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Crecimiento de Población ~,.-
y

Desarrollo Económico

POR

ANSLEY J. COALE
y

EDGAR M. HOOVER

EDITORIAL LIMUSA.WILEY, S. A.
MEXICO 1965

036342
Título de la obra en inglés:
"PoPULATION GROWTH AND EcoNoMIC DEVELOPMENT
IN Low-INcOME CouNTRIEs"
A Case Study of India's Prospects
© 1958, by Princeton University Press
2• Edición, 1961
3• Edición, 1963

Versión española de:


lNG. CARLOS M. TELLO

Revisión de:
Luis lBARRA

Derechos reservados en lengua española:


@ 1965, EDITORIAL LIMUSA-WILEY, S. A.
Arcos de Belem NQ 75. México, D. F.

PRIMERA EDICIÓN

Impreso en México
·[

CAPITULO 1

INTRODUCCION

LA INFLUENCIA ejercida por los cambios de población en el desarro-


llo económico de las zonas de ingresos bajos, ha vuelto a llamar la
atención recientemente, debido en parte a dos tendencias principales.
La primera de estas tendencias es el aumento de las aspiraciones,
planes y programas dirigidos a lograr una expansión de la produc-
tividad nacional en los países de ingresos medios bajos. La segunda
tendencia, que cada vez se extiende más por todas partes, es la decli-
nación rápida de los índices de mortalidad en zonas donde hasta
hace poco los riesgos de mortalidad eran altos. Estas zonas tienen
altos índices de natalidad; por consiguiente el descenso de los índi-
ces de mortalidad significa que el crecimiento de la población es (o
se está haciendo) muy rápido.
A últimos del año 1954, la Oficina de Investigación de la Po-
blación empezó a estudiar las relaciones existentes entre el creci-
miento de la población y el desarrollo económico. Nuestra investi-
gación se ha concentrado en las perspectivas que ofrecen los cambios
demográficos y económicos de la India, suponiendo que las relacio-
nes entre el desarrollo de la población y el desarrollo económico
pudieran ser aclaradas al considerar el problema tanto desde el punto
de vista de su contextura específica como de sus términos cuantita-
tivos.
La India fue escogida en parte, como zona de estudio porque sus
datos demográficos y económicos son relativamente abundantes, y
en parte porque, desde el punto de vista analítico, las relaciones en-
tre el desarrollo económico y el cambio de población de la India
parecen relativamente claras. La población de la India ya es muy
grande en comparación con sus recursos (que consisten especial-
mente en tierras agrícolas) y son grandes las posibilidades de un
rápido crecimiento adicional en el futuro próximo. Asimismo, de-
bido a su tamaño, la India debe encontrar la solución a sus proble-
mas económico y demográfico más bien dentro de sus propias fron-
teras que por medio del comercio internacional y la migración. A la
luz de las perspectivas que actualmente ofrece el mundo respecto
de la continuación de las restricciones en el comercio internacional
y del deseo casi universal de los países de industrializarse con prefe-

27
28 INTRODUCCIÓN

rencia a especializarse en la producción agrícola, resulta muy dudoso


que un país tan grande como la India pudiera obtener una parte
muy grande del suministro de alimentación para una población no-
tablemente mayor que la actual, exportando productos industriales
e importando alimentos. Tal solución muy bien podría fracasar a
causa de un giro adverso en las cuestiones comerciales, o debido
a imponerse restricciones comerciales a las exportaciones de la India,
o a causa de ambas cosas a la vez. Todo esto significa que el estu-
dio de los efectos demográficos en términos económicos, puede ha-
cerse en relación con los problemas internos en mayor medida en la
India que en la mayoría de los demás países.
La parte más cuantitativa y específica de nuestro estudio es el
cálculo que se ha hecho sobre los posibles límites -superior e infe-
rior- del crecimiento de la población en los próximos 25 o 30 años.
Ello no es la consecuencia de nuestra capacidad para prever con
exactitud el verdadero curso de los cambios de población en la India,
sino más bien es el resultado de las suposiciones que nos hemos he-
cho acerca del problema del cambio de población. El propósito prin-
cipal que perseguimos al analizar los cambios posibles que se pro-
duzcan en la economía de la India consiste en poner al descubierto
las importantes diferencias cualitativas de desarrollo económico que
resultan de la diferencia existente entre un crecimiento de población
muy rápido o de un crecimiento de población menos rápido. Siem-
pre que ha sido posible, se ha calculado la cuantía así como la ten-
dencia de esta diferencia. Al calcular someramente la cuantía de los
efectos económicos causados por las diferencias registradas en el cre-
cimiento de población, nos referimos por entero a los planes y pro-
yectos oficiales concebidos en relación con el desarrollo económico.
Sin embargo, al ocuparnos de las diferencias económicas derivadas
de posibles diversos crecimientos de población, no abrigamos el me-
nor deseo de sugerir o ponderar planes de acción económica, ni de
hacer predicciones económicas exactas. Las proyecciones económicas
que ofrecemos en este libro no se deben interpretar en modo alguno
como una apreciación de los planes de la India o como una predic-
ción hecha sobre el ritmo del futuro crecimiento económico.
Puesto que la mayoría de la población mundial tiene -como la
India- ingresos bajos y es muy fecunda, era natural que viésemos
si nuestro análisis de las perspectivas que ofrece la India se podían
aplicar a otras partes. El deseo de hacer extensivas nuestras conclu-
siones a otras partes adquirió dos formas: una exploración de las
relaciones demográficas-económieas de otras zonas (con frecuencia
nos servimos de México como ejemplo), y la especulación acerca de
las relaciones dentro de treinta años o más.
I::\'TRODUCCIÓN 29
El libro consta de cinco partes principales. La parte primera ofre-
ce un cuadro sinóptico de las relaciones entre el crecimiento de po-
blación y el desarrollo económico. Este cuadro apenas sí es algo
más que una lista de las condiciones variables que hacen que el des-
arrollo económico y la población se influyan mutuamente. La teoría
más notable sobre estas relaciones, desarrollada en base al desenvol-
vimiento económico de Europa Occidental, Norteamérica, Australia
y el Japón, la presentamos resumida. Se estudia en qué medida se
puede aplicar esta teoría a la zona de ingresos bajos del mundo que
ya está avanzando por los caminos del desarrollo económico. La
parte segunda contiene una descripción de la población de la India
en los tiempos recientes, actuales y futuros, señalando su importan-
cia, composición por edades, ritmo de crecimiento, e índices de nata-
lidad y mortalidad. Se indican los límites prohables tanto superior
como inferior, que tendrá el crecimiento de población de la India
en los próximos 25 ó 30 años. La parte tercera trata de los cambios
que probablemente se registrarán en la economía de la India en las
próximas dos o tres décadas, destacando los factores determinantes .
del desarrollo que están relacionados con los cambios de población.
La parte cuarta, informa de qué modo se vería influenciado el des-
arrollo económico por la tendencia que siguiera el crecimiento de
población, ya sea del límite superior o del inferior. Se muestra
de diversos modos los efectos de uno u otro crecimiento en función
del crecimiento de los ingresos per cápita, y también en función del
éxito que se prevé de los esfuerzos particulares encaminados a lograr
el progreso económico tales como el incremento de la educación o de
otros beneficios económicos que no sean el aumento de los ingresos
(por ejemplo, el aumento de las posibilidades para obtener empleo).
La parte final, la cinco, examina las relaciones demográfico-econó-
micas de otras zonas de ingresos bajos y gran fecundidad, que se
diferencian de la India tanto por su importancia como por los nive-
les actuales de mortalidad y crecimiento, el estado del avance eco-
nómico y la estrategia general de su desenvolvimiento. Se ocupa
también de las cuestiones relativas a los cambios demográficos que
se puedan producir a la larga, es decir, pasados 30 años.
PARTE PRIMERA

RELACIONES ENTRE LA POBLACION


Y EL DESARROLLO ECONOMICO
CAPITULO 11

LOS EFECTOS CAUSADOS POR EL DESARROLLO


ECONOMICO EN EL CRECIMIENTO
DE LA POBLACION

AL ESTUDIAR las relaciones de dos grupos complejos de cambios, es


lógico que empecemos examinando la influencia de un grupo sobre
el otro, y que analicemos luego las influencias que operan en direc-
ción contraria. El estudio inicial que hagamos de los cambios demo-
gráficos y económicos seguirá este procedimiento, el cual comenzará
en este capítulo describiendo cómo el desarrollo económico puede
influir en el crecimiento de la población. Esta influencia debe de-
jarse sentir mediante uno o más de los tres factores determinantes
del crecimiento de población, o sea nacimientos, defunciones y mi-
gración. No trataremos de la migración como causa importante del
crecimiento económico, porque las barreras que en general se han
levantado para impedir que se hagan migraciones en gran escala,
hacen que este factor sea hoy un elemento de importancia dudosa
para el crecimiento futuro de las zonas de ingresos bajos. Concre-
tándonos a la India, la migración internacional no parece que va a
ser de efectos importantes para el crecimiento futuro de población
en la India.
La teoría económica tradicional sobre el crecimiento de pobla-
ción (teoría principalmente referida a Malthus) sostenía que todo
aumento de ingresos (especialmente entre las clases más pobres)
tiende a incrementar el índice de natalidad y (con más certeza y
fuerza) a disminuir el índice de mortalidad.
Pero el curso de los acontecimientos Clcurridos desde los tiempos
de Malthus ha dado poco a poco nacimiento a una teoría que esta-
blece una secuencia más complicada de los índices de natalidad y
de mortalidad en su relación con el desarrollo económico. Algunas
veces se le denomina teoría de la "transición demográfica". De
acuerdo con esta teoría, la economía campesina agraria ( caracteri-
zada por un alto porcentaje de los que a sí mismos se bastan dentro
de cada comunidad y aún dentro de cada familia; por los cambios de
técnica relativamente lentos, y por el papel relativamente insignifi-
cante desempeñado por los intercambios mercantiles) suele tener
un promedio alto en su índice de mortalidad. Más aún, estos índices

33
3
34 RELACIONES ENTRE LA POBLACIÓN Y EL DESARROLLO

de mortalidad generalmente fluctúan como consecuencia de varia-


ciones registradas en las cosechas, en las circunstancias variables que
se dan en las epidemias, etc. En tales economías, los índices de
natalidad permanecen casi estables a un alto nivel. Los índices
de mortalidad son altos como consecuencia de la desnutrición, de
un estado sanitario primitivo y de la falta de medios médicos pre-
ventivos y curativos. Los niveles altos de natalidad son consecuen-
cia de las creencias comunes y de las costumbres, las cuales neces3-
riamente han de mantenerse a gran altura si ha de continuar exis-
tiendo una comunidad que tiene un alto índice de mortalidad. Estas
creencias y costumbres adquieren mayor fuerza con las ventajas
económicas que puede reportar a una familia campesina un gran
número de nacimientos. La tarea del cuidado de los niños incumbe
realizarla principalmente a las mujeres en las comunidades campe-
sinas, ocupando las mujeres una posición subordinada en las mis-
mas. El costo de la educación de los niños, es mínimo debido a la
escasa enseñanza que reciben. Los niños contribuyen desde temprana
edad a la producción agraria y son una garantía de seguridad para
sus padres cuando sean viejos. Los altos índices de mortalidad exis-
tentes, sobre todo en la infancia, indican que esa seguridad sólo se
puede obtener cuando son muchos los niños que nacen.
En otras palabras, una sociedad agraria de ingresos bajos, antes
de experimentar un desarrollo económico, tiene un índice de mor-
talidad y de natalidad que se acerca mucho a las condiciones deter-
minadas por Malthus. El parecido se refiere por lo menos a lo ex-
presado en la primera edición de su famoso ensayo y señalado como
tendencia universal: alto índice de natalidad y alto índice de mor-
talidad. El crecimiento de la población suele ser lento.
El desarrollo económico, de acuerdo con la teoría de la transición
demográfica, tiene por efecto el reducir los índices de mortalidad.
El desarrollo económico implica el paso de una economía campesina
predominantemente agraria a una economía con una mayor división
del trabajo, el uso de herramientas y equipos más complicados, una
mayor urbanización, una mayor tendencia a vender productos en el
mercado, y cambios técnicos más rápidos y generalizados. También
implica mejoras en medios de transporte, en las comunicaciones y
en la productividad, las cuales hasta ahora han tenido por resultado
(especialmente en Europa, en Estados Unidos, Canadá, Australia y
Nueva Zelandia, y más tarde en Japón) reducir de manera sorpren-
dente los índices de mortalidad. La reducción de los índices de mor-
talidad se puede atribuir en parte a una mayor regularidad en los
suministros de alimentos, al establecimiento de un orden mayor y de
leyes mejores, y a otras consecuencias bastante directas del cambio
LOS EFECTOS CAUSADOS 35

económico registrado. Otros factores que influyen en la disminu-


ción de las defunciones son: mejoras introducidas en la salubridad,
el empleo de vacunas y de otros medios medicinales preventivos y
los grandes y rápidos progresos hechos en el tratamiento de enfer-
medades. Mas estos factores se deben considerar como resultados un
tanto indirectos del cambio económico operado. Los adelantos de la
ciencia médica pueden producirse con mayor facilidad en una socie-
dad más apegada al mundo, menos tradicionalista y que tenga re-
cursos disponibles para sostener la investigación médica. Los medios
para construir y la voluntad para aceptar suministros de agua hechos
por conductos sanitarios, sistemas de drenaje, y otras cosas parecidas,
es más probable que existan en una sociedad industrializada que en
una agraria. Por razones parecidas, sólo en economías avanzadas,
caracterizadas por un alto grado de división del trabajo y por altos
niveles de productividad, existen los medios para construir grandes
hospitales, para educar y preparar a un gran número de médicos, y
para otras cosas semejantes. Resulta a menudo difícil determinar en
un periodo histórico dado, si las condiciones económicas en general
o los progresos de la ciencia médica, tuvieron los mayores efectos. Ya
antes del año 1800 se hicieron en Europa importantes descubri-
mientos médicos (incluyendo la vacuna para las viruelas con suero
de vaca) que tuvieron que contribuir un tanto a disminuir la mor-
talidad. Sin embargo, la Sección de Población de las Naciones Uni-
das cree que la reducción de los índices de mortalidad en la parte
culta de Europa en el siglo dieciocho y comienzos del siglo dieci-
nueve, se debió principalmente a los efectos más o menos directos
del mejoramiento económico, mientras que en la última parte del
siglo diecinueve, y sobre todo en el siglo veinte, los factores que más
directamente influyeron fueron los adelantos de la ciencia médica
e incremento de los métodos 1 efectivos empleados para salubridad
pública. Esta conclusión casi no es más que simple conjetura.
Según la teoría de transición demográfica, los altos índices de na-
talidad, así como los índices de mortalidad, característicos de las so-
ciedades agrarias de ingresos bajos, reciben la influencia del des-
arrollo económico. La estructura cambiante de la producción, en la
que la familia desempeña un papel cada vez menos importante como
una unidad de producción y son mayores los sistemas impersonales
para la distribución de empleos y más grandes las posibilidades de
la mujer para actuar económicamente fuera del hogar, tiende a au-
mentar las ventajas económicas de las familias pequeñas y a dismi-
1 Naciones Unidas, Departamento de Asuntos Sociales, Sección de Población,

The Determinants and Consequences of Population Trends, estudio número 17


sobre la población, Nueva York, Naciones Unidas, 1953, páginas 56-61.
36 RELACIONES ENTRE LA POBLACIÓN Y EL DESARROLLO

nuir las ventajas económicas de las familias grandes. Una de las


características del desarrollo económico es el incremento de la urba-
nización, y los niños generalmente suelen ser una carga mayor y un
factor positivo menor en los lugares urbanos que en los rurales. Todo
el proceso del cambio económico, debilita además las costumbres y
las creencias tradicionales. En la mayoría de los países que han
hecho la transición económica de la economía agraria a una econo-
mía industrializada, de orientación mercantil, la costumbre de fun-
dar familias pequeñas empezó en los grupos urbanos de máxima
elevación en la escala socioeconómica, para extenderse luego a las
ciudades pequeñas, a los grupos de ingresos más bajos y hasta en
ocasiones a las zonas rurales. 2
Así como la disminución prematura del índice de mortalidad en
la zona culta de Europa precedió a la creación de las innovaciones
médicas modernas, la disminución prematura de la natalidad prece-
dió al desarrollo de las técnicas modernas para el control de la nata-
lidad. En ciertas zonas, una notable disminución de la natalidad
se ha debido sólo a técnicas anticonceptivas conocidas desde hace si-
glos por muchas comunidades. Sin embargo, tanto por su extensión
como por su efectividad la reducción de la familia en los países in-
dustrializados se ha debido sin duda, en parte, a la creación y fabri-
cación de medios anticonceptivos eficientes.
Aun cuando los acontecimientos señalados por esta teoría se pue-
den seguir en todos los países cuya economía evolucionó desde una
economía agraria hasta una economía especializada y dominada por
los mercados, la tal teoría no es lo suficientemente cuantitativa y
específica como para poder decir en qué medida y con qué rapidez
disminuyen en general los índices vitales. Pero contiene una genera-
lización bastante significativa, y es que la disminución en los índi-
ces de natalidad se suele producir con cierto retraso en comparación
con la disminución de los índices de mortalidad. La respuesta más
lenta de los índices de natalidad a los cambios económicos se atri-
buye al hecho de que la disminución de la natalidad depende más de
los cambios de costumbres establecidas por mucho tiempo y de las
instituciones. Hay también en casi todos los países una opinión favo-
rable a reducir los sufrimientos, las enfermedades y la muerte, pero
dicha opinión no favorece el deseo de que las familias sean pequeñas,
ni aprueba el empleo de los procedimientos sexuales que se requie-
ren para reducir al índice de natalidad. La consecuencia histórica
del retraso experimentado entre la disminución del índice de morta-

2 Léase el trabajo de F. W. Notestein, "Economic Problems of Population


Change'', en Proceedings of the Eighth lnternational Conference of Agricultura!
Economists, Londres, imprenta de la Universidad de Oxford, 1953.
LOS EFECTOS CAUSADOS 37

lidad y la disminución del índice de natalidad, ha sido que los países


afectados por la misma han experimentado un crecimiento impor-
tante y rápido de su población en relación con lo que hasta entonces
constituía norma. Por consiguiente, en el período comprendido entre
1750 y 1950 la "zona de colonización europea" aumentó seis veces
su población. 8 La población más que duplicó en el siglo transcurrido
desde 1750 hasta 1850, casi triplicó en el intervalo transcurrido
de 1850 a 1950.
Haciendo el bosquejo más sencillo de acuerdo con la teoría de la
transición demográfica, la secuencia de estos acontecimientos se pue-
de resumir de la manera siguiente. La economía agraria de ingresos
bajos se caracteriza por los altos índices de natalidad y mortalidad,
permaneciendo los índices de natalidad relativamente estables, y
fluctuando los índices de mortalidad en respuesta a diversos estados
de fortunas. Entonces, a medida que va convirtiéndose la economía
en una economía más especializada y dominada por los mercados,
declina el promedio del índice det}titalidad. La declinación continúa
bajo el impacto de una mejor organización y del mejoramiento de
los conocimientos y cuidados médicos. Algo más tarde, empieza a
descender el índice de natalidad. Los dos índices siguen caminos des-
cendentes más o menos paralelos, yendo algo retrasado el índice de
natalidad con relación al otro. Finalmente, como se hace imposible
realizar más reducciones en el índice de mortalidad, el índice de na-
talidad se acerca de nuevo al de mortalidad y se restablece un índice
de crecimiento más gradual, con riesgos de mortalidad bajos y con
familias pequeñas, que es su característica esencial. Los índices de
mortalidad se mantienen ahora relativamente estables de año en año,
y los índices de natalidad --que ahora responden más bien a deci-
siones voluntarias que a costumbres profundamente arraigadas-
pueden fluctuar de año en año. Esta corta descripción se ajusta a
la experiencia vivida por la mayoría de los países cuyas economías
han pasado la fase de reorganización que nosotros hemos venido lla-
mando desarrollo económico. La parte de la descripción que es cier-
tamente menos aplicable, es lo que caracteriza a la etapa final como
regreso sólo a un estado de crecimiento gradual. Las poblaciones del
Canadá, de los Estados Unidos, de Australia y de Nueva Zelandia,
están creciendo a un ritmo que les permitirá duplicarse dos veces por
siglo aproximadamente, índice de crecimiento que es muy superior
al promedio registrado en la zona habitada por los europeos norteños
y occidentales durante el mismo periodo de transición demográfica.
Falta ver cuanto tiempo durará este crecimiento un tanto rápido en
Norteamérica y en Oceanía.
a Naciones Unidas, Secci6n de la Poblaci6n en la obra citada, p. 11.
38 RELACIONES ENTRE LA POBLACIÓN Y EL DESARROLLO

La teoría de la transición demográfica ha sido resumida aquí


porque es la teoría que parece ser la mejor de que se dispone para
describir el curso que se espera seguirán los acontecimientos en las
zonas de ingresos bajos del mundo actual si sus economías llegan a
desarrollarse. ¿No debemos esperar que el desarrollo económico en
las zonas de ingresos bajos contemporáneas producirá una declinación
de los índices de natalidad, y que en el ínterin se producirá una ace-
leración del crecimiento de la población? Una investigación superfi-
cial de la situación demográfica y de las perspectivas aparentes que
ofrecen los países de ingresos bajos en todo el mundo, nos hace dudar
de la aplicabilidad de la teoría de la transición demográfica en cuanto
a tenerla por exacta en relación con el curso que probablemente
seguirán los acontecimientos en dichas zonas. La razón principal
para dudar de la aplicabilidad precisa de la teoría, en lo referente
a los índices de mortalidad es que parece factible reducir hoy en día
de una manera notable los índices de mortalidad sin hacer una reor-
ganización importante de la economía campesina. Muchas zonas de
ingresos bajos en nuestros días -como por ejemplo, Ceylán, Malaya,
algunas islas del Caribe y una parte importante de la América La-
tina-, sin haber abandonado su estructura agraria de otros tiempos,
han podido deducir de tal modo sus índices de mortalidad permane-
ciendo fundamentalmente iguales sus índices de natalidad que sus
índices de crecimiento natural exceden a todos los registrados en el
curso de su transición demográfica en las zonas habitadas por los
europeos norteños y occidentales y sus descendientes.
En otras palabras, un mejoramiento importante en lo económico
puede ser condición suficiente para que disminuya la mortal.idad,
pero no es hoy una condición necesaria. El ritmo de mejoramiento
reciente de los índices de mortalidad puede verse por el hecho de que
en veintiún países cuyo índice de mortalidad neto, era de más de 17
en el período transcurrido de 1935 a 1944, el promedio de descenso
anual registrado desde poco antes de la Segunda Guerra Mundial
hasta aproximadamente el año 1950, fue de casi siete décimos de
punto. (En otras palabras, el índice de mortalidad estaba disminu-
yendo a una velocidad que reducía el índice neto de mortalidad en
un siete por mil cada diez años) .4 Este ritmo de mejoramiento sobre-
pasa a cualquiera de los registrados en las zonas habitadas por los
europeos septentrionales y occidentales. En muchos casos no hay in-
dicios de haberse producido cambios económicos importantes. Los fac-
4 Estos veintiún paises fueron Taiwan, la Federación Malaya, Malta y Gozo,
la población maorí de Nueva Zelandia, Egipto, Guayana Británica, Chile, Costa
Rica, El Salvador, México, Puerto Rico, Ceilán, Mauricio, Venezuela, Guatemala,
Barbados, Islas de Sotavento, Honduras Británica, Ecuador, Hong Kong v Sin-
gapore.
LOS EFECTOS CAUSADOS 39

tores a los cuales se debe principalmente la disminución de la mor-


talidad en estas zonas son las innovaciones introducidas en la salubri-
dad pública. Estas permiten reducir considerablemente Jos índices
de mortalidad a poco precio, aunque no se haga una reorganización
social general. Una reducción bastante parecida del índice de mor-
talidad se alcanzó antes de la Segunda Guerra Mundial en las
zonas coloniales de ingresos bajos en que se dejaba sentir con fuerza
la influencia de economías mucho más desarrolladas. Los adminis-
tradores coloniales lograron introducir a menudo programas de
costo relativamente bajo que tuvieron por efecto reducir la morta-
lidad en proporción notable. Un caso digno de nota lo constituye
el Taiwan donde, bajo la administración japonesa, el índice neto de
mortalidad bajó desde un promedio de 33.4 por mil hasta un pro-
medio de 18.5 desde l'os años 1906-1910 hasta los años 1941-1943.
Los descensos de los índices de mortalidad se han generalizado re-
cientemente en forma acelerada a causa de los efectos combinados
de los siguientes factores:

1) La creación de antibióticos e insecticidas. La incidencia de


la malaria se puede reducir a proporciones insignificantes en la ma-
yoría de los lugares con insecticidas residuales, especialmente el
DDT, a un costo anual de unos 10-15 centavos de dólar per cápita
de la población protegida. Otras enfermedades serias como la fram-
besia ( treponematosis bubónica), la sífilis y quizá eventualmente
la tuberculosis, reaccionan con tratamientos relativamente baratos
de antibiótico.
2) La evolución de organizaciones eficientes de salubridad pú-
blica en las zonas de ingresos bajos. Esta evolución ha podido hacer-
se en algunos casos, mediante el establecimiento de centros de ins-
trucción sobre la salubridad pública en las zonas de ingresos bajos.
En otros casos, l'os empleados de salubridad pública en las zonas de
ingresos bajos han sido preparados en las universidades europeas y
norteamericanas; y aun se han dado casos en los cuales equipos
de expertos, trabajando bajo los auspicios de la Organización Mun-
dial de la Salud, han contribuido a poner en marcha los programas.
3) La invención de métodos baratos y adecuados de saneamiento
(tales como las fosas sépticas baratas) y el descubrimiento mediante
experimentos hechos por los organismos de sal'ud pública de técni-
cas eficientes para introducir el uso de estos equipos y aparatos.

Va creciendo rápidamente la experiencia adquirida en materias


de comunicación, persuasión y orientación, así como en lo relativo
a los aspectos médicos más directos de la sal'ubridad pública en las
- ~-~-----___._~---------~--- ~-----·--

40 RELACIONES ENTRE LA POBLACIÓN Y EL DESARROLW

zonas rurales. No hay duda de que las lecciones aprendidas harán


más efectivo el trabajo futuro de la salubridad pública.
La experiencia adquirida sobre la mortalidad en lugares en los
cuales el desarrollo económico tuvo su iniciación en los siglos xvm
o XIX, constituye un precedente posiblemente engañoso por dos ra-
zones si queremos servirnos de la misma para conocer el curso que
probablemente seguirán los índices de mortalidad en las zonas que
tienen actualmente ingresos bajos. La primera es que el índice de
mortalidad de muchas de las zonas de ingresos bajos o ya está ba-
jando o pronto bajará con una rapidez mayor que la que jamás
se registró en lbs países que ahora gozan de ingresos altos; y la
segunda es que esta caída rápida de los índices de mortalidad puede
producirse sin que haya cambios en la estructura económica.
No hay seguridad ninguna de que la disminución de nacimien-
tos observada en las zonas industrializadas de Europa puede dupli-
carse hoy en las zonas de bajos ingresos. Ninguna versión que se
haya publicado de la teoría de la transición demográfica establece
de una manera precisa cuáles son las condiciones indispensables
para que se produzca una disminución de la natalidad; con mucha
menos razón puede predecirse si tales condiciones cederán en dichas
zonas durante un período determinado. Quizá la disminución de la
mortalidad sea por sí sola causa suficiente para reducir notable-
mente los nacimientos. Puesto que una gran parte de la reducción
de la mortalidad se produce en la época de la niñez, lógico sería
deducir que la importancia numérica de la familia crece mientras
el índice de mortalidad declina; y que los motivos que hay para
asegurar la continuidad de la familia y para obtener un apoyo para
la vejez se pueden satisfacer con un número menor de nacimientos.
Sin embargo, lo que nos dicen los números relativos a esto es des-
alentador. En Taiwan, donde el índice de mortalidad descendió
notablemente bajo la administración colonial japonesa, los naci-
mientos permanecieron en lo fundamental inalterables. Igualmente
en Ceilán, desde 1921 hasta los tiempos actuales, en que el índice
de mortalidad bajó de aproximadamente un 30 por mil, alrededor de
un 1O por mil, no se produjo ninguna reducción importante de los
nacimientos. 5

:; El índice de natalidad registrado en Ceilán para el año 1954 fue de 36.2


por mil y de 39.4 el del año anterior. Esta es la primera indicación de una mar-
cada disminución del índice de natalidad ceilandés. Sin embargo, esta disminu-
ción puede que no sea más que temporal o circunstancial. En primer lugar, las
cifras mensuales de 1954 muestran una increíble disminución de la natalidad
en agosto. La probabilidad de que la cifra baja se pueda atribuir a un registro
deficiente se robustece por el hecho de que hubo serios disturbios civiles durante
ese mes. En segundo lugar, el índice de 1955 muestra una recuperación parcial
pues fue de 37.9 por mil.
l.OS EFECTOS CAUSADOS 41

El curso seguido por los índices de natalidad en el Japón de-


muestra que la relación existente entre la disminución de los naci-
mientos y el crecimiento de una economía industrial urbanizada no
es exclusivo de las culturas europeas occidentales. Sin embargo, hay
países (especialmente Egipto y la India) en los que es escasa o no
existe diferencia alguna entre los índices de natalidad de la ciudad
y el campo.6 En una palabra, la urbanización por sí sola no es causa
suficiente para que se produzca una reducción del índice de nata-
lidad. Ni tampoco se tiene la seguridad de que los cambios peque-
ños en la organización económica o de que ligeros aumentos en los
ingresos per cápita, causen una reducción de los nacimientos en las
zonas de bajos ingresos. Es dudoso que los cambios que probable-
mente se produzcan en lo social y económico en las próximas dos
o tres décadas en muchas partes del mundo, basten para producir
efectos en el número de nacimientos. El nivel de desarrollo económico
que prevalecía en los países europeos (y en el Japón) cuando la
natalidad empezó a decaer de manera notable, podría considerarse
lógicamente como el equivalente al "umbral de la di.sminución".
No parece probable que este umbral sea cruzado en las próximas
dos o tres décadas en países como Egipto, Pakistán, India, China,
Malasia o Indonesia. 7
La situación demográfica en las zonas que están viviendo las
etapas primera del desarrollo económico parece diferir de las si-
guientes maneras del modelo tratado en la teoría de la transición
demográfica:
1 ) La disminución de los índices de mortalidad a partir de los
altos niveles que se dan en las economías agrarias campesinas se
está produciendo o es probable que se produzca de una manera más
rápida que en los países que se industrializaron antes. Más aún, esa
disminución se está produciendo antes de registrarse cambios en In
economía y en los ingresos per cápita. 2) Los índices de crecimiento
establecidos, a medida que la mortalidad declina, son superiores a
cualesquiera observados en las zonas que se industrializaron antes.
3) La misma posibilidad de un crecimiento rápido -especialmente
en las zonas cuyos ingresos actuales per cápita son muy bajos-
Cúntribuye a crear una incertidumbre respecto del curso que pro-
b11blemente seguirán los nacimientos. El índice de crecimiento rápi-
do puede dificultar la realización de los cambios sociales y econó-
micos que suelen determinar la reducción de los nacimientos.

6 Cotéjese con el trabajo de M. A. El-Badry, "Sorne Aspects of Fertility in


Egypt" The Mübank Memorial Fund Quarterly, Vol. XXXIV, Núm. 1 (enero
1956) pp. 22-43 y pp. 47-48.
1 Véase más adelante en las págs. 87-89.
42 REL-\CIONES ENTRE U POBL-\CIÓN Y EL DESARROLLO

Las innovaciones introducidas en el campo de la salubridad pÚ·


blica parecen haber s!do causa de que los índices de mortalidad
se redujeran de manera importante sin que se operaran cambios
económicos profundos en las zonas de ingresos bajos. Sin embargo,
el argumento malthusiano clásico deja muy en claro que los índices
bajos de mortalidad no se pueden mantener por mucho tiempo si
no se producen cambios profundos en la economía (para lograr
un rápido índice de crecimiento en la producción) o en el índice
de natalidad (para mantener el crecimiento de la población a nive-
les moderados). Las economias campesinas agrarias no se suelen
caracterizar por su capacidad para lograr un crecimiento rápido de
la producción. Los índices de mortalidad que se pueden lograr con
ml>todos modernos y poco costosos de salubridad pública, combina-
dos con el índice de natalidad caracteristico de tal economía, signi-
fican que la pobTación doblará cada veinte o veinticinco años. Si el
1 desarrollo económico no precede a la disminución de la mortalidad,
!' deberá aquél producirse finalmente si se ha de mantener el pro-
ceso de disminución.
CAPITULO 111

LOS EFECTOS DEL CRECIMIENTO


DE LA POBLACION SOBRE EL DESARROLLO
ECONOMICO

EN ESTE CAPÍTULO repasaremos y analizaremos brevemente las for-


mas con que los factores demográficos pueden influir en el nivel
de los ingresos per cápita. No se hará ningún intento sistemático de
revisar las distintas teorías económicas que van desde los predeceso-
res de Malthus hasta los teóricos neokeynesianos de las estancación.
El interés estará concentrado en las relaciones referentes a las zonas
de ingresos bajos de hoy en día.
Hay tres aspectos del crecimiento de la población que se pueden
considerar separadamente al analizar los efectos causados por el
crecimiento de la población en el aumento de los ingresos per cápita.
Esos aspectos son: a) el número de pobladores; b) su índice de cre-
cimiento, y e) su distribución por edades.
La relación entre el volumen de la población y el ingreso per
cápita es el asunto hacia el cual apunta la teoría de la población
óptima. Es directa la relación existente entre el volumen y el índice
deseado de crecimiento. Si l'a teoría de la población óptima indica
que una población es demasiado grande, resulta ventajoso todo cre-
cimiento negativo o disminución, y todo índice positivo de creci-
miento menor es preferible a cualquier otro de crecimiento mayor.
La teoría de la población óptima constituye por su esencia, un ejer-
cicio de las estadísticas económicas comparadas. El principal punto
a tratar es el que se refiere a los ingresos a escala, en el que operan
dos fuerzas opuestas, que son las economías de escala, que favore-
cen el aumento de los ingresos per cápita y las economías de ingre-
sos decrecientes que determinan una disminución de los ingresos per
cápita en los lugares de población mayor. La pregunta es, en efecto,
la de la relación óptima de la población ante los otros factores de
la producción.
La pregunta de si una población dada es más grande que otra
que rinde la producción máxima per cápita, es muy difícil de con-
testar en toda situación concreta. Una de las dificultades fundamen-
tales estriba en que la forma de la curva que relaciona a la pro-
ducción con la fuerza laboral, depende de l'as técnicas disponibles

43
44 RELACIONES ENTRE LA POBLACIÓN Y EL DESARROLLO

de la producción, las cuales, a su vez, dependen de las capacidades


que posea la población. De esta manera una población puede vivir
una etapa de ingresos muy disminuidos hallándose en una situación
de total analfabetismo; mientras que al cabo de una generación de
educación, una población del mismo volumen podría tener un vo-
lumen óptimo o bien subóptimo. Más aún, toda cuestión relativa
al incremento o decremento de los ingresos con relación al volumen
de la fuerza laboral depende de la disponibilidad de otros facto-
res de la producción. Indudablemente, la idea de la disminución de
ingresos, no es sino otra manera de imaginarnos las consecuencias
de una disponibilidad limitada de algún factor de producción.
Uno de los factores que probablemente más puedan contribuir a la
creación de ingresos disminuidos, especialmente en las zonas de in-
gresos bajos del mundo, es una cantidad limitada de capital dispo-
nible. Con mayores cantidades de capital, se podrían emplear téc-
nicas en mayor escala y de más altos niveles de eficiencia. Mas,
con todo, la posición del punto en el cual los ingresos comienzan a
decrecer puede cambiar con el transcurso del tiempo.
Ejemplo clásico de un factor de suministro fijo que es causa de
ingresos decrecientes en otros factores, es la tierra o dicho de una
manera más general, los recursos naturales. Sin embargo, cuando
cambia la disponibilidad de capitales, puede cambiar el punto de
disminución de los ingresos en relación con el trabajo en un sumi-
nistro fijo de tierra. De todos modos, el suministro efectivo de tierra
o de los recursos naturales útiles no es en realidad en parte sino
una función de los conocimientos técnicos y capacidades. Por con-
siguiente los juicios relativos a que una población es demasiado
voluminosa por ser su promedio de ingresos tal o cual no deben
tener sino un valor provisional, y pueden resultar ser anticuados
aún cuando sean justos en sus princ1p10s.
La falta fundamental que se comete al analizar los efectos del
crecimiento de la población teniendo sólo en cuenta sus diversos
volúmenes es que tal esquema analítico pasa por alto el efecto diná-
mico del cambio del volumen de población, o el índice de crecimiento
de la población. Los cambios diversos de población que pueden pro-
ducirse en cualquier tiempo suelen constituir variaciones dentro de
ciertos límites, que quizá sean estrechos, de los índices de crecimien-
to de población que se derivan ya sea de diversos posibles índices de
mortalidad o bien de diversos posibles índices de natalidad, o bien,
finalmente de ambas cosas. Hay una gran diferencia entre elegir
uno u otro de estos índices de crecimiento, sin tener para ello en
cuenta la cuestión de si es demasiado grande o demasiado pequeña
LOS EFECTOS DEL CRECIMIENTO 45

una población que dispone de unos recursos y de unas técnicas dadas


(con inclusión de un capital comercial inicial).
&to nos 11eva a considerar el segundo factor que debe estudiarse
al analizar los efectos causados por el crecimiento de población en
el desarrollo económico, o sea, el propio índice de crecimiento. Una
característica importante del crecimiento de población considerado
en sí mismo es que un índice más al.to del crecimiento de población
implica un nivel más al.to de inversión para conseguir una determi-
nada producción per cápita, al paso que un crecimiento más rápido no
implica necesariamente un suministro más grande de recursos inver-
tibles. &te punto se puede aclarar con un ejemplo sencillo. Supon-
gamos que sean insignificantes los cambios técnicos en un espacio
de tiempo relativamente corto y que los únicos ingredientes de la
producción sean el capital y la fuerza laboral. Entonces, un aumen-
to de un x por ciento anual de población y de x por ciento anual de
capital acumulado producirán un aumento de un x por ciento anual
en la producción, o sea, una producción igual per cápita. Suponga-
mos ahora dos poblaciones iguales, en un momento dado, por su
volumen, por el capital acumulado y por su producción. Suponga-
mos que la población A está creciendo a razón de uno por ciento
anual, y que la población B crece a razón de tres por ciento anual.
Si la relación de capital comercia! con la producción anual es de
tres a uno, la población A deberá invertir el tres por ciento de su
producción corriente para mantener sus ingresos per cápita, mien-
tras que la población B deberá invertir el nueve por ciento de su
producción corriente. Pero en circunstancias ordinarias el suminis-
tro de capital nuevo no será mayor en B que en A. No hay creci-
miento más rápido porque disminuye el consumo y aumentan los
ahorros ciertamente no hay tal con su margen tan grande. En las
zonas de ingresos bajos suele ser difícil alcanzar niveles suficientes
de inversión, y no se conoce forma alguna de que en tales zonas un
crecimiento de población más rápido provoque corrientes de inver-
sión mayores. Cuando el suministro del capital no es flexible, un
índice más alto de crecimiento de población obliga a hacer inver-
siones en otras partes para duplicar los servicios existentes, impi-
diendo así que aumente el capital que hay disponible para cada
trabajador.
Considerado el asunto desde otro punto de vista, la relación exis-
tente entre el crecimiento de población e inversión ha sido como uno
de los principales puntales de la teoría del estancamiento, que tuvo
gran acogida en la cuarta década de este siglo. El argumento prin-
cipal que la misma usaba era que el estancamiento económico es
consecuencia de cantidades insuficientes de nuevas inversiones, y
46 RELACIONES ENTRE LA POBLACIÓN Y EL DESARROLLO

que las nuevas inversiones son a veces en parte deficientes a causa


de un desarrollo lento de población. Sin embargo, este argumento
sólo tiene val'or cuando el obstáculo que impide hacer mayores in-
versiones es la falta de motivos para invertir (baja eficiencia margi-
nal del capital, según los términos keynesianos) y no un suministro
pobre de los recursos invertibles.
En los períodos de depresión en las economías altamente indus-
trializadas, cual'quier aumento en las perspectivas de ganancia con
nuevas inversiones debe tender a aumentar el empleo de mano de
obra y de capital, los cuales, de otro modo, quedarían inactivos, y
debe aumentar el producto per cápita. Si habiendo un suministro
elástico de capital, una mayor necesidad de capital (para mantener
un nivel dado de producción per cápita) originada por un creci-
miento más :dápido se traduce en perspectivas de ganancias más
altas o más seguras, el crecimiento de pob1ación sirve en este caso
de estimulante importante para hacer inversiones mayores. 1
Podemos imaginarnos dos situaciones extremas en relación con
los efectos causados por los índices de crecimiento de población en
el aumento de los ingresos per cápita. Una de las situaciones con-
siste en una economía de ingresos relativamente altos cuyo proble-
ma crónico es lbgrar utilizar plenamente recursos disponibles, para
evitar el desempleo tanto de la fuerza laboral como del capital. El
análisis keynesiano no demuestra que en tales circunstancias un au-
mento de demanda de géneros importantes (lo que equivale a un
aumento de la eficiencia marginal' del capital) producirá efectos
estimulantes sobre toda la economía, y tenderá a crear en general
una situación de ingresos más altos. Se puede argüir que la fuente
posible de tal estímulo para la demanda sea antes un índice de cre-
cimiento rápido de población que no un índice de crecimiento lento.
En el otro extremo tenemos una economía que sufre no por defecto
principalmente de una demanda efectiva, sino por defecto del su-
ministro de capital. En tal economía, un plan de ahorros más alto
con frecuencia al del consumo podría servir para crear ingresos más
altos en el futuro, permitiendo un índice de inversiones más rápido.
Igualmente, una necesidad reducida de hacer inversiones sin más
propósito que el de duplicar los servicios permitiría aumentar más la
cantidad de capital' por trabajador, obtener una producción mayor
per cápita e ingresos mayores per cápita.
Puede haber alguna base para creer que realmente las deman-
1 El que haya una mayor necesidad para invertir no significa necesariamente
que hay una demanda para hacer inversiones. El crecimiento de las fuerzas labo-
rales podría traducirse sencillamente en un número mayor de desempleados, al
tiempo que las perspectivas de obtener utilidades seguirían siendo sombrías y las
inversiones permanecerían bajas.
LOS EFECTOS DEL CRECIMIENTO 47

das deficientes constituyen a menudo un problema tanto para las


economías de ingresos bajos como para las economías de ingresos
altos. Podría suceder a veces que los déficits del gobierno o un au-
mento de gastos hecho por los grupos de ingresos superiores sirvie-
ran realmente de estímulo para incrementar la producción. Pero
incluso en los casos en que las deficiencias de la demanda efectiva.
obstáculo para el crecimiento económico, son aceptadas como una
posibilidad en las economías de ingresos bajos, no debe sacarse de
esto que un crecimiento más rápido de población constituya en ta-
les circunstancias un estímulo fuerte, puesto que no se ve en las
economías de ingresos bajos la posibilidad de que un número mayor
de personas pase a hacer mayores gastos de consumo o de que ob-
tenga mayores beneficios de sus capitales. La mayoría de las fami-
lias no sólo no podrán aumentar su consumo, sino que tendrán que
distribuir sus escasos ingresos entre un número mayor de personas.
Dicho de otro modo, un crecimiento más rápido puede producir es-
caso efecto en las economías de ingresos bajos ya sea en el funcio-
namiento del consumo o bien en la "eficiencia marginal del capital".
Para resumir si suponemos que está ausente el problema de l'a
demanda efectiva (o sea, si lo suponemos inexistente o resuelto con-
venientemente por la acción del gobierno en una economía agraria
de ingresos bajos), un crecimiento rápido tenderá a disminuir la
suma del capital disponible para incrementar el promedio de pro-
ductividad de las fuerzas del trabajo y para aumentar el promedio
de los ingresos per cápita.
El tercer factor que se considera al hacer el análisis de los efec-
tos que causa el crecimiento de la población en el desarrollo eco-
nómico es la distribución de la población por edades, la cual suele
recibir fuertes influencias de los mismos elementos que determinan
el índice de crecimiento de la población. Nosotros tendremos que
divagar un poco antes de ocuparnos de los efectos que causa la dis-
tribución por edades en el crecimiento económico para poner nues-
tra atención brevemente en los factores que determinan la forma -
ción de la distribución por edades. Si nos ocupamos de una población
cerrada (es decir, de una población cuyas ganancias o pérdidas por
causa de l'a migración sean insignificantes), el factor determinante
principal de la distribución por edades es la corriente de la natali-
dad. Una gran fertilidad persistente da por resultado una distribu- fe .. J .. J;.,JJ
ción de amplia base que disminuye gradualmente con la edad; la
persistencia de un estado de baja fertilidad da por resultado una
distribución por edades de base estrecha. Cuando 1a fertilidad es
bastante baja, la distribución por edades puede tener mayor exten-
sión arriba que abajo. Las irregularidades que podríamos represen-
48 RELACIONES ENTRE LA POBLACIÓN Y EL DESARROLLO

tamos con resaltes y huecos en la distribución por edades son gene-


ralmente el resultado de variaciones en la fertilidad.
A la inversa, los cambios que se producen normalmente en la
corriente de defunciones no producían sino pequeños efectos en la
distribución por edades. 2 El resultado de todos estos hechos es que
los cambios que se producen en el índice del crecimiento y que se
deben a cambios en el índice de fertilidad suelen tener por conse-
cuencia grandes cambios en el porcentaje de la distribución por
edades. Por el contrario, los cambios de crecimiento de población
originados por lbs cambios de mortalidad, generalmente suelen ir
acompañados de sólo pequeños efectos en el porcentaje de la distri-
bución por edades. Una consecuencia más de todo esto es que en
todas las áreas agrarias de ingresos bajos, las cuales tienen sin ex-
cepción índices de natalidad relativamente altos, tienen, sea cual
fuere su índice de mortalidad, una distribución por edades de base
amplia y fuerte disminución gradual formando una gran parte de
población los menores de 15 años de edad. Por supuesto, los índices
de natalidad bajos dan por resultado proporciones más elevadas de
mayores de 65 años, pero la disminución de la proporción de las per-
sonas menores de 15 años es superior a este aumento.
Una consecuencia de todo esto es que es relativamente alto el
número de dependencia, o relación de las personas que se hallan
en situación de dependencia debido a su edad (demasiado jóvenes o
demasiado viejas para trabajar) con reYación a las personas que se
hallan en edad de realizar trabajos productivos en las zonas que se
caracterizan por la persistencia de altos índices de natalidad, y bajo
en las zonas que tienen índices de natalidad bajos.
La reducción de la mortalidad, especialmente entre los niños,
constituye por sí sora una ganancia inestimable. Como metas socia-
les, la reducción del dolor, del sufrimiento y de la aflicción, son
conquistas por lo menos tan altas como la reducción de la pobreza.
Más aún, las medidas de salubridad pública que producen índices
de mortalidad más bajos, también contribuyen a aumentar la pro-
ductividad y la moral al reducir el ausentismo, la debilidad, la fa-
tiga, la desgana, e incapacidad. Pero 1lO es verdad, como comun-
mente se cree, que la reducción de mortalidad reduce la llamada
"carga de la dependencia". El argumento ofrecido en apoyo de esta
opinión es de que, cuando los índices de mortalidad en la niñez son
altos (y los índices de mortalidad de niñez suelen ser altos cuando
el nivel general de mortalidad es alto) la economía debe sostener a
un gran número de niños durante el periodo de sus vidas en que
2 La principal excepción es la de las bajas de la guerra, las cuales tienen
una incidencia peculiar en lo referente a edad y sexo.
LOS EFECTOS DEL CRECIMIENTO 49
sólo consumen y no producen; más aún, la economía no se benefi-
cia con la producción de estos niños durante sus edades de trabajo,
cuando podrían producir más de lo que consumieran. Por lo tanto,
se sigue arguyendo si una mejoría en la mortalidad permitiera que
alcanzasen más niños las edades adultas, se evitaría este despilfarro
y la carga de la dependencia se reduciría.
Este argumento que acabamos de resumir, no se refiere para
nada a los niveles de fertilidad. Si suponemos que durante la secuen-
cia que acabamos de describir los niveles de fertilidad permanecen
invariables, el argumento resulta falaz. La causa de error estriba
en si se permite que alcancen más niños la mayoría de edad adulta,
habrá no sólo más trabajadores, sino también más padres; un mayor
número de padres, si los índices de fertilidad permanecen invaria-
bles, producirú más niños. El análisis demuestra que el aumento
del número de niños suele ser en estos casos un poco mayor que el
aumento del número de trabajadores. 3 Por consiguiente, si es cierto
que el decrecimiento de mortalidad infantil suele tener por conse-
cuencia el que lleguen a edades de trabajar un mayor número de
personas de las que de otro modo hubieran podido llegar, también
es cierto que ese decrecimiento produce un aumento del número de
niños a los cuales deben sostener las gentes que están en edad
de trabajar.
Los índices altos de mortalidad infantil son causa de gastos he-
chos con niüos que, por morirse, no contribuyen más tarde al soste-
nimiento de la economía.
Sin embargo, la consideración pertinente es aquí la de que son
improductivos los gastos que en todo momento se hacen en apoyo
de personas improductivas. Puesto que el número proporcional de
niños aumenta ligeramente al mejorar los índices de mortalidad, la
economía debe hacer un "gasto" mayor (no menor) de su propia
substancia en relación con las personas no productivas. Una reduc-
ción en la mortalidad "salva" más gente para las edades de las fuer-
zas laborales, pero también las salva para la paternidad, y los gastos
"pródigos" se extienden más que l'a misma fuerza laboral. En una
palabra, el "derroche" que representa el tener que soportar siempre
a una generación próxima mucho mayor (el derroche de un creci-
miento muy rúpido) reemplaza al derroche hecho con personas que
mueren más tarde. Los cambios registrados en el índice de morta-
lidad influyen primero en el índice de crecimiento de población:
3
A. J. Coale, "The Effects of Changes in Mortality and Fertility on Age
Composition", The Milbank Memorial Fund Quartely, Vol. XXXIV, Núm. 1
(enero de 1956), pp. 79-114; y "The Effect of Declinrs in mortality on Agc
Distribution", Trends and Differentials in Mortality, Milbank Memorial Fund
(Nueva York, 1956), pp. 125-132

'
50 RELACIONES ENTRE LA POBLACIÓN Y EL DESARROLLO

produce más gente para la edad de trabajar, pero también produce


más gente para la edad dependiente. Por otra parte, una disminu-
ción de los índices de natalidad da por resultado un número menor
de niños sin que ello afecte inmediatamente a las cifras de edades
más viejas. El efecto que ello produce en la distribución por edades
a la larga o a la corta, es una parte más pequeña de niños depen-
dientes.
En lo que sigue vamos a omitir, por relativamente poco impor-
tantes, los efectos producidos en Ia distribución por edades por los
cambios registrados en la mortalidad, nos ocuparemos solamente de
los efectos causados por los cambios de fertilidad en la distribución
por edades. Supongamos dos poblaciones del mismo tamaño, una
caracterizada por un pasado de alto índice de natalidad, y la otra
caracterizada por unos índices bajos durante por To menos un pe-
riodo de 15 o 20 años antes de la fecha en cuestión. La población
que tiene índices altos de natalidad puede tener de un 55 a un
60 por ciento de sus habitantes en las edades comprendidas entre
los 15 y los 65 años, mientras que la población que tiene un índice
bajo de natalidad puede tener de un 65 a un 70 por ciento de su
población en las edades productivas. Disponiendo de los mismos re-
cursos y capital', la población que tiene un índice bajo de natalidad
debe tener una producción más alta per cápita e ingresos más altos
per cápita por tener una fracción más alta de su población dispo-
nible para el trabajo productivo.
Otra comparación instructiva nos la ofrecen también dos pobla-
ciones que sólo difieren por la historia de sus índices de natalidad,
y que ahora son iguales no por el número global de sus habitantes,
sino por el número de sus fuerzas laborales. En tal caso, las fuerzas
laborales de la economía que se caracteriza por los altos índices de
natalidad tendría que sostener a un número bastante mayor de niños.
Esta necesidad tendría efectos de dos filos sobre el capital disponible
para aumentar posiblemente la producción. Primero de todo, el su-
ministro de capital tendería a reducirse debido a que el mayor núme-
ro de consumidores que implica un pasado de índices de natalidad
más altos que ejercería una influencia depresiva sobre los ahorros.
Una familia que tuviera los mismos ingresos totales, pero que tuviera
al mismo tiempo un número mayor de niños, spguramente tendería
a consumir más y ahorrar menos, siendo iguales todas las demás
cosas. Igualmente una economía que se hubiese caracterizado por
altos índices de natalidad tendería a tener una cantidad de niños
cuyo número crecería rápidamente, la cual, a su vez, tendería a des-
tinar una parte del capital acumulado cada año para gastos tales
como los que requieren las escuelas y los programas de bienestar
'!""'

LOS EFECTOS DEL CRECIMIENTO 51


infantil. Estos gastos reducirían el capital disponible para añadirlo
directamente a la productividad de las fuerzas laborales. 4
Los tres factores demográficos tenidos por fundamentales para
hacer un análisis de los efectos causados por el crecimiento de po-
blación en el desarrollo económico son el volumen de población, el
índice de crecimiento de población, y los efectos causados en la dis-
tribución por edades. Por supuesto, en realidad estos tres factores
nunca son independientes entre sí. La continuación de un crecimien-
to más rápido de población inevitablemente produce, en una pobla-
ción cerrada, números mayores de habitantes. Un índice de creci-
miento de población más lenta originado por un índice de natalidad
más reducido, inevitablemente produce sus efectos en la distribución
por edades.
El estudio que hagamos de las perspectivas demográficas y eco-
nómicas que ofrece la India para los próximos 25 ó 30 años tendrán
en cuenta de una manera implícita o explícita todos estos factores.
Todos resultan ser importantes. El procedimiento que consiste en
hacer la proyección de población de mapera que la evolución pro-
bable de los índices de mortalidad y las posibles variaciones que
sufran los índices de natalidad en la India se pueden traducir en las
futuras poblaciones de la India calculadas por edad y sexo, nos per-
mite, así lo creemos, conocer las variaciones que probablemente re-
gistren en el volumen potencial, los índices de crecimiento y en la
distribución por edades de la población de la India en el transcurso
de los próximos 25 ó 30 años. El conocimiento de la economía de la
India al final del Primer Plan Quinquenal, así como el conocimiento
de la naturaleza del siguiente Plan Quinquenal, nos permiten for-
marnos una idea de los objetivos actuales que persigue en su des-
arrollo la economía de la India y del marco institucional dentro
del cual ese desarrollo probablemente proseguirá proporcionándonos
medios más realistas y detallados para poder calcular las consecuen-
cias que se derivarán de los cursos diversos que cabe siga el creci-
miento de población.

4 En una economía cuyo nivel de demanda efectiva constituye una barrera


importante para el empleo de los recursos disponibles, se dan más efectos econ6-
micos importantes y completamente diferentes en las diferencias de distribuci6n
por edades. Si la demanda efectiva es deficiente, una gran carga de dependencia
-un gran número de niños en contraste con un número pequeño-- debe servir
de estimulante para un consumo mayor y debe crear una demanda para invertir
capitales.

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