EL DOLOR NO ES IGUAL AL
¿QUÉ
CELEBRAMOS?
El 15 de septiembre, la Iglesia
celebra a Nuestra Señora de la
Soledad, que es una variante de la
advocación Mariana de Nuestra
Señora de los Dolores.
Desde hace mucho, la Iglesia
habla de siete dolores de la Virgen
María:
1) La profecía de Simeón en la
presentación del Niño Jesús.
2) La huida a Egipto con Jesús
y José.
3) La pérdida de Jesús en el
Templo de Jerusalén.
4) El encuentro con su hijo que
va rumbo al Calvario.
SUFRIMIENTO
5) La crucifixión y la agonía de
Jesús. Hemos dicho que nuestra madre
ha padecido muchos dolores, pero
6) La lanzada y el recibir en ella comprendió una cosa que
brazos a Jesús ya muerto. nosotros mismos podemos
comprender y aprovechar en
7) El entierro de Jesús y nuestro favor: el dolor es inevitable,
posterior soledad de su pero el sufrimiento es una decisión.
madre.
Todos vamos a pasar por muchos
Es justamente dolores. Nuestra madre pasó por
con este séptimo muchos más que los siete
dolor con el que mencionados, y el dolor de la
se relaciona soledad por haber perdido a su
directamente a hijo en la cruz es el más terrible de
Nuestra Señora todos. Pero si alguien alimenta ese
de la Soledad, dolor, entonces se magnifica, se
pues con la clava muy profundo y se queda
muerte de su permanentemente. Así nace el
hijo, y siendo ya viuda, ahora se sufrimiento.
encuentra totalmente sola, desde
el punto de vista humano y Pero si nosotros aceptamos el
materno. dolor, y sin embargo no lo
alimentamos, sino que lo
asumimos y lo usamos para crecer,
entonces el sufrimiento no llega y
la herida sana. Esto lo entendió
nuestra santa madre María, quien
permitió al Dios del consuelo que
le sanara sus heridas y le regalara
de su amor y de su paz.
Celebrar a la Señora de la
Soledad es vivir en el amor a ella y
a su hijo, nuestro Señor Jesús, pero
no es canonizar el dolor, sino
acompañar en el dolor.
¡Santa María, Señora de
la Soledad! ¡Ruega por
nosotros!
ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA SOLEDAD FIESTA PATRONAL
¡Madre de Dios más digna! que al CAPILLA DE
estar a los pies de la Cruz con Jesús,
tú Hijo Unigénito, lo viste sufrir, NUESTRA SEÑORA
agonizar y morir, permaneciendo sola DE LA SOLEDAD
e indefensa, sin otro alivio que el
dolor y sin otra compañía que los
tormentos.
¡Oh Virgen dolorosa! Mi alma quiere
participar, en tus dolores y aflicciones,
para que me acompañes toda mi
vida en el justo sentimiento de la
muerte de tu amado Hijo.
Permíteme, Solitaria Señora, que te
acompañe siempre en tu tan amarga
Soledad, sintiendo lo que sientes y
llorando por lo que lloras.
¡Oh Madre del verdadero amor! llena
mi pecho de una caridad inmensa
para amar a tu Hijo Divino, que por
amor a mí murió crucificado; y
concédeme el favor que pido en esta
oración, para la gloria de Dios, su U. H. AGUA SANTA 1
honor y el beneficio de mi alma. PARROQUIA DE NUESTRA
Amén
SEÑORA DEL REFUGIO