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4° CONJUNTO P E R V E R S I O N E S

ELABORACION FREUDIANA DE LAS PERVERSIONES


Concepto psiquiátrico: ​Krafft. Ebing: ​"Psicopatías sexuales". ​Inventario de
comportamientos sexuales que podrían considerarse desviados con respecto a una
sexualidad normal. La perversión indica una desviación de la norma. Esto implica suponer
que hay una sexualidad normal en los seres hablantes (esta es la relación entre dos
personas de diferente sexo en el momento del coito).
Para Freud, no existe una entidad perversa, lo perverso es una modalidad de la
sexualidad con caracteres fijos. El paradigma fetichista es un viraje entre la perversión y la
neurosis, no puede separarlos, son trastornos pero no se curan. Es un trastorno
constitutivo, se puede ser neurótico perverso.
Para Lacan este trastorno es estructural, la sexualidad perversa polimorfa, le podemos
agregar una entidad, una posición subjetiva particular. ​Neurosis es una posición y
perversión es otra, lo separa en el Seminario XVI (Freud no separa dichas entidades
sino que toma a la perversión como una modalidad de la sexualidad normal
neurótica; Lacan sí las toma como entidades aparte).
El Edipo y la castración están en el corazón de la estructura neurótica, ​entendiendo
por castración la renuncia a la omnipotencia que implica el cumplimiento de los deseos
incestuosos. El niño podrá renunciar o no a tratar de satisfacer los deseos de la madre,
aceptará o no ser castrado por el padre, lo que dará lugar a diferentes tipos clínicos. ​Si
mantiene una imagen fálica de la madre, la estructura ya no será la neurosis sino la
perversión. Lo que caracteriza al perverso es la ​desmentida ​de la castración
materna​, con el consiguiente clivaje del yo, que hace posible la coexistencia del
reconocimiento de la castración y de su rechazo.

FREUD, S.: TRES ENSAYOS DE TEORÍA SEXUAL (1905)


La opinión popular piensa que la sexualidad faltaría en la infancia, advendría en la época
de la pubertad y en conexión con el proceso de maduración que sobreviene en ella, se
exteriorizaría en las manifestaciones de atracción irrefrenable que un sexo ejerce sobre el
otro, y su meta sería la unión de los genitales. Para Freud es correcto hablar de
degeneración ​solo cuando: coinciden varias desviaciones graves respecto de la norma, o
cuando la capacidad de rendimiento o de supervivencia aparezcan gravemente
deterioradas.
Se llama ​objeto sexual ​a la persona de la que parte la atracción sexual, y ​meta sexual ​a
la acción hacia la cual fuerza la pulsión. Existen distinto tipo de desviaciones:
- ​Desviaciones respecto al objeto sexual​: es una fábula popular que el ser humano está
divido en dos mitades que aspiran a juntarse. Existen distintas variaciones de objeto:
● Invertidos​: personas que tienen por objeto a personas del mismo sexo. Pueden
ser: - ​Invertidos absolutos​: su objeto sexual tiene que ser del mismo sexo,
mientras que el sexo opuesto nunca es para ellos objeto de añoranza sexual,
hasta les provoca repugnancia a veces. - ​Invertidos anfígenos​: su objeto sexual
puede pertenecer tanto a su mismo sexo como a otro, la inversión no tiene el
carácter de exclusividad. – ​Invertidos ocasionales​: solo bajo ciertas condiciones
exteriores, donde no encuentran su objeto sexual normal y la limitación; pueden
tomar una persona del mismo sexo como objeto sexual y sentir placer con ella.
Además muestran distintas concepciones con respecto a su desviación: algunos
lo toman como algo natural, otros se revelan contra el hecho de su inversión y lo

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ven como patológica. El dato de la inversión está desde siempre, solo se le hizo
notable a partir de cierta época. Puede conservarse toda la vida, o desaparecer en
un momento, o ser un episodio aislado en la vida del sujeto. Los invertidos no son
clasificados como degenerados por Freud. La inversión es un carácter adquirido
de la pulsión sexual, no innato (se comprueba por los dos últimos tipos). Ni la
hipótesis de que la inversión es innata, ni la hipótesis de que es adquirida explica
a la inversión. Cierto grado de hermafroditismo biológico es la norma. La inversión
y el hermafroditismo somático son independientes entre sí. En la inversión
intervienen perturbaciones que afectan a la pulsión sexual en su desarrollo. El
objeto sexual de los invertidos no siempre es el contrario al normal: muchos de los
invertidos han conservado el carácter psíquico de la virilidad, y buscan en su
objeto rasgos psíquicos femeninos. Hay una vigencia de la elección de objeto
narcisista y la retención de la importancia erótica de la zona anal. Entre la pulsión
sexual y el objeto hay una soldadura.
● Personas genésicamente inmaduras y animales como objeto sexual​: solo por
excepción son los niños objetos sexuales exclusivos. Casi siempre llegan a
desempeñar este papel cuando un individuo cobarde o impotente te procura
semejante subrogado o cuando una pulsión urgente no puede apropiarse en el
momento de un objeto más apto. Una observación parecida es válida para el
comercio con animales. No es correcto atribuir insania a este tipo de conductas.
Entre los insanos no se observan perturbaciones de la pulsión sexual distinta a las
de las personas sanas. El abuso sexual de niños es cometido principalmente por
sus cuidadores, porque son los que mejor situación ofrecen para eso. Hay muchas
personas que son anormales en su vida sexual, pero perfectamente normal en los
otros campos.

- ​Desviaciones en cuanto a la meta sexual​: la unión de los genitales es considerada la


meta normal en el coito, que conlleva un alivio de la tensión sexual. Todo acto sexual lleva
consigo características que han sido descriptas como perversiones. Las perversiones son:
● Transgresiones anatómicas​: respecto de las zonas del cuerpo destinadas a la
unión sexual. Estas incluyen: - ​Sobreestimación del objeto sexual​: la estima
psíquica de que se hace partícipe el objeto sexual solo en los casos más raros se
circunscribe a los genitales. Más bien abarca todo el cuerpo y tiende a incluir
sensaciones que vienen del objeto sexual. Esta sobreestimación sexual es lo que
apenas tolera la restricción de la meta sexual a la unión de los genitales y
contribuye a elevar quehacer relativos a otras partes del cuerpo a la condición de
meta sexual. - ​Uso de la mucosa de los labios y de la boca​: es considerado
perversión cuando los labios de una persona entran en contacto con los genitales
de la otra, más no cuando hay contacto labial. -​Uso sexual del orificio anal​: el
comercio sexual a través de la mucosa anal. - ​Fetichismo​: sustituto inapropiado
del objeto sexual, que guarda relación con este, pero es completamente
inadecuado para servir de meta sexual. Cierto grado de fetichismo pertenece al
amor normal. Lo patológico deviene cuando el fetiche se fija y reemplaza la meta
sexual normal.
● Demoras​: en relaciones intermediarias con el objeto sexual, relaciones que
normalmente se recorren con rapidez hacia la meta sexual definitiva. -
Surgimiento de nuevos propósitos​: la demora excesiva en los actos
preeliminares, que termina reemplazando la meta sexual normal. Estos propósitos

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ya están esbozados en actos sexuales normales. - ​Tocar y mirar​: forma parte del
acto sexual normal, todas las personas demoran cierto tiempo en este estado, y
luego sigue el comercio sexual normal. El placer de ver se convierte en patológico
cuando: se circunscribe a los genitales, se une a la superación del asco, o
suplanta a la meta sexual normal. - ​Sadismo y masoquismo​: La inclinación a
infligir dolor al objeto sexual y su contraparte pasiva. El sadismo respondería a un
componente agresivo de la pulsión sexual. Este componente es patológico cuando
ha sido elevado al lugar de componente principal. El masoquismo es la proyección
del sadismo sobre la propia persona. Las inclinaciones perversas se presentan
regularmente como pares de opuestos.

La mayoría de estas transgresiones son un componente de la vida sexual normal. Se


tropieza con un problema si se quiere trazar un límite preciso entre el quehacer normal y
el patológico dentro de la sexualidad. Si la perversión no se presenta junto a lo normal
(meta sexual y objeto) cuando circunstancias favorables la promueven, sino que suplanta
a lo normal en todas las circunstancias, es un síntoma patológico. Se considera patológica
la exclusividad y la fijación en la perversión la sexualidad está condicionada por el
psiquismo. La pulsión sexual está compuesta de distintos componentes, que en las
perversiones tienden a separarse. Para conocer la vida sexual de los psiconeuróticos es
necesario someterlos al psicoanálisis. Las psiconeurosis descansan en fuerzas
pulsionales de carácter sexual. Los síntomas son la práctica sexual de los enfermos. En
los neuróticos se presencia una cuota de represión superior a lo normal. La neurosis es el
negativo de la perversión, porque manifiesta en sus síntomas lo que los perversos actúan.
En la vida anímica de todos los neuróticos se encuentran fijaciones de la libido en
personas del mismo sexo, inclinaciones a las transgresiones anatómicas. En los síntomas
neuróticos desempeñan un papel importante las pulsiones parciales, que se manifiestan
como pares de opuestos.

FREUD, S.: ELFETICHISMO (1927)


Según Freud, el ​fetiche ​representa el rechazo de la castración materna (el saberlo sin
querer saberlo). El niño en que da cuenta de la castración de la madre no quiere verlo,
entonces, detiene la mirada en el último objeto que vio y queda fijado a él. ​Sustituye el
pene materno por el fetiche, el cual queda en el lugar de lo que no hay. ​El fetiche es
el sustituto del pene de la madre, el falo en la mujer, que tuvo gran significación en la
primera infancia, pero más tarde se perdió. Normalmente debería de ser resignado pero
justamente el fetiche está destinado a preservarlo de su sepultamiento. El fetiche es el
sustituto del falo en la mujer, en el que el varón ha creído y ya no quiere renunciar. El
varón rehusó a darse por enterado a un hecho de su percepción: que la mujer no posee
pene. Si la mujer está castrada, su propia posesión de pene corre peligro, y en contra de
ello se revuelve una porción de narcisismo.
Lo que el fetichista hace no es reprimir el falo femenino, sino ​desmentirlo​. Ha conservado
la creencia del falo en la mujer, luego que la percepción le haya demostrado lo contrario,
pero también la ha resignado. En el conflicto entre la percepción indeseada, y la
intensidad del deseo contrario se ha llegado a un compromiso inconsciente: en lo psíquico
la mujer sigue teniendo un pene, pero este pene ya no es el mismo que era antes. Se ha
designado un sustituto que hereda el interés que se ha sentido por el primero.
Hay una enajenación respecto de los genitales reales femeninos. El fetiche es un signo de
triunfo sobre la amenaza de castración y protege contra ella. Le ahorra al fetichista ser

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homosexual, ya que aporta a la mujer algo para que se vuelva tolerable como objeto
sexual. Otras ventajas del fetiche es que los otros no distinguen su significado y casi
siempre esta accesible y resulta fácil obtener satisfacción a través de él. Se retiene como
fetiche la última impresión anterior a la traumática.
Desmiente una parte de la realidad, pero coexisten una junto a la otra la actitud acorde al
deseo y la actitud acorde a la realidad en el fetichista. El fetiche mismo es tanto
desmentida como aseveración de la castración.
Relación neurosis-perversión: ​en la neurosis vive la sexualidad perversa polimorfa hay
ciertos rasgos que el neurótico necesita como condición erótica en el juego de su
experiencia sexual, el objeto envuelve el campo del partenaire. En el fetichismo el objeto
se transforma de manera fija en el partenaire, toma como su partenaire al objeto fetiche.

FREUD, S.: CONFERENCIA N° 20, LA VIDA SEXUAL DE LOS SERES


HUMANOS (1917)
Freud inicia hablando de algo que en la época se torna impío o más bien, como él lo
llama, "indecoroso" cuando se refiere a lo sexual, aquello de lo que no le es permitido o no
es bien visto en la época hablar; sin embargo, es preciso aclarar algo que compete a la
sexualidad en sí, el acto sexual, cuyo método es utilizado aparentemente solo para la
reproducción, pero que es indispensable enunciar que una de las funciones de este
método es también para la ​obtención de placer​. Por ello, hay grupos que se alejan de lo
habitual, por ejemplo, tenemos a dos del mismo sexo que pueden excitar sus deseos
sexuales renunciando a la reproducción. ​Freud se refiere a ellos como perversos.
Pero, es pertinente aclarar que no se refiere al nombrarlos de perversos en el mal sentido
de la palabra, más bien, los llama así a aquellos que: han mudado de objeto sexual (o sea
el sexo opuesto) y aquellos que principalmente se alteró la meta sexual (el coito), entre
estos están los masoquistas, sádicos, voyeur etc. y por último es necesario saber que hay
unos que encuentran su satisfacción en lo real y hay otros que pueden sustituírselos o
encontrarlos en la fantasía. Sin duda alguna este es un campo de fenómenos
(situaciones) como cualquier otro, donde se comprende las conformaciones patológicas y
normales de la sexualidad.
A diferencia del perverso, el neurótico abarca síntomas sexuales sustitutivos para
su satisfacción​, incluyendo la "satisfacción sexual" en las necesidades perversas. A
diferencia de la neurosis histérica, por ejemplo, podemos ver que los síntomas de estos,
se hacen en los sistemas del órgano del cuerpo, (en comparación a los perversos que
quieren sustituir los genitales por otros órganos) y en los cuadros de neurosis obsesiva
aparecen síntomas de los cuales éste quiere defenderse contra los deseos de satisfacción
y esta satisfacción se vuelve hacia la persona misma (produciéndose una auto
mortificación), un claro ejemplo es la masturbación. Estos síntomas, (advierte el autor)
deben de situarse en el inconsciente de ellos.
Todas las inclinaciones perversas arraigan en la infancia, pero desde este mismo
desconocimiento se ha producido en el niño un propósito de prohibir y desalentar
toda práctica sexual en él, conformando un ideal, una vida asexual, creando una
imagen de inocente, puro y tierno, y en caso de desacuerdo se verá acusado como
un sacrilegio​. Es por esto que se adquiere una creencia de que de repente a los 12-14
años se despierta la vida sexual, pero en el cual Freud, afirma que lo único que se
despierta es la función de reproducción.
Para esclarecer más la vida sexual en el niño, nuestro autor introduce el concepto de
libido, como la fuerza (o energía) con la que se exterioriza la pulsión (el impulso

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sexual en los seres humanos). ​Un niño con hambre nos puede ilustrar esta definición,
como una pulsión de nutrición. Basándonos en este mismo ejemplo se puede ver cuando
recibe el alimento expresa satisfacción y cómo el niño a través de otras zonas de su
cuerpo recurre para producir placer (en este ejemplo recurre a la boca, a la zona oral) y
posteriormente va encontrando que la retención de esfínteres es utilizada para una mayor
ganancia de placer y una especie de regalo a las personas que va distinguiendo y
apreciando.
En efecto, si el niño tiene una vida sexual, no puede ser catalogada de índole perversa
por que no ha abandonado la meta de reproducción, ​justamente llamamos perversa a la
práctica sexual cuando ha renunciado a dicha meta y persigue la ganancia de placer
como meta autónoma.
Siguiendo con la vida sexual en el infante, alrededor del 3er año de vida empieza a
investigar la sexualidad, sin embargo, la diferencia de sexos no arranca de manera innata,
éste empieza en el varón atribuyendo al otro sexo un órgano genital igual, pero cuando se
da cuenta que no es así, que la niña no tiene un órgano genital visible, el varón siente un
temor, al cual llamaremos "Complejo de Castración" y Referente a la niña a causa de no
tener un pene visible se produce la "envidia del pene". Posteriormente, el niño a medida
que va creciendo, cada vez se va aproximando al conocimiento de los hechos sexuales
gracias a la curiosidad y el deseo de saber. Es imprescindible no oír que el psicoanálisis
extiende de manera inusual el concepto de lo sexual, pero al contrario, a través de esta
tesis fue adecuado abarcar el tema de la sexualidad humana, ya que el psicoanálisis le ha
devuelto a esta misma, su extensión correcta.

ELABORACION LACANIANA DE LAS PERVERSIONES


Para Lacan, la perversión es inherente a la sexualidad humana y de ella hace varias
lecturas según va adquiriendo nuevos elementos conceptuales. Una de ellas se encuentra
a la altura del ​Seminario IV: “La relación del objeto”​ donde la ubica en relación al falo y
con la identificación a este; el paradigma será el fetichismo en la medida en que el sujeto
fetichista se identifica con el falo como objeto imaginario que completa el deseo materno,
es decir, ser el “falito” para la madre.
En dicho seminario, Lacan ubica al ​sujeto perverso como identificado al falo materno,
niega toda castración en la madre. El fetiche es lo que presenta mejor la estructura
del objeto de deseo. En la fobia​, el objeto es el que limita e inhibe. Mientras que ​el
fetiche ​más bien facilita: el fetichista simboliza el falo imaginario en un ​objeto irrisorio
(que puede ser cualquiera, en sus más variadas singularidades) que tiene la particularidad
de ​ser el objeto que completa al Otro.
Del Seminario IV al VI el fetichismo es tomado como un borde entre neurosis y perversión.
En el Seminario XVI, la perversión es una entidad separada del campo de las neurosis.
Según Lacan, la fobia y el fetichismo es un par articulado. La fobia es la neurosis en su
estado más simple y más angular, mientras que el fetichismo es su cara más perversa.
Tienen en común que ​ambas neurosis ponen en juego un objeto pero funcionan
como un significante que viene a sustituir como respuesta a un encuentro con la
castración en el campo del Otro.
El ​fetichismo ​intenta velar la castración, aquello que sabe y no quiere saber (noción de
velo). ​La ​fobia ​suple la carencia paterna, la perversión la carencia materna​. La fobia

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descompleta y castra, el fetichismo completa y colma su ausencia, la falta en el campo de
Otro materno.
El objeto fóbico tiene un doble juego, se lo necesita para apoyar la operación pero se lo
mantiene alejado porque se lo padece, padece eso mismo que busca. El sujeto fóbico
mantiene lo que padece al servicio del deseo.
El fetichista tiene el objeto cerca porque no lo padece, se satisface con él, intenta localizar
la satisfacción en el objeto.
La perversión es la clínica de la demostración. El perverso sabe que no existe relación
sexual, que no hay complementariedad entre los sexos, sin embargo, intenta fallidamente,
porque es un fantasma, demostrar que se puede restituir el goce en el Otro. Sabe que el
Otro tiene un agujero de goce, cree que puede restituirlo, y por eso se identifica con lo que
cree que le falta como un compensador de goce, a nivel de la voz (masoquismo, sadismo)
o la mirada (exhibicionismo). El perverso sabe que el objeto no existe y piensa que puede
sustituirlo. En cambio el sujeto neurótico su interés está en demandar al Otro, no sabe que
el objeto no está, va a preguntarle al Otro.
Analizaremos ahora, la noción de fetiche y noción de velo desde el Seminario IV y a
continuación desde el Seminario XVI

LACAN, J.: SEMINARIO 4: LA RELACIÓN DEL OBJETO (1957)


CLASE IX: LA FUNCIÓN DEL VELO
A lo largo de todo el Sem. IV Lacan ubica al fetiche como aquel elemento que nos permite
entender el falo simbólico ya que ​el fetiche es el sustituto que queda en el lugar de la
castración materna​, el símbolo del pene faltante de la madre.
El ​fetiche ​es el símbolo de algo, sobre todo del falo faltante de la madre. Si la madre pasó
por el Edipo, como mujer sale con su deseo de hijo en tanto y en cuanto ella no tiene el
falo. Entonces ese pene faltante entrará en una cadena de ecuaciones simbólicas, ​así
podemos plantear que el falo simbólico es aquello que simboliza esa falta​.
Lacan sostiene que a la mujer en lo real no le falta nada, su organismo tiene todo lo que tiene que
tener, pero es por estar sumergido en el mundo simbólico que se cuenta con una falta en
comparación con la presencia que el pene como órgano detenta. La mujer se encuentra dentro del
orden fálico como “no teniendo” y por ende participa ​simbólicamente ​del falo a título de
ausencia, y por lo tanto, teniéndolo de algún modo.

• ​Falo simbólico: ​Para Lacan, el falo es un objeto simbólico denominado


significante fálico, se representa con la letra Φ. Es la simbolización de la FALTA, se trata
de la operatoria de la castración en el sentido de que quede inscripto un significante de
que la falta existe. Permite por ende el deseo (dialéctica de la falta y el deseo).
Tanto la castración como el falo son elementos simbólicos, estructurantes del aparato psíquico, ambos
conceptos remiten a la falta. Para Lacan el falo es un significante, algo que no se tiene materialmente, no es
aprehensible, no se puede agarrar sino ​que se comprende en términos simbólicos. Opera desde su ausencia
(-Φ).
• ​Falo real: ​Es el falo como órgano masculino, que existe o no existe.
• ​Falo imaginario​: Representa lo que cubre la falta en la madre, es decir, el niño se
identifica al falo imaginario y así cubre la castración materna (objeto imaginario que cubre
la falta de la madre). También puede asociarse al falo de la nostalgia de la niña del pene
que no tuvo: nostalgia, añoranza e inferioridad que sienten las niñas del Edipo freudiano
(aquellas que frente al encuentro con la castración caen presas de la envidia del pene).

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Otro modo en que Lacan conceptualiza el falo simbólico es a partir de la ​noción de velo​.
El velo tiene la función de cubrir la falta (castración materna). Velo es esa pantalla, esa
cortina que todo sujeto en su constitución subjetiva va a poner delante de la castración
materna. ¿Por qué es necesario poner el velo? Porque frente al horror que produce la
visión de la castración materna ​posibilita donde no se puede ver nada construir un
objeto, pensar que puede o no haber un objeto allí donde no hay nada ​(posibilita
generar un objeto donde no lo hay). El objeto puede entonces ocupar el lugar de la falta,
lo que cautiva, o sea el objeto, es ilusorio y es valorado como tal. Por lo tanto este
funciona sólo en tanto que falta y es simbólico.
“Sobre el velo puede imaginarse, es decir, instaurarse como captura imaginaria y lugar del
deseo, la relación con un más allá, (…) del objeto”. Dice Lacan.
El velo articula el falo simbólico y el falo imaginario ya que el falo (simbólico) funciona
como velo, donde se supone una imagen (imaginario).
El sujeto perverso ubica allí donde no hay nada un objeto (fetiche), negando,
contradiciendo, la castración materna.

LACAN, J.: SEMINARIO 5:

Cap 11: Los tres tiempos del edipo (II)


Al complejo de castracion hay que hacerlo intevenir tanto en una perversion que llamare
primaria, en el plano imaginario, como en una perversion de la que tal vez hablaremos hoy
un poco mas y que esta vinvulada con la terminacion del complejo de edipo, a saber, la
homosexualidad.
Los homosex masculinos realizan el edipo en una forma invertida. El homosex se aferra
muchisimo a su posicion de homosex y sus relaciones con el objeto femenino estan
profundamente estructuradas.
Se puede advertir cierto numero de rasgos en el homosex, y en primer lugar una relacion
perpetua y profunda con la madre. Esta se habria ocupado del niño de una forma muy
castradora, que se habria preocupado muchisimo de su educacion. Hay que añadir
algunos eslabones suplementarios para llegar a apensar que una intervencion tan
castradora pudiera producir como efecto en el niño tal sobrevaloracion del objeto.
Creo que la clave del problema en lo referente a lo homosex, es esta: si el homosex con
todos sus matices concede un valor predominante al objeto pene hasta el punto de
convertirlo en una caracteristica absolutamente exigible a la pareja sexual, es porque la
madre le dicta la ley al padre.
Es la amdre quien le ha dictado la ley al padre en un momento decisivo. Esto quiere decir
que cuando la intervencion interdictiva del padre hubiera debido introducir al sujeto en la
fase de su relacion con el objeto del deseo de la madre, y cortar de raiz para el toda
posibilidad de identificarse con el falo, el sujeto encuentra por el contrario en la estructura
de la madre el sosten por cuya causa esta crisis no tiene lugar. Aguanta perfectamente
porque siente que la madre es la clave de la situacion y no se deja privar ni desposeer.
Esto no significa que el padre no haya entrado en juego. Ahí estan los dos tiempos, a
saber, la interdiccion, pero tambien que dicha interdiccion ha fracasado, es la madre quien
al final ha dictado la ley.
El sujeto considero que la buena forma de aguantar era identificarse con la madre porque
no se dejaba conmover.

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La exigencia del homosex de encontrar en su pareja el organo peniano corresponde
precisamente a que, en la posicion primitiva, la ocupada por la madre, que le dicta la ley al
padre, lo que es cuestionado es saber si en verdad el padre tiene o no tiene.
Ire mas lejos, hasta indicarles en que consiste el valor de dependencia que representa
para el niño el amor excesivo del padre por la madre: amar es siempre dar lo que no se
tiene, no dar lo que se tiene. Si el padre se muestra verdaderamente amoroso para con la
madre, se sospecha que no tiene.
Aunque tenga las relaciones mas estrechas con la madre (sex), la situacion solo tiene su
importancia en relacion con el padre. La madre tiene la clave. Si resulta que el homosex
se ha identificado con ella es porque esta en posecion de las claves de la situacion
particular que prevalece a la salida del edipo, a fin de cuentas, el poder. No cualquier
poder, sino el poder del amor, los vinculos complejos de la edificacion del edipo, les
permiten comprender como la relacion con el poder de la ley repercute metaforicamente
en la relacion con el objeto fantasmatico que es el falo, comoobjeto con el que debe
producirse en un momento dado la identificacion del sujeto.

Cap 13: el deseo y el goce


M. la madre es el primer objeto simbolizado y su ausencia o su presencia se convertira
para el sujeto en el signo del deseo al que se aferra su propio deseo, y
que hara o no de el, no simplemente un niño satisfecho o no, sino un niño deseado o no
deseado.
P. el padre es en el significante aquel mediante el cual, el propio significante es instituido
en cuanto tal. El significante tiene en efecto esta dimension original, puede contener el
significante que se define como el surgimiento del significante.
Si hay identificaciones posibles, ello se estructura siempre en esta relacion triadica
constituida en el plano del significante.
Un ejemplo que lo ilustra es la del niño Gide, el niño desgraciado, que estaba entregado
en su erotica, en su erotismo primitivo a las imágenes mas inconstituidas, conseguia el
orgasmo en su identificacion con situaciones catastroficas. Algo abismal esta constituido
en la relacion primaria del sujeto con su madre, quien deja al niño en sus alos iniciales, en
una posicion totalmente insituada frente a ella.
El punto de viraje decesivo en el que la vida de Gide recupera sentido y constitucion
humana debe localizarse en su identificacion con su joven prima.
Gide debe recurrir a una segunda madre, su tia madre de madeleine (su prima), quien en
su juventud lo habria seducido y por esto se habria convertido en el niño deseado, aunque
por otra parte habia huido horrorizado, al no haber mediacion, que hubiera hecho de esto
algo distinto a un trauma. Es esta situacion nueva que en cierto modo, sera para el una
salvacion. Conservara el lugar del niño deseado, por intermedio de su prima. En este
lugar donde antes habia un agujero, ahora hay un lugar, no puede ocuparlo al no poder
aceptar el deseo del que es objeto. Por otra parte, su yo no deja de identificarse con el
sujeto cuyo deseo es ahora dependiente. Se enamora para siempre de aquel niño que fue
por un instante en brasos de su tia (que lo sedujo).
El termino de niño deseado que constituye al sujeto en su ser es aquí el eje. Es ahí donde
se constituye ese ideal del yo que marca todo el desarrollo psicologico del sujeto. Ya sea
por via inconciente o conciente en el mismo lugar ubicamos lo que por un lado llamamos
ideal del yo y por el otro perversion.

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La perversion de Gide no reside tanto en el hecho de que solo pueda desear a chicos,
sino al chico que el habia sido. La perversion de Gide se constituye como personalidad en
ella, por ella y en relacion a ella: la prima.

LACAN, J.: SEMINARIO 16: DE OTRO A LUGAR (1969)


En el Seminario XVI, se encuentra otra lectura de la perversión a tal punto que Lacan la
eleva al grado de estructura. Lacan presenta la posición del sujeto perverso como
identificación con el objeto a para servir de instrumento del goce del Otro. ​En este
nuevo paradigma, ​el objeto a ya no es sólo la causa de deseo, se inserta también
como plus de goce, es decir, recuperación del goce.
CLASE XVI: CLÍNICA DE LA PERVERSIÓN
Lacan anticipa que el sujeto perverso está lejos de fundarse en un desprecio hacia el
Otro, ​el sujeto perverso se dedica a tapar el agujero en el Otro, se ocupa de que el
Otro recupere el goce. ​Es por eso que dice que el perverso es partidario de que el Otro
existe, un creyente del Otro y sobre todo del goce del Otro. Este Otro (A) es pensado en
su completud (sin barra) ya que el perverso en calidad de objeto le restaura el goce, lo
deja en ese lugar de Otro completo. El exhibicionista vela por el goce del Otro. Es
fundamental que ese Otro se encuentre siempre allí, bien presente. En este campo del
Otro, en la medida que se encuentre bien desierto de goce, ​el acto exhibicionista se
plantea para hacer surgir allí la mirada. ​Se ve entonces que no es simétrico lo que
ocurre con el voyeur, lo que le importa al voyeur es interrogar en el Otro no lo que no
puede verse.
En el caso del ​masoquista ​como en el del sádico el objeto involucrado es la voz. El
masoquista no ubica cualquier Otro, sino aquel que pueda ser esa voz que el masoquista
requiere, no es más que la voz del Otro, el perverso se inserta en el momento en que el
Otro se queda sin palabras y es ahí donde le restituye el goce, en términos coloquiales, lo
lleva a ser su propia voz. Es por eso que Lacan menciona que de las perversiones, el
masoquista es el verdadero perverso en tanto no es él el que goza, sino el Otro.
El sujeto ​sádico ​intenta ser la voz del Otro pero de manera inversa. Se busca completar
al Otro quitándole la palabra e imponiéndole su voz.

La liquidacion de las perversiones, Schejtman, Picopatologia: clinica y etica

La liquidacion de las perversiones se da de modo triple: la liquidacion de la practica


perversa, liquidacion de la perversion del fantasma y la perversion como categoria
nosologica. Sostenidas estas tres, por la liquidacion “hacia el padre” (pere-vers) o de la
version del padre (pere-version).
Pero esta triple liquidacion no basta en absoluto para poner en cuestion la subjetividad
perversa, la perversion como estructura clinica y como la define Lacan entre los
seminarios 10 y 16, es decir, cuando aborda al sujeto perverso como aquel que adviene a
hacerse objeto (a), instrumento del goce del Otro.

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Definicion que debio esperar la invencion de aquel objeto para surgir en esa enseñanza,
tiene la ventaja de plantearse, hasta cierto punto, independientemente de las practicas
mas o menos perversas que se manifiesten.
Las perversiones (en plural), por mas escandalosas que sean las practicas, no garantizan
la perversion (en singular) en el plano de la estructura. Diversas practicas “perversas” en
el plano descriptivo, son perfectamente compatibles, con estructuras neuroticas,
psicoticas o perversas. Y a la inversa, la ausencia de practics “perversas” ostensibles, o la
presencia de perversiones liquidas ofertadas por el mercado (capitalista), no aseguran qu
no pueda constatarse alli la perversion en sentido estructural.
De modo que la perversion resta, persevera, mientras las perversiones se liquidan al ritmo
que fija la epoca.

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