avanzada en la que tratar material nuclear, con el grueso de su armas de destrucción masiva a los terroristas de Al Qaeda es una
moderno ejército y aviación destrozados en la guerra del Golfo, en el atribución infundada que sólo tiene verosimilitud para el caso de una
que se han realizado hasta noventa y ocho inspecciones de las Nacio- profecía inducida por el que la formula y no por el estado de cosas

150 151
existente, es decir, que el ataque devastador a uno de ellos, ya sea Iraq lógicos y razonamientos desiderativos e ideológicos con el fin de jus-
o Corea del Norte le sitúe en una posició.l_l tan desesperada que in- tificar una guerra contra Iraq?
tente cualquier medio posible de defensa entre los cuales este podría
ser uno.
2) Por lo que hace a la segunda presuposición referente a los te- De la guerra contra el terrorismo a la guerra geoeconómica y
rroristas en el caso de la afirmación a) «los terroristas odian el modo geoestratégica
de vida americano hasta inmolarse para combatirlo», si se refiere a Una vez lanzada la ofensiva contra Afganistán y ganada militarmen-
los terroristas de Al Qaeda, es plenamente válida ya que ha tenido te la guerra por los Estados Unidos contra el régimen talibán, aun-
una terrible constatación en la fecha del 11 de septiembre. En cuanto que no contra Al Qaeda, para los halcones del realismo político ultra
a la afirmación b) «el terrorismo es un fenómeno histórico que pone conservador se establece la premisa -según afirman- evidente an-
en peligro la seguridad de los Estados Unidos», puede sostenerse con tes comentada; tanto Al Qaeda como Iraq se sitúan en el mismo fren-
buenos argumentos que Al Qaeda por los atentados cometidos, por te de combate contra los EE UU y, este último, puede pasar armas de
su forma de organización clandestina articulada corno una red global destrucción masiva a los primeros que las utilizarán. De lo que si-
y por la base de la que se nutre de activistas, las masas de jóvenes guen el próximo objetivo para una intervención preventiva, Iraq.
integristas wahabitas, es un fenómeno de dimensiones históricas que En el golfo Pérsico se dan los fenómenos considerados más peli-
ha puesto en peligro la seguridad de los Estados Unidos al menos grosos para la seguridad de los Estados Unidos, la proliferación del
una vez, el 11 de septiembre, por lo que se justifica la lucha del Esta- terrorismo islámico y dos de los estados del eje del Mal, Iraq e Irán.
do americano contra el terrorismo de Al Qaeda. En lo referente a la En concreto, Iraq se halla situado en el medio de la zona. y es el Esta-
afirmación c) «el terrorismo se unirá a los estados gamberros para do que tiene más reservas petrolíferas en su subsuelo después de Arabia
combatir a los Estados Unidos», ya hemos comentado más arriba la Saudita. El círculo se cierra, Iraq el nuevo chivo expiatorio de la
contraparte de esta afirmación, tanto Iraq corno Corea del Norte son causalidad diabólica es el mismo sobre el que se tiene el máximo in-
considerados por Al Qaeda corno enemigos y sólo en el caso de la terés material-económico y militar- en controlar (al margen de la
profecía autocurnplida sería verosímil una convergencia, en cualquier pervers¡dad manifiesta del régimen de Sadam, puesto que otros regí-
caso el cumplimiento de la profecía depende de la actuación de los menes de la zona son igualmente perversos, léase Paquistán o Arabia
Estados Unidos. Saudita, aliados de los EE UU, que han organizado y financiado el
El resultado del comentario crítico sobre la afirmación clave de terrorismo wahabita y, estos sí, aún mantienen fuertes lazos con éste).
bóveda del documento sobre seguridad de septiembre de 2002 refe- De hecho, el propósito de atacar a Iraq es anterior al estableci-
rente a que los estados gamberros están dispuestos a facilitar armas miento de supuestos vínculos con Al Qaeda. La argumentación que
de destrucción masiva a «sus clientes terroristas» es concluyente; re- los asocia parece construida para justificar la agresión. Existen bue-
ferente a Iraq y Corea del Norte las tres afirmaciones son insostenibles; nas razones para pensar que con anterioridad al 11 de septiembre y
sobre el terrorismo de Al Qaeda se sostienen las afirmaciones a) y por tanto, del establecimiento del supuesto lazo con Al Qaeda, los
b), pero no la c). Una conclusión como ésta aconsejaría centrar la halcones actuales de la administración habían llegado a la conclu-
estrategia de seguridad nacional en las dos afirmaciones ciertas y sión de la conveniencia de atacar Iraq. Por una parte, D. Rurnsfeld y
desestimar ias otras cuatro como punto de partida del razonamiento P. Wolfowitz, actuales número uno y número dos del Departamento
estratégico. de Defensa, en 1998 escribieron a B. Clinton una carta proponién-
Como estas conclusiones parecen claras y hasta cierto punto dole una estrategia para derrocar a S. Husein. Por otra parte, es sabi-
intuitivas, ia pregunta es, ¿por qué la administración de George W do por testimonios solventes no desmentidos que el 12 de septiem-
Bush incurre en tal deformación de los datos empíricos, paralogismos bre de 2001 D. Rurnsfeld y su equipo del Departamento de Defensa

152 153
planteaban abiertamente la necesidad de atacar Iraq, cuando no te- La prioridad de la acción contra el terrorismo, de hecho, pasa a
nía nada que ver con los atentados y es de suponer que la prioridad un segundo plano, desplazada por la prevista intervención preventi-
inmediata para la seguridad de los Estados Unidos era luchar contra va destinada a resituar las posiciones de los Estados Unidos en el golfo
Al Qaeda. Para ideólogos de la fuerza como P. Wolfowitz y R. Perle se Pérsico hacia objetivos geoeconómicos y geoestratégicos de más al-
abría la oportunidad de activar planes elaborados con anterioridad cance en el largo plazo. La administración de George W Bush hace
en los que se sugería la doctrina del ataque preventivo y la reorgani- así explícitos sus objetivos imperiales de reordenar una gran área estra-
zación de la zona geoeconómica y geoestratégica del golfo Pérsico. tégica del mundo en función de lo que interpreta son sus intereses
Intenciones ratificadas poco tiempo después por las declaraciones nada valiéndose de la estrategia de las acciones preventivas. La cuestión
menos que del vicepresidente D. Cheney según las cuales se debía que deja en el aire una vez conseguido este objetivo es la posibilidad
volver a trazar el mapa de Oriente Próximo. Posición que posterior- de profundizar en la estrategia y atacar a otros estados de la zona,
mente se ha convertido en oficial de la administración, reiterándose Irán, Siria ... o, en su caso, infundirles tal temor que de hecho se auto-
en múltiples ocasiones. limiten según los deseos de la administración actual. De cada vez
Los ideólogos de la fuerza de la Administración estadounidense más el lenguaje y las pretensiones de la única superpotencia son las de
han manifestado en diversas ocasiones que la conflictividad del mun- un imperio político-militar mundial basado en la dominación.
do islámico en la actualidad es el principal peligro para los Estados Las consecuencias no queridas de tamaña reconducción de las rela-
Unidos puesto que puede trastocar su seguridad y afectar algunos de ciones internacionales acaban con el nuevo orden mundial de la pos-
sus intereses vitales a medio y largo plazo, especialmente, el control de guerra fría y potencialmente abren un período de guerras e interven-
las principales áreas productoras de petróleo que garantizan los bajos ciones sucesivas de los Estados Unidos que deberían dar por resultado
precios de este combustible fósil en los mercados mundiales, respecto otro orden que aún falta por concretar por parte de quienes impulsan
de los cuales la dependencia estadounidense ya es relevante y va a ir unilateralmente semejante transformación, la administración de George
creciendo rápidamente en los próximos años (RIFKIN, J., 2002). Ade- W Bush, aunque van perfilando algunas de sus presuposiciones.
más, existen otros dos asuntos relevantes para las alianzas geoestratégicas Tales intervenciones unilaterales sucesivas de los Estados Unidos,
de los Estados Unidos en Oriente Medio, por una parte, la seguridad previstas por los ideólogos del Departamento de Defensa representan
de Israel como principal catalizador y aliado geoestratégico y, por otra, un riesgo difícilmente asumible en una sociedad del riesgo global, in-
la potencial inestabilidad social y política que en un futuro puede afectar cluso para una potencia como los Estados Unidos. Un mundo de alta
a aliados hasta ahora claves como Arabia Saudita o Egipto. complejidad que social, económica e informativamente se ha globali-
Los ideólogos del realismo ultra conservador han identificado los zado, con seis mil millones de habitantes, con tremendas desigualda-
dos objetivos militares prioritarios en su política de pasar a la acción des y conflictos, con una población islámica de mil doscientos millo-
directa; el terrorismo islámico e Iraq, como el Estado más «peligro- nes de creyentes, dos potencias en expansión.de dimensiones enormes
so» del eje del Mal. El interés vital de los Estados Unidos porgaran- como China y la India, la emergencia de una red social global que ha
tizar para sí el control de la principal zona del mundo en reservas de configurado un público y una sociedad civil global en ciernes, una
petróleo y gas natural, el golfo Pérsico, confluye sobre el debilitado Unión Europea que pretende tener una posición propia en política
Estado iraquí, presa geoestratégica fácil para los Estados Unidos por · exterior y una Rusia que tendrá que hacer valer su posición de poten-
su extrema debilidad militar y central para la proyección desde allí de cia asiática, una economía norteamericana afectada de importantes y
su poderío sobre toda la zona. La generalidad con la que esta admi- crecientes desequilibrios macroeconómicos, etc., A todas luces una
nistración hace uso de los focos de inseguridad estratégicos para los transformación unilateral dirigida desde el centro del imperio, la ad-
Estados Unidos le permite pasar del terrorismo a un Estado gambe- ministración actual de los Estados Unidos, mediante una estrategia
rro, y viceversa, según la conveniencia táctica del momento. de intervenciones preventivas que suponen un estado indeterminado

154 155
de guerra global es incluso demasiado cuando el resto del mundo no Posición representada por el Departamen~o de Estado. .se conside-
C:
considera que ésta sea la situación y se resistirá de una manera u otra ra que dado el desproporcionado diferencial de poder militar, con un
a aceptar la nueva reconfiguración del orden internacional que se pre- ataque rápido que provoque «conmoción y espant~» entre la pobla-
tende. Además, muy probablemente, ni siquiera los intereses y el pú- ción iraquí, se desmoronará el régimen de~· ~usem._B.~scar el apo-
blico en los Estados Unidos coincidirían con la administración en la yo internacional es superfluo y desvía el objetivo. Posic10n repres~n­
necesidad de emprender semejante camino en solitario. El problema tada por el Vicepresidente, el Departamento de Di;fensa y la Consejera
son íos costes de todo tipo de la continuidad de tal senda equivocada. Nacional de Seguridad.
· Quienes defendían esta última posición pensaba~ en obtener una
consecuencia indirecta muy relevante como resultado de esta guerra.
Crónica de una guerra anunciada La victoria servirá para dejar claro al mundo el nuevo mensaj~ del
La decisión estaba tomada, la administración de George W Bush imperio: los múltiples intereses, acuerdos y ~ormas de l.ª comumdad
quería, en primer lugar, establecer un régimen afín a lo que conside- liliputiense internacional no ataran con ~n sm fin ~e lulos de seda al
ra son sus intereses en Iraq y, en segundo lugar, proyectar su poder hipergigante militar estadounidense. Qm~nes se qmeran.s~mar a sus
indiscutido de manera estable en la zona. 15 Para lo cual disponía de designios podrán obtener algunos beneficios por los .servICios presta-
un poder militar infinitamente superior al del desprestigiado y muy dos, quienes se opongan se tendrán que enfrentar directamente co~
debilitado militarmente régimen de S. Husein. Para los ideólogos de la voluntad del Estado más poderoso del mundo. Tal como .lo an~h­
la fuerza de la administración, dadas tales condiciones, se trataba de zan los ideólogos ultraconservadores; en un mundo de relaciones m-
«pasar a la acción». Las razones con las que justificar la «intervención ternacionales en el cual en último término impera la fuerza ~olítico­
preventiva» se habían ido desgranando durante un año hasta quedar militar, la actual administración norteamericana ha de de¡ar cl~ro
formuladas en la Estrategia de Segurídad Nacional de septiembre de que cuando quiera y donde quiera hará valer su inalcanzable supeno-
2002; la combinación perversa de Estado gamberro, armas de des- ridad militar e impondrá su voluntad de poder. . .
trucción masiva y apoyo al terrorismo internacional. El problema El resultado de los tiras y aflojas entre amba~ pos1c10nes estaba
era, cudndo y cómo pasar a la acción. cantado. La segunda posición tenía las cartas marcadas. En l.os dos
casos el objetivo imponía la solución de~ ataque. O s: pasab.a direcr:-
«Pasar <1 la acción» en la «estrategia de las intervenciones mente a la aplicación de la segunda opción o se segm.a l~ pnmera via,
preventivas» en este último caso, o se obtenía a través de ella el ob¡envo del ataque
El debate en la administración de George W Bush era de medios y y la ocupación de Iraq o, sobre la marcha, se viraba ~acia la segunda
tiempos: O bien se ataca a Iraq reeditando una amplia coalición in- opción. Por lo que la primera posición só~o po~ía imponerse en la
terna.::íonal, contando con la legitimidad de las Naciones Unidas. improbable coyuntura de no. encontr~ senas resistenc1.as. :n el ,C~n­
sejo de Seguridad de las Nac10nes Umdas y entre la opmton publica
internacional.
15. Las valoraciones hasta aquí realizadas fueron escritas ames de la segunda En el Consejo de Seguridad se sentaban potencias regi~nal~s que
guerra á-c los Esrados Unidos contra Iraq con el objetivo de presentarlas a unas
Jornada; realizadas a finales de febrero en Palma de Mallorca. Dos meses después,
no podían admitir sin más las nuevas ~or~as d_e lo~ id~ologos'
con vistas a la pubiicación de tales materiales, creemos conveniente introducir otro neoconservadores. Ni Francia, ni Alemama, m Rusia, m Chma po-
apartado. «crónica de una guerra anunciada», que valore los acontecimientos pre- dían aspirar a mantener una posición. de p~tencias políti.co-milita:es
vios y las consecuencias inmediatas de la guerra. El texto anterior se ha mantenido regionales si se plegaban ~ l~ estr~~egia umlateral de las mtervenc1~~
en su integridad tal como fue escrito inicialmente excepto en la introducción de
nes preventivas de la admmistrac10n de George W Bush, tanto. mas
notas a pie de página y las correcciones de tiempo verbal y alguna aclaración con
vistas a su publicación con posterioridad a la segunda guerra de Iraq. cuanto que se trataba de redefinir el poder en la zona del Onente

l"i7
156
Medio, golfo Pérsico y Mesopotamia, en la cual se concentran el 65 % generado la formación de una precaria, pero real, sociedad civil global
de las reservas de petróleo mundiales, cuando se sabe que a partir de en la cual se configura una plural y dinámica opinión pública global
201 O la escasez mundial en la oferta se convertirá en progresiva hasta con multitud de focos. Semejante configuración se ha plasmado
volverse crónica a lo iargo de la década en relación a una demanda metonímicamente en los primeros años del siglo veintiuno en ios
mundial creciente. foros alternativos simultáneos y contrapuestos de Davos y Porto Ale-
Si los líderes políticos de estas cuatro potencias regionales acep- gre. El teórico de las relaciones internacionales que participó como
taban tales condiciones estaban hipotecando su futuro, no ya como subsecretario de Estado de Defensa en la administración de B. Clinton,
grandes potencias, sino como meras potencias regional~s. Nec~sita­ Joseph S. Nye Jr. (2002), 'afirma que en el ámbito de la opinión pú-
ban un orden internacional basado en un minimo de mulnlateral1smo. blica global actual es prácticamente imposible en tales condiciones
El suficiente para icontar con ellas a la hora de definir el estatus de controlar los flujos constantes de comunicación, incluso para la po-
una zona geoeconómica y geoestratégica vital para el futuro global. tencia mediática e informativa de los Estados Unidos. Lo que llama
Por otra parte, Francia y Alemania contaban con lideres reciente- el poder flojo se tiene que ejercer por la vía de la influencia y el con-
mente elegidos, el primero, gaullista por una abrumadora mayoría y, senso. No puede imponerse militarmente.
el segundo, estaba comprometido con el bando de la paz desde la El ataque del «Imperio», vulnerando las reglas internacionales y
can1Paña electoral ven Rusia y en China contaban con dos lideres sin un casus belli claro, tenía muy pocas probabilidades de convencer
indi;cutidos en el poder. De modo que para un asunto tan relevante en la disputa globalizada de la opinión pública mundial, cuando quie-
los cuatro líderes estaban en condiciones de mantener un pulso di- nes se lo discutían podían poner en circulación muy buenas razones
plomático con la administración de George W. Bush. y tenían un procedimiento legitimado internacionalmente a través
Detrás de la firme posición de las potencias regionales otros paí- del cual desarrollar el debate y contrastar los resultados del proceso,
ses del Consejo de Seguridad podían encontrar un cobijo para resis- aceptando como punto de acuerdo el desarme de Iraq antes de pasar
tir la presión de la Administración de George W. Bush. A todas luces a la acción; el sistema de inspecciones de las Naciones Unidas ampa-
dichos países prefieren un orden internacional multilateral regulado rado por la resolución 1441 y el Consejo de Seguridad. Como conse-
por compromisos en lugar de un orden imperial sometido directa- cuencia, a lo largo y ancho del mundo, por primera vez en la historia,
mente a los intereses de los Estados Unidos y a la espada de Damocles se sucedieron movilizaciones masivas oponiéndose a la guerra coor-
de la estrategia de las intervenciones preventivas. Tan sólo se alinea- dinadas de manera descentralizada a través de la red que daban la
ron con las tesis de fa Administración Norteamericana; Gran Breta- vuelta al globo a medida que el uso horario iba girando. Asimismo,
ña, debido a su firme alianza tradicional con los Estados Unidos y el la prensa internacional reflejaba mayoritariamente esta posición. La
interés de su Primer Ministro T. Blair en ser imprescindible en el administración norteamericana perdía la disputa de la opinión públi-
papel de puente entre los Estados Unidos y Europa; el gobierno espa- ca internacional.
ñol, debido a la fe del «converso» del presidente Aznar a las <<nuevas» Tanto Rumsfeld como P. Wolfowitz y R. Perle habían declarado
ideas neoconservadoras, militaristas y redentoras de la administra- que consideraban inútil la discusión, de hecho, deseaban evitarla
ción Bush y; por último, la derechista y frágil Bulgaria. El bloque pasando a la acción antes de iniciar el debate. Eran consecuentes con
defensor de la legalidad y el procedimiento internacional se mantuvo su filosofía de que en el tablero internacional al final se impone la
a pesar de las fuertes presiones a que se veía sometido y a los intentos fuerza y no las razones, terreno este último en el cual por lo demás,
de dividirlo de los partidarios de la guerra. Los Estados Unidos per- dadas las circunstancias, tenían las de perder.
dían la conjiwztación diplomática internacional. El resultado del debate en el seno de la administración de George
Las consecuencias no buscadas de la globalización y de la revolu- W. Bush ofrecía muy poco margen para los defensores de la primera
ción de las comunicaciones de los años noventa del siglo veinte han posición, el Departamento de Estado. En la medida que fueron apa-

158
159
reciendo dificultades en la articulación de una coalición internacio- muy favorable frente a los países de su entorno pa~a situar la cuestión
nal con el refrendo del Consejo de Seguridad de la ONU se viró hacia de los palestinos con todos los ases en poder del gobierno de A. Sharo~.
el ataque, abandonando la administración norteamericana, Gran Bre- Se constata así que la actual administración de los Estados Um-
dos mantiene una idea hobbesiana de las relaciones internacionales
taña y España el pr~cedimiento de diálogo establecido en el Consejo
de Segundad y ponrendo en marcha el plan de ataque unilateral con basada en la aplicación de su inalcanzable fuerza polírico-militar,
el supuesto apoyo de una coalición internacional que de hecho se inplementada a través de una racionalid~~ práctica excl~sivame~te
reducía a la Gran Bretaña y, más simbólicamente que otra cosa, a instrumental. Desde el inmenso poder militar norteamencano qme-
Australia, Polonia y España. Dada la incomparable asimetría en el nes defienden tales posturas pueden llegar a creer que son capaces de
potencial destructor entre ambos contendientes los resultados mili- configurar el mundo conforme a su voluntad de poder. No obstante,
6
las relaciones internacionales en la sociedad del riesgo global1 no pue-
tares,n? podían ser ot~os que la derrota relativamente rápida y total
del reg1men de S. Husem. Como así fue. La administración de George den reducirse solamente á hobbesianismo, como tampoco solamente
• 17 l . .
W Bush obtenía la victoria militar. a lokeanismo o cualquier otro «ismo», sea rnnnsmo, marxismo,
nacionalismo, alobalismo. Son todo esto y mucho más.
Valorando la ofensiva modificadora del nuevo orden mundial El peligro ;ara todos, induidos los mismos Estados ~nidos, ~e
Durante este proceso se han puesto de relieve muchas dimensiones, la política basada en la aplicación unilateral de la, fuer~a i:nas la razon
instrumental como ejes fundamentales de la razon practica es que, a
consecuencias imprevistas, ambivalencias y contradicciones, tanto glo-
pesar de los medios con los que cuenta pa.ra imponerse, lo~ inmensos
~~es como r~gi~nales, de las r~laciones internacionales, sociales, po-
Imcas y econom1cas, que conviene valorar para calibrar el significado daños que genera su aplicación y las múlnples conse~uencias no que-
de la puesta en marcha de la ofensiva que pretende reestructurar el ridas que provoca y va a provocar en el futuro, al aph~arse a.un mun~
do tan complejo e imposible de reducir a una pocas ideas simples, si
orden mundial por parte de la administración de George W Bush.
no es a costa del ejercicio de una inmensa violencia para acomodarlo
Sin un animo exhaustivo destacamos algunas, entre las que nos pare-
cen especialmente relevantes:

-El peso de la estrategia de la actual administración descansa casi


16. Utilizamos el término «sociedad del riesgo global» tomándolo del libro de
exclusivamente en la aplicación del incomparable diferencial de fuer-
Beck, U. (1999, 2003) del mismo título. En la sociedad del riego giobal las con~e­
za militar favorable a los Estados Unidos respecto de cualquier otro cuencias no previstas y acumuladas en el tiempo, producto~ de su propia. dinám.1~a
país o coalición de países. Conseguir el objetivo de la victoria militar e instituciones, irrumpen cuando y donde no se las espera en forma de 1mprev1S1-
utilizando dichos medios de poder permitirá trasformar la victoria bl~s trastornos sociales y/o naturales de dimensiones a la vez globales y locales.
militar en victoria política y ésta, a la postre, en victoria diplomática 17. Cuando en este contexto nos referimos a «hobbesianismo», «lokeanismo»
y los otros «ismos» citados io hacemos en el sentido que ios publicista~ Y periodis-
y entre la opinión pública global. Siguiendo esta concepción, en el tas dedicados a las relaciones internacionales suelen hacerlo convencwnalmente,
caso de Iraq el objetivo se orienta; en primer lugar, en instalar un más que a una interpretación filosófica compleja y marizada..Generalmente ha-
gobierno iraquí favorable a los intereses de los Estados Unidos; en blan de hobbesianismo cuando se quiere indicar que a las relac10nes entre estados
segun?o lugar, d~sde esta posición de fuerza, en «re-dibujar el mapa» se les atribuye las relaciones entre individuos en el estado narural de Hobbes, es
decir, homo homini lupus. Cuando decimos lockeanas se atrib~1ye a los e~tados las
de Onente M~dio, Mesopotamia y Persia; en tercer lugar, en impo-
relaciones entre individuos de la sociedad civil. Cuando decimos kannanas nos
ner la aceptación de la nueva realidad en dicha región al mundo, referimos al proyecto de unas relaciones cosmopol.iras reguladas por d, derecho
doblegando las resistencias por la vía de los hechos consumados y; en internacional. Cuando decimos marxistas nos refenmos a una concepcion de las
cuarto lugar, en ofrecer a su único aliado estructural en la zona con relaciones internacionales condicionadas fundamentalmente por el conflicto de
un gobierno ultraconservador afín, Israel, una correlación de fuerzas clases. Y así sucesivamente para los restantes ismos.

161
160
a tales designios, probablemente hará que la complejidad de la reali- presencia de la gran mayoría chiíta entre la población - alrededor del
dad acabe por emerger en forma de un fuerte incremento de los ries- sesenta por ciento- en manifestaciones contrarias a los nuevos go-
gos globales? socavando las presuntas mejoras que se prometen «para- bernantes, los deseos contenidos momentáneamente de autogobiemo
sÍ» quienes las propugnan. kurdo en el norte, donde son mayoritarios, incluyendo en la impor-
tante ciudad de Mosul, y la resistencia de los árabes sunitas a las medi-
-En el desarrollo y conclusión de la guerra se ha podido constatar la das del ejército estadounidense, minoría en tomo a la cual desde que
ignorancia y desvalorización que de la complejidad y sentimientos de la se formó Iraq se han articulado las coaliciones de poder, han quedado
sociedad iraquí tenía la administración de George W Bush. Espera- de manifiesto desde el principio. De manera cada vez más explícita se
ban el inmediato desmoronamiento del régimen de S. Husein, el reci- comprueba que el derrocamiento del régimen de S. Husein se ha tras-
bimiento por parte de la población de las tropas angloamericanas como formando en una ocupación militar anglonorteamericana.
liberadoras y la instalación sin grandes problemas de una administra- La ocupación de un país tan complejo corno Iraq, con fuertes vín-
ción provisional por parte del ejército victorioso, con la pantalla publi- culos sociales tradiciones muy resistentes, en el cual el plan puesto en
citaría de un gobierno de segundo nivel formado por iraquíes afines. práctica por los Estados Unidos ha consistido fundamentalmente en
Un mes después de tomada militarmente Bagdad los tres presu- pulverizar el poder del partido-Estado Baaz, sin planificar el soporte a la
puestos proclamados en reiteradas ocasiones por los portavoces de la innumerables veces castigada población iraquí, ha significado el desmo-
administración han resultado erróneos. Se ha constatado que la pobla- ronamiento total del Estado, un inmenso caos social y una miseria eco-
ción iraquí estaba mayoritariamente contra el régimen de Sadam, no nómica abrumadora. El mínimo funcionamiento de la interacción Esta-
obstante, no tenía ninguna simpatía por
las fuerzas invasoras, debido do-sociedad se ha desvanecido de un día para otro por desaparición del
a ello y al margen del miedo que les infundían los partidarios del régi- primero. Por una parte, en medio del inmenso caos y de las desgracias
men caído, la población no colaboró en ningún momento de manera del final de la guerra, de la caída del régimen y del inicio de la ocupa-
relevante coplas fuerzas atacantes. 18 Una vez la población se ha senti- ción, el poder social emergente ha partido de las vigorosas redes sociales
do aliviada de la represión que ejercía el régimen de S. Husein y de la tradicionales, el islamismo chiíta y sunita, las redes tribales y étnicas, las
enorme tensión que produce la guerra para quienes la padecen, en facciones armadas kurdas y las organizaciones mafiosas. Por otra parte,
cuanto ha tenido oportunidad y de manera reiterada, ha pasado ama- el gobierno que desde el Pentágono se planificó para reorganizar el in-
nifestar al ejército norteamericano que les dejen gobernarse solos. La menso caos provocado por las terribles consecuencias acumuladas del
embargo, la guerra y la ocupación, formado en primera instancia por
los militares norteamericanos y, en segunda, por la oposición iraquí pro-
cedente del exterior, organizada por Washington para tal efecto, han
18. Acontecimientos anteriores que costaron tanto dolor a la población iraquí
sido totalmente incapaces de hacerse con la situación y conectar con la
no se podían olvidar de la noche a la mañana, por lo que la desconfianza con las
tropas invasoras estaba cantada; el pasado colonial y la manipulación del país por población para comenzar a reorganizar un gobierno del país.
los ingleses; el apoyo que recibió Sadam de los Estados Unidos en los ocho años Las dificultades para que el poder social emergente desde el pro-
que duró la guerra contra Irán, a pesar de su represión y asesinatos a su propia pio sustrato social iraquí y una, aún non nata, administración anglo-
población; con el eíército de Sadam derrotado en la primera guerra del Golfo el arnericana-iraquí, puedan establecer sólidos puntos de encuentro pare-
mando americano no irqpidió a la guardia nacional la terrible represión contra la
sublevación chiíta del sur; las inmensas penalidades a las que ha estado sometida la cen enormes. Dadas las profundas divergencias de planteamientos Io
población iraquí como consecuencia del bloqueo económico y los bombardeos más probable es que la distancia se mantenga en el tiempo. De ser
anglo-americanos duran tes diez años en las wnas de exclusión aérea del norte y del este el caso, la ocupación militar anglo-americana no hallará una for-
sur. No es de extrañar que solamente en el norte kurdo las tropas americanas fue- ma de legitimación en el seno de la sociedad iraquí, siendo imprevi-
ran recibidas como liberadoras. El establecimiento del área de exclusión del norte
permitió a los kurdos establecer zonas liberadas del régimen de Sadam.
sibles los escenarios que pueden derivarse de ello en el largo plazo. En

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cualquier caso se basarán en el continuo ejercicio de la fuerza por do no promovidos, por las administraciones de los Estados Unidos.
parte de los ocupantes sobre la gran mayoría de la población autóctona. Los actuales casos de Paquistán, Arabia Saudita o Egipto pueden ser-
vir de paradigmas en dicha región.
~Las razones que públicamente sirvieron para justificar la interven- Se requería un argumento que acentuase la peligrosidad actual
c10n se han demostrado espurias; ni el régimen de S. Husein tenía para los Estados Unidos y la «civilización». El ataque terrorista de Al
armas de destr1:1cción masiva, ni representaba un peligro significati- ~eda a los Estados Unidos aportaba la sensación de peligro inmi-
vo para sus vecmos, y mucho menos para los Estados Unidos o para nente y la voluntad de reaccionar entre la mayoría de la población
la humanidad, ni tenía ninguna relación relevante con el terrorismo norteamericana. Se trataba de conectar este elemento motriz con el
de Al Qa~da. Además, ha quedado claro que estos argumentos eran régimen de Sadam. El puente lo establecían las armas de destrucción
construcc10nes ad hoc para justificar la guerra puesto que fueron re- masiva que supuestamente tenía y estaba dispuesto a facilitar a Al
legados a un se?undo lugar cuando las pruebas construidas para soste- Qaeda. Esta misma argumentación podía ser aprovechada para con-
nerlos Y la realidad de los acontecimientos los fueron desmintiendo vencer a la opinión pública occidental. Dichas razones sirvieron para
contunde~temente. Ni siquiera cabe el beneficio de la duda de pen- obtener el apoyo de la consternada y manipulada opinión pública
sar que qmenes los defendían se los creían. norteamericana, pero no de la mundial. No obstante, a medida que
Acabada la guerra se pueden dar por empíricamente ciertas las transcurría la guerra se ponía de relieve la inconsistencia del razona-
amenores ~~macio~es. Por ~ás que pueda hallarse algún tipo de arma miento y la falsedad empírica de las premisas. Se requería un giro
de destrucc10n masiva perdida por Iraq, o algún documento con al- argumental y, cercana la victoria militar, la «promesa» de la instaura-
guna ~eferencia a Al Qaeda, cuando tales elementos tenían que ser ción de una democracia en Iraq podía ser atractiva y servir de con,-
operativos era cuando estaba en juego la existencia del régimen de Sadam suelo para la disconforme opinión pública mundial.
Y, entonces, no tuvieron la más mínima relevancia pÓlítico-militar es Se trataba de legitimar la intervención a posteriori. Entre la opi-
decir, a los efectos de la construcción político-militar de la realidad no nión pública mundial, sea entre la inmensa mayoría de quienes se
existieron. A~emás, quedó de manifiesto lo que ya se sabía; militar- oponían a la guerra o, sea entre la mayoría de los que estaban a su
mente el régimen no podía combatir contra un potente ejército basa- favor, la desaparición del régimen de S. Husein era deseada. Análo-
do en las nuevas tecnologías y los nuevos sistemas de organización e gamente, se podía suponer que lo mismo ocurría por muchos más
intervención. Cuando estas apreciaciones se fuéron imponiendo en- motivos entre la mayoría de la población iraquí que lo padecía, de
tre la mayoría de la opinión pública mundial la administración de manera que el argumento de «traer la democracia» a Iraq era de otro
George W Bush desplazó el peso de la justificación del ataque hacia orden que los utilizados para justificar ex ante el ataque.
otras razones, básicamente, se trataba de justificar la intervención des- Entre la opinión pública de los Estados Unidos que mayorita-
tacando los. b~nefi~i~s que significaba «traer la democracia» a Iraq. riamente estaba convencida de los anteriores argumentos, el argumento
La admm1strac10n de los Estados Unidos no había acudido ante- de «traer ia democracia» a Iraq venía a reforzar las razones para justi-
riormente a ~ich~ ~rrim;n~o para justificar el ataque a Iraq porque ficar el ataque. Entre la opinión pública mundial dicho argumento
ante su pr?pta op1moi: publica,~ p~sar del mayoritario deseo de que tuvo un cierto impacto s?bre todo entre sectores temerosos de opo-
desapareciese S. Husem, no se JUStrficaba una intervención en este nerse a los Estados Unidos. No obstante, la información más veraz de
~o~ento c1:1a1:do estaba co~pletamente controlado, no realizaba lo que acontecía ofrecida por la prensa internacional, la escandalosa
nmgun r;iovim1_ento que pudiese cambiar la situación y cuando exis- doble vara de medir que utilizaba la administración norteamericana
ten much~s más regí~enes dictatoriales en el mundo, posiblemente en los casos de Israel e Iraq, el apoyo de Norteamérica a los regímenes
tanto o mas desestabilizadores, y no se interviene contra ellos Ade- despóticos y reaccionarios en el mundo islámico, la memoria de las
más, buena parte de tales regímenes han sido y son protegidos, .cuan- reiteradas intervenciones norteamericanas en Latinoamérica en nom-

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bre de la de'mocracia sosteniendo a la vez a las élites locales corruptas canas, la Unión Europea y Rusia. Sin embargo, como la actual admi-
y dependientes, el evidente interés de la administración en el control nistración de George W. Bush se niega a contemplar un escenario
del país con las segundas mayores reservas de petróleo mundiales, el consensuado lo más probable es que la situación de ocupación y con-
desprecio de la legalidad y de los procedimientos internacionales para flicto se empantane.
canalizar el conflicto, las manifestaciones de los representantes de la
administración de George W. Bush reforzando los temores de que -Las razones legales aducidas por el secretario de Estado C. Powell
estaba utilizando el conflicto para romper este frágil marco multilateral, para dar una pseudocobertura legal a la intervención anglonor-
hacían cuando menos recelar a la inmensa mayoría de la población teamericana en Iraq no se sostienen desde un punto de vista jurídico.
mundial de la afirmación de que las «inteneiones» norteamericanas En primer lugar, la Carta de las Naciones Unidas prohíbe la in-
fuesen las de «traer la democracia» a Iraq. tervención armada de un Estado contra otro si no concurren amenaza
Poner en marcha el procedimiento democrático en Iraq significa: o quebrantamiento de la paz o acto de agresión contra el primero. En
En primer lugar, que muy probablemente la gran mayoría de la po- segundo lugar y sometido al principio anterior, el artículo VII de la
blación de observancia religiosa chiíta, con una organización y con Carta afirma que es el Consejo de Seguridad quien tiene competencia
unos líderes venerados capaces de articular en poco tiempo a su co- en la decisión sobre el uso de la fuerza militar. En tercer lugar, la reso-
munidad de creyentes y con un proyecto de país claro inspirado en el lución 1441 del 8-11-2002 del Consejo de Seguridad regula el proce-
vecino Irán obtendrán la mayoría. En segundo lugar, que la fuerte so de inspecciones para el desmantelamiento de las armas de destruc-
minoría kurda dei norte, muy organizada y con el objetivo inmemo- ción masiva en Iraq. El carácter restrictivo y garantista de todo sistema
rial de lograr la independencia o, en su defecto, una autonomía que jurídico, sin el cual no tiene validez, exige que en este caso sea ei Con-
sea lo más parecido a una independencia, va a considerar que ha llega- sejo de Seguridad quien certifique la grave violación del acuerdo.
do el momento de institucionalizar lo que de hecho ya ha sido un Como tales antecedentes no se dan los partidarios de la guerra
autogobierno. En tercer lugar, que la importante minoría sunita que contra Iraq recurren al subterfugio del encadenamiento de resolucio-
ha aportado la mayoría del personal al poder estatal iraquí va a ser nes anteriores sobre dicho país que supuestamente autorizarían el ata-
hostil a una democratización que signifique relegarles en su papel do- que. No obstante, las resoluciones anteriores, exceptuado el caso de la
minante tradicional, lo que probablemente planteará dificultades prác- 678, 29-11-1990 que autorizó la primera guerra contra Iraq por ha-
ticas. En cuarto lugar, una democracia en Iraq lo primero que pedirá ber invadido Kuwait, no autorizan la intervención. La proclamación
será la salida de los americanos y el control del petróleo por los iraquíes. del alto el fuego por el Consejo de Seguridad después d; la derrota de
De hecho ya lo están pidiendo ahora. En quinto lugar, destacados Iraq en la primera guerra suspendió la autorización de la intervención
representantes de la administración como D. Rumsfeld ya han mani- basada en la 678 y no la ha renovado. Por tanto, no existe continuidad
festado que no tolerarán una democracia de mayoría islámica. En es- y encadenamiento. La guerra y la posterior ocupación son ilegales.
. tas condiciones hablar de «traer la democracia liberal» a Iraq es una La debilidad jurídica de quienes justifican la intervención en base
mera pantalla legitimadora, de manera que el impacto de este argu- al encadenamiento de resoluciones es clara. El objetivo de tal argumen-
mento en la opinión pública se está gastando rápidamente. Los acon- tación se dirige a aportar una pátina jurídica ante las opiniones públi-
tecimientos lo desmienten. Las fuerzas anglo-americanas se verán obli- cas de los partidarios de la guerra y a retirarse del proceso del Consejo
gadas a buscar otras argumentaciones para continuar la ocupación. de Seguridad con supuestos argumentos jurídicos. Es un pretexto.
Una salida a la actual situación iraquí podría buscarse a través de La dimensión que adquiere la actuación de los partidarios de la
un amplio consenso de todos los implicados en el marco del Consejo guerra en el orden internacional cuestiona el marco de las relaciones
de Seguridad de las Naciones Unidas, contando con la participación internacionales establecido por la Carta de las Naciones Unidas. Las
de los iraquíes, los países fronterizos de Iraq, las fuerzas angloameri- consecuencias para el funcionamiento de las instituciones internado-

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i~ales de la ruptura unilateral del procedimiento del Consejo de Segu-
tidarios de la guerra y los partidarios de la continuación de las ins-
r~dad en un contexto de enconado conflicto diplomático entre los prin-
pecciones en el seno de la Unión. Abanderados, en el primer caso,
cipales actores estatales internacionales y de un amplísimo seguimiento por el gobierno de Gran Bretaña y su oscilante opinión pública y por
del debate entre la opinión pública mundial son de largo alcance. 19 el gobierno de España, paradójicamente en contra de la abrumad_ora
La única superpotencia mundial y sus aliados en el conflicto si- mayoría de su opinión pública y, en el segundo caso, por Francia y
túan su acción en Iraq fuera del marco legal internacional provocan- Alemania, contando con el apoyo inmensamente mayoritario de sus
do una crisis que cruza transversalmente todas las instituciones in- respectivas opiniones públicas. Esta división ha convertido lo que
ternacionales dependientes de la ONU y que afecta a otras como la habían sido escaramuzas con un trasfondo de diferencias de cierto
OTAN y la UE que reproducen en su seno dicho conflicto. El bloqueo
nivel entre ambos lineamientos entorno a la construcción europea en
político del Consejo de Seguridad y de organizaciones dependientes proyectos enfrentados que, de manera esquemática, son:
d~ .las Naciones Uni~as como el Banco Mundial, necesarios para le-
La primera posición propugna una Unión Europea fundamental-
gmmar, regular, gest10nar y financiar la tremenda situación de nece- mente económica como un gran mercado único capitalista con mone-
sidad de la posguerra en Iraq es evidente. Si la administración de da única y banco central, ampliada a los países del Este, unas institu-
George W. Bush mantiene la posición de imponer sus criterios sin ciones políticas en las que se reafirme el carácter interestatal de proceso
de toma de decisiones, se realimente la identidad de los respectivos es-
buscar la_ ~egoci~ción .en el Consejo de Seguridad e intenta caso por
caso debilitar a los miembros por separado del Consejo, aislando a tados-nación y la dependencia estratégica respecto de los Estados Uni-
los más recalcitrantes como Francia y Rusia, el deterioro del marco dos en materia de seguridad, a través de la actual estructura de poder de
político, normativo e institucional de la Organización de las Nacio- la Alianza Atlántica. Los respectivos estados tienen sus propias políti-
nes Unidas puede llevar, bien a su parálisis práctica, si la situación de cas exteriores independientes, aunque coordinadas en lo posible, acep-
o~up~ción se mantiene durante un tiempo indefinido, bien a la pér-
tando implícitamente el papel imperial de los Estados Unidos.
dida de gran parte de la significación política de las Naciones Unidas La segunda propugna la «Vertebración» de una Unión Europea
que, por otra parte, es lo que pretenden los ideólogos hobbesianos de ampliada a los países del Este sobre la baJe de un proceso de ~nifica-·
la administración de George W. Bush. ción que va más allá de lo económico. Ambito en el cual existe una
gran coincidencia con la primera posición, con la diferencia de acep-
-Otra consecuencia de gran calado de la segunda guerra de Iraq se tar mayores derechos sociales. En la articulación política pretenden:
ha proyectado sobre la Unión Europea en una doble faceta, en pri- una construcción europea a medio camino entre un modelo interes-
mer lugar, respecto al propio proceso de construcción e identidad de tatal y uno federal, con una política exterior y de seguridad comunes,
la Unión, en segundo lugar, respecto de las relaciones de la Unión lo que supone desarrollar una estructura militar de la Unión, aunque
Europea con los Estados Unidos, con el trasfondo de las relaciones se continúe formando parte de laAlianzaAdántíca y; una cuota mayor
trasatlánticas y su futuro papel internacional. de soberanía para las instituciones ejecutivas y representativas de la
La guerra de Iraq ha interiorizado la polémica internacional so- Unión. En el ámbito cultural, celosos de las identidades de los diver-
bre la guerra poniendo de relieve la profunda división entre los par- sos países, no obstante, alientan una mayor integración y la forma-
ción de una identidad colectiva europea.
La puesta en práctica unilateral por parte del gobierno de George
W. Bush de la estrategia de las intervenciones preventivas en el caso
19. Recientemente en Kosovo hubo otra intervención militar sin acuerdo del de Iraq tenía que hacer saltar las diferencias entre ambas posiciones
Consejo de Seguridad d_e la ONU, no obstante. las circunstancias que concurrieron en el seno de la Unión Europea, en la medida que obligaba a optar
en e~re ~aso eran r:nuy ~ferente~, por ello, aunque fuese una intervención ilegal no
entre «O estás conmigo o estás contra mÍ»., en un asunto tan vital
tens10no las relac10nes mternacionales como en· esta ocasión en Iraq.

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como una guerra que afectaba al escaso margen de autonomía euro- otros estados próximos a su posición, tenían pocas posibilidades de
pea respecto de los Estados Unidos, a sabiendas que se hacía en con- mantener su proyecto de construcción política de la Unión Europea
tra de la opinión pública europea y con la abrumadora indignación sí no defendían su posición autónoma en el temas como el de Iraq en
del mundo islámico. el Consejo de Seguridad.
Quienes están más cerca de la primera posición podían sumarse a La Unión Europea está dividida, es imposible tomar decisiones
la guerra, incluso en algún caso ser «más papistas que el Papa». En el reales sobre dicho tema. El fin de la guerra no acaba con el enfrenta-
fondo no solamente no contradecía su proyecto estratégico respecto miento puesto que la ocupación ilegal de Iraq por parte de las tropas
del papel de la Unión Europea, sino que los convertía en los interlo- angloamericanas y la participación de países como Espaíia, Italia,
cutores privilegiados de Washington, con lo cual podían ganar una Polonia y Dinamarca perpetúa las diferencias. Los procesos abiertos
batalla interna en la Unión Europea. Sumando su fuerza a la del gigan- se resienten; la Convención Europea, la propuesta de una política
te americano en la discusión interna europea pretendían obligarla en Europea de defensa, la posición respecto de la cuestión Palestina, el
bloque a implicarse en la intervención. Contraviniendo las veleidades papel de las Naciones Unidas en la gestión de las crisis, la adminis-
de una mayor autonomía en la construcción política europea de los tración del Iraq de posguerra, los futuros contratos d-e petróleo en
segundos, en un momento comtítuyente de la Unión con un doble pro- Iraq, etc. La resistencia de Alemania y Francia, finalizada la guerra,
ceso en marcha, la ampliación a los países del Este y la Convención. con la ocupación angloamericana, es más débil lo que sin duda en el
Mientras tanto, para los que estaban mas cerca de la segunda corto plazo repercutirá negativamente en las decisiones que tome la
posición, era una carga de profundidad contraria a su lenta y dubitativa Unión Europea.
estrategia de construcción de la Unión. Estos últimos, rechazando el Hay que destacar que este escenario, no sólo no importa en la
régimen de S. Husein, al mismo tiempo, se enfrentaban por la deci- actual administración de George W. Bush, sino que ha sido buscado
siva cuestión del procedimiento a la administración norteamericana, por sus halcones con el fin de resituar las relaciones de los Estados
propugnando la continuación de las inspecciones. La administración Unidos con la Unión Europea. Con una concepción hobbesiana de
de George W Bush no dejaba espacio para la autonomía política rela- las relaciones internacionales han de disciplinar el multilateralismo
tiva de la Unión. Imponía su estrategia de intervención preventiva, europeo que apunta hacia la gobernanza en el contexto del derecho
obligándoles a aceptar o situarse como adversarios. En la práctica, internacional y las instituciones internacionales. 20 En el mismo sen-
rompía el mínimo marco multilateral necesario para la comtrucción
polttica europea. La unión polttica europea requiere un margen de
autonomía en política internacional y hacer oír su voz en temas como 20. Esta posición es teorizada entre otros por uno de los ideólogos neocon-
el de Oriente Próximo, vital para sus intereses, en un asunto sobre el servadores que más influencia tienen en la actual administración, Kagan R. (2003).
La explícita beligerancia de la administración de Geroge W. Bush contra las posi-
cual existe una interpretación mayoritaria muy diferente a la de los ciones que representan Francia y Alemania en la Unión se ha mostrado de manera
neoconservadores de Washington. descarnada en declaraciones de D. Rumsfeld y P. Wolfowítz, pero también de C.
Los motores de la construcción europea, Francia y Alemania, Rice y de C. Powell. Este parece ser un tema en el cual la posición es compartida.
como consecuencia de la unificación alemana de finales de los ochenta, Es notorio que otros representantes del estasblishment estratégico norteamericano
que no forman parte de esta administración como son Brzezinski, Z. (1997),
durante los años noventa, se habían distanciado debido al desequili- Huntington, S. P. (1996) o Nye J. S. Jr. (2002), por diferentes motivos. conciben
brio relativo de su peso respectivo en favor de la segunda. En estas la relación con Europa de una manera sustancialmente distinta y aceptan para la
condiciones, con la segunda guerra de Iraq, se enfrentaban a una construcción de la Unión Europea una mayor autonomía. Contra lo que afirma
ofensiva que dañaba la construcción política europea desde el inte- R. Kagan, la administración de B. Clinton estuvo mucho más dispuesta a discutir
con los europeos las posiciones conjuntas. De manera que no es una posición que
rior y desde el exterior, ofensiva a la que con la entrada de los países
surja de una evolución de los acontecimientos sino de determinadas valoraciones
del Este, se añadirían nuevos focos. Francia y Alemania, así como del actual neoconservadurismo hobbesiano.

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tido se ha de atajar el intento de construcción política europea que le Desde el primer día de su mandato la administración de George
conferirá más autonomía y acabará exigiendo un trato más igualita- W Bush dejó hacer su política a A. Sharon. Implícitamente le estaba
rio a Washington así como una redistribución de las responsabilida- respaldando. La no intervención norteamericana en el control de la
des en el seno de-la-Alianza Atlántica. escalada de la violencia significaba el plácet para acabar con los acuer-
dos de Oslo. Es decir, con la política de George Bush y de B. Clinton
-Es obvio que detrás de la guerra de Iraq late el conflicto entre is- para Oriente Medio. La sintonía de ambas administraciones n~ era
raelitas y palestinos, punto neurdlgico de la estrategia norteamericana casualidad, D. Cheney, P. Wolfowitz y R. Perle representaban dlfec-
para toda la zona del Oriente Medio, Mesopotámia, Persia y, en ge- tamente las posiciones de Sharon en el seno de la administración ~e
neral, para el mundo islámico. En este caso, el cambio de política de George W Bush. Wolfowitz y Perle habían sido consejeros del pn-
ia administración de George W Bush respecto a la de B. Clinton ha mer ministro del Likm, B. Netanyaju, cuando éste bloqueo el avance
sido drástico. El proceso de paz puesto en marcha en Madrid después del proceso de Oslo en un momento cruci~, después del asesinato de
de la primera guerra de Iraq por George Bush y continuado por B. I. Rabin, lo que inició el proceso de detenoro galopante. De hecho,
Clinton cuajó en los acuerdos de paz de Oslo en los que básicamente la administración de George W. Bush coincidía con la política de A.
se negoció paz por territorios ocupados, Gaza y Cisjordania, y supuso Sharon para Oriente Medio. No buscaba la pacificación con los pa-
el reconocinúento de la Autoridad Palestina. Después del asesinato de lestinos; sino su sometimiento.
I. Rabin a manos de un judío ultraortodoxo las fuerzas contrarias al La derrota de S. Husein y la ocupación milita_r de Iraq por los
avance de los acuerdos en ambos lados se adueñaron de la iniciativa Estados Unidos significan un cambio radical en la correlación de fuerzas
:J política. El empeño de B. Clinton de impulsar dichos acuerdos fra- del conflicto que enfrenta a palestinos e israelitas a favor de los se-
casó durante la administración israelita del primer ministro laborista gundos. Por una parte, el régi.mei:i de S. H:i~ein que apoyaba la lucha
E. Barals: y tuvo como consecuencia en Palestina la segunda intifada palestina desaparecía. Su terntono esta militarmente controlado por
y en Israel la victoria electoral de A. Sharon. De nuevo se habría una el ejército de los Estados Unidos. Los únicos .paíse~ ~rabes de la zona
dinámica centrífuga entre los contendientes. que prestan un firme apoyo a la causa p~estma, Sm~ y su protecto-
A. Sharon se opuso a los acuerdos de Oslo desde que se firmaron. rado del Líbano, tienen a la superpotencia estadoumdense a sus es-
Cuando estaba en la oposición había intentado boicoteados en múlti- paldas, en su propia frontera, dispuesto a ej~rcer u:i contro.l intimi-
ples ocasiones. Una vez en el gobierno su política se aplicó a desmontar- datorio sobre sus movimientos y, si es preciso, a mtervemr contra
los sistemáticamente. Para ello inició una estrategia de provocaciones y ellos. Además, entre Irán, el otro gran aliado islámico de los palestinos,
represión que estimuló la escalada de violencia, desencadenando la di- y Palestina, se halla la barrera infranqueable del amenazante ejército
námica acción-reacción con las organizaciones armadas palestinas, inte- de los Estados Unidos.
resadas a su vez en el fracaso de los acuerdos. La Autoridad Palestina En estas condiciones, con el pueblo palestino en la más absoluta
representada por Arafat había apostado por los acuerdos de Oslo y, en miseria, sus territorios autónomos ocupados militarmente por el ejér-
e>ce contexto de violencia, sufría un proceso de impotencia y progresiva cito de Israel y con la Autoridad Palestina acosada permanentemente
deslegitimación entre su población. A. Sharon, aprnvechando cualquier por el ejército israelita ocupante, Sharon tiene toda~ las cartas. en la
pretexto, lo incrementaba atacando sus posiciones de poder, adminis- mano para imponer su política.
trativas y policiales, al mismo tiempo que sumía a Palestina en una Ante la nueva propuesta de diálogo conjunta presentada por los
crisis económica y social extrema y en un horror humanitario. La par- Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y la ONU conocida como
ticipación de los laboristas en el gobierno del partido de extrema dere- la Hoja de Ruta, que fija una serie de precondiciones para. i~iciar el
cha Likud, con A. Sharon de presidente, les arrastraba hacia la política proceso de paz, sin entrar en :i~nguno de los. temas coi:flicnvos ~e
contraria a los acuerdos de Oslo, quedando sin su pilar israelita. contenido, forzada por su debilidad, la Autondad Palestma ha ced1-

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do desde el principio, renunciando definitivamente a los acuerdos de -La guerra y posterior victoria angioamericana en la segunda guerra
Oslo y admitiendo un umbral humillante en la negociación, al no de Iraq no han significado un avance de la guerra declarada por George
existir verdadero reconocimiento sobre el territorio del hipotético W. Bush contra el terrorismo islámico. El subterfugio de haber utiliza-
Estado palestino y apartando a su presidente del proceso. Mientras do el ataque de Al Qaeda para avanzar posiciones geoestratégicas y
tanto, Sharon, por una parte dice que valora las propuestas de la Hoja geoeconómicas por parte de los Estados Unidos en la zona de Oriente
de Ruta dando juego diplomático a la administración de George W. Medio y el Golfo Pérsico no ha debilitado en absoluto a las posiciones
Bush que, después de la guerra de Iraq, necesita mostrar pública- de las organizaciones terroristas islámicas en el mundo, ni tan siquiera
mente que hace algo para favorecer la paz y, por otra parte, continúa en Iraq, país en el cual el régimen de S. Husein tenía a dichas tramas
estimulando la escalada de la violencia, debilitando aún más a los completamente neutralizadas. 21 Más bien lo contrario, ha aumentado
palestinos para cuando llegue el momento reai de la negociación. el clima psicosocial que favorece al terrorismo, así como la difusión de
Sabe que los grupos armados palestinos escapan al control de la muy sus posiciones sociales y políticas en el mundo islámico. La consecuencia
debilitada Autoridad Palestina, al poner como condición inicial para de la intervención armada de la coalición angloamericana ha agravado
sentarse a negociar el cese de los atentados de los grupos armados enormemente el resentimiento contra los Estados Unidos en ia «calle
palestinos, el proceso no puede comenzar hasta que él no considere árabe» y, con toda probabilidad, alimentado entre las inmensas masas
que es el momento Qportuno. de jóvenes islámicos. de todo el mundo la actual y futura cantera de
Como ha venido haciendo hasta ahora, contando con el apoyo terroristas que emergerá en sucesivas oleadas en lugares y circunstan-
de la administración de George W. Bush, Sharon, sitúa su iniciativa cias imprevisibles. Es decir, el mundo es más imegu,ro después de la
basada en la foerza militar un paso por delante del debate internacio- victoria de la coalición angloamericana en la guerra de Iraq. Todo lo
nal, imponiendo su iniciativa política a partir de su iniciativa militar cual continuará alimentando la espiral acción/reacción, aunque por el
contra los palestinos, avanzando en el progresivo estrangulamiento momento por su misma naturaleza, no podemos prever cuándo y cómo.
del pueblo palestino. Dado que el proceso parece imparable, su con- Con el escenario anterior como el más probable, sin embargo, la
tinuación no puede llevar más que al agravamiento de la tensión en administración de los Estados Unidos ha llevado a cabo la guerra de
Oriente Medio y ratificar la sensación mil veces comprobada en el Iraq, lo que sugiere tres motivos; o se han equivocado de ~strategia
mundo islámico de que Occidente tiene dos varas de medir. La profe- para combatir el terrorismo; o, han utilizado el subterfug10 de es~a
cía sobre el conflicto de civilizaciones está servida para que los funda- e
guerra para conseguir el apoyo de su ciudadanía contra Iraq, ~ons1-
mentalistas islámicos la puedan propagar, pero no por las razones derando al terrorismo un problema importante, pero secundano con
indicadas por S. P. Huntington, sino por la aplicación de una estra- relación a sus objetivos de rediseñar el mapa de Oriente Medio y el
tegia de extrema derecha en Israel que halla el soporte de la ideológi- Golfo; o, a preveer que con su inmensa fuerza miiitar y política po-
camente afín administración de George W. Bush. drán llevar los dos combates militares por rehacer el mapa de Orien-
No obstante, la estrategia de Sharon tiene un elevado coste a te Medio, el Golfo y Mesopotamia y contra el terrorismo de Al Qaeda
largo plazo para el pueblo y el Estado de Is-rae!, por una parte, lo simultáneamente y ganarlos a ambos.
sume en una 'estrategia de guerra permanente que acaba por debili- La primera afirmación parece irreal. Los «servicios de inteligen-
tar su economía, cerrar su sociedad y bloquear su democracia y, por
otra parte, pierde progresivamente ante el mundo su casi inagotable .
cia» ' los think tanks ,v las élites políticas de la administración de

patrimonio de puebio perseguido a lo largo de la historia, con el


cual el mundo Occidental tiene una inconmensurable cuenta pen-
diente, la de hacer justicia, para situarlo pura y simplemente en el 21. Sólo existía una minúscula guerrilla islamista simpatizante de Al Qaeda
lado del imperialismo más agresivo. en una pequeña área montañosa del kurdistán fronterizo con Irán que combatía
contra los peshmergas kurdos. A esta zona no tenían acceso las tropas de Sadam.

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George W Bush saben perfectamente que las consecuencias de la - (2000), Una nueva generación dicta las reglas, 2002, Ed. Crítica,
guerra serán un incremento del odio entre las masas islámicas de Barcelona.
rodo el mundo y, a la postre, un incremento de las acciones terroris- GILBERT, Alan (1999), Must Global Polítics constraín Democracy?, Ed.
tas, es decir, una mayor inseguridad global. La segunda afirmación Princeton University Press, New Jersey.
es aceptable. La argumentación que se ha venido desarrollando a lo GOWAN, Peter (1999), La apuesta por la globalízación. La apuesta
largo de este escrito lo ha documentado y razonado abundantemen- geoeconómica y geopolítica del imperialismo euroestadoimidense,
te. La tercera afirmación, a tenor de las reiteradas declaraciones de 2000, Ed. Akal, Madrid.
<1ltos cargos de la administración y del mismo presidente en e! acto HALLIDAY, Fred (2002), Las relaciones internacionales en un mundo en
en el que declaraba la victoria sobre el régimen de S. Husein en un transformación, Ed. Catarata, Madrid.
portaviones, parece correcta y, además, no contradictoria con la se- HELD, David (1995), La democracia y el orden global. Del Estado mo-
gunda'. con l? cual la «O» disyuntiva debería cambiarse por una «y» derno al orden cosmopolita, 1997, Ed. Paidós, Barcelona.
HELD, David y otros (1999), Global transformations, Ed. Polity Press,
conecn.v~ enlazando ambas afirmaciones. De la conjunción de las
propos1c10nes segunda y tercera se sigue la disposición de la admi- Cambridge.
HUNTINGTON, Samuel P. (1996), El choque de civilizaciones, 1997,
nistración de George
. W. Bush de simultanear la a-uerra
t>
declarada
contra el terrorismo con el «ataque preventivo» a los estados de la Ed. Paidós, Barcelona.
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