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ORIENTACIONES PARA AUMENTAR LA AUTOESTIMA.

1. ¿Qué es la autoestima?
Sentirse importante para alguien.
Sentir lo que debe hacer en cada momento
Sentirse repleto de proyectos, avanzando hacia objetivos
importantes que además reflejan creencias y escalas de valores.

Al conjunto de estos sentimientos lo llamamos autoestima.


Es importante que recuerde que la autoestima es un sentimiento
que se expresa con hechos.

2. Orientaciones:

1. Demostrarle cariño a través del contacto físico.


Tocar al niño es una manera primordial de que él se sienta
bien. El contacto físico: un abrazo, una palmadita, un beso, un
abrazo, una mirada amable. Tocar al niño dulcemente es una
manera de atraer su atención y esto es una forma muy
importante de relación.

2. Mostrarle un rostro amable.


Una sonrisa, un guiño puede reconfortar al niño, cosa que
muchas veces no consigue un montón de palabras.
Si usted es capaz de expresar el enfado cuando está
enfadado de verdad, sus expresiones positivas resultarán más
creíbles.
3. Hágale notar al niño, con palabras, lo bien que se siente con él.
“Te quiero”, “creo que eres estupendo”, “estoy muy a gusto
contigo”, hará que el niño también las utilice con las demás
personas y esto aumentará su grado de relación.
4. Elogiándole de forma concreta.
Manifestar un sentimiento positivo y hacer un elogio no son
necesariamente lo mismo. “Me gusta tu dibujo” no es lo mismo
que “que colores tan bonitos has usado”. Los niños necesitan
saber qué es lo que les gusta a los padres y a los profesores y
qué cosas hacen bien a sus ojos. Y cuando las alabanzas son
concretas, son más creíbles, y ello ayuda al niño a desarrollar
una mayor conciencia de sí mismo.

5. Que el niño sepa cuando ve usted que su comportamiento


positivo tiene efecto sobre los demás.
Elogiarle sus buenas relaciones con los demás, le
proporcionará una base para reforzar sus relaciones sociales.
Es importante que en la familia se comenten las buenas
relaciones, y sobre todo, que los niños sepan cómo le afectan
a usted; y los comentarios deben ser concretos: “me ha gusta
que no te pelearas con tu hermano”, “me gusta que me cuentes
lo que te pasa en el colegio”.

6. Comparta sus sentimientos con los niños.


Usted tiene días buenos y malos, le pasan cosas agradables y
desagradables; y hace a usted más humano, menos
amenazante y mejor modelo de buenas relaciones
interpersonales.
Si el niño siente que el adulto está deprimido pero no sabe
por qué, es probable que se sienta culpable además de
angustiado. Si los niños le hacen enfadarse y usted les explica
por qué, le está proporcionando una información que le puede
permitir cambiar. Compartir los sentimientos contribuye a que
los niños se sientan seguros.

7. Comparta sus intereses, aficiones, actividades y experiencias.


Que sus hijos tengan un mejor conocimiento de usted
contribuye a reforzar sus vínculos con usted. Si al niño sabe
lo que a usted le gusta podrá catalogar él mismo las
experiencias que le parecen positivas. Hágale partícipe de lo
que hace: aficiones, compras, limpiezas, hábleles de lo que
significa para usted esta o aquella actividad y desmuéstreles
cómo y por qué las hace.

8. Escuche a sus hijos sin juzgarlos continuamente.


Y para practicarlo hay que estar callado y dejar que hable el
niño. No piense que debe comentar, aconsejar o indicar cada
vez que el niño dice algo.
Algunos padres manipulan a sus hijos preguntándoles cosas
muy concretas que llevan a la conversación al terreno de los
padres. Un ejemplo: “Has pegado a tu hermano, sí o no?”. Por
el contrario, hay otra manera de formular las preguntas que
pueden proporcionar una mejor explicación: “lo que pasa,
mamá, es que es bastante complicado. No sé quién empezó,
estábamos empujándonos y llevábamos enfadados desde
ayer”.

9. Haga algo especial para que el niño vea reconocidas sus


necesidades o las cosas que le interesan.
Hágale sus comidas preferidas, cómprele algo para que
practique su afición, favorita, consígale una revista que
aborde temas de su interés, cómprele una blusa o una camisa
de color que a él le guste..., y practique otras mil pequeñas
astucias que supongan dedicar una atención especial al niño.
Recuerde: algo que le interese a él.

10. Evite interrogar a los niños que sean muy tímidos.


Y si hay que hacer preguntas, confórmese con un sí o un no;
según vaya perdiendo la timidez, el niño irá elaborando su
participación más espontáneamente.

CÓMO MEJORAR LA RELACION FAMILIAR.

1. Dé oportunidades para que los componentes de la familia


trabajen juntos.
Planee un día especial de limpieza de casa o de jardinería,
con un acontecimiento especial y reparta las tareas entre
todos. Prepare una noche especial de televisión dándoles
refrescos y palomitas.
2. Usted puede establecer normas, reglas para toda la
familia.
Tendrá que ser coherente con algunas normas: nada de
chillarse ni de insultarse, nada de música fuerte después
de las nueve de la noche... Tener algunas reglas en la
familia es importante: a los niños le hace sentir que la
familia se valora a sí misma, e introducen además orden y
procedimientos rituales en la vida familiar.

3. Dé oportunidades para que los componentes de la familia


compartan con los demás sus asuntos personales.
Si a un niño le empieza a interesar algo distinto o tiene un
nuevo amigo, que lo haga saber a la familia, bien durante
una comida o durante una reunión familiar, por ejemplo.

4. Clarifique los papeles de los componentes de la familia.


¿Quién hace qué y cuándo dentro de la familia? ¿Están
bien repartidas las responsabilidades? ¿Cambian,
adaptándose periódicamente a los cambios personales y
familiares?...Discuta ese reparto de papeles y piense en lo
que cada cual, incluyendo a la persona así etiquetada,
podría hacer para cambiar su papel habitual por otro
nuevo.

5. Fomente las soluciones positivas de los problemas que


surjan entre los miembros de la familia.
Los conflictos irresueltos entre padres, entre niños o
entre padres e hijos destruyen la sensación de vinculación
en la familia.
Una norma importante en la familia puede ser la de hacer
hincapié en resolver los problemas, en lugar de andar
siempre buscando las faltas que comenten los demás.

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