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Baltasar Gracián
Francisco de Quevedo
Quevedo fue conocido por su defensa del conceptismo como estilo literario y sus múltiples
trifulcas políticas, es uno de los poetas y prosistas más importantes de la lengua española.
Fue muy sonada su enemistad con el célebre poeta barroco Luis de Góngora.
Lope de Vega
Procedente de una familia humilde natural del Valle de Carriedo, en Cantabria, era hijo de
Félix de Vega, bordador de profesión, y de Francisca Fernández Flórez. Fue un niño muy
precoz, pues a los cinco años ya leía latín y castellano, a la vez que comenzaba a componer
sus primeros versos.
Autor extremadamente prolífico, a Lope de Vega se le llamó Fénix de los Ingenios por esta
razón, y es autor de miles de sonetos y cientos de comedias, así como de novelas, novelas
cortas, epopeyas, églogas, etc.
Luis de Góngora
Dramaturgo y poeta español, Luis de Góngora fue uno de los más conocidos autores del
Siglo de Oro de las letras españolas y pieza fundamental del culteranismo, también
llamado gongorismo, precisamente en su honor.
A partir de 1609 su estilo se hizo mucho más barroco y en 1613 distribuye por la corte su
poema más importante, Soledades, no exento de polémica, y que le creó una serie de
seguidores que lo apoyaban incondicionalmente, pero también enemigos, como lo
fue Quevedo.
Con el tiempo su figura se rodeó de prestigio y fue nombrado capellán real en 1617. Tras
diez años de servicio sufrió problemas de salud, y, tras volver a su Córdoba natal, murió en
la pobreza en 1627.
Garcilaso de la Vega
Garcilaso de la Vega (c. 1501 ó 1503-1536) es uno de los poetas más destacados y
emblemáticos de la literatura española del Renacimiento. Como capitán militar y poeta,
encarnó el ideal del caballero cortesano renacentista.
Nació en Toledo en la cuna de una familia ilustre y pudiente; su padre fue Garcilaso de la
Vega y su madre Sancha Guzmán. Se educó en la Corte del rey Carlos I.
Una vez completada su educación ingresó a la orden de Santiago, muy cerca del rey, como
gentilhombre de la Casa de Borgoña, la cuál, junto a la Casa de Castilla, apoyaban a la
corona. Hizo parte de varias expediciones militares, una de ellas junto al otro famoso
poeta Juan Boscán (quien introdujera con él al idioma español el uso del verso
endecasílabo). Con él estuvo en la batalla de Rodas en 1522, un intento de la corona de
recuperar el control de la isla, que estaba bajo el control de los otomanes.
En 1530 Garcilaso viajó con el rey hasta Roma, para acompañarlo en su coronación como
emperador de Bolonia. Esta travesía lo llevó además a Bolonia, donde aprendió acerca del
uso del endecasílabo. Así le propone a su amigo Juan Boscán introducirlo al idioma
español.
Como parte de su servicio al rey parte a la tercera batalla entre el rey Carlos I y el rey de
Francia Francisco I; en el asalto a Provenza Garcilaso es herido de gravedad y trasladado a
Niza, donde muere a los pocos días en 1536, con apenas 33 años.
(Madrid, 1600 - id., 1681) Dramaturgo español. Educado en un colegio jesuita de Madrid,
estudió en las universidades de Alcalá y Salamanca. En 1620 abandonó los estudios
religiosos y tres años más tarde se dio a conocer como dramaturgo con su primera
comedia, Amor, honor y poder.
Como todo joven instruido de su época, viajó por Italia y Flandes y, desde 1625, proveyó a
la corte de un extenso repertorio dramático entre el que figuran sus mejores obras. Tras
granjearse un sólido prestigio en el Palacio Real, en 1635 escribió El mayor encanto, el
amor, para la inauguración del teatro del palacio del Buen Retiro.
Nombrado caballero de la Orden de Santiago por el rey, se distinguió como soldado en el
sitio de Fuenterrabía (1638) y en la guerra de Cataluña (1640). Ordenado sacerdote en
1651, poco tiempo después fue nombrado capellán de Reyes Nuevos de Toledo. Por
entonces ya era el dramaturgo de más éxito de la corte. En 1663 el rey lo designó capellán
de honor, por lo que se trasladó definitivamente a Madrid.
Gregorio Fernández
Nació en Sarria (Lugo) en 1576 y se trasladó a Valladolid en 1605 debido a que allí se había
establecido la corte. Completó su formación con Rincón y comenzó a atender importantes
encargos provenientes de una clientela adinerada, como por ejemplo, Felipe III, el Duque
de Lerma, los Condes de Fuensaldaña o las principales órdenes monásticas.
En Valladolid, también estudió las obras de Juan de Juni y de Pompeo Leoni. De este
último adquirió una elegancia estilizada y académica, como se aprecia en su estilo inicial y
de Juni, tomó las imágenes religiosas de gran dramatismo, aunque Gregorio Fernández
incorporó un mayor naturalismo en sus obras.
Gregorio Fernández fue uno de los grandes maestros de la escultura religiosa en madera
policromada. Su realismo se aprecia en el estudio anatómico que realiza de los cuerpos,
plasma la tensión de los músculos, la blandura de la carne o la suavidad de la piel. Las
actitudes son calmadas, recayendo la carga expresiva en el rostro y las manos.
(Alcalá la Real, España, 1568 - Sevilla, 1649) Escultor español. Es una figura sobresaliente
de la escultura en madera policromada, la técnica escultórica que alcanzó mayor
desarrollo en la España de los siglos XVI-XVII. Su nombre y el de Gregorio
Fernández suponen los puntos culminantes del realismo barroquizante de este arte
peculiar, que respondió al ambiente de piedad y devoción característico de la
Contrarreforma. De ambos, el último capitalizó la escuela castellana de la talla en madera,
mientras que Martínez Montañés fue la cabeza visible de la escuela andaluza o sevillana.
Antonio de Nebrija
Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel (1507-1582). 3er duque de Alba, Fue un soldado y
estadista español famoso por su conquista de Portugal (1580) y notorio por su tiranía
como gobernador general de los Países Bajos (1567-73). En los Países Bajos instituyó el
Tribunal de los Tumultos (apodado el Tribunal de Sangre o Tribunal Sangriento), que dejó
de lado las leyes locales y condenó a miles de personas.
El Duque de Alba no se caracterizó tanto por su habilidad en el campo de batalla sino que
sobresalió como general por su capacidad para superar al enemigo —antes de llegar al
mismo— por su disciplina y su ingenio.
Austero e implacable, tanto consigo como con los subordinados y los oponentes, no
gustaba de sacrificar la sangre de sus soldados, pero sí de su sudor. Les hacía trabajar sin
darles descanso, para hacerles victoriosos, cansados y vivos. Pero siempre compartió las
penurias con sus subordinados que le respetaban por ello: los soldados rasos y los
soldados viejos más aún que los aristócratas.
INVENTOS
Una soleada tarde de 1602 a orillas del Pisuerga, el monarca Felipe III asistía a un
espectáculo insólito. Un hombre provisto de un extraño traje llevaba más de una hora bajo
las frías aguas del río. Como el experimento parecía no concluir, el impaciente monarca
ordenó su salida entre aplausos generalizados. La prueba había sido todo un éxito y
Jerónimo de Ayanz podía sumar una nueva patente, el traje de buzo.
Aquel ingenio consistía en una campana cerrada provista de dos tubos flexibles que iban
renovando el aire a través de válvulas automáticas y fuelles y si parecía un tanto futurista
todavía lo era más su prototipo de submarino, una embarcación cerrada e impermeable
que se sumergía con un sistema de contrapesos y que contaba con una especie de ganchos
o pinzas para coger objetos.
El inventor de estos y otros increíbles objetos era Jerónimo de Ayanz, un noble navarro
veterano de incontables guerras, artista multidisciplinar y desde hacía unos años, inventor
de la corte de Felipe III.
Por cantidad y por calidad, si Lope de Vega fue el Fénix de los ingenios, Jerónimo de Ayanz
lo fue sin duda de la ingeniería.
Ayanz inventó una balanza de precisión “capaz de pesar la pierna de una mosca”, un horno
de gran eficiencia energética que aprovechaba el calor desprendido en la combustión, un
sifón capaz de drenar las minas más profundas, una bomba hidráulica para achicar el agua
de los barcos y diferentes tipos de molinos y de presas, uno de cuyos diseños aún se
emplea hoy en las grandes presas de hormigón.
EL AIRE ACONDICIONADO