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INFORME BANCO DE LA REPUBLICA 2020

La pandemia del covid-19 ha generado un choque y unos perjuicios a nivel global,

produciendo un deterioro inevitable de la actividad económica y del mercado laboral del país;

que de una u otra forma es inevitable pensar que la solución no está en manos de la autoridad

económica sino en las manos de la ciencia.

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), todas las regiones y principales

economías del mundo tendrían fuertes disminuciones en el 2020, sin embargo, es preciso decir

que Colombia ha tenido a favor unas fortalezas que le han ayudado a que el sector financiero

estuviera bien preparado para esta contingencia, como muestra de esto sería, la flexibilidad de

la tasa de cambio, la solidez de su sistema financiero, la adopción oportuna de medidas

macroprudenciales, la estricta supervisión a las entidades financieras, el cumplimiento de

estándares internacionales y además de otras características con relación a otros países de la

región como por ejemplo no tener una economía semidolarizada.

Por otro lado, el hecho de que estas fortalezas económicas de Colombia sean

reconocidas, no quiere decir que el país disfrute de una economía superior, más aun cuando a

finales de 2019 todavía tiene secuelas por la caída del petróleo de 2014, muestra de ello es el

aumento de la deuda bruta del GNC, lo cual ha reducido el espacio fiscal para una crisis como

la que hoy vivimos.

Otro punto muy importante y que no se puede pasar por alto es el hecho de que esta

pandemia del covid-19 ha traído consecuencias nefastas como el desempleo tanto en el mundo

como en Colombia y aunque existe la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia con

respecto a la destrucción de empleos, la quiebra de empresas, el incremento de

endeudamientos, entre otros factores; se espera que luego de la flexibilidad progresiva del

aislamiento preventivo, varios de los sectores productivos vallan retornando a sus actividades
incrementando la ocupación, mejorando la economía y a su vez, apuntando a recuperar la

confianza de los consumidores e inversionistas.

Además de lo anterior, es importante decir que el Banco de la Republica se empezó a

mover desde el mismo instante en que la crisis de la pandemia empezó a producir sus efectos

negativos, como muestra de esto es que sus políticas han sido orientadas a lograr objetivos

como garantizar el funcionamiento adecuado del sistema de pagos, contribuir a que se

mantenga la oferta de crédito a empresas y hogares, contribuir a la estabilidad de mercados

claves como el cambiario y el de títulos públicos y privados y por ultimo apoyar la reactivación

de la actividad económica; por todo esto y para cumplir con esos objetivos, el Banco de la

Republica adopto diferentes medidas como la ampliación de los montos, contrapartes, plazos y

títulos admisibles de las operaciones de expansión transitorias del Banco, compra de títulos

públicos y privados, reducción del encaje de 2% en promedio, adopta mediadas de cobertura

cambiaria y de liquidez en dólares, redujo la tasa de interés de política, y además tomó

medidas para mantener una fuerte liquidez internacional.

La economía Colombiana inicio el año con un dinamismo realmente importante, el cual

apuntaba a un crecimiento del 3% con la ayuda de la demanda interna, y según los distintos

indicadores como las ventas al por menor, matrículas de vehículos, entre otros que sugerían un

consumo privado dinámico, además de importaciones de bienes de capital; sin embargo, con la

aparición de la pandemia en marzo, se presentó un retroceso significativo de -4,8% registrado

por el ISE del DANE para ese mes, algunas cifras de alta periodicidad como la demanda de

energía y las transacciones comerciales con tarjetas débito y crédito indican que las caídas

comenzaron a principios de marzo y por las medidas de aislamiento social se habría disminuido

en un 30% la producción normal.

Para el primer trimestre del año 2020, el PIB se expandió un 0,4% frente al mismo

periodo del año anterior, y registró una variación trimestral anualizada de -9,2%. Debido a las
decisiones del Gobierno Nacional en cuanto a los cierres completos de muchos sectores

productivos; para el segundo trimestre se estima que la variación anual del PIB habría sido

próximo al -16%. Por el lado de la oferta se registran contracciones en la mayoría de las ramas

de la actividad económica, con algunas excepciones como la agropecuaria, la administración

pública, educación y salud, las cuales no tuvieron ningunas limitaciones para operar.

Teniendo en cuenta que a algunos sectores productivos se les empezó a levantar

paulatinamente las medidas restrictivas, se espera que con esta recuperación de las

actividades para el segundo semestre de 2020, el PIB aumente en niveles, aunque obviamente

seguirá registrando variaciones anuales negativas pero menores a las del segundo trimestre.

Dado lo anterior el equipo técnico del Banco de la Republica estima que el crecimiento

económico en todo el 2020 se ubicara en un rango entre -10,0% y -6,0%, lo que supondría una

ampliación de los excesos de capacidad productiva de la economía o brecha del producto (de

-0.6% en 2019 a un rango entre -7,0% y -5,0% en 2020).

En relación a la inflación es muy importante tener en cuenta que, por las circunstancias

actuales pueden presentarse sesgos en relación a la medición; dificultades que surgen por el

cierre de los mercados, provocando que no sea posible generar precios o sea difícil la

recolección de algunos bienes y servicios. Otra dificulta importante sería la fuerte

recomposición ocurrida en el gasto de los consumidores, al haber incrementado la participación

de las compras de alimentos y salud y disminuido las del resto de los bienes y servicios.

Además de lo anterior hay que sumar el carácter transitorio del grueso de los alivios de precios

decretados por el Gobierno Nacional.

Ahora bien dentro de las estimaciones realizadas por el Banco de la República, la

inflación anual al consumidor durante el primer trimestre estuvo en 3,86% y sufrió una fuerte

caída para el segundo trimestre donde cerro con 2.19%; de igual forma la inflación básica tuvo

una caída de 3.04% en marzo, a 1,66% en junio. Descensos que pueden ser explicados
claramente por los alivios decretados por el Gobierno Nacional, por la caída en la demanda de

hogares, especialmente en los bienes y servicios que se realizan a cabo en los mercados del

país y por las medidas de aislamiento preventivo que obligaron el cierre de los mercados;

llevando a limitar los ajustes de precios e incluso guiando a reducciones en donde las

transacciones han sido posibles. En consecuencia con todo lo anterior la inflación presentaría

un descenso adicional en los siguientes meses, cerrando para diciembre en un rango entre

1,0% y 2,0%.

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