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• TODO PUNTO DE VISTA

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• ES LA VISTA-DESDE UN°PUNTO

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• Leer significa releer y c9mprend~r"interpretar. Cada·uno
~
lee con lqs ojos que tiene: e iriterpteta a partir de donde
• pisan sus pies.
► Todo pu.rito de vist_a es la vísta:desde un punto. Para
entender cómo alguieri le:e, ·es nectisario saber cómo son
~
sus ojos y cuál es su visión del mundo.· Eso hace que la
1 lec;tura sea siempre µn~ releétura.. · · . :
1 La cabeza piensa. a partir de donde pisan sus pies.
Para comprender e~ esencial conocer el lugar ~ocial de .
1
quien mira. Vale dd.ci;, cómo vive?· c'on quién. convive,
qué experiencias-tien..;,¡ .en qu~ trabaja; qué deseos ali-
menta, cómo·;sume· los dramas de.lavida y la muerte y
qué esperanzas lo animan. Eso hace que lá co1T1presión
sea siempre una interpretación.
Siendo así, es evidente: cfut; cad;i lec;;tor es co-autor,
porque cada uni:> lee yrelee con los o)o:, que tiene; com-
. prende e interpreta:'a parÚr _del mtindo··qüe habita.
Con estos presupuestos,· vainos a contar_ la historia
de un á~uila c_riada como gallina. Historia q~e será leída .

11
,,e¿~, 1
~

EL GUitA ·1 LA GA: íN •\ iti!l


~
y con1prendida co1no una metáfora de la condición hu
mana. Cada uno leerá y releerá confoni1e sean sus ojos; ~
comprenderá e interpretará conforme sea el suelo que
. . ••
pisen sus pies.
•/Bien decían los clásicos: habent sua fata libelli, los
libros tienen su propio destino. Tenían razón, porque el
destino de los libros está unido a:l destino de los lecto-
..
111

res. Y ahí entran en escena el águila y la gallina, carga-


das de signifi<::ado, como veremos a lo largo d.e nuestra
historia.
•.

.,
Esperamos que para ti, el águila y la gallina, se trans-
formen también en símb,Q!_o,s y sacramentos de la bús-
queda hum~na de integración y d~ equíffbrio dinámico.
Desearnos que el águila sepultada en. ti despierte y
•·
vuele, ganahdo altura y ampliando los horizontes de tu

relectura y de la comprensión de ti mismo y del mundo.
Te invitan1os a que te hagas, junto con las fuerzas
directivas del universo, co-creadoJ;[co-creadora del mun-
•t.
do creado y por crear.

Querencia de McKenzie/Padula, Sossego, Mato Grosso,


L. B. •
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verano de 1997. &1
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•1 . UNA .HISTORIA. QUB VIENE DE ÁFRICA

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11 Érase una vez un políticq Y. educador popular llamado
]~.!!!_~S Aggr~y_1 natural de Gp3 p~~'peq~~_fio_paí~ ~e _Afd_-·
t ca .Occidental. Hasta ahora, taf vez un ilustre desconoci-
• do. Per~, e·n 2ie,ta oc~~lón, contó una historia tan b~ni-


il)
ta que, seguramente, ha circulado yá por el mundo.,
haciendo al autor y a su narración iholvidables.
Como probablemente muchas pers·onas no habrán


1
tenido la oportunidad de leer su historia ni de conocer
su país, vamos a empezar hablando un:_poco de Ghana y
luego recordáremos aquella historia. .
~ . ,, Gi.'iana
. está situada en . .el Golfo
·- . .
de Guinea, entre

-a Costa de Marfil y Togo. Su larga historia viene del siglo


( .!Yj Alcanzó su apogeo entre el ioá y el 1.2ú0 de nuesÚa
era. En aquella época tenía tan.to oro que hasta los pe-
a rros de raza usaba.n .collares y adorno_s de tan precioso
~ metal.
<xvi
E11. el·. siglo ··oharia pasó a ser colot1ia de los por-
► tugueses y, pór la abunqancia de su oro, la llamaron·
~

~
13

b


E: ÁGU!í_A 1.A

Costa de Oro. Los traficantes de esclavos ta1nbién la


llan1aban Costa de la Mina.
En el siglo\~~;,,~ época del llamado ciclo de Costa de
la Mina, vinieron de esa región, especial~ente ~ B.ahía,
cerca de 350.000 esclavos. Ellos trajeron e incorporaron
muchos elementos de su cultura: el uso medicinal de las
hojas (ewé) que curan solamente cuando van acompaña·
das de palabras mágicas y de encantamiento, y su reli·
gión, el ioruba o candomblé, que posee una de las teolo·
gías más fascinantes del mundo. Hace de cada persona
humana una especie de Jesucristo, es decir, un virtual
incorporador de los orixás, divinidades ligadas a la na·
turaleza y a sus energías vitales.
Los esclavos se negociaban a cambio de tabaco de
tercera. Desechado por Lisboa, ese tabaco era, por su
perfume, muy apreciado en África. Se decía: «Bahía tie-
ne tabaco y quiere esclavos; Costa de la Mina tiene es·
clavos y quiere tabaco; por tanto, hagamos un negocio
que es bueno para ambas~ partes». La mayoría de los
esclavos de las plantaciones de caña de azúcar en Esta·
dos Unidos tarr1bién vinieron de la región de Ghana.
Con el pretexto de combatir la exportación de escla·
vos a las Américas, Inglaterra se apoderó de esta colonia
portuguesa. Inicialmente, en 1874, ocupó la costa y en·
seguida, en 1895, invadió todo el territorio. Ghana pe):"·
dió así su libertad, convirtiéndose en una colonia más de
Inglaterra.

1. . La liberación comienza en ·la ·conciencia


'
La población de Ghana: alin1entó siempre una fuerte con'·
ciencia de su historia ancestral, sintiéndose muy orgullo-

14
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'
1
/

_LINA HISTORIA QUE VIENE DE ÁFRICA

t sa de la nobleza de sus tradi(:iones religiosas y culturales.

''
Como consecuencia, su oposición a todo tipo de coloni-
zaci◊n fue constante. [_~iji~és-Aggrey~con~iderl!dQ_un_Q_de
los precUrsores del nacion;Üsrrio~africano y del moder-

'" no pán~fiic~nismo, _fortáieció signiticativamente este sen-


timiento.
AggLe.}'.1UYQ_gr¡¡Q J_e,!~v:1~<:i:i pglítica como educador.

' de sll_pueblo, Para liberar el país -pensaba, al igúal que

B' Paulo Freire-· necesitamos ante todo lib.e.rar1a_~Q..Il0y_n-


"cia del pueblo, esclavizada conideas y valores antipopu-
, :)ares introyectados por los c~lonizadores ..

't - · En efecto, los colonizadores, para ocultar la violen-


.... cia de su conquista, desmoraiizaban sm piedad a los co-
•·. Ionizados. Afirmaban, por ejemplo, que los habitantes
t "\-
i.?-,,
..·
de Costa de Oro, y de toda. África, eran seres inferiores,

i,' incultos y bárbaros. Por eso debían ser colonizados. En


caso contrario, jamás serí¡m .ci.vilizados e insertados en

• la cli~ensi6n .del espíritu . u11ÍvefsaL . .


Los ingleses reproducían tales difamaciones en los

•'t
libros, las difundían en las escuelas, las predicabanen las
iglesias desde lo alto de los púlpitos, y las propagaban
en todos los actos oficiales.
El machaqueo ideológico era tanto que muchos co-

'' ~
lonizados ac'ababan hospedando dentro de sí a los colo-
nizadores eón sus prejuicios. Creían que de hecho nada
valían, que eran realmente bárbaros, sus lenguas, toscas;
t sus tradiciones, ridículas; sus divinidades, falsas; su his-
ta toria sin héroes auténticos, todos efectivamente igno-
~ rantes y bárbaros. .
Por el hecho de ser diferentes de los blancos, de los
t cristiaqqs y de los e4;rqpi::ps,Juer:on tratados· de forma 1
. ~-
desigual, discriminados. La diferencia de raza, de reli-
t gión y de cultura no la vieron los colonizadores como
r,
15
~
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~
~

El AG!J!LA y LA GAl_Llh!A
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~
ngue:,,a hurnana. Gran equívoco: ila diferencia se cons1 .. .,
deró inferioridad!
Un proceso semejante se dio en el siglo XVI con los
.,
indígenas de América y con los pueblos colonizados de
Asia. Y se da todavía hoy con los países que no han sido
incluidos en el nuevo sistema 1nundial de producción,
.
(!iÍI

ti
de consumo y de mercado global, como la mayoría de
las naciones de América Latina,· de África y de Asia, Se

las considera _«no interesantes para el capital»; tenidas,
en términos glóbalcs, como «ceros- económicos» y sus •
~-' ..poblaciones vistas como «masas humanas desechables», •
«sobrantes» del proceso de 1nodernización. Abandona-

das a su propia_ hambre, a la miseria, y al 1nargen de la

historia hecha por los que presu1nen ser los señores del
mundo. Éstos muestran, por eso mismo, una insensibili- •
dad y una deshumanidad que difícilmente encuentra
• 1

paralelo en la historia humana.


Por desgracia, la misma discriminación se da ·con los
pobres y 1os mÍserables, con las mujeres, con los defi-
••1 1


.,
cientes físicos y mentales, con los homosexuales, con los
portadores de VIH, con los enfermos de mal de Hansen
y con todos aquellos que no se encuadran en los mode- •
los preestablecidos. Todus son víctin1a~ de los prejuicios
y de la exclusión por parte de los que pretenden ser los •
únicos portadores de humanidad, de cultura, de salud,
de saber y de la _verdad religiosa.
:-·,J,
•ti
-Dominador~s, vuestra arrogancia os ~ace cru~les y
sin piedad. Os vuelve etnocéntricos'', dogmáticos'' y fun- •
damentalistas''. ¿No os dais cu_enta que os deshumani-
záis a vosotros mismos? Mirad, donde llegáis hacéis víc-
timas dé todo tipo a causa del carácter discriminador,
-•
pros$!litista y exdh\,ént~ de v~estras act'itud;s y de vues- •

16 •
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f
UNA HISTORIA QUE VIENE DE ÁFRICA

tro _proyecto cultural, religioso, político y ~conómico


qué ,imponéis a todo el mundo .

..
2. La libe.ración se hace efectiva
en la práctica histórica

Toda colonización -se'a la antigua, por la invasión de


los terr-ítorios, ·sea la moderna, por la integración fo~z:a-
,,da en· el mercado mund,ial- significa siempre un acto
.de grandísima violencia.' Implica bloquear el desarrollo
autónomo de un pueblo: Representa la sumisión de par-
.celas importantes de la cultura, con su memoria, sus
valores, sus instituciones y su religión, a la cultura inva-
sora. Los colonizados de ayer y de hoy son obligados a
asurnir las formas políticas, los hábitos culturales, los
estilos de comunica<;=Lón, los géneros de músic_a y los ..
. rrtodelos de produccion· y de consU:r:-:O de los coloniza-
dores. Actualmente se lleva a cabo una poderosa «ham-
burguerización» de la cultura culinaria y una «roqueriza-
ción» de los estilos musicales. Los que poseen el
monopolio del tener, del poder y del saber controlan los
mercados y deciden lo que se debe producir, consumir y
exportar. En una palabra, a los colonizados se les impi-
de elegir, to1nar las decisiones que construyen su propia
historia.
Tal proceso es profundamente humillante para un
pueblo. Produce sufrimientos desgarradores. A mediano ·
y largo plazo no hay razones, cualesquiera que sean, que
consigan justificar y hacer aceptable tal sufrimiento. Poco
.··•.a.poco este _sufrimiento.se.hace simplemente.insoporfa0
ble. Da origen a un antipoder. Los oprimidos empiezan
a «proyectar hacia fuera» al opresor que forzosamente

17
í:t ÁGUILA Y :_A GAL'-iNA

hospedan dentro de sí. Es el n1omcnto 1naduro para el ~ 1

-
proceso de liberación. Prin1ero, en la mente. Después,
en la organización. Finalmente, en la práctica.
La liberación es la acción que libera la libertad cauti- ~
va. Sólo a través de la liberación, los oprimidos rescatan
'111
su autoestima, recuperan su identidad negada, recon-
quistan su patria dominada y pueden construir una his- i
toria autónoma, asociada a la historia de otros pueblos

libres.
-Oprimidos, convenceos de esta verdad: la libera- •
ción con1ienza.,,en-vuestra conciencia y en la recupera- •
ción de vuestra propia dignidad, llevada a cabo median-

te una práctica consecuente. Confiad. Ja1nás estaréis
solos. $ien1pre habrá espíritus generosos de todas las •
razas, de todas las clases y de todas las religiones que
harán cuerpo con vosotros en vuestra noble causa de la

«I
libertad. Existirán siempre los que piensen: cada sufri-
1niento humano en cualquier parte del mundo, cada lá- •
-grima llorada en cualquier rostro, cada herida abierta en
cualquier cuerpo, es como si fuese una herida en 1ni

ti
propio cuerpo, una lágrima de mis propios ojos, un su-
li
frimiento de mi propio corazón ... y abrazarán la causa
de los oprimidos de todo el' mundo. Serán vuestros alia- (1
dos leales. ti
Tales sentimientos de solidaridad esencial~nincentiva-
- .
ba James Aggrey en sus co111patriotas de GJ:u¡na, __J)e_:,gra-
ciada~~nte no pudo ver la liberadón d.e. su p~e.blo.
•..
Murió antes¡ en 1927) pero sembró .sueños. f
La liberación llegó co~J(wame N'Krui;nah,una g~i:ie.-
ración después. Éste aprendió -la lección libertaria de d
Aggri;y, A- p~sar de l¡, vigi(ancia inglesa consiguió orga- e
nizar enJ94á'l1.n p·artido de hbenición, llam.adó-Pai:"tl~o

•'
de la Convención del Pueblo. ·

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18
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UNA HISTORIA QUE VIENE DE ÁFRICA

J\fKrumah y su partido presionaron de tal manera a


9 la administr~ción :oloniál i!}g~a, que el gób~erno d_e
Londres se VIO oblígado, en(192)J, -.._____,., a hacerlo primer. m1-
'
t
.

r¡istro. E1;1 su discurso de posesi6n sorprendió a todos al


proclamar: ~<SQi:i;~l~l_isia, soy marxista y S()Yt;:!i~~i~rto» ..
Obtuvo su mayo):vict~ri~ el día 6de nrnrz.o de 19-57
'
D cuando presidió la proclamación de ·independencia de
Co~ta de ÜrQ. E11tonces el país recuperó su antiguo nom-
~ bre: <qfí;na'\ Fue la primera colonia africana en conquis- ! v
D tar su independencia,
9 Ghana tiene hoy' 238 .53 ?.'kilómetros cuadrados, con
una de;sa selva tropical al sur, atravesada por el gran-
~ dioso río Volta de 1.600 kilómetros de longitud. La pre-
t sa Akossombo, hecha con el río, forma un inmenso lago
de 8.482 kilómetros cuadrados, en una extensión de
~
400 kilómetros. La capital· es Acera, con cerca de
t 700.000 habitantes de una poblaciqJJ total de 16,4 mis
~ . llones. Se estima -c;~,ie en el'ai10 2000 la población de
Ghana será de 20 millones de personas.
t Si aplican los id\'.~l¡:s de.James Aggrey consolidarán
- . ·-·· .. . .
r. '

su identidad y su autonomía, y avanzarán poco a poco


~ en el sentido de una conciudadanía'' participativa y soli-
daria.
~
~
~
~

19
l

2
lf
SOMOS ÁGUILAS

Vamos, pues, a contar la historia que contó James


Aggrey.
Su contexto es el siguiente: a mediados de 1925,
James participaba en una reunión de líderes populares
eh la que se discutían las vías de liberación del dominio
colonial inglés. Las opiniones estaban divididas:
Unos querían la vía armada. Otros, la vía de la orga-
nización política del pueblo, camino que efectivamente
triunfó bajo el liderazgo del Kwame N'Knunah. Había
quienes se con_formaban con la colonización a la que
estaba sometida toda África. Tambíén estaban los que se
dejaban seducir por la retórica'' de los ingleses ..,-E~;n
favorables a la presencia inglesa como fotma de moder-
nización y de inserción en el gran mundo considerado
civilizado y moderno. ·
James Aggrey, fino educador,. acompañaba atenta-
merite cada intervención. En {in determinado momento,
vio que algunos líderes importantes apoyaban la causa
inglesa. Hacían letra muerta de toda la historia pasada,
renunciando a los sueños de liberación. Entonces; levan-

21
EL ÁGUILA Y LA GALLINA

tó la mano y pidió la pálabra. Con gran calma, propia


de un sabio, y con cierta solemnidad, contó la siguiente
historia:
«Érase una vez un campesinq que fue a la selva veci-
na a cazar un pájaro par'á tenerlo c~utivo en su casa.
Consiguió un aguilucho y lo puso en el gallinero con las
gallinas. Comía maíz y la ración propia de gallinas, aun-
que el águila fuese rey/reina .de todos los pájaros.
»Cinco años más tarde vino a su casa de visita un
naturalista. Mientras paseaban por el jardín, el natura-
lista observó:
-Ese pájaro de ahí no es una gallina. Es un águila.
-Claro -respondió el campesino--- que es un águi-
la. Pero criada con10 gallina. Ya no es un águila, se ha
vuelto una gallina como las otras, a pesar de esas alas de
casi tres metros de envergadura.
-No puede ser -. replicó el naturalista-, es y será
s/etnpre un águila .. Tiene sg.razón de águila y ese cora-"
zón la hará. volar, uh día, ; las· alturas.
-iQué va! -insistió el campesino-, se convirtió
en gallina y jamás volará como águila.
»Entonces decidieron hacer la prueba. El naturalista
tomó el águila, la levantó muy alto y, desafiándola, le
dijo:
-Ya .que eres un águila, ya que perteneces al cielo y
no a..1.a fierra, iabre tus alas y vuela!
»El águila siguió posada sobre el brazo extendido del
naturalista. Miraba distraídamente a su alrededor. Vio
las gallinas abajo, escarbando los ·granos, y saltó a su
lado.
»El.campesino comentó: . ,
0
en
•·-- ·;.c.cciSe lo dijet;' is'-e·Ihí"éohvlrtido una simple ga" ·
llina!

22
SOMOS ÁGUILAS

-. Nada de eso -volvió a insistir el naturalista-. Es


un águila, y un águila será siempre un ágliila. Probare-
rnos; nuevamente mañána. ·
. »Al día siguiente, el naturalista subió con el águila a
~
la ázotea d~ la casa. Le susurró:
-iÁguila, ya que eres un águila, abre tus· alas y
vuela!
»Pero cuando el águila vio abajo· las gallinas, escar-
bando en el suelo, saltó y se fue junto a ellas.
»El campesino sonrió y volvió a la carga:
-iYa se lo había dicho, se ha convertido en gallina!
-No -respondió firmemente el naturalista-. Es
un águila y siempre tendrá corazón de águila. Vamos a
probar por última vez. Mañana la haré volar.
»Al día siguiente, el naturalista y el campesino se
levantaron muy temprano. Agarraron al águila, la lleva-
F<?n fuera de la ciudad, lejos de las casas de los hombres,
a lo alto de una montaña. El sol naciente doraba las
cumbres de la cordillera.
»El naturalista levanto al águila muy alto y le orde-
nó:
-iÁguila, ya que eres un águila, ya que perteneces al
cielo y no a la tierra, abre tus alas y vuela!
»El águila miró a su alrededor. Temblaba con10 si
experin1entase una nueva vida. Pec-..,J no voló. Entonces
el naturalista la sujetó firmen1~iite, en dirección al sol,
para que sus ojos pudiesen llenarse de la claridad del sol
y de la inmensidad del horizonte.
»En ese momento, abrió sus potentes alas, lanzó el
típico kau-kau de las águilas y se irguió, soberana, sobre
sí misrna. Y comenzó a volar, a volar hacia las alturas, a
volar cada vez más alto .. Voló ... voló ... hasta confundir-
se con el azul del firmamento ... ».

23
El ÁGUllA Y lA GAlllNA

Y James Aggrey concluyó:


-iHermanos y hermanas, compatriotas! iFuimos
creados. a imagen y semejanza de Dios! Pero ha habido
personas que nos han hecho pensar como gallinas. Y
muchos de nosotros todavfa,piensan que, efectivamente,
somos gallinas. Pero somos águilas. Por eso, compañe-
ros y compañeras, abramos las -alas y volemos. Volemos
como las águilas. Jamás nos contentemos con los granos
que para escqrbar nos arrojaron a los pies.

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24

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CONTAR Y VOLVER A CONTAR


AL ESTILO DE LOS HEBREOS

La historia de James Aggrey es realmente espléndida.


Evoca dimensiones profundas del espíritu, indispensa-
bles para el proceso de realización hmnana: el senti-
miento de. autoestirua, la capacidad de superar dificulta-
des casi insuperables, la creatividad ante situaciones de
opresión colectiva que amenazan el horizonte de la es-
peranza.
James Aggrey tenía razón: ·cada persona tiene dentro
de sí un águila. Quiere nacer, siente la llamada de las
alturas, busca el sol. Por eso somos constantemente de-
safiados a liber~r al águila que habita en nosotros.
Para rescataFese águila, orientémonos por la historia
de este educ;dor ghanés. El camino de la liberación se
hará más límpido si volvemos a contar la historia del
águila enriqueciéndola con más datos. Así tendremos
más elementos de reflexión y de estímulo para seguir
caminando.
Esta manera de volver a contar una historia añadién-
dole datos nuevos es propio de·las culturas orales como
la de·los negros y la de los indígenas. También es habi-

25
EL ÁGUILA Y LA GALLINA

tual en las familias que guardan la memoria de sus ante-


pasados y en la cultura popular no escolarizada.
Los hebreos*, pueblo que en la Antigüedad ocupaba
el actual territorio de Israel, desarroll_aron con gran ca-
pacidad éste género literario. En Israel, los maestros, los
rabinos'' y los comentaristas de los textos sagrados de la
Biblia'' y del Talmud'\ llamaban a este género midrash*.
Lo utilizaban con la intención de actualizar y profundi-
zar el mensaje de sus padres en la fe.
Existen dos tipo ele midrash: el ha/ajá'' y el hagga-
dd''. El mid;;ash·-halajá explica y comenta, actualizándo"
las, las leyes judaicas. El midrash-haggadá amplía histo-
rias bíblicas adornándolas con datos verdaderos,
legendarios o fantásticos. El objetivo es siempre sacar
lecciones edificantes y aumentar su sentido para la vida.
Así animaban las búsquedas de su pueblo y conferían ·
brillo a la peregrinación humana. Este segundo üpo de
midrash e~. el que nos interesa ahora. .. . . . ...· • •·•
. . . Antes de comenzar nuestra historia;,-vamos a ciar ~n
ejemplo de rnidrash-haggadá. El libro del Génesis'¡, pri-
mer libro histórico de la Biblia, nar'ra la creación del
cielo y de la tierra y de todos los seres. Narra el origen
de Adán a partir del polvo de la tierra y de Eva a partir
de una costilla de Adán. Allí encontramos también lo
que Dios dijo: «No es bueno que Adán e~té solo: voy a
darle una compañera que esté a su altura» (Génesis 2,18).
De entre todos los animales no había •ninguno que
pudiese ser un interlocutor adecuado para Adán. Enton-
ces, Dios creó a Eva a partir de un lado.de Adán. Suele
decirse equivocádámente que Dios creó a Eva de una
costilla de Aclán, pero en hebreo se usa la pab¡.bra zela
•·· .:q'üe·•signifldf'.pi:ó'pfamenfé · lado'·y 'í\:d tbiiilla':''Es ú:ri~ ':éce:',;'ci·t3
metáfora para significar que Eva fue sacada no de la ca-

26
,,

Ji;
CONTAR Y VOLVER A CONTAR AL ESTíLO DE 1.0S H~BRf:.0)

beza de Adán para ser su señora, ni de sus pies para ser


su esclava, sino de un lado, del lado del corazón, para
ser su compañera. Ella sí es y podrá ser la interlocutora
qe Adán, conforme él mismo exclama al verla delante
de sí: «He aquí el hueso de mis huesos, la carne de mi
carne ... por eso él varón- dejará a su padre y a su madre
y se unirá a su· mujer; serán un sola carne» (Génesis
2,23-24).
Otro texto del mismo libro relata que «Dios creó al
ser humano a su imagen, a imagen de Dios lo creó,
macho y hembra los creó» (Génesis 1,27; 5,2).
La humanidad, según estos textos, se realiza siempre
bajo la forma de hombre y de mujer, bajo la diferencia
de masculino y femenino. Está compuesta de Adanes y
de Evas. I--Iay una relación profunda entre el hombre y
la mujer. Se buscan en el sueño y en la vigilia, existe
atracción, fascinación y magia en su~,,relaciones.
¿Por qué es así? Para responder a esta pregunta se
elaboró un midrash-haggadá que dice lo siguiente: «Ori-
ginalmente el ser humano era simultáneamente masculi-
no y fe1nenino. Varón y mujer simultáneamente. En un
mismo y único cuerpo tenía rostro y aparato genital
masculino por delante y femenino por detrás».
Por causa del pecado, dice el midrash-haggadá, Dios
""cortó este ser por el n1edio. Así se separaron el ho1nbre
y la mujer, cada uno con su respectivo cuerpo. Por eso,
hombre y mujer, viven hasta hoy separados. Pero, por
una pasión innata, están incansablemente buscando su
respectiva cara n1itad. Se sienten atraídos el uno por el
otro, se apasionan mutuamente, se enamoran, se aman
· y, por fin, se casan. Cuando se unen. an1orosamente, se.•
funden uno en el otro, se vuelven otra vez una sola
carne y, así, rehacen el proyecto originario de Dios.

27
i

i:
EL ÁGUILA Y LA GALLINA

Ese midrash-haggadá quiere ilustrar la unidad plural


del ser humano, masculino y femenino. Da las razones
de la separación que los atormenta, explica· la atracción
que se da entre ellos y fundamenta la voluntad de fun-
dirse en una sola''reafidad viva a través del amor. Ese
amor puede ser tan fuerte que los hace abandonar padre
y madre y· fundar una nueva familia.
Vamos, pues, en la línea de este género literario he-
braico, a contar nuestro midrash-haggadá del águila-ga-
llina.

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EL ÁGUILA CAUTIVA Y LIBERADA

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Encontré en una ocasión a un naturalista'' que sabía
rnucho de águilas. Le conté la historia de James Aggrey
y se entusias1nó con la elegancia de la narración. Le dije:
«Esta narración se aplica muy bien a la condición hu:,,
mana pero sería necesario enriquecerla con mi;, deta-
lles para hacerla más desafiante y fecunda. ¿Quién sabe
-añadí-. si no deberíamos imitar a los antiguos maes-
tros hebreos, que aumentaban, no para falsificar la his-
toria sino para mejorarla?». Y ahí mismo decidí asumir
esta tarea de aumentar para mejorar. Aproveché la pre-
(l sencia del naturalista para recoger el mayor número
~ posible de datos sobre las águilas.
~ Me habló más de dos horas sobre ellas. Cuántos ti-
pos de águilas existen, dónde viven, cómo son sus hábi-
® tos, cómo se enamoran, cómo crían a sus polluelos y
r~ cómo terminan sus días.
r-, Me habló del águila brasileña, Harpía harpyja, lla-
(,~ .
mada por los indios uir.afu y canoho, en otro tiempo
señora de los aires, Hoy, acosada por la deforestación
salvaje, sobrevive en las selvas situadas por encima de la

29
EL ÁGUILA Y LA GALLINA

línea ecuatorial, en la región amazónica. Es imponente,


con. un disco facial de plumas y un soberbio penacho
encima de la cabeza, que se eriza al menor ruido, dán-
dole majestuosidad imperial. Ese penacho es imitado por
los jefes indígenas, que quieren de esta'forma reforzar
simbólicamente su autqridad.
Las aves de esta especie son muy grandes, la he1nbra
llega a pesar entre siete y diez kilos, y el macho entre
cuatro kilos y medio y seis kilos.
Han pasado muchos años desde nuestra conversa-
ción. Nunca más volví a ver a aquel naturalista, pero
.,:,~

guardé muy bien en mi memoria los datos principales y


en mi corazón la semilla de la fascinación por su si1nbo-
lismo. Para desarrollarlos anduve mucho por bibliotecas
y librerías buscando más informaciones. Encontré 1nu-
chos libros especializados, no sólo en nuestro idioma
sino también en otras lenguas. Así, aprendí mucho sobre
las águilas y de ellas saqué instructivas
. •·.. . . -lecciones
..
para la
· victa.
Esta es mi historia, recreada como un midrash-ha- 1
ggadá:
1
Las águilas hacen los nidos en las cumbres de las
montañas, en grietas muy abrigadas o en las copas más 4
altas de los árboles de la selva, allí donde nadie puede e
llegar. Esos nidos los usan muchas, muchas veces." Año
tras año, el águila vuelve para poner ahí dos o tres hue--
·-·J
e
vos, rehaciendo el nido con nuevas ramas y hojas ver- e
des. No es raro que tengan din1ensiones considerables:
un metro de altura, tres de largo y dos de anchura. La 'e
base la hacen de ramas gruesas; forrada con hojas blan-
das, a veces con hojas de eucalipto para per{um::¡r la casa e
a,-:i:..i;,id--1'.
,., y. ahuyentar loscinsectos. Las ágüilas són'cuidadb'sá'f éif ·· ·· · e
la construcción de su hábitat.
4
4
30
•e
·4
E\. ÁGUll A \~1\UT!VA -, t!BERADA

1. Có1no viven las águilas

El águila he1nbra incuba sólo dos huevos. El águila 1na-


f
cho coopera en esta tarea: familiar de incubación que
¡. d'ura de 43 ¡¡. 45 días y, entonces, nace el primer agt1_ilu-
~' d,.9. Tres o cuatro días después nace el segundo, Enton-
I)
ces el mayor comete un aguicidio'': picotea a_l hermanito
recién nacido hasta matarlo!. Solamente uno de cada cua-
¡}
tro sobrevive al ataque del hermano mayor. Esta cruel-
o dad es un misterio de b· naturaleza. Tal vez sirva para
"-'.

ij
garantizar el equilibrio ecológico, ya que las águilas son
·,
':-,
depredadores voraces hasta el punto de amenazar la exis-
~ tencia de otras especies como los perezosos, los coneji-
fi llos de Indias y otros animales pequeños.
(J:
Cuando es aguilucho, se alimenta de lo que le traen
semidigerido en el pico sus padres. Poco a poco le van
,,
!} trayendo presas mayores, troceadas. Por fin, le entregan
un conejo entero para que lo El-:sspedace y se lo co1na él
* solito.
fi1
A los 75-80 días es ya un adulto del tamaño de sus
'i) padres. Está madura para volar con independencia. Ya
',\ tiene los ojos de lince, el pico curvado, la lengua dura y
fuerte como una piedra. Ya le han crecido todas las plu-
~-·'l
mas, especialmente las de las patas. Ésta es una de las
!il características por la cual se diferencia de sus prin10s, el
() halcón y otras aves carnívoras de la misma especie. To-
dos éstos tienen las patas descubiertas. El águila, no. Los
~ treinta tipos conocidos de águila (Águila rapax, Águila
~ audax, Águila verreauxii, flierqaetus bellicosus, Spizae-
tus coronatus, Harpia harpyja) tienen las patas total-
t)
.mente cubiertas de_ plumas. Ahora está lista para coni
?, quistar el azul del cielo, sobrevolar las montañas más
!} altas, enfrentar vientos y tempestades.
/J
~- 31
fll,
~.
EL ÁGUILA Y LA GALLINA.

Unos días antes de empezar a volar se puede ver al


águila-hijo acercándose al borde del nido. Observa el
abismo, -porque\1.llí abajo, en el suelo, están los animales
que va a cazar. O la profundidad de los cielos, la infinita
libertad, donde sus padres están circulando al sabor d'e:~
los vientos. Si sus ojos están fijos en el súelo, es en las
alturas donde tiene el corazón. ·

2. Cómo se enamoran y se aparean las águilas

:La pareja de águilas mantiene una relación de fidelidad


'durante toda la vida. Cazan juntos, montan el nido jun-
tos, incuban los huevos juntos y juntos.buscan alimento
para sus aguiluchos. Como entre los humanos, la pareja
de águilas no copula sólo para multiplicar la especie o
en ciertos períodos del año con ocasÍón del celo. Sor-
.·- prendentemente copul_a con frecuen_cia, en el período'de.
. enainoram1ento hasta ocho vec~s por día. Después que
se aparean, se aman en cualquier época del año, como
expresión de compañerismo amoroso.
El enamoranüento tiene símbolos de gran fuerza. El
macho, volando más alto, se precipita como una flecha
sobre la hembra que vuela muchos metros más ah.ajo. Al
aproximarse, el águila heni.bra se vuelve boca ~rriba.
Queda con el pecho ·hacia arriba;,..ab'r'ie~do las alas y
extendiendo sus garras en dirección al águila macho. Y,
entonces, se realiza el festivo encuentro', El águila n1a•
cho, viniendo como una flecha, se para de repente en el
aire. Abre sus alas-y entrelaza sus garras con las del águi-
la hembra. Así se quedan, volando, haciendó la bicicleta
··. -,hada'delan te o· hada'l6s· ·l:ci.aós;"o'tlejahdos'e 'c°~~l:1'1-:riiSi''.'.' "'·"-•,, ''"' ,,,.,.,..-,
bidos de pasión, hasta casi tocar el suelo. Sólo ento'nces ·

32
F.t ÁGUILA CAUT\'/J\ ·1 l_lBERADA

se separan y vuelan en for_ma de guirnalda, ascendiendo


para un nuevo abrazo de garras y espirales en el espacio.
D~spués se aparean. Pero, antes se da una pelea fe-
ij; r~z entre dos machos rivales. Son luchas reñidas y san-
grientas que pueden durar horas. Garras, picos, alas son
ü las armas de uno contra otro. A veces se entrelazan en el
~ aire, a cien metros de altura. Esparcen plumas por todos
!)
lados. Se precipitan, enzarzados uno con otro, hasta cer-
ca del ·•suelo y después se sueltan. Ganan otra vez altura
b y, alternando ataques mutuos, retoman la .. pelea. Otras
!'.•J veces ruedan por el suelo, en una pube~·de polvo y plu-
1nas, con un griterío sanguinario. Hasta que un macho,
&l
lanzándose con furia y víoiencia sobre ei otro, consigue
i, herirlo profundainente. La lucha termina cuando uno
fj de los machos se da por vencido y gana las profundida-
des del cielo, huyendo. _
~' Conquistada la novia, el águila macho gana como
il trofeo el terE"-orio dernarcado. Y allí vive la pareja, vo-
f, lando y cazando, por muchos y muchos años, felices
"
hasta que la muerte los separe. Un águila vive cerca de
f~i
treinta años.
~)

~
3. Cómo un águila se volvió gallina

~ Durante el tiempo .de crecimiento, pueden ocurrir acci-


dentes en el nido. Una roca se desprende llevándose
~
todo por delante, nido y aguiluchos. Y, por desgracia,
~ así ocurrió en cierta ocasión. Y aquí comienza nuestra
~ historia.
En una soñolientatarde de verano, volvía un criador.
~
de cabras de una verde planicie de la selva atlántica si-
~ tuada al norte del Estado de Río de Janeiro. Al pie de la
~

7
33
~

~
,_... :--
., l
EL ÁGUILA Y LA GALLINA

montaña po~ donde pasaba, encontró, de pronto, un


nido de águilas totalmente destrozado. Semicubierto de
ramaje.seco, un aguilucho herido en la cabeza. Parecía
muerto, todo ensangrentado. Era un águila rara, el· águi-
la arpía brasil,efia, amenazada de extinción.
Recogiéndolo con cuidado, pensó:
{ 1
-.Voy a llevárselo a mi vecino que es amante de los
pájaros. Le gusta disecar gavilanes, garzas, patos salvajes {
y ga1nos. Tal vez quiera disecar este aguilucho.
e
Y así lo hizo, pues. el camino pasaba junto a la casa
,, del taxidermista''. Éste lo recibió contento. Quedó ad 0

:, mirado por tratarse de un ejemplar de águila arpía, rara


:·.· en aquella región. Le dio pena el aguilucho; supuso que
. estaría muerto y lo colocó con delicadeza bajo una 1
cesta. ( 1

«Mañapa voy a disecarlo», se decía resignado consi-


go mismo. «Aunque pequeña, iscrá un ave soberbia una
vez disecada, llenará de esplendor cualquier sala!» ,
. · ·, A la niañan~siguiente se llevó tiria agradable so1:píI · 0

sa. Cuando levantó la cesta, notó que el aguilucho se


movía un poquito. Las garras, todavía nuevas, estaban
cerradas. Estaba herido en varias partes del cuerpo. El
aguilucho estaba ciego.
Otra vez sintió pena del aguilucho. Por misericordia
casi quiso sacrificarlo. Pensando para sus adentros, en-
1
contraba razone_s_ p'ú'l.·a hacerlo: «Las águilas matan mu-
chos animales pequeños, esp~cia_l!p..eJ1te.perezosos."y.mo-
nos. Desequilibran el sistema ecol9gh:o circundante, pues
. cada pareja de águila arpía necesita un territorio exclu-
sivo de caza de cincuenta k_ilómetros cuadrados, e incur-
siona en un ractio de más de trescientos kilómetros» .
.• ~~r;;<J,rdó, ,h,a_p,~r,Jt;ído.,enJqs .. peniódicos ·que¡:- t-i~pe":;r:.• ,
atrás, en la región amazónica, se encontraron cerca de

34
t

EI Á G U! 1 -A CA! J TI V A Y L l HER A O A

µn nielo restos ele cuarenta liebres y ele 1nás ele doscien-


tos patos devorados por ellas. Sabía que en Australia las
águilas se sacrifican a centenares, por ser perjudiciales
p¡i.ra los canguros y otros ailÍlnales pequeños. Como allí
no existe~ buitres, ellas son las que comen los animales
ív en descomposición. Por es9 son tan fiumerosas_. Había
leído en una revista sobre aves de rapiña que, entre 1950-
1959, fueron sacrificadas 120.000 águilas australianas.
Pensaba en todo esto para justificar el atentado que,
_piadosamente, quería cometer. Pero en ese momento se
•>'J.."

acordó ele la tn:idición espiritual de Buda" y ele san Fran-


cisco'' que vivían y predicaban una con1pasión ilimitada
con todos íos seres que sufren. Recordó también la ética
ecológica que reza: «Bueno es todo lo que conserva y
promueve la vida; malo es todo lo que disminuye y eli-
mina la vida». Hasta le vino a la mente una frase bíblica:
«Escoge la vida y vivirás».
Todos estos argumentos le convencieron de que no
debía sacrificar al aguilucho. Decidió protegerlo y em-
pezó a darle cariño. El aguilucho, sin embargo, reaccio-
naba poco. No buscaba comida ni andaba. Tal como lo
ponían, así se quedaba. Sin luz y sin sol, el aguilucho no
era lo que se dice un águila.
Todos los días, el taxidermista le partía pedazos de
carne y a duras penas lo alimentaba. Pasadoºún año,
comenzó a sentir que sus sentidos despertaban a la vida.
Primero los oídos reaccionaban felices al ruido de los
pasos, cuando le traían la carne. Estiraba la cola, gene-
ralmente en forma ele cuña, y abría las alas contenta.
Las alas desplegadas de un águila adulta pueden te-
ner una extensión de más de dos nietros. El águila arpía
brasileña tiene una envergadura de alas que va de 2 a
2,5 metros de una extremidad a otra. Las alas abiertas

35
EL ÁGUILA Y LA GALLIN.(\

del águila de los Andes, el cóndor, miden entre 2,9 y 3,5


metros.
Después come,w/, a moverse por sí misma. Andaba
por la sala y por el jardín. Se posaba sobre el tronco más
alto. Por fin recuperó su propia voz, el típico káú-káu ·
del águila.
Pero seguía ciega. Los ojos son todo para un águila.
Su penetrante mirada ve ocho vece5 más que el ojo hu-
mano. La retina es en parte monocular, orientada para
cosas de cerca, y en parte binocular, dirigida hacia las
~:.: cosas de lejos. Ve y controla todo porque consigue girar
su cabeza 180 grados. Distingue el hocico de un conejo
•· que espía desde la madriguera o una gacela en medio de
los arbustos a n1ás de 1.600 metros de distancia. Enton-
ces se lanza como una flecha.
Contrariamente a Jo que se piensa, no mata con el
pico, sino con las garras que funcionan como puñales.
Las garras del águila arpía son r1.ayoresy más a_filadas
que las del oso pardo de Estad~~ Unidos. EÍ pi~o arran-
ca pedazos de carne con ayuda de la lengua, n1usculosa
y fuerte.
Por fin, el taxidermista decidió ponerla con las galli-
nas. Un águila no es una gallina. Pero la gallina puede
animarla a vivir, a moverse, quien sabe, a despertar en sí
la imagen de las alturas y buscar, un día, el sol. ¿A lo
.!,.,l. - 1
•- mejor ... podrán renacerle los ojos ... ?
Per9 también se corre el riego de que el águila olvide
el cielo y el vasto horizonte del sol y se conforme con los
estrechos líi:nites del corral de las gallinas. ¿podrá com-
portarse como una g::!lina? ¿se·convertirá en gallina?
Así fue como la joven águila continuó criándose con
·las gallinas. Durante dos\afios 1t1iculó; ·degá; erít:Í:~ eiL1I ·. 1

Andaba con dificultad, pues sus garras no habían sido

36
1:1. ÁGUILA LAU l'IVA Y Lll:il::.KAOA

hechas para andar. Escarbaba la tierra, aquí y allí, como


hacen las gallinas, pero sin poder ver.
Hasta que, un buen día, el taxidermista se dio cuenta
de que se.había producido un milagro. El águila veía. Sí,
veía y distinguía los alimentos. Sus ojos eran enormes.
En realidad son tan grandes como los ojos humanos,.
aunque un águila pese 28 veces menos que un ser huma-
no normaL
Por fin, iel águila estaba curada y perfecta! Después
de tres años de pacientes cuidados, había recuperado su
cuerpo de águila. A pesar de todo, a fuerza de vivir con
gallinas, se había convertido, también ella, en gallina.
Vivía con las gallinas, escarbaba la tierra con las gallinas,
dormía en el palo del gallinero con las gallinas. El taxi-
dermista, ocupado en su oficio de disecar aves, se acos-
tumbró a ver el águila-gallina entre las demás gallinas. Y
se olvidó de ella.

4. Cómo despertó el águila-gallina

El águila había recuperado su cuerpo. Pero ¿y el cora-


zón? ¿será que ha perdido su corazón de águila? Esta
pregunta fue suscitada un buen día por cierto hecho
cunoso. ~~ J

Cierta mañana inunda-la de sol, sobrevoló el galline-


ro una pareja de aquellas águilas brasileñas grandes e
imponentes. Realizó ·violentos vuelos rasantes, atraídas
por los pollitos que circulaban por allí, despertando su
instinto y apetito.
Hubo correría general. Las águilas no consiguieron
. cázar á lós pollitos .porque el taxiderµüsta vinó corrien-
do en su ayuda.
Al sentir la presencia de la pareja de águilas en el

37
EL ÁGUILA Y LA GALLINA'

cielo, el águila-gallina batía sus alas, sacudía la cola e


. intentaba pequeños vuelos. El sol comenzaba a desper-
tar en sus ojos.
Entonces el taxidermista cayó en l;i cuenta: el águila-
gallina comenzaba a despertar a su ser-águila. Su cora-
zón de águila volvía a palpitar poco a poco.
La pareja de águilas desapareció describiendo ele-
gantes vuelos circulares. El águila-gallína se tranquilizó.
Pasado un ratito, se unió a sus com·pañeras gallinas. Sin
embargo, algo había cambiado en ella. Alguna que otra
,,.f'vez; cuando las águilas sobrevolaban el gallinero, giraba
~-~ la cabeza para poder verlas mejor. Procuraba identificar
. a sus verdaderas hermanas águilas. Intentaba pequeños
· vuelos agitando sus gigantescas alas, pero pronto volvía
· a su segunda naturaleza- de gallina-águila.
El taxidermista empezó a darse cuenta de esas pe-
queñas señales. Dijo para sus adentros: «Un águila es
sierppre un águiJa. Posee una naturale}.a singular. Tj!}ne ,, ... , _,;,

las alturas dentro de sí. El sol vive en sus ojos. El infinito


de los espacios anima sus alas para enfrentar los vientos
más veloces. Está hecha para el cielo abierto. No puede
quedarse aquí abajo, en la tierra, sujeta al corral como
las gallinas».
Tiempo después vino a su casa de visita un amigo
naturalista''. Conversaron sobre las aves de la región y
observaron aquel águila convertida en gallina. El natura-
lista quedó perplejo con la capácidad de adaptación del
águila. Después hizo esta apreciación: «Un águila jalllás
será una_ g::\llina. Posee un corazón y éste es de águila. Él
la hará volar. Vcilverá a ser pleriarri.ente águi~a».
Ahí mismo decidieron hacer un test. Querían ver lo
'qUe'éf\iedabadeFáguila· prirlritivfdentio de'la gallliia.' El ...
taxidermista se puso un protector de cuero en el brazo

38
El ÁGUIL;\ CAUTIVA '1 1_lBEk.,6.,üA

para que no lo atravesasen las puntiagudas garras del


águila. Consiguieron agarrarla con mucha dificultad. El
taxid.ennista la puso sobre su brazo extendido, sopor-
t~ndo su peso de más de tres kilos. Animado por su
amigo le c!ij9 con voz imperiosa:
-iÁguila, tú nunca dejarás de ser águila! iYa sobre-
viviste a muchas desgracias! Recuperaste un día tus ojos.
Estás hecha para la libertad y no para el cautiverio. iEx-
tiende tus alas! iLevántate y vuela hacia las alturas!
El águila parecía atontada. No hizo siquiera un mo-
vimiento. Miró a su alrededor, vio a las gallinas comien-
do maíz, se dejó caer pesadamente y se unió a ellas.
Respaldado por el amigo naturaiista, ei taxidermista
no se desanimó. Como él, comentó:
-Un águila tiene dentro de sí el llamado del infinito.
Su corazón siente las cumbres más-altas de las montañas.
iPor más que se la sorne~~ a condiciones de esclavitud,
nunca podrá dejar de escuchar su propia naturaleza de
águila que la impulsa hacia las alturas y hacia la libertad!
Al día siguiente, agarró al águila cuando todavía es-
taba en el gallinero. Se colocó nuevamente la protección
de cuero y subió con su amigo a la azotea de la casa.
Bajo la mirada expectante del naturalista, le dijo con
convicción:
-Ág_uil{¡, ya que eres y serás siempre águila, despier-
ta de tu sueño, libera tu naturaleza hecha para las altu-
. ras. Deja nacer el sol.dentro de ti. iAbre tus alas y vuela
hacia el infinito!
El águila parecía totalmente distraída ante palabras
tan conmovedoras. Miró hacia abajo. Vio a las gallinas
escarbando en la ti_erra y bebiendo agua en los bebede-
_ros. El taxidermista la lanzó desde la azotea con la espe-
¡~ ranza de que volase. El águila se precipitó pesadamente.
it
39
t
e
EL ÁGUILA Y LA GALl,ÍNA

Voló sólo unos metros, como vuelan las gallinas. Probó



(
una, dos y hasta tres veces. El águila no llegaba a volar.
Comentó con su amigo naturalista: e
-·Efectivamente, en esta gallina-águila, la gallina pa- e
rece triurrfat. e
f'
5. Cómo la galli11a-águila volvió a ser águila f

En ese instante los dos se acordaron de la importancia •


4
que tenía el sol ~ra los ojos del águila. El naturalista
·!·.•

:{consideró: e
-El águila es hija del sol. Desde pequeña aprendió a
sorberlo por los ojos. La madre-águila sujeta al aguilu-
«
cho en dirección al sol. Acostumbra sus ojos al resplan- f
dor solar. P.or eso -afirmó- es por lo que las águilas, 4
desde pequeñas hasta que son adultas, tienen los ojos
. dd colo,r típico del-sol, amarillo brillante o ri~r.anja fuere.
«
; ...... =-

te. Sola1ne.nte mucho más tarde, 7tfuerza de mirar h~ci; . e


el suelo en busca de presas, sus ojos toman el color de la e
tierra. Se vuelven castaños.
4
El taxidermista remató estas ideas con la siguiente
pregunta: ,f.

~.
-¿No será, tal vez, el sol quien le devuelva la iden- -~

tidad perdida? ¿quien reanime su corazón adormecido?


El naturalista le confirmó su observación.
A la mañana siguiente, se levantaron muy temprano, ,f,
antes de nacer el sol. El amanecer estaba espléndido. La 4
silueta de las montañas oscuras se perfilaba sobre el fon-
~
do rojo del cielo. Al este, los· primeros rayos del sol
naciente doraban las cin1as de las rocas aber·mejándolas. .4
•.: ,: · Háciáállferirufübaró'htáxídermista y'íñfmrirlistá·cón•: :e ·:•oc'/.•·· .
el ágúila-gallina. Cuando llegaron a lo alto, el sol des-
.C!.

~
40
~

-t
. :~
EL ÁGUILA CAUTIVA Y LIBERADA

puntaba, acariciador, por detrás de las 1nontañas. Los


rayos eran suaves. La naturaleza despertaba, resucitando
del letargo de la noche.
El tax,idénnista se puso la protección de cuero, suje-
tó fuertemente al águila y bajo la mirada confiada del
ir¡
naturalista le dij o:
.-. -Águila, tú que eres amiga de las montañas e hija
del sol, te lo suplico: iDespierta de tu sueño! iMuestra
tu fue'rza interior! iReanima tu corazón en contacto con
el infinito, abre tus potentes alas y vuela a las alturas!
El águila, sorprendentemente, estuvo atenta. Parecía
volver ~n sf después de una hu-g2 :.=?usenci?.. 1'.1iró ~ su
alrededor, vio las montañas y se estremeció. Por más
que el taxidermista intentase ayudarla con movimientos
hacia arriba y hacia abajo, no superaba el miedo. Él no
~ conseguía hacerla volar.
Entonces, por consejo del naturalista, t·r agarró fir-
memente con las dos manos y, durante un buen rato, le
sujetó la cabeza en dirección al sol. Los ojos del águila se
iluminaron. Se llenaron del brillo juvenil del sol, amari-
llo y naranja subido.
-iAhora sí que v,a a renacer como águila! iEl sol va
a irrumpir dentro de su alma! -proclamó entusiasmado
el taxidennista.
Con voz fuerte y decidida insistió otra vez:
-iÁguila! iTú nunca dejaste ele ser águila! iTú per-
teneces al cielo y no a la tierra! iDemuestra ahora que /
eres de hecho un águila! iAbre tus ojos! iBebe el sol
naciente! iExtiende tus alas! iYérguete sobre ti misma y
. gana las alturas! iÁgui!a, V\tela!
La sujetó firmemente por las patas emplumadas. La
levantó hacia arriba. Le dio un último impulso. ·

41
EL ÁGUILA Y LA GALLINA

iüh, sorpresa! El águila se irguió, soberbia, sobre su


propio cuerpo. Abrió las amplias alas titubeantes. Estiró
el pescuezo hacia adelante y hacia arriba como para
medir la inmensidad del espaci9. Levantó vuelo. Voló
en dirección al sol naciente. Zigzagueando al principio,
pero firme despt_1és, voló hacia las alturas, cada vez más
alto, más alto todavía, hasta desaparecer en el últi1no
horizonte.
Acababa de irrumpir plenamente el águila, hasta en-
tonces prisionera de la gallina. Finalmente libre para
,volar y volar como águila rescatad,, rumbo al infinito.
;'J·¡y así voló! Voló hasta fundirse con el azul del firma-
mento.

1
1
(

4
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42

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