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La novia oscura, Laura Restrepo.

Sol Aleandra Rodríguez Muñoz


Folclor y región

Este libro es una prueba de la gran prosa, satírica, irónica y mágica (aunque sin caer en tanto
adorno del realismo mágico) de Laura Restrepo. De sus personajes, ambiguos, rimbombantes,
apasionados, trágicos y a la vez sencillos, que retratan en perfección nuestra vida en Colombia, ya
sea en la urbe o en el campo. Es, precisamente, el pueblo de Tora (en realidad su autora lo escribió
luego de una larga investigación en Barrancabermeja), un espacio rural en el Magdalena Medio,
donde llegamos a un lugar de luces, pero sin luces, de lujos, pero sin lujos, de colores, pero sin
colores. Un pueblo típico, colombiano, abandonado, pero a la vez centro del trabajo de una
empresa petrolera extranjera: la Tropical Oil Company. Restrepo hace toda una parodia de la
miseria humana, en este caso tan colombiana, a través de Sayonara, una muchacha víctima de la
violencia de Estado, que se pierde en ensoñaciones, recordándonos tal vez, a la que más adelante
se convertiría en esa hermosa niña Agustina de Delirio.

Sayonara, “la niña de los adioses”, con su pelo indomable, sus rasgos que despiertan amor, pasión
y locura en cada hombre, su cadencia de mujer calentana, su amor irrefrenable por la nieve (que
jamás conocería), sus andanzas por los caminos del bien y del mal. La novia oscura es un preludio
para el disfrute de otras obras de Laura. Es la construcción de ese mundo a la vez real, e irreal, tan
colombiano. De la construcción de personajes, a punta de sus anotaciones en libreta periodística,
de una juiciosa tarea de investigadora, que la lleva a recrear con mucha gracia el mundo de Tora,
de los petroleros, de la Candunga (la zona de tolerancia), de la lengua sabia y fluida de las
prostitutas, de los locos de los pueblos y de muchos otros personajes, que encarnan la sabiduría
de un lugar, derrotado, malquerido, perdido, pero, a la vez, sumido en el encanto de la vida. Un
pueblo que existe, precisamente en el olvido y solo allí, paradójicamente, podía ser habitado y
recreado. En ese olvido del mundo que tienen tantos lugares en lo que mal hemos llamado el
tercer mundo.

Si quiere volver a uno de esos libros que le expliquen este país tan enredado -a través de los
personajes más encantadores que podemos encontrar, como Todos los santos, La Machuca, La
Fideo, y otras artistas de las artes amatorias- ahí está  La novia oscura, una representación de la
mujer indígena, de la blanca, de la negra, de la mulata, de todas en una, con nuestras
ambigüedades y desatinos. Con nuestras fortalezas e intuiciones.

La novia oscura, muestra la historia de un pueblo, a través de la óptica femenina, muestra que
esta tierra, fundadas por prostitutas poetas, de extranjeros y códigos que parecieran una
invención ya al principio mencionada satírica e irónica que pareciera sacada de aca mismo, de una
novela.

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