Apéndice 1
Elconflicto con Paraguay
pos motivos sobresalian entre los que dieron lugar a este conflicto. Uno, mas
conocido, era el temor ala competencia que Corrientes podria establecer sobre
ia produccién de yerba mate del Paraguay, con sus yerbales misioneros, y que
movia al gobierno de aquel pais a tomar ciertas providencias, entre ellas, las
incursiones armadas por tierras correntinas para arrasar esos yerbales'.
Pero una causa de mayor peso fue el riesgo que corria Paraguay de perder el
control de la ruta Itaptia-Sao Borja -a través de territorio correntino-, que le pro-
vyeia de importaciones imprescindibles y daba salida a sus productos. Esta ruta
comercial unié el mercado paraguayo con el comercio de Buenos Aires, pese a
las apariencias de ruptura de toda relacién mercantil paraguaya con el Rio de la
‘ada la version de la clausura comercial paraguaya
Plata, pues no solo resulta err
frenealmundo exterior en tiempos del Dr. Francia, sino quetampoco es ciertala
‘nos Aires, Version esta de la que el mismo
falta de relaciones comerciales con Bue
Francia se burlaba con su disimulada tolerancia de ese tréfico. Lo cierto es que
existia entonces un comercio del Paraguay con Buenos Aires, disfrazado bajo la
apariencia de transacciones brasilefio-paraguayas que se efectuaban a través de
la ruta Itaptia-Sdo Borja-Buenos Aires. Esta supuesta inexistencia del trafico Ita-
piia-Buenos Aires era facilitada por el ardid de los comerciantes riograndenses
intermediarios, quienes desembarcaban las mercancias portefias en Sao Borja,
las pasaban a la otra orilla y, con carretas de su propiedad, las transportaban a
Itapita como si fuesen mercancfas de origen prasilefio, a través del territorio del
noteste correntino. Procedimiento similar empleaban para retornar mercancias
paraguayas, con destino a Montevideo o Buenos Aires, via Sao Borja’.
José Cantos CHIARAMONTE 135ny 1892 y dio lugar a algunos enfrentamientos ArMados,
sién al borde de la guerra. Se agravé en 18, 3, cuando Corrieny,
y auima situacién ath) a comerciantes riograndenses que soli
fis condiciones excesivamente duras ae ariaa meeses de lub bee
taron autorizacion de la provincia para trashcan s chio mévalld det ie
‘Aunque en realidad esas condiciones no iban mu le la apli-
st : eglamentos aduancros correntinos, el decreto que las establecia
aaa Westones sobre a soberanfa correntina en el territorio en confit
que deben haber afectado mids al gobierno paraguayo oe los ees
de Si0 Borja, pues calificaba las operaciones comerciales - esos merca leres
como “del todo irregulares y opuestas al derecho de gentes”, Por su transito no
autorizado por tierras correntinas. De manera que, al afio siguiente las relacio-
nes de Corrientes con Paraguay Hegaban a su peor momento, situacion a laque
no dejaban de contribuir las medidas adoptadas por Corrientes para la explota-
cidn de la yerba mate en territorio misionero y para prohibir la importacion del
producto (octubre de1832 y febrero de 1833, respectivamente).
Corrientes logré contener los avances armados paraguayos sobre la banda sur
del Parand, pero no impedir que continuara el control paraguayo sobre esa ban-
da, mas alla del Iberd. Al parecer, las dos partes se conformaron, momentanea-
mente, con un compromiso hecho. Corrientes, debido a su limitada capacidad
militar, debié tolerar la continuacién de un comercio que violaba sus preten-
siones territoriales. Y Paraguay se conformé con esa continuidad del trafico, re-
nunciando a la ocupacién militar del territorio misionero correntino*.
Ese fracaso de las pretensiones correntinas frente al Paraguay fue consecuen-
cia, entre otras razones, de la negativa de Buenos Aires a apoyarla con refuerzos
bélicos, como lo reclamaba Corrientes invocando el Tratado de 1831, y se con-
virtié en el mas candente factor del resentimiento correntino contra Rosas que
estallaria poco tiempo después. De Corrientes -juzgaba el Encargado de Nego-
cios britanico Gore a rafz del incidente- se puede prever de ahora en adelante “la
oposicién més fuerte ala faccién de Rosas y, quiza, su caida final, Sucedia que.
desde el aiio 1827, en que el gobernador Ferré organizé una incursién armada al
territorio de las misiones y apelé en un manifiesto a la solidaridad del resto de
las provincias argentinas, las pretensiones correntinas sobre el territorio misio-
nero se habian acentuado. Pero chocaban no solo con los intereses
sino también con el apoyo de Buenos Aires,
Bl conflicto estalld e
Pataguayos,
Santa Fe y Entre Rios ala existencia
de una supuesta provincia de Misiones, reconocida en el Tratado del Cuadrilé-
tero, en 1822, y formada por los pueblos que habian pertenecido a los jesuitas;
pueblos que, al hallarse en plena desorganizacién y deterioto, hacian mas sos-
pechosa ante los correntinos la actitud de las otras provincias. Recuérdese que
136 MERCADERES DEL LITORAL
eeCorrientes S¢ abstuvo de participar en la Convencié: i
sons, por admisién en ella de un lecbentahase én Nacional de Santa Fe, en
pero, sialas otras provincias litorales les eonenitner te
cia de Misiones un aliado menos independiente AO esa artificial provin-
aa raguayos eran todavia de mayor urgencn au | os correntinos, los intere-
tana ruta al exte rior sin control portefio ay 7 Sa como ya lo sefialamos,
gel Pal rané- y, también, impedir un posible aeeiedii 7 a sobre fa navegacion
mate correntina que pudiese competir con la i aragucia ae
Por elterritorio de las ex misiones occidentales los comerciantes de Sao Borja
continuaron, entonces, su trafico con Itaptia, bastante eficaz, al punto de pro-
veer al Paraguay de aquellos bienes que necesitaba y no producia -tanto ei
ee Fastener ° Peau ue de ellos, con excepci6n de las
d , Paraguay daba salida a productos gana-
deros y agricolas -cueros, tabaco y miel-, y especialmente a su apreciada yerba
mate. Para este comercio funcionaba, ademés de Itapta, el puerto de Pilar sobre
el rio Paraguay. Por este tiltimo, el Dr. Francia buscé un acceso més directo a
ultramar. No obstante, en la medida en que los conflictos politico-militares que
afectaban al Litoral argentino hicieron mucho més azarosa ¢ irregular esa ruta,
Jade Itapia funcionaba como complemento 0 sustituto de ella. Y en 1834, pro-
pablemente como consecuencia del enfrentamiento con Corrientes, los comer-
ciantes brasilefios de Rio Grande fueron autorizados a operar en Pilar ademas
de Itapua’. En cuanto a la ruta hacia esta tltima poblacién, el control de Can-
delaria, situada en la margen sur del Parané, era vital y los paraguayos tuvieron
repetidos enfrentamientos con los correntinos en esa zona, fuese bajo la forma
del bandidaje, fuese como choque militar entre ambos estados. Paraguay termi-
né proveyendo escolta armada a las tropas de carretas que transitaban en uno y
otro sentido esa ruta, Y, luego de los conflictos de 1834 Y del fracaso correntino
enenfrentar con las armas las pretensiones paraguayas, el comercio de rapa
con Sao Borja cobré status virtualmente oficial para el gobierno del Dr. Francia’.
José CARLOS (CHIARAMONTE
137= \
y atendiendo a las necesidades del erario, resuelve dar cuatro meses de plazo
para cumplir con las formalidades de denuncia de la tierra ocupada, de acuerdo
con la ley, a riesgo de la pérdida del derecho a la posesién de la misma, la que
entonces seria oftecida a otros interesados. La penalidad alcanzaba a quienes,
habiendo cumplido esos requisitos, no satisfacian el canon correspondiente. El
mismo decreto reiteraba, ademés, la facultad del Gobernador para entregar tierra
enenfiteusis gratuitamente a familias pobres”.
Pero, pese a los esfuerzos de los gobiernos provinciales, las dificultades de la
politica de tierras persistitian. Tal como se infiere, por ejemplo, de una nueva
medida oficial de mayo de 1836, que permite el pago del canon enfitéutico en
forma semestral, a fin de que los inconvenientes del traslado requerido por el
cumplimiento de ese requisito a los pobladores de lugares distantes de los cen-
tros de recaudacion no contribuyesen a fomentar la evasién del pago*.
Laprotecci6n alas industrias
La proteccién a la produccién agraria se complementaba con la de las indus-
trias, ala que ya concedimos cierta atencién en los paragrafos dedicados a la
produccién industrial y a la legislacién impositiva. Debemos recordar que la
mayoria de las industrias correntinas estaba integrada dentro de la economia
tural, fuese en el nivel de la industria doméstica 0 dentro de establecimientos
de produccin mercantil. Su protecci6n, en cuanto se trataba de la transforma-
cién de productos agricolas, fue concebida al comienzo como parte integrante
de las medidas legislativas que amparaban la agricultura de la competencia ex-
terna o favorecian su expansi6n con otro tipo de estimulos. Asi, por ejemplo,
los considerandos de los fuertes derechos a la importacién de aguardiente y
miel de cafia, en agosto de 1824, expresan solamente que el Congreso procedié
“consultando el bien que refluye a una parte de la agricultura del interior del
pais”®. Similares consideraciones se efectuaban en junio de 1826, al modificarse
los aranceles del aguardiente, tabaco negro y miel de cafia, o en enero de 1830,
al prohibirse la importacion de aguardiente. Aunque ya en este caso, como en el
dela ley de fines del mismo afio que gravaba la importaci6n de azticar, se unen
agricultura e industria en la mencién de lo que se protege.
En cambio, la industria artesanal, particularmente abundante en la capital de
la provincia, fue objeto de proteccién especial. Los aranceles a la importaci6n de
calzado, ropa hecha y muebles tenian relacién con la existencia de numerosas car
pinterias, sastrerias y zapaterias en el sector artesanal de la ciudad de Corrientes.
La importancia de los artesanos se puede juzgar no solo por la informacién de su
José CanLos CHIARAMONTE 247sino también por su participacion en tas ACCiones
{a provincial, en 1821, en la que Pedro Ferré, de origer,
que recobraron aD tifa civica, compuesta de artesanos, que ascend, a
artesano, comandé st bp quehabfaacuartela day bien armada",
sgoplazas,y erala fin ue la proteccién a las industrias era eercida a trave,
e también observar qi 7
a cas wneeanimos dela poitinaduaner, dado que rubros entre los més im-
ot :ntes de la industria provincial -como suelas, maderas trabajadas, tabaco y
oat - correspondian a productos de exportacin cuyo principal estimulo se
cigarros- i
hacia a través de los bajos aranceles a las exportaciones. ;
Pero el énfasis en la protecci6n industrial se notard especialmente a partir de
las polémicas desatadas durante la génesis de la Liga del Litoral y, luego, con
motivo de la discusién de sus objetivos, cuando los lideres correntinos avan-
zaron en el terreno de las definiciones politico-econdmicas de su programa y,
asimismo, en la legislacion del fomento de la produccién industrial. De manera
que, junto alas expresiones favorables a la agricultura, las leyes de los afios 1830
y 1831 incluiran la mencién expresa de la industri
‘niimero contenida en los} cens0os,
“La. S. de Representantes
dela provincia, con el fin justo de dar el mayor impulso posible a la industria del
pais, cuya verdadera riqueza es el objeto que mas contrae sus tareas...”, se lee en
laley del 4 de enero de 1831 que prohibe la importaci6n de ropa, calzado hecho
yarticulos de cuero®. Asi, un conjunto de medidas que eleva aranceles, prohibe
ciertas importaciones y dispone el fomento de algunas industrias, se ira suce-
diendo durante la segunda gobernacién de Pedro Ferré (1831-1833).
Sin embargo, como se puede percibir observando el conjunto de las medidas
Protectoras y de fomento dictadas en esos afios, la ini
dustria, junto a la agricul-
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0 fiscal, por una
seers ismo como medio de ganar a adhesin de los deer 2 PaPel del
Sectores interesados en él (artesanos, 1s federales en los
248 MERCADERES DEL LITORAL
a
——P Fe
politica econémica de la provincia. Sin embargo, el criterio es estrecho y su pre-
valencia impediria percibir la articulacién del proteccionismo arancelario con la
politica provincial de impulsar la circulacién mercantil, aumentar los exceden-
tes exportables, cortar el flujo del metalico hacia el exterior, aliviar las tensiones
sociales y reforzar la estabilidad politica. Es cierto que las justificaciones conte-
nidas en los considerandos de las leyes de enero de 1831 aludian en gran parte a
las necesidades rentisticas de la provincia, No obstante, junto al mévil del incre-
mento de las rentas es claro el objetivo mas profundo de desarrollo de la econo-
mia provincial, que se observa sin lugar a dudas en el andlisis de conjunto de la
politica econémica correntina. Efectivamente, la primera de esas leyes modifi-
caba la Constitucién suprimiendo la dieta de 200 pesos plata anuales asignada a
los miembros del Congreso y a los Alcaldes ordinarios, Alcalde Mayor, Jueces de
Hermandad y Comisionados de Campaiia, considerando que “minorar los gastos
es crear rentas, y que estas hacen a la vida del estado”. Otra elevaba los aranceles
de aduana, segtin hemos comentado mis arriba, con el objeto de “la mejora de
las rentas del erario”. La tercera de esas leyes fijaba un impuesto ala miel de cafia
del interior de la provincia introducida en la capital y otros puertos habilitados
para el comercio exterior, asi como un derecho de patente para los productores
de aguardiente y otros licores, considerando que la produccién de miel de cafia
era la mas protegida de la provincia y era justo “que compense al erario de al-
gun modo las entradas de que se ha privado por darle la importancia que hoy
tiene”. La cuarta de las leyes prohibia la introduccién de ropa hecha y calzado
de cualquier origen, y la de sobrecinchas, jergas hechas, 0 en pieza, sus flecos,
y toda clase de ponchos y sobrecamas de algodén, de origen extranjero, con el
propésito de “dar el mayor impulso posible a la industria del pais’. La quinta de
estas leyes fijaba el canon a pagar por los enfiteutas, a los efectos de dar vigencia
alo dispuesto por otra ley, de julio de 1830, relativa a terrenos del Estado (legisla-
cién que tenfa a la vez el propésito de favorecer el asentamiento de la poblacién,
acrecentar la produccién mercantil y allegar recursos al erario). La sexta ley del
4 de enero de 1831 prohibia la construccién de buques sin permiso del Estado y
fijaba la clase de papel sellado en que debfa solicitarse el permiso, considerando
que “los impuestos dejan de ser gravosos cuando se distribuyen con equidad e
igualdad; y [que la Sala de Representantes estaba] penetrada de la necesidad de
aumentar las rentas del estado”. La séptima de estas leyes, del 5/1/31, autorizaba
alejecutivo a instalar un nuevo mercado en la capital, y la séptima, del mismo dia,
se teferia alos contratos de trabajo y alas relaciones entre patrones y aprendices.
Junto a estas leyes del 4 y 5 de enero deben considerarse otras tres, del dia 19 y 20
de julio del mismo ajfio, que prohibian la importaci6n de azicar, modificaban los
- Tosé CARLOS CHIARAMONTE 249aranceles del tabaco brasilefio y carga!
importadas 0 exportadas en naves no
las del 19 y 20 de junio, ie
3 s del 4 y 5 de enero, y : »
Si consideramos Eee todo las de enero, en los comienzos det se
pensadas er evidente que, més alld de los objetivos declarados en, los
do mandato de ”
ban un impuesto adicional alas mer,
fa CaNCiag
construidas en la provincia”,
‘omg
‘Bun-
. un claro propésito de fortalecer ala
i ley, el conjunto posee p ;
considerandos: iemsiihn provincial. En un caso, reduciendo los gastos delgo.
vezal Pee umentando la recaudaci6n, tanto a costa de productos impor,
bierno, en otros,
tados como de los producidos por la
industria correntina, en otros, sacrificando
renta aduanera, al prohibir importaciones para estimular la industria local; y, Por
“ltimo, tendiendo a otro tipo de estimulos a la economia, al ordenar las relacio-
nes entre trabajadores y patrones en
las industrias de la provincia para suprimir
factores que pudiesen trabar su desarrollo, o al crear privilegios para los buques
de construccién local. Pero lo cierto
es que las leyes de enero de 1831 son solo
una parte de las dictadas en esos afios con similares propésitos, y que, ademas,
no pueden juzgarse aisladas del conjunto de la politica econémica correntina, en
la que la proteccién industrial fue uno de los diversos factores a que esa politica
apelaba en su propésito de cimentar
el Estado aut6nomo provincial y acrecentar
lariqueza publica, como acabamos de comprobar en los pardgrafos anteriores,
Dentro de esa legislacién, ademas de la prohibicién de importaciones ya citada
-la de aguardiente en enero de 1830, la de calzado y otros productos de cuero en
enero de 1831, la de azticar dejuliode
de 1833-, deben considerarse las medidas
y derivados, de tabaco,
la capital y seis meses en el interior,
tilaci6n de licores finos y preparacié
la confeccién de “toda clase de confit
en diciembre de 1832,
ci6n, se impidiese la mezcla y otros p1
y Tesentian su competitividads,
250 MERCADERES DEL LITORAL
y de yerba mate. Para
contrat, en agosto de 1832, a un técni
de 1.200 pesos plata a cambio delael
iterias y masas”, En octubre
~coincidiendo con el agudo cont
adelante, en febrero de 1833, se prohibié la in
el Congreso solicitaba al
Para que durante la cosecha del tabaco,
1830, y también la de yerba mate, de febrero
de fomento dela produccién de azticar
el primero de esos Productos se
ico a quien la provincia aseguraba el pago
‘nsefianza, durante un afio -seis meses en
» del beneficio y refinacién del azticar, des-
n, por infusi6n, de licores ordinarios, y de
del mismo aiio,
» Se legisl6
con el Paraguay-, ymas
ortacin de yerba. Por otra parte,
Fjecutivo la adopcién dem
yenlas etapas finales de su indust,
rocedimientos que Perjudicaban su
flicto
mp
edidas
rializa-
calidadLa preeminencia de lo politico-estatal, esto es, la primact: i
ennniea dela economia provindlal en eapectoalosde sence delerene es
inte, se aprecia en el caso de una peticin de privilegio exclusivo para la ee
cidn del Parand subsiguiente a la ley de proteccién ala construccién naval oo
bada en 1831. Blincidente muestra, en sus dos momentos, esa naturaleza de la
politica econémica de la provincia. En efecto, en julio de 1831 se habia aprobado
una ley que tendfa a fomentar la industria local de construccién naval mediante
impuestos adicionales alas mercancias transportadas en naves no construidas
en Corrientes®. Esta ley indujo a algunos comerciantes a solicitar disposiciones
favorables para los nativos de la provincia, de tipo exclusivo, en la navegacién
del Paran. Es asf que en 1833 cinco vecinos, propietarios de buques, solicitaron
al gobierno el privilegio exclusivo de la navegacién del rfo para los hijos del pais.
La Sala de Representantes nombr6 una comisién ad hoc cuyo informe aconsejé
rechazar la solicitud. La comisién sostuvo que la politica de aliento de la agricul-
tura e industria adoptada por la provincia, y su objetivo primordial de fomento y
prosperidad de la poblacién, hacian ver que aquella solicitud estaba fundada so-
bre principios que no convenjan al pueblo correntino. La politica de Corrientes,
sostenia la comisién, era clara: la libre concurrencia del extranjero no es perjudi-
cial, aunque silo es la libre importacién de efectos que se deben prohibir porque
elpais los produce. No conviene al equilibrio perseguido, afiadia, que por fomen-
tar la navegacién se perjudiquen otras actividades conexas con ella. De manera
que los extranjeros pueden participar del comercio en los puertos correntinos
sin otra limitacion que la de la ley del 20 de julio de 1831, que ya habia producido
resultados importantes a juicio dela comisién, segtin hemos ya comentado (véa-
se, en la Primera Parte, el paragrafo sobre Industria maderera y naval). De otra
manera, estimaba la comisi6n, el comercio “recibiria la ley de los pocos que se
combinarian apoderdndose dela exclusiva” y se correria el riesgo de que mafiana
el mismo comercio exigiese otra exclusiva “y elespiritu de monopolio se suplan-
tarfa al noble sistema que el ctimulo de luces y de experiencia ha hecho adoptar
en todo pais civilizado”*. No estd de mas afiadir que en las equilibradas conside-
raciones de la comisién no habra dejado de influir el compromiso que entrafiaba
para Corrientes su firma del Pacto Federal, cuyo articulo 8, pesel# la oposicion
desplegada entonces por esta provincia, concedia a los extranjeros que habi-
taban las provincias argentinas los mismos derechos que a los ciudadanos hee
cuanto a comercio y navegacién, y cuyo articulo 10 impedia negar alos ee
tes de las otras provincias los privilegios de cada una. De todos mods, el hec!
imi i romisos
de que el dictamen dela comisién, en vez de limitarse a a ariel a
interprovinciales, se apoye exclusivamente en la descripcién de lossobre la economia provincial es Un ing:
iyilegio solicitado podria tener 0% tigen ti
al pve Sar sactitudes politicas dentro del grupo ditigengy,
de interés pal 7
Reglamentacién de las relaciones laborales
ino afronté como parte de sus esfuerzos
Otro asunto que el Estado Sita agra e industrial y asegurar la discping
amos pee aan fue el de las relaciones de trabajo. El problema de,
dela poblacién tala i oes resiones de preocupaci6n por los agravios que los
7 ea pee especialmente al solicitar pagos adelantados y
iiaadonare trabajo sin devolverlos, segiin hemos ya comprobado en los acuer-
dos del Cabildo de febrero de 1823. El organismo municipal resolvié entonces
solicitar a los patrones afectados que los nombres de esos peones y las sumas
adelantadas fuesen informados ala policia; y advertirles que en adelante debian
prescindir de esa prictica pues, en caso contrario, perderian la suma adeudada
por el peén, quien, en cambio, seria obligado a satisfacerla en trabajos publicos*,
Ms adelante, tanto el reglamento de las operaciones portuarias de enero de
1825, como el de la policia en general, del mes siguiente, incluyen clausulas re-
lativas a la accién de policia destinada a impedir el abandono del trabajo por
Parte de marineros y peones, respectivamente®. Por tiltimo, el gobierno habria
de dedicar al problema un decreto especial, en noviembre de 1825. Las pocas li
neas de consideraciones previas lo justifican como un complemento del decreto
del 22 de julio sobre la obligacién de labrar la tierra por parte de las personas sin
ocupacién y consiguientemente lo ubican dentro del objetivo de “prevenir la in-
fluencia que sobre las clases vagabundas e improductivas, tienen
lainmoralidad
y malas costumbres”. En el cuerpo del decreto se prescribe la obligacién de rea-
specto, cualqui ietari
'a provincia quedaba facultado para exigir ese cerfcado a toda perenne
transitara por sus propiedades, y a entregarlaa la autoridad mas cercana en caso
que no lo tuviese*, Casi seis afios mas tarde, en diciembre de 1830, se expresa
la obligacién de todas las autoridades, civiles 0 militares, de hacer cumplir el
252 MERCADERES DEL LITORAL.1825 en virtud de haberse advertido la falta de ac: ‘
Tones Paces dias después, este retorno del interé br iio
pos tiene una nueva expresién en una ley destinada ay a relaciones de
ntjzando los contratos de trabajo en lo que respecta a al ee 7 hs Industria
peiteraprescripciones similares a las relativas alos peone: con toc fos
iin de fecha final de la obligacién y demés condiciones eat
cado de cumplimiento del contrato anterior como tequisito ae ee i
Josnuevos trabajos; sanciones al abandono del trabajo (tantos meses arard
obligatorio como semanas de ausencia) y multas a patrones que omitiesen
elrequisito del contrato. For un decreto posterior, de mayo del mismo ajio, se
reglamentaron las disposiciones de la ley. Se establecié la intervencién obliga-
toria de la policia, a cuyo cargo estaria un registro de los contratos y la recep-
‘én de los informes sobre modificaciones de la relacién contractual cuando las
hubiese, asi como su visto bueno a los certificados de fin de la relacion laboral.
porotra parte, se prohibfa el trabajo de oficial a los que no hubiesen concluido
suaprendizaje para ejercer como oficial. Ademis, se eximia a los aprendices, y
se obligaba a los patrones a proporcionarles un certificado en el que constase
su aptitud, al fin del aprendizaje, y a los patrones que tuviesen mas de tres de
ellosen sus talleres o fabricas, de la obligacién de prestar el servicio de guardia
armada comtin a todo ciudadano. La reglamentacién se hacia extensiva a todas
lasvillas y pueblos de la provincia.
Notas
Decto. del 21/VIII/824, idem, pig, 244.
1/823, A.G.N., Gobierno, Corrientes,
{dem, lug, cit., Juan José Blanco, se-
gin otras fuentes, era miembrode
LDecreto del 1/XI1/822, R. O. P.C., 1, pag. 138,¥
2.Blanco a Martin Rodriguez, 28/ILy 28/111/822, 5/ly 19/0
1818-1832, x-5-7-2, Blanco a M. Rodriguez, 25/1 y 8/111/823,
silos documentos oficiales, Juan José Fernandez Blanco, se tes
laantigua familia Ferndndez Blanco, de comerciantes y curtidores cormentnO™® tag
3.EI Reglamento provisional del 9 de setiembre de 1815, qué pon po re
Moviacas confederadas bajo su mando, faba un impuesto general ¢el Sr Te
fones del 15 y el 4% alos “frutos de Amétia" et oie soos de extraccién eran del
hecha y del 309 a los caldos y frutas secas de Cuyo.Los erection Ts muta y va
4% excepto los eueros mulares y yeguarizos, que pagaban 69% eros abonaba 18%. En
de mula y yegua, por unidad. El resto de Tos productos BE nado alos puertos
de ogeat®, Ais promulgé un repiamento ses mpuesto general aos Pues
Poste que afada la expres aplicacion del 25% dde Castellanos,
tes de Buenos Aires y 3/8 adicional alos dew!
tramar Aurora Capilla
José CaRzos CHARAMONTE
253