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AUNQUE TÚ NO ESTES:

Te fuiste. Así, de repente. Como el que vuelve por sorpresa, pero tú al revés.
Siempre al revés. Estoy intentando ordenar las letras pero esto no es como
Roma que al revés es Amor, esta vez no. Esta vez te fuiste y punto. No hay
otra.

Te juro que te echo de menos, como no he echado de menos nunca, hasta me


da pena no discutir contigo. Porque cualquier cosa contigo, aunque sea la más
fea del mundo, es bonita. Pero es que te has ido, y como yo no me he ido
contigo, no lo sé aceptar. Te has ido y no sé si es para no volver o si vas a
regresar en unas horas, en unos días, o en unos años. No estaba preparado para
que te fueras tan pronto.

No puedo mirar fotos nuestras. Porque me pongo a pensar y recuerdo cuando


las mirábamos juntos y reíamos al recordar ese momento. Bueno, tú no lo
recordabas porque tu memoria no daba para tanto, pero yo te explicaba (a mí
manera) lo que pasaba en ese momento. Pero el problema es que no duermes
aquí, pero sigues viviendo en esta casa. Tú y tu presencia. Se han quedado
marcadas como el último beso de una pareja enamorada, que nunca es el
último. Pues tú igual. Ahí.

Quiero pensar que te fuiste porque tú quisiste, porque tú necesitabas ese


espacio y porque tu corazón te decía que debías irte. Pero sé que no es así. Has
dejado esta casa llena de cosas tuyas que nunca habías querido dejar. Has
dejado juegos, ropa, muñecos y hasta me has dejado a mí. Y tú y yo éramos
uno.

Pero te has ido y ya. Así que, si vuelves, será como si no te hubieras marchado
nunca. Todo va a seguir en su sitio y en mi cara no vas a ver otra cosa que no
sea una sonrisa. Si vuelves, tendrás la cama hecha y estará lista para que te
tumbes y duermas aquí.

Enano, el hogar es donde está el corazón. Y tú aquí tienes más de uno.


Aunque te vayas y vuelvas mil veces.
Porque siempre estarás aquí, aunque tú no estés. Aunque tú no quieras

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