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Criterio ético de benevolencia

En nuestra historia es posible reconocer una posición que podría ser condescendiente de algún
modo con la corrupción. Esa posición se expresaría en procurar garantizar el mayor bien al
mayor número de gente. Imaginemos que Manuela averigua que el plan que tiene el alcalde
puede incrementar la calidad de vida de la población y las ofertas de empleo en la comunidad.
Ella podría considerar que por más inmoral que sea firmar, el beneficio concreto que recibirían
las personas sería mucho mayor. Es decir, no le importaría ser mal vista, o incluso ir a la cárcel,
con tal de garantizar el mayor bien al mayor número de gente. Esta posición expresa la teoría
ética de la benevolencia también conocida como “utilitarismo”. Propuesta por Jeremy
Bentham y John Stuart Mill en el siglo XX, plantea que las decisiones y acciones deben
evaluarse desde sus consecuencias. El criterio principal de evaluación de estas decisiones y
acciones es si proporcionan el mayor bien posible a la mayoría de miembros de una sociedad y
el menor mal posible a la menor cantidad posible de miembros de esa sociedad, y si, en ese
sentido, contribuyen a la felicidad de las personas. Desde esta perspectiva, podría justificarse
violar la ley o atentar contra el derecho de algunas personas si las consecuencias de dicho acto
producen un bien mayor para la mayor cantidad posible de miembros de una sociedad.
Volviendo a nuestro ejemplo, eso podría implicar no solo firmar y gestionar la empresa
“fantasma”, sino también entregarse a la justicia, pero garantizando que el centro médico se
haya terminado de construir y que funcione. La idea de esta teoría es buscar el mayor bien al
menor costo o perjuicio para la menor cantidad posible de personas. Desde este punto de
vista, se puede considerar que incumplir con algunas normas por el bien de mucha gente es un
bien mayor que cumplir con la ley y sus formalismos. Pero, si toleramos actos corruptos,

 ¿no le hacemos un daño al país en su conjunto?


 ¿Cómo podríamos quejarnos de actos de gran corrupción si toleramos los más
pequeños?

Responde:

1. ¿Consideran razonable asumir una posición utilitarista en el caso de Manuela? ¿Por qué?
¿Sería posible evitar una posición de este tipo? ¿Cómo?

2. ¿Qué posibles consecuencias traería para Manuela el hecho de adoptar una posición
utilitarista?

3. ¿Reconocen esta posición en alguna noticia sobre un asunto público? ¿Cuál sería su posición
frente a una política o gestión de tipo utilitarista?

4. ¿En qué casos consideras que podrías aplicar una posición utilitarista? ¿Por qué?

Criterio ético de integridad

Según Immanuel Kant, actuar moralmente y lograr ser autónomo o verdaderamente libre
están necesariamente vinculados: no se puede ser autónomo sin actuar moralmente, y no se
puede actuar moralmente sin ser autónomo. La autonomía solo se logra si la persona sigue
principios propios y no voluntades, razones o principios externos a su propia voluntad. En ese
sentido, para Kant, la autonomía es posible solo si la persona sigue principios dictados por la
razón. Esos principios son universales, es decir, son reglas para todo sujeto racional y no solo
intereses o inclinaciones personales. Lo importante para Kant es asegurar que el principio o
fundamento de la acción humana sea adecuado a los mandatos de la razón. Así pues, a
diferencia del utilitarismo, para la teoría moral de Kant, las consecuencias de la acción no son
relevantes. ¿Qué puede expresar un compromiso estrictamente racional? En el caso de la
propuesta kantiana deberíamos considerar dos puntos: el primero, querer que nuestros
deseos morales (máximas) se conviertan en ley o principios éticos. ¿Es posible? En nuestra
historia, por ejemplo, Manuela debería reflexionar sobre aquello que la motivaría a actuar de
una forma u otra. ¿Engañar al Estado para lograr algún beneficio para mi comunidad podría
funcionar como una ley que pueda sostener en todo contexto posible? Dado que esto sería
absurdo, lo realmente racional debería ser querer algo que pueda sostenerse siempre; por
ejemplo, la premisa o máxima moral “actuar de tal modo que no engañe a nadie, aunque ello
no traiga ningún beneficio” podría expresar esta intención. Pero ¿por qué alguien debería
actuar así? Esto nos lleva al segundo punto propuesto por Kant, y es que deberíamos actuar
racionalmente (y querer que nuestros deseos morales sean como una ley) debido a que con
ello expresamos el sentimiento racional más importante de todos: el respeto a las personas
por el solo hecho de ser personas. Eso nos hace propiamente humanos: la capacidad de actuar
con dignidad, teniendo a las personas siempre como un fin en sí mismo y nunca como un
medio. Engañar a alguien, aunque sea indirectamente, es una forma de negarles respeto a las
personas; es considerarlas un medio para lograr lo que uno quiere. En ese sentido, el engaño,
la mentira, la falsedad son no solo “malos” porque se rompe una “regla”; son inadmisibles
porque sería negar nuestra condición de seres racionales. Ser fieles a la voz de la conciencia
racional es una expresión de amor a la humanidad. Por ello, para Kant, todo principio ético
debería ser expresión de una conciencia racional.

Responde:

1. ¿Cómo imaginan que actuaría Manuela desde una teoría ética de integridad o de libertad
racional? ¿Qué razones le daría al alcalde? ¿Qué consecuencias traería para ella?

2. ¿Qué acciones realizaría luego Manuela si fuera consecuente con su conciencia racional?

3. ¿Serían capaces de actuar de forma íntegra en una situación como la de Manuela? ¿Por
qué?

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