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MARCO TEORICO

2.1. Marco Teórico.

Es de gran importancia tener en cuenta que para el desarrollo de cualquier


investigación que se desee llevar a cabo, es conveniente el manejo de ciertas
definiciones y términos que son necesarios para el desenvolvimiento y
comprensión del mismo, además contribuyen a estructurar la investigación
propuesta de manera que sea entendido con facilidad.

Al respecto Arias, F (2006) la define como: “Un conjunto de conceptos y


proposiciones que contribuyen a un punto de vista o enfoque determinado
dirigido a explicar el fenómeno o problema planteado” (p.24). En esta parte del
proceso de investigación se fundamenta teóricamente el tema de estudio,
seguidamente se plantean algunos conceptos y definiciones emitidas por
diferentes autores, con relación al tema de investigación.

2.2. Las enfermedades


2.2.1. Historia.

Los precedentes: de la physis griega a la enfermedad en la Europa medieval


Goberna T. (2017) en su tesis presentada en la Escuela de Enfermería.
Universidad de Barcelona, España La Enfermedad a lo largo de la historia, hace
la siguiente disertación:

La forma de ver y vivir la enfermedad en el Occidente actual, presenta


múltiples y variadas influencias. Dos son las actitudes mentales que con más
fuerza han configurado la forma mayoritaria de ver y sentir la enfermedad: el
naturalismo indoeuropeo y el personalismo semítico.1 Los pueblos
indoeuropeos se orientaban hacia una visión del mundo naturalista y tendían a
concebir a los seres como una realización de la divinidad; fruto histórico del
naturalismo indoeuropeo, será la fisiología griega, en ella se deja atrás la vieja
mentalidad mágica y pre-técnica que existía en pueblos anteriores y se impone
un pensamiento racional y fisiológico en que la enfermedad es vista como

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desarmonía del buen orden del cuerpo. El máximo representante del
pensamiento y el arte médico de esta época fue Hipócrates2(500 a C).
La medicina en la sociedad griega no era más que una servidora de la
naturaleza, por ello tres fueron los fundamentos básicos del tratamiento de la
enfermedad propuestos por Hipócrates: a) Favorecer o al menos no perjudicar,
b) Abstenerse de lo imposible, por tanto no actuar cuando la enfermedad era
mortal por necesidad, y c) Ir contra el principio de la causa.

La enfermedad sucede, según el pensamiento griego, porque una fuerza


nociva, puede más que la Physis individual. Esta fuerza perturbadora puede
actuar con necesidad fatal, siendo por tanto ineludible e invencible o puede
actuar por azar o determinación contingente. Sólo en este segundo caso puede
ser eficaz la intervención de la medicina.

Tras la llegada del Imperio romano, la visión de la enfermedad sigue la


visión griega expuesta hasta aquí. La figura más representativa de este período
es Galeno3 (131-203 d. C.), quien reelaboró la herencia intelectual y técnica
propia del corpus hipocrático y la mejoró mediante una influyente teoría de la
correcta indicación terapéutica. Entre la muerte de Galeno y la invasión del
Imperio romano por los pueblos germánicos debemos tener en cuenta dos
aspectos fundamentales en nuestro recorrido a través del pensamiento sobre la
enfermedad; la propagación del monoteísmo judeo-cristiano por toda la cuenca
mediterránea y la perduración posgalénica del pensamiento médico griego.

Para los griegos como hemos visto la enfermedad era la manifestación de


un desequilibrio de la naturaleza. A diferencia de ello, para el pensamiento
semita del antiguo testamento, la enfermedad era considerada como la sanción
de un pecado, inflingida por el capricho o la venganza de Dios. En el Nuevo
Testamento, Jesús elevó a un nivel superior estas dos visiones del infortunio
vital del hombre y a partir de él se dio un nuevo sentido a la enfermedad.

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Creado a imagen de Dios, el hombre se sintió instituido hijo suyo. Por ello
se dio un sentido providencial a los más humildes acontecimientos del
transcurso de la vida. Es en esta época cuando cobra cuerpo la idea cristiana
de enfermedad, no como castigo de la divinidad, ni tampoco como azar o
necesidad de la dinámica del cosmos, sino como prueba.

La visión de la enfermedad durante la edad media se relacionó con


aquello que acerca de la realidad y el destino del hombre enseñaba el
cristianismo; la imperfección de la naturaleza del hombre que puede enfermar
en cualquier momento y la consecuencia del pecado original y por tanto el
carácter de prueba moral que tiene la enfermedad. A lo largo del milenio que
abarca desde la invasión del Imperio Romano de occidente por los pueblos
germánicos y la conquista de Constantinopla por los turcos, el ideario social
relacionado con la enfermedad, fue transcurriendo a lo largo de una historia
interna en cuya dinámica pueden destacarse los siguientes aspectos:

1. La recepción de la medicina griega, en parte gracias a la aportación


árabe a través de la escuela de traductores de Toledo
2. La asimilación cristiana de estas teorías que exigía la creación de una
serie de conceptos tales como potencia ordenada por Dios, causa segunda de
los entes y procesos, con lo cual el pensamiento filosófico-natural de Galeno
puede ser aceptado una vez cristianizado
3. Construcción del sistema medieval o escolástico del Galenismo, entre
cuyos autores destaca Arnau de Vilanova.
4. El nacimiento de una nueva forma de pensamiento dirigido hacia las
realidades individuales, iniciado en el pensamiento voluntarista de Scoto y el
nominalista de Ockam.
5. De forma muy larvada, la instauración de una conciencia pre-moderna
del progreso y la convicción de que la ciencia heredada no es idónea para el
conocimiento que frente al mundo y desde dentro de sí misma tiene la
inteligencia humana.

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Entre los siglos XV y XVI comienza en Europa, un nuevo modo de ver y
entender la vida al cual podemos llamar "pre-moderno". Casi todos los motivos
que inician esta nueva visión del mundo ya estaban presentes antes de 1453,
fecha de la caída de Constantinopla: Recepción y revisión de la cultura
helénico-romana, la afirmación enérgica de la dignidad natural del hombre,
poniendo el acento en la inteligencia racional y en la libertad, valoración positiva
del mundo sensible y auge social de la burguesía. Pero fue a partir de fines del
siglo XV, cuando estos motivos históricos fueron calando en la sociedad.

En el nuevo proyecto filosófico-moral se relaciona moralidad con


racionalidad, poco a poco va apareciendo una concepción racional del
comportamiento saludable, el cual empieza a ser la base de una política
sanitaria que va asumiendo el nuevo estado nacional. La salud y la enfermedad
del cuerpo y el espíritu no atañen sólo al hombre, sino que el estado tiene una
responsabilidad hacia ella que se orienta hacia una campaña universal a favor
de la salud.

Es a partir del siglo XVI cuando aparece claramente en la conciencia de


los hombres la idea de que la enfermedad puede contagiarse. Desde luego todo
está sometido a Dios, pero no actúa de modo directo, Dios necesita de los
miasmas a los que hoy llamaríamos microbios. Fracastoro, médico-poeta
nacido en Verona en 1483 y muerto en 1553, publica en 1546: "De contagione
et contagiosis morbis", que es un verdadero estudio consagrado a las causas,
la naturaleza y las consecuencias del contagio microbiano.

A lo largo del siglo XVI, las ideas relacionadas con la causa y la vivencia
de las enfermedades sigue un movimiento pendular. El otro rostro de Jano
podemos encontrarlo haciendo una incursión en la visión de la enfermedad
mental. Debido a que la fe católica atraviesa una fuerte crisis, la superstición
alcanza un terreno favorable. Durante esta época se cree fuertemente en la
figura de Satán, por tanto la patología psíquica dominante en el siglo XVI es el

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satanismo. Satán hace perder la razón a aquellos de quien se apodera. Los
siglos XVI y XVII ven el mal y la enfermedad encarnados en los secuaces del
diablo, en los brujos y brujas5,6 (que naturalmente se queman en la hoguera),
en el hereje y en el pagano.

Así mismo, el paulatino tránsito de la vida feudal a la vida burguesa


conlleva novedades en cuanto a la presencia de la enfermedad. La nueva forma
de vida de la alta burguesía más sedentaria que la vida medieval favorece la
aparición de la gota como enfermedad propia de estos siglos, así mismo las
acumulaciones poblacionales urbanas favorecen e intensifican la presencia del
paludismo, las fiebres tifoideas o la sífilis. Los cambios en la tecnología bélica
hacen que se pase de la guerra medieval a la guerra moderna y que las heridas
producidas por armas de fuego empiecen a cobrar importancia. En estos años
cobran auge las enfermedades propias de la miseria suburbana tales como el
raquitismo.

Es a partir de finales del siglo XVIII y sobre todo durante el siglo XIX,
llegando hasta la primera guerra mundial, en el primer tercio del siglo XX,
cuando se produce una definitiva ruptura con los restos antiguos del saber y se
inicia una nueva y revolucionaria etapa. La creciente estimación de la vida
terrena, rasgo característico de los siglos modernos, da lugar a una importante
mutación en la consideración de la vida, la muerte y la enfermedad. Frente al
pensamiento medieval, surge ahora el ansia de vivir sobre la tierra y la
conciencia de que el arte de dirigir la vida puede llevar hacia este fin.

Los siglos XVIII y XIX pueden ser considerados como los del triunfo del
discurso racional. La defensa de la salud se adapta perfectamente al proyecto
racional moderno. Se va introduciendo una visión optimista en el progreso
humano ilimitado que puede llevar a vencer la enfermedad, se cree en una
política sanitaria universal a favor de la salud. Los estados nacionales y
burgueses intervienen cada vez más en la vida pública y a través de ella en la

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vida privada, la ciencia y la técnica se sienten más capaces de dominar el
mundo natural.

Los años que siguen inmediatamente a la revolución francesa vieron nacer


dos grandes mitos; el de una profesión médica nacionalizada, organizada a la
manera del clero, e investida, en el nivel de la salud y del cuerpo, de poderes
parecidos a los que éste ejerce sobre las almas; y el mito de una desaparición
social de la enfermedad en una sociedad sin trastornos y sin pasiones.7 Más o
menos explícito, un nuevo pensamiento surgirá en la conciencia histórica de
muchos hombres del siglo XIX, la sustitución de la idea del progreso indefinido,
por la doctrina de un estado final de la historia, en el cual la humanidad llegaría
a la plena posesión de su naturaleza propia. La sociedad de fines de siglo XIX y
principios de siglo XX aspira a la curación de las enfermedades, la prevención
del enfermar y cierto saber científico acerca de lo que es el hombre. "La
medicina es una ciencia social, y la política no es otra cosa que la medicina en
gran escala".

A lo largo de la primera mitad del siglo XX, una fuerte euforia social ha ido
configurándose en el terreno de la lucha contra la enfermedad, si la expectativa
media de vida era de unos treinta y cinco a cuarenta años en 1842, esta
empieza a crecer hasta llegar a una esperanza superior a los setenta años en la
década de los 60: El desarrollo de la higiene pública y el aumento del nivel de
vida hacen que crezca paulatinamente la longevidad media del hombre. ¿Es
posible que puedan llegarse a cumplir las predicciones de Descartes o
Condorcet, en cuanto a la longevidad y al perfecto estado de salud para toda la
humanidad?

Finalizada la segunda guerra mundial, el estado se empieza a configurar


como estado del bienestar y adquiere como una de sus principales funciones
velar por la salud y el bienestar de todos los ciudadanos. En 1948 la
Organización Mundial de la Salud (OMS), definió la salud como: Un estado de

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completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad.
La posesión del mejor estado de salud, que es capaz de conseguir, constituye
uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, cualquiera que sea su
raza, religión, ideología política y condición económico-social. La salud de todos
los pueblos es una condición fundamental de la paz mundial y de la seguridad;
depende de la cooperación más estrecha posible entre los estados y los
individuos.8 Esta definición puede hacernos comprender este clima de
optimismo; se asume la salud como un "estado de perfecto bienestar" y no tan
sólo como la ausencia de la enfermedad, lo cual supone poder vencer
definitivamente a la misma.

En las década de los años 60 y 70, del siglo XX, parece que la humanidad,
al menos en el Occidente desarrollado, está a punto de llegar a la total
erradicación de la enfermedad. Las enfermedades infecciosas pueden ser
combatidas eficazmente gracias al poderoso arsenal de antibióticos; en cuanto
a las neoplasias o enfermedades malignas, aunque sigue el desconocimiento
de sus causas desencadenantes, parece que las investigaciones siguen un
buen camino y no parece descabellado pensar que en un futuro no muy lejano
sea posible la prevención y curación de las mismas. En un tercer orden de
cosas las enfermedades constitucionales y hereditarias también parece que se
están dominando, en estos momentos existe la posibilidad del diagnóstico
precoz de ciertas enfermedades congénitas, tales como la fenilcetonuria o la
galactosemia; también los estudios en materia de genética pueden permitir en
un futuro, no tan sólo impedir que estas enfermedades se desarrollen, sino que
incluso puede aspirarse a un eugenismo positivo, modificando aquellos genes
defectuosos o impidiendo su presencia.

Finalmente, queda el apartado más difícil: el de las enfermedades


degenerativas y traumáticas; aunque el ritmo de vida actual haga más difícil
prever su desaparición, en modo alguno puede excluirse que una correcta
reorganización de la sociedad, con amplia actuación de los poderes públicos,

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pueda ocasionar un cambio en este aspecto. Nada impide pues, al parecer, que
sea posible la liberación total de la enfermedad. La vieja utopía parecía estar a
punto de alcanzarse, sólo era cuestión de que los científicos se afanaran en
ultimar las menudencias que quedaban pendientes.

En esta nueva definición, el hombre no mantiene ya esta posición de


dominio de la naturaleza, sino que reconoce que la salud no es un concepto
absoluto, sino relativo y que depende de un estado de equilibrio con la
naturaleza material y social. El hombre moderno parece que vuelve a aquella
visión de la Physis griega, pero existen importantes diferencias. El intelecto
práctico emancipado, que la ciencia ha hecho posible opone a la naturaleza no
sólo el pensamiento, sino también su acción, de una manera que ya no es
compatible con un funcionamiento inconsciente del conjunto.11 El poder que la
tecnología médico-sanitaria ha alcanzado a lo largo de la segunda mitad del
siglo XX, ha acarreado verdaderas tensiones internas o puntos de conflictividad
en la lucha del hombre post-moderno contra la enfermedad, entre estas
tensiones podemos destacar:

Finalmente todo este mundo de enfermos latentes, de inadaptados


mentales y la tecnificación necesaria para su correcto diagnóstico y tratamiento
representan para la sociedad actual un importante costo económico que, en una
sociedad que ha reconocido que el crecimiento económico indefinido no es
posible, supone un importante problema de políticas económicas y sanitarias.
Las partidas destinadas a la sanidad constituyen un porcentaje importante del
producto nacional bruto de los países occidentales, ante ello se plantea el reto
de la priorización, en cuanto a la atención de las demandas en materia de
salud. Se hacen evidentes conflictos y problemas éticos en cuanto a posibilidad
de financiación pública de ciertas patologías

2.3. La obesidad
2.3.1. Historia

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El Lic. Hever Falcon Tomayconza en su monografía titulada “la obesidad
en el mundo” nos hace una referencia de su proceso histórico hasta nuestro
días:

Obesidad en la pre-historia:

Entendiéndose la pre-historia como un periodo de la humanidad que


abarca desde los orígenes (2.5 millones A.C.) hasta el inicio de la escritura
(3500 a 3000 A.C.) aproximadamente. (5).

El ser humano durante el 95-99% del tiempo de su existencia en la Tierra


ha vivido como cazador-recolector y ha debido resistir los frecuentes períodos
de carencia de alimentos. Este hecho produjo, a través de un proceso de
selección, el progresivo predominio en el genoma humano de aquellos «genes
haorradores» que favorecían el depósito de energía y permitían que estos
individuos tuvieran una mayor supervivencia y alcanzaran la edad de la
reproducción.

En gran parte de este periodo se da la lucha por la supervivencia del ser


humano con el medio natural y sus competidores de otras especies. Como la
vida era muy dura, sólo una minoría de seres humanos cumpliría los 40 años de
vida y los que llegaran a esa edad seguramente tendrían una vejez difícil,
aquejados de dolores de artritis, reumatismo, escorbuto, y amenazados de
muerte con cada hueso roto o muela infectada. Aquí las mujeres quedaban en "
casa" , y en ocasiones debían esperar a sus " cazadores" durante largo tiempo,
agotándose el alimento. Entonces solo las que habían acumulado más grasa
lograban sobrevivir a los periodos de hambruna.

Obesidad en la edad antigua


Tenemos restos cadavéricos que nos dicen que la obesidad estuvo
presente en la cultura egipcia, por ejemplo la existencia de ateroesclerosis fue
descrita hace más de 4000 años en la cultura egipcia. Las autopsias de las

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momias egipcias encontraron que la arteriosclerosis coronaria y el infarto de
miocardio se presentaban en personas ricas. (8).

En el Antiguo Testamento el Faraón agradecido promete a José «toda la


grasa de la Tierra» o se señala que «el virtuoso florecerá como el árbol de la
palma... ellos traerán abundante fruto en la edad avanzada: ellos serán gordos
y florecientes» (Salmos XCII, 13). (9).

No obstante, en el Imperio Medio egipcio (siglos XXI-XVII a.C.), en las


enseñanzas del Kagemni, puede leerse por primera vez en la historia una
asociación de la glotonería con la obesidad y una condena y estigmatización del
comer con exceso. Así, en este texto se señala: «La glotonería es grosera y
censurable. Un vaso de agua calma la sed. Un puñado de vegetales fortalece el
corazón. Toma una sola cosa en lugar de manjares. Un pedazo pequeño en
lugar de uno grande. Es despreciable aquel cuyo vientre sigue codiciando
después de que pasó la hora de comer. Se olvida de aquellos que viven en la
casa cuando devora. Cuando te sientes con un obeso glotón, come una vez que
se te haya pasado el apetito».

La dieta de esta época era abundante en calidad y en variedad, dándose


la obesidad en personas de rango social elevado, como ya se ha dicho
anteriormente. Pero también se ve que en estos tiempos el conocimiento de
dietas eran bien equilibradas, obviamente en la gente pudiente; de tales
virtudes dejan firme constancia finas figuras y siluetas de los nobles y
funcionarios.

Dentro de los grandes obesos en la cultura egipcia fueron Amenhotep III y


Ramsés III, no olvidar a Ajenatón, un individuo del que se han dicho tantas
cosas, colocadas tantas etiquetas sobre patologías abrigadas y extrañas.

Obesidad en la edad media

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Esta época comprende desde la caída del Imperio Romano (476 D.C.),
hasta la caída del Imperio Bizantino (1453D.C.).

En la Edad Media, la glotonería era más bien común entre los nobles, que
la consideraban un signo tangible de bienestar. La iglesia, en cambio,
desaprobaba la glotonería.

La Iglesia Católica adjudicó a la glotonería como pecado venial. Sin


embargo los artistas hicieron caso omiso y pintaban como algo hermoso un
cuerpo obeso. Esta omisión fue seguida durante muchos años incluso por
muchos monjes. La obesidad entre ellos era frecuente encontrarla. Sin embargo
fue en el siglo XIII, cuando el papa Inocencio III insistió en el pecado de la gula
y recriminó a todos los sacerdotes y monjes obesos.

Se descubrió en un monasterio del siglo XII en el sur de Edimburgo, en


Escocia, que monjes benedictinos habían creado una poción natural para
reducir el apetito y poder ayunar sin sentir hambre. Según los antropólogos e
historiadores, los monjes benedictinos del monasterio y hospital de Soutra Aisle,
lograron crear esa poción natural hace 845 años, de plantas amargas que
masticaban para evitar sentir apetito.

Tras el hundimiento del Imperio Romano, la influencia de la docencia


médica pasó de Roma al mundo Árabe y a Bizancio, de tal modo que durante la
Edad Media la medicina árabe alcanzó un gran prestigio y difusión.

Obesidad en la edad moderna


Este tiempo está comprendido desde la caída del impero bizantino (1453
D.C.) hasta el año en que estallo la revolución francesa (1789)
aproximadamente. Siglo XV: Estigmatización de la glotonería y de la obesidad
en la cultura cristiana

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Como ya se ha comentado, la glotonería era claramente condenada en la
cultura cristiana antigua, de tal modo que San Agustín en el siglo V y Gregorio I
en el siglo VII, incorporaron la gula entre los siete pecados capitales. En
Europa, al comienzo de la Edad Moderna, a fines del siglo XV, había mayor
disponibilidad de comida y la glotonería ya se relacionaba claramente con la
obesidad.

Siglos XVI-XVII
En esta época como en otras anteriores de la humanidad, el sobrepeso y
la obesidad, utilizando la nomenclatura actual eran símbolos de fecundidad y
atractivo sexual, así como de salud y bienestar.

Durante el transcurso de estos siglos, especialmente del XVII, aumenta en


Europa, como es lógico, la publicación de textos y monografías médicos. Este
hecho permite conocer mucho mejor la historia de la Medicina y, también,
evidentemente, la de la obesidad.

Siglo XVIII: primera mitad


En la primera mitad del siglo XVIII tuvieron gran auge y difusión las
enseñanzas del médico holandés Herman Boerhaave (1668- 1738). Sus clases
en Leyden alcanzaron gran prestigio contando con alumnos de diversos países
de Europa. Boerhaave fue un ecléctico. Aunque en sus clases de clínica y
terapéutica retomó en cierto modo al hipocratismo, mantuvo ideas de las
escuelas yatroquímica y yatromecánica, de Galeno y del mismo Hipócrates.
Creía que la salud depende de una adecuada interacción de los vasos y los
fluidos. La enfermedad, por el contrario, dependía de una inadecuada
interacción y el tratamiento debía abrir los vasos o bien restaurar los fluidos
para recuperar un adecuado balance.

Algunos de los factores causales de enfermedad, citados por Boerhaave,


pueden ser considerados válidos en el momento actual: tipo de aire respirado;
tipo y cantidad de alimento y fluidos que ingerimos; tipo de evacuaciones;

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cantidad de reposo y ejercicio; estado emocional de la mente; y cantidad y
calidad del sueño. Estos factores deberían depender del control individual. Así,
en cuanto a la obesidad, la glotonería era una alteración con una
responsabilidad individual, una atribución moral del paciente.

Las primeras monografías cuyo tema principal es la obesidad se publican


a finales del siglo XVI y durante el siglo XVII. Todos estos textos se publicaron
en latín y trataron principalmente de aspectos clínicos de la obesidad. Aunque
estos textos todavía estaban influenciados por el pensamiento de Hipócrates y
de Galeno, introducían ya nuevas ideas sobre aspectos físicos y químicos que
constituían una base teórica para la comprensión de la función del organismo.
Uno de los máximos difusores de estas ideas fue el creador de la escuela
yatromecánica, el italiano Giovanni Alfonso Borelli (1608-1679). Sus ideas sobre
la obesidad de base física o mecánica resultaron menos culpabilizadotas para
el obeso que las teorías de Galeno hasta entonces vigentes.

Otra escuela del siglo XVII, la yatroquímica, relacionaba la enfermedad


con las fermentaciones y la putrefacción. El médico flamenco Jan Baptiste
Helmont (1577-1644), en su libro Ortus Medicinae, relacionó la obesidad con las
teorías yatroquímicas. En esta época, como en otras anteriores de la
humanidad, el sobrepeso y la obesidad, utilizando la nomenclatura actual, eran
símbolos de fecundidad y de atractivo sexual, así como de salud y bienestar.
Este hecho queda representado por diversas imágenes pictóricas, como
las realizadas por el famoso pintor flamenco Peter Paulus Rubens (1577-1640).
Se comentaba que para ser una modelo de Rubens, la mujer debía pesar, por
lo menos, 200 libras (19). Este hecho resulta muy significativo para definir la
valoración positiva, cultural y social de la obesidad en esta época.

Siglo XVIII: segunda mitad


En la segunda mitad del siglo XVIII el centro más prestigioso de la
enseñanza médica se desplaza de Leiden (Holanda) a Edimburgo (Escocia). En
el año 1760 se publica una segunda monografía sobre la obesidad, original de

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Malcolm Flemyng, miembro de la escuela de Edimburgo: A discourse on the
nature, causes and cure of corpulency. Flemyng, como Short, consideraba la
obesidad severa como una enfermedad, ya que limita las funciones del cuerpo,
y acorta la vida a través de la producción de peligrosas alteraciones.

Flemyng señala cuatro causas de la obesidad. La primera ligada al exceso


de comida, especialmente de tipo graso, aunque describe, con acierto, que no
todos los obesos son grandes comedores: «Not that all corpulent persons are
great eaters; or all thin persons space feeders. We daily see instances of the
contrary. Tho" a voracious appetite be one cause of corpulency, it is not the only
cause; and very often not even the conditio sine qua non thereof».

Las otras tres causas de la obesidad, condicionadas por teorías vigentes


en la época, eran una alteración en la textura de la membrana celular, un
anormal estado de la sangre que facilitaría el depósito de la grasa y una
«evacuación defectuosa».

Flemyng, en la citada monografía, da consejos terapéuticos para combatir


la «corpulencia» de acuerdo con las causas que él creía responsables del
proceso.

En el primero de estos grupos de consejos relacionado con la


alimentación, establece una serie de recomendaciones, en general juiciosas, de
modo que algunas de las mismas siguen vigentes en la actualidad. Así, señala
que la dieta debería ser moderada en cantidad y que los individuos deberían
levantarse de la mesa sin haber saciado total-mente el apetito. También
recomienda comer pan moreno en vez de pan blanco, raíces, verduras y otros
suculentos vegetales, pero con uso escaso de la mantequilla.

Obesidad en la edad contemporánea


Durante las tres primeras décadas del siglo, la Escuela Clínica de París
gozó de un gran prestigio. Cuatro claros avances caracterizan a dicha Escuela.

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El primero es la unificación de la cirugía y la medicina interna para constituir un
único curriculum de educación médica. El segundo es que el hospital se
convierte en el centro de la práctica clínica y de la investigación médica. El
tercero es la introducción de nuevos métodos para la exploración médica y el
diagnóstico. Y, finalmente, el cuarto e importante avance es la introducción de
la anatomía patológica como fuente de conocimiento en Medicina.

Figuras eminentes de esta época fueron Bichat, con su teoría tisular de la


enfermedad, y Laennec, con sus estudios sobre la auscultación y su
descubrimiento del estetoscopio. De hecho, el examen físico del aparato
respiratorio, tal como hoy día lo conocemos, basado en la percusión y la
auscultación mediante el estetoscopio, se inicia en estos años en los hospitales
de París.

Durante esta época el interés por la obesidad o polisarcia (como era


también denominada la acumulación adiposa en este período) se demuestra
por el número de publicaciones que tratan del tema. Aunque el número de tesis
doctorales disminuyó, el de monografías que trataban el tema aumentó de
forma muy notable.

Siglo XX
Primera mitad:
Al comenzar el siglo XX sigue vigente el prestigio de la medicina francesa
y alemana, especialmente de ésta última. Tras la I Guerra Mundial, el cenit de la
medicina empieza a desplazarse hacia Estados Unidos.

En esta primera mitad de siglo la obesidad suele ser clasificada en


endógena o exógena, según predominen los factores genéticos, muy poco
conocidos, o los exógenos (exceso de ingesta y sedentarismo). Al mismo
tiempo se identifican las características de algunos tipos especiales de
obesidad, sobre todo de tipo hormonal (síndrome de Cushing, hipotiroidismo).

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En España, Gregorio Marañón (1887-1960), el creador de la
Endocrinología en nuestro país, se ocupó de la obesidad, entre otros textos, en
su monografía «Gordos y flacos» (1926) (21). En esta obra, Marañón repasa los
conocimientos etiopatogénicos acerca de la obesidad de la época. Admite la
multifactorialidad, aunque da demasiada importancia al factor endocrino, influido
por el prestigio de la reciente especialidad. Entre sus agudas intuiciones clínicas
hace una casi descripción del síndrome metabólico (diabetes, gota,
arteriosclerosis), enfatiza la importancia para la salud de perder unos pocos
kilos (4 o 5) e insiste en la importancia de la prevención dada la gran dificultad
del tratamiento. Así, dice: «El obeso adulto, constituido, debe tener en cuenta
que un adelgazamiento no será obra de un plan médico, sino de un cambio total
de régimen de vida».

En Francia, en relación al tema de la obesidad, destaca la figura del


endocrinólogo Jean Vague, quien realizó una precisa descripción del que
muchos años después sería más conocido como síndrome X, metabólico o
plurimetabólico, vinculado a la distribución topográfica androide o central de la
grasa. La descripción inicial se realizó en 1947 en la Presse Médicaleen el
trabajo: La differentiation sexuelle, facteur déterminant des formes de l"obésite
(22). Aunque este trabajo y otros posteriores, que definían claramente la
obesidad androide, tuvieron amplia difusión y fueron aceptados, en general, por
los clínicos europeos, la gran trascendencia de la distribución topográfica de la
grasa en las complicaciones metabólicas y circulatorias de la obesidad no fue
ampliamente reconocida por la comunidad científica internacional hasta su
aceptación por los National Institutes of Health de Estados Unidos en 1989.

Segunda mitad:
Finalizada la II Guerra Mundial, Estados Unidos afianza su liderazgo en la
investigación médica y, por tanto, también en el campo de la obesidad. Se inicia
el estudio de la obesidad experimental y la profundización en los estudios
metabólicos para mejorar la comprensión de los mecanismos de la acumulación

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adiposa. Asimismo se desarrolla la investigación en relación a la ingesta
alimentaría y a su control, y empiezan a desarrollarse los métodos de
modificación de la conducta alimentaria para el tratamiento de la obesidad.

Durante la segunda mitad del siglo XX se ha hecho un mantenido y


creciente esfuerzo para mejorar los resultados terapéuticos en la necesaria
lucha para tratar la obesidad. Pese a los esfuerzos realizados, los resultados
han sido muy modestos y se ha constatado que la reganancia del peso perdido
es casi constante, sea cual fuere el método empleado, excepto, quizás, en la
cirugía bariátrica más agresiva.

Los consejos alimentarios y el aumento del ejercicio siguen siendo las


recomendaciones indispensables, como en los tiempos más remotos, para
tratar la obesidad.

La modificación conductual, el tratamiento psicológico y la utilización de


fármacos son métodos que pueden ser útiles en muchos pacientes. La cirugía
bariátrica para tratar casos seleccionados de obesidad mórbida ha tenido un
creciente auge, paralelo al aumento de prevalencia de obesidad, en las dos
últimas décadas del siglo XX y en este inicio del siglo XXI. Este creciente uso
de la cirugía bariátrica y de sus técnicas más agresivas y malabortivas es un
fehaciente exponente del habitual fracaso del tratamiento médico.

En el año 1994 se produce un descubrimiento de gran importancia en la


investigación básica sobre la obesidad. La revista Nature publica el artículo
Positional cloning of the mouse obese gene and its human homologue, debido
al grupo liderado por J. Friedman de la Rockefeller University (Estados Unidos)
(23). En esta publicación se describe el gen ob en el ratón, la proteína que
codifica.

La epidemia del siglo XXI

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Y se hubo que esperar hasta el año 1999 para que se publicara la
Declaración de Milán, en la que los países pertenecientes a la Unión Europea
asumieron que la Obesidad constituye un trastorno básico a partir del que se
desarrollan comorbilidades de todo tipo (cardiacas, reumatológicas, digestivas,
endocrinas, etc.). En 2002, la Organización Mundial de la Salud, en su
resolución WHA 55.23, desarrolló la Estrategia Mundial sobre Régimen
Alimentario, Actividad Física, y Salud, que fue aprobada por los estados
miembros en mayo de 2004 (Resolución WHA 57.17), momento en el que se
etiquetó a la Obesidad como " epidemia del siglo XXI" .

En este inicio del siglo XXI los datos relativos al incremento de la


prevalencia de obesidad resultan preocupantes. en países de nuestro entorno,
la prevalencia de obesidad aumenta en la población adulta, y lo que es peor,
también lo hace en la población infantojuvenil. Este hecho conlleva un
incremento de las comorbilidades asociadas, especialmente la diabetes mellitus
tipo 2, con el consiguiente aumento de los costos sanitarios y económicos. Por
los citados motivos, la OMS ha considerado a la obesidad como «una epidemia
del siglo XXI» y lidera junto a diversas instituciones y sociedades científicas una
llamada internacional para luchar contra el sobrepeso y la obesidad (13-16).

La movilización para luchar contra la obesidad, como muy bien se detalla


en la llamada del U.S. Department of Health and Human Services (2001), no
sólo debe implicar a los profesionales sanitarios, sino también a los gobiernos, a
los servicios de salud pública, a la industria alimentaria, a la restauración
colectiva, a los educadores, a los técnicos en urbanismo y espacios públicos
para facilitar el deporte y la actividad física, y al público en general.

Una esperanza en estos inicios del siglo XXI es que los avances
científicos, especialmente en genética, puedan contribuir en el futuro a la
indispensable lucha contra la obesidad. Es muy dudoso que la terapia génica

18
pueda aportar en un plazo razonable un progreso significativo, entre otras
razones por la excepcionalidad de las formas monogénicas de obesidad, pero
quizás el conocimiento de la alteración génica pueda facilitar la elección de las
mejores estrategias relativas a la distribución de los componentes de la dieta y
a la mayor o menor importancia de la actividad física.

Otra esperanza, quizás más previsible, es que el mejor conocimiento de


los mecanismos de regulación del peso corporal pueda contribuir al futuro
desarrollo de medicamentos más eficaces de los que hemos podido disponer
hasta haora para el tratamiento de la obesidad.

Últimamente y tras el descubrimiento de hormonas como la Leptina,


Adiponectina, y neurotransmisores como el Neuropéptido Y (por citar los más
importantes), el interés por esta patología ha crecido y como consecuencia, se
han desarrollado fármacos como el Orlistat, la Sibutramina y el Rimonabant (ya
en el mercado) y otros en desarrollo como el Tanabanant. Todos ellos vienen a
complementar los dos pilares básicos para el tratamiento de la Obesidad
establecida que son la Actividad Física y la Alimentación.

2.3.2. Causas

Según Portalclinic.com de Barcelona España nos expresa lo siguiente


referente a las causas de la obesidad:

Las causas de la obesidad son múltiples y complejas. En general, se


acepta que la causa de la obesidad es un desequilibrio energético entre las
calorías que se consumen y las calorías que se gastan a través del ejercicio y
de las actividades de la vida cotidiana, por lo que el cuerpo almacena el exceso
de calorías en forma de grasa.

19
a. Factores de riesgo de la Obesidad

La obesidad no es simplemente el resultado de comer en exceso. Los estudios


epidemiológicos han detectado en la población una serie de factores asociados
con la obesidad.

b. Edad, hacerse mayor

Edad. A medida que se envejece, los cambios hormonales y un estilo de vida


menos activo contribuyen a la aparición de la obesidad.

c. Mujer

Sexo femenino. Principalmente asociado al embarazo y la menopausia. La


obesidad también se presenta en mujeres que tienen síndrome de ovario
poliquístico, que es una afección endocrina que impide la correcta ovulación.

d. Razas

Raza. La obesidad tiene un alto grado de incidencia en los afrodescendientes y


las personas de origen hispano.

e. Alimentación inadecuada, exceso de grasa, embutido, pastel

Alimentación poco saludable. En los últimos 50 años hay una tendencia


universal a comer alimentos ricos en grasa, sal y azúcares. Se consumen
demasiadas calorías, se abusa de las comidas rápidas y de las bebidas con alto
contenido calórico.

f. Sedentarismo

Sedentarismo. Se sigue un estilo de vida sedentario a causa de la


automatización de las actividades laborales, de los medios modernos de
transporte y de una mayor vida urbana, lo que influye en la disminución de la
práctica de ejercicio físico.

g. Monedas

20
Factores socioculturales. La obesidad está asociada a un menor nivel de
estudios y menor nivel de ingresos para comprar alimentos saludables.

h. Alcohol

Factores conductuales. Un consumo de alimentos incorrecto, el tabaquismo y la


ingesta de alcohol.

i. Familia, factores hereditarios

Factores genéticos. Algunos estudios genéticos han determinado que la


obesidad puede ser hereditaria con genes que influencian en la cantidad de
grasa corporal y en su distribución.

j. Medicamentos, pastillas

Ciertos medicamentos. Algunos medicamentos pueden provocar ganancia de


peso sino se compensa con dieta o ejercicio. Entre estos medicamentos están
algunos antidepresivos, anticonvulsivos, esteroides, antipsicóticos,
medicamentos para la diabetes y betabloqueantes.

2.3.3. Consecuencias

Los principales problemas de salud asociados a la obesidad y el exceso de


peso son:

a. Diabetes de tipo 2.
b. Enfermedades cardiovasculares e hipertensión.
c. Enfermedades respiratorias (síndrome de apnea del sueño).
d. Algunos tipos de cáncer.
e. Osteoartritis (lesiones degenerativas e inflamatorias articulares).
f. Problemas psicológicos.
g. Baja calidad de vida "La obesidad predispone a quien la padece, a varios
factores de riesgo cardiovascular, entre ellos la hipertensión, elevados
niveles de colesterol en sangre y triglicéridos".

21
h. El grado de riesgo depende entre otras cosas de la cantidad relativa de
exceso de peso, la localización de la grasa corporal, cuánto se ha subido
de peso durante la edad adulta y la cantidad de actividad física. La
mayoría de estos problemas pueden mejorarse adelgazando un poco
(entre 10 y 15%), especialmente si también se aumenta la actividad
física.
2.3.4. Tratamiento

El Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI por


sus siglas en inglés) (2012). How are overweight and obesity treated? Obtenido
el 8 de agosto de 2012 de https://www.nhlbi.nih.gov/health-topics/overweight-
and-obesity en el contenido de inglés, recomienda:
a. Ingiera más frutas, verduras, granos integrales y leche y productos
lácteos descremados o semidescremados.
b. Incluya en su dieta carnes magras, aves de corral, pescado, frijoles,
huevos y frutos secos o semillas.
c. Lleve una dieta con bajo contenido de grasas saturadas, grasas
transcolesterol, sal (sodio) y azúcar agregada.
d. Beba más agua en vez de bebidas azucaradas.
e. Realizar suficiente actividad física es importante para ayudar a prevenir o
reducir el sobrepeso, la obesidad y los problemas de salud relacionados.
f. Para mantenerse sano, un adulto de 18 años o más necesita al menos
30 minutos de actividad física 5 o más días a la semana.
g. Los niños y los adolescentes necesitan al menos 60 minutos de actividad
diaria para cuidar su salud.

2.4. Enfermedades crónicas en el Ecuador.


2.4.1. Tipos

La organización panamericana para la salud, representación Ecuador, en


la revista informativa edición número 32, expone QUE Las enfermedades
crónicas no transmisibles (ENT), -principalmente las enfermedades

22
cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, las enfermedades respiratorias
crónicas y la diabetes mellitus tipo 2- son la mayor causa de enfermedad,
muerte prematura y de discapacidad en la mayoría de los países de las
Américas. Los factores de riesgo comunes que comparten estas enfermedades,
incluyen la dieta no saludable, el tabaquismo, la inactividad física y el uso
nocivo del alcohol.

En el Ecuador, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición


(ENSANUT-ECU 2012-2014), el sobrepeso y la obesidad afectan a todos los
grupos de edad, alcanzando niveles de una verdadera epidemia, con
consecuencias en el incremento de las enfermedades crónicas no
transmisibles. A ello se agregan la reducción de la actividad física, así como el
incremento del consumo de alimentos procesados y ultraprocesados.

2.4.2. Causas

Wilma B. Freire, Asesora en Nutrición – Ministerio de Salud Pública del


Ecuador manifiesta en un artículo de la revista informativa de la OMS, que el
mayor hallazgo de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición ENSANUT-ECU
2012-2013 es que en Ecuador el problema del sobrepeso y obesidad que afecta
a todos los grupos de edad, ha alcanzado niveles de una verdadera epidemia,
con consecuencias alarmantes en el incremento de las enfermedades crónicas
no transmisibles.

Al mismo tiempo, no se ha podido controlar y menos aún eliminar el


retardo en el crecimiento que afecta al 25% de los menores de cinco años,
problema que va acompañado de las deficiencias de hierro, zinc y vitamina A.
Esta situación de mala nutrición tiene su origen en el mismo momento de la
concepción, cuando la madre entra al embarazo habiendo sufrido desnutrición
crónica en sus primeros años de vida, padece anemia por falta de hierro,
deficiencia de zinc y además tiene sobrepeso o es obesa.

En ese entorno la nutrición del feto está comprometida alterando la


maduración y el crecimiento de los órganos en formación. Una vez que nace, la

23
agresión continúa, producto de prácticas inadecuadas de lactancia materna y
alimentación complementaria. Esta situación conduce a la consolidación del
retardo en talla y da inicio a la emergencia del sobrepeso, exponiendo a esos
niños a mayor riesgo de sobrepeso y obesidad, así como a las enfermedades
crónicas en la adultez. Tanto así que un 8% de los niños menores de cinco
años ya tiene sobrepeso o son obesos y un 21,6% están en franco riesgo de
hacer cuadros de obesidad.

2.4.3. Estadísticas

24
25
2.5. Hipertensión

El Diario médico Correo farmacéutico CuidatePlus Contacto© 2020 Unidad


Editorial Revistas, S.L.U. en este tema nos provee de esta información:

2.5.1. Concepto

La hipertensión arterial es una patología crónica en la que los vasos


sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede dañarlos. La
tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los
vasos (arterias) al ser bombeada por el corazón. Cuanta más alta es la tensión,
más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear.

2.5.2. Clasificación

La tensión arterial tiene dos componentes:

• Tensión sistólica: Es el número más alto. Representa la tensión que


genera el corazón cuando bombea la sangre al resto del cuerpo.

• Tensión diastólica: Es el número más bajo. Se refiere a la presión en los


vasos sanguíneos entre los latidos del corazón.

26
La tensión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg). La tensión
arterial alta (HTA) se diagnostica cuando uno de estos números o ambos son
altos.

La tensión arterial alta se clasifica como:

• Normal: de 120/80 a 129/84 mmHg.

• Normal alta: de 130/80 a 139/89 mmHg.

• Estadio 1 de hipertensión: de 140/90 a 159/99 mmHg.

• Estadio 2 de hipertensión: de 160/100 a 179/109 mmHg.

• Estadio 3 de hipertensión: mayor de 179/109 mmHg.

2.5.3. Síntomas

Según Julián Segura, de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga


Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (Seh-Lelha), “la mayor
limitación a la hora de detectar la hipertensión es que la mayoría de los casos
transcurren sin que haya ningún síntoma y, por lo tanto, la enfermedad pasa
desapercibida, con el riesgo que eso conlleva”.

Segura indica que hay síntomas inespecíficos, como las cefaleas, que
ayudan a detectarla porque ponen en alerta al paciente que decide ir al médico
o acudir a la farmacia a que les tomen la tensión. Sin embargo, señala que esos
síntomas no se pueden atribuir a la hipertensión porque coinciden en el tiempo
como respuesta al dolor.

En el caso de los hipertensos que han estado sin diagnóstico durante


mucho tiempo, el presidente señala que estos pueden sufrir en un momento
dado una complicación, como una angina de pecho, que es un síntoma
derivado de esa complicación

2.5.4. Causas

27
Aunque todavía no se conocen las causas específicas que provocan la
hipertensión arterial, sí se ha relacionado con una serie de factores que suelen
estar presentes en la mayoría de las personas que la sufren. Conviene separar
aquellos relacionados con la herencia genética, el sexo, la edad y la raza, y por
tanto poco modificables, de aquellos otros que se podrían cambiar al variar los
hábitos y el ambiente en el que viven las personas, como la obesidad, la
sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de ciertos
fármacos y un estilo de vida muy sedentario.

a. Causas no modificables

Factores genéticos:

La predisposición a desarrollar hipertensión arterial está vinculada a que


un familiar de primer grado tenga esta patología. Aunque se desconoce el
mecanismo exacto, la evidencia científica ha demostrado que cuando una
persona tiene un progenitor (o ambos) hipertensos, las posibilidades de
desarrollar hipertensión son el doble que las de otras personas con ambos
padres sin problemas de hipertensión.

Sexo:

Los hombres tienen más predisposición a desarrollar hipertensión arterial


que las mujeres hasta que estas llegan a la edad de la menopausia. A partir de
esta etapa la frecuencia en ambos sexos se iguala. Esto se debe a las
hormonas femeninas que protegen a la mujer durante la edad fértil, que
reducen su riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

Edad y raza:

La edad es otro factor que influye sobre las cifras de presión arterial, de
manera que tanto la presión arterial sistólica o máxima como la diastólica o
mínima aumentan con los años.

28
En cuanto a la raza, los individuos de raza negra tienen el doble de
posibilidades de desarrollar hipertensión que los de raza blanca, además de
tener un peor pronóstico.

b. Causas modificables

Sobrepeso y obesidad:

Los individuos con sobrepeso están más expuestos a tener más alta la
presión arterial que los que presentan peso normal. A medida que se aumenta
de peso se eleva la tensión arterial y esto es mucho más evidente en los
menores de 40 años y en las mujeres. La frecuencia de la hipertensión arterial
entre los obesos, independientemente de la edad, es entre dos y tres veces
superior a la de los individuos con un peso normal.

No se sabe con claridad si es la obesidad por sí misma la causa de la


hipertensión o si hay un factor asociado que aumente la presión en personas
con sobrepeso. Al parecer, a la obesidad se asocian otra serie de alteraciones
que serían en parte responsables del aumento de presión arterial. También es
cierto que la reducción de peso hace que desaparezcan estas alteraciones.

c. Otras causas

Vasculares:

Entre el 2,5 y el 6 por ciento de los problemas relacionados con el riñón


pueden influir en la aparición de la hipertensión arterial. De hecho, suponen
entre el 2,5 y el 6 por ciento de las causas. Las principales patologías
vasculares que influyen son:

• Enfermedad renal poliquística.

• Enfermedad renal crónica.

• Tumores productores de renina.

• El síndrome de Liddle.

29
• Estenosis de la arteria renal.

Endrocrinológicas:

Las causas endocrinas representan entre el 1 y el 2 por ciento. En éstas


se incluyen desequilibrios hormonales exógenos y endógenos. Las causas
exógenas incluyen la administración de corticoides.

2.5.5. Consecuencias

Las primeras consecuencias de la hipertensión las sufren las arterias, que


se endurecen a medida que soportan la presión arterial alta de forma continua,
se hacen más gruesas y puede verse dificultado al paso de sangre a través de
ellas. Este daño en las paredes de los vasos sanguíneos favorece que se
depositen colesterol y triglicéridos en ellas, por eso lo que hace que la
hipertensión sea un de riesgo muy importante para el desarrollo de
arterioesclerosis.

2.5.6. Tratamiento.

Para tratar la hipertensión hay dos bloques fundamentales de acciones:

a. Mejora de los hábitos de vida

El paciente tiene que llevar una dieta saludable, disminuir el consumo de


calorías, de azúcares y grasas y aumentar la práctica de ejercicio físico. Estas
dos prácticas tienen como resultado un mejor control del peso y si el peso está
bien controlado es una manera sencilla de controlar la hipertensión. También se
recomienda dejar de fumar y evitar el consumo de alcohol.

b. Tratamientos farmacológicos

En caso de que los cambios de los hábitos de vida no funcionen, hoy en día
existen tratamientos farmacológicos que son muy útiles para controlar la presión
arterial. Inicialmente estos tratamientos comienzan con un solo fármaco. No

30
obstante, en algunos casos esta medida no es suficiente y necesitan combinar
con dos o tres medicinas para controlar la presión arterial.

Los fármacos para la hipertensión se dividen en los siguientes grupos:

• Diuréticos (tiazidas, clortalidona e indapamida).

• Betabloqueantes.

• Antagonistas del calcio.

• Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA).

• Antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA-II).

Cabe añadir un sexto grupo, los alfa bloque antes, que se consideran de
segunda o tercera línea de tratamiento

2.6. Diabetes
2.6.1. Síntomas

Un análisis de sangre puede mostrar si tiene diabetes. Un tipo de prueba,


la A1c, también puede comprobar cómo está manejando su diabetes. El
ejercicio, el control de peso y respetar el plan de comidas puede ayudar a
controlar la diabetes. También debe controlar el nivel de glucosa en sangre y, si
tiene receta médica, tomar medicamentos.

Los síntomas de la diabetes incluyen: aumento de la sed y de las ganas


de orinar, aumento del apetito fatiga, visión borrosa, entumecimiento u
hormigueo en las manos o los pies, úlceras que no cicatrizan, pérdida de peso
sin razón aparente

Los síntomas de la diabetes tipo 1 pueden aparecer rápidamente, en


cuestión de semanas. En cambio, los síntomas de la diabetes tipo 2 suelen
progresar muy despacio, a lo largo de varios años, y pueden ser tan leves que a
veces ni siquiera se notan. Muchas personas con diabetes tipo 2 no tienen
síntomas. Algunas solo se enteran de que tienen la enfermedad cuando surgen

31
problemas de salud relacionados con la diabetes, como visión borrosa o
problemas del corazón.

2.6.2. Causas
La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar)
de la sangre están muy altos. La glucosa proviene de los alimentos que
consume. La insulina es una hormona que ayuda a que la glucosa entre a las
células para suministrarles energía. En la diabetes tipo 1, el cuerpo no produce
insulina. En la diabetes tipo 2, la más común, el cuerpo no produce o no usa la
insulina de manera adecuada. Sin suficiente insulina, la glucosa permanece en
la sangre.

Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar


problemas serios. Puede dañar los ojos, los riñones y los nervios. La diabetes
también puede causar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y la
necesidad de amputar un miembro. Las mujeres embarazadas también pueden
desarrollar diabetes, llamada diabetes gestacional.

2.6.3. Tratamiento.

Los tratamientos para la diabetes dependen del tipo. Los tratamientos


comunes incluyen un plan de alimentación para diabéticos, actividad física
regular y medicamentos. Algunos tratamientos menos comunes son la cirugía
para bajar de peso para ambos tipos y, para algunas personas con diabetes tipo
1, un páncreas artificial o un trasplante de islotes pancreáticos.

2.7. Enfermedades cardiovasculares


2.7.1. Concepto

Las enfermedades cardiovasculares son un conjunto de trastornos del corazón


y de los vasos sanguíneos. Se clasifican en: hipertensión arterial(presión alta);
cardiopatía coronaria (infarto de miocardio); enfermedad cerebrovascular

32
(apoplejía); enfermedad vascular periférica; insuficiencia cardíaca; cardiopatía
reumática; cardiopatía congénita; miocardiopatías

2.7.2. Causas

El corazón es una bomba. Es un órgano muscular del tamaño aproximado


del puño, ubicado levemente a la izquierda del centro del pecho. El corazón se
divide en el lado derecho y el lado izquierdo. Esta división evita que la sangre
rica en oxígeno se mezcle con la sangre pobre en oxígeno. La sangre pobre en
oxígeno vuelve al corazón luego de circular por todo el cuerpo.

El lado derecho del corazón, que consta de la aurícula derecha y el


ventrículo derecho, recolecta y bombea la sangre hacia los pulmones a través
de las arterias pulmonares.

Los pulmones renuevan la sangre con un nuevo suministro de oxígeno.


Los pulmones también exhalan el dióxido de carbono, un desecho del cuerpo.

A continuación, la sangre rica en oxígeno entra al lado izquierdo del


corazón, que consta de la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo.

El lado izquierdo del corazón bombea la sangre a través de la aorta para


suministrar oxígeno y nutrientes a los tejidos de todo el cuerpo.

2.7.3. Síntomas

Los síntomas de la enfermedad cardiovascular pueden ser diferentes para


los hombres y las mujeres. Por ejemplo, los hombres son más propensos a
padecer dolor en el pecho; las mujeres pueden tener otros síntomas junto con el
malestar en el pecho, como dificultad para respirar, náuseas y fatiga extrema.

Los síntomas pueden incluir los siguientes:

 Dolor en el pecho, opresión en el pecho, presión en el pecho y molestia


en el pecho (angina)
 Dificultad para respirar

33
 Dolor, entumecimiento, debilidad y sensación de frío en las piernas o
brazos si los vasos sanguíneos en esas partes del cuerpo se estrechan
 Dolor en el cuello, la mandíbula, la garganta, el área superior del
abdomen o la espalda
2.7.4. Tratamiento.

Ciertas enfermedades del corazón, como los defectos cardíacos, no


pueden prevenirse. Sin embargo, puedes ayudar a prevenir muchas otras
enfermedades cardíacas haciendo los mismos cambios de estilo de vida que
pueden mejorar la enfermedad cardíaca que tienes, tales como:

 Dejar de fumar
 Controlar otras enfermedades, como la presión arterial alta o el colesterol
alto y la diabetes
 Hacer ejercicio por lo menos 30 minutos diarios la mayoría de los días de
la semana
 Seguir una dieta baja en sal y grasas saturadas
 Mantener un peso saludable
 Reducir y controlar el estrés
 Practicar buenos hábitos de higiene.
2.8. La leucemia mieloide crónica.

En el portal American Cancer society el Equipo de redactores y equipo de


editores médicos de la Sociedad Americana Contra El Cáncer escribe lo
siguiente:

2.8.1. Causas

El cáncer se origina cuando las células en el cuerpo comienzan a crecer


en forma descontrolada. Casi cualquier célula del cuerpo puede convertirse en
cáncer y propagarse a otras partes del cuerpo. Si desea más información sobre
el origen y la propagación de los cánceres.

34
La leucemia mieloide crónica (CML) también se conoce como o leucemia
mielógena crónica. Esta leucemia es un tipo de cáncer que se origina en
determinadas células productoras de sangre de la médula ósea.

En la CML, se produce un cambio genético en una versión temprana


(inmadura) de células mieloides (las células que producen glóbulos rojos,
plaquetas, y la mayoría de los tipos de glóbulos blancos (excepto linfocitos).
Este cambio forma un gen anormal llamado BCR- ABL, que convierte la célula
en una célula CML. Las células leucémicas crecen y se dividen, se acumulan en
la médula ósea y se extienden a la sangre. Durante este tiempo, las células
también pueden invadir otras partes del cuerpo, incluyendo el bazo. La CML es
una leucemia cuyo crecimiento es relativamente lento, pero puede
transformarse en una leucemia aguda de crecimiento rápido que es difícil de
tratar.

2.8.2. Leucemia.

La leucemia es un cáncer que se origina en las células productoras de


sangre de la médula ósea. Cuando una de estas células cambia y se convierte
en una célula de leucemia, ya no madura de la manera que debería. A menudo,
se divide para formar nuevas células más rápido de lo normal. Además, las
células leucémicas no mueren cuando deberían hacerlo, sino que se acumulan
en la médula ósea y desplazan a las células normales. En algún momento, las
células de leucemia salen de la médula ósea y entran al torrente sanguíneo,
causando a menudo un aumento en el número de glóbulos blancos en la
sangre. Una vez en la sangre, las células leucémicas pueden propagarse a
otros órganos, en donde pueden evitar el funcionamiento adecuado de otras
células corporales.

La leucemia es diferente a otros tipos de cáncer que comienzan en


órganos, como los pulmones, el colon o el seno, y que luego se propagan a la
médula ósea. Los tipos de cáncer que comienzan en otra parte del cuerpo y que
luego se propagan a la médula ósea no son leucemias.

35
No todas las leucemias son iguales. Cuando los médicos saben el tipo de
leucemia específico que padece el paciente, pueden hacer un mejor pronóstico
(tener una mejor perspectiva) y planear el mejor tratamiento.

2.8.3. leucemia crónica.

Si la leucemia es aguda o crónica depende de si la mayor parte de las


células anormales son inmaduras (y se parecen más a las células madre) o
maduras (y se parecen más a los glóbulos blancos normales).

En la leucemia crónica, las células maduran parcialmente. Estas células


no son normales, aunque parezcan ser bastante normales. Por lo general, no
combaten las infecciones tan bien como los glóbulos blancos normales. Las
células leucémicas también viven más tiempo que las células normales, se
acumulan y sobrepasan en número a las células normales en la médula ósea.
Con las leucemias crónicas puede que pase mucho tiempo antes de que
causen problemas, y la mayoría de las personas puede vivir por muchos años.
Sin embargo, las leucemias crónicas son generalmente más difíciles de curar
que las leucemias agudas.

2.8.4. leucemia mieloide

Si la leucemia es mieloide o linfocítica depende de cuáles células de


médula ósea se origina el cáncer.

Las leucemias mieloides (también conocidas como leucemias mielocíticas,


mielógenas o no linfocíticas) se originan en células mieloides jóvenes (las
células que se convierten en glóbulos blancos [que no sean linfocitos], glóbulos
rojos o células productoras de plaquetas [megacariocitos]).

Las leucemias linfocíticas (también conocida como leucemias linfoides o


linfoblásticas) se originan en las células que se vuelven linfocitos.

2.8.5. Estadísticas

36
Para el año 2020, los cálculos de la Sociedad Americana Contra El Cáncer
para este cáncer en los Estados Unidos son:

Aproximadamente 8,450 nuevos casos de CML (4,970 hombres y 3,480


mujeres) serán diagnosticados.

Alrededor de 1,130 personas morirán a causa de CML (670 hombres y


460 mujeres).

Alrededor del 15% de todos los nuevos casos de leucemia son leucemia
mieloide crónica. En los Estados Unidos, alrededor de 1 de cada 526 personas
padecerá CML en su vida.

La edad promedio en el momento del diagnóstico de CML es


aproximadamente 64 años. Casi la mitad de los casos se diagnostica en
personas de 65 años o más. Este tipo de leucemia afecta principalmente a los
adultos, raramente se observa en los niños.

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