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FACULTAD DE CIUENCIAS EMPRESARIALES

ESCUELA DE CONTABILIDAD

ASIGNATURA: COMPRENSIÓN DE TEXTOS Y REDACCIÓN BÁSICA

SEPARATA N. 1: COMUNICACIÓN Y LENGUA

Mgtr. Doris Moscol

2020
COMUNICACIÓN Y LENGUA

Objetivos

- Conocer las condiciones indispensables para lograr una comunicación eficaz.


- Identificar y valorar los principios de la comunicación para ponerlos en práctica en los
diversos escenarios en los que se desenvuelve el estudiante.
- Mostrar la importancia de la comunicación para la adecuada interpretación y
producción de los mensajes.

Contenido

¿Para qué sirve la lengua? El acto comunicativo: objetivos, condiciones. Uso


comunicativo e informativo de la lengua. Principio de Cooperación Comunicativa de
Grice. Principios éticos de la comunicación.

Bibliografía

Alcoba, Santiago (2000): La expresión oral. Barcelona, Ariel, 2000, cap. 1: La


comunicación.
Reyes, Graciela (1995): El abecé de la pragmática. Madrid, ed.Arco/Libros, S.L., cap.3
Romero, Ma. (coord.) (2002): Lengua Española y Comunicación. Barcelona, Ariel,cap.1
Verderber R. F (2005): Comunícate. México: Internacional Thomson, cap. 1

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Comunicación y lengua

¿Para qué sirve la lengua?

Uno de los fines con los que el hombre utiliza la lengua es el de organizar y
describir su entorno y su pensamiento. El código lingüístico es el instrumento que nos
permite conocer el mundo que nos rodea e interpretarlo, para así poder desenvolvernos
en él. Pero la lengua también permite realizar una gran cantidad de actividades:
manifestar opiniones, agradecer, quejarse, saludar, ordenar, expresar sentimientos,
afirmar, negar, etc.; es decir, es también el instrumento que nos permite relacionarnos y
comunicarnos. El intercambio lingüístico es una actividad que tiene lugar entre dos
partes participantes cuyo objetivo es que estas partes se comuniquen, entendiendo
comunicar en su sentido más amplio, incluyendo no solo la transmisión de hechos o
conceptos, sino también la expresión de sentimientos, emociones, o simplemente la
intención de relacionarse socialmente. Y esa comunicación se produce cuando una de
las partes, el hablante, consigue transmitir lingüísticamente alguna de esas
informaciones a la otra parte, el oyente. Es precisamente la elaboración y transmisión de
información mediante la lengua lo que permite la interacción social, la comunicación
(Garrido Medina, 1994).

El acto comunicativo

Cada vez que se usa la lengua se produce un acto comunicativo que debe
entenderse como un proceso cooperativo de interpretación de intenciones cuyo objetivo
es un intercambio de información (Tusón, 1997). Para que esa transmisión de
información sea efectiva y el hablante consiga comunicar sus significados e intenciones
al oyente, en la realización de todo acto comunicativo, los participantes ponen en
funcionamiento dos tipos de conocimientos: el conocimiento del código lingüístico –el
conocimiento gramatical de la lengua: la fonología, la morfología, la sintaxis, la
semántica y el léxico – y el conocimiento pragmático, es decir, los recursos que

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permiten usar ese código de manera efectiva en las distintas situaciones comunicativas
en las que pueden verse implicados los hablantes, de acuerdo con las normas de su
entorno sociocultural. Es decir, el conocimiento de todas aquellas convenciones que
permiten saber, por ejemplo, qué variedad lingüística es más apropiada en cada
situación, cuál es el momento, el lugar y los interlocutores adecuados para hablar de un
determinado asunto, o qué nivel de formalidad requiere una determinada situación. El
grado de conocimiento que tiene un hablante del funcionamiento del código lingüístico
nos informa de su competencia lingüística, y el grado de conocimiento de las
convenciones que regulan el uso de ese código nos informa de su competencia
pragmática. La integración de ambos tipos de conocimientos, gramaticales y
pragmáticos, constituye la competencia comunicativa de los hablantes.

Uso comunicativo e informativo de la lengua

Si un acto comunicativo es un proceso de interpretación de intenciones cuyo


objetivo es el intercambio de información, la información que se transmite mediante la
lengua debe organizarse de acuerdo con los tipos de conocimientos antes mencionados,
gramaticales y pragmáticos, de manera que tanto quien produce un enunciado como
quien lo recibe puedan darle la misma interpretación. Por tanto, los enunciados
lingüísticos se construyen siempre con dos tipos de información: la información
explícita y la información implícita.

La información explícita es aquella que se elabora a partir de los conocimientos


lingüísticos (gramaticales y léxicos): es el significado que se desprende de las palabras
que forman el enunciado. La información implícita es la que se construye a partir de
los conocimientos pragmáticos; es el significado adicional que permite al oyente
interpretar adecuadamente la palabras del hablante y que se obtiene de todas aquellas
convenciones que se derivan tanto de las circunstancias del entorno en que se produce el
enunciado (lugar, tiempo, participantes, etc.), como del bagaje sociocultural compartido
por los interlocutores.

Para que la comunicación funcione, los interlocutores deben compartir, además del
mismo código lingüístico (información explícita o gramatical), la misma información
implícita o contextual. Un mismo enunciado, una determinada secuencia de palabras
puede interpretarse de forma distinta y, por tanto, dar cuenta de realidades diferentes,

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dependiendo de la información implícita o contextual sobre la que se construya el
enunciado. Por ejemplo, si se dice que Carmen está en la Universidad es posible que se
interprete que Carmen estudia en la universidad, trabaja en la universidad o haya ido a
visitar la universidad por alguna razón. Pues la gente suele ir a la universidad, porque
es estudiante o es trabajador o es visitante; pero si los participantes en la comunicación
saben que Carmen estudia en la universidad, probablemente interpreten que ha ido a
clases. En el caso de que Carmen forme parte del personal de la universidad, los
interlocutores interpretarían que está trabajando. O si conocen que Carmen no es
estudiante ni personal de la universidad es posible que interpreten que ha ido a visitar la
universidad por alguna razón.
Como bien ilustra el ejemplo, el proceso lingüístico de interpretación se basa no solo
en el significado literal, léxico-semántico, de los enunciados, sino también, y quizás en
mayor grado, en el significado pragmático de los mismos, en el significado que
adquieren los enunciados cuando se contextualizar en una determinada situación
comunicativa y en un entorno sociocultural determinado. La información implícita o
contextual, de tipo situacional, sociocultural e impersonal, es la que permite restringir el
conjunto de opciones interpretativas que puede ofrecer un enunciado y la que conduce a
los interlocutores a elegir una interpretación o sentido.
En general, la opción interpretativa que se escoge es la adecuada para que se
produzca la comunicación, y el oyente interpreta los enunciados del hablante de
acuerdo con la intención y la finalidad con la que este los produce. Ocurre así, porque
todo acto comunicativo está regulado por el llamado Principio de Cooperación,
formulado por Grice (1975), que postula que los enunciados que emiten los
participantes en un acto comunicativo están siempre encaminados a que la
comunicación sea efectiva. Esto es así, porque entre los hablantes hay un acuerdo
previo, tácito, de colaboración en la tarea de comunicación. El hablante produce
aquellos enunciados que, de acuerdo con la situación concreta de comunicación y el
entorno sociocultural, considera que el oyente interpretará más fácilmente y más
adecuadamente a sus intenciones. Grice desarrolla este principio en cuatro máximas o
reglas, recogidas en Reyes (1995: 38):

Principio de Cooperación Comunicativa:


a) Máxima de Cantidad :

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1. Que su contribución sea todo lo informativa que requiera el
propósito de la conversación.
2. Que su contribución no sea más informativa de lo requerido.

b) Máxima de Calidad: que su contribución sea verdadera.


1. No diga nada que crea falso.
2. No diga nada de cuya verdad no tenga pruebas.
c) Máxima de Relación: Trate de que sus contribuciones sean pertinentes.
d) Máxima de Manera: Sea claro, breve y ordenado.

El Principio de Cooperación Comunicativa interviene en la interpretación de los


enunciados, relacionando la información explícita de los enunciados que se emiten –el
significado léxico-semántico o literal – con la información implícita o contextual que se
deriva del entorno inmediato o situacional y sociocultural en que esos enunciados se
producen. Veamos un ejemplo. En la puerta del consultorio de un médico, hay un cartel
que dice: Lunes, en el Almanzor. Además de la información explícita que ofrecen las
palabras de este enunciado, el hablante se apoya también en la información contextual
de que en nuestra sociedad chiclayana existe un Hospital estatal, de nombre Almanzor.
Teniendo en cuenta ambos tipos de información, el cartel no se ajustaría a la máxima de
Cantidad, puesto que no sería informativo si solo transmitiera el hecho de que solo
atiende ese día. Según la máxima de Relación, el cartel tiene que ser pertinente, es decir,
tiene que decir algo relevante, algo nuevo acerca de la atención médica, por lo que se
interpretaría que el médico atiende en el Hospital Almanzor solo ese día. Y en el caso
de que el hablante considerase que sus interlocutores no tienen acceso a una
información contextual determinada, porque no saben nada acerca de los hospitales, los
días de atención en estos, ni de los médicos, explicitaría esa información en su
enunciado, guiado por el Principio de Cooperación, y posiblemente colocaría un cartel
que dijese: Atención solo los lunes en el Hospital Almanzor.

Es el Principio de Cooperación el que regula los intercambios comunicativos y el


que permite relacionar la información explícita con una determinada información
contextual de manera que la interpretación de los enunciados sea la más adecuada al
objetivo pretendido por los interlocutores. Esto no quiere decir que al hablar nunca se
miente, no se da información insuficiente o excesiva e irrelevante, o no se es

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suficientemente claro. Pero incluso en estos casos, los interlocutores intentan preservar
el Principio de Cooperación y conseguir entenderse, por lo que cuando les parece que
alguien no cumple con el Principio, no es cooperativo, y, por ejemplo, miente, es porque
quiere decir algo más o algo distinto de lo que realmente dice, y en su afán porque la
comunicación sea afectiva realizan un proceso de implicatura, que consiste en dar a los
enunciados una interpretación que no aparece en el significado literal de los mismos,
pero que es la adecuada al contexto comunicativo en el que se producen.
Por ejemplo (Brown y Yule, 1993), en un grupo de estudiantes, uno de ellos acaba
de contar un chiste y todos se ríen menos Juan, que lo hace después de un momento.
Entonces, uno de los estudiantes dice: Yo creo que Juan es rápido. Dada la información
implícita, el contexto de situación, en el que Juan ha sido lento en captar el chiste, el
enunciado viola la máxima de Calidad, pues lo que dice explícitamente no es cierto. La
incoherencia entre la información explícita o gramatical y la información implícita o
situacional hace que los participantes den al enunciado un significado contrario al que
tiene literalmente: Juan es lento de reflejos, consiguiendo así un efecto irónico.

La transgresión de alguna máxima del Principio de Cooperación supone la


transmisión, generalmente consciente, de una información concreta, de un significado
añadido al significado literal o explícito del enunciado. En el ejemplo anterior, el
hablante transgrede conscientemente la máxima de Calidad (trate de que su contribución
sea verdadera) para conseguir, en este caso, la ironía, puesto que, en el contexto en que
se produce, este enunciado solo puede interpretarse de manera irónica: en sentido
contrario al de las palabras literales.

Otro ejemplo: Un niño le pregunta a su mamá por enésima vez: -¿Cuándo comemos,
mamá? La mamá le contesta: -Cuando esta señora que ahora está escribiendo, termine
su trabajo, apague la computadora, se levante de esta silla, vaya a la cocina, caliente la
comida... La prolijidad de la respuesta es una abierta violación a la máxima de Cantidad
(que su contribución sea todo lo informativa que requiera la conversación y que no sea
más informativa de lo requerido). Esta violación a una de las máximas del Principio de
Cooperación Comunicativa tiene la finalidad de que el niño infiera el retraso de su
pedido por parte de su madre.

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El proceso comunicativo del uso de la lengua es un proceso de interpretación de
intenciones que se lleva a cabo poniendo en relación, siempre mediante el Principio de
Cooperación, la información explícita de los enunciados que se emiten –el significado
léxico-semántico o literal – con la información implícita o contextual que se deriva del
entorno inmediato y sociocultural en que esos enunciados se producen. Cuando en un
intercambio lingüístico falla la comunicación, y, por tanto, los participantes no
consiguen entenderse, es porque no comparten la misma información contextual: el
hablante considera una información contextual de la que no dispone el oyente, o bien
distinta de la información contextual del oyente.

Principios éticos de la comunicación

En cualquier encuentro, debemos elegir comunicarnos éticamente. La ética es un


conjunto de principios morales que le permiten al hombre vivir bien, es decir, vivir
como le corresponde a un ser humano. Para ello, hace falta poseer conocimientos
teóricos y conocimientos prácticos, experiencia y hábitos. Estos criterios influyen en las
decisiones personales que tomamos. Cuando elegimos violar las normas establecidas,
nos vemos como personas poco éticas. Aquí presentamos cinco normas éticas que
influyen en nuestra comunicación, así como en nuestro comportamiento

1. Verdad y honestidad. Significa evitar las mentiras, las trampas, el robo y el


engaño. “A una persona honesta se le reconoce ampliamente como una persona
moral, y la honestidad es un concepto central de la ética, así como también la
base de una vida moral” (Terkel y Duval, 1999). Honestidad implica honradez,
probidad y rectitud. En otras palabras, actuar con verdad.
2. Integridad. Significa mantener una consistencia de convicción y de acción. Es
decir, hay una correspondencia entre el pensamiento, la palabra y la acción
de una persona. Terkel y Duval, (1999) dicen: “Una persona que tiene
integridad es alguien que tiene principios morales sólidos y que se resistirá, con
éxito, a la tentación de comprometerlos”. Luego entonces, la integridad es lo
contrario de la hipocresía. Una persona que ha prometido a sus compañeros
aportar información para la realización de un trabajo en grupo, cumplirá su
promesa, aun cuando tenga que superar obstáculos o inconvenientes.

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3. Equidad. Significa alcanzar el balance justo de intereses sin importar los
sentimientos propios y sin demostrar preferencia por ninguna de las partes
involucradas en un conflicto. La equidad implica imparcialidad o carencia de
prejuicios. Ser imparcial con alguien es escucharlo con la mente abierta, reunir
todos los hechos de importancia, considerar solamente las circunstancias que
tengan relación con la decisión que va a tomar y no dejar que los prejuicios y las
cosas sin importancia afecten la manera en que se trata a los demás. Por ejemplo,
si una joven pareja de esposos observa a dos de sus hijos discutiendo, la joven
madre ejercerá la imparcialidad si escucha abiertamente a ambos mientras
explican “su versión de la historia”, antes de decidir lo que hará. También ser
justo significa valorar a las personas por ser personas sin dañar su imagen por la
murmuración o calumnia. Cuando no se pueda alabar a una persona, por su falta
de valores, es preferible callar. No es justo dañar la imagen del otro; pues nadie
tiene derecho a juzgar a los demás.
4. Respeto. Significa tomar en cuenta, o considerar, a las demás personas y sus
ideas, aun cuando no estemos de acuerdo con ellas. El respeto no se basa en la
opulencia de nadie, ni en la jerarquía laboral ni en los orígenes étnicos.
Demostramos respeto al escuchar y, en realidad, tratamos de comprender los
puntos de vista de los otros, aunque sean muy diferentes de los nuestros.
5. Responsabilidad. Significa hacernos cargo de nuestras propias acciones y
decisiones. Si un alumno ha decidido matricularse en unas asignaturas, será
responsable de seguirlas todas, asistiendo y cumpliendo con todas sus exigencias
y condiciones. Por otro lado, los comunicadores responsables reconocen el poder
de las palabras. Los mensajes pueden dañar o tranquilizar. La información puede
ser precisa o errónea. Los comunicadores responsables están conscientes de la
manera en que sus mensajes afectan a los demás.
En nuestra vida diaria, con frecuencia, enfrentamos dilemas éticos y
debemos elegir lo que está bien o mal. Al tomar nuestras decisiones,
generalmente, revelamos si nuestra conducta se rige por principios éticos o no.

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La comunicación se aprende

Así como aprendimos a caminar, de igual forma aprendimos a comunicarnos. No


obstante, conversar representa una tarea compleja. Puesto que la comunicación se
aprende, se puede siempre mejorar las habilidades comunicativas.

Cómo mejorar nuestra aptitud comunicativa

La aptitud comunicativa es la impresión de que el comportamiento comunicativo


es apropiado y eficaz en una situación determinada. (Spitzberg, 2000). La comunicación
es eficiente cuando alcanza sus metas, y es apropiada cuando se ajusta a lo que se espera
en una situación. Creamos la percepción de que somos comunicadores competentes a
través de los mensajes verbales que enviamos y las conductas no verbales que nos
acompañan.

Ya que la comunicación es un aspecto crucial de la manera en que nos


relacionamos los unos con los otros, uno de tus objetivos de este curso será el de
aprender las habilidades que aumentarán la probabilidad de llegar a ser un comunicador
competente.

Spitzberg cree que la forma en que se percibe la aptitud comunicativa depende,


en parte, de la motivación, el conocimiento y las habilidades personales.

La motivación es importante, porque solo seremos capaces de perfeccionar


nuestra comunicación, si estamos motivados, es decir, si queremos hacerlo. Es probable
que la gente esté más motivada, si tiene confianza y si percibe gratificaciones
potenciales.

El conocimiento es importante, porque debemos saber lo que se requiere para


incrementar la aptitud. Cuanto más comprenda la gente la manera en que debe
comunicarse en una situación específica, mayor será la probabilidad de desarrollar una
aptitud comunicativa.

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Las habilidades son importantes, porque nos indicarán cómo actuar de forma
consistente con nuestro conocimiento de la comunicación. Las habilidades son acciones,
o secuencia de acciones, orientadas hacia un objetivo que podemos dominar y repetir en
situaciones apropiadas. Cuantas más habilidades se dominen, habrá más probabilidades
de estructurar mensajes eficaces y apropiados.

Actividad
Lea los siguientes casos y determine si se cumplen los principios de la
comunicación, y si esta es eficaz. Fundamente su respuesta.

CASO Nº 1 LA COMUNICACIÓN HUMANA

Acaban de aceptar a Lulú en la Universidad de Stanford y, para darle la buena noticia,


llama por teléfono a su amiga Margot.

Lulú: ¡Hola, Margot! ¿Adivina qué? ¡Me acaban de aceptar en la Escuela de Derecho
de Stanford!
Margot: (sorprendida y desilusionada):
Oh… qué bien.
Lulú: Gracias, ¡suenas muy entusiasmada!
Margot: Ah, sí lo estoy. Oye, tengo que irme. Ya se me hizo tarde para una clase.
Lulú: Bueno, está bien. Nos vemos.

Ambas cuelgan el auricular y Margot de inmediato llama a su amiga Isabel.

Margot: Isabel, soy Margot.


Isabel: Hola, Margot., ¿qué pasa?
Margot: Acaban de darme una mala noticia,¡Lulú entró a Stanford!
Isabel: ¿Y?... ¿Qué tiene eso de malo? Yo creo que está muy bien. ¿No estás contenta
por ella?
Margot: No, para nada. A mí me rechazaron, y tengo mejores calificaciones.
Isabel: Tal vez Lulú entregó una mejor solicitud.
Margot: O tal vez fue lo que escribió en su solicitud.
Isabel: ¿Qué quieres decir?
Margot: Ya sabes a lo que me refiero. Lulú es negra.
Isabel: Sí, ¿y?...
Margot: ¿No te das cuenta? Se llama acción afirmativa.
Isabel: Margot, dale el beneficio de la duda.
Margot: ¡Ay, por favor! Ambas lo sabemos. Solo la aceptaron, porque es negra y
pobre. En realidad, sus calificaciones son muy bajas.

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Isabel: ¿Te detuviste a pensar que pudo haber escrito un ensayo o que quizá hayan
tomado en cuenta el tiempo que estuvo como voluntaria en esa clínica de beneficencia
en su vecindario y eso haya sido un buen antecedente?
Margot: Sí, pero nosotras hemos leído algunas de sus tareas y sabemos que no sabe
escribir. Escúchame, Isabel, si eres negro, asiático, latino o de cualquier otra minoría
y, además pobre, ya la hiciste. Puedes ser tan estúpido como Forrest Gump y entrar a
cualquier Escuela de Derecho que quieras. Simplemente, no es justo.

Isabel (molesta): No, ¿sabes lo que no es justo? Que yo esté aquí sentada escuchando
cómo mi supuesta amiga insulta mi inteligencia y mi origen étnico. ¿Cómo te atreves a
decirme que la única razón por la que me aceptaría en una buena Escuela de Medicina
es porque soy latina? Escúchame bien, entraré en la Escuela de Medicina, de la misma
manera que Lulú entró a la Escuela de Derecho gracias a mi inteligencia, a mis logros y
a mis principios éticos. Y, por lo que puedo entender después de esta conversación, está
claro que Lulú y yo te sacamos ventaja.

CASO N.º 2 LA COMUNICACIÓN HUMANA

Una paciente acude a la consulta del médico por los resultados de sus análisis clínicos.
La paciente padece de cáncer muy avanzado, es decir, está en vías de generalización.
El médico, en una reunión de colegas, determinó un espacio corto de tiempo de vida: 6
meses. La paciente desconoce estos resultados.

Mary: Buenas tardes, doctor. He venido por los resultados de mis análisis.
Médico: Buenas tardes, señora. Justamente, estoy revisando su historia clínica.
Mary: Le cuento que la semana pasada he sentido algunas molestias en el estómago.
Médico: ¿Las molestias han sido soportables o ha tomado algún medicamento para
calmar el dolor?
Mary: Estoy asustada, porque los dolores han sido intensos, que me han obligado a
permanecer en cama y sin probar nada, porque todo lo devolvía.
Médico: Según los análisis, Ud. presenta una irregularidad en la formación de las
células localizadas en el estómago, como consecuencia de daños ocasionados en el
ADN.
Mary: ¿Qué es el ADN?
Médico: El ADN es una sustancia que se encuentra en todas las células y dirige sus
funciones. La mayoría de las veces en las que el ADN se daña, la célula muere o esta
puede reparar el ADN.
Mary: Doctor, yo nunca he tenido enfermedades graves, nunca me han operado. No sé
por qué ahora estoy así, con muchas molestias.
Médico: Las personas pueden heredar el ADN dañado. Quizá usted haya heredado esta
malformación de células.
Mary: Entonces, doctor, ¿puedo recibir algún tratamiento para conseguir una mejoría?
Médico: Claro. Ud. podrá recibir un tratamiento por seis meses en el Hospital de
Neoplásicas. Le daremos las facilidades para que lo pueda recibir en forma oportuna.
Mary: Doctor, ¿tengo cáncer?

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Médico: Hay diferentes tipos de cáncer, que pueden comportarse de maneras
diferentes. Por ejemplo, el cáncer del pulmón y el cáncer del seno son enfermedades
muy distintas. Crecen a distinta velocidad y responden a distintos tratamientos. Esta es
la razón por la cual las personas con cáncer necesitan un tratamiento dirigido a su tipo
de cáncer en específico.

Mary: Doctor, ¿tengo cáncer en el estómago?


Médico: Sí, pero con su tratamiento y la quimioterapia... Ya veremos los resultados. En
los Estados Unidos, el cáncer es la causa principal de muerte en las personas menores
de 85 años. Casi la mitad de los hombres y un poco más de una tercera parte de las
mujeres padecerán de cáncer durante su vida. En la actualidad, hay millones de
personas que viven con cáncer o que han padecido la enfermedad y la han superado.
El riesgo de contraer la mayoría de los tipos de cáncer se puede reducir mediante
cambios en el estilo de vida de la persona, por ejemplo, dejando de fumar o
consumiendo alimentos más saludables. Mientras más pronto se detecte el cáncer y
más rápido comience el tratamiento, mayores serán las probabilidades de que el
paciente viva por muchos años. Por tanto, señora Mary, empiece su tratamiento lo
más pronto posible.

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