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Hoy en la biblio de La Cato, como buen ratón de biblioteca, encontré el libro Crónicas

y 105 sentencias de Ignacio Guasp, un periodista, escritor y humorista puertorriqueño


(1887-1962), de cuya existencia desconocía. Del libro me interesaron sobre todo los
aforismos, y aquí les dejo algunos.

*El amor es como los columpios, empieza siendo diversión y termina dando náuseas.

*En el amor lo menos son los insultos; lo grave es cuando empiezan los bostezos.

*Lo peor de la humanidad son los hombres y las mujeres.

*La inteligencia no existiría si toda la humanidad fuese inteligente.

*El hombre que triunfa atrae las moscas de la adulación, y el que fracasa la indiferencia
de las moscas adulonas.

*Que escriban mejor que yo, hay bastantes. Que lo hagan peor que yo, hay muchos.
Pero que lo hagan como yo, ninguno.

*La modestia no es más que el antifaz de la vanidad; por eso cuando oímos decir que un
hombre ilustre es modesto, sabemos que va vestido de máscara.

*Algunos críticos son como los perros, que se ponen siempre del lado del amo, aunque
sea un bribón, y atacan a un Santo venido del cielo.

*La crítica histórica juzga la obra situándola dentro de la época del gobernante. Era de
Augusto: estímulo del arte y de las letras y de agradable utilitarismo; ¡Salve! (ten salud)
saludaba el romano. Era de Arístides (El Justo): sentimiento del deber para con sus
dioses y la sociedad. ¡Jaire! (alégrate) saludaba el griego. Era de Muños Marín: atiende
al bienestar común que adquiere un grado de materialismo caótico (fabrica y pásalo
bien) saluda el gobernante puertorriqueño.

*El puertorriqueño es como el gongolí: se estira con asombro ante lo que no tiene
importancia, y se encoge con indiferencia ante lo que la tiene.

*El gobierno, que gasta millones esterilizando a nuestras mujeres, debiera también
esterilizar a los cobardes que no se atreven a ponérsele delante.

*Todo lo que se somete a discusión acaba siendo discutible.

*Un amigo puede ser una bendición o un desengaño; el único modo de probarlo es
prestándole dinero.

*Un novelista trabajó cinco años en escribir una novela, y pasaron cincuenta sin que
nadie la leyera.

*Dice Maurois que todo el mundo, si explica su vida en un libro, puede escribir una
novela estupenda. Por eso los que escriben novelas sobre la vida ajena por lo general
escriben novelas muy malas.
*El escritor ve con tolerancia a aquel que él sabe que lo supera, pero no se le hable de
otro que está en su categoría, porque se desata en improperios.

*Yo soy escritor sin que nadie lo sepa, por cuya razón escribo y digo lo que me da la
gana, seguro de que nadie se enterará.

*La lotería es el opio de la miseria.

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