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LOS DERECHOS DE LAS VÍCTIMAS:

ANÁLISIS DEL ESTADO DE MÉXICO


The rights of victims: an analysis of the State of Mexico

María Fernanda Sánchez Díaz - marifersadi@gmail.com

Resumen

El objetivo de la investigación es promover el análisis y concientización por parte de los


lectores en la importancia de las víctimas del delito, a través del conocimiento de sus
derechos humanos y dar a conocer el nivel de incidencia victimológica, teniendo como
marco de referencia el número de denuncias y querellas presentadas ante el Ministerio
Público y la cifra negra de delitos no denunciados, así como las sentencias en donde
se ha condenado a la reparación del daño. Con este estudio se pretende promover un
análisis desde la óptica del garantismo de Luigi Ferrajoli, pero colocando como foco de
atención a la víctima, para ello se toman como mecanismo de apoyo a los victimólogos
Irvin Waller e Hilda Marchiori.
En este sentido, a través del método analítico y analógico, se presenta un diagnóstico
de la situación en materia de seguridad que ha incrementado el número de víctimas que
requieren de la efectiva actuación del Estado y de la protección de sus derechos humanos.

Palabras clave: victimología; víctima; revictimización.

Abstract

The purpose of this research is to help readers raise awareness and analyze the
importance that victims of criminal acts have through the knowledge of their human
rights and to make public the level of victimology occurrences, using the number of
phone calls and complaints presented before the prosecution authorities, the dark
figure of crimes that are not reported and the ruling where damage repair has been
sentenced as a reference. This study intends to promote a discussion based on the point
of view of Luigi Ferrajoli’s guarannteeism but focusing on the victim, deeming experts
in victimology Irwin Waller and Hilda Marchiori as support.

Núm. 23, ene-abr. 2016, pp. 29-47


MARÍA FERNANDA SÁNCHEZ DÍAZ

To this effect, through the analytical and analogical methods, a diagnosis


on security matters that have an increased number of victims that require an
efficient performance from the State and the protection of their human rights
is presented.

Keywords: victimology; victim; re-victimization.

Dada la situación actual que se está viviendo en México y particularmente en


el Estado de México, se considera importante destacar la siguiente postura
de uno de los principales victimólogos a nivel mundial, Irvin Waller, con el
objeto de promover en el lector empatía e interés hacia el tema de las víctimas
del delito, y principalmente, hacia el sufrimiento que experimentan y del que
en muchas de las ocasiones tienen que sobreponerse por su cuenta, convir-
tiéndose en algunas ocasiones en sus propios justicieros, o bien, tomando
decisiones como la de acabar con su propia vida debido al trauma que experi-
mentaron durante su victmización y el abandono de las autoridades.

Cada víctima del delito es única. Nadie, sin importar de qué clase social
provenga, es inmune a ser victimizado. Eso le pasa a la gente en todos los
barrios, en todas las ciudades de Estados Unidos y en todo el mundo. El delito
no conoce límites de clase ni de edad; victimiza a los ricos y a los pobres por
igual. Lamentablemente se comete con demasiada frecuencia en contra de
los muy jóvenes y los ancianos. Algunos, en particular mujeres, niños y las
víctimas de agresión sexual, sufren de manera desproporcionada. Quienes
pierden a una persona amada por violencia callejera, violencia doméstica o en
un accidente automovilístico provocado por un conductor ebrio, saben que la
sentencia no implica el cierre de la experiencia. (Waller, 2013, p. 41).

El escaso desarrollo en el tema de la victimología, explica pero no justifica, los


años silenciados, así como la falta de estudio, investigación y reconocimiento
legal a un mínimo de derechos a favor de las víctimas del delito.
En México, previo a las reformas constitucionales de 1993, 2000 y 2008, la
víctima no tenía derechos reconocidos a su favor, mismos que le permitieran
tener una presencia más sustantiva en los procesos penales, en cierto sentido,
era inexistente para el sistema de procuración e impartición de justicia, se

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le mantenía completamente aislada del proceso; sin embargo, el delincuente


imputado sí contaba con una serie de derechos reconocidos en la Constitución,
dejando por muchos años desprotegida jurídicamente a la víctima.
Con las reformas constitucionales de 2000 y 2008, se creó un catálogo de

Ciencias Jurídicas
derechos de las víctimas contenido en el artículo 20 Constitucional, referente
a la asesoría jurídica, atención médica y psicológica de urgencia, a la coadyu-
vancia con el ministerio público, a la reparación del daño, al resguardo de su
identidad, a la solicitud de medidas cautelares y a impugnar la actuación del
ministerio público.
Actualmente, a nivel mundial las tendencias legislativas se caracterizan por
incorporar mecanismos que aseguran una protección integral de la víctima

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y acentúan su intervención a lo largo de todo el proceso, procurando con
ello lograr una posible reparación del daño para la víctima; no obstante, las
acciones realizadas no han sido suficientes, pues las víctimas continúan sin
recibir atención, ya sea jurídica, médica o psicológica, o bien, el trato que
reciben por parte de los servidores públicos en muchas de las ocasiones es
agresivo, generando con ello su revictimización y convirtiéndose en un factor
de incremento de la impunidad y la corrupción.
Lo anterior demuestra que, aun cuando un derecho se encuentre
formalmente reconocido en la normatividad, ello no implica que material-
mente se cumpla. En este sentido, Luigi Ferrajoli advierte que “más allá de
una proclamación, aun cuando sea de rango constitucional, un derecho no
garantizado no sería un verdadero derecho” (Ferrajoli, 2006, p. 59).
Una vez asentado lo anterior, se puede comprender el por qué de la
importancia de estudiar a las víctimas del delito, el por qué darles una voz y
por qué exigirle a las autoridades la justicia que a gran parte de las personas
les es negada.
En este sentido, es necesario que el lector advierta de manera clara qué
debe entenderse por víctima, señalando que existen dos clases a saber “víctima
directa” y “víctima indirecta”, siendo necesaria la descripción de estos dos
conceptos para poder determinar el daño físico, psicológico y patrimonial ante
el que se enfrenta cada víctima, así como los mecanismos de atención que
deben de brindársele para su restablecimiento, pero aún más importante, para
generar al lector una empatía respecto al dolor que sufre la víctima, ya sea
directa o indirecta, en el sentido de que ese hecho delictivo modificó su estilo
de vida, y pudo haber terminado, o bien, terminó con un proyecto de vida, con
una familia.

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Así, la Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para las


Víctimas del Delito y del Abuso de Poder, adoptada por la Asamblea General
de la ONU en su resolución 40/34, del 29 de noviembre de 1985, establece que
se entenderá por:

“Víctima” las personas que, individual o colectivamente, hayan sufrido daños,


inclusive lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera
o menoscabo sustancial de los derechos fundamentales, como consecuencia de
acciones u omisiones que violen la legislación penal vigente en los Estados
Miembros, incluida la que proscribe el abuso de poder.
Podrá considerarse “víctima” a una persona, con arreglo a la presente
Declaración, independientemente de que se identifique, aprehenda, enjuicie
o condene al perpetrador e independientemente de la relación familiar entre
el perpetrador y la víctima. En la expresión “víctima” se incluye además, en
su caso, a los familiares o personas a cargo que tengan relación inmediata
con la víctima directa y a las personas que hayan sufrido daños al intervenir
para asistir a la víctima en peligro o para prevenir la victimización. (Inciso A,
Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas
de Delitos y del Abuso de Poder, 1985).

Esta Declaración sienta el precedente jurídico a nivel internacional para el


reconocimiento de los derechos a favor de las víctimas del delito, señalando,
en primera instancia, a quién se le puede considerar como víctima, lo que le
permitirá acceder jurídicamente a determinados derechos que, sin dicho reco-
nocimiento, le serían negados a cualquier persona.
Por su parte, a nivel interno, además de ya contar con los derechos
reconocidos en la Constitución Federal, se promulgó la Ley General de
Víctimas, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 9 de enero de 2013,y
que establece lo siguiente:

Se denominarán víctimas directas aquellas personas físicas que hayan sufrido


algún daño o menoscabo económico, físico, mental, emocional, o en general
cualquiera puesta en peligro o lesión a sus bienes jurídicos o derechos como
consecuencia de la comisión de un delito o violaciones a sus derechos humanos
reconocidos en la Constitución y en los Tratados Internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte.

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Son víctimas indirectas los familiares o aquellas personas físicas a cargo de la


víctima directa que tengan una relación inmediata con ella. (Artículo 4, Ley
General de Víctimas, 2013).

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Teniendo claros los conceptos de víctima directa y víctima indirecta, ahora es
necesario conocer de dónde surge el estudio de ello, siendo la victimología la
corriente teórica que se ha encargado de ello. Teoría que tuvo sus comienzos
en el año 1946 con Benjamin Mendelsohn, quien señalaba que la victimología
“se ha preocupado preferentemente desde el campo práctico, por la indemni-
zación de las víctimas de delitos, por la elaboración y ejecución de programas
de ayuda y tratamiento, por alcanzar una mejor comprensión del fenómeno

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criminal” (Marchiori, 2006, p. 2).
Para la doctora Hilda Marchiori, la victimología debe entenderse desde la
diferenciación del tipo de delito y el impacto que genera el mismo en la persona
que lo sufrió, para así poder tomar las medidas conducentes para su efectiva
atención. Señala al respecto que “la victimología, desde la perspectiva de una
criminología clínica, atiende a la víctima, es decir a la persona que padece un
sufrimiento físico, psicológico y social a consecuencia de la violencia, de una
conducta delictiva, de una conducta agresiva antisocial” (Marchiori, 2006, p.
2). Asimismo, la doctora Marchiori hace un énfasis respecto de que la víctima
se encuentra “íntimamente vinculada al concepto de consecuencia del delito”
(Marchiori, 2006, p. 3).
Debe resaltarse que la víctima, aún cuando se han reconocido derechos a
su favor y se cuenta con instituciones específicas para su atención, continúa
padeciendo la burocracia institucional; las exigencias de las víctimas radican
en el ser escuchados y protegidos y que se les garantice la justicia a la que
tienen derecho.
Para la doctora Marchiori “las situaciones de estrés se agravan por la vulne-
rabilidad de la víctima; la vulnerabilidad implica no poder percibir el peligro,
no poder defenderse, no poder solicitar ayuda, como en el caso de un niño o
de alguien que esté dormido. Estas situaciones se agravan por la relación que
pueda existir entre el autor y la víctima del delito”. (Marchiori, 2010, 82).
De esta forma, debe destacarse que el 10 de junio del año 2011 tuvo lugar
una reforma constitucional de gran importancia para el derecho mexicano, y
aún más, para los derechos humanos de las personas que se encuentran dentro
del territorio mexicano. Esta reforma se refiere a la ampliación del catálogo
de derechos humanos en la Constitución, contemplando además aquellos

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reconocidos directamente en la Carta Magna, aquellos contenidos en los 108


instrumentos internacionales en materia de derechos humanos que el Estado
Mexicano ha signado y ratificado.
En este sentido, el artículo 1º de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos confiere el reconocimiento jurídico de los derechos
humanos, contando con un amplio marco de protección y considerando a su
vez, el principio pro persona, mismo que se refiere a la protección jurídica más
amplia hacia las personas.

Artículo 1º. […]


[…]
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad
con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favore-
ciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia.
[…]
(Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos).

Una vez generada una protección formal a través de las leyes e instrumentos
internacionales, es necesario llevarlo al plano material; para ello los Estados
deben implementar políticas públicas para garantizar el cumplimiento de la
Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas
de Delitos y del Abuso de Poder.
La referida Declaración reconoce la necesidad de tomar medidas más
eficaces, en los planos internacional, regional y nacional, en favor de las
víctimas de delitos y del abuso de poder, quienes frecuentemente, junto con sus
familias, los testigos y otras personas que les prestan ayuda, están expuestos
injustamente a pérdidas, daños o perjuicios, y que además pueden enfrentar
dificultades cuando comparezcan en el enjuiciamiento de los delincuentes.
Por ello, es necesario garantizar el reconocimiento y el respeto efectivo de los
derechos de las víctimas de delitos y del abuso de poder.
Por su parte, el Consejo Económico y Social de la ONU, en su resolución
1990/22, de 22 de mayo de 1990, reconoció la necesidad de realizar esfuerzos
continuados para dar efecto a la Declaración y adaptarla a las diversas
necesidades y circunstancias de cada país, para lo cual creó el Plan de Acción
Integrado sobre las Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder, que es un
proyecto modelo para el establecimiento de servicios dirigidos a las víctimas

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en un contexto de desarrollo sostenido. En éste se manifiesta que los Estados


tienen la obligación de definir las políticas, estrategias y acciones a través de
las cuales van a implementar la Declaración.
En este mismo sentido, el Conjunto de Principios para la Protección y

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Promoción de los Derechos Humanos, mediante la lucha contra la impunidad, de
la Subcomisión de Derechos Humanos de la ONU, expedido en 1997, considera
necesario adoptar las medidas eficaces para luchar contra la impunidad, y
para que en interés de las víctimas de violaciones a los derechos humanos se
aseguren: el derecho a la verdad, el derecho a la justicia y el derecho a obtener
la reparación, sin los cuales no puede haber recurso eficaz contra las conse-
cuencias nefastas de la impunidad.

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Por su parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió el 27
de marzo de 2007 la Recomendación General número 14 sobre los Derechos
de las Víctimas del Delito, donde se señalaron una serie de recomendaciones
generales dirigidas a las autoridades del Estado Mexicano con el fin de que se
garanticen los derechos de las víctimas, ante la constante revictimización o
victimización secundaria hacia las víctimas a manos de los agentes del Estado.
Estas recomendaciones fueron las siguientes:
I. Homologación de los derechos que tienen las víctimas de delitos y del abuso
del poder.
II. Tomar medidas a efecto de establecer la colaboración y coordinación institu-
cional que garantice los derechos de las víctimas, involucrando a las autoridades
del ámbito federal, estatal y municipal, incluyendo a las organizaciones de
la sociedad civil que trabajen con víctimas, principalmente en las áreas de
seguridad pública, procuración e impartición de justicia, salud, educación y
desarrollo social.
III. Creación a nivel federal y local de una partida especial en los presupuestos de
egresos de la Federación y de los estados para la atención a víctimas del delito
y del abuso de poder, y que se destine a la creación de áreas especializadas,
fondos de reparación del daño y de asistencia social.
IV. Diseño de programas institucionales de vinculación multidisciplinaria con
organismos públicos y privados para la ampliación del universo de atención,
observancia y protección de los derechos de las víctimas, así como acciones
de fomento, capacitación, prevención de la victimización y el combate a las
inadecuadas prácticas administrativas de los servidores públicos.

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V. Impulsar las iniciativas y reformas legislativas en materia de reparación del


daño para su cabal cumplimiento.
VI. La creación de una institución autónoma e independiente del Ministerio Público
que garantice la protección de los derechos de los ofendidos y las víctimas,
brindando asesoría de manera gratuita y profesional. (CNDH, 2007).

Por lo que se refiere estrictamente al Estado de México, la Ley de Víctimas del


Estado de México, publicada en la Gaceta del Gobierno del Estado de México el
17 de agosto de 2015, señala en su numeral 1º, el reconocimiento a los derechos
de las víctimas consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, así como de aquellos reconocidos en los instrumentos internacio-
nales, como son proporcionar protección a las víctimas, ayuda, asistencia y
una reparación integral.
Esta ley señala en su artículo 6 los principios rectores, como son la dignidad,
buena fe, complementariedad, debida diligencia, enfoque diferencial y espe-
cializado, enfoque transformador, gratuidad, igualdad y no discriminación,
integralidad, indivisibilidad e interdependencia, máxima protección, no crimi-
nalización, no victimización secundaria, participación conjunta, progresividad
y no regresividad, publicidad, rendición de cuentas, transparencia y trato
preferente (Artículo 6, Ley de Víctimas del Estado de México, 2015).
En este sentido, y con motivo del objeto del presente estudio, una de las
principales problemáticas a las que se enfrentan las víctimas de un delito al
momento de querer ejercer su derecho humano al acceso a la justicia, es preci-
samente que éste se ve en muchos casos restringido por parte de los servidores
públicos encargados de procurar e impartir justicia.
De esta forma, concatenado con lo anterior y tomando como marco meto-
dológico la teoría del garantismo de Luigi Ferrajoli, misma que tiene como
objeto de estudio la protección de la persona más débil frente a la acumulación
del poder por parte de los entes públicos, quienes tratarán de librarse del
derecho, o bien, de manipularlo para su beneficio (Ferrajoli, 2008, p. 30), es
necesario que exista un control que garantice plenamente el uso y disfrute de
ciertos derechos (Ferrajoli, 2008, p. 62).
En cuanto al término garantía, éste se refiere al medio de protección judicial
aplicable para defender y hacer valer los derechos reconocidos en los ordena-
mientos jurídicos. Mientras que, por garantismo, se entiende la técnica jurídica
dirigida a tutelar los derechos fundamentales, “todas las garantías tienen en

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común el dato de haber sido previstas a sabiendas de que su falta daría lugar
a la violación del derecho que, en cada caso, constituye su objeto”. (Ferrajoli,
2008, p. 62).
En relación con lo antes expuesto, si se analiza la teoría del garantismo

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desde la perspectiva victimológica, tendría que pensarse en el cumplimiento
de las garantías jurisdiccionales no solamente desde el punto de vista de la
protección del imputado, sino también como un mecanismo para garantizar
en primer lugar los derechos de las víctimas, y además, el efectivo acceso
a la justicia por parte de éstas; toda vez que si se presentan actos como la
totura, diligencias ilegales, deficiencias en la cadena de custodia, entre otros,
a quien se afecta también es a la víctima, pudiendo en estos supuestos quedar

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el imputado en libertad, aún cuando exista toda la evidencia que acredite la
culpabilidad del mismo.
Entonces, el principal problema al que se enfrentan las víctimas es su falta
de reconocimiento en la calidad de víctima, lo que no les permite acceder entre
otras cosas, a la coadyuvancia con el Ministerio Público, a tener acceso al
expediente, a recibir atención psicológica y médica, así como jurídica gratuita,
y un aspecto muy importante, no son objeto de recibir la reparación del daño.
A lo anteriormente expuesto se le conoce en el campo de la victimo-
logía como victimización secundaria o institucional, o bien, revictimización,
generando ésta un impacto en las víctimas con mayores repercusiones que las
ocasionadas por la propia comisión del ilícito, al sentirse desprotegidas por las
instancias que deberían garantizarle y otorgarle dicha protección; señalando
en este sentido, que la víctima lo que más necesita en ese momento es sentirse
escuchada y valorada por parte de las autoridades.
Las victimización secundaria se da por acciones u omisiones de los
servidores públicos, entre los que se señalan:

‣‣ Cuerpos de policía
‣‣ Ministerio Público
‣‣ Encargados de impartir justicia
‣‣ Personal médico, entre otros.

Cabe destacar que si un servidor público revictimiza a una persona, lo más


probable es que ésta se desista de presentar la denuncia penal, lo cual la coloca

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en una situación de riesgo y de temor constante a convertirse nuevamente en


víctima de algún hecho ilícito.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre
Seguridad Pública (ENVIPE) 2016, en el año 2015 hubo 11.4 millones de hogares
con al menos una víctima del delito, mientras que el 72.4% de la población
percibe inseguridad en su entidad federativa (ENVIPE, 2016, p. 4).
Como se observa, la revictimización violenta el derecho humano de acceso
a la justicia, además contribuye con ello al incremento constante de la cifra
negra de delitos no denunciados, mismos que al cierre del año 2015, alcanzaron
un porcentaje del 93.7%, esta cifra se refiere a los delitos donde no se inició
carpeta de investigación. (ENVIPE 2016, p. 4).
Esta cantidad es preocupante si se toma en cuenta que en el año 2008 la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos señaló en el Segundo Informe
Especial de la CNDH sobre el ejercicio efectivo del derecho fundamental a la seguridad
en nuestro país, que la cifra negra de delitos no denunciados era del 90% (CNDH,
2008, p. 25), lo que significa un incremento, aún cuando se han promulgado
leyes en la materia y se han creado instancias específicas para la atención de las
víctimas del delito, lo que evidencia la falta de eficacia en su aplicación.
Es importante que se entienda que las cifras que se presentan en cuanto
a la incidencia delictiva, más que cifras deben ser vistas y analizadas como
tragedias humanas, no como simples números que se van incrementando
o reduciendo en su caso; ello permitirá poder tomar decisiones de políticas
públicas más asertivas.
Asimismo, relacionado con lo anterior, se requiere conocer e identificar
los detonantes de la violencia, para ello se debe estudiar bien a las víctimas
y su relación con su victimario, pero para esto, se debe contar con personal
debidamente calificado capaz de identificar este tipo de delitos y más aún,
que sepa cómo tratar a las víctimas cuyo victimario fue una persona cercana;
de acuerdo con Hilda Marchiori, “el delito de homicidio en que el autor y la
víctima pertenecen al mismo grupo familiar, las consecuencias abarcan a tres
generaciones; en la cuarta generación podríamos decir que la familia empieza
a respirar” (Marchiori, 2007, p. 83).
Por su parte, Irvin Waller indica que “la proporción de víctimas que serán
victimizadas de nuevo en un delito similar en un año es de 41 por ciento para
la violencia doméstica, 23 por ciento para otras agresiones, 15 por ciento para el
robo a casa y 13 por ciento para el robo de automóvil” (Waller, 2013, p. 56).

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Lo anterior es una clara muestra de la atención que se debe prestar de


manera precisa e integral a una persona que ha sido víctima de algún delito;
si bien logró conservar su vida ante el primer hecho delincuencial del cual fue
objeto, en el siguiente puede no tener la misma suerte. Eso es lo que se llega

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a presentar en los casos de violencia familiar, donde el agente del Ministerio
Público se niega a recibir la querella argumentando que al día siguiente la
mujer le otorgará el perdón a su esposo, ello sin que el servidor público tome en
cuenta que, al no haber puesto atención a esa mujer, al no respetar sus derechos
humanos y al no haber cumplido con su obligación, puede estarla sentenciando
a muerte al obligarla a regresar a la casa que comparte con su victimario.
De esta forma, las políticas y procedimientos que pueden llevar a una victi-

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mización secundaria se pueden desagregar de la siguiente manera:

‣‣ Uso de lenguaje inadecuado y violento.


‣‣ Largos tiempos de espera.
‣‣ Negar la condición de víctima (ello le restringe el acceso a todos los
derechos que reconoce a su favor la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos).
‣‣ Culpar a la víctima de lo sucedido.
‣‣ Negar la recepción de la denuncia penal (este caso se da frecuentemente en
los casos de violencia familiar).

En este contexto, hay que destacar que el primer contacto de las víctimas
con las autoridades es primordial para poder combatir el delito. Para esto, es
necesario brindarles confianza y apoyo físico y emocional para poder así, una
vez estabilizadas, proceder ante las instancias legales.
Si no se atienden todas estas situaciones, se genera incremento en la
impunidad; sin embargo, la situación real que se presenta en las entidades
federativas es que las autoridades no saben cómo atender a una víctima, cómo
detener al delincuente y cómo investigar el delito; los policías, quienes son
generalmente el primer contacto de la víctima, carecen de los conocimientos y
habilidades para poder brindar una atención integral.
Por otro lado, para poder contar con un panorama que permita un análisis
más certero, se requirió información a la Procuraduría General de Justicia
del Estado de México (Folio 00098/PGJ/IP/2016, 22 de febrero de 2016), de

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la que se obtuvieron cifras que permiten conocer el nivel de incidencia de


riesgo de victimización en la entidad, por municipio, con base en el número de
denuncias presentadas ante el Ministerio Público en el Estado de México; sin
embargo, cabe destacar que de la información requerida a ese sujeto obligado,
éste señaló que no cuenta con información respecto a:

‣‣ Denuncias presentadas ante las Agencias del Ministerio Público donde


participe la víctima como coadyuvante del Ministerio Público.

‣‣ Información sobre recursos presentados por parte de las víctimas contra la


actuación del Ministerio Público.

‣‣ Estatus Procesal legal que guardan las carpetas de investigación iniciadas.

‣‣ Reparación del daño a favor de las víctimas.

Lo anterior no permite conocer el grado de eficiencia de los derechos humanos


contenidos en el apartado C del artículo 20 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, lo que lleva a pensar que no se cumplen, ya que no
se cuenta con un registro de los mismos, aún cuando ya está en funciones el
nuevo sistema de justicia penal oral, acusatorio y adversarial, el cual pretende
dar mayor certeza a las víctimas del delito en el proceso penal.
En este contexto, en una investigación realizada a la biblioteca digital
SETEC que comprende todo lo referente a la instrumentación de este nuevo
sistema, se observa que al Estado de México se le han otorgado recursos
por $1,638,699.17 pesos mexicanos por concepto de Equipamiento para la
Defensoría Especializada para Víctimas. No obstante, de la solicitud formulada
a esa Procuraduría General de Justicia del Estado de México, ésta respondió
que no contaba con la información antes señalada, por lo que la instrumen-
tación del nuevo sistema de justicia penal en esa entidad se puede catalogar
de deficiente y poco transparente, aún cuando la propia Ley de Víctimas del
Estado de México establece, entre los principios a los que se hicieron referencia
en el presente artículo, lo relativo a la transparencia y rendición de cuentas, lo
que da una muestra clara de la persistente ignorancia y desatención hacia las
víctimas y ofendidos del delito.
Es de señalarse que, como política pública en materia de atención a
víctimas que debe complementarse con el nuevo sistema de justicia penal,

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LOS DERECHOS DE LAS VÍCTIMAS: ANÁLISIS DEL ESTADO DE MÉXICO

diversas entidades federativas cuentan con Centros de Atención a Víctimas


del Delito, siendo el caso del Estado de México que cuenta con 22 centros. En
ellos se brinda atención jurídica y psicológica a las víctimas u ofendidos del
delito, como lo refiere el artículo 20 de la Constitución Política de los Estados

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Unidos Mexicanos; sin embargo, para poder acceder a este tipo de servicios, es
necesario que las víctimas presenten en primera instancia la denuncia penal,
una denuncia que en la gran mayoría de los casos se convierte en un calvario
procesal de acceso al derecho humano a la justicia.
Así, desde la perspectiva del garantismo victimológico, debemos hacer el
señalamiento de que los trámites burocráticos, como es la presentación de la
denuncia previo a la contención de crisis de la víctima, generan mayor daño

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en las víctimas, lo que las orilla a no denunciar y a atravesar solas por el daño
ocasionado por el delito, impactando no solamente a la víctima directa, sino
a todo su entorno (víctimas indirectas), e incrementando las posibilidades de
convertirlas nuevamente en víctimas. Lo anterior se relaciona también con
la inadecuada atención que pueda recibir una persona que requiere de los
servicios del Centro de Atención a Víctimas.
Para contar con datos más precisos, con base en lo anterior, se solicitó
información al Poder Judicial del Estado de México, referente a acciones para
prevenir y eliminar la revictimización institucional en los años 2015 y 2016, al
respecto se respondió que “de acuerdo con las funciones del Poder Judicial del
Estado de México, no se cuenta con un programa institucional y/o acciones
dedicadas a la prevención y/o eliminación del fenómeno que provoque que
una persona o personas vuelvan a ser víctimas del delito” (Oficio: 3013303000-
273-2016).
De igual forma, se requirió la misma información a la Procuraduría General
de Justicia del Estado de México, instancia que respondió que cuentan con
Centros de Justicia para Mujeres en donde se brindan servicios gratuitos de
manera integral bajo un mismo techo (Procuraduría General de Justicia del
Estado de México, 00394/PGJ/IP/2016).
En este sentido, debe advertirse que si bien los Centros de Justicia para
Mujeres son una importante política pública, sobre todo tomando en consi-
deración la grave problemática que enfrenta el Estado de México en materia
de violencia de género, su sola existencia no implica que la revictimización
no se dé, además de que deben implementarse acciones para toda la sociedad,
principalmente dirigidas a capacitar y profesionalizar a los servidores públicos

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que tienen el primer contacto con la víctima, es decir, los policías y agentes del
Ministerio Público.
Cabe resaltar que de acuerdo a los principios contenidos en el artículo 6º
de la Ley de Víctimas del Estado de México, se contempla la dignidad, con el
respeto a este principio, como una pieza fundamental de la atención victimo-
lógica y del efectivo acceso a la justicia por parte de las víctimas; asimismo se
menciona la máxima protección, protección que les llega a ser negada parcial
o totalmente.
Por otro lado, uno de los factores principales para la falta de denuncias por
parte de las víctimas, es precisamente la falta de confianza y los malos tratos
hacia ellas, lo que ha contribuido a que la cifra negra de delitos no denunciados
vaya en aumento, razón por la cual debe trabajarse en el aspecto de generar
confianza hacia las instituciones.
Una muestra clara de ello, es el número de denuncias que se presentan
ante la Procuraduría General de Justicia del Estado, la cual del año 2013 a 2015,
presenta una disminución de denuncias de manera general, es decir, contabi-
lizando todos los delitos; sin embargo, si se analiza específicamente el delito
de homicidio, delito que no requiere necesariamente una denuncia, éste sí ha
presentado incrementos anuales, a diferencia del secuestro el cual muchas
veces, por temor, no se denuncia. (Procuraduría General de Justicia del Estado
de México).

Gráfica 1.
Incidencia de los delitos de homicidio y secuestro en el Estado de México

2,500

1,932 1,994 2,070


2,000

1,500 2013

2014

1,000 2015

500

191 176 163

0
Homicidio Secuestro

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LOS DERECHOS DE LAS VÍCTIMAS: ANÁLISIS DEL ESTADO DE MÉXICO

Durante el año 2015, la Procuraduría General de Justicia del Estado de México


reportó haber recibido 202,205 denuncias y querellas (Procuraduría General de
Justicia del Estado de México, folio 00387/PGJ/2016). Si se toma como marco
de referencia el 93.7%, cerrando el porcentaje a 94% de cifra negra de delitos

Ciencias Jurídicas
no denunciados, de acuerdo con la ENVIPE 2016, se tiene que en el Estado de
México se llevaron a cabo un total de 3,370,083 delitos, lo que implica que
no se denunciaron 3,167,878 delitos, es decir, cuando menos esa cantidad de
víctimas no pudieron acceder a la justicia y mucho menos pudieron recibir la
reparación del daño.
Por lo que se refiere al año 2016, al mes de agosto se han presentado 131,019
denuncias y querellas en todo el Estado de México (Procuraduría General de

MULTIDISCIPLINA 23
Justicia del Estado de México, folio 00387/PGJ/2016), esto quiere decir que
tomando el porcentaje de 94% de la cifra negra de delitos no denunciados, se
han realizado aproximadamente un total de 2,183,650 delitos, respecto de los
cuales no se han denunciado 2,052,631.
A continuación se presenta una gráfica de comportamiento de la incidencia
delictiva, comparando mes con mes los años 2013, 2014, 2015 y de enero a abril
de 2016.

Gráfica 2.
Incidencia delictiva Estado de México (Delitos denunciados).
30,000

2013 2014 2015 2016

25,000

20,000

15,000

10,000

5,000

0
Enero

Febrero

Marzo

Abril

Mayo

Junio

Julio

Agosto

Septiembre

Octubre

Noviembre

Diciembre

Fuente: Procuraduría General de Justicia del Estado de México

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MARÍA FERNANDA SÁNCHEZ DÍAZ

De la gráfica puede observarse que el número de denuncias va a la baja cada


año. En las últimos meses se ha difundido a través de los medios de comunicación
que las cifras de delitos registrados en las Procuradurías Generales de Justicia
han disminuido, argumentando con ello mejoras en la seguridad pública; sin
embargo, debe más bien analizarse que no es que los delitos hayan disminuido,
sino que la gente ha denunciado menos como se muestra en la primera gráfica,
y ello es en gran parte por la desconfianza que tiene hacia las autoridades.
En el caso del delito de secuestro, las autoridades refieren que éste va a la
baja; sin embargo, organizaciones de la sociedad civil, como Alto al Secuestro,
cuentan con cifras que no necesariamente coinciden con lo que presentan las
autoridades, por ejemplo, del año 2012 a junio de 2016, el Estado de México
ocupa el primer lugar en secuestros con 1,858; durante el mes de junio esta
organización tiene registrados 49 secuestros en esta entidad federativa (Alto al
Secuestro, junio 2016) y en el mes de mayo, 37 (Alto al Secuestro, mayo 2016),
es decir, en un mes se incrementó un 75%. Cabe señalar que las cifras que
presentan este tipo de organizaciones no son siempre coincidentes con las que
tienen las autoridades, ya que las víctimas prefieren acercarse a las ONG que
denunciar ante el Ministerio Público por temor a sufrir represalias.
Por otro lado, en lo referente a la eficacia del derecho a la reparación del
daño, se solicitó información al Poder Judicial del Estado de México respecto
a los casos en los que se sentenció a la reparación del daño al procesado, de
la cual solamente se proporcionó la referente al año 2015, ya que el sujeto
obligado refirió que no cuenta con la información del año 2016 debido a que
no se ha realizado la recolección de datos. De esta forma, se presentan las
siguientes cifras (oficio: 3013303000-275-2016):
Juzgados por sistema:

‣‣ Acusatorio: 1,473
‣‣ Inquisitivo: 359
‣‣ Total: 1,832

Con el total de sentencias de reparación del daño dictadas –particularmente


con el nuevo sistema de justicia penal– se da muestra de que con este sistema
se ha dado mayor cumplimiento con el derecho a la reparación del daño,
de acuerdo con el número de denuncias presentadas en el 2015, el total de

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LOS DERECHOS DE LAS VÍCTIMAS: ANÁLISIS DEL ESTADO DE MÉXICO

sentencias representa el 0.90% de los delitos, lo que es una cantidad mínima


respecto al universo de denuncias.
En este tenor, se advierte que los avances en materia de derechos de las
víctimas y ofendidos del delito en el Estado de México, están muy lejos de

Ciencias Jurídicas
convertirse en una realidad, aún siguen siendo inexigibles y no son respetados
por parte de los servidores públicos vinculados a esta materia, ya sea por
ignorancia, por desgaste profesional (burn out), falta de empatía, entre otros
factores, lo que deriva en un incremento en los altos índices de impunidad.
De esta forma, se debe trabajar en políticas dirigidas al trato digno de las
víctimas, en capacitar a los servidores públicos en la materia, así como en la
difusión de los derechos de las víctimas y ofendidos del delito dirigidas tanto

MULTIDISCIPLINA 23
a las autoridades como a la sociedad, con el fin de que estas últimas hagan
exigibles sus derechos ante las instancias competentes.
A manera de conclusión, es importante señalar que las políticas criminales
que se han buscado implementar en México para reducir la criminalidad, han
resultado fallidas en razón de que no se toma en cuenta la importancia de la
víctima. En general, las personas piensan principalmente en el delincuente,
cuando sucede un delito se conoce el nombre de éste y no el de las víctimas; en
la gran mayoría de los casos se ignora qué daño se le generó a la víctima y qué
daño se genera en su entorno.
En este contexto, más que contar con diagnósticos de incidencia delictiva,
debe comenzar a trabajarse en índices de victimización. Se requiere visibilizar
a las víctimas y empoderarlas frente a los delincuentes, así como frente a los
encargados de procurar e impartir justicia.
De la misma manera, no se analizan las causas de victimización para
implementar políticas que lleven a la disminución no nada más de los delitos,
sino del incremento de víctimas, incluyendo en este sentido a las víctimas de
los agentes del Estado quienes revictimizan al ofendido, derivando esto en
mayor impunidad y mayores violaciones a derechos humanos.
En este sentido, uno de los puntos para combatir el incremento de víctimas
y de delincuentes está principalmente en la educación de la sociedad, lo que
le dará las herramientas a las víctimas para poder denunciar cualquier hecho
ilícito y a los delincuentes; pero, además, debe trabajarse en las actuaciones
desviadas de los servidores públicos, es decir, las que implican el actuar
violento solamente por la necesidad de demostrar poder, o bien atender el
referido desgaste profesional por empatía a través de técnicas de autocuidados.

45
MARÍA FERNANDA SÁNCHEZ DÍAZ

Finalmente, es importante señalar que para poder ofrecer tranquilidad a


la población, así como protección efectiva a quienes han sufrido por algún
hecho delictivo de manera directa o indirecta, se requiere de políticas públicas
articuladas y congruentes en los tres niveles de gobierno, trabajando a través
de redes de colaboración, ya que no se puede atender una problemática tan
grave mediante una sola institución, se tienen que abarcar todas las disciplinas
que impactan necesariamente en el tema de seguridad, pero principalmente en
la atención integral a las víctimas del delito.

Referencias
ਈਈ Ferrajoli, Luigi, Derechos y garantías. La ley del más débil, Madrid, España,
Editorial Trotta, 2006.
ਈਈ Ferrajoli, Luigi, Democracia y garantismo, Madrid, España, Editorial Trotta, 2008.
ਈਈ Marchiori, Hilda, Criminología. La víctima del delito, México, Editorial Porrúa,
séptima edición, 2006.
ਈਈ Marchiori, Hilda, Séptimas jornadas nacionales sobre víctimas del delito, México,
Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 2010.
ਈਈ Waller, Irvin, Derechos para las víctimas del delito. Equilibrar la justicia, México,
Editorial INACIPE, 2013.

Legisgrafía
ਈਈ Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
ਈਈ Declaración de Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas de Delitos
y del Abuso de Poder.
ਈਈ Ley General de Víctimas.
ਈਈ Ley de Víctimas del Estado de México.

Documentación adicional
ਈਈ Secretaría de Gobernación, Biblioteca Digital SETEC.
ਈਈ Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Recomendación General No. 14 Sobre
los Derechos de las Víctimas de Delitos, México, 27 de marzo de 2007.
ਈਈ Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Segundo informe especial de la CNDH
sobre el ejercicio efectivo del derecho fundamental a la seguridad en nuestro país,
México, 2008.

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LOS DERECHOS DE LAS VÍCTIMAS: ANÁLISIS DEL ESTADO DE MÉXICO

ਈਈ Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Encuesta Nacional de Victimización


y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2015, Boletín de prensa Núm.
395/15, 30 de septiembre de 2015, Aguascalientes, Ags., http://www.inegi.org.
mx/saladeprensa/boletines/2015/especiales/especiales2015_09_7.pdf, consul-
tada el 25 de marzo de 2016.

Ciencias Jurídicas
ਈਈ Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Encuesta Nacional de Victimización
y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2016, Boletín de prensa Núm.
399/16, 27 de septiembre de 2016, Aguascalientes, Ags.
ਈਈ Solicitud de información, Procuraduría General de Justicia del Estado de México,
folio 00098/PGJ/IP/2016.
ਈਈ Solicitud de información, folio 00428/2-2/2016. Poder Judicial del Estado de México,
Oficio: 3013303000-273-2016.

MULTIDISCIPLINA 23
ਈਈ Solicitud de información, folio 00430/2-2/2016. Poder Judicial del Estado de México,
Oficio: 3013303000-275-2016.
ਈਈ Solicitud de información, Procuraduría General de Justicia del Estado de México,
oficio 00394/PGJ/IP/2016.
ਈਈ Solicitud de información, Procuraduría General de Justicia del Estado de México,
folio 00387/PGJ/2016.
ਈਈ Alto al Secuestro, Informe de secuestro, México, 1 de diciembre de 2012 al 31 de mayo
de 2016.
ਈਈ Alto al Secuestro, Informe de secuestro, México, 1 de diciembre de 2012 al 30 de junio
de 2016.
ਈਈ Procuraduría General de Justicia del Estado de México, Denuncias presentadas ante el
Ministerio Público, 2013, 2014, 2015 y 2016, Estado de México, http://www.ipomex.
org.mx/ipo/portal/pgjem/estadisticas.web, consultada el 15 de junio de 2016.

MARÍA FERNANDA SÁNCHEZ DÍAZ es doctora, maestra y licenciada en Derecho por


la Universidad Nacional Autónoma de México. Cuenta con un máster en Protección
Internacional de los Derechos Humanos por la Universidad de Alcalá, España. Se ha
desempeñado como Jefa de Departamento del Programa de Atención a Víctimas
del Delito de la Primera Visitaduría General en la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos; Directora de Observancia de la Política Nacional en Materia de Igualdad
entre Mujeres y Hombres de la Cuarta Visitaduría General de la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos. Fue Directora de Consulta y Apoyo Técnico, así como Titular de la
Unidad de Transparencia de la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo, órgano
desconcentrado de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del Gobierno Federal.
Actualmente, es profesora de carrera de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán
adscrita a la División de Ciencias Jurídicas, impartiendo las asignaturas de Derecho
Procesal Administrativo y Derecho Procesal de Amparo.

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