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Cuatro virtudes del cristianismo

Efe. 4. 1 – 3.

1. La primera y principal es la humildad. En griego es tapeinofrosyné


(a) La humildad cristiana viene del conocimiento propio. Bernardo decía de ella: " Es la virtud
por la que una persona llega a ser consciente de su propia indignidad, como resultado del
más íntimo conocimiento de sí misma.»
(b) La humildad cristiana se produce cuando nos colocamos al lado de Cristo, y cuando
consideramos lo que Dios espera de nosotros.
Dios es la suma perfección, y es imposible satisfacer a la perfección. Mientras nos
comparemos con otros como nosotros, puede que no salgamos malparados de la
comparación. Es cuando nos comparamos con la perfección cuando vemos nuestro fracaso.
Uno puede considerarse muy buen pianista hasta que oye a alguno de los grandes
intérpretes del mundo.

(c)Esto se puede decir de otra manera. R. C. Trench dice que la humildad viene del sentimiento
constante de nuestra propia criaturidad. Nos encontramos en una situación de absoluta
dependencia de Dios. Somos criaturas; y para la criatura no puede caber sino humildad en la
presencia del Creador. La humildad cristiana se basa en el conocimiento propio, en la
contemplación de Jesucristo y en las demandas de Dios.
2. La segunda de las grandes virtudes cristianas es la que la versión Reina-Valera llamaba
mansedumbre, y que hemos traducido por amabilidad o cortesía. El nombre griego es
praytés, el adjetivo es prays, y son ambas palabras de las más difíciles de traducir. Praus
tiene dos líneas principales de significado.
Aristóteles, el gran pensador y filósofo griego, tiene mucho que decir acerca del significado
de praytés. Tenía por costumbre definir todas las virtudes como el término medio entre dos
extremos, entre tener esa cualidad por exceso, o tenerla por defecto. Y entre los dos
extremos se encontraba la debida proporción. Aristóteles define praytés como el término
medio entre el exceso de ira y la total incapacidad para sentirla. El hombre que es prays es
el que siempre se indigna en el momento adecuado, cuando es debido, y nunca cuando no
tiene motivo. Para decirlo de otra manera: el hombre que es prays es el que siente
indignación por las injusticias y los sufrimientos de los demás, pero nunca se indigna ante
las injusticias y los insultos de los que es objeto. Así que el hombre que es, como decía la
Reina-Valera, manso, es el que siempre muestra su disconformidad en el momento
oportuno, y nunca cuando no hay motivo.

hay otro hecho que arroja mucha luz sobre el significado de esta palabra. Prays es la
palabra griega que se usa para definir a un animal que ha sido domado y domesticado para
obedecer y estar perfectamente controlado. Por tanto, el hombre que es prays es el que
tiene todos los instintos y las pasiones bajo perfecto control.

3. La tercera gran cualidad del cristiano es lo que la ReinaValera llama en otros pasajes
longanimidad. En griego es

makrothymía. Esta palabra tiene dos direcciones principales en su significado.


Describe el espíritu que nunca cede y que, porque soporta hasta el final, cosecha la
recompensa.
Es la palabra griega característica para paciencia con las personas. Crisóstomo la describe
como el espíritu que tiene poder para vengarse, pero no se venga. Lightfoot la definía como
el espíritu que se niega a la revancha.

Lo que nos permite conocer mejor el sentido de esta palabra es el hecho de que el Nuevo
Testamento se la aplica repetidas veces a Dios. Pablo le pregunta al pecador impenitente si
desprecia la paciencia de Dios (Rom_2:4 ). En otro lugar habla de la perfecta paciencia que Jesús
tuvo con él (1 Timoteo_1:16 ). Pedro habla de la paciencia de Dios esperando en los días de Noé
(1Pe_3:20 ). Dice que la tolerancia de nuestro Señor es para nuestra salvación (2 Pedro 3: IS). Si
Dios hubiera sido un hombre, habría " perdido la paciencia» con el mundo por su desobediencia
hace mucho tiempo. El cristiano debe tener con sus semejantes la paciencia que Dios ha tenido con
él innumerables veces.

4. La cuarta gran cualidad cristiana es el amor. El amor cristiano era algo tan nuevo en el
mundo antiguo que los escritores cristianos tuvieron que inventar una palabra nueva para
definirlo; o, por lo menos, tuvieron que usar una palabra muy rara en griego, dándole un
sentido totalmente nuevo: agapé.
En griego hay cuatro palabras para amor. Está erós, que es el amor entre un hombre y una mujer
que incluye la pasión sexual. Está filía, que es el afecto cálido que existe entre los que comparten
unas mismas circunstancias. Está storgué, que es la palabra que designa el amor de la familia. Y está
agapé, que la Reina-Valera traduce por amor, aunque en ediciones más antiguas, siguiendo tal vez a
la Vulgata, la traducía por caridad.
El sentido auténtico de agapé es una benevolencia a toda prueba. El tener agapé hacia una
persona quiere decir que nada que esa persona haga o nos haga nos hará buscar para ella
sino lo mejor posible.

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