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Maná
Maná
apunta a Jesús?
El pueblo de Israel había sido liberado de Egipto con la promesa de llegar a la tierra prometida.
Sin embargo, llevaban probablemente un mes y medio caminando en el desierto, agotados y
frustrados por divagar sin ver una señal de aquel lugar tan anhelado. Y peor aún, sin tener
agua ni alimento. Es aquí donde encontramos la historia del maná, en Éxodo 16.
¿Qué era el maná y cómo nos apunta a Jesús? ¿Qué importancia tiene para nosotros?
EL MANÁ EN LOS DÍAS DEL ÉXODO
El término “maná” es una transliteración del griego “manna”, que proviene del hebreo “man”,
expresión cuyo significado es impreciso. Sin embargo, algunos eruditos han sugerido que esta
frase quiere decir: “¿Qué es esto?” (lit. man hu), lo que dijeron los israelitas cuando vieron la
provisión de Dios (Éx. 16:15).
Este alimento especial venía acompañado de algunas instrucciones importantes para los
israelitas: 1) debían recoger el maná cada día; 2) no debían almacenar el maná para el día
siguiente; y 3) el sexto día recogerían una doble porción, pues descansarían el séptimo, ya que
ese último día no habría maná del cielo.
“Le dijeron entonces: ‘¿Qué, pues, haces Tú como señal para que veamos y Te creamos?
¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: ‘Les
dio a comer pan del cielo’. Entonces Jesús les dijo: ‘En verdad les digo, que no es Moisés el
que les ha dado el pan del cielo, sino que es Mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo.
Porque el pan de Dios es el que baja del cielo, y da vida al mundo’. ‘Señor, danos siempre este
pan’, Le dijeron. Jesús les dijo: ‘Yo soy el pan de la vida; el que viene a Mí no tendrá hambre, y
el que cree en Mí nunca tendrá sed’”, Juan 6:30-35.
Ahora, cuando volvemos al relato de Éxodo, entendemos que el maná apuntaba a Dios, a
Cristo Jesús, quien es el verdadero Pan del Cielo. ¡Esa es la verdadera y más grande provisión
de Dios para sus hijos!
Por lo tanto, a la luz del Nuevo Testamento, podríamos decir que la última vez que descendió el
verdadero Maná del cielo, fue con el primer advenimiento de Jesús. Hoy estamos estamos a la
espera de su regreso, agradecidos a Dios por su provisión salvadora.