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artículos cuya materia es la historia de las mujeres sustituyeron en sus títulos "mujeres" por
"género". En algunos casos, esta acepción, aunque se refiera vagamente a ciertos conceptos
analíticos se relaciona realmente con la acogida política del tema. En esas ocasiones, el
empleo de "género" trata de subrayar la seriedad académica de una obra, porque "género"
suena más neutral y objetivo que "mujeres". "Género" parece ajustarse a la terminología
práctica habitual) que las mujeres son sujetos históricos válidos, "género" incluye a las
mujeres sin nombrarlas y así parece no plantear amenazas críticas. Este uso de "género" es
una faceta de lo que podría llamarse la búsqueda de la legitimidad académica por parte de
las estudiosas feministas en la década de los ochenta. Pero esto es, sólo una faceta.
información sobre las mujeres es necesariamente información sobre los hombres, que un
creado en él y por él. Este uso rechaza la utilidad interpretativa de la idea de las esferas
separadas, manteniendo que el estudio de las mujeres por separado perpetúa la ficción de
que una esfera, la experiencia de un sexo, tiene poco o nada que ver con la otra. Además,
género, se emplea también para designar las relaciones sociales entre sexos.
por ejemplo, a las mujeres se les ha remitido al espacio privado o doméstico, mientras que
mencionar que, estas diferencias, como ya se ha mencionado, no todas las culturas y épocas
herencia cultural se refiere. Felizmente las mujeres han ido rompiendo estas estructuras
Durante el siglo XIX hasta los años sesenta del siglo XX cuando se empezó a
el reconocimiento de los sujetos sociales diferentes a los de las elites, en particular los
sexual en la historia.
Sussy Bermúdez en el año 1987 elaboró una ponencia dedicada a la ausencia de las
mujeres en los análisis históricos. Según su interpretación, esa ausencia se explica por el
hecho de haber sido los varones blancos y alfabetizados los encargados de escribir la
historia, lo cual hizo prevalecer las perspectivas androcéntricas y elitistas de esos análisis.
cuales los hombres blancos de las elites fueron los protagonistas. Cuando los y las
historiadoras han buscado en el pasado testimonios acerca de la mujer, han tropezado con
género: una categoría útil para el análisis histórico” (1990), argumenta que la mujer ha sido
sistemáticamente omitida de los registros oficiales, estando más bien oculta de la historia.
Para Bernardo Tovar Zambrano (1989, 199), los historiadores colombianos del
siglo XIX centraron su interés, en la formación y organización del Estado Nacional, el cual
historiografía del país, que no estuvo exenta de conflictos y tensiones ideológicas, y de las
de las mujeres independentistas, es debida, a una supuesta falta de fuentes, ya que ni las
más reconocidas gozan aún de una rigurosa investigación biográfica. Donde se siente aún,
un eco silencioso, trazado por lo fantasioso y mítico, que se ha tejido sobre la historia de las
mujeres. Por ejemplo, en el caso de Policarpa Salavarrieta: “Las dudas sobre el lugar y
fecha de nacimiento, al igual que su nombre, se deben a que no hay ningún documento
explícito y preciso” (Castro 1995, 118). De la quiteña Manuelita Sáenz, se dice: “No se ha
(Miramón 1946,). Al parecer la biografía más completa es sobre Antonia Santos Plata.
“¡Cuánto silencio!” Según Miguel Bonasso (1993, 256), en el caso de Manuela Sáenz, no
sorprende entonces que buena parte de su correspondencia y diarios, la más rica desde el
punto de vista político, haya sido ocultada durante más de un siglo”. Igualmente dice
Horacio Rodríguez (1969, 215): “La posteridad y los historiadores hasta principios del
Antonia Santos. Prácticamente permaneció ignorada durante una centuria”. Durante más de
sólo para quien gozaba del estatus de sujeto, según el marco cultural heredado de
que la noción misma de sujeto era una prerrogativa masculina. Las mujeres en este
contexto no disfrutan de la condición de sujeto, pero paradójicamente éstas, las mujeres que
no eran supuestamente “sujetos”, definían a esté como sujeto, siendo ella la no sujeto –la
otra–. La información encontrada en archivos y hemerotecas sobre las mujeres, ha sido
tiempos de guerra.
pero solamente fueron dignas de atención y júbilo nacionalista “Heroínas y Mártires”; las
que realizaban actividades únicamente destinadas a los varones, como las de la guerra; las
que participaron y colaboraron en las guerrillas, o cuando, por la calidad de sus acciones
en el correo secreto; unas más como víctimas de los realistas, lo que las convertía en
mártires de la guerra; y otras como las ”juanas”, “guarichas” que acompañaron a sus
familiares masculinos, maridos, amantes en las campañas guerreras. Y porque no, iban a la
están en deuda con las mujeres y sus diferentes clases, razas, etnias, orientaciones sexuales,
lugar.
Otro punto a destacar de esta época eran las negritudes y los esclavos, un defensor
destacado fue San Pedro Claver fue un misionero jesuita nacido en 1580 en un pueblo muy
con los esclavos que venían desde África y con ese apostolado, se convirtió en nuestro país
Colombia en el octavo lugar entre los países de América Latina que trabajan por disminuir
la brecha de género; sin embargo, los esfuerzos parecen tímidos en cuanto a las políticas
masculino que no son coherentes con las actividades que varones y mujeres realizan en la
vida cotidiana: la inclusión en las esferas de poder político y económico, las oportunidades
Este boletín, realizado por el DANE con ONU Mujeres en el marco del inicio del
exhaustivo del problema. Los datos muestran que hay avances en Colombia, pero que éstos
concretas.
En los últimos 10 años, la tasa de participación laboral tanto de las mujeres como de
los hombres se incrementó. Entre las primeras, la tasa aumentó de 50% en 2009 a 53% en
2019, y entre los hombres de 73% a 74%. Sin embargo, la brecha de participación en diez
las áreas rurales y en las mujeres sin instrucción. Incluso en las cabeceras, en donde las
mujeres suelen incorporarse más al mercado que en las áreas rurales, su tasa de
participación es diecisiete puntos porcentuales menor que la de los hombres (57% vs 74%).
En temas de desempleo, este afecta más a las mujeres que a los hombres; 14 de cada
100 mujeres que están en condiciones de trabajar y están buscando un empleo, no lo logran,
seis puntos porcentuales mayor que los hombres (8 de cada 100). Entre las mujeres de 18 a
incorporarse a un empleo en mayor medida que los hombres con el mismo nivel de
PREGUNTAS
Echeverri, Elio Fabio. 1930. Mujeres de la Independencia: Poemas y Bocetos. Bogotá: Ed.
Minerva.