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ELÍAS METCHNIKOFF.

Los diligentes fagocitos.

Elías Metchnikoff fue un judío nacido en el sur de Rusia, en 1845. Fue a la universidad de Kharkoff.

Le interesaba el estudio del protoplasma, pero se ocupo del estudio de ka evolución de los gusanos.
Tenia una manía de demostrar la supervivencia de loas más aptos, de cómo la Humanidad resiste a
los asaltos de gérmenes dañinos, aseverando que, los supervivientes no son los mejores, sino los más
hábiles.

Un día mientras observaba una estrella de mar notaba células errantes del cuerpo de estas; esas
células comen alimentos, devoran las partículas del carmín, pero también deben de comerse a los
microbios.

“Esas células errantes son la protección de la estrella de mar contra los microbios. Nuestras células
errantes, los glóbulos blancos, deben ser los que nos protegen contra los microbios invasores, son
seguramente la causa de nuestra inmunidad contra las enfermedades, son las que impiden que
contraigamos enfermedades.”

- De ser cierta mi teoría, una estrella introducida en una estrella de mar pronto se verá rodeada de
células errantes, y entonces recordé que, cuando las personas se pinchan los dedos pronto quedan
rodeados de pus, formando principalmente por los glóbulos blancos, las células errantes de la sangre.

“Arrancó algunas espinas de un rosal y las clavó en el cuerpo de una de aquellas larvas
transparentares de estrella de mar. Al amanecer las espinas del rosal estaban rodeadas por mazas de
células errantes.”

Necesitaba un nombre científico para aquellas células, por lo cual las denominó “fagocitos”, que en
griego significa célula que come.

Metchnikoff pudo observar como las células errantes de la pulga de agua, sus fagocitos, se abalanzan
sobre las peligrosas agujas, rodeándolas, comiéndolas, haciéndolas desaparecer. Cuando los
fagocitos no daban batalla a las esporas, cosa que sucedió con la suficiente frecuencia para que la
teoría de este fuera perfecta.

En 1891, Mechnikoff vacunó a unos cuantos conejillos de Indias con bacilos parecidos a los del
cólera y una semana después inyectó el vientre de los animales vacunados una nueva dosis de los
nuevos bacilos, vivos y virulentos.

“En las horas que prosiguieron, cada diez minutos introducía unos finos tubos de cristal en el vientre
de los animales y extraía unas cuantas gotas de líquido, que colocaba bajo la lente, para ver si los
fagocitos de los animales inmunes se comían a los bacilos.”

Para demostrar que los microbios siguen vivos después de ser comidos por los fagocitos.

“Mato a los conejillos de Indias y con toros tubos de cristal extrajo parte del sedimento gris de
células errantes que se había acumulado en el viertre de los animales.”

Los fagocitos murieron al instante, pues son delicados y al abrirse dejaron escapar a los “bacilos
vivos”.

Metchnikoff tenía miedo a la muerte, por lo cual decidió estudia r el endurecimiento de las arterias
por medio de la sífilis, y junto con Roux se aventuró a estudiar esta enfermedad.

Intento inocular esta plaga a los monos con sangre de hombres infectados de sífilis, los animales
contraían esta enfermedad
“Inoculó a un mono sifilítico en la oreja, y 24 horas después le cercenó la oreja entera, y aquel mono
no presentó ningún síntoma de la enfermedad en parte alguna de su cuerpo.”

Esto quiere decir que el germen permanece horas enteras en el lugar donde penetra en el cuerpo.

“Eligió dos monos, los inoculó con virus sifilítico, recién extraído de un hombre, y una hora más
tarde frotó con un ungüento gris las escalificaciones echas a uno de los monos, pudiendo comprobar
que en el mono no tratado aparecieron todos los horribles síntomas de la enfermedad, mientras que
no llegaron a aparecer en el mono con el ungüento.”

Mechnikoff murió a los 71 años.

CAPÍTULO VIII

TEOBALDO SMITH.

Las garrapatas y la fiebre de Texas.

Hacia 1890 hizo su aparición Teobaldo Smith, que dio la explicación de por qué el ganado vacuno
del norte, cuando es trasladado al sur enferma y muere de fiebre de Texas, y de por que el ganado
vacuno, aun estando sano, acarrea al ir al norte una muerte misteriosa para sus congéneres de esta
región.

Precisamente en aquellos días una enfermedad extraña, la fiebre de Texas, traía seriamente
alarmados a los ganaderos; los del sur compraban ganado del norte, que era soltado de los vagones a
pastar en campos junto con las vacas del sur perfectamente sanas. Durante un mes se desencadenaba
una epidemia entre las vacas del norte; dejaban de comer, perdían peso, la orina tomaba un extraño
color rojo y en poco tiempo yacían muertas. Lo mismo sucedía al enviar al norte los novillos y
terneras del sur. Decían que la fiebre de Texas era producida por un insecto que vivía sobre las
vacas, chupándoles la sangre, insecto que denominaban garrapata.

Como material de investigación poseía de los brazos e hígados de cuatro vacas muertas.

“Enfocó el microscopio sobre los diversos trozos del primer ejemplar de bazo y descubrió muchos
microbios; pero al olfatear aquel bazo descubrió que estaba echado a perder.”

Envió telegramas a los ganaderos recomendándoles extrajeran las entrañas a los animales
inmediatamente después de morir y que fueran trasladadas al laboratorio acondicionadas con hielo.
Así lo hicieron, y en el primer bazo que examinó no encontró ningún microbio pero, en cambio, los
eritrocitos estaban desechos.

Kilborne le habló acerca de la teoría de los ganaderos:

“Donde no hay garrapatas no hay fiebre de Texas”.

El 27 de junio de 1889 llegaron para trabajar 7 vacas flacas perfectamente sanas, procedentes de los
ranchos de Carolina del Norte, estaban plagadas de garrapatas de todos tamaños.

“Metieron cuatro de esas vacas del sur plagadas de garrapatas en el cercado número 1 junto con seis
vacas del norte, pensando que las garrapatas invadirán el ganado del norte, pues no han estado
puestos en contacto con la fiebre de Texas, pero tienen cierta predisposición para la enfermedad.”

Realizó la primera prueba: quitar con sus propias manos todas las garrapatas de que traían las otras
tres vacas del sur, las tres vacas de la Carolina del Norte las encerraron en el cercado número 2.

Auxiliado por Cooper Curtice, que era un entomólogo, descubrió ciertas características de la
garrapata:
“Las jóvenes, dotadas de seis patas, trepaban por las patas de las vacas, se adhieren a la piel,
empiezan a chupar sangre, mudaban a la epidermis, adquirían dos patas más y volvían a cambiar de
piel; las hembras adultas, provistas de ocho patas, se casaban sobre los lomos de las vacas, cada una
con un macho de tamaño menor. Su ciclo de vida duraba 20 días.”

Llego agosto y empezó a tener garrapatas la primera vaca norteña, y poco depuse arqueaba el lomo y
se negaba a comer; aparecieron garrapatas en los demás animales y mostraron síntomas. En el
cercado número 2, no había garrapatas, permanecían completamente sanas.

Smith reflexionaba sobre el notorio cambio de la sangre: el microbio desconocido de la fiebre de


Texas ataca a la sangre; parece que algo se introduce en los glóbulos rojos, haciéndolas reventar.

“Examinó el preparado la sangre de la primera vaca fallecida, examinado unos curiosos espacios
piriformes, observó que los agujeros se convertían en seres vivientes piriformes que, asimismo,
encontré en la sangre de todas las vacas enfermas.

Pero se necesitaba saber de que forma se transmitía la enfermedad de Texas.

“Si tomaba garrapatas jóvenes y sanas, incubadas en el laboratorio, garrapatas que nunca han vivido
sobre el ganado, los pongo en una vaca norteña y dejo que se atraquen hasta saciarse.

Eligió una ternera gorda, la puso en un pesebre y día tras día hacia pequeñas incisiones en la piel de
la novilla para extraer unas gotas de sangre. Un día notó que estaba muy caliente y la sangre no fluía
y estaba oscura; examinó al microscopio y vio que los glóbulos rojos estaban picoteados y
destruidos.”

La conclusión de Smith fue que la enfermedad era transmitida por la garrapata joven.

Exterminado este insecto, bañando el ganado en soluciones antisépticas apara matar las garrapatas y
manteniéndolo en campos limpios de bichos, desaparecerá la fiebre de Texas.

Descubrió hechos curiosos relacionado con la inmunidad; vieron terneras norteñas con ataques
benignos de fiebre de Texas, y al siguiente año pastaban en campos que resultaban mortales para las
vacas del norte no inmunizadas. De este modo se explicaron el por que del ganso del sur no es
victima de la enfermedad de Texas

CAPÍTULO IX

BRUCE.

La pista de la mosca Tse-Tsé.

David Bruce tenía interés en estudiar los virus misteriosos que estaban en África, donde además
había centenares de moscas garrapatas y mosquitos.

A partir de 1894, Bruce y su esposa se encontraban en Natal para estudiar aquellos virus,
específicamente todo aquello relacionado con la nagana (que significa espíritu deprimido), esta
enfermedad se caracterizaba por infiltrarse en los mejores caballos, enfermarlos, mostrando
destrucción de la grasa y sustituyéndola por bolsas acuosas en el vientre y causándoles una
abundante secreción nasal; los ojos se cubrían de una película lechosa y quedaban ciegos.

“Afeitaba las orejas y les pinchaba con un escalpelo para hacer brotar una gota de sangre. En la
sangre de uno de los caballos enfermos observó entre los glóbulos rojos, ligeramente amarillentos,
un animal de cuerpo aplastado, roma una de las extremidades y provista de un delgado flagelo; el
cuerpo flexible presentaba de trecho en trecho unos como nudos y estaba dotado de una membrana
transparente y ondulante. Cada uno de ellos se precipitaba de un glóbulo rojo a otro, atacándolo.
Tratando de meterse dentro y empujándolo, hasta que de pronto salía disparado en línea recta a
esconderse debajo de la masa de células sanguíneas que formaba el borde del espacio libre.”
-Son tripanosomas.

Encontró los tripanosomas en la sangre, en la secreción de los párpados hinchados y en la extraña


gelatina amarillenta que reemplazaba la grasa debajo de la piel.

Existían diversas creencias acercas de la transmisión de la nagana:

Las moscas tse-tsé son la causa de la nagana. Las moscas pican a los animales domésticos y les
inyectan alguna especie de veneno.

La nagana procede de la caza mayor. Los excrementos de los búfalos, quagas y antílopes contaminan
la hierba y los abrevaderos, siendo la causa de que la nagana ataque a los caballos y el ganado
vacuno.

“Eligió unos cuantos caballos sanos, a los que hizo bajar al bosque, ató a la boca unos sacos de lona
para impedir que comieran o bebieran, y los hizo bajar de la colina a aquellos bosques; mientras
vigilaba que no se quitasen los sacos, enjambres de moscas caían sobre los caballos. Pasaron unos
quince días y uno de los caballos empezó a presentar mal aspecto y a tener la cabeza colgante, en la
sangre de aquel caballo apareció el animalillo que atacaba a los caballos. Y lo mismo sucedió con
todos los caballos.”

Pero, aunque los caballos no hayan comido ni bebido, pueden haber aspirado aire lleno de
tripanosomas. Hay una manera de comprobarlo: En lugar de hacer bajar los caballos hizo subir las
moscas. Dando como resultado que todos esos caballos murieron de nagana.

Pero aun quedaba una duda que resolver, cuanto tiempo puede llevar tripanosomas en la trompa de
una mosca tse-tsé .

“Pusieron jaulas con moscas sobre perros enfermos, y con intervalos de horas y de días las hicieron
picar después a otros perros sanos; esterilizó hebras de seda, que empapaba de sangre plagada de
tripanosomas y que cosía después, para saber cuanto tiempo conservaba aquella sangre sus
mortíferas cualidades.”

Pero era necesario saber donde cogen las moscas los tripanosomas. Estos deben de estar en la caza
mayor:

“Penetró resuelto en los bosques para matar cebras de Burchell y antílopes de diversas especies.
Abrió en el canal los animales muertos, y con jeringuillas extrajo sangre de los corazones aun
calientes, apresurándose al examen microscópico pero no encontró tripanosomas. Para comprobar si
existían inyectó a perros sanos grandes cantidades de sangre procedente de 10 animales diferentes
descubriendo de este modo que los microbios de la nagana pueden estar latentes en la caza mayor,
esperando ser transmitidos por la moscas tse-tsé a animales domésticos.”

Tiempo después en África Ecuatorial se hizo presente una muerte que no producía dolores y
provocaba una fiebre de la cual pasaba a un estado de coma, la llamaban enfermedad del sueño.

Castellani pensó en un principio que el causante era un estreptococo parecido al microbio que
origina las anginas, pero un día encontró un tripanosoma.

“Había extraído líquido cefalorraquídeo a un enfermo negro con el fin de buscar estreptococos, puso
el líquido en el fondo para que se acumulasen todos los microbios. Al examinar al microcopio una
gota del sedimento gris encontró un tripanosoma.”

Bruce llego al sitio de la enfermedad y hablo con Castellani acerca de los tripanosomas y los
estreptococos; fueron al laboratorio y montaron microscopios para examinar la sangre de negros de
enfermos a los que pincharon en la medula, donde descubrieron un sinnúmero de tripanosomas.
Sin embargo, era muy extraño que solo se encontrara solamente faja de terreno muy estrecha, solo
donde había agua. Esto significaba que algún insecto chupador de sangre era el portador de la
enfermedad.

“Llevaron a cabo experimentos en los que hacía que las moscas tse-tsé se alimentaran de enfermos
moribundos, interrumpían el banquete, encerraban a los mosquitos, los llevaba a que picasen a los
monos. Mando capturar mosquitos y dio instrucciones de que se rotulasen con el nombre del sitio
donde fueron encontrados.

Los monos picados por moscas caían dormidos y morían; otros monos que no habían sido picados
por las coscas, pero si encerrados y comiendo en las mismas vasijas que los enfermos no presentaban
el menor síntoma del padecimiento.”

Bruce llegó a la conclusión de que las moscas tse-tsé vivían en las orillas del lago, y que se
extinguirían cuando no tuvieran sangre infectada que chupar. Los habitantes de las regiones aledañas
a los ríos africanos desocuparon sus hogares, donde la enfermedad desapareció.

Un par de años después de los experimentos de Bruce, cuando los habitantes de las tribus de Ka
birondo que vivían en la orilla oriente del lago, donde nunca antes existió la enfermedad del sueño
empezaron a caer víctimas de esta enfermedad.

La teoría de Bruce acerca de esto era que las moscas tse-tsé deberían de infectarse de tripanosomas
en alguna otra fuente que no era el hombre; tal vez esta fuente era la sangre de ciertas bestias; un día
encontró tripanosomas en la sangre de una vaca.

“Se ocupó que todo el ganado fuese picado por moscas, por lo cual concluyó que había que limpiar
la zonas de animales tanto como de hombres donde hay moscas para que estas se vuelvan
inofensivas.”

CAPÍTULO X.

ROSS CONTRA GRASSI.

El paludismo.

A mediados de 1899, dos científicos habían demostrado que solamente una especie de mosquito
causaba el paludismo: Ronald Ross y Battista Grassi.

En 1888, Ross aumento su interés por el mosquito del paludismo, era un medico del servicio indio.

“Se dedicó a examinar al microcopio la sangre de nativos atacados por el paludismo. El microbio de
esta enfermedad había sido descubierto en 1880 por Laveran; pero Ross intentó descubrir el parásito
con métodos propios. Consiguió sacar sangre de hindúes palúdicos pero no encontró nada.”

Conoció a Patrick Mason quien tenía una obsesión por los mosquitos convencido de su
trascendencia, al mismo tiempo que creía que estos solo una vez en la vida podían chupar sangre; lo
mas importante es que mostró a Ross los parásitos del paludismo y le explicó su teoría de que estos
transmitían el paludismo.

“Los mosquitos chupan la sangre a los palúdicos; la sangre contiene los parásitos, penetran en el
estómago de los mosquitos y emiten flagelos, los flagelos se desprenden y penetran en el cuerpo de
los mosquitos convirtiéndolos en una forma resistente parecida a las esporas del carbunco. Los
mosquitos mueren, caen al agua y los personas beben el caldo de los mosquitos muertos.”

El 28 de mayo de 1895 se embarcó para la India con la firme idea de que los mosquitos transmitían
el paludismo.
“Cazó mosquitos de cualquier clase y los dejó en libertad bajo los mosquiteros que cubrían las camas
donde yacían unos hindúes medio desnudos enfermos del paludismo. Se le ocurrió verter agua sobre
los mosquiteros empapándolos al mismo tiempo que los enfermos, para que los insectos se
alimentaran de la sangre de los enfermos. Capturó estos mosquitos y los metió cuidadosamente en
frascos, día tras día los fue sacando y examinó los estómagos para ver si tenían parásitos, pero no
crecían. Un día al observar la microscopio un flagelo que destrozaba a un fagocito.

Desnudó a un palúdico y lo metió debajo de un mosquitero, porque había encontrado una nueva
especie de mosquito, al que denominó mosquito pardo, los soltó debajo del mosquitero para que
chupasen la sangre del enfermo y examinó los estómagos de los insectos; abrió uno de los últimos y
encontró células irregulares formando una cosa redonda.

Esos círculos deberían ser el parásito del paludismo en vías de reproducción.”

“Se dedicó a buscar mosquitos en las alcantarillas, los desagües y las cisternas de Calcuta . Se le
ocurrió que los pájaros padecían de paludismo, por lo tanto ese parásito de los pájaros debería de ser
casi idéntico al de los hombres, por lo cual podía ensayar con los pájaros, por lo cual capturó gran
cantidad de ellos.”

“Trajo tres gorriones, uno sin microbios del paludismo en la sangre, otro con unos pocos y un tercero
infestado de estos, los coloco en jaula aparte y cogió una cría de mosquitos completamente libres de
parásitos del paludismo: ninguno de los mosquitos soltados en la jaula del primer gorrión presento
círculos moteados en la sangre del estomago, el del segundo unos pocos y los del tercero tenían el
estomago infestado de estos.”

Grassi comenzó sus investigaciones, no sabia a donde iban los microbios del paludismo cuando
salen de los círculos de reproducción en el estomago de los mosquitos, simplemente a las glándulas
salivales.

“Observando al microscopio una verruga en la pared del estomago de un mosquito hembra, 7 días
después de haber chupado sangre a un pájaro palúdico, esta se abría y daba salida a un regimiento de
curiosas hebras fusiformes que desparramaban por todo el cuerpo del mosquito.

Examinaba los barreños y los cacharros viejos que había en los patios, debajo de las mesas y de las
camas y encontró una nueva especie de mosquito muy característica y definida.”

Llamado también zanzarone, el Anopheles claviger mostraba personas con caras hinchadas, color
rojo subido, gente con los dientes castañeantes y había especial contagio al anochecer.

“Ensayo con los nuevos mosquitos sobre un hombre de apellido Sola durante noches seguidas, pero
este era un hombre resistente y no mostró el menor síntoma, días mas tarde este hombre enfermó
gravemente mostrando los síntomas de la enfermedad.”

Ahora tenían la certeza de que los mosquitos esparcían la enfermedad del paludismo a sitios
ectópicos y a personas que jamás tuvieron contacto con la enfermedad.

“Incubó zanzarones y todas las tardes durante cuatro meses el en conjunto con 6 o 7 amigos
permanecían sentados junto a los mosquitos para que los picasen ; pero a pesar que esos mosquitos
eran hijos de hembras de las regiones mas atestadas de paludismo, ni el ni ninguno de sus
acompañantes enfermaron.”

Llegó a la conclusión que no eran los hijos de los mosquitos, sino los mosquitos que han picado a un
palúdico los que transmitían la enfermedad. Indicó a los habitantes de aquellas regiones que no
saliesen durante las noches templadas sin llevar guantes gruesos y velos de algodón, pues en verano
los mosquitos se levantaban al atardecer para alimentarse.

CAPÍTULO XI
WALTER REED.

¡En interés por la ciencia y la humanidad!

La extinción de la fiebre amarilla fue una gran lucha, lo cierto es que todo el mundo sabía la manera
de combatir la enfermedad, pero todos tenían una opinión diferente acerca del modo de defenderse
de ella: fumigar las sedas, telas y objetos de propiedad de las gentes antes que abandonen la ciudad
infestada de fiebre amarilla o quemar estos objetos, para que el virus no se extienda. Tal era el
conocimiento hacia 1900, mientras que Carlos Finlay, de la Habana tenia la teoría de que los
causantes eran los mosquitos.

San Cristóbal de la Habana era el sitio donde la fiebre había cobrado más victimas, por lo que el
comandante Walter Reed fue designado a la investigación de cómo combatir la fiebre amarilla.
Arribó a Quemados y se encontró con un número excesivo de soldados norteamericanos muertos, la
comisión investigadora que iba con Reed eran James Carroll, Jesse Leazer y Arístides Agramonte.

Al principio de la investigación Reed y colaboradores no encontraron ningún bacilo ni muertos ni


enfermos, pero escuchó sobre Finlay y su teoría de los mosquitos, lo visitó y este le entregó dos
huevecillos en forma de cigarros que según el tenían a los causantes.

“Lazear los colocó en un lugar templado y se convirtieron en larvas, dieron a lugar a mosquitos de
alas plateadas. Observo al mismo tiempo que las enfermeras, en contacto permanece con los
enfermos no contraían la fiebre amarilla, por lo cual dedujo que el causante no era un bacilo.

En una casa con un enfermo durante 2 o 3 semanas no ocurría nada, la persona moría o se mejoraba;
pero transcurridas 2 semanas mas personas en aquella casa se enfermaban.”

Esas 2 semanas parecían ser el plazo por el cual el virus necesita desarrollarse en un insecto. Era
necesario hacer experimentos encaminados a demostrar que la fiebre amarilla es transmitida por los
mosquitos, pero era necesario experimentar en seres humanos, por lo cual requirió que los miembros
de su comisión se ofrecieran como voluntarios.

“Lazear se paseo entre los muertos de fiebre amarilla, hizo que les picasen los mosquitos y después
reintegró los insectos henchidos de sangre a sus jaulas con agua y terrones de azúcar. Consiguió 7
voluntarios e hizo que les picaran los mosquitos, pero ninguno de ellos contrajo enfermedad.”

“James Carroll hizo que le trajeran el mosquito mas peligroso de la colección, que había picado a 4
enfermos de fiebre amarilla para que le picase, 4 días más tarde enfermó.”

“El 13 de Septiembre un mosquito picó a un enfermo y después picó a Lazear, para morir el 25 de
septiembre.”

Reed instaló un campamento donde se dedico a buscar voluntarios que se dejaran ser picados por los
mosquitos, los hombres que habían de ser picados deberían de permanecer encerrados días y
semanas para evitar todo peligro de contagio casual.

Todo el mundo creía que las ropas de cama, de vestir y los artículos de uso de las víctimas eran
peligrosos.

“Reed hizo venir 2 carpinteros para que construyeran barracas. La barraca numero 1 tenia 4 por 6
metros y dos puertas, una detrás de otra, para que los mosquitos no pudieran penetrar; en el interior
fue instalada una estufa para mantener la temperatura por encima de los 32°C y colocaron barreños
de agua para mantener la atmósfera cargada.

Introdujo a 3 hombres dentro de la barraca y estos con cajas conteniendo ropa de cama manchadas
de vomito negro y deyecciones de muertos por fiebre amarilla, permanecieron ahí 20 noches
seguidas y pasaron a cuarentena a una tienda ventilada, no presentaron síntomas.
Al lado de la barraca numero 1 mando una llamada numero 2 que tenía las ventanas en la fachada
opuesta a la puerta, para que circulase fácilmente el aire; contenía ropas muy limpias con ropas
desinfectadas en estufa de vapor; el interior estaba divido en dos por una tela metálica finísima, que
llegaba hasta el techo y no podía pasar ningún mosquito. Al mediodía del 21 de diciembre de 1900,
un paciente recién bañado y solo con una camisa de dormir, penetro junto con 15 mosquitos
hembras, la mañana de navidad presentó los primeros síntomas.”

Pero aun quedaba la duda de cual era la causa de la fiebre amarilla.

“Logró obtener sangre infectada de fiebre amarilla, que pasó por un filtro de porcelana muy fina e
inyectó el líquido filtrado a 3 personas no inmunes y 2 de ellas contrajeran fiebre amarilla.”

La fiebre amarilla era causada por un microbio muy pequeño.

CAPÍTULO XII.

PABLO EHRLINCH.

La bala mágica.

La idea de Ehrlich era matar los microbios, habría que hacerlo con una bala mágica, por ello logró
transformar una droga en un producto que logró salvar la vida de los hombres.

Empezó tiñendo animales vivos, empezó intentándolo con azul de metileno.

“Inyectó un poco de azul en la vena auricular de un conejo; vio como el color se difundía por la
sangre y el cuerpo del animal, tiñendo misteriosamente las terminaciones nerviosas.”

Tenía que existir una sustancia que no se fije en ninguno de los tejidos del cuerpo humano, pero que
tiña y mate todos los microbios que atacan al hombre.

En 1901 leyó los trabajos de Laveran acerca dl paludismo y los tripanosomas; especialmente había
observado que los tripanosomas del mal de caderas mataban al 100% de los tripanosomas y entonces
les inyectó arsénico, que los alivió un poco y mato algunos tripanosomas, pero seguían muriendo al
100%; el objetivo era encontrar un colorante que salvase a todos los ratones.

“Se procuró una buena dotación de ratones blancos, además de un ayudante japonés, llamado Siga
que se ocupase de cortarles un pedazo de la cola a los ratones y buscar tripanosomas, inyectar sangre
infectada a otros ratones.”

Estaba Ehrlich ensayando el efecto que producían en los ratones los colorantes derivados de la
benzopurpurina y los animales seguían muriendo, era necesario modificarlo introduciendo grupos
sulfúricos.

“Siga inyectó este compuesto modificado a 2 ratones blancos y los tripanosomas desaparecieron de
la sangre, a este colorante lo denominaron rojo tripan. Siguió inyectando rojo tripan mejoraban un
poco, pero a los pocos días caían victimas de este mal.”

Se topó con una droga llamada Atoxil en cuya constitución entraba un anillo de Benzol, 4 átomos de
hidrógeno y oxido arsénico, pero había que modificarlo un poco. Consiguieron modificar el Atoxil,
pero cuando habían conseguido exterminar a los tripanosomas transformaban en agua la sangre de
los ratones o les provocaba una ictericia mortal.

Ehrlich siguió ensayando hasta que dio con el compuesto 606, cuya obtención significaba incendios
y explosiones por los vapores de éter y difícil de conservar, por que a la menor traza de aire lo
transformaba en veneno, era el 606 el p.p-dihidroxiarsenobenceno, que a pesar de todo, era
inofensivo; una sola inyección del 606 hacia desaparecer todos los tripanosomas de un ratón atacado
del mal de caderas.
Fritz Schaudinn descubrió un microbio pálido y con aspecto de sacacorcho y lo denominó Spirocheta
pallida, a la cual relacionó con el reino animal y especialmente con los tripanosomas, argumentando
que estas a veces se transformaban en tripanosomas. Ehrlich pensó que, siendo estas parientes de los
tripanosomas también perecerían ante el 606.

El 31 de agosto de 1909 un conejo macho encerrado tenia en la delicada piel del escroto 2 ulceras
causadas por la roedura de espiroquetas.

Inyectaron en la vena auricular la solución del 606, al siguiente día estaba totalmente curado.

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