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desarmonía del buen orden del cuerpo. El máximo representante del
pensamiento y el arte médico de esta época fue Hipócrates2(500 a C).
La medicina en la sociedad griega no era más que una servidora de la
naturaleza, por ello tres fueron los fundamentos básicos del tratamiento de la
enfermedad propuestos por Hipócrates: a) Favorecer o al menos no perjudicar,
b) Abstenerse de lo imposible, por tanto no actuar cuando la enfermedad era
mortal por necesidad, y c) Ir contra el principio de la causa.
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Creado a imagen de Dios, el hombre se sintió instituido hijo suyo. Por ello
se dio un sentido providencial a los más humildes acontecimientos del
transcurso de la vida. Es en esta época cuando cobra cuerpo la idea cristiana
de enfermedad, no como castigo de la divinidad, ni tampoco como azar o
necesidad de la dinámica del cosmos, sino como prueba.
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Entre los siglos XV y XVI comienza en Europa, un nuevo modo de ver y
entender la vida al cual podemos llamar "pre-moderno". Casi todos los motivos
que inician esta nueva visión del mundo ya estaban presentes antes de 1453,
fecha de la caída de Constantinopla: Recepción y revisión de la cultura
helénico-romana, la afirmación enérgica de la dignidad natural del hombre,
poniendo el acento en la inteligencia racional y en la libertad, valoración positiva
del mundo sensible y auge social de la burguesía. Pero fue a partir de fines del
siglo XV, cuando estos motivos históricos fueron calando en la sociedad.
A lo largo del siglo XVI, las ideas relacionadas con la causa y la vivencia
de las enfermedades sigue un movimiento pendular. El otro rostro de Jano
podemos encontrarlo haciendo una incursión en la visión de la enfermedad
mental. Debido a que la fe católica atraviesa una fuerte crisis, la superstición
alcanza un terreno favorable. Durante esta época se cree fuertemente en la
figura de Satán, por tanto la patología psíquica dominante en el siglo XVI es el
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satanismo. Satán hace perder la razón a aquellos de quien se apodera. Los
siglos XVI y XVII ven el mal y la enfermedad encarnados en los secuaces del
diablo, en los brujos y brujas5,6 (que naturalmente se queman en la hoguera),
en el hereje y en el pagano.
Es a partir de finales del siglo XVIII y sobre todo durante el siglo XIX,
llegando hasta la primera guerra mundial, en el primer tercio del siglo XX,
cuando se produce una definitiva ruptura con los restos antiguos del saber y se
inicia una nueva y revolucionaria etapa. La creciente estimación de la vida
terrena, rasgo característico de los siglos modernos, da lugar a una importante
mutación en la consideración de la vida, la muerte y la enfermedad. Frente al
pensamiento medieval, surge ahora el ansia de vivir sobre la tierra y la
conciencia de que el arte de dirigir la vida puede llevar hacia este fin.
Los siglos XVIII y XIX pueden ser considerados como los del triunfo del
discurso racional. La defensa de la salud se adapta perfectamente al proyecto
racional moderno. Se va introduciendo una visión optimista en el progreso
humano ilimitado que puede llevar a vencer la enfermedad, se cree en una
política sanitaria universal a favor de la salud. Los estados nacionales y
burgueses intervienen cada vez más en la vida pública y a través de ella en la
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vida privada, la ciencia y la técnica se sienten más capaces de dominar el
mundo natural.
A lo largo de la primera mitad del siglo XX, una fuerte euforia social ha ido
configurándose en el terreno de la lucha contra la enfermedad, si la expectativa
media de vida era de unos treinta y cinco a cuarenta años en 1842, esta
empieza a crecer hasta llegar a una esperanza superior a los setenta años en la
década de los 60: El desarrollo de la higiene pública y el aumento del nivel de
vida hacen que crezca paulatinamente la longevidad media del hombre. ¿Es
posible que puedan llegarse a cumplir las predicciones de Descartes o
Condorcet, en cuanto a la longevidad y al perfecto estado de salud para toda la
humanidad?
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completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad.
La posesión del mejor estado de salud, que es capaz de conseguir, constituye
uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, cualquiera que sea su
raza, religión, ideología política y condición económico-social. La salud de todos
los pueblos es una condición fundamental de la paz mundial y de la seguridad;
depende de la cooperación más estrecha posible entre los estados y los
individuos.8 Esta definición puede hacernos comprender este clima de
optimismo; se asume la salud como un "estado de perfecto bienestar" y no tan
sólo como la ausencia de la enfermedad, lo cual supone poder vencer
definitivamente a la misma.
En las década de los años 60 y 70, del siglo XX, parece que la humanidad,
al menos en el Occidente desarrollado, está a punto de llegar a la total
erradicación de la enfermedad. Las enfermedades infecciosas pueden ser
combatidas eficazmente gracias al poderoso arsenal de antibióticos; en cuanto
a las neoplasias o enfermedades malignas, aunque sigue el desconocimiento
de sus causas desencadenantes, parece que las investigaciones siguen un
buen camino y no parece descabellado pensar que en un futuro no muy lejano
sea posible la prevención y curación de las mismas. En un tercer orden de
cosas las enfermedades constitucionales y hereditarias también parece que se
están dominando, en estos momentos existe la posibilidad del diagnóstico
precoz de ciertas enfermedades congénitas, tales como la fenilcetonuria o la
galactosemia; también los estudios en materia de genética pueden permitir en
un futuro, no tan sólo impedir que estas enfermedades se desarrollen, sino que
incluso puede aspirarse a un eugenismo positivo, modificando aquellos genes
defectuosos o impidiendo su presencia.
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pueda ocasionar un cambio en este aspecto. Nada impide pues, al parecer, que
sea posible la liberación total de la enfermedad. La vieja utopía parecía estar a
punto de alcanzarse, sólo era cuestión de que los científicos se afanaran en
ultimar las menudencias que quedaban pendientes.
2.3. La obesidad
2.3.1. Historia
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El Lic. Hever Falcon Tomayconza en su monografía titulada “la obesidad
en el mundo” nos hace una referencia de su proceso histórico hasta nuestro
días:
Obesidad en la pre-historia:
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momias egipcias encontraron que la arteriosclerosis coronaria y el infarto de
miocardio se presentaban en personas ricas. (8).
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Esta época comprende desde la caída del Imperio Romano (476 D.C.),
hasta la caída del Imperio Bizantino (1453D.C.).
En la Edad Media, la glotonería era más bien común entre los nobles, que
la consideraban un signo tangible de bienestar. La iglesia, en cambio,
desaprobaba la glotonería.
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Como ya se ha comentado, la glotonería era claramente condenada en la
cultura cristiana antigua, de tal modo que San Agustín en el siglo V y Gregorio I
en el siglo VII, incorporaron la gula entre los siete pecados capitales. En
Europa, al comienzo de la Edad Moderna, a fines del siglo XV, había mayor
disponibilidad de comida y la glotonería ya se relacionaba claramente con la
obesidad.
Siglos XVI-XVII
En esta época como en otras anteriores de la humanidad, el sobrepeso y
la obesidad, utilizando la nomenclatura actual eran símbolos de fecundidad y
atractivo sexual, así como de salud y bienestar.
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cantidad de reposo y ejercicio; estado emocional de la mente; y cantidad y
calidad del sueño. Estos factores deberían depender del control individual. Así,
en cuanto a la obesidad, la glotonería era una alteración con una
responsabilidad individual, una atribución moral del paciente.
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Malcolm Flemyng, miembro de la escuela de Edimburgo: A discourse on the
nature, causes and cure of corpulency. Flemyng, como Short, consideraba la
obesidad severa como una enfermedad, ya que limita las funciones del cuerpo,
y acorta la vida a través de la producción de peligrosas alteraciones.
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El primero es la unificación de la cirugía y la medicina interna para constituir un
único curriculum de educación médica. El segundo es que el hospital se
convierte en el centro de la práctica clínica y de la investigación médica. El
tercero es la introducción de nuevos métodos para la exploración médica y el
diagnóstico. Y, finalmente, el cuarto e importante avance es la introducción de
la anatomía patológica como fuente de conocimiento en Medicina.
Siglo XX
Primera mitad:
Al comenzar el siglo XX sigue vigente el prestigio de la medicina francesa
y alemana, especialmente de ésta última. Tras la I Guerra Mundial, el cenit de la
medicina empieza a desplazarse hacia Estados Unidos.
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En España, Gregorio Marañón (1887-1960), el creador de la
Endocrinología en nuestro país, se ocupó de la obesidad, entre otros textos, en
su monografía «Gordos y flacos» (1926) (21). En esta obra, Marañón repasa los
conocimientos etiopatogénicos acerca de la obesidad de la época. Admite la
multifactorialidad, aunque da demasiada importancia al factor endocrino, influido
por el prestigio de la reciente especialidad. Entre sus agudas intuiciones clínicas
hace una casi descripción del síndrome metabólico (diabetes, gota,
arteriosclerosis), enfatiza la importancia para la salud de perder unos pocos
kilos (4 o 5) e insiste en la importancia de la prevención dada la gran dificultad
del tratamiento. Así, dice: «El obeso adulto, constituido, debe tener en cuenta
que un adelgazamiento no será obra de un plan médico, sino de un cambio total
de régimen de vida».
Segunda mitad:
Finalizada la II Guerra Mundial, Estados Unidos afianza su liderazgo en la
investigación médica y, por tanto, también en el campo de la obesidad. Se inicia
el estudio de la obesidad experimental y la profundización en los estudios
metabólicos para mejorar la comprensión de los mecanismos de la acumulación
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adiposa. Asimismo se desarrolla la investigación en relación a la ingesta
alimentaría y a su control, y empiezan a desarrollarse los métodos de
modificación de la conducta alimentaria para el tratamiento de la obesidad.
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Y se hubo que esperar hasta el año 1999 para que se publicara la
Declaración de Milán, en la que los países pertenecientes a la Unión Europea
asumieron que la Obesidad constituye un trastorno básico a partir del que se
desarrollan comorbilidades de todo tipo (cardiacas, reumatológicas, digestivas,
endocrinas, etc.). En 2002, la Organización Mundial de la Salud, en su
resolución WHA 55.23, desarrolló la Estrategia Mundial sobre Régimen
Alimentario, Actividad Física, y Salud, que fue aprobada por los estados
miembros en mayo de 2004 (Resolución WHA 57.17), momento en el que se
etiquetó a la Obesidad como " epidemia del siglo XXI" .
Una esperanza en estos inicios del siglo XXI es que los avances
científicos, especialmente en genética, puedan contribuir en el futuro a la
indispensable lucha contra la obesidad. Es muy dudoso que la terapia génica
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pueda aportar en un plazo razonable un progreso significativo, entre otras
razones por la excepcionalidad de las formas monogénicas de obesidad, pero
quizás el conocimiento de la alteración génica pueda facilitar la elección de las
mejores estrategias relativas a la distribución de los componentes de la dieta y
a la mayor o menor importancia de la actividad física.
2.3.2. Causas
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a. Factores de riesgo de la Obesidad
c. Mujer
d. Razas
f. Sedentarismo
g. Monedas
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Factores socioculturales. La obesidad está asociada a un menor nivel de
estudios y menor nivel de ingresos para comprar alimentos saludables.
h. Alcohol
j. Medicamentos, pastillas
2.3.3. Consecuencias
a. Diabetes de tipo 2.
b. Enfermedades cardiovasculares e hipertensión.
c. Enfermedades respiratorias (síndrome de apnea del sueño).
d. Algunos tipos de cáncer.
e. Osteoartritis (lesiones degenerativas e inflamatorias articulares).
f. Problemas psicológicos.
g. Baja calidad de vida "La obesidad predispone a quien la padece, a varios
factores de riesgo cardiovascular, entre ellos la hipertensión, elevados
niveles de colesterol en sangre y triglicéridos".
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h. El grado de riesgo depende entre otras cosas de la cantidad relativa de
exceso de peso, la localización de la grasa corporal, cuánto se ha subido
de peso durante la edad adulta y la cantidad de actividad física. La
mayoría de estos problemas pueden mejorarse adelgazando un poco
(entre 10 y 15%), especialmente si también se aumenta la actividad
física.
2.3.4. Tratamiento
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cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, las enfermedades respiratorias
crónicas y la diabetes mellitus tipo 2- son la mayor causa de enfermedad,
muerte prematura y de discapacidad en la mayoría de los países de las
Américas. Los factores de riesgo comunes que comparten estas enfermedades,
incluyen la dieta no saludable, el tabaquismo, la inactividad física y el uso
nocivo del alcohol.
2.4.2. Causas
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agresión continúa, producto de prácticas inadecuadas de lactancia materna y
alimentación complementaria. Esta situación conduce a la consolidación del
retardo en talla y da inicio a la emergencia del sobrepeso, exponiendo a esos
niños a mayor riesgo de sobrepeso y obesidad, así como a las enfermedades
crónicas en la adultez. Tanto así que un 8% de los niños menores de cinco
años ya tiene sobrepeso o son obesos y un 21,6% están en franco riesgo de
hacer cuadros de obesidad.
2.4.3. Estadísticas
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2.5. Hipertensión
2.5.1. Concepto
2.5.2. Clasificación
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La tensión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg). La tensión
arterial alta (HTA) se diagnostica cuando uno de estos números o ambos son
altos.
2.5.3. Síntomas
Segura indica que hay síntomas inespecíficos, como las cefaleas, que
ayudan a detectarla porque ponen en alerta al paciente que decide ir al médico
o acudir a la farmacia a que les tomen la tensión. Sin embargo, señala que esos
síntomas no se pueden atribuir a la hipertensión porque coinciden en el tiempo
como respuesta al dolor.
2.5.4. Causas
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Aunque todavía no se conocen las causas específicas que provocan la
hipertensión arterial, sí se ha relacionado con una serie de factores que suelen
estar presentes en la mayoría de las personas que la sufren. Conviene separar
aquellos relacionados con la herencia genética, el sexo, la edad y la raza, y por
tanto poco modificables, de aquellos otros que se podrían cambiar al variar los
hábitos y el ambiente en el que viven las personas, como la obesidad, la
sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de ciertos
fármacos y un estilo de vida muy sedentario.
a. Causas no modificables
Factores genéticos:
Sexo:
Edad y raza:
La edad es otro factor que influye sobre las cifras de presión arterial, de
manera que tanto la presión arterial sistólica o máxima como la diastólica o
mínima aumentan con los años.
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En cuanto a la raza, los individuos de raza negra tienen el doble de
posibilidades de desarrollar hipertensión que los de raza blanca, además de
tener un peor pronóstico.
b. Causas modificables
Sobrepeso y obesidad:
Los individuos con sobrepeso están más expuestos a tener más alta la
presión arterial que los que presentan peso normal. A medida que se aumenta
de peso se eleva la tensión arterial y esto es mucho más evidente en los
menores de 40 años y en las mujeres. La frecuencia de la hipertensión arterial
entre los obesos, independientemente de la edad, es entre dos y tres veces
superior a la de los individuos con un peso normal.
c. Otras causas
Vasculares:
• El síndrome de Liddle.
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• Estenosis de la arteria renal.
Endrocrinológicas:
2.5.5. Consecuencias
2.5.6. Tratamiento.
b. Tratamientos farmacológicos
En caso de que los cambios de los hábitos de vida no funcionen, hoy en día
existen tratamientos farmacológicos que son muy útiles para controlar la presión
arterial. Inicialmente estos tratamientos comienzan con un solo fármaco. No
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obstante, en algunos casos esta medida no es suficiente y necesitan combinar
con dos o tres medicinas para controlar la presión arterial.
• Betabloqueantes.
Cabe añadir un sexto grupo, los alfa bloque antes, que se consideran de
segunda o tercera línea de tratamiento
2.6. Diabetes
2.6.1. Síntomas
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problemas de salud relacionados con la diabetes, como visión borrosa o
problemas del corazón.
2.6.2. Causas
La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar)
de la sangre están muy altos. La glucosa proviene de los alimentos que
consume. La insulina es una hormona que ayuda a que la glucosa entre a las
células para suministrarles energía. En la diabetes tipo 1, el cuerpo no produce
insulina. En la diabetes tipo 2, la más común, el cuerpo no produce o no usa la
insulina de manera adecuada. Sin suficiente insulina, la glucosa permanece en
la sangre.
2.6.3. Tratamiento.
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(apoplejía); enfermedad vascular periférica; insuficiencia cardíaca; cardiopatía
reumática; cardiopatía congénita; miocardiopatías
2.7.2. Causas
2.7.3. Síntomas
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Dolor, entumecimiento, debilidad y sensación de frío en las piernas o
brazos si los vasos sanguíneos en esas partes del cuerpo se estrechan
Dolor en el cuello, la mandíbula, la garganta, el área superior del
abdomen o la espalda
2.7.4. Tratamiento.
Dejar de fumar
Controlar otras enfermedades, como la presión arterial alta o el colesterol
alto y la diabetes
Hacer ejercicio por lo menos 30 minutos diarios la mayoría de los días de
la semana
Seguir una dieta baja en sal y grasas saturadas
Mantener un peso saludable
Reducir y controlar el estrés
Practicar buenos hábitos de higiene.
2.8. La leucemia mieloide crónica.
2.8.1. Causas
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La leucemia mieloide crónica (CML) también se conoce como o leucemia
mielógena crónica. Esta leucemia es un tipo de cáncer que se origina en
determinadas células productoras de sangre de la médula ósea.
2.8.2. Leucemia.
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No todas las leucemias son iguales. Cuando los médicos saben el tipo de
leucemia específico que padece el paciente, pueden hacer un mejor pronóstico
(tener una mejor perspectiva) y planear el mejor tratamiento.
2.8.5. Estadísticas
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Para el año 2020, los cálculos de la Sociedad Americana Contra El Cáncer
para este cáncer en los Estados Unidos son:
Alrededor del 15% de todos los nuevos casos de leucemia son leucemia
mieloide crónica. En los Estados Unidos, alrededor de 1 de cada 526 personas
padecerá CML en su vida.
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