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UNIVERSIDAD NACIONAL

PEDRO RUIZ GALLO

Facultad De Ingeniería Civil, de Sistemas y Arquitectura

“SALUD Y OPERATIVIDAD DE LAS REDES


INALÁMBRICAS”

INTEGRANTES:
• BARRERA VÁSQUEZ JORGE ALVARO
• CHAPOÑAN SUCLUPE JORGE LUIS
• MEJIA LLANOS ALFONSO
• SANDOVAL CHAPOÑAN ANDERSON
• VÍLCHEZ YARANGO ELÍ RONALDO

CURSO:
“TALLER DE IMPLEMENTACION Y ADMINISTRACION
DE REDES DE COMPUTADORAS”

DOCENTE:
ING. LLONTOP CUMPA LUIS ALBERTO

Lambayeque, setiembre del 2020


Contenido
Introducción .......................................................................................................................... 3
Tecnologías inalámbricas ...................................................................................................... 4
Algunos estudios sobre radio frecuencia (RF) ........................................................................ 5
Tecnología 5G y el covid-19 ................................................................................................. 7
Conclusiones ......................................................................................................................... 9
Biliografía ................................................................................ ¡Error! Marcador no definido.
Introducción

Las redes inalámbricas son usadas como sustitutas a las redes cableadas y en otros casos
para proporcionar acceso a datos desde ubicaciones remotas. Así mismo han tenido una
gran importancia en el mundo ya que gracias a ella se ha facilitado la forma de
comunicarse e informarse por el motivo de que de que las redes están al alcance de
cualquier persona y ha facilitado la vida diaria de la sociedad gracias a que se ha vuelto
indispensable para la gran mayoría de personas que tienen las redes a su alcance por su
rapidez de obtener información.
El presente ensayo tratará el impacto que tienen las redes inalámbricas sobre la salud,
siendo cada vez más amplio el uso de esta tecnología alrededor del mundo.
Hoy en día existen diversas tecnologías de transmisión inalámbrica que cada vez están
más presentes en la vida cotidiana: Bluetooth, Wi-Fi, GSM o UMTS. Bajo estas
denominaciones o marcas registradas se esconden distintas familias de protocolos
desarrollados por organizaciones internacionales de estandarización o promovidas por
asociaciones de fabricantes.
Las redes inalámbricas presentan una fuerte relación al uso de los dispositivos
inalámbricos como teléfonos móviles, laptop’s y tablet’s, los cuales se han convertido en
algo cotidiano y en muchos casos casi imprescindible. Revolucionando la forma de
comunicarnos y conectarnos con el mundo, traen consigo una preocupación por la salud,
ya que hacen uso de campos electromagnéticos (radiación no ionizante).
Algunos especialistas y ciudadanía en general han exigido precaución con el uso de las
nuevas tecnologías y redes inalámbricas en espacios públicos como escuelas y hospitales.
Tecnologías inalámbricas

Nos referimos como redes inalámbricas a aquellas que utilizan ondas de radio para
conectar los dispositivos, sin la necesidad de utilizar cables de ningún tipo.
Las redes inalámbricas se pueden clasificar en cuatro grupos según el área de aplicación
y el alcance de la señal: redes inalámbricas de área personal (WPAN), redes inalámbricas
de área local (WLAN), redes inalámbricas de área metropolitana (WMAN), y redes
inalámbricas de área amplia (WWAN).
El móvil y el WiFi emiten radiación electromagnética. Eso suena mal porque tiene la
palabra radiación, pero solo significa que emiten un tipo de energía en el espectro
electromagnético, concretamente en la región de radiofrecuencia o de microondas. Las
ondas tienen una frecuencia directamente relacionada con su energía: las ondas de radio,
las microondas, la luz infrarroja y la luz visible son formas de radiación no ionizante. Esto
significa que no tienen suficiente frecuencia para romper enlaces entre los átomos, que es
lo que puede causar problemas serios de salud.
Por fortuna la sociedad actual analiza minuciosamente cada mejora socioeconómica, cada
avance industrial, o cada impulso de las comunicaciones, etc., tratando de prever siempre
los posibles efectos adversos que puede conllevar un avance concreto. De hecho, hoy se
considera más importante que el desarrollo humano y social sea, tal vez, más lento pero
sostenible en vez de que sea muy rápido, pero conllevando efectos adversos e irreversibles
para la Naturaleza y/o el ser humano. En este sentido, la reciente introducción masiva de
telecomunicaciones inalámbricas, con el co nsiguiente incremento de la exposición a
ondas y campos electromagnéticos, ha llevado a numerosos estamentos sociales a solicitar
que se estudien en profundidad los efectos sobre la salud que se puedan derivar de esta
nueva situación (Burkhardt y cols., 1997)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) incide también en este aspecto al considerar
que la principal consecuencia de la interacción entre la energía radioeléctrica y el cuerpo
humano sería el calentamiento de los tejidos, no existiendo base científica para relacionar
la exposición a campos electromagnéticos con otros síntomas que podrían provenir de
factores ambientales o incluso del estrés provocado por la propia preocupación acerca de
los efectos sobre la salud del campo electromagnético.
No existen evidencias científicas que demuestren que las ondas electromagnéticas del
WiFi, del móvil o de las antenas de telefonía causen cáncer o cualquier otra dolencia. Sin
embargo, aunque el consenso científico es que son seguros, la Organización Mundial de
la Salud (OMS) clasifica los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como agentes
carcinógenos de categoría 2B, "posiblemente carcinógenos para los humanos".
En los últimos años diferentes organizaciones a nivel mundial están realizando estudios
dirigidos a la investigación de posibles efectos de exposición de las personas a estos
campos; la UE ha financiado importantes proyectos dirigidos a estas investigaciones entre
los cuales destaca el proyecto SEAWIND, realizado entre 2009 y 2012, en el cual se
concluyó que los niveles de exposición del personal son en general muy bajos, excepto
cuando se está muy cerca del punto de acceso (estación base) o de un dispositivo móvil
usando WiFi (pegado al cuerpo).
La Unión Europea (UE) cuenta con un marco regulador vigente que limita la potencia
emitida por dispositivos de telecomunicaciones móviles. Fabricantes y operadores de
equipos de telecomunicaciones inalámbricas en la UE deben cumplir la Directiva
1999/5/CE, que establece un marco reglamentario para la puesta en el mercado, de libre
circulación y la puesta en servicio en la UE de los equipos de radio y terminales de
telecomunicaciones. Esta directiva incluye requisitos esenciales en materia de protección
de la salud y la seguridad de los usuarios y el público.

Algunos estudios sobre radio frecuencia (RF)

El interés público sobre los teléfonos móviles ha conducido a una ola de investigación a
finales de los años 1990. Esta investigación no ha proporcionado ninguna evidencia
consistente de que la radiación RF en las intensidades asociadas a las comunicaciones
inalámbricas tenga actividad biológica alguna, y menos aún tipos de actividad biológica
que sugiriesen que estas RF pudieran causar o contribuir al desarrollo del cáncer. Dos
hallazgos experimentales han dominado la discusión pública: un informe de Lai y Singh
que mostraba que la exposición de ratas a radiaciones RF causa daños en el ADN de
células cerebrales; y un informe de Repacholi et al. que mostraba que la exposición
a RF aumentaba la incidencia de linfoma en ratones propensos a desarrollar este
tipo de cáncer. El estudio de Lai y Singh no ha podido ser confirmado tras diversas
tentativas de réplica. El estudio de Repacholi et al. aún no ha estado sujeto a ninguna
tentativa de confirmación. Lo más que puede decirse en la actualidad sobre la
cuestión de inducción de linfoma por parte de las radiaciones RF es que no parece
darse en ratas normales (es decir no propensas a desarrollar linfoma) o en ratones
normales.
Morgan y colaboradores (81) estudiaron las principales causas de mortalidad (haciendo
énfasis en cáncer cerebral, linfoma y leucemia) en los empleados de Motorola, un
fabricante de productos de comunicación inalámbricos. A partir de su categoría
ocupacional, los trabajadores fueron clasificados en grupos en función de su exposición
a radiación RF. Los trabajadores del grupo de más alta exposición a radiación RF no
mostraron incidencia elevada de cáncer cerebral, leucemia o linfoma. No se conocen los
niveles máximos y/o promedios reales de irradiación RF.

¿Y qué ocurre con las redes WiFi?

“La exposición del cerebro al teléfono móvil, como lo utilizamos más cerca de la cabeza,
es mucho más alta que la de un router wi-fi o un portátil”, argumenta Elisabeth Cardis,
responsable de radiaciones del Centre de Recerca en Epidemiologia Ambiental (CREAL),
que ha participado en los estudios Interphone y Mobi-kids sobre el uso de celulares y el
riesgo de sufrir cáncer de cabeza y cuello. “La exposición a las radiaciones del wifi es
más elevada por el ordenador que por el router”, y arguye: “Pero el portátil no lo utilizas
al lado de la cabeza, sino a un metro o 60 centímetros del cuerpo”, por lo que “si la fuente
de radiofrecuencia no está pegada a la cabeza, el nivel de exposición es muy bajo”.
Como vemos estamos constantemente rodeados de toda clase de aparatos tecnológicos
digitales los cuales se han convertido en parte de nuestro día a día.
Estos avances inalámbricos funcionan en base a Radio Frecuencias (RF) las cuales emiten
radiación, por lo tanto, siempre está presente el temor de cuáles son los efectos de estos
para la salud, además los Campos Electromagnéticos están considerados en el grupo 2B
como posibles carcinógenos según la IARC(Centro Internacional de Investigaciones
sobre el Cáncer).
Estas tecnologías se han vuelto tan omnipresentes que sería difícil imaginarse la vida sin
ellos. Si bien es cierto que estos aparatos han revolucionado la manera de comunicarnos,
también crean campos electromagnéticos –radiaciones no ionizantes- que, cuando se
emiten en niveles suficientes, pueden calentar los tejidos biológicos, según se desprende
de varios estudios y reconoce la propia Unión Europea (UE). Diversos especialistas y
algunas asociaciones ciudadanas han empezado a exigir más precaución con el uso del wi-
fi y las nuevas tecnologías, especialmente en espacios públicos, como escuelas y
hospitales.
El pasado mayo de 2011, los posibles riesgos asociados a las radiaciones
electromagnéticas de las redes WiFi sobre los niños más jóvenes llevaron al Comité de
la UE de Medio Ambiente, Agricultura, Asuntos Locales y Regionales a recomendar su
prohibición en las escuelas.
Poco después, conocíamos que la OMS tomaba la decisión de incluir los campos
electromagnéticos en el grupo 2B de sustancias que podrían ser una causa posible de
contraer cáncer, grupo en el que se encuentran sustancias, productos o energías sobre las
que hay alguna sospecha pero no se ha podido confirmar un mecanismo biológico
concreto.
El investigador Dariusz Leszczynski, uno de los 30 expertos del grupo de evaluación
de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) / Organización
Mundial de la Salud (OMS) que, en 2011, clasificó todas las emisiones de
radiofrecuencia, incluida partes del 5G, como potenciales carcinógenos, ha
declarado que: Desde la clasificación de la IARC de 2011, se han publicado algunos
estudios que refuerzan la idea de que la radiación inalámbrica es posiblemente
cancerígena (2B) o incluso probablemente carcinogénica (2A)"
Las ondas milimétricas del 5G, de manera similar a las del 1G, 2G, 3G y 4G, no han sido
probadas en su impacto en la salud humana antes del despliegue. El permiso para
desarrollar tecnologías inalámbricas se basó, y sigue basándose, únicamente en el
supuesto de que la baja potencia emitida por estos dispositivos no tendrá un efecto en la
salud humana.
Las ondas milimétricas del 5G nunca se han probado para detectar riesgos para la salud
humana y solo hay un número muy limitado de estudios sobre los efectos biológicos. En
la práctica, no sabemos cuáles podrían ser los efectos en la salud de las exposiciones de
proximidad y a largo plazo.
El mismo investigador, Dariusz Leszczinski, en su presentación, Wireless communication
technology and health: From 1G to 5G and beyond. What we know. What we do not
know. What we should know. [Tecnología de comunicación inalámbrica y salud: de 1G
a 5G y más allá. Lo que sabemos. Lo que no sabemos. Lo que debemos saber] para el
International Public Symposium: Biological effects of wireless technology. Electoral
Palace, Maguncia (Alemania), a celebrar el 04.10.2019 - 06.10.2019; afirma que:
“En conclusión, la información recopilada hasta la fecha sobre los efectos biológicos y
para la salud de los dispositivos de comunicación móvil 1G a 5G sugiere que existen
motivos suficientes para la implementación del Principio de Precaución según lo
especificado por la Unión Europea. Si bien la implementación de nuevas tecnologías debe
continuar, es necesario determinar si todo y en todas partes debe ser inalámbrico. El uso
de la tecnología de fibra óptica debe considerarse especialmente como un reemplazo
fiable de la tecnología inalámbrica siempre que sea posible y factible”

Tecnología 5G y el COVID-19

Existen estudios científicos sólidos e independientes que confirman que las radiaciones
utilizadas por el 5G son inocuas, al menos por debajo del nivel al que se exponen los seres
humanos, sin embargo, las versiones que circulan en redes aseguran que ocasiona varias
enfermedades, incluyendo la Covid-19. Tales alegaciones han condicionado incluso que
en varios lugares del mundo se atente contra las instalaciones para su funcionamiento.
La Comisión Internacional de Protección Radiológica No Ionizante (ICNIRP) emitió
recientemente un informe en el que recopila decenas de estudios, tanto institucionales
como independientes, sobre los efectos de las radiofrecuencias en la salud.
Basándose en este conjunto de evidencias, el informe concluye que “no hay evidencia
de efectos de salud desfavorables con exposiciones inferiores a las restricciones
indicadas en las líneas guía de Ciprni, ni hay evidencia de mecanismos de interacción
que prevean que podrían ocurrir efectos de salud desfavorables debidos a campos
electromagnéticos de radiofrecuencias por debajo de esos niveles de restricción”.
Por otra parte, el pasado mes de junio de 2020, la revista especializada en salud y
radiaciones Health Physics (Física Saludable), ha publicado un nuevo artículo de
revisión sobre la exposición a las frecuencias del 5G, donde confirma que las
frecuencias de la banda 5G no penetran más allá de la piel; que la exposición a
radiofrecuencias general de la población no se ve alterada por dicha tecnología; y que los
niveles de exposición están por debajo de los indicados en las líneas guía internacionales.
Además, según el medio digital malditas.es, existe un largo listado de artículos de revisión
sobre los efectos de las radiofrecuencias, considerando las que llegan hasta los cientos de
gigahertz, que también incluye el rango de 5G, y todos excluyen efectos dañinos para la
salud a los niveles de exposición actuales.
Otro artículo, publicado en Environmental Research (Investigación Ambiental) en 2018,
además de afirmarse que “los resultados no apoyan una relación entre la exposición a la
radiofrecuencia y síntomas”, sí se apunta a que, en cambio, “la creencia de que se está
expuesto, y no la misma exposición, es suficiente para desencadenar síntomas”, un efecto
de auto convencimiento conocido con el nombre de efecto nocebo (contrapartida del
efecto placebo) que los autores atribuyen a “reportajes sensacionalistas en los medios”.
En el último informe de 2018 sobre los campos electromagnéticos de la Autoridad
Sueca sobre la Seguridad de las Radiaciones y que considera estudios biológicos,
humanos y epidemiológicos confirma que una vez más “no se han identificado
nuevos riesgos para la salud”.
Por último, los investigadores italianos que en 2019 analizaron las maneras probables en
que la 5G podría causar daños a la salud, informaron que “revisando la documentación
científica relevante, no hemos podido encontrar evidencias de carcinogenicidad asociada
a una exposición a campos electromagnéticos por debajo de los límites fijados”.
Las autoridades de la Unión Europea publicaron el pasado mes de junio un informe
titulado “El Futuro Digital de Europa”, donde se concluye que la implantación de
redes de telecomunicaciones como 5G o 6G “tiene en cuenta las directrices
internacionales sobre los efectos de los campos electromagnéticos en la salud”.
El documento se pronuncia también acerca de “la importancia de combatir la expansión
de información falsa ligada a las redes de 5G, especialmente en lo relativo a afirmaciones
falsas según las cuales dichas redes suponen una amenaza para la salud o están vinculadas
con la Covid-19”. i
Conclusiones

Como vemos las redes inalámbricas han revolucionado la forma de estar conectados sin
la necesidad de tener conectados físicamente nuestros dispositivos, a diferencia de años
anteriores en los que los cables tenían que estar instalados de un lugar a otro,
ahorrándonos así también tiempo y dinero en configurar una red cableada.
En los últimos años diferentes organizaciones a nivel mundial están realizando
estudios dirigidos a la investigación de posibles efectos de exposición de las personas
a estos campos; la UE ha financiado importantes proyectos dirigidos a estas
investigaciones entre los cuales destaca el proyecto SEAWIND, realizado entre 2009
y 2012, en el cual se concluyó que los niveles de exposición del personal son en
general muy bajos, excepto cuando se está muy cerca del punto de acceso (estación
base) o de un dispositivo móvil usando WiFi (pegado al cuerpo).
Si bien es cierto siempre existió y existe la duda de cuál es el impacto verdadero de estas
tecnologías en la salud llegando incluso a teorías un poco descabelladas (redes 5G),
estudios científicos realizados y actualmente en curso muestran resultados positivos en
cuanto al nivel de repercusión de estas tecnologías en la salud humana.
Bibliografía

CARDIS, E. (05 de Febrero de 2018). La Vanguardia. Obtenido de


https://www.lavanguardia.com/ciencia/20180205/44518151458/pregunta-big-vang-
riesgo-salud-radiacion-wifi.html
Gil Loyzaga, P. E., & Ubeda, M. A. (2001). ONDAS ELECTROMAGNÉTICAS Y SALUD.
Lorenzana, V. R. (s.f.). Redes inalámbricas. Diseño de una red inalámbrica de apoyo al control
vulcanólgico en Isla Decepción: REGID-W. Cádiz, España.
OMS. (2006). Campos electromagnéticos (CEM). Obtenido de Los campos electromagnéticos y
la salud pública.
Pedro Belmonte, C. M. (2019). ¿ES SEGURO PARA LA SALUD EL 5G?
Redes Inalámbricas Interiores. (s.f.). En Introducción a las Redes Inalámbricas (pág. 30).
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https://www.xatakamovil.com/conectividad/redes-inalambricas-y-su-impacto-en-la-
salud-humana-el-eterno-debate-sobre-prevencion-y-causalidad
Salazar, J. (2015). Redes Inalámbricas. Czech Republic.
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