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La formación de la

casa moderna en
Argentina
Ameghino: ciencia
política y mito
Peronismo* hechos > ■ ••• § a ■ •• » • ■#**
y discurso Murillo de Carvalho: Historia y política
Macro y en Brasil / Langewiesche: Nación y
microMstona ^ ^|emanja/ Cattaruzza: La
Enseñanzade la , ! Ú¡L
historia en México CUltUfa jUVeüll e il IOS 70
(ENTREPASADOS(
R E V I S T A DE H I S T O R I A
\A Ñ O V I - NUMERO 13 - FINES DE 1997

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Las Ilu s tra c io n e s de este número han sido extraídas de “Arti


Grafiche nel Cinema Muto Europeo", Riccardo Palmleri, Roma,
M.I.C.S., 1995.
Foto de tapa: Berisso, década del '30.
Composición y armado: Omega Láser Gráfica, Callao 157, P. B.
"C", Capital Federal.

Impresión: Gráfica LAF, S. R. L, Loyola 1654, Buenos Aires.


Indice

Artículos

El nido de la tempestad. La formación de la casa


moderna en la Argentina a través de manuales
y artículos sobre economía doméstica (1870-1910)
por Jorge Francisco LIERNUR

De la santidad laica del científico


Florentino Ameghino y el espectáculo
de la ciencia en la Argentina moderna
por Irina PODGORNY

Dichos y hechos del gobierno peronista (1946-55).


Lo táctico y lo simbólico en el análisis histórico
por Noemí M. GIRBAL-BLACHA

Las búsquedas de la historia.


Reflexiones sobre las aproximaciones macro
y micro en la historiografía reciente
por Fabián Alejandro CAMPAGNE

En Debate

El mundo por hacer.


Una propuesta para el análisis de la cultura
juvenil en la Argentina de los años setenta,
por Alejandro CATTARUZZA

Galería de textos

Formación cultural de la nación en la


Alemania del siglo XIX
por Dieter LANGEWIESCHE

Entrevista

Historia, tradición e identidad política en el Brasil


Entrevista a José Murillo de Carvalho
por Jorge MYERS y Elias PALTI
Artículos
El nido de la tempestad
La formación de la casa moderna en la
Argentina a través de manuales y artículos
sobre economía doméstica ( 1870- 1910)
Jorge Francisco Liernur*

Bella es la vida que a la sombra pasa En estos años Buenos Aires casi ha
Del heredado hogar, el hombre fuerte perdido sus contactos con la naturale­
Contra el áspero em bate de la suerte za, de la que sólo perviven algunos reta­
Puede allí abroquelarse en su virtud. zos en las orillas, donde Jas rutinas obre­
Si es duro el tiempo y la fortuna escasa ras se mezclan con destrezas de mata­
Si el aéreo castillo viene abajo deros, de granjas y de tambos. Mientras
Queda la noble lucha del trabajo tanto, con piedras, fierros, cristales,
La esperanza, el amor, la juventud. con ébano y porcelanas venidos de to­
das partes, está construyéndose el cora­
"A t hom e" zón de la metrópolis. A los sobresaltos
Carlos Guido y Spano de otras grandes ciudades la Capital de
la Argentina agrega la prolongada pro-
visoriedad de muchas de sus instalacio­
nes que se renuevan continuam ente:
1 • "Es preciso que la casa sea un n i­ desde los comienzos de su moderniza­
do y un santuario donde el amor tenga ción se presenta como una ciudad con­
un abrigo, la vejez un descanso, la in ­ mocionada. La estructura cambiante y
fancia una escuela de virtud, la patria m óvil de la producción y las exporta­
un apoyo y la moral un culto", recla­ ciones del país acompaña ese andar im­
ma uno de los manuales más difundi­ previsible, y hasta avanzado el siglo, el
dos en la década del veinte. Casa-refu­ empleo estable es infrecuente.
gio. casa-imán, casa-bálsamo, o casa- Gastón Bachelard ha pensado las
nido, estas metáforas colm an las pági­ relaciones de la casa con el universo
nas de las revistas para la m ujer y de trabajando las imágenes de la poesía
esos libritos de econom ía dom éstica en las que aquella se presenta como un
que circulaban durante el período que refugio cálido y seguro, que con la for­
a i alizamos. Su expresión más difun­ taleza de sus muros nos protege de
dida es la fábula del chanchito Prácti­ truenos y vendavales. "¡Sigue, sigue no
co en la que confort hogareño y traba­ mas, en tus hazañas señor Huracán!
jo se articulan de manera ejemplar. -se lee en una de las lecturas que se
Pero ¿qué significa este traslado de proponían para los niños en las escue­
imágenes de cottages, ranchos, o caba­ las argentinas-. Nosotros estamos aho­
ñas de bosques y llanuras a los laberin­ ra en nuestra casa, al lado de nuestro
tos metropolitanos? padre y nuestra madre, y observamos
por la ventana las locuras que haces en
las calles. ¡Sacude fuertemente nues­
tras puertas y ventanas! No se han de
•CONICET; UTDT; UBA. abrir, pues para que tu no entres, car­

>7 (
punto que "cuando comenzaron a s
compiladas las estadísticas nacional
todos los que 'ganaban el pan' fuero»
considerados miembros de la fuerza (j
trabajo económicamente activa, mien
tras que ninguna de las mujeres fUl
considerada de tal modo". Puesto qUl
para la ciencia económica la casa esui
bulbo opaco cuyas actividades -no ne
cesariamente dedicadas solo al ocio
no suelen ser consideradas en la elabo
ración de las rentas nacionales simple
pinteros y cerrajero han puesto el ma­ mente por no formar parte del merca
yor cuidado!"1. do, en la "economía doméstica" traba
La casa metropolitana que estamos jo y productos no tienen precio, soi
tratando de comprender debe ser des-preciados2. Así, la Economía gene
igualmente un refugio, pero frente a la ral pasó a ocuparse de un sector de lo
tempestad de la modernización. Su movimientos de los bienes, mientra
constitución interior no puede com­ que el restante, librado al ámbito prj 1
prenderse si no se la pone en vincula­ vado, quedó fuera de su interés.
ción con el espacio de la ciudad, con Lo que no significa fuera de toda oí
esa convulsiva "vida nerviosa" a la que ganización del saber. Políticos, técm
los habitantes debieron someterse pa­ eos, comerciantes, diletantes, maes
ra poder sobrevivir. Como los perso­ tras, médicos, fueron conformand
najes de "Los desorbitados" de José poco a poco una nueva materia: la Eco
María Cantilo, ellos "eran parte del nomía Doméstica. Se trata de una de
torbellino general que, confundiendo signación reiterativa en la que dos ve
los valores sociales agitaba ricos y po­ cabios griegos -oikos (eco), la casa,
bres, buenos y malos, en un mismo de­ nemein (nomía) su dirección- repica]
lirante sensualismo". en la domus latina.
Pero la casa no es sólo un hueco. Es La morada, entonces, cumple un
también la unidad en la que si no se doble función reguladora, de lossent
realiza con el consumo, se altera con la mientos y de los recursos. "Trabajan
dilapidación, o se frena con el ahorro do junto a vuestra madre -se recc
el ciclo de producción y distribución mienda a las niñas- aprenderéis quel
de mercancías; y es el mecanismo que dulzura, la paciencia, la bondad so:
sostiene la reproducción de la fuerza tan necesarias como la economía y ‘
de trabajo. Sostiene Emanuel Wallers- savoir faire, y poco a poco os acosturt
tein que en el capitalismo histórico el braréis a practicar estas virtudes sin la
hombre adulto que procuraba el sala­ cuales no existe la felicidad en el hog¡
rio era considerado como el que "gana­ doméstico". s
ba el pan", mientras que a la mujer Dulzura, paciencia, bondad, cort a
adulta que trabajaba en la casa se la ca­ prensión deberán ser las virtudes fem* c
talogaba como "ama de casa". De esta ninas por excelencia. ¿Qué fin ptf? o
manera este sistema se caracterizaría guen estos almíbares? "No hay pa$i0
no tanto por la diferencia de los roles que no dañe al organismo -leeni05 ti
(reconocibles en otros sistemas) sino porque en toda pasión hay emoclon n
por la desvalorlzación del trabajo de la las emociones obran sobre los va* d
mujer (y de los jóvenes y viejos), a tal por intermedio del sistema nervi°s

)1(
Por eso nn.i emo-
• ion viva I a liga y
agita los 11*111 ros
nerviosos" Kn el co­
mienzo de ñuesl ro
arco temporal Pilar
Pascual de Nan Juan
Indicaba la justa ln°
tensldad del autor,
necesaria para man»
tener la cohesión de
l.i unidad cloméstl-
en; "pero no del
amor que extravia la
razón y perturbo la
inteligencia, sino cíe
ese sentimiento pu­
ro, que es h 1jo el el
cielo, que une a los
hombres entre si y ,i
todos con el Pací re
común", lis l.i mujer
quien debe eliminar
to d o "e x c e so " de
sentimientos y ac­
tuar como receptora
o como una suerte
de desactlvadora de
las pasiones en tan­
to manifestaciones
de con I líelos. De es­
te modo "llenará su
misión si a una pie­
dad sincera, a una resignación y dulzu­ igra ti 11<ai I6n diferida". "En el siglo
ra a toda prueba, reúne las virtudes do­ X IX, escribe- la esperanza de que el
mésticas tan necesarias para la paz y el comercio hiciese a los hombres 'tole­
bienestar de la familia. Ella modificará rantes y sociables', y no ávidos y rapa­
las pasiones e instintos de su compañe­ ces, se basaba en gran parte en la instl-
ro, le alentará para el trabajo, dulcifica­ tucionallzación de la gratificación di­
rá su carácter, consolará sus amargu­ ferida, de la que debía encargarse la la­
ras, embellecerá su morada, preparará milla, corazón y alma del estilo de vida
su alim ento y su lecho de reposo, le burgués". Filántropos y reformadores
asistirá en sus dolencias y finalmente progresistas crean que la orientación
cerrará sus ojos en la hora suprema y de los consumos hacia la casa evitaría
orará después sobre su tumba". el Individualismo al que naturalmente
No se trata sólo de "pacificar" el Ins­ tendía el sistema capitalista Sabían
tinto o la rabia. La mujer debe funcio­ que sería difícil subordinar los intere­
nar también como el eje de un sistema ses de los Individuos al bien común,
de garantía de lo que Lasch* llama pero pensaban que era posible apelar
al m enos a un egoísmo de mayor co n ­ des de una casa y cuya acción se limita
ten id o "so c ia l” e histórico, basado en a un ho m b re q ue se llam a m arido y ¡
el m a t r im o n io y en el co m p ro m iso unos m uchachos que se llam an hijos, y
co n el destino de los hijos. la farsa colosal de puertas afuera, cuyo
Tras este propósito, el proyecto do­ escenario es el m u n d o y cuya Intriga se
méstico laico se cruzaba con viejas nor­ desarrolla entre m il. En aquel la prota­
mativas religiosas, por lo que no es ex­ gonista se llam a m atrona, en esle mun.
traño encontrar formulaciones de idén­ daña (...) ¡Ahí ¡mujeres, mujeres! Tic-
ticas características en área católica. nen un cielo en su casa y buscan a lucra
"Así, bajo el imperio de la idea cristiana el In fiern o ” .
(...) -se sostenía en 'E l C ató lico '- (la Sarlo ha com prend id o m u y bien que
m ujer) ha alcanzado el dulce privilegio esta c o n te n c ió n ex p lica el auge de la
de endulzar las pasiones brutales de los novela "p asio n al" sem anal com o rea11.
hombres, logrando que estos depon­ zación im aginaria de una extraordina­
gan su agreste ferocidad,; y por ú ltim o , ria represión de los sentim íenlos5. Glo­
ha conseguido inm ortalizarse en el sando a Ingenieros nos dice que "la pa­
ideal sublime de la madre de fam ilia, sión solo aparece cuand o el sentimien­
reina y señora de la vida doméstica"4. to am oroso encuentra un obstáculo en
La "dulzura" y la "paz" que conse­ su c a m in o . Para q u e nazca la pasión
guirá la "reina" son los bienes más pre­ son necesarias las disposiciones socia­
ciados del refugio. Pero para merecer su les que, en nom bre del m atrim onio y la
pequeño trono ella debe modelar sus d o m esticid ad , la co n sid e ran un plus
tendencias naturales: es que en el fon­ poco funcional a las com unidades hu­
do se cree que "las mujeres son todas/ m anas". El propio Ingenieros había lle­
como las muías;/ yo no digo que todas, / vado su razonam iento al extremo: ''las
pero hay algunas/ que a las aves que d oncellas que fugan y las esposas que
vuelan/les sacan plumas", com o canta e n g a ñ an -leem os en su "T ra tad o del
el sargento Cruz. El precio de su reina­ am or"- no son simples violadoras de la
do será el recorte de las alas: la represión obediencia o de la fe jurada, sino verda­
de sus reacciones y sentimientos, de su deras rebeldes con tra la tiranía social,
“ lascivia" y sus "flojedades", de su "ten­ insurrectas contra la institución misma
dencia a la mentira". Deberá modelarse del m atrim onio".
como "un genio dulce, tranquilo, más Según estos m anuales la vida metro-
bien alegre, sin esos cambios bruscos politana parece provocar en el hombre
que se traducen en arrebatos de cólera". un explosivo cú m u lo de tensiones, y si
Asexuado, pasivo, el "genio d ulce" se la m ujer no hace de ella misma y de la
construye aniquilando al "d e m o n io " casa un bálsamo, él n o tendrá donde re­
femenino y por eso se realiza en su oca­ construir una ilusión de arm onía que el
so como hembra, como matrona más "m u n d o " d esm iente cada día. La dis­
que como madre: como advirtió Alber- creción, el silencio, esa dulzura, son ne­
di, "es algo cuando ya no es nada". El cesarias para que el h o m b re recupere
protagonista de "Silbidos de un vago", sus fuerzas morales y "salga de casa con
de Eugenio Cambaceres caracteriza el el corazón satisfecho. El recuerdo de U
afuera y el adentro de la casa como dos dicha que goza en el hogar doméstico
escenarios que proponen dos roles a la le hará paciente y sufrido para las con­
mujer-actriz: "dos géneros opuestos se trariedades que experim entará fuera
presentan desde luego al gusto y voca­ Y afuera lo esperan la tem pestad y *3
ción de la comedíanla El teatro serio, guerra. C arm en Karr de Casarte prop0"
cuya escena se reduce a las cuatro pare­ ne una pregnante im agen de estos he*

) 10 (
roes y heroínas cotidianos: "L a H isto­ Se habrá advertido: c u a n d o el espo­
ria, h a b lán d o n o s de aquellas nobles so regresa al hogar ella está esp erán d o­
damas medievales que con sus blancas lo. SI ha salido lo ha h e c h o sólo para
y suaves m anos ab rochab an sobre el a lg u n a co rta v is ita f a m ilia r , o p ara
pecho de sus caballeros las fuertes ar­ com prar las vituallas cotidianas: afue­
maduras que habían de guardarles del ra la tempestad m etrop olitana la am e ­
peligro en las batallas, evoca un sím bo­ naza con d ilu ir tam bién su alm a E n la
lo de eterna verdad, pues la coraza del co n sig n a de m á x im a re c lu s ió n de la
alma, para que sea invulnerable, ha de m ujer en el interior de la casa c o n flu ­
estar ajustada por una amorosa m ano yen distintos sistemas de ideas.
de mujer. Y solam ente cuando ella no Lo exige por supuesto el m o delo c a ­
lia sabido cerrar fuertem ente la arm a­ tólico de m atrim o n io , adoptado por el
dura cae el h o m b re v e n c id o ". Topos C ód ig o C iv il. Este m o d elo d e te rm in a
que recorre la narrativa naturalista de la doble debilidad, física y m oral, de la
fin de siglo, el desastre, efectivamente, mujer; la prim era porque la incapacita
acecha a las que no contribuyan a esta para la lucha externa, la segunda p o r­
eternam ente repetida recom posición que la supone fácilm ente clau d ican te
del alma del com pañero. Sarlo lo regis­ ante las tentaciones
tra en el análisis de las ficciones sema­ El m odelo de m u jer burguesa de la
nales de los años veinte, y lo corrobo­ prim era fase de la m o dernización, en
ran los textos de los manuales. Sí luego cam bio, la quiere recluida para c u m ­
de sus esfuerzos por conseguir el "p an ", plir eficientem ente co n sus fune iones
el hom bre " n o tiene esperanza de e n ­ Esta m ujer encontrará su esencia en su
contrar a su regreso sino miseria, sucie­ p roducción -su casa y su prole-, y de­
dad y desorden (...) y en consecuencia berá evitar tod o e x h ib ic io n is m o c o r­
se irrita y exaspera; y supongamos tam ­ poral, rém ora del espíritu aristo cráti­
bién que en esta disposición de ánim o co. Para esta m entalidad, "es la p artici­
encuentre un superior, un com pañero pación de la m ujer en un espectáculo
que le contradiga tam bién; su reprim ida p ú b lic o lo que h iere, p o rq u e , c o m o
cólera estalla y resulta un conflicto de gra­ ob jeto de exposición, siem pre pierde
vísim as consecuencias". T o d a v ía en valor com o in d iv id u o "8.
1923” se lee que si una esposa no adm i­ Pero tam b ié n la in c ip ie n t e m u je r
nistra adecuadamente su hogar "el jefe proletaria debe, al m enos para la m a­
de fam ilia si carece de fortuna tiene que yoría de las organizaciones socialistas
sostener una lucha intensa para obte­ y anarquistas, evitar las in flu en cias del
ner recursos y entonces sobrevienen las m u nd o externo que, m ayo ritartam en ­
angustias q u e p u ed en c o n d u c ir a la te d o m in ad o por la burguesía y el cle­
neurastenia y a la locura, o bien queda ro, am enazan co n d eb ilitar su espíritu
expuesto a tentaciones que com prom e­ de rebeldía social.
ten su honor". Y en 19387 con iinú a en­ Algunos testim onios presentan a esa
señándose en la escuela a las alum nas "prisionera" com o el tipo más frecuen­
que "u n a buena h ija debe ser artista. te de un sector de la sociedad: a fines de
C o n este fin debe estudiar lo bello en la década del o ch en ta, H u re t v io q ue
todas sus manifestaciones desde la obra ella "en ausencia de su m ando, n o sale
de arte hasta la hum ilde flor. Las niñas a la calle, o lo hace absteniéndose de Ir
buenas y virtuosas son siem pre am a­ al teatro, o de paseo, o perm aneciendo
bles, así m itig a n las penas de sus p a­ en su casa o con su fam ilia"9 Es verdad
dres, secan las lagrimas y alejan el odio, que en m edio de las obras d e salu b ri­
el rencor, el hastío y la tristeza". dad, con sus calles en construcción, vu

) 11 (
europeas y asiáticas"?, ¿quién a iosr
bazares y cristalerías "comúnmente i
josas y de mucho capital, (qUe) 0frecj
un conjunto selecto de todos los artí
los de arte, adorno y fantasía que ^
duce la Industria m oderna"?, ¿q u ic°
las 70 perfumerías, a las 541 tiendas!
los 146 restaurantes? Habla ademi
537 "plazas de |uego de pelota y baile*
y 131 teatros y 9 circos fijos que ataría,
anualmente a 1.506.107 espectadora
las más de las veces a presen tacionesd
variedades, sainetes y otros géneros po
pulares.
No estamos diciendo que para toda
caos de tránsito, sus demoliciones y su la vida era una fiesta. Mucho menos na
aún apenas aprobado (1887) reglamen­ ra las más pobres. Sabemos por ejempk
to de construcciones, en el momento que el 37.4 % de las familias tenían de?
en que se hace esta descripción el de­ a 8 hijos; y que en el grupo mayorltark
sorden de la ciudad se parece bastante a de los m atrim onios entre inmigrante
las consecuencias de un verdadero hu­ italianos (25.006) el 14% tenían entre!
racán. También lo es que cuando Huret y 12 hijos, y 3 o 4 el 25.2%. Por añadido
mira Buenos Aires, para los sectores po­ ra una mayoría de estas mujeres trabaja
bres que habitaban en los barrios más ba -125.357 sobre 145.998 entre 10]
alejados el transporte no era de fácil ac­ 100 años, el 85%-. Entre ellas había, o
ceso. Pero debemos hacer algunas sal­ cierto, unas 24.000 que como costure
vedades. Prim era: muy pocos vivían en ras, cigarreras, modistas, lavanderas,!
los "barrios alejados". En el núcleo cen­ planchadoras lo hacía en sus propia
tral, cuya periferia estaba constituida hogares, al menos durante unas hora*
por Barracas, San Cristóbal, Recoleta y pero las restantes ¿no eran parte de li
Once residían 404.173 del total de m ultitud? ¿Tiene sentido entonces ii»
433.37S habitantes de la ciudad. ginar una ciudad atravesada casi exclu­
Y además: es sabido que mientras la sivamente por un público masculino
proporción de casas unífamiliares cre­ tal como lo sugieren Huret y los manua­
cía hacia esas periferias, los conventi­ les? ¿No era en estos artos la "reina prt
llos, y con ellos los sectores más pobres sionera" una figura Instalada por lacen'
se adcnsaban en la zona cercana a la sura en el deseo, Infrecuente en la
Plaza de Mayo. Según el censo de 1887, dad? ¿V no es la ciudad, esta nueva n*
de las 116.167 personas asi alojadas, trópoíis cosmopolita, el escenario paj*
unas 50.000 vivían a menos de 15 cua­ la construcción del naciente mcrca
dras de allí. Pero si toda la actividad ex­ matrimonial, libre -o al menos allcm®
terna consistía en consumos elementa­ tlvo- respecto de las complejas man
les o Imprescindibles, o eventualmente bras tradicionales para la consjRl,c .
en la piadosa vlslia a hospitales, escue­ de los acuerdos de parentesco? ^Í,Í,I<1|1
las u obras de caridad: ¿quien acudía a ha dcscrlpto Rodríguez Molas, la l'xl
los 400 (de las 541 tiendas y mercerías), slón de ese mercado "va siempre a ^
"lujosos establecimientos en los cuales panuda de nuevas pautas en lo vl ^
se venden las telas más ricas y las con­ tldlana: fiestas organizadas por la* ,,
fecciones más costosas de las fábricas lias, bailes populares, excursiones
pestres, veladas dan*
zantes, paseos por '
los bosques de Paler- í / y A
mo, corsos de flores, r
garden-partys en las
quintas de Acassuso,
Tem perley, Ramos
Me|ía y Lomas de Za­
mora , veraneos
com partidos...". Es
sobre este fondo de
"tentaciones metro*
polltanas" donde
Cañé dibuja la cono­
cida consigna de re*
cluslón femenina y
de guerra que se arti­
cula con la represen­
tación medieval que
citamos más arriba:
"nuestro deber sa­
grado es defender
nuestras mujeres
contra la Invasión
tosca del mundo he­
terogéneo, cosmo­
polita, híbrido que
es hoy la base de
nuestro país.(...)
¿Quieren placeres fá­
ciles, cómodos o pe- ■
llgrosos? Nuestra so- g fmmJi
ciedad múltiple ofre­
ce campo vasto e Inagotable. Pero ho­ la conquista de los padres no era sino
nor y respeto a los restos puros de nues­ cuestión de tiempo. Pero ¡ahí estaba
tro grupo patrio, cada día, los argenti­ ella, la madre, para velar por todos!".
nos disminuimos... Cerremos el circulo El traba|o entonces, pero también
y velemos sobre é l"10. En "Qulllto" de la Institución del descanso domini­
Carlos María Ocantos el exterior ad­ cal, la difusión de la iluminación noc­
quiere tonos amenazantes, y el hogar es turna, la constitución de la Policía Fe­
presentado como una verdadera duda- deral, el desarrollo del sistema de
dela asediada que caerá en manos de la transportes públicos, la construcción
"chusma" si la "nlflo" cede a sus Instin­ de nuevos paseos en la Recoleta,
tos: "como lobos hablan rondado su ca­ Constitución y Palermo, de nuevos
sa, para entrar a saco en ella viéndola teatros, de los hipódromos, suponen
bien guardada, engatusando al cordero la ampliación del lugar ocupado por
de su hl|a. Ya sabían ellos lo que se ha- las mu|cres en el espacio público, y su
clan: atacaban por el lado más débil, contracara, la reducción del espado
más vulnerable; una vez ganada la hija, doméstico.

) 13 (
bablem ente entre el personal domésu
¿ j A este punto debemos hacer nu­ co de m ayor rango y con seguridad en
merosas distinciones. Para reconocer tre las profesoras de escuela secunda
las características generales de nuestro ria, las que propugnaban su uso entn
tema hemos recorrido hasta aquí nues­ sus alum nas.
tro período por trazas sinuosas y seg­ Versiones clásicas son la ' Economu
m entadas. Pero com o es o b vio las e higiene dom éstica' de Appleton (188f¡
ideas sobre la casa se m odifican a lo New York), la " Econom ie Domestique
largo de este tiem po. Y así com o no de Scheffer y Am is (1889, París) y
hay una única mujer, una única casa, secrets de I'econom ie domestique a la a
inm utables, tam poco es único el signo lie et a la cam pagne", de A. Heraud (p*
y características de los manuales y las ris, 1889). Estos libros describen cui­
restantes publicaciones. Volvam os al dadosa y sistem áticam ente las tareas»
principio. el vasto un iverso m aterial de la cay
La m ujer de los magazines fem eni­ m oderna, y tienen el tono neutro de
nos o fam iliares de las décadas del se­ m anual p ro fesio n al. Baste un ejem­
tenta y del ochenta parece únicam en­ plo, tom ado del segundo, para adver
te interesada en asuntos generales, en tir el tip o de lectora (¿lecto r?) que el
la moda o en artículos de belleza. Rara autor im agina; se trata de la lista di
vez se encuentran en ellos menciones m ateriales que integran la casa, de la
al cuidado de la casa. Y es com prensi­ que se describen las distintas sustan
ble; la lectura es todavía una destreza cias y p ro ce d im ien to s de limpieza
de minorías, y para esas m inorías la ca­ "m eubles vernis, acajou, noyer et chi­
sa es la residencia, un artefacto com ­ ne, noyer et chéne presque noir, bou
plejo poblado por fam ilias extendidas, d"Ébéne, bois et m arbre blancs, mar
sirvientes y empleados, y su gobierno bres, ivoire, glaces et vitres, gravures
es una tarea más del personal. Sin em­ cuivres, suspensions dorées, argente
bargo, desde finales de los setenta al­ rie, to u lz, m etal an g lais, couteaux,
gunos m anuales ya com ienzan a cir­ cristaux, verres et carafes, porcelaines
cular, y algunos se escriben y editan en et objets vernissés, verres de lampes
Buenos Aires. ¿C o n que o b je to ? ¿A table, bufet de cuisine, planche á ha-
quien están dirigidos? ch er, rá te lie r a v a is e lle , cuivres, fer
H ay que diferenciar prim ero entre blanc, fer battu, bouteilles". Que no se
tres tipos de estos lib ros. U nos son trata de un problem a ajeno a los porte
pragmáticas acum ulaciones de indica­ ños lo refleja m uy bien "V id a moder­
ciones, que parecen dirigidas precisa­ n a", el conocido texto de Eduardo VVil-
mente a la educación del personal en­ de. E l narrador protesta a llí contra la
cargado del m anejo de las grandes co m p lejid ad d el n u e vo aparato do­
mansiones. Otros, tras la huella de las m éstico, se ha radicado en un lejano
cartas de Madam e de Sevigné, se orien­ p ueb lito "p o r h u ir de m i casa dond<
tan más bien a forjar la m oral de las jó­ no podía dar un paso sin romperme U
venes burguesas. Vagam ente, las in- crism a contra algún objeto de arte. Li
terlocutoras del tercer grupo deberían sala parecía un bazar, la antesala ídem
encontrarse en sectores hum ildes. el escritorio ¡no se diga!, el dormitorio
o los vein te dorm itorios, la despensa-
ios pasadizos y hasta la cocina estaba11
3 Los m anuales "técn ico s" no fue­ repletos de cuanto D ios crió. No habí*
ron escritos en el país. Traducidos, o núm ero de sirvientes que diera abasto
en su lengua de origen circularon pro­ La luz no entraba en las piezas por cau­

) 14 (
sa de las cortinas; yo no podía sentar­ ción, bombas de agua, nudos, son los
me en un sillón sin hundirme hasta el objetos que la obra observa, recorrida
pescuezo en los elásticos, el aire no cir­ hasta la obsesión por la p re o c u p a ­
culaba por culpa de los biombos, de las ción de los p roced im ien to s que ga­
estatuas, de los jarrones Tan in­ ranticen en cada caso una lim pieza
trincado es ese aborrecible mecanismo adecuada. De los elem entos abundan
que el hl|o de un amigo se pierde en las ilustraciones de despiece, con pro­
sus laberintos: "el pobre niño se había yecciones en corte y planta, con pers­
metido en un rincón del que no podía pectivas y m inuciosas descripciones
salir porque le cerraban el paso un chi- de detalle en las que se apelan a arti­
fonler, dos biombos, una ánfora de no ficio s m odernos co m o las tra n s p a ­
sé donde, los doce Pares de Francia, rencias parciales.
ocho caballeros cruzados, un camello M u y tempranamente, en 1841, Sar­
y Demóstenes de tam año natural, en m iento había advertido la necesidad
zinc bronceado. |Vaya usted a limpiar de sistematizar, profesionalizar, la ta­
una casa así!"11. rea de los trabajadores domésticos. Si­
El m anual de Heraud descarta to­ guiendo el criterio de A dam S m ith .
do artificio retórico. En él están tan concebía al lujo com o el m áxim o v a ­
ausentes los consejos morales, como lor agregado a las materias primas m e­
los secretos del bordado que suponen diante la artesanía, y pensaba que los
un público de damas. N o tiene pre­ consumos de los sectores "aco m o d a­
tensiones científicas, pero ordena su dos" motorizaban la econom ía, "ele­
material alfabéticamente con neutra­ v a n d o " la c o n d ic ió n de los m ás po­
lidad técnica, com o una colección de bres. El lujo, escribía, "es un canal im ­
enseñanzas prácticas extraídas de dis­ petuoso por donde baja la riqueza des­
tintos autores. La casa es una cons­ de los grandes cap italistas hasta las
trucción vasta, aislada, que se supone manos toscas y fuertes que diariam en­
nueva. Por su segmentación y su ses­ te se ocupan de producir". Desde esta
go higienista las recomendaciones y posición auspiciaba la com plejización
descripciones parecen estar dirigidas de la casa, para perm itir la incorpora­
a construir al "connaisseur" que ha­ ción de nuevos usos, nuevos in stru ­
brá de mantenerlas más que al opera­ mentos, nuevos lugares, nuevos mate­
dor que las construye. La voz “ habi­ riales. Y para el m anejo de estos ele­
tació n ", por ejem plo, está d ivid id a mentos modernos se hacía necesaria
en los siguientes parágrafos: "Assé- una educación "profesional", especia­
chement et ventiiation du sol", “ Dis- lizada. E n Santiago de C h ile “ el arte
positions et materiaux propres á pré- culinario está en manos de cocineras
ve n ir l"h u m id ité du so l", "M o y e n que no saben leer, haciendo esta sola
d"assurer si une maison est hum ide", circunstancia, si la señora no se encar­
"M oyens de chasser P h u m id ité des ga de ello, im posible que se tien te el
maisons", "M o ye n de rendre habita­ ensayo de quinientas recetas que traen
ble une maison nouvellem ent cons- los manuales de cocina, de facilísim a
truite", "M o ye n d"assainir les appar- ejecución, vivien do las familias acau­
tements fraichem ent peints", "Assai- daladas a merced del primer dem onio
nissement de T in terie u r des habita- que se llam a cocinera, por no saber
tions" y "D ecoration des habitations otra profesión mejor que darse para v i­
par les fleurs artific ie lle s ". Plantas, v ir". Sin profesionalización de sus ope­
pájaros, artefactos, insectos, sistemas radores la transform ación dom éstica
de lavado, de calefacción e ilu m in a­ se hace imposible, lo que a la larga tra-

) 15 (
( 7 1 % ) p r o v e n ía d e p a ís e s europe<
D ebe d is tin g u ir s e a d e m á s q u e hafc
d is tin ta s ca te g o ría s d e p erso n a l, q,
ib a n d e sd e p in c h e s o c r ia d o s has
m u cam o s, ch efs y va le ts d e chambr
C o m o lo e x p re san lo s salarlos, las fj
m ilias p referían c o n tr a ta r emplcad(
de n a c io n a lid a d inglesa o francesa p¡
ra los roles d e m a y o r jerarq u ía y poj
q u e p o s ib ilit a b a n el ap re n d iz a je ;
p ráctica de esos id io m a s *2.

x Los m a n u a le s para las jóvenes;


ba el ciclo de la economía; sin em plea­ s e ñ o ra s b u rg u e sa s f u e r o n comune
dos adecuadamente entrenados "las hasta e n trad o el n u e v o siglo, y se apo
familias ricas no gozan un solo día de y a b a n e n un g ran te m o r que se hao
felicidad lidiando con la torpeza, la ig­ ex p lícito y ad q uiere fuerza a partir d<
norancia e inm oralidad de criados y la crisis de 1890: la d iso lu ció n de la fa
sirvientas", y "malgastan (dinero) en m ilia y la d isip a ció n de los bienes co
muebles y llaves rotas (...), en porcela­ m o re s u lta d o d e u n a p erd id a de ro
na, cuchillos, cristales y jarrones h e ­ p ro d u c tiv o para la m u jer. Habiendt
chos trizas (...) y en el dinero, alhajas, d e ja d o el m a n e jo de la m aquina d*
ropa y otros objetos sustraídos". habitar en m an o s de empleados, y df
En el censo de Buenos Aires de 1887 nodrizas13 y am as la crianza de los n>
figuran 29.870 trabajadores “ domés­ ños, sin un lugar en los combates de
ticos", a los que p o d ría n agregarse "g ra n m u n d o " e x te rio r de los hom­
otros empleados en servicios exter­ bres, a la m u jer burguesa solo le qued¡
nos, como una parte de las 4515 plan­ la fr iv o lid a d , p o r lo q u e el lu jo co
chadoras o de las 4536 lavand eras. m ienza a percibirse com o un proble-
Confirmando la tendencia a la com- ma. E n n o vie m b re de 1891, la redac
plejización de la casa de ricos, y en c ió n de " E l M o n ito r de la Educados
consecuencia la necesidad de esos ma­ C o m ú n " e d ito ria liz a sobre el tema
nuales, en el segundo censo nacional "D u ra n te el período delirante de gran
de 1895 se nota un cambio im portan­ dezas que p reced ió a esta oscura no
te puesto que el rubro aparece por pri­ che, la fam ilia argentina olvidada df
mera vez discriminado en "d o m ésti­ sus puros an tecedentes patriarcales
cos, mucamos, sirvientes, cocineras y v io relajad os Jos v ín c u lo s amorosos
niñeras". El 7,3% de los mayores de de la d iscip lin a dom éstica; el insano
14 años en ese momento se ocupa en afán de labrar la riqueza como por en­
este tipo de actividades. La posibili­ salm o lanzó a padres y a hijos en to­
dad de lectura de estos libros es alta si das direcciones, arrastrados por desa­
se tiene en cuenta que para la misma poderada am bición; el éxito debido al
fecha en Catedral al Norte, el barrio azar hizo perder la confianza en la vir­
donde más concentradas estaban las tud del trabajo; las riquezas improvi­
familias de la elite, sólo se registra un sadas relegaron al rincón de las cosas
11% de analfabetismo entre este tipo in ú tiles las ideas de ahorro y econo­
de trabajadores. Un 15% eran france­ m ía". La advertencia parece la contra-
ses, y de todos modos la m a yo ría cara de descripciones comunes ap*'

) 16 (
ñas un par de años an­
tes como la de Martín
García Merou en "Per­
files y miniaturas",
cuando se refiere al
ambiente común en
los paseos: "se respira
en todas partes una at­
mósfera de bienestar
que encanta, las mu-
jeres dejan ver el con­
torno plástico de las
curvas de su cuerpo,
ceñido por esas vo­
luptuosas telas estiva­
les, que oprimen la
carne juvenil como
una malla finísima y
añaden un nuevo en­
canto a la gracia feli­
na de sus movimien­
tos. Los corpiños en­
treabiertos dejan tras­
lucir el suave reflejo
de las carnes frescas como un botón una conferencista española. Con an­
de rosa, que reciben por la mañana las terioridad Sarmiento había descripto
caricias de las ondas en que apareció esta polaridad arcaica en sus reflexio­
Venus a los ojos estáticos de los aman­ nes sobre la mujer y la civilización.
tes de la belleza eterna". Procuraba insertar entre esos polos la
Gregorio Araoz Alfaro incluyó a es­ nueva figura "moderna", media, que
te sector como destinatario de su "Li­ como veremos enseguida fue cons­
bro de las madres" publicado en 1899 truyéndose recién en torno al nove­
donde alertaba: "¡Cuantas hay que cientos. Su análisis refería la evolu­
con fútiles pretextos y con la compla­ ción histórica de la mujer y proponía
cencia culpable de esposos y médicos tres tipos básicos: la mujer salvaje, la
reniegan de su deber de madre (...) mujer bárbara y la mujer civilizada.
Aquí nos referimos (especialmente) a Ignorante, sometida al trabajo brutal
la dama aristocrática, rica o mediana­ y a los malos tratos, salvaje es la mu­
mente colocada, que tiene sed de pa­ jer primitiva, y al describirla Sarmien­
seos y de diversiones o que se asusta to parece estar pensando en su ver­
no tanto de la falta de libertad que le sión contemporánea, la compañera
impondrá la crianza de su hijo, sino del hombre de pueblo, campesino o
ante todo de que su cuerpo se defor­ urbano que describe en el Facundo:
me, de que sus senos se marchiten, y ese ser es "el hombre salvaje que lu­
su bella tez se decolore"*4. cha incesantemente con la incerti-
En estos años la mujer parece res­ dumbre de su existencia, que no tiene
ponder todavía a dos modelos extre­ hogar fijo, que disputa a las fieras en
mos: "O bestia de carga, o bestia de los bosques la presa que ha de alimen­
lujo, que dice Benavente", resume tarlo" para quien la fuerza bruta es la

) 17 (
cualidad más apreciada "Dolada de de sus contenidos, su ''frivolidad" iA
cualidades liornas que requieren el lo último parece más plausible si
descanso y un domicilio fijo para que piensa que como alternativa posiulu o
puedan desarrollarse” , frente a osos la mujer pensante, compañera v coiftí
atributos la mujer os esclavizada y plómenlo de su hombre moderno, un
menospreciada "Todas las cargas pe­ trabajador de las Ideas, Una mujer quc
sadas de una vida ominen temen te di­ excluye más bien la molicie o el llcm.
fícil recaerán sobre ella, no obstante po negativo, carente de positividad,
su debilidad orgánica, que ya no será del afeite.
considerada sino como una nueva Otro matiz del disgusto por el lujo
imperfección". En el polo opuesto de femenino había tenido su manifestó*
esta trabajadora sin descanso Sar­ ción poco antes en Alberdl. A diferen­
m iento dibuja la mujer bárbara, un cia de Sarmiento, la base principal de
paso adelante en la evolución del gé­ su condena no habla sido económica
nero que habría alcanzado su mejor sino política. En sus términos era la
expresión en los pueblos asiáticos pa­ democracia el "faro" conceptual que
ra los que la fuerza física no es lo im­ debía ilum inar las elecciones estéti­
portante. Esta mujer el producto de cas, y proponía que todas las produc­
un clima ardiente que desarrolla “ el ciones de los ciudadanos, "una mo­
gusto por la molicie, el lujo y los pla­ da, como una costumbre, como una
ceres sedentarios" y por eso solo "ser­ institución cualquiera, será para no­
virá a contentar las pasiones del hom­ sotros tanto más bella, cuanto más
bre". Es difícil no percibir que su figu­ democrática sea en su esencia, es de­
ra se inscribe exactamente en el perfil cir, cuanto más sobria, más simple,
I de la dama ociosa a que estamos ha­ más modesta fuere, cuanto menos se
ciendo referencia. “ La educación será habrá armado de una pompa insul­
perfectamente adecuada a los fines de tante a la honrada medianería del co­
su existencia; adquirirá por ella para mún de los ciudadanos". Para las mu­
realizar más sus gracias naturales, to­ jeres recomendaba seguir el ejemplo
das aquellas habilidades que pueden de aristócratas como la Duquesa de
hacerla más hechicera a los ojos de Orleans, de quien refiriéndose a su
los hombres, cuya existencia debe peinado decía : "n i una peineta, ni
embellecer; su industria se ejercitará una flor, ni una cinta adornaba esta
en todo aquello que pueda deslum­ cabeza real que habría podido cubrir­
brar a los ojos, o halagar a los senti­ se de diamantes. No queremos pedir
dos: ejecutará primorosos bordados, que las demócratas de América se pei­
sabrá extraer de las flores bálsamos nen con tanta simplicidad como las
preciosos que perfumen el ámbito nobles de Europa, pero podemos ad­
que la rodea, ser adiestrada en la dan­ vertir por este ejemplo, que la perfec­
za y en el canto, y en todos los secre­ ción del buen tono y del buen gusto,
tos de agradar y de excitar las pasio­ estriban en la más alta y refinada sim­
nes del hombre enervado ya por los plicidad". Es cierto que quizás con Al-
goces de la molicie. El brillo de los berdi hemos retrocedido demasiado a
diamantes, de la plata y del oro, aña­ un momento en el que se difundían
dirán un nuevo lustre a su belleza físi­ las sobrias modas inglesas posnapo-
ca, base de su mérito". leónicas, pero sus ideas al respecto no
No resulta claro si se condena el de­ parecen haber cambiado en los años
rroche en el lujo excesivo o más bien que estamos analizando, y son parte
la autonomía de esos signos respecto del sector entre arcaico y modernista

) 18 (
de la culi i i rn argentina (.pie después ba|o un saludo de 250$ (írenie a los
dol noven lo comicnzn n construir un 90$ que podía ganar un cópala/, del f«v
republicano "llomodo n ln scnsnioz". rrocorrll) y cuando n modo de *|emplO
Asi, on 1901 el nionuol de I nilll.i M se iransr ribo en drt.iile una planlll •de
Snlz/i recomendaba "Ln señoro debe entradas y gastos del h(id*fi"itipiolM
lencr, pues, mucho esmero en el ves­ mos que el esposo npori¡i 600$, I SO$
tirse y ciildnt los menores detalles do se reciben por una <usa rn alquiler y
su persona y tocador, que ha de estor otros 253$ Ingresan por ¡niefcses ban
desprovisto de alelíes y elementos carios. Ln sirvienta, so aclara, percibe
inútiles que gastón el buen gusto y la un sueldo de 85$. Como ha sido obser
piel, y que convlrticndo o la mu|cr en vado en el caso de Inglaterra, "uno en
una Irfvola, la alejan de ln seriedad cuenlra que mientras estos libros ela­
que ha se ser su guia y su compañera. boran sobro todas las larcas que se pue­
Jamás ha de salir la mu|er de su habi­ den llamar deberes domésticos, siguen
tación sin estar sencillamente arre­ representando a la mujer de la casa co­
glada, es decir sin lu|o, porque esle es mo si aparentemente no tuviera nada
un verdadero vicio que conduce a la que hacer*'.
perdición y a la ruina” . La imagen de
Alberdi resuena aún en el manual de
Bassi (2* Ed. 1920): “ Los verdaderos 5 El tercer tipo de manuales que cir­
ricos, los verdaderos nobles, pecan culan en este período se dirige a las
más bien por modestia que por rum- mujeres pobres. El universo de estas
bosldad, y si estos proceden asi, me­ lectoras va conformándose desde co­
jor es seguir su ejemplo que pretender mienzos de la década del ochenta, po­
ostentar un poder económico ficti­ sibilitado por la escolarización, y para
cio, o figurar en un rango social rui­ comprenderlo es necesario advertir la
noso que llevará fatalmente al de­ perplejidad que va invadiendo a la eli-
rrumbe". Volveremos más adelante a te tradicional ante el surgimiento y
esta "aristocracia de la sencillez” . crecimiento de los nuevos sectores po­
Puede completarse el perfil de las pulares urbanos. ¿Cual es el motivo de
lectoras a las que se dirigen los ma­ esa pobreza?, es su pregunta del mi­
nuales para las damas burguesas acu­ llón. Descartada una critica global al
diendo al volumen que Aurora Stella sistema, ¿debe atribuirse a razones ra­
del Castaño publicó en 1903 como ciales?, ¿se origina en condenas bíbli­
" Vademécum del Hogar', y dedicó a su cas?, ¿o en factores positivos, de clima
amiga Delfina Mitre de Drago. El libri- e historia? Un sector reformista, sabe­
to estaba orientado en su mayor parte mos, sostiene que los pobres no pro­
a proporcionar modelos e indicacio­ gresan por no estar educados para la
nes para la costura. Sus "niñas" debían acumulación, porque dilapidan su ca­
colaborar en las tareas del hogar por­ pital. "El obrero -se afirma- pretende
que de lo contrario se abandonaban mejorar su situación turbando el or­
en el sofá o pasaban el tiempo arre­ den social despojando al individuo
glando su persona. Son frecuentes las del derecho de dirigir su trabajo y su
recomendaciones para el trato de los capital, dando a la sociedad este dere­
sirvientes, y se explica que la econo­ cho, por lo cual el sistema se llama so­
mía "consiste en evitar gastos que sean cialista", lo cual sería ruinoso para el
superfluos y en no omitir los que sean país. "Debemos mejorar la suerte del
de absoluta necesidad". Al elaborar obrero (...).Enseñándole desde los pri­
sus presupuestos, la autora considera meros pasos de la escuela el ahorro se

) 19 (
Ib .use, i Imaginan uno mm ledaddon
ilo bis <111«*i <
•1 1 « las hiles dcbcrlftn
sor simplemente cunnlItAtlva* on!»
quienes poseen más 11 mono» «ti)j11 q|
Debemos 11 io|i ii <ii ln suerte del obfj.
ro (...) bullí un l'nieflándolc d*»<j,
los prlm eros pnwoa orí lo c*ii*ilo|q.qi
ahorro se reí li arfln Cío olla <on
habito y i on un pequeño <opllol <|n,
podría au m en ln rlo lucoslvnmonf#
(...) Ue osla rti «i 11 r*r ji en lugar do un
destruí lor de la propiedad biibrcnioi
formado un proplotorlo,'1Se tmiAiir
deinosllíii que en lilla progn-'.lvA y
deilMM llHlCO soi ledad do Iguales lo.
dos i slán en condiciones de oorrcflii
su situación social y de obtener lot
bienes y condiciones de vida a que os>
piran, Si es lo no ocurre ei porque ri
mee .mismo social y económico ue ha
hecho extraordinariamente comple­
jo, y 1 1 0 están suficientemente difun­
didos los conocim ientos necesarios
para formar parte do él y disfrutar do
retirarán de olla con este hábito y con sus beneficios, Pero poco a poco fue
un pequeño capítol que podría au­ aprendiéndose "que el mal manojo
mentarlo suceslvnmenlc (...). De esta del hogai era causa de un aumento de
manera en lugar de un destructor de la plagas sociales bajo la forma de mise­
propiedad habremos formado un pro­ ria, de pobreza orgánica con todos ju i
pietario"1'. <onseruenclas, do alcoholismo, de* vi­
El pobre "es pobre -enseñaba Albor- cios torpes, ote. So levantaron estadís­
di cuando explicaba el sistema econó­ ticas, so hicieron encuestas, se escri­
mico derivado do la Constitución ar­ bieron páginas y páginas, se visitaron
gentina- las más do las veces porque os y sometieron a examen los bogare»
vago y holgazán; y no es holgazán por obreros, y el aspecto de miseria suda
la falta de trabajo sino por la sobra de y dcsproll|a que so ofreció en todos
alimentos (...) La dulzura del clltna le olios, ahondó la convicción de que la
suple de cobijo y dispensa do construir causa real y evidente de los males se­
techos acabados". La expansión de la ñalados era la insuficiencia de prepa^
propiedad, la construcción de un mer­ ración en la mujer para llenar sus de­
cado de traba|o, y la educación debían beres sociales"1” . "MI ahorro -se afir*
cambiarlo. Pero los Indicios de que es­ ma- es un medio de dominar las pl*
to ocurre son Insuficientes, y la educa­ siones y por lo tan to el camino del
ción para el ahorro se constituye en perfeccionamiento m o ral"17.
una suerte de obsesión. La contabilidad estricta se introdu­
F.sa obsesión está en el corazón de ce así en la casa, y los manuales pre'
estos manuales y de las orientaciones sentan con frecuencia modelos de pl*
educativas. Los reformistas piensan nlllas de entradas y salidas de recursos
que la condición obrera puede modl- que se recomienda tener siempre8'

) 20 (
dia. Como ha observado Armstrong,
" el carácter femenino y el del hogars e
convirtieron en uno solo cuando ella
tradujo los ingresos de su esposo en los
objetos y el pe rs o n a l que formaban
parte de se h o gar. Tal intec am b io pu­
so e n prá
cticadein m e d i a t o un contra­
to eco nó m ic o q u e o c u l t ó l a n a t u r a l e z a
particular de la transacción del hogar
(...) (E n e s ta s p la n illa s ) e l v a lo r q u e d a
liberado de su fuente en el trabajo hu­
mano y las diferencias meramente
cuantitativas sustituyen a las distin­
ciones cualitativas del estatus y el a
n

go que mantenían en pié a la antigua
so c ied a d" * .
Sin formas públicas de previsión r e u t il iz a r l o s s o b r a n t e s d e c a r n e , pa­
social, se insiste en recomendar que pas, legum bres o p escados: " d a n s un e
siempre, sea cual fuere la Importancia m a is o n b ie n t e n u e , ríe n n é s t p e r d u , la
de los ingresos, es necesario separar m é n a g è r e et l e s e n f a n t s d o i v e n t y
un monto q ue no ha de gastarse Y a v o ir h o r r e u r d u g a s p il l a g e ".
nu nca, nunca, com prar fia do. Un
buen ejemplo que todos deberían Para que la casa sea arm ónica y sin
proponerse: “ Una familia obrera de­ c o n flic to s debe ante to d o aspirar al
searía adq uirir una casa en 2170 perfecto fu n c io n a m ien to d e un arte ­
$m/n. Los esposos procuran reunir la facto t é c n i c o . E n los u ltirnos años del
décima parte para obtener un présta- siglo X IX y los prim eros del siglo XX
mo. La mujer consigue economizar las d e tr iiu iriiii Iones fu n d a m e n ta le s
tres cuartos de peso por seimana, el pnm un ad e c u a d o fu n c io n a m ie n to
hombre deja de fumar y de ir al café del n ilr l.ii lo <a Sil p ro v ien en d rl Alfl-
realizando una economía de cuatro h ilo d e l lilg le n is m o , t u y o s p rln cl-
quintos de peso por semana ; ¿Al cabo píos, si bien son extensivos a io d o ti­
de cuanto tiempo reunirán la suma po de h ab itac ió n , se hacen dcterm l*
que necesitan?"''^ lian tes de prlm erlslm n p rio rid a d en
Las m ás d im in u ía s econom ías son Ins reco m en d acio n es para ln h a b ita ­
ció n popular.
el m ecnnlsm o sen cillo que perm itirá,
regido solo por ln voluntad, evolucio­ Se recordará que el higienlsmo
lleu d e n construir todos su artefactos
nar en la escala social. Para eso nndn
sobre un modelo, el del hospital, y so*
debe perderse: las técnicas de uso de
bre un postulado, el de ln lavabilldad
los residuos y los restos se constituyen
en secretos hacia el buen vivir futuro. total. Esto supone: suficiente dispo­
Las telas desgastadas se transformaran nibilidad de "aire puro" por persona,
en acolchados, almohadones, bolsas, apertura a la luz solar, superficies ab­
repasadores o vendas; los recipientes o solutamente lisas y lavables, color
cajones, en muebles; ¿no es el puchero blanco, eliminación de telas o por lo
menos de su superabundancia (corti­
una comida de retazos20? Un ma­
nual21 propone incluso un "arte de nados, alfombras, vestidos largos,
emplear los restos", al que dedica un draperiesen general), eliminación de
rugosidades y discontinuidades en
capitulo consistente en recetas para

) 21 (
las superficies tonto edilicias com o Asimismo, se considera que el Angul
del am oblam lento (crgo eliminación de penetración del sol en las hábito
do moldurados y con ello de todos los dones no debe ser menor de 30°, y.
rasgos de los lenguajes figurativos es posible de 45°, lo que fuerza la altu
históricos), rechazo de los materiales ra de los locales, la Invnbilldad, no
porosos (lo madera, los empapelados, otra parte, es un principio de sentid*
el ladrillo), desconfianza frente a los contrario al rechazo de la húmedas
productos usados o de segunda mano como factor favorable a la expansiór
(y con ello del m obiliario antiguo), de los microbios: "une malson hunii
instalaciones eficientes de provisión de -se dice- vaut son pesant dárse
de agua potable y elim in ación de nic". Además, cuanto más agua con.
aguas servidas, eliminación o reduc­ tengan los muros, m ayor será si
ción al máximo de los contactos físi­ transmisibilidad térmica, y mayor lj
cos entre las personas, reducción de pérdida de calor lo que hará más vul
la cantidad de muebles. La casa higié­ nerables a los seres*4. Las pinturas o
nica tiende por eso a resultar fría, im­ revestim ientos impermeables impi­
personal, abstracta, intem poral: es den la evaporación, por lo que son re
mínima mucho antes de ser modesta comendables los materiales porosos
o pobre. En 1915 E l Hogar ilustrará en que a su vez acumulan más polvo. "U
detalle el ideal de "La casa higiénica" microbe de la tuberculose, par exem
cuya nursery debería ser circular para pie, sorti de la poitrine d "u n maladc
no acumular polvo ni basuras; cuya par le crachat, peut continuer de viv
terraza debería estar cubierta por una re de longs mois, peut-étre méme des
tela metálica antiséptica; donde las années. Le crachat en effet, se dessé
comidas deberían ser tratadas con ra­ che, se reduit en poussiéres, et les
yos ultravioletas; y en la que debería poussiéres, entrainées par l"air, voni
imponerse la costumbre oriental de se loger dans les rideaux, les tapisse-
dejar el calzado en el exterior22. ries ou les angles des murs"25. La de­
Pero la "higiene" no se instala sin fensa frente al ataque de estos infini­
producir conflictos con otras deman­ tos y perseverantes enemigos micro*
das y sin generar sus propias perpleji­ cópicos se presenta como condiciór
dades. Es, ante todo, una técnica ba­ prioritaria de la casa en la medida en
sada en una sobresaturación de los que su debilidad comporta una ame­
elementos de su trilogía sagrada: aire, naza para el conjunto del cuerpo so-
sol y agua. Una persona consume 13 cial: "en la vida de la ciudad hay tal
m3 de aire por cada hora que perma­ solidaridad entre sus habitantes bajo
nece en una habitación, y esto exige el punto de vista higiénico -sostien<
dimensiones que contradicen el desi­ el informe Piñeiro26- que no se conci­
derátum de la especulación inmobi­ be la salubridad del palacio del poten
liaria: "el objeto principal que se tiene tado sin la del albergue del proleta
en vista hoy día en la edificación de rio". Volveremos luego a las restante
una casa, es de emplear cada pulgada condiciones que el higienismo in»p|
de terreno de la manera más prove­ ne, al exam inar la form ación de los
chosa posible, desde el punto de vista distintos locales de la casa.
de la renta a obtenerse, y por consi­ Tanto o más que en la fábrica, par>
guiente, es de importancia secunda­ ser manejado por una única operado
ria, tanto para el constructor como ra -la madre-, el mecanismo eficienK
para el propietario, lo concerniente a necesita de un orden perfecto que, &
salubridad y comodidad de la casa"23. mo la contabilidad, impida el derr^

) 22 (
lia ni o S IIu n c ió n h ig ié n ic a

Total citarlos íuena Regular Poca


La Boca
Palermo
17
6
2 1 27
10 9 25
Radio urbano 17 9 2 28
Barracas 11 7 4 22
Flores 9 8 4 21
Total 60 36 27 123

che: del tiempo y del espacio. La Eco­ cuando olvidan el sitio donde las han
nomía Doméstica es "el arte de mane­ dejado"30. El horror a la mescolanza
jar, dirigir o gobernar la casa y la fami­ de cosas se convirtió en un topos de
lia sin perder o malgastar tiempo, tra­ las descripciones habituales del con­
bajo ni dinero (...)E1 valor del tiempo y ventillo y otras expresiones del habi­
nuestro deber de emplear cada hora tar popular. El amontonamiento que
con algún fin útil son cosas que pocos se describe en la miserable habitación
pueden darse cuenta", leemos en el sería el reflejo de la mescolanza de ra­
manual de Appleton. zas del edificio, y de la que caracteriza
Como ya vimos en relación al lujo o al moderno caos metropolitano. Pero
a la "dulzura" femenina, también el además, el pánico al "montón", ¿no
orden es un imperativo cuya ausencia está en el origen de esas tabicaciones
acarrea consecuencias catastróficas: de seres y cosas que son las habitacio­
"el desorden y la haraganería de la mu­ nes? Volveremos luego a considerar
jer son elementos de miseria del ho­ este tema.
gar"27; por el contrario, "cumpliendo Como muchos autores lo han estu­
el orden cada ser obtiene su propio diado, la confusión se rechaza como
bien y el de los demás. Del desorden causa de enfermedad física pero tam­
resultan la enfermedad , el dolor, la bién de decadencia moral. Son válidas
ruina económica y hasta la muerte de todavía las apreciaciones de Michel
una persona o una nación"28. Foucault respecto de la plaga' "El or­
La importancia del orden del espa­ den le hace frente; su función es elimi­
cio crece en la medida en que más pe­ nar toda posible confusión: la de la en­
queña es la habitación, por eso "ade­ fermedad, que se transmite cuando los
más de fijar un lugar para cada cosa, cuerpos se amontonan; la del mal, que
hay que luchar en el sentido de que se incrementa cuando el miedo y la
cada cosa se conserve en su lugar siem­ muerte superan las prohibiciones. De­
pre, porque las cosas en su puesto ocu­ signa para cada individuo un lugar, su
pan menor espacio y ayudan a conser­ cuerpo, su enfermedad y su muerte, su
var el orden en todo"*9. "El orden en bienestar, por medio de un poder om­
el espacio exige que haya un lugar pa­ nipresente y omnisciente que se subdi-
ra cada cosa y que cada cosa este en su vlde de una forma regular e ininte­
lugar. Especialmente los pobres de­ rrumpida incluso hasta llegar a la de­
ben aplicarse esa máxima, porque no terminación última del individuo, de
disponen de suficiente local y no pue­ lo que le caracteriza. Contra la plaga,
den perder tiempo buscando las cosas que es una mezcla, la disciplina des-

) (
nes, y apenas el 20% del total se revela
sucio y desordenado.

l-l orden en el espacio, y.i lo esi«


utos m lvlille u d o , está Iitlliniinioiii,
ligado .1 1orden del tiempo. I'ot enipr
.•ai, el llam p o debe set ocupado df
maneta absoluta sin p etm llh dlvaju
1 Iones (i el llttli esp o n tan eo de Ii»

acontecimiento* "Id mínlre «lelie su


la piltneiii en levantarse y la últlini
en .ieost.li se, debe estar en las 11.1 b11a
1 Iones, en la cocina, en el pallo oro
la Itneil.i. si es llegado el caso; Inipni
th otdenes, si es con ven iente; h.uo
ella misma si es |mti Iso; en lltt, andli.
vigilar, mandar, ejecutar, d.o e|oin.
p i l e ga su p o d e r , q u e e s e l p o d er del pío constante de actividad, laborlmi
a n á lisis"
d.ui v p re o c u p a c ió n " i ' e s a iii
Pero no solo sin protecciones, res­ mente la Imagen i|ue dllm|a Oí anta
tricciones reglamentarias, ni efectivos en "Q u llllo " m a n d o Im agina en Su
con troles, para los má s p ob re s el or­ sana a la joven Ideal: "A lodos alomlli
den parece habei llegado a «o n stituii Susana, v lodo lo ejeenlaha a maiavl
una suerte (lo íuima supetloi del haci­ lia Y en el salón, en el escritorio, onrl
namiento, com o so ioilo|a on m u Jo s tocador y en la ecu lna, siempre era Ii
i iipc lón al (pico ilo un cuarto de con­ misma, dispuesta y v iv a , am ab le)
ventillo: arl matrimonio o» upa un «a* afectuosa. Se levantaba la primera *
tro de lona; la madre polítu .1 del ospo-- ya lavada y peinada Iba a ver prepara/
so se acuesta sobre vi ca|ón donde s« el desayuno de la la m illa , (...) dolH
guardan todas las prendas do vestir s prisa a los criados y les nrnoncsiolu
enseres do la casa, y que adcmA s piesta suavemente (...). NI 00 habla 1 1lodoi
el servido dQ mesa; al n iñ o m ayoi s< lo ella lo bailo, y arreglaba los cuartos,)
acomoda sobre unos trapos en el suc­ tendía la mesa (...).M lsla Círegorlu l>
io; al mediano se le Instala on el lee ho daba a arregla! los vestidos que la mío
en una repisa colocada en la pared y a dista no habría con seg u id o sacarl
los dos menores colgados de una per­ gusto Y lodavla tenía tiem po «lo tr
cha, n guisa de carteras de viaje o do pasar sus leccio n es ele Id io m as,)
embutidos". acompañar a su herm ana al paseo,0 1
¿Gn que medido el desorden o el tiendas, o a visitas, y tam bién u tu
desi ufdo caroclorlzabó verdaderamen­ m adre(...). Desde m u y u ln a fue asi
te la habitación de la mayoría de los Susana, de una pasta que ni nniosadl
pobres? Si se analiza la situación higié­ por monos de ángeles".
nica del Interior do los cuartos do con­
ventillo según la muestra relevada por Con disciplina, postulan los ma­
el 1apartamento Nacional del Trabajo nuales, "se concluye por proceder en
en 1904 los resultados parecen Indicar todo, con una regularidad cas) mecí*
lo contrario on todos los barrios la nica, que es corno decir con una regí"
mayoría -salvo en el caso de l'alermo- lartdad casi Ideal"-**. I.a regularidad
se encuentra en "buenas" condicio­ del trabajo se asimila a la de los meca*

) 24 (
' nismos v itales, y de
este modo se confir­
ma su “ naturali­
":“s O lO p O d e­
a
d
m o s mantenernos
bien fisica y moral­
mente - nos asegu­
- p o r l a re p e tic i ­
(ra
n
ción de los actos (|ui
deben r f n l i u f M en
tu debido i lempo y
l unar " ' N o pode»
m oi dejar «le osot líir
oslo demanda do i '-
gularldad "cail me |
cínica* con loi pro*
t e m í ilr laylorl/n
d A n en curso, y «*n
al||iiniii cíiv is la alu*
•Ion •• explícita.
Ilatal, p or e|emplo,
sostiene (|iic la i i i i i -
|er d r lir o n lir n iin i'
s ig u ie n d o el m p lrl*
tu de esta época "«m i
(|u t n o ir eonclhe al
In d i v i d u o s in o c o ­
m o uno a ptitu d per-
Ic c c lo n a d a en tal o
cual se n ild o ".
C o m o bien ha
visto T h o m p so n ,
" en la so clrd u d en-
pltiilista m adura todo el tiem po debe visible de la casa, paro que todoa pue­
ser co n su m ad o , ve n d id o , u tilizado dan guiarse por él"-*'
para la fuerza de trabajo es In c o n ve ­ Si la m ujer pone orden en la sene
niente sim plem ente el 'pasai el Item- tem poral de sus actos nada queda li­
p o '",,‘l, de m anera cjuo sobre el lla m ­ brado al peligro de la dudo y con ello
po p riv a d o se Im p o n e e n to n c e s r l "elle perdía moins du temps a se de-
tiem po s o c ia l« uy.i expresión es el re­ m andei sana ccsse ce qu"elle va taire"
loj. ‘ Tiene/ I'liablinde de na janinls »»•'- I le aquí un buen “ horario higiénico y
leí n ríen folie (...) btes-vuus lassez Je económ ico: 1“ levantarse temprano,
colidfe, tulles iln ir m liel nu du irlcol. 2* limpieza y ventila* ión de la casa, J°
Votis 6lc$-v0ns llvrdes a qncU/ne Iravall preparación y loma del desayuno. 4*
fatigan!, <i (jiielqtic grand neloyage: prc- compra diaria de comestibles y su ins­
ne/ nn llvre. Un Irnvall repose d’nn iiii- pección, 5o preparación y lorna del al­
iré“ re c o m ie n d o r l m a n u a l l.rune- muerzo, 6" descanso, 7* quehaceres
D c m a llly . P o r eso "d e b e h ab er un domésticos y sociales, 8* preparación
buen reloj colocado en un lugar bien y toma de cena, 9* descanso, 10* lectu-

) 25<
ras y conversaciones útiles y recreati­ docilidad, gran recalo,
vas, 1 1 ° arreglo de cuentas de los gas­ y con tinua ocupación.3*
tos hechos durante el día, 12° revisión
de las habitaciones; reposo"36. A la re­ Es c ie rto q u e, a rm a d o con "Iq.
gularidad de las horas sigue ln de los muebles necesarios, nada superfluo’
días, y a esta la de los meses y estacio­ un hogar regido según estos valore,
nes del arto. Se prepararán ciertas co­ "a prim era vista puede parecer dcnii.
midas los domingos, los martes se or­ siado sencillo, dem asiado pobre, ,1 u
denará la ropa de cama, se tejerán los personas a quienes agradan los ador,
abrigos en otoño y el sol del verano se­ nos sobrecargados, la abundancia dé
cará las conservas. muebles para tropezar con ellos y n0
Pero h a y otros sig nificado s más saber com o moverse en el interior d«
o c u lto s que co n fieren espesor a la la casa, pero la gente de buen gustólo
centralidad del reloj en la casa. Jean alabará sin dudas (...) " 39. La limpien
Baudrillard ha escrito sobre ellos: "la de las cosas se asim ila así a la limpio,
cro n o m etría es angustiosa cuand o za moral, y por carácter transitivo la
nos su|eta a las tareas sociales, pero es c u a lid a d h ig ié n ic a d e l m undo do­
tranquilizadora cuando se cuantifica méstico se eleva a la condición de ver-
el tiempo y lo corta com o un objeto dad. U n a austeridad, una noción d(
que se consume. Todo el m undo ha verdad, y una lim pieza moral que se
experimentado de qué manera el tic­ a rtic u la n m u y tem p ranam ente con
tac de un reloj consagra la intim idad los debates estéticos en curso en la
de un lugar. Y es porque lo hace seme­ cultura occidental, de Jo h n Ruskina
jante al interior de nuestro cuerpo. El Gotfried Sem per a Em anuelle Viollti
relo| es un corazón metálico que nos Le D uc. *¿N c vous etes-vous pas déje
tranquiliza respecto de nuestro pro­ aperenes, mes enfants s e interrogan
pio corazón"37. l.eune-Dem ailly- que la propreté embt
IIil tout choses? ¿qu'elle rendgai lento-
Las limitaciones de esa vida auste­ b ilierlep lu s modeste, qu'elle fa il reluin
ra que los manuales procuran hacer les utensilios le plus vulgaires, et pcii ren-
eficiente no son sin embargo repre­ drela maison mémeduplus humbleouv■
sentadas como inconvenientes o co­ rier agréable c) habiter? " Para la barone­
mo transitorios paliativos; se consti­ sa Staffe "la más h u m ild e cabaña, si
tuyen por el contrario com o condi­ está lim p ia y ordenada no dará nunca
ciones de valor. Conforman, en otras un aspecto de m iseria y complacera
palabras una estética, cuyas caracte­ aun a los ojos habituados a la magni­
rísticas se presentan condensadas en ficencia". O, com o sintetiza otro m*
un versito para niñas de Pedro Mon- n u a lis ta :"la h ig ie n e es el lujo del
lau, autor de varios libros de higiene ob rero"40; la otra expresión de la aris­
escolar: tocracia de la sencillez a la que nos re­
ferimos antes.
Atmósfera despejada,
Vestido limpio y decente, ¿Es legítimo afirmar que estas reco­
sin que en me|illas y frente, mendaciones condicionaron efectiva-
brillen afeites por nada, mente el com portam iento y las car#'
la comida moderada, terísticas de las formas domésticas 1
el beber con discreción, nuestro país?
y cumplir la obligación, Es difícil determ inarlo. En la ntfjj
aunque se juegue algún rato, tiv a nos en co n tra m o s co n ejemp'

) 26 (
quedan cuenta de sus lectoras los
que su posesión principios que
parece una cos­ proclamaban?
tum bre d ifu n d i­ Para construir
da: recuérdese la nuestras respues­
lista de libros de la tas no podemos ig­
familia Quillango norar que en bue­
que se describe en na medida las for­
la novela de Jos ó mas de vida con­
M aría C an tilo , temporánea son
donde figuran consonantes con
manuales de jardi­ ellos. Y si se tienen
nería, de m edici­ en cuenta los com­
na popular y de portamientos que
cocina "lle n o de fueron caracteri­
papeles señalando zando a los secto­
páginas". Para es­ res medios, es evi­
tablecer la ca n ti­ dente que muchos
dad de m anuales de los criterios que
que llegaron efec­ hasta aquí hemos
tivam ente a las venido analizando
mujeres del pueblo rara vez dispone­ se incorporaron finalmente al sentido
mos de datos. Sabemos, por ejemplo, común. Pero parece desmedido atri­
que el " Libro de las madres“ costaba 3$ buir tanta efectividad en forma directa
y se publicitaba a página plena en los a esta literatura. Probablemente, más
diarios. A un precio de 2$, el de Ba­ que a partir de su lectura, los manuales
rrantes fue escrito por encargo de la debieron incidir en un público masivo
Compañía Sansinena de Carnes Con­ mediados a través de dos vehículos
geladas, la que editó 10.000 ejempla­ principales: la escuela y los magazines
res que se distribuían en las carnice­ femeninos. Aunque existen desde los
rías, y podemos imaginar que este de­ primeros años del nuevo siglo, estos
bió ser uno de los casos de llegada más últimos se difunden masivamente des­
capilar. Tam bién contamos con una de finales de la segunda década. En los
indicación valiosa en las reediciones veintes E l Hogar tenía una tirada de
que de muchos de ellos se realizaron. 82.900 ejemplares semanales, y Feme­
De los 17 que recom ienda en 1907 n il (1925) alcanzó los 50.000. Si a estas
Clotilde Guillén sólo 6 no han pasado cifras se suma otro tanto de Para Ti,
de la primera, mientras que se cuentan PBT , Caras y Caretas y otras publica­
uno con segunda, 4 con tercera, 2 con ciones menores y se m ultiplica por
quinta, 1 con séptima, 1 con octava, 1 dos, suponiendo más de un lector por
con onceava, y otro con quinceava número, puede decirse que al menos
edición. Se trata, es cierto, de libritos en esta fecha estos medios difundían
de d istrib ució n in ternacional cuyo los enunciados del moderno proyecto
éxito no necesariamente refleja su gra­ doméstico a cerca de medio millón de
do de difusión en nuestro país. No son, personas.
de todos modos, grandes cantidades.
Y cabe ademas preguntarse ¿cuántos En ambos casos el proceso no fue
eran verdaderamente leídos?; y aún en sencillo o lineal, y en la fuerte pre­
ese caso ¿cuántos lograban instalar en sión I insistencia orientadas a difun-

) 27 (
'l.ii musa del suburbio". \L\ \ «Je ent­
icem os 'l.d escena diaria. Ixonnnilai^
móstica", donde un hom bre (cond*
poeto de un com padrito) y una mu*
discuten sobre la "n u e va ciencia".i
escena transcurre del siguiente mod-
El: "¡Parece m entira, parece!";
Ella: "¡O h !...¡A visé !";
El: "¡P ero si esto es Ir en contra i»
econom ía dom éstica!";
Ella: "H a b lá...¿Q u é te duele?";
E l: "¡E l alm a, de ver que las leca*
nes que m i experiencia va rejuntant
pa vos, le pase com o a la semilla q*
dir las normas y características a que siem bran en los cam pos fiscales., cae
debían responder la casa moderna y en el zureo y nada! Lo m ism o le pasa,
sus habitantes, pueden intuirse tanto m is consejos, abro el zureo, siembro-,
la presencia de normas alternativas n o m e lle v á s el a p u n te !...¡M e caic
en el im aginario popular com o los m u erto!";
indicios más elementales de un gene­ Ella: 'P e ro d ecí... ¿A que viene el •
ralizado rechazo. De esta recepción zongo?";
conflictiva pueden localizarse otras El: "M irá si n o tengo razón de q»
evidencias. h a b la r!...';
Una de ellas reside en el tono iró n i­ E lla : “ ¡B a h !...¡U n alfiler!...¿Y eso»
co con el que con frecuencia se tratan hace arm ar esta b ro n ca?...";
las pretensiones regimentadoras de la E l: *Si...¡Po rq u e la econom ía dea
economía doméstica en distintas pu­ hogar se percata por las más sencilla*
blicaciones. Dos ejemplos. las m a n ifestacio n es!...¡H o y uno, tn¿
Uno: Luis Taboada es el autor de ñaña o tro ...y al fin a l é los treinta y®
'Las mujeres de su casa ', un suelto que n o s...te lo v o lio d ir e !". Y así con&
publica PBT en su N°45 de 1905. Dos nú an un b uen rato hasta que la muje
amigas comparten una tarde de tertu­ se c o n v e n c e de q u e "e l ahorro es'a
lia y se dedican a criticar duram ente a vase fe la fo r tu n a ", m o m en to en«
una tercera por la form a desastrosa que él, c o m o si n a d a , "preocupa©
con que esta conduce las cosas de su co n stan te m en te p o r las evolucione
hogar. "Y o te aseguro -dice una de e c o n ó m ic a s q u e h a ce n paraísosd<
ellas- que si me condenasen a v iv ir así, los hogares p o b res", le pide unos
sin orden ni m étodo, me m oría por sos para poder actu a r com o presides
consunción ¡Cómo que no puedo ver te "d e l ce n tro Eco n o m istas domésB-
las cosas en desorden1 .". La visita com ­ eos d ond e m i la b ia va hacer emoctf
parte el criterio y regresa su propia ca­ nar a las m u ch ed u m b res". Obteni*
sa que está también patas para arriba. el p eq u eñ o c a p ita l, la quincenaq®
Nos enteramos finalm ente que tras la la m u jer acaba de cob rar, se tom a»
fachada de la sala de recibo de la anfi- coche de a lq u ile r c o n e l que en rea»
triona se oculta un pandem ónium más dad se va a Pa lerm o "a respirar la ft*5
grande todavía. ca v iru ta ".
Otro: en 1916 solían publicarse en Las ed u cad o ras p ensab an qued*
' Crítica' notas elaboradas con un len ­ m ism o m o d o e n q u e ta l com o lí
guaje popular en un recuadro llam ado h o m b res p re fe ría n g astar dinero*

) 28 (
tabaco, en la taber­
na o en otra* dis­
tracciones, las mu­
jeres derrochaban
tiempo y dinero
con su "mal gusto",
dejándose embele­
car por adornos y
chucherías sin va­
lor. 'Todas esas ro­
pas y vestidos de co­
lores llamativos,
esas cintas ch illo ­
nas, esas baratijas y
otros perendengues
que veo llevar a las
obreras, todo eso es
de un gusto pésimo
-leemos-. Si se quie­
re andar bien vesti­
das no hay mejor
modo que hacerlo
con sencillez, más
las obreras no pue­
den ni quieren
creerlo" 41. Desde
los primeros años
de la década del no­
venta la Economía
Doméstica se ense­
ñaba en los progra­
mas del cuarto gra­
do de las escuelas
primarias42, y se por otro, la propia Economía Domés­
dictaba como materia autónoma en tica no logra consolidarse según los
el tercer año de las Escuelas Norma­ perfiles amplios de sus enunciados
les43. Es obvio que, como en relación Se sabe que "mientras el maestro
con otros temas, se suponía que los argentino no tenga influencia sobre
hijos argentinos de los inmigrantes el hogar no podrá de manera alguna
actuarían como vehículos a través de ocupar su rango importante como
los cuales las estrategias elaboradas factor imprescindible de la sociedad".
por la elite penetrarían en las fami­ Pero para empezar la condición feme­
lias, gracias a la educación obligato­ nina misma parece ser el primer duro
ria. obstáculo. Lo suyo es un cúmulo de
Sin embargo, aún en la primera predisposiciones naturales negativas:
década del nuevo siglo continúan "es prudente limitarla en sus caricias
presentándose problemas de dos ti­ para no excederla en sus ternuras; es
pos. Por un lado las familias parecen lógico desviarla del parcialismo de su
resistirse a esa función de la Escuela; ferviente amor, que la seduce a ser

) 29 (
com placiente con las d eouiaaaes, m an-. r u u iid ve i c u cu a una tenta
desvirtuándola de su lirismo personal va de e n señ a r a la clase obrera a en,
para ahogar a tiempo su vanidad, su tentarse c o n u n s a la rio insuficjeri,
orgullo, su ociosidad, su bonanza ili­ del q u e u n a m a de casa prudente i
mitada conduce a sus hijos a la tim i­ b ría sa c a r u n m ín im u m de fei¡t
dez, su dureza de ánimo forma hom ­ d a d "48. Pe ro ¿se registraba esa host¡
bres despiadados, su m elancolía es dad en B u en o s A ires?
fuente de amargura como su fan fa­ P o d e m o s im a g in a r q u e en esto
rrona conducta conduce al escar­ prim eros añ o s los socialistas no vtf|
nio"44. En la Escuela Mitre se organi­ con buenos o jos la estrategia de reá
za en 1906 un acto especialmente de­ lu c ió n in d iv id u a l del co n flicto socjj
dicado a examinar las relaciones en­ que estaba im p líc ita en las expresé
tre el hogar y la escuela en el que la di­ nes m ás lib e ra le s d e l "p ro y e c to ^
rectora, María A.M. de Salinas se pre­ m é s tic o ", o m e jo r, q u e sentían ur:
gunta "¿porqué el hogar de nuestros m a y o r a t r a c c ió n p o r soluciones co
alumnos, de nuestras niñas, perma­ le c tiv a s p a ra la v id a co tid ia n a . pc
nece indiferente, casi hostil para con e je m p lo , e n su v is it a a Bélgica e
la escuela de la patria, el segundo ho­ 1895, Ju a n B. Ju s to resulta impresk
gar?"45. Y para eso hay distintas res­ n a d o p o r el a v a n c e o b servad o en 1
puestas posibles. Una de ellas es que M a is o n d e P e u p le de Bruselas aca
la gente del pueblo no sabe como edu­ sus g ra n d e s a lm a c e n e s y su instah
car a sus hijos, y como la escuela es ció n eléctrica para el alum brado yp
obligatoria y gratuita la permanencia ra m o ve r las m á q u in a s de coser yo
de los niños en ella y las enseñanzas len tar las p la n c h a s ". A ú n así, tenis
aprendidas son de tal modo boicotea­ do en c u e n ta la im p o rta n c ia del h>
das que los maestros temen "que la g ie n ism o y el peso de figuras coro
familia contraríe y destruya la obra de D ic k m a n n , el aspecto "científico" 6
la escuela"46. Es más, muchos están la e d u c a c ió n d o m é s tic a debía resu.
convencidos de que sencillam ente tarles c o n v in c e n t e . Sabem os queá
“ bastantes padres consideran la es­ o p o sició n a las p o lític a s oficiales n
cuela como déspota y terrorista de sus se ejercía e n b lo q u e y sus demand»
hijos y se oponen a justísimas medi­ no siem pre se re fe ría n a los salariosó
das sobre educación y disciplina"47. los trab ajad o res, s in o que se comb>
Las experiencias internacionales n a b a n c o n e x ig e n c ia s impositiva»
muestran ya en 1907 un cuadro de co n tro le s de p re c io s o rebajas, ene
crisis del proyecto de educación do­ caso de la h a b ita c ió n , e n los alquile
méstica, tal como se advierte en el res. Es c ie rto q u e los socialistas p|>
Congreso Internacional de H igiene p u g n a r o n s o lu c io n e s cooperativa
de la alimentación. Algunos estiman para elevar el n iv e l de v id a de los ti»
que el fracaso se debe a las negativas bajadores, p o te n c iá n d o lo s -así pefr
características que atribuyen a los saban- para su lu c h a c o n tra los cap
sectores populares, otros a la inefica­ talistas. A p a rtir de 1905 fundaron c
cia de la escuela. C o o p e ra tiv a el H o g a r O brero,
Y también hay quienes lo atribu­ nada a c o n s tru ir v iv ie n d a s , y en 18“
yen a la acción de las organizaciones se h a b ía in a u g u r a d o la Cooperati*
obreras: "una enseñanza doméstica O b re ra de C o n s u m o s de B u e n o s A*
que se presentara como creadora de la res. Pero la a c c ió n de este últim o t#1
paz social tropezaría con las repug­ de o r g a n iz a c io n e s e s tu v o d ir ig í
nancias del partido socialista -afir­ más b ien a c o n s tru ir u n c o n s u m é

) 30 (
racional, figura que no se oponía sino ro las posiciones de este sector pare­
que coincidía con muchos de los ras­ cen mejor reflejadas en la conocida
gos del "proyecto doméstico" que es­ utopía imaginada por Dittrich50 ,en
tamos analizando. Es mas, los progra­ la que la casa y la familia continúan
mas de las escuelas impulsadas por siendo, perfeccionadas, las células
los socialistas incluían cursos de en­ básicas del tejido social. Este conser­
señanza práctica; María de Marcellat, vadurismo "realista" de los socialistas
dirigente del Centro Socialista Feme­ argentinos contrasta con las expe­
nino dictaba el curso de Corte y Con­ riencias intentadas en otros países
fección para niñas en la escuela de por comunidades influidas por las
Morón (1904). En uno de sus estudios ideas socialistas, o en ámbitos en los
sobre el tema, Dora Barrancos nos in­ que estas se articularon con m ovi­
forma que para la enseñanza socialis­ mientos intelectuales radicales,
ta "el trabajo era necesario tanto para orientados hacia la "reforma de la vi­
la form ación futura como para la da". Basta pensar en experiencias co­
creación de hábitos morales en todas mo las propugnadas desde modos de
las fases de la evolución, propicián­ pensar tan diferentes como los de Me-
dose así firmeza de carácter y 'natural lussina Fay Peirce y Marie Stevens
convicción valorativa, capaz de des­ Howland en los Estados Unidos51, o
deñar la holgura y el hedonismo'"; y en las reestructuraciones que auspi­
concluye que "las labores de las niñas ciaban personajes igualmente opues­
com prendían aspectos exclusiva­ tos como Henri Oedenkoven en Suiza
mente 'femeninos' del período, y nin­ y Viktor Aimé Huber en AlemaniaS2.
guna ruptura en estas concepciones
parece haberse instalado en el seno El comportamiento de los anarquis­
de las instituciones educativas del so­ tas tampoco parece haber sido lineal.
cialismo". Por empezar también había entre ellos
Vezzeti ha observado49 que algu­ quienes -aunque no llegaron a poner­
nos teóricos socialistas -Del Valle las en práctica- propugnaban solucio­
Ibarlucea, particularmente- se mani­ nes cooperativas, a la manera de los
festaron tempranamente en favor de socialistas. Puede pensarse sin embar­
los derechos de la mujer, e incluso go que su tendencia principal los in­
-en 1902- de su "libertad sexual". Pe­ clinara a las actitudes individuales, di-
obra es imperecedera en lo que ¡a
la posteridad una generación p á s
ría"55. Com o puede verse se trat>
una pedagogía doméstica no muy*,
tinta -mas allá de los vocablos- ti
que analizamos. ¿Cuáles son los
timientos nobles", ¿cuáles las
concretas en que se gestan esas ge¡||
raciones? Se rechazan, es cierto u
"dos m u jeres" de la polaridad j*
mientina. En una sociedad anarq^
ta "habrá menos mujeres-juguete
menos hombres brutales hasta la b*
tialidad"56; su modelo "de las veri
deras madres no puede ser jamásff
po vulgar, convencional o frívolo, ¿
las fanáticas e ignorantes mujeres^
la sociedad actual"57. Pero ¿se avanj
mucho más allá? Algunas veces lasi
militudes con los enfoques "burgut
ses" son sorprendentes. ¿Se recueng
la imagen de la dama que asegura as¡
caballero la armadura que transcriba
solutorias incluso de la unidad fami­ mos más arriba? Compáresela conk
liar. En efecto, en la utopía anarquista siguiente, publicada en La Protciti
de Quiroule53 la familia y con ella la "¡S i supieras cóm o se combate eos
casa individual se disuelven en insti­ más a lie n to cuand o un corazón¿
tuciones colectivas. m ujer p alp ita con nosotros, cont
Pero abundan los indicios que des­ mismo entusiasmo y cuando sus bn
mienten, o al menos relativizan esta zos en lugar de ligar los vuestros enk
tendencia. Algunos critican, es cier­ pereza son los que los ayudan a vestí
to, la "opacidad" del mundo domés­ ia armadura con que debéis bajar con
tico hacia la política puesto que en él tra el enemigo secular de la injusticu
"al calor de las afecciones sinceras, en contra el privilegio y la prepotencia'
la intimidad familiar es donde pue­ ¿Y la necesidad de que la mujer siles
den dar los frutos más óptimos el ár­ cié sus propias pasiones ante el man
bol de la sociología práctica, donde do?: "So n innum erables las mujere
puede tener su desarrollo más brillan­ como tú que en todo tiempo retard»
te la libertad de conciencia y donde ron el advenim iento de las ideas mi
pueden germinar con más facilidad grandes y más benéficas. No tema?
los sentimientos nobles. En su circui­ no encontrará tu marido en medio®
to, aparentemente estrecho, conver­ nosotros los amigos corrompidosq«
gen todos los resortes de la sociedad, puedan extraviarlo, no somos noso
en su sagrado vientre se gestan las ge­ tros, pobre m ujer, quienes puede*
neraciones y se moldean las almas"54. arrancarlo de tu corazón (...) Nolf
Es más, "el revolucionario de verdad contrastes porque le turbarás el án>
solo puede conocerse por la obra re­ mo sin hacerlo por eso más tuyo"-
volucionaria que haga en lo que esta algunas notas sobre el tema que*
más cerca, la familia, puesto que esta publican en L a Protesta la mujer y*

) 32 (
hogar que se sugieren no difiere de­
masiado de aquella autoreprimida
conductora. "¿N o sabéis -nos asegu­
ran-que para la mujer es un gran pla­
cer gobernar bien la casa y conducirse
de modo que todos los familiares es­
tén contentos y satisfechos? Y no ig­
noráis que a todo el mundo le gusta
verse cuidado por una mujer bonita y
acaso sea esta una de las formas más
agradables de la coquetería?"58. Pero
sin exageraciones: se quieren "ma­
dres inteligentes amorosas, saluda­
blemente educativas que formen
hombres para la libertad y la justicia y el conflicto entre la homogeneización
no ciegos instrumentos de placer o modernizadora y las múltiples cos­
serviles amas de leche"59. "La excita­ tumbres y usos de raíz arcaica de la po­
ción sistemática de la lascivia acarrea blación; así como la oposición a la in­
los más grandes daños a la salud física corporación a la esfera pública de los
y moral del hombre en particular y comportamientos privados. Incorpo­
una sociedad compuesta de indivi­ ración que iluminaba a los Individuos
duos sexualmente sobreexcitados respondiendo a la tendencia panópti­
que no conozca el dominio de si mis­ ca de la que partidos y organizaciones
ma, las buenas costumbres, el pudor, populares no eran ajenos, más allá de
va derecho a una ruina cierta, porque sus exageraciones, las normas de la
resulta demasiado obtusa y flexible "economía doméstica" eran modeml-
para perseguir grandes ideales"60. zadoras; su función consistía en arti­
También aquí el desvío se paga con el cular las representaciones "fuertes"
derrumbe. Como para los "burgue­ con el mundo de todos los días, y po­
ses" y los socialistas, la guardiana del demos acordar con Armstrong cuando
hogar parece haber sido el modelo fe­ afirma que "este lenguaje -circulando
menino dom inante entre los anar­ entre lo psicológico y lo económico,
quistas argentinos. Pero la guardiana así como entre lo individual y el Esta­
era simultáneamente prisionera: por­ do- separó y reconstituyó a uno en re­
tadora natural de las ideologías reac­ lación con el otro y produjo así un dis­
cionarias, para los anarquistas la mu­ curso, una nueva forma de almacenar
jer debía proteger y ser protegida por información cultural que cambió la
los muros del hogar puesto que, en totalidad de la superficie de la vida so­
paradójica simetría con el pensa­ cial". A la larga, su transgresión parece
miento católico, la consideraban frá­ haber quedado confinada a la margi-
gil y fácilmente tentable por el dia­ nalidad, a la vez que su puesta en prác­
blo...de la religión. tica y posterior desarrollo construye­
De manera que podemos inferir que ron algunos de los rasgos paradigmáti­
esa "resistencia" a la que refieren los cos de los sectores medios a lo largo de
educadores parece expresar más bien la primera mitad del siglo veinte ■

) 33 (
Apéndice

Manuales vinculados al hogar res, premiada en Barcelona.


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r Millet-Robinet; E l ama de casa en el campo; Un estudio histórico (1880-1940); Buenos A i­
1932. res, 1988.
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jer; 1932. difundir el culto del hogar, del home, para
i La M artona; M anual del Hogar (BN 172- que nuestras damas lo prefieran al culto del
402); 1933. paseo de la mañana o a la noche... ") en EH
I Barilari de Acevedo; E l libro del hogar; 1934. 15-6-1908.
| Ponce, Dr. E. V.; Nociones de higiene y medi­ 15. Lapuente; "E l ahorro como institución esco­
cina social; 1936. la r'e n MEC, 1891. p. 278.
I Arcelli, María; Ciencias domésticas. Apuntes 16. Guillén, Clotilde; ' Enseñanza de la cocina
de higiene de la habitación; 1938. en la escuela p rim arla'. EM ED , 1908, vol.
I Gambus, La perfecta mujer en su casa (BN XX V I, p. 187.
252-618), 1937. 17. Lapuente. "E l ahorro como Institución esco­
I Camp T. Loíberg, María; Mujer en su hogar; la r" EMEC, 1891, Vol. II, p. 278
1942 18. Cfr. también "La mujer en el hogar', EH 15-
1 Kaufman, Félix; La vivienda alemana; 1940. 2-1908, 15.3.1908.
I VVhite, E. G. de; E l hogary la salud; 1940. 19. Salz&, Em ilia M.; La Economía doméstica al
I Climent Ferrer, F.; La mujeren su hogar; 1943. alcance de las niñas; Buenos Aires, 1901.
I Cortez de González, C.; Gobierno del hogar, 20. Cfr. "E l puchero”, conferencias compiladas
1943. por G. Lefevre; en EM EC, 1908. Vol. X X V I,
p. 145.
21. Leune, A. y Demallly, E.; Cotirs dénselgne-
Motas ment menager. Science et morale; París 1885
(circa).
i. ‘ Las escuelas alemanas'; en E l Monitor de la 22 "La casa higiénica" EH 29-1-1915. Cfr. tam­
Educación Común (M EC ), 1899-1901, p. bién otras publicaciones como: Los micro­
1099. bios en los vestidos y en las modas C y C 31 -5-

) 35 (
1902; Los quehaceres de M imita PBT N °6 de cada hora del día; ventajas de lev
1904; Lecturas del hogar, EH 29-2-1908; Aire temprano y no prolongar la velada. |nn!<'
en las habitaciones EH 1-2-1911; Del asco de y gastos en una casa; necesidad de Ca?*
nuestra habitación EH 10-9-1913. los gastos de modo que haya siempre r
23. Pifielro, Dr.; Informe sobre la salubridad de sobrante; ahorro; empleo de los ahorrr
Belgrano; Anales de higiene pública y medici­ cidos; préstamos; casos en que debe roo
na leg al;!. 1893, p . 267. se a ellos y condiciones en que debe re™*
24. La higiene en las construcciones; Anales de hi­ Contabilidad doméstica; condicionéis
giene pública y medicina leg al,!. 1; 1893. Cfr. casa habitación; muebles, aseo y dura
también Contra la humedad de las paredes, C vestidos, conservación y duración-
y C 24-5-1902. blanca, reparación y renovación. Crian? 1
25. Leune, Demailly, op. cit. animales útiles y ventajas que puedereJ
26. Plrteiro, op. cit. tar; medios generales para la conservad^
27. El congreso internacional de higiene de la ali­ sustancias alimenticias; precaucionesco&
mentación; EMEC, Vol. 24,1907, p. 311. la polilla y contra los Insectos parásitos
28. Barrantes M olina, Luis; Para mi hogar; Bue­ 43. Natale, J. A.; Influencia moral del m„fJ.
nos Aires, 1923. EMEC, T. XX, 1904.
29. Ibídem. 44. El hogar y la escuela EMEC Vol. 23, p. ] jy
30. Bassi, A; Gobierno e higiene del hogar; Buenos 45. Dificultades de la cooperación entre la esa
Aires, 1920. y la fam ilia; EMEC, 1907, vol. 24, p. 203
31. Ibídem. 46. El hogar y la escuela; EMEC, vol. 29,1909
32. Salzá, Emilia; La economía doméstica al al­ 129.
cance de las niñas; Buenos Aires, 1901. 47. El congreso Internacional de Higiene delaj¡
33. Thompson, Edward P.; Tiempo, disciplina mentación; EMEC, Vol. 24, 1907, p. 311.
del trabajo y disciplina industrial; en Sociedad 48. Vezzettl, Hugo; Contribuciones prelimh
patricia y cultura plebeya (Ed. It.) Torino, 1981. res a la historia intelectual de la familiai
34. Appleton, op. cit. gentlna; en Anuario N° 2, Subsecretaría:
35. Salzá, op. cit. Investigaciones de la Facultad de Pslcotq
36. Baudrillard, Jean; "El sistema de ¡os objetos"; déla UBA; 1991.
1969; México. 49. D ittrich , Julio; Buenos Aires en 1950te
37. MDEC, Vol. 15, 1895, p. 144. el régim en socialista (1908); en F. Wé
38. La casa moderna, en Caras y Caretas, N°142, berg, Dos utopías argentinas de principia
22-6-1901. siglo, Buenos Aires, 1986.
39. Barrantes; op. cit. 50. Cfr. p. e j . : Hayden, Dolores; TheGranii
40. ¿Saben ahorrar los obreros?; EMEC, Vol. 16, mestic revolution; Massachussetts, 1983
1898, p. 283. G w endolin W rig th t; Moralism and theii
41. Su contenido era: Principios de la buena ad­ del Home; Chicago/London 1980.
ministración doméstica; quehaceres domés­ 51. Cfr. Novy, Klaus y Prinz, Michael; /f/mtf |
ticos; distribución proporcional del tiempo; te Geschichte der Gemeinwirtschaft; Boo
reglamentación del servicio; hábitos de or­ 1985; y M onte Verita. Berg der Warheil;N 1
den y sistema; limpieza y ventilación y arre­ laño 1975; y Hartm ann, Kristiana; Deuts 1
glo de las habitaciones; conservación de ali­ Gartenstadtbewegung; M ünchtn, 1976 1
mentos, vestidos y muebles; remedios do­ 52. Quiroule, Pierre; La ciudad anarquista ;
mésticos; lim ita ció n racional de los gastos rlcana (1914), en Weinberg; op.cit. (
en consonancia con los ingresos. 53. El anarquismo y el hogar; La Protesta; ^ ,
42. Su contenido era: Objetos; im portancia y 1906. ,
utilidad de la Economía Doméstica; gobier­ 54. H errero, José; Inconsecuencias; LP;7-
n o de la fam ilia; deberes del ama de casa; 1905.
principios generales para el buen gobierno 55. Letoumeau, Ch ., Los dos sexos; LP; 13-3-15* 1
de una casa. Necesidad y utilidad del trabajo 56. La mujer moderna. Su inteligencia ysup* (
doméstico; distribución del trabajo entre los social; LP; 3-7-1906. J
diferentes individuos de la familia; distribu­ 57. Mujer; LP, 14-3-1906. 1
ción y economía del tiempo; Estación propia 58. La m u|er moderna, op. cit. ¡M 1
para mejoras en la habitación; compras: 59. Giménez, Angel; Conferencia sobre hv
oportunidad, ventajas de adquirir ciertos co­ sexual; LP, 17-6-1905. ,
mestibles por mayor; distribución del traba­ 60. Giménez, Angel; Conferencia sobre jm ,
jo para los días de la semana; tareas propias sexual; LP, 17-6-1905.

) 36 (

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