Está en la página 1de 10

1

DINAMICA SOCIAL DEL GENERO EN COLOMBIA (CONQUITA , MONARQUIA,


REPUBLICA)
DINAMICAS SOCIALES DEL GENERO

El género es una construcción que se debe de contextualizar. No tiene el mismo

significado cuando se habla de un determinado momento histórico o una situación

geográfica que varíe el contexto sociocultural. Dependiendo de la cultura, la normatividad

para la equidad de género variará, aunque la tendencia sea a la globalización.

"Género" es sinónimo de "mujeres". En los últimos años, cierto número de libros y

artículos cuya materia es la historia de las mujeres sustituyeron en sus títulos "mujeres" por

"género". En algunos casos, esta acepción, aunque se refiera vagamente a ciertos conceptos

analíticos se relaciona realmente con la acogida política del tema. En esas ocasiones, el

empleo de "género" trata de subrayar la seriedad académica de una obra, porque "género"

suena más neutral y objetivo que "mujeres". "Género" parece ajustarse a la terminología

científica de las ciencias sociales y se desmarca así de la (supuestamente estridente) política

del feminismo. En esta acepción, "género" no comporta una declaración necesaria de

desigualdad o de poder, ni nombra al bando (hasta entonces invisible) oprimido. Mientras

que el término "historia de las mujeres" proclama su política al afirmar (contrariamente a la

práctica habitual) que las mujeres son sujetos históricos válidos, "género" incluye a las

mujeres sin nombrarlas y así parece no plantear amenazas críticas. Este uso de "género" es

una faceta de lo que podría llamarse la búsqueda de la legitimidad académica por parte de

las estudiosas feministas en la década de los ochenta. Pero esto es, sólo una faceta.

"Género", como sustitución de "mujeres" se emplea también para sugerir que la

información sobre las mujeres es necesariamente información sobre los hombres, que un

estudio implica al otro.


Este uso insiste en que el mundo de las mujeres es parte del mundo de los hombres,

creado en él y por él. Este uso rechaza la utilidad interpretativa de la idea de las esferas

separadas, manteniendo que el estudio de las mujeres por separado perpetúa la ficción de

que una esfera, la experiencia de un sexo, tiene poco o nada que ver con la otra. Además,

género, se emplea también para designar las relaciones sociales entre sexos.

A partir de las diferencias primero sexuales y después de género, dependiendo del

desarrollo de las diferentes culturas, se han originado discriminaciones, en especial en

contra de las mujeres, limitándoles a lo largo de la historia las oportunidades para su

desarrollo personal y desmejorando su calidad de vida en relación con la de los hombres;

por ejemplo, a las mujeres se les ha remitido al espacio privado o doméstico, mientras que

a los hombres se les ha ubicado tradicionalmente en el espacio público o político. Cabe

mencionar que, estas diferencias, como ya se ha mencionado, no todas las culturas y épocas

han sido generadoras de discriminación; sin embargo, especialmente en la nuestra, se ha

ido heredando un trato discriminatorio ligado al género, especialmente en lo que nuestra

herencia cultural se refiere. Felizmente las mujeres han ido rompiendo estas estructuras

generando una nueva dinámica social.

Viajemos en el tiempo y veamos cómo eran los comportamientos en cuanto a

género y derechos desde la época de la colonia hasta la conquista hasta la actualidad.

Durante el siglo XIX hasta los años sesenta del siglo XX cuando se empezó a

desarrollar la historiografía profesional en Colombia, las miradas sobre la época colonial se

diferenciaron según los afectos o desafectos respecto al proyecto colonizador. En ambas

perspectivas la inclusión de los universos indígena y mestizo fue problemática. El mundo

indígena se caracterizó como primitivo y antagónico respecto al proyecto civilizador. El

mundo mestizo, se asoció a la ilegitimidad y a la trasgresión, por lo tanto, se estimaba


perturbador del orden social. Las feminidades mestizas e indígenas lo mismo que, las afro

descendientes, fueron miradas a través de la lente del exotismo y la suspicacia.

Desde la década de los años sesenta, develó los mecanismos de funcionamiento de

la economía, la política, la sociedad y la cultura neogranadina y proporcionó las bases para

el reconocimiento de los sujetos sociales diferentes a los de las elites, en particular los

trabajadores vinculados a los diferentes sistemas productivos. Las mujeres, no obstante, no

figuraban de manera definida y menos aún aproximaciones conceptuales a la diferencia

sexual en la historia.

Sussy Bermúdez en el año 1987 elaboró una ponencia dedicada a la ausencia de las

mujeres en los análisis históricos. Según su interpretación, esa ausencia se explica por el

hecho de haber sido los varones blancos y alfabetizados los encargados de escribir la

historia, lo cual hizo prevalecer las perspectivas androcéntricas y elitistas de esos análisis.

En otros términos, por la concentración de la atención en los hechos y procesos en los

cuales los hombres blancos de las elites fueron los protagonistas. Cuando los y las

historiadoras han buscado en el pasado testimonios acerca de la mujer, han tropezado con

el problema de la invisibilidad de la misma en la historia. Según Joan Scott, en su texto “El

género: una categoría útil para el análisis histórico” (1990), argumenta que la mujer ha sido

sistemáticamente omitida de los registros oficiales, estando más bien oculta de la historia.

Para Bernardo Tovar Zambrano (1989, 199), los historiadores colombianos del

siglo XIX centraron su interés, en la formación y organización del Estado Nacional, el cual

se planteó, por supuesto, con el proceso de independencia, generándose así, la primera

historiografía del país, que no estuvo exenta de conflictos y tensiones ideológicas, y de las

posiciones bipartidistas, que incidían en las distintas maneras de mirar la historia.


En Colombia, sí se ha escrito sobre las mujeres en la gesta independentista ¿Pero

desde que perspectiva?

Los historiadores han argumentado que la invisibilizarían u omisión de la historia

de las mujeres independentistas, es debida, a una supuesta falta de fuentes, ya que ni las

más reconocidas gozan aún de una rigurosa investigación biográfica. Donde se siente aún,

un eco silencioso, trazado por lo fantasioso y mítico, que se ha tejido sobre la historia de las

mujeres. Por ejemplo, en el caso de Policarpa Salavarrieta: “Las dudas sobre el lugar y

fecha de nacimiento, al igual que su nombre, se deben a que no hay ningún documento

explícito y preciso” (Castro 1995, 118). De la quiteña Manuelita Sáenz, se dice: “No se ha

encontrado ni la partida de nacimiento, ni la de matrimonio, ni tampoco la de su muerte”

(Miramón 1946,). Al parecer la biografía más completa es sobre Antonia Santos Plata.

“¡Cuánto silencio!” Según Miguel Bonasso (1993, 256), en el caso de Manuela Sáenz, no

sorprende entonces que buena parte de su correspondencia y diarios, la más rica desde el

punto de vista político, haya sido ocultada durante más de un siglo”. Igualmente dice

Horacio Rodríguez (1969, 215): “La posteridad y los historiadores hasta principios del

corriente siglo, no habían reconocido suficientemente los merecimientos y el sacrificio de

Antonia Santos. Prácticamente permaneció ignorada durante una centuria”. Durante más de

un siglo las mujeres que participaron en el proceso independentista vivieron sólo en el

recuerdo de algunas mentes y lugares. La razón, es simple: La historia estuvo reservada

sólo para quien gozaba del estatus de sujeto, según el marco cultural heredado de

occidente, refiriéndonos a la época de la Colonia, y aún en la época republicana, se observa

que la noción misma de sujeto era una prerrogativa masculina. Las mujeres en este

contexto no disfrutan de la condición de sujeto, pero paradójicamente éstas, las mujeres que

no eran supuestamente “sujetos”, definían a esté como sujeto, siendo ella la no sujeto –la
otra–. La información encontrada en archivos y hemerotecas sobre las mujeres, ha sido

ocultada, deformada y tergiversada; sufriendo así, los embates de la historiografía

hegemónica patriarcal, olvidándose el papel de muchas mujeres que trasgredieron y

subvirtieron un orden socio-cultural, político y económico colonial, aprovechando así los

tiempos de guerra.

Las mujeres tuvieron un gran papel en la historia de la Independencia de Colombia,

pero solamente fueron dignas de atención y júbilo nacionalista “Heroínas y Mártires”; las

que realizaban actividades únicamente destinadas a los varones, como las de la guerra; las

que participaron y colaboraron en las guerrillas, o cuando, por la calidad de sus acciones

ingresaron al inventario de los sucesos en la condición de heroínas; otras, como mensajeras

en el correo secreto; unas más como víctimas de los realistas, lo que las convertía en

mártires de la guerra; y otras como las ”juanas”, “guarichas” que acompañaron a sus

familiares masculinos, maridos, amantes en las campañas guerreras. Y porque no, iban a la

guerra “porque querían…” Aún, sin embargo, la historia y la historiografía colombiana

están en deuda con las mujeres y sus diferentes clases, razas, etnias, orientaciones sexuales,

edades y regiones; no se trata de nombrarlas por nombrarlas, incluirlas por incluirlas. La

inclusión no sólo significa describir su participación, sino estudiarlas a ellas, devolverles su

lugar.

Otro punto a destacar de esta época eran las negritudes y los esclavos, un defensor

destacado fue San Pedro Claver fue un misionero jesuita nacido en 1580 en un pueblo muy

pequeño de Cataluña, quien trabajó durante 40 años en Cartagena de Indias especialmente

con los esclavos que venían desde África y con ese apostolado, se convirtió en nuestro país

en el precursor de los derechos humanos


El más reciente informe del Foro Económico Mundial –FEM– posicionó a

Colombia en el octavo lugar entre los países de América Latina que trabajan por disminuir

la brecha de género; sin embargo, los esfuerzos parecen tímidos en cuanto a las políticas

gubernamentales y los lineamientos del mundo corporativo.

En las sociedades actuales existen todavía representaciones de lo femenino y lo

masculino que no son coherentes con las actividades que varones y mujeres realizan en la

vida cotidiana: la inclusión en las esferas de poder político y económico, las oportunidades

y procesos para el desarrollo de potencialidades intelectuales de las mujeres y

competencias de sociabilidad y afecto entre varones, etc. (Domínguez, 2005).

Este boletín, realizado por el DANE con ONU Mujeres en el marco del inicio del

Proyecto “Women Count Colombia”, presenta algunas de las manifestaciones de la

discriminación contra las mujeres y las brechas de desigualdad en la economía, pero no es

exhaustivo del problema. Los datos muestran que hay avances en Colombia, pero que éstos

han sido lentos, insuficientes y desiguales. De ahí, la importancia de contar con

información estadística oportuna y de calidad que oriente la toma de acciones informadas y

concretas.

En los últimos 10 años, la tasa de participación laboral tanto de las mujeres como de

los hombres se incrementó. Entre las primeras, la tasa aumentó de 50% en 2009 a 53% en

2019, y entre los hombres de 73% a 74%. Sin embargo, la brecha de participación en diez

años se redujo únicamente en dos puntos porcentuales, pasando de 23 puntos porcentuales

en 2009 a 21 puntos en 2019.


La brecha es menor conforme se alcanzan niveles educativos mayores, y mayor en

las áreas rurales y en las mujeres sin instrucción. Incluso en las cabeceras, en donde las

mujeres suelen incorporarse más al mercado que en las áreas rurales, su tasa de

participación es diecisiete puntos porcentuales menor que la de los hombres (57% vs 74%).

Tabla 1 Tasa global de participación laboral de mujeres y hombres (%)

En temas de desempleo, este afecta más a las mujeres que a los hombres; 14 de cada

100 mujeres que están en condiciones de trabajar y están buscando un empleo, no lo logran,

seis puntos porcentuales mayor que los hombres (8 de cada 100). Entre las mujeres de 18 a

28 años, el desempleo se agudiza.


Incluso, las mujeres con estudios universitarios enfrentan dificultades para

incorporarse a un empleo en mayor medida que los hombres con el mismo nivel de

educación; 12% en contraste con 9%.

PREGUNTAS

¿Cómo actúa el género en las relaciones sociales humanas?

¿Diferencias ente Sexo y Genero?


Lista de referencias

González Eraso, Judith Colombia Representaciones de las mujeres en la Independencia


desde la historiografía colombiana HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local, vol.
3, núm. 5, enero-junio, 2011, pp. 169-190 Universidad Nacional de Colombia Medellín,
Colombia

Bonasso, Miguel. 1993. El Libertador, la Amazona y los Espejos de la Historia Oficial. En


Patriota y Amante de Usted. Manuela Sáenz y el Libertador. Diarios Inéditos. México:
Editorial Diana.

Echeverri, Elio Fabio. 1930. Mujeres de la Independencia: Poemas y Bocetos. Bogotá: Ed.
Minerva.

ONU MUJERES. Boletín Estadístico: Empoderamiento Económico de las Mujeres en


Colombia, Marzo 2020

También podría gustarte