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HIDROLOGIA II

1. ¿Por qué crees que hidrología está relacionada con la Ingeniería Hidráulica?

La hidrología se enfoca en el estudio, la planificación y la cuantificación del recurso hídrico,


mientras que la hidráulica se enfoca en el diseño y operación de obras civiles para el
aprovechamiento del recurso.
En la fase de planificación y diseño, el análisis hidrológico se dirige básicamente en fijar la
capacidad y seguridad de las estructuras hidráulicas.
Los procesos físicos que aborda la hidrología involucran tantas variables, que su estudio,
desde un enfoque puramente determinístico, resulta poco útil para la Ingeniería
Hidrológica, puesto que en la resolución de problemas reales normalmente no se dispone
de los niveles de información necesarios para abordar este tipo de planteamientos. Con
frecuencia, es necesario partir de un conjunto de hechos observados y mediante análisis
empíricos o conceptuales, definir las magnitudes y frecuencias de volúmenes de
escurrimiento y caudales de conducción.

2. ¿Cómo será el escenario en el futuro de la Hidrología?

Debido al cambio climático y otros factores externos a la gestión de los recursos hídricos
(como la demografía, la política, etc) experimentan perturbaciones. Además, cada vez
tenemos menos información sobre los recursos hídricos y cómo se utilizan. Esto crea
nuevos riesgos e incertidumbres para los gestores del agua y para aquellos que
determinan las acciones que se emprenden en materia hídrica.
Desde la actualidad hasta finales de siglo, la demanda energética de la población mundial
se multiplicará por 3 y la población de la tierra pasará de los 7.000 millones de personas
actuales hasta los 11.000 millones en el año 2100. En las próximas décadas, se prevé que
el calentamiento global incida aún más en el ciclo hidrológico, con impactos que
probablemente sean más severos que los observados hasta ahora. Cada vez hay más
indicios de cambios en el ciclo hidrológico mundial a lo largo de los últimos 50 años que
podrían estar vinculados a los cambios en el clima; tales como un aumento de la
escorrentía continental, un incremento de zonas mucho más húmedas, con un aumento en
la intensidad de fenómenos extremos de precipitación en muchas regiones terrestres, y
cambios en la estacionalidad de las corrientes de los ríos, donde las precipitaciones cada
vez son mayores.
A la vista de estos cambios inciertos, se hace necesaria la adopción de medidas para
contrarrestar los posibles efectos adversos; es preciso por tanto, sensibilizarnos y
conseguir un uso eficiente del agua, fomentar su conservación para mitigar el estrés
hídrico, o llevar a cabo una buena ordenación del territorio y de las cuencas hidrográficas

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para mejorar la retención del suelo y reducir los riesgos de inundación, así como invertir en
nuevos medios eficaces de vigilancia, detección y alerta temprana de los riesgos o los
cambios en la disponibilidad de agua.

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