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Trabajofinal Primercuatrimestre2 PDF
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❖ En el siguiente trabajo voy a dar un recurrido por textos literarios abordados durante
el cursado de la materia, vinculados principalmente a las categorías “enfermedad” y
“muerte”: en primer lugar voy a analizar siguiendo estas categorías el texto “El último
beso de Loba Lamar” de Pedro Lemebel, asociándola con semejanzas puntuales de la
obra de Mario Bellatin, “Salón de Belleza”, y por ultimo me voy a enfocar en la
categoría “enfermedad” dentro del libro “Del amor y otros demonios”.
“EL ULTIMO BESO DE LOBA LAMAR” Y “SALÓN DE BELLEZA”
En la crónica “El último beso de Loba Lamar” el narrador nos cuenta sobre la famosa
“Loba Lamar”, personaje que es el foco del texto, quien era un travesti, el cual tenía
SIDA, una enfermedad crónica, enfermedad que ya todos sabemos que les espera a las
personas que la padecen: la muerte. A lo largo del texto el narrador nos va mostrando los
cambios en el cuerpo de la Loba, esa especie de metamorfosis que sufre el cuerpo
enfermo hasta el ultimo suspiro. Este cambio del que hablo también lo vamos a ver en el
protagonista del texto “Salón de Belleza”, quien también sufre de SIDA; si bien la novela
de Mario Bellatin es más bien una critica a la sociedad, al poder del estado, a la
marginalidad de este grupo condenado social y políticamente por el simple hecho de ser
“a-normales”: se hace alusión a unos cuerpos enfermos, cuerpos portadores de “el mal”,
expulsados de hospitales públicos, o simplemente evitados por estos, cuerpos a los que el
sistema público de sanidad se niega a atender, destinados a morir en sus casas sin ningún
tipo de atención especializada, o aún peor, destinados a morir en las calles, porque sus
familias también decidieron expulsarlos de sus hogares; es decir que el Estados ejerce en
ellos una biopolítica, al negarles la atención especializada que necesitan.
Entonces, en ambos textos literarios estamos en presencia de sujetos moribundos, que
presentan un “dolor total”, según Le Breton, es decir, un dolor con un solo objetivo, la
muerte, una muerte segura, rasgo que ya expusimos al principio.
En la Loba Lamar vamos a contemplar no solo el cambio de ciudadanía, según Enrique
Lihn, es decir, como el cuerpo pasa de la ciudad de los sanos a la ciudad de los
enfermos, sino que también vamos a ver el estado final de ese cuerpo enfermo, o sea, el
cadáver, vamos a estar en presencia de los primeros cambios que experimenta el cuerpo
sin vida, esa bolsa de carne y hueso, cuya descripción se va a encargar perfectamente el
narrador, quien es uno de los travestis que conviven con ella, quien también va a
resaltar que a pesar de los cambios que sufre su querida compañera, nunca va a perder
su esencia, esa esencia que la hacia ser quien era, La Loba: “La lobita nunca se dejó
estropear por el demacre de la plaga, entre más amarillenta, más colorete, entre más
ojeras, más tornasol de ojos. Nunca se dejó estar, ni siquiera los últimos meses, que era
un hilo de cuerpo, los cachetes pegados al hueso, el cráneo brillante con una leve
pelusa. Y ahí la veíamos torneada por el sol <<aunque es invierno en mi corazón>>,
repetía incansable en su show de doblete, cuando la fatiga no le permitía el baile.” (pp.
41-42)// “ […] en el avión del sida que se la llevó al cielo boquiabierta. No puede irse así
la pobrecita, dijeron las locas ya más tranquilas. No puede quedar con ese hocico de
rana hambrienta, ella tan divina, tan preocupada del gesto y de la pose.” (pp. 45)//
“Pero el calor de los trapos el nervio maxilar se encrespó como un resorte y los labios de
la Loba se entreabrieron en una carcajada siniestra.” (pp.46)
En Salón de Belleza, es el mismo protagonista quien nos cuenta la metamorfosis de su
propio cuerpo enfermo: “Semanas después, mi fuerza corporal empezó a disminuir
aunque no de manera tan radical. […] Pero al descubrir las heridas en mis mejillas las
cosas acabaron de golpe.” (pp.28) // “Las heridas de mis mejillas se extendieron pronto
por todo el cuerpo. Yo sabia que era preferible no frotarlas con los dedos. Tampoco
tratarlas con ninguna crema. […] Logré resignarme y traté de lucir las llagas con
orgullo.” (pp. 31)
Si bien vemos un contraste bien diferente en ambas obras con respecto a la critica del Estado
ligado a la salud, ya que en “El último beso de Loba Lamar”, la única mención próxima a ese
tema es: “La lobita, después del examen, nunca quiso que la lleváramos al doctor. Son parientes
de los sepultureros, decía. Tampoco soportaba esos centros de ayuda a los enfermos. Parecen
campos de concentración para leprosos […]” (pp.42). Pero a esta cita no puede considerarse
como critica; como en el caso de “Salón de Belleza” que prácticamente toda la obra es una
critica social y política. Pero si podríamos considerar como punto en común que en ambos textos
estas personas con SIDA, mueren alejados de cualquier tipo de institución ligada a la salud y que,
en ambos casos se niegan a pedir algún tipo de ayuda profesional, y esto se debe a la exclusión
que sufren estas personas por parte del estado y la sociedad, valga la redundancia. Así que si se
puede considerar como critica la crónica de Lemebel, no como un punto central, pero si como
secundario.