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Ocupa completamente las fosas cerebelosas del hueso occipital, llegando por
arriba hasta la tienda del cerebelo, la cual lo separa de los lóbulos occipitales
del cerebro; por su parte inferior, la amígdala cerebelosa y el lóbulo
digástrico , atraviesan, con mucha frecuencia, el agujero occipital y penetran
en la parte superior del conducto raquídeo.
Está formado esencialmente por tres partes: una central, llamada lóbulo
medio, y dos laterales, que constituyen los lóbulos laterales o hemisferios
cerebelosos. La superficie externa del cerebelo no es lisa, sino que está
interrumpida por numerosos surcos que dividen a cada lóbulo en muchos
lobulillos; otros más numerosos y menos profundos, son las láminas del
cerebelo que dan a la superficie un característico aspecto estriado.
La zona mediana del cerebelo, situadas entre las escotaduras anterior y
posterior, se designa con el nombre de vermis; en la cara inferior, el vermis
está muy bien delimitado de las porciones laterales o hemisferios
cerebelosos, en tanto que en la cara superior, los límites son mucho menos
precisos.
Como las demás partes del sistema nerviosos central, el cerebelo está
formado por la sustancia blanca y la sustancia gris.
La cara anterior del bulbo esta recorrida en su parte media por un surco
profundo, surco medio anterior, que corresponde al que existe en la medula
del que esta separado; por arriba, el surco medio anterior del bulbo termina
en la protuberancia mediante una fosa triangular. El grueso cordón situado a
cada lado del surco se denomina pirámide y continua con el cordón anterior
de la medula, una parte de las fibras pasan al cordón readular anterior
formando el haz piramidal anterior o directo, y la mayor parte de las fibras se
dirigen al cordón lateral y constituyen el haz piramidal lateral o cruzado.