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La crisis de 1929 y sus efectos en la región.

Contexto internacional.

Hobsbawm propone que “La primera guerra mundial sólo devastó algunas zonas del viejo mundo, principalmente en
Europa.” Y agrega pocas líneas más adelante, que, sin embargo, “los orgullosos Estados Unidos, no sólo no quedaron a
salvo de las convulsiones que sufrían otros continentes menos afortunados, sino que fueron el epicentro del mayor
terremoto mundial que ha sido medido nunca en la escala de Richter de los historiadores de la economía: la Gran
Depresión que se registró entre las dos guerras mundiales. En pocas palabras, la economía capitalista mundial pareció
derrumbarse en el período de entreguerras y nadie sabía cómo podía recuperarse.”1

Más allá de fluctuaciones particulares la economía mundial continuó creciendo en el período previo a la crisis, es por
ello que para sus contemporáneos fue tan difícil de comprender y enfrentar. “Al principio tanto los agentes económicos
como los gobiernos esperaban que, una vez superadas las perturbaciones causadas por la guerra, volvería la situación
de prosperidad económica anterior a 1914, que consideraban normal. Ciertamente, la bonanza inmediatamente
posterior a la guerra, al menos en los países que no sufrieron los efectos de la revolución y de la guerra civil, parecía un
signo prometedor, aunque tanto las empresas como los gobiernos veían con recelo el enorme fortalecimiento del poder
de la clase obrera y de sus sindicatos, porque haría que aumentaran los costes de producción al exigir mayores salarios
y menos horas de trabajo.”2

“El mundo anglosajón, los países que habían permanecido neutrales y Japón hicieron cuanto les fue posible para iniciar
un proceso deflacionario, esto es, para intentar que sus economía retornaran a los viejos y firmes principios de la
moneda estable garantizada por una situación financiera sólida y por el patrón oro, que no había resistido los embates
de la guerra. Lo consiguieron en alguna medida entre 1923 y 1926. En cambio, en la gran zona de la derrota y las
convulsiones sociales que se extendían desde Alemania, en el Oeste, hasta la Rusia soviética, en el este, se registró un
hundimiento espectacular del sistema monetario…”3 Para Hobsbawm esta situación preparó a la Europa Central para
el fascismo.

En EE.UU. a partir de marzo de 1928 se vivió una gran oleada especulativa. Las acciones, tanto de las grandes compañías
como de las demás, subieron rápidamente de valor. “La quiebra de la Bolsa tuvo lugar en octubre de 1929, en forma
sorprendentemente repentina. Durante la primera semana de septiembre se había producido ya una caída de las
cotizaciones, pero los especuladores las aprovecharon para hacer algunas ventas escogidas y el mercado se recuperó.
A comienzos de octubre reinaba cierto nerviosismo, pero nadie imaginaba lo que iba a suceder. El 23 de octubre fue
vendida la cifra record de seis millones y medio de títulos. Al día siguiente el caos y el pánico se apoderaron de la Bolsa
neoyorquina. El principal motivo del pánico era la inseguridad (…) El accionista no tenía medio de saber la cotización
real de sus acciones y daba orden de venta con la esperanza de que al cierre de la operación sus pérdidas fueran
soportables.”4 A esto hay que sumar que muchas de las acciones eran compradas a crédito a los agentes, créditos que
se pagarían con las ganancias en las cotizaciones (que tendían a ascender). Al desaparecer la ganancia, los accionistas
debieron pagar en efectivo los créditos, para lo cual debieron vender parte de sus acciones.

1 HOBSBAWM, Eric. Historia del siglo XX. Buenos Aires. Crítica. 2010. Pág. 93
2 HOBSBAWM, Eric. Historia del siglo XX… Pág. 96.
3 HOBSBAWM, Eric. Historia del siglo XX… Pág. 96.
4 ADAMS, Willi Paul (Compilador). Los Estados Unidos de América. México. Siglo veintiuno. Segunda edición agosto de 1979. Pág.

287.
1
Como propone Adams “El derrumbamiento de la Bolsa se produjo porque las cotizaciones habían dejado de reflejar la
marcha de la economía.”5 “Como otros países, los Estados Unidos tendían a la «autarquía» económica. Esta fue la
reacción común frente a la depresión y una de las más importantes razones que explican su prolongación. El arancel
Hawley-Smoot de 1930 elevó los derechos de importación en un 50 por 100. Esta ley es considerada comúnmente como
la señal para el comienzo de la guerra económica. A lo largo de la década de 1930, el comercio mundial fue reduciéndose
debido a tarifas arancelarias, los contingentes, los boicots y la devaluación de las monedas, y hasta la década de 1950
no recuperó su nivel de 1929.”6

El 4 de marzo de 1933 Roosevelt asumió la presidencia de los EE.UU. y comenzó a aplicar una serie de medidas para
sacar a su país de la crisis, el New Deal.

El crac de la bolsa de Nueva York del 29 de octubre de 1929 tuvo consecuencias mucho más ondas de lo esperado. Se
tradujo rápidamente en una recesión de la economía industrial estadounidense, lo que impactó también rápidamente
en la economía alemana. Los préstamos estadounidenses a Europa se cortaron, y algunos bancos europeos (y muchos
estadounidenses) quebraron. Los países que dependían para su subsistencia de las exportaciones de pocos productos
también recibieron el impacto rápidamente. Los precios de muchos productos (sobre todo materias primas)
descendieron abruptamente en el mercado internacional. En muchos lugares los campesinos pretendieron compensar
la reducción de precios aumentando los cultivos, lo que provocó un nuevo descenso en los precios. Sólo en aquellos
sitios donde los campesinos se volcaron a producciones de subsistencia pudieron resistir en mejores condiciones la
crisis.

Los asalariados en cambio sufrieron la crisis a través de las tasas de desocupación más altas que podían recordarse
(llegando, por ejemplo, a 23% en Gran Bretaña y 44% en Alemania, situación, esta última, que se revirtió con el
gobierno nazi entre 1933 y 1938). A ello hay que sumarle la inexistencia o debilidad de los sistemas previsionales.

Los países comenzaron entonces a tomar medidas para paliar la crisis, pero como apunta Hobsbawm, debieron tener
consideraciones no sólo económicas para ello, sino políticas y sociales. Se protegió y fomentó la agricultura utilizando
diversos mecanismos (políticas arancelarias, subsidios, compra de excedentes por parte del Estado, etc.) Se tendió
también a la obtención del “pleno empleo”, al menos en los países en que se instaló un capitalismo democrático
reformado. “La doctrina keynesiana propugnaba la eliminación permanente del desempleo generalizado por razones
tanto de beneficio económico como político. Los keynesianos sostenían, acertadamente, que la demanda que generan
los ingresos de los trabajadores ocupados tendría un efecto estimulante sobre las economías deprimidas. Sin embargo,
la razón por la que se dio la máxima prioridad a ese sistema de estímulo de la demanda (…) fue la consideración de que
el desempleo generalizado era social y políticamente explosivo, tal como había quedado demostrado durante la
Depresión.”7

Como consecuencia de la Gran Depresión se desarrollaron sistemas de seguridad social en los países desarrollados del
capitalismo industrial (con algunas excepciones como EE.UU., Japón y Suiza).

Por otra parte, la URSS, único país que había rechazado el capitalismo, parece ser inmune a las consecuencias de la
Depresión, y crece con la aplicación de sus planes quinquenale

5 ADAMS, Willi Paul (Compilador). Los Estados Unidos de América… Pág. 288.

6 ADAMS, Willi Paul (Compilador). Los Estados Unidos de América… Pág. 297.
7 HOBSBAWM, Eric. Historia del siglo XX… Pág. 102
2
América Latina.

8Ansaldi, Waldo (2012) América latina. La construcción del orden. Tomo II. Buenos Aires. Editorial Ariel. Pág. 12 y 13
9Gallego, Marisa (2006) Historia latinoamericana 1700-2005. Sociedad, culturas, procesos políticos y económicos. Buenos Aires.
Editorial Maipue. Pág 239-240.
3
Según Germán D’elía “La incorporación de América Latina al mercado mundial se realizó respondiendo a las
necesidades de los países centrales, apoyada en la teoría de los costos comparativos y la división internacional del
trabajo.”10 Según el mismo autor, la aplicación de este esquema condujo a la especialización monoproductiva de los
países latinoamericanos, orientados hacia el mercado internacional.

“El crecimiento basado en la exportación había sufrido cambios mucho antes de 1929. A comienzos del siglo XX, el
estímulo que el crecimiento de la explotación dio a los sectores no exportadores, como el manufacturero, ya había
alcanzado un grado tal que un grupo de países (en particular Argentina, Brasil, Chile y México) podían satisfacer una
porción relativamente grande de la demanda interna con bienes locales (…) De modo que, en algunos países, el
crecimiento basado en la exportación era bastante compatible con el crecimiento de las manufacturas orientadas al
mercado interno y el reemplazo de la importación de bienes de consumo.”11 Este modelo dependía del acceso libre a
los mercados mundiales, elemento que peligró con el comienzo de la Primera Guerra Mundial.

En la cima del sistema económico internacional de la preguerra estaba Gran Bretaña. Este sistema se caracterizaba por
la existencia de un comercio internacional libre de restricciones (o relativamente libre, si tenemos en cuenta los
aranceles). El capital y el trabajo se desplazaban libremente por las fronteras. El patrón oro se había trasladado desde
Gran Bretaña a los principales países industriales. Los países latinoamericanos se colocaron en este esquema como
exportadores de bienes primarios y receptores de capital y migración internacional (esto último especialmente en los
casos de Argentina, Brasil y Uruguay).

El primer impacto de la guerra fue la suspensión de la convertibilidad de la moneda por los países beligerantes y el
cese en el flujo de inversiones extranjeras provenientes de Europa. En este contexto EE.UU., neutral en la Primera
Guerra Mundial, aumento la inversión en América Latina, particularmente en la extracción de materias primas
estratégicas. También los principales bancos estadounidenses comenzaron a establecer sucursales en A.L.

Los problemas en el transporte marítimo sumada a la ausencia de crédito comercial, interrumpió la oferta. Pero la
demanda descendió todavía más rápido desencadenando una baja de precios. “Los precios de materiales estratégicos
se elevaron abruptamente y los países que exportaban una alta proporción de los mismos – por ejemplo, México
(petróleo), Perú (cobre), Bolivia (estaño) y Chile (nitratos) – disfrutaron incluso de una mejora en los términos netos de
intercambio pese a la subida de los precios de importación. Sin embargo, aunque la capacidad para importar aumentó
pronunciadamente, el volumen de importaciones quedó restringido en muchos casos. La consecuente alza de los precios
de importación, unida al excedente comercial y al déficit presupuestario, provocó la inflación interna. El impacto de
esta inflación sobre el salario urbano real fue un factor que contribuyó al desorden político en varios países
latinoamericanos en el transcurso e inmediatamente después de la primera guerra mundial.” 12

“Los países que exportaban materias primas no estratégicas (por ejemplo, café) no fueron tan favorecidos. Los precios
se elevaron pero los términos de intercambio se deterioraron y el transporte siguió siendo un serio obstáculo para el
volumen de las exportaciones.”13

Quien más se benefició fue EE.UU. que ya era el principal proveedor de México, América Central y el Caribe, y que
gracias a la guerra se convirtió en el mayor mercado para la mayoría de países latinoamericanos. Gran Bretaña
mantuvo, no obstante, sus relaciones comerciales con Argentina, el mercado más grande de la región. Antes y durante
la guerra A.L. había conseguido un excedente comercial considerable en sus relaciones con EE.UU., pero durante la
década de 1920 las exportaciones estadounidenses a la región latinoamericana aumentaron un 161%, mientras las
importaciones aumentaban un 110%. Esto revertía la relación. La década de 1920 presenta diversos problemas: 1)

10 D’ELIA, Germán (1982). América Latina. De la crisis de 1929 a la 2° Guerra Mundial. Montevideo. Banda Oriental. Pág. 9.
11 BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930. Barcelona.
12 BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Págs. 5 y 6.
13 BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 6.

4
inestabilidad a corto plazo de los precios de las mercancías, lo que escondía las tendencias a largo plazo. 2) persistencia
de la demanda de minerales “estratégicos” (petróleo, cobre, estaño, etc.). La necesidad de controlar su oferta
promovió la inversión masiva de empresas de EE.UU. en A.L. (y de los países europeos en sus colonias), lo que llevó al
peligro de la saturación mundial de algunos minerales. 3) manipulación de los precios en algunos mercados claves, por
ejemplo, el caso del café de Brasil. Redujeron la oferta y aumentaron los precios, pero otros productores de café (por
ejemplo Colombia) reaccionaron a los altos precios aumentando su producción lo que propició la saturación del
mercado ya en 1926. 4) debilidad del sector no exportador, hasta 1920 la mayoría de las repúblicas latinoamericanas

tenían un desarrollo industrial muy modesto, por lo que solo un desequilibrio general prolongados (como el ocurrido
en 1929) era capaz de reorientar los recursos del sector exportador al no exportador.

“A finales de la década de 1920, el sector industrial se había desarrollado en algunas de las repúblicas más grandes
(Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú), y también en las suficientemente prósperas como para haber
formado un vigoroso mercado interno (Uruguay). Incluso antes de la primera guerra mundial, el crecimiento basado en
la exportación había generado en la mayoría de estas siete repúblicas un mercado interior lo bastante amplio como
para justificar la presencia de establecimientos manufactureros modernos. Estas fábricas producían principalmente
bienes de consumo perecedero (por ejemplo, textiles, alimentos elaborados y bebidas) que podían competir con las
importaciones gracias a aranceles que contenían ya un elemento proteccionista. La primera guerra mundial dio mayor
impulso a las manufacturas en unos cuantos países… En ningún país el sector manufacturero tenía un tamaño suficiente
para operar como el motor del crecimiento, aunque estaba comenzando a adquirir cierto dinamismo autónomo en
Argentina y Chile – las dos naciones donde la industrialización había progresado más hasta los años veinte.”14

“…en el umbral de la depresión de 1929, las economías latinoamericanas continuaban fieles a un modelo de desarrollo
que las hacía muy vulnerables a las condiciones adversas en los mercados mundiales de bienes primarios.” 15

16

14 BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 10. 13 BETHELL, Leslie (Ed.).
Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 11. 14 BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina.
11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 12.
15 BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 11.
16 Gallego, Marisa (2006) Historia latinoamericana 1700-2005. Sociedad, culturas, procesos políticos y económicos. Buenos Aires.

Editorial Maipue. Pág 242


5
Si bien a lo largo de la década existió una diversificación dentro del sector exportador, la composición de las
exportaciones se mantuvo casi igual a la víspera de la primera guerra. En todos los países tres productos representaban
por lo menos el 50% de los ingreso del comercio exterior, y por lo menos en diez países un solo producto representaba
más del 50%.

Si bien la depresión de 1929 se asocia directamente con la quiebra de la bolsa de Nueva York en octubre de ese año,
algunas señales habían llegado antes a A.L. En muchos casos los precios de las mercancías llegaron a sus mayores
niveles antes de 1929 (trigo argentino en 1927, azúcar cubano el 1928 y café brasileño en 1929). “El auge de los
mercados de valores antes de la quiebra de Wall Street condujo a un exceso de demanda de crédito y a una subida de
los tipos de interés mundiales, lo que elevó el costo de mantenimiento de las existencias y redujo la demanda de muchos
de los bienes primarios exportados por América latina.”17

Al mismo tiempo disminuyó el flujo de capitales hacia A.L. que se dirigían hacia Londres, París y Nueva York que ofrecían
tasas de interés más atractiva Entre 1928 y 1932 los precios de las materias primas cayeron considerablemente. Al
menos en diez países el valor unitario de las exportaciones calló al menos un 50%. Sólo Venezuela y Honduras tuvieron
caídas moderadas ya que los precios de sus productos básicos eran administrados por compañías extranjeras (petróleo
y bananas, respectivamente). Sin embargo existieron diferencias considerables respecto del volumen de las
exportaciones, pudiendo diferenciarse tres grupos:

1) El primer grupo estaba integrado por naciones que sufrieron la caída de los precios y las exportaciones, Bolivia,
Chile y México, entre otras, en donde los minerales dominaban las exportaciones. El poder de compra de sus
exportaciones (los términos de intercambio netos) calló pronunciadamente, llegando a una caída del 83% en
Chile. (En este grupo puede incluirse a Cuba que dependía de su producción de azúcar).

2) El segundo grupo, constituido por Argentina, Brasil, Perú, Ecuador y América Central, es más numeroso y sufrió
un descenso de menos del 25% del volumen de exportación. Producían una diversidad de materias primas y
alimentos cuya demanda no podía satisfacerse con las existencias disponibles.

3) El tercer grupo experimentó un descenso menor al 10% en el volumen de exportaciones. Colombia aumentó su
exportación de café en el marco del plan brasileño de valorización del café. Venezuela sufrió un descenso en su

17 BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 12.
6
exportación de petróleo, pero compensó el aumento de 1928 y 1929. República Dominicana aumentó su
exportación de azúcar constantemente, sacando provecho de las restricciones impuestas a Cuba.

También calló considerable el volumen de las importaciones, no así su precio. Esta caída se explica por el descenso del
poder de compra de los países latinoamericanos. Sólo se salvaron Venezuela y Honduras.

Sin embargo, hubo un precio que se mantuvo: el tipo de interés nominal fijo sobre la deuda. Esto implicaba, en un
contexto de descenso de las exportaciones, que un porcentaje mayor de las exportaciones debía destinarse al pago de
la deuda. Esto provocó asimismo, una disminución de las importaciones (porque dependían de las ganancias de las
exportaciones también descendidas). Y ello a su vez una disminución del ingreso fiscal, fuertemente atado a los
impuestos al comercio exterior. Por lo tanto el gasto público se vio fuertemente afectado.

Durante la década de 1920 las repúblicas latinoamericanas habían adoptado el patrón oro por primera vez o lo habían
retomado. Se suponía que esto permitiría que ante cualquier desequilibrio externo se produciría un ajuste automático:
“Cuando cayeran las exportaciones, el oro o las divisas serían drenados del país, lo que disminuiría la masa monetaria,
el crédito y la demanda de importaciones; a su vez, la contracción monetaria rebajaría el nivel de precios, lo que haría
más competitivas las exportaciones y más caras las importaciones. De este modo la reducción del gasto y su
reorientación provocaría la caída de la importaciones y el proceso continuaría hasta que el equilibrio externo quedase
restaurado.”18 Pero con el radical descenso del valor de las exportaciones luego de 1929 no parecía que el equilibrio
externo pudiese restablecerse.

18 BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 17
7
Los países que intentaron seguir las reglas del patrón oro vieron cómo sus reservas de oro y divisas caían rápidamente.
La mayoría de los países optaron por abandonar el patrón oro, y adoptaron el control de cambios y algún sistema de
cuotas para las importaciones. Estas medidas fueron incorporadas en distintas formas y velocidades por los distintos
países.

La decisión de Gran Bretaña de suspender el patrón oro, y la depreciación de la libra esterlina que la siguió, provocaron
la caída de las monedas de los países latinoamericanos más ligados a la potencia europea. Algunos países intentaron
vincular su moneda al dólar norteamericano, con diferente éxito. “Los casos de monedas auténticamente flotantes
fueron raros. (…) Después de la suspensión del patrón oro en Estados Unidos, varios países suramericanos (Argentina,
Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y Uruguay) adoptaron un sistema dual de tipo de cambio que permitía al cambio
extraoficial flotar libremente; este cambio libre fue utilizado para diversas transacciones, incluidas la exportación de
capital, las remesas de ganancias, las exportaciones no tradicionales y las importaciones suntuarias.”19

Esto se complementó con la adopción de un sistema de control de cambios y racionamiento de las importaciones.

Todas estas medidas se tomaron con el fin de lograr el equilibrio externo, ya que un país no podía pagar por las
importaciones con su propia moneda. En cuanto al equilibrio interno había diferencias ya que los países podían emitir
moneda para financiar el déficit presupuestario. No obstante, y pese a los esfuerzos por aumentar el ingreso y reducir
el gasto el déficit presupuestario persistió.

Otro problema de este período para los países de A.L. fue el pago de la deuda. Si bien el atraso en el pago no era nada
nuevo, la mayoría de los países hicieron los mayores esfuerzos por cumplir con sus obligaciones, con la esperanza de
preservar el acceso al crédito. Pero cuando se hizo evidente que no se podía esperar financiación adicional de Gran
Bretaña, creció la tentación a una moratoria. El 1931 comenzó la suspensión general, si bien es importante resaltar
que los países no desconocieron su deuda. No todos los casos fueron tratados de la misma forma, ya que se llegó a
acuerdos diferentes y algunos países no suspendieron en absoluto el pago de la misma.

Las políticas adoptadas por los países tendían a restaurar el equilibrio interno y externo a corto plazo pero tuvieron
también consecuencias a largo plazo en aquellos países en que afectaron de manera permanente los precios relativos.
La caída de los precios de exportación, el deterioro en los términos de intercambio y el laza de los aranceles luego de
1929 favorecieron en términos de precios relativos al sector no exportador. Tomando a A.L. en su conjunto los precios
de las exportaciones cayeron constantemente hasta 1934, con un período de recuperación pronunciada en 1936 y
1937, y dos años luego de descenso de los mismos. Al mismo tiempo los precios de importación se mantuvieron bajos,
por lo que los términos netos de intercambio mejoraron en todo el período.

“El sector competidor con las importaciones comprendía todas las actividades capaces de sustituir los artículos
importados. Se ha identificado convencionalmente con la industrialización de sustitución de importaciones (ISI), en vista
de la importancia de las manufacturas en la información. Sin embargo, en los años veinte, muchos países estaban
importando cantidades significativas de productos agrícolas que podían ser producidos internamente en lo
fundamental. Así que es también necesario considerar la agricultura de sustitución de importaciones (ASI) como parte
del sector competidor con la importación.”20

19 BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 18.
20 BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 23.
15
BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 17.

7
El cambio en los precios relativo favoreció la reasignación de recursos y funcionó como un mecanismo de recuperación
de la depresión. Sin embargo los sectores exportadores seguían siendo muy fuertes, por lo que un aumento del sector
que competía con la exportación no lograba un aumento del PBI real si se producía una baja en el sector exportador.
Hay que tener presente que casi ningún país se basó exclusivamente en la ISI para recuperarse, y que algunos
apuntaron exclusivamente al retorno de las condiciones favorables de los mercados de exportación.

Si observamos la recuperación en términos del crecimiento de su PBI real podemos distinguir tres grupos de países
según B. Thomas. :

• Recuperación rápida, con un crecimiento del PBI real mayor al 50% entre 1931-1932 y 1939. Se
encuentran en este grupo Brasil, México, Chile, Perú y Costa Rica, en donde la ISI tiene un peso
importante. También Cuba ligado a los mejores precios del azúcar, Venezuela al crecimiento de la
producción de petróleo, y Guatemala a la ASI.
• Recuperación media, con un crecimiento mayor al 20% entre el año de la crisis y 1939. Se encuentran
en este grupo Argentina, Colombia y El Salvador, sobre todo en los dos primeros tuvo un papel
fundamental la ISI, aunque el crecimiento de la exportación no fue muy marcado.
• Recuperación lenta, con un crecimiento menos favorable. Se incluyen aquí Honduras, Nicaragua y
Uruguay, siendo las dos primera pequeñas economías sin posibilidades de compensar su baja
exportación con actividades para sustituir importaciones. En Uruguay el desarrollo industrial y el
modelo ISI fueron importantes, pero no suficientes para compensar el estancamiento de las
exportaciones ganaderas.
9
En este contexto muchos gobiernos llevaron adelante programas de construcción de carreteras (u otras obras públicas)
con el objetivo de revitalizar los mercados internos y disminuir el desempleo. Esto fomentó indirectamente el
crecimiento de la manufactura y la agricultura para el consumo interno. El aumento del consumo privado fue una
condición necesaria para el crecimiento industrial, sobre todo de productos perecederos como las bebidas y textiles.
Esto en un contexto en que los precios relativos de los productos importados seguían siendo altos.

A partir de 1932 los países latinoamericanos aumentaron su capacidad importadora al producirse una recuperación
del sector exportador. Pero esta recuperación no implicó un retorno al sistema de intercambio mundial previo a 1929,
sino que existían importantes cambios. El principal cambio fue el crecimiento del proteccionismo, reflejado en el
arancel Smoot-Howley de 1930 que elevó las barreras a los productos latinoamericanos que entraban en EE.UU.; en el
arancel al cobre impuesto por el mismo país en 1932 que golpeó particularmente a Chile; en la preferencia imperial
establecida en la conferencia de Ottawa por Gran Bretaña en 1932; o la implantación del aski-mark en Alemania luego
del ascenso de Hitler, una moneda inconvertible con la que se pagaba a los exportadores latinoamericanos y que sólo
servía para comprar productos alemanes.

Los números globales de A.L. no reflejan un crecimiento importante de las exportaciones, pero ello se debe al deficiente
resultado de Argentina, y en menor medida al de México. Si se excluyen estos dos países el volumen de las
exportaciones a A.L. creció un 53% entre 1932 y 1939. “Tres factores son responsables del relativamente sólido
comportamiento de las exportaciones. El primero fue la dedicación de los dirigentes a la preservación del sector
exportador tradicional – el motor del crecimiento en el modelo basado en la exportación – a través de un sistema de
políticas que iban desde la depreciación del tipo de cambio real hasta la moratoria de la deuda. El segundo fue la
alteración de los términos netos de intercambio a partir de 1932. El tercero fue la lotería de mercancías que produjo un
número de ganadores procedentes de la lista latinoamericana de exportaciones en los años treinta.”21

La recuperación del sector exportador (en términos de volumen, de precios o en ambos) contribuyó al crecimiento de
las economías latinoamericanas en la década de 1930. Ello, junto a políticas monetarias y fiscales poco estrictas produjo
una expansión de la demanda interna final. El más beneficiado fue el sector manufacturero, aunque también hubo un
incremento en la agricultura para consumo interno (ACI) y en sectores no comercializables como la construcción y el
transporte. La ACI se vio favorecida por las políticas de expansión del sistema vial, que permitió un fácil traslado de los
excedentes de una región a otra.

El cambio en los precios relativos (depreciación de los precios de productos extranjeros a favor de los producidos
internamente) se dio por tres razones: 1. La utilización de aranceles específicos, que implicaba que los aranceles subían
a medida que los precios de importación bajaban. 2. Depreciación del tipo de cambio, que garantizaba la devaluación
real.

21 BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 31.
10
3. Control de cambios, para favorecer la importación de los productos necesarios y desalentar los que competían con
la producción local.

Los países que ya tenían algún grado de industrialización estuvieron mejor preparados para responder a la
recuperación de la demanda interna (Argentina, Brasil, México, Chile, Colombia y Uruguay). “La industrialización en
los años treinta provocó un cambio importante en la composición de la producción industrial en los principales países
latinoamericanos. Aunque los textiles y los alimentos elaborados continuaron siendo las ramas más importantes de las
manufacturas, varios sectores nuevos comenzaron a adquirir importancia por primera vez, entre los que se contaban
los bienes de consumo duraderos, productos químicos (incluidos los productos farmacéuticos), metales y papel. El
mercado para los bienes industriales comenzó también a diversificarse; aunque la mayoría de empresas continuó
vendiendo bienes de consumo (duraderos y perecederos) a los hogares, las relaciones interindustiales se hicieron más
complejas toda vez que un conjunto de establecimientos proveía de insumos necesarios a otras industrias, que antes
los solían comprar en el extranjero.”22

Si bien estos cambio son importantes no deben se exagerados, ya que a finales de la década de 1930 la participación
de la industria en el PBI era todavía modesta.

Esta industrialización tuvo que enfrentar algunos problemas, ya que al desarrollarse para un muy protegido mercado
interno no tenía incentivos para superarse y competir en el mercado exportador. El sector era pequeño y empleaba a
un porcentaje bajo de la mano de obra (entre el 7% en Uruguay y el 32% en Colombia), además la productividad de la
fuerza de trabajo era también baja. La baja productividad del sector puede atribuirse a la escasez de electricidad, la
falta de mano de obra calificada, el uso de maquinaria anticuada y el escaso acceso al crédito. Los gobiernos de varios
países aceptaron hacia finales de la década que era necesaria la intervención estatal a favor de la industria, y
establecieron organismos estatales encargados de la promoción del sector.

En muy pocos casos la intervención estatal fue directa, como en la nacionalización de la industria del petróleo en
México en 1938. En la mayoría de los casos la industria estaba controlada por intereses privados internos, y en muy
pocos casos existieron compañías internacionales importantes.

“La expansión de la agricultura para el mercado interno fue particularmente impresionante en el área del Caribe. Estas
pequeñas repúblicas, que carecían de una base industrial significativa, tuvieron en la ASI una manera fácil de
compensar la falta de oportunidades en la ISI.”23

Finalmente es interesante destacar que, a diferencia de lo sucedido en Europa y EE.UU., la depresión apenas dañó los
sistemas financieros latinoamericanos. En la década de 1930 se observó la creación de nuevos bancos centrales, la
expansión de las compañías de seguros y el crecimiento de la banca secundaria. Los bancos jugaron un papel esencial
en la financiación del déficit presupuestario. Además cuando el sector exportador recuperó su peso retomó
rápidamente sus relaciones con el sector financiero.

En términos generales A.L. se recuperó rápidamente de la depresión, para finales de la década de 1930 todas las
repúblicas (excepto Honduras y Nicaragua) habían recuperado el nivel del PBI real per cápita anterior a la depresión.

20
BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 39.
22 BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 38. 11
23 BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 39.
24

20
BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 39.

12
24 Ansaldi, Waldo (2012) América latina. La construcción del orden. Tomo II. Buenos Aires. Editorial Ariel. Pág 22 y 23
25

26

27

20
BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 39.
25 Malamud, Carlos. (2007) Historia de América. Madrid. Editorial Alianza. Pág. 403
26 Malamud, Carlos. (2007) Historia de América. Madrid. Editorial Alianza. Pág. 407 13
27 Malamud, Carlos. (2007) Historia de América. Madrid. Editorial Alianza. Pág. 410
28

20
BETHELL, Leslie (Ed.). Historia de América Latina. 11. Economía y sociedad desde 1930... Pág. 39.

14
28 Malamud, Carlos. (2007) Historia de América. Madrid. Editorial Alianza. Pág. 411

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