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GESTIÓN SOSTENIBLE DE LA

REUTILIZACIÓN DE AGUAS RESIDUALES


URBANAS EN LOS CULTIVOS
HORTÍCOLAS

1
Depósito Legal: AL 1135-2012
Almería, 2012

Coordinadora: María Luz Segura Pérez

Editoras: María Luz Segura Pérez


Juana Isabel Contreras París
María Milagros Fernández Fernández

Autores: Rafael Baeza Cano


María Luz Segura Pérez
Juana Isabel Contreras París
Enrique Eymar Alonso
Carlos García-Delgado
Joaquín Moreno Casco
Francisca Suarez Estrella
Índice General

Capítulo I
Situación actual de los recursos hídricos………………………………………………………………1

Capítulo II
Calidad de las aguas residuales e importancia de los procesos de regeneración……..5

Capítulo III
Manejo de la fertirrigación e influencia en el sistema suelo-agua –planta……………42

Capítulo IV
Seguridad agroalimentaria: Factores microbiológicos …………………………………….….64

Capítulo V
Seguridad agroalimentaria: Contaminantes químicos, orgánicos y minerales………86

Capítulo VI
Efectos sobre las instalaciones de riego y pautas de actuación …………………………106
Capítulo I

Situación actual de los recursos hídricos


Capítulo I
Situación actual de los recursos hídricos
Rafael Baeza Cano

En los últimos años la importancia del sector agrario ha retrocedido,


tanto en España, como en el conjunto de la Unión Europea. Sin embargo este
retroceso no se aprecia en Andalucía, donde el peso económico de la
agricultura, lejos de disminuir, se ha incrementado recientemente, ayudando,
entre otras cosas, a equilibrar la balanza de pagos. La población activa en la
agricultura sigue siendo del orden del 9 %, el doble que la de España y el triple
respecto a la media de la Unión Europea. Andalucía, con 4.4 millones de
hectáreas de Superficie Agraria Útil (SAU) se ha convertido en el principal
suministrador de Europa, especialmente en lo que se refiere a frutas, hortalizas
y aceite de oliva. Sin duda, el impulsor del potencial agrícola andaluz ha sido el
desarrollo de los regadíos, que son responsables del 63 % de la producción
final agraria andaluza (10.403 millones de €) y del 63 % del empleo, ocupando
“solo” un 24 % de la SAU (1,1 millones de ha) (Junta de Andalucía, 2012 a).

Los beneficios, tanto económicos como sociales, de la transformación de


las tierras agrarias andaluzas en regadío han sido tan evidentes que, desde la
década de los 50 en el pasado siglo hasta la actualidad, la superficie puesta en
riego ha sufrido un crecimiento exponencial. Según datos del inventario de
regadíos de 2002 la superficie rondaba las 800.000 ha. Actualmente esa
superficie alcanza 1.100.000 ha. Semejante incremento de la superficie regada
ha de implicar un incremento de la demanda del recurso agua, si bien en
Andalucía paralelamente se ha producido la modernización de los regadíos,
aumentando notablemente la superficie con sistemas de riego localizado. No
obstante el avance de la modernización no ha podido compensar el incremento
de la demanda, de tal manera que actualmente el 81 % del agua usada en
Andalucía se destina a riego, cifra mucho mayor que la que se baraja en otras

2
regiones. El desfase entre los recursos disponibles y las demandas generadas
supera los 1.000 hm3 anuales (Corominas, 2010). Como muestra la situación
de la Cuenca Mediterránea Andaluza, donde según datos del plan hidrológico
de cuenca existe un déficit de suministro de 163 hm3 y el 37 % del total de
recursos disponibles son aguas subterráneas. Esto ha originado la
sobreexplotación y otros efectos perniciosos colaterales, como la salinización
por intrusión marina, en acuíferos importantes de nuestra región. Para paliar la
situación de déficit se han puesto en marcha tres alternativas principales:
trasvases de agua procedentes de otras cuencas, desalación y reutilización de
aguas residuales urbanas regeneradas. Esta última opción, si bien presenta
costes normalmente inferiores a las otras dos, sigue siendo una fuente de
escaso peso. Actualmente se reutilizan en la Cuenca Mediterránea Andaluza
21 hm3, lo que supone escasamente un 1,9 del total de agua utilizada en esa
cuenca. Las actuales políticas hidráulicas no sólo consideran la reutilización
como una opción viable, sino que incrementarán su uso, tal y como aparece
reflejado en los correspondientes planes hidrológicos. Así, en el horizonte 2015
se preveen utilizar 122.5 hm3 anuales en la Demarcación Hidrográfica de La
Cuenca Mediterránea Andaluza y 158.4 hm3 anuales en el horizonte 2027
(Junta de Andalucía, 2012 b).

Las ventajas de la reutilización son evidentes:


- Supone un recurso disponible de caudal prácticamente constante e
inagotable, que no depende de la estacionalidad de las lluvias ni de periodos
de sequía.
- Ayuda a la conservación de los recursos naturales, tanto por servir de
alternativa a otras fuentes sobreexplotadas, como por reducir la descarga de
vertidos de aguas depuradas.
- La importante carga de elementos nutrientes en estas aguas reduce los
costes de fertilizantes en los cultivos que las utilizan.

No obstante el uso de aguas regeneradas presenta una serie de


inconvenientes que hay que conocer para evitar posibles riesgos que puedan
afectar a los sectores agrícolas que las utilizan. Algunos de estos
inconvenientes, originados por una mala gestión del recurso, podrían ser

3
salinización de suelos, presencia de microorganismos indeseados en los
productos agrarios, afección a los sistemas de riego, etc. Con el presente
documento se pretende mostrar una información básica para el conocimiento
del recurso por los diferentes usuarios, tanto actuales como potenciales, así
como dar unas pautas de manejo que eviten los posibles riesgos derivados de
la reutilización.

Bibliografía

Junta de Andalucía. 2012 a. El sector agrario y pesquero en Andalucía.


Secretaría General de Agricultura y Alimentación. Consejería de
Agricultura, Pesca y Medio Ambiente
Junta de Andalucía. 2012 b. Plan Hidrológico de la Demarcación Hidrográfica
de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas. Consejería de Agricultura,
Pesca y Medio Ambiente.
Juan Corominas Masip. 2010. Los nuevos planes hidrológicos de las cuencas
andaluzas. Documentos Fundación Botín. www.fundacionbotin.org

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Capítulo II

Calidad de las aguas residuales e importancia


de los procesos de regeneración
Capítulo II
Calidad de las aguas residuales e importancia de
los procesos de regeneración
Juana I. Contreras, Rafael Baeza y María Luz Segura

1. Introducción

El agua es un bien escaso en nuestro país, y un recurso que hay que


gestionar racionalmente. La reutilización de aguas, o el uso de agua
regenerada, consiste en dar un segundo uso a este recurso tan escaso, sobre
todo en ciertos momentos de estiaje y en ciertas áreas de nuestra geografía.
La producción hortícola intensiva de la cuenca mediterránea de Andalucía está
fuertemente ligada a una elevada demanda de agua. Por este motivo, la
utilización de las aguas regeneradas en los regadíos intensivos del litoral
(Cuenca Mediterránea Andaluza) constituye un recurso estratégico que puede
paliar el déficit hídrico estructural que padece este área (Agencia Andaluza del
Agua, 2009).

En los últimos años se ha producido un incremento en la utilización del


agua procedente de depuradora para diferentes fines (Levine y Asano, 2004,
Durham et al, 2005; Hochstrat el al., 2005). La aplicación de este agua puede
ser diversa abarcando desde los usos menos restrictivos (p.e. riego de
bosques) hasta los más exigentes (riego de productos agrícolas para su
consumo en fresco), siempre y cuando se consigan unos criterios de calidad
del agua mínimos para que su utilización sea segura. Posiblemente, el uso más
extendido sea en la agricultura, por la existencia de numerosas ventajas
derivadas del enriquecimiento en nutrientes, implicaciones socio-económicas,
reducción de la dosis de aplicación de abonos y posibilidad de gestionar los
efluentes de una forma más efectiva (Candela et al., 2007). En los regadíos de
Andalucía se reutilizan 17 Hm3 de agua residual depurada, de esta cantidad, el
50% se emplea en el riego de 2.500 ha de cultivos bajo invernadero en la
subcomarca del Bajo Andarax en Almería (Agencia Andaluza del Agua, 2009).

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Una de las razones que propicia la reutilización en este sistemas de
producción, es la calidad del agua regenerada de esta comarca, que presenta
una menor concentración de sales respecto a las aguas de riego
convencionales (acuífero) y una interesante carga fertilizante, especialmente N,
P y K, elementos esenciales para la nutrición de la planta (Segura et al., 2001)
que puede aumentar los rendimientos del cultivo (Shahalam et al., 1998,
Ramirez-Fuentes et al., 2002; Kiran et al.2012) y permitir la reducción de
aportes con fertilizantes adicionales (Segura et al.,2012 , Contreras et al, 2012)
con el consiguiente ahorro económico.

2. Legislación Nacional

En España, la legislación específica que regula la utilización de aguas


regeneradas se recoge en el Real Decreto 1620/2007 (BOE, 2007) por el que
se establece el régimen jurídico de la reutilización de las aguas depuradas.
Este Real Decreto desarrolla la legislación pendiente tras la publicación del
Plan Hidrológico Nacional (Ley 11/2005, de 22 de junio, por la que se modifica
la Ley 10/2001, de 5 de julio) a la vez que da cumplimiento a las exigencias del
Reglamento de Dominio Público Hidráulico y transpone la Directiva Marco del
Agua (Directiva 2000/60/CE) y establece una serie de definiciones que se
detallan a continuación, y que facilitan la comprensión del texto destacando la
definición del concepto de reutilización y la introducción del concepto de agua
regenerada.

Definiciones recogidas en el RD 1620/2007:

• Reutilización de las aguas: aplicación antes de su devolución al dominio


público hidráulico y al marítimo terrestre para un nuevo uso privativo de
las aguas que, habiendo sido utilizadas por quien las derivó, se han
sometido al proceso o procesos de depuración establecidos en la
correspondiente autorización de vertido y a los necesarios para alcanzar
la calidad requerida en función de los usos a que se van a destinar.
• Aguas depuradas: aguas residuales que han sido sometidas a un
proceso de tratamiento que permita adecuar su calidad a la normativa de
vertidos aplicables.

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• Aguas regeneradas: aguas residuales depuradas que han sido
sometidas a un proceso de tratamiento adicional o complementario que
permite adecuar su calidad al uso al que se destinan.
• Estación regeneradora de aguas: conjunto de instalaciones donde las
aguas residuales depuradas se someten a procesos de tratamiento
adicional que puedan ser necesarios para adecuar su calidad al uso
previsto.
• Sistema de reutilización de las aguas: conjunto de instalaciones que
incluye la estación regeneradora de aguas, en su caso, y las
infraestructuras de almacenamiento y distribución de las aguas
regeneradas hasta el punto de entrega a los usuarios, con la dotación y
calidad definidas según los usos previstos.

El Real Decreto establece las condiciones de calidad que debe cumplir


el agua regenerada para su uso, indicando los usos permitidos y prohibidos y el
régimen de responsabilidades en relación al mantenimiento de la calidad. En el
Anexo I del RD se recogen los criterios de calidad y se fijan los valores
máximos admisibles distinguiendo entre los siguientes usos: urbano, agrícola,
industrial, recreativo y ambiental, aportando límites de obligado cumplimiento.
Los criterios definidos tienen la consideración de mínimos obligatorios
exigibles, incluyendo parámetros físico-químicos y sanitarios. Estos criterios se
deben cumplir, en el punto de entrega. Además, para el resto de los
parámetros es necesario que las aguas depuradas cumplan con las
condiciones necesarias para el vertido de aguas residuales según se recoge en
el Real Decreto 1315/1992 (BOE, 1992).

Además, en el Real Decreto se establecen una serie de controles que


deberá superar satisfactoriamente para no ser una fuente de riesgos sanitarios.

La Tabla 1 resume las calidades de agua de uso agrícola indicadas en el


citado Real Decreto, comparándolas con los datos recogidos por Levine y
Asano (2004) basados en las normas de la EPA (Environmental Protection
Agencia, US). La tabla no incluye otros criterios que se especifican en la norma
española, que en función de los usos contempla el control de otros

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contaminantes, como Legionella sp. si existe riesgo de aerolización o nitratos si
se va a proceder a recarga de acuíferos.

A diferencia de las normas EPA, en el RD se especifica que los gestores


han de disponer de planes de autocontrol para asegurar la calidad del agua
regenerada pero no especifica el tratamiento de regeneración a aplicar.

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Tabla 1: Criterios de calidad del agua regenerada para riego según el Real Decreto 1620/2007 y valores recogidos por Levine y Asano (2004)
según la adaptación de la Environmental Protection Agencia de US
Real Decreto 1620/2007 -España Levine y Asano (2004)- Adaptadas de laEPA (US)
Uso Agrícola Criterios de Calidad Uso Agrícola Criterios de Calidad Tratamientos
Calidad 1:
Sistema de aplicación del agua que permite Nematodos Intestinales ≤1 huevo / 10 L Cultivos comestibles: DBO ≤10 mg / L Secundario,
el contacto directo del agua con las partes Escherichia coli ≤100 UFC / 100 ml Cultivos para consumo Turbidez ≤2 NTU filtración y
comestibles para alimentación humana en Sólidos en suspensión≤20 mg/L humano sin cocinar CF ≤ ND/100 mg/L desinfección
fresco Turbidez≤10 UNT Cl2 residual ≤1 mg / L
pH 6-9
Calidad 2:
a) Sistema de aplicación de agua que no evita Nematodos Intestinales ≤1 huevo / 10 L Cultivos no comestibles o DBO ≤30 mg / L Secundario y
el contacto directo del agua regenerada con Escherichia coli ≤1000 UFC / 100 ml que necesitan procesado: Turbidez ≤30 NTU desinfección
las partes comestibles, pero el consumo Sólidos en suspensión≤35 mg/L Forrajes, fibras, cultivos de CF ≤ 200/100 mg/L
humano no es en fresco sino con un semillas, pastos, viveros Cl2 residual ≤1 mg / L
tratamiento industrial posterior; comerciales, campos de pH 6-9
b) Riego de pastos para consumo de césped y acuicultura
animales productores de leche o carne;
c) Acuicultura

Calidad 3:
a) Riego localizado de cultivos leñosos, sin Nematodos Intestinales ≤1 huevo / 10 L
contacto del agua regenerada con los frutos Escherichia coli ≤10000 UFC / 100 ml
consumidos en la alimentación humana; Sólidos en suspensión≤35 mg/L
b) Riego de cultivos de flores ornamentales,
viveros, invernaderos sin contacto directo del
agua regenerada con las producciones;
c) Riego de cultivos industriales no
alimentarios, viveros, forrajes ensilados,
cereales y semillas oleaginosas
Conductividad Elétrica: 3,0 dS/m; Relación de Absorción de Sodio (RAS): 6 meq/l; Boro: 0,5 mg/L; Arsénico: 0,1 mg/L; Berilio: 0,1 mg/L; Cadmio: 0,01 mg/L; Cobalto: 0,05
mg/L; Cromo: 0,1 mg/L; Cobre:0,2 mg/L; Manganeso: 0,2 mg/L; Molibdeno: 0,01 mg/L; Níquel: 0,2 mg/L; Selenio: 0,02 mg/L; Vanadio: 0,1 mg/L.

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3. Calidad agronómica de las aguas regeneradas
Los parámetros de calidad agronómica que se exigen a un agua
regenerada son los mismos que los de cualquier tipo de agua (Crook, 1991). La
calidad del agua regenerada va a depender del origen del agua, tratamiento, y
del diseño y manejo del sistema de distribución (Ayers y Wescot, 1985; Crook,
1991). Los componentes que pueden degradar la calidad del agua para el riego
son sales, nutrientes y contaminantes que pueden ser de origen químico,
orgánico o mineral y microbiológicos.

En los capítulos IV y V se trataran los aspectos de contaminantes


microbiológicos y de origen químico, orgánico y mineral, por lo tanto en este
capítulo se abordarán los parámetros físico-químicos (pH y conductividad
eléctrica, sólidos totales en suspensión, turbidez, DBO, DQO5 y sales
mayoritarias) que están estrechamente relacionados con la calidad agronómica
del agua regenerada.

3.1. Criterios de calidad del agua

Según Prats y Melgarejo (2006), los principales criterios a considerar en


el agua de riego son: salinidad, permeabilidad, toxicidad de iones específicos y
efectos diversos tales como los excesos de nutrientes que reducen los
rendimientos y la calidad de las cosechas, etc. Estos criterios coinciden con los
propuestos por Ayers y Westcot (1985). Los valores de los indicadores de
calidad de un agua de riego desarrollados por el Comittee of Consultants de la
Universidad de California y posteriormente ampliados por Ayers y Westcot
(1985) se muestran en la ¨Tabla 2.

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Tabla 2. Valores indicativos de la calidad de agua para riego, considerando los
principales parámetros químicos.
VALORES INDICATIVOS DE CALIDAD DE AGUA PARA RIEGO

Grado de restricción en el uso


Problemas potenciales en el riego Ligero a Unidad
Ninguno Estricto
moderado

Salinidad, afecta a la CE1 < 0,7 0,7-3,0 > 3,0 dS m-1


disponibilidad de
agua para los SDT2 < 450 450-2000 > 2000 mg L-1
cultivos.

RAS3 = 0-3 CE: ≥ 0,7 0,7-0,2 < 0,2 dS m-1


Permeabilidad,
afecta a la velocidad RAS = 3-6 CE: ≥ 1,2 1,2-0,3 < 0,3 dS m-1
de infiltración del
RAS = 6-12 CE: ≥ 1,9 1,9-0,5 < 0,5 dS m-1
agua en el suelo. Se
evalúa utilizando CE RAS = 12-20 CE: ≥ 2,9 2,9-1,9 < 1,9 dS m-1
y RAS juntos.
RAS = 20-40 CE: ≥ 5,0 5,0-2,9 < 2,9 dS m-1

Sodio (riego
<3 3-9 >9 RAS
superficial)

Sodio (riego con


< 70 > 70 mg L-1
Toxicidad de iones aspersores)
específicos, afecta a
Cloro (riego
los cultivos < 140 140-350 > 350 mg L-1
superficial)
sensibles.
Cloro (riego con
< 100 > 100 mg L-1
aspersores)

Boro < 0,7 0,7-3 >3 mg L-1

Nitrógeno (N total) <5 5-30 > 30 mg L-1

Otros efectos, Bicarbonato


< 90 90-500 > 500 mg L-1
afectarían a cultivos (aspersores elevados)
sensibles.
Cloro residual
< 1,0 1,0-5,0 > 5,0 mg L-1
(aspersores elevados)

pH Rango Normal 6.5-8.4


1
CE: conductividad eléctrica del agua de riego. Se utiliza como medida indirecta
de la concentración de sólidos disueltos totales (SDT). Se expresa en
deciSiemens por metro (dS m-1).

12
2
SDT: sólidos disueltos totales. Para la mayoría de las aplicaciones agrícolas
existe una relación directa entre los valores de conductividad eléctrica (CE) y
los de SDT con una precisión en torno al 10 %. La conversión se realiza
mediante la siguiente expresión:
SDT ≈ CE · 640 (mg L-1l)
3
RAS ó SAR: relación de adsorción de sodio. Da una idea de la cantidad de
sodio presente en el agua de riego en relación con otros cationes y se calcula
mediante la siguiente ecuación:
RAS = Na / √[(Ca + Mg) / 2]

El U.S. Soil Salinity Laboratory (Riverside, California) en 1.954,


estableció la clasificación de aguas teniendo en cuenta la conductividad
eléctrica. La interpretación práctica que se da a las diversas categorías de
peligrosidad salina se basa en la tolerancia de los cultivos a la salinidad y las
condiciones de permeabilidad de los suelos frente a la necesidad de riegos de
lixiviación para impedir la acumulación salina y se especifica en la Figura 1.

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Figura 1. Normas de Riverside para evaluar la calidad de las agua de riego.

Además de los parámetros de calidad utilizados para las aguas de riego,


es importante para las aguas regeneradas, por la naturaleza de este tipo de
agua, considerar otros parámetros que se recogen en la Tabla 3.

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Tabla 3. Parámetros para el uso del agua con interés desde el punto de vista agrícola

Parámetro Importancia para el regadío Rango en efluentes Objetivo tras el


procedente del tratamiento para
tratamiento el reuso del agua
secundario y con fines agrícolas
terciario
La medida de partículas se
Sólidos totales pueden relacionar con la
5-50 mg L-1 <5-35 mg L-1
en suspensión contaminación microbiana;
pueden interferir con la
desinfección y ocasionar la
Turbidez obturación de los sistemas 1-30 NTU <0.2-30 NTU
de regadío
DBO5 Substrato orgánico para el 10-30 mg O2 L-1 <5-30 mg O2 L-1
crecimiento microbiano;
puede generar crecimiento
DQO bacteriano en los sistemas 50-150 mg O2 L-1 <20-150 mg O2 L-1
de distribución y deposición
microbiana
Nitrógeno Fertilizantes para regadío;
puede contribuir a 10-30 mg N L-1 <10-15 mg N L-1
crecimiento bacteriano y
eutrofización de depósitos
Fósforo de almacenamiento, 0.1-30 mg P L-1 <0.1-2 mg P L-1
corrosión (N-NH4) y/o
incrustación (P)
Fuente: Valentina, 2005.

A continuación se desarrollan los parámetros con mayor influencia en la


calidad del agua regenerada.

3.1.1. Salinidad

Una excesiva salinidad derivada de la presencia de iones Na, Ca, Mg, Cl


o B, pueden producir daños a los cultivos y provocar problemas de
permeabilidad en el suelo. La salinidad afecta a la estabilidad estructural del
suelo dependiendo del tipo de iones que domina su complejo de cambio, si es
el ión sodio el que predomina sobre el calcio se activa la dispersión de los
agregados de arcilla. La relación de adsorción de sodio (SAR) es la que marca
la concentración relativa del ión sodio. Por otro lado, la presión osmótica de la
solución ha de ser considerada como sumando del potencial que induce el flujo
de humedad hacia la raíz. Cuando su valor es alto (potenciales osmóticos
bajos), la raíz encuentra dificultades para absorber agua.

15
Por todo esto conviene que el contenido en sales sea limitado de
manera natural o artificial, por medio de lavados. Los efectos de la salinidad
dependen del cultivo y de su desarrollo vegetativo. En el siguiente capítulo se
presenta una tabla en la que se recogen la tolerancia a la salinidad del agua de
riego de los principales cultivos hortícolas (Capítulo III, Tabla 3). La fertilidad,
aireación, estructura y estado de humedad del suelo tiene influencia en la
reacción del cultivo a la salinidad. Además los efectos salinos son mayores
cuanto mayor es la radiación, la temperatura y la humedad, ya que se acentúa
el factor osmótico.

3.1.2. Nutrientes

El aporte extra de elementos nutritivos por parte del agua de riego, en


concreto, nitrógeno, fósforo, potasio y ciertos microelementos, reduce las
necesidades de fertilización (Asano et al., 1984; Ayers y Wescot, 1985; Ivorra
et al., 1997; Segura et al., 2001), aunque se debe prestar especial cuidado a su
aplicación excesiva. El nitrógeno y el fósforo son componentes de las aguas
residuales urbanas. La cantidad total de nitrógeno después de un tratamiento
secundario varía entre 10 y 60 mg L-1. Esta variación, así como la forma
química en que se presenta (nitrógeno amoniacal, nitrógeno orgánico, nitritos y
nitratos) depende del tipo y grado de tratamiento dado. Esto es importante ya
que si se somete a las aguas a tratamientos secundarios biológicos de fangos
activados se obtendrá nitrógeno en forma amoniacal y orgánico, que para que
sea asimilado por las plantas debe sufrir un proceso de transformación en el
suelo, mientras que si se someten a tratamientos de aireación prolongada se
obtendrán nitratos que son rápidamente absorbidos por las plantas. La
concentración total de fósforo en el agua tratada con tratamiento secundario
oscila entre 6 y 15 mg L-1, equivalentes a 15-35 mg L-1 de P2O5. El fósforo,
queda retenido en el suelo incrementando progresivamente los niveles de este
elemento en el mismo, esto permite disminuir la cantidad de fertilizante
aportado con fertilizantes comerciales en años sucesivos.

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3.1.3. Microelementos y Metales Pesados
Los microelementos y metales pesados que se encuentran en las aguas
residuales depuradas están relacionadas con las actividades que se realizan en
el lugar de donde proceden las aguas, es decir, depende de las industrias, de
las actividades realizadas en las ciudades, de los detergentes, del lavado de
las calles, de la corrosión de las tuberías, etc. En el caso de los metales
pesados como el cobre y el zinc no suelen existir problemas porque quedan
retenidos por los lodos (García, 1997). El problema con los microelementos se
puede originar cuando se encuentran en exceso, ya que en pequeñas
cantidades son necesarios en las plantas. En el capítulo IV se profundiza en
este tema.

3.1.4. pH, Sólidos en Suspensión y Cloro Residual

Las aguas depuradas suelen presentar un pH adecuado para el riego de


cultivos (entre 6,5 y 8,5) por lo que no presentan ningún problema, salvo por la
presencia de vertidos industriales. Los sólidos en suspensión tienen que estar
en una baja concentración para que el proceso de desinfección de un efluente
secundario tenga la máxima eficacia bactericida (Roldán, 1997). También se
pueden producir problemas de obturación de los goteros por presencia de
sólidos en suspensión, junto con algas, precipitación de elementos químicos,
etc. (Crook, 1991; Nakayama y Bucks, 1991; Ravina et al., 1992; Ravina et al.,
1997), aunque si el agua es sometida a un tratamiento secundario, los sólidos
en suspensión presentan pocos problemas. El filtrado, la cloración del agua o el
limpiado de las tuberías son medidas generalmente aplicadas para prevenir la
obturación de los goteros (Ravina et al., 1997). El cloro residual en
concentraciones superiores a 5 mg L-1 de Cl2 puede producir quemaduras en
las hojas cuando el agua se aplica por aspersión.

3.1.5. Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO5) y Demanda Química de


Oxígeno (DQO)

DBO5 es la cantidad de oxígeno disuelto requerido por los


microorganismos para la oxidación aerobia de la materia orgánica
biodegradable presente en el agua. Se mide a los cinco días. Su valor da idea

17
de la calidad del agua desde el punto de vista de la materia orgánica presente y
permite prever cuanto oxígeno será necesario para la depuración de esas
aguas e ir comprobando cual está siendo la eficacia del tratamiento depurador
en una planta.

DQO es la cantidad de oxígeno que se necesita para oxidar los


materiales contenidos en el agua con un oxidante químico (normalmente
dicromato potásico en medio ácido). Se determina en tres horas y, en la
mayoría de los casos, guarda una buena relación con la DBO 5 por lo que es de
gran utilidad al no necesitar los cinco días de la DBO5. Sin embargo, la DQO no
diferencia entre materia biodegradable y el resto y no suministra información
sobre la velocidad de degradación en condiciones naturales.

La relación DBO5/DQO indica la biodegradabilidad de las aguas


residuales urbanas. Si la relación es superior o igual a 0,4 son aguas muy
biodegradables, si se encuentra entre 0,2 - 0,4 son aguas biodegradables y si
es igual o inferior a 0,2 son aguas poco biodegradables.

3.2. Calidad agronómica del agua regenerada de la comarca del bajo


Andarax (Almería)

Las propiedades de las aguas regeneradas utilizadas en la comarca del


bajo Andarax (Almería), muestran una composición variable en el tiempo, algo
común en las aguas regeneradas debido a su origen, ya que varía la
composición del agua residual en el tiempo. Por este motivo, es necesario
realizar controles analíticos periódicos en las aguas de riego, para conocer,
entre otros parámetros, la concentración de nutrientes en el agua y ajustar la
dosis de aplicación de fertilizantes comerciales de forma óptima durante el ciclo
de cultivo.

En la tabla 4 se recogen las concentraciones medias de elementos y los


valores máximos y mínimos registrados a lo largo de los años de estudio. Se ha
divido en dos periodos, ya que en el primer periodo el tratamiento de
regeneración se realizaba con ozono y en el segundo periodo el tratamiento de
regeneración era una combinación de ozono y cloro.

18
Tabla 4. Características del agua regenerada, pH, conductividad eléctrica (C.E., dS m-
1
), concentración de sales (meq L-1), relación de adsorción de sodio (RAS) y
clasificación US del tipo de agua según Riverside. Periodo 2001-2005 Número de
medidas=31; Periodo 2006-2009 Número de medidas=12
Periodo 2001/05 Periodo 2006/09
Media Máximo Mínimo Media
pH 7,70 8,13 7,38 8,30
CE (dS m-1 25ºC) 1,78 2,15 1,40 2,11
HCO3- 8,00 9,70 5,609 6,60
Cl- 7,14 11,0 5,00 8,93
SO42- 3,14 5,25 1,50 5,25
N-NO3- 0,21 0,54 0,00 0,34
H2PO4- 0,37 0,52 0,27 0,37
N-NH4+ 3,13 4,21 2,07 3,27
Ca2+ 3,55 5,84 2,40 4,82
Mg2+ 3,60 5,47 2,74 4,24
Na+ 8,60 10,9 6,30 11,1
K+ 0,59 0,99 0,28 0,64
RAS 4,41 4,59 3,93 5,21
Riverside C3S1 C3S1
Fuente: Elaboración propia

El pH del agua regenerada se encuentra dentro de los rangos normales,


y la CE es inferior a 3 dS m-1 que es el límite máximo que estipula el Real
Decreto 1620/2007 para uso en riego de cultivos. Es interesante destacar que
la conductividad eléctrica del agua regenerada es inferior a la que presenta, en
la comarca productora del Bajo Andarax, el agua procedente de acuífero, con
lo cual para esta comarca, el agua regenerada se convierte en un recurso
hídrico de mejor calidad que el convencional en lo que a salinidad se refiere.

Un aspecto de gran interés desde el punto de vista agrícola es la


concentración de nutrientes que presenta, especialmente nitrógeno en forma
amoniacal que en determinados cultivos y etapas de producción es suficiente
para cubrir las necesidades de la planta, con el consiguiente ahorro de
fertilizantes. El agua regenerada del Bajo Andarax también presenta una
importante concentración de fosforo y en menor medida de potasio, que hay
que considerar al establecer el programa de fertilización de los cultivos. En el
Capítulo III se detallan los aspectos nutritivos del agua y la fertirrigación.

19
La concentración de sólidos en suspensión del agua regenerada varia
durante los periodos de estudio, pero los niveles registrados siempre estuvieron
por debajo del límite más restrictivo recogido en el RD 1620/2007 para riego
que es de 20 mg L-1. En un efluente regenerado, el principal problema que
ocasiona la presencia de sólidos en suspensión es la posible obturación del
sistema de riego localizado, si bien los valores registrados en los años de
estudio son muy inferiores a 50 mg L-1 que según Ayers y Westcot (1985) es el
límite para que el agua no presente ningún riesgo de obturación del sistema de
riego (Tabla 5).

El agua regenerada presenta valores bajos de turbidez (Tabla 5),


inferiores a los estipulados en el RD 1620/2007 y en la EPA (1992) para el
riego de cultivos de consumo en crudo.

Los valores de DQO y la DBO5 varían en el tiempo (Tabla 5) pero en


ningún caso sobrepasaron el nivel aconsejado para aguas residuales
destinadas para el riego de cultivos (Rico et al., 1998). El RD no hace
referencia a estos parámetros.

Tabla 5. Características del agua de riego, sólidos en suspensión (mg L -1), turbidez
(UNT), DQO (mgO2 L-1), DBO5 (mgO2 L-1). Número de medidas=15.
Periodo 2000/05
Media Máximo Mínimo
-1
Sólidos en suspensión (mg L ) 6,93 10,0 2,50
Turbidez (UNT) 0,18 0,83 0,00
DQO (mgO2 L-1) 34,3 46,0 9,20
DBO5 (mgO2 L-1) 8,61 18,3 2,00
Fuente: Elaboración propia basado en Martínez, 2005

4. Procesos de regeneración
Las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) generarán el
recurso básico, el agua residual depurada. El objetivo principal de la EDAR es
la generación de un efluente que cumpla la normativa (Directiva 91/271 CEE)
con respecto a la calidad del agua (materia orgánica, sólidos en suspensión y
excepcionalmente nutrientes) para su vertido al medio.

20
Sin agua residual depurada es imposible plantear la reutilización. La
tecnología de depuración no representa ninguna limitación a la expansión de la
reutilización. Sin embargo, deben considerarse las limitaciones económicas de
la implantación de dicha tecnología y la aceptación social respecto a la
reutilización en ciertos usos.

Las tecnologías de regeneración son las que se emplean


exclusivamente para producir agua que se va a reutilizar, con posterioridad a
los tratamientos convencionales de depuración (secundarios). Los tratamientos
de regeneración se realizan en estaciones regeneradoras de aguas (ERA).

Se pueden emplear varios sistemas diferentes de tratamiento en las


aguas procedentes de las EDAR para que éstas puedan ser reutilizadas
posteriormente. Dependiendo de su uso posterior y de la calidad necesaria, se
empleará un tipo u otro de tratamiento o incluso una combinación de estos.

Los tratamientos de regeneración se pueden clasificar en


pretratamientos o filtración terciaria y tratamientos de desinfección (Tabla 6).
Los pretratamientos son el paso previo a la desinfección y su objetivo es
preparar el agua para una correcta desinfección, eliminado sólidos y materia
orgánica, principalmente. Los tratamientos de desinfección reducen los niveles
de patógenos.

Cada tecnológia de regeneración presenta unas caracteristicas


determinadas, así la elección del tipo de tecnológia más adecuada para cada
proyecto debe ser realizada considerando diferentes apectos, como calidad y
volumen de agua a regenerar, calidad final que se quiere obtener, coste
ecomómico de la instalación, impacto ambiental y aceptación social (Gómez et
al., 2009).

21
Tabla 6. Principales tecnologías de regeneración
Proceso de regeneración Tipo Tecnología
Filtración terciaria Físico Filtro de arena
(primera etapa) Físico y químico Sistema físicoquímico (coagulación,
floculación y sedimentación)
Físico y biológico Infiltración-percolación*
Desinfección Físico Radiación ultravioleta
(segunda etapa) Químico Ozono, cloro, dióxido de cloro,
Biológico Lagunaje y humedales Wetlands*
Filtración terciaria y Desinfección Físico Tecnologías de membrana

*Tecnología extensiva

Las tecnologías de regeneración, al igual que las de depuración, se


pueden clasificar en dos grandes categorías: tecnologías intensivas (o
convencionales) y tecnologías extensivas (o no convencionales). Las
tecnologías intensivas se caracterizan por necesitar poca superficie de terreno
y requerir gran aporte de energía, y las tecnologías extensivas lo contrario,
utilizan grandes superficies de terreno pero el aporte de energía necesario es
mucho menor.

Resulta imprescindible conocer la eficacia de las distintas tecnologías de


regeneración y la combinación de las mismas para producir un agua con la
calidad requerida para cada uso. Alcalde (2012) detalla algunos aspectos y
necesidades a considerar en los sistemas de regeneración:

 El efluente procedente del tratamiento secundario debe tener la


suficiente calidad de depuración y mantenerse constante. Este requisito
lleva asociado una mayor fiabilidad en el funcionamiento de la EDAR.
 No se han potenciado las tecnologías extensivas, ni siquiera en los
lugares que a priori parecían más adecuados.
 No se ha estudiado a fondo la fiabilidad de los sistemas de regeneración
ni su capacidad de producir aguas aptas para la reutilización,
especialmente en determinados usos.

22
 La mayoría de los estudios de tecnologías de regeneración son a nivel
de laboratorio y hay muy pocos estudios realizados en condiciones
reales de funcionamiento de una EDAR y una ERA.

En los procesos de regeneración es especialmente importante estudiar


la fiabilidad de las tecnologías, que se puede definir como la probabilidad de un
funcionamiento adecuado durante un periodo determinado de tiempo en unas
condiciones definidas (Olivieri et al. 1998). La fiabilidad de la instalación será
función principalmente del número de unidades de tratamiento en serie, de la
capacidad de gestionar adecuadamente los procesos de mantenimiento y
operación y de las variaciones de cantidad y calidad del efluente secundario de
entrada a la ERA (Asano et al. 2006).

A continuación, se desarrollan los diferentes procesos de regeneración


siguiendo la clasificación detallada en la Tabla 6.

4.1. Filtración terciaria


Los tratamientos de filtración terciaria tienen por objetivo disminuir el
contenido en sólidos en suspensión y materia orgánica (carbono orgánico total,
DBO5 y DQO), y preparar el agua para aplicar posteriormente un tratamiento de
desinfección (eliminación de los compuestos que pueden hacer disminuir la
capacidad del desinfectante aplicado). Con estos tratamientos se consigue una
reducción de sólidos en suspensión de un 50 a un 80%, la eliminación de parte
de la materia orgánica particulada, y la eliminación de la materia orgánica
adsorbida en las partículas en suspensión.

4.1.1. Tratamientos Físicos


Medios filtrantes

Los tipos comunes de medios usados en filtros de lecho granular son


arena silícea, carbón de antracita y granate de ilmenita. Éstos pueden utilizarse
solos o en combinaciones duales o triples de medios, como se muestra en la
Figura 2.

23
Figura 2. Combinación de lechos filtrantes

Filtración rápida en lecho granular

La filtración rápida en lecho granular, formalmente conocida como


filtración rápida en arena, consiste en el paso de agua pretratada a través de
un lecho granular a tasas de entre 5 a 25 m3 h-1.

El flujo es hacia abajo, a través del lecho. Se usan tanto filtros de


gravedad como filtros a presión (Fotografía 1, Figura 3).

Fotografía 1. Batería de filtros de la EDAR de Costacabana (Almería)

24
Durante la operación, los sólidos son separados del agua y acumulados
en la parte superior del medio filtrante. Este cegado da como resultado un
incremento gradual en pérdida de carga si el flujo de caudal se mantiene.

Después de un período de operación, el filtro se limpia por contralavado


con un flujo de agua en contracorriente, usualmente asistido por algún sistema
auxiliar de purgado.

Los ciclos típicos de filtrado están en el rango de 12 a 96 horas.


Ajustarse a un límite superior de tiempo no es aconsejable ya que aumenta el
riesgo de crecimiento de bacterias en el filtro.

El pretratamiento de las aguas superficiales por coagulación química es


esencial para conseguir una eliminación eficiente de partículas en filtros
rápidos. Adicionalmente, pueden añadirse polímeros filtrantes al agua, justo
antes del filtrado para reforzar la agregación de las partículas al medio filtrante.

Figura 3. Esquema de funcionamiento de una instalación de filtración

Filtración multicapa

Los sistemas de filtración de doble capa y multicapa se desarrollaron


para resolver los importantes problemas que se observaban en el
funcionamiento de filtros monocapa. Intentando mantener en la superficie del
filtro un material de mayor tamaño y así conseguir que un menor porcentaje de

25
sólidos en suspensión llegue hasta el material filtrante de tamaño de poro
efectivo inferior, donde el filtro efectúa su capacidad de afino del filtrado.

El uso de filtros multicapa está bastante extendido para:

 Filtración de aguas terciarias a bajos caudales (hasta unos 50 m 3 h-1).


 La filtración de aguas poco cargadas (potabilización de aguas
superficiales).

La filtración multicapa consiste en la filtración del agua a través de varios


estratos filtrantes superpuestos. Generalmente se realiza en tanques
presurizados. Varios lechos de material filtrante, de mayor a menor tamaño de
poro efectivo, resultan en un comportamiento real de funcionamiento en
profundidad del filtro.

El filtro sólo llega a colmatarse cuando cada uno de los diferentes


lechos, considerados de forma aislada, se haya colmatado. Puede tratarse una
mayor cantidad de agua entre contralavados dado que la duración del ciclo de
filtración es mucho mayor y la pérdida de presión creada por el filtro evoluciona
de forma mucho más lenta.

Sin embargo, en este tipo de filtros, el contralavado presenta dificultades


técnicas que no afectan a un filtro monocapa que deben solventarse
adecuadamente. En este sentido, la existencia de varios estratos filtrantes
ordenados implica que posteriormente se recupera el orden previo de las
diferentes capas filtrantes.

Adicionalmente, una parte importante de los sólidos en suspensión


escapan a las capas de mayor porosidad y acaban colmatando las capas de
menor porosidad. Se sigue observando una significativa pérdida de carga, y
aún cuando es posible alargar los ciclos de filtración, la duración de éstos es
corta.

Aún teniendo en cuenta la posible elevada calidad de filtrado, tres


factores principalmente limitan su aplicación universal, sobre todo para la
filtración de grandes caudales y particularmente para la filtración a gran escala
de aguas terciarias. Estos son:

26
 Coste de inversión.
 Caudal nominal de lavado.
 Volumen de agua de contralavado necesario.

Estos factores inciden negativamente sobre el coste de producción del


agua regenerada. La limitación que supone el coste de los filtros cerrados y los
consumos de bombeo y contralavado han llevado a reconsiderar como se
podían mejorar los filtros originales abiertos, alimentados por gravedad y
monocapa, y paulatinamente se ha vuelto a una utilización más extendida de
sistemas de filtración abiertos, la mayoría de una sola capa, para la filtración de
aguas residuales.

4.1.2. Tratamientos físico-químicos

El tratamiento físico-químico del agua residual tiene como finalidad la


alteración del estado físico de los coloides presentes en el agua mediante la
adición de ciertos productos químicos (reactivos). La aplicación del reactivo
permite convertir las formas estables de los coloides en partículas susceptibles
de separación por sedimentación.

Se trata básicamente de sistemas en los que mediante un reactivo se


procede a la coagulación-floculación, seguida habitualmente de una filtración
por arena u otro sistema. Los reactivos empleados suelen ser coagulantes
inorgánicos (sales de hierro o aluminio) o bien polímeros orgánicos
(polielectrolitos) y a veces se combinan ambos. Tienen una cierta acción
desinfectante, ya que las bacterias y virus fijados a los sólidos en suspensión
son eliminados con éstos.

Mediante este tratamiento puede llegar a eliminarse del 80 al 90% de la


materia total suspendida, del 40 al 70% de la DBO5 y del 30 al 40% de la DQO.

Para romper la estabilidad de las partículas coloidales y poderlas


separar, es necesario realizar tres operaciones: coagulación, floculación y
decantación o flotación posterior.

27
Coagulación

La coagulación consiste en desestabilizar los coloides por neutralización


de sus cargas, dando lugar a la formación de un floculo o precipitado.

La coagulación de las partículas coloidales se consigue añadiéndole al


agua un producto químico (electrolito) llamado coagulante. Normalmente se
utilizan las sales de hierro (cloruro ferrico) y aluminio.

Floculación

Seguidamente del proceso de coagulación, se persigue la formación de


partículas sedimentables, a partir de sus citadas partículas desestabilizadas. A
esta segunda acción se le conoce como floculación.

Mientras que en la coagulación, la fuerza primaria es de tipo


electrostático o interiónico, la floculación se debe a un mecanismo de formación
de puentes químicos o enlaces físicos.

La floculación se consigue recurriendo a una agitación moderada y


prolongada que transforme las partículas coagulables en otras discretas, con
un tamaño y masa suficiente para su sedimentación o flotación.

Este proceso se ve favorecido por una agitación moderada, de tal forma que:

 Aumente la posibilidad de contacto entre las diferentes partículas.


 Evite la rotura de los flóculos formados.

El proceso de coagulación y floculación consta de dos etapas:

1. Dosificación de productos con agitación rápida. Se realiza en un reactor


de mezcla, con el fin de conseguir la neutralización de los coloides.
2. Floculación. Consistente en la agitación suave del líquido en
reactorfloculador.

Sedimentación

El fenómeno de la sedimentación de las partículas floculadas o en


proceso de floculación es esencialmente distinto al de las partículas discretas.

28
Las partículas floculadas se van aglomerando entre sí en su descenso, por
adsorción o coalescencia.

El tamaño de los flóculos aumenta y por consiguiente la velocidad de


sedimentación. Los flóculos formados se van aglomerando en su descenso con
lo que el rendimiento alcanzado es función directa del recorrido vertical.

Las oportunidades de contacto entre los flóculos y de su reunión por


adsorción, aumenta a medida que el recorrido vertical es mayor.

Un factor importante a considerar en la sedimentación de partículas


floculadas en decantadores de flujo vertical, es el disponer la entrada del agua
a tratar por debajo del fango en fase de floculación y sedimentación. Se
produce un filtrado de las nuevas partículas a través del colchón de fangos
favoreciéndose la aglomeración de flóculos y por tanto su sedimentación.

4.1.3. Tratamiento físico biológico


Infiltración-Percolación (IP)

La Infiltración-Percolación modificada (IPm) es un proceso de


depuración aerobia, que utiliza arenas aportadas de granulometría definida
como medio receptor de las aguas (Brissaud et al., 1994). Consiste en infiltrar
de forma controlada y secuencial el agua residual previamente decantada. La
IPm mejora las características físico-químicas y microbiológicas del agua
debido a que se producen en el filtro procesos de filtración, oxidación de la
materia orgánica, transformaciones del nitrógeno y desinfección (Brissaud et al.
1994.; Salgot et al., 1996; Folch, 1998).

La Infiltración-Percolación es una técnica extensiva de depuración


biológica en medio granular fino que se está expandiendo progresivamente en
Francia y se está desarrollando en España (Fotografía 2). Se aplica a efluentes
primarios o secundarios.

29
Fotografia 2. Vista de un sistema de IPm. Fuente: Anton y Díaz, 2003.

En el proceso de IP tienen lugar dos acciones sucesivas:

1. Proceso de Infiltración. El agua aplicada en una superficie filtrante se


infiltra de manera programada en lechos de arena (arena existente o aportada)
que se mantienen en condiciones de no saturación para permitir los
intercambios gaseosos necesarios para los procesos de depuración.

2. Proceso de Percolación. Una vez infiltrada, el agua percola a través


del terreno y del medio granular fino.

La Infiltración-Percolación permite alcanzar tres objetivos principales de


depuración:

 La eliminación casi completa de los sólidos en suspensión. Los


contenidos de sólidos en suspensión en las aguas filtradas no pasa de
algunos mg L-1.
 La materia orgánica y el nitrógeno se oxidan en tales proporciones que
la DQO y la concentración en N (nitrógeno Kjedahl) en eI agua filtrada
son, respectivamente, inferiores a 60 y 10 mg L-1.
 La parte más importante del nitrógeno se nitrifica.

30
4.2. Desinfección
El objetivo de la desinfección es la destrucción selectiva de los
microorganismos patógenos, se utiliza especialmente cuando existe la
posibilidad de que la población pueda entrar en contacto con el agua residual
tratada o regenerada, imperando la necesidad de reducir la probabilidad de que
las personas entren en contacto con los microorganismos patogenos. Así, la
desinfección es el proceso más importante desde el punto de vista de la
inactivación de organismos patógenos (Aguirre et al., 2004).

4.2.1. Tratamiento Físico


Radiación Ultravioleta

La Radiación Ultravioleta (UV) es un método físico de desinfección que


se basa en la acción de una parte del espectro electromagnético sobre ácidos
nucleídos y proteínas, con lo que se altera la reproducción de determinados
patógenos. Se emplea la radiación a una longitud de onda de 253,7 nm
(corresponde a la frecuencia de resonancia del ADN), que se considera la más
adecuada para el proceso. La energía de la radiación UV provoca un bloqueo
en la replicación del material genético, provocando la muerte celular (Havelar et
al., 1991). Es efectivo especialmente contra bacterias y virus, y con lámparas
de intensidad media son eficaces contra Giardia y Cryptosporidium.

Se emplean lámparas de alta, media y baja presión. Hasta el momento


las más utilizadas en desinfección de aguas residuales son las de baja presión.
Es importante que el efluente a desinfectar tenga pocos sólidos en suspensión,
para que el tratamiento sea eficaz. Uno de los problemas más importantes de
esta tecnología es el proceso de limpieza de las lámparas.

4.2.2. Tratamiento Químico


Ozono

El Ozono (O3) es un desinfectante químico que actúa como oxidante de


la materia orgánica e inorgánica. Se utiliza en forma de gas y se debe producir
in situ haciendo pasar una corriente de gas con oxígeno por una fuente
generadora de corriente eléctrica (Leeuwen et al., 1995) Actúa principalmente

31
contra virus y bacterias. Al mismo tiempo reduce los olores, no genera sólidos
disueltos adicionales, no es afectado por el pH y aumenta la oxigenación de los
efluentes. La eficacia del tratamiento va a depender del organismo patógeno,
del tiempo de contacto y de la dosis de abono aplicada. Su mayor
inconveniente es si el contenido en materia orgánica es elevado, ya que se
requieren dosis comparativamente elevadas para obtener una buena
desinfección lo que encarece mucho el proceso (Fotografía 3).

Fotografía 3. Estación de ozonización de la Comunidad de Regantes “Las Cuatro


Vegas” Viator-Almería. Ozonizadores (Izquierda). Detalle interior ozonizador
(Derecha).

Cloro

El cloro es de todos los desinfectantes químicos quizá el más utilizado


en todo el mundo. La razón es que ofrece una gran eficacia y su aplicación es
bien conocida. Sin embargo, los compuestos organoclorados (DPBs)
generados por la acción del cloro sobre la materia orgánica suscitan una
notable preocupación, que ha llevado a considerar sistemas que eviten la
formación de estas sustancias (Kuiper y Wechsler, 1975; Asano y Levine,
1998).

A pesar de que el cloro se emplee frecuentemente en los procesos de


desinfección de agua regenerada, los controles de calidad se efectúan en
pocas ocasiones. A menudo, el control se limita a la medida del cloro residual
en el agua; un residual de 0,5 mg L-1 garantiza una calidad microbiológica
suficiente para cumplir con determinadas normativas.

32
Dióxido de cloro

El dióxido de cloro es el desinfectante químico que se considera como


una de las mejores alternativas a la cloración convencional. Es un oxidante
efectivo que se emplea en aguas con fenoles y elimina los problemas de
olores. Tiene el inconveniente que oxida un gran número de compuestos e
iones, como hierro, manganeso, y nitritos. No reacciona con el amonio ni con el
bromo. Se tiene que generar in situ debido a su inestabilidad y no genera
subproductos en cantidad apreciable. Se considera un buen biocida y afecta
también a las algas.

4.2.3. Tratamiento Biológico


Sistemas de lagunaje

Los sistemas de lagunaje son un método biológico (natural) de


desinfección. Es una tecnología conocida desde hace mucho tiempo y que se
basa en la potenciación de la eutrofización, mediante la simbiosis de algas y
bacterias. La biomasa está en suspensión y se suelen emplear diversas
lagunas en serie (anaerobias, facultativas y de maduración; aunque estas
pueden a su vez subdividirse y actuar en paralelo). Si se debe reutilizar el agua
cobra especial importancia la fase de maduración. El sistema es capaz de
lograr una buena desinfección por la acción de la radiación UV del sol. Es
imprescindible una buena gestión evitando los caminos preferenciales. Se
considera que los lagunajes son capaces de tratar efluentes domésticos de
hasta 300 mg O2 L-1 de DBO5 con rendimientos aceptables. Su principal
problema es la superficie que ocupan. Se está recuperando esta tecnología (a
menudo únicamente los estanques de maduración después de un tratamiento
intensivo) para la regeneración de aguas residuales.

Zonas húmedas construidas (Wetlands)

Las zonas húmedas son terrenos inundados, con profundidades del


medio del orden de 60 cm, y con plantas acuáticas emergentes. Combinan
zonas anaerobias (principalmente) con aerobias y anóxicas. Se considera que
el papel principal en la depuración lo llevan a cabo las colonias instaladas en la

33
grava o arena (material de relleno) y en las raíces y rizomas de las plantas.
Estas últimas tienen también un papel activo en el transporte de oxígeno a la
zona de las raíces, creando las zonas anóxicas. Se emplean principalmente
dos tipos, los de flujo horizontal sumergido y los de flujo vertical. Se emplean
en pequeñas comunidades como tratamiento total o bien como sistema de
afinado del efluente (tratamiento terciario) si no se dispone de mucho espacio.

4.3. Tecnologías de membrana


Las tecnologías de membrana suelen ejercer simultáneamente una
acción doble:

1. Tratamiento terciario.

2. Desinfección.

La eficiencia de desinfección dependerá del diámetro de corte de la


membrana empleada.

El efluente es conducido al sistema por baja presión, donde membranas


especiales de alta resistencia lo reciben para liberarlo de materiales de alto
peso molecular y sólidos en suspensión.

El agua se mueve en la superficie de las membranas de forma horizontal


a velocidad muy alta impidiendo la formación de lodos que obstaculicen y
resten eficiencia de las mismas. Cada membrana es fabricada especialmente
para cubrir exactamente sus necesidades.

Una de las ventajas de un proceso de filtración por membranas es


esencialmente el flujo cruzado comparado con el flujo directo (Figura 4):

Figura 4. Filtración por flujo directo (izquierda) y filtración por flujo tangencial
(derecha).

34
Las limitaciones de un filtrado directo (convencional) provocan que los
medios filtrantes se taponen con mayor rapidez que la filtración por flujo
cruzado. Al aplicar el flujo cruzado sobre la superficie filtrante se provoca una
autolimpieza en la superficie de la membrana, disminuyendo la frecuencia y los
costos de limpieza.

Dependiendo del tamaño de los poros de las membranas (de su


selectividad) y de la presión aplicada, los tratamientos por proceso de
membrana se pueden clasificar en:

 Microfiltración (MF).
 Ultrafiltración (UF).
 Nanofiltración (NF).
 Ósmosis Inversa (OI).

4.3.1. Microfiltración
El diámetro de corte de los poros de la membrana es de 0,2 µm
aproximadamente.

Permite eliminar totalmente los materiales coloidales, las bacterias (la


bacteria más pequeña conocida, es de 0,28 µm), los huevos de nematodo, los
protozoos y parte de los virus (diámetro medio del virus de la gripe es de 0,1
µm).

Este nivel de retención asegurará también la retención de la práctica


totalidad de los sólidos en suspensión de origen mineral y orgánico. En cambio,
otros agentes tales como los virus y, por supuesto, todas las sales disueltas (el
tamaño de un ión de sodio es de 0,00037 micras y el tamaño de una molécula
de agua es de tan sólo 0,0002 micras), no pueden ser retenidos por procesos
de microfiltración (Figura 5).

35
Figura 5. Selectividad de las membranas de Microfiltración.

4.3.2. Ultrafiltración
El diámetro de corte de los poros de las membranas de ultrafiltración es
de 0,01 µm aproximadamente. Permite producir un agua totalmente
desinfectada en materia coloidal y moléculas de gran tamaño con pesos
moleculares superiores a 5000, bacterias, protozoos, huevos de nematodo y
virus (Figura 6).

El agua está totalmente desinfectada, sea cual sea la colmatación de la


membrana. Estos sistemas, capaces de eliminar bacterias y virus se suelen
utilizar como pretratamiento para sistemas de nanofiltración u osmosis inversa.
Puesto que los coloides se eliminan, el agua tratada debe tener una turbidez
prácticamente nula.

Requiere un mínimo de energía para su funcionamiento y poca atención


del operador. Estos sistemas se diferencian de los sistemas de ósmosis inversa
en que precisan presiones relativamente bajas.

Figura 6. Selectividad de las membranas de Ultrafiltración.

36
4.3.3. Nanofiltración
Elimina los contaminantes de tamaño superior al nanómetro (0,001µm).
Las membranas de Nanofiltración se emplean cuando se requiere eliminar
prácticamente, aunque no todos, los sólidos disueltos.

Las membranas de NF permiten:


 Obtener una desinfección total, eliminando bacterias, virus y protozoos.
 Permeabilidad selectiva a los iones monovalentes y los iones bivalentes.
 Separar del agua los cationes polivalentes, las moléculas orgánicas y los
iones complejos.

La tecnología se llama también ablandamiento por membrana, ya que se


eliminan del agua los iones de la dureza que tienen 2 cargas (calcio y
magnesio) (Figura 7).

Las sales pasan, total o parcialmente, a través de la membrana con el


filtrado. Esta membrana tiene un rango de selectividad intermedio entre las
membranas de Ultrafiltración y Ósmosis Inversa. La membrana NF retiene
solutos que la UF pasaría, y deja pasar sales que la OI retendría. En algunas
aplicaciones, su selectividad entre moléculas de tamaños similares es la clave
del éxito del proceso de separación con membrana. Permitiendo un paso,
prácticamente libre, de iones monovalentes, la membrana de NF reduce el
incremento del gradiente de presión osmótica, a la que contribuyen las sales
monovalentes.

Figura 7. Selectividad de las membranas de Nanofiltración.

37
4.3.4. Ósmosis inversa
El diámetro de corte es de 0,0001 µm. Necesita un pretratamiento previo
que permite alcanzar una disminución importante de los sólidos en suspensión.
La ósmosis inversa es un proceso de desmineralización a través de
membranas semipermeables que retienen compuestos disueltos y en
suspensión, incluso las sales, usando energía de presión (Figura 8).

La OI elimina prácticamente todas las sales y los solutos de bajo peso


molecular. Se considera una eliminación prácticamente total de todas la sales
disueltas y total de los sólidos en suspensión. Debido a esto, las membranas
de OI son la elección cuando se necesita agua muy pura o de bebida,
especialmente si la fuente es agua salobre o agua de mar.

El empleo de la osmosis inversa para la regeneración del agua residual


ha tenido un gran éxito en los proyectos donde se ha utilizado, consiguiéndose
agua de elevada calidad (Lopez-Ramirez et al, 2004).

Figura 8. Selectividad de las membranas de Ósmosis Inversa.

5. Referencias
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regeneradas. http://www.juntadeandalucia.es/agenciadelagua/
Aguirre, P. 2004. Mecanismos de eliminacion de la material organica y de los
nutrientes en humedales construidos de flujo subsuperficial. Nuevos criterios
para el diseno y operacion de humedales construidos. Pp. 17-29. Edic. CPET.
Barcelona.
Alcalde, L. 2012. Evaluación y gestión del riesgo asociado a la reutilización de aguas
residuales. Tesis doctoral. Universidad de Barcelona.

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Antón, D. y Diaz, C. 2003. Agua potable para comunidades rurales reuso y
tratamientos avanzados de aguas residuales domestica. E-book / e-libro.
http://tierra.rediris.es/hidrored/ebooks/ripda/#
Asano, T., Levine, A.D. 1998. Wastewater reclamation, recycling and reuse: an
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42
Capítulo III

Manejo de la fertirrigación e influencia en el


sistema suelo-agua -planta
Capítulo III
Manejo de la fertirrigación e influencia en el
sistema suelo-agua -planta
María Luz Segura, Juana I. Contreras y Enrique Eymar

1. Introducción
Las aguas residuales urbanas poseen un alto valor nutritivo para las
plantas debido a su contenido en elementos esenciales como nitrógeno (N) y
fósforo (P), además de otros nutrientes como potasio (K), calcio (Ca),
magnesio (Mg), azufre (S) y oligoelementos. Tanto la concentración como la
relación entre los nutrientes que absorbe el cultivo durante su desarrollo, puede
variar respecto a la proporción de nutrientes aplicados con las aguas residuales
y los fertilizantes. Aportes de nutrientes mayores a las necesidades específicas
del cultivo pueden producir acumulaciones excesivas de sales en el sistema
suelo-planta, limitando los rendimientos y la calidad de la producción, también
puede generar problemas de salinidad, sodicidad y variación del pH del suelo.
Para muchas especies hortícolas las aguas regeneradas como única fuente
suministradora de nutrientes resulta insuficiente para cubrir sus necesidades
nutricionales, produciendo deficiencias y disminución de rendimientos. Desde el
punto de vista ambiental, una gestión eficiente de las aguas regeneradas ha de
favorecer la fijación de los nutrientes y sales minerales por el cultivo (cosecha y
material vegetal) y el suelo, para reducir la lixiviación de sales. El
establecimiento de unas pautas de manejo de la fertirrigación basadas en el
conocimiento de las necesidades de nutrientes del cultivo para una producción
dada, contenido de nutrientes del agua en relación a las necesidades
específicas del cultivo y fertilidad del suelo, permitirá ajustar de forma óptima la
dosis de aplicación del efluente y de los fertilizantes a la planta y contribuirá a
que la reutilización en los sistemas agrícolas sea sostenible.

44
2. El sistema suelo-planta puede reducir la descarga de sales fertilizantes
al medio ambiente
La reutilización de aguas residuales en los sistemas agrícolas puede
compensar la escasez de recursos hídricos y reducir la descarga de nutrientes
y otras sales a las masas de agua, al actuar el suelo y la planta como filtros
naturales (Pollice et al., 2004). Entre los factores que van a influir en la
eficiencia del sistema suelo-planta como receptor de los efluentes y su
capacidad para utilizar los nutrientes que contiene, Ferreira da Fonseca et al.
(2007) indican los siguientes:

a) Cantidad de riego y frecuencia de aplicación.

b) Concentración de nutrientes del efluente, salinidad, sodicidad y


concentración de nitratos (NO3-), así como la forma predominante de N en el
efluente.

c) Cantidad de fertilizantes minerales aplicados.

d) Propiedades químicas, físicas y microbiológicas del suelo.

g) Cultivo y rendimientos esperados.

3. Efectos derivados de la aplicación de aguas residuales tratadas sobre


determinadas propiedades físico-químicas y químicas del suelo

pH

El efecto del riego sobre el pH del suelo, puede ser moderado o


significativo, dependiendo de las condiciones de cultivo y la duración del
tiempo de riego. La revisión realizada por Ferreira da Fonseca et al., (2007),
muestra diferentes casos en el que el riego con estos efluentes no producen
cambios significativos del pH del suelo (Bouwer and Idelovitch, 1987) debido a
su elevada capacidad tampón, apreciándose variaciones de baja magnitud
(menos de una unidad) y sin importancia práctica sobre la disponibilidad de
nutrientes para la planta (Speir et al., 1999). Cuando se riega durante un largo
periodo de tiempo se pueden producir aumentos significativos de pH, debido al
alto contenido de cationes básicos del efluente tal como Na, Ca y Mg (Schipper
et al. 1996) o decrecimientos de pH por efecto de los iones hidrógeno liberados
en el proceso de nitrificación (Mohammad and Mazahreh, 2003) y de los ácidos

45
grasos orgánicos producidos en la descomposición de la materia orgánica del
suelo (Hayes 1990).

El rango típico de pH para la mayoría de las aguas residuales


municipales oscila entre 6,5 y 8,5. Estos valores son comparables a las aguas
naturales y no supone una restricción para su uso en riego (Ayers y Wescot,
1987).

Salinidad

Las aguas residuales al igual que las aguas convencionales pueden


contener una elevada concentración de sales solubles tales como sodio,
magnesio, calcio, cloruros, sulfatos, etc., cuando estas sales pasan al suelo por
el riego, se pueden producir una acumulación excesiva en la zona radical de la
planta limitando su producción y/o calidad. La tabla 1 muestra una clasificación
del suelo según los niveles de conductividad eléctrica del extracto saturado y
su efecto en los cultivos (Laboratorio de Salinidad EUA., 1982)

El mecanismo de actuación de la salinidad sobre la planta pueden ser de


tipo osmótico, la elevada concentración de sales limita la disponibilidad de agua
para la planta y afecta al desarrollo y productividad y efecto específico de los
iones, la elevada concentración de una determinada sal en la disolución del
suelo se acumula en los tejidos de la planta produciéndole una toxicidad y
también puede generar desequilibrios nutricionales por antagonismo con otros
nutrientes.

No todos los cultivos presentan la misma respuesta a la salinidad, una


forma de evaluar estas diferencias es determinando la tolerancia de la planta.
La tolerancia es un valor relativo que se basa en las condiciones culturales en
las que se desarrolla la planta, cuya determinación se realiza mediante la
medida de los rendimientos relativos en suelos salinos comparados con un
suelo no salino de características similares y relacionándolo con la
conductividad eléctrica del extracto saturado del suelo (CEes) según la fórmula:

Y= 100-b (CEes-Su) (Maas y Hoffman, 1977).

Y: rendimiento potencial (%)

46
CEes: conductividad eléctrica del extracto de saturación del suelo

Su: salinidad umbral (sin pérdida de producción) en dS m -1

b: disminución de rendimiento (%) por cada unidad de aumento de CEes

Las tablas 2 y 3 muestran la tolerancia a la salinidad de cultivos


hortícolas en relación con su rendimiento potencial y CE del suelo y del agua
de riego.

La medida de la conductividad eléctrica (CE) del extracto de pasta


saturada del suelo es el método más representativo de las condiciones del
cultivo en campo al tener en cuenta la textura del suelo. La CE de un suelo
(CEes) cambia con el contenido de humedad, disminuyendo en el punto de
saturación (se diluye la solución) y aumentando en el punto de marchitamiento
(se concentran las sales). El extracto de pasta saturada del suelo se obtiene a
partir de una muestra representativa de suelo a la que se añade agua destilada
hasta conseguir la saturación, el extracto de la pasta se extrae mediante
succión a través de un filtro, midiendo la CE con un conductímetro y
expresándola en deciSiemens por metro (dS m-1) a 25ºC.

La CE varía ampliamente dentro de las aguas residuales municipales y


al igual que algunas fuentes naturales puede haber aguas con CE superior a
los niveles recomendados para su uso en riego. Aguas de CE menor de 1,0 dS
/ m se consideran de buena calidad, CE entre 1,0 y 3,0 dS /m presenta una
restricción ligera a moderada limitando su uso a suelos con buenas condiciones
de drenaje interno.

Prácticas para reducir la acumulación de sales en el suelo y sus efectos sobre


el cultivo:

- Los lavados de sales del suelo con abundante agua, es el método más
eficaz para mantener condiciones salinas aceptables (Ayers y Westcot,
1987).

- La inclusión en el programa de riego de una fracción de lavado específico


con agua, permitirá mantener un nivel de humedad adecuado y una baja
concentración de sales en la zona radical de la planta.

47
- Reducir la entrada de sales en el sistema suelo-planta utilizando mezclas de
aguas regeneradas con agua convencional de baja salinidad.

- Seleccionar cultivos tolerantes.

Los cultivos hortícolas presentan diferente tolerancia a la salinidad (tabla


2), por ejemplo la judía verde está entre los cultivos más sensibles y sólo puede
tolerar salinidades del suelo en torno a 1 dS m-1 sin sufrir pérdidas de
rendimiento y en el otro extremo está el calabacín que puede tolerar una
salinidad del suelo de hasta 4,7 dS m-1.

Tabla 1. Clasificación del suelo según los niveles de conductividad eléctrica del
extracto saturado y su efecto en los cultivos.
Designación CE (dS.m-1) EFECTOS
No salino <2 Ninguno.
Ligeramente salinos 2-4 Rendimientos restringidos en cultivos sensibles.
Medianamente 4-8 Rendimientos restringidos en la mayor parte de los
salinos cultivos.
Fuertemente salinos 8-16 Rendimientos satisfactorios solo en cultivos
tolerantes.
Fuente: Laboratorio de Salinidad EUA. (1982)

Tabla 2. Nivel de salinidad tolerable por diferentes especies hortícolas, expresado


como conductividad eléctrica del extracto de saturación de suelo (CEes, dS m -1,
25ºC).
Pérdida de producción
Cultivo 0% 10% 50%
CEes CEes CEes
Fresa 1,0 1,3 2,5
Judía verde 1,0 1,5 3,6
Pimiento 1,5 2,2 5,1
Berenjena 1,1 2,5 8,3
Melón 2,2 3,6 9,1
Pepino 2,5 3,3 6,3
Tomate 2,5 3,5 7,6
Sandía 2,5 3,3 6,3
Calabacín 4,9 5,8 9,7
Fuente: Tanji and Kielen (2002)

48
Tabla 3. Nivel de salinidad tolerable por diferentes especies hortícolas, expresado
como conductividad eléctrica del agua de riego (CEa, dS m-1, 25ºC).

Pérdida de producción
0% 10% 50%
Cultivo CEes CEes CEes
Fresa 0,7 0,9 1,7
Judía verde 0,7 1,0 2,4
Pimiento 1,0 1,5 3,4
Berenjena 0,7 1,7 5,5
Melón 1,5 2,4 4,6
Pepino 1,7 2,2 4,2
Tomate 1,7 2,3 5,0
Calabacín 3,1 3,8 6,7
Fuente: Ayers y Wescot (1987)

El manejo del riego en los suelos con problemas de salinidad requiere un


control del potencial mátrico y de la salinidad del suelo. El potencial mátrico se
puede medir directamente con tensiómetros o sensores de potencial mátrico
entre otros (Pizarro, F., 1987) y la salinidad, por medida directa con sensores
electromagnéticos, medida de la CE del extracto saturado del suelo a partir de
muestras de suelo o de la disolución del suelo extraída con sondas de succión
(Aragües, R. et al. 1986).

Sodicidad

Un suelo sódico es aquel que tiene una elevada concentración de sodio


(Na) intercambiable. Esta acumulación de Na tiene efectos negativos en las
propiedades físicas del suelo al causar dispersión de la arcilla, ruptura de la
estructura del suelo, bloqueo de los poros y reducción de la permeabilidad
(Halliwell et al., 2001), limitando el desarrollo y la productividad de los cultivos.
También lleva asociado daños por toxicidad a la planta por una absorción
excesiva de Na. En la revisión realizada por Ferreira da Fonseca et al., (2007)
sobre uso agrícola de efluentes residuales tratados, el uso de las aguas
residuales para riego de cultivos puede producir una creciente concentración
de Na en el suelo y en las plantas (Fonseca et al., 2005b, 2005c). El aumento
del sodio intercambiable puede oscilar de 3,5 a 25-veces dependiendo del

49
volumen de agua aplicado (Latterell et al, 1982) y el PSI de 2 al 25% (Balks et
al., 1998).

La sodicidad del suelo se puede determinar a partir de la medida del


porcentaje de sodio intercambiable (PSI) o la relación de adsorción de sodio
(RAS) en la disolución del suelo.

El porcentaje de sodio intercambiable (PSI) se determina mediante la fórmula:

PSI = 100 x Na intercambiable / CIC


CIC: capacidad de intercambio catiónico (mmolc .100 g-1 suelo).

La Relación de Absorción de Sodio (RAS) expresa la relación entre el sodio


con el calcio y el magnesio de la disolución del suelo. Para estimar la relación
de adsorción de sodio (RAS), se utiliza la siguiente fórmula:

RAS = [CNa+] / [√(CCa2+ + CMg2+)/2]

C: concentración en mmolc .L-1 (mmolc “milimol carga”= miliequivalente)


Na+: Sodio
Ca2+: Calcio
Mg2+: Magnesio

Los suelos sódicos presentan CEes menor de 4 dS m-1 (25°C) y un PSI


mayor de 15% y los suelos salinos-sódicos una CEes mayor de 4 dS m-1 (25°C)
y un PSI mayor de 15% Laboratorio de Salinidad EUA (1954).

La reducción de la sodicidad del suelo requiere la reducción de sodio del


complejo de cambio mediante aplicación de sales de calcio (yeso, cloruro de
calcio, etc.) seguido de riegos de lavado con abundante agua.

Cuando se aplica al suelo el compuesto de calcio (Ca) este desplaza al


sodio (Na) del complejo de cambio y forma enlaces más fuertes entre las
partículas de arcilla y materia orgánica reduciendo su dispersión, el sodio
desplazado se elimina por lixiviación mediante riego con agua. La aplicación de
yeso es la práctica más frecuente para reducir la sodicidad de un suelo. La
cantidad a aplicar dependerá de la concentración de sodio y la calidad del

50
yeso (riqueza de Ca). Los volúmenes, número y duración de los lavados se
establecerán mediante el correspondiente estudio técnico que considerará en
general: concentración de sales (del complejo de cambio, disolución del suelo y
del agua de lavado), características físicas del suelo (textura, estructura y
características hidráulicas), evapotranspiración, variación en el tiempo de la
capa freática, instalación de una red de drenaje si la capa freática fuera
superficial, labores de subsolado (en el caso de una capa impermeable) y
volteo (en el caso de horizontes estratificados). Una vez recuperado el suelo se
aplicará materia orgánica para mejorar su estructura, se aplicarán riegos para
lavado de mantenimiento y se realizarán controles analíticos periódicos de la
concentración de sodio, calcio y magnesio soluble y de cambio del suelo.

Carbono orgánico total (CT) y nitrógeno total (NT)

En la revisión realizada por Ferreira da Fonseca, et al., (2007) sobre los


efectos de las aguas residuales tratadas en el CT y el NT del suelo, se indican
aumentos del CT y NT por la entrada del nitrógeno (N) y materia orgánica (C)
de las propias aguas o reducciones debido a factores tales como: predominio
del N en forma mineral en el efluente, rápida mineralización de la fracción de N
orgánico del efluente proveniente en su mayor parte, de algas muertas,
mantenimiento de condiciones ideales de humedad y temperatura para la
mineralización de la materia orgánica, re-abastecimiento de O2, baja relación
C/N en los efluentes y aumento de la actividad microbiobiológica del suelo,
fomentada por la descomposición de la materia orgánica soluble e intensificada
con la alta entrada de N de las aguas residuales. La estimulación de la
actividad microbiana del suelo con el uso de las aguas residuales tratadas
consiste en un aumento de la densidad de grupos de microorganismos como
bacterias totales, actinomicetos y hongos. Esta elevada actividad microbiana
favorece en muchos casos, un desarrollo radical más extenso y una mejor
utilización del N del suelo por la planta. El riego con agua residual tratada
puede aumentar la lixiviación de N debido al aumento de la lixiviación del N
orgánico nativo del suelo, el cambio en la microbiología del suelo por efecto del
riego con las aguas AR están relacionados con un aumento de la actividad
microbiológica y una alteración en la poblaciones de grupos funcionales de
microorganismos, como resultado de los insumos de nutrientes y C orgánico

51
soluble inmediatamente disponible para los microorganismos. Se han
observado cambios en la composición de la población de bacterias amonio-
oxidantes implicadas en el proceso de nitrificación, predominando el género
Nitrosomonas en los suelos regados con aguas AR y el género Nitrospira en
los suelos no tratados.

Nitrógeno mineral

El nitrógeno (N) procedente del agua residual puede ser extraído


biológicamente por la planta, sufrir procesos de desnitrificación o inmovilización
en la materia orgánica del suelo o ser lixiviado en el suelo. El nitrógeno
orgánico puede estar en forma disponible si el riego aumenta las razones de
mineralización neta de N de la materia orgánica del suelo (Polglase et al.
1995). La mineralización y absorción del N orgánico del suelo son factores de
gran importancia en la nutrición de la planta y en la eficiencia de uso de los
fertilizantes, dado que la materia orgánica puede retener N del fertilizante en
forma orgánica y reducir las pérdidas por lixiviación de N. Por otra parte, el
aporte de N de las aguas regeneradas puede afectar las propiedades del suelo
y la calidad de las aguas subterráneas circundantes, si la aplicación excede la
extracción del cultivo y la capacidad de eliminación de este elemento a través
del sistema suelo-planta, pudiéndose alcanzar niveles de nitratos en las aguas
subterráneas entre 50 y 130 mg L-1 y en la solución del suelo de hasta 25 mg
L-1.

El nitrógeno amoniacal (N-NH4+) constituye normalmente la forma


predominante de nitrógeno (N) en las aguas residuales. A pesar de que la
nitrificación de la forma amoniacal en los suelos agrícolas es un proceso
rápido, el NH4+ también puede ser electrostáticamente adsorbido por el
complejo de intercambio catiónico retrasando la nitrificación. En este contexto,
Hook and Kardos (1978) demuestran en suelos forestales en regadío, una
mayor lixiviación de N cuando el NO3- es la forma predominante de N en el
efluente. Siendo el N lixiviado menor cuando el amonio (NH 4+) es la forma
predominante de N. El aumento de la concentración de NO 3- en el suelo puede
ser debida a una transformación rápida del nigrógeno amoniacal (N-NH4+) y N
orgánico de las aguas residuales a nitrógeno en forma nitrato (N-NO3-), a un

52
aumento de la mineralización y nitrificación del nitrógeno orgánico del suelo
debido a la aplicación de las aguas residuales tratadas y la falta de
sincronización entre las necesidades de N del cultivo y los insumos de N por el
riego.

Un pH alcalino de los efluentes favorece la volatilización del amoniaco


(NH3), y las pérdidas de N del suelo después del riego. La concentración de
amonio (NH4+) del efluente, el pH del suelo y la temperatura, son factores que
interfieren directamente en el equilibrio entre NH4+ y NH3 en la solución del
suelo y la cantidad de NH3 que se volatiliza. Así la pérdida de NH3 del suelo
después del riego es más alta durante el día (altas temperaturas) pudiéndose
reducir si se aplican riegos cortos y frecuente.

El control del nivel de nitratos en el suelo es crucial, debido a que una


alta concentración constituye un riesgo potencial de contaminación de las
aguas subterráneas y puede afectar negativamente la calidad del agua para el
consumo humano. Por tanto es recomendable realizar análisis periódicos de
dichos niveles en el suelo bien en el extracto saturado del suelo o en la
disolución del suelo extraída con sonda de succión.

Fósforo (P)

El fósforo (P) aplicado por las aguas regeneradas puede ser


químicamente adsorbido por el suelo, absorbido por el cultivo o lixiviado. El
efecto del P de las aguas regeneradas en el suelo depende de su
concentración en el efluente y en el suelo, pudiendo actuar éste como sumidero
(adsorción > desorción) o como fuente (adsorción < desorción) retrasando o
aumentando la lixiviación de P de la zona superficial. La acumulación y
lixiviación de P en el suelo depende de la forma de P aplicada (orgánico o
inorgánico), concentración aplicada, pH, volumen de agua lixiviada, absorción
de P por la planta y tipo de suelo. Así en suelos de textura arenosa se han
detectado aumentos de concentración de P a una profundidad de 30 cm como
consecuencia de la movilidad del elemento de la zona superficial a la más
profunda con las aguas de lixiviación.

53
La extracción de P por la cosecha y el material vegetal procedente del
agua residual, puede minimizar los efectos negativos de elevados niveles de P
en la solución del suelo (Hook, 1981). Por otra parte, la capacidad de adsorción
específica del suelo para retener P puede contribuir a evitar la lixiviación de P
desde la zona de la raíz a capas más profundas.

Potasio (K)

El riego con aguas residuales tratadas puede alterar la concentración del


K intercambiable del suelo, aumentándola (Al-Nakshabandi et al., 1997) o
disminuyéndola por aumento de las concentración de Na del suelo. El aumento
de la adsorción de Na favorece la desorpción y la lixiviación de K que puede
estar directamente relacionado con la CIC del suelo. Así en el caso de aguas
de concentraciones bajas de K y altas de Na, el K tiene que ser añadido a
través de la fertilización mineral para mantener una adecuada absorción de K
por la planta. Este hecho es crucial, especialmente para suelos con baja CIC y
baja fertilidad natural (Fonseca et al., 2005a).

Calcio (Ca) y Magnesio (Mg).

El riego con aguas residuales tratadas puede causar cambios en la


concentración de Ca, y Mg, intercambiables, aumentando su concentración
como observaron Falkiner and Smith (1997) en plantaciones forestales y de
pastos regados con aguas residuales tratadas durante largo tiempo.

4. Eficiencia del riego con aguas residuales tratadas en los cultivos

El cultivo es el principal factor para la sostenibilidad del riego con aguas


residuales para lo cual ha de reunir las siguientes características:

a) Alta demanda de agua y nutrientes (N, P, K, etc).

b) Buen uso potencial.

c) Viabilidad comercial y económica. El uso eficiente de los nutrientes por las


plantas, principalmente de N, P y K, implica menores costes de fertilizantes
minerales, ahorro energético y reducción de los riesgos de contaminación de
las aguas superficiales y subterráneas.

54
Teniendo en cuenta estas consideraciones la reutilización en los cultivos
hortícolas protegidos constituye una eficiente alternativa de uso, debido al
mayor consumo de agua respecto a otros cultivos, requirieren menos superficie
de suelo para un volumen dado de efluente y presentan una alta demanda de
nutrientes, acumulando altas cantidades de N, P y K, en la biomasa (cosecha y
parte vegetativa) (Segura et al., 2009, 2012; Contreras et al., 2012). El
desarrollo de la planta y sus rendimientos, son similares a los obtenidos con
agua convencional y generan un importante ahorro de fertilizantes que puede
oscilar entre el 29 y 49% de N y el 17 y 34% del K recomendado (Segura et al.,
2000, 2001) en el caso del P puede alcanzar hasta el 100% del P recomendado
(Segura et al., 2004), dando como resultado un ahorro de costes netos para los
agricultores.

5. Manejo de la fertirrigación

El suministro de nutrientes por las aguas regeneradas no es suficiente


para compensar las necesidades nutricionales de determinados cultivos
hortícolas, produciéndose en muchos casos, una disminución de rendimientos
y siendo necesario la aplicación de fertilizantes minerales para obtener unos
rendimientos óptimos. Contreras et al. (2012) demuestran la importancia de la
concentración y la relación NK, en el desarrollo y producción del cultivo y su
impacto sobre el suelo. Obtienen unos rendimientos óptimos en cultivo de
pimiento, a dosis de 125 kg N.ha-1 y 290 kg K.ha-1. Los rendimientos del cultivo
no son afectados al variar la relación NK (1:1,5, 1,5-1 o 1,5-1,5) pero sí la
concentración de nitratos del suelo, los cuales aumentan al elevar la dosis de
N, siendo los suelos fertilizados con la mayor dosis de N (188 kg.ha -1) los de
mayor contaminación por nitratos acumulando más de 100 mg kg-1.

Para evitar deficiencias o toxicidades en la planta por una falta o exceso


de nutriente, el plan de fertirrigación a de sincronizar las tasas de aplicación
de nutrientes provenientes de los efluentes y los fertilizantes minerales, con la
necesidades nutricionales del cultivo. Para lo cual se tiene que conocer las
extracciones de nutrientes del cultivo para una producción estimada (tabla 4), la
fertilidad del suelo, el contenido de nutrientes del agua regenerada y las

55
pérdidas potenciales por lixiviación de nutrientes que están relacionadas con
el volumen de riego.

Tabla 4. Extracciones de N, P y K de cultivos hortícolas bajo invernadero en


condiciones de desarrollo del litoral de Andalucía, expresado en kg de nutriente por
tonelada de fruto producido.

EXTRACCION DE NUTRIENTES

(Kg/ tonelada de cosecha esperada)

CULTIVO N P2O5 K2O

Tomate porte indeterminado) 2,5 1,2 4,3

Pimiento (tipo Lamuyo) 3,8 0,8 6,3

Pimiento (tipo California) 3,0 0,5 5,3

Pepino largo (tipo Almería) 1,9 1,4 2,8

Judía verde de mata baja 7,6 2,2 11,8

Judía verde de enrame 4,5 2,0 8,5

Melón (tipo Galia) 4,0 1,9 7,9

Sandía 1,5 0,7 2,5

Calabacín 4,5 0,9 5,0

Berenjena 4,5 1,2 7,0


Fuente: Segura (2011). Elaboración propia basada en diferentes autores.

La fertilidad del suelo se puede conocer a partir del análisis de muestras


de suelo. Los parámetros que habitualmente se determinan son el porcentaje
de materia orgánica, N, P, K, Ca y Mg disponible y la capacidad de intercambio
catiónico (CIC). Otras medidas como son el cálculo del porcentaje de sodio
intercambiable (PSI), la CE y la concentración de sales solubles del extracto
saturado del suelo, permitirán conocer si el suelo presenta problemas de
sodicidad y/o salinidad, respectivamente.

El análisis del agua generada informará sobre el contenido de nutrientes


y otros parámetros físico-químicos de gran importancia en el cálculo de la

56
disolución de fertirrigación. El análisis pueden ser suministrado por el
proveedor de agua regenerada y ha de contener como mínimo la siguientes
determinaciones: pH (influye en la disponibilidad de nutrientes por la planta,
sobre la estabilidad de la disolución nutritiva y disoluciones fertilizantes
concentradas), CE y contenido de elementos nocivos por su elevada
concentración, tales como Cl-, SO4--, Na+, Ca2+ y Mg2+ los cuales pueden
producir salinidad, salinidad especifica por Cl-/NO3-, sodicidad
(Na+/propiedades físicas). Contenido de carbonatos y bicarbonatos los cuales
afectan al pH, elevándolo al aumentar su concentración y reduciendo la
asimilación de nutrientes por la planta y la estabilidad de las disoluciones
fertilizantes. La medida de la concentración de sales nutritivas tales como N
(NO3-, NH4+), P y K, permitirá calcular la cantidad final de fertilizante que es
necesario aplicar en la disolución de fertirrigación, con lo cual se evitará la
sobre fertilización del cultivo y los problemas de contaminación ambiental por
exceso de fertilizantes. Como ejemplo, la figura 1 muestra el porcentaje de N, P
y K aplicado con el agua regenerada respecto a las necesidades del cultivo de
judía verde.

En Zonas Vulnerables a la contaminación por nitratos procedentes de


fuentes agrarias (Decreto 36/2008 Junta de Andalucía) como es el caso de las
Comarcas agrícolas del Litoral de Almería, es obligatorio cumplir las normas
que establece el Programa de Actuación (Orden 18/11/2008 Junta de
Andalucía) respecto a la fertilización nitrogenada y aportes de materia orgánica
al suelo.

6. Conclusiones

Las aguas residuales urbanas contienen una elevada carga fertilizante


que puede ser aprovechada por las plantas a través del riego. La reutilización
en los sistemas hortícolas protegidos constituye una eficiente estrategia de
uso, sus elevadas necesidades nutritivas y altas tasas de consumo, va a
permitir un máximo aprovechamiento de los nutrientes de los efluentes y una
reducción del aporte de fertilizantes minerales para obtener unos rendimientos
óptimos. Para que la fertilización con estos recursos sea sostenible, el cálculo
de los planes de fetirrigación considerará las extracciones del cultivo y su

57
tolerancia a la salinidad/ sodicidad, características físico-químicas y químicas
del agua regenerada y fertilidad del suelo.

58
r Ciclo deCiclo de primaver
Ciclodedeprimavera
Ciclo Ciclo d
otoño otoño a otoño
AL TOTAL TOTAL
150 150 150
A AR A AR A AR

% 100 % 100 % 100

50 50 50

0 0 0
K N P K N P K N

DV DV
400 400 400
A AR A AR A AR
% 300 300 % 300
%
200 200 200
100 100 100
0 0 0
K N P K N P K N

FV FV
100 A AR 100 100
A AR A AR
% 75 75 % 75
%
50 50 50
25 25 25
0 0 0
K N P K N P K N

RE RE
200 A AR 200 200
A AR A AR
% 150 150 % 150
%
100 100 100
50 50 50
0 0 0
K N P K N P K N

Ciclo de otoño Ciclo de primavera

Figura 1. Porcentaje de nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio K) aplicado por las agua
de riego respecto a las necesidades nutricionales del cultivo de judía. A.: agua de
pozo, AR.: agua regenerada, DV.: desarrollo vegetativo; FV.: formación de vainas y
RE.: periodo de recolección

59
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 Reuso de las aguas residuales de Almería en los regadios del Bajo Andarax:
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Junta de Andalucía.

 Optimización de los parámetros que intervienen en la producción y la calidad en el cultivo de


judía”. Subp. 3. PIA.12.01.3 Consejería de Agricultura y Pesca. Junta de Andalucía.

63
Utilización de agua residual urbana desinfectada (ARUD) para la fertirrigación del cultivo
de pimiento. INIA (RTA2006-00032-00-00). Ministerio de Ciencia e Innovación.

64
Capítulo IV

Seguridad agroalimentaria: Factores


microbiológicos
Capítulo IV
Seguridad agroalimentaria: Factores
microbiológicos
Joaquín Moreno y Francisca Suarez

1. Introducción

La utilización del agua desde un punto de vista agronómico abarca


numerosas actividades que incluyen el riego de los cultivos y del terreno, la
aplicación de plaguicidas y fertilizantes, la regulación de las bajas temperaturas
a causa de las heladas o el lavado de frutas y hortalizas. Por tanto, el uso de
un agua que no cumpla con los requisitos mínimos de calidad higiénico-
sanitaria puede constituir una fuente directa de contaminación o un medio de
transporte para la dispersión de numerosos agentes patógenos de humanos
que son capaces de transmitirse a través del agua. El problema puede verse
agravado cuando el agua contaminada entra en contacto con los productos
hortofrutícolas que, de forma normal, suelen ser consumidos en crudo,
causando graves infecciones y/o intoxicaciones alimentarias. Es, por tanto,
lógico, que los consumidores exijan cada vez más, la certificación de productos
libres de microorganismos patógenos para la salud humana.

Es difícil identificar con certeza la posible fuente de contaminación


microbiológica de frutas y hortalizas frescas, ya que el origen del problema
puede ser múltiple. Sin embargo, desde hace décadas numerosos estudios han
demostrado que el uso de agua de riego contaminada puede incrementar la
frecuencia de microorganismos patógenos detectados en el producto
cosechado (Norman y Kabler, 1953; Dunlop y Wang, 1961). A principios de la
década de los 90 se registraron dos brotes de infección por Salmonella spp.,
que dieron lugar al menos a 300 casos de enfermedad en cuatro estados por
consumo de tomates frescos (Wood et al., 1991), que habían estado en
contacto con aguas contaminadas. El pasado año 2011, las autoridades
alemanas cometieron un grave error al acusar precipitadamente a los pepinos

66
producidos en Andalucía como causantes del gran brote de E. coli en
Alemania. Se basaron para ello en las encuestas epidemiológicas que
implicaban inicialmente a tomates y pepinos, y en el hecho de haber aislado
una cepa verotoxigénica a partir de un pepino español del mercado de
Hamburgo. Sin embargo, investigaciones epidemiológicas posteriores apoyaron
la hipótesis de que los brotes de Alemania (Frank et al., 2011) y Francia (Gault
et al., 2011) estaban relacionados, y que finalmente habían sido causados por
semillas de fenogreco importadas de Egipto, que probablemente habían sido
regadas con aguas contaminadas por la cepa de E. coli causante del brote.

Por tanto, tanto el agricultor como el consumidor (indirectamente) deben


conocer la calidad del agua que entra en contacto directo con la superficie
comestible de las frutas y hortaliza. En este sentido, la legislación vigente trata
de ser flexible a la hora de establecer los criterios de calidad mínimos
admisibles de un agua regenerada aplicada para riego. Esta flexibilidad va a
depender del mayor o menor riesgo biológico que pueda suponer el consumo
de los productos regados con dicha agua.

2. Indicadores microbiológicos de riesgo sanitario

Una herramienta básica para la protección del medioambiente es la


adecuada gestión de los residuos y vertidos. El tratamiento de las aguas
residuales es un ejemplo de dicha gestión. Los contaminantes que transportan
las aguas residuales pueden ser de tipo químico o, como se ha indicado
anteriormente, de tipo biológico. Las aguas residuales suelen transportar
bacterias, virus, hongos y parásitos procedentes de reservorios humanos o
animales (Asano y Levine, 1998) (Tabla 1). En general estos microorganismos
son de origen fecal y no tienen por qué ser obligatoriamente patógenos.
Pueden vivir de forma natural en el agua y en el suelo, aunque la mayoría
están unidos a los materiales en suspensión. Otros microorganismos pueden
estar asociados a la presencia de animales que viven en este entorno (ratas e
insectos) o bien asociados a objetos contaminados con fluidos biológicos
(jeringas, preservativos, compresas higiénicas, apósitos, etc.).

67
Tabla 1. Agentes biológicos habituales en aguas residuales (Constans et al., 1998;
Campos, 1999).

Bacterias Grupos/Especies Indicadoras


 Klebsiella pneumoniae  Coliformes totales
 Escherichia coli  Coliformes fecales
 Salmonella spp.  E. coli
 Shigella spp.  Enterococos fecales
 Vibrio cholerae  Clostridium perfringens
 Mycobacterium tuberculosis
 Bacillus anthracis
 Actinomyces

Virus Grupos/Especies Indicadoras

 Influenzavirus  Enterovirus
 Enterovirus: Coxsackie A y B  Poliovirus
 Echovirus  Bacteriófagos
 Poliovirus  Colifagos somáticos
 Virus de la hepatitis A  Colifagos F específicos
 Rotavirus  Fagos que infectan a Bacteroides fragilis
 Adenovirus
 Reovirus
 Parvovirus
 Coranovirus

Hongos Grupos/Especies Indicadoras


 Candida albicans No descritos
 Cryptococcus neoformans
 Aspergillus spp
 Trichophyton spp
 Epidermophyton spp.

Protozoos Grupos/Especies Indicadoras

 Entamoeba histolytica  Giardia lamblia


 Giardia lamblia  Cryptosporidium parvum
 Balantidium coli

Helmintos Grupos/Especies Indicadoras

 Ascaris lumbricoides  Ascaris lumbricoides


 Ankylostoma duodenale
 Anguillula intestinalis
 Toxocara spp.
 Trichiuris trichiura
 Fasciola hepatica
 Taenia spp.
 Hymenolepis nana
 Toxoplasma gondii
 Echinococcus spp

68
La concentración de los agentes biológicos en las aguas residuales
regeneradas está en función de cuál sea el reservorio humano o animal, de su
dilución en los efluentes y de su supervivencia en el medio. En general, las
aguas residuales de procedencia doméstica tienen una composición
relativamente estable. Sin embargo, su contenido puede variar por distintas
causas como son la aparición de residuos agrícolas, determinados alimentos o
dilución con aguas pluviales, entre otras. También a causa de epidemias
(humanas o animales) pueden variar las concentraciones y aumentar
temporalmente la contaminación de las aguas residuales por los
microorganismos causantes (Constans et al., 1998).

Por tanto, el riesgo de contaminación tanto a nivel humano como


ambiental hace necesario el control de microorganismos patógenos en el agua.
Determinar el tipo de microorganismos presentes y su concentración se
considera un dato indispensable para conocer la calidad del agua y para la
toma de decisiones en relación al tratamiento y potencial aplicabilidad.

No obstante, determinar la presencia de todos los organismos patógenos


implicados en los procesos de contaminación de las aguas residuales, llevaría
varios días de análisis, costes elevados y el asesoramiento por parte de
laboratorios especializados. Frente a estas dificultades y a la necesidad de
hacer una evaluación rápida y fiable de la presencia de patógenos en el agua,
se ha planteado la necesidad de trabajar con organismos indicadores (Campos,
1999). Los microorganismos indicadores son aquellos que tienen un
comportamiento similar a los patógenos, pero son más rápidos, económicos y
fáciles de identificar. Una vez se ha evidenciado la presencia de grupos
indicadores, se puede inferir que los patógenos se encuentran presentes en la
misma concentración y que su comportamiento frente a diferentes factores
como pH, temperatura, presencia de nutrientes, tiempo de retención hidráulica
o sistemas de desinfección es similar a la del indicador.

Un microorganismo indicador de contaminación fecal debería reunir las


siguientes características:

69
- Ser un constituyente normal de la microbiota intestinal de individuos sanos;
- Estar presente en las heces de animales homeotermos;
- Estar presente cuando los microorganismos patógenos intestinales lo están;
- Presentarse en número elevado, facilitando su aislamiento e identificación;
- Debe ser incapaz de reproducirse fuera del intestino de animales
homeotermos;
- Debe tener un tiempo de supervivencia igual o un poco superior al de los
agentes patógenos;
- Debe ser fácil de aislar y cuantificar.

No existe ningún microorganismo que reúna todos los criterios de un


indicador ideal y apenas algunos grupos satisfacen algunos de estos requisitos.
En la Tabla 1 se indican muchos de los agentes biológicos presentes en aguas
de origen residual así como los grupos o especies que se han propuesto como
sus correspondientes indicadores de contaminación fecal.

3. Calidad e Higiene de las aguas regeneradas en el marco del Real


Decreto 1620/2007.

En España, actualmente, la legislación específica que regula la


reutilización de aguas regeneradas se recoge en el Real Decreto 1620/2007
por el que se establece el régimen jurídico de la reutilización de las aguas
depuradas. En dicho Real Decreto se distinguen los siguientes usos: urbano,
agrícola, industrial, recreativo y ambiental y en su anexo I se recogen los
criterios de calidad diferenciados según estos usos, y que tienen la
consideración de mínimos obligatorios exigibles. Entre ellos se incluyen
parámetros fisicoquímicos y sanitarios, siendo en esta última categoría donde
se hace referencia a algunos indicadores microbiológicos directamente
relacionados con la calidad higiénica de las aguas regeneradas.

El uso agrícola de este tipo de aguas se considera uno de sus


principales potenciales de utilización, ya que es en este sector donde se
produce uno de los mayores consumos de agua no potable. La utilización de
aguas regeneradas a nivel agrícola resulta ventajosa debido a que se puede
disponer de un volumen constante para riego incluso en épocas de sequía, así

70
como en lo que respecta a la reducción de los costes de abonado (Casas et al.,
2001). Sin embargo, no hay que olvidar que existen algunos inconvenientes
significativos como son la posibilidad de empobrecimiento de la calidad de la
cobertura vegetal y del suelo por adición de sustancias no controladas así
como el riesgo sanitario que puede suponer la aplicación de aguas
contaminadas que no cumplen con los criterios microbiológicos considerados
en la legislación vigente.

Según se recoge en el Real Decreto 1620/2007, las aguas regeneradas


deben cumplir, en el punto de entrega, con unos criterios de calidad en función
de los usos establecidos en su anexo I.A. Si un agua regenerada está
destinada a varios usos, serán de aplicación los valores más exigentes
previstos. En la Tabla 2 se indican aquellos indicadores de contaminación fecal
que se tienen en cuenta a la hora de determinar la calidad microbiológica de un
agua regenerada, cuando ésta va a tener un destino agrícola.

Como puede observarse en la Tabla 2, el carácter más restrictivo, sobre


todo en lo que respecta a la presencia de Escherichia coli, se presenta en el
grupo de productos hortofrutícolas que se consumen en fresco sin tratamiento
térmico previo. Es en estos casos, donde el consumo de un producto
contaminado con nematodos intestinales, coliformes fecales o Salmonella spp.
puede ser considerado como una práctica de alto riesgo que, en ocasiones,
puede incluso provocar la muerte.

71
Tabla 2. Criterios de calidad microbiológica para la reutilización de aguas regeneradas según uso agrícola
Uso Agrícola Valores Máximos Admitidos

Nematodos Escherichia Otros indicadores microbiológicos


Intestinales coli
1
Calidad 1: 1 huevo / 10 L 100 UFC / 100 ml Legionella spp. 1000 UFC / L
Sistema de aplicación del agua que permite el contacto directo del Salmonella spp. Ausencia / 100 ml
agua con las partes comestibles para alimentación humana en
fresco
Calidad 2: 1 huevo / 10 L 1000 UFC / 100 ml Taenia saginata 1 huevo / L
a) Sistema de aplicación de agua que no evita el contacto directo del Taenia solium: 1 huevo / L
agua regenerada con las partes comestibles, pero el consumo Salmonella spp. Ausencia / 100 ml
humano no es en fresco sino con un tratamiento industrial posterior;
b) Riego de pastos para consumo de animales productores de leche
o carne; c) Acuicultura

Calidad 3: 1 huevo / 10 L 10000 UFC / 100 ml Legionella spp. 100 UFC / L


a) Riego localizado de cultivos leñosos que impida el contacto del
agua regenerada con los frutos consumidos en la alimentación
humana; b) Riego de cultivos de flores ornamentales, viveros,
invernaderos sin contacto directo del agua regenerada con las
producciones; c) Riego de cultivos industriales no alimentarios,
viveros, forrajes ensilados, cereales y semillas oleaginosas.

1 Unidades formadoras de colonias

72
Como consecuencia, por tanto, del uso de aguas residuales regeneradas
contaminadas, un gran número de alimentos que son consumidos a diario y en
general, sin ser previamente tratados, podrían servir como fuente o vehículo de
transmisión de enfermedades e intoxicaciones alimentarias.

Entre las bacterias patógenas que han sido asociadas con el consumo
de hortalizas frescas se pueden mencionar no sólo Salmonella spp ó
Escherichia coli enterotoxigénica o enterohemorrágica, sino también especies
de Shigella, Listeria, Campylobacter, Clostridium y Staphylococcus, entre otras.
Desde principios de los años 90, se tiene constancia de diversos brotes de
enfermedades producidos por el consumo de frutas y hortalizas frescas,
contaminadas por microorganismos patógenos. Dos brotes extensos de
hepatitis A se relacionaron con el consumo de lechuga y fresa contaminadas
con el virus (Rosemblun et al., 1990; Niu et al., 1992). Por esta misma época,
un brote de gastroenteritis causado por E. coli O157:H7 fue asociado con el
consumo de melón contaminado con la bacteria (Beuchat, 1995). Algunos otros
brotes de enfermedades bacterianas han sido atribuidos a la contaminación de
tomate y melón contaminados con Salmonella, y cebolla contaminada con
Shigella (Beuchat, 1995).

Estos y otros graves casos reales han puesto en entredicho la inocuidad


de las frutas y hortalizas, lo que ha ocasionado que instituciones de salud
mundial estén en alerta para vigilar más de cerca la calidad microbiológica de
los productos hortofrutícolas, y tomar medidas para reducir riesgos de
contaminación por microorganismos causantes de enfermedades en la
población humana. En 1997, la U.S. Food and Drug Administration (FDA) y el
Center for Food Safety and Applied Nutrition (CFSAN), redactaron una serie de
normas sobre lo que deben ser las buenas prácticas agrícolas y de
manufactura, dando a conocer la Guía para reducir al mínimo, el riesgo
microbiano en los productos hortofrutícolas. Lógicamente, en esa lista
innumerable de buenas prácticas se incluye el riego y manipulación con aguas
cuya calidad higiénico-sanitaria sea conocida, y que cumplan
inexcusablemente con los criterios permitidos en la legislación vigente.

73
4. El uso del ozono en el tratamiento de aguas residuales dirigidas al
riego en la provincia de Almería

La capacidad del ozono para desinfectar aguas fue determinada por


primera vez a finales del siglo XIX por el francés De Meritens (Vosmaer, 1916).
En esa misma época, la empresa alemana Siemens-Halske, fabricó la primera
planta piloto de ozono, en la que se corroboró la capacidad antimicrobiana de
este agente químico. Las primeras plantas de tratamiento con ozono estaban
dirigidas a la obtención de agua con una calidad higiénico-sanitaria adecuada
y, posteriormente, a la mejora de los caracteres organolépticos del agua de
bebida. No fue hasta 1960 cuando diversas investigaciones mostraron la
capacidad del ozono para actuar como floculante (lo que resulta útil para
controlar la turbidez del agua), oxidante de ciertos microcontaminantes como
fenoles y algunos tipos de pesticidas, o como agente de control frente al
crecimiento descontrolado de algas y otros agentes biológicos importantes
desde un punto de vista sanitario.

Por tanto, el ozono es usado a nivel mundial en plantas potabilizadoras


de agua de suministro urbano, aunque hoy día tiene múltiples aplicaciones,
tales como:

- Tratamiento del agua de refrigeración en industrias con problemas de


contaminación biológica;
- Tratamiento del agua procedente de procesos en la industria química (fibras
sintéticas, pesticidas, peróxidos), industria textil, celulosa, o alimentaria
(esterilización y desinfección);
- Tratamiento de olores en depuradoras convencionales;
- Medicina (tratamiento de enfermedades infecciosas, esterilización de heridas,
etc.);
- Tratamiento en piscinas depuradoras de moluscos de consumo crudo (ostras,
almejas, etc.);
- Tratamiento de aguas residuales.
Es éste último campo de aplicación el que nos interesa, y en el que se
incluye la actuación llevada a cabo en los últimos años por la Consejería de

74
Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, en la provincia de Almería. En
virtud del interés de la utilización de aguas residuales regeneradas con una
adecuada calidad higiénico-sanitaria, el empleo del ozono como desinfectante y
mejorador de otras propiedades químicas del agua resulta de gran interés,
sobre todo, cuando el destino del agua a reutilizar exige una alta calidad, como
es el caso de la agricultura Almeriense.

En la provincia de Almería, los primeros estudios realizados con objeto


de reutilizar las aguas residuales para el riego en agricultura, se centraron en la
recogida de efluentes de la ciudad, y se iniciaron en la década de los 80
(Alonso, 1993). Los resultados que se derivaron de dichas investigaciones,
unidos a otras experiencias desarrolladas fuera de la provincia, determinaron
que la solución más idónea para el tratamiento de estos efluentes era la
ozonización (Pérez y Vallverdú, 1997), ya que en principio, el ozono, mostraba
un efecto desinfectante ante virus, bacterias y hongos, más potente que el de
otros desinfectantes tales como el cloro, el ácido hipocloroso o el dióxido de
cloro (Burleson et al., 1975; Tyrrell et al., 1995, Martínez-Navarro, 2005).

Con el objeto de garantizar el suministro de agua regenerada para el


riego de la subcomarca del Bajo Andarax, en febrero de 1989 se redactó el
Plan de Obras y Mejora de dicha zona Almeriense, que comprendía en sus
inicios, la captación e impulsión de aguas residuales en tres fases: filtrado,
ozonización y distribución a más de 3000 hectáreas de cultivo, evitando
además los problemas de contaminación que el vertido de estas aguas
residuales suponía en el medio natural (Pérez y Vallverdú, 1998).

En la actualidad, una gran parte de los estudios realizados, relativos al


riego con aguas residuales ozonizadas, se basan en la caracterización físico-
química y microbiológica del efluente original así como en estudiar la
estabilidad de dichas aguas en el tiempo. La calidad de las aguas residuales
está estrechamente relacionada con el tratamiento a que hayan sido sometidas
(Ghobrial, 1993; Bahri, 1998; Hussain y Al-Saati 1999) así como con la
distribución heterogénea de las lluvias, las cuales van a influir sobre la calidad
microbiológica del agua de entrada y sobre otros parámetros físico-químicos
(Brenner et al., 2000). El agua residual sufre además cambios estacionales,

75
diarios, e incluso horarios en su calidad, debido a la influencia y
comportamiento de la población circundante. Como ejemplo, la cantidad de
virus presente en el agua es muy variable y depende de factores como el nivel
de higiene de la población, la incidencia de enfermedades en la comunidad, o
el nivel socioeconómico y la época del año (Campos, 1999). Por otro lado,
también el diseño y gestión del sistema de distribución puede influir en la
calidad microbiológica de estos efluentes (Crook, 1985). En este sentido, es
posible detectar un aumento significativo en el nivel de coliformes fecales en
aguas desinfectadas con ozono en la red de distribución (Martínez-Navarro,
2005), debido a problemas de re-contaminación durante el transporte. Este
hecho se debe a que el ozono no posee un efecto desinfectante residual por lo
que, aún utilizando aguas residuales depuradas para el riego, se ha
comprobado que se pueden formar biopelículas que se adhieren a la superficie
interna de las tuberías (Delgado et al., 2001), favoreciendo que las aguas ya
depuradas vuelvan a contaminarse.

4.1. Proyecto P.I.R.-9527: Estudio de la calidad de las aguas residuales de


Almería, tratadas terciariamente con ozono, para su reutilización en
riego. Proyecto de Investigación Regional. Junta de Andalucía (1995-
1997).

A lo largo de los últimos 20 años, se han llevado a cabo numerosas


investigaciones acerca del uso de aguas regeneradas en la provincia de
Almería. Entre ellos, a mediados de la década de los 90, gracias a un Proyecto
de Investigación Regional financiado por la Junta de Andalucía, se llevó a cabo
uno de los primeros estudios en profundidad relacionado con la calidad
microbiológica de las aguas residuales de Almería, tratadas terciariamente con
ozono, para su reutilización en riego. Los resultados más relevantes desde un
punto de vista microbiológico, se indican a continuación (Martínez-Navarro,
2005):

1. El tratamiento secundario llevado a cabo en un proceso de depuración


de aguas no redujo suficientemente el contenido microbiológico en
coliformes totales y fecales. Este hecho justifica la necesidad de realizar

76
un proceso adecuado de desinfección del agua para su posterior uso en
riego.

2. En el proceso de desinfección con ozono, una dosis de tratamiento en


torno a 9-13 mgO3·L-1, resultó ser la opción más idónea para el
tratamiento de las aguas residuales depuradas. De este modo, la calidad
del agua ozonizada en lo que se refiere a contenido en coliformes, se
situó dentro de los límites microbiológicos establecidos
internacionalmente.

3. No obstante, en determinadas ocasiones, el contenido microbiológico


del agua residual ozonizada, superó los niveles establecidos para el
riego de cultivos de consumo en crudo. A pesar de este inconveniente,
tanto los análisis microbiológicos de los frutos en contacto con el suelo
como los de la parte más alta de las plantas, no mostraron
contaminación por coliformes totales y E. coli.

4.2. Proyecto RTA 2006-00032-00-00: Utilización de agua residual urbana


desinfectada (ARUD) para la fertirrigación del cultivo de pimiento.
Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y
Agroalimentaria (2006-2009).

Dicho estudio se llevó a cabo gracias a la colaboración de la Planta de


Depuración- Ozonización de las Cuatro Vegas (Viator, Almería), la cual se
encargaba del tratamiento de las aguas residuales procedentes de un
tratamiento secundario realizado en una EDAR del municipio almeriense.
Aunque el objetivo principal de dicho proyecto fue determinar los efectos,
principalmente agronómicos, derivados de la aplicación de las aguas
ozonizadas sobre el cultivo de pimiento, de forma adicional se llevó a cabo la
caracterización de indicadores de contaminación fecal tanto en las aguas
derivadas del proceso de ozonización, como en aquellas destinadas a riego,
así como también sobre los suelos tratados con las aguas regeneradas. En
todos los casos se determinó la presencia en las muestras de Coliformes
Totales y Fecales, Enterococos Fecales y Clostridium perfringens.

77
A continuación se indican los resultados más relevantes del proyecto,
desde un punto de vista microbiológico:

1. Los resultados relacionados con la detección de bioindicadores de


contaminación fecal a partir de aguas procedentes de planta ozonizadora,
fueron favorables en lo que se refiere a la optimización, mejora y efectividad
de los tratamientos de desinfección llevados a cabo durante el periodo
2008-2009. En este sentido, a pesar de la entrada en planta de aguas muy
contaminadas con Coliformes Totales y Fecales y Enterococos, se
obtuvieron niveles muy bajos de estos grupos microbianos en muestras
tratadas con cloro o mediante un tratamiento combinado con cloro y ozono.

2. Este hecho favoreció el uso de aguas de riego ozonizadas con un nivel de


contaminación fecal menor a 10 UFC/ml de agua, o incluso no detectable en
algunos casos.

3. Pudo detectarse la presencia de Coliformes Totales y Fecales, Enterococos


Fecales y C. perfringens en los suelos de cultivo regados con aguas
previamente tratadas con ozono aunque los niveles de dicha contaminación
fueron muy bajos.

Cuando se trataron de establecer diferencias a nivel de la microbiota


presente a dos niveles de profundidad en suelo, se observó que los recuentos
de Coliformes Totales y Fecales, Enterococos y C. perfringens fueron
ligeramente superiores en capas más profundas, aproximadamente a 10-15 cm
de la superficie, hecho que fue más llamativo en el caso de la bacteria C.
perfringens (Figuras 1 y 2).

78
Coliformes Totales / Superficie Coliformes Fecales / Superficie

2,0 2,0

1,6 1,6

LOG UFC/G
LOG UFC/G

1,2 1,2

0,8 0,8

0,4 0,4

0,0 0,0
AS AO AS AO

INV-09 PRIM-09 VER-09 INV-09 PRIM-09 VER-09

Enterococos / Superficie C. perfringens / Superficie

2,0 2,0

1,6 1,6
LOG UFC/G

LOG UFC/G
1,2 1,2

0,8 0,8

0,4 0,4

0,0 0,0
AS AO AS AO

INV-09 PRIM-09 VER-09 INV-09 PRIM-09 VER-09

Figura 1. Detección de bioindicadores de contaminación fecal a partir de muestras de suelo tomadas a nivel superficial (INV-09: invierno-
2009; PRIM-09: primavera-2009; VER-09: verano-2009; AS: aguas de balsa; AO: aguas ozonizadas).

79
Coliformes Totales / Profundidad Coliformes Fecales / Profundidad

2,0 2,0

1,6 1,6

LOG UFC/G
LOG UFC/G

1,2 1,2

0,8 0,8

0,4 0,4

0,0 0,0
AS AO AS AO

INV-09 PRIM-09 VER-09 INV-09 PRIM-09 PRIM-09 VER-09

Enterococos / Profundidad C. perfringens / Profundidad

2,0 2,0

1,6 1,6
LOG UFC/G

LOG UFC/G
1,2 1,2

0,8 0,8

0,4 0,4

0,0 0,0
AS AO AS AO

INV-09 PRIM-09 VER-09 INV-09 PRIM-09 VER-09

Figura 2. Detección de bioindicadores de contaminación fecal a partir de muestras de suelo tomadas en profundidad (INV-09: invierno-2009;
PRIM-09: primavera-2009; VER-09: verano-2009; AS: aguas de balsa; AO: aguas ozonizadas).

80
5. Efectos derivados de la aplicación de aguas regeneradas: detección de
indicadores de contaminación fecal en suelos de cultivo y productos
hortofrutícolas

En cuanto al potencial efecto contaminante de origen microbiológico de


estos efluentes, diversos estudios demuestran la influencia del sistema de
riego en el grado de contaminación de los suelos de cultivo. Beltrão et al.
(1996) detectaron una mayor presencia de microorganismos patógenos en el
suelo de cultivo, utilizando riego por goteo subterráneo frente al riego por goteo
convencional, debido al efecto de la exposición directa a la radiación solar
ultravioleta del agua. Por otro lado, Enríquez et al. (2003) detectan un mayor
número de microorganismos patógenos en suelos regados con aguas
residuales mediante sistema de aspersión, que utilizando riego por goteo.

El tipo de tratamiento al que han estado sometidas dichas aguas influye


también de forma significativa sobre la contaminación microbiológica de los
cultivos. En este sentido, Shuval (1993) estudió la relación entre diversas
enfermedades (cólera y tifus) con el riego de cultivos utilizando este tipo de
efluentes, obteniendo una relación clara entre éstas y la contaminación de
vegetales ocasionada por el riego con aguas residuales sin tratar. Sin embargo,
Beltrão et al. (1996) y Shahalam et al. (1998) no detectaron coliformes fecales
en verduras y hortalizas regadas con aguas residuales depuradas mediante
tratamiento secundario. Los mismos resultados obtuvieron Maloupa et al.
(1999) en tomate y gerbera. Recientemente, Platzer et al. (2004) analizaron E.
coli, Salmonella y Shigella, en diversos cultivos entre los que se encontraban
tomate, judía, calabacín, pepino, maíz, arroz, zanahoria, remolacha, papaya y
cebolla, y aunque no detectaron presencia de Salmonella y Shigella, si
detectaron la presencia de Escherichia coli. Tras dicha investigación,
concluyeron que tan solo la remolacha puede ser clasificado como cultivo no
apto para ser regado con aguas residuales depuradas mediante tratamiento
secundario (lagunas), debido a la elevada presencia de esta bacteria en el
fruto. Segura et al. (2000, 2001, 2003) en cultivos de tomate, melón y judía
regados con agua depurada y ozonizada de la ciudad de Almería, no
detectaron presencia de Escherichia coli en frutos en contacto con el suelo

81
regado con el efluente, mientras que Contreras et al., 2000, sí determinaron
presencia de Escherichia coli en el suelo enarenado utilizando el mismo tipo de
efluente.

Teniendo en cuenta la variabilidad de los resultados obtenidos en


relación al contenido de indicadores de contaminación fecal en verduras, frutas
y hortalizas regadas con aguas residuales tratadas, parece lógico pensar que
no sólo la carga microbiana del agua utilizada sea un factor determinante sino
también el tipo de cultivo vegetal así como el sistema de riego utilizado o
incluso las condiciones meteorológicas de la zona geográfica.

6. Conclusiones

Aunque la aplicación de aguas regeneradas tratadas con cloro y/u ozono


es una práctica exitosa y mundialmente extendida, no hay que olvidar que la
carga microbiana de tipo “coliforme” u otros tipos de indicadores de
contaminación fecal, puede, en ocasiones, ser tan elevada que incluso tras el
tratamiento se superen los límites permitidos por legislación. Es por ello, lógico,
que tanto la gestión de las aguas de entrada a las plantas regeneradoras, como
la optimización de los procesos de desinfección serán fundamentales a la hora
de obtener resultados satisfactorios.

Sin embargo, no sólo la calidad del agua, sino también el método y


momento en el que se utiliza, influyen sobre el hecho de que las frutas y
hortalizas estén más o menos contaminadas desde un punto de vista
microbiológico. Lógicamente, la calidad del agua en contacto directo con la
parte comestible de frutas y hortalizas debe ser superior a la del agua que tiene
un contacto mínimo con dichas áreas. Otros factores, como el estado y tipo de
cultivo, el tiempo que transcurre entre el contacto y la cosecha, y la forma en
que se manipulan frutas y hortalizas una vez recolectadas, determinan la
posibilidad de contaminación con microorganismos patógenos transmitidos por
el agua, y el riesgo de que éstos causen enfermedades a través de los
alimentos. Las frutas y hortalizas con superficies amplias y aquellas en que,
debido a sus características, se puedan adherir con facilidad o quedar
micro2012atrapados en ellas organismos patógenos (superficies rugosas, por

82
ejemplo), corren mayor riesgo de contaminación, especialmente si el contacto
tiene lugar cerca de la cosecha o en la manipulación de los alimentos posterior
a la misma.

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86
Capítulo V

Seguridad agroalimentaria: Contaminantes


químicos, orgánicos y minerales
Capitulo V
Seguridad agroalimentaria: Contaminantes
químicos, orgánicos y minerales
Enrique Eymar, Carlos García-Delgado y María Luz Segura

1. Introducción

Como se ha comentado en capítulos anteriores, el riego con aguas


residuales puede contribuir a reducir la demanda de agua, reciclar nutrientes,
mejorar la salud del suelo y reducir la cantidad de contaminantes que se
descargan en los efluentes. De hecho, sobre unas 2.0 * 107 ha son regadas con
aguas residuales en 50 países (Jiménez y Asano 2008). Sin embargo este
recurso debe ser manejado con precaución de cara a proteger el medio
ambiente y la salud pública (Hanjra y col., 2012).

A corto plazo, los mayores riesgos para la salud, están asociados a la


carga microbiana de las aguas reutilizadas. Son pocas las sustancias químicas
que causan problemas para la salud con efectos inmediatos en las
concentraciones que normalmente pueden detectarse en las aguas residuales.
No obstante, su presencia, aún a bajas concentraciones, entraña una serie de
riesgos asociados a largos periodos de exposición (intoxicaciones crónicas)
con efectos mutagénicos, carcinógenos, etc. Además, cada vez van
apareciendo en las aguas residuales nuevos productos químicos a los que se
les van asignando efectos adversos para la salud.

En este sentido ha existido siempre una creciente preocupación en


regular los niveles de posibles contaminantes químicos, tanto de naturaleza
inorgánica como orgánica. La Organización Mundial de la Salud (OMS)
desarrolló unas guías de cara a la protección de la salud pública y del medio
ambiente donde aparecen las características de los contaminantes y niveles de
seguridad permitidos en las aguas, así como las concentraciones máximas

88
tolerables de sustancias tóxicas en el suelo basadas en la protección de la
salud en humanos (OMS, 2006). La necesidad de estas guías químicas se
hace cada vez más importante para el futuro dada la creciente industrialización
y consiguiente aumento de los efluentes. En los últimos años está surgiendo un
creciente interés por los denominados contaminantes orgánicos emergentes,
que son compuestos que se pueden encontrar en las aguas y que hasta hace
relativamente poco tiempo no eran detectables y que tienen orígenes agrícolas,
urbanos o rurales (Stuart y col., 2012). La liberación de nuevas sustancias de
origen tanto químico como microbiológico, estrógenos, disruptores endocrinos,
surfactantes, etc. que no se eliminan mediante los tratamientos que se hacen
habitualmente a las aguas residuales incrementan los riesgos sobre la salud
(Emmanuel y col., 2009).

2. Calidad e Higiene de las aguas regeneradas en el marco del Real


Decreto 1620/2007

De acuerdo con la normativa española de aguas regeneradas (RD


1620/2007) y con la normativa de agua para consumo humano (RD 140/2003)
los contaminantes químicos que habría que considerar son los siguientes
(Tabla1).

Tabla 1. Comparativa con las concentraciones que especifican las normativas


españolas sobre reutilización de aguas depuradas (RD 1620/2007) y la que establece
criterios de calidad del agua de consumo humano (RD 140/2003)

Parámetro RD 1620/2007 RD 140/2003


Boro (B) 0.5 mg/L 1.0 mg/L
Arsénico (As) 0.1 mg/L 10µg/L
Berilio (Be) 0.1 mg/L -
Cadmio (Cd) 0.01 mg/L 5.0 µg/L
Cobalto (Co) 0.05 mg/L -
Cromo (Cr) 0.1 mg/L 50 µg/L
Cobre (Cu) 0.2 mg/L 2.0 mg/L
Manganeso (Mn) 0.2 mg/L 50 µg/L
Molibdeno (Mo) 0.01 mg/L -
Niquel (Ni) 0.2 mg/L 20 µg/L
Selenio (Se) 0.02 mg/L 10 µg/L
Vanadio (V) 0.1 mg/L -

89
Tabla 1 (continuación). Comparativa con las concentraciones que especifican las
normativas españolas sobre reutilización de aguas depuradas (RD 1620/2007) y la
que establece criterios de calidad del agua de consumo humano (RD 140/2003)

Parámetro RD 1620/2007 RD 140/2003


OTROS CONTAMINANTES Se deberá limitar la entrada de
estos contaminantes en el
Antimonio (Sb) 5.0 µg/L
medio ambiente. Si son
Benceno sustancias peligrosas debe 1.0 µg/L
Benzo(a)pireno asegurarse el respeto de las 0.010 µg/L
NCAs (Normas de calidad
Bromato ambientales) 10 µg/L
Cianuro 50 µg/L
1,2-dicloroetano 3.0 µg/L
Fluoruro (F) 1.5 mg/L
Hidrocarburos aromáticos
policíclicos (HAP)∑BbF, BPer, BkF,
0.10 µg/L
IP
1.0 µg/L
Mercurio (Hg)
1 µg/L
Microcistina
50 mg/L
Nitrato
(0.1-0.5 mg/L)
Nitritos
0.50 µg/L
Total de plaguicidas
0.10 µg/L
Plaguicida individual
Aldrín, dieldrin, heptacloro,
heptacloro epóxido 0.03 µg/L
Plomo (Pb) 25 µg/L
Trihalometanos 100 µg/L
(bromodiclorometano, bromoformo,
cloroformo, dibromoclorometano)
10 µg/L
Tricloroeteno+tetracloroeteno

3. Tipos de contaminantes químicos presentes en las aguas residuales

En definitiva, y según las sustancias consideradas en estas regulaciones


podemos agrupar los contaminantes químicos en los siguientes grupos:

3.1. Contaminantes inorgánicos (metales pesados, y elementos traza).


En este grupo se integran los metales pesados (MP) tóxicos Cd, Pb, Hg,
Cr, así como metales pesados esenciales para plantas y humanos (Cu, Zn, Mn,
Mo), elementos no metálicos esenciales para las plantas (B), elementos no

90
metálicos de acción tóxica perfectamente descrita (As), otros elementos traza
(Be, Se, V) e iones tóxicos como cianuro, bromato, fluoruro, nitratos y nitritos.
Comparado con aguas de riego convencionales, las aguas residuales
regeneradas contienen mayores concentraciones de micronutrientes (B, Cl, Cu,
Co, Zn, Fe, Mn, Mo y Ni) (Pereira y col., 2011).

La acumulación de metales pesados en suelos y plantas como


consecuencia de la reutilización de aguas residuales urbanas, es un problema
con impacto directo sobre la salud de los consumidores y la calidad ambiental
(Pedrero y col., 2010). En estudios con melón (Cucumis melo L.) cv. Galia en
invernadero fertirrigado con agua residual (Segura, 2001), observaron que no
existía contaminación de metales pesados en el suelo (Fe, Cu, Zn, Mn, Pb y
Ni), ni se encontraron niveles fitotóxicos en las hojas.

Kalavrouziotis y Drakatos (2002) estudiaron la capacidad de absorber


metales pesados procedentes de aguas residuales (Cu, Mn, Zn), por algunas
plantas ornamentales mediterráneas (Myoporum sp., Nerium oleander –adelfa-,
y Geranium sp., -geranio-). Estos investigadores concluyeron que Myoporum y
Geranium acumulan Zn y son muy tolerantes a elevadas concentraciones de
este metal. Geranium es también altamente tolerante al Cu mientras que
Nerium, aunque acumula altos niveles de Cu muestra signos de toxicidad en
hoja.

Los resultados obtenidos en pimiento (Capsicum annuum L.) fertirrigado


con agua residual urbana purificada (García-Delgado y col., 2012) indicaron
que los suelos no incrementaron los niveles de metales pesados ni de As y los
niveles de estos contaminantes en los frutos no mostraron niveles de riesgo
para el consumo humano.

En general, tras los resultados observados en la bibliografía se puede


concluir que el riego con agua residual municipal tratada se puede hacer
siempre que exista un seguimiento continuo de esta agua de forma que se
puedan prevenir acumulaciones indeseables de metales tóxicos en el suelo y
en la planta (Pedrero y col., 2010). Si no se hace de esta forma, se pueden
encontrar situaciones en las que los niveles de metales superan los límites

91
permisibles en vegetales. Por ejemplo Khan y col. (2008), concluyen en sus
ensayos en una zona próxima a Beijing, que el riego con aguas residuales
durante mucho tiempo, junto con aplicaciones de lodos y otros residuos sólidos,
contaminan el suelo y las lechugas cultivadas en esas condiciones y regadas
con aguas residuales acumulan metales pesados, especialmente Cd, Cr, Pb y
Ni.

En la tabla 2 se muestran las concentraciones de metales pesados y


contaminantes inorgánicos medidos en diferentes estudios sobre presencia de
metales pesados en aguas residuales.

Tabla 2. Concentraciones de metales pesados (mg/L) encontradas en diferentes


estudios de utilización de aguas residuales y comparación con los valores de la
normativa RD 1620/2007.
García- Martinez Pereira Ghosh
Contaminante Delgado 2005 2011 2012 RD 1620/2007
2010
S. Florida Varanasi
Almería (España)
(EE.UU.) (India)

Arsénico (As) 0.005 0.003 nd 0.1

Cadmio (Cd) < 0.001 0.003 0.001 0.06 0.01

Cobalto (Co) < 0.01 < 0.01 0.01 0.05

Cromo (Cr) 0.014 0.020 0.016 0.55 0.1

Cobre (Cu) 0.009 0.02 0.01 0.2

Manganeso (Mn) 0.013 0.038 0.01 0.2

Niquel (Ni) 0.003 0.060 0.008 0.25 0.2

Selenio (Se) 0.002 0 0.002 0.02

Plomo (Pb) 0.002 0.007 0.018 0.27

La tabla 3 nos muestra los niveles de MP y elementos traza obtenidos en


diferentes suelos tras ser sometidos a riego con aguas residuales de diferentes
orígenes. Los suelos regados con aguas residuales de origen industrial y
durante largos periodos de tiempo (Khan y col., 2008) acumulan obviamente
unas mayores concentraciones de MP que otros suelos en los que se han
desarrollado actividades agrícolas y las aguas se han sometido a tratamientos
de depuración secundarios y terciarios.

92
Tabla 3. Concentraciones de metales pesados y elementos traza encontradas en
suelos agrícolas regados con aguas residuales
Khan y Pedrero y García- Ghosh y Valores
col. col.,(2010) Delgado col., 2012 referencia
Contaminante (2008) y col., (Junta de
(2012) Andalucía,
1999)
Tianjin Campotejar- Almería Varanasi
(China) Cartagena (España) (India)
(España)

Arsénico (As) 32.4-36.0 20

Cadmio (Cd) 1.24-2.58 0.02-0.03 0.24-0.28 1.7-10.3 3

Cromo (Cr) 67.6-77.5 0.08-0.21 18.0-20.0 11.3-34.6 100

Cobre (Cu) 25.3-61.8 0.85-1.11 20.6-23.0 100

Manganeso (Mn) 171-278 338-368 250-1700*

Niquel (Ni) 33.0-38.5 0.04-0.09 25.0-25.5 5.9-29.8 50

Plomo (Pb) 35.0-97.9 5.23-3.74 46-59 3.9-8.8 200

*Valor recomendado en Pedrero y col., 2010

La utilización de aguas residuales según las concentraciones iniciales de


metales biodisponibles, puede a largo plazo, llevar a la acumulación potencial
de metales pesados en el suelo (Ahmad y Goni 2010), lo que gradualmente
puede causar serios riesgos sobre la salud y problemas ambientales. De
hecho, se pueden acumular considerables cantidades de metales pesados en
vegetales regados con aguas residuales (Arora y col., 2008) pudiendo entrar en
la cadena alimentaria y afectar negativamente a la salud humana. Además esto
se relaciona con temas regulatorios como seguridad alimentaria, calidad de
vida, barreras para el comercio internacional y establecimiento de marcos
regulatorios y guías para el control de metales pesados (McLaughlin y col.
1999, 2000).

Ghosh y col. (2012) llegan a la conclusión de que se observan


incrementos en los MP (Cd, Cr, Ni y Pb) de los suelos regados con aguas
residuales, comparando con los mismos suelos regados con aguas
subterráneas convencionales. No obstante, la movilidad y la biodisponibilidad

93
de los MP dependerán en mayor medida de las características del suelo. Por
otro lado, se observan diferencias entre vegetales con respecto a su
comportamiento acumulador de metales, aunque en general, las plantas que
son cultivadas con aguas residuales se encontraban dentro de los límites
propuestos para consumo humano propuestos por el comité de expertos de la
FAO/OMS y no existe una alerta de seguridad alimentaria en referencia al uso
de aguas residuales en cuanto a sus aportes de MP y elementos traza (Figura
1).

Estos autores recomiendan un ajuste moderado hacia un mayor


consumo de vegetales que acumulan menos MP como la coliflor, judía o
berenjena. Casi todos los autores en los estudios consultados concluyen en
que es necesario una monitorización de MP en el suelo, sobre todo de la
biodisponibilidad de los mismos más que la concentración total y su
transferencia a la cadena alimentaria.

Rábano
Nabo
Zanahoria
Patata
Tomate
Cd
Berenjena
Cr
Judía
Coliflor Ni
Repollo
Espinaca
Cilantro

0 0,2 0,4 0,6 0,8 1 1,2 1,4 1,6 1,8 2

Figura 1. Concentraciones de metales (Cd, Cr, Ni) en partes comestibles de vegetales


crecidos en suelos regados con aguas residuales tratadas(mg /kg de peso seco).
(Adaptado de Ghosh y col., 2012)

La biodisponibilidad de metales pesados y elementos traza se puede


expresar con la expresión del factor de concentración (FC) definido como la
relación en porcentaje entre la concentración de cada elemento en cada órgano
vegetal (Cplanta) y su concentración en el suelo (Csuelo) (Mohamed y col., 2003):

94
FC = 100 * (Cplanta/Csuelo)

En la bibliografía se suelen encontrar FC muy bajos para Pb y As (< 1%),


así que aunque esos elementos se encuentren en el suelo, el cultivo no los
absorbe. Hay que recordar que los efectos adversos que producen los
contaminantes ya sean inorgánicos u orgánicos, son altamente dependientes
del tipo de sustancia y las características físicas y químicas del suelo. El Cd
metal pesado tóxico, tiene un elevado factor de concentración, aunque sus
concentraciones en el suelo no representan ningún riesgo, lo que produce que
existan niveles bajos en hoja, y aún más bajos en el fruto (García-Delgado y
col., 2012).

Ben Fredj y col. 2012 realizaron un estudio sobre los efectos


toxicológicos de metales pesados presentes en aguas residuales,
especialmente con elevados niveles de Cd y sus resultados indicaron que el
stress en células de mamíferos y humanos aumentaba con mayores
susceptibilidades de efectos disruptores y de aumento de marcadores
tumorales, por lo que concluyen que se necesitan más estudios de evaluación
de riesgos agua-suelo-planta-animal-hombre.

3.2. Contaminantes orgánicos.


Las plantas de tratamiento de aguas residuales reciben una gran
cantidad de mezclas complejas que contienen una amplia variedad de
sustancias orgánicas (Busetti y col., 2006). Dentro de ellas podemos englobar
un buen número de sustancias de toxicidad ya reconocida, como plaguicidas,
hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), ftalatos, y nuevas sustancias
como residuos de medicamentos y contaminantes emergentes. En algunos
países como China, el escaso control de la calidad de las aguas residuales y su
utilización a gran escala ha generado acumulación de contaminantes y efectos
ecotoxicológicos relevantes debidos sobre todo a contaminantes persistentes
(Chen y col., 2004).

Plaguicidas. Entre las sustancias más importantes que pueden


contaminar el agua son los plaguicidas solubles, que constituyen una seria
95
amenaza para las aguas superficiales y subterráneas, debido a su elevada
solubilidad que facilita su fácil propagación en el entorno. Por otra parte suelen
resistir la degradación tanto química como fotoquímica en condiciones
ambientales normales. Entre los posibles efectos crónicos de estos
compuestos se encuentra su carcinogenicidad, neurotoxicidad y efectos sobre
la reproducción y desarrollo celulares, especialmente en estadios primeros de
vida (Oller y col., 2011). Si tenemos en cuenta los plaguicidas considerados en
las regulaciones legislativas (tabla 1), se consideran las concentraciones
máximas de plaguicidas en 0,50 µg/L, siendo las máximas concentraciones de
plaguicidas individuales de 0,03 µg/L y específicamente se nombran aldrín,
dieldrin, heptacloro, heptacloro epóxido, que son plaguicidas ya prohibidos por
la UE.

En los últimos años, la restricción sobre principios activos desarrollada


en la UE ha reducido la presencia de este tipo de compuestos en las aguas.
Ésta viene marcada por sus propiedades físico-químicas, especialmente la
solubilidad en agua y el coeficiente de reparto octanol-agua (Kow) que se suele
expresar en forma logarítmica (log Kow). Stuart y col. (2012) describe este Kow
como un indicador de la capacidad de los contaminantes orgánicos para
bioacumularse (log Kow> 4) o movilizarse en el medio (log Kow bajos, incluso
negativos). En la tabla 4 se representan plaguicidas con potencial de persistir
en los efluentes de las aguas residuales municipales en función de dicho
coeficiente.

96
Tabla 4. Plaguicidas usados en más de 50000 ha del Reino Unido en 2008 con
coeficientes de reparto octanol/agua menores del metaldehído (Stuart y col., 2012)

Compuesto Log Kow


Diquat
- 4.6
Cloruro de mepiquat
- 3.55
Cloruro de clormequat
- 3.47
Glifosato
- 3.2
Prohexadiona-calcio
- 2.9
Clopiralida
- 2.63
Picloram
- 1.92
Dicamba
- 1.88
Metsulfuron-metilo
- 1.7
Tifensulfuron-metilo
- 1.7
Amidosulfuron
- 1.56
Quinmerac
- 1.41
Propamocarb hidrocloruro
- 1.3
Florasulam
- 1.22
Imazaquina
- 1.09
2,4 D
- 0.83
MCPA
- 0.81
Mesosulfuron-metilo
- 0.48
Trinexapac-etilo
- 0.29
MCPP-P 0.02
Metaldehido 0.12

Hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) son sustancias


consideradas como contaminantes prioritarios por la US-EPA y la UE, ya que
son ubicuos y presentan propiedades mutagénicas y carcinogénicas (Manoli y
Samara, 1999; Mantis y col., 2005). Tienen unas propiedades altamente
hidrofóbicas y resistentes a la biodegradación; normalmente los lodos activados
las eliminan del agua localizándolas en los lodos, aunque los sólidos
suspendidos residuales en los efluentes tratados pueden contener altas
concentraciones de HAP (Busetti y col., 2006). El HAP más conocido y

97
estudiado por su alto poder carcinogénico es el benzo(a)pireno, que
concretamente es un procarcinógeno ya que su acción generadora de
mutaciones en el ADN procede de metabolitos formados en el propio
organismo tras su metabolización en el hígado. García-Delgado y col., (2012)
describe la presencia de estos HAP en suelos, en la enmienda orgánica
añadida a los mismos y niveles encontrados en frutos de pimiento cultivados
con aguas residuales tratadas con ozono (tabla 5).

Tabla 5. Concentraciones medias de Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos (HAP) en


suelo y fruto de pimiento (n=4) (García-Delgado y col., 2012).
*
HAP (nº anillos) Abrevia Suelo Fruto IARC
-1 -1
Estiércol (µg kg ) (µg kg
-1
(µg kg ) d.m.)
1
Inicial PW GW PW GW (2005)
Naftaleno (2) Naph nd 0.89 1.08 0.62 nd nd -
Acenafteno (2) Ace 0.85 0.20 0.17 0.09 0.37 0.18 3
A B
Fluoreno (2) Flu 0.00 1.17 1.04 0.61 0.00 0.95 3
b a a B A
Fenantreno (3) Phe 27.53 18.65 5.56 6.69 9.91 6.62 3
Antraceno (3) Ant 3.75 0.03 nd nd 0.00 0.00 3
b a a A B
Fluoranteno (3) Fla 7.37 3.36 1.03 0.90 0.51 2.01 3
Pireno (4) Py 1.78 1.89 0.85 1.54 0.12 0.00 3
B A
Benzo[a]antraceno (4) BaA 10.92 0.99 0.28 0.10 5.80 4.53 2B
Criseno (4) Ch nd 0.60 0.20 0.14 nd nd 2B
Benzo[b]fluoranteno (4) BbF nd 0.17 nd 0.17 nd nd 2B
Benzo[k]fluoranteno (4) BkF nd nd nd nd nd nd 2B
Benzo[a]pireno (5) BaP nd 0.10 0.09 0.12 nd nd 1
Dibenzo[a,h]antraceno (5) DBahA 9.63 nd nd nd nd nd 2A
Benzo[g,h,i]perileno (6) BghiP 3.07 0.05 0.10 0.03 nd nd 3
b a a
Total PAH ΣPAH 64.91 28.09 10.39 11.01 16.71 14.30

1
1: Carcinógeno para el hombre; 2A: Probablemente carcinógeno para el hombre; 2B:
Posiblemente carcinógeno; 3: Carcinogenicidad no clasificable. PW: fertirrigación con
agua residual urbana regenerada. GW: fertirrigación con agua subterránea. Letras
minúsculas diferentes indican diferencias significativas entre tratamientos para el suelo
(p≤ 0.05). Letras mayúsculas diferentes indican diferencias significativas entre
tratamientos para el fruto (p≤ 0.05).
* Entre paréntesis se representa el número de anillos aromáticos que tiene su
estructura. A mayor número de anillos la sustancia en general disminuye su solubilidad
en agua y su biodisponibilidad.

98
Dioxinas y bifenilos policlorados, presentes en mayor medida en los
fangos de depuración de aguas, aunque pueden estar presentes a muy bajas
concentraciones en los efluentes y dada su gran afinidad por las grasas son
fácilmente acumulables (Hope y col., 2012).

Residuos de medicamentos y contaminantes emergentes. Los


denominados contaminantes emergentes son sustancias que o bien existen de
forma natural o sintética que interfieren con los sistemas endocrinos resultando
en respuestas no naturales. Estos son compuestos no regulados y que pueden
ser candidatos para una regulación futura, dependiendo de qué resultados se
obtengan de la investigación del efecto que hacen estas sustancias sobre la
salud. Medicamentos, productos de cuidado personal, hormonas sexuales
esteroideas, drogas ilícitas, retardantes de llama y compuestos perfluorados
son los actualmente denominados emergentes por sus efectos disruptores
endocrinos. Todas estas sustancias entran en las aguas residuales después
del uso industrial y doméstico del agua. Así se han detectado hormonas
estrogénicas no sólo en los influentes y efluentes de los EDAR sino también en
aguas superficiales y agua potable (Hanjra y col., 2011; Emmanuel y col.,
2009).

En la tabla 6 se representan las sustancias detectadas en aguas


residuales de municipios de diferentes localidades en el estado de Oregón
(EE.UU.) en el que se pueden observar todos los grupos antes mencionados
(Hope y col., 2012).

99
Tabla 6. Algunas sustancias orgánicas encontradas en aguas residuales de Oregon
(EE.UU). (Hope y col., 2012)
frecuenci Máximo
Sustancia Nº CAS a (%) (ng/L) Uso primario
Ácido perfluorooctanoico
(PFOA) 335-67-1 2 500 cubiertas antimanchas
1,4-diclorobenceno 106-46-7 11 256 Tinte y precursor de pigmentos
17B-estradiol 50-28-2 4 90 Hormona estrógenica natural
2,3,4,5-tetraclorofenol 4901-51-3 13 200 Plaguicida (Fungicida)
2,4,5-triclorofenol 95-95-4 16 300 Plaguicida
2,4,6-triclorofenol 88-06-2 72 339 Plaguicida
2,4-diclorofenol 120-83-2 62 470 Síntesis plaguicidas
Germicida (intermediario
2,4-dimetilfenol 105-67-9 42 465 químico)
2,6-diclorofenol 87-65-0 93 864 Intermediario químico
2-metilfenol (o-cresol) 95-48-7 22 1210 Intermediario químico
Bis(2-etilhexil)ftalato (DEHP) 117-81-7 38 3360 Plastificante
cafeína 58-08-2 15 81500 Estimulante
carbamacepina 298-46-4 82 577 Antiepiléptico
colesterol 57-88-5 100 299742 (Esterol biogénico)
coprostanol 360-68-9 100 236000 (indicador fecal)
DEET (N,N-dietil-m-toluamida) 134-62-3 78 13600 Repelente insectos
Difenhidramina 58-73-1 76 2610 Antihistamínico
Diuron 330-54-1 46 775 Herbicida
Estrona 53-16-7 47 282 Hormona estrogénica natural
PBDE-017 64 1.64 Retardante de llama
PBDE-028 75 1.79 Retardante de llama
PBDE-047 5436-43-1 44 22.4 Retardante de llama (prohibido)
PBDE-066 54 0.9 Retardante de llama
PBDE-071 44 1.37 Retardante de llama
PBDE-099 60348-60-9 26 17.2 Retardante de llama (prohibido)
PCB-028 7012-37-5 10 0.2 Equipos eléctricos cerrados
Betasitosterol 83-46-5 94 52500 esterol vegetal
Estigmastanol 83-45-4 69 12500 esterol vegetal
Sulfametoxazol 723-46-6 92 5280 Antibiótico
Venlafaxina 93413-69-5 85 749 Antidepresivo

Si comparamos estos datos con algunos estudios desarrollados en la


UE, (Figura 2), de presencia de sustancias orgánicas en aguas subterráneas
(Loos y col., 2010) es interesante observar que muchas de las sustancias que
se encuentran en las aguas residuales pasan a las aguas subterráneas, por lo
que se deduce que los procesos de depuración, no sirven en la mayoría de los

100
casos para hacer desaparecer muchas de esta sustancias. La reducción de su
presencia se consigue en la mayor parte de los casos, con sistemas avanzados
de depuración (Quanrud y Propper, 2010), entre los que destacan los métodos
de ozonización y procesos de oxidación avanzados.

90 12000

80
10000
70

60 8000

[máxima] [ng/L]
Frecuencia (%)

50
6000
40

30 4000 Frecuencia (%)


[max] [ng/L]
20
2000
10

0 0
cafeína

PFHxS

2,4-dinitrofenol
propazina

tert-octilfenol
NPE1C
carbamacepina
desetilterbutilazina (DET)

PFDA
PFOS

terbutilazina

isoproturon
diuron

nitrofenol
1H-benzotriazol
PFOA

simazina

bisfenol A

bentazona
DEET

PFHpA
atrazina

metilbenzotriazol

metolaclor
desetilatrazina

sulfametoxazol

Sustancia

Figura 2. Frecuencia de aparición (%) y concentraciones máximas encontradas de


contaminantes orgánicos en aguas subterráneas de diversos lugares en la UE
(n=164). (Adaptado de Loos y col., 2010)

El trabajo publicado por Gómez y col., (2007) realizado en Almería


confirma los datos que indican, por un lado, la presencia tanto en influentes
como efluentes de medicamentos, plaguicidas, desinfectantes como el
triclosán, que tras su degradación por la luz puede generar dioxinas y
sustancias presentes en los plásticos y actividad estrogénica (bisfenol A), lo
que indica que los métodos de depuración, no son suficientes para conseguir la
degradación de multitud de estos compuestos orgánicos y por lo tanto, su
reaparición en las aguas superficiales y subterráneas se hará patente en mayor

101
o menor medida y su posible presencia en los ecosistemas agrícolas aún no ha
sido estudiado.

Tabla 7. Rangos de concentración y valores medios encontrados en los influentes y


efluentes de una planta de tratamiento de aguas residuales durante monitorización
de un año (Gómez y col., 2007).

Sustancia Influente (µg/l) Efluente(µg/l) Aplicación


Rango Media Rango Media
Ibuprofeno 34-168 84 0,24-28 7,1 antiinflamatorio
Acetaminofeno 29-246 134 < lod-4,3 0,22 antipirético
Cafeína 52-192 118 1,4-44 12 estimulante
1,7-dimetilxantina 48-111 79 0,60-50 18 metabolito cafeína
DCDD < LOD-4,3 0,7 < LOD-1,2 0,20 metabolito triclosan
Carbamazepina 10,11- metabolito
epóxido 0,3-0,5 0,35 <LOD-0,3 0,16 carbamazepina
Dipirona 4,7-24 14 2,4-7,5 4,9 antipirético
Clorfenvinfos <LOD-3,7 0,9 <LOD-1,0 0,3 Insecticida
Triclosan 0,39-4,2 1,8 0,08-0,40 0,2 antiséptico
Diclofenac 0,2-3,6 1,5 0,14-2,2 0,9 antiinflamatorio
Bisfenol A 0,72-3,4 1,4 0,14-0,98 0,38 plastificante
Carbamazepina 0,12-0,31 0,15 0,11-0,23 0,13 Antiepiléptico
Codeína 2,8-11 5,2 0,9-8,1 3,7 narcótico opiáceo
Permetrina <LOD-0,3 0,12 <LOD-0,08 0,04 Insecticida

4. Conclusiones
Se observa, que existe una gran variabilidad en la composición química
de las aguas residuales, dependiendo de su origen industrial, urbano o rural,
aunque en todos los casos se puede destacar la presencia de alguna sustancia
ya sea de naturaleza inorgánica como orgánica, que puede generar riesgos
sobre su posible utilización en actividades agrícolas. Es importante considerar
que los riesgos asociados a los contaminantes inorgánicos ya sean metales
pesados o elementos traza vienen marcados por su factor de concentración y

102
en definitiva por su biodisponibilidad. En general, los riesgos de reutilización de
aguas residuales tras un proceso de depuración y tratamiento terciario, suelen
ser escasos. También, y como se ha ilustrado los cultivos varían en su
capacidad de retener mayor o menor concentración de metales, por lo que la
elección de verduras variadas en las dietas, o bien la utilización de aquellas
que absorben menos metales pesados reduce los riesgos para el consumidor.

En pocas situaciones se superan los niveles de referencia de metales


pesados y elementos traza descritos en las normativas.

Con respecto a la presencia de contaminantes orgánicos, se comprueba


la gran cantidad de sustancias que se pueden encontrar además de en las
aguas residuales, en las aguas superficiales y subterráneas. En general, existe
un gran número de sustancias cuyos valores máximos permitidos no suelen
superarse, pero muchas otras de las que todavía no se han aprobado los
niveles máximos permitidos en las aguas, y ni siquiera se han estudiado su
comportamiento y presencia en los sistemas de producción agrícola (suelo-
planta-fruto).

Se puede decir que sistemas de depuración mediante tratamientos


primarios y secundarios, acompañados de sistemas terciarios como
ozonización u otros sistemas de oxidación avanzados pueden a priori disminuir
la presencia de muchas de estas sustancias y por lo tanto evitar los posibles
riesgos de aparición en los alimentos de origen vegetal.

Finalmente, comentar la importancia de un seguimiento periódico de


cómo evoluciona la presencia y concentración de estas sustancias en las
aguas tanto superficiales, subterráneas, como residuales, de cara a mejorar la
seguridad alimentaria. Sustancias entre las que se encuentran los disruptores
endocrinos, residuos de medicamentos, etc. La evolución del conocimiento en
el uso de aguas residuales en la agricultura pasará en los próximos años por
conocer también la presencia de este tipo de sustancias y sus implicaciones en
la salud tras una ingestión continuada de bajas concentraciones de las mismas.

103
5. Referencias

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106
Capítulo VI

Efectos sobre las instalaciones de riego y


pautas de actuación
Capítulo VI
Efectos sobre las instalaciones de riego y pautas de
actuación
Rafael Baeza y Juana I. Contreras

1. Introducción
Las aguas regeneradas, tal y como hemos estudiado en el capítulo III,
una vez superada la depuración terciaria, presentan una calidad adecuada para
el riego. De hecho algunos parámetros de calidad, que suponen un riesgo
potencial para el mantenimiento de las instalaciones, se encuentran en niveles
inferiores a los detectados, por ejemplo, en bombeos directos de aguas
fluviales. No obstante, no hay que olvidar que las aguas regeneradas son
aguas “vivas” y presentan una actividad biológica importante que, junto con
otros aspectos, pueden generar numerosos contratiempos. La obturación de
emisores es el principal problema al que se enfrenta el regante cuando se
manejan aguas regeneradas y, si bien la posibilidad de obturación está
altamente relacionada con algunos parámetros de calidad del agua, los
principales agentes obturadores suelen ser partículas finas (minerales u
orgánicas) aglomeradas con subproductos microbianos y biomasa desarrollada
en el interior de las tuberías y ramales (Ravina et al. 1992). Este aspecto
(desarrollo de biomasa) hace que sea tanto o más importante un adecuado
diseño y mantenimiento de la red de riego que la calidad del agua de partida.
Estudios realizados por el Servicio de Asesoramiento al Regante del IFAPA en
la zona regable del Bajo Andarax (Baeza et al. 2010) muestran valores bajos
de Uniformidad de Distribución (UD) en instalaciones regadas con aguas
regeneradas, siendo los principales agentes causales defectos en el
mantenimiento de la red de riego (Figura 1, Foto 1).

108
C a m po de Da lía s B a jo Anda ra x

6% > 95 6% > 95
27% 28%
85-95 28% 85-95
35%
80-85 16% 80-85
16% 16%
22%
70-80 70-80
< 70 < 70

Figura 1. UD en instalaciones regadas con aguas regeneradas en el Bajo Andarax


(derecha) frente a instalaciones regadas con aguas subterráneas y fluviales
(izquierda). Obsérvese que en el Bajo Andarax sólo el 34 % de las instalaciones
presentaban UD superior al 85 %.

Foto 1. Defectos en las instalaciones de riego. Fugas en las tuberías (izquierda).


Goteros obturados (derecha).

2. Parámetros de calidad del agua con mayor repercusión en la


instalación

La reutilización de aguas depuradas, tal y como recoge el Real Decreto


1620/2007, está sometida a unos controles estrictos. Estos controles prestan
especial atención a la calidad sanitaria del agua. En el caso del riego,
especialmente en riego localizado, sin olvidarnos de la calidad sanitaria, se ha

109
de prestar una especial atención a aquellos parámetros del agua que tienen
una incidencia mayor en la obturación de los emisores. De todos ellos el
contenido de solidos en suspensión y la población bacteriana son los mas
destacables. Niveles de sólidos en suspensión superiores a 78 mg L-1 no
permiten una uniformidad óptima en el riego (Capra et al. 2004).
Afortunadamente las aguas regeneradas presentan valores en este parámetro
muy inferiores. Estudios realizados durante los años 1999 y 2000 por el IFAPA
en La Cañada (Almería) muestran valores medios en finca de 8,33 mg L-1, con
máximos que en ningún caso superan los 10 mg L-1. El Real Decreto
1620/2007 establece dos límites a este parámetro. Las aguas que se acojan a
la calidad 2.1 no pueden superar los 20 mg L-1, mientras que si la calidad
objetivo es la 2.2 o la 2.3 el límite se sitúa en 35 mg L-1. Estos valores se
encuentran en cualquier caso por debajo los 50 mg L-1 considerados sin
restricción de uso en el Manual FAO 29 (Ayers y Westcot, 1985) (Tabla 1).

Tabla 1. Influencia de la calidad del agua en el riesgo potencial de obturación en


sistemas de riego localizado (Ayers y Westcot,1985. Adaptado de Nakayama, 1982)
Restricción de uso
Tipo de problema Unidades
Ninguna Escasa o moderada Severa
Físico
Sólidos en suspensión mg/l < 50 50 – 100 > 100
Químico
pH < 7.0 7.0 – 8.0 > 8.0
Materia disuelta mg/l < 500 500 – 2000 > 2000
Manganeso1 mg/l < 0.1 0.1 – 1.5 > 1.5
Hierro mg/l < 0.1 0.1 – 1.5 > 1.5
Sulfuro de hidrógeno mg/l < 0.5 0.5 – 2.0 > 2.0
Biológico
Máximo
Población bacteriana <10 000 10 000 – 50 000 >50 000
número/ml
1 Concentraciones inferiores de Manganeso pueden causar problemas de fitotoxicidad en
determinados cultivos.

Si se tienen en cuenta los límites del Real Decreto y la potencial


restricción en el uso del Manual FAO, se podría pensar que las aguas
regeneradas, en relación a la presencia de sólidos en suspensión, no han de
presentar problemas. Sin embargo, estudios realizados con efluentes
secundarios con niveles medios-bajos de sólidos en suspensión (10 mg L-1)
110
pueden causar obturaciones importantes en subunidades de riego localizado.
Cuando los niveles bajan a 5 mg L-1 no se han detectado obturaciones (Puig-
Bargues, 2003). El problema radica en que la obturación no está causada
directamente por los sólidos en suspensión, sino por el biofilm resultante de la
interacción entre estos y los mucílagos bacterianos que se generan en el
interior de las conducciones.

Para predecir el riesgo de obturación del agua necesitamos conocer por


tanto la población bacteriana e incluso la tipología de los microorganismos
presentes. Son frecuentes en las aguas residuales las bacterias de los géneros
Clostridium, Bacillus, Pseudomonas y Enterobacter (Oliveiraet al. 2009) . Todas
estas bacterias forman un moco bacteriano al que se adhieren las partículas,
especialmente las de origen orgánico, formando un biofilm en el que también
se adhieren algas y protozoos. Es frecuente encontrar otros tipos de
microorganismos mucho mas problemáticos por su tendencia a agruparse en
filamentos o a adherirse a las paredes de las conducciones. Entre estos grupos
problemáticos se encuentran las bacterias sulfurosas que viven en zonas
profundas de los embalses con niveles bajos de oxígeno. Evaluar el contenido
microbiológico de un agua por métodos análiticos es complejo y lento, lo cual
encarece normalmente el análisis. Se puede utilizar como referencia del
contenido microbiológico la cantidad de materia orgánica presente en el agua.
Indicadores del contenido en materia orgánica son la demanda química de
oxigeno (DQO) y la demanda biológica de oxigeno (DBO5). Aguas con DBO5
superiores a 25 mgO2 L-1 son altamente obturantes y no garantizan una
uniformidad adecuada (Capra, 2004). El Real Decreto 1620/2007 no fija límites
en estos parámetros, por lo que no se incluyen en los análisis rutinarios. Sin
embargo a la hora de utilizar agua regenerada para el riego de cultivos en
necesario conocer estas características que van a ser determinantes en el
manejo de los sistemas de riego localizado. Estudios realizados por el IFAPA y
la Universidad de Almería sobre aguas depuradas de la ciudad de Almería que
habían sido sometidas a un proceso de ozonización para su regeneración
muestran valores de DBO5 que oscilan entre 3,53 y 28 mgO2 L-1, con un valor
medio de 10,8 mgO2 L-1 (Martínez, 2005).

111
3. Aspectos de diseño en instalaciones de riego localizado
Tal y como hemos visto en el anterior apartado, las aguas regeneradas
pueden provocar en las instalaciones de riego localizado problemas de
obturación de emisores superiores a los que ocasionarían las fuentes de agua
convencionales (subterráneas por ejemplo). Esto obliga a cuidar especialmente
una serie de aspectos cuando se diseña una nueva instalación de riego que
vaya a trabajar con este tipo de recurso.

Foto 2. Las aguas de origen residual (izqda.) suelen ocasionar mayores problemas de
obturación de emisores que las de origen subterráneo (dcha.).

El diseño hidráulico de una instalación (marco de riego, caudal emisores,


diámetro conducciones, etc.) requiere de un diseño agronómico previo de la
misma. El diseño agronómico incluye principalmente aspectos relacionados con
el cultivo (tipo de cultivo, marco de plantación, necesidades hídricas,
necesidades fertilizantes, etc.), sin olvidarnos de aspectos relacionados con el
suelo, clima y, por supuesto, el agua. Es obvio, por tanto, que la calidad del
agua de partida debe de ser uno de los primeros aspectos que considerará el
proyectista al diseñar la instalación de riego. Sin embargo, tras la
caracterización de las instalaciones de riego de la comarca almeriense del Bajo
Andarax, cuya fuente principal de agua es la regenerada de la EDAR de
Almería, se ha podido comprobar que las instalaciones no presentan
diferencias significativas frente a las instalaciones destinadas al mismo tipo de
cultivo, con otras fuentes de agua y, en cualquier caso, las modificaciones no
forman parte de la instalación inicial, sino que han sido realizadas por los

112
productores para corregir los problemas detectados (Baeza et al. 2010) (Foto
3).

Foto 3. Numerosos productores han optado por sustituir sus equipo de filtrado con
limpieza manual (izqda.) por equipos de accionamiento automático (dcha.).

No se pretende que este capítulo sea un manual de diseño de


instalaciones de riego localizado, sino que en las próximas líneas nos vamos a
centrar en aquellos aspectos cuyo diseño se vea afectado por la especial
calidad del agua regenerada.

3.1. Cabezal de filtrado


Sin duda el cabezal de filtrado es uno de los elementos con mayor
influencia en la uniformidad del riego, más aún si trabajamos con aguas
regeneradas. Tal y como hemos visto en el apartado 7.1, el tipo de suciedad
presente en las aguas regeneradas es una asociación entre sólidos en
suspensión y mucílagos bacterianos. Nos encontramos, por tanto, frente a
suciedad principalmente orgánica ante la que, por sus características
filamentosas y de flexibilidad, los filtros que mejor se comportan son aquellos
en los que el elemento filtrante actúa en profundidad. Los filtros de arena
realizan un filtrado más profundo que los de anillas y a su vez éstos más que
los de malla. Diversos estudios han mostrado que los filtros de arena son los
que tienen un mejor comportamiento con este tipo de aguas, especialmente
cuando la calidad de las mismas disminuye (Capra et al. 2004; Puig, 2003;
Chen et al. 2010). No obstante, si la calidad del agua es buena, un filtrado de
anillas bien dimensionado puede garantizar un comportamiento similar a la

113
arena a más bajo coste. En cualquier caso, independientemente del modelo de
filtro utilizado, en este tipo de instalaciones hay que aumentar la superficie
filtrante, lo cual garantiza un desplazamiento más lento del agua por el
elemento filtrante, permitiendo ademas un mayor acúmulo de suciedad en el
filtro, que se conoce como “torta filtrante”, ahorrando costes de mantenimiento
y mejorando la filtración por el efecto adicional positivo de la “torta” (Puig-
Bargués, 2003). Se recomienda, por otro lado, la instalación de sistemas de
lavado automático de los filtros (Figura 2). En estos sistemas, para evitar
rápidas colmataciones de los elementos filtrantes hay que utilizar consignas de
limpieza más exigentes que con aguas convencionales.

1 2 3 1 2 3

a b c a b c

A B C A B C

Figura 2. Limpieza automática de filtros por inversión de recorrido. Izqda. esquema


normal de funcionamiento: válvulas A, B y C abiertas y válvulas a, b y c cerradas.
Dcha. Proceso de limpieza del filtro 1: se cierra la válvula A y se abre la válvula a,
desaguando la suciedad acumulada.

Por lo que respecta al espesor del elemento filtrante, no se recomienda


que supere las 175 micras (80 Mesh).

3.2. Embalses de agua


Las aguas regeneradas, por ser “aguas vivas”, no es aconsejable que se
almacenen en embalses o albercas puesto que con el tiempo puede empeorar
la calidad. En el caso de que el almacenamiento sea necesario (riego de
cultivos sin suelo por ejemplo) se pueden seguir las siguientes
recomendaciones.
114
a) No realizar bombeos ni muy superficiales ni de zonas profundas del
embalse. Estos últimos pueden resultar problemáticos en embalses muy
profundos en los que se desarrollen bacterias anaerobias con formación de
colonias filamentosas.

b) Realizar tratamientos con productos bactericidas autorizados de las aguas


almacenadas.

c) Clorar el agua durante el riego. Para ello se habrá de disponer de una


instalación para el tratamiento químico de las aguas. Esta instalación consiste
básicamente en un depósito de almacenamiento del producto desinfectante
(hipoclorito sódico normalmente) y una bomba inyectora con control de la
dosificación y cuyo accionamiento puede estar controlado por un autómata de
riego (Foto 4).

Foto 4. Detalle de bomba dosificadora de hipoclorito instalada en cabezal de riego.


Cortesía de Riegos Guadalfeo S.L.

3.3. Instalación de fertirriego


El diseño de la instalación de fertirriego está poco condicionado por la
calidad del agua regenerada. Mencionar que este tipo de agua no es un
disolvente adecuado para las soluciones fertilizantes que se preparan en los
tanques, puesto que los microorganismos se muestran ávidos de los nutrientes
y su crecimiento degrada dichas soluciones. Se recomienda por tanto o bien

115
utilizar fertilizantes líquidos o bien contar con una fuente alternativa de agua
para la preparación de las soluciones concentradas a partir de fertilizantes
sólidos.

3.4. Cabezal de bombeo


En el caso de que se haya decidido en el dimensionamiento de las
conducciones incrementar la velocidad de circulación del agua, se deberá tener
en cuenta en el cálculo de la altura manométrica del bombeo las mayores
pérdidas de carga generadas.

Por otro lado, cuando se bombea desde un embalse se recomienda


instalar una toma de aspiración flotante, aproximadamente a 0,5 m de la
superficie del agua, lo cual garantiza la aspiración de la zona más “limpia” del
embalse.

Dado que los problemas más frecuentes que pueden aparecer en estas
instalaciones son las colmataciones de filtros o la obturación de emisores, es
recomendable contar con un caudalímetro electrónico a la salida del cabezal
de bombeo que nos registre los volúmenes de agua aportados en cada sector
de riego con el fin de disponer de una información básica del agua aportada.
Un descenso en el volumen aportado frente al esperado nos informa de que se
está produciendo un fenómeno de obturación.

3.5. Emisores.
Cuando se elige un emisor de riego localizado se consideran una serie
de características. De todas ellas la que seguramente tiene una mayor
influencia en la incidencia de obturaciones es el diámetro de paso. Como
mínimo se recomienda un diámetro de paso de 1 mm (Oliveira et al. 2009). En
el siguiente cuadro se clasifica el riesgo de obturación de los emisores en
función de su diámetro de paso:

116
Tabla 2. Clasificación de los emisores en función a la sensibilidad a la obturación

Diámetro mínimo de paso (mm) Sensibilidad a la obturación


<0,7 Alta
0,7 – 1,5 Media
1,5 Baja

En un principio el caudal del emisor no está relacionado con la


probabilidad de obturación. No obstante, en ensayos realizados con emisores
de distinto caudal se ha observado mayor sensibilidad a la obturación en
aquellos de más bajo caudal, posiblemente porque su diámetro de paso es
inferior (Ravina et al. 1992). Para la misma marca de emisor, los modelos de
mayor caudal han sufrido menor obturación (Ravina et al. 1997).

La tipología del emisor también tiene una gran influencia. Los emisores
de tipo vortex, aquellos en los que la perdida de carga se consigue al atravesar
el agua varias cámaras en las que se genera un flujo vorticial, son más
sensibles que los de laberinto. De hecho, no se recomienda hacer uso de la
clasificación de riesgo según diámetro de paso en este tipo de emisores (Capra
et al. 2004). En emisores autocompensantes de membrana, con el paso del
tiempo, se producen fenómenos de incremento de cuadal por degradación de
la membrana o por bloqueo de la misma con la suciedad (Ravina et al. 1992).
En un estudio realizado por el IFAPA comparando 38 modelos de emisores de
caudales nominales iguales o cercanos a 3 L h-1 y trabajando con aguas
regeneradas se han observado los niveles mas bajos de obturación en
emisores integrados, frente a interlinea o pinchados. En este mismo estudio los
emisores integrados son igualmente los que han mostrado mejores resultados
en cuanto a uniformidad de riego (Baeza et al. 2012) (Figuras 3 y 4).

117
Figura 3. Porcentaje de reducción de caudal en emisores de riego localizado tras la
primera campaña de riego.

96
95
94
93
92 Interlínea
(%)

91 Integrados

90 Pinchados

89
88
87
CUC Inicial CUC 4º Medida CUC Final

Figura 4. Evolución de la uniformidad de caudales a lo largo de la primera campaña


de riego.

Varios estudios han obtenido mejores resultados con emisores


integrados de pastilla autocompensantes y autolimpiantes, frente a integrados
no compensantes (Cararo et al. 2006, Puig Bargues, 2010). Otros aspectos que
habrá que considerar a la hora de seleccionar un emisor son: el coeficiente de
variación de fabricación, la longitud de paso en emisores de laberinto, que no

118
se recomienda sea mayor a 177 mm, la presencia de zonas de régimen
laminar en el emisor o la ineficiencia del mecanismo autolimpiador (Oliveira et
al. 2009).

3.6. Diseño de las conducciones.


Cuando se dimensionan las conducciones de una red de riego se busca
una velocidad de circulación del fluido que, minimizando las pérdidas de carga,
mantenga junto a las paredes de la conducción una ligera capa de flujo
turbulento que evite la deposición de sedimentos en dichas paredes. En el caso
de conducciones convencionales de menos de 150 mm de diámetro se
recomienda que esa velocidad esté en torno a 1 m s-1. Sin embargo, cuando
la carga biológica del agua es muy alta esa velocidad puede resultar
insuficiente y desarrollarse colonias de microorganismos en las paredes de las
tuberías que, con el paso del tiempo, tiendan a desprenderse ocasionando
graves problemas de obturación aguas abajo. Como referencia, para
conducciones de diámetro inferior a 150 mm se pueden buscar velocidades del
orden de 1,2-1,4 m s-1. Esto implica la instalación de tuberías de menor
diámetro, con el consiguiente mayor consumo energético, ya que hay que
cubrir unas mayores pérdidas de carga. El mayor problema aparece en los
ramales portagoteros ya que en estos el patrón de velocidades sigue una línea
descendente conforme evoluciona la descarga en los emisores, hasta alcanzar
el valor de cero en el punto final. Esto implica que a lo largo de un tramo
importante de los mismos se trabajará a velocidades inferiores a 0,5 m s-1,
valor que se considera muy problemático cuando se trabaja con aguas
regeneradas. Para evitar en esos tramos deposiciones de sedimentos y
crecimiento de colonias de microorganismos se pueden seguir las siguientes
recomendaciones:

a) Realizar lavados periódicos de las tuberías laterales, tal y como se


describe en el apartado7.3.3. Para facilitar esta labor se puede realizar una
instalación de colectores de salida en cada una de las subunidades, junto con
una bomba auxiliar instalada en paralelo, que se active durante el lavado y
garantice una circulación mínima de agua por todos los ramales. El arranque

119
de la bomba auxiliar y la apertura y cierre de los colectores de desagüe pueden
estar gestionados automáticamente .

b) Aumentar la presión en la fase final de cada riego. Para ello se instala


una bomba auxiliar en el cabezal de riego que se activa en ese momento. Este
complemento no es valido con emisores interlínea, ya que con presiones
superiores a 1,5-2 bar algunos modelos se desinsertan.

3.7. Otros aspectos de la red de riego


Como protección frente al desarrollo de microorganismos en las
conducciones se pueden instalar filtros en cabeza de las subunidades de riego
(Foto 5). Esta instalación complementará la limpieza realizada en el cabezal
central de filtrado. En caso de disponer de esta instalación adicional de filtrado
en la red de riego hay que ser muy metódico en las labores de mantenimiento,
puesto que el más ligero descuido ocasionará la colmatación del cartucho
filtrante y en consecuencia la caida de la presión en la subunidad, tal y como se
ha podido observar en campo en numerosas fincas que contaban con esta
instalación (Baeza et al. 2010). En estas instalaciones es recomendable contar
con manómetros fijos en cada una de las subunidades del sector de riego, que
permitan facilmente revisar el estado de cada una de ellas.

Foto 5. Detalle de instalación de un filtro en cabeza de una subunidad de riego.

120
Actualmente se están introduciendo los sistemas de riego subterráneo
que, además de procurar un ahorro de agua, evitan el contacto de cualquier
parte comestible de la planta con el agua regenerada. No obstante estas
instalaciones son más sensibles a la obturación de los emisores por lo que
habrá que prestar especial atención a la elección del emisor y al diseño de los
desagües de ramales y portarramales que permitan un manejo adecuado.

4. Mantenimiento de instalaciones de riego localizado

En general las labores de mantenimiento de una instalación de riego que


trabaja con aguas regeneradas se asemejan a las de una instalación
convencional, si bien, la frecuencia de alguna de estas labores es mayor y se
recomienda realizar algunas actuaciones, como es el caso de la cloración del
agua, que pueden ayudar a mantener la uniformidad del riego. A continuación
se describen las principales tareas de mantenimiento.

4.1. Lavado de tuberías laterales por arrastre


Tanto las partículas de diámetro inferior al diámetro de paso de los
elementos filtrantes, como la suciedad generada en el interior de las tuberías,
tienden a desplazarse por las conducciones hasta alcanzar el final de los
ramales, donde se depositan. Ese acúmulo de partículas termina por obturar
los emisores de esa zona. Para eliminar el depósito se realiza un lavado por
arrastre, consistente en abrir durante el riego y de manera progresiva los
tapones finales de los ramales durante unos segundos (hasta que desaparece
la turbidez del agua) (Foto 6). Para mejorar la eficacia de este lavado se puede
aumentar la presión reduciendo el tamaño del sector de riego.

121
Foto 6. Lavado por arrastre de las tuberías laterales. Izqda. agua turbia. Dcha. agua
limpia.

Con aguas convencionales esta labor se viene realizando con frecuencia


anual, sin embargo cuando se trabaja con aguas regeneradas se recomienda
una frecuencia bimensual o, incluso, mensual, dependiendo del contenido de
sólidos en suspensión en el agua (Ravina et al. 1997, Puig Bargues et al.
2010).

4.2. Lavado de tuberías y emisores con productos desincrustantes


Cuando el tipo de suciedad que genera la obturación del emisor son
precipitados químicos, colonias microbianas o la combinación de ambos, es
necesario utilizar un producto desincrustante que la elimine. El producto más
utilizado para esta labor viene siendo el ácido nítrico, que dosificado a razón de
5 L cada 1000 emisores puede resultar eficaz. El éxito depende del nivel de
obturación alcanzado. Con obturaciones parciales del emisor los resultados
suelen ser satisfactorios. Sin embargo, con obturaciones del 100 % es muy
difícil obtener éxito, ya que el producto no puede penetrar en todo el circuito
del emisor. Los pasos a seguir en esta labor son los siguientes:

- Dar un riego corto (5-8 minutos) con un pH muy bajo (productos


desincrustantes ácidos) o muy alto (productos desincrustantes
básicos), para ello se ha de incorporar a la red de riego todo el
producto en el menor tiempo posible. Durante ese riego deberán
permanecer todos los tapones finales cerrados.

122
- Esperar 15-20 minutos para que actúe el producto.

- Abrir los tapones finales de todos los ramales sin abrir los tapones
finales de las tuberías portarramales.

- Dar un riego de 30 minutos con agua sola.

- Volver a cerrar de manera progresiva los tapones finales de los


ramales.

- Abrir los tapones finales de las tuberías portarramales.

- Cerrar todos los tapones y mantener el riego durante unos minutos.

El Servicio de Asesoramiento al Regante ha iniciado un estudio con


diferentes productos desincrustantes alternativos al ácido nítrico, con uso
autorizado en agricultura ecológica. Los resultados preliminares han sido
especialmente satisfactorios en el caso del ácido cítrico (Baeza et al. 2012).

4.3. Mantenimiento de la instalación de filtrado


El mantenimiento de la instalación de filtrado puede ser una de las labores
más engorrosas para el regante cuando se utilizan este tipo de aguas,
especialmente si el diseño no ha tenido en cuenta las especiales condiciones
de trabajo.

 Mantenimiento de cabezales de filtrado

Por lo que respecta al cabezal, la labor rutinaria de mantenimiento consiste


en limpiar los elementos filtrantes. La limpieza se realiza por inversión del
recorrido del agua en el filtro (contralavado) o de manera manual. El
contralavado requiere la instalación de varios filtros en paralelo y un colector de
desagüe (Figura 2). Se ha de iniciar cuando la diferencia de presión entre la
entrada y salida de la instalación de filtrado supera los 0,4-0,6 Kg cm-2,
dependiendo del modelo de filtro y las especificaciones de mantenimiento que
indique el fabricante.

123
Foto 7. Cartucho de filtrado de anillas sucio y proceso de limpieza manual del
mismo.

Con este tipo de aguas es recomendable automatizar el proceso de


limpieza mediante la instalación de válvulas automáticas. Para evitar la rápida
colmatación de los filtros se utilizan consignas de operación mas estrictas,
tanto si se trabaja por diferencias de presión como por tiempos. Hoy en día
existen también equipos de filtrado equipados con sistemas automáticos de
limpieza especiales. Dentro de estos equipos cabe destacar los que limpian la
arena mediante un flujo de aire comprimido, los filtros de anillas que durante el
contralavado separan automáticamente las anillas y los filtros de malla
equipados con sistemas de limpieza en continuo mediante toberas aspiradoras.

124
Figura 5. Esquema de funcionamiento de un filtro de arena con sistema automático
de limpieza. Fuente: http://www.zywatertreatment.com

 Mantenimiento de filtros secundarios

Tal y como se ha mencionado en el anterior apartado de diseño de la


instalación puede ser interesante instalar filtros secundarios de pequeño
tamaño en cabeza de las subunidades de riego, siempre y cuando se garantice
un adecuado mantenimiento. Si el cabezal principal de filtrado funciona
adecuadamente estos filtros no se colmatan con frecuencia y no requieren de
un mantenimiento continuo, lo que puede hacer que el regante se despreocupe
del mismo, no atendiendo a su limpieza. Para evitar esto se deben instalar
manómetros fijos a la salida de los filtros secundarios, en un lugar fácilmente
visible. El responsable del riego está obligado a hacer un seguimiento continuo
de la presión para evitar problemas con esta instalación.

4.4. Cloración del agua


La cloración del agua se ha mostrado como una labor de mantenimiento
eficaz cuando se manejan aguas regeneradas, siempre y cuando se aplique
antes de la completa obturación del emisor (Ravina et al. 1992). La cloración
frecuente a baja dosis es mas eficaz que cloraciones distanciadas (más de 4

125
semanas entre tratamientos) a mayor dosis (Li et al. 2010). El método se
muestra especialmente eficaz con emisores de reducido diámetro de paso
(emisores de caudales inferiores a 1,4 L h-1), aplicando tratamientos semanales
a dosis reducidas de 1,5-2,5 mg L-1 de cloro libre. Ensayos con dosis de 2,5 mg
L-1 de cloro libre han logrado eliminar el 99,9 % de las bacterias (Li et al. 2010).
Para dosificar el cloro se deben utilizar equipos precisos, ya que una dosis
elevada puede ocasionar fitotoxicidad a la planta, especialmente si el agua se
pulveriza sobre las hojas. En cualquier caso, dosis de 1 mg L-1 no generan
ningún problema, mientras que dosis de 5 mg L-1 pueden ser altamente toxicas
en riego por aspersión (Mujeriego, 1990). Una alternativa sin riesgo y eficaz
puede ser aplicar dosis de 0,5 mg L-1 de cloro libre al final de cada riego
(Cararo et al. 2006).
Se han ensayado tratamientos alternativos a la cloración como la inyección
de aire comprimido a baja presión. Sin embargo no se ha mostrado eficaz
(Cararo et al. 2006).

4.5. Evaluación de la instalación de riego


Cuando una instalación de riego localizado está en funcionamiento se
puede verificar visualmente que todos los emisores están aplicando agua, que
no hay fugas, que los diferentes elementos funcionan, al menos
aparentemente, etc. Sin embargo, con está comprobación visual, no se puede
determinar si todos los emisores están aplicando la misma cantidad de agua,
qué porcentaje de agua llega realmente a las plantas y si esa cantidad es la
que realmente necesitan. Es necesario por tanto determinar la uniformidad de
la instalación y la eficiencia de las aplicaciones de riego.

Existen diferentes metodologías para realizar la evaluación de la


instalación de riego de una manera estadísticamente aceptable. De todas ellas,
el Servicio de Asesoramiento al Regante del IFAPA (SAR) recomienda, por su
rapidez y facilidad en la ejecución el método Merriam y Keller. Los protocolos y
formularios para la correcta ejecución de la evaluación se pueden descargar de
la web del SAR http://web.ifapa.junta-
andalucia.es:8080/agriculturaypesca/ifapa/sar.

126
En instalaciones de riego convencional se aconseja realizar una
evaluación de la uniformidad del riego cada 2-3 campañas de riego. Cuando se
manejan aguas regeneradas la frecuencia de las evaluaciones debe ser mayor,
recomendándose al menos una por campaña de riegos.

Durante el verano de 2009 el SAR realizó una campaña de evaluaciones


de riego en la zona regable del Bajo Andarax. En total se estudiaron 50
instalaciones de riego localizado. En todas ellas era la primera vez que se
realizaba una evaluación de la uniformidad del riego. Es preciso, por tanto,
concienciar a los regantes y a los técnicos de la necesidad de evaluar
regularmente las instalaciones de riego.

Foto 8. Controles durante una evaluación de riego. Izqda. medida de caudales. Dcha.
medida de presiones.

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