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Sociedades de personas

Sociedades de personas

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

Sociedades de personas

“La mutua confianza entre los socios, caracterizada por el vínculo familiar, fue ampliada con la
incorporación o integración de las sociedades con socios no parientes pero siempre subsistió la
confianza, el carácter intuitu personae que limita el acceso a los socios” (Richard y Muiño, 2004,
p. 328).

Las sociedades de personas –también llamadas sociedades de interés– son aquellas en las cuales las cualidades
personales de quienes integran la sociedad son fundamentales a la hora de constituir el ente y formar el elenco de
socios, con preponderancia por sobre el capital que se aporta.

Las sociedades personalistas en la Ley General de Sociedades1 son las colectivas, las sociedades en comandita
simple y las de capital e industria.

[1] Ley 19550. (2014). Ley General de Sociedades. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Tienen en común las siguientes características:

1 fuerte acento personal en relación con los socios que las integran;

2 la responsabilidad de los socios es subsidiaria, ilimitada y solidaria;


3 la división del capital social es en partes de interés.

El elemento personal es tan fuerte en este tipo de sociedades que de perderse la affectio societatis de uno o varios de
sus integrantes, puede producirse la exclusión (del socio) o la disolución de aquella.

Sociedad colectiva

Definición y denominación social

La ley de sociedades comerciales define a la sociedad colectiva destacando su característica principal: la


responsabilidad solidaria, ilimitada y subsidiaria de los socios respecto de las obligaciones sociales.

Los acreedores de la sociedad pueden accionar en contra de los socios, quienes pueden oponer el beneficio de
excusión de los bienes sociales (art. 56 LS).

El beneficio de excusión impone que los acreedores deben ejecutar, en un primer momento, los bienes de la sociedad;
en caso de insuficiencia, podrán dirigirse contra cualquiera de los socios.

Si bien la excusión es un instituto propio del ámbito civil, otorgado en beneficio del fiador, la Ley 19550 lo recepta
como un mecanismo de defensa de los socios ilimitada y solidariamente responsables.

Debe aclararse que el beneficio no llega al extremo de autorizar al socio para exigir al acreedor la total ejecución de
los bienes sociales, ya que, si así fuese, se dificultaría de sobremanera el cobro al acreedor de su crédito, resultando
contrario a la naturaleza y finalidad de la ley.

Bastará, entonces, acreditar la insuficiencia del patrimonio social para que el beneficio de excusión no sea
procedente.
El beneficio no procede automáticamente, sino que debe ser alegado por el socio perseguido.

Cuando uno de los socios haya hecho frente a la deuda reclamada, este tiene el derecho de solicitar a sus consocios el
reintegro de lo pagado conforme se haya pactado en el contrato social.

Por otro lado, en la práctica, la utilización de la figura sociedad colectiva es muy poco común frente a otros tipos
societarios que ofrecen mejores condiciones, específicamente, en relación con el tema de la responsabilidad.

La realidad jurídico-económica impone la necesidad para quien emprende una actividad comercial de limitar la
responsabilidad ante los posibles avatares que puedan ocurrir en los vertiginosos y cambiantes tiempos actuales en
los que la economía de nuestro país sufre idas y vueltas en forma permanente.

En cuanto a la denominación de la sociedad colectiva, podrá optarse entre el uso de una razón social o de una
denominación social propiamente dicha. Para el primer caso, se exige que incluya el nombre de alguno, algunos o
todos los socios y la palabra y compañía o su abreviatura si no estuviesen la totalidad de los socios mencionados.
Para el segundo caso, la Ley 19550 exige la incorporación del aditamento sociedad colectiva o su abreviatura.

Caracteres particulares

Las partes de interés no pueden ser vendidas por el acreedor, quien solo podrá cobrarse sobre las utilidades y la cuota
de liquidación (art. 57 LS).

Se justifica dicha norma en que la ejecución forzada de las partes de interés atentaría contra el carácter personalista
de la sociedad, contra su esencia misma, al permitir la incorporación al elenco de socios a terceros que no han
formado parte del proyecto inicial y puede que no tengan nada en común con los socios restantes.

La transferencia de las partes de interés requiere la conformidad de los restantes socios, salvo que se pacte lo
contrario.
Esta solución también apunta a mantener a los miembros originales, cuyas características y cualidades han sido
preferidas para la formación de la sociedad.

Los aportes pueden consistir en cualquier tipo de bienes y dicha amplitud tiene estricta relación con la
responsabilidad ilimitada de los socios para hacer frente a las obligaciones del ente.

Otra cuestión digna de mención es aquella que se suscita cuando un socio realiza actos en competencia con la
sociedad.

Dicho comportamiento les está vedado, sea que lo realicen personalmente o por interpósita persona, con la sola
excepción de que tengan expresa autorización por unanimidad de los restantes socios.

De esta manera, se pretende que los esfuerzos del socio sean en provecho de la sociedad y no en el propio.

Su incumplimiento acarreará la sanción de exclusión, sin perjuicio del derecho de la sociedad de incorporar los
beneficios obtenidos con el actuar ilegítimo del socio desleal, quien deberá responder por los daños y perjuicios
ocasionados.

Administración y representación

Podemos establecer el régimen en las siguientes normas:

1 Todos los administradores son representantes de la sociedad.

2 Salvo que el contrato contenga regulación al respecto, todos los socios pueden administrar en forma
indistinta (art. 127 LS).

3 Si son varios los socios que tienen a su cargo la administración y no se indica qué funciones cumplirá
cada uno, pueden actuar indistintamente (art. 128 LS).
4 Pueden ser administradores los mismos socios o terceros (art. 129 LS).

A su vez, el artículo 128 de la Ley General de Sociedades estipula que, si se hubiese convenido la administración
conjunta, ningún administrador puede actuar individualmente.

Los administradores pueden ser removidos sin invocación de justa causa, decisión que, sin embargo, debe adoptarse
por mayoría. Si no se define qué es lo que se entiende por justa causa, dicho concepto queda librado a interpretación
judicial.

Resoluciones sociales

Los socios se congregan en reuniones sociales o asambleas a fin de tomar las decisiones.

El artículo 132 de la Ley 19550 dispone que por mayoría se entiende a la mayoría absoluta de capital, sin perjuicio
de que contractualmente se estipule un régimen diferente.

Otra norma que refleja el fuerte vínculo que relaciona a los socios es la que indica el artículo 131 de la ley, el que
determina que las modificaciones de contrato –incluyendo la transferencia de la parte a otro socio– requieren el
consentimiento de todos los socios, siempre y cuando no haya un pacto en contrario.

Sociedad en comandita simple

Definición y denominación social


Es otra de las sociedades de personas y constituye un tipo social de escasa utilización. Uno de los motivos lo
constituye la existencia de la sociedad de responsabilidad limitada, que ofrece a todos los socios las ventajas que
tienen en este tipo los socios comanditarios.

La principal característica de esta sociedad es la existencia de dos categorías de socios: los comanditados o
solidarios, por un lado, quienes responden como los socios de la sociedad colectiva descripta anteriormente; y, por el
otro, los socios comanditarios, que ven limitada su responsabilidad al aporte realizado.

Existe un impedimento por el que un socio no puede revestir ambas categorías al mismo tiempo.

En relación con la denominación, pueden utilizar una objetiva que incorpore el aditamento sociedad en comandita
simple o su abreviatura (S. C. S.), o una razón social integrada únicamente con el nombre de los socios comanditados
conforme al artículo 126 de la Ley 19550.

Esto se explica en virtud de la tutela a los terceros que contraten con la sociedad, por lo cual los socios que poseen
responsabilidad limitada no pueden figurar.

La sanción que contiene el artículo 136 in fine es grave, ya que impone la responsabilidad social solidaria,
subsidiaria e ilimitada a los socios comanditarios que figuren.

Caracteres particulares

Podemos señalar entre sus particularidades:

1 Son sociedades intuitu personae: sociedad de personas en las que las cualidades de los socios son
determinantes.

2 Coexisten dos categorías de socios con derechos y responsabilidades diferenciados:


C O M A N D I TA D O S : C O M A N D I TA R I O S :

Responden por las obligaciones sociales ilimitada, solidaria y subsidiariamente. A ellos les compete de modo
exclusivo la administración social.

C O M A N D I TA D O S : C O M A N D I TA R I O S :

Responden limitadamente al capital que se obliguen a aportar. En caso de quiebra, no los afecta.

Aportes

La diferenciación de los socios no solo tiene implicancias desde el punto de vista de la responsabilidad, sino también
en cuanto a la naturaleza de los aportes.

Los socios comanditarios, al no aportar dinero en efectivo, solo aportarán obligaciones de dar (art. 35 LS), no
dinerarias, excluyendo de esta manera prestaciones de industria o trabajo personal.

En cuanto a la valuación de estos aportes, se indicarán en el contrato constitutivo los antecedentes que la justifiquen,
salvo que se decida realizar el procedimiento de valuación judicial que indica el artículo 51 de la ley.

Por otra parte, los socios comanditados podrán realizar cualquier tipo de aporte.
Administración y representación

El artículo 136 de la Ley General de Sociedades dispone que la administración y representación es ejercida por los
socios comanditados o terceros que sean designados para ello, haciendo aplicables las normas dispuestas para la
sociedad colectiva.

El mismo artículo establece la sanción en caso de violación al artículo que hace responsable solidariamente al
firmante con la sociedad por las obligaciones que se contraigan en infracción.

Resoluciones sociales

El artículo 139 remite a los artículos de la sociedad colectiva. Sin embargo, un aspecto distintivo lo constituye la
norma que dispone que los socios comanditarios tienen votos en la consideración de los estados contables y en la
designación del administrador.

Quiebra, muerte e incapacidad del socio comanditado

En este caso, el socio comanditario puede realizar actos urgentes que requieran el desarrollo de la actividad y el
negocio hasta tanto se regularice lo acontecido, sin que ello le implique responsabilidad agravada (art. 140 LS).

Asimismo, se establece una causal de disolución para el caso en que no se regularice o se transforme la sociedad en
el término de 3 meses.
A modo de síntesis y para una mejor comprensión del tema, exponemos un cuadro que enfrenta las principales
diferencias entre las categorías de socios.

Tabla 1. Diferencias entre las categorías de socios

COMANDITADOS COMANDITARIOS

Prohibición de figurar por


Puede llevar el nombre de uno
Nombre de la sociedad tener la responsabilidad
de los socios.
limitada.

Les compete en forma Solo ejercen los derechos


Administración
exclusiva. derivados del estatus de socio.

Solo pueden intervenir en


Gestión social A su cargo.
casos excepcionales (art. 140).

Responden por las Responden limitadamente en


Responsabilidad frente a las obligaciones sociales relación con el capital que se
deudas sociales ilimitada, solidaria y obligaron a aportar. No se les
subsidiariamente. extiende la quiebra.

Fuente: elaboración propia.

Sociedades de capital e industria

Definición y denominación social


Este tipo social se caracteriza por la existencia de dos categorías de socios:

A ) S O C I O S C A P I TA L I S TA S B) SOCIOS INDUSTRIALES

Solo pueden realizar prestaciones de dar. Responden por las obligaciones sociales como los socios de la sociedad
colectiva.

A ) S O C I O S C A P I TA L I S TA S B) SOCIOS INDUSTRIALES

Aportan su industria, una obligación de hacer. Solo responden hasta la concurrencia de las ganancias no percibidas.

En cuanto a su denominación, el artículo 142 de la Ley 19550 regla que se integra con el aditamento sociedad de
capital e industria o su abreviatura.

En el caso de utilizar una razón social, no puede figurar el nombre del socio industrial, dado que dicha calidad de
socio tiene una responsabilidad menor. La violación de lo antes dispuesto implica la responsabilidad solidaria del
firmante, sea el socio industrial según la administración que se haya convenido.

Caracteres particulares
Como bien señalamos antes, su distinción radica en la coexistencia de socios capitalistas y socios industriales.

La idea del legislador al crear este tipo social es brindar a quien puede aportar su trabajo el acceso a una estructura
societaria y legal.

A pesar de ello, la realidad demuestra que su utilización es muy poco común, dado que posiblemente a quien aporta
su industria le resulte más beneficioso encontrarse en una relación de dependencia.

Administración y representación

La administración de la sociedad, así como la representación, tal como lo establece el artículo 143 de la Ley 19550,
puede ser ejercida por cualquiera de los socios, es decir, capitalistas o industriales.

Resoluciones sociales

Le es aplicable, por disposición del artículo 145, el artículo 139, que remite al 131 y 132.

Se recomienda la lectura del fallo que se presenta a continuación, ya que nos brinda en la faz práctica una visión real
del conflicto que puede presentarse en el seno de este tipo social.

 Tribunal: Cámara 2a de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Córdoba

Fecha: 16/09/2008

Partes: Bornia, Aldo G. y otro v. Hormigones Córdoba S.C.I transformada en


S.R.L
SOCIEDADES (EN PARTICULAR) - Sociedad de capital e industria -
Asambleas - Actuación por mandatario - Aplicación analógica del art. 239,
LSC. - Improcedencia - Exclusión de socios extrajudicialmente - Previsión
contractual - Efectos

2ª INSTANCIA.- Córdoba, septiembre 16 de 2008.

Reunidos en Audiencia Pública los vocales de la Cámara 2ª de Apelaciones de


esta ciudad, a los fines de dictar sentencia en estos autos caratulados "Bornia,
Aldo G. y otro v. Hormigones Córdoba S.C.I transformada en S.R.L s/
societario contencioso - impugnación de asamblea" (expte. 815.681/36) y su
acumulado "Hormigones Córdoba Sociedad de Capital e Industria v. Bornia,
Aldo G. y otros s/ societario contencioso - exclusión de socio" (expte.
824.890/36), venidos en apelación del Juzgado de 1ª instancia y 13ª nominación
Civil y Comercial de esta ciudad, a cargo del Dr. Carlos Tale, en contra de la
sent. 331, del 26/5/2006, por la que se resolvía: "1) Acoger el planteo de los
Sres. Aldo G. Bornia y Elvio D. Ledesma consistente en la nulidad de la
reunión social de "Hormigones Córdoba - S.C.I", celebrada el 21/2/2005 y de
todo lo allí decidido, con costas a la sociedad y al socio capitalista y
administrador, Sr. Jorge A. Martínez; 2) No hacer lugar a la acción de exclusión
del socio Aldo G. Bornia, con costas a los actores, esto es, a la sociedad y al
socio Sr. Martínez; 3) Hacer lugar a la acción de exclusión en contra del Sr.
Elvio D. Ledesma, con costas a cargo de este último; 4) Diferir la regulación de
honorarios de los abogados actuantes y perito contadora para cuando se fije la
base regulatoria al efecto y se halle el tribunal en condiciones de practicar dicha
regulación; 5) Protocolícese..."(fs. 629/644).

Este tribunal, en presencia de la actuaria se plantea las siguientes cuestiones a


resolver:

1ª.- ¿Es justa la sentencia apelada?

2ª.- ¿Qué pronunciamiento corresponde emitir?

1ª cuestión.- La Dra. Chiapero dijo:

1.- Contra la sent. 331 dictada con fecha 26/5/2006 por el juez de 1ª instancia y
13ª nominación en lo Civil y Comercial de esta ciudad, interpusieron recurso de
apelación la sociedad Hormigones Córdoba S.C.I (fs. 646), el socio Elvio D.
Ledesma (fs. 648) y el socio Jorge A. Martínez (fs. 649), siendo todos
concedidos por el a quo (fs. 647 y 650). Radicados los autos en esta sede,
expresa agravios la sociedad Hormigones Córdoba S.C.I (fs. 657/674) siendo
confutados por los socios Ledesma y Bornia (fs. 697/702 vta.). A su turno
expresa agravios el socio Elvio D. Ledesma (fs. 705/715) siendo contestados
por Hormigones Córdoba S.C.I (fs. 717/728).

Finalmente expresa agravios el socio Jorge A. Martínez (fs. 731) siendo


contestados por los socios Bornia y Ledesma (fs. 736/737 vta.). Dictado y
consentido el proveído de autos y la integración del tribunal queda la causa en
estado de estudio y resolución.

2.- Apelación de la Sociedad Hormigones Córdoba S.C.I

Se queja –mediante apoderado– por cuanto se decidiera acoger la nulidad de la


reunión de social de Hormigones Córdoba S.C.I celebrada el 21/2/2005 y de
todo lo allí decidido con costas a la sociedad y al socio capitalista Sr. Jorge A.
Martínez y por cuanto se rechaza la exclusión de socio del socio Aldo G. Bornia
con idéntica imposición de costas.

Dice que la primera decisión es errónea por cuanto se decide con fundamento en
que no se permitió el ingreso del abogado Alejandro I. Fiorenza como
mandatario del Sr. Elvio D. Ledesma soslayando que en el tipo de sociedades
personalistas, como es la Sociedad de Capital e Industria, el socio -salvo
impedimento- tiene la obligación de concurrir por sí o por otro socio pero no
puede hacerse representar por terceros. Denuncia que la aplicación analógica de
lo normado por el art. 239 es incorrecta porque tal directiva es aplicable a las
sociedades de capital pero no es extensible a las sociedades de personas.
Denuncia que la alusión a la práctica y doctrina es arbitraria desde que hace más
de 40 años que no se constituye una sociedad de capital e industria en el país.
Agrega que ni Bornia ni Ledesma tuvieron impedimento para asistir a la reunión
de socios sino que estuvieron el día y hora señalados en el predio de la empresa.

En lo concerniente a la segunda decisión se queja por cuanto el juez declara


inaceptable la "exclusión extrajudicial" no obstante la previsión contractual
consignada en la cláusula Quinta del contrato social.

Agrega en relación al socio Bornia que es equivocada la decisión de considerar


caduco el plazo para demandar por exclusión desde que tal decisión parte del
error de no distinguir entre derecho de exclusión y acción de exclusión.

Sostiene que el plazo para computar la caducidad debe correr a partir del
momento en que los socios Bornia y Ledesma rechazaron la exclusión
extrajudicial y que el incumplimiento de las obligaciones sociales por parte de
los socios industriales nunca fue consentido.

3.- Apelación del socio Elvio D. Ledesma.


Se queja por el dies a quo del cómputo del plazo de caducidad. Dice que el juez
se equivoca al interpretar que si Ledesma se apropió de cuatro facturas que van
desde el 5 al 11/1/2005, el hecho necesariamente debió ocurrir con posterioridad
al 11/1/2005, con lo que la acción de exclusión no habría caducado. Dice que lo
real es que se le imputan a Ledesma muchos otros incumplimientos que se
habrían producido durante el año 2004 por lo resulta patente que al interponer la
acción el plazo ya había caducado. Cita doctrina en virtud de la cual la
continuidad o permanencia de la conducta observada por el socio no modificaría
el comienzo del cómputo del plazo de caducidad, debiendo correr a partir del
primer acto que configura causal de exclusión, que en el caso se remontaría al
21/12/2004, fecha en que terminó la auditoria, momento en que se le hace
conocer a Ledesma que habría incurrido en conductas que entorpecieron el
normal funcionamiento de la sociedad.

Se agravia también por la interpretación amplia realizada por el a quo respecto


de las casuales de exclusión o los incumplimientos en desmedro de la
continuidad y permanencia del socio en la sociedad. Agrega que se alude a que
"la estructura empresarial recibió el impacto, produciendo daños a la sociedad"
sin señalarse los daños o secuelas quedadas con posterioridad a la presumible
comisión de inconductas de los socios Bornia y Ledesma. En suma sostiene que
no se encontraría acreditado en autos con rigor probatorio irrefutable conductas
de magnitud e importancia que justifiquen una decisión extrema, arbitraria y
unilateral como la de excluir a dos socios industriales fundadores.

4.- Apelación del socio capitalista administrador Sr. Jorge A. Martínez.

Se queja por cuanto se le imponen conjuntamente con la sociedad las costas en


su condición de socio capitalista administrador en los ptos. 1 y 2 del Resuelvo,
sin advertir que la decisión adoptada en la asamblea del 21/2/2005 fue de la
sociedad y no del socio de modo que la condena en costas a su parte debe ser
revocada. Agrega que en el punto dos del resuelvo se lo condena como
consecuencia de considerarlo erróneamente actor cuando compareció en
representación de la sociedad Hormigones Córdoba S.C.I en ejercicio de los
derechos que le acuerdan el art. 91 LSC. y la cláusula 5ª del Contrato Social.

5.- El fundamento central por el cual el juzgador admite la nulidad de la reunión


de socios celebrada el 21/2/2005 concierne al supuesto defecto formal en lo
tocante a la constitución de la reunión social.

Sostiene al respecto que el impedimento impuesto por el socio capitalista


Martínez a la intervención del apoderado del socio Ledesma se apoyó en un
argumento "incompartible" cuál es el de que en una sociedad personalista como
lo es la de Capital e industria tal intervención no sería posible.
Arguye que la ley de sociedades no existe dicha prohibición lo que dejaría sin
sustento la postura asumida por Martínez y que además una interpretación
analógica de la ley societaria, autoriza la aplicación analógica de la solución
contenida en el art. 239 LSC. para las sociedades anónimas el que admite la
actuación del socio por mandatario sin exigencias especiales.

Análisis de la apelación de la Sociedad Hormigones Córdoba S.C.I

Coincido con la sociedad apelante en que la aplicación analógica propiciada por


el iudicante no puede ser mantenida.

Es verdadero que el ordenamiento jurídico autoriza al intérprete, en caso de


afinidad de hecho y relación precisa entre el caso contemplado legislativamente
y el conflicto no contemplado llevado a resolución, acudir al argumento
analógico integrando las leyes de modo de cumplimentar el espíritu que
provocó su dictado.

Es también de toda racionalidad el resultado que deriva de esta aplicación, ya


que con esta interpretación se logra el propósito evidente perseguido por el
legislador quien no puede contemplar todas las situaciones que plantea la
realidad de la vida.

Sin embargo, si tenemos en cuenta que "interpretar es aclarar dudas acerca de la


voluntad manifestada en las normas, desentrañándola del texto legal conforme a
un proceso lógico de significación jurídica" (Clariá Olmedo, Jorge, "Derecho
Procesal", t. I, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1983, p. 118) ello supone que se
interprete dentro del contexto mismo de la norma como en su relación con las
restantes directivas del cuerpo normativo en el que se encuentra inserta, a los
fines de dar con la mayor fidelidad posible a la intención expresada por el
legislador en la norma interpretada (Frosini, Vittorio,"Teoría de la interpretación
jurídica", Ed. Temis, Santa Fe de Bogotá, 1991, p. 8).

En esa senda el intérprete no está autorizado a acudir mecánicamente a la


interpretación analógica renunciando a indagar el verdadero sentido y alcance
de la norma, lo que sólo se logra con un examen atento de sus términos pero
consultando la voluntad del legislador.

Es por ello que existen principios que deben respetarse para la aplicación
analógica que pueden sintetizarse así: a) que no exista disposición expresa que
contemple el caso; b) que entre el caso previsto y el sometido a examen exista
afinidad de hecho; c) que las diferencias entre ambos no sean sustanciales; d)
que las razones que tuvo el legislador para establecer la norma sean aplicables
al caso no previsto, y e) que la aplicación analógica conduzca a un resultado
racional.

En el caso su examine la única condición que concurre es la reseñada en primer


término desde que el legislador no ha previsto si los socios de una sociedad
personalista como lo es la de capital e industria pueda intervenir por apoderado
a las reuniones sociales.

Empero no concurren ninguna de los restantes condiciones que autorizan la


aplicación analógica desde que no existe afinidad de hecho entre la plataforma
fáctica sobre la que se construyó la norma que autoriza a los accionistas de una
sociedad anónima a hacerse representar en las asambleas (art. 239 LSC.), con la
que subyace en la que ha sido traída a resolución en estos autos que refiere a la
posibilidad de los socios de una sociedad personalista (S.C.I) a hacer lo propio
en las reuniones de socios.

Muy por el contrario, las diferencias entre ambos tipos de sociedades son
profundas y ameritan soluciones diversas.

Nótese que, como acertadamente lo pone de resalto el apelante, las disimilitudes


operan en torno a la organización (autorganicismo en las personalistas y
organicismo diferenciado en las de capital), a la responsabilidad de los socios
(en la S.C.I el socio capitalista responde por las obligaciones sociales en forma
subsidiaria, solidaria e ilimitada en las sociedades anónimas el accionista limita
su responsabilidad por las obligaciones sociales), en la administración (en la
S.C.I la sociedad puede ser administrada solo por los socios en cambio en la
S.A el director no necesariamente debe ser accionista), fiscalización (en la S.C.I
son fiscalizadas por los propios socios en las S.A lo son por un órgano
específico), gobierno (en la S.C.I el órgano de gobierno es la reunión de socios
en tanto que en la S.A es la Asamblea a lo que se suma que el accionista tiene el
derecho pero no la obligación de concurrir a la Asamblea en tanto que el socio
de las sociedades personalistas tiene el derecho y la obligación de concurrir y
salvo impedimento justificante su inconcurrencia puede ser causal de
exclusión), Affecto societatis (mucho más intenso en las sociedades
personalistas que en las de capital), acciones y partes de interés (las partes de
interés pueden transferirse con acuerdo unánime de los socios en cambio las
acciones integran un título circulatorio negociable de libre circulación),
personas y capitales (las sociedades personalistas ponen el acento en las
personas y las de capital en el capital).

En suma las diferencias entre ambos tipos de sociedades lucen de suficiente


envergadura como para concluir que las razones que pudo tener el legislador
para permitir que en las S.A los accionistas pueden hacerse representar por
apoderados, no puedan extenderse derechamente a sociedades del tipo
personalista como lo es la de Sociedad de Capital e industria donde el socio no
solo tiene el derecho sino tiene la obligación de concurrir a las reuniones de
socios salvo impedimento debidamente justificado.

Y ese último aspecto no resulta para nada indiferente desde que la pretensión
nulificante de los socios industriales Bornia y Ledesma luce menos justificada a
poco que se repare que existe prueba suficiente (ver testimoniales obrantes a fs.
347, 350, 384 y 406 correspondientes a los testigos Christian O. Cicarelli,
Ricardo R. Scavino, Carlos Palacio y Roberto R. Coria) de que el día y a la hora
fijada para que tenga lugar la reunión de socios aquellos se encontraban en el
predio de la sociedad sin haber argüido motivo legítimo que los inclinara a
incumplir con el deber de asistencia personal a la reunión que fuera convocada,
maxime cuando sabían que era el ámbito en el cual podían verter explicaciones
respecto de los incumplimientos que se les endilgaba y que desencadenaron la
voluntad de excluirlos.

Si lo hasta aquí considerado en pos de demostrar la inconveniencia de la


aplicación analógica realizada fuera considerado insuficiente, es bueno agregar
que la aplicación analógica está vedada cuando la norma se refiere a
circunstancias excepcionales. Ello así pues no es concebible que una directiva
que establece una solución de excepción (derecho del accionista a intervenir en
la asamblea por apoderado), so pretexto de laguna legal, sea llamada para
permitir utilizar la solución de excepción en otros supuestos disímiles, pues las
hipótesis no contempladas por la norma de excepción encuentran marco en la
regla general, que en el caso es la obligación de los socios de sociedades
personalistas de concurrir personalmente a las reuniones de socios.

Finalmente la ubicación metodológica de la norma en la sección


correspondiente a las sociedades anónimas y no entre las normas generales, se
erige en un argumento más para inferir que el legislador quiso establecer la
representación por tercero solo para las primeras.

Por consiguiente, no resultando válida la aplicación por analogía efectuada por


el sentenciante y siendo la regla en materia de sociedades personalistas la
obligación de asistir personalmente a las reuniones de socios, salvo invocación
de impedimento justificado que en la especie no ha sido invocado y menos
probado, corresponde revocar la decisión en cuanto declara la nulidad de la
reunión de socios realizada el 21/2/2005 con fundamento en un defecto formal
de constitución (impedir la participación del apoderado del socio industrial
Ledesma).

El segundo agravio también debe admitirse.


No es verdadero que en el diseño de la ley, la "exclusión extrajudicial" dispuesta
contractualmente en la cláusula séptima de la constitución de la sociedad de
capital e industria por la totalidad de los socios, sea inaceptable, como lo ha
decidido el sentenciante.

En sentido contrario al temperamento sentencial se alzan voces de prestigiosa


doctrina nacional expresando "La ley impone la necesidad de acudir a la justicia
para lograr la exclusión del socio, pero nada obsta a que se pacte, en virtud del
art. 1197 CCiv., que la exclusión operará extrajudicialmente por la sola decisión
de la sociedad, dejando a salvo -por supuesto- el derecho del socio excluido de
acudir a la justicia para que revoque tal medida"(conf. Escutti, Ignacio A. (H),
"Receso, exclusión y muerte del socio", Ed. Depalma, p. 74; íd.: Cámara,
Héctor, "Disolución y Liquidación de Sociedades Mercantiles", 2ª ed., Ed. TEA,
Buenos Aires, 1959, p. 141; Zunnino, Jorge, "Disolución y liquidación", p.
170).

Es decir que si se encuentra -como aquí acontece- previsto contractualmente la


posibilidad de exclusión extrajudicial del socio por voluntad del órgano de
gobierno de la sociedad dicha previsión (cláusula quinta), por resultar producto
de la autonomía de la voluntad de los socios (arg. art. 1197, CCiv.) debe tenerse
por válida.

No obsta la anterior conclusión la circunstancia del socio capitalista cuente con


cuatro votos en tanto que los socios industriales cuenten con solo un voto cada
uno, porque tal distribución fue producto del libre acuerdo de voluntades al
tiempo de constituir la sociedad y no resulta abusiva en los términos del art.
1071, CCiv. desde que la proporción guarda relación con la distinta situación
que tienen los socios capitalistas de los industriales, desde que los primeros
además de aportar el capital, responde subsidiaria, solidaria e ilimitadamente
por las obligaciones sociales en tanto que los socios industriales solo responden
con las utilidades no percibidas.

Tampoco resulta nula la cláusula desde que no introduce el llamado derecho


absoluto de exclusión, o sea que no atribuye a la mayoría un poder de exclusión
arbitrario e incontrolable sino que tiene previsto que la exclusión se funde en
justa causa.

Es cierto que si se hubiera pactado una cláusula de exclusión basada en la


simple mayoría societaria, ella sería nula, dado que los motivos contractuales de
exclusión deben basarse en una causa y que dicha causa debe responder al
concepto de justicia. Grave incumplimiento de las obligaciones de socio o
imposibilidad sobreviviente.
Pero la cláusula quinta prevé justamente las causales de exclusión enumerando
el mal desempeño, falta de cumplimiento de la industria aportada, pérdida de
interés o incapacidad física o mental para su desempeño.

Pero además de ello cualquier sombra de ejercicio abusivo del derecho se


desvanece si se repara en que, pese a que conforme se reseñara ut supra, de
conformidad a las previsiones contractuales hubiera correspondido a los socios
excluidos iniciar acción judicial a los fines de obtener la revocación de tales
medidas, en el caso es la propia sociedad quien promueve acción judicial
poniendo a consideración judicial si han existido verdaderamente actos de
entorpecimiento funcional con envergadura que autorice legítimamente la
decisión de excluir a los socios industriales de la sociedad que integraban, lo
que lo releva a la decisión de todo resabio de arbitrariedad.

Dicho en otros términos, si la previsión contractual de excluir sin necesidad de


otra demostración que la decisión adoptada en la forma prevista, pudiera ser
considerada excesiva, tal mote no podría justificar en este caso la invalidación
de la decisión de excluir a los socios Bornia y Ledesma desde que la sociedad
invocó y probó la existencia de verdaderas causas que justificaban la exclusión.

De otro costado no se sostiene la pretendida violación a lo normado en el art.


145 LSC. ya que, como o sostiene la doctrina, dicha directiva legal es derogable
por pacto en contrario atento que no se encuentra afectado el orden público
(conf. Escutti Romero, Richard (h), "Manual", p. 195 citado por Verón,
"Sociedades comerciales", t. II, Ed. Astrea, p. 695).

Finalmente el tercer agravio también resulta viable, aunque por argumentos


parcialmente diversos a los esgrimidos por la sociedad apelante.

El sentenciante, pese a reconocer que se encuentra acreditado en autos que el


socio industrial Aldo G. Bornia incurrió en grave incumplimiento de sus
obligaciones, rechaza la exclusión por considerar que la acción no fue incoada
en tiempo oportuno (art. 91 LSC.).

Todo el esfuerzo recursivo está enderezado a cuestionar el dies a quo del


cómputo del plazo de caducidad previsto por la directiva societaria y a
diferenciar los conceptos "derecho a exclusión" y "acción de exclusión".

Así el apelante sostiene que si la sociedad, de conformidad a la cláusula quinta,


decidió excluir en forma extrajudicial a los socios Bornia y Ledesma en la
reunión de socios del 21/2/2005 por grave incumplimiento de las obligaciones
derivadas de la calidad de socios, el plazo de caducidad debía computarse a
partir del momento en que los excluidos rechazaron la exclusión
extracontractual, por cuanto si admitían no hubiera sido necesario la promoción
de la demanda.

En mi opinión la apelación debe prosperar por argumentos diversos. Conforme


lo afirmara ut supra, la más autorizada doctrina nacional entiende que nada
obsta a que se pacte -como aquí ha sucedido en la cláusula 5ª- que la exclusión
operará extrajudicialmente por decisión de la sociedad, dejando a salvo el
derecho del socio o socios excluidos de acudir a la justicia para que se revoque
tal medida en caso de considerarla injusta o arbitraria.

Ergo, si eran los socios y no la sociedad quien debía acudir a la justicia para
obtener la revocación de la medida, no encuentro asidero para rechazar la
exclusión de uno de los socios con fundamento en la caducidad del plazo para
promover una demanda que no estaban obligados a interponer.

Por consiguiente, debe admitirse que el derecho a excluir a los socios fue
ejercido extrajudicialmente de conformidad lo autorizan las previsiones
contractuales que fueron producto de la autonomía de la voluntad de los socios
en su conjunto al tiempo de constituir la sociedad.

6.- Apelación de Elvio D. Ledesma.

Conforme lo resuelto precedentemente la apelación del socio industrial Elvio D.


Ledesma vinculado al cómputo del plazo de caducidad debe denegarse por
idénticos fundamentos.

Si era el socio quien debía, en caso de disentir con la decisión extrajudicial de la


sociedad de excluirlo, interponer acción judicial para obtener la revocación de la
decisión, no es razonable recibir su queja por el inadecuado cómputo del plazo
de caducidad que efectuara al iudicante respecto de la acción deducida por la
sociedad.

Los restantes agravios vinculados con la prueba de las causales de exclusión


tampoco merecen recibo.

En este aspecto coincido con el meduloso examen de la prueba rendida que


efectúa el sentenciante para arribar a la conclusión de que ha habido
entorpecimiento funcional por parte de ambos socios excluidos o cuanto menos
cierta reticencia o demora en la transmisión de la información comercial al
sector "Administración" que no constituyó un mero actuar obstruccionista sino
que impactó sobre la estructura empresarial produciendo daños a la sociedad.
Las meras referencias a incumplimientos del socio Martínez o las conductas que
el apelante entiende debió adoptar no constituyen embate crítico suficiente al
prolijo y exhaustivo análisis del plexo probatorio efectuado por el juzgador.

Tampoco lo es la referencia a la necesariedad de ser alertados de sus


inconductas o interpelados previamente, desde que ello no constituye requisito
para decidir la exclusión. En ese sentido la regla general indica que basta el
mero grave incumplimiento de las obligaciones sociales.

En cuanto a la necesidad de acreditar los daños o secuelas quedadas después de


la presumible comisión de inconductas, es suficiente el incumplimiento
considerado objetivamente sin que sea menester la prueba precisa del daño
patrimonial que acarrea a la sociedad, desde que la exclusión puede decidirse
cuando se comprueba que las conductas reiteradas de falta de colaboración y
reticencia impide el normal funcionamiento de la relación societaria
perjudicando con ella la función económica perseguida.

En suma, las conductas desplegadas por los socios que fueron minuciosamente
reseñadas por el iudicante prueban la existencia de casuales de exclusión desde
que alcanzan para formar certeza moral en el tribunal, que excluye toda duda
razonable, de la existencia de conductas que se encuentra reñidas con la calidad
de socios, no incumbiendo a esta alzada efectuar un nuevo análisis exhaustivo
de la prueba producida a los fines de demostrar la concurrencia de las causales
de exclusión porque el análisis del sentenciante no fue rebatido críticamente.

Nótese que el apelante se limitó a formular una censura global y a introducir


cuestionamiento a la conducta del socio capitalista que no resultan dirimentes
para modificar las razones dadas por el juzgador para tener por acreditados los
incumplimientos de los socios industriales, déficit recursivo que impide al
tribunal de apelación revisar los supuestos errores de hecho o de derecho en que
pudo haber incurrido el sentenciante.

7.- Apelación del Sr. Jorge A. Martínez.

Las censuras concernientes a la imposición de costas devienen abstractas dado


la forma en que se resuelve, lo que exime su tratamiento.

Ello así pues las costas por el planteo de nulidad de la reunión social deben ser
toleradas por los nulidicentes Sres. Aldo G. Bornia y Elvio D. Ledesma atento
su condición de vencidos (art. 130 CPCC Córdoba).

Las generadas por la acción de exclusión de socios promovida por la sociedad


Hormigones Córdoba S.C.I deben ser soportadas por el orden en que fueron
causadas, habida cuenta la forma en que se resuelve y en especial la conclusión
a la que se arriba precedentemente en orden a que no era la actora quien debía
acudir a la justicia para mantener su decisión extrajudicial de excluir a los
socios Bornia y Ledesma, sino estos últimos quien debieron hacerlo en caso de
considerar arbitraria o ilegítima la exclusión decidida extrajudicialmente.

La Dra. Montoto de Spila dijo:

Que adhiere al voto y fundamentos emitidos por la vocal preopinante, votando


de igual modo.

El Dr. Sánchez Torres dijo:

Que adhiere al voto y conclusiones arribadas por la vocal Chiapero, votando en


idéntico sentido.

2ª cuestión.- La Dra. Chiapero dijo:

En mi opinión corresponde: 1) Admitir la apelación de Hormigones Córdoba


S.C.I y en consecuencia, revocar la sentencia en todo cuanto decide. En su
lugar, rechazar la demanda de nulidad de la reunión social del 21/2/2005, y en
consecuencia, otorgar validez a la exclusión extrajudicial de los socios Aldo G.
Bornia y Elvio D. Ledesma, con costas a estos últimos atento su calidad de
vencidos respecto de la acción de nulidad (art. 130, CPCC Córdoba), y por el
orden causado respecto de la acción de exclusión promovida por Hormigones
Córdoba S.C.I atento lo decidido en la 1ª cuestión (art. 130, in fine CPCC
Córdoba) difiriéndose la regulación de honorarios para cuando exista base
económica; 2) Rechazar la apelación de Elvio D. Ledesma, con costas atento su
condición de vencido (art. 130, CPCC Córdoba); 3) Declarar abstracta la
apelación del socio capitalista Jorge A. Martínez.

La Dra. Montoto de Spila dijo:

Que adhiere al voto y fundamentos emitidos por la vocal preopinante, votando


en idéntico sentido.

El Dr. Sánchez Torres dijo:

Que adhiere al voto y conclusiones arribadas por la vocal Chiapero, votando en


la misma forma.

A mérito del acuerdo que antecede, se resuelve:


I.- Admitir la apelación de Hormigones Córdoba S.C.I. y revocar la sentencia en
todo cuanto decide. En su lugar, rechazar la demanda de nulidad de la reunión
social del 21/2/2005, y otorgar validez a la exclusión extrajudicial de los socios
Aldo G. Bornia y Elvio D. Ledesma, con costas a estos últimos atento su
calidad de vencidos respecto de la acción de nulidad (art. 130, CPCC Córdoba),
y por el orden causado respecto de la acción de exclusión promovida por
Hormigones Córdoba S.C.I atento lo decidido en la 1ª cuestión (art. 130, in fine,
CPCC Córdoba) difiriéndose la regulación de honorarios para cuando exista
base económica.

II.- Rechazar la apelación de Elvio D. Ledesma, con costas atento su condición


de vencido (art. 130 CPCC Córdoba).

III.- Declarar abstracta la apelación del socio capitalista Jorge A. Martínez.

Protocolícese y bajen.- Silvana M. Chiapero.- Marta N. Montoto de Spila.- Julio


C. Sánchez Torres.2

[2] Cámara de Apelaciones de Segunda Nominación en lo Civil y Comercial de la


ciudad de Córdoba, "Bornia, Aldo G. y otro v. Hormigones Córdoba S.C.I
transformada en S.R.L s/ societario contencioso - impugnación de asamblea" (2008).

Quiebra, muerte, incapacidad o inhabilitación del socio


administrador

El artículo 145, párrafo 2°, de la Ley 19550 dispone que se aplica el artículo 140 del mismo cuerpo normativo
cuando el socio industrial no ejerce la administración.

Por lo tanto, si el socio industrial no ejerce la administración, la quiebra, la muerte, la incapacidad o la inhabilitación
de todos los administradores lo habilitan para ejercer los actos urgentes de gestión de la sociedad hasta que la
situación sea regularizada, sin que le sea aplicable la responsabilidad solidaria e ilimitada.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Cámara de Apelaciones de Segunda Nominación en lo Civil y Comercial de la ciudad de Córdoba, "Bornia,


Aldo G. y otro v. Hormigones Córdoba S.C.I transformada en S.R.L s/ societario contencioso - impugnación de
asamblea" (2008).

Ley 19550. (2014). Ley General de Sociedades. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/25000-29999/25553/ texact.htm

Richard, E. y Muiño, O. (2004). Derecho societario. Sociedades, comerciales, civil y cooperativa. Buenos Aires,
AR: Astrea.

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