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¿Cómo mantener la relación con los hijos que han dejado el hogar?

Siempre seremos sus padres y, aunque la relación haya cambiado, podemos enriquecerla de por vida.

Saulo Mohana/Unsplash
Una relación larga y significativa con sus hijos será de gran gozo en su vida.
¿Así que sus hijos viven ahora por su cuenta? Quizá han tenido éxito en su carrera y han formado su propia
familia. Entonces surge la pregunta: ¿Cómo mantener una relación significativa cuando ya se han ido de casa?

De hecho, nuestra relación ha cambiado, así como las circunstancias a través de la vida. Cuando los hijos dejan
el hogar, tratan de abrirse paso en el mundo — Aunque siempre seremos sus padres y la relación ha cambiado,
debemos nutrir esa relación.

Podemos brindarles consejo sin ser sobreprotectores, permitiendo que tomen sus propias decisiones en la vida.

Esto tomará tiempo y esfuerzo, porque cualquier relación necesita alimentarse. Aquí es donde la palabra de
Dios nos ofrece una guía para ayudarles.  La Biblia contiene sabiduría para guiar nuestra relación con ellos y
con Dios.

Dios se ha preocupado por el hombre desde el principio. Aún antes de la fundación del mundo determinó enviar
a su hijo por nuestra salvación (1 Pedro 1:20). Siempre tendremos la posibilidad de tener una buena relación
con nuestros hijos adultos aún cuando ya no son jóvenes. Por lo tanto, vale la pena el tiempo y el esfuerzo para
fortalecer nuestro vínculo parental con ellos.
El tipo de amor que Dios nos muestra se revela en estos conocidos versos de 1ro Corintios 13:4-5 “El amor es
sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido,
no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor…” Para ayudarle a visualizar cómo se aplica esto en su propia
relación con hijos adultos, sustituya su nombre por la palabra “amor”.

Como dice la escritura, el amor sufrido es otra manera de descubrir la paciencia. Sus hijos tomarán su propio
camino en la vida, aunque como padres a menudo no estemos de acuerdo con todas sus decisiones. Aquí es
donde se requiere de la paciencia.

De esta manera podemos brindarles consejo sin ser sobreprotectores, permitiendo que tomen sus propias
decisiones en la vida. Ellos conocen nuestra forma de pensar, porque nos han observado por años. Nuestra vida
debe ser un ejemplo para ellos. Aunque estén luchando debido a decisiones equivocadas, tenemos la
oportunidad de ayudarles sin ser entrometidos.

Así como Dios nos muestra su amor a través de lo que hace por nosotros, también nosotros debemos mostrar
amor con nuestras acciones. (1ra Juan 3:18) “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y
en verdad.” Debemos estar disponibles y atentos a lo que pasa en sus vidas y ayudarlos cuando podamos.

Siguiendo el ejemplo del amor de Dios por nosotros, podemos construir una relación duradera con nuestros
hijos. Entonces, a medida que transcurran los años, nos apreciarán cada vez más. Recordemos que una relación
larga y significativa con sus hijos será de gran gozo en su vida.

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