FACULTAD DE CIENCIAS NATURALES E INGENIERÍA CONTROL ATMOSFÉRICO 3 DE SEPTIEMBRE DEL 2020 CALIDAD DEL AIRE Y EL COVID 19 Desde hace mucho tiempo los científicos han sabido de los efectos de la contaminación del aire en la salud pública. A la necesidad de reducirla por sus efectos nocivos para la salud y el medio ambiente se puede sumar un poderoso nuevo motivo: su posible incidencia en la pandemia del COVID-19. La contaminación del aire no es un concepto abstracto, es un fenómeno real que actualmente es responsable a nivel mundial del 18% de las enfermedades derivadas de la diabetes, del 14% de los casos de cáncer de pulmón, del 34% de casos de enfermedad pulmonar obstructiva (EPOC), del 11% de las enfermedades cardiovasculares y del 7% de los infartos. El informe del CREA (Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio) indica cómo millones de personas con patologías previas o enfermedades crónicas derivadas de la exposición a la contaminación del aire son más vulnerables al COVID-19. En un análisis de datos de ocho estudios llevados a cabo con pacientes chinos, los resultados arrojaron que las afecciones severas de pacientes con coronavirus fueron 2,4 mayores en pacientes con hipertensión. Del mismo modo, fueron 2,5 veces superiores entre los afectados por enfermedades respiratorias y 3,4 entre quienes sufrían de enfermedades cardiovasculares. Asimismo, estudios llevados a cabo en Estados Unidos por investigadores de la escuela T.H. Chan de Salud Pública de la Universidad de Harvard, notaron que muchas condiciones conocidas por contribuir a peores desenlaces de la COVID-19 son causadas por exposiciones prolongadas a las partículas PM2.5 siendo este, uno de los trabajos más robustos desde el punto de vista metodológico que han realizado investigadores de la Universidad de Harvard. Tras analizar los datos de 3.080 condados en EE.UU. (prácticamente todo el país), han encontrado una asociación entre mayor mortalidad por coronavirus y niveles más altos de las peligrosas partículas PM 2,5 (con diámetro inferior a 2,5 micras). El aumento de un solo microgramo por metro cúbico en la concentración de estas partículas hace subir un 15 % la tasa de mortalidad. Esto se debe a la larga exposición a las partículas PM 2,5 que se penetran profundamente en el cuerpo, lo que promueve la hipertensión, las enfermedades cardíacas, los problemas respiratorios y la diabetes, lo que aumenta las complicaciones en los pacientes con coronavirus. A su vez, las partículas también debilitan el sistema inmunitario y estimulan la inflamación en los pulmones y en las vías respiratorias, lo que aumenta el riesgo de contraer COVID-19 y de padecer de síntomas graves. A pesar de la mortalidad que ha traído este virus consigo y del impacto económico y social que se ha visto reflejado en la población mundial, desde su llegada no todo ha sido negativo. Desde el inicio de la pandemia y la interrupción de la vida normal y la actividad económica se ha visto un impacto positivo ambiental. Según cálculos del Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA) en Estados Unidos, el cierre de fábricas y comercios en China, al igual que las restricciones de traslados aéreos impuestas (se estima que entorno al 5% de la contaminación del mundo pertenece a los aviones) ha producido una disminución en las emisiones de CO2 de, al menos, un 25%, debido a reducción en el consumo de combustibles fósiles como petróleo, gas o carbón, entre otros, una cifra que representa, a nivel global, una reducción del 6% aproximadamente. También la calidad de aire de distintas ciudades mejoró bastante, ya que mostraron bajos niveles de contaminación. En Nueva York, Roisín Commame, una científica atmosférica del Observatorio Lamont-Doherty, señaló que se han registrado caídas de monóxido de carbono de hasta un 50% a lo largo de marzo. Por su parte en Wuhan, epicentro de la pandemia, tras ser puesta en cuarentena, tuvo una reducción significativa de dióxido de nitrógeno, un gas nocivo emitido por vehículos automotores, plantas de energía e instalaciones industriales. Además, la fauna salvaje también se ha visto beneficiada por la prohibición temporal del comercio de fauna silvestre impuesta por China para combatir el coronavirus. También les ha dado un respiro a algunas especies de animales amenazados, ya que este país, por tradición, utiliza especies consideradas exóticas tanto para su cocina como para su uso en la medicina tradicional, muchas de ellas catalogadas con un grado de especial vulnerabilidad o en la ‘lista roja’ de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Sin embargo, como lo señala el secretario de las Naciones unidas Antonio
Gutiérrez “Aunque el alivio sea momentáneo y no resuelva de fondo la crisis climática actual, lo cierto es que el coronavirus está trayendo buenas noticias al medio ambiente” Todo lo sucedido durante la pandemia deja una importante lección: hay una sobreexplotación del planeta y sus recursos. La sociedad entró en pausa de manera obligatoria y demostró que puede tener una mayor regulación y control de los recursos que consume, lo que la obliga a mejorar la relación con la Tierra y las especies que habitan en ella. De esta manera, sólo queda cambiar los hábitos de consumo y movilidad por otras prácticas que permitan ir creando una armonía con el medio ambiente. BIBLIOGRAFÍA
Jerez, M. (28 abril, 2020) LA CONTAMINACIÓN DEL AIRE, GRAN ALIADO
DEL COVID-19. Encontrado en: https://www.ambientum.com/ambientum/contaminacion/la-contaminacion-del-aire- gran-aliado-del-covid-19.asp
Monsalve, J. (4 mayo, 2020) ¿AFECTA LA CONTAMINACIÓN DEL AIRE A
LA PANDEMIA DE COVID-19? Encontrado en: https://www.elespectador.com/coronavirus/afecta-la-contaminacion-del-aire-la- pandemia-de-covid-19-articulo-917773/