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FLORA AMIGA DE LOS ELEMENTALES

A los 6 años, Flora era una niña alegre, traviesa y fantasiosa, una vez paseando en medio de
la vegetación vio un árbol muy peculiar con ramas sinuosas, hojas anchas y ásperas y un
gran penacho rojo en la punta, para cogerlo debía cruzar un rio encantado.
¡Cortare esa rama y el penacho¡, decía, para incrementar mi colección de juguetes
orgánicos y lo vestiré como a una muñeca
Antes de cruzar el rio, de pronto todo el entorno se obscureció y empezó una lluvia
torrencial ¡Esperaré un rato; ya pasará¡, al amainar un poco la lluvia, Flora intrépida como
ella se dispuso a cruzar el rio de todas maneras quitándose las sandalias y remangándose el
pantalón, al dar el primer paso escuchó un gran estruendo que provenía del lecho del rio en
las alturas y vio aterrorizada algo que le llamo poderosamente la atención se trataba de una
avalancha que traía plantas y piedras entre otros, truncando de momento su objetivo.
De regreso a casa, iba llorando desconsoladamente pero como desde su infancia, era amiga
de los elementales de la naturaleza estas la consolaron: los árboles se sacudías del rocío
causándole hilaridad, las flores despedían sus ricos aromas, los pájaros lanzaban sus
hermosos trinos y las mariposas revoloteaban a su alrededor, susurrándole muy suavemente
que lo intentara en otra ocasión
El abuelo de Flora era un científico alemán de profesión Biólogo, Naturalista, el cual
contaba con inmensas áreas de terreno y que al morir dejo como herencia a sus hijos;
además les transmitio una formación muy rígida y conservadora y los valores
imprescindibles; entre ellos al padre de Flora, el cual era un hacendado muy amoroso y
justo pero a la vez severo y escéptico de las experiencias paranormales que escuchaba de su
hija; en muchas ocasiones con aciertos premonitorios y oníricos, y en otras, sólo fantasías
según su padre, ella aseguraba que hablaba con los elementales de las plantas, mariposas,
pajaritos y demás animales domésticos.
Flora tenía dos características de los que no se podía desprender ya que eran inherentes a su
personalidad: una, ser muy indagadora de todo con su hábito irrefrenable de analizar y
conocer sobre el origen de la creación del mundo. La otra, ser muy intuitiva y con dotes
paranormales, de lo que la madre decía en son de sorna: ¡Flora lleva los genes recesivos del
abuelo, y este a su vez ¿acaso sería descendiente de las brujas de Walpurgis?
El padre en algunas oportunidades la invitaba a dar un paseo a recolectar mariposas y
algunas plantas exóticas, para enviarlas a algún museo del extranjero, actividad que había
aprendido al acompañar a su padre; abuelo de Flora, esta no estaba de acuerdo con la
taxidermia de las mariposas y pensaba para si ¡no es bueno que se sacrifiquen a las
mariposas, estas pueden cobrar venganza en unión con los demás elementales ¡
Flora, amaba tanto la naturaleza sobre todo ese camino sinuoso de herradura que llevaba al
río encantado con árboles añejos y toda clase de plantas de las más diversas especies en
especial le apasionaba las flores tan olorosas de los jazmines como hadas blancas que
crecían en toda la ribera del río Chiriyacu, (término quechua que significa agua fría)
Esa, en particular, era una de las tardes más calurosas de aquel verano, sin embargo, no era
la única razón por la que Flora había decidido ir al rio Chiriyacu, era, para nadar y pasear
en balsa en una represa que los pobladores habían construido
La madre muy parsimoniosa, siempre complacía cualquier solicitud de su hija, ¡No
molesten a Flora, porque ella tiene dotes paranormales, por ser podálica al nacer ¡ decía; y
de esto se aprovechaba Flora y en ese entonces pidió permiso para ir al río, en compañía de
sus dos hermanas mayores y su nodriza y como es sabido se dio el permiso del caso, sin
ninguna objeción, pero la madre antes le recordó que en la casa hacienda, contaban con
piscinas, a lo que Flora contesto que no eran encantadas como el río, donde habitaban las
hadas, sirenas, gnomos, duendes y demás elementales.
El grupo empezó la travesía hacia el río encantado, la que más disfrutaba era Flora porque
se quedaba rezagada y podía ver eclosionar las flores antes de la primavera, las mariposas
pululaban, y ella se ponía a conversar con los elementales de la naturaleza, pero de pronto
salía de su mundo etéreo al escuchar los gritos de sus hermanas llamándola, y la volvían a
la realidad, se fue repitiendo lo mismo en varias ocasiones, pero de pronto Flora quedo
impactada al ver nuevamente otro árbol muy peculiar y similar a la anterior de la vez de la
tormenta, con ramas sinuosas, hojas anchas y ásperas y un gran penacho rojo en la punta,
esta vez, dicha planta se encontraba situado debajo del camino delgado de herradura y al
costado de un arroyo que bajaba del cerro con mucha vegetación.
Flora se bajó por la pendiente del barranco con mucha rapidez, ya que se parecía a una
liebre por su naturaleza inquieta y tenas. Empezó a jalar la rama de hoja áspera con una
mano y con la otra estaba asida a una gran roca puntiaguda, pero de pronto alcanzo a
escuchar un relincho muy fuerte y atisbo a un caballo color plateado y con el relincho
expulsaba muchos chispas de fuego y a la vez pateaba y daba muchos brincos debido a que
dos personajes con trajes plateados situados a ambos costados del caballo, le estaban
cargando un costal o saco también plateado, al parecer llenos de monedas de plata por el
sonido peculiar, por lo cual el caballo se negaba a cargar dicho saco
Aterrorizada por la visión y sonido de ese momento; Flora atinó a pegar un grito
desgarrador y soltó la mano que tenía asido la rama y por ende cayó sobre la piedra, en ese
instante, Flora sintió un golpe seco en la cabeza. Después de experimentar un gran dolor en
su frente, comenzó a sentir que un líquido tibio le recorría el rostro y le impedía abrir los
ojos…Ni siquiera pudo darse cuenta de que eso era sangre. Y en contados segundos
comenzó a desfallecer
No obstante, sentía voces lejanas, como si estuviera despertando de la anestesia después de
una cirugía. Casi no recordaba de lo que había pasado, pero tuvo la sensación de haber sido
trasladada a algún lugar, fue entonces cuando recibió la visita de sus familiares a los cuales
les pregunto sobre lo sucedido como es de esperar ellos le comentaron sobre el incidente
desde el momento que se quedó detrás y ellas la habían perdido de vista por un rato más
extenso que en las anteriores, pero al darse cuenta de su ausencia, dieron marcha atrás
llamándola y no recibieron respuesta alguna , entonces se preocuparon y en ese entonces
escucharon el grito desgarrador y empezaron a correr, y llegando al arrollo ya no vieron
nada pero una hermana al fijar sus ojos en el barranco alcanzó a divisar un bulto azul
reconociendo la ropa de Flora. Bajaron lo más presurosas que pudieron y encontraron a
Flora desfalleciente con espuma en la boca y mucha sangre sobre su rostro, la fuerte
impresión no fue para menos y gritaron al unísono pidiendo ayuda. que fue escuchado por
un arriero que transportaba con sus acémilas café y frutas por el mismo camino, para
llevarlas al mercado del pueblo.
Enseguida la rescataron y la subieron sobre una acémila lo más confortable del caso y la
transportaron al hospital del pueblo. Flora a su vez relató lo sucedido con lujo de detalles,
después de escucharla, le dieron algunas recomendaciones con mucha sutileza debido a la
situación del momento
Entre los familiares se encontraba su padre, un hombre tortuosamente cerebral y objetivo
muy racional y escéptico de las fenómenos paranormales pero frente a este accidente quedó
muy apenado y con un fuerte sentimiento de culpa o cargo de conciencia por su
escepticismo radical frente a las historias mágicas de Flora y los pobladores, culpándose
por no haber prestado mayor atención a la personalidad especial de su hija y se lamentaba:
¡cómo me arrepiento de pensar que estas experiencias significa la debilidad de carácter,
pero nunca es tarde para rectificarme, de hoy en adelante cambiare de actitud¡..
Efectivamente desde ese día se transformo en un padre receptivo y respetuoso de todos los
comentarios emitidos por Flora y otros pobladores
Trascurrido el tiempo de recuperación, Flora nuevamente siguió con sus travesuras propias
de niña extrovertida y soñadora. Cierto día Flora escuchó una conversación entre su madre
y la nodriza que comentaban sobre el episodio que sufrió al tener esa aparición de otro
mundo y otra dimensión según ellas, luego se unió a la conversación una hermana, la
mayor que leía libros de misterio y otros y siguieron charlando del tema. Flora seguía
escuchando muy interesada desde otra habitación decían que ya habían sucedido estas
apariciones a varios pobladores y casi todas a la misma dirección del arroyo; en la carretera
y en el camino de herradura y este fenómeno se daba debido a que en muchos años pasados
el abuelo de Flora y otros socios, todos extranjeros habían explotado una mina de oro al
borde del río encantado a dirección del arroyo el cual desembocaba en el río, y por la
avaricia de algún socio se había terminado la sociedad y lo más penoso es que la veta se
escondió, dando por finalizado dicha explotación
Según los pobladores, comentaban que por esos lugares había mucha actividad paranormal
esta se debía a que los duendes se habían apoderado de la mina y la veta de oro y sobre todo
el muki, elemental de la mina, era el más poderoso y celoso y el que comandaba las
apariciones paranormales en contra de los pobladores
Este ser se había enterado de que el hacendado había comentado que quería reabrir la mina
para explotarla, por ser el descendiente directo del único socio minero que quedo en ese
lugar; es por este motivo que atentaron contra la hija de este hacendado y heredero directo
de la mina.
Aquella mañana tibia, apenas salpicada por un tibio sol que de a ratos, lograba zafarse de
las nubes que le perseguían, el padre de Flora iba camino al río, recolectando mariposas, al
atravesar el arroyo, donde Flora tubo esa nefasta experiencia de terror, se le presentó el
muki que se encontraba agazapado y escondido y conocedor de la rutina diaria del
hacendado; lo estaba esperando. Entonces el hacendado pudo visualizar al muki el cual le
cerró el paso y este habló ¡tu tienes un corazón duro y no captas las señales de advertencia
que te mandamos para que no reabras la vieja mina, prueba de ello es el accidente de tu
hija, pero, tu al igual que tu padre eres soberbio y altivo ¡El hacendado quedó estático ante
esta aparición, quiso reponerse de inmediato por su carácter y temperamento fuerte.
Sin embargo, no era posible. No, no era posible tanto terror unido a tanto dolor por no creer
en Flora tampoco era soportable, pero al final se pudo reponer un poco y a duras penas
pudo balbucear palabras y respondió al muki ¡ te doy mi palabra de caballero y me
comprometo a no reabrir esa vieja mina, pero con la condición de que no aterroricen más a
los pobladores y menos a mi pequeña hija que ama tanto a la naturaleza¡ por lo cual el muki
se disculpó con el hacendado sobre el episodio de terror sufrido por Flora comentando que
lo sentían mucho por la consecuencia de dicha aparición ya que el accidente no era
planeado y que sólo le querían dar un susto.
Realizado el acuerdo, el muki desapareció cumpliendo el pacto por siempre Flora fue a un
internado de monjas italianas.

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